SNTE: servilismo y abandono al magisterio

Por: Erick Juárez Pineda*

 

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha sido una organización con un perfil francamente servil que ha dado preferencia a los intereses particulares de sus líderes y dejado atrás su papel primordial: la defensa de los derechos de los maestros.

Los hechos de este abandono y actitud cobarde ante los embates que han sufrido los trabajadores de la educación son cuantiosos.

En 2018, su actual líder, Alfonso Cepeda Salas, apoyaba, defendía e impulsaba en nombre de esta organización y del extinto Partido Nueva Alianza al entonces candidato a la presidencia por el PRI, José Antonio Meade. Sin embargo, después del triunfo electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador, Cepeda señaló que el sindicato se convertiría en el ejército intelectual de la 4T, adaptándose a los cambios políticos que se ­gestaban.

Además, durante la discusión de la actual reforma educativa, el SNTE se pronunció en pro de estos cambios constitucionales, asegurando que la reforma anterior le hacía mucho daño al magisterio, cuando tiempo antes apoyaban la reforma de Peña Nieto. Bastaron unos meses para que el discurso pasara de “es la reforma que México necesita [la de EPN]” a “desde el SNTE, echamos abajo la reforma educativa y damos la bienvenida a los nuevos cambios constitucionales [los de AMLO]”.

Durante los tiempos de pandemia, el SNTE sólo se limitó a compartir información sobre medidas sanitarias, cuidado de la salud y demás boletines de prensa con información dispersa e inútil para el desarrollo de los docentes, y no hubo acciones puntuales de apoyo hacia sus agremiados.

El principal reclamo hacia esta organización fue el nulo respaldo en cuestiones tecnológicas, de capacitación y salariales, pues con la educación a distancia, los maestros tuvieron que comprar equipos tecnológicos y los gastos de Internet y energía eléctrica aumentaron.

Incluso, en un video publicado recientemente (https://cutt.ly/5QSwoAD), Cepeda Salas asegura que respetarán la indicaciones de que sólo se regresará a clases en semáforo verde por seguridad de los trabajadores; sin embargo, con las recientes declaraciones del presidente López Obrador sobre el regreso a clases presenciales sin importar el semáforo epidemiológico, el sindicato sólo se limita a callar y obedecer las órdenes del jefe del Ejecutivo, faltando a la promesa de velar por la seguridad del magisterio.

Sobre la defensa del salario de estos trabajadores tampoco hubo buenos resultados. Durante la última negociación del aumento salarial entre la SEP y el SNTE, apenas se alcanzó un aumento promedio de 19 pesos diarios. Si consideramos que se registró una inflación anual de 6.05 por ciento, este aumento de 3.9 por ciento al salario y 1.8 por ciento en prestaciones, no sólo no cubre los gastos, sino que les queda debiendo 2.15 por ciento.

Adicionalmente, durante los procesos de promoción horizontal y vertical organizados por la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, los cuales estuvieron llenos de inconsistencias, fallas y acusaciones de plagio y fraude, el sindicato quedó a la orilla de la discusión. Tarde y mal hizo un llamado a esclarecer las cosas; sin embargo, sólo quedó en ello: en un comunicado de prensa. Una actitud francamente ridícula.

Hay muchos más temas en que el gremio magisterial no tuvo el valor de enfrentar de manera objetiva, clara y eficaz: los cambios ante el sistema de pensiones; la cerrazón ante el llamado de auxilio de docentes que no han cobrado su salario desde hace meses o que están contratados bajo sistemas de outsourcing (profesores del Proni y de Prepa en Línea-SEP); la nula revalorización del magisterio, y otros.

El sindicalismo, como entidad defensora de los derechos de los trabajadores es una institución necesaria que debería tener una fortaleza y legitimidad que emane de sus agremiados, no de sus líderes. Sin embargo, la entidad en la que ha devenido el SNTE es una caricatura de lo que debería ser.

Es necesaria y urgente una renovación democrática de sus dirigentes en todo el país. Fundamental es la llegada de nuevas generaciones que destierren de una vez por todas las malas prácticas de corporativismo, corrupción y desprecio hacia sus propios agremiados.

El magisterio lo merece.

*Director de Educación Futura. Locutor de La otra educación, por el 97.3 de FM.

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx

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Cambio en la USICAMM ¿De fondo?

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Aparte de la ineptitud, el burocratismo y la opacidad, el corporativismo y el clientelismo serán los sellos de la siguiente administración de la USICAMM…

La experiencia indica que no hay mucho qué cambiar en la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) de la SEP . Del mismo modo como no lo hubo en la Unidad del Servicio Profesional Docente (SPD) del sexenio pasado (2013-2018), porque su problema no es de personas, sino de marco legal y de diseño institucional.

Podrían modificarse algunas actitudes (como el trato discriminatorio), así como los tiempos y los movimientos desfasados, que se han dado en los trámites y procesos administrativos de las convocatorias (admisión y promociones), y que han afectado a docentes, asesores técnicos y directivos escolares. Pero lo de fondo seguirá sin cambiar mientras no se produzcan transformaciones estructurales, legales e institucionales.

Hemos tenido conocimiento de múltiples “rechazos” (desde los trámites iniciales, no en el proceso de evaluación en sí), de docentes, asesores y directivos escolares que tienen décadas de servicio público educativo, pero por el hecho de no ser egresados de las corporaciones aceptadas o “palomeadas” por el gobierno federal, quedan sin oportunidad de participar por las plazas en concurso, en condiciones de igualdad.

Cuando escribo sobre las instituciones aceptadas oficialmente, no me refiero al “Normalismo” en abstracto, sino, en todo caso, a ciertos actos oscuros que se han procesado (como el “favoritismo”) durante los concursos y donde han operado sin claridad tres actores principales: las autoridades educativas (federales y estatales), el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE, a nivel de secciones sindicales) y la USICAMM.

Aparte de la ineptitud, el burocratismo y la opacidad, el corporativismo y el clientelismo serán los sellos de la siguiente administración de la USICAMM. El cambio, con la Maestra Adela Piña Bernal, al frente de la Unidad en cuestión, lamentablemente asegurará el continuismo de ese tipo de prácticas. Ojalá me equivoque.

A partir de la toma de posesión (22 de junio, 2021) se iniciará una etapa de prueba sobre los cambios superficiales o de fondo que se producirán en esta dependencia de la SEP (USICAMM). El organismo evaluador de docentes, asesores y directivos escolares será sujeto a un riguroso proceso de evaluación y deliberación públicas.

Dos de diversos casos
Las políticas y los criterios institucionales utilizados por la Unidad mencionada durante los procesos previos a las evaluaciones, y durante las evaluaciones mismas, han tendido a marginar a docentes y directivos escolares, de la escuela pública, que sí cumplen o cumplían con los perfiles académicos correspondientes, sin embargo, el sistema los ha dejado fuera de los concursos debido a argumentos burocráticos absurdos.

Sé sobre el caso de un docente de telesecundaria (y como éste hay muchos), con más de 25 años de servicio, que ha participado en actividades académicas diversas, como coordinador de grupo en los cursos o talleres nacionales de actualización, así como en los cursos intensivos de la SEP (previos al inicio de cada ciclo escolar) que, cuando quiso concursar por una dirección de escuela, fue rechazado porque su licenciatura no corresponde a la que se imparte en una escuela normal superior. Él es licenciado en Psicología de la UNAM.

Conozco otro caso, cercano, de una querida maestra de Educación Preescolar, que tiene más de 20 años de servicio docente en la escuela pública; con más de 6 años de experiencia como directora de Jardín de Niños; que cuenta con títulos de licenciatura (UPN) y maestría en educación (Tec de MTY); y que ha recibido diplomas de reconocimiento al mérito académico (SEP), pero que durante el proceso de promoción (2021) no fue aceptada debido a que su título de Normal Básica es de “Educación Primaria” (en la ciudad donde ella estudió no había en los años 70´s, normal básica para Preescolar); esto aun cuando entregó documentos que acreditan aprobación de un diplomado de nivelación docente para trabajar en Preescolar, expedido por la SEP .

¿La propia SEP no reconoce a las maestras y los maestros que cursaron los programas nacionales de nivelación?

¿Tiene lógica académica esa línea de políticas públicas educativas de exclusión y discriminación profesional?

En una carta pública que escribí en marzo pasado (1), señalé que tristemente están cerradas las puertas para la promoción de las profesoras y profesores que tienen experiencia en el sistema educativo público, como docentes, asesores técnicos o directores escolares, en el nivel de educación básica o media superior, puesto que no han sido aceptados para concursar por una plaza (o incentivo) de promoción (vertical u horizontal), debido a inconsistencias, de procedimiento, creadas por la propia burocracia educativa.

También, he sugerido que, pese a las limitaciones de la propia ley del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (ley SICAMM, 2019), sí es posible tomar un acuerdo secretarial (si hubiera voluntad política e institucional, y mientras llegan los cambios a la ley), y elaborar un adendum de procedimiento, con la finalidad de que todos aquellos egresados y titulados en instituciones de educación superior distintas a las escuelas normales (sin violentar el catálogo profesional respectivo), y que tienen amplia experiencia en la escuela pública, se les permita concursar en las mismas condiciones que sus pares.

No encuentro razones de rigor académico, es decir, en el plano de la formación profesional y de actualización, ni en el ámbito del desempeño profesional o del servicio público educativo, como para dejar fuera de los concursos a cientos de docentes, directivos y asesores técnicos que desean participar y contribuir en distintas posiciones directivas o de reconocimiento del sistema educativo nacional.

Espero que la nueva administración de la USICAMM se acerque al conocimiento específico, caso por caso, de los “rechazados” en primer trámite, a efecto de que las figuras educativas que fueron víctimas de esos atropellos a sus derechos laborales y humanos, tanto este año como el anterior, puedan nuevamente ingresar sus documentos y se les permita concursar y demostrar sus conocimientos, así como sus experiencias profesionales.

Me pregunto, si no pasa absolutamente nada acerca de este asunto, es decir, si no hay cambios de fondo: ¿Cuál es el valor, el alcance y la concreción de la transformación de la vida pública del país, sobre la que se habla cada mañana en Palacio Nacional?

Fuente consultada:

(1) “Carta a la Maestra Delfina Gómez”, SDPNoticias 15 de marzo, 2021.

Fuente: SDPnoticias

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Amistad cívica y amistad partidista

Por: Leonardo Díaz

Así hemos arribado a las elecciones del año 2020 dentro de un sistema caracterizado por la hipercorrupción con su terrible secuela de degradación espiritual.

Durante mucho tiempo la filosofía política occidental olvidó una noción aristotélica fundamental para el problema de la cohesión del Estado: la “amistad cívica”.

En su lengua materna el término es “philia politike”. Su traducción literal es “amistad política”. Sin embargo, este concepto puede interpretarse de un modo soso, como camaradería de francachela; o en un sentido más nocivo, como apandillamiento partidario.

Además, sabemos que el término “político” proviene del vocablo griego “polis”, ciudad-estado. Por tanto, traducir el vocablo como “amistad cívica” es fiel al sentido aristotélico y nos libra de los extravíos interpretativos señalados.

Hechas estas aclaraciones, debemos entender la amistad cívica como una práctica dirigida a la consecución de un proyecto social común, en vez de guiado hacia intereses particulares.

En contraposición al término de Aristóteles, empleo el término de “amistad partidista” para referirme a una práctica dirigida para beneficiar un proyecto partidario por encima del interés común.

Si hay un signo distintivo de la historia política dominicana, acentuada durante las últimas dos décadas, es que las prácticas políticas desde el poder han estado caracterizadas por la amistad partidaria. Lo que las acentúa es el proceso que la filósofa húngara Ágnes Heller denominó “refeudalización”.

La refeudalización es un proceso de concentración ilícita de la riqueza económica de una sociedad que permite a una camarilla política constituirse en un grupo corporativo estatal compitiendo de manera irregular en el mercado y, si es posible, sometiendo a los grupos económicos tradicionales de esa sociedad.

Paralelo a las referidas acciones el grupo corporativo construye una plataforma clientelar disfrazada de “ayuda social” para convertir a los sectores empobrecidos en compromisarios del voto. Mediante la señalada “ayuda” millones de personas excluidas por el modelo económico sustentado por la camarilla corporativa reciben como regalo paternal las migajas de lo que les corresponde por derecho, mientras los índices de desarrollo humano expresan la realidad de la ineficacia del modelo económico basado de modo exclusivo en el crecimiento del PIB.

Estas prácticas, gestadas desde el trujillato, han sido continuadas e incrementadas por una generación política que se autoproclamó depositaria de un estandarte de moralidad que los distinguía de las prácticas nepotistas, clientelares y corruptas.

Así, hemos arribado a las elecciones del año 2020 dentro de un sistema caracterizado por la hipercorrupción con su terrible secuela de degradación espiritual. Si en la sociedad dominicana de hoy muchas personas sospechan de cualquier programa comunitario se debe a la decepción generada por años de prácticas de amistad política y refeudalización que han convertido en quimera todo proyecto de reorganizar el Estado sobre bases no clientelares.

Y, poco a poco, se va socavando nuestra humanidad con su potencial de empatía y solidaridad mientras resuenan las palabras que Aristóteles escribió en la Política (1253a 30-35): “…apartados de la ley y de la justicia, nos convertimos en el peor de todos los animales”

Fuente: https://acento.com.do/deportes/noche-de-apertura-en-duelos-nacionales-yanquis-y-dodgers-gigantes-8837089.html

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Evaluación docente, mérito y corporativismo

Por.  Carlos Ornelas

“El que porfía mata venado”, dice un refrán popular. Aunque no todo lo que pregona la Secretaría de Educación Pública como éxito rotundo sea la pura verdad, hay asuntos en los que los avances son innegables, mientras otros son expectativas o formas discursivas. La evaluación a los docentes continúa su camino sin las trabas del año pasado. El mérito como criterio de ingreso y ascenso en el servicio profesional docente se abre camino, pero hay remanentes en varios sistemas estatales que defienden la tradición con disimulo. El corporativismo, por más que el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, pregone lo contrario, sigue vigente.

Con todo y que no sea al 100%, la SEP, conforme al calendario y lineamientos que estableció el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, comenzó la evaluación de maestros el 5 de noviembre y, si no sucede nada extraordinario, concluirá el próximo domingo. Los exámenes son casi de todo, de evaluación diagnóstica, pruebas para el ingreso a la educación básica y media y concursos de oposición para ocupar cargos de dirección o ser asesores técnico-pedagógicos.

La más significativa fue la evaluación del desempeño docente. Casi diez mil de poco más de 11 mil 600 maestros y técnicos docentes inscritos se presentaron. La mayoría de los concursantes se registró de forma voluntaria, nada más fue obligatoria para quienes no obtuvieron buenos resultados el año pasado.

La SEP mira como un trofeo la participación del 85%, mientras que los opositores presumen que el 15% restante son ejemplos de rebeldía, en tanto, otros arguyen que la Reforma Educativa se encamina al fracaso porque la SEP le quitó lo obligatorio a la evaluación del desempeño.

“Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”, para seguir con el refranero. Si bien en Veracruz se movilizó a la policía estatal para prevenir el robo de exámenes u otros materiales, la ciudadanía no sufrió por la protesta violenta de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Tampoco vimos que soldados y policías resguardaran la sedes, aunque sí hubo tácticas de seguridad. La SEP perseveró y obtuvo resultados.

Lo trascendente, pienso, es que la disminución de la protesta implica que una porción de los maestros acepta el mérito como principio para el ingreso, la promoción y las recompensas (la permanencia no está en riesgo). Pero la tradición chapucera no se ha eliminado: en algunos sistemas estatales la herencia o venta de plazas sigue en uso, con discreción si se quiere, pero allí está. También surgen negociantes que medran con los docentes al venderles copias ficticias de los exámenes.

El mérito, pues, abre sendero en un contexto dominado por una cosmovisión donde las prácticas corporativas se institucionalizaron. El secretario Aurelio Nuño proclamó (en el Foro Internacional de Reflexión y Análisis El reto de formar ciudadanos para el siglo XXI, que el Senado de la República y la SEP celebraron el 18 de noviembre) que el sistema educativo tenía vicios, pero manifestó que pasar de un sistema educativo corporativo y cupular a uno basado en el mérito, es la transformación política más importante de México desde su democratización.nuño-diaz-de-la-torre

Es una exageración. El secretario no mencionó al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pero se refería a sus líderes cuando expresó: “Donde lo importante era ejercer el control político y el ingreso, permanencia y promoción del magisterio era discrecional”. Si bien el gobierno arrebató al SNTE buena parte de ese control, está lejos de finiquitar las tradiciones corporativas.

El SNTE sigue siendo gobierno en la mayor parte de los sistemas estatales, continúa con el control de cambios y movimientos, frena que se asignen plazas a quienes ganan el concurso y no son sus fieles y dirige a la mayoría de los supervisores. La rectoría de la educación prosigue en disputa.

Por más que la SEP, el secretario Nuño en primerísimo lugar, porfíe en su política, malicio que no le alcanzará el tiempo para consolidar los pasos principales de la reforma. Cierto, la noción de mérito se fincó en mandatos constitucionales, su instrumentación mediante evaluaciones progresa, pero el SNTE y la CNTE también porfían. Esperan, con calma unos, con ansias otros, al cambio de gobierno para asaltar la evaluación del desempeño y, de ser posible, eliminar la enmienda constitucional.

El corporativismo es un hueso duro de roer. Además, tiene más vidas que un gato.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/evaluacion-docente-merito-y-corporativismo/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/12/evaluacion-desempeño-docente-e1449377576408.jpg

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