Después de dos años bajo el sistema educativo de Daesh, los niños iraquíes vuelven a la escuela

Asia/Irak/19 de noviembre de 2016/Fuente: antena 3 tv

El grupo terrorista Daesh obligó a los niños a recibir una educación yihadista en la que los ejemplos matemáticos se expresaban en munición y armas: «¿Una bala más dos balas cuántas balas son?», reflejan los libros de texto redactados por los terroristas. Tras expulsar a los milicianos de Daesh de Qayara, una ciudad cercana a Mosul, los niños han podido volver a las aulas.
Después de más de dos años bajo el control de Daesh, miles de niños de la región norte de Irak han comenzado a retomar su educación, tras pasar meses siendo forzados a recibir una educación yihadista, razón por la que muchas familias decidieron dejar de llevar a sus hijos a la escuela y ahora han perdido dos años escolares.

A pesar de que el curso escolar comenzó de forma oficial en septiembre, los niños iraquíes que viven en la ciudad de Qayara acaban de recibir sus libros de texto oficiales, los que estipula el Ministerio de Educación.

Sus libros antiguos fueron reemplazados por libros de texto elegidos -y en ocasiones hasta redactados- por los yihadistas, que esperaban poder adoctrinar a los menores a través de las escuelas.

Las tropas iraquíes expulsaron a los milicianos de Daesh de Qayara hace poco más de tres meses. Recuperaron la ciudad como parte de la ofensiva que ha lanzado el Ejército iraquí, con el apoyo aéreo de Estados Unidos, para expulsar a los yihadistas de la ciudad de Mosul. Qayara se encuentra a unos 60 kilómetros al norte de Mosul, que antes del conflicto era la segunda ciudad más importante de Irak.

«Estamos muy contentos de poder volver a clase», ha explicado Iman, una niña de ocho años, que como muchas de sus compañeras, dejó de ir a la escuela cuando los milicianos tomaron el control de la ciudad. «Querían que viniéramos a clase pero no queríamos porque no sabemos cómo estudiar en su idioma, en el idioma de la violencia», apunta la pequeña.

Educación yihadista

Cuando los islamistas radicales llegaron a la ciudad en el verano de 2014, permitieron que las escuelas siguieran funcionando como de costumbre. No obstante, a medida que fueron pasando los meses, Daesh comenzó a prohibir muchas asignaturas consideradas como «no-islámicas», como Historia, Geografía y Educación Cívica.

Para el curso siguiente, en septiembre de 2015, la organización terrorista introdujo un nuevo plan de estudios específicamente creado para inculcar la ideología del grupo. Los ejercicios de Matemáticas, por ejemplo, se expresaban en munición y armas: «¿una bala más dos balas cuántas balas son?».

Llegados a este punto, gran parte de los padres de estos niños decidieron dejar de mandar a sus hijos a la escuela. Muchos de los alumnos más mayores dejaron de ir por voluntad propia.

Como resultado, la mayor parte de los niños de Qayara y de muchas otras localidades bajo el control de los yihadistas están dos cursos por detrás que el resto de niños de su edad. Por otra parte, como muchos de los profesores han huido de la ciudad, las escuelas cuentan con un maestro para 80 alumnos.

«Se han olvidado de sus lecciones. Ahora se las intentamos recordar», ha explicado una de las pocas profesoras que quedan en la ciudad, Maha Nadhem Kadhem, mientras se pasea por el aula, donde las niñas estudian apiñadas de cuatro en cuatro en pupitres originalmente destinados para dos personas. «No queremos que sean ignorantes ni analfabetas», ha añadido.

La directora del centro ha contado que la facción de Daesh conocida como Hisba hacía visitas al centro regularmente para controlar que se estaban cumpliendo los requisitos educacionales y de vestimenta impuestos por el grupo terrorista.

Faruq Mahjoub, vicedirector de una escuela de secundaria para chicos, ha contado que recibió amenazas de muerte por parte de los milicianos por no ir a trabajar, a pesar de que para finales de 2015 apenas había alumnos que acudieran a clase. «El impacto más grande lo sufren los niños», ha afirmado Mahjoub. La escuela donde trabajaba fue destruida en un bombardeo hace unos meses. «Los niños son maleables, puedes cambiar su opinión y sus creencias muy rápido», ha asegurado.

Según él, desde la llegada de Daesh, los niños muestran un comportamiento cada vez más violento, en especial a la hora de jugar en la calle. Mahjoub estima que se necesitarán cinco años o más para revertir el daño, incluso si se ponen en marcha programas de rehabilitación para los menores.

En Qayara todavía faltan muchos niños en las aulas. La mayoría de ellos son familiares de civiles que han decidido afiliarse a Daesh y no pueden volver a la ciudad. Mahjoub cree que alrededor de un 10% de sus antiguos alumnos se han unido a las filas de la organización terrorista.

En una de las calles cercanas a la escuela jugaba un grupo de niños cantando canciones típicas iraquíes. Al ser preguntados por su experiencia, han contado con todo lujo de detalles la violencia que vieron bajo el control de los yihadistas.

Thamer, un niño de 11 años, explicaba entusiasmado cómo uno de los milicianos locales de Daesh Abu Suleiman, había sido linchado por las fuerzas iraquíes al recapturar la ciudad. «¡Se le salieron el cerebro y el corazón del cuerpo! Se vengaron de él. Era lo que había que hacer, estábamos tan contentos….», ha explicado el chico.

Fuente:http://www.antena3.com/noticias/mundo/despues-dos-sistema-educativo-daesh-ninos-iraquies-vuelven-escuela_20161118582f04640cf244336f097f74.html
Imagen: fotografias.antena3.com//clipping/cmsimages01//2016/11/18/66D95E67-3746-4796-99C2-1F8525EDB297/58.jpg

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Entrevista: «Las denuncias de violencia escolar no las hacen los chivatos, sino los valientes»

Por: Rubén D. Rodríguez

«Se dan muchos casos de ‘bullying’ en colegios en los que la mayoría de lo que las víctimas han sufrido no lo han contado», mantiene Eva Sancho, directora del Colegio Público Integral Sansomendi de Vitoria

La prevención de la violencia desde la primera infancia fue el tema sobre el que ofreció este miércoles una ponencia en la sede de Afundación la directora del IPI Sansomendi de Vitoria, Eva Sancho Longas, dentro del primer curso del verano programado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo dedicado a las medidas para el cuidado y la mejora de la convivencia escolar. La docente defendió la aplicación de métodos preventivos desde el comienzo de la escolarización y alertó contra los comportamientos violentos entre menores que permanecen «ocultos» sin denunciarse.

¿A partir de qué edad empiezan a manifestarse comportamientos violentos en los alumnos de los centros de enseñanza?

-Hemos puesto en marcha una actuación de éxito como el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos, que incluye la socialización preventiva de la violencia y de la violencia de género en particular. Somos seres sociales y hay que socializarse en la no violencia desde el nacimiento mismo. El lema de nuestro colegio, que personalmente me parece muy bonito, es que queremos ser violencia 0 desde los 0 años. Eso lo resume todo.

¿Qué violencias se suelen advertir en la primera infancia?

-No planteamos nuestros métodos por haber detectado casos de violencia, pero casos delicados ocurren en todos los centros; el que diga que en el suyo no pasan, miente. La prevención debe hacerse desde el principio. Los niños tienen que acostumbrarse a que la violencia no nos gusta. Se trata de vaciar de atractivos cualquier acto que pueda ser violento y de dárselos a actividades que no lo son. Tampoco hay que trivializar actos que puedan ser irrelevantes, como por ejemplo que un niño tire a otro del pelo. Eso si vuelve a pasar hay que contarlo. Hay que construir espacios donde no haya actos como agresiones verbales y fomentar el sentimiento de la amistad, muy importante. Lo empezamos desde abajo en nuestro centro, desde los 2 hasta los 16 años.

¿Qué comportamientos son más difíciles de advertir?

-En los centros escolares, aunque en general en la sociedad, lo más preocupante es lo que queda oculto. Un niño le da a otro una colleja y los observadores no dicen absolutamente nada. Al principio no pasa nada, pero poco a poco se repite y sí pasa algo, y al hablar con los niños y con las niñas ves que no les gusta. Eso hay que romperlo. Hemos trabajado mucho el concepto de chivato y de valiente. Nuestros alumnos tienen muy claro que quien denuncia algo es el valiente. La denuncia no la hacen los chivatos sino los valientes. Quien es buen amigo es también el valiente.

¿El silencio es lo más preocupante?

-Hay que trabajar mucho para que esas cosas salgan a la luz. Nadie puede tolerar que tengan que darle una colleja, pongo el mismo ejemplo. Se han dado muchos casos de bullying (debo decir que en nuestro colegio no se ha producido ninguno) en los que al analizar todo lo ocurrido la mayoría de lo que las víctimas han sufrido no se ha contado, o quienes sí lo han contado no decían nada cuando lo sufrían. Lo callan y luego estallan.

¿Cuál es el cometido de los educadores y de las familias en la prevención?

-Todo es un trabajo conjunto. Todo lo que se plantea en el colegio en el programa de prevención de violencia no lo hacen los profesores por un lado y las familias por otro, porque no hay familias que no quieran un espacio sin violencia. De todas formas, los trabajos que se hacen en el colegio los niños los llevan luego a su entorno y los educadores hablan con las familias sobre estos temas.

 

Fuente Original: http://www.laopinioncoruna.es/coruna/2016/07/08/denuncias-violencia-escolar-chivatos-valientes/1086648.html

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