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México: Volver a clases presenciales en la tercera ola de contagios

Elabora: Selene Kareli Zepeda Pioquinto

Desde que inició el confinamiento debido a la pandemia que sacude al mundo, los sistemas educativos se vieron afectados, así como la gran cantidad de maestras, maestros, niñas, niños y jóvenes inscritos en ellos. En el caso de México, en el mes de marzo de 2020, el entonces secretario de educación Esteban Moctezuma, anunció que se “adelantarían” las vacaciones de semana santa. No obstante, desde aquel entonces la reapertura de escuelas ha sido compleja. En algunas entidades se han tenido esfuerzos por volver a los cursos presenciales, pero ha ganado la propagación del virus y un cierre inevitable. En este sentido, en febrero de 2021, se anunció que Delfina Gómez Álvarez sería la nueva titular de la Secretaría de Educación Pública, quien pocas veces ha salido a anunciar estrategias concretas para combatir las desigualdades educativas que el Covid-19 a mostrado con mayor fuerza. Siendo así que, de manera reciente se anunció que el 30 de agosto de 2021 habrá un regreso a clases inminente para la educación básica obligatoria a nivel nacional. Esto, en medio de una tercera ola de contagios en diversos estados del país.

Por lo antes mencionado, es crucial indicar que el artículo tercero constitucional refiere que el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar a la población en general la educación obligatoria ―la cual va desde preescolar hasta media superior―, misma que ha quedado sumamente vulnerada en este año y medio de confinamiento. Las clases virtuales dejaron fuera a quienes no tienen acceso a los medios digitales; los problemas de desempleo han golpeado en diversos hogares dando prioridad a lo laboral y no a la formación educativa, lo cual, ha llevado a la deserción escolar; asimismo, las condiciones de los centros escolares ―en algunas regiones― presentan falta de servicios básicos como los son agua, luz, drenaje, letrina y los espacios dentro de las aulas son reducidos.

De igual manera, los problemas de salud mental están latentes tanto en docentes como en las y los estudiantes. Quienes tienen un rol dentro del Sistema Educativo Nacional (SEN), pero se entreteje con otros roles que repercuten en su práctica, ya sea frente a grupo o como alumno. Se percibe un agotamiento ante las nuevas dinámicas de trabajo, por tal motivo surge la pregunta ¿qué estrategias tangibles se están impulsado para la salud mental de quienes sostienen el SEN?

En este sentido, saltan varios elementos a considerar antes de volver a lo presencial, primero, ¿quién o quiénes planearon el regreso a clases y bajo qué elementos y criterios? Ya se ha dicho que sin duda es necesario volver y garantizar el derecho a la educación, pero ¿quiénes planean esas estrategias de vuelta a centros escolares? ¿Acaso conocen las múltiples realidades que aquejan en las diversas regiones del país? ¿Se sabe qué escuelas requieren con urgencia la atención de infraestructura educativa básica? La educación es un derecho que se debe garantizar tanto como el derecho a la salud. El regreso no debe ser planeado al vapor, pues hay vidas de por medio. Se requieren estrategias pensadas y diseñadas tanto por sector docente con los respectivos tomadores de decisiones, no sólo estos últimos desde sus curules.

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México: Pánico en Secundaria, Covid en primera reunión de docentes

Por: Roberto Dyke Rivera. Dossier Político

Hermosillo, Sonora – El 11 de agosto, los maestros permanecieron congregados en la plaza de uso deportivo de la escuela secundaria, escuchando la información del subdirector del turno matutino, Ismael Corral Mendívil. Eran 58 docentes, pero uno de ellos traía Covid. Nadie lo sabía, tampoco la afectada.

Por la noche la maestra informó que dio positivo. Estaba contagiada. El día de la reunión de los docentes, administrativos y personal de apoyo, ya había saludado a algunos maestros y maestras. Se desató el pánico en la secundaria General No. 2 “Cajeme”. La sensación fue de contagio general.

La camaradería del magisterio, tan común en los días de regreso a la escuela, se tornó en angustia y preocupación.

En sus redes de comunicación de WhatsApp, la angustia creció:

¿A cuántos más estaría llegando el contagio como resultado de estos gestos de amabilidad y aprecio tan comunes en el gremio?

Mayor angustia cuando nada parecía cambiar la disposición oficial de que los días miércoles, jueves y viernes, todo el personal debería estarse reportando a la escuela. Por la mañana y por la tarde.

Una escuela que, al igual que un gran número de ellas, lucen semi abandonadas, sin recibir la limpieza adecuada; y otras, como la secundaria “Cajeme”, desmanteladas por los robos recurrentes de que fue objeto en el periodo de receso escolar. Salones sin aparatos de aire acondicionado, afectaciones en su mobiliario, robos de oficinas, afectaciones de cableado eléctrico, etc.

¿“LLUEVA O TRUENE” O SUICIDIO COLECTIVO?

Apenas se dio a conocer el contagio de la docente, y los potenciales riesgos con el resto del personal, intervino el supervisor Fausto Blanco Dávalos, y previa instrucción para levantar la minuta del acto de reunión, así como la constancia médica de la presencia del Covid, instruyó la suspensión de labores.

Esta acción del supervisor escolar debió contar con el visto bueno de la estructura educativa de la Secretaría de Educación y Cultura. No se podían arriesgar al crecimiento de los contagios. Dos semanas de suspensión de actividades presenciales. Las capacitaciones se llevarán a cabo de forma virtual.

Las preguntas en el magisterio son:
¿Cuántos docentes de otras escuelas más pudieron resultar afectados o con riesgos en este inicio de actividades presenciales y que, por temores burocráticos o incluso amenazas, permanecen callados?
¿Cuántas más, cuando desde el nivel nacional el reporte es de un aumento terrible de los contagios con más de 20 mil casos diarios?
¿Cuántas más, cuando el secretario de Salud en Sonora, Enrique Clausen llama a evitar las congregaciones mientras que en las escuelas las reuniones son obligadas?

El llamado presidencial del habrá clases a finales de agosto “llueva o truene”, ya causó pánico en las primeras reuniones escolares… que parecen actos temerarios ante los estragos y la mortalidad del virus.

Fuente de la información: https://dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=254245

Fotografía: dossierpolitico

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Pandemia y regreso a clases presenciales en el mundo

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

Colegas educador@s de varios países nos comparten interesantes respuesta

 

Durante la última semana, pregunté lo siguiente a algun@s colegas educador@s y estudiosos de la educación de diferentes países (la conversación se dio a través de redes sociales digitales):

¿Podrían compartirnos desde cuándo se reiniciaron actividades presenciales, en sus países, en escuelas de educación elemental o básica (pública)?

¿Cuál es la situación actual de la educación pública ante la 3a. ola de pandemia de Covid?

Aunque los contextos y condiciones de salud pública, sociales, de infraestructura y económicas son diferentes en cada nación, las breves respuestas que las y los colegas nos compartieron, son interesantes.

Ecuador

“En el Ecuador hay un conjunto de escuelas, la mayoría rurales, que (previa presentación de un plan de trabajo) obtuvieron autorización para reabrir de manera gradual, semipresencial y a pedido de las comunidades. El proceso recién ha iniciado. Falta mucho para llegar a todo el sistema”, nos compartió Rosa María Torres (1).

España

“En España comenzaron las clases presenciales en septiembre de 2020, aún sin vacunas. Con unos protocolos muy estrictos para alumnos, profesores, familias y todo el personal de las escuelas. Fue muy bien. Casi no hubo casos de contagio… Se redujo el número de alumnos por aula, contratando más profesores y ampliando los espacios de enseñanza… La presencialidad total fue en Infantil y Primaria. En Secundaria fue del 50 por cien. La mitad del grupo iba una semana a clase y la siguiente virtual. Y viceversa. Con semipresencialidad se atendió la Secundaria.”, nos informó María Antonia Casanova (2).

Canadá

“A diferencia de México, en Canadá el sistema de educación pública varía según la provincia. Le he pedido a los profesores de las 3 provincias occidentales (British Columbia, Alberta y Saskatchewan) para que me envíen la información que necesitan en México.”, nos comparte Paul Orlowski (3).

Argentina

“En Argentina existe desde marzo un modelo de semi-presencialidad con cada vez mayor apertura. Existen varios informes epidemiológicos y psicológicos sobre los costes-beneficios de abrir las escuelas sobre los cuales muchos gobiernos europeos se apoyaron.”, indicó la cuenta @Classroomcoach3, vía Twitter. (4)

¿Por qué las autoridades educativas mexicanas tanto de nivel federal (SEP, MejorEdu) como estatales, no han dado a conocer estudios o investigaciones, nacionales e internacionales, sobre las experiencias de reanudación de clases presenciales en la escuela pública en situación de pandemia?

De acuerdo con las experiencias internacionales, aun cuando las condiciones de salud pública, sociales, culturales, de infraestructura y económicas son diferentes, el retorno a la escuela presencial ha sido gradual, por regiones diferenciadas y por niveles educativos.

¿Qué necesidad tenemos, como nación, de reiniciar clases presenciales de manera precipitada y sin la adecuada planificación?

Es necesario considerar las formas de organización de las comunidades escolares, las condiciones de salud (vacunación, vulnerabilidad, cantidad de transmisión del virus, etc.), así como las cantidades de estudiantes por docentes, entre otros temas esenciales.

Es conveniente ponderar y recuperar de manera más profunda y sistemática las experiencias mundiales, y tomar medidas pertinentes y oportunas para regresar a las escuelas sin poner en riesgo a la población en general, ni a las figuras educativas (docentes, directivos escolares, personal de apoyo) en particular.

Notas:

(1) Rosa María Torres es profesora e investigadora en Ecuador, sus áreas de trabajo son: Aprendizaje a lo largo de la vida. Alfabetización. Lectura. Comunidades de aprendizaje. Innovación. ODS. Derecho a la educación.

(2) María Antonia Casanova es investigadora educativa en España, profesora de la Universidad Camilo José Cela y de la Universidad Internacional Villanueva, y Directora de Formación del Instituto Superior de Promoción Educativa, de Madrid.

(3) Paul Orlowski es profesor e investigador en educación en Canadá, colaboró durante algunos años en la Universidad de Saskatchewan. Sus temas de interés son hegemonía, raza, clase social y democracia en el siglo XXI.

(4) La cuenta @Classroomcoach3 de Classroomcoach 360, es una “Edu app” colaborativa que ayuda a los docentes y alumnos del aula (presencial/virtual) a fortalecer el proceso de enseñanza-aprendizaje. Idiomas: ENG-ESP-FRA”.

Fuente de la información: https://www.sdpnoticias.com

Imagen: REGRESO A CLASES PRESENCIALES (GABRIELA PÉREZ / GABRIELA PÉREZ/CUARTOSCURO)
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¿Qué necesitamos para volver a las escuelas?

Por: Pablo Hernández Jaime

El 24 de julio, en Veracruz, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que se retomarán las clases presenciales a finales de agosto “llueve, truene o relampaguee.” El anuncio se dio en el contexto de una tercera ola de contagios por Covid-19, misma que, tan solo para el 29 de julio arrojó un total de 19,223 casos nuevos y 381 muertes[1]. Y por si esto fuera poco, también nos encontramos frente a la nueva variante delta del virus que resulta ser más contagiosa y, a la vez, puede causar cuadros más severos de la enfermedad, lo que maximiza el riesgo de contagios y muertes, sobre todo entre la población que no ha sido vacunada[2]. Frente a este escenario cabe preguntar: ¿es seguro volver a clases presenciales?, ¿hay condiciones para ello? Veamos.

Ha pasado más de un año desde que el 23 de marzo de 2020 se suspendieron oficialmente las clases presenciales. Y para nadie son secreto las desventajas que esto acarrea. La educación a distancia nunca podrá suplir la educación presencial, pues el proceso de enseñanza-aprendizaje no consiste solo en transmitir información, sino que supone un proceso de construcción colectiva que permita al estudiante apoyarse en sus pares y profesores para asimilar nuevos conocimientos y habilidades. Pero el problema va más allá. Los procesos de enseñanza-aprendizaje suponen ciertas condiciones materiales que, fuera de la escuela, dependen por completo de los recursos del hogar. Y los hogares mexicanos están atravesados por una gran desigualdad y muchos de ellos por la pobreza; de manera que no todos cuentan con los mismos recursos y, por tanto, no todos cuentan con las mismas ventajas para educarse, lo que, además, resulta particularmente cierto bajo el actual contexto, pues la educación a distancia supone la disposición de tecnologías de la información a los que muchos hogares no tienen acceso o tienen acceso solo de manera insuficiente[3].

Cuando la educación se deja por completo a los hogares, la desigualdad que los atraviesa se reproduce.

¿Urge, entonces, volver a clases presenciales? Indudablemente. Pero ¿hay condiciones para ello? Este es el quid de la cuestión. No creo que nadie esté en contra de reabrir las escuelas, siempre y cuando podamos garantizar las medidas para un regreso seguro. No se trata solo de volver, se trata de volver y poder quedarse.

Pero ¿qué condiciones se requieren para volver a clases presenciales? Primero, hay que considerar que nos enfrentamos a una variante más contagiosa y agresiva del virus Sars-CoV-2. Esto pone en mayor riesgo a toda persona no vacunada, incluyendo niños y niñas. Y si queremos minimizar riesgos, una primera medida, es avanzar con la vacunación de jóvenes y adolescentes mayores de 12 años[4]. Es importante que todo aquel que pueda vacunarse lo haga. Sin embargo, aún nos enfrentamos con el problema de no contar con una vacuna para menores de esta edad. Es cierto que la enfermedad parece ser mucho menos agresiva con ellos; sin embargo, es preciso actuar con el objetivo de reducir los riesgos al máximo y, por tanto, es necesario tomar otro tipo de precauciones. Estas precauciones, sin embargo, no son nuevas. Las escuelas requieren mantener la sana distancia y promover el lavado constante de manos y el uso de gel antibacterial; pero, sobre todo, debe usarse cubrebocas para impedir contagios. Otras medidas importantes son la adecuada ventilación y aseo de los salones, el monitoreo y aislamiento oportuno de casos positivos, y la aplicación de pruebas periódicas. De acuerdo con algunos estudios realizados en Estados Unidos[5], si se aplican adecuadamente las medidas preventivas, el número de contagios en las escuelas puede mantenerse bajo y controlado.

Pero, estas medidas, aunque no sean nuevas ni extraordinarias, requieren recursos. Tan solo en EE. UU. el Américan Rescue Plan considera la implementación de 122 mil millones de dólares para dotar de condiciones sanitarias y de equipamiento a las primarias y secundarias de todo el país y, así, poder regresar a las aulas[6]. Y es que la reapertura de las escuelas no solo supone dotarlas de gel y cubrebocas, también se necesita aplicar pruebas periódicas de Covid-19, así como rehabilitar espacios, lo que conlleva un alto costo.

En México el problema no es distinto: aquí también se requiere un plan para el regreso a clases presenciales y los recursos para su aplicación; sin embargo, estos brillan por su ausencia, pues el presidente y su administración se han limitado a decir que, sí o sí, se reabrirán las escuelas, y que el regreso a clases será paulatino y voluntario, pero nada más: no se ha dado a conocer ningún plan de rehabilitación y equipamiento, no se ha dicho qué medidas puntuales se tomarán para garantizar el uso obligatorio de cubrebocas o el suministro de agua a las instituciones. Y quizás esta sea una de las cuestiones más complicadas del caso mexicano. Nuestro sistema educativo enfrenta, históricamente, un grave problema de carencias en infraestructura, regularidad en los servicios básicos y equipamiento, por señalar solo algunos de los aspectos más urgentes. De acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, antes de su desaparición en 2019), al menos 45% de las primarias presenta carencias en alguno de los servicios básicos de agua, luz y drenaje y al menos una de cada tres escuelas de educación media superior no cuenta con agua los cinco días de la semana[7].

¿Qué podemos esperar de un regreso a clases donde ni siquiera lo más básico está solucionado y donde, peor aún, no se presenta ningún plan para solucionar estas carencias ni para garantizar el cumplimiento de las medidas sanitarias elementales? La pregunta no es menor. Así como hay evidencias sobre la posibilidad de controlar los contagios al interior de las escuelas si se toman las medidas adecuadas, también hay evidencias de lo contrario: ante un relajamiento de las medidas, los contagios aumentan[8].

Pero hay una cuestión más que debemos considerar, y es que el virus del Sars-CoV-2 no desaparecerá. Podremos superar la pandemia, pero el virus que la provocó simplemente no desaparecerá y nuevas variantes pueden surgir. De manera que nuestra actual y urgente necesidad de preparar a las escuelas para brindar condiciones sanitarias adecuadas no es algo completamente pasajero. En este sentido, es necesario que el gobierno mexicano enfoque buena parte de sus esfuerzos y recursos en mejorar, sustantiva y significativamente, las condiciones materiales (y no solo materiales) del sistema educativo. Este es uno de los objetivos que debemos perseguir, en lo inmediato para garantizar un regreso a clases seguro y, en el mediano plazo, para garantizar mejores condiciones educativas para todos los niños, niñas y jóvenes mexicanos.


Pablo Hernández Jaime es Maestro en Ciencias Sociales por El Colegio de México e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

[1] https://www.forbes.com.mx/mexico-suma-19223-contagios-y-381-muertes-por-covid-19-en-24-horas/

[2] https://www.nytimes.com/2021/07/29/well/family/back-to-school-covid.html

[3] https://cemees.org/2020/05/12/educacion-a-distancia-solo-4-de-cada-10-hogares-tienen-computadora/

[4] https://www.al.com/coronavirus/2021/07/is-the-delta-variant-affecting-children-uab-childrens-of-alabama-pediatrician-explains.html.

[5] 1) https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7012e4.htm, 2) https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7012e3.htm, 3) https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33419869/, 4) https://schools.archchicago.org/documents/80540/2983414/ABRIDGED_Reopening+Planning+Framework.pdf/b451f470-68da-45e7-b591-485191cc0558

[6] https://www.ed.gov/news/press-releases/department-education-announces-american-rescue-plan-funds-all-50-states-puerto-rico-and-district-columbia-help-schools-reopen

[7] https://cemees.org/2020/10/17/la-educacion-mexicana-a-dos-anos-de-4t/#_ftn6

[8] https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2020.25.29.2001352.

Fuente de la información e imagen: https://cemees.org/2021/08/04/que-necesitamos-para-volver-a-las-escuelas/
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Clases presenciales, a distancia o híbridas… ¡así debes cuidarte!

Por: Valentina González

De cara al arranque de un nuevo ciclo escolar, algunas instituciones abrirán sus puertas para regresar a clases de forma presencial, aunque también ofrecerán otras modalidades (a distancia o híbridas) para sus estudiantes. Independientemente de la forma, es importante no descuidar la salud mental, la cual ha sido afectada seriamente por la pandemia del COVID-19.

La Dra. Ana Paola Sáenz, académica del Departamento de Psicología de la IBERO, habló de la importancia de identificar situaciones o pensamientos que están disparando la ansiedad, pues esto permitirá validar emociones y saber de dónde vienen emociones como el miedo, la angustia o la tristeza.

Ante el regreso de algunos sectores a las actividades presenciales, habrá quienes manifiesten inquietud, enojo o ansiedadporque en estos meses de pandemia aprendieron y se adaptaron a vivir en confinamiento; además, existe incertidumbre sobre cómo, en la práctica, se dará el regreso a la presencialidad.

En ese sentido, el Dr. Juan Carlos Hurtado, psicoterapeuta de la Clínica de Bienestar Universitario (CBU) -instancia que tiene a su cargo ofrecer a toda la comunidad universitaria atención psicológica-, explicó que, ante el confinamiento, las personas adoptaron un estilo de vida distinto en donde el aislamiento y los cuidados han sido parte esencial de sus vidas.

Para el especialista, el hecho de retomar rutinas que se interrumpieron genera inquietud en colaboradores y estudiantes; por lo cual, “todas y todos tendremos que desarrollar más flexibilidad y tolerancia ante un regreso gradual. Será importante ejercitar esta flexibilidad y probar cómo se sienten y hasta dónde pueden retomar actividades sin sentirse angustiados».

En el caso de la IBERO, las clases presenciales se darán en grupos reducidos en los que se garantice la sana distancia y el respeto a las medidas protocolarias para salvaguardar la salud. En este regreso, sólo podrán asistir bajo el formato presencial quienes requieran el uso de talleres y laboratorios.

Cabe destacar que este plan se puede modificar de acuerdo al panorama sanitario a nivel local y nacional, y a las medidas que recomienden las autoridades de salud del Gobierno de la Ciudad de México y de instancias federales.

Para las y los alumnos que continúen con clases a distancia, la Dra. Ana Paola Sáenz, responsable del Programa de Tutorías del Departamento de Psicologíarecomendó no descuidar el área afectiva y social de la educación porque esto tiene que ver con el autocuidado.

“Para que el aprendizaje sea significativo deben estimularse las relaciones entre compañeros de clase, y entre el estudiantado y docentes. Es importante tener retroalimentación con ellas y ellos para no sentirse rebasados. Es indispensable fomentar una comunidad de aprendizaje y no de asilamiento”, explicó la académica.

La psicóloga recomendó al estudiantado, sobre todo quienes continuarán con las clases a distancia, cuidar la rutina, es decir, establecer y respetar horarios como los de las comidas y acordar con la familia sobre la hora en que se reunirán para compartir tiempos. Esto permitirá estar bien organizados.

También deberán cuidar la ingesta excesiva de comidas, de bebidas alcohólicas, así como las compras en línea, ya que los consumos problemáticos tienen que ver con la ansiedad y el estrés.

Además, se debe hacer un ejercicio para identificar la fuente del estrés. Es decir, estar atentos a si se debe a la situación que vivimos a causa de la pandemia, al encierro, a un tema académico o personal. “Es importante saber de dónde viene mi estrés para poder trabajarlo”, dijo.

Fuente de la información e imagen:  IBERO

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México: AMLO exige regreso a clases presenciales a toda costa

Por: Aldo Santos

Con más de 20 mil contagios diarios de Covid-19 en los últimos días, el presidente insiste en que a fines de agosto se volverá a clases presenciales, “llueva, truene o relampaguee”.

Poco o nada le importa la creciente saturación hospitalaria en diversas entidades del país; que las nuevas variantes del virus afecten más a los jóvenes, quienes no están vacunados; que la campaña de vacunación aún no concluye; o que la mayoría de las escuelas no cuentan con condiciones sanitarias óptimas. El presidente parece decidido a que el próximo ciclo escolar inicie a toda costa con clases presenciales. “No vamos a mantener cerradas las escuelas, ya fue bastante”, afirmó.

Su determinación no es nueva. Semanas antes de concluir el ciclo escolar pasado, a partir de dichos de AMLO en el mismo sentido, las autoridades educativas quisieron imponer el regreso a las escuelas, lo que solo pudieron lograr en algunas debido a la firme oposición de buena parte del magisterio, así como de madres y padres de familia. En el caso de la CDMX, a los pocos días tuvieron que suspender el experimento, ante el regreso del semáforo epidemiológico a color amarillo y luego de 12 alumnos contagiados, de lo que ninguna autoridad se hizo responsable. Ahora vuelven a la carga.

De mal en peor

Para el presidente, “el sistema de educación a distancia es bueno, pero no es lo mismo…”, ya que la escuela “…es donde se socializa el conocimiento”. También dijo que además de la salud física se tiene que pensar en la salud emocional de niñas, niños y adolescentes (NNA), quienes según él no sufren riesgos mayores con la pandemia.

Tendría que haber empezado por reconocer a los millones de alumnos rezagados y excluidos del sistema educativo con la educación a distancia, al no haberlos dotado de recursos tecnológicos y conectividad gratuitos como era necesario, lo que las autoridades educativas quisieron invisibilizar con su política de no reprobación. Pero la solución a esto no es exponer aun más a los alumnos y a sus familias al contagio, lo que sólo agravará los problemas educativos.

Es falso que lxs NNA no sufren riesgos con la pandemia. Está demostrado el aumento de casos entre las personas jóvenes con las nuevas variantes del virus. Por lo que se les niega el derecho a la salud al exponerlxs a la enfermedad, en un transporte público saturado y en escuelas sin condiciones sanitarias óptimas, con posibles secuelas que pueden mermar su calidad de vida, sin mencionar las consecuencias fatales que puede provocar que contagien a sus familiares de mayor edad con los que viven.

 

Ni que hablar de su “salud emocional”, cuando muchxs han tenido que enfrentar situaciones familiares críticas, con parientes graves en casa, internados o buscando hospital, pero también por el despido o la reducción de los ingresos de sus madres y padres durante la pandemia, que el gobierno federal dejó pasar impunemente en beneficio de los empresarios.

Si verdaderamente le preocupara la salud emocional de lxs NNA, el presidente debería haber decretado la prohibición de los despidos y rebajas salariales, además de dar apoyos suficientes a los pequeños comerciantes y trabajadores del sector informal para que sus familias no quedaran sin sustento durante la pandemia.

Escuelas inseguras

Hay que reconocer también, como hemos denunciado muchas veces desde la Agrupación Nuestra Clase, que las escuelas no cuentan con condiciones sanitarias óptimas. En las ciudades se padece hacinamiento en la mayoría de ellas, es decir, de espacio suficiente para poder guardar “sana distancia”; así como la falta de insumos sanitarios, como gel antibacterial, jabón e incluso agua corriente, que tendrán que obtenerse con las aportaciones de las madres y los padres de familia. Tampoco se cuenta con médicxs o enfermerxs, ni con personal especializado para la atención psicoemocional de lxs NNA, más allá de lxs docentes frente a grupo que debemos hacer de “todologxs”.

En estas condiciones, lo que las autoridades pretenden es que volvamos en una modalidad “híbrida”, es decir, unos días con clases presenciales y otros a distancia, sin que cuenten con los recursos necesarios ni las escuelas ni las familias, lo que promete seguir profundizando el rezago educativo a cambio de mayor carga laboral para las y los docentes.

No a la imposición

Con lo anterior, queda claro que al titular del ejecutivo federal no le interesa ni la educación, ni la salud física y emocional de lxs NNA que asisten a las escuelas públicas. Fue sincero al decir que está de acuerdo con los directivos de escuelas privadas, quienes presionan por el regreso a clases presenciales para poder seguir lucrando con la educación. Mientras ignora la opinión de lxs maestrxs, madres y padres de familia. Aunque el presidente dice públicamente que será “voluntario”, la línea de los directivos en las escuelas es imponer el regreso presencial a toda costa, recurriendo a chantajes y amenazas.

Las autoridades de los diferentes niveles de gobierno, independientemente de su filiación partidaria, tienen acuerdo en imponer cuanto antes la “nueva normalidad” para que continúen los negocios de los grandes empresarios, sin importarles la salud ni la vida de lxs hijxs y familias del pueblo trabajador. Para lo cual requieren del regreso a las escuelas, que movilizará a millones de personas diariamente.

 

Los trabajadores de la educación, aliados con las madres y padres de familia, debemos impedir que se imponga esta política irresponsable. Hay que exigirles a nuestros delegados sindicales que convoquen a asambleas por escuela, donde podamos discutir democráticamente cuáles son las condiciones mínimas indispensables para un regreso seguro, tales como: grupos reducidos de no más de 15 alumnos; todos los insumos necesarios, pagados con recursos públicos; médicos y psicólogos en cada escuela; pruebas de diagnóstico a toda la comunidad escolar, antes de iniciar el ciclo y periódicamente; que haya semáforo verde por al menos 3 semanas consecutivas y que esté toda la población vacunada, entre otras.

Para conseguirlo se requiere un plan de acción que movilice las fuerzas de todo el magisterio nacional. La CNTE debe romper con su pasividad y convocar a todas las organizaciones que se reivindican.

Fuente de la información e imagen:  https://www.laizquierdadiario.mx

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Argentina: hay más de un millón de chicos que aún no volvieron a las clases presenciales

Por: Micaela Urdinez

Si bien la mayoría de los chicos está volviendo a sus escuelas, más de un millón de estudiantes no pudieron regresar a las aulas desde el inicio de este ciclo lectivo, según se lee en el informe “Impacto de la pandemia en la educación de niños, niñas y adolescentes”, que elaboró Unicef. El número representa al 9% de las viviendas con niños y adolescentes que no tuvieron clases presenciales. Las cifras se enmarcan en la cuarta encuesta del organismo en hogares con chicos de todo el país, hecha entre el 24 abril y 12 mayo pasados.

“La escolarización de los chicos se está desarrollando en 2021 de manera dispar. La mayoría asiste en modelos de escolarización mixtos, con instancias presenciales y no presenciales. Si consideramos que solo uno de cada dos hogares cuenta con computadora para hacer las tareas, cuando hablamos de educación virtual, sabemos que ello se circunscribe a aquellos chicos y chicas que cuentan con estos recursos”, señala Cora Steinberg, especialista en Educación de Unicef.

Para Nicolás Trotta, ministro de Educación de la Nación, el estudio demuestra todo el compromiso del sistema educativo argentino para garantizar el derecho a la educación en el marco de la excepcionalidad que fue la pandemia. “Pero también visibiliza la responsabilidad que tienen los estados de generar las instancias para buscar a todos los chicos y chicas que no han tenido continuidad educativa. Eso es lo que vendría a ser la columna de lo que hay que seguir trabajando”, señala.

Tiziano Alfaro es un adolescente de 16 años que vive en Pichi Neuquén, un paraje del norte neuquino. El joven no tiene señal de teléfono, ni dispositivo ni computadora. La escuela secundaria en la que está cursa 3° año queda a 17 kilómetros de su hogar. La única manera de poder sostener la virtualidad es caminar a una escuela primaria que queda a media hora de su casa, y para la que debe cruzar un río. Allí logra conectarse a una señal de internet intermitente. “Cuando nevaba o el río estaba muy alto era imposible cruzar y tuve varias materias previas en el año. Ahora me pude acomodar más o menos, algunas las saqué adelante y otras me faltan”, explica.

En cuanto a la conectividad de los alumnos, Trotta anuncia la continuidad del plan Juana Manso que planea distribuir computadoras entre las poblaciones más desfavorecidas. “En la próxima semana, las ocho empresas que están fabricando computadoras en la Argentina, con una inversión de más 20.000 millones de pesos, nos entregan las 80.000 primeras y ahí empezamos un proceso de entrega de entre 100.000 y 120.000 por mes. La priorización de distribución va a ser dar una respuesta universal en las escuelas interculturales bilingües secundarias, al primer ciclo de las escuelas secundarias rurales y al primer año de las escuelas secundarias de gestión estatal de la Argentina”, señala. También planean avanzar en conectar a todas las escuelas del país en los próximos dos años, ya que actualmente solo el 45% tiene conexión a internet.

La escolarización adoptó distintas modalidades. En la mayor parte de las jurisdicciones se implementaron modelos mixtos, que combinan presencialidad y clases remotas; otras priorizaron la presencialidad completa, mediante jornadas reducidas y organización de grupos. En tanto, un tercer grupo solo sostuvo la escolaridad remota.

Trotta afirma que todas las provincias han regresado a algún tipo de presencialidad. “Ha sido un primer semestre con una presencialidad muy intensa hasta la segunda ola que logramos recuperar y superar, proyectamos una segunda parte del año con mayor presencialidad a partir del proceso de consolidación del plan de vacunación. En el 80% de las escuelas se volvió a la presencialidad antes del receso invernal. Ahora Formosa, La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero no estaban con presencialidad por sus indicadores sanitarios epidemiológicos“, agrega.

Los datos muestran que más allá de los esfuerzos de las diferentes provincias, en el noroeste y en la Patagonia, por ejemplo, la proporción de hogares donde ninguno de los estudiantes tuvo presencialidad durante el año asciende al 21% y 23%, respectivamente.

Deserción escolar

Otro dato preocupante es el de los chicos que por la pandemia se desvincularon de la escuela y nunca volvieron: del 6% de los hogares que tuvieron algún chico que abandonó en 2020, el 81% regresó este año y el 19% nunca lo hizo. En el noroeste y en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), estos valores ascienden a 29% y 26%, respectivamente. “Sabemos que el 75% de estos chicos dejó porque su escuela estaba cerrada y el otro 25% porque sus padres no querían mandarlos. Y también sabemos que de los que no volvieron, un 25% no tiene conectividad”, explica Steinberg. En el caso de los adolescentes, son 27.000 los que no volvieron a clases este año.

La pandemia también puso a prueba la calidad de los contenidos que recibieron los alumnos en las distintas modalidades. Si bien el estudio de Unicef no indagó en este punto, Steinberg señala: “Efectivamente, los datos del año pasado han mostrado que los chicos que están en condiciones de no poder sostener un intercambio de actividades escolares ni hábitos tecnológicos, han recibido un trabajo de menor intensidad. Por otro lado, un porcentaje muy alto de docentes confesó que no estaba preparado para trabajar con el ámbito tecnológico. Es urgente mejorar el equipamiento y brindar los recursos necesarios para que ese tiempo a distancia asegure la continuidad pedagógica”.

Los especialistas coinciden en que la pandemia profundizó la brecha educativa ya existente porque los chicos de familias de escasos recursos son los menos preparados para enfrentar la enseñanza a distancia. “Los grupos que van quedando en situación de mayor vulnerabilidad son los que tienen peores condiciones y los que necesitan más presencialidad. Hay muy pocos hogares de chicos que solo van a modalidad presencial y eso sucede en ámbitos privados, en donde el tamaño y la infraestructura de la escuela permite que tengan protocolos para volver a la doble jornada hace que todos puedan ir en diferentes turnos. Estas aristas hacen que se generen condiciones dispares en las condiciones de aprendizaje”, dice Steinberg.

Como punto positivo para reducir esta brecha, la especialista aporta que muchas provincias están buscando extender el ciclo lectivo y sumar espacios para acompañar a los alumnos que están más rezagados: “Quizás, el fin de semana o por fuera del espacio escolar. Hay una intención fuerte de acompañar a los chicos en sus dificultades. Sobre todo, esos que estaban empezando a atravesar la transición de los ciclos. Alfabetizar a los chicos requiere de un expertise específico. Los chicos que atravesaron el pasaje de la primaria a la secundaria han sido los más afectados”.

Según el informe, el trabajo entre estudiantes y docentes tuvo muchos impactos positivos: 9 de cada 10 familias destacaron que el regreso a las aulas había mejorado el estado de ánimo de los niños. En la misma proporción, los adolescentes afirmaron que se sintieron contentos al volver a la escuela y de encontrarse con sus pares. Se destaca también, entre los adolescentes, mayor motivación con el estudio y la realización de tareas.

Obstáculos

La pandemia dejó sin trabajo a muchos sostenes de familia, en especial a los que tenían trabajos precarios. En algunos casos, esta situación de emergencia hizo que muchos adolescentes tuvieran que sumarse a conseguir el sustento familiar. Según el relevamiento, el 23% de los adolescentes (464.000) hizo alguna actividad para ganar dinero, ayudó a un familiar o a un amigo en su negocio o trabajo, hizo alguna “changa” o fabricó algo para vender. El dato más revelador es que el 47% lo hizo a partir de la pandemia.

A su vez, también se vislumbra un aumento sostenido en el porcentaje de adolescentes que realiza tareas domésticas y de cuidado de otros familiares en el hogar, lo que pone en jaque su continuidad educativa. “Nosotros lo nombramos como barreras para la escolarización que son la antesala de la interrupción de la escolaridad. Cuando se carga la cotidianeidad de los chicos con estas actividades, hay mayor posibilidad de que dejen la escuela”, sostiene Steinberg.

Sobre sus planes para el próximo semestre, Trotta señala: “El indicador que más queremos resolver es la desigualdad social y sus distintas dimensiones. Primero, creemos que hay que seguir fortaleciendo las trayectorias educativas, robustecer la presencialidad y garantizar los aprendizajes en el marco de la escuela sino también en los espacios extraescolares para poder absorber el impacto educativo que ha implicado la pandemia”, concluye.

Fuente de la información e imagen:  https://es-us.noticias.yahoo.com

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