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Bolivia: Un educador y una tejedora que con sus oficios dejan huellas

América del Sur/Bolivia/eldeber.com

Ambos personajes manifiestan su orgullo de ser parte de esta tierra que experimentó un acelerado crecimiento, dejando de ser provinciana y olvidada para convertirse en líder del país, por ello ha atraído a miles de migrantes

“El oficio de tejer la fibra de saó es parte de nuestras tradiciones”

Desde los 10 años, Alicia Medina Molina se gana la vida haciendo los conocidísimos sombreros y también canastas y otros adornos. Continúa en actividad a sus 81 años

A sus 81 años Alicia Medina Molina teje hasta siete sombreros de saó por semana, pues la vista cansada debido a la edad le ha disminuido la capacidad que tuvo desde que a los 10 años aprendió el oficio en su natal Paurito, que es la capital de esta fibra que se saca de una palmera que se da exclusivamente en esa zona del departamento, muy cerca del Río Grande.

Proveniente de una familia numerosa, pues fueron seis hermanos, cuyo padre se dedicaba a cuidar ganado en una estancia de la zona, los niños aprendieron este oficio artesanal, que para Alicia fue su fuente de ingresos económicos que le dio cierta independencia desde su niñez.

Medina recuerda con nostalgias las dificultades que atravesó para sacar sus productos al mercado cruceño, pues el viaje era de dos días siguiendo el carretón porque debía caminar a la par del rústico vehículo de cansinos bueyes.

“Cuando juntábamos una buena cantidad de sombreros y canastos le pedíamos a los carretoneros que los carguen encima de las maderas que se extraían cuando Paurito tenía bosques. Me sentía feliz cuando terminaba de vender mis productos para regresar a mi casa”, recordó la artesana.

Al pasar el tiempo doña Alicia formó su propia familia, que por cierto numerosa, pues tuvo 12 hijos, los cuales se criaron con los ingresos de su oficio. De ellos solo dos, María Josefa y Regina Farell Medina, siguieron con el tejido, con las cuales hasta hoy sigue el negocio, y tiene la esperanza que sigan los nietos.

Un recuerdo triste que guarda es cuando unos extranjeros compraron parte del bosque de la palmera, reduciendo el área y poniendo en peligro la actividad.

“Los artesanos de Paurito nos unimos y presionamos a las autoridades para que defiendan el terreno que se conoce como Saotú, situado a 30 kilómetros, con ello se garantiza que esta tradición cruceña sobreviva”, anotó Medina.

“El sombreo de saó es una marca de Paurito y me llena de orgullo que mis sombreros lleguen a todo el país, así contribuyo a la grandeza de mi tierra, pues me siento afortunada de haber nacido acá”, dijo doña Alicia, que nunca ha recibido un reconocimiento de parte de las autoridades locales.

“Santa Cruz ha dado un salto histórico por su acelerado crecimiento”

El abogado, educador y periodista Aure Terán Bazán pasó gran parte de su vida enseñando a las nuevas generaciones y recopilando las costumbres locales

 

Aure Terán Bazán fue periodista y educador, es abogado y escritor de las costumbres cruceñas

Aure Terán Bazán califica al cruceño como un ser valiente, hidalgo, cordial, sincero, amable y, sobre todo, trabajador y querendón del terruño que lo vio nacer. A sus 85 años se destacó en todos los campos en que se desempeñó, siendo el abanderado en el colegio y en la universidad, así como destacado periodista corresponsal de varios medios del interior.

Con el cúmulo de vivencias y experiencias ha publicado, y está por publicar, varios libros de corte costumbrista, pues considera que no se deben perder las tradiciones cruceñas debido al acelerado crecimiento que ha experimentado la capital y el departamento.

“He visto el enorme salto histórico de Santa Cruz de la Sierra, pasando de ser una ciudad pequeña a lo que es hoy, pese a la falta de una planificación organizada para enfrentar el futuro, pues no coincide con un progreso integral por la falta de servicios”, refirió.

Terán recuerda sus años de colegio en el Nacional Florida, del cual fue abanderado por sus altas calificaciones y porque sobresalía en sus discursos, graduándose en 1953 para ingresar a la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm) donde se formó en Derecho.

Luego de concluir el bachillerato fue profesor de su colegio durante 20 años, impartiendo la materia de Instrucción Cívica.

“Di clases en el colegio del Círculo de Amigos y en el Josefina Goytia, así también fui fundador del colegio particular Santa Cruz y del CEMA de la calle Sucre, donde impartí clases gratuitamente durante un año hasta obtener un ítem”, recordó.

Entre su producción bibliográfica se destacan los textos de Cívica para los seis cursos de secundaria, así como otros títulos donde se incluyen poemarios. “Están sin publicar una autobiografía histórica, una novela costumbrista y unos relatos de los barrios”, dijo.

Como periodista Terán fue corresponsal de radio Illimani y del diario La Nación, de La Paz; fundando en Santa Cruz de la Sierra los periódicos Guardián, Oriente y Revolución; y los humorísticos El Tarechi y El Chuturubí. También fue columnista de EL DEBER.

Fuente: https://www.eldeber.com.bo/santacruz/Un-educador-y-una-tejedora-que-con-sus-oficios-dejan-huellas-20180913-7298.html

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El perfil humano del Apóstol

Por: Graziella Pogolotti

Siempre quise visitar Playita de Cajobabo. Aspiraba a conocer un sitio de peregrinación, un lugar sagrado de la patria. Cuando pude hacerlo, la experiencia resultó estremecedora. En aquel paisaje concreto, saltando por encima del tiempo transcurrido, estaba tocando con las manos la presencia viva del Apóstol.

A plena luz del día, bajo un sol resplandeciente, palpé la arena áspera y rugosa, tan distinta a aquella otra, suave y fina, donde hubiera podido jugar —con aro, balde y paleta—  la niña de los zapatos de rosa. Del mar emergían rocas filosas como garfios. Imaginé entonces esa noche oscura de 1895, cuando remeros luchaban contra oleajes, evadiendo las amenazas ocultas por el agua después de haber escapado al acoso de un enemigo bien informado acerca del movimiento de los conspiradores.

Entre esos hombres de manos curtidas, José Martí tensaba los músculos en descomunal esfuerzo. Endeble el cuerpo, minada la salud, marcado por las heridas abiertas de los grillos en sus tiempos de adolescente sometido a trabajos forzados en las canteras de La Habana, cargaba fusil, balas, botiquín de primeros auxilios, libros y papeles. Vencía el dolor y el agotamiento, porque la Isla lo estaba esperando. Después del desembarco lo recibió el esplendor de la naturaleza virgen, la acogida generosa de los campesinos dispuestos a ofrecer hamaca para el reposo, y alimento para recuperar fuerzas y proseguir la dura marcha que hermana hombres.

En el breve tránsito que lo condujo a Dos Ríos, Martí no conoció el descanso. Mientras otros dormían, fijó sus vivencias en un diario que constituye uno de los más hermosos textos literarios de nuestra lengua. Hecho con prisa y despojado de artificios, anuncia algunas audacias de la vanguardia. Las páginas parecen brotar de una poderosa necesidad interior. Escribirlas le deparó, sin duda, instantes de plenitud y disfrute, porque en noches febriles y sueño escaso, el deber, siempre vigilante, le demandaba otras tareas. Había que proseguir la vindicación de Cuba en la prensa de Nueva York. La ternura también impone su exigente mandato. Encontró el momento para aconsejar a la pequeña María Mantilla sobre su porvenir posible como maestra en escuelita propia y sobre los requisitos del arte de traducir.

Volcó su proyecto hacia los pobres de la tierra. La pobreza fue su compañera de siempre, desde su edad primera en la modestísima casa de La Habana. Niño todavía, actuó como amanuense de su padre, obrero y soldado, en los trabajos que emprendiera en el Hanábana. A su talento y su voluntad esforzada debió la ayuda que le prestara su maestro Mendive. Con los desamparados del mundo padeció el horror del castigo en las canteras. Concluidos sus estudios en Zaragoza renunció al acomodo de una carrera de abogado. Optó por el sacrificio máximo para abrir camino a la cristalización tangible del sueño de la patria. Se convirtió en peregrino y aprendiz de América. En México, en Venezuela, en Guatemala, su trabajo cotidiano de maestro y periodista le permitió conocer, desde lo más profundo de la realidad, el panorama de nuestras repúblicas maltrechas. Con esas armas, inició su tarea definitiva en Estados Unidos.

El hombre de la levita gastada y de frágil contextura física desempeñó entonces una tarea gigante. Conoció el país volcado hacia su destino imperial mejor que sus contemporáneos situados a ambos lados del Atlántico. Percibió que el futuro de su Isla estaba ligado, de manera inseparable, al de la América nuestra. Juntó voluntades. Lo hizo en los espacios públicos a través de su palabra ardiente y en el contacto directo persona a persona. Atenido a las características de su interlocutor, empleó la persuasión y fue intransigente en los principios cuando lo consideró necesario. Así lo revela su correspondencia. Mucho más debió haber en tanta palabra que la oralidad ha borrado. Las visitas al Cayo respondieron a la necesidad de involucrar a los obreros en la batalla de todos. Hospedado en la casa de los tabaqueros, compartiendo albergue, comida y cotidianidad, encontró aliento, consuelo y compensación espiritual. Hombre de ideas, no hizo nunca de ellas nociones abstractas esterilizantes, porque echó ancla en lo más profundo de la realidad social y en la dimensión concreta de los seres humanos.

Confieso que no me satisface la estatua marmórea erigida para perpetuar memoria y homenaje. Prefiero evocar al hombre de frente ancha y levita raída que puede seguir andando entre nosotros como Maestro de la conducta y la palabra, capaz de trascender los tiempos por seguir siendo útil en épocas de grandes desafíos, cuando las batallas se libran en el plano de la economía y en el ámbito sutil e intangible de las subjetividades.

Con fe inquebrantable en el mejoramiento humano, el hombre de La Edad de Orosembró futuro en las niñas y los niños de Nuestra América. Entró como amigo en su entorno más cercano para evocar a los héroes, entregar poemas, contar fábulas y abrir horizontes hacia un mundo sin fronteras, desde la exposición internacional de París hasta la vida de los anamitas. Así, como presencia familiar, debe permanecer entre nosotros, mucho más allá de las efemérides que siempre conmemoramos. Las suyas, al igual que tantas otras, no pueden reducirse al cumplimiento rutinario de una tarea. Su enorme legado, palpitante de razón y pasión, tampoco habrá de limitarse a la reiteración de citas, apotegmas  extraídos de sus contextos e integrados ya al saber común. Salgamos, así mismo, al encuentro del ser humano atravesado por cicatrices y desgarramientos. Esa proximidad estremecedora agiganta el mensaje de un peregrino que traspasa todos los tiempos y, ahora mismo, sigue andando entre nosotros.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2018/01/28/el-perfil-humano-del-apostol/#.Wm8_1Lzia00

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Mi universidad

Por: Graziella Pogollotti

Renqueante y asmático, el tranvía trepaba trabajosamente la cuesta de la calle San Lázaro. Desde la distancia, yo contemplaba la escalinata universitaria presidida por el recio cuerpo mestizo del Alma Mater, madre nutricia, con sus brazos abiertos, siempre acogedora. Algún día, pensaba, iniciaré mis estudios en ese centro docente, ya legendario.

La Universidad habanera está cumpliendo sus 290 años. No es de las más antiguas, pero su trayecto marca la historia de nuestra nación. Fundada en San Gerónimo, su impronta esencial se asocia a la Colina, al batallar durante la República neocolonial y al proceso transformador impulsado por la Revolución Cubana.

Bajo la intervención norteamericana, Varona propuso su rediseño con vistas a una modernización orientada al desarrollo del país mediante la formación de profesionales encaminados al estudio de la ciencia y la técnica. No pudo percatarse el pensador positivista de que la dependencia económica condenaba al fracaso su ambicioso proyecto. Para responder a la demanda de las empresas, la Universidad egresaba contadores públicos, pero no tuvo Facultad de Economía.

Uno de los rasgos originales de la historia de nuestra América se manifiesta en el movimiento de Reforma Universitaria que, desde su aparición en 1918, se expandió desde Córdoba hacia todo el subcontinente. Por primera vez, la academia se planteaba la emergencia de romper los muros que la separaban del conjunto de la sociedad. Su función dejaba de reducirse al entrenamiento de especialistas calificados para asumir responsabilidades de mayor envergadura ante los conflictos que aherrojaban el desarrollo de cada país.

Mella comprendió el alcance del desafío. Reforma docente y revolución transformadora resultaban inseparables. La fundación de la FEU y de la Universidad Popular José Martí, orientada a la educación de los obreros, constituyeron las primeras señales de  cambios más profundos.

En el enfrentamiento contra la dictadura de Machado, el 30 de septiembre de 1930 cayó, herido de muerte, el joven Rafael Trejo. La escalinata se había convertido en centro de los grandes acontecimientos que estremecieron la ciudad.

De ahí bajaron las antorchas que rindieron homenaje al Apóstol en el año de su centenario.

Desde mis días de estudiante, el contacto con la Colina ha sido permanente. Algo aprendí en las aulas. Tuve algunos buenos maestros. Debo buena parte de mi formación al intercambio con mis coetáneos en el entorno de la galería de  los mártires y de la entonces llamada Plaza Cadenas, hoy Agramonte, a las acciones en que participé, al diálogo con los independentistas puertorriqueños y con aquellos otros que intentaron construir un proyecto liberador en Guatemala.

Entre todos, íbamos tejiendo sueños de porvenir, donde la Universidad renovada encontraría su esencial razón de ser como obra colectiva y fuente de creación al servicio de la sociedad.

Triunfó la Revolución y hubo reforma verdadera. Fue un proceso que se prolongó en el tiempo, más allá de la proclamación de sus documentos normativos.

En la base de la pirámide, el departamento vertebraba docencia e investigación. Surgieron nuevas carreras, como las de Economía y Biología, de tan promisorio futuro. Dejamos de ser meros reproductores de información anquilosada. Clave fundamental de soberanía plena, estábamos en condiciones de producir nuevos saberes, atendiendo a las exigencias de la inmediatez y a una perspectiva  de desarrollo a largo plazo. Contábamos con la colaboración de especialistas llegados de la América Latina, de Estados Unidos y de Europa. Se sentaron las bases fundacionales de los centros de investigación científica. En pocos años, el salto hacia adelante fue prodigioso. La implementación del sistema de becas favoreció el acceso de los marginados de siempre a la educación superior. De manera natural, la Universidad se integraba al proyecto de construcción de un país que comprometía a profesores y estudiantes.

En visitas frecuentes a la Colina, Fidel pulsaba la realidad de ese universo juvenil inquieto y viviente. A su lado, Chomy Miyar, rector inolvidable para los de entonces, nos convocaba a abrirnos hacia un horizonte ambicioso sin desentendernos de un contexto social heredado del subdesarrollo. Desde el anonimato del aula, nos sentíamos partícipes y, por tanto, responsables de la edificación de la obra mayor.

En medio siglo, a escala planetaria, muchas cosas han cambiado. El dominio del capital financiero tiene su contraparte en la difusión de una ideología neoliberal que permea todos los ámbitos. No excluye a la educación y la cultura. Los colonizados de ayer siguen exportando materias primas sujetas a los caprichos del mercado para recibir productos de alto valor agregado, seducidos además por imágenes que incitan al consumismo. En nombre de la racionalidad económica, se anulan conquistas obreras que parecían irreversibles.

La precarización del empleo alcanza también a los trabajadores intelectuales. Mal dotada, en América Latina la universidad pública cede el paso a la privada. Como ocurriera hace cerca de un siglo, los jóvenes empiezan a salir a las calles para reclamar facilidades de acceso a la educación superior convertida en proveedora de fuerza de trabajo hecha a la medida de la demanda de las empresas. Sometida al arbitrio de un mercado implacable, la Universidad renuncia al desempeño de su papel como fuente viva de un pensamiento renovador.

Ante la arremetida de la derecha, una izquierda fragmentada tiene que buscar las bases de una plataforma común. En ese programa, la temática universitaria habrá de encontrar el espacio que le corresponde. En el centenario del movimiento reformista de Córdoba, no podemos revisitar la historia desde una  perspectiva arqueológica. Es ocasión propicia para desatar una tormenta de ideas al servicio de los grandes desafíos de la contemporaneidad.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2018-01-07/mi-universidad-07-01-2018-21-01-21

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México: Asociación Civil protege los derechos de personas tatuadas

México/Enero de 2018/Fuente: Uniradio

La asociación “Mi capacidad no es tatuada, sino demostrada”, busca el cambio social por el respeto hacia lo distinto, aseguró su director Roberto Castillo en entrevista con Notimex.

“Somos la primera asociación civil en México, Latinoamérica y el mundo cubriendo los derechos de las personas con modificaciones corporales, de manera moral en todo el mundo”, declaró.

Explicó que mediante sus redes sociales, tanto en la Ciudad de México, como en el interior del país se manda el mensaje de respeto y canalización de personas que han sido discriminadas, mediante la Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación).

La organización sin fines de lucro lleva dos años de existencia, con acta consecutiva, pero el movimiento ha sido de seis años, cuyo objetivo principal es eliminar la discriminación en la sociedad, exhortando el respeto y la tolerancia.

Comentó que el problema de discriminación es grandísimo en toda la población mundial y las razones de ello son distintas.

“Estamos en el ámbito de modificación corporal, como lo es el tatuaje o una perforación, pero lo que se busca es el respeto por todos, no sólo por esto”, agregó.

Puntualizó que el cambio debe de ser de conciencia, porque el problema de discriminación, considera es de una mala educación, mala información; lo que se trata de hacer es mandar mensajes a través de publicaciones en Facebook, Instagram y Twitter.

“Nos encontramos pendientes de que más gente encuentre el mensaje, mediante el ejemplo propio de nosotros como representantes, más personas se puedan empapar de nuestra idea”.

De igual manera están muy contentos del avance que han tenido en redes sociales, ya que, informó se tienen 245 mil seguidores hasta la fecha y sus cuentas las apoyan mucho.

“Podemos ver que los mensajes sí están llegando, pero se necesitan hacer muchos cambios a nivel conciencia y esto, dijo, será poco a poco con los papás y personas que tienen tatuajes, que la mayoría son jóvenes, que después serán abuelos, cuya educación se verá reflejada en las demás generaciones”.

Asimismo, comentó que la discriminación laboral es una de las razones por las que hay problemas en la gente, ya que, indicó que los números son alarmantes, por esto mismo está la creación de consejos como Copred (Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México), y la Conapred.

“Violentar para que no te den un trabajo es una forma de discriminarte, hay otras formas como por ejemplo padres que tienen tatuajes, e hijos, a quienes no se les permite inscribir en las escuelas, por su mal aspecto que brindan en la sociedad.

“Encontramos que puede ser un empleo, que no te dejen donar sangre, que te golpeen en la calle, puede haber discriminación no sólo de forma física, sino de manera verbal”.

Castillo recomienda a los interesados en tatuarse que, en primer lugar, deban de ser mayores de edad, porque cree que es cuando pueden madurar y entender el mensaje que están buscando, porque hacérselo es una responsabilidad adquirida mientras alguien crece.

“Un niño si se hace un tatuaje, será mal visto, porque por ley no se permite hacer esto; se supone que hasta los 21 años tu cerebro termina de madurar en un proceso biológico”.

Platicó que la gente se tatúa por diferentes razones, como por pertenencia, diversión o distintos sentidos, por sentirse identificados con algo.

“La evolución del tatuaje no sólo tiene una connotación de la cárcel, pero también había en tiempos prehispánicos, que guerreros y altos mandos, como sacerdotes eran los únicos autorizados para hacerse modificaciones corporales”.

El tema de los tatuajes ha ido avanzando, comentó que se necesita dar a conocer más, ya que una persona con esto o perforaciones está obligada a conocer sus derechos y obligaciones como tal, para que no se dejen.

“Estamos en un gremio muy ignorante, una persona que empieza a tatuar y lo hace bien, se puede ganar en una hora tres mil o cuatro mil pesos, pero estos comienzan a creer que su éxito se basa en dinero, pero en realidad debería de ser una satisfacción personal, sentirte bien contigo mismo y que te superes todos los días”.

Mencionó que muchos colegas le han dicho que ya no hay discriminación, “pues claro, si todo el tiempo te la vives con personas que están tatuadas, en tu estudio ganas 10 mil pesos en un día, te ganas lo que quieras y no sales más allá de ese mundo, obviamente no te vas a sentir rechazado.

“Pero estoy seguro que cuando pagaron en alguna tienda departamental les checaron los billetes más de una vez, porque a mí me lo hacen”, recordó.

Por otro lado, aseveró que en 2018 organizará nuevamente el llamado Ink Fest, el primer festival en pro de la modificación corporal, que el año pasado se efectuó en el Monumento a la Revolución, ante cinco mil personas y la música de la banda The Guadaloops.

Fuente: http://www.uniradioinforma.com/noticias/mexico/507553/asociacion-civil-protege-los-derechos-de-personas-tatuadas.html

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¿Cómo se fue haciendo la cultura cubana?

Por: Graziella Pogolotti

Acosado por la miseria y la tuberculosis, Heredia murió en el exilio. Plácido y Zenea fueron fusilados. José Martí cayó en Dos Ríos. Mientras  los poetas forjaban imágenes para una nación todavía inexistente, los pensadores labraban un ideario a través de la enseñanza. Quebrantaban la esclerosada tradición dogmática impuesta por la colonia.

El presbítero Félix Varela sentaba cátedra en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio. No tuvo alumnos, formó discípulos. De manera inevitable, el camino trazado lo llevaría a la política y al debate abierto en las Cortes de España.

Perseguido, encontró refugio en una emigración sin regreso. No dejó por ello de pensar en Cuba y ejercer un magisterio espiritual. Más prudente y no menos eficaz, Luz y Caballero se entregó a la educación. En las aulas, estaban madurando los futuros combatientes. Desde entonces, ética y política comenzaban a entrelazarse de manera inseparable, visión que alcanzaría con José Martí su proyección más intensa en el verbo encendido y en la conjunción concreta de teoría y práctica.

Al principio, las ideas circularon en los cotos de las minorías ilustradas. Las dramáticas circunstancias de una sociedad colonial y esclavista favorecieron el desarrollo de inquietudes convergentes en sectores de las mayorías silenciadas. El poder metropolitano percibió la amenaza latente. Para contener el peligro aplicó la violencia extrema contra Aponte y en la represión de la llamada Conspiración de la Escalera. En lo político, en lo social y en lo cultural, convertida en causa popular, la idea de la nación adquirió cuerpo durante la Guerra de los Diez Años.

En febriles jornadas sin sueño para evitar la probable intervención  del imperio naciente, José Martí juntó acción y prédica. Había que consolidar la unidad entre los veteranos de ayer y la nueva generación, entre los representantes de las distintas capas de la sociedad y atenuar las supervivencias de los antiguos localismos. La noción de independencia integraba la reivindicación de un ideal de justicia. La patria se iba haciendo en la conjunción de «raíz y ala» con la mirada puesta en lo más profundo de sus entrañas y el impulso creador de los sueños siempre perseguidos. No tuvo aula, pero lo llamaron Maestro.

La frustración republicana tuvo un impacto inicial aplastante con señales de escepticismo, de oportunismo y de corrupción. El aparente letargo no se mantuvo durante mucho tiempo. La siembra no había sido inútil. En los años 20 del pasado siglo, el impacto de la realidad matizada por una crisis estructural de la economía dependiente y la subordinación de los gobiernos a los dictados del imperio indujeron a los intelectuales a salir de sus cenáculos, a conquistar  visibilidad y participación en la vida pública. Ese compromiso no los sustraía de la entrega a la realización personal que contribuía también a edificar la nación. Había que adentrarse en lo profundo de las raíces  y conformar al ala desde la perspectiva de la contemporaneidad.

Mella fundaba la Universidad Popular José Martí. Los historiadores proponían la relectura de nuestro devenir, Fernando Ortiz revelaba las zonas preteridas de nuestro mestizaje cultural. Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla, con la complicidad activa de Carpentier, se planteaban el desafío de incorporar los ritmos de origen africano al arte de la composición sinfónica. Los poetas aguzaban el oído en dirección similar. Lo hicieron Tallet y Ballagas. Los tanteos llegaron a su cristalización con Motivos de son de Nicolás Guillén. Los pintores viajaron a París en procura de aprendizaje del oficio y de los lenguajes contemporáneos. Con esa experiencia, forjaron un imaginario visual que, según muchos críticos, marca el verdadero nacimiento de nuestras artes plásticas. Por múltiples caminos, raíz y ala convergían nuevamente.

En el contexto de la República neocolonial, los iniciadores de los 20 y las generaciones que les sucedieron hicieron su obra desde la precariedad extrema. Cuando podían, ganaban el sustento mediante el desempeño de otros oficios. Ejemplo dramático, el asesinato del juez Alejandro García Caturla tronchó la vida, en plena madurez, a uno de nuestros más brillantes compositores.

La enseñanza artística padecía incurable anemia. Ante tanto desamparo, la Revolución Cubana retoma algunas ideas  fundadoras y centra su atención en el impulso a la cultura. Desde la campaña de alfabetización hasta la reforma universitaria, la educación constituye columna vertebral de un propósito democratizador que apuntala la soberanía nacional en beneficio de la plenitud de la persona y en favor de la conversión de la ciencia en fuerza productiva. El sistema institucional que comienza con la fundación del Icaic sienta las bases para la profesionalización de los artistas, para la producción de la obra y para la formación de numerosos espectadores críticos y al propio tiempo, para el rescate y protección del patrimonio nacional. El sistema de enseñanza artística incorpora a los creadores de más valía a la docencia, y ofrece posibilidades sin precedentes a los talentos potenciales. La construcción de los edificios de Cubanacán aspira a favorecer el diálogo entre las distintas  manifestaciones artísticas.

Pasados los días conmemorativos de la jornada de la cultura cubana, conviene conceder tiempo reposado a la meditación acerca de los desafíos de la hora con participación de los más jóvenes. La irrupción de las nuevas tecnologías, la presencia del mercado en ciertas zonas de la creación contribuyen a modelar mentalidades y aspiraciones. Paradójicamente, la proliferación de áreas de investigación en las universidades y en los centros dedicados a las ciencias sociales no se ha traducido en un productivo intercambio de saberes de tanta significación en los reducidos cenáculos intelectuales de los siglos XIX y XX. Abiertos al mundo, remisos al estrecho localismo, los intelectuales cubanos fueron, en circunstancias adversas, raíz y ala, observadores de la realidad y creadores de un imaginario. Hay que eliminar barreras, estereotipos y fórmulas gastadas. Corresponde a las instituciones favorecer la circulación del pensamiento. En un tiempo dominado por la expansión de la frivolidad y el culto al desfile efímero de los famosos, pensar es un modo de hacer.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-10-29/como-se-fue-haciendo-la-cultura-cubana-29-10-2017-21-10-36

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Eddy Chibás

Por: Graziella Pogolotti

Las gentes de mi barrio, el de San Juan de Dios, eran personas humildes que preservaban la noción de la decencia. Había carpinteros, dependientes de tiendas, maestras jubiladas y graduadas normalistas que nunca consiguieron plazas, abogados convertidos en distribuidores de prospectos de medicinas en las consultas privadas, empleados de oficinas. En el hogar de algunas de mis compañeras de juego se confiaba en que la elección de Grau San Martín a la presidencia de la República contribuiría a solucionar los males de la nación. La esperanza se fundaba en el recuerdo viviente del gobierno de Grau-Guiteras que siguió al derrocamiento de la dictadura machadista y no pudo sobrevivir al golpe perpetrado por el embajador Caffery con el respaldo de Batista y Mendieta.

Poco duró la euforia de las multitudes que rodearon el Palacio Presidencial el día de la toma de posesión de Ramón Grau San Martín. El célebre ciclón de 1944 trajo los primeros negocios turbios. Los escándalos se multiplicaron y los grupos armados ajustaban cuentas en las calles. Hubo personajes de siniestra catadura que alcanzaron la celebridad. Había llegado la hora del desencanto. Entonces, Chibás se desprendió del Partido Auténtico al que había pertenecido.  Fundó su contraparte, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo).

En el barrio, cada domingo, a las ocho en punto de la noche, se escuchaban sus arengas. Para muchos desencantados de ayer, renació la esperanza. Elaborado con la colaboración de Leonardo Fernández Sánchez, antiguo colaborador de Julio Antonio Mella, el proyecto proponía independencia económica, libertad política y justicia social, aunque no se declaraba abiertamente antimperialista. Todo indicaba que habría de ganar las elecciones del 52, frustradas por el golpe de Fulgencio Batista, a pesar de que el dramático suicidio del fundador había quebrantado la capacidad de convocatoria, animada por la voz de Chibás. Todo apunta a que, de haber obtenido la victoria electoral, sus menguadas fuerzas no hubieran podido afrontar los males de la República, aquejada por una profunda crisis estructural de raíz económica.

Por otra parte, el sistema electoral vigente se sostenía en una maquinaria  política que para su funcionamiento necesitaba buen aceitado y adecuada alimentación, vale decir componendas y concesiones, todo lo cual comprometía de antemano la futura ejecutoria gubernamental. Para organizarse a escala nacional, los ortodoxos tuvieron que abrir espacios a viejos políticos, verdaderos caciques en algunos territorios del país.  El Partido Ortodoxo, con vistas a las batallas electorales, se había convertido en un conglomerado heterogéneo donde coexistían políticos hechos a las lides tradicionales, intelectuales de limpia trayectoria, poco duchos en los menesteres de una práctica concreta. Se había constituido, además, en imán para un sector juvenil radical, deseoso de impulsar las profundas transformaciones que la nación demandaba.

La extrema fragilidad del Partido Ortodoxo se puso de manifiesto al producirse el golpe de Estado del 10 de marzo, protagonizado por Fulgencio Batista,  casi en vísperas de las elecciones. Ante la ruptura del orden constitucional, se fragmentó en las múltiples tendencias que contenía en su seno. Con esas limitantes intrínsecas no fue posible  diseñar una estrategia de resistencia que constituyera un factor de cohesión para la inconformidad popular. Se despilfarró de ese modo el capital político fundado en la continuidad de la esperanza renovada.

Sin embargo, en la noche en que, con un disparo se suicida ante los micrófonos de la radio, Eduardo  Chibás quiso dar su último aldabonazo; estaba rodeado en el estudio por un grupo de compañeros. Se encontraba entre ellos un joven abogado, que se iniciaba por aquel entonces en las lides de la política nacional. Era Fidel Castro, portador ya de una visión de futuro y artífice de una  estrategia que habría de llevar al derrocamiento de la tiranía. En las bases juveniles del Partido Ortodoxo encontraría el fermento vivo de las esperanzas resguardadas. La agrupación política fundada por Chibás ofreció el ámbito que acogió a una generación deseosa de proseguir la lucha por edificar la patria soñada.  De esa célula originaria surgieron los asaltantes al cuartel Moncada. De ese germen, nació el Movimiento 26 de Julio.

Hijo de extranjeros, con formación  cosmopolita y residente durante largo tiempo en otros países, mi padre se interrogaba acerca de las razones de su arraigo profundo y de su intenso amor por el sitio donde había nacido. Encontró respuestas en su vínculo con una historia y un pueblo, forjados en la lucha contra la adversidad, asidos siempre a la voluntad de construir una nación soberana. La prolongada guerra por la independencia había topado con la intervención norteamericana. Las fuerzas se reagrupaban y el enfrentamiento al machadato sobrepasaba, en su esencia más profunda, el derrocamiento de la dictadura. En la batalla habían caído líderes de excepcional mención. Llegaron nuevas desilusiones. Pero, en cada caso, se abrieron espacios políticos para refundar la cohesión y la esperanza.

La historia es maestra de la vida, pero sus vertientes son tan ricas como la realidad en que se afinca. Por eso, su estudio adopta múltiples perspectivas: la política, la social, la económica, la cultural. A esta última corresponde catar lo escurridizo, aparentemente inapresable, la memoria de una subjetividad en la que anidan valores y reservas morales. Captar esas esencias constituye un factor decisivo en la práctica del arte de la política. La figura de Eduardo Chibás merece el análisis objetivo que corresponde a los historiadores.

Yo no olvido su voz en mi barrio de San Juan de Dios, la vigilia popular junto a la clínica donde agonizaba y el entierro multitudinario que acompañó sus restos desde la Universidad hasta el cementerio de Colón. A la vera de su tumba se encontraron Abel y Fidel. Consciente de las limitaciones que condujeron a la disolución del Partido del Pueblo Cubano, Fidel encontró en sus bases el apoyo necesario para llevar adelante su estrategia de transformación revolucionaria.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-08-20/eddy-chibas-20-08-2017-21-08-01

Imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Chib%C3%A1s

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Canadian teachers lack confidence to discuss Indigenous cultures in class, study says

Canada/Agosto de 2017/Fuente: The Globe and Mail

Resumen: Un estudio sugiere que si bien los maestros pueden querer instruir sobre las escuelas residenciales e incluir la cultura indígena en sus aulas, no se sienten suficientemente seguros y están nerviosos por decir lo malo. Emily Milne, profesora asistente de sociología en la Universidad MacEwan de Edmonton, entrevistó a 100 padres y maestros indígenas y no indígenas en el sur de Ontario entre 2012 y 2014. Su informe, publicado en el International Indigenous Policy Journal, recomienda que las escuelas usen «entrenadores indígenas», quienes, según ella, fueron utilizados con éxito como un recurso para los maestros durante un programa de verano de prueba en una escuela de Ontario. «Había educadores que conocí que no sabían acerca de las escuelas residenciales. No sabían acerca de los pueblos indígenas en Canadá, la cultura indígena y el patrimonio y la historia «, dijo Milne durante una entrevista.

A study suggests that while teachers may want to instruct about residential schools and include Indigenous culture in their classrooms, they don’t feel confident enough and are nervous about saying the wrong thing.

Emily Milne, an assistant professor of sociology at MacEwan University in Edmonton, interviewed 100 Indigenous and non-Indigenous parents and teachers in southern Ontario between 2012 and 2014.

Her report, which was published in the International Indigenous Policy Journal, recommends that schools use “Indigenous coaches,” who she says were successfully used as a resource for teachers during a trial summer program at one Ontario school.

“There were educators I met who didn’t know about residential schools. They didn’t know about Indigenous people in Canada, Indigenous culture and heritage and history,” Milne said during an interview.

“Then there were teachers who knew a bit about it but still were unsure how to incorporate it into their classes, and maybe were too uncomfortable, and so didn’t.”

“The problem is that when you have people that are uncomfortable and intimidated, the result is that we have educators that may not be doing it at all.”

The Truth and Reconciliation Commission’s report into residential schools made several recommendations aimed at incorporating Indigenous history and culture into curricula for all students, including age-appropriate instruction about the schools.

Some of the recommendations have been endorsed by provincial governments, which control education, and teachers’ unions have posted articles on their websites with examples of ways educators can include Indigenous culture in everything from social studies to science.

The British Columbia Teachers’ Federation in June launched a guide for teaching about residential schools. It includes the short life and tragic death of Gladys Chapman, a child from the Spuzzum Nation, who died of tuberculosis at age 12 in Kamloops Indian Residential School.

But Milne said it’s hard to take something from a document or a book and implement it confidently.

Indigenous parents who were interviewed for Milne’s study were open to non-Indigenous teachers talking about Aboriginal culture, but said teachers sometimes misappropriate or incorrectly present information, sometimes lump groups together or make generalizing statements.

Melissa Purcell, supervisor of First Nation, Metis and Inuit education with the Edmonton Public School Board, said schools within that district have consultants to provide support on how to build relationships with elders, knowledge keepers and cultural advisers.

Some of the work involves helping teachers with culturally respectful terminology. The office also provides assistance with how to teach about residential schools.

“Some of our staff are in the very beginning stages where they’re just becoming aware of the importance and significance of why we do this work, and then some are becoming more aware and are keen to find innovative ways to weave it into their classrooms and school environments,” Purcell said.

Fred Hines, principal at an Edmonton school with mostly Indigenous students but a number of non-Indigenous teachers, said professional development, along with support, is key.

“It’s a transition. It’s not like a real ‘right or wrong,’ but if there’s anything that’s really culturally sensitive, that’s where you bring in your experts,” he said.

Fuente: https://www.theglobeandmail.com/news/national/education/canadian-teachers-lack-confidence-to-discuss-indigenous-cultures-in-class-study-says/article36038597/

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