¿Qué es la neuroeducación?

Por: Sofía García-Bullé

Cada aprendizaje abre un camino cognitivo nuevo, y la manera en que aprendemos está determinada por las conexiones neuronales que abren estos caminos.

La gran mayoría de los métodos didácticos se basan en la comunicación entre maestro y alumno, las diferentes facetas de la relación entre ellos, o en la jornada del estudiante a través de de su propio aprendizaje. Sin embargo, corrientes didácticas más recientes se centran en la relación entre el funcionamiento cerebral y su intersección con el acto de aprender.

El Instituto Superior de Estudios Psicológicos define la neuroeducación como una disciplina que promueve la integración entre las ciencias de la educación, la neurología, psicología y ciencia cognitiva para producir mejores métodos de enseñanza y programas didácticos. La pregunta principal que la neuroeducación se plantea es, ¿cómo aprende el cerebro? Para entender esto, necesitamos abordar algunos conceptos básicos.

Plasticidad cerebral: músculo del saber

La palabra plasticidad se refiere a la propiedad que tiene un material de ser moldeado o trabajado para cambiarlo de forma. De la misma manera, la plasticidad cerebral es la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y funcionamiento a lo largo de la vida, como reacción a la diversidad del entorno en el que vive una persona.

Representa la facultad del cerebro para recuperarse y reestructurarse en caso de lesión o enfermedad, como lo haría cualquier músculo de nuestro cuerpo, pero también de adaptarse y funcionar con la adopción de conocimientos nuevos, entendimientos, conductas y patrones. Esto último es crucial para el proceso didáctico. Cada vez que un aprendizaje nuevo se asienta en la mente de una persona, este deja una huella, creando nuevas conexiones y sumando al todo de la red neuronal de un individuo.

La neuroeducación examina los rastros que los procesos educativos dejan en nuestro cerebro y busca visualizar las relaciones entre estos datos y el modo como nos comportamos. Su aproximación al estudio del aprendizaje es primordialmente científico.

Emoción, atención y neurodivergencia

Los anteriores aspectos suenan más como el tipo de investigación que se realizaría en un laboratorio, ¿cómo traducimos este enfoque al salón de clases? ¿Qué criterios sirven para aprovechar lo que conocemos acerca del funcionamiento de las redes neuronales y cómo se comunican?

La emoción es uno de los criterios más importantes. De acuerdo a la neuroeducación, ningún entendimiento se da sobre vacío, las experiencias y emociones propias de la persona que está aprendiendo le dan contexto y significado a lo que asimila. La capacidad de atención el tiempo en el que un estudiante puede ejercerla en su máxima capacidad también es importante.

La neuroeducación tiene como prioridad tener presente los períodos en los que una persona puede centrar su atención en un canal de información sin distraerse ni fatigarse, para sacar lo mejor de la experiencia didáctica. Esto tomando en cuenta aspectos atenuantes, como por ejemplo, si se trata de una persona con Trastorno por déficit de Atención (TDAH), depresión o alguna neurodivergencia, explica Arturo Torres, Máster en psicología social por la Universidad de Barcelona y colaborador para la revista virtual Psicología y Mente.

Bajo el esquema propuesto por la neuroeducación, no hay solo una forma de aprender, hay muchas, todas relacionadas a cómo funciona el cerebro del estudiante, cómo traza caminos cognitivos y qué factores afectan o favorecen este proceso. Aquí entramos a otro pilar de la neuroeducación: la neurodiversidad, que consiste de la intención de visualizar y promocionar la inclusión de personas neurodivergentes, parte de la idea de que la educación es un bien común, un derecho básico, al cual todos deben tener acceso, independientemente de la forma en que su cerebro les permita aproximarse al aprendizaje.

¿Has escuchado hablar de la neuroeducación? ¿La has aplicado en clases? ¿Has estado en alguna clase donde el docente haga uso de este enfoque? ¿Qué piensas sobre la influencia de las conexiones neuronales y las emociones sobre la forma en que aprendemos? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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La música mejora el desarrollo cerebral de los bebés prematuros

Por: Carolina García.

Un estudio elaborado en Suiza es el primero en el mundo en encontrar que escuchar melodías produce cambios en las conexiones neuronales

En las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCI neonatales) hay mucho ruido: puertas que se cierran y se abren, gente hablando, aparatos de aire, entre otros. Un ruido que puede afectar a los bebés prematuros que se están recuperando o desarrollando en las incubadoras. Los más afectados por este entorno son los grandes prematuros, aquellos que nacen antes de la semana 32, lo que significa que no se han desarrollado del todo ni física ni cognitivamente.

A pesar de que la evidencia científica asegura que los avances médicos han mejorado mucho su supervivencia, todavía estos pequeños son más sensibles a padecer dificultades en su desarrollo neuronal. Y para que este mejore, expertos y profesores de Ginebra (Suiza) han decidido confiar en la música, pero escrita especialmente para ellos. En Suiza, según explican, unos 800 bebés son grandes prematuros al año, lo que se representa el 1% de los nacimientos en el país. Por ejemplo, en España, son unos 500 los que nacen prematuramente cada año.

“Nacer entre la semana 24 y 32 de gestación, es decir, que todavía quedarían de dos a cuatro meses para un embarazo a término, significa que su cerebro está menos desarrollado”, aseguran los autores en un comunicado. “Su manera de desarrollarlo, prosiguen, es en la incubadora, con unas condiciones muy diferentes de si estuvieran en la barriga de su madre. Si juntamos la inmadurez del cerebro y un ambiente que sensorialmente no es adecuado, podría ser una de las explicaciones del porqué las conexiones neuronales no se desarrollan normalmente”, añaden.

La idea de partida de los investigadores era cómo hacer para que el ambiente de los pequeños en la UCI mejorara. Y sabían que la música era una opción, ¿pero cuál? “Fuimos muy afortunados porque contamos con el compositor Andreas Vollenweider, con experiencia en proyectos musicales con población vulnerable y que mostró mucho interés en crear música para los grandes prematuros. El compositor contó con la ayuda de una enfermera especializada en cuidados intensivos”, según los autores.

La melodía tenía que estar adaptada a ellos y acompañarlos cuando se despertaban, cuando se iban a dormir, y que sonara durante las fases sueño-vigilia. Los instrumentos finalmente elegidos fueron la flauta punji o encantadora de serpientes –el que mejor funcionó–, el arpa, y trozos de campana. El compositor hizo tres piezas de ocho minutos de duración. El estudio se basó en diferenciar dos grupos de pequeños, unos escucharon la música cinco veces a la semana y otros, nada. Las resonancias que hicieron tras el experimento mostraron «diferencias en las conexiones neuronales en el cerebro de los bebés».

La investigación, publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha tenido conclusiones sorprendentes para los mismos autores: “Los resultados revelan que las redes neuronales de los bebés prematuros que han escuchado esta música, y en particular en cuanto a las funciones sensoriales y cognitivas, se están desarrollando mucho mejor”. “Y fue increíble”, relatan, “los niños más excitados consiguieron calmarse”. Es más, “se incrementaron las conexiones entre la red cerebral de prominencia (es aquella que permite discernir la importancia de los estímulos) y las redes auditivas, sensoriomotoras, frontal, tálamo y el precúneo (una parte del cerebro que permite relacionar la información exterior con la de los sentidos). Tanto, que la organización de las redes neuronales era muy similar a la de los bebés nacidos a término», explican. Los primeros niños que participaron en el proyecto tienen ahora 6 años, a la edad en que los problemas cognitivos comienzan a ser detectables. Ahora, tras los resultados, los autores tendrán que evaluarlos de nuevo.

«Este estudio tienen una conclusión muy novedosa porque es la primera vez en el mundo que se investiga el efecto de la música en prematuros con resonancias magnéticas y se demuestra que existe un cambio en el cerebro», explica Juan Arnáez, neonatólogo y director de la Fundación NeNe, organización sin ánimo de lucro cuyo principal objetivo es la formación, investigación y divulgación de los problemas neurológicos del recién nacido. «Sabíamos que la música era buena para el cerebro a cualquier edad, pero no cómo lo hacía. No conocíamos qué cambios se producen realmente en un cerebro en desarrollo», subraya el experto.

«Es un avance muy importante porque el ruido, o cómo evitarlo, en las UCI neonatales es algo que se lleva estudiando mucho tiempo. Los grandes prematuros se caracterizan, entre otras cosas, porque tienen inmadurez en las conexiones neuronales y más riesgo de padecer una hemorragia por la fragilidad de sus vasos sanguíneos», continúa Arnáez. Al nacer, «y pasar del vientre materno, donde el ruido queda amortiguado por el líquido amniótico, a una incubadora puede ser algo muy brusco para el pequeño. Y solucionar esta contaminación sonora en las unidades es fundamental», explica. «Lo que hay que seguir investigando es qué efecto real tiene la música a largo plazo».

Según expone el experto, en España hay hospitales que ponen música en sus UCI neonatales, pero no es algo generalizado: «Lo que si se está haciendo es: reducir la luz, tapando la incubadora; permitir a las familias que puedan estar en la unidad las 24 horas; que los prematuros puedan tomar leche de sus madres desde el minuto cero y que existan mecanismos que controlen los decibelios para controlar el ruido». «En definitiva, hay que asegurar el bienestar de estos pequeños todo lo posible», concluye.

La música también es buena para los niños mayores

Efectivamente, estudios anteriores ya habían concluido que el hecho de que los niños reciban clases de música incrementa y crea nuevas conexiones cerebrales. La Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA, por sus siglas en inglés) en 2016 concluía que “experimentar la música a una edad temprana puede contribuir a un mejor desarrollo del cerebro; a la optimización de la creación; al establecimiento de redes neuronales, y a la estimulación de las vías existentes del cerebro”.

Otro estudio, elaborado por el Instituto de Aprendizaje y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EE UU) y publicado National Academy of Sciences concluyó que “ciertas melodías mejoran el procesamiento cerebral de pequeños de nueve meses, tanto en lo que se refiere a la música como a nuevos sonidos del habla”. La investigación sugería “que experimentar patrones rítmicos musicales mejora la habilidad de detectar y predecir patrones rítmicos del habla. Esto significa que escuchar música en edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades cognitivas de los bebés”, concluían entonces los autores de este estudio.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/05/29/mamas_papas/1559124287_130243.html

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Más condiciones adversas, menos conexiones neuronales en los niños

17 de febrero de 2017/Fuente/BID/ María Caridad Araujo.

El conocimiento científico sobre el cerebro humano ha crecido de forma vertiginosa. Desde la medicina y la psicología se ha aprendido muchísimo sobre el desarrollo cerebral a lo largo de la vida en los últimos años. Uno de los hallazgos principales, que tiene consecuencias directas en la formulación de políticas sociales, es que los primeros años de vida son fundamentales para establecer los cimientos sobre los que se construyen la salud, la capacidad de aprendizaje y el bienestar de las personas. Es durante este periodo cuando, a un ritmo superior que en ningún otro, se producen la mayor cantidad de conexiones neuronales y se forma la arquitectura física del cerebro.

Los científicos que estudian el cerebro confirman que las experiencias durante la primera infancia tienen un papel esencial en la arquitectura cerebral. Por ejemplo, el estar expuesto a situaciones de violencia o de adversidad durante los primeros años de vida puede traducirse en cambios físicos en la estructura de las conexiones neuronales del cerebro. Las neuronas o células nerviosas permiten que los niños respondan a los estímulos que les rodean y constituyen los bloques con los cuales se construye el cerebro humano. Un niño expuesto a condiciones de adversidad de manera sistemática durante la primera infancia desarrolla menos conexiones neuronales. Revertir estos resultados más adelante es complejo y costoso.

Servir y devolver, como en el tenis

La ciencia nos dice, al mismo tiempo, que las interacciones de calidad entre los adultos y los niños son esenciales para la biología humana. Aquí los expertos usan una metáfora del tenis: la del “servir y devolver”. Los niños nacen programados para interactuar con los adultos que los rodean. Esa interacción con el adulto – a través de miradas, sonidos, palabras o gestos- da forma al cerebro humano. El niño “sirve”, o expresa algo, y el adulto “devuelve”, o reacciona a las expresiones del niño. La sucesión de estas interacciones, frecuentes, consistentes y de buena calidad, desarrolla la arquitectura del cerebro.

Interacciones de calidad

Ahora bien, los adultos que se encargan de los niños en sus primeros años de vida, padres, madres, abuelos, cuidadores en casa y educadores en centros de cuidado infantil, con frecuencia no conocen cuánto afecta al desarrollo infantil su comportamiento y la manera en la que ellos interactúan con los niños a su cargo. Específicamente, existe poco conocimiento sobre la importancia de las interacciones de calidad entre padres y niños desde el inicio de la vida. Pero ¿qué es una interacción de buena calidad? Se trata de una interacción que ocurre con frecuencia y que transmite calidez en el tono de lenguaje, en la selección de palabras. Hablo también de una interacción receptiva, que percibe y responde a la emoción que transmite el niño con sus gestos, con sus sonidos. Una interacción rica en lenguaje, que construye un diálogo a partir de una muestra de interés del niño, por más pequeño que este sea. “Me aprietas el dedo con tanta fuerza, te gusta mi mano, está fría” es algo que le podemos contar a un bebé de pocas semanas de nacido. Sin este tipo de interacciones con los adultos que le rodean, el cerebro humano del niño en desarrollo no aprovecha todo su potencial durante los años de mayor crecimiento. Por esta razón los programas de trabajo con familias que buscan mejorar la calidad de las interacciones y las oportunidades de juego y estimulación en el hogar han ganado popularidad en América Latina durante los últimos años.

Los desafíos de la vida moderna

Aunque la tecnología ha facilitado de maneras variadas la vida moderna y permite a muchos padres y madres tener más tiempo para jugar e interactuar con sus hijos, también hay efectos nocivos sobre los cuales es necesario crear conciencia. Casi sin darnos cuenta, los adultos nos hemos vuelto adictos al teléfono móvil, dejando de lado oportunidades de relacionarnos uno a uno con los niños que nos rodean. Existen investigaciones relativamente recientes que encuentran que, como consecuencia del uso desmedido del celular, los padres hablan y se relacionan menos con sus hijos. Es particularmente fácil descuidarse de interactuar con los niños más pequeños. La investigación demuestra que esta interacción, menos frecuente y de menor calidad, tiene consecuencias sobre el desarrollo de lenguaje en la primera infancia, pero también sobre el comportamiento y la autoestima infantil.

Los primeros tres años de vida pasan rápido y constituyen una ventana única para potenciar el desarrollo del cerebro, con consecuencias para el bienestar, la salud y el aprendizaje durante el resto de la vida. Las interacciones adulto-niño son irremplazables en este periodo para dar forma a la arquitectura del cerebro. Por eso las familias y todos los adultos que tienen a su cargo el cuidado y la atención de niños pequeños necesitan información y apoyo para proveer a los pequeños de interacciones de buena calidad de forma consistente. El Estado y la política pública juegan también un papel importante asegurando que todos los niños, incluso aquellos en las condiciones más adversas, tengan la oportunidad de desarrollar su potencial.

¿Quieres aprender más sobre las conexiones neuronales y sus consecuencias en la adultez? Regístrate a la segunda edición del curso virtual gratis sobre “Políticas efectivas de desarrollo infantil”. Para hacerlo haz, click aquí.

Maria Caridad Araujo es especialista líder de la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.

Fuente: http://blogs.iadb.org/desarrollo-infantil/2017/02/13/conexiones-neuronales/?mc_cid=b7965bf839&mc_eid=37402ddfd1

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¿Pronto podría volar un avión con su mente?

14 de diciembre de 2016 / Fuente: https://revistaeducacionvirtual.com/

Por: Claudia García

Geoffrey Ling, profesor de neurología y neurociencia  de la Universidad de Servicios de las Ciencias de la Salud; dice que estamos al borde de una revolución de las tecnologías de la mente, más pronto de lo que se piensa podría ser capaz de conducir un vehículo o incluso volar un avión con su mente.

¿Cuál es el estado de la ciencia del cerebro y del neurotechnology hoy?

Imaginemos que estamos en las primeras etapas del teléfono celular original. En la década de 1980, eran grandes ladrillos y todo lo que podían hacer es hacer llamadas telefónicas. En cierto modo es donde nos encontramos con la ciencia del cerebro. Podemos medir con fiabilidad ciertas señales asociadas con una función propia. Podemos ver cómo mover un brazo, o lo que está sucediendo durante un estado emocional específico. Podemos medir las cosas bastante bien.

La tecnología es aún voluminosos y caros. Todavía no es susceptible de uso cotidiano: la gente normal haciendo cosas reales en tiempo real. Al igual que el teléfono móvil, sin embargo, el progreso va a ser asombroso. Vamos a aprender a medir las señales mejor, y encontrar más funcionalidad asociada a esas señales. La innovación va a explotar.

¿Cómo será su consejo de contribuir a la conversación?

Lo más importante es aumentar la conciencia global. Esto no debe pertenecer a un puñado de naciones o incluso un segmento de esas naciones. Esto va a ser muy enriquecedor en todas las sociedades. Va a ser un fenómeno mundial. Lo que podemos hacer es crear esta conciencia y explicar las oportunidades.

Eso va a llevar a un nuevo nivel de eficiencia y comprensión. Lo que la humanidad podría lograr sería fenomenal. Sin embargo, con el fin de hacer eso, se tiene que ocurrir en todo el mundo, y el consejo puede ayudar a empujar hacia adelante.

¿Cuáles son las tendencias clave que debemos tener en cuenta?

El desarrollo de la tecnología es muy importante en este momento. Ese es el habilitador. Literalmente miles de millones de dólares se invirtieron en neurotecnologías, las cosas que nos ayudarán a entender las señales que usa el cerebro.

Ya hemos hecho mucho progreso. Hemos sido capaces de poner sondas en el cerebro humano para mover un brazo robótico.

Se están realizando investigaciones para ver si podemos entender la memoria. Posiblemente podemos hacer las aplicaciones para combatir la depresión, la esquizofrenia. Con el fin de hacer todo esto, la recogida de datos es muy importante. Por lo tanto, también estamos trabajando en hacer más eficiente el almacenamiento.

A partir de ahí, tenemos que encontrar maneras de hacer que todo esto no sea invasivo, por lo que no necesitamos estar poniendo sondas en las cabezas de las personas. Esto se está trabajando en estos momentos y que será el próximo gran avance. Una vez que no es necesario usar sondas, se puede empezar a aplicar estas tecnologías a todo el mundo, no sólo a los pacientes.

Para llegar allí necesitamos la ciencia dura. Todavía necesitamos saber más acerca de las señales eléctricas en el cerebro  ¿de dónde vienen y van desde y qué es lo que consiguen?

Fuente artículo: https://revistaeducacionvirtual.com/archives/2688

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