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El cerebro decide lo que es real o imaginario

Por: Tendencias 21

Cuando este mecanismo cerebral se atrofia, las personas viven en realidades inventadas.

El cerebro distingue lo real de lo imaginario antes de que el sujeto sea consciente de un pensamiento o recuerdo. Cuando este mecanismo cerebral se atrofia, las personas viven en realidades inventadas. Y cuando improvisamos una respuesta, el cerebro también la archiva como real y nos lleva a confundir recuerdos con fantasía.

l cerebro es el que decide si un pensamiento se refiere o no al presente, si es real o imaginario, antes incluso de que el sujeto sea consciente de ese pensamiento, informa la Universidad de Ginebra en un comunicado.

La región cerebral cortico-frontal y sus conexiones es la que asegura que nuestros pensamientos y nuestro comportamiento estén sincronizados con la realidad, incluso cuando nuestra mente divaga con fantasías.

Los estudios realizados en esta universidad han utilizado la electroencefalografía de alta resolución en sujetos sanos para medir la rapidez con la que el cerebro procesa las informaciones.

De esta forma han demostrado que el proceso cerebral de procesamiento de la realidad percibida se desarrolla a una velocidad de entre 200 y 300 milisegundos después de la evocación de un recuerdo o un pensamiento. (Un milisegundo es la milésima fracción de un segundo).

Sin embargo, el reconocimiento consciente de la información recibida se desarrolla más despacio, entre 400 y 600 milisegundos, lo que pone de manifiesto que el sujeto acepta una información como real o falsa después de que el cerebro haya realizado su selección.

Según explica el neurólogo Armin Schnider, director del departamento de Neurociencias de la citada universidad, los pensamientos sufren el filtro de la realidad al mismo tiempo que el cerebro los codifica.

El cerebro almacena por un lado los pensamientos que se refieren al presente (la realidad) y por otro lado los que son imaginarios o fantasiosos. Esta secuencia es la que permite al sujeto distinguir el recuerdo de un hecho real de otro imaginario, según la clasificación que ha hecho el cerebro sin su conocimiento.

Viviendo en una falsa realidad

Por eso, cuando la zona cortico-frontal está dañada, las personas pierden la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso, el pasado del presente, y no tienen forma de darse cuenta de que su realidad es falsa.

Ocurre por ejemplo después de un accidente cerebral, que lleva a determinados pacientes a vivir en una realidad paralela que a menudo es una especie de reconstrucción deformada de recuerdos verdaderos, añade Schnider.

Los investigadores de la Universidad de Ginebra han observado que, curiosamente, los pacientes que confunden la realidad no se dan cuenta de que los acontecimientos que ellos esperan no ocurren nunca.

Esta observación confirma los resultados de estudios anteriores que habían identificado ciertas neuronas en la región órbito-frontal que sólo se activan cuando una recompensa espera no se materializa. Si estas neuronas no funcionan bien, los pacientes pueden quedar colgados de una realidad que se repite permanentemente, en bucle.

Esas mismas neuronas están presentes en otras regiones colindantes del cerebro y se activan también cuando las redes neuronales principales se dañan, por ejemplo la región córtico-frontal que marca la diferencia entre lo real y lo imaginario.

Este fenómeno explica por qué sólo el 5% de los pacientes que han sufrido un daño cerebral, como un accidente vascular o un traumatismo, en esta región, desarrollan una confusión entre la realidad y sus confabulaciones: el daño en la región córtico-frontal es compensado por las neuronas de la región órbito-frontal.

Armin Schnider precisa que por este motivo los pacientes que padecen confabulaciones en su mayoría recuperan con el tiempo el sentido de la realidad, gracias a ese mecanismo de compensación de las redes neuronales vecinas a la región córtico-frontal. También señala que, a menudo, persiste la amnesia en estos pacientes.

En psiquiatría la confabulación es una enfermedad mental que consiste en que una persona rellena las lagunas de su memoria con experiencias inventadas que en realidad nunca han ocurrido. La persona no es consciente de que lo que cuenta no es cierto y, además, lo olvida enseguida.

También en personas sanas

Schnider señala que la confabulación no es exclusiva de las personas con un daño cerebral, ya que la reconstrucción ordinaria de los recuerdos puede también provocar errores. Destaca que cuando se nos pregunta por nuestras experiencias, tendemos inconscientemente, en caso de duda, a inventar nuestras respuestas.

En ese caso, nuestro cerebro guarda esa respuesta improvisada como un recuerdo verdadero, una observación que permite manipular la memoria de una persona, dependiendo de la forma en que se le formula la pregunta. Por eso concluye que estar convencido de la verdad de un recuerdo no es garantía suficiente de su exactitud.

Los resultados de estas investigaciones sobre la realidad, los mecanismos cerebrales implicados en su reconocimiento y en la distinción de la fantasía, fruto de más de 20 años de trabajo, se recogen en un libro cuya segunda edición acaba de ver la luz: “The Confabulating Mind”, publicado en Oxford University Press.

El libro recoge en varios capítulos la historia de la confabulación y su desarrollo en pacientes, así como el tema de los falsos recuerdos, que nos afectan cotidianamente sin darnos cuenta, y aborda casos específicos de manipulación de la memoria, que tiene una importancia especial en casos judiciales.

Referencia

The Confabulating Mind. How the Brain Creates Reality. Second Edition. Armin Schnider. Oxford University Press. ISBN:9780198789680

Fuente: https://www.tendencias21.net/El-cerebro-decide-lo-que-es-real-o-imaginario_a44335.html

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Los bebés descubren desde 1 año lo que interesa a los adultos

Por: Tendencias 21

Los bebés son capaces de comprender desde que tienen un año de edad el interés que presta un adulto a un objeto, ha descubierto un estudio de la Universidad de Neuchâtel (UniNE), en Suiza.

Para el autor de esta investigación, Fabrice Clément, el proceso de socialización es todavía una caja negra. Y para profundizar en este misterio ideó el concepto de Babylab. Consiste en observar a bebés en interacción con diferentes objetos. Unos les resultan interesantes y otros no, en función de lo que un niño ha aprendido previamente sobre la importancia o desinterés de estos objetos.

En uno de los experimentos desarrollados en el seno de Babylab, un adulto entra en una habitación en la que un bebé será testigo de una escena, sin que se le den indicaciones de ningún tipo.

El adulto tiene delante de sí dos juguetes.  Toma el primero, lo observa detenidamente con interés. Al segundo juguete deliberadamente no le presta mayor atención. Cuando abandona la habitación, pone los dos juguetes en una caja delante del bebé.

Lo que descubrió esta investigación es que, antes de los nueve meses de edad, el bebé toma indistintamente uno de los dos juguetes. Sin embargo, si tiene un año cumplido, el bebé va a optar por el juguete que llamó la atención del adulto.

Esta constatación permite descubrir la edad a partir de la cual un bebé es capaz de comprender que un objeto es más importante que otro. La conciencia por el interés que despiertan los objetos en las personas aparece a los 12 meses de edad.

Pero unas semanas más tarde, surge la sorpresa. A los 15 meses, el bebé invierte completamente su comportamiento. Toma directamente el juguete que ha descartado el adulto, pero no se sabe la razón de este comportamiento.

Puede ser que el bebé interprete que el objeto preferido por el adulto no le pertenece, o bien intenta comprender las razones por las que el juguete no ha interesado al adulto.

Fuente: http://www.tendencias21.net/notes/Los-bebes-descubren-desde-1-ano-lo-que-interesa-a-los-adultos_b15129644.html

 

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Propósito 2017 con nuestros hijos: Educar y criar sin culpa

Por: Carolina Palma Fuentealba

Es una corriente que toma cada vez más forma y que, probablemente, muchas no hemos aplicado hace tiempo. ¿A qué nos referimos? Al feliz regreso del «No, porque yo lo digo. Punto».

Pensamos que retarlos y obligarlos a hacer «deberes» podría llegar a traumarlos, si es que no les damos una explicación contundente de por qué: por qué tienes que acostarte, levantarte, ir al colegio, comer, dormir, no ir a la fiesta, etcétera. Dado esto hay quienes aseguran que estamos criando un ejército de tiranos y, en paralelo, una de las generaciones más débiles que hayamos conocido.

El sicólogo uruguayo Alejandro de Barbieri, autor del libro «Educar sin culpa», explica que los niños no respetan la autoridad como antes. «Hoy se confunde autoridad con autoritarismo. Si un chico tiene un capricho, que le digan ‘no’ te convierte en Hitler, quizás porque venimos de un pasado dictatorial. En el colegio está la directora y la profesora para dar órdenes, y la realidad es que yo debo enseñarle a mi hijo que aprenda a vivir con la jerarquía, porque el mundo es así. La familia no es democracia, los padres no deben preguntarle qué novia le gusta para ellos o qué auto deben comprar. ¿Cuál es el riesgo de esa transgresión? Que hacen lo que quieren. Los padres sin querer le estamos mintiendo al niño, porque cuando entre al mundo y la novia le diga algo negativo o el jefe le ordene que debe entregar algo el viernes, se frustrará porque antes no tuvo esa experiencia», detalla.

Pero Barbieri va más allá. Asegura que educar es frustrar, y no le parece bien que a los padres les dé un ataque de pánico cuando el niño sufre por sentirse frustrado. Como no están dejando que se frustren, no aprenden del sufrimiento. «Todo en buena medida. Me refiero a frustrar el lado impulsivo del niño. Cuando el chico sólo dice ‘dame, dame’, el padre debe decir ‘te dije que no. Ya comiste’. En Uruguay hay padres que le mandan tres colaciones para que el nene elija qué comer en la escuela. No se bancan que los niños sufran. Venimos de un determinismo muy grande que dice ´no quiero que sufran lo que yo sufrí’. Hay que agradecer a nuestros padres que hicieron lo mejor que pudieron con las herramientas que tenían, y claro que se equivocaron, igual como uno con sus hijos. Si no me hizo crecer lo que ‘sufrí’, debo cuestionarlo, tratarlo con un sicólogo. Uno debe explicarle a los padres que se aprende del sufrimiento. Como los padres impiden que sufran, el umbral del dolor bajó mucho, y cuando la novia termina con él, se corta o intenta suicidarse. Si no lo dejas sufrir, no dejas que crezca. Los padres no quieren educar para no traumarlos, yo les digo que los traumen ellos antes que lo haga la televisión u otra persona». Por otra parte, asegura que los profesores tienen miedo de hablar con los padres, se rompió esa alianza implícita que existía antes. Otro tema interesante es que ahora muchos niños tienen problemas de aprendizaje o hiperactividad, y los maestros los envían a especialistas porque no pueden con tanto, están solos en esto. Hacen de padres, aunque los padres no quieran.

También clasifica esta sociedad como la de hijos huérfanos. Es decir, los padres claudicaron de educar, no quieren cansarse educando porque están cansados de sus trabajos. Eso se delegó en el colegio, y se enojan con los profesores cuando son ellos los que no hacen de padres.

«Para que mis hijas de 16 y 13 años hoy se autogestionen, solucionen cosas solas, usen el autobús y vayan de campamento, antes con la madre debimos cansarnos de decirles que debían lavar la ropa o que debían ayudar en tal y tal cosa. En el momento el nene te odia. Y como los padres de ahora no se quieren cansar, se siguen cansando después. Porque tienes niños de 15 años que le siguen pidiendo a la madre que les haga la colación o que los traiga».

Si estás en alguno de estos casos, tranquila. Aún hay tiempo. Se puede educar y «criar» hasta adulto, considerando que una persona de 28 años piensa como una de 21. El sicólogo afirma que en su consulta es normal recibir a padres que piden hora de consulta para su hijo de 25 años. «A esa edad aún estamos a tiempo si hemos pecado de sobreprotección. Nuestros abuelos pecaron de fríos, en cambio ahora todo necesita una explicación. En el libro digo ‘menos explicación y más implicación’. Explicar todo es patético. La madre explica por la culpa, porque tenemos miedo de que no nos quieran. Los niños no tienen capacidad de espera, por eso muchos están con psiquiatras víctimas de la ansiedad. Ustedes pueden evitar que le dé ansiedad después, ¡enseñándoles hoy a esperar! Si quiere un postre, que espere, que se coma la comida y luego el postre. ¡Hay padres que se lo dan antes de la comida!».

Más allá de que estemos de acuerdo o no con la visión de Barbieri, lo concreto es que diversos estudios aseguran que las actuales generaciones han experimentado un debilitamiento que los hace incapaces de actuar de manera independiente, de frustrarse y, finalmente, de vivir en el mundo real. Cabe preguntarse: ¿qué legado les queremos dejar?

Madres frustradas

«‘Tenemos que amar más de lo que nos duele el dolor del otro’ es una frase de Carlos Díaz Hernández. A los padres les duele el posible dolor del niño antes de que le duela. Como le duele al padre, este hace mil cosas para que no le duela, así no deja que se caiga. Pero gracias a que se cae, aprende a levantarse, a andar en skate, en bicicleta. La autoestima de la madre se nutre del niño, y eso es lo grave. Eso es malo, porque el día de mañana mi hija se irá a estudiar a Londres y la vida pierde sentido. Así como para los hijos es difícil separarse de los padres, el amor de madre es soltar«.

Fuente: http://www.nuevamujer.com/mujeres/actualidad/chile/proposito-2017-con-nuestros-hijos-educar-y-criar-sin-culpa/2017-03-02/131533.html

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Italia: Un restaurante premia la educación de los hijos de sus clientes

Europa/Italia/19 Febrero 2017/Fuente: laverdad/Autor:C. GARCÍA

Parejas sin hijos, solteros y jubilados se han apuntado en los últimos tiempos a la moda ‘only adults’, lugares públicos en los que los niños no están permitidos. Pequeños de no más de siete años correteando por los bares, llorando en la mesa de al lado, salpicando agua a algún amigo de juegos o chillando, son esos pequeños detalles que tanto irritan y pueden llegar a destrozar lo que iba a ser una velada romántica.

En una enoteca de Padua, en Italia, saben bien lo molesto que es tener este tipo de clientes, hablamos de familias con niños revoltosos. No solo para sus comensales, también para los propios trabajados, pues en muchas ocasiones provocan caídas de platos y otros desbarajustes.

Hace unos días, acudió una familia, «eran seis adultos y cinco niños», explica Antonio Ferrari, dueño del local, «los pequeños estuvieron todo el tiempo sentados en la mesa, haciendo multiplicaciones y dibujos que después se llevaron a casa». El buen comportamiento de la que parecía que iba a ser una mesa a temer sorprendió mucho a Ferrari y decidió descontar 13’05 euros de la cuenta en concepto de ‘bimbi educati’

A los clientes debió parecerles genial el detalle del restaurante. «Dejaron una propina de 30 euros para el camarero», relata el dueño del local y asegura que «lo volveré a hacer si los niños se comportan educadamente». Además de la buena educación de los pequeños, Ferrari también explica que le gustó que los padres no usasen nuevas tecnologías (móviles o tablets) para entretener a los pequeñas, solo papel y lápiz.

Fuente de la noticia: http://www.laverdad.es/gente-estilo/201702/16/restaurante-premia-educacion-hijos-20170216183640.html

Fuente de la imagen: http://www.laverdad.es/noticias/201702/16/media/cortadas/descuento-ninos-kskB-U2121831067687eD-575×323@La%20Verdad.jpg

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Cómo ayudar a crear hábitos de orden en los niños

25 de enero de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Ana del Campo Pérez

Casi todos los niños tienden a ser desordenados, pero cada niño es diferente, algunos son muy meticulosos y organizados y otros no tanto, en su manera de actuar frente a las responsabilidades de limpieza, orden y tareas escolares y personales. El niño que tiende a ser desordenado normalmente responde a un determinado rasgo de personalidad desde el punto de vista psicológico. El niño con ese determinado rasgo de personalidad es desordenado por naturaleza y es algo que no puede evitar, es algo natural en él, podemos afirmar que nace con esa tendencia. Por lo tanto, no podemos pretender que se convierta en una persona metódica y tremendamente organizada, aunque sí podemos enseñarle a mejorar ese aspecto. Desde que son muy pequeños, debemos lograr que el niño entienda que cada uno tiene que responsabilizarse de sus cosas en casa o en el colegio, saber cuidarlas y colocarlas en su sitio.

Podemos fijar unas pautas de comportamiento que han de cumplir, entre las que sugerimos las siguientes:

  • Cada cosa en su sitio.  Hay que destinar sitios y espacios para sus cosas. Todo tiene que tener un lugar concreto donde colocarlo. Para ello, nosotros podemos idear un sistema que le facilite su colocación (cada tipo de cosas y colocarlas en estantes o cajas diferentes).
  • Colocar las cosas en lugares accesibles. Tenemos que facilitarle todo lo posible la posibilidad de coger y guardar sus cosas sin nuestra ayuda. Para ello, es necesario colocarlas en lugares de fácil acceso para ellos o bien, facilitarles un taburete estable en el que pueda subirse para coger y guardar sus cosas.
  • Desde muy pequeño el niño debe adquirir la costumbre de recoger sus juguetes cuando haya terminado de jugar. Al principio, es necesario que los padres estén con él y guarden juntos los juguetes, enseñándoles cómo hacerlo y mostrándoles que recoger todo lo que han sacado forma parte del juego.
  • Evitar acumular cosas innecesarias o inservibles. Cuando sus juguetes se estropeen y ya no sirven deberá deshacerse de ellos.
  • Procurar ser claros y precisos cuando queremos que ordene y limpie. Es más positivo utilizar frases en las que se concrete lo que esperamos que haga: “guarda los juguetes en sus cajas” o “cuelga la ropa en el armario”; y ser firmes en nuestra forma de pedírselo, no dando lugar a que nos diga “luego lo hago” o “espera un poco”.
  • Incentivar el orden. La mejor manera de incentivar el orden es utilizando elogios y reforzando comportamientos positivos.

Algunas orientaciones para mejorar esta situación son:

  • Ayudarle a realizar las tareas y ordenar con él/ella. Por ejemplo tomarse tiempo para arreglar con el niño su habitación para que aprenda a hacerlo mejor y mostrarle el resultado final.
  • Supervisión frecuente por nuestra parte. No debemos indicarle que haga algo y no volver a ello más, dando por hecho que lo hará por sí mismo todos los días.
  • Ser flexibles en la realización de las tareas. Si no lo hace perfecto no importa, lo importante es que lo haga, para crear un hábito. Los hábitos llevan tiempo para instaurarse (aproximadamente un mes realizándolos a diario).

¿Cómo ayudar a un niño desordenado? A continuación se recoge un procedimiento para llevar a cabo:

  • Podemos marcarle una tarea que debe cumplir durante 1 mes, pero primero enseñarle cómo hacerla, haciéndola con él.
  • Separa ese periodo en períodos más breves (por ejemplo 3 bloques de 10 días), para que la consecución de los objetivos no sea tan a largo plazo y pueda comprobar el resultado de manera más inmediata.
  • Motívalo a hacerlo ofreciéndole algo divertido para él, un refuerzo, cada vez que termine esos 10 días (o el bloque determinado, que puede ser menor). Por ejemplo una salida al cine, al parque, llevarlo con algún amigo, etc. Algo que a él le divierta.
  • Debemos recordarle a diario la tarea a realizar a la misma hora y del mismo modo.
  • Cada día que termine refuerza su trabajo efusivamente, y si hay algo que mejorar, explícale cómo hacerlo mejor la próxima vez, pero sin criticarlo.
  • Permítele tener un rincón desordenado o dentro de algún armario, es una necesidad que tiene.

Una vez hayamos instaurado el hábito, podremos observar que aunque esté acostumbrado a realizar esa tarea aún le costará continuarla, porque es algo que querrá evitar hacer a toda costa, y esto es normal. Sin embargo, si le reforzamos cada vez que lo realiza, reconocemos su esfuerzo no sólo ante él sino también ante otros miembros de la familia o amigos, lograremos que continúe realizando esa tarea con más ganas, sabrá hacerla mejor y se sentirá feliz.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/ayudar-crear-habitos-orden-los-ninos/

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Roger Llopart: “Los métodos autoritarios solo dan resultado a corto plazo”

25 de enero de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Roger Llopart

¿Es el modelo tradicional del profesor como centro del aula un modelo autoritario?
Sí. Recuerdo una imagen, una pintura que se llamaba “Escuela en el pueblo”, de 1848, en la que se ve un profesor en una clase llena de niños con una vara en la mano. Se ven dibujos y enciclopedias de fondo. Es la imagen del profesor que con una vara debe intentar gestionar una clase de 40 niños. Hoy en día, por suerte, tenemos otros modelos más allá de la escuela tradicional y autoritaria. También tenemos muchas herramientas que hacen que el profesor no necesite una vara para generar autoridad o disciplina.

¿Qué entiende por autoridad dentro del aula?
Max Weber decía que la autoridad nos la ganamos, pero el poder nos viene dado. Yo entiendo que la idea es que el profesor tiene “el poder” por la posición que tiene, pero que la autoridad o el respeto se los tiene que ganar con la confianza y el vínculo cercano a sus alumnos.

¿Confundimos respeto con autoritarismo?
A veces, algunos profesores piensan que deben ser muy duros para no perder el control del aula. En estos casos, se priorizan los métodos autoritarios para gestionar esta situación. Lo cierto es que estos métodos pueden ser un camino y, en ocasiones, pueden ser útiles, pero tenemos otros métodos y herramientas.

¿En qué se diferencian?
Si desarrollamos estas herramientas podemos llegar a obtener los mismos resultados que cuando somos autoritarios. La diferencia, sin embargo, es importante: cuando eres autoritario haces daño al otro, a nivel físico o psicológico. La gestión positiva evita que se hiera la autoestima o la visión del propio niño.

Cuando encuentra a profesores que tienen esta idea, ¿qué les dice?
Los métodos autoritarios pueden dar resultado a corto plazo, pero cuando el profesor no mira, se distrae o no está en el aula, los comportamientos logrados desaparecen. La misión del profesor es que los propios alumnos lleguen a la conclusión de que deben portarse de una forma adecuada, pero debe basarse en la confianza y en la convivencia.

Comenta que cuando somos autoritarios nos hacemos daño. ¿Qué consecuencias tiene para los individuos una educación autoritaria?
Pueden tener afectaciones en su desarrollo emocional, moral y social. Los niños que son sometidos a situaciones violentas, tanto físicas como psíquicas, tienen tendencia a desarrollar patologías cuando son adultos, a tener baja autoestima, a ser dependientes, a generar conductas antisociales o a tener relaciones conflictivas, entre otros.

¿Existe un modelo perfecto?
Kurt Lewin realizó un experimento en 1939 para analizar distintos métodos de liderazgo. A un grupo de alumnos se les expuso a tres tipos de profesores: uno autoritario, otro democrático y otro partidario del libre albedrío. Las conclusiones fueron que, con el autoritario, el comportamiento de los niños era disciplinado mientras éste estaba con ellos, pero no cuando se ausentaba. Con el más liberal, los límites fueron difusos y hubo problemas de convivencia. Finalmente, en el caso del profesor democrático, los resultados fueron mucho mejores. Así pues, generar un buen clima dentro del aula puede ser una herramienta muy poderosa para crear convivencia.

Así pues, ¿es posible mantener los límites y las normas sin un modelo que afecte a la autoestima de los niños?
Es importante buscar modelos que generen un clima positivo y social agradable. Hay escuelas  que están poniendo en práctica herramientas muy útiles. Un ejemplo de ello son las que tienen formación de mediadores. Cuando hay un conflicto, los propios alumnos median entre sus compañeros.

Interesante…
Hay escuelas que cuentan con espacios para la reflexión sobre normas y comportamiento. También hay centros que trabajan las emociones y la relajación. Todas estas prácticas hacen que el clima mejore y disminuyan las malas conductas.

¿Por qué cree que algunos niños se portan mal?
Pueden ser razones diversas: porque hay una indefensión previa, por venganza, porque quiere llamar la atención o porque quiere manifestar su poder, por ejemplo. Identificar el porqué del conflicto es clave para resolverlo.

¿Y qué tipo de estrategias se pueden aplicar?
Hemos de partir de dos ideas clave: la primera es que las relaciones han de estar basadas en el respeto, y la segunda es no hablar de castigos, sino de consecuencias lógicas y naturales. Por lo tanto, si un niño se deja el bocadillo en casa, la consecuencia lógica es que ese día el niño no desayune, o que sus compañeros compartan el desayuno con él. Pero si viene su madre corriendo y se lo trae, el niño no ve la consecuencia lógica de su acto.

¿En qué consiste el modelo psicodinámico?
Consiste en, ante una situación de conflicto, seguir estos cinco pasos. Lo primero que hacemos es expresar nuestros sentimientos. En segundo lugar, hay que manifestar las expectativas y decirles a los alumnos lo que esperábamos de ellos. Lo tercero es que el niño rectifique y asuma la consecuencia de lo que ha hecho. Si, por ejemplo, rompe algo, que lo arregle o que asuma su reparación. Por último, hay que dar opciones: o nos comportamos de forma correcta o habrá consecuencias lógicas. Si un niño no se ha estudiado el papel de la obra de teatro no hará la representación porque no se sabe el papel, pero no porque su profesor le prohíba hacerla.

Los castigos, entonces, mejor evitarlos, ¿no?
Correcto. Hay muchos autores que nos dicen que no es bueno castigar a los niños. Un castigo no inhibe una mala conducta, solo conseguimos que el transgresor sea más cauteloso, que no deje pistas y que sea más hábil. El castigo puede controlar una conducta puntual, pero no enseña al niño a adoptar un comportamiento ejemplar.

¿Qué otras claves debemos tener en cuenta?
Es muy importante también saber cómo decimos las cosas y cómo utilizamos la asertividad. Debemos intentar positivizar siempre los discursos y evitar el “no”. De esta forma conseguimos que el niño haga aquello que le pedimos. Cuantas más órdenes damos y más negativo es el mensaje, más probabilidades hay de que la conducta que queremos evitar se repita.

Pero si un niño no sabe comportarse, ¿qué hacemos?
Es importante enseñarle cuál debe ser el comportamiento correcto. Para ello, hay que buscar espacios para hablar de las normas y, si se puede, hacerlas entre todos.

¿Qué papel tienen las emociones en el control del comportamiento?
La gestión de las emociones es muy importante, porque a veces tenemos sentimientos que desconocemos y debemos aprender a gestionarlos. Existe una relación directa entre lo que siente un niño y cómo se comporta. En el momento en el que un niño está a gusto, su comportamiento es adecuado.

Los sentimientos también son importantes…
Hay que aceptar los sentimientos de los niños. Los adultos a veces no los tenemos en cuenta, y hay que ponerles nombre a los sentimientos, tipo  “Pepito, te veo muy enfadado” o “María, te veo muy triste”. Cuando pones nombre a los sentimientos, los niños sienten que se les entiende.

¿Qué 3 consejos daría a profesores que quieran poner en práctica modelos menos autoritarios?
Una primera idea sería que trabajen las normas en clase y que generen normas positivas, claras y coherentes. En segundo lugar, tener una actitud positiva y evitar los chillidos y las faltas de respeto. Los maestros deben ser conscientes de la forma en que se están comunicado con sus alumnos. Por último, debemos evitar los modelos conductistas para basarnos en modelos alternativos al castigo.

¿Cuál diría que debe ser la máxima de un profesor cuando entra en su aula?
Es importante que, como educadores y profesores, tengamos presente que debemos ser blandos con las personas pero duros con los problemas. Hay que escuchar a los alumnos y ayudarlos.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/metodos-autoritarios-solo-dan-resultado-corto-plazo/

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Neuronas espejo: Mentes conectadas sin brujería

Por: Marco Iacoboni

Las neuronas espejo son células que se activan durante la ejecución y observación de una acción específica. Se han vinculado a muchos comportamientos y habilidades, desde la empatía y el aprendizaje por imitación, hasta su implicación en trastornos como el autismo.

Las neuronas espejo fueron identificadas en los cerebros de los monos macacos por un equipo de investigadores italianos durante una serie de experimentos realizados en la década de 1990.

Los investigadores, que estaban estudiando cómo el cerebro controla los movimientos de la mano y la boca,  implantaban microelectrodos en los cerebros de los primates con el fin de supervisar la actividad de las células individuales, mientras que los animales alcanzaban trozos de comida y los llevaban a sus bocas. Estos experimentos revelaron que la actividad de ciertas células aumentaba cuando los monos realizaban esta acción.

Las células en cuestión se encuentran en la corteza premotora, una parte del cerebro involucrada en la planificación y ejecución de los movimientos, por lo que el hallazgo no era en sí mismo particularmente sorprendente.

Por casualidad, sin embargo, los investigadores descubrieron que algunas de las mismas células también se disparaban débilmente cuando los animales se limitaban a observar a los investigadores poner comida en sus propias bocas, y se dispararon con más fuerza cuando vieron a otros monos realizando la misma acción.

Posteriormente, el mismo equipo de investigadores identificó las neuronas espejo en varias otras regiones del cerebro del primate. También encontraron células que se activaban cuando los monos observaban una acción, así como cuando escuchaban el sonido relacionado con ella.

Pero, ¿qué significa todo esto? El papel preciso del sistema de las neuronas espejo en los monos todavía no se conoce, aunque los investigadores que las descubrieron creen que realizan dos funciones:

En primer lugar, estarían involucradas en la comprensión de las acciones de los demás. La observación de una acción activa el sistema de neuronas espejo para generar una representación de la misma, transformando la información visual en conocimiento de la intención de las acciones de los demás. (No debe confundirse con la conocida Teoría de la Mente). La segunda función propuesta es la de imitación o aprender a realizar una acción mediante la observación de otros.

Para entender mejor este importante avance de las neurociencias, te propongo visualizar este documento gráfico: “Mentes conectadas sin brujería”, en el que se hace un repaso por uno de los grandes descubrimientos de las últimas décadas, a lo largo de una entrevista realizada por Punset al neurocientífico Marco Iacoboni, de la Universidad de California.

Fuente: https://desqbre.wordpress.com/2014/10/06/neuronas-espejo-mentes-conectadas-sin-brujeria/

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