Libro(PDF): «Educación crítica y emancipación. Menciones honoríficas»

Reseña: CLACSO

La educación y los métodos pedagógicos que se desarrollan en Guatemala son el resultado de la actualización de un pasado colonial anudado al pensamiento patriarcal imperante. Este entramado ha posibilitado y vuelto legítimas prácticas institucionalizadas de violencia que extraen los medios de vida a quienes, por haber sido constituidos como sujetos indeseables, no son reconocidos como humanos por el actual régimen antropocéntrico. El texto que presentamos a continuación se centra en la realidad antes mencionada y, para su desarrollo, se dividió en tres partes cuyo objetivo es trasladar al lector nuestras experiencias en el ámbito educativo.

Autores (as): Marco Chivalán-Carrillo. Ángel Orellana-Pineda. Noelia Rodrigues Pereira. Ana Victoria Portocarrero Lacayo. Blas Segundo Zubiría Mutis. Leonora Reyes Jedlicki. Lucía Bonilla. [Autores de Capítulo].

Editorial/Editor: CLACSO. Octaedro.

Año de publicación: 2018

País (es): España. Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-84-17667-10-8

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Decolonialidad y fenomenología: la geopolítica del saber y las diferencias epistémicas / ontológicas coloniales

Por Walter Mignolio

Resumen:  Intento un diálogo entre fenomenología (Husserl) y decolonialidad(Quijano), entendiendo que ambos son marcos teóricos por medio de los cuales surgieron la fenomenología trascendental y el mundo de la vida, por un lado, y la modernidad /colonialidad, por elotro. La fenomenología y la conciencia trascendental /mundo de la vida son mutuamente constitutivas. Uno no puede existir sin el otro; y así es para la mutua constitución de la decolonialidad y modernidad / colonialidad. No puede haber modernidad /colonialidad sin descolonialidad, y viceversa. El eje en torno al cual gira el diálogo que intento aquí es la geopolítica del conocimiento y la diferencia colonial, estructurando y clasificando todas las esferas de la vida.

palabras clave: Decolonialidad, colonialidad, fenomenología, mundo vital, desconexión epistémica
Descargar: https://www.academia.edu/37829952/Decoloniality_and_Phenomenology_The_Geopolitics_of_Knowing_and_Epistemic_Ontological_Colonial_Differences
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Libro: 1492 : el encubrimiento del otro : hacia el origen del «mito de la modernidad» de Enrique Dussel

Título: 1492 : el encubrimiento del otro : hacia el origen del mito de la modernidad Titulo
Autor/a Autor(es) Dussel, Enrique –
Lugar La Paz
UMSA. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Plural Editores
Editorial/Editor
Fecha: 1994
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/otros/20111218114130/1942.pdf URL
Licencia: Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genérica
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Descargar en:  http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/otros/20111218114130/1942.pdf

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Descarga Pedagogías Decoloniales 1 Y 2 de Walsh, Catherine

Walsh, Catherine (editora) (2013). Pedagogías decoloniales. Prácticas. insurgentes de resisitir, (re) existir y(re). vivir. Tomo I. Serie Pensamiento Decolonial.
Nos encontramos con la noticia de que en la editorial  Abya Yala han decidido liberar los libros de PedagogíasEl presente volumen se encarga de superar las formas estrechas en que se tiende a pensar sobre la pedagogía y la descolonización. Siguiendo a los grandes maestros, Paulo Freire y Frantz Fanon, entre otros y otras, este texto propone a la descolonización como proceso y práctica de re-humanización frente a las estructuras materiales y simbólicas que asedian la humanidad de los seres humanos. En este sentido la pedagogía decolonial es parte intrínseca del discurso sobre la colonialidad y la de(s)colonialidad del ser, pero también conectada con el hacer, es decir, con las prácticas de desaprender y re-aprender tanto a nivel teórico, como artístico, como de acción política.

Les compartimos dos opciones de descarga, la primera es realizando todo el proceso desde el sitio de la editorial (deberán acceder a la tienda en linea y añadir al carrito ambos tomos, poner nuestros datos como si fueramos a comprar los libros, y al hacer cick en comprar, nos saldrá una compra en ceros y en seguida procedemos a descargar los materiales), también les dejamos un link a los documentos en drive que facilita las cosas.

Descarga desde la página oficial de la editorial Abya Yala
Tomo I descarga
Tomo II descarga
Fuente:
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Maristella Svampa: “El aporte de Aníbal Quijano al pensamiento latinoamericano tiene dos etapas: la marginalidad y la colonialidad del poder”

Tres intelectuales latinoamericanos hablan de los aportes del sociólogo e intelectual peruano Aníbal Quijano.

Por Tejiendo Saberes PDTG

Para la investigadora argentina Maristella Svampa los aportes de Aníbal Quijano al pensamiento latinoamericano tienen dos etapas. Una de ellas fue la marginalidad, que Quijano denomino el polo marginal ligado a la estructura económica, este polo no estaba conformado ni por indígenas, campesinos u obreros, sino por marginales que se ubicaban en la periferia de las ciudades; este fue uno de los grandes problemas que recorrió el pensamiento latinoamericano en los años 60 y 70.  El segundo aporte es el de la colonialidad del poder que hoy atraviesa el pensamiento crítico latinoamericano. “Quijano no era un intelectual alejado de las luchas sociales, él acompañó a los sectores subalternos y desde esta categoría de decolonialidad, que corre el riesgo de ser vaciada de su potencialidad crítica, buscó iluminar las dimensiones en la configuración del poder, que desde una perspectiva eurocéntrica, pero también desde América Latina, se estaban invisibilizando”menciona Svampa. 

El periodista uruguayo Raúl Zibechi enfatiza en el planteamiento de Quijano respecto a la dificultad de realizar cambios importantes en las sociedades latinoamericanas mientras se siga aplicando un modelo de pensamiento eurocéntrico. “Aníbal nos plantea una serie de cuestiones bien importantes sobre la teoría revolucionaria, tenemos que inventarla, no podemos trasladar mecánicamente planteamientos revolucionarios de corte eurocéntricos pensados para otras realidades”, dice Zibechi. Añade que Aníbal ha conseguido formular algunas ideas muy importantes para comprender los movimientos sociales y para potenciar la acción social, ideas sobre la heterogeneidad de nuestros pueblos, de nuestras historias respecto al eurocentrismo, y eso nos lleva a pensar con cabeza propia, sin trasladar ideas del marxismo, el anarquismo, la social democracia o del conservadurismo, sino a tenerlas en cuenta, pero pensarlas en base a nuestras realidades. 

Los diversos aportes de Quijano a la academia y teoría política peruana marcaron un hito en la conceptualización sobre la descolonización, así lo afirma Horacio Machado (Argentina), quien además hace hincapié en el rol ancestral y cultural que tienen los pueblos originarios: “El pensamiento de Aníbal Quijano debería estimularnos a descolonizar nuestra sensibilidad vital para poder recuperar la sabiduría ancestral de los pueblos que están luchando por el agua, su territorio y la vida”.  

El pensamiento de Aníbal es fundamentalno solo para el pensamiento y la teoría social Latinoamérica, sino para la reconfiguración de todas las ciencias sociales a nivel mundial.  En el caso latinoamericanoAníbal realiza una producción teórica que es clave porque marca un hilo de continuidad desde el pensamiento críticodesde Mariátegui y la producción de la teoría de la dependencia en la década del 60, a los estudios sobre descolonialidad de los 90 en adelante, y es un fundamental porque la descolonialidad es un fenómeno presente y central a la hora de la configuración de la estructura política de nuestras sociedades en el siglo XXI. El colonialismo del siglo XVI al siglo XVIII persiste en las élites gobernantes de nuestros países a través de esa fantasía colonial del desarrollo,  que tiene una mirada epistémica del eurocentrismo, que no nos permiten pensarnos como pueblos que podemos tener un proyecto histórico propio. Creemos construirnos como civilizaciónemulando y plagiando los trayectos de Europa y de Estados Unidos, desconociendo que esas trayectorias civilizatorias de Europa, EEUU, justamente ha sido posible por la explotación imperialista del resto de los países. Entonces, la idea de colonialidad de Aníbal para poder pensar nuestro presente y poder deconstruir esa fantasía colonial desarrollista que lamentablemente no queda en bibliotecas o en libros, sino que se concretiza en programas de gobierno políticas públicas, aún tiene vigencia.  

Machado finaliza lamentando que los gobiernos progresistas de América Latina de las últimas décadas, que han tenido un papel clave entre los años 2003 al 2013, han sido subordinados como proveedores de materias primas para el proceso de industrialización de China, por lo que la idea de colonialidad de eurocentrismo son fundamental para pensar nuestro presente. 

Fuente: http://kaosenlared.net/maristella-svampa-el-aporte-de-anibal-quijano-al-pensamiento-latinoamericano-tiene-dos-etapas-la-marginalidad-y-la-colonialidad-del-poder/

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Geopolítica de la sensibilidad y del conocimiento

América del Sur/Walter Mignolio/Octubre 2016/http://eipcp.net/transversal/

Geopolítica de la sensibilidad y del conocimiento : Sobre (de) colonialidad, pensamiento fronterizo y desobediencia epistémica

Traducción de Marcelo Expósito

Por: Walter Mignolo

Parte I

I.

(De)colonialidad[1] es un concepto cuyo punto de origen fue el Tercer Mundo. Para ser más precisos, surgió en el mismo momento en que la división en tres mundos se desmoronaba y se celebraba el fin de la historia y de un nuevo orden mundial. La aparición de este concepto tuvo un impacto de naturaleza semejante al que produjo el concepto ‘biopolítica’, cuyo punto de origen fue Europa. Al igual que su homólogo europeo, ‘colonialidad’ se situó en el centro de los debates internacionales; en su caso, en el mundo no-europeo y en la ‘antigua Europa del Este’. Mientras que ‘biopolítica’ ocupó un papel central en la ‘antigua Europa occidental’ (es decir, la Unión Europea) y Estados Unidos, así como entre algunas minorías intelectuales conformadas por seguidores no-europeos de las ideas originadas en Europa –quienes no obstante las adaptaron a las circunstancias locales–, ‘colonialidad’ hacía sentirse cómodas principalmente a personas de color en países desarrollados, a migrantes y, en general, a una gran mayoría de aquellas personas cuyas experiencias de vida, memorias lejanas e inmediatas, lenguas y categorías de pensamiento fueron alienadas por parte de aquellas otras experiencias de vida, memorias lejanas e inmediatas, lenguas y categorías de pensamiento que dieron lugar al concepto ‘biopolítica’ para dar cuenta de los mecanismos de control y las regulaciones estatales[2].

Las bases históricas de la modernidad, la posmodernidad y la altermodernidad (donde ¨biopolítica¨ tiene su hogar) se encuentran en la Ilustración y la Revolución Francesa. Las bases históricas de la decolonialidad se encuentran en la Conferencia de Bandung de 1955, en la cual se reunieron 29 países de Asia y África. El principal objetivo de la conferencia era encontrar las bases y la visión común de un futuro que no fuera ni capitalista ni comunista. El camino que hallaron fue la ‘descolonización’. No se trataba de una ‘tercera vía’ à la Giddens, sino de desprenderse de las dos principales macronarrativas occidentales. Fue imitada por la conferencia de los Países No Alineados que tuvo lugar en Belgrado en 1961, en la cual varios países latinoamericanos sumaron sus fuerzas a los asiáticos y africanos. Los condenados de la tierra de Franz Fanon fue publicado también en 1961. Hace por tanto 55 años que se establecieron los fundamentos políticos y epistémicos de la decolonialidad.

La decolonialidad no consiste en un nuevo universal que se presenta como el verdadero, superando todos los previamente existentes; se trata más bien de otra opción. Presentándose como una opción, lo decolonial abre un nuevo modo de pensar que se desvincula de las cronologías establecidas por las nuevas epistemes o paradigmas (moderno, posmoderno, altermoderno, ciencia newtoniana, teoría cuántica, teoría de la  relatividad, etc.). No es que las epistemes y los paradigmas resulten ajenos al pensamiento decolonial. No podrían serlo; pero han dejado de ser la referencia de legitimidad epistémica. La Conferencia de Bandung, en el terreno político, declaraba no ser capitalista ni comunista, sino descolonizadora; el pensamiento decolonial está hoy comprometido con la igualdad global y la justicia económica, pero afirmando que la democracia occidental y el socialismo no son los únicos dos modelos con los que orientar nuestro pensamiento y nuestro hacer. Los argumentos decoloniales promueven lo comunal como otra opción junto al capitalismo y al comunismo. En el espíritu de Bandung, el intelectual aymara Simon Yampara aclara que los aymara no son ni capitalistas ni comunistas. Promueven el pensamiento decolonial y el hacer comunal[3].

Dado que el punto de origen de la decolonialidad fue el Tercer Mundo con su diversidad de historias y tiempos locales, y siendo diferentes países imperiales de Occidente los que interfirieron por vez primera en esas historias locales –ya fuera en el Tawantinsuyu en el siglo XVI, China en el XIX o Irak desde principios del XIX (Francia y Gran Bretaña) hasta principios del XXI (Estados Unidos) –, el pensamiento fronterizo es la singularidad epistémica de cualquier proyecto decolonial. ¿Por qué? Porque la epistemología fronteriza es la epistemología del anthropos que no quiere someterse a la humanitas, aunque al mismo tiempo no pueda evitarla. La decolonialidad y el pensamiento/sensibilidad/hacer fronterizos están por consiguiente estrictamente interconectados, dado que la decolonialidad no puede ser ni cartesiana ni marxiana. En otras palabras, el origen tercermundista de la decolonialidad se conecta con la ‘conciencia inmigrante’ de hoy en Europa occidental y Estados Unidos. La ‘conciencia inmigrante’ se localiza en las rutas de dispersión del pensamiento decolonial y fronterizo.

II .

Puntos de origen y rutas de dispersión son conceptos clave para trazar la geo-política del conocimiento/sensibilidad/creencia tanto como la corpo-polític delconocimiento/sensibilidad/entendimiento. Cuando Franz Fanon cierra su Piel negra, máscaras blancascon una plegaria:

La epistemología fronteriza y la decolonialidad van de la mano. ¿Por qué? Porque la decolonialidad se dedica a cambiar los términos de la conversación y no sólo su contenido. ¿Cómo funciona la epistemología fronteriza? La herencia más perdurable de la Conferencia de Bandung es el ‘desprendimiento’: desprenderse del capitalismo y del comunismo, es decir, de la teoría política ilustrada (del liberalismo y del republicanismo: Locke, Montesquieu) y de la economía política (Smith), así como de su opositor, el socialismo-comunismo. Pero, una vez que nos hemos desprendido, ¿adónde vamos?

Hay que dirigirse al reservorio de formas de vida y modos de pensamiento que han sido descalificados por la teología cristiana, la cual, desde el Renacimiento, continuó expandiéndose a través de la filosofía y las ciencias seculares, puesto que no podemos encontrar el camino de salida en el reservorio de la modernidad (Grecia, Roma, Renacimiento, Ilustración). Si nos dirigimos allí, permaneceremos encadenados a la ilusión de que no hay otra manera de pensar, hacer y vivir.

El racismo moderno/colonial, es decir, la lógica de racialización que surgió en el siglo XVI, tiene dos dimensiones (ontológica y epistémica) y un solo propósito: clasificar como inferiores y ajenas al dominio del conocimiento sistemático todas las lenguas que no sean el griego, el latín y las seis lenguas europeas modernas, para mantener así el privilegio enunciativo de las instituciones, los hombres y las categorías de pensamiento del Renacimiento y la Ilustración europeos. Las lenguas que no eran aptas para el pensamiento racional (sea teológico o secular) se consideraron lenguas que revelaban la inferioridad de los seres humanos que las hablaban. ¿Qué podía hacer una persona cuya lengua materna no  era una de las lenguas privilegiadas y que no había sido educada en instituciones privilegiadas? O bien debía  aceptar su inferioridad, o bien debía hacer el esfuerzo de demostrar que era un ser humano igual a quienes lo situaban en segunda clase. Es decir, en ambos casos se trataba de aceptar la humillación de ser inferior a quienes decidían que debías, o bien mantenerte como inferior, o bien asimilarte. Y asimilarte significa aceptar tu inferioridad y resignarte a jugar un juego que no es tuyo, sino que te ha sido impuesto. La tercera opción es el pensamiento y la epistemología fronterizos.

¡Oh cuerpo mío, haz de mí, siempre, un hombre que se interrogue!

expresó, en una sola frase, las categorías básicas de la epistemología fronteriza: la percepción bio-gráfica del cuerpo Negro en el Tercer Mundo, anclando así una política del conocimiento que está arraigada al mismo tiempo en el cuerpo racializado y en las historias locales marcadas por la colonialidad.

Es decir, un pensamiento que hace visible la geo-política y corpo-política de todo pensamiento que la teología cristiana y la egología (e.g. Cartesianismo) oculta. Por tanto, si el punto de origen del pensamiento/sensibilidad y el hacer fronterizos es el Tercer Mundo, y si sus rutas de dispersión se realizaron a través de quienes migraron del Tercer al Primer Mundo[4], entonces el ser y el hacer habitando las fronteras creó las condiciones para ligar la epistemología fronteriza con la conciencia inmigrante y, en consecuencia, desvincularla de la epistemología territorial e imperial basada en las políticas de conocimiento teológicas (Renacimiento) y egológicas (Ilustración). Como es bien sabido, las políticas teo- y ego-lógicas del conocimiento se basaron en la supresión tanto de la sensibilidad como de la localización geo-histórica del cuerpo. Fue precisamente esa supresión lo que hizo posible que la teo-política y la geo-política del conocimiento se proclamaran universales.

¿Cómo funcionan? Supongamos que perteneces a la categoría de anthropos, es decir, lo que en la mayoría de los debates contemporáneos sobre la alteridad se corresponde con la categoría de ‘otro’. El ‘otro’, sin embargo, no existe ontológicamente. Es una invención discursiva. ¿Quién inventó al ‘otro’ sino el ‘mismo’ en el proceso de construirse a sí mismo? Tal invención es el resultado de un enunciado. Un enunciado que no nombra una entidad existente, sino que la inventa.

El enunciado necesita un (agente) enunciador y una institución (no cualquiera puede inventar el anthropos); pero para imponer el anthropos como ‘el otro’ en el imaginario colectivo se necesita estar en posición de gestionar el discurso (verbal o visual) por el cual se nombra y se describe una entidad (el anthropos o ‘el otro’) y lograr hacer creer que ésta existe.

Hoy, la categoría de anthropos (‘el otro’) vulnera las vidas de hombres y mujeres de color, gays y lesbianas, gentes y lenguas del mundo no-europeo y no-estadounidense desde China hasta Oriente Medio y desde Bolivia hasta Ghana. Las personas de Bolivia, Ghana, Oriente Medio o China no son ontológicamente inferiores, puesto que no hay una manera de determinar empíricamente tal clasificación.

Existe una epistemología territorial e imperial que inventó y estableció tales categorías y clasificaciones. De tal forma, una vez que caes en la cuenta de que tu inferioridad es una ficción creada para dominarte, y si no quieres ni asimilarte ni aceptar con resignación la mala suerte de haber nacido donde has nacido, entonces te desprendes. Desprenderse significa que no aceptas las opciones que se te brindan. Éste es el legado de la Conferencia de Bandung. Quienes participaron en la conferencia optaron por desprenderse: ni capitalismo ni comunismo. Optaron por descolonizar.

La grandeza de la Conferencia de Bandung consistió precisamente en haber mostrado que otra manera es posible. Su límite estriba en haberse mantenido en el dominio del desprendimiento político y económico. No planteó la cuestión epistémica. Sin embargo, las condiciones para plantearla estaban allí dadas. Lo hizo unos 35 años más tarde el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda, quien había estado muy implicado en los debates en torno a la teoría de la dependencia.

La teoría de la dependencia, en la América hispana y lusa, así como en el pensamiento caribeño sobre la descolonización del Grupo Nuevo Mundo[5], surgió en el clima general de la Conferencia de Bandung y la invención del Tercer Mundo.

El Tercer Mundo no fue inventado por la gente que habita en el Tercer Mundo, sino por hombres e instituciones, lenguas y categorías de pensamiento del Primer Mundo. La teoría de la dependencia fue una respuesta al hecho de que el mito del desarrollo y la modernización ocultaba que los países del Tercer Mundo no podían desarrollarse ni modernizarse bajo condiciones imperiales.

Los economistas y sociólogos caribeños del Grupo Nuevo Mundo plantearon argumentos muy semejantes en ese mismo periodo. Las líneas maestras de su investigación eran el pensamiento independiente y la libertad caribeña.

El pensamiento independiente necesita del pensamiento fronterizo, por la simple razón de que no se puede lograr si nos mantenemos dentro de las categorías del pensamiento y la experiencia occidentales.

Se podría objetar a los teóricos de la dependencia y el Grupo Nuevo Mundo que escribieron respectivamente en español/portugués y en inglés. ¿Puede uno desprenderse si permanece atrapado en las categorías de las lenguas occidentales modernas e imperiales? Sí puede, puesto que el desprendimiento y el pensamiento fronterizo suceden cuando se dan las condiciones apropiadas y cuando se origina la conciencia de la colonialidad (incluso si no se utiliza esta palabra). Al escribir en español, portugués e inglés, los teóricos de la dependencia y el Grupo Nuevo Mundo eran sujetos coloniales, es decir, sujetos que habitaban en las historias locales y en las experiencias de las historias coloniales.

Porque el español y el portugués de Sudamérica tienen la misma gramática que en España y Portugal respectivamente; pero aquellas lenguas habitan en cuerpos, sensibilidades y memorias diferentes, y sobre todo en una diferente sensibilidad del mundo. Utilizo la expresión ‘sensibilidad del mundo’ en lugar de ‘visión del mundo’ porque ésta, restringida y privilegiada por la epistemología occidental, bloqueó los afectos y los campos sensoriales que están más allá de la vista. Los cuerpos que pensaron ideas independientes y que se independizaron de la dependencia económica eran cuerpos que escribieron en lenguas modernas/coloniales.

Por esa razón, necesitaban crear categorías de pensamiento que no se derivaran de la teoría política y de la economía europeas. Necesitaban desprenderse y pensar dentro de las fronteras que habitaban: no las fronteras de los estados-nación, sino las fronteras del mundo moderno/colonial, fronteras epistémicas y ontológicas.

El Grupo Nuevo Mundo escribió en inglés, pero habitaba las memorias de la ruta y la historia de la esclavitud, de los esclavos fugitivos y de la economía de la plantación. No es esa experiencia la que alentó el pensamiento liberal de Adam Smith ni el pensamiento socialista de Marx. Lo que nutren la experiencia de la plantación y el legado de la esclavitud es el pensamiento fronterizo.

Nosotros y nosotras, anthropos, quienes habitamos y pensamos en las fronteras con conciencia decolonial, estamos en camino de desprendernos; y con el fin de desprendernos necesitamos ser epistemológicamente desobedientes. Pagaremos el precio, puesto que los periódicos y revistas, las disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades, así como las escuelas profesionales, son territoriales. En otras palabras, el pensamiento fronterizo es la condición necesaria para pensar decolonialmente. Y cuando nosotras y nosotros, anthropos, escribimos en lenguas occidentales modernas e imperiales (español, inglés, francés, alemán, portugués o italiano), lo hacemos con nuestros cuerpos en la frontera. Nuestros sentidos han sido entrenados por la vida para percibir nuestra diferencia, para sentir que hemos sido hechos anthropos, que no formamos parte –o no por completo– de la esfera de quienes nos miran con sus ojos como anthropos, como ‘otros’.

El pensamiento fronterizo es, dicho de otra forma, el pensamiento de nosotros y nosotras, anthropos, quienes no aspiramos a convertirnos en humanitas, porque fue la enunciación de la humanitas lo que nos hizo anthropos. Nos desprendemos de la humanitas, nos volvemos epistemológicamente desobedientes, y pensamos y hacemos decolonialmente, habitando y pensando en las fronteras y las historias locales, confrontándonos a los designios globales.

La genealogía del pensamiento fronterizo, del pensar y el hacer decolonialmente, se ha construido en varios frentes[6]. Rememoremos aquí el bien conocido legado de Franz Fanon, y releamos algunos de sus puntos de vista en el contexto de mi argumentación.

Ya he mencionado la última línea de Piel negra, máscaras blancas, un libro que precede en tres años a la Conferencia de Bandung, si bien no resulta ajeno a las condiciones globales que impulsaron Bandung. Quizá el concepto teórico más radical que introdujo Fanon es ‘sociogénesis’.

La sociogénesis lo incorpora todo: desprendimiento, pensamiento fronterizo y desobediencia epistémica;  desprendimiento de las opciones filogenéticas y ontogenéticas, de la dicotomía del pensamiento territorial moderno.

La sociogénesis es, en la esfera de la corpo-política, semejante a la lógica de la Conferencia de Bandung en la esfera de la geopolítica: no es un concepto híbrido, sino la apertura de una gramática de la decolonialidad[7]. ¿Cómo funciona esa gramática? Recordemos que la sociogénesis es un concepto que no se basa en la lógica de la de-notación (al contrario que la filo- y la ontogénesis), sino en la lógica del ser clasificado, en el racismo epistémico y ontológico: eres ontológicamente inferior y por tanto también lo eres epistémicamente; eres inferior epistémicamente, y por tanto también lo eres ontológicamente[8]

El concepto de sociogénesis surge en el momento mismo en que se toma conciencia de ser ‘negro’, no por el color de la piel, sino a causa del imaginario racial del mundo colonial moderno: has sido hecho ‘negro’ por un discurso cuyas reglas no puedes controlar y que no deja lugar para la queja, como sucede a Josef K. en El proceso de Kafka. La sociogénesis surgió del pensar y habitar en las fronteras y del pensar decolonialmente, ya que proviene de lo que Lewis Gordon llamaría existentia Africana[9], si bien podría haber provenido de cualquier otra experiencia similar de individuos racializados. Resulta poco probable que el concepto ‘sociogénesis’ se hubiera originado a partir de la experiencia europea, excepción hecha de los inmigrantes de hoy. Y, en efecto, Fanon era un inmigrante del Tercer Mundo en Francia; fue esta experiencia la que sacó a la luz el hecho de que la filogénesis y la ontogénesis quizá no pudieran dar cuenta de la experiencia del sujeto colonial y racializado. Esa experiencia puede ser presentada en su ‘contenido’ (la experiencia como objeto) por parte de las disciplinas existentes (sociología, psicología, historia, etc.) capaces de hablar ‘sobre’ el ‘negro’ y ‘describir’ la experiencia de éste, pero no pueden suplantar el pensamiento del ‘negro’ (la experiencia constitutiva del sujeto) en el momento en que caes en la cuenta de que has sido hecho ‘negro’ por parte del imaginario imperial del mundo occidental.

Ciertamente, la imagen del negro como un ser humano inferior descendiente de Canaán estaba ya impresa en el imaginario cristiano[10]. Pero a lo que me estoy refiriendo aquí es a cómo ese imaginario fue resemantizado en el siglo XVI con el comercio masivo de esclavos en el mundo atlántico. En ese momento, los africanos y el esclavismo eran uno y el mismo. No era así antes del año 1500.

La sociogénesis se sostiene dentro de la epistemología fronteriza. Sostiene a la epistemología fronteriza y no a la epistemología territorial sobre la que se apoyan las diversas disciplinas existentes. Sociogénesis es un concepto que nos permite desprendernos precisamente del pensamiento occidental, aunque Fanon escriba en francés imperial/colonial y no en francés criollo. Al desprenderse, Fanon se compromete con la desobediencia epistémica. No hay otra manera de saber, hacer y ser decolonialmente, si no es mediante un compromiso con el pensamiento fronterizo, el desprendimiento y la desobediencia epistémica. Bandung nos mostró el camino para desprendernos geopolíticamente del capitalismo y del comunismo; Fanon hizo lo propio para desprendernos corpo-políticamente; dos maneras de desprendernos de la matriz colonial del poder y de habitar el pensamiento fronterizo. ¿Por qué mencionar aquí el pensamiento fronterizo? Porque la sociogénesis lo presupone, en la medida en que está relacionada con un desprendimiento de la filogénesis y la ontogénesis. Al mismo tiempo, si la sociogénesis se desplaza a otro territorio, entonces ya no responde a la lógica, la experiencia y las necesidades que dieron lugar al concepto de filogénesis en Darwin y de ontogénesis en Freud. La sociogénesis ya no puede ser subsumida en el paradigma lineal de las rupturas epistémicas de Foucault.

Fuente:

http://eipcp.net/transversal/0112/mignolo/es/#_ftn2

Fuente  Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/EHCuWhG8i80RjU_NI1ZgV0Ag1YUi4sMsMQMzzjuadRLsRtXnIL0or9vVLzHhGRVplHB8yQ=s85

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