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Crisis en la docencia: ¿por qué los profesores están abandonando las aulas?

Por: Paulette Delgado

Debido a las malas condiciones de trabajo, cada vez es mayor el porcentaje de maestros que renuncian a nivel mundial.

La docencia está en crisis a nivel global. Cada vez son más los profesores que piensan en renunciar debido al estrés, mala paga, falta de respeto y carga laboral excesiva.

Frustrados por los bajos salarios, falta de respeto, fondos insuficientes, estrés, carga laboral excesiva y no sentirse valorados, la mitad de los maestros de escuelas públicas de Estados Unidos han considerado abandonar la profesión. Según un estudio de Phi Delta Kappa (PDK), los principales motivos de la deserción docente son: descontento con el manejo de la disciplina de su escuela (60 %); salario y pocos beneficios (22 %); estrés, agotamiento o presión (19 %); y la percepción de no sentirse respetados y valorados (10 %).

Además, los maestros sienten que tienen mucha presión por cumplir tanto objetivos ajenos a sus clases (como los exámenes estatales), como las expectativas de lo que los padres quieren que sus hijos aprendan. PDK menciona en la encuesta que los padres de familia piensan que las escuelas públicas deberían tener clases de educación cívica y ofrecer estudios bíblicos o meditación como asignaturas optativas. Estas exigencias aumentan las presión de los profesores.

Yahoo encuestó a más de 50 profesores estadounidenses para conocer qué los llevó a renunciar. Uno de ellos comentó que su trabajo dejó de ser enseñar, y se convirtió en impulsar los datos del rendimiento de sus alumnos. El exceso de trabajo también es un factor. “Trabajar 70 horas a la semana durante muchos años ha significado que mi salud y mi vida familiar han sufrido. Salgo antes de que el trabajo me mate”, comentó otro de los encuestados. El sentimiento es compartido, una maestra de español agregó que sus compañeros se sienten abrumados porque enseñar se ha convertido en una carga, “las cosas se han puesto muy mal” concluyó.

Es tanto el agotamiento y decepción en la profesión que, cuando se les preguntó si quisieran que sus hijos se convertirán en profesores, la mayoría de los padres respondieron que no. Joan Richardson, directora de la encuesta realizada por PDK, mencionó que “a medida que la profesión docente se ha vuelto mucho más difícil, hemos visto mucho menos interés por parte del público y de los maestros en alentar a otros a seguirlos en la profesión». Es tanto el agotamiento y la decepción en la profesión que, ellos mismos no quieren que sus hijos se dediquen a la enseñanza.

Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, 2018 fue el año con más renuncias de maestros en los últimos 17 años (los datos comenzaron a registrarse en 2001). Aproximadamente un millón de trabajadores en educación pública dejaron sus puestos el año pasado. Lo más preocupante es que, si la tendencia persiste, este año los números serán peores.

Pero esta crisis no se limita a Estados Unidos, es un problema que ocurre a nivel global.

La crisis en Reino Unido

En los próximos cinco años, un 40 % de los docentes entrevistados por el Departamento de Educación del Reino Unido respondieron que no se ven trabajando como maestros. De los 8 600 entrevistados, la mayoría culparon la carga excesiva de trabajo y responsabilidad abrumadora como la principal motivo de su retiro.

Además, uno de cada cinco encuestados (cerca de 18 % de la muestra) no se ve enseñando en los próximos dos años. No son los únicos: dos quintas partes de los líderes escolares y personal de apoyo, además de docentes, desean renunciar en los próximos cinco años por razones muy similares a las de los docentes en Estados Unidos: cargas de trabajo fuera de control y responsabilidad excesiva.

Otra encuesta, esta realizada por la Unión Nacional de Educación (NEU), arrojó que 26 % de docentes encuestados con menos de cinco años de experiencia desean renunciar para 2024. ¿El motivo? El 62 % mencionaron como principal razón la carga del trabajo y 40 % el nivel de responsabilidad. En contraste, solo 15 % de los encuestados con menos de años de experiencia planean renunciar en 2024.

La crisis en Australia 

Los docentes australianos recién egresados entran al mundo laboral con altas ilusiones, sin embargo, entre 30 % y 50 % abandona la profesión durante los primeros cinco años, según una encuesta de Queensland College of Teachers.

Abandonan la profesión porque sienten que no tienen tiempo para nada debido a la carga de trabajo además de sufrir de estrés. Muchos dicen que se sienten presionados por cumplir con los requisitos del Programa Nacional de Evaluación – Alfabetización y aritmética (NAPLAN, por sus siglas en inglés) y que temen hablar de su estrés. Pero estos factores también afectan a otras áreas. Los directores también se ven gravemente afectados por el estrés. Las relaciones con los padres es uno de los problema más graves ya que los han llevado a renunciar por intimidación. Incluso, un 44 % de los directores han sido amenazados con el uso de violencia.

La crisis en Chile

Según el investigador Juan Pablo Valenzuela, del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile (CIAE), cerca del 40 % de los maestros abandonan las aulas en los primeros cinco años (incluyendo a aquellos que enseñan en escuelas privadas).

En su investigación, Valenzuela descubrió que de los profesores que comenzaron a trabajar en el año 2000, el 22 % había abandonado la profesión para 2002. Para 2009, el porcentaje de renuncias se elevó a 56 %. Y estas cifras sólo van en aumento: de los docentes que ingresaron en 2004 el 23 % ya había abandonado las aulas para 2006.De los que entraron en 2007, un tercio renunció para 2009. Esta situación se atribuye a las malas condiciones laborales y el agotamiento emocional.

Las crisis en Venezuela

Venezuela está pasando por una crisis política que ha llevado a una gran inestabilidad en todos los sectores del país. Afectando también a la educación y los docentes venezolanos. Desde 2017, al igual que en Chile, un 40 % de los profesores han abandonado la profesión. Algunos de los motivos incluyen los bajos salarios y pésimo estado de las aulas, además de otras malas condiciones laborales (como la falta de seguridad social, atención médica y seguro funerario).

Los bajos salarios y las malas condiciones laborales han obligado a cerca de un 50 % de maestros a migrar a otros países para poder continuar con la enseñanza, según  Raquel Figueroa, de la Unidad Democrática del Sector Educativo. Para remediar la crisis, el gobierno de Venezuela decidió abrir la convocatoria “docentes express” donde, después de cursos con un total de 450 horas, el alumno puede impartir clases, medida polémica que disgustó a muchos maestros.

La crisis en México 

A diferencia de los otros países mencionados, en México el problema no es que los maestros están renunciando; es que no habrá suficientes para el año 2023. De acuerdo con datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, en 2018, 61 mil 376 docentes se pensionaron o desertaron. De estos, el 50 % daba clases en primaria y 41 % en secundaria. Para 2023, se predice que esta cifra aumente a 160 mil 166 docentes.

Según datos del reporte “Docentes en México” (2015), para el año 2023 las vacantes en nivel primaria serán cerca de 78 mil 823 y de secundaria de 52 mil 180. De ser así, habrá un  problema serio de déficit de maestros ya que, según el reporte, los egresados normalistas en los últimos años han sido cerca de 8 o 9 mil.

¿A qué se debe este déficit? La profesión docente está desprestigiada, por lo que muchos estudiantes no quieren ser seguir esa profesión. Una razón es la poca competitividad salarial, ya que los maestros ganan 83 % menos que otras ocupaciones por lo que no es una carrera atractiva para los jóvenes.

Si esta tendencia continúa, será difícil encontrar futuros maestros, afectando directamente a esta y las próximas generaciones ya que no recibirán la mejor educación por posible falta de personal, porque sus profesores están agotados o no tienen el apoyo para llevar a cabo su profesión.

Pero la crisis de la docencia se extiende a todo el mundo y la mayoría busca lo mismo: un salario competitivo, oportunidad de crecimiento personal, mejorar las condiciones laborales, menos exámenes estandarizados, apoyo en tema de salud mental (tanto para los estudiantes como para los mismos maestros), entre otros.

Karin Selchert, una profesora estadounidense que renunció para ser plomera (profesión donde ahora gana el doble), comentó a Yahoo: «la parte triste para mí como educadora es que estoy mirando a las personas que pueden hacer un cambio, y no lo están haciendo […] Esto nos afecta a todos. Si nuestros estudiantes no reciben una buena educación, ¿dónde van a terminar?”

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/crisis-docencia
Imagen: Gerd Altmann en Pixabay
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Falta de liderazgo en protestas complica situación en El Líbano

Asia/Líbano/27-10-2019/Autor(a): Armando Reyes Calderín/Fuente: www.prensa-latina.cu
Por: Armando Reyes Calderín
La falta de liderazgo en las protestas antigubernamentales en El Líbano, complica la posibilidad de encontrar solución a un movimiento espontáneo que condena a los políticos sean cualesquiera su profesión de fe.

Las manifestaciones sin precedentes acusan a la clase gobernante de saquear recursos estatales a lo largo de los años en el poder.

El robo, la corrupción y la venalidad de los dirigentes de Gobierno, Estado y Parlamento colocaron al país en una profunda crisis económica que por ironía hubo un intento de salvarla mediante más impuestos y gravámenes contra los que menos tienen.

A medida que surgen variantes para una solución, el tiempo corre y se agudizan las tensiones financieras de un Estado con una deuda de 85 mil millones de dólares, equivalente a 150 por ciento del producto interno bruto.

Los manifestantes demandan cambio radical en las estructuras de poder, una consigna similar a la de la llamada Primavera Árabe que derrocó en 2011 a los jefes de Estado de cuatro países.

Pero hay una diferencia, en aquella oportunidad respondía a un diseño de Estados Unidos e Israel para colocar gobiernos favorables a su política en la región.

En El Líbano, la situación pasa por la imposibilidad de los ciudadanos de a pie de continuar sufragando los lujos de una élite gobernante emergida de las cenizas de la guerra civil de 1975-1990.

Los señores de la guerra son los mismos que hoy día predominan en el escenario político nacional y, por supuesto, descartan abandonar sus posiciones y someterse al escrutinio popular.

Como prueba se toman los 17 mil desaparecidos durante el conflicto interno de 15 años que, pese a una ley aprobada por el Parlamento, sigue sin entrar en funciones y sancionar a los culpables de aquellos crímenes.

Con tal de frenar la ola de protestas, los partidos presentes en el Gobierno y Parlamento buscan alternativas, entre ellas las de reorganizar el Ejecutivo y mantener a Saad Hariri como primer ministro.

El resto del gabinete, sugieren, debían ocuparlo tecnócratas calificados para promulgar reformas urgentes, so pena de caer en la bancarrota.

Esa posibilidad en debate necesitará apoyo de todos, incluidos los manifestantes, pero ahí se traba el proceso por no existir una dirección única entre los miles que exigen un cambio en la historia libanesa.

En cualquier caso, el próximo gobierno debe ajustarse a las normas de las cuotas sectarias religiosas que comparten cristianos y musulmanes, otro de los obstáculos para un salto de calidad.

De tal manera que se volvería a más de lo mismo en la percepción de los protestantes, al igual que en caso de elecciones, a causa de que los candidatos independientes serían opacados por los de siempre, los ricos.

Se estima que la opción de una renuncia de Hariri aportaría más conflicto que solución, porque es probable se profundice aún más la crisis.

La otra variante de políticos consiste en una fatiga de los manifestantes y se alivie la presión, se mantenga un mismo Ejecutivo que llevará a cabo reformas destinadas a mejorar la situación económica.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=315488&SEO=falta-de-liderazgo-en-protestas-complica-situacion-en-el-libano
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Miles de personas se tiran a las calles para exigir la renuncia del presidente de Honduras

América Central/Honduras/20-10-2019/Autor: The Associated Press/Fuente: m.primerahora.com

Manifestantes enardecidos bloquearon con piedras y neumáticos numerosos puntos de las principales carreteras del territorio nacional.

Miles de personas participaron en casi todo Honduras en saqueos, disturbios e intensas movilizaciones populares nocturnas que se extendieron hasta la madrugada del sábado para exigir la destitución del presidente Juan Orlando Hernández, luego que un jurado de Nueva York halló culpable a su hermano menor de cuatro delitos por narcotráfico.

Se registraron saqueos de tiendas de electrodomésticos y ropa en unos seis pequeños negocios de Comayagüela, la ciudad gemela de Tegucigalpa, según las autoridades. También en una tienda estatal de víveres en la colonia Alemán, al sur de la capital.

La policía instó a la población a «manifestarse pacíficamente sin afectar el derecho de los demás» y aún no reporta detenidos, arrestados ni lesionados en los hechos.

Piedras y neumáticos numerosos puntos de las principales carreteras del territorio nacional e impidieron el paso de vehículos en nueve de las 18 provincias hondureñas.

Un camión de transporte de la policía fue incendiado en el concurrido bulevar Suyapa de esta ciudad. El chofer huyó del lugar poco después de trasladar a alrededor de 20 agentes.

Las protestas ocurrieron luego que el viernes el derrocado expresidente izquierdista Manuel Zelaya (2006-2009), líder del partido Libertad y Refundación, exhortó a sus seguidores a manifestarse pacíficamente por el veredicto contra el excongresista Antonio «Tony» Hernández, hermano del mandatario, en la corte del Distrito Sur de Nueva York.

Una gasolinera de la colonia San Miguel, al este de Tegucigalpa, y otra en la Kennedy, al sur, fueron asaltadas por personas que además dañaron rótulos viales y comerciales en diferentes puntos de la capital.

El analista político Raúl Pineda Alvarado dijo a The Associated Press que «el caso de Tony Hernández refleja la forma en que el Estado hondureño es afectado por el narcotráfico».

La denominada Coalición de Unidad Opositora contra la Dictadura designó el sábado como su líder al excandidato presidencial Salvador Nasralla para formar un gobierno democrático y encabezar la salida de Hernández del poder.

«Llamamos a todos los sectores a integrarse a la Coalición para rescatar a la patria», indicó la nueva organización después de una reunión de tres horas entre Nasralla, el excandidato presidencial liberal Luis Zelaya y el expresidente Manuel Zelaya (2006-2009).

La Coalición anunció que a partir del lunes inicia movilizaciones de protestas a nivel nacional y de manera permanente «hasta lograr la salida de la dictadura», si bien no ofreció más detalles sobre la manera en que logrará tal propósito.

Zelaya, presidente del opositor partido Liberal, había asegurado previamente que «solo un gobierno de transición, donde todos participemos, podrá salvar y reconstruir el país en este momento trágico, pero Hernández tiene que salir del poder».

«Si el presidente se aferra al poder, como es seguro, la gente saldrá a la calle, habrá represión, muerte y violencia… y no sé qué ocurrirá», vaticinó Zelaya.

El ministro de la Presidencia, Ebal Díaz, advirtió en rueda de prensa que «los que sueñan con la renuncia del presidente pueden seguir soñando». Calificó de «correctas» las decisiones del gobierno y anunció que «lucharemos hasta el último aliento ante lo que viene porque no somos cobardes».

«Los políticos son culpables de la crisis», afirmó el obispo católico Darwin Andino. «También muchos empresarios y diputados porque permitieron que el narcotráfico se instale en Honduras, que ahora es vista como una segunda Colombia».

Por su parte, Nasralla había sostenido horas antes de la reunión que «es hora que Hernández se vaya del poder y que no pretenda estar dos años más».

Hernández se reeligió en unos polémicos comicios en noviembre de 2017, pese a que la Constitución prohíbe un segundo periodo de cuatro años en el cargo. En un mensaje en su cuenta de Twitter, el gobernante dijo que «vamos a seguir, más fuerte que nunca, en esta lucha».

Tony es el segundo pariente de un mandatario en ser condenado por tráfico de drogas en Estados Unidos. Fabio, hijo del expresidente Porfirio Lobo (2010-2014), se declaró culpable de participar en una red de tráfico de cocaína y en septiembre de 2017 un tribunal lo condenó a 24 años en prisión.

Los testigos declararon en la corte de Nueva York que contribuyeron económicamente a las dos campañas presidenciales de Hernández, de 2013 y 2017, a través de su hermano.

Fuente e Imagen: https://m.primerahora.com/noticias/mundo/nota/milesdepersonassetiranalascallesparaexigirlarenunciadelpresidentedehonduras-1371076/

 

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La Cultura Escolar ¿Escenario de la crisis?

Por: Elisabel Rubiano.

Resumen
La crisis fue la excusa para la permanente necesidad de reforma y revolución en el ámbito educativo. Sin embargo, el plantear la cultura escolar siempre como en déficit o crisis, parece una trampa. En principio, supone que alguna vez estuvo bien la escuela y ahora está mal, todo tiempo pasado fue mejor. Pero resulta, que lo que encontramos fue continuas invariantes que nos muestran que la escuela es lo que es de acuerdo al devenir de su historia. No está en crisis la escuela, es lo que se le designó que fuera. Por tanto, resulta conveniente reflexionar sobre la cultura escolar preguntándose si realmente es un ¿escenario de la crisis?
Palabras clave: cultura escolar, escuela, educación, crisis, complejidad

The crisis was the excuse for the permanent need of reform and revolution in the educational field. However, stating school culture always in deficit and crisis seems like a scam. Firstly, it is assumed that at some point the school was fine but now it is not, every past time was better. But it turns out that what we found were continuous invariables that show us that school is what it is according to the future of its history. The crisis is not in school, it is what was assigned to it from the outside. Hence, it is convenient to reflect on school culture asking ourselves if it really is a, crisis scenario?
Key words: school culture, school, education, crisis, complexity

A crise foi a escusa para a permanente necessidade de reforma e revolução no âmbito educativo. Não obstante, colocar a cultura escolar sempre como em déficit ou crise, parece uma armadilha. Em princípio, supõe que alguma vez esteve bem a escola e agora está mal. Todo tempo passado foi melhor. Mas acontece que só achamos contínuas invariantes que nos mostram que a escola é o que é segundo o devir da sua história. Não está em crise a escola, é o que ela foi designada para ser. Por isso, resulta convenente refletir sobre a cultura escolar perguntando-nos se realmente é uma ¿cena da crise?
Palavras chave: cultura escolar, escola, educação, crise, complexidade

Nos encontramos en una época en la que prevalece un espíritu de derrota que se une al fracaso de los modelos que sustentaron por mucho tiempo la ilusión de un mejor vivir. La violencia explícita y encubierta que se hace presente en nuestra sociedad, instituciones educativas, de salud y en la familia es una muestra de la tan llamada “crisis”.

Cualesquiera actitudes, incluso aquellas que se presentan como bondadosas, pueden ser violentas si no parten de un respeto a la singularidad humana. La escuela es violenta cuando se niega a reconocer que existen procesos de aprendizaje divergentes que chocan contra la estandarización que se exige a los estudiantes. Habrá violencia educativa siempre y cuando sigamos perpetuando un sistema de enseñanza que obliga a homogeneizar los niños en el aula, a negar las singularidades, a tratar a los alumnos como si tuvieran las mismas características y debieran por eso responder a nuestras exigencias con iguales resultados. La familia es violenta cuando impone a los hijos o a uno de los miembros de la pareja un modelo de comportamiento que no responde a sus exigencias más íntimas y a sus más sentidas urgencias. Y una sociedad es violenta cuando no reconoce las diferencias que animan a grupos e individuos, tratando de imponer a todos la misma normatividad, sin aceptar la existencia de casos singulares que obligan a reconocer modos distintos de convivencia. (Restrepo, 1994. p. 107).

Todo está en crisis, la escuela particularmente, en tanto “ahora” no es lo que era; “ahora” violenta, ineficiente, por tanto en déficit. Entonces, todo lo que ella y su cultura implica se le debe a la CRISIS. Nótese que en el discurso histórico, siempre se han anunciado descontentos en torno a los resultados de las políticas implementadas en todo el país a la luz de los avances que paralelamente se iban desarrollando en las ciencias de la educación y en las teorías relativas al desarrollo curricular. Críticas profundas acerca de la escuela se tejen entre sus líneas discursivas. Sin embargo, todas las razones y los rasgos por los cuales se le adjudica la crisis a la escuela, resultaron propios de la historia, de su complejidad.

Tal concepto frecuentemente adjudicado a la escuela como causa y consecuencia está atado a diferentes variables o factores que se hacen presentes en la escuela; ligado a una necesidad de revolución permanente; y como producto de la crítica a algunas de sus prácticas y ligada a su ineficiencia, está presente siempre.

El punto es que, como hemos visto, deja de ser un estado transitorio deficitario: es decir, la cultura escolar y su crisis tienen una razón histórica. Así, la escuela ha entrañado en su cultura la función de entrenar respondiendo a contenidos y valores que le resultan ajenos. Si ésta es la razón de lo que pasa, el término crisis es una máscara con intención esperanzadora ilusoria, una clave que supone cierta expectativa por su carácter transitorio. De lo contrario, estamos refiriéndonos a algo estructural, un estado perenne que altera el significado que previamente habíamos referido en torno a la crisis. Es decir, la escuela lo que hace ahora, lo ha hecho siempre, y lo seguirá haciendo si no se demanda un proceso de transformación cultural.

En el discurso histórico, recursivamente se anuncia la crisis y el descontento en torno a los resultados de las políticas implementadas, no se detuvo el deterioro de nuestra educación. Según este discurso, la cultura escolar está impregnada de la sensación de crisis, observada en la historia de la educación venezolana debido a la perenne crítica en cuanto a su proceder y a la austeridad de recursos. A partir de allí, ya podemos hacer una conclusión importante. En primer lugar es evidente que las fatalidades y las fortunas de nuestro devenir político, determinantes a su vez en el desarrollo económico del país, han influido en la marcha de nuestro proceso educativo, tal como las marcas epocales en el ámbito mundial fueron prescribiendo la historia universal de la escuela; en consecuencia las escuelas, como parte integrante del sistema educativo, terminaron revelándose como lo que siempre ha sido: un aparato burocrático del Estado. Apenas por aquí vamos descubriendo la procedencia de esas profundas heridas que han aquejado nuestro sistema educativo, al que alegremente se le han adjudicado las utopías colectivas e individuales, sin tomar en cuenta su real capacidad para dar respuestas a tan altas exigencias sociales y humanas.

A su vez, esa falta de concreción de las ilusiones cifradas en la escuela, no han logrado fraguar los proyectos políticos e ideológicos para los cuales se supone destina sus servicios. Los mayores o menores esfuerzos políticos que se han desarrollado a lo largo de la historia con el fin de incrementar los índices de escolarización y actualizar las ideas educativas suponían, indudablemente, además de hacer gala del ejercicio del poder, de la satisfacción de intereses personales y politiqueros, aprovechando la importancia que todos saben tiene la educación en el desarrollo humano. De seguro, no es posible pensar en la política, como la búsqueda de bienestar común, sin pensar en la educación, porque a mayor y mejor educación se esperan más y mejores condiciones de vida; pero justo saber esto implica un compromiso que debió trascender lo electoral, las promesas y la planificación para que realmente se realizara esta relación interdependiente.

De igual forma, en una lógica contraria, un alto índice de educación es, a la vez, una de las consecuencias de un país con mejor desarrollo humano, por lo que todas las apreciaciones que sobre la educación se hicieran a lo largo de la historia, nos dejan también indicios sobre las condiciones de vida que se han generado en el país en los diferentes períodos socio-políticos desde los mandatos coloniales, los gobiernos postindependentistas, los caudillistas, las dictaduras y las democracias teñidas de diversos ideales y valores.

Obviamente encontramos una razón que justifica en forma ineludible la presencia permanente de la educación en todos los programas y planes de gobierno que ha tenido este país, pero lamentablemente no ha sido el objetivo, el norte, sino el fundamento de la campaña publicitaria preelectoral para la venta del “líder” o del partido político que luego, por no ser capaz de asumir esta complejidad social, opta por medir la superficie: el incremento de presupuestos, de escolarizados, de escuelas, etc., amén de que para la conciencia colectiva esto es mejor que nada. La evaluación de esta situación escapa de los alcances del presente trabajo, no obstante el alto índice de escolarización sería directamente proporcional con significativas mejoras en las condiciones de vida, no sólo individuales sino sociales, que debieran reflejarse en los valores colectivos hacia el trabajo, la honestidad, el ambiente, la nación, etc. Sólo así se evidenciaría la mejora en la calidad de la educación, de lo contrario estaríamos en presencia de un sofisma.

Me temo que el hecho de que el discurso histórico se refiera preponderantemente a cifras de acceso a las escuelas, nos llevaría a creer que en Venezuela estamos muy bien porque los éxitos logrados respecto a la masificación de la “educación” en los últimos años, muestran cifras realmente halagadoras que pueden verificarse; a pesar y sin atender los fracasos en la prosecución escolar, el logro de una “alfabetización” centrada en la decodificación me
cánica y superficial, la mayor importancia que se le dio a la acumulación de información que a la construcción de sentidos, al desarrollo del pensamiento y a la formación integral del individuo. Sin embargo, a pesar de esta mirada, nunca se abandona en el discurso la referencia a la crisis: por un lado, se mostraban las estadísticas consoladoras y, por el otro, se penaba por ella, tras un espíritu de sanción engañosa e incoherente.

Otro significado fácilmente deducible que alivie el pesar de la crisis, es que ante la violenta masificación de nuestro sistema educativo, notado en el incremento de matrícula y en vertiginosos aumentos financieros que se anunciaban destinados a la educación, se generaron multitud de problemas cuyo conjunto constituye lo que se denomina crisis de nuestra educación, por su magnitud, complejidad y por la proyección que esto tiene para todos los ámbitos de la vida del país. Carlos Andrés Pérez en 1989, expresa una frase representativa, de esta interpretación
Tenemos que hacer de la crisis una oportunidad. El fruto más importante de nuestra democracia ha sido el empeño por educar a nuestro pueblo y en la realización de ese propósito el crédito principal corresponde a nuestros educadores. Sin embargo no debemos sentirnos satisfechos. (Ministerio de Educación, 1989, p. 33)

Muchos personajes pronunciaron su voz en este sentido a lo largo de la historia. Sin lugar a dudas, la expansión educativa ha implicado un gigantesco esfuerzo y una continuidad en los ocho presidentes que hemos tenido e indudablemente han generado beneficios en el ascenso y la movilidad social, puesto que el sistema social en el que se encuentra inmerso el sistema educativo se encarga de crear mecanismos de inclusión poco exigentes, acordes con parámetros de mediocridad ya identificados en los egresados de la educación formal.

El mayor indicador de crisis lo representa la tendencia a la privatización que desde el año 1983 se exacerbó, paralela al abandono a la educación pública, expresado en algunos de los problemas críticos medulares “deficientes índices de cobertura y baja calidad, falta de capacidad física instalada para atender la demanda requerida; deterioro acusado de la infraestructura escolar; deficiencia de dotación, carencia de textos…” (Ministerio de Educación, 2006)

Por otra parte, la prohibición, el disciplinar del alma de los ciudadanos y los saberes muertos, sin pertinencia social ni significación personal que se imparten en la escuela. Todas aparecen como razones de la crisis. Las escuelas intentan socializar, pero al parecer exaltan las diferencias, por tanto masifican la escolarización, mientras excluyen.

Mostramos que la cultura escolar desde el discurso artístico, revela de manera contundente los juegos de poder del pensamiento moderno, el mismo pensamiento que cifró en la escuela la esperanza de la ilustración y de una mejor calidad de vida. Terreno epistemológico que además queda destacado en el hecho de que la escuela sólo certifica y legitima al hombre en un juego de artificios, justo los artificios que comentábamos anteriormente, el discurso histórico nos mostró. En suma, la caracterización de la cultura escolar, según los diferentes discursos, no han sido producto de la crisis, sino de las tradiciones y herencias que anteceden y han construido la cultura escolar.

A lo largo del tiempo va en incremento un cierto malestar hacia la escuela, y la vía más expedita para explicar y resolver la incógnita que se genera en torno a esta situación, es decir, que todo lo que pasa es porque la “escuela está en crisis”. De allí, que resulta necesario seguir interrogándola, descubrir los sentidos que refiere esta palabra cuando se le adjudica a la cultura escolar. Hasta ahora se refiere a déficit, a algo que falta, que está incompleto, que debe avanzar.
En otro orden de ideas, resulta conveniente focalizar la atención en algunos de los signos que en forma clave muestran a la escuela como un contexto vulnerable ante la incomprensión de la complejidad, ellos son: el conocimiento escolar, el currículo y la didáctica, por ejemplo, tres macroconfiguraciones complejas ligadas a la escuela, las cuales han sido comúnmente resignificadas bajo los criterios de una crisis desesperanzadora.

Ello ha resultado más cómodo que ponerlos a la luz de la relación entre crisis y complejidad. Resulta muy complejo lo que se espera que la escuela haga con el conocimiento, el currículo y la didáctica, pero resulta más fácil ponerse el traje de la crisis cómo déficit antes de generar la discusión, la reflexión del necesario juego teórico-práctico. Así, la escuela siempre estará en situación crítica, porque nunca alcanzará la altura de las exigencias teóricas que de estas configuraciones se han hecho.

Pensar la crisis desde la complejidad, implica una red de diferentes elementos interrelacionados que trascienden lo sistémico. Es dejar de pensar en lo complicado para pensar en lo compuesto. La complejidad significa lo que está tejido junto, lo que quiere decir que las partes no pueden ser aisladas del todo, ni las partes unas a las otras, más bien están en permanente interrelación, interdependencia e interretroacción. Así, “la complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad” (Morin, 2000a, p. 42) y la crisis, de acuerdo a estas características se constituye en un macroconcepto ligado a las realidades complejas.

Según Morín (1994), los principales elementos que forman parte de la crisis son:
a. Perturbación: las perturbaciones se clasifican como externas e internas. Las externas son aquéllas ajenas al sistema, como las ecológico-naturales. Pueden ser rupturas de alianzas o nuevas alianzas políticas o sociales, guerras, invasiones, etc. Las internas, las más interesantes para Morin, porque emergen de procesos aparentemente no perturbadores, se refieren a los fenómenos de sobrecarga y double-bind. Cuando irrumpe la crisis, el sistema entra en una fase en la que crece la tendencia al desorden, la tendencia a la muerte o la posibilidad evolutiva de una nueva morfogénesis.

De lo anterior se deduce como segundo principio, que en un sistema en crisis el desorden y la incertidumbre se acrecientan y llevan a la regresión de determinismos. c. Bloqueo: la irrupción de la crisis es la ruptura de la regulación del sistema. Ella implica la parálisis, el bloqueo de los elementos que constituyen la flexibilidad organizacional del sistema.

Las complementariedades se transforman en antagonismos, se da un acrecentamiento y manifestación de caracteres polémicos. d. Desbloqueo: la crisis provoca, a su vez, la búsqueda de soluciones, de decisiones, de abandono de programas-estereotipados y la búsqueda de estrategias. Es el momento del desbloqueo, de la capacidad creativa e inventiva de los sujetos, de los individuos. Es el momento en que se efectúa el diagnóstico de una situación dada. e. Soluciones míticas e imaginarias: al lado de las soluciones crítico-racionales se constatan soluciones neuróticas, es decir, mágicas, religiosas y rituales. En el hombre, no es fácilmente separable lo racional de lo imaginario. Toda construcción de la realidad contiene elementos imaginarios y mitológicos.

Así, la crisis se produce porque todos los aspectos se enlazan en forma compleja, es decir, complementaria, concurrente y antagónica. De acuerdo a ello, en ese estado se puede llegar al restablecimiento del orden existente. Pero la crisis también es momentos de innovación, de emergencia de cualidades, sentidos y significados nuevos. Para intentar actuar en ella, se necesita una teoría y un método que permitan ver la complejidad de la realidad y la realidad de la complejidad. La crisis, desde esta perspectiva, no es sólo bloqueo, es también creación de condiciones nuevas para la acción.

Las ideas de la crisis y de la sociedad o de la escuela como parte de ella, como sistema complejo, conducen a complejizar la idea de progreso seguro, irreversible y necesario. En un contexto tal no existe ninguna ley de progreso y nada asegura que un progreso no comporte regresiones. En este sentido, la crisis es heurística como revelación del funcionamiento y la naturaleza de la sociedad, la cual es estructura y sistema a la vez, en progreso dialógico. Mirar la cultura escolar desde esta dimensión la despojaría de esa sensación aniquiladora de que lo que sucede en ella es “malo” o “negativo”, la descargaría del juicio moral para invitarla a que se asuma como una identidad compleja, la cual siempre tendrá la oportunidad de revisarse y probar nuevas realizaciones.

En la sociedad, el evento y el ruido son necesarios para la comprensión del sistema. Trabajar con el azar, el desorden y el mito, implica que la estructura mental acceda a un modo de pensar complejo, dialógico, que abra la mente al juego de lo posible, más que anular lo posible en la dictadura del orden y la simplificación. Se trata de un desafío al pensamiento, pero también de la acción, el abandono, el sociocentrismo, la retroacción puramente negativa y la ideología del orden.
Todas las crisis y complejidades nos plantean el desafío de reimaginar una escuela (con minúscula) que definitivamente tendrá que abandonar el poder de adiestrar y de enseñar, porque tal como sabiamente lo expresa Freire (1990), nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo. Los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo. Sin embargo, nadie puede asegurar que ese sea el devenir, ni que se esté gestando otra sensibilidad acorde con esa forma de pensar la escuela.

La escuela, pese a la bandera de la crisis, en el fondo ha permanecido igual, pareciera que por una especie de contenido invariante que habita su inconsciente colectivo y que coexiste con los contenidos variantes, aquellos que dinamizan la escuela de acuerdo a su particularidad, su comunidad y cultura local. Es frecuente oír en los dichos populares que los tiempos pasados fueron mejores, a pesar de las críticas que se puedan hacer respecto al ejercicio del poder y la poca consideración en la valoración del ser del estudiante. En definitiva, se dice que “antes se aprendía más”, “los maestros eran mejores” porque enseñaban verdaderamente, pero lo que no se considera en este argumento cuánto se ha complejizado la sociedad y el saber, ni el poco alcance que tenía la democratización de la educación en tiempos pasados. En todo caso, la sociedad critica a la escuela. Es constante decir que está en crisis pero la avala en sus aspectos determinantes, que justo permanecen inalterables: la existencia de programas curriculares, de la organización escolar, de reglamentos estudiantiles, de las prácticas pedagógicas y de evaluación, de los libros textos usados, de la violencia y resistencia mostrada por los educandos, de la homogenización en grados, uniformes, horarios, etc.

Las escuelas esperan socializar, pero al parecer exaltan las desigualdades no para darles respuestas, sino para desconocerlas, en el rechazo a las variantes dialectales de los alumnos, en las diferencias que se establecen entre las escuelas de acuerdo a su ubicación en los diferentes estratos, descalificando siempre a los más pobres y en las frecuentes clasificaciones que se dan en el aula peores y mejores estudiantes. Mientras teóricamente se propone una escuela justa y democrática que debería constituirse en un agente de integración con respecto a la comunidad y a la sociedad, en la praxis persiste la autocracia, la dominación, discriminación, el castigo y la condena.
Otra crítica permanente la constituyen los resultados estadísticos de los índices de deserción, repitencia y rendimiento escolar. Los indicios de fracaso, como ya lo hemos referido son claros, respecto a lo que siempre se ha esperado de ella. A pesar de todo lo que nos dijo el discurso histórico, acerca del incremento de presupuesto y de la masificación, y el teórico, de los avances científicos en las disciplinas relacionadas con la escuela: la pedagogía, las didácticas generales y las específicas según cada objeto de conocimiento, la psicología, entre otras, la escuela nunca presenta un balance favorable en términos de inversión y producto.

El asunto, mas allá de un balance favorable o desfavorable, de la crisis por perturbación o bloqueo, es que estamos hablando de una crisis por años que no ha generado movilizaciones importantes. De lo que se trata es de asumir la escuela en su devenir, construir los caminos que reclame cada escuela, al fin y al cabo, la educación escolar a lo largo de la historia se ha anunciado necesaria para sobrevivir, para funcionar en sociedad, para alcanzar un recto proceder, como garantía en la transmisión de una cultura a las generaciones futuras de determinadas clases sociales, como prioridad para alcanzar una mejor calidad de vida, para batallar con la pobreza, para abrir las ventanas del mundo y mirarlo más allá de los ojos, para optimizar la condición humana y para la realización social.

La escuela es la concreción de una imagen en la que se deposita mayormente lo que se espera de la educación y por tanto del país, en ella se debe realizar la ciencia y el arte de formar seres humanos. No sabemos qué tan oscuro resulta el panorama, qué tan efectiva puede significar una voluntad de servicio que cree condiciones permanentes para una educación anticrisis que asuma las relaciones educación-sociedad, que comprenda los procesos sociales y que cree las condiciones socio-culturales propias en los actores del proceso. Lo que si aupamos es el desbloqueo, la crisis que aunque dolorosa nos mueva de la inercia. Morin (2000b) nos advierte que la crisis no sólo representa el sentido de que “todo va mal”, ella puede transformarse en una oportunidad reveladora y realizadora, puede develar lo que en condiciones normales permanece oculto o poner en movimiento fuerzas de transformación.

Krisis: el término griego significa decisión. Su utilización inicial en medicina ha conservado

este sentido: la crisis es el momento decisivo, el punto de inflexión que permite el diagnóstico. Ahora bien, en su sentido moderno el concepto de crisis ha pasado a ser de incertidumbre. Tal como hemos dicho, la crisis aporta una relativa indeterminación allá donde imperaba un determinismo aparente garantizado y, en este sentido, debilita la posibilidad de previsión. Pero hay que comprender que no se trata aquí de un cambio del significado del concepto de crisis sino de un paso de un sentido simple a un sentido complejo. En la medida en que hay incertidumbre, hay, desde ese momento, la posibilidad de acción, de decisión, de cambio, de transformación. El momento de la indeterminación y el de la decisión se confunden en la medida en que la decisión y la incertidumbre son interdependientes. La crisis es un momento indeciso y decisivo a la vez. (Ob. Cit., p. 160)

Según estos planteamientos, este hecho puede transformarse en una oportunidad reveladora y realizadora. Cuando “todo va mal”, puede develar lo que en condiciones normales permanece oculto o poner en movimiento fuerzas de transformación. Hasta ahora hemos evidenciado aquí que este término transporta el sentido de déficit sobre otros criterios distintos a los intervenidos en la acción y de estados pasajeros o efímeros de las deficiencias emergentes. Sin embargo, debe ser a partir de este principio propio de la naturaleza de la crisis, es decir, como oportunidad, que tras cada declaración de “crisis” emitida en los discursos se anuncian acciones, transformaciones y “revoluciones”.

De tal manera, que podemos asumir la cultura escolar como escenario de la crisis, pero con el propósito de movilizarla, desde ese contexto podemos partir a la hora de la acción que día a día nos toca desarrollar en las escuelas, de las investigaciones que ahora se gestan desde el paradigma critico, desde el compromiso político y ético que tenemos con el país.

Freire, P. (1990). Pedagogía del oprimido. Montevideo: Siglo XXI. Ministerio de Educación (1989).

Programas y Manuales. Caracas. Ministerio de Educación y Deportes. (2006). Escuelas Bolivarianas. Caracas.

Morin, Edgar (1994). El método. El conocimiento del conocimiento. Madrid: Cátedra.

Morin, Edgar (2000a). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Caracas: Ediciones Universidad Central de Venezuela.

CIPOST. UNESCO. Morin, Edgar (2000b). Sociología. TECNOS. En dossier del Dr. Alejandro García Malpica.

Universidad de Carabobo. Área de Estudios de Postgrado. Doctorado en Ciencias Sociales. Valencia, Venezuela.

Restrepo, L. (1994). El derecho a la ternura. Bogotá: Arango.

Fuente del artículo: http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/31251/articulo11.pdf?sequence=1&isAllowed=y

 

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La crisis de maestros en Cuba será abatida con alumnos universitarios

Cuba / 14 de octubre de 2018 / Autor: CiberCuba / Fuente: Periódico Cubano

Lo novedoso es que quienes se sumen a la campaña tendrán buenas concesiones durante sus estudios

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Argentina: La crisis del sistema educativo en su conjunto (Audio)

Argentina / 16 de septiembre de 2018 / Autor: FM La Tribu / Fuente: La Mar en Coche

Los maestros y maestras de escuelas públicas y privadas y las y los docentes universitarios de todo el país ratificaron la convocatoria a un paro nacional con movilización al Congreso para el próximo jueves 13.

La medida de fuerza es en rechazo al ajuste presupuestario para el sistema público de educación –que el Gobierno profundizará en 2019 en busca del déficit cero, según denuncian los gremios– y se da también en el marco del conflicto universitario en todo el país, con facultades paralizadas por tomas estudiantiles y huelgas de profesores

La semana próxima va a ingresar el Presupuesto 2019 para su tratamiento en el Congreso y trae un ajuste en educación muy importante. No va a incluir por primera vez lo que es inversión en educación técnica y las becas escolares.

María Bielli, referente de El Hormiguero, rectora del Instituto de Formación Superior Dora Acosta en la Villa 31 explica cómo ve el debate del proyecto de UNICABA y da un panorama de toda la situación educativa nacional.

 

 

 

 

Fuente de la Entrevista:

LA CRISIS DEL SISTEMA EDUCATIVO EN SU CONJUNTO

ove/mahv

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El misterio del éxito educativo japonés: por qué envidian a Europa si son los mejores

Redacción: El Confidencial

Si España obtuviese en alguna edición del examen PISA unos resultados similares a los de Japón, no es descartable que el Ministro de Educación de turno saliese al balcón de su despacho, descorchase una botella de champán y regase con ella el asfalto vacío. En su última edición, el país nipón obtuvo 558 en puntos Ciencias, tan solo superados por Singapur (con 556), y muy por encima de los 493 de España. En Lectura sacaron 516, mientras que nuestro país lograba 496. Las matemáticas son otro punto fuerte, con 532 puntos (los españoles, 486). También aparece entre los primeros puestos en equidad educativa. Excelencia e igualdad son los dos rasgos por los que son aplaudidos fuera de sus fronteras.

Así visto, uno diría que, siempre y cuando se considere el informe de la OCDE un criterio válido, los japoneses tendrían motivos para estar orgullosos. Sin embargo, desde hace unos cuantos años, abundan las opiniones negativas sobre el sistema educativo nipón en la prensa local. En un artículo publicado en ‘The Japan Times’, Ikuko Tsuboya-Newell,directora de un colegio en Tokio, explicaba una reveladora anécdota: en una cena con el Ministro de Educación holandés, este les reveló que cuando visitaba Japón para aprender sobre su exitoso sistema educativo, los nipones le respondían extrañados, explicando que en realidad eran ellos los que envidiaban la educación europea. Otros lamentan, por ejemplo, la poca disciplina de los alumnos. Y algunos, como Mikio Takagi, dueño de una cadena privada de academias, recuerda que sus alumnos son “muy buenos dando respuestas a los problemas que ya tienen respuesta”.

El gasto en educación privada en Japón dobla a la media de la OCDE, un 31,9% frente al 16%, destinado sobre todo a las clases extraescolares

La directora aduce que quizá se trate de un problema de autoestima, aludiendo a los datos del Instituto Nacional para la Educación de la Juventud que muestran que un 72,5% de los estudiantes japoneses se consideran inútiles, mientras que el porcentaje en EEUU es de 45,1%. Quizá también de miedo a quedar atrás, pues el gasto en educación privada dobla a la media de los países de la OCDE, un 31,9% frente al 16%, dedicado sobre todo a las clases de apoyo extraescolares (‘jukus’). En los últimos años, Japón ha cambiado continuamente con el objetivo de enfrentarse a una crisis social y económica sin precedentes, como pone de manifiesto el recién publicado informe ‘Education Policy in Japan’ de la OCDE, en el que recoge los cambios que introducirá el Tercer Plan Básico para la Promoción de la Educación, que concluirá en 2022.

Entre los objetivos de esta reforma profunda se encuentran una nueva reforma nacional del currículum, mejorar las habilidades del profesorado a través de la formación, reforzar las comunidades escolares y reforzar el apoyo económico para la educación preescolar, así como ayudar a los estudiantes con menos recursos a alcanzar la universidad, uno de los grandes problemas del país. Todo tiene como objetivo capear el temporal social que viene, empezando por los ecos de la crisis económica que comenzó a principios de los años 90 que disparó el número de trabajadores pobres hasta la crisis demográficaque tienen encima y que provocará que la fuerza laboral se reduzca significativamente. Pero, sobre todo, enfrentarse a la perenne desconfianza de los padres por el sistema de educación público.

Las reformas de Abe

“En un momento en el que los resultados de PISA muestran que Japón se compara favorablemente tanto en términos de resultados de los estudiantes como en la igualdad de las oportunidades educativas, los políticos no son complacientes y analizan cuidadosamente las amenazas a las fortalezas actuales de Japón”, recuerda Andreas Schleicher, director del programa educativo de PISA, en la introducción del informe. En su opinión, la mejor baza del país oriental se encuentra en la gran tradición de educación holística que ha desarrollado durante décadas. En otras palabras, y aunque antes no se emplease esa palabra, la formación nipona siempre se ha preocupado por desarrollar el carácter moral y emocional del alumno, no solo los contenidos, y la sociedad, la educación y el mundo laboral siempre han estado imbricados.

Estudiantes japoneses en Fukushima escuchan a Ban Ki-Moon. (Reuters/Yuriko Nakao)

Estudiantes japoneses en Fukushima escuchan a Ban Ki-Moon. (Reuters/Yuriko Nakao)

Es el conocido como ‘Tokkatsu’, un concepto que engloba todo aquello que va más allá de lo cognitivo, y que ha sido considerado como sinónimo de “modelo japonés de educar a todo el niño como un conjunto”. Por ejemplo, los expertos de la OCDE que visitaron el país desvelan haber visto a los profesores supervisando a los alumnos mientras limpian el colegio, realizan actividades escolares o ayudan a preparar el desayuno. En este aspecto, juega un importante factor la colaboración de los padres, no solo en cuestión de notas, sino también del comportamiento con sus hijos. Es un enfoque que se remonta a los años de reconstrucción de la posguerra, cuando el país se vio obligado a inventar una nueva fórmula ante el crecimiento industrial de la nación.

El nuevo currículo educativo se encuentra en el centro del programa de reformas del Partido Liberal Democrátizo de Shinzo Abe con 2030 como horizonte más cercano. Afortunadamente, señalan, no debería ser difícil: “En Japón, la educación es una prioridad, como muestra el compromiso compartido de los estudiantes (altos niveles de matriculación en todos los niveles educativos), padres y familias (altos niveles de inversión personal y financiera), comunidades de apoyo y profesores implicados, así como colegios que proporcionan una educación holística a sus estudiantes, cubriendo no solo la educación académica, sino también los valores y las actividades de después del colegio”. Un bonito eslogan.

Alrededor de la mitad de los japoneses en edad de trabajar ha pasado por una facultad, mientras que la media en el resto de países de la OCDE es del 35%

Uno de los escollos para conseguirlo es el rol de los profesores, cuyo estatus actual es “frágil”. Aunque la labor docente en principio parece bien valorada en el país nipón y la competencia por un puesto es alta, especialmente fuera de las grandes ciudades, también son uno de los países de la OCDE con más horas lectivas (además de ocho horas de trabajo en casa) mientras que su salario se encuentra en la media de la OCDE. Un gran número de ellos manifiestan que no se sienten preparados para impartir clase a los niños y lamentan con frecuencia que sus problemas de horarios les permiten desarollarse como profesores: tan solo un 58% de los docentes volvería a decantarse por dicha profesión si tuviesen ocasión de volver a empezar.

Un examen que cambia vidas

No hay nada mejor para entender el lado oscuro de la educación nipona que fijarse lo que ocurre en la universidad. Alrededor de la mitad de los japoneses en edad de trabajar ha pasado por una facultad, mientras que la media en el resto de países de la OCDE es del 35%. Se prevé que el porcentaje aumentará en las próximas generaciones hasta el 71%. En otras palabras, tener una carrera parece una condición necesaria para obtener empleo, lo que provoca que la presión sea muy alta.

Melania Trump visita un colegio japonés, en noviembre del año pasado. (Reuters/Toshifumi Kitamura Pool)

Melania Trump visita un colegio japonés, en noviembre del año pasado. (Reuters/Toshifumi Kitamura Pool)

Lo explicó Anne Allison en los dos libros que dedicó al país del sol naciente, ‘Permitted and Prohibited Desires’ y ‘Precarious Japan’: la educación surgida tras la Segunda Guerra Mundial tenía como principal objetivo proporcionar mano de obra eficiente a la creciente economía industrial basada en el capitalismo, de forma que había que conseguir que los estudiantes fuesen disciplinados y sacasen buenas notas. La herramienta utilizada para alcanzar dicho objetivo fueron los exámenes de acceso a la universidad, que terminaron convirtiéndose en la gran criba que dividía la sociedad japonesa en dos. Es uno de los retos que aparecen señalados en el informe de la OCDE, que recuerda que “la naturaleza exigente de los exámenes de entrada a la universidad también presionan al sistema educativo en su conjunto, y pueden minar el alcance de la reforma del currículum”.

Uno de los peligros es que, mientras esta reforma intenta promover el desarrollo de nuevas competencias entre los alumnos, el sistema de entrada universitario siga centrándose, una vez más, en los conocimientos. Es lo que ha ocurrido durante las últimas décadas, lo que ha promovido los conocidos como ‘jukus’, los cursos extraescolares impartidos de forma privada y que pueden costar a cada familia unos 2.500 euros anuales. También un sistema que se basa en el ‘teaching to the test’, en el que se el esfuerzo se concentra en conseguir que los estudiantes aprueben el examen, y no tanto a desarrollar habilidades como la creatividad. Algo que llevó a principios de década pasada a promover la reforma de educación relajada (‘yutori kyoiku’), que eliminó el 30% del currículo e hizo que la semana escolar pasase de seis a cinco días.

Tan solo un 61% de estudiantes japoneses se sienten satisfechos con su vida, un 10% menos que la media de la OCDE

Quizá las quejas de los padres se deban, precisamente, a esa relajación, que provocó que en la anterior reforma del currículo aumentasen de nuevo las horas lectivas. Las ‘jukus’, no obstante, siguen siendo parte esencial de las escuelas japonesas: según los datos del informe, más de la mitad de los estudiantes de secundaria acuden a estas clases. Entender las ‘jukus’ es entender, en un alto grado, qué ocurre con la sociedad japonesa que vive con el miedo de quedarse atás y considera que para competir en el mercado laboral deben invertir en clases privadas para sus hijos. Sin embargo, recuerda el informe, eso no se refleja en los datos reales: la pública es suficientemente buena como para no recurrir a otra alternativa. Y añaden dos reveladores datos: un 61% de estudiantes japoneses se sienten satisfechos con su vida (un 10% menos que la media de la OCDE) al mismo tiempo que son uno de los países donde sienten una ansiedad más alta hacia los trabajos escolares.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-08-07/misterio-exito-educativo-japon_1602200/

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