Educación ambiental, más allá de la sensibilización

Por: Arturo Bravo Calderón (*)

Haremos un par de anotaciones breves sobre la educación ambiental en general, y sobre la temática del agua en particular. Partamos de la premisa de que la educación es el medio más efectivo que tenemos para enfrentar los desafíos del futuro a escala mundial, y que estos recaen fundamentalmente en la relación entre sociedad y naturaleza.

Uno de los problemas que ha tenido la educación ambiental en México, es que no existe propuesta clara de lo que se entiende por sustentabilidad. Este concepto se describe como algo amplio y solucionador, para solventar los problemas ambientales y el agotamiento de los recursos naturales. Sin embargo, en muy pocas ocasiones se relaciona con las decisiones gubernamentales y generalmente se minimiza la responsabilidad de los actores más determinantes en los problemas ambientales. De tal forma se presenta la sustentabilidad como algo colectivo, propio de la sociedad, una receta en la que las personas son responsables de mejorar la salud del medio ambiente.

Este enfoque debe cambiar, en la educación ambiental es fundamental cuestionar el origen, los responsables y las acciones que han causado los problemas ambientales y necesariamente debe adoptar un enfoque interdisciplinar que considere una visión integral para la adopción de soluciones ambientales.

Si bien en la educación ambiental debe considerar la trascendencia de la relación humano-naturaleza, ésta debe ir más allá e incidir en los hábitos de la vida cotidiana; los modelos educativos deben proporcionar información sobre cuestiones ambientales, pero también deben impulsar estrategias que consideren la formación de valores, y la perspectiva sociopolítica de los problemas ambientales.

En este contexto, el tema de la problemática del agua se aborda de forma parcial, desde una perspectiva general y usualmente urbana, lo que dificulta entender integralmente sus causas y posibles soluciones. A nivel de la educación básica se ha observado que los niños son más conscientes de aspectos como la contaminación, que de temas como su disponibilidad; su conocimiento sobre la problemática es limitado. Un punto importante, es que sus percepciones y conocimiento dependen de su lugar de residencia y las condiciones de su entorno. México es un país muy diverso en términos culturales y geográficos, y variable en cuanto a disponibilidad del agua y las fuentes o cuerpos que abastecen una región u otra; en Yucatán por ejemplo, no hay ríos por lo que los niños asocian el tema del agua a los humedales costeros y al mar.

En este sentido los docentes deben ser sensibles a la problemática ambiental en todas sus dimensiones, tanto a escala local, como nacional y global; además, deben ser conscientes de la enorme diversidad étnica y las múltiples realidades con las que también cuenta el país. De manera que puedan tratar los contenidos y las formas de aprendizaje y comunicación de los temas a fin de hacer posible el acto educativo, a esto se le llama “mediación pedagógica”. Por esta razón la diversidad cultural debe ser un eje transversal en la educación.

La educación ambiental sobre el agua debiera considerar los siguientes objetivos:

  • Conocer su dinámica espacial y temporal.
  • Comprender que su disponibilidad es desigual.
  • Analizar la diversidad de los usos.
  • Incentivar un mejor aprovechamiento de ella.
  • Valorar la importancia de las cuencas como lugar de asentamiento y desenvolvimiento del hombre.
  • Entender la conservación del agua como un proceso de carácter transversal.

Por último, tanto con el tema del agua como en general, la educación ambiental debe dejar de buscar sensibilizar a los estudiantes, debe centrarse en generar competencias y compromiso con objetivos ambiental y socialmente responsables.

*Analista de información de Agua.org.mx
Fuente artículo: https://www.iagua.es/blogs/arturo-bravo-calderon/educacion-ambiental-mas-alla-sensibilizacion
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