¿Qué significa la ciencia cognitiva para la ciberseguridad?

Por: Margaret Cunningham

Inteligencia Artificial, Redes Neuronales, Cómputo Cognitivo y Machine Learning son palabras de moda que se utilizan en el argot de la ciberseguridad. ¿Qué significan realmente? ¿Los departamentos de marketing solo están reutilizando los términos de la ciencia cognitiva para crear frases llamativas o realmente está sucediendo algo más profundo? Un análisis de Margaret Cunningham, científica investigadora principal del comportamiento humano en el laboratorio de innovación de Forcepoint.

Los términos de la ciencia cognitiva no son etiquetas arbitrarias que se aplican a la ciberseguridad. Históricamente, la relación entre el cómputo y la cognición surgió a principio de los años cincuenta durante la revolución cognitiva y cuando la psicología basada en el comportamiento humano adoptó a la mente y sus procesos. Actualmente, la ciencia cognitiva es una materia interdisciplinaria que crece y se superpone con casi todos los aspectos de la ciberseguridad.

Con el propósito de entender esta superposición, le invito a tomarse algunos minutos para reflexionar sobre el pensamiento. ¿Qué se necesita para pensar o aprender? ¿Depende simplemente de un proceso biológico que cada persona experimenta de forma aislada? ¿Depende del lenguaje, de las relaciones, de las experiencias o de la personalidad?

Lo que descubrimos cuando consideramos las complejas influencias biológicas y ambientales sobre el conocimiento es que el campo de la ciencia cognitiva debe integrar y equilibrar las aportaciones que hacen varias disciplinas. De igual forma, la ciberseguridad efectiva requiere de múltiples fuentes y tipos de información para entender cabalmente los sistemas tecnológicos y sus vulnerabilidades. Cuando se trata de proteger y entender un sistema grande y cada vez más distribuido, no es suficiente con un solo indicador en una disciplina.

Exploremos a continuación algunas definiciones básicas de las disciplinas de la ciencia cognitiva, su impacto en la ciencia cognitiva en sí misma y en la ciberseguridad.

La psicología examina las experiencias humanas internas y externas, como individuos y en grupos. En la ciberseguridad, los principios de la psicología nos permiten entender por qué estos son susceptibles a las amenazas, como en el caso del phishing y de la ingeniería social y cómo los errores humanos afectan a los sistemas.

Aplicación en la ciberseguridad: El nuevo enfoque de la ciberseguridad en la analítica del comportamiento y la biometría también depende de la psicología que se concentra  en medir y darle sentido al comportamiento humano. Entender la psicología humana es crítico para las investigaciones forenses, para construir los perfiles de las amenazas internas, y para establecer en qué momento generar las alertas que ayuden a educar a los usuarios.

La filosofía hace una exploración crítica de la realidad y del conocimiento que puede servir de guía a los sistemas de creencias humanas sobre la existencia, el aprendizaje, los sistemas sociales y la ética. Cómo percibimos el mundo -y lo que creemos de él- impacta profundamente nuestros procesos de pensamiento, nuestra habilidad de aprender y nuestro comportamiento.

Aplicación en la ciberseguridad: Entender las amenazas, el uso de los datos y la vigilancia, e incluso la existencia y ubicación de los adversarios, todos son problemas filosóficos en el campo de la ciberseguridad.

La lingüística realiza una exploración científica del lenguaje. La lingüística cognitiva (1970) está vinculada directamente con la ciencia cognitiva y aborda temas asociados con la manera en que el lenguaje le da forma al pensamiento y el entendimiento.

Aplicación a la ciberseguridad: La ciberseguridad a menudo depende del lenguaje y de entender el contexto del comportamiento mediante éste. Por ejemplo, la clasificación de documentos y saber dónde se encuentran los datos privados en una red se puede realizar a través de la analítica de textos. Además, el texto que generan los usuarios puede identificar los factores de riesgo o las violaciones a las regulaciones.

La antropología explora a la humanidad, normalmente desde una perspectiva cultural y evolutiva. Su relevancia para la ciencia cognitiva radica en cómo los humanos generan conocimiento compartido, participan en la interpretación de su entorno, y cómo el conocimiento le da forma a la manera en que los humanos se relacionan con el mundo y se comportan en él.

Aplicación en la ciberseguridad: La ciberseguridad y las interacciones sociales en línea son la punta de lanza del trabajo antropológico. Como los recientes nuevos ciclos lo sugieren, nuestras opiniones, comportamientos y entendimiento de los eventos globales adquieren forma mediante nuestras interacciones con la tecnología. Los profesionales de la ciberseguridad, particularmente en los medios sociales, pueden entender mejor el comportamiento de los trolls y bots mediante la antropología cultural y cognitiva.

La Inteligencia Artificial (IA) simula a la inteligencia humana a través de una máquina y/o computadora. Su objetivo es desarrollar un aprendizaje y un razonamiento cada vez más autónomos mediante una serie de estrategias entre las que se incluyen el reconocimiento de voz, el procesamiento del lenguaje natural (ver lingüística) y la visión artificial. Las aplicaciones de IA pueden ser específicas (por ejemplo, para satisfacer una necesidad bien definida) o amplias (para enfrentar situaciones o temas no estructurados y menos conocidos con intervención humana mínima).

Aplicación en la ciberseguridad: Los profesionales y estrategas de la ciberseguridad se enfrentan continuamente al cómo, cuándo utilizar la IA y si es seguro hacerlo. Para profundizar más en este tema, puede descargar la presentación que nuestro vicepresidente de Investigación e Inteligencia, Raffael Marty, ofreció sobre IA y Machine Learning en el marco del evento Black Hat 2018.

La neurociencia, específicamente la neurociencia cognitiva, examina la biología del pensamiento y la cognición. Ofrece un conocimiento profundo de las neuronas, de los circuitos neuronales y de las partes del cerebro que nos permiten llevar a cabo los procesos mentales.

Aplicación en la ciberseguridad: En este terreno, la neurociencia ha tenido un impacto profundo en el procesamiento de la información, el diseño de redes, el modelado computacional y el desarrollo de sensores. Continúa inspirando innovaciones para desarrollar herramientas que mejoren la representación del conocimiento y del razonamiento en la tecnología.

¿Cuántos de estos factores impactan en su vida cotidiana?

 Fuente: https://www.dinero.com/empresas/tecnologia/articulo/que-es-la-ciencia-cognitiva-y-que-rol-juega-en-la-ciberseguridad/269949

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10 principios clave para películas sobre economía y emprendimiento: análisis crítico y pedagógico

Redacción: El Captor

Comienzo esta serie sobre películas de economía y emprendimiento con una producción bastante reciente: Nightcrawler. La continuaré con aquellas propuestas que enviéis a través de los comentarios o de la dirección electrónica: elcaptor.estudios@gmail.com.

La elección de este título para comenzar la serie de mejores películas sobre emprendimiento reside en la cantidad de principios de economía que se observa en ella. Personalmente, opino que esta película funciona como una especie de revisión del sueño americano, un ejemplo actualizado de la clásica promesa de ascensión al éxito desde las capas bajas y excluidas de la sociedad, que el capitalismo occidental promueve y “comercializa”, para incentivar su desarrollo y sostenimiento como sistema hegemónico.

La cantidad de mentiras y verdades sobre el emprendimiento que aporta esta película es algo que debe decidir cada uno, así como la medida en que este concepto queda distorsionado o simplemente descrito. Y como no podía ser de otra manera, esta cuestión, aunque con cierta lentitud, comienza a poder analizarse a partir de algunos de los primeros diálogos del film:

“No soy un ingenuo, me he formado en la corriente de la autoestima, tan popular en el sistema educativo, pero sé que la cultura del trabajo actual ya no tiende a la lealtad al trabajo que podía prometerse a las generaciones anteriores. Lo que yo creo, señor, es que uno prospera si se parte el lomo trabajando, y que la gente como usted, no está ahí por casualidad, ¿verdad que sí?”

Los diez principios clave sobre emprendimiento que expone Nightcrawler son los siguientes.

1- Internet como herramienta formativa

“Aprendo muy, muy rápido”, se dice en otro pasaje de la historia, no sin advertir que para hacerlo a través de internet, hay que saber bien dónde buscar. ¿Distorsión o realidad? Anecdóticamente, el protagonista de esta historia también reconoce no haber tenido una educación formal, aunque dice haber realizado cursos de formación en emprendimiento, con el objetivo de aprender a trazar un plan, establecer objetivos, etc…

2- Métodos heterodoxos de financiación

Ya he comentado que cada uno puede realizar una lectura distinta sobre la película. ¿Distorsiona los pilares del emprendimiento o los describe? ¿Entra dentro de lo real que de entre las distintas posibilidades existentes para financiar un proyecto se encuentre robar una bicicleta o, por poner otro ejemplo, ganar la lotería? ¿Cuántas empresas reales se han puesto en pie a través de mecanismos menos clásicos u ortodoxos? ¿Cuántas han caído o no han nacido por estrellarse contra los muros de los principios clásicos del emprendimiento, léase, quedar a expensas de obtener la financiación a través de una entidad bancaria?

3- Técnicas cotidianas de negociación

¿En qué institución educativa generalista se enseñan las mínimas y elementales técnicas de negociación para vender los productos o servicios de un proyecto personal, ya sea incluso fuera del ámbito del emprendimiento, para, por ejemplo, vender tu propia candidatura en una entrevista de trabajo? ¿Dónde te enseñan a saber cuándo puedes o debes bloquear tu posición negociadora, cuándo debes asumir el riesgo de hacerlo, cuándo o cómo debes comenzar la negociación para lograr el objetivo prefijado?

4- Explotación de recursos humanos

¿Cuántos proyectos empresariales han salido adelante remunerando espléndidamente a los subalternos desde la misma puesta en marcha del negocio, destinando recursos económicos al personal, en lugar de integrar a estos sin salario inicial, atrayéndolos simplemente con la promesa de dotarlos de un contrato laboral futuro?

5- Espionaje de la competencia

En el desarrollo inicial del emprendedor este escucha en una conversación de otro competidor cómo se fijan las condiciones de los servicios comercializados, con quién, a qué precio, etc… resultando esta información imprescindible para posibilitar el progreso de su plan. Insisto, en ocasiones, la caricaturización y deformación de la realidad sirve para producir herramientas útiles de aprendizaje, sin las cuales la realidad resultaría difícilmente comprensible. Nightcrawler no es una obra de arte ni el paradigma de la verosimilitud, pero entre sus vicios y virtudes existen elementos y referentes económicos de gran simpleza y, por lo tanto, valor, para ayudar a comprender la pesadilla o el sueño del capitalismo americano y mundial.

6- Reacciones del y ante el mercado

En la jungla de la competición, destacar puede ser un riesgo, una virtud o una oportunidad, múltiples cualidades e interpretaciones de dicha circunstancia en función del perfil  y la mentalidad que el emprendedor posea. Esta película ofrece a través de una sola escena cómo responde el mercado ante los competidores que ponen en riesgo el status quo, y, también, cómo responde el emprendedor ante propuestas de absorción, fusión o cooperación.

7- Las consideraciones legales y morales

¿Cabe realizar consideraciones morales en la carrera hacia el éxito? ¿Cuántas limitaciones debe estar dispuesto a aceptar el emprendedor para conseguir sus metas? ¿Las puramente legales? ¿Ni las morales ni las legales? ¿Hasta qué punto puede llegar un emprendedor a alcanzar su sueño, su meta, su éxito, si atiende a consideraciones que bloquean su camino hacia el objetivo? ¿Y hasta qué punto otro emprendedor o competidor que atiende a su meta sin interferencias de ninguna clase superará a todos los demás?

8- Conciencia del momento crítico

¿Debe todo emprendedor aprender sobre la marcha que en el transcurso del crecimiento de su proyecto se encontrará ante un momento crítico en el que se decidirá su consolidación o desaparición? ¿Son conscientes de que ese momento es necesario, y no solo necesario, sino crítico, para que llegue la fase definitiva de la aceleración y explotación de su proyecto?

9- Autopublicidad y ego

Sin un desarrollo del ego superior a la media, ¿dispondría el emprendedor de un impulso psicológico potente para la consecución de sus hazañas? ¿Por qué razones se adentraría en el proyecto de crear/consolidar/explotar sus ideas si no hubiera un ansia de ostentar la propiedad económica e intelectual de las empresas puestas en marcha? ¿Con qué potencial y respaldo mental se sumergiría en la competición del buceo a pulmón?

10- America – My Enterprise- First

Y por último, y en ligazón con el punto de las consideraciones legales y morales. ¿Puede un emprendedor poner cualquier otra cosa que no sea su empresa en el número uno de su lista de prioridades personales y sociales? Y suponiendo que así fuera, ¿perdería el emprendedor competitividad, perdería la facultad de mantener activo el proyecto por el que sueña día y noche sin cesar?

Esta es mi propuesta resumida de los principales principios de economía y emprendimiento que observo en la película. Estoy seguro de hay muchos más. ¿Verdad? Y de que otras muchas películas también ofrecen un contexto para estudiar la propaganda o la crítica hacia una de la facetas del comportamiento humano que también representa el emprendimiento.

Fuente: http://www.elcaptor.com/economia/peliculas-emprendimiento-analisis-critico

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Neurociencias y educación: qué es importante para el aprendizaje

Por: Facundo Manes

La educación, como se sabe, involucra dos acciones fundamentales: la de enseñar y la de aprender. Las investigaciones científicas sobre la conducta humana y el funcionamiento cerebral brindan información valiosa sobre cómo los seres humanos enseñamos y aprendemos que puede ser útil para las teorías y prácticas educativas. Las neurociencias pueden realizar importantes contribuciones al conocimiento para facilitar la comprensión de procesos cognitivos claves para la enseñanza-aprendizaje, tales como la memoria, la atención, el lenguaje, la lectoescritura, las funciones ejecutivas, la toma de decisiones, la creatividad y la emoción, entre otros. Las neurociencias modernas son también importantes para el entendimiento de situaciones de riesgo de aprendizaje (por ejemplo, dislexia y discalculia) y así ofrecer un beneficio para muchísimos niños.

La metodología utilizada en el campo de las neurociencias cognitivas humanas y la psicología experimental ofrece además la posibilidad de probar empíricamente estrategias e intervenciones que pueden implementarse en el área de educación como, por ejemplo, el monitoreo y la comparación de distintas modalidades de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, aunque se pueda enfatizar el potencial de las neurociencias como una herramienta para mejorar la educación, la transición del laboratorio al aula no es sencilla.

Desde el momento en que nacemos, nos la pasamos aprendiendo. Así, procesamos información y construimos «esquemas mentales» del mundo para poder reflexionar, tomar decisiones y actuar. El aprendizaje es tan importante y tan central en la vida que por eso se vuelve primordial tratar de comprender qué es, cómo se produce y cómo se pueden mejorar los procesos, en lo individual y en lo social. Gracias al avance de la ciencia, hoy sabemos que, en su desarrollo, nuestro cerebro se va esculpiendo, es decir, va cambiando tanto su estructura como su funcionamiento. Así, las conexiones neuronales se van modificando a lo largo de la vida como producto del aprendizaje y la interacción con el ambiente que nos rodea. Esta capacidad del cerebro, denominada «plasticidad cerebral«, da cuenta de que los conocimientos y habilidades que adquirimos no son estáticos, sino que están en constante cambio. En pocas palabras: aprender es bueno para el cerebro.

El aprendizaje puede realizarse de distintas formas; una de ellas se da de manera guiada, pautada y asistida. Por ejemplo, las personas solemos aprender a leer y a escribir si otra persona nos lo enseña explícitamente. Sobre las prácticas planificadas y mediadas se sustentan las acciones desarrolladas por las instituciones educativas. En este sentido, los contenidos curriculares y objetivos para cada etapa, los modelos pedagógicos y la distribución del tiempo en la jornada escolar se apoyan -o deberían hacerlo- en supuestos sobre cómo aprendemos. Es así que el diálogo entre las múltiples disciplinas puede contribuir al desarrollo de una educación de mayor calidad que provea las bases para que todos aprendan y desarrollen plenamente el máximo de su potencial.

Diversos estudios científicos sobre el comportamiento humano, el funcionamiento del cerebro y la psicología experimental han mostrado evidencia sobre factores que promueven o facilitan el aprendizaje:

* Tener una buena nutrición es esencial para el aprendizaje. Investigaciones en poblaciones que sufren malnutrición han probado que ciertos tipos de deficiencia nutricional impactan negativamente en el cerebro y en el desarrollo de las funciones cognitivas. Los programas de alimentación escolar han resultado efectivos para mejorar la asistencia y permanencia de los niños y niñas en la escuela. Asimismo, pueden contribuir a incrementar la equidad social, prevenir las carencias nutricionales y promover hábitos saludables de alimentación.

* La exposición crónica a situaciones de estrés puede generar efectos adversos en el aprendizaje. Un niño que reacciona con ansiedad extrema a las pequeñas tensiones diarias en la escuela es posible que tenga dificultades para interactuar con sus compañeros y en su rendimiento escolar. Una dosis tolerable de estrés suele aumentar la vigilancia y mejorar el rendimiento en tareas complejas. Pero, al convertirse en algo crónico, el estrés afecta el desarrollo cognitivo, social y emocional, el rendimiento, el aprendizaje, la memoria de trabajo, el autocontrol emocional y la capacidad atencional impactando en el desempeño escolar. Los efectos del estrés crónico son frecuentes en los niños que viven en condiciones adversas.

El ejercicio físico beneficia la capacidad de aprender a través de una variedad de mecanismos directos e indirectos como el aumento en la regulación de factores neurotróficos (que favorecen la supervivencia de las neuronas) y la neurogénesis (generación de nuevas neuronas) en el hipocampo (área cerebral clave en la formación de la memoria). Indirectamente, el ejercicio mejora el humor y el sueño, reduce el estrés y la ansiedad, situaciones que afectan el rendimiento cognitivo.

Dormir lo suficiente promueve los procesos de memoria y aprendizaje. Luego de una jornada intensa de aprendizaje, el sueño beneficia la consolidación, reestructuración, generalización y recuerdo selectivo de la información adquirida. Contrariamente, la falta de sueño se asocia con menor atención, olvidos y menor capacidad para realizar tareas que requieren de gran esfuerzo y control mental.

* En la adolescencia, el ritmo circadiano cambia y se vuelve más «nocturno». Este cambio se explica por factores biológicos naturales y no por cambios de hábitos. Esto hace que el horario de alerta, en el que estamos más dispuestos para aprender, se corra algunas horas de la mañana. Por eso, los jóvenes suelen tener somnolencia, hecho que impacta negativamente en el desempeño escolar. En base a estas evidencias muchos sugieren que el horario de ingreso al colegio debería retrasarse en la secundaria. Otra estrategia más sencilla de llevar a cabo consiste en evitar tareas cognitivamente demandantes durante las primeras horas de clase.

* Es importante la distribución de aprendizaje en el tiempo (evitar estudiar todo el contenido en poco tiempo). Expandir los espacios de descanso entre los aprendizajes afecta de manera positiva en el aprendizaje a largo plazo. Los intervalos largos entre períodos de estudio serían ideales para retener conceptos.

* Cuando un estudiante interactúa y participa activamente con el conocimiento, la información puede integrarse y consolidarse más fácilmente en los circuitos neuronales de la memoria a largo plazo. Asimismo, las prácticas de enseñanza entre los alumnos, cuando debaten, explican, predicen o discuten contenidos, permiten una mayor y mejor comprensión de los conceptos o ideas.

* Las creencias acerca de la capacidad de aprendizaje influyen en la motivación y el desempeño académico. Diversos estudios demostraron que los estudiantes que piensan que las capacidades cognitivas y de aprendizaje son maleables y flexibles, están más dispuestos a asumir tareas desafiantes y a ampliar sus conocimientos. En cambio, los que creen que son rasgos fijos y que no cambian (por ejemplo, al pensar: «yo no soy bueno para las matemáticas») suelen centrarse más en los objetivos de su rendimiento, son más reacios a asumir tareas muy difíciles y son más sensibles al comentario negativo.

* La motivación intrínseca se refiere al interés genuino por participar de una actividad, sentirse competente y autónomo. Cuando los estudiantes están intrínsecamente motivados, tienen más probabilidades de mejorar el aprendizaje, organizar la nueva información de manera eficaz y relacionarla con lo que ya saben. Por el contrario, si están motivados por cuestiones extrínsecas, se involucran en las tareas como un medio para un fin determinado, por ejemplo, para obtener una buena calificación, para conseguir los elogios de sus padres o para evitar el castigo.

La capacidad de jugar está fuertemente relacionada con el desarrollo cognitivo y el bienestar social y emocional. El juego en los niños es una herramienta básica para el desarrollo de la función simbólica. Además, se ha demostrado que es un predictor de las capacidades lingüísticas, la autorregulación y la flexibilidad cognitiva. La calidad de la imaginación y la fantasía del juego en la infancia se asocia a medidas de creatividad a lo largo de la vida. Por su parte, contar con tiempo y espacios adecuados para que los padres jueguen con sus hijos favorece el vínculo de apego. Y esto, a su vez, contribuye a que sean emocionalmente más seguros.

* Ser capaz de autodirigirse y tomar control del propio aprendizaje es un elemento vital para organizar y alcanzar los objetivos escolares. Estas habilidades se sustentan en lo que se conoce como «funciones ejecutivas», es decir, la capacidad para establecer metas, planificar y automonitorear el propio desempeño para alcanzar un objetivo. Es importante que los docentes apoyen su desarrollo, promoviendo, por ejemplo, el control de los impulsos, la planificación y la organización de las actividades.

* Existe evidencia de que la auto-evaluación (que el estudiante reflexione sobre lo aprendido fuera de clase) mejora, en diferentes situaciones y temas, el rendimiento y la retención a largo plazo. Por el contrario, hay datos que demuestran que subrayar y releer mecánicamente como mera acumulación son ineficaces y pueden consumir mucho tiempo.

* Hacer mucho hincapié en la «inteligencia» o el «talento» -con la creencia de que tales atributos son innatos y fijos- aumenta la vulnerabilidad al fracaso, el miedo a los desafíos y la apatía para aprender y mejorar. Estimular la perseverancia, la dedicación, el esfuerzo, la tenacidad y el proceso de aprendizaje, en lugar de focalizar en la inteligencia o talento, genera mejores logros en la escuela y en la vida. Se ha mostrado que el refuerzo verbal o halago es más efectivo cuando se dirige al esfuerzo y a los procesos (ej. «Debes haber trabajado muy duro para lograr este excelente trabajo») que cuando se dirige a atributos personales del niño o joven (ej. «Tu excelente trabajo demuestra que sos muy inteligente»). La explicación radicaria en que, cuando los halagos apuntan a la personalidad del niño o joven, pueden disminuir su motivación ante nuevos desafíos que impliquen el riesgo de poner en cuestión el auto-concepto. En cambio, los refuerzos orientados a procesos construyen confianza en uno mismo y persistencia para enfrentar nuevos desafíos.
Es importante remarcar, principalmente por el interés general que despierta en la actualidad la neurociencia, que existen varias creencias erróneas basadas en interpretaciones incorrectas de investigaciones científicas que, a veces, incluso, tienen una repercusión mediática o pública. Los llamados «neuromitos» o creencias sin base científica también existen en torno a los procesos cognitivos involucrados en la educación. Algunos de ellos son que «usamos solo el 10% del cerebro», que «el cerebro izquierdo es el sitio de la racionalidad y el derecho de la creatividad» o que «existe un estilo de aprendizaje visual, auditivo y kinestésico». Estas concepciones sin sustento científico pueden llevar a la implementación de prácticas desacertadas.

Las neurociencias, la psicología y las ciencias del comportamiento dan cuenta sobre ciertos aspectos del aprendizaje escolar, pero de ninguna manera pueden ofrecer recetas mágicas. Toda decisión sobre cuestiones educativas no puede ni debe ser espasmódica ni unidireccional. Se requiere para eso de la reflexión crítica y elaboración interdisciplinaria, del diálogo y del consenso. Es en el encuentro entre disciplinas (educadores, psicólogos, científicos sociales, neurocientíficos, etc.) donde surge la interacción que podría producir mejoras en las capacidades de enseñanza-aprendizaje. Y en todo esto existen hombres y mujeres que, como dice Brecht sobre los luchadores de toda la vida, son imprescindibles. Son ellos quienes verdaderamente construyen los puentes entre las teorías y las prácticas de enseñanza y aprendizaje, quienes conocen cabalmente la realidad de cada aula, quienes día a día trabajan con sus alumnos, promueven el conocimiento y les brindan factores claves para el aprendizaje -e irremplazables por la tecnología- como el contacto humano, el ejemplo, el afecto, la inspiración, la mirada social y la motivación: son los maestros, siempre los maestros.

Fuente: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.infobae.com/salud/ciencia/2017/08/24/neurociencias-y-educacion-que-es-importante-para-el-aprendizaje/&gws_rd=cr&ei=FlSgWbLYBYW2mwHb3ZjgAg

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Sugestión e hipnosis en el proceso terapéutico

03 de mayo de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

Los fenómenos de sugestión son unos de los aspectos del comportamiento humano que más han llamado la atención desde hace varias décadas. De hecho, algunos autores señalan que el ser humano es un “animal sugestionable” (Sidis, 1898). Es importante recordar que sugestión y sugestionabilidad son términos que se han relacionado habitualmente con características negativas de los individuos como “debilidad mental”, “debilidad de personalidad” o “personalidades fácilmente influenciables”. No obstante, en la actualidad, desde la perspectiva psicoanalítica, se considera que la hipnosis es esencialmente una situación en donde la sugestionabilidad se ve ampliamente aumentada (Bowers, 1976; Wolberg, 1948 y 1982 y, Weitzenhoffer, 1989).

Por su parte, autores pertenecientes al paradigma sociocognitivo, refutan el concepto de estado alterado o especial, no obstante, tienen en cuenta el valor de la sugestión en el proceso terapéutico, enfocando la hipnosis como una serie de comportamientos sugeridos (Barber, 1979) en los que se incluyen dos componentes: las técnicas de inducción hipnótica y la administración de sugestiones específicas para obtener una respuesta subjetiva y/o motora determinada (Spanos, 1996). Estas sugestiones hipnóticas son “…formas de comunicación que invitan a los sujetos a construir imaginariamente situaciones en términos de “como si”, definir esas situaciones “como si” fueran reales y realizar conductas congruentes con la definición de las situaciones imaginarias como reales” (Spanos, 1996, p.21).

La hipnosis en el ámbito clínico

En el ámbito clínico, la hipnosis se refiere al empleo de las técnicas de sugestión como “ayudantes de los sistemas terapéuticos psicológicos establecidos” (Kirsch, Lynn y Rhue, 1993, p. 4). La hipnosis difiere de otros procedimientos terapéuticos en el énfasis en la sugestión verbal e imaginaria como vías para modificar la forma en que un sujeto responde y experimenta su mundo interno y externo (Gibson y Heap, 1991).

La definición con mayor consenso sobre la hipnosis data de 1985 y fue propuesta por John F. Kihlstrom, quien afirmó que “la hipnosis puede ser definida como una forma de interacción social donde un sujeto responde a las sugestiones administradas por un hipnotizador que provocan cambios en la percepción, la memoria y la acción voluntaria”

Para considerar la hipnosis es importante tener en cuenta la información previa que el sujeto tiene sobre la hipnosis, ya que esto puede influir notablemente en que el individuo decida implicarse activamente en el proceso o no, así como en las expectativas de respuesta que puedan generarse (Barber y DeMoor, 1972; Spanos y Chaves, 1989; Wagstaff, 1991).

Por otro lado, es fundamental considerar las variables del sujeto que son independientes del contexto hipnótico, es decir, aquellos rasgos estables del individuo que se manifiestan en diversos contextos, independientemente de si el sujeto va a ser hipnotizado o no, entre las cuales están:

  • Habilidades cognitivas previas, entre las que se incluyen la capacidad de imaginación, la implicación imaginativa-emocional y la tendencia al fantaseo, la absorción y focalización de la atención, la flexibilidad cognitiva y la capacidad de relajación.
  • Capacidad de imaginación: la mayoría de autores resaltan la importancia de la imaginación en el comportamiento hipnótico. De hecho, desde la inducción hipnótica hasta cada una de las sugestiones específicas que se elicitan durante la hipnosis supone, explícita o implícitamente, el empleo de las habilidades imaginativas por parte del sujeto. Así que, en general, existe cierto consenso en admitir que existe una relación positiva entre la capacidad de imaginación y la responsividad a la hipnosis (Holroyd, 1992).
  • Implicación imaginativa-emocional y tendencia al fantaseo: una característica que define a los sujetos altamente sugestionables es su implicación imaginativa, es decir, la implicación emocional en la imaginería de forma que ésta se percibe subjetivamente como más vívida y realista (Barber, 1999)
  • Absorción: hace referencia a la disposición para experimentar episodios de “total atención” que se basan en la implicación absoluta de los recursos perceptuales, motores, imaginativos e ideacionales dirigidos a una representación unificada del objeto de atención.
  • Recursos atencionales flexibles, entre los que destacan: a) Focalización de la atención o capacidad para mantener la atención estímulos sin distracciones, b) Atención selectiva que permite la discriminación entre estímulos, c) Atención dividida que es la capacidad para diversificar la atención entre dos tareas, y d) Atención vigilante, que implica atender a una tarea, pero además mantener una atención difusa como preparación para responder a cualquier otro estímulo imprevisto.
  • Flexibilidad cognitiva, se basa en que un individuo utiliza diferentes tipos de estrategias o estilos de procesamiento de la información durante la ejecución de una tarea determinada. En otras palabras, tiene que ver con el hecho de que los individuos altamente hipnotizables muestran una mayor facilidad y rapidez para cambiar del empleo de estrategias analíticas y racionales a estrategias imaginativas, tanto si son hipnotizados como en otros entornos.
  • Capacidad de relajación. “en general, la persona que es altamente sugestionable puede tardar mucho menos tiempo en aprender la relajarse que aquella no dependiente y que se mantiene distante” (Jacobson, 1925, pág. 87). Por tanto, queda claro que la relajación es un componente básico de la hipnosis, razón por la cual, aquellos individuos altamente hipnotizables manifiestan habitualmente mayor facilidad para relajarse que los poco hipnotizables.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-psicologia-clinica/sugestion-e-hipnosis/

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La dimensión psicosocial en el entendimiento del comportamiento humano frente al cambio climático

26 de octubre de 2016 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

De la revisión de los diversos autores que han abordado la dimensión psicosocial del cambio climático se desprende que nuestro comportamiento frente al cambio climático se basa en la forma cómo percibimos el tema. Dos factores a considerar refieren a la distancia que percibimos el problema y el grado de afectación personal o colectiva que asumimos. Omland (2011) añade un tercer factor referido a la búsqueda permanente del confort presente. Bajo esta lógica el confort futuro (o el confort de otros) no es mi problema. 


¿Por qué resulta tan difícil que en los procesos de negociación internacional se lleguen a acuerdos vinculantes para reducir las emisiones antrópicas de Gases de Efecto Invernadero? ¿Por qué no se aprecian medidas colectivas para la mitigación y adaptación al cambio climático? ¿Por qué nos resulta difícil pasar del conocimiento a la acción de manera individual respecto al cambio climático? Esas fueron las inquietudes que nos llevaron a profundizar la dimensión psicosocial para un mejor entendimiento del comportamientohumano frente al cambio climático.

La base de muchas decisiones para hacer frente al cambio climático radica en los mecanismos de mercado. Según esta perspectiva, lo que no tiene precio, propiedad y actores definidos de transacción económica no puede ser convertido en una herramienta de solución a los problemas ambientales. Así, desde un enfoque de mercado Fisher (2000) menciona que los derechos de propiedad son un componente fundamental de nuestra conducta social, particularmente en el campo económico, y su existencia no depende de un ordenamiento legal ad hoc, sino que estos se han desarrollado como módulos mentales instintivos por su utilidad adaptativa durante el proceso de consolidación de nuestra especie.

Garret Hardin en la tragedia de los comunes nos da cuenta que si cada uno busca sacar el mejor provecho de los recursos, la libertad de los recursos comunes resulta la ruina para todos. Sin embargo, las explicaciones basadas en una racionalidad económica instrumental no son suficientes para explicar la complejidad de las decisiones ambientales. Crespo (2008) habla de empezar a abordar desde una racionalidad ética estratégica.

El problema ambiental no se puede abordar las posibles estrategias de solución de manera sesgada apelando sólo a los instrumentos políticos, económicos y jurídicos. Si la sociedad deja de ignorar que el problema no es de la naturaleza sino de nuestra forma de relacionarnos con ella, entonces estaríamos en condiciones de ahondar en nosotros más que en elementos externos (Omland, 2011). De ahí que el tema de la conciencia colectiva y la conciencia emocional sean elementos que debemos profundizar. Por ello la importancia de abordar las dimensiones psicosociales del cambio climático.

Lo primero que tenemos que reconocer a la persona humana como un ente biopsicosocial. Ello nos permite establecer claras relaciones de interacción e influencia entre el individuo y la sociedad. A nivel individual podemos hablar de personalidad y a nivel social hablamos de sintalidad. Hay que reconocer además que existen sociedades individualistas (como las occidentales, que enfatizan la competencia, el logro individual y la autonomía) y sociedad colectivistas (que privilegian la cooperación y la cohesión grupal) (Triandis y colaboradores, 1985).

Una constatación digna de ser tomada en cuenta es nuestra complejidad como personas. Según la teoría de la reversión es parte de la naturaleza humana ser complejos e inconstantes. Así nuestra conducta revierte entre los cuatro pares de estados opuestos: entre ser egocéntricos y ser altruistas, entre ser solidarios y ser dominantes, entre ser conformista y ser rebelde y entre ser serio y juguetón (Kourdi, 2008).

El descubrimiento más importante de la neurociencia es que nuestro sistema neuronal está programado para conectar con los demás, el mismo diseño del cerebro nos torna sociables y establece inexorablemente un vínculo intercerebral con las personas con las que nos relacionamos (cerebro social). No es de extrañar entonces que nuestras relaciones no sólo configuren nuestra experiencia, sino también nuestra biología (Goleman, 2006). A la complejidad de los individuos hay que agregarle entonces el hecho de la mutua influencia que se verifica en los grupos con los que alternamos.

Tomando prestado las explicaciones sociales de los movimientos sociales podríamos re parafrasear y decir “sólo si el grupo define colectivamente la situación como algo negativo que debe ser corregido podremos decir que ha emergido un problema ambiental” Javaloy y colaboradores, 2001). Esta explicación tiene un símil en la teoría de conflictos que dice que la existencia de un problema no significa que estemos frente a un conflicto sino que para que sea tal requiere una acción deliberada de bloqueo.

El International Human Dimensions Program-Global Enviromental Change (IHDP-GEC) reconoce cinco características de orden psicológico que complican el fenómeno:

  • La baja visibilidad del cambio global
  • La extrema dilación en mostrar la relación causa-efecto
  • La psicofísica de los eventos de baja probabilidad
  • La distancia social entre actores y víctimas del cambio ambiental,
  • El bajo índice subjetivo de costo/efectividad de la conducta protectora del ambiente (Urbina, 2008).

De la revisión de los diversos autores que han abordado la dimensión psicosocial del cambio climático se desprende que nuestro comportamiento frente al cambio climático basa en la forma cómo percibimos el tema. La percepción representa el proceso psicológico por el que la gente reúne información del medio y la da sentido a su mundo (Banks y Krajicek, 1991). Dos factores a considerar refieren a la distancia que percibimos el problema y el grado de afectación personal o colectiva que asumimos.

Por distancia se entiende a la cercanía o lejanía (física o temporal) del problema, que no quiere decir necesariamente distancia de las evidencias de los efectos del cambio climático. Podría estar al frente nuestro a ser parte de nuestra realidad pero igual podemos sentirlo distante. Bajo esta lógica los efectos del cambio climático son para otros, en lugares que no son los míos.

De manera similar el grado de afectación alude al grado de riesgo que asume la persona o colectivo frente a los efectos del cambio climático. Tampoco tiene que ver con la existencia de evidencias sino con el patrón mental. La actitud de invulnerabilidad personal sustenta la argumentación que “podrá afectar a otros pero a mi no me afecta”

A los dos factores arriba mencionados Omland (2011) añade un tercer factor referido a la búsqueda permanente del confort presente. Bajo esta lógica el confort futuro (o el confort de otros) no es mi problema. Un tema similar, aunque en otra perspectiva, refiere al “derecho a contaminar”: “si ellos (los países desarrollados) contaminaron para poder desarrollarse, entonces porque nosotros tendríamos que dejar de hacerlo”.

Tanto el factor distancia como el grado de afectación están influidos por el grado de veracidad que los sujetos y los colectivos creen o quieren reconocer en los efectos reales o aparentes del cambio climático. Aunque el IPCC menciona de manera inequívoca la responsabilidad antropogénica del cambio climático hay que reconocer que existe un grupo de escépticos que relativizan el origen antrópico del cambio climático actual o incluso lo niegan totalmente. Otros no discuten la certidumbre del cambio climático sino las estrategias y mecanismos cómo se los aborda.

Es indudable que la información y comunicación tienen un gran papel en la generación de la conciencia colectiva para abordar seriamente el cambio climático pero hay que analizar con mucha objetividad la forma cómo se las viene tratando, si es para generar temor, culpabilidad o es para generar el sentido de urgencia del cambio de actitudes.

Siguiendo a Lofland (1981) el modelo de comportamiento colectivo se sustenta, entre otros, en los componentes cognitivos, emocionales y de acción. Estos factores están estrechamente interrelacionados y no deben ser vistos de manera fragmentaria. Por ello, si bien es cierto el conocimiento es importante, no basta pues hay que llegar hasta el corazón y el espíritu de las personas y los colectivos. Hemos podido apreciar que tanto en la distancia como en el grado de afectación puede producirse bloqueos mentales a la luz de los paradigmas o creencias con las que actúan las personas y los colectivos.

La polémica sobre el cambio climático dista de ser sencilla y de fácil solución debido en gran parte a la falta de conocimiento científico, pero también a las barreras ideológicas y epistemológicas así como a los grandes intereses políticos y económicos que están involucrados tanto en sus causas como en sus posibles soluciones (Pisanty, 2008).

Frente a los límites de los enfoques legalistas y economicistas, una invitación a los psicólogos y psicólogos sociales para profundizar sobre estos temas y contribuir a la generación de estrategias efectivas para hacer frente al cambio climático. Todavía tenemos mucho que aprender sobre cómo convivir con nuestro niño(a) interior para poder desarrollar relaciones más armoniosas con el ambiente y la sociedad.


Bibliografía revisada:

Banks y Krajicek, 1991. Perception. En Annual Review of Psychology. 42: 305-331.

Crespo, Patricio. 2008. Decisiones ambientales y liberalismo. Abya Yala. Quito, 143 p.

Goleman, Daniel. 2006. Inteligencia social. La nueva ciencia de las relaciones humanas. Kairós. Barcelona, 543 p.

Javeloy, Federico; Rodríguez, Alvaro y Espelt, Esteve. 2001. Comportamientocolectivo y movimientos sociales. Prentice Hall. Barcelona, 443 p.

Kourdi, Jeremy. 2008. Estrategia. Claves para tomar decisiones en los negocios. 1ª. Ed. The Economist. Buenos Aires, 220 p.

Lofland, J. 1981. Collective Behavior: the elementary forms. En Rosenberg, M. y Turner, R. (Eds.): Social Psychology: sociological perspectives. Nueva York: Basic Boos, 411-446

Omland, 2011. Biodiversidad y cambio climático ¿Necesidad o solidaridad internacional? Editorial San Marcos. Lima, 242 p.

Pisanty, Irene. 2008. Cambio global y biodiversidad. En: Urbina Javier y Martínez, Julia. 2006. Más allá del cambio climático. Las dimensiones psicosociales del cambio ambiental global. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. Universidad Nacional Autónoma de México/Facultad de Psicología. México, 288 p.

Triandis, H. J. Leung, K., Villarreal, M. J. y Clack, F. L. 1985. Allocentric versus idiocentric tendencies: convergent and discriminant validation. Journal of personality and Social Psycology, 38, 257-267

Urbina, Javier. 2006. Dimensiones psicológicas del cambio ambiental global. En: Urbina Javier y Martínez, Julia. 2006. Más allá del cambio climático. Las dimensiones psicosociales del cambio ambiental global. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Instituto Nacional de Ecología. Universidad Nacional Autónoma de México/Facultad de Psicología. México, 288 p.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-la-dimension-psicosocial-en-el-entendimiento-del-comportamiento-humano-frente-al-cambio-climatico/

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