Saltar al contenido principal
Page 20 of 30
1 18 19 20 21 22 30

Otro impulso a la mercantilización de la educación y el conocimiento

Por; Matías Caciabue

La Sociedad del Conocimiento, con el saber cómo eje vertebrador de la acumulación de riquezas y la dominación política, se construye en base a la producción, circulación y apropiación privada del denominado conocimiento estratégico.

El conocimiento estratégico es el segmento del saber humano que logra acortar los tiempos sociales de producción y extracción del valor económico en cada momento histórico, el que puede realizar un rotundo cambio en la composición orgánica del capital, el que mejor consigue construir la organización de lo social, la hegemonía política o imponer, en su defecto, la dominación armada (militar, policial, paramilitar).

Lenin, en el prólogo de su libro sobre el Imperialismo como fase superior del capitalismo de 1917, le otorga ese atributo a los trenes y la industria ferroviaria. Perón, en sus reflexiones sobre la defensa nacional en los días previos al 17 de octubre de 1945, otorga esta singularidad al desarrollo de la industria pesada (maquinaria agrícola, transporte terrestre, aéreo y marítimo, entre otros).

En este siglo, podríamos afirmar que las industrias de la información y la comunicación digital, la nano y la biotecnología, la robótica, la inteligencia artificial, y ciertas ramas del sector energético (nuclear, algunas renovables, shale oil) son algunas de las áreas asignadas como de conocimiento estratégico.

Este debate está siendo tomado por el G-20, a pedido de Argentina, con la conformación del Grupo de Trabajo Educativo (GTE). Mercedes Miguel, la actual Secretaria de Innovación Educativa de la Nación sudamericana, es quien la está coordinando.

Formada en la Universidad Católica Argentina y en el Institute for the Future of Learning de la Universidad de Harvard, “Michi” Miguel fue coordinadora del área de Educación de la Fundación Grupo Sophia, un think-tank argentino articulado a la aristocracia financiera global que aportó la primera línea de cuadros de la Alianza Cambiemos: Horacio Rodríguez Larreta (Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), María Eugenia Vidal (Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires), Marcos Peña (Jefe de Gabinete de la Nación), Gustavo Lopetegui y Mario Quintana (responsables de la administración presupuestaria de la misma).

Miguel es la responsable de la implementación del programa gubernamental de inclusión digital denominado “Escuelas del Futuro”, muy controvertido entre actores institucionales y gremiales del sistema educativo.

Dicho programa prescinde de un diagnóstico actual de lo que pasa en la Escuela, sobrevalora la función de la tecnología digital en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desdibuja los roles de docentes y estudiantes en el uso de las TIC´s en el aula, y formula una propuesta educativa respondiendo a criterios propios de la mercadotecnia.

La matriz de éste programa es la que pareciera estar guiando la discusión educativa del G-20. Al menos es la agenda que la presidencia argentina impulsa en las reuniones de “sherpas” de los días 12 y 13 de abril, 11 y 12 de junio y 3 y 4 de septiembre, que culminarán con una reunión de ministros de educación el día 5 de septiembre.
La agenda de la globalización y la digitalización de la sociedad ordenan el debate educativo de este foro de países. La producción y la apropiación del conocimiento estratégico de la llamada “Cuarta Revolución Industrial” está reiteradamente explicitado en el G-20.

Se sabe que el G-20 es un espacio promovido como una especie de poder ejecutivo del Estado Global, ese difuso y líquido entramado institucional que la aristocracia financiera está construyendo junto con tratados económicos transcontinentales como el TPP-11, el TISA, el TIPP o el TLC del Mercosur con la Unión Europea.

De la poca información que circula, dada la ausencia de documentos públicos y de convocatorias a organizaciones de la sociedad civil, sorprende como se plantea la promoción de políticas de financiamiento internacional al sistema educativo, en sintonía con lo planteado en los mencionados TLC Globales en el área de servicios, donde se incluye, sin excepción, al sector educativo.

En una nota auspiciosa de las reuniones educativas G-20 del diario La Nación se afirma el impulso gubernamental a “políticas de gasto e inversión educativa más eficiente, que podrán ser acompañadas por mecanismos de financiamiento internacional”. Otro tanto se informa en una entrevista a Mercedes Miguel por parte del portal Infobae.

¿Qué parte de la educación necesita financiamiento internacional? ¿Qué se ofrecerá como contraparte? ¿Cuáles políticas se impondrán y cuáles no? ¿Cuál es el modelo de educación, ciencia y tecnología que se busca implementar? ¿Se convocará a los actores del sistema educativo y universitario a su implementación? ¿El G-20 sostendrá a la educación y al conocimiento humano como derechos de los pueblos o cómo servicios transables en un mercado mundial que tiende a concentrarse más y más? Éstos y muchos más interrogantes están abiertos a la espera de respuestas.

La presión por mercantilizar la educación y la creciente apropiación privada del conocimiento estratégico, es parte del torbellino planetario de centralización y concentración del capital, y de extracción de la mayor tajada de plusvalía por parte bancas de inversión, fondos financieros, bolsas, y empresas transnacionales en un súper nodo donde las 28 corporaciones financieras sistémicamente importantes trabajan con un activo consolidado de U$S1,82 millones cada una, es decir, mayor al PBI nominal de Argentina (0,54 millones de dólares), e incluso de Brasil, la novena potencia mundial (1,76 millones).

Estas corporaciones, protagonistas del control en la red financiera global, pueden llegar a tener al menos 7 escalones inferiores de empresas multinacionales subsidiarias controladas a partir de deudas y acciones. Al mismo tiempo, no escapan de su radio de influencia los propios Estados Nación a partir del control extorsivo de sus bonos de deuda (los llamados “fondos buitre”).

Discutir la propiedad, la producción, la circulación y la apropiación del conocimiento estratégico, así como la visión que orienta la educación en tanto proceso social, es discutir la posibilidad de una región y un mundo distinto. Los Pueblos de Latinoamérica debemos impulsar un debate en éstos temas y obligar a nuestros gobiernos a abrir a la sociedad su agenda de debate.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=240284

Comparte este contenido:

La lucha teórica y política por la educación

Por: Rafael Mendoza Castillo

Inicio estas reflexiones con el pensamiento crítico de Manuel Gil Antón: “Ojalá, ojalá de veras, un día estudiar valga más que robar dinero público, ya no sea mejor tener conocidos que conocimientos y haya más jacarandas y nuevas universidades que muertos y fosas en nuestra tierra. Para que sea así, es cosa de entrarle y no callar. Alzar la voz: tomar la palabra arrebatada”.

Sin principios ni fines todo es fungible (se consume con el uso), todo puede servir como representante de todo. Observemos las consignas actuales, “nueva cultura”, entendida como conducta adaptada al nuevo capitalismo, sin derechos ni reclamos, sin conquistas sociales. Aquí aparece, hoy en día, desde el prianismo gobernante, la nueva cultura del trabajo, nueva cultura moral, nueva cultura ecológica, nueva cultura jurídica (juicios orales). Todo ello domestica la acción política de la comunidad, es decir, la soberanía del pueblo (artículo 39 constitucional) y esto se pone al servicio de las organizaciones corporativas privadas y sus mandatos.

Manuel Gil Antón

Sin principios ni fines lo educativo se llena de productividad, de eficiencia, de la calidad que disfraza el desgaste programado de los objetos y bienes, el mercado como ausencia de fines humanos y políticos de la formación social capitalista, misma que convierte todo en mercancía, incluyendo a los sujetos sociales. La competencia donde sobresalen los oligopolios y las megacorporaciones. Este es el capitalismo políticamente administrado y planificado para controlar a las clases subalternas y someterlas a su consenso único (hegemonía).

La filosofía clarifica, determina conceptos y categorías con la finalidad de que nosotros podamos preguntarle a la conformidad con el objetivo de incomodarla. Por ello empecemos por determinar conceptos tales como integración, bloqueo histórico, la utopía y el sujeto. Si partimos de esto estaremos en mejores condiciones de construir una relación distinta de conocimiento, de acción y modo de pensar distinto ante lo educativo y el mundo actual.

En la realidad del mundo histórico contemporáneo se localizan la educación, la cultura, la ciencia, el arte, la técnica, orientados por los procesos de integración, donde la transnacionalización del capital es hegemónica, no sólo en lo financiero, económico y comercial, sino que también se incorpora lo primero. El capital produce bienes y servicios, pero también produce un sujeto que responda a su consenso único de pensamiento y de consumo.

Lo anterior revela el interés de los empresarios (Claudio X. González) que impulsan el proyecto llamado Mexicanos Primero, por ocupar también, para su negocio y lucro, el campo de lo educativo. Por eso decimos que el terreno de la educación es una lucha teórica y política, donde la definición tiene que ser clara en los actores de dicho proceso y la decisión se instala en favor de qué y en favor de quién, porque la naturaleza de la práctica educativa, según Paulo Freire, es política.

Sin embargo, no sólo se globaliza el capital, el trabajo, sino también la trasnacionalización desde el punto de vista de los medios de comunicación de masas. De ahí que la categoría de integración arroja luz sobre la forma en que los Estados nacionales desaparecen o se vuelven instituciones fallidas, achicadas, simplificadas, privatizadoras, desreguladoras, al servicio de las megacorporaciones extranjeras y nacionales.

De ese modo, gobiernos e instituciones se integran a los centros de la hegemonía económica y el consenso de Washington. Como bien afirma Immanuel Wallerstein: “Que el capitalismo no reconoce naciones ni estados, la única realidad para el capitalismo es la economía mundial, no hay en mente realidades nacionales”.

Esta realidad social, esta existencia actual, expulsa los procesos de la racionalidad teórica, del pensamiento crítico disruptivo y pone en práctica una cotidianidad sustentada en la homogeneización de las emociones y sentimientos y de las teorías del pensamiento débil. Todo ello promovido por la diversión, el entretenimiento, que lleva a la enajenación de la conciencia. La intención es destruir la centralidad de la política y de la teoría, tal que le apuesta al consumo y a la esclavitud de la gente.

Además, a través de los medios de comunicación, sobre todo el duopolio televisivo comercial, alienan y forman a la población. No sólo informan al pueblo, sino también se conforman estructuras de conciencia que apuntan a la aceptación y adaptación del orden que ellos, los medios, defienden. Esa conciencia de lo mismo hace sentir y pensar a la gente que lo que existe es lo mejor y que no existe otra opción. Les matan el futuro y la esperanza.

Como bien dice Giovanni Sartori, las imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder que al final del día convierte al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y, eso sí, dependiente del televisor. Como acertadamente dijo el clásico, el “medio es el mensaje” (Marshall Mcluhan).

Es importante que nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico propuesto por Agnes Heller. Sin este concepto no podemos entender por qué la gente aspira a lo mismo y que la gente no piense distinto. Lo anterior se vincula con la educación y la cultura ya que el poder y hegemonía tiránica no persuaden ni les interesa convencer a las personas. Tal hegemonía pretende que la gente se convierta en súbditos y no en ciudadanos, sujetos históricos, erguidos, desafiantes, que visualicen cosas distintas o diferentes a las existentes.

Por eso el modelo neoliberal produce, vía los programas de educación como el propuesto por el inolvidable sargento Aurelio Nuño, un sujeto que acepte vivir en la pobreza, el desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encarga de producir. Que las personas queden fuera del conflicto de clases y que acepten esta realidad. Otro mundo es posible y necesario.

Fuente: http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc39672

Comparte este contenido:

Una pedagogía de los gestos

Por: Álvaro Silva Muñoz

A propósito de la foto del docente de Lascano que cuida al hijo de una de sus estudiantes.

Hace unos días circuló en las redes sociales un video en el que aparecía un docente con un bebé en sus brazos, hijo de una de las estudiantes del curso del que es responsable. Según sus propias palabras, la joven le pidió que lo sostuviera, de modo de poder transcribir algunos de sus apuntes. La imagen se hizo viral y varios medios de comunicación se trasladaron hasta la escuela técnica de Lascano, departamento de Rocha; partiendo de ese hecho, profundizaron en una historia que implica a compañeros de clase, autoridades del centro educativo, docentes y otros educadores.

Siguiendo a Hannah Arendt, una de las figuras centrales de la filosofía política del siglo XX, este hecho denota un gesto. En él se condensa un movimiento por el que los adultos les damos la bienvenida a este mundo a los nuevos, a los recién nacidos, diría ella misma. Arendt, como otros tantos, sufrió en carne propia la persecución por su condición de judía en la Europa de la Segunda Guerra Mundial y experimentó en qué se convierte este mundo cuando no lo hacemos hospitalario. En efecto, natalidad y hospitalidad son dos de sus nociones centrales que tienen efectos permanentes, ya que siempre se está naciendo. La cuestión de acoger, de ser hospitalario, guarda relación con la transmisión cultural; es decir, ofrecer claves de interpretación para estar en el mundo y actuar en él, y con ello acontece un segundo nacimiento. De eso se trata la educación: en cada acto educativo se nace de nuevo, porque es posible comprender el mundo con otras miradas, conocimientos, saberes, acciones. Así, Arendt se refería a la educación como un gesto.

Un gesto que tiene la fuerza de cuestionar al menos dos sentidos comunes instalados y que no constituye una mera anécdota, como a veces se intenta presentar las “historias de vida”:

1) Los jóvenes no son “ni-ni” por una suerte de esencia que está en su naturaleza, sino que en general son las condiciones de inhospitalidad del mundo y sus instituciones –entre ellas, las educativas– las que no favorecen su continuidad en los estudios. Cuando nuevas condiciones se privilegian, los jóvenes pueden disfrutar de aprender y conocer: unas autoridades que habilitan que venga con su hijo cuando, en general, se entiende que la enseñanza media no es el espacio para estar con hijos pequeños; un adscripto que escucha un planteo y busca posibles soluciones; un docente que integra al bebé en el movimiento del aula.

2) El derecho a la educación es para todos los sujetos, a lo largo de toda la vida y de calidad, proclama la Ley de Educación 18.437, de diciembre de 2008. Sabido es que la enseñanza media es heredera de un mandato fundacional que le confiaba la selección de los sujetos que transitarían hacia la Universidad, y el conjunto de sus prácticas se basó en estos sentidos, mientras que ahora debe ofrecer espacios para que todos puedan acceder y culminar. En el seno de este debate entre cantidades y calidades, este gesto tiene la fuerza de construir instituciones hospitalarias –y, por tanto, justas, en el planteo de Arendt – y denunciar que calidad e inclusión en ocasiones se colocan en una falsa oposición, y que es posible que puedan potenciarse.

Pero me interesaría volver a Hannah Arendt, ya que hay otro elemento en juego: el docente se hace responsable de la situación. Con ello no sólo me refiero a la situación de aula, sino a la inscripción de dicha situación en un conjunto de estructuras sociales, políticas, económicas, culturales y simbólicas. Sin llegar a resolver los grandes dilemas de la humanidad, el docente se hace responsable de una situación de la que, en apariencia, no es “directamente” responsable.

Uno podría decir: “No es mi culpa”, “No fui formado para esto”, “A mí me interesa dar clase”, y varios etcéteras más. Este es uno de los ejes centrales en el análisis de Arendt cuando se refiere a la crisis de la educación, ya en su “Entre el pasado y el futuro” (1961): la crisis se apoya en eludir responsabilidades, especialmente los adultos, que hacen que los nuevos no cuenten con referencias para comprender e interpretar este mundo. La responsabilidad, en este sentido, se une al cuidado de los nuevos. La formación docente tal vez deba recorrer nuevos senderos por los que la identidad docente no se construya sólo alrededor de determinada disciplina, como tal vez lo requirió el mandato fundacional de la enseñanza media, sino que aborde otro conjunto de elementos que hacen al docente de estos tiempos, porque la diversidad de situaciones se expresa en mayor medida al haber más personas que transitan por la enseñanza media. Y, estimo, gestos como este no desvalorizan la tarea docente sino que, todo lo contrario, la dignifican.

Porque en la institución educativa se aprenden muchas cosas además de los conocimientos disciplinares: compañeros que se preocupan por pasarle apuntes a la compañera, un bebé que genera otro clima de convivencia entre los jóvenes en los corredores, un bebé que confía en distintos brazos, etcétera. Ya estamos al final del artículo y no mencionamos a la pedagogía. Bueno, en realidad, todo lo escrito refiere a una pedagogía: un gesto que enseña por su propia densidad.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2018/3/una-pedagogia-de-los-gestos/#subscribe-footer

Comparte este contenido:

Evolución de los recursos para el aprendizaje

Por: Hugo Martínez Alvarado

Herramientas tecnológicas y lúdicas para que el alumno experimente diferentes maneras de potenciar sus conocimientos. El desafío de la educación para reinventarse en tiempos digitales.

Los recursos para el aprendizaje son herramientas de mediación, que al acompañar y potenciar estrategias didácticas se instalan en la cultura escolar como representaciones simbólicas de la forma en que se definen la enseñanza y el aprendizaje.

Así, por ejemplo, la pizarra del aula puede representar diversas estrategias de trabajo pedagógico vinculado en algunos casos a la clase magistral del docente que utiliza este recurso para apoyar su explicación, modelando contenidos o apoyando etapas en su desarrollo. No obstante, el mismo pizarrón puede estar asociado a la ejercitación cooperativa en el aula, donde los alumnos deben evidenciar sus avances y conocimientos resolviendo ejercicios frente a sus compañeras y compañeros. (…)

Un recurso ampliamente utilizado en los sistemas escolares son los textos o libros de estudio (Fuller, 1987). (…) En este caso, es posible suponer que el paradigma con que se inserta este recursos de aprendizaje obedece a una visión enciclopedista de la enseñanza, que asume que el contenido se puede empaquetar y organizar estandarizadamente en un manual impreso que asegure la fiabilidad de las fuentes y organice las etapas en que se deben trabajar los contenidos o las habilidades curriculares propuestas.

Cuando se trata entonces de revisar la evolución de los recursos para el aprendizaje, es necesario revisar no solo su materialidad en relación con sus características físicas o funcionales, sino también los paradigmas pedagógicos con que están diseñados o implementados.

En la medida en que estos paradigmas respecto de cómo se aprende y cómo se enseña se modifiquen, enriquezcan o corrijan, los tipos de recursos para el aprendizaje y la forma en que estos se insertan en la dinámica del aula también se deberían ir modificando.

Avanzado el siglo XXI, los paradigmas respecto del aprendizaje se han ido enriqueciendo inevitablemente, modificándose a una velocidad en que los cambios ocurren más rápido que la capacidad de comprenderlos y sistematizarlos.

Variable fundamental para comprender estos cambios es la llamada revolución de lo impreso a las nuevas tecnologías, como la define Michael Serres, señalando que esta transformación es de igual importancia que la que vivió la humanidad en el paso de lo oral a lo escrito y de lo escrito a lo impreso.

Un sector importante y creciente de los docentes y estudiantes accede hoy a una oferta de recursos tecnológicos que les permite, a través de sus propios dispositivos digitales móviles, encontrarse con una cantidad diversa y dinámica de recursos y contenidos sin mayor restricción que sus propios intereses o habilidades de búsqueda. Aunque subsisten en Latinoamérica sectores de la población escolar que aún no tienen acceso a las oportunidades de las tecnologías de la información y las comunicaciones, esta brecha se ha ido disminuyendo gracias al aporte de políticas públicas con este propósito y al desarrollo de generaciones de dispositivos móviles de bajo costo que facilitan el acceso de los estudiantes a servicios de comunicación y fuentes de información.

De todas formas, el impacto que esta revolución ha tenido en diversos ámbitos del mundo académico, científico, social y laboral hace inevitable y urgente enfrentar el desafío de dar acceso a todos los estudiantes a las oportunidades del mundo digital.

Interés. Los estudiantes del siglo XXI están aprendiendo de diversas formas, muchas de las cuales se relacionan con la indagación, la experimentación, el ensayo y el error para el acceso y la producción de conocimiento.

Cuando tienen interés en algún tema y contenido en particular, acceden a los buscadores seleccionando aquellas fuentes que les parecen más efectivas, consultan a pares a través de las redes sociales u observan críticamente videos en la red donde se desarrollan los tópicos buscados.

Invierten una cantidad significativa de su tiempo en experimentar videojuegos cada vez más sofisticados, que requieren niveles de concentración junto con habilidades de cooperación que les permitan interactuar con pares en diversas geografías para el logro de una meta. Terminada la sesión del juego, pueden revisar su desempeño analizando reportes visuales que distinguen las habilidades logradas, las referencian en comparación con las de otros jugadores con perfiles similares y pueden compartir en las redes sociales sus logros y desafíos.

Quienes tienen intereses creativos encuentran en el mundo digital un conjunto amplio y diverso de herramientas para generar contenidos, producir animaciones o composiciones audiovisuales, componer música, o producir imágenes modificando fotografías digitales a través de herramientas de edición.

Algunos construyen canales de comunicación y divulgación en los que mezclan sus propias creaciones con la selección de creaciones de otros, a través de las cuales generan interacción participativa y colaborativa con otros jóvenes de similares intereses.

Quienes tienen intereses específicos en desarrollar alguna habilidad determinada o aumentar la profundidad en el conocimiento específico de una materia pueden establecer mecanismos de búsqueda de información, adhesión a foros y debates de preguntas y respuestas, o simplemente acceder a fuentes de información especializadas. (…)

Los estudiantes del siglo XXI saben que pueden aprender y que pueden hacerlo a través de múltiples formas y estrategias. Así lo están experimentando muchos de ellos, la mayor parte de las veces fuera de los establecimientos y sin la mediación de recursos para el aprendizaje.

Materiales de la enseñanza

Las nuevas formas de aprendizaje no pueden ser aprovechadas por los recursos para el aprendizaje tradicional. Esto ocurre por dos razones fundamentales. La primera se relaciona con las limitaciones técnicas de los mismos recursos. Los textos no se pueden actualizar, no tienen hipervínculos a nuevos contenidos o a recursos enriquecidos e interactivos. No se pueden utilizar para organizar trabajos colaborativos, no permiten retroalimentación en tiempo real. Y la segunda limitación se relaciona con el paradigma educativo con que fueron construidos. La mayor parte de los recursos para el aprendizaje corresponde a visiones de procesos de enseñanza y aprendizaje, donde los ritmos son estandarizados, el contenido proviene de una sola fuente y la instrucción se basa fundamentalmente en la repetición de actividades de experimentación que se evalúan luego de un período establecido.

Esta concepción está dramáticamente alejada de las formas en que los estudiantes están aprendiendo hoy día.

Fuente: http://www.perfil.com/universidades/evolucion-de-los-recursos-para-el-aprendizaje.phtml

Comparte este contenido:

Redes sociales e ideología

Por: Marcelo Colussi

En algún Congreso sobre Medios Alternativos se decía que “La evolución de la Web, el surgimiento de los medios alternativos, las redes sociales de Internet, así como los blogs y wikis, crean nuevas posibilidades para la comunicación social y política. Este nuevo escenario comunicativo a nivel internacional demanda cada vez más la creación de condiciones para maximizar su aprovechamiento”. Sin caer en empobrecedores maniqueísmos ni valoraciones moralizantes, ni tampoco en triunfalismos exagerados que pierden la verdadera dimensión de las cosas, digamos que toda esta amplia batería de nuevas tecnologías ofrece interesantes posibilidades si lo pensamos desde una perspectiva transformadora, quizá revolucionaria incluso, al mismo tiempo que no se pueden desconocer sus peligros latentes. El reto está en ver cómo se navega en esas aguas y se puede llegar a buen puerto.

Las llamadas Tecnologías de la Información y Comunicación -TICs- son especialmente atractivas, y con mucha facilidad pueden pasar a ser adictivas (de la real necesidad de comunicación fácilmente se puede pasar a la “adicción”, más aún si ello está inducido, tal como sucede efectivamente). En una investigación que se hizo vez pasada en Guatemala sobre este tópico se preguntó a jóvenes usuarios de estas tecnologías -de distinta extracción social, de ambos sexos, con edades de entre 17 y 25 años- si al estar haciendo el amor reciben una llamada a su teléfono celular, ¿qué harían? Muchos y muchas (alrededor de un 75%) respondieron que, sin dudarlo, contestarían. No hay dudas que estamos ante un importante cambio de actitudes.

Estamos invadidos por una cultura del uso de lo digital; se nos ha dicho incluso, interesadamente o no, que la llamada “Primavera árabe”, por ejemplo, se provocó por la catarata de mensajes de texto transmitidos en los teléfonos móviles y por el uso de las llamadas redes sociales. ¿Las nuevas revoluciones, entonces, se construirán sobre la base de realidades virtuales que movilizan a las masas? En Guatemala los movimientos cívicos anticorrupción del 2015 que terminaron sacando del poder a presidente y vicepresidenta se generaron casi exclusivamente a través de redes sociales (luego se supo que hubo ahí una monumental manipulación, habiéndose creado cantidad de perfiles falsos desde donde se lanzaron las convocatorias).

Dejamos aquí el análisis político pormenorizado tanto del movimiento de los pueblos árabes como lo que se jugó en Guatemala, porque no es el espacio adecuado para tratarlo, pero no podemos menos de indicar que estas nuevas modalidades comunicacionales tienen una fuerza decisiva. En la actualidad vivimos una cierta entronización de lo digital que puede llevarnos a verlo como panacea. De todos modos, más allá de la interesada prédica que identifica a las TICs con una nueva pretendida solución universal, no hay dudas que tienen algo especial que las va tornando imprescindibles.

Estar “conectado”, estar todo el tiempo con el teléfono celular en la mano, estar pendiente eternamente del mensaje que puede llegar, de las redes sociales, del chat, constituye un hecho culturalmente novedoso. ¿Quién perteneciente a una generación anterior a la actual respondería afirmativamente a la pregunta arriba citada, respecto a la intimidad de su vida sexual y el uso de un teléfono?

La definición más ajustada para un teléfono celular (lo mismo se podría decir de las TICs en general) es que, poseyendo el equipo en cuestión -teléfono, computadora, acceso a internet- se está “conectado”, que es como decir: “estar vivo”. Definitivamente todas estas tecnologías van mucho más allá de una circunstancial moda: constituyen un cambio cultural profundo, un hecho civilizatorio, una modificación en la conformación misma del sujeto y, por tanto, de los colectivos, de los imaginarios sociales con que se recrea el mundo. Eso nos abre forzosamente la pregunta: ¿constituyen también un arma política? ¿Son un instrumento más para el cambio social? La revolución socialista (pensemos que eso, aunque hoy día esté supuestamente “pasado de moda”, sigue siendo una posibilidad), ¿puede beneficiarse de estos instrumentos?

Lo importante a destacar es que esa penetración que tienen las TICs no es casual. Si gustan de esa manera, es por algo. Como mínimo se podrían señalar dos características que le confieren ese grado de atracción: a) están ligadas a la imagen, y b) permiten la interactividad en forma perpetua.

La imagen juega un papel muy importante en las TICs. Lo visual, cada vez más, pasa a ser definitorio. La imagen es masiva e inmediata, dice todo en un golpe de vista. Eso fascina, atrapa; pero al mismo tiempo no da mayores posibilidades de reflexión. La lectura cansa. Se prefiere el significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Ésta fascina y seduce. Se renuncia así al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo”, se quejaba amargamente Giovanni Sartori (1). Lo cierto es que el discurso y la lógica del relato por imágenes están modificando la forma de percibir y el procesamiento de los conocimientos que tenemos de la realidad. Hoy por hoy la tendencia es ir suplantando lo racional-intelectual -dado en buena medida por la lectura- por esta nueva dimensión de la imagen como nueva deidad.

Junto a eso cobra una similar importancia la fascinación con la respuesta inmediata que permite el estar conectado en forma perpetua y la interactividad, la respuesta siempre posible en ambas vías, recibiendo y enviando todo tipo de mensajes. La sensación de ubicuidad está así presente, con la promesa de una comunicación continua, amparada en el anonimato que confieren en buena medida las TICs. (Muchos “tímidos” consiguen pareja por su intermedio. Eso es un hecho. Además, a partir de ese anonimato, cualquiera se puede permitir cualquier cosa, opinar, decir lo que jamás diría cara a cara, insultar, provocar, etc., etc.).

La llegada de estas tecnologías abre una nueva manera de pensar, de sentir, de relacionarse con los otros, de organizarse; en otros términos: cambia las identidades, las subjetividades. ¿Quién hubiera respondido algunas décadas atrás que prefería contestar el teléfono fijo a seguir haciendo el amor?

Hoy día la sociedad de la información, por medio de estas herramientas, nos sobrecarga de referencias. La suma de conocimiento, o más específicamente: de datos, de que se dispone es fabulosa. Pero tanta información acumulada, para el ciudadano de a pie y sin mayores criterios con que procesarla, también puede resultar contraproducente. Puede afirmarse que existe una sobreoferta informativa. Toda esta saturación y sobreabundancia de ¿información?, y su posible banalización, se ha trasladado a la red, a las TICs en general, inundando todo. De una cultura del conocimiento y su posible apropiación se puede pasar sin mayor solución de continuidad a una cultura del divertimento, de la superficialidad. Las TICs permiten ambas vías. Se ha hablado, entonces, de intelicidio. Parecería que las redes sociales contribuyen mucho a eso: el olvido (¿o la muerte?) del pensamiento crítico. La opinión política, el análisis pormenorizado, la reflexión profunda se va reemplazando por un tuit de 150 caracteres.

Si bien las TICs se están difundiendo por toda la sociedad global, quienes más se contactan con ellas, las utilizan, las aprovechan en su vida diaria dedicándole más tiempo y energía, y concomitantemente viéndose especialmente influenciados por ellas, son los jóvenes. Es evidente que la globalización en curso uniforma criterios sin borrar las diferencias estructurales; de ahí que, diferencias mediantes, las generaciones actuales de jóvenes son todas “hijas de las TICs”, o “nativos digitales”, como se les ha llamado. “Aquello que para las generaciones anteriores es novedad, imposición externa, obstáculo, presión para adaptarse –en el trabajo, en la gestión, en el entretenimiento- y en muchos casos temor reverencial, para las generaciones más jóvenes es un dato más de su existencia cotidiana, una realidad tan naturalizada y aceptada que no merece siquiera la interrogación y menos aún la crítica. Se trata en efecto de una condición constitutiva de la experiencia de las generaciones jóvenes, más instalada e inadvertida a medida que se baja en la edad” (2)

En esa dimensión, lo importante, lo definitorio es estar conectado y siempre disponible para la comunicación. De esa lógica surgen las llamadas redes sociales, espacios interactivos donde se puede navegar todo el tiempo a la búsqueda de lo que sea: novedades, entretenimiento, información, aventura, etc., etc. En las redes sociales, usadas fundamentalmente por jóvenes, alguien puede tener infinitos amigos. O, al menos, la ilusión de una correspondencia infinita de amistades. En esa línea, creemos importante no dejar de hacer notar que la superficialidad no es ajena a buena parte de la cultura que generan las TICs. De ahí que debe verse muy en detalle cómo estas tecnologías comportan, al mismo tiempo que grandes posibilidades, también riesgos que no pueden menospreciarse. La cultura de la ligereza, de lo superficial y falta de profundidad crítica puede venir de la mano de las TICs, siendo los jóvenes -sus principales usuarios- quienes repitan esas pautas. Sin caer en preocupaciones extremistas, no hay que dejar de tener en vista que esa entronización de la imagen y la inmediatez, en muchos casos compartida con la multifunción simultánea (se hacen infinitas cosas al mismo tiempo), puede dar como resultado productos a revisar con aire crítico: “en términos mayoritarios [los jóvenes usuarios de TICs] adquieren información mecánicamente, desconectada de la realidad diaria, tienden a dedicar el mínimo esfuerzo al estudio, necesario para la promoción, adoptan una actitud pasiva frente al conocimiento, tienen dificultades para manejar conceptos abstractos, no pueden establecer relaciones que articulen teoría y práctica”. (3)

Pero si bien es cierto que esta cibercultura abre la posibilidad de esta cierta liviandad, también da la posibilidad de acceder a un cúmulo de información y a nuevas formas de procesar la misma como nunca antes se había dado, por lo que estamos allí ante un fenomenal reto.

Los medios alternativos de comunicación -como el presente, en el que se está leyendo este texto, y que hacen uso de la red, de todas estas nuevas herramientas digitales- son un granito de arena más en la larga y continuada lucha por un mundo mejor. Hoy, caído el Muro de Berlín, y con él muchas esperanzas, no hay dudas que el campo popular está un poco (bastante) falto de ideas claras, de referentes precisos en la batalla por esas transformaciones. Los ideales de algunas décadas atrás, si bien no han desaparecido, quedaron golpeados. La fabulosa ola neoliberal que todavía nos sigue afectando ha significado un golpe muy grande para la izquierda, para el campo popular, para la ideología de la transformación.

En ese marco, la cultura digital que ha llegado con una fuerza fabulosa, abre un reto: obviamente, en tanto tecnología, no es “buena” ni “mala”. Plantearlo así es sumamente reduccionista, equivocado en definitiva. Pero no se puede dejar de considerar cómo funciona, quién la maneja, qué papel juega para los grandes poderes globales como negocio y como mecanismo de control social. La posibilidad de construir ahí un espacio alternativo está abierta.

Eso, sin dudas, implica una lucha (¿hay acaso algún aspecto de lo humano que no la implique?), pues los grupos de poder utilizan este instrumental con fines de conservadurismo, para que nada se altere. Y por cierto que lo saben hacer muy bien. De hecho cada vez más asistimos a un uso mentiroso de estas posibilidades tecnológicas. Por lo pronto, en forma creciente y en todas partes del mundo, la práctica política se basa en el más repugnante engaño bien montado, mercadológicamente ofrecido. “ En la sociedad tecnotrónica el rumbo lo marcará la suma de apoyo individual de millones de ciudadanos incoordinados que caerán fácilmente en el radio de acción de personalidades magnéticas y atractivas, quienes explotarán de modo efectivo las técnicas más eficientes para manipular las emociones y controlar la razón ”, pedía el polaco-estadounidense Zbigniew Brzezinsky. Y así es, pues cada vez más asistimos a la creación de los llamados “perfiles falsos” en las redes sociales por parte de los políticos y/o las usinas ideológicas para hacer creer lo que no es (que los políticos tienen muchos seguidores, que la población los ama, que está de acuerdo con su accionar, inoculando ideología, diezmando el pensamiento crítico. ¿Queda claro por qué lo de intelicidio?). ¿Por qué una gran cantidad de personas en todo el mundo repite lo que repite sin cuestionárselo? Que en Venezuela hay una narcodictadura, por ejemplo; que los misiles nucleares norcoreanos son peligrosos para la paz mundial, pero no así los estadounidenses, solo para poner algunos patéticos ejemplos. El engaño sigue estando presente en el ejercicio del poder, y las redes sociales (atractivas, envolventes, fáciles de usar) lo permiten muy ampliamente. O más aún: lo estimulan a niveles exponenciales.

No debemos dejar de tener en cuenta que se han abierto ciertos canales para una relativa democratización de la información. En cierto sentido, todos podemos dejar nuestra marca en la red de redes, decir, denunciar, hacer evidentes ciertas cosas. Pero no hay que olvidar que ese fabuloso espacio virtual también está hiper controlado por los enormes poderes de siempre, que el tráfico satelital no lo maneja el campo popular, que tecnológicamente dependemos de unos pocos servidores que manejan ese tráfico. La ilusión de creer que la revolución se agota en una pantalla es un peligro. Bienvenidas las tecnologías digitales, sin duda. Aprovechémoslas, conozcámoslas en profundidad, saquémosle el máximo posible de provecho. Pero estemos conscientes que la organización popular, que la revolución socialista no son cuestiones puramente técnicas. La tecnología, si no está al servicio de la causa del Ser Humano como especie, sigue siendo un mecanismo de dominación.

Los medios alternativos de comunicación son un elemento más de un prolongado combate popular en pro de un mundo con mayor justicia, combate que por cierto no ha terminado aún, que ha perdido quizá la batalla de estas últimas décadas, pero no la guerra.

____________________

NOTAS

  1. Sartori, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida. Ed. Taurus. Barcelona, 1997.
  1. Urresti, Marcelo. Ciberculturas juveniles. La Crujía Ediciones. Buenos Aires, 2008.
  1. Estévez, C. La comunicación en el aula y el progreso del conocimiento , en Urresti, Marcelo. 2006.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238790&titular=redes-sociales-e-ideolog%EDa-

Comparte este contenido:

La investigación y las líneas de generación de conocimiento en la docencia

Por: José de Jesús Reveles

A juicio de quien les escribe, la investigación educativa permite no solo generar un camino con el cual podamos analizar las necesidades que como docentes se tienen, tanto en el quehacer dentro del lugar de trabajo como en el progreso profesional, con el fin de mejorar la calidad educativa y por ende, de los servicios educativos en sus diferentes niveles.

Desafortunadamente entre la comunidad docente en México no ha existido una verdadera cultura de investigación. Dos de las razones fundamentales han sido la falta de recursos tecnológicos y el desconocimiento en cuanto a metodologías de investigación que sean pertinentes dentro del campo de la educación.

La investigación en el campo de la educación, y especialmente en un país tan rico en diversidad como el nuestro, no puede quedarse nada más en un cientificismo teórico que satisfaga las necesidades intelectuales de investigadores individuales o de instituciones específicas.

Es necesario tener presente que la investigación educativa en México tiene un compromiso social. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de que investigadores educativos y sus proyectos respondan a las necesidades del entorno social y educativo; esto hará posible que exista una cultura de investigación y se generen líneas de investigación que de manera permanente serán precursoras de generación de conocimiento.

Para que esto sea una realidad, es necesario que el diseño de la investigación educativa en México cuenta con criterios de pertinencia, integridad, flexibilidad y pluralidad.

Es así como los programas educativos y sus contenidos necesitan adaptarse a la realidad del maestro, del alumno y de las condiciones regionales y locales de los centros educativos. Deben incluir el saber científico general y también popular, relacionándolos con el fin de ayudar al estudiante a interpretar su entorno desde lo local, a lo nacional, hasta una concepción de su lugar como individuo en el mundo.

Hoy en día la investigación educativa se encuentra principalmente fundamentada en la necesidad de plantear, crear y desarrollar proyectos referentes a la investigación, con el fin de analizar y evaluar la calidad de la educación que se desarrolla dentro de las instituciones formativas en el proceso de aprendizaje.

Es decir, se concibe a la docencia y a la investigación como prácticas del conocimiento humano, cuyos términos se refuerzan mutuamente. La vinculación docencia-investigación adopta diversos y variados grados en cada una de las dependencias académicas.

Así una parte indispensable de la labor de docencia que se desarrolla en las facultades y escuelas normales requiere de la realización de investigación y sea ésta considerada una faceta de su propio trabajo.

Sin embargo, la investigación desarrollada en estas instituciones no debe significar únicamente un atractivo para el logro de personal académico altamente calificado, sino además, debe concebirse como un estímulo a la capacidad creativa de los profesores y como un medio para introducir a los alumnos en el conocimiento y manejo de la metodología científica, la cual contribuye de manera importante al enriquecimiento de su formación y al desarrollo de habilidades como son la capacidad de análisis, síntesis, deducción, inducción, evaluación, etcétera.

Fuente: https://www.elsoldezacatecas.com.mx/analisis/la-investigacion-y-las-lineas-de-generacion-de-conocimiento-en-la-docencia-1570670.html

Comparte este contenido:

Libro: El Ascenso del hombre

Reseña:

Probablemente entre las nuevas generaciones el título El Ascenso del Hombre es poco conocido, pero se trata de una de las producciones pioneras de documentales sobre ciencia y tecnología para la televisión. Producida por la British Broadcasting Corporation (BBC) en 1973, esta serie tuvo un gran impacto internacional siete años antes que la famosa Cosmos y presentó el desarrollo de la ciencia a lo largo de la historia de la humanidad en 13 capítulos.

Lo mejor de este proyecto dirigido por el matemático Jacob Bronowski, convertido en gran divulgador y conductor de televisión que inspiraría al mismo Carl Sagan, es la manera de presentar una especie de biografía personal de las ideas en forma de programas de televisión y que más tarde se convertiría en libro de divulgación de culto, ahora publicado por Editorial Planeta bajo el sello de Paidós.

A partir de esta serie, la televisión se convertiría en un excelente vehículo de divulgación y de fomento de la cultura científica. El mismo Bronowski afirmaría que “si la televisión no se usara para presentar estos pensamientos en forma concreta, sería tanto como desperdiciarla”.

Este libro es una excelente opción para iniciar las lecturas de este 2018. Aborda el desarrollo del conocimiento en general y de la ciencia en particular, no como ideas abstractas sino como ideas concebidas desde las diversas culturas humanas, desde la aparición hombre hasta el siglo XX.

Abarca los conceptos fundamentales que iniciaron el largo camino del ser humano hacia el conocimiento de la naturaleza a partir de las culturas humanas más simples, de acuerdo con sus facultades básicas y su contexto geográfico, biológico y social específico. Nos explica la ciencia como una actividad humana donde los descubrimientos son hechos por los hombres, no solamente por las mentes privilegiadas.

El Ascenso del Hombre es un clásico de la literatura de divulgación científica ameno, interesante y con un lenguaje al alcance del público no especializado.

Link de descarga: http://www.eumed.net/jirr/pdf/4.pdf

Comparte este contenido:
Page 20 of 30
1 18 19 20 21 22 30
OtrasVocesenEducacion.org