La educación pública necesita del apoyo de los alcaldes y gobernadores

Por: Ángel Pérez. 

  • De acuerdo con Martha Nussbaum sigue siendo un deber del Estado proporcionar a todos sus ciudadanos oportunidades para el desarrollo humano, tales como una educación integral, que ella considera esenciales para alcanzar una vida en libertad, donde se pueda elegir y actuar para conseguir objetivos y metas que permitan una vida digna.

En Colombia el compromiso político y social con la educación pública sigue siendo débil, sin desconocer los notables avances en cobertura escolar, bienestar de los estudiantes y disminución de la deserción, durante los últimos veinte años. Es evidente, no hemos sido capaces de construir un sistema educativo que ayude a cerrar brechas, como las diferencias entre los costos de la canasta educativa que tiene la educación pública y la privada de buena calidad, y más grave, cuando se comparan los resultados de calidad que logran unos y otros en la educación básica y media y el posterior destino de los estudiantes; brechas que se agravan cuando se compara entre regiones o entre la educación rural y urbana.

Para solo mencionar el caso de Bogotá donde la matrícula en el sector privado representa el 40% del total de los estudiantes de la educación básica y media. En el año 2017 de 34.986 estudiantes que terminaron el grado once, en los colegios privados, el 60% ingresó en el año 2018 a la educación superior; esta cifra disminuye para quienes terminaron el bachillerato en los colegios oficiales, para los mismos años, egresaron 46.237 bachilleres y solo el 40% de ellos fue a la educación superior, con énfasis en el Sena. Estos datos demuestran que en la capital la condición de ser bachiller no ayuda a disminuir brechas entre los jóvenes; en el resto del país esta situación es más crítica.

Por fortuna, las grandes ciudades y los departamentos con mayor población estudiantil eligieron alcaldes y gobernadores comprometidos con la educación; además, ciudades como Bogotá, Cali, Cartagena, Cúcuta, Barranquilla, Santa Marta y otras cuentan con secretarios de educación y equipos directivos que conocen el sector, ellos tendrán cuatro años para ayudar a cerrar las brechas que promueve el sistema educativo, de manera especial el bajo acceso de los niños más pobres a la educación inicial, la exigencia de incrementar la permanencia de los estudiantes en el sistema educativo público hasta la educación superior y el reto de cerrar las brechas de calidad.

Contar con alcaldes y gobernadores comprometidos con la educación por todo el país es un hecho nuevo y sin duda puede ser una oportunidad para millones de niños y adolescentes que asisten o están por fuera de la educación básica y media, niveles educativos donde los nuevos gobernantes son responsables de la gestión educativa e inciden de manera directa. De entrada, va a ser interesante observar su comportamiento frente a reformas acordadas por el gobierno nacional con Fecode, como el ajuste al Sistema General de Participaciones, fuente principal de los recursos para financiar la educación pública; hacen falta recursos, pero también se requieren acciones para mejorar las decisiones de gasto y los resultados.

Lo anterior no soslaya la responsabilidad que tienen las entidades territoriales para destinar recursos propios para subsanar debilidades del sistema educativo oficial, por ejemplo, los programas de inclusión para estudiantes con discapacidades, o reconocer que en preescolar y en primaria los niños no reciben clases de inglés y luego cuando llegan a secundaria tienen solo 2 o 3 horas a la semana, en algunas ocasiones con docentes sin la preparación adecuada; resultado: el bilingüismo o el fortalecimiento de un segundo idioma es otra brecha que se genera entre los estudiantes la educación pública y la educación privada de buena calidad.

Alcaldes, gobernadores y secretarios de educación deben ser conscientes de que el país requiere valorizar la educación pública; los colegios públicos no pueden ser referentes de mal clima escolar y de mala calidad, además de sitios con entornos inseguros y hasta ilegales (el microtráfico acecha las instituciones escolares en las grandes ciudades), donde algunos profesores son víctimas de amenazas, extorsiones y hasta de traslados obligatorios por seguridad. Los nuevos gobernantes tienen cuatro años para cambiar esta situación, los colegios oficiales deben ser bonitos, aseados, con accesos pavimentados y con infraestructuras seguras y diseñadas para el proceso educativo, donde no existan excusas para promover y desarrollar un ambiente educativo para la calidad, pero sobre todo deben contar con los maestros suficientes y en el aula; es increíble que por temas normativos y exigencias sin fin, para remplazar en un colegio a un maestro incapacitado, una secretaría se puede demorar hasta 3 meses o más en proveer el remplazo ¿y los niños qué? Bien gracias, sin maestro, rector defiéndase como pueda. Al final le caemos a los colegios y a la educación oficial por no producir los resultados esperados, por favor ¿cuánto daño causa que un niño esté un mes o más sin profesor?

En este sentido, recomiendo que la gestión de las secretarías de educación se diseñe y se enfoque en apoyar a los colegios, en atender sus necesidades y en fortalecer sus prioridades de cambio e innovación, esta decisión debe producir mejores resultados que políticas de intervención hechas desde los despachos gubernamentales, sin ninguna consideración con la cultura institucional de los colegios y sus demandas.

Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/la-educacion-publica-necesita-del-apoyo-de-los-alcaldes-y-gobernadores-por-angel-perez-martinez/281173

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Declaración para los ministerios de educación y trabajo del G20

Por Prensa Internacional de la Educación

Como representantes de los educadores del mundo, nos da gusto que el G20 haya incluido la educación como una prioridad y esperamos que este compromiso con la educación sea garantizado de cara a la próxima cumbre de Japón en 2019.

La función crucial de la educación y los docentes

Este compromiso es crucial, ya que la educación es fundamental para que todas las personas puedan desarrollar su potencial como seres humanos y ciudadanos activos, y es el medio para lograr un futuro sostenible con diversidad, paz y democracia. 

La cuarta revolución industrial y el mundo en constante evolución requerirán nuevas competencias, tanto para la vida como para el trabajo. La educación primaria y secundaria, así como la educación técnica y la formación profesional (ETFP), puede preparar a los jóvenes y adultos a resolver problemas, innovar, crear y adaptarse a nuevas realidades.

El compromiso del G20 con la educación de calidad requiere un compromiso con los docentes. La educación de calidad depende de la calidad de la enseñanza, impartida por un personal docente y de apoyo educativo competente, con respaldo y motivación. Para hacer florecer el poder de la educación y el potencial de las personas, el G20 debe invertir en un personal docente, una enseñanza y un aprendizaje de calidad.

La necesidad urgente de docentes

El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2017/18 de la UNESCO estima que se necesitarán 69 millones de nuevos docentes en todo el mundo de aquí a 2030 para cumplir los objetivos universales en materia de educación primaria y secundaria.

Es esencial y urgente invertir de una manera seria y constante en la profesión docente para que la comunidad internacional pueda cumplir el objetivo de que todos los/las niños/as y jóvenes estén escolarizados y disfruten del aprendizaje de aquí a 2030 (Objetivo de Desarrollo Sostenible-ODS 4). En muchos países del G20 el envejecimiento de la fuerza laboral docente y las bajas debido a su jubilación son también un serio desafío puesto que llevan a una escasez de docentes.

El G20 debe invertir en la educación y los docentes, así como en la formación docente, el desarrollo profesional y unas condiciones de trabajo que resulten atractivas. El compromiso de mejorar la calidad, el atractivo y el prestigio de la profesión docente es clave para atraer a una nueva generación de educadores motivados.

El G20 también debe comprometerse en fortalecer los mecanismos de diálogo social y aplicar las disposiciones de la Recomendación de la OIT/UNESCO relativa a la situación del personal docente (1966) y la Recomendación de la UNESCO relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior (1997).

Por último, en calidad de representantes de una profesión que se dedica a los/las niños/as y a los jóvenes y de una organización comprometida con los derechos humanos, creemos que la educación de calidad debe ser equitativa y accesible para todos/as, y que debe prestar una atención particular al aprendizaje de calidad de las personas marginadas y vulnerables.

Debemos garantizar que todo el mundo tenga acceso a una educación preescolar, primaria, secundaria y terciaria gratuita y de calidad que contribuyan al desarrollo integral de las personas y las prepare plenamente para participar en la sociedad como ciudadanos activos y globales.

Medidas clave para mejorar la calidad y el prestigio de los docentes

Aumentar la oferta de docentes cualificados:

Ampliar las oportunidades de formación docente inicial, la formación continua y el desarrollo profesional. Esto debería ir acompañado de medidas destinadas a hacer de la enseñanza una profesión de primera elección para los jóvenes. Mejorar la remuneración, las condiciones de empleo, las condiciones de trabajo y la situación profesional de los docentes ayudará a mejorar la imagen pública y hará más atractiva esta profesión.

Motivar y apoyar a los docentes:

Los gobiernos nacionales deben empoderar y apoyar a los docentes para que se desarrollen, proporcionando unos niveles apropiados de autonomía y responsabilidad. Esto implica perspectivas de carrera y un marco de apoyo que disponga de unos mecanismos de responsabilidad y evaluación elaborados en colaboración con los docentes y sus organizaciones.

Contratar y retener a los docentes de calidad:

Dada la persistente escasez de docentes, especialmente en los países en desarrollo, y el envejecimiento de la población de los educadores en muchos países de dentro y fuera de la OCDE, el G-20 debería dar prioridad a la formación, la contratación y la retención de un cuerpo docente adecuado que sea más diverso y representativo, especialmente de las comunidades desfavorecidas.

Invertir en la educación y los docentes:

Una educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad para todos y todas solo puede lograrse si se invierten los recursos nacionales necesarios en la educación y en los docentes, unido a una financiación y un apoyo apropiado y constante, especialmente para los países de ingresos bajos y medio-bajos.En consonancia con los criterios internacionales relativos al nivel mínimo de financiación, los gobiernos deberían asignar al menos el 6% del PIB o el 20% del presupuesto nacional a la educación.

Los países del G20 tambiéndeberían pagar su parte justa de la ayuda al desarrollo y apoyar a los países en desarrollo a cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 relativo a la calidad de la educación y otros ODS y metas educativas relevantes.

Desarrollar/fortalecer los estándares profesionales de la enseñanza:

El fortalecimiento de los estándares profesionales de la enseñanza y el profesionalismo de los docentes puede ayudar a subir el nivel de la calidad yla eficacia de los docentes. Estos estándares deben desarrollarse con la plena participación de los educadores y sus sindicatos.

Fortalecer el desarrollo profesional continuo:

Todos los docentes y educadores, incluidos los dirigentes de los centros escolares y el personal de apoyo educativo, deberían recibir un desarrollo profesional continuo gratuito y de calidad, financiado por el gobierno, que sea pertinente a sus necesidades de desarrollo profesional. Los gobiernos también deberían crear oportunidades de colaboración entre los docentes y los dirigentes de los centros escolares, ya que esto tiene un impacto positivo sobre la motivación de los docentes, la calidad de la enseñanza y el aprendizaje de los estudiantes.

Establecer/fortalecer los mecanismos de diálogo social y político:

En consonancia con los tratados internacionales de derechos humanos, las normas internacionales del trabajo y el Marco de Acción Educación 2030, los gobiernos y las autoridades responsables de la educación del G20 deberían establecer/fortalecer los mecanismos para mantener un diálogo social y político institucionalizado con los docentes, el personal de apoyo educativo y las organizaciones gremiales que les representan, con el fin de garantizar su plena participación en el desarrollo, la aplicación, la supervisión y la evaluación de la política educativa.

La educación debe ser prioridad

En calidad de voz de la profesión docente en todo el mundo, la Internacional de la Educación insta al G20 a seguir dando prioridad a la educación y a comprometerse a invertir seriamente en los docentes que hacen que la educación inclusiva y de calidad sea una realidad cada día.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/detail/15943/declaraci%C3%B3n-para-los-ministerios-de-educaci%C3%B3n-y-trabajo-del-g20

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