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Una crisis global, sistémica y sin precedentes

Por: Daniel Tanuro

 

La naturaleza sistémica de este extraordinario acontecimiento es evidente por el origen del virus, su modo de propagación y sus efectos sociales.

En los últimos decenios se ha descubierto que los virus rompen la barrera de las especies, se adaptan y contaminan al Homo sapiens, causando zoonosis. El SARS-CoV2 no es una excepción: además del VIH, se han conocido el Ébola, el Chikunguniya, el Zika, el SARS1, el MERS, la gripe aviar y algunos otros. Sin embargo, existe un amplio consenso entre los especialistas en que el salto de especies es atribuible a la deforestación, a la industria cárnica, a los monocultivos agroindustriales, al comercio de fauna silvestre, al lavado de oro, etc. Es decir, en términos generales, la destrucción de los entornos naturales por el extractivismo y el productivismo capitalista. Por lo tanto, COVID-19 no es una maldición que nos lleva de vuelta a la Peste Negra y a otros flagelos de la salud de la antigüedad; por el contrario, nos proyecta hacia las pandemias del futuro. Aunque el virus desaparezca, aunque se desarrolle una vacuna (¡no hay certeza al respecto, el VIH y la hepatitis C lo prueban!), otras pandemias ocurrirán mientras no se hayan erradicado los mecanismos responsables de las mismas.

El modo de propagación del virus es también una característica fundamental del capitalismo contemporáneo. De hecho, la velocidad con que la enfermedad se ha propagado por todo el mundo no sólo se debe a las características intrínsecas del SAS-CoV2 (menor letalidad que el SARS1, vinculada a una alta contagiosidad). También se debe de manera decisiva a la globalización y a la densidad de los intercambios aéreos extremadamente rápidos a lo largo de las cadenas de valor que unen las megalópolis de la producción capitalista. Sin este elemento decisivo, la epidemia probablemente no se habría convertido en una pandemia.

Dentro de estas megalópolis, el contagio se vio obviamente favorecido por la densidad de las poblaciones. Pero este factor no es absoluto; debe ser entendido en conjunto con otros dos parámetros. El primero es el crecimiento de las desigualdades sociales. El ejemplo de Nueva York es instructivo: la densidad de población es mayor en el rico Manhattan que en el Bronx, pero es en este vecindario poblado por gente pobre y generalmente racializada donde COVID ha causado proporcionalmente más víctimas. El segundo parámetro es la contaminación atmosférica: los análisis italianos y estadounidenses han confirmado las conclusiones presentadas por los investigadores chinos que, ya en 2003, en el caso del SRAS-1, habían establecido una correlación entre la densidad de las partículas finas en el aire, las enfermedades respiratorias resultantes y los daños causados por el virus.

La gestión de la pandemia por parte de los gobiernos merece una crítica detallada, para la cual no tenemos espacio aquí. Digamos simplemente que se trata claramente de una cuestión de gestión de clase, cuyas prioridades desde el principio han sido 1°) mantener la actividad del sector productivo de la economía en la mayor medida posible; 2°) evitar un desafío a las políticas de austeridad que durante décadas han debilitado el sector asistencial (hospitalario y extrahospitalario) ; 3°) imponer a la población medidas de confinamiento muy estrictas y/o medidas tecnológicas liberticidas (único medio de aplanar la curva epidémica de conformidad con los puntos 1° y 2°) que han tenido como efecto el agravamiento de las desigualdades y discriminaciones sociales, de género o «raciales».

La pandemia (¡y su gestión!) están precipitando el inicio de una crisis socioeconómica cuya magnitud superará repentinamente la de 2008, y podría incluso acercarse a la de 1929. Pero el análisis del fenómeno no puede ser estrictamente cuantitativo. Cualitativamente, de hecho, esta crisis es como ninguna otra. Hay que reconocer que tiene lugar en un contexto general y muy clásico de sobreproducción capitalista, ya bastante tangible antes de diciembre de 2019. Pero, a diferencia de una crisis clásica, la destrucción del excedente de capital no será suficiente, aquí, para restablecer los beneficios para asegurar la reactivación de la máquina. El virus, de hecho, es mucho más que un simple detonante: mientras no se ponga fuera de acción, se agarrará a los engranajes.

En otras palabras, el retorno a la «normalidad» podría ser imposible durante un período indefinido de tiempo… excepto a costa de eliminar a millones de los más débiles, los más viejos, los más pobres, los enfermos crónicos. La extrema derecha no duda en optar por esta «solución», como lo demuestran las manifestaciones anticonfinanciación en Estados Unidos y Alemania, así como las declaraciones de Trump y Bolsonaro. Nos corresponde a nosotros, ecologistas conscientes de que la vuelta a la «normalidad» es un callejón sin salida, sacar la conclusión: el capitalismo no se derrumbará por sí mismo. Debemos concretar en las luchas la elección entre un ecosocialismo que se ocupe de los humanos como de los no humanos y una caída en la barbarie.

Fuente e imagen:  https://ficciondelarazon.org/2020/06/19/daniel-tanuro-una-crisis-global-sistemica-y-sin-precedentes/#more-5899

Fuente original: L’Autre Quotidien

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La batalla decisiva: el gobierno contra el poder

Por:  Atilio A. Boron

 

La cuarentena y el caso Vicentin han exacerbado las ansias revanchistas y desestabilizadoras de la derecha que recurriendo a sus formidables oligopolios mediáticos  -inagotables usinas de desinformación y manipulación de cerebros y corazones- y a su infantería de combate partidario trata de maniatar al gobierno, provocar su parálisis y, ¿por qué no?, su dimisión. Sería una ingenuidad pensar que una ofensiva tan furiosa y tan bien concertada pueda tener otra cosa que no fuese un objetivo de máxima. Suena un tanto exagerado pero la historia argentina enseña que los grupos dominantes rara vez movilizan sus recursos y destinan tanto tiempo y energía si no es por el premio mayor. Aquí lo que está en juego no es una concejalía o una subsecretaría sino lisa y llanamente el pronto retorno a la Casa Rosada.

El presidente Alberto Fernández ha sido blanco de un encarnizado ataque, en donde se mezclan insultos personales, descalificaciones y burlas, siguiendo meticulosamente los consejos que Eugene Sharp formulara en el manual de golpes de Estado que redactara para la CIA. [1] Partamos de la base que si alguien abre el buscador de Google con esta frase: “Alberto Fernández dictador” encontrará más de cuatro millones de resultados. Basta con recorrer las primeras páginas para comprobar la gravedad y extensión de tan maligna caracterización. Para el megaempresario Martín Varsavsky  “Alberto tiene «un pequeño dictador escondido», y lo mismo opinan el diputado nacional del radicalismo Alejandro Cacace, el abogado Carlos Maslaton, Elisa Carrió y las lumbreras que acuñaron el término “infectadura”, amén de tantos otras y otros para los cuales el dictador no está oculto sino que se exhibe con toda su prepotencia a plena luz del día. Para combatir a un dictador Sharp aconseja, aparte de muchas otras medidas, “practicar la desobediencia civil, acosar a funcionarios, burlarse de ellos, difundir sátiras que ridiculicen al gobernante, despliegue de banderas y colores simbólicos, gestos groseros, no-cooperación administrativa, etcétera.” Es decir, las medidas e iniciativas que proponen los ideólogos de la “infectadura” y están llevando a cabo los líderes de la “oposición democrática” en las últimas semanas.

Al día de hoy el presidente se encuentra objetivamente a la defensiva: el “periodismo de guerra” ejercido por órganos que son cualquier cosa menos periodísticos trabaja a destajo para desacreditarlo y deslegitimarlo ante los ojos de la población. El objetivo: erosionar por completo su autoridad y preparar la siniestra figura del “vacío de poder”, tantas veces utilizada en la historia de Latinoamérica para justificar golpes de Estado. Mientras, la pandemia prosigue su curso y la prolongada cuarentena es cada vez más difícil de sostener. Para las clases y capas populares quedarse en casa no es una opción realista o eficaz, sea por el hacinamiento de sus viviendas y barrios y por la naturaleza de sus medios de vida que las obligan a salir a diario a la calle a conseguir unos pesos. Algunos sectores de las capas medias pueden adaptarse a los rigores de la cuarentena, pero un prolongado encierro en un pequeño departamento para un grupo familiar de cuatro o cinco personas puede tener consecuencias psicológicas y médicas muy graves, aparte de las económicas. En resumen: una situación que puede, pasado tanto tiempo, desquiciar a una sociedad por más  integrada que ésta sea.

Para paliar estos efectos se requiere de un Estado potente, dotado de los recursos necesarios para enfrentar en simultáneo un triple desafío: combatir la pandemia en los hospitales, asegurar la efectividad de la cuarentena y hacer llegar a millones de hogares el dinero o los bienes (alimentación, medicamentos, etcétera) necesarios para sobrevivir bajo estas durísimas condiciones. Dinero para quienes están en la informalidad; para los precarizados,o para los que conservaron sus empleos pero se encuentran suspendidos y sólo reciben parte de su salario; dinero para sostener el consumo de lo desocupados y también para las miles de pymes que se encuentran al borde de la bancarrota si es que no cayeron en ella. Y el problema es que las arcas del Estado están exhaustas por el enorme esfuerzo ya hecho en estos meses, agravado por la caída a pique de la recaudación fiscal y por las gravosas secuelas de “la otra pandemia”, la producida por los cuatro años del desastroso gobierno de Cambiemos.

Derrotada la pandemia aún quedará en pie tener que lidiar con una crisis económica que todo indica no será de fácil o pronta resolución. En Estados Unidos se extenderá hasta finales del 2021, según lo declarara  Jerome Powell, el Chairman del Federal Reserve Board. Pensar en una inmediata recuperación del nivel de actividad económica en la Argentina es una expresión de deseos más que el resultado de un sobrio análisis de la realidad. Téngase en cuenta que en nuestro país la pandemia difícilmente será controlada antes de Septiembre, y ojalá que no más tarde. Luego, muy lentamente se podrá salir a circular por las calles para comenzar a normalizar la vida económica y las actividades escolares, culturales y recreativas.

La gente querrá trabajar pero cerca de un tercio de las pymes, las grandes dadoras de empleo en la Argentina, habrá cerrado sus puertas, muchas de ellas de forma definitiva. Poner en marcha los motores de la economía requerirá, tanto en Estados Unidos como en la Argentina, una enorme inyección financiera por parte del Estado. Así lo expresó Powell para su país, y no será diferente sino aún más necesario en la Argentina. Sin esta ayuda buena parte de esas pymes habrán desaparecido para siempre. Otras sobrevivirán, pero a condición de que cuenten con una generosa ayuda del gobierno. Y el problema es que no habrá mucho incentivo para producir y contratar trabajadores porque la gente sólo tendrá dinero para adquirir lo más esencial. O sea, una crisis que de modo simultáneo incide por el lado de la oferta y de la demanda.

Por lo tanto habrá que contar con extraordinarios recursos financieros para subsidiar a la oferta, a fin de que las empresas reinicien sus actividades; e incentivar la demanda, para que la gente tenga dinero y pueda comprar lo que necesite. Esta fue la exitosa receta de John M. Keynes para combatir a la Gran Depresión de los años treintas. Lo anterior requiere un enorme crecimiento del presupuesto del sector público. ¿Qué hacer? El endeudamiento externo no es opción porque esa fuente está cegada desde finales del gobierno de Mauricio Macri. La emisión incontrolada desataría una peligrosa espiral inflacionaria que en la Argentina acabó con varios gobiernos. Las empresas públicas, pocas, no generan ganancias como para sostener este renovado nivel de gasto público. Entonces, ¿no hay dinero? Sí lo hay, porque en la Argentina como en toda Latinoamérica el problema no es la pobreza sino la riqueza, concentrada en muy pocas manos y fuente inagotable de cuantas dictaduras asolaron a la región. Por eso habrá que hacer que el Congreso apruebe, con la mayor urgencia, una reforma tributaria integral en línea como la que existe en los países europeos o en Corea del Sur donde, por ejemplo, los intereses devengados por los plazos fijos pagan un impuesto que varía según el monto de la rentabilidad entre el 14 y el 25 por ciento mientras que en la Argentina no pagan ni un centavo. Aquí, el impuesto a las Ganancias … ¡lo pagan los asalariados! Por consiguiente, hay mucha tela para cortar en materia impositiva haciendo que las grandes fortunas paguen impuestos como lo harían en otros países, cosa que le aporten al Estado los recursos necesarios para enfrentar un desafío de inéditas proporciones. Si los opositores en el Congreso obstaculizan este plan habrá que extremar los recursos para persuadirlos de que deben acompañar esta iniciativa o hacerse cargo de la catástrofe que se produciría en caso de persistir en su negativa. Obviamente,  lloverán las críticas sobre el gobierno nacional pero mucho peores podrían ser las que caerían si, a causa de la impotencia estatal, los muertos se cuenten por decenas de miles, la desocupación llegue a varios millones, las empresas estén arruinadas y la gente no tenga dinero siquiera para comer.

La excepcional gravedad de esta situación obligará al gobierno a hacer lo que este país debió haber hecho hace muchos años. El gravamen extraordinario a la riqueza que al día de hoy, 23 de Junio de 2020,  no tiene “estado parlamentario” deberá ser tratado por la Cámara de Diputados sin más dilaciones. Pero ese “aporte” apenas si servirá para aliviar la situación por un par de meses, siempre y cuando se lo apruebe en las próximas semanas. Porque la ayuda que llega a destiempo no es ayuda. Por cierto esto acrecentará la gritería de los poderes fácticos que no ahorrarán denuncias y urdirán todo tipo de operaciones para desgastar a la “dictadura” de Alberto Fernández. Habrá que hacer oídos sordos al alboroto porque cualquier esfuerzo que se haga por aquietar los fervores del “sicariato mediático” y las tropas de asalto de la derecha sólo servirá para que ambos redoblen su ofensiva. La política del apaciguamiento tiene poquísimas chances de éxito en política. La ensayaron los gobiernos del Reino Unido y Francia en los Acuerdos de Munich de 1938 para atemperar el belicismo de Hitler y sólo sirvieron para enfervorizar aún más su afán de conquista. Y ya sabemos cómo terminó esa historia. Y regresando nuestro país recordemos lo que le ocurrió al gobierno de Raúl Alfonsín, salvajemente atacado también por los mercados y las grandes corporaciones. Tras la renuncia de Juan V. Sourrouille el nuevo Ministro de Economía Juan C. Pugliese trató de calmar los ánimos de las fieras del mercado hablándoles desde el corazón y aquellos le respondieron con la gélida frialdad del bolsillo. Pocos meses después Alfonsín tuvo que terminar anticipadamente su mandato y entregar la banda presidencial a Carlos S. Menem.

En una hora tan especial como ésta vale la pena recordar estos antecedentes históricos que demuestran la futilidad de la política del apaciguamiento con quienes libran una guerra contra la “dictadura” albertista. Pero también hay que buscar inspiración en los escritos de uno de los más lúcidos analistas de la política de todos los tiempos. Hablo de Nicolás Maquiavelo, por supuesto. En uno de los pasajes más luminosos de El Príncipe decía que el gobernante “dispone, para defenderse, de dos recursos: la ley y la fuerza. El primero es propio de hombres, y el segundo corresponde esencialmente a los animales. Pero como a menudo no basta el primero es preciso recurrir al segundo. Le es, por ende, indispensable a un príncipe saber hacer buen uso de uno y de otro, ya simultánea o bien sucesivamente.” En la Argentina el poder Ejecutivo no puede crear impuestos porque tal iniciativa es prerrogativa de la Cámara de Diputados. Y como ya dijimos,  ésta no se ha visto particularmente motivada a tomar cartas en el asunto. La parsimonia de una buena parte de sus miembros exhala un inocultable tufillo destituyente. Ante el bloqueo con que tropieza el funcionamiento basado en la ley el gobierno, necesitado de recursos para enfrentar la pandemia y la crisis económica, tendrá que apelar a su único otro recurso: la fuerza. Esto pese a que Alberto Fernández ha dado pruebas de ser el presidente más propenso al diálogo desde la restauración democrática, pero lo cierto es que para que el Estado pueda contar con los recursos que requiere para librar aquellas dos grandes batallas necesita el consentimiento de una oposición que ha dado sobradas muestras de preferir el enfrentamiento y la diatriba a un acuerdo de gobernabilidad.

Como anotaba Maquiavelo, el hecho de que un gobernante no pueda, o no lo dejen, gobernar con las leyes no lo exime de su  responsabilidad de garantizar el bienestar público apelando a la fuerza cuando sea indispensable, algo a lo cual el presidente es refractario. Pero por imperio de las circunstancias, “la fortuna”, como decía el florentino, no tiene otras opciones. Esa fuerza propia de los animales encuentra en Maquiavelo una ulterior diferenciación cuando distingue entre zorros y leones. Muchos príncipes, decía, creen que la fuerza del león les posibilitará cortar de un tajo el nudo gordiano que los paraliza. Pero  se equivocan si creen que basta con la fortaleza del león para remover los obstáculos que lo atribulan porque resulta que aquél tiene la fuerza pero carece de la astucia del zorro para eludir las trampas que les tienden sus inescrupulosos enemigos. Tampoco es útil adoptar indefinidamente la táctica favorita del zorro, sagaz para rehuir el enfrentamiento con sus enemigos y sortear todas las celadas, pero llegado el momento de la verdad necesita también él contar con una dosis de fuerza que no tiene. Por consiguiente, el buen gobernante debe saber “ser zorro, para conocer las trampas, y león, para espantar a los lobos.” Arturo Frondizi hizo de las artes del zorro su único recurso de gobierno, y fue derrocado por un golpe militar; Juan Carlos Onganía apeló exclusivamente a la fuerza y fue volteado por una enorme insurrección popular. Otro tanto le ocurrió a Leopoldo F. Galtieri. El buen gobernante, en la imagen de la filosofía política clásica, debe ser como el centauro: mitad caballo y mitad hombre. Tener la fuerza del primero pero guiada por la racionalidad del segundo; es decir, la fuerza del león y la astucia del zorro.

 

¿Cómo se traduce éste consejo en la Argentina de hoy? Creo que del siguiente modo: el gobierno tendrá que hacer valer los poderes concentrados en el Ejecutivo nacional de una república (federal apenas en el nombre) y lograr que los gobernadores de las provincias convenzan a sus diputados de aprobar con la mayor urgencia el proyecto del “aporte” aplicado a las 12.000 fortunas más grandes de la Argentina. No sólo eso: también de que deberán abocarse, sin más dilaciones, para consensuar una reforma tributaria que resuelva permanentemente y no sólo “por única vez” el tema ya señalado por Juan B. Alberdi hace casi dos siglos: la construcción de sólidas bases financieras para un Estado nacional agobiado con responsabilidades crecientes y que, en un futuro inmediato, serán cada vez más gravosas. Para esto el presidente deberá utilizar una cambiante  amalgama de persuasión y coerción, tal como lo han hecho todos los gobiernos del mundo en situaciones parecidas. Recordar que Abraham Lincoln logró los votos que necesitaba para alcanzar los dos tercios necesarios en el Congreso para abolir la esclavitud no precisamente respetando los buenos modales, la “corrección política” o la ética kantiana. Apeló a la fuerza pero combinada con la astucia y el conocimiento que tenía de su gente para lograr el objetivo supremo de su gestión como presidente.

Tiempos excepcionales como los que estamos viviendo requieren políticas que se apartan de las normas convencionales. Esta es la visión de un analista político que desea que el gobierno lleve a buen puerto la nave de la Argentina en medio de una “tormenta perfecta” producto de la combinación de pandemia y crisis económica y que es consciente que desde la presidencia la visión de estos asuntos y el diagnóstico de los desafíos podrían ser diferentes. Pero quien esto escribe sabe también que tiene la responsabilidad ética y política de dar a conocer estas opiniones. Callarlas sería un acto de cobardía o de imperdonable deslealtad. Es preferible dar la voz de alerta antes de una posible tragedia y no tener después que lamentarse por su silencio cuando tendría que haber hablado. No caben dudas de que el gobierno está librando una guerra en dos frentes: contra el Covid-19 y contra una oposición destituyente cuya finalidad es poner fin al gobierno del Frente de Todos para acabar con el “populismo” de una vez para siempre. En esto no puede caber engaño alguno y dado que la profunda vocación dialoguista del presidente tropieza con un muro infranqueable llega entonces el turno del león. Y si éste no aparece a tiempo la Argentina se enfrentaría a un escenario peor que el que padeciera en el 2001-2002.  Un león que pueda poner en fuga a la conspiración destituyente tendrá que apoyarse en “la calle”, como los señalara Maquiavelo en varios de sus escritos. La movilización, organización y concientización del campo popular será lo único que terminará empoderando al gobierno para librar un combate decisivo contra el Covid-19 y la reacción de una derecha retrógrada y corrupta que ha hecho de la defensa de una banda de estafadores como el directorio de Vicentin su única propuesta de salida a la crisis. No tiene más nada que ofrecer. Y sería fatal para este país que esa gente regresara a la Casa Rosada.

El pueblo es por ahora un coro silencioso, desmovilizado por la cuarentena. Pero llegado el momento puede irrumpir como en sus más gloriosas jornadas y romper el cerco creado en torno al gobierno e impulsarlo a avanzar por aquellas grandes alamedas que evocara Salvador Allende para impulsar las reformas que exigen los retos actuales. Sin esta potencia plebeya que se manifiesta en las calles el gobierno podría sucumbir ante el peso descomunal del poder. Porque, a no confundirse: una cosa es el gobierno y otra muy distinta el poder. Y éste sigue estando en manos de los capitalistas con sus enormes riquezas, sus gigantescas empresas, la protección incondicional de “la embajada”, sus grandes medios de “confusión y manipulación de masas” y una justicia que fue complaciente con la infamia mayúscula de una “mesa judicial” instalada en la Casa Rosada y las operaciones de espionaje a opositores organizada por el muy “democrático y republicano” gobierno de Mauricio Macri. Será una lucha decisiva: el gobierno popular, que tiene los votos y gran parte de la opinión pública, pero que para gobernar necesita tener la calle, contra el poder del establishment, que tiene todo lo demás. No pasará mucho tiempo antes de que conozcamos el veredicto de este enfrentamiento, crucial para el futuro de la Argentina.

 

[1] De la Dictadura a la Democracia  (Boston: 1993), pp. 83 y ss.

 

Fuente e imagen: https://atilioboron.com.ar/la-batalla-decisiva-el-gobierno-contra-el-poder/

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42 femicidios han ocurrido durante la cuarentena en Venezuela

América del Sur/ Venezuela/ 23.06.2020/ Fuente: www.laizquierdadiario.com.ve.

 

En el 2020 ya se encuentran registrados 109 casos de femicidios, de los cuales 42 de estos ocurrieron en el periodo de aislamiento social por la crisis sanitaria del Covid19. Para muchas mujeres y niñxs la cuarentena implica estar encerradas las 24 horas con sus agresores.

Esta investigación es realizada por Aimee Zambrano, activista feminista y principal impulsora del Monitor de Femicidios, que surge ante la ausencia de datos oficiales y la preocupación por la realidad de las mujeres en Venezuela.

Desde La Izquierda Diario venimos reproduciendo esta investigación para poder difundir y organizarnos contra la violencia de género ya que entendemos que los sectores más perjudicados somos parte de la clase trabajadora y de los sectores populares.

¿Incrementó el número de femicidios?

Según el informe, en los primero 6 meses del 2019 se registraron 61 femicidios. Este año se registran en el mismo periodo de tiempo 109 casos en total, lo que evidencia un salto. Estas alarmantes cifras indican que ocurren 1 femicidio cada 2 días.
Es importante señalar que toda esta información es recaudada de medios digitales regionales y nacionales y su página de sucesos, es un subregistro de los casos. Por lo que los casos oficiales deben ser más.

Mayo se registran 17 femicidios

Los datos señalan que las edades de las víctimas están entre los 16 y 50 años. La mayoría de esto crímenes de acuerdo el registro, 6 casos fueron realizados con armas de fuego, le sigue las armas blancas con 4 casos y por último asfixia mecánica; estas formas se repiten cada mes. Otro dato a destacar es que 6 de los femicidas eran parejas o exparejas de las víctimas. Y por último entre la victimas 6 de ellas eran madres, de los cuales 6 menores de edad quedaron huérfanos.

Imagenes de UTOPIX

Casos

01/05/20 DISTRITO CAPITAL: femicidio de Omaira María Barros de Rondón de 64 años, ocurrió en su vivienda ubicada en la calle 2 en el sector Armonía Juvenil de la parroquia El Valle, Caracas.

03/05/20 DISTRITO CAPITAL: femicidio de Damaris Alejandra Astudillos Urbina de 21 años, en Los Magallanes de Catia. Laboraba como vendedora y residía con su niña, madre y otros 6 hermanos.

05/05/20 BOLÍVAR: fue hallado el cuerpo de Daniela María Mónaco Sánchez de 30 años por vecinos del sector La Romana en Upata, municipio Piar.

06/05/20 TÁCHIRA: fue hallado el cuerpo de Maritza Elena Cáceres de Barajas, de 39 años en la Carretera Panamericana sector Quebradita. Estaba desaparecida desde el 3 de mayo, deja huérfanos a cuatro hijos.

10/05/20 BOLÍVAR: fue hallada una pareja sin signos vitales a la orilla del río Alto Paragua. Mineros localizaron las víctimas en la orilla del río, no pudieron ser identificadas.

12/05/20 MIRANDA: femicidio de Fanny Cuevas Quintero, asesinada presuntamente por la expareja sentimental de su hija, Gineth Carolina Cuevas Quintero de 27 años, en Las Lomas del sector La Horquilla de Charallave. Ellas habían denunciado al femicida anteriormente.
2/05/20 TRUJILLO: femicidio de Maryuani Suárez de 27 años, obrera, a manos de su marido. Ocurrió en el interior de una residencia ubicada en el sector “Aguas Negras, perteneciente al sector Brisas del Valle, en el municipio Pampán.

15/05/20 MONAGAS: feminicidio de Yaleidys López de 18 años en Aguasay, embarazada en trabajo de parto que debía ser trasladada por complicaciones al Hospital Central de Maturín. El informe médico y salvoconducto fue presentado en la estación de servicio Aguasay, pero no hubo forma de surtir. Ella murió al llegar al Hospital de Maturín.

15/05/20 NUEVA ESPARTA: fue encontrado el cuerpo de Bruhnke Enrike Gertrud de 61 años. Ocurrió en la población El Salado, del municipio Antolín del Campo.

20/05/20 DISTRITO CAPITAL: femicidio de Gloria Estela Martínez Palacios de 70 años, a manos de su hijo (está preso), ocurrió en la calle Las Flores, parroquia La Pastora, en Caracas.

21/05/20 ANZOÁTEGUI: femicidio de Yasmelis Coromoto Alcalá de 47 años a manos de dos sujetos. Ocurrió en Puerto La Cruz, parroquia Pozuelos, municipio Juan Antonio Sotillo.

21/05/20 ZULIA: femicidio de Milexis Gregoria Chourio de 41 años, a manos de su esposo, fue detenido por la comunidad y entregado a una comisión de la policía. Ocurrió en el sector El Cují, parroquia Luis de Vicente.

25/05/20 ARAGUA: femicidio de Veliz Johanna Rodríguez el sector Zamora del municipio Bolívar. Ocurrió cuando miembros de la banda “El Pastillita”, llegaron a la residencia y la asesinaron sin mediar palabras.

25/05/20 TRUJILLO: femicidio de Yuleydy del Carmen Martínez Duarte de 39 años, ocurrió en San Mateo de Sabana Grande de Monay, municipio La Candelaria. La víctima fue localizada en el interior de su habitación.

27/05/20 CARABOBO: Es hallado el cuerpo de Leida Rafaela Arias Benítez de 48 años, abandonado en la urbanización Flor Amarillo de Valencia.

27/05/20 DISTRITO CAPITAL: Es hallado enterrado en el patio de su casa, el cuerpo de Keiderly Morán de 29 años, en Tacagua Vieja, parroquia Sucre, tras haber sido reportada como «desaparecida» por su expareja. Fue asesinada por su expareja.

31/05/20 ARAGUA: femicidio de María Estefani Pantoja Muñoz de 28 años a manos de su expareja. Ocurrió en la urbanización Los Tulipanes, calle A de Palo Negro, municipio Libertador.

La situación de las mujeres y la ausencia de políticas pública

La cantidad reciente de femicidios pone en evidencia la violencia que estamos expuestas las mujeres, esta situación se vuelve más grave por el aislamiento. Si bien, como hemos comentado en varios articulo anteriores la línea 911 esta disponibles para llamar en casos como estos, pero no hay un plan por parte del Gobierno de Maduro para atender las necesidades de todas las mujeres que se encuentran en una situación tan precaria y vulnerable.

El Gobierno ha dejado claro que no le importa la vida de las mujeres imponiendo salarios de hambre, condiciones precarias y a esto debemos sumarle que los hogares de refugio han sido completamente desmantelados, las mujeres que sufren de violencia no tienen actualmente donde acudir.

Frente a esta realidad las mujeres debemos organizarnos para exigir que se reactiven refugios y que posteriores les garantice vivienda a todas aquellas mujeres víctimas de violencia de género, un ingreso igual a la canasta básica indexado según la inflación, que se prohíban los despidos, que se respeten las contracciones colectivas (anulación del Memorando 2792).

Fuente de la noticia: http://www.laizquierdadiario.com.ve/42-femicidios-han-ocurrido-durante-la-cuarentena-en-Venezuela

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Entrevista a Francesco Tonucci: «Los niños han echado de menos a sus amigos y han acabado hartos de deberes»

Entrevista/Autor: Victor Saura/eldiariolaeducacion.com

«Me gustaría que en septiembre las escuelas no se preocuparan por saber si sus alumnos se acuerdan de las clases que han recibido por pantalla o de lo último que aprendieron antes de la cuarentena, sino de todo lo que han aprendido estos meses en casa, que han sido muchas cosas». Hablamos de la pandemia y sus consecuencias con Francesco Tonucci.

Tengo 80 años y es la primera vez que he vivido una experiencia así, imagínate lo que ha sido para los niños”, comenta Francesco Tonucci, pedagogo italiano, alter ego del dibujante Frato, y una de las voces mundialmente más respetadas en materia de infancia. La cuarentena le ha dejado recluido en casa durante tres meses y le ha aclarado la agenda, pero ha estado tan activo como siempre en su lucha por que los adultos escuchemos más a los niños, sin filtros ni prejuicios. Y que las ciudades se desarrollen pensando en ellos y no en los coches o las prisas. Hace unos días Tonucci participó en un webinar sobre la importancia de la participación infantil en el marco del proyecto Alimentando el Cambio, que promueven la Fundación Ashoka y Danone, junto con la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y el Ministerio de Educación y FP.

¿Cómo ha llevado estos meses?

Los viejos y los niños hemos sido los más afectados por este virus. Nosotros, porque el virus nos mata, y los niños porque no podían entenderlo. Yo he estado tres meses encerrado y sin ver a mis hijos ni mis nietos, y lo raro fue ver cómo mi agenda, que en marzo estaba llena de viajes y compromisos, se vació de repente. Aunque ahora ya se ha vuelto a llenar. Lo que me sorprendió mucho es que, en esta situación de dificultad y de crisis, se ha generado una audiencia mucho mayor de la habitual. Yo he participado en conferencias virtuales en las que había 70.000 y 100.000 personas escuchando. Para llegar a un público así yo tengo que viajar mucho, y cada vez me cuesta más hacerlo. En realidad, cada vez que se borra un viaje de mi agenda para mí es una pequeña alegría.

¿Qué lecciones deberíamos sacar de esta situación?

Antes de que empezara esto todos estábamos, por suerte, reflexionando y preocupados por el medio ambiente. Pero ahora parece que esa preocupación ha desaparecido, Greta ya no es noticia, sino algo del pasado. Y sin embargo es un tema que sigue ahí, encima de nosotros, con toda su gravedad. Y probablemente las dos cosas estén relacionadas, y no sea casual que donde más ha afectado el virus es donde más contaminación hay. Es decir, en nuestras ciudades más desarrolladas y más ricas. Este es un virus rico, que viaja en avión, y por eso llega rápido y a todas partes, mientras que antes los virus eran más lentos porque viajaban en barco. Pero, a la vez, ha afectado especialmente en los lugares de mayor masificación, donde vive la gente en peores condiciones. Y esto me lleva a pensar que ocurre lo mismo en las zonas de monocultivos intensivos, en los que es más probable que ocurra algo grave. Y que sobre todo este virus ha afectado donde tenemos el monocultivo de ancianos, en las residencias. Es decir, la pérdida de diversidad se convierte en debilidad. Y esta lógica vale también para la escuela, que establece grupos de edad homogéneos, lo cual la vuelve más frágil.

¿Los niños no deberían estar agrupados según su año de nacimiento?

Por supuesto que no, por el principio que comentaba: a menor diversidad mayor empobrecimiento. El error de tener niños iguales es que te lleva a pensar que efectivamente son iguales. Y no lo son, pero lo pensamos, y los libros de texto y los programas escolares están hechos con este criterio. No hay ninguna otra experiencia en nuestra vida cotidiana donde se reproduzca este esquema de grupos homogéneos de edad. Ni en la familia, ni en el trabajo… Siempre que doy una charla en un teatro le pregunto al público cómo se sentiría si, al entrar, a cada uno le mandáramos a una fila en función de si está en los treinta, los cuarenta o los cincuenta años. No tendría sentido y más de uno se rebelaría.

Las dos principales referencias de mi formación como maestro y pedagogo son de clases en las que había mezcla de edad. En primer lugar, la experiencia de Freinet, un maestro que en tiempos de entreguerras tenía un aula de 40 niños de 4 a 16 años y que tenía muy poca voz y salud, porque era tísico, y al que con sus 10 minutos de voz al día no le quedó más remedio que imaginar una escuela en la que los alumnos se enseñaran entre ellos. La otra experiencia es la de Don Milani y su escuela de Barbiana, cerca de Florencia; también él era una persona enferma, que murió joven, y también aquí los mayores ayudaban a los más pequeños. Y en ambas experiencias los mayores también aprendían cosas de los pequeños.

«Desde hace años el lugar de los amigos es la escuela, cosa que es una equivocación grave, porque el lugar de los amigos tiene que ser la calle»

Algunas voces han considerado que los niños han sido los grandes olvidados de esta crisis. ¿Comparte esta opinión?

Totalmente. Es lo primero que denunciamos desde el proyecto de la Ciudad de los Niños. En Italia, casi la mitad de los 30.000 muertos son ancianos que vivían en residencias, pero desde el principio todos notaron que los niños y las niñas eran los que vivían esta experiencia de la manera más difícil, porque era difícil para ellos entender el sentido y soportarlo. Vivir encerrados en casa, sin poder conectar con sus amigos… Cuando en Italia se empezó a hablar de los niños lo que nos sorprendió es que empezaron a salir en televisión mis colegas psicólogos para dar consejos a los padres y mis colegas pedagogos para dar consejos a los maestros. Y nadie pensó en hablar con los niños. Nosotros lo primero que hicimos fue invitar a los alcaldes de las ciudades de nuestra red internacional a hablar con los niños, a enviarles mensajes y convocar los consejos de niños y niñas. Y entonces empezamos una investigación, proponiendo un cuestionario a estos niños y niñas para que nos dieran su punto de vista de lo que estaba pasando. Y salieron tres elementos, que fueron siempre los mismos al margen del país donde se realizó la encuesta. El primero es que los niños echaban de menos a sus amigos. A veces escribían que extrañaban la escuela, y algunos periodistas explicaron que, por primera vez, los niños echan de menos su escuela, pero en realidad era a los amigos. Lo que pasa es que desde hace años el lugar de los amigos es la escuela, cosa que es una equivocación grave, porque el lugar de los amigos tiene que ser la calle. Hace poco Frato dibujó una viñeta en la que se decía que de la escuela han desaparecido los recreos, las entradas y salidas… y se han quedado solo los deberes y las clases. Es decir, que la escuela ha quedado reducida a lo que no gusta.

¿Y qué otras dos cosas decían los niños?

Lo segundo que dicen es que lo han pasado bastante bien con sus padres, es decir, que nunca antes habían tenido a sus padres tanto tiempo para ellos, y que la experiencia les ha gustado, porque han hecho y han aprendido cosas juntos. Y lo tercero que salió es que están hartos de deberes, y están cansados y aburridos de seguir clases a través de una pantalla.

La primera semana parecían unas pequeñas vacaciones, porque iba a ser poco tiempo, pero luego ya se vio que iba para largo, y claro, había que seguir el temario…

Yo me atreví a proponer a la escuela que considerase la casa como un laboratorio; es decir, si el mundo de los niños se ha reducido a su casa, y lo están pasando bastante bien con sus padres, ¿por qué no pedimos a los padres que ayuden a la escuela, asumiendo una especie de papel de asistentes en este laboratorio nuevo que es la casa? Había que cambiar la naturaleza de los deberes y renunciar por un tiempo al programa, los libros de texto y los deberes tradicionales. Hagamos otra cosa. Pidamos a los padres que ayuden a la escuela, pero para hacer con sus hijos las mismas cosas que hacen siempre: poner una lavadora, tender la ropa, plancharla, cocinar… La cocina se tenía que considerar como un laboratorio de ciencias, y que un maestro les dijera a sus alumnos que para mañana el deber es preparar una pasta, y que cada semana haremos un plato diferente, y la escuela trabajará sobre estos deberes, porque trabajará sobre la matemática de la pasta, las cantidades, el peso, la duración de la cocción, la temperatura… o incluso el lenguaje de la receta… Esto se lo propuse a muchos países.

Ya sabemos que es difícil convencer a los maestros de que dejen sus costumbres. Yo les decía que estamos en un momento raro, y nadie os controla demasiado, con lo que podéis aprovechar para intentar una cosa nueva, y que si funciona, adelante, y si no lo hace, cuando vuelvas a la escuela vuelves a lo de siempre. Me consta que quien lo probó lo valoró muy bien, porque este laboratorio gustó a los niños y también a las familias, ya que no tenían que ayudar a los hijos a hacer cosas que no sabían hacer. Y, sobre todo, gustó a quienes tenían situaciones más complicadas de falta de dispositivos. Pero esta fase ya está acabada y ahora nos asomamos a la segunda, que es pensar qué hacemos ahora.

Eso le quería a preguntar. Aquí ha habido un debate muy fuerte porque la mayor parte de niños estarán seis meses sin pisar su centro educativo, ya que en España se han abierto los centros en junio pero de forma muy limitada, han ido muy pocos alumnos.

En Italia no se ha abierto nada.

Pues aquí hay quien sostiene que esa desconexión de tantos meses traerá mayor desigualdad y un incremento en la tasa de abandono escolar prematuro. Me gustaría saber su valoración.

No sé si eso ocurrirá, pero si lo hace sería una prueba de que la escuela no es la que se necesita. Uno no pierde a sus amigos por estar seis meses sin verles, al contrario, cuando les vuelves a ver es una fiesta. Si la escuela pierde alumnos porque ha ocurrido este incidente significa que no era lo que la ley ofrece y promete, y luego diré por qué me refiero a la ley. Yo creo que en este tiempo los niños y las niñas han aprendido mucho, y me gustaría que la escuela ahora no se preocupara de saber si se acuerdan de las clases que han tenido por pantalla, o si se acuerdan de lo último que aprendieron antes de la cuarentena. Me gustaría que trabajara intensamente sobre todo para saber lo que ganaron en términos de competencias. En nuestros cuestionarios muchos niños han dicho que han aprendido a cocinar, o a quedarse solos, o a hacer menos cosas que las deseadas… ¡Esto son temas enormes! A nivel emocional se puede trabajar muchísimo, han tenido que asistir a escenas impresionantes, con montones de muertos, y es probable que muchos niños hayan perdido a alguien de su familia. Hay que reflexionar sobre esto y es un trabajo enorme al que creo que la escuela tiene que sumarse. La escuela no tiene que hacer psicología, yo nunca les he pedido a los maestros que hicieran de psicoterapeutas, pero hay que exigirles que el mundo entre en la escuela. Por eso propuse la casa como laboratorio, porque el mundo de los niños había quedado restringido a su casa. Una sugerencia que daba durante el confinamiento es que los niños tuvieran un diario secreto, un lugar donde desahogar sus sentimientos, alguien con el cual hablar, y, si querían, tenerlo secreto. Porque los niños lo van a olvidar todo, tienen una capacidad de resiliencia más fuerte que la nuestra, pero han vivido una experiencia muy rara y tener memoria de esta experiencia puede ser interesante para ellos, para reelerlo pasado mañana con sus hijos.

«Una buena escuela debe tener las puertas abiertas para que puedan entrar las experiencias de los niños»

Dice que los maestros no tienen que hacer de psicólogos, pero a la vez se da mucha importancia al acompañamiento emocional que tendrán que hacer en septiembre, para poder evaluar las secuelas que este periodo haya podido dejar en cada uno de sus alumnos. ¿Esto no les obliga a ser un poco psicólogos?

Las emociones forman parte del mundo de los niños, y como tal son competencia de la escuela. La cuestión es si la escuela se ocupa únicamente de sus disciplinas o si lo hace del mundo de los niños. En mi opinión, una buena escuela debe tener las puertas abiertas para que puedan entrar las experiencias de los niños. En este caso ha sido lo que han vivido dentro de casa, pero espero que mañana sea lo que vivirán fuera de casa y de la escuela. El mayor regalo que podrían tener los niños después de esto es que sus padres les den más autonomía, para que en su memoria se junten la tristeza del confinamiento con la conquista de la autonomía, esa sería la mejor forma de que les quede un buen recuerdo de esta experiencia. Y esto también vale para la escuela. Freinet propuso el texto libre, que es exactamente esto: si te ha ocurrido algo importante fuera de la escuela, escríbelo y llévalo a la escuela. La escuela tiene muchas fuentes, pero la más importante debería ser el mismo niño. Por lo que, claro, el niño tiene que explicar sus emociones, pero esto no es un tema de psicología, el maestro no tiene que tratar de interpretarlas, sino facilitar que se puedan expresar.

¿Qué le ha parecido la gestión de los distintos gobiernos en relación a la pandemia y la infancia? ¿Ha tenido la ocasión de comparar lo que hacían en distintos países?

He notado una sensibilidad distinta en distintos países. En países como Nueva Zelanda o Suecia las autoridades han celebrado encuentros virtuales con niños. También vi que en España hacían algo así. En Argentina me llamó el ministro de Educación, al que yo no conocía, y me pidió que le explicara lo que pensaba, y luego organizó un encuentro público en el que participaron más de 100.000 personas. En Italia, en cambio, nada de esto ha ocurrido. Lo hicieron algunos alcaldes respondiendo a nuestra invitación, pero a nivel nacional no.

Pero lo que estoy viendo, sobre todo, es que estamos pensando en cómo podemos volver a lo de antes. Y, por tanto, lo que ahora nos preocupa es qué cosas raras tenemos que hacer durante este tiempo de espera provisional, que esperemos que sea breve. Ahora mismo se van a abrir los cines, y se están preparando para que haya siempre espacio entre butacas. Esto no es preparar algo distinto para mañana, sino pasar la temporada problemática a la espera de volver lo más pronto posible a lo de antes, a cuando sea posible ocupar todos los sitios. Y así en cualquier ámbito. Y lo mismo está ocurriendo en educación, lo cual me parece un error. Los de la sala de cine pueden pensar que lo que tenían antes ya estaba bien, pero no entiendo cómo la escuela puede pensar lo mismo. En una encuesta que se hizo pública durante la cuarentena, Italia aparecía en el penúltimo lugar en un ranking de analfabetismo funcional. Tenemos un 30% de jóvenes que son analfabetos funcionales, es decir, que aprendieron a leer y a escribir, pero que ni escriben ni leen. También tenemos en Italia un porcentaje muy alto, mayoritario, de niños que no quieren ir a la escuela, que sufren cuando van a la escuela, y algunos lo somatizan hasta ponerse enfermos. La mayoría se aburre, y cuando un niño se aburre en la escuela tampoco aprende o su aprendizaje es superficial. Con este resultado, si en lugar de una escuela fuera una empresa, debería cerrar. La Seat no podría existir si el 30% de sus coches salieran mal de la fábrica. Einstein decía que si queremos que algo cambie no podemos seguir haciendo siempre lo mismo. Pues ahora lo que estamos haciendo son cosas raras, como dividir un grupo en dos, para poder seguir haciendo lo de antes cuando todo pase.

Antes me hablaba de la ley ¿A qué se refería?

El psicopedagogo Jerome Bruner decía que lo peor de la escuela es que los niños se aburren y que de esto hay que salir a toda costa, porque, decía, si se aburren no puede ser educación. Por eso, para no hablar de deseos que vayan a ser calificados de utópicos yo me refiero a la ley. En la Constitución italiana se dice que el objetivo de la educación es el pleno desarrollo de la personalidad, y este principio está recogido también en el artículo 29 de la Declaración de los Derechos del Niño, que es un tratado internacional y está por encima de las legislaciones nacionales. El artículo de la escuela es el 28, ahí se habla de la escuela pública, gratuita y obligatoria. Pero el artículo 29 habla de educación, e involucra las responsabilidades de la familia y de la escuela. Me gustaría que se asumiera este artículo como una refundación de una nueva relación entre familia y escuela, querría ver a estas dos entidades sentadas en una mesa, leyendo este artículo y preguntándose: “¿Cómo lo hacemos?”. Porque el artículo habla de desarrollar la personalidad de los niños, y sus aptitudes psíquicas y físicas hasta el máximo nivel posible. Y esto, lo que significa no es que los niños consigan los resultados que han previsto los adultos, sino que cada uno pueda descubrir su vocación y recibir por parte de la familia y de la escuela las herramientas para poder desarrollarla hasta el máximo nivel posible. Diversos autores le han puesto nombres distintos a esto que la ley llama aptitudes. Yo lo llamo “aquello para lo uno ha nacido”. Con lo cual, la escuela no puede ser solo la de la lengua y las matemáticas, porque si es así va a excluir a muchos alumnos. No los va a expulsar, pero los va a excluir.

La escuela no puede ser solo la de la lengua y las matemáticas, porque si es así va a excluir a muchos alumnos

¿Pero entonces cree o no cree que va a haber algún cambio, o que volveremos a lo de antes?

Un consejero de Educación de una comunidad autónoma española me preguntó lo mismo. ¿Cómo puedo favorecer el cambio?, me decía. Presuponía que la mayoría de los maestros no quiere cambios y que solo una minoría se atreve a hacer cosas. Yo le contesté que es muy sencillo: usted tiene que ponerse al lado de los que cambian, que los que cambian se sientan privilegiados, apoyados por el consejero, por le ministro; es decir, yo no puedo obligar a todo el mundo a cambiar, pero sé que la escuela lo necesita, los niños lo necesitan y la ley lo pide, pues aquellos que se pongan manos a la obra tendrán más apoyo, y llegarán a ser ejemplos para que más personas se muevan.

¿En qué dirección deberían ir esos cambios?

La escuela que yo imagino no está hecha de aulas. Pensar en aulas supone utilizar menos de la mitad del espacio de la escuela, y además son espacios cerrados, todas iguales, con el mismo mobiliario, y volvemos a lo de antes, si no hay diversidad no hay vida. En la casa cada espacio tiene una finalidad muy clara, y lo mismo en los espacios donde trabajan los científicos, los artistas, los artesanos… Lo que yo propongo es renunciar a las aulas para tener laboratorios, de manera que cualquier espacio de la escuela se aproveche para hacer cosas distintas.

Pero no es solo la escuela la que se tiene que hacer cargo de la reapertura, esto es cosa de toda la comunidad. Lo que propongo es que se cree una mesa que no sea ministerial, sino de ciudad, en la que se sienten el alcalde, los docentes, los padres y los alumnos… ¡es muy importante que no falte nadie! En Italia estamos esperando a que sea la ministra quien nos diga cuáles son las reglas nuevas. Si a los niños les damos reglas que vienen de arriba intentarán librarse de ellas, siempre ha sido así, es casi imposible que respetes una regla que no reconoces como tuya.

Como ha participado en el webinar de ‘Alimentando el cambio’ imagino que en el ámbito de la alimentación también pensará que hay que cambiar cosas.

De todas las cosas que se están diciendo en Italia, posiblemente la que más me gusta es la propuesta de que se coma en el aula. Yo hace 50 años que lo digo, porque siento una gran aversión hacia los comedores escolares.

¿Y eso?

Muchos de los problemas de la mala alimentación tienen que ver con el comedor. Son lugares donde se concentra demasiada gente, hay demasiado ruido, y se tira demasiada comida ¡Todo es negativo! La comida tiene que ser un momento de placer, de estar a gusto, de estar juntos, de compartir un tiempo… Y de hacerlo con mucha autonomía. En muchas escuelas te dicen lo que tienes que comer, cómo y en cuánto tiempo. Cuando yo pregunto por qué os gusta el comedor, muchas veces me contestan que allí los niños pueden socializar, pero eso es absurdo, porque en una comida socializas con los cuatro que tienes al lado. Cien niños en un comedor no tiene nada que ver con socializar.

Yo hace muchos años fui responsable de formación de una escuela infantil en Livorno, en la que pasamos a comer en las aulas. Y el comedor lo transformamos en un estupendo taller de arte. Y como las cocineras no querían servir a los niños, solo llevaban a las aulas las fuentes con la comida, con lo que los niños se levantaban con su plato y se servían de lo que querían y la cantidad que querían, y tras unos cuantos días de aprendizaje ya no se tiró nada de comida. Comían lo que se servían y lo pasaban muy bien, preparaban las mesas… fue un cambio total.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/06/18/los-ninos-han-echado-de-menos-a-sus-amigos-y-han-acabado-hartos-de-deberes/

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Lecciones del COVID-19 en el sector educativo

Por: Paulette Delgado

El coronavirus tomó al mundo educativo por sorpresa y lo obligó a ajustarse a una enseñanza en línea en poco tiempo. ¿Qué lecciones podemos aprender al respecto?

Debido a la pandemia, tanto alumnos como educadores se vieron en la necesidad de adaptarse a las clases en línea rápidamente. Ahora, meses después, es momento de reflexionar qué impactos ha tenido el COVID-19 en la educación y qué lecciones se pueden aprender.

En primer lugar, es importante observar la curva de aprendizaje de China al ser los primeros en entrar en cuarentena.

¿Qué podemos aprender de China? 

El caso de China ha demostrado que es claro que ha aumentado el número de horas que los maestros y alumnos pasan frente a la pantalla, lo que no es lo ideal. Según investigadores de la Universidad de Pekín, 15 a 30 minutos son más que suficientes para tener una sesión efectiva, ya que las sesiones en línea necesitan mucha concentración durante las clases y esto puede agotar tanto al educador como al alumno. Sin embargo, el número de horas promedio que pasan en línea tanto alumnos como docentes en China es de tres horas.

El Departamento de Educación de Guangdong liberó una guía sobre cómo hacer que los cursos duren 20 minutos. Ellos recomiendan no sólo enfocarse en la pantalla, sino también encargar actividades prácticas para reducir la fatiga.

Otro problema que se ha acentuado en este país durante la pandemia es la brecha de acceso digital. No todos los alumnos tienen acceso a la tecnología necesaria para conectarse a las clases en línea, por lo que en el mes de febrero, el Ministerio de Educación de China prohibió introducir un currículo nuevo hasta el final del semestre. Al mismo tiempo, animó a los maestros a enfocarse en la salud mental, física y entretenimiento. Se dictaminó que para el 13 de abril, las escuelas podían empezar con un nuevo plan de estudios en línea.

La tercera lección que se puede aprender de China es el apoyo a sus maestros. La Escuela Internacional de Educación Yew Wah de Guangzhou, por ejemplo, se centró en apoyar la colaboración entre docentes y permitirles experimentar. Sus educadores trabajaron en equipo para abrir una plataforma de aprendizaje en línea en sólo una semana y están en constante comunicación compartiendo ideas y resolviendo dudas, lo cual los estudiantes tomaron como ejemplo de colaboración.

La siguiente lección de China es la importancia de comunicarse con las familias. El aprendizaje en línea es una ventana al aula, por lo cual es importante dejar que ellos opinen al respecto y se sientan escuchados. Siguiendo con el ejemplo de la escuela de Yew Wah, la institución encuestó a las familias después de 10 días de clases online, para conocer la opinión y el sentimiento general de madres y padres. La encuesta resultó en ideas útiles y sugerencias que se tomaron en cuenta, como por ejemplo, la duración de las sesiones en línea las cuales, tras la encuesta, fueron ajustadas a 10 minutos frente a la pantalla y 20 minutos con actividades asincrónicas.

Pero, ¿qué hay del resto del mundo? ¿Qué otras lecciones se pueden aprender de esta pandemia?

Lecciones durante la pandemia

Involucrar a las familias

Katy Farber, educadora con más de  20 años de experiencia y autora de tres libros sobre educación opina que las familias deben ser incluidas en el proceso educativo. Debido a que ahora están más involucradas en la educación de sus hijos, tienen mucho que aportar y los educadores y personal educativo deberían valorar su opinión y aportaciones.

Farber comenta que otra lección importante de esta pandemia es que la enseñanza debe ser más flexible y adaptarse a lo que el estudiante necesita. Cada día, tanto adultos como niños y adolescentes en todo el mundo se sienten afectados física y emocionalmente por la pandemia, por lo que el proceso de aprendizaje puede verse afectado por estos factores.

Es importante tomar en cuenta que estamos viviendo una crisis sanitaria global, que nos impacta en todos los aspectos de nuestras vidas. Por lo tanto, establecer horarios inflexibles para la enseñanza no es el enfoque más práctico, los estudiantes deben tener la oportunidad de acceder al material en diferentes momentos y maneras que mejor se adapten a su situación particular.

La importancia de la salud mental

Otra enseñanza que nos ha dejado la cuarentena es la importancia de enfocarse en la salud mental. Debido a que el mundo está pasando por un momento caótico y traumático de manera colectiva, es más sencillo hablar sobre aislamiento, las emociones que esto ha provocado y cómo cada persona sobrelleva la situación de diferente manera. Esta apertura debería permanecer más allá de la pandemia, independientemente de cómo se vea la eduación en el futuro. En cada nuevo modelo o política educativa, debería tomarse en cuenta la salud mental no sólo de los estudiantes, sino también la del profesorado, personal no académico y de apoyo, así como también desarrollar estrategias que beneficien su bienestar mental.

Según Farber, es importante comprender que somos una comunidad, lo que significa que cada persona es responsable del otro. La cuarentena ha hecho que muchas personas sacrifiquen eventos importantes, su vida social, trabajo y demás, para evitar contagios. Este tipo de actitudes demuestran que todos estamos conectados y que las acciones colectivas son importantes y tienen una gran influencia sobre la salud y el bienestar de toda la comunidad. La educación del futuro debe aprender de esto y enfocarse en fomentar en los alumnos la responsabilidad, de manera que sean  miembros comprometidos con su comunidad que saben, además, trabajar de manera colectiva..

Por otro lado, el Foro Económico Mundial también dio a conocer las lecciones por aprender de la pandemia. El organismo reconoce que el sistema educativo global se remonta a más de 200 años y muchas veces no se enfoca en el bienestar emocional de los alumnos.

A consecuencia de la pandemia, la ansiedad, incertidumbre, miedo y sentimientos de aislamiento han aumentado, por lo que es importante enfocarse en brindar apoyo a los estudiantes y permitir que se conecten entre sí de manera informal, ya sea por chat o por videoconferencia durante las clases en línea, señala el Foro Económico Mundial.

Además, reconocen que existe una gran brecha tecnológica ya que no todos los estudiantes tienen acceso a la tecnología necesaria para tomar sus clases en línea. Esta desigualdad se ha exacerbado por la pandemia, por lo que gobiernos y escuelas deberían de unir fuerzas para garantizar una infraestructura que ayude a minimizar esta brecha.

Lecciones para la educación superior

Según Quacquarelli Symonds (QS), compañía británica que se especializa en educación y estudios en el extranjero, hay cinco lecciones clave que el coronavirus ha dejado a la educación superior:

  1. Las plataformas en línea son clave: Debido a la pandemia, muchas instituciones se vieron forzadas a trasladar sus lecciones al entorno en línea, utilizando plataformas o administradores  de aprendizaje como BlackBoard o Canvas. Esta tecnología permite al maestro subir recursos, impartir clases virtuales y darle seguimiento a sus alumnos. El CEO de Perlego, una biblioteca digital, señala que hubo un aumento del 300 % en los acercamientos de la educación superior y las instituciones de educación superior que buscan pasar al aprendizaje en línea.

    Este aumento repentino de demanda refleja la importancia de las instituciones por mantenerse al día sobre las plataformas en línea y estar constantemente capacitando a sus maestros para saber aprovecharlas. Según QS, varios países árabes habían rechazado la educación en línea en el pasado por preferir los métodos tradicionales, lo cual resultó en muchos problemas al inicio de la pandemia por su falta de preparación.

  2. El valor de la  movilidad internacional y las asociaciones: Ahora, las instituciones educativas se han percatando de la importancia de estar interconectados internacionalmente. En el caso de los estudiantes de intercambio, muchos se enfrentaron a la lucha de regresar a sus países en medio de fronteras cerradas para detener la propagación del virus.

    Esto resultó en que diversas universidades, como la Universidad de Melbourne, tuvieron que ir al rescate de sus alumnos internacionales para apoyarlos a regresar a sus países de origen. Y no sólo los programas internacionales se han visto afectados, los proyectos de investigación también. Muchos investigadores se han visto obligados a detener sus investigaciones, como es el caso de Richard Lenski, que llevaba 32 años investigando el crecimiento de poblaciones de bacterias Escherichia coli (E. coli).

    Por su parte, QS señala  que aquellas universidades con buenas conexiones internacionales se les hará más fácil el regreso a la nueva normalidad, incluyendo el ámbito de la investigación.

  3. La importancia de tomar en cuenta  la naturaleza: Debido a la cuarentena, el acceso a la naturaleza y al aire libre es limitado, lo cual ha resultado en que muchas personas aprendan a valorarla. Es importante que las universidades fomenten en la comunidad universitaria el vínculo entre productividad, consumo y naturaleza.

    La luz del sol, por ejemplo, tiene un impacto significativo en la capacidad de trabajar eficazmente, según estudios. Además de mejorar el estado mental, de sueño, fortalecer su sistema inmunológico y estar más alerta, lo cual hace a las personas más felices y productivas.

  4. Valorar la comunidad: Es normal sentirse aislados al estar lejos de familiares, amigos, compañeros y maestros. Aún así, es importante recordar que pasar tiempo con otras personas está relacionado con la felicidad.

    La pandemia ha ayudado a la gente a recordar que son parte de una comunidad y la importancia de mantenerse en contacto. Las universidades deben de enfocarse en mantener una comunicación constante con sus educadores, colaboradores y alumnos, actualizándonos constantemente sobre lo que sucede y alentándolos a aprovechar las herramientas tecnológicas para conectarse con otras personas.

  5. Contar con tecnología actualizada: Contar con plataformas digitales y equipo técnico necesario no sólo ayudará a trasladarlos al entorno en línea, sino también pueden apoyar en el aspecto administrativo. Es importante que las instituciones educativas revisen constantemente si sus plataformas o tecnologías no se han vuelto obsoletas o los detiene de responder eficazmente en caso de crisis, como lo ha sido el coronavirus.

¿Cómo será el regreso a clases en la “nueva normalidad”? 

Aunque el ciclo escolar está terminando en muchas partes del mundo, es importante comenzar a cuestionarse qué pasará en agosto o septiembre, meses en los que diversos países alrededor del mundo plantean reabrir los centros educativos.

Ante la posibilidad de un regreso a clases presenciales, los líderes educativos deben formular diversas preguntas antes de abrir sus planteles. El Foro Económico Mundial indica que es necesario cuestionarse si están dispuestos a modificar el plan de estudios, el modelo educativo, e incluso, el tiempo de las lecciones para asegurar que los alumnos se puedan adaptar a la “nueva normalidad” en el aula, de manera que se puedan concentrar y participar en clase sin temor de contagiarse.

Por otro lado, la  pandemia ha desatado una crisis de ansiedad, miedo y sentimientos de aislamiento en los alumnos, por lo que se necesita que educadores y personal académico colaboren en la construcción de un sentido de comunidad a través del aprendizaje remoto. Este esfuerzo debería de permanecer una vez que se regrese a clases presenciales. El Foro Económico Mundial incluso invita a los educadores a cuestionarse si están dispuestos a darles las oportunidades para conocerse y conectarse mejor el uno con el otro y compartir sus sentimientos en un ambiente seguro. Esto puede ser creando espacios o tiempos específicos para hablar de su salud mental y capacitando a los docentes en este tema.

De acuerdo con datos de la OCDE, la mayoría de los gobiernos invierten solamente entre el 2 % y el 4.5 % de su PIB en educación. Será importante que se aumente la inversión en educación ya que los salarios de los docentes en muchos países son ínfimos y la inversión en programas de desarrollo profesional para personal docente. En este último aspecto, la capacitación de los maestros será esencial para que cuenten con los conocimientos y herramientas necesarias que les permitan adaptarse a los cambios que están por venir.

También será de suma importancia garantizar que todos los alumnos tengan acceso a la tecnología que se ha vuelto vital para el aprendizaje en línea durante la pandemia, esto no será fácil.  “Será difícil nivelar el campo de juego absolutamente, pero ¿cuánto esfuerzo se hará para nivelarlo más?”, señala el reporte del Foro Económico Mundial.

Sin duda, el COVID-19 ha venido a sacudir al mundo, ahora será cuestión de analizar las lecciones que se han aprendido durante este tiempo, y que deberá cambiar a partir de ahora. Es tiempo de invertir más en educación. Es  momento de hablar de manera más abierta sobre la importancia de la salud mental y el bienestar de alumnos, docentes y personal no académico. Es momento de replantearnos si los sistemas de evaluación que usábamos hasta ahora siguen vigentes para garantizar el aprendizaje efectivo.

Por último, aunque la pandemia y cuarentena llegaron sin previo aviso y las instituciones educativas tuvieron que  adaptarse rápidamente para asegurar la continuidad académica, debemos aprovechar esta crisis para hacer una pausa que nos permita analizar, reflexionar y replantearse la educación como la conocíamos hasta ahora.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/lecciones-covid-19-educacion

Imagen: Alexandra_Koch en Pixabay

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Vídeo: Consejos del pedagogo Francesco Tonucci para educadores y padres de familia en esta cuarentena

Por: EducacionBogota.

 

En este video, el pedagogo Francesco Tonucci envía un mensaje sobre qué hacer como educadores y padres de familia en esta cuarentena obligatoria. Los invitamos a escuchar sus valiosas recomendaciones, tan sencillas como profundas.

 

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=WqthDDCfYr4

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Salud mental de sus hijos, tema prioritario en la cuarentena

Por: Semana Educación

En las pruebas Pisa, el 50 % de los estudiantes en Colombia indicó haberse sentido triste a veces o siempre, situación que según expertos se podría agravar en el encierro. ¿Qué hacer?

Sobre el impacto de la cuarentena en la salud mental de las familias hay un estudio reciente hecho con el apoyo del Colegio Imperial de Londres con una muestra de 3.549 personas, realizado entre el 8 y el 20 de abril. En él se confirman muchas cosas: lo primero es que 75 por ciento de las personas reportan alteraciones de salud mental desde leves hasta muy graves.

En cuanto a Colombia, el panorama no es muy distinto y se debe prestar especial atención al caso de los niños en edad escolar. El Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) realizó un análisis estadístico sobre el estado de la salud mental y emocional de los estudiantes colombianos antes de la pandemia y del confinamiento con el fin de tomar medidas para evitar el detrimento de la salud mental y emocional de los alumnos en el país.

De acuerdo con la información reportada por estudiantes de 15 años en las más recientes pruebas Pisa, sobre las emociones que sienten a menudo, el 50 % de estudiantes colombianos manifiesta que a veces o siempre se sienten tristes; el 59 % se sienten preocupados y el 38 %, asustados.

Frente a las emociones positivas, el porcentaje de estudiantes colombianos que indicaron reportarse a veces o siempre feliz y orgulloso, es de 93 % y 72 %, respectivamente. Si bien hay un porcentaje alto de estudiantes que tienen a menudo emociones positivas, no se debe ignorar aquel 50 % de estudiantes con emociones negativas.

De acuerdo con el informe del LEE, durante la cuarentena, pueden aparecer síntomas depresivos como la desesperanza, irritabilidad, cambios en el apetito o alteraciones en el sueño y uno de los detonantes de esta situación es que la atención de los padres de familia o los cuidadores no estará puesta en el cuidado infantil, sino en la preocupación por sus trabajos y el suministro de comida.

Según el psicólogo Miguel de Zubiría, tanto los papás como los hijos están viviendo una crisis de ansiedad debido al encierro. Las consecuencias perdurarían hasta seis años. «Los psicólogos y orientadores de colegios están desbordados por la situación de salud mental. Es una realidad critica y muchos nos dicen que trabajan de 7 a 5 de la tarde sin pausa porque los problemas para los muchachos y sus familias han crecido exponencialmente. Como psicólogos tiene entre 500 y hasta 1.000 estudiantes. El problema de salud mental es muy serio. Tanto que hay que ver como atender y apoyar a los psicólogos y orientadores».

El experto señaló que ya existen 24 estudios internacionales que se han realizado en 10 países que han pasado en años anteriores por epidemias similares a estas y todos concluyen que por lo menos entre el 30 y el 45 por ciento de las personas desarrollan problemas de estrés, trastorno de ansiedad o claramente depresivos. 

«Lo peor no es eso, sino que estos problemas de salud mental no desaparecen cuando termine o se atenúe la cuarentena.  Por el contrario, en los casos estudiados han durado de 3 a 6 años», dice De Zubiría.

Por eso, la recomendación principal de los expertos, aunque suene obvia, es que si se evidencia algún síntoma de los anteriormente mencionados, se debe buscar acompañamiento profesional, y ofrecer capacitaciones a docentes y directivos sobre manejo de crisis.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/salud-mental-de-sus-hijos-tema-prioritario-en-la-cuarentena/674846

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