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Océanos de plástico

Por: Carmelo Marcén

Hubo que cambiar la clasificación escolar de los océanos y añadir el de plástico

Los océanos y mares, habrá que recordar para los curiosos que representan el 71 % de la superficie del planeta, se estudian en muchos cursos de la escuela y adornan nuestra vida con cantidad de imágenes, casi todas espectaculares. Son protagonistas de muchos documentales –recordemos a Jacques Y. Cousteau, la BBC o National Geographic- en los que se ensalza su inmensidad, el color y los movimientos de sus aguas, la grandiosidad de la vida que albergan. Su magnetismo atrae desde hace siglos en la cultura universal y por eso son protagonistas de aventuras noveladas, como “Moby Dick” de Herman Melville –vivió sus andanzas oceánicas con poco más de 20 años y publicó en 1849 su ballenero libro, que supuso entonces un espectacular fracaso- o “20 000 leguas de viaje submarino” de Julio Verne –publicado veinte años más tarde, en donde se explora la variada vida marina y las contradicciones de la condición humana-. Pero además los grandes depósitos de agua pueden ser una muestra novelada de la vida pues albergan un 99 % de la biosfera global, de su variabilidad y belleza; incluso de su misterio. Se estima que el 95 % del volumen de mares y océanos nos resulta ignoto. ¿Quién no querría conocer cómo son las centroamericanas Fosa de Puerto Rico y Fosa de las Caimán?, unos precipicios de más de 9000 kilómetros que nos ayudarían a entender el carácter discontinuo del fondo marino y de su vida. A pesar de que los mares tienen tantos atributos, incluida la adoración que desde los griegos se dedicó al dios Océano, los humanos los hemos utilizado como si fueran una fuente inagotable de recursos o un cubo de basura sin fondo. De tal forma que han perdido sus cualidades físico-químicas y una buena parte de su variabilidad biológica. ¡Ya no son lo que eran! El dios Océano estará pensando en cambiarse de nombre.

Tal como están las cosas se nos ocurre que habrá que empezar a enseñar en las escuelas que los océanos –masas enormes de agua que contienen muchos mares- ya no son cinco sino 6. El océano de plástico, va creciendo sin parar. Los ecologistas de Greenpeace aseguran que cada año se vierten unos 8 millones de toneladas de plástico a las aguas marinas y oceánicas –casi suponen las tres cuartas partes de la basura marina-. Nos cuesta asignarle a esos océano/mares unos límites pero podemos clasificar fácilmente las especies que podrían definirlos: bolsas, microplásticos, toallitas higiénicas, botellas, bastoncitos para los oídos, pvc en cantidad, etc. Sabemos quién lo ha originado: nosotros. El asunto es grave pues los plásticos acumulados han formado ya dos grandes islas en el Atlántico, otras dos en el Pacífico y una en el Índico, ¡qué cosa tan fea! Pero además, las organizaciones ecologistas alertan de que una buena parte de los residuos plásticos se rompen en trozos de pequeño tamaño que se esparcen por la columna de agua o por el fondo marino y entran en las redes tróficas del mar, con los peligros añadidos que para las mismas suponen y también para las capturas dedicadas al consumo humano. Y es que los polímeros sintéticos de largas cadenas moleculares –así se forman los plásticos- tardan, dependiendo de factores diversos como la radiación ultravioleta (UV) y otros, mucho tiempo en degradarse: a una botella puede costarle 500 años y una simple bolsa más de 50. ¡Horror!; se calcula que en 2050 los plásticos superarán al número de peces en los mares.

El hecho es que poco a poco los océanos se asfixian por basuras, falta de oxígeno, acidificación, vertidos de nutrientes procedentes de la agricultura y varias actividades industriales, y otros añadidos humanos; ya hay detectadas más de 400 zonas muertas en el mundo y crecen sin parar. Pero el problema añadido que se nos presenta es quién cuida los océanos. En la tierra se establecen reglas y normas para proteger los recursos y existe una creciente preocupación social por no degradar en exceso el medio ambiente. Pero los mares poco nos preocupan, es posible que no los sintamos como nuestros – el 67 % de su superficie escapa a la jurisdicción de cualquier país- y ya se sabe que si no está la propiedad por medio tendemos a alejarnos del cuidado y protección. Eso sin contar que hay países poco cuidadosos, por ejemplo España que en el Ocean Index no figura en muy buen lugar (126 entre 221) con una nota de 67 sobre 100, debido sin duda a la pésima protección de las aguas de sus costas. Alemania es el primer país europeo entre los grandes, se sitúa 4º lugar, mientras que los países latinoamericanos no se encuentran bien posicionados, casi todos detrás de España, con la excepción de Ecuador y pequeñas repúblicas isleñas.

Sabemos que no podemos aspirar a que los mares vuelvan a ser lo que eran hace unos 100 años, pero necesitamos un saneamiento global, por la biología marina y porque bastante gente se podría alimentar de su biodiversidad. Seguramente los dioses del mar estarán pensando algo parecido a Cousteau: “Cerrar los ojos a la naturaleza solo nos hace ciegos en un paraíso de tontos”. Como la escuela debe ser un lugar de sabios, debe ocuparse de estudiar los océanos y mares de manera diferente: hay que entender las interconexiones de la vida humana con los cambios globales, máxime si estos se convierten en problemas, siempre difíciles de gestionar. Por cierto, habrá que buscar en los libros de texto de nuestras escuelas qué dicen sobre la contaminación del mar, por plásticos u otras causas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2018/02/15/oceanos-de-plastico/

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Malta: Una oportunidad global contra la contaminación por plásticos en los océanos

Malta/Octubre de 2017/Fuente: Greenpeace

Hoy y mañana se celebra en Malta la conferencia internacional ‘Our Ocean 2017’, que reúne a representantes de gobiernos, sociedad civil, ciencia, finanzas y empresas de todo el mundo para tratar el problema de los plásticos en los océanos. Greenpeace considera que esta reunión es una oportunidad para comenzar a discutir cómo eliminar los plásticos de un solo uso desde el origen, en lugar de solo apostar por soluciones enfocadas hacia el fin de la vida útil de los productos, como son el reciclaje o la gestión de residuos.

Hasta 12 millones de toneladas de plástico, en su mayoría productos de usar y tirar, incluyendo envases o packaging, llegan a mares y océanos cada año.Con una producción de plástico que se espera que continúe aumentando, y con una gestión de residuos y reciclaje que es claramente insuficiente, es hora de que el problema sea abordado por las marcas y empresas que están poniendo todo este plástico de un solo uso en circulación.

Para visibilizar la crisis mundial de los plásticos en los océanos, Greenpeace ha instalado, frente a la conferencia internacional, un dragón de cuatro metros que escupe plásticos de un solo uso recogidos en playas de distintos países. El movimiento Break Free From Plastic (1), del que Greenpeace forma parte, exige que los principales responsables, incluyendo empresas fabricantes y distribuidoras de productos de usar y tirar o con con una vida útil corta, como Nestlé, Unilever, Procter & Gamble, Coca-Cola y PepsiCo, dejen de producir plástico de un solo uso y que los legisladores tomen las medidas necesarias  para que los plásticos de un solo uso se eliminen de forma gradual.

El movimiento Break Free From Plastic está pidiendo a las comunidades locales de todo el mundo que se unan al movimiento y usen la metodología de auditoría de marcas” realizando limpiezas de playas para identificar a los principales causantes de esta contaminación a nivel global. Este septiembre en Filipinas se llevó a cabo una limpieza de ocho días aplicando esta “auditoría de marcas” y países como Croacia, España, y Holanda han comenzado a incluir también esta metodología. Los primeros resultados indican que plásticos de marcas conocidas como Nestlé, Unilever, Procter & Gamble, Colgate-Palmolive, PepsiCo y Coca-Cola estarían entre los más habituales de los restos recogidos en las playas.

“Esta nueva metodología basada en auditar las marcas encontradas en las limpiezas de playas, ya ha sido probada en varios países y apunta a que los peores contaminadores de plásticos son algunas de las compañías más grandes del mundo, por lo que son quienes tienen que asumir la responsabilidad”, ha declarado desde Malta Elvira Jiménez, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace. «Producir y usar cantidades absurdas de plásticos de un solo uso día tras día es claramente devastador para nuestros océanos. La única solución es detener esta práctica desarrollando modelos alternativos de distribución de productos. Esta crisis no se solventa solo con el reciclaje. Tanto los gobiernos como las empresas tienen que comenzar a eliminar gradualmente los peores plásticos de un solo uso «, ha declarado Jiménez.

«Las instituciones de la Unión Europea y los Estados miembros están revisando actualmente su legislación sobre residuos y la Comisión publicará una Estrategia europea sobre plásticos en la economía circular a finales de 2017″, ha declarado Delphine Levi Alvares, coordinadora de Break Free From Plastic Europe. «Esta es una oportunidad única para tratar la contaminación plástica en su origen y ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hacemos un llamamiento a la Comisión de la UE y a los Estados miembros para que acepten un objetivo de reducción de la basura marina vinculante a escala de la UE y tomen medidas legales para reducir significativamente el uso de plásticos de un solo uso y microplásticos en la próxima Estrategia de Plásticos. De hecho, la UE ha puesto la prevención y la reducción de los residuos como primeros objetivos en la gestión de residuos; la supervivencia de los océanos depende de que ese compromiso se transforme en acción».

Desde el lanzamiento de Break Free From Plastic, en septiembre de 2016, más de 900 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo se han unido al movimiento para exigir una reducción masiva de plásticos de un solo uso y soluciones duraderas a la crisis de la contaminación por plásticos. «Estas organizaciones comparten los valores comunes de protección ambiental y justicia social, que guían su trabajo a nivel comunitario y representan una visión global y unificada«, ha declarado Von Hernández, coordinador global de BFFP.

Además de Greenpeace, dentro del movimiento BFFP se pueden encontrar a  Zero Waste Europe, Surfrider Foundation, Oceana, Story of Stuff, Global Alliance for Incinerator Alternatives (GAIA) y Seas at Risk, entre muchos otros.

Fuente: http://www.greenpeace.org/espana/es/news/2017/Octubre/Una-oportunidad-global-contra-la-contaminacion-por-plasticos-en-los-oceanos/

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España: Cuando mi hijo tenga 47 años habrá más plástico que peces en los océanos

España/Junio de 2017/Fuente: Público

«En el mundo tiramos al año al mar 9 millones de toneladas de basura«, alerta la  Asociación Ambiente Europeo (AAE) en el vídeo de su campaña Mar Sana, que presenta este jueves coincidiendo con el Día Mundial de los Océanos.

La iniciativa busca crear conciencia social sobre la necesidad de reducir las basuras marinas. Por término medio, cada milla marina cuadrada contiene 45.000 pedazos de residuos plásticos flotantes, según datos de la ONU recogidos en un comunicado de la organización.

Este proyecto nace como una «llamada a la acción de la población», explica la asociación en un comunicado, pues los residuos producen impactos negativos en los ecosistemas marinos, en la seguridad y salud de los seres humanos, así como en las embarcaciones y en la navegación. «Hemos de lograr que nos ponga los pelos como escarpias, que nos haga daño ver plástico en el mar», reclaman en el vídeo.

«Los peces se comen el plástico, nosotros nos comemos los peces, y nosotros nos estamos comiendo nuestra propia basura«, apuntan. De hecho, «más de 600 especies de fauna marina se ven especialmente afectadas por la basura que llega al mar», como ballenas, delfines, focas y tortugas marinas, además de una gran variedad de aves e incluso el plancton.

La ingesta de este material les «causa importantes trastornos que, a menudo, resulta ser la causa del fallecimiento de gran cantidad de animales», ha asegurado la asociación, que cifra en 100.000 el número, sólo de mamíferos marinos, que mueren cada año por esta causa.

El gran problema, destaca AAE, es que «la sociedad no considera que la creciente cantidad de residuos marinos en los océanos sea una amenaza seria», puesto que «su impacto ha sido ignorado por decenios».

La Asociación aboga por sustituir la visión «cortoplacista» de la contaminación de los océanos por una que tenga en consideración su impacto en las vidas de las futuras generaciones. «Cuando mi hijo tenga 47 años, ahora tiene 14, habrá más plástico que peces en los océanos», denuncia la periodista Marta Reyero en el vídeo.

En esta campaña colaboran periodistas como Iñaki Gabilondo, Pedro Piqueras o Marta Reyero, cocineros como Ángel León y Susi Díaz y personalidades del mundo del entretenimiento como Andreu Buenafuente o Kira Miró, entre otros, proponiendo «gestos que pueden ayudar revertir el problema de las basuras marinas«.

Fuente: http://www.publico.es/sociedad/dia-mundial-oceanos-mi-hijo.html

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La contaminación de mares y océanos

Por : Cristián Frers:  

La contaminación del agua de los mares y océanos puede definirse como la alteración física, biología o simplemente estética producida por la actividad directa o indirecta de los seres humanos. Una gran parte de los desechos producidos por el hombre va a parar al medio hídrico.

Cada año se arrojan a los océanos grandes cantidades de desechos y contaminantes. Muchas de estas sustancias ni siquiera existían hace cincuenta años. La contaminación, en particular de las aguas costeras se debe tanto a las actividades terrestres como a las marinas.

La situación de los mares no hizo más que empeorar en los últimos tiempos. El aumento de la población, la falta de una legislación nacional y global estricta, clara y severa, que persiga y castigue a las empresas infractoras, el número creciente de países industrializados, la polución de los ríos, los vertidos de los barcos, las aguas fecales, los millones y millones de toneladas de plásticos que se lanzan con negligencia en sus aguas y que acaban con la vida de un sinfín de animales o el uso y abuso de pesticidas, DDT, dioxinas y metales pesados son todas ellas causas de primer orden que explican el paulatino deterioramiento de sus condiciones. Uno de los ejemplos más claros de las consecuencias que  ocasionan los vertidos incontrolados sobre los ecosistemas marinos lo descubrió casualmente el oceanógrafo estadounidense Charles Moore, quién localizó una gran mancha de basura que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Tras estudiarla, advirtió que sus dimensiones eran colosales. Actualmente se calcula que es dos veces más grande que la extensión de un país como España y, lo  peor, continúa creciendo a un ritmo veloz.

La “sopa de plástico”, como la bautizó Moore, está formada por unos seis millones de toneladas de desperdicios,  no sólo  desperdigadas por la superficie del océano sino, en algunos casos, llegan a encontrarse hasta a treinta metros de profundidad.

En Argentina, si tomáramos como ejemplo a la ciudad de Mar del Plata  -Provincia de Buenos Aires- casi 600.000 marplatenses vuelcan los desechos a la cloaca, y a la cual  se agregan toneladas de grasa (de las plantas de harina de pescado de los  restaurantes y de otros lugares de comidas). Pero por si esto fuera poco se reciben entre dos y tres millones de turistas en la época estival. Y esto no es un problema menor: el caudal que la ciudad descarga al mar es de 2,8 m3 seg.-1. durante la mayor parte del año, alcanzando en verano los 3,5 m3.seg.-1.

Los océanos son el hábitat de muchos animales marinos y de una gran cantidad de vida acuática. Muchos seres vivos luchan por sobrevivir. Millones de animales marinos fueron afectados por la contaminación  y si no los ayudamos, este problema podría ser agravarse.

¿Estamos a tiempo de revertir la situación actual? Desde luego, pero no  será un camino fácil ni rápido. Dado que la población no para de aumentar, no queda más que apostar por las políticas, las prácticas y las actitudes ecológicas.

Si no lo hacemos, será el propio planeta el que en último término, al ser incapaz de proporcionarnos los alimentos necesarios para sobrevivir a los miles de millones de personas que lo habitamos, nos ponga en su lugar.

Ecoportal.net

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