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México: Extiende la UNAM convocatoria para certamen “DemocratizArte»

Ciudad de México. El Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (Puedjs) de la UNAM extendió hasta el próximo 26 de julio su convocatoria abierta para participar en el certamen “DemocratizArte: muéstrale a lxs políticxs cómo representarte”.

Este concurso tiene como propósito impulsar el interés ciudadano por la cultura de la democracia e interpelar a los políticos para enterarlos de las necesidades de la sociedad. Puede participar cualquier persona mexicana o residente en las disciplinas de fotografía, ilustración, video corto o video minuto (tik tok), expresión escrita de ficción (poesía y cuento) y de no ficción (ensayo, reportaje y crónica), así como danza, baile, teatro, canciones y stand up, entre otras.

De acuerdo con la información proporcionada por el Puedjs el certamen intenta construir una vía de participación ciudadana en la toma de decisiones y servirá para decirle a los políticos, a través de la expresión artística, qué se requiere para generar una democracia con justicia social en México.

El registro ya está abierto y cerrará el 26 de julio de 2021, a las 23:59 horas, tiempo del centro de México. Más información, requisitos y especificaciones técnicas en la página web del Puedjs: https://puedjs.unam.mx/convocatoria-concurso-democratizarte/

 

Fuente e imagen: https://www.jornada.com

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La derecha sigue conspirando contra Castillo y la democracia

Por: Mariana Álvarez Orellana 

Se cumplieron dos semanas desde que el 6 de junio peruanas y peruanos votaron para elegir presidente, pero aún el Jurado Nacional de Elecciones no ha declarado al ganador, que es el profesor Pedro Castillo.

 Superó a la candidata de la vergüenza, la fascista y corrupta Keiko Fujimori por muy poco margen, con 44.054 votos de diferencia con el 50,12% del total, habiéndose fraccionado el país en dos.

La historia vuelve a repetirse: cuando gana la derecha, la izquierda admite el veredicto adverso de las urnas; cuando gana la izquierda, la derecha apela al chantaje, al fraude o al golpe militar o institucional, ratificando que la derecha no es ni será democrática. Pese a que tiene un pedido de prisión de 30 años por corrupción y delitos económicos, el Poder Judicial, obviamente secuestrado por la derecha, determinó que Keiko siga libre y conspirando.

La deplorable estrategia de la fujimorista Fuerza Popular generó una crisis democrática que agudiza aún más los problemas sociales, económicos, financieros y sanitarios que enfrenta el país y ubica al Perú ante la mirada internacional como un país antidemocrático y establece un pésimo precedente para futuros procesos electorales.

Inicialmente, argumentaron la existencia de fraude en general, lo cual fue negado consistentemente por los observadores de la OEA e instituciones como Transparencia. Luego plantearon la nulidad del resultado de Mesas de Sufragio, presentando recursos legales que buscan demorar la proclamación del ganador  hasta el 28 de julio y crear las condiciones políticas para un golpe, haciendo, inclusive, llamamientos anticonstitucionales a las Fuerzas Armadas.

El triunfo de Castillo se da en medio del ataque deliberado a la democracia por parte de la derecha tradicional, conservadora y en muchos casos fascista, que no está dispuesta  a reconocer su derrota y quiere colocar al país en la encrucijada de “Keiko o rojos o nada», anulando las elecciones o estirando la proclamación del profesor Castillo hasta el 28 de julio.

El factor crítico  en este momento, más que la correlación de fuerzas internas, es la falta de preparación del gobierno de Joe Biden a asumir las consecuencias de una victoria de Pedro Castillo.

Lógicamente, deben existir presiones sobre Washington desde Brasilia, Bogotá y Santiago, las que debe estar coordinando Luis Almagro dese la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) en este momento, alertando los «graves riesgos» que la presidencia de Castillo representaría para la situación interna de sus propios países, y también en lo regional.

No es que las políticas que pueda desarrollar Castillo pongan en peligro los intereses de washington en Perú (exceptuando, quizás, los programas “antidrogas” de la DEA), sino al hecho que el solo desmoronamiento del Grupo de Lima y la conformación de un eje Buenos Aires-Lima-México con relación a Venezuela, Cuba y otros temas regionales, elimina los márgenes de maniobra (y de tiempo) que el gobierno Biden necesita para diseñar y desplegar una estrategia alterna de control del “patio trasero”.

Pese a todas las maniobras desestabilizadoras que pueda intentar, da la  impresión que Almagro quedó escaldado con su facilitación del golpe en Bolivia, tras desconocer los resultados de las elecciones que ganara Evo Morales. Para Washington pareciera que Perú «no existe», ya que da la impresión de que está más enfocado en desestabilizar Nicaragua y  El Salvador que en lo que sucede en el Sur.

No llama la atención (la prensa trasnacional ni siquiera lo menciona) la presencia en Lima del terrorista venezolano Leopoldo López .Obviamente no fue al Perú de vacaciones sino enviado por sus mandantes y financieros estadounidenses para agitar las aguas a favor del nerviosismo de Washington, que sigue perdiendo gobiernos afines en manos incómodas a su interés geopolítico.

Desde Estados Unidos  quieren colocar al país en la encrucijada de “Keiko o rojos o nada», y así lo repiten los cipayos locales, con el fin de anular las elecciones por un supuesto “fraude” o estirando la proclamación del maestro Castillo hasta el 28 de julio.

Para ello, está utilizando varias estrategias en esta “guerra asimétrica”, poniendo trabas, ilegales y anticonstitucionales, para que el conteo de votos vaya a paso de tortuga, lo que hasta ahora no le ha funcionado ya que al 100% de las actas recibidas, el profe le lleva a la mafia fujimorista más de 44.000 votos y no hay como revertir esta tendencia;

 La derecha fue lanzada a agitar en las calles a sus partidarios y bandas alquiladas, tratando de enfrentar en Lima y otras ciudades a los ronderos castillistas, para provocar heridos y muertos, caos e intervención de la policía nacional. Hasta ahora tampoco le ha resultado y su carta es mostrar un caos político, cuya solución salvadora sería la salida militar, con el aval de Washington.

Mariana Álvarez Orellana. Antropóloga, docente e investigadora peruana, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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Quince tesis sobre el partido-movimiento

Por: Boaventura de Sousa Santos

El neoliberalismo logró conjugar el fin supuestamente pacífico de la historia con la idea de crisis permanente (por ejemplo, la crisis financiera). Esta es la razón por la que vivimos hoy en el dominio del corto plazo.

1. No hay ciudadanos despolitizados; hay ciudadanos que no se dejan politizar por las formas dominantes de politización, sean partidos o movimientos de la sociedad civil organizada.

Los ciudadanos y las ciudadanas no están hartos de la política, sino de esta política; la inmensa mayoría de la ciudadanía no se moviliza políticamente ni sale a la calle a manifestarse, pero está llena de rabia en casa y simpatiza con los que se manifiestan; en general, no se afilian a partidos ni participan en movimientos sociales ni están interesados en hacerlo, pero cuando salen a la calle solo sorprenden a las élites políticas que han perdido el contacto con “las bases”.

2. No hay democracia sin partidos, pero hay partidos sin democracia.

Una de las antinomias de la democracia liberal en nuestro tiempo es que se basa cada vez más en los partidos como forma exclusiva de agencia política, mientras que los partidos son internamente cada vez menos democráticos. Como la democracia liberal, la forma tradicional de partido ha agotado su tiempo histórico. Los sistemas políticos democráticos del futuro deben combinar la democracia representativa con la democracia participativa en todos los niveles de gobierno. La participación ciudadana debe ser multiforme y multicanal. Los propios partidos deben estar constituidos internamente por mecanismos de democracia participativa.

3. Estar a la izquierda es un punto de llegada y no un punto de partida y, por lo tanto, se demuestra en los hechos.

La izquierda tiene que volver a sus orígenes, a los grupos sociales excluidos que ha olvidado durante mucho tiempo. La izquierda dejó de hablar o de saber hablar con las periferias, con los más excluidos. Quien habla hoy con las periferias y con los más excluidos son las iglesias evangélicas pentecostales o los agitadores fascistas. Hoy en día, el activismo de izquierda parece limitarse a participar en una reunión del partido para hacer un análisis de la situación (casi siempre escuchar a los que están haciendo). Los partidos de izquierda, tal como existen hoy, no pueden hablar con las voces silenciadas de las periferias en términos que estas entiendan. Las izquierdas deben reinventarse.

4. No hay democracia, hay democratización.

La responsabilidad de la izquierda radica en que es la única que realmente sirve a la democracia. No la limita al espacio-tiempo de la ciudadanía (democracia liberal). Por el contrario, lucha por ella en el espacio de la familia, la comunidad, la producción, las relaciones sociales, la escuela, las relaciones con la naturaleza y las relaciones internacionales. Cada espacio-tiempo exige un tipo específico de democracia. Solo democratizando todos los espacios-tiempos se podrá democratizar el espacio-tiempo de la ciudadanía y la democracia liberal representativa.

5. El partido-movimiento es el partido que contiene en sí a su contrario.

Para ser un pilar fundamental de la democracia representativa, el partido-movimiento debe construirse a través de procesos no representativos, sino más bien participativos y deliberativos. Esta es la transición de la forma tradicional de partido a la forma de partido-movimiento. Consiste en aplicar a la vida interna de los partidos la misma idea de complementariedad entre democracia participativa / deliberativa y democracia representativa que debe orientar la gestión del sistema político en general. La participación / deliberación concierne a todos los dominios del partido-movimiento, desde la organización interna hasta la definición del programa político, desde la elección de los candidatos a las elecciones hasta la aprobación de líneas de acción en la situación actual.

6. Ser miembro de la clase política es siempre transitorio.

Tal calidad no permite ganar más que el salario medio en el país; los parlamentarios electos no inventan temas ni toman posiciones: transmiten los que surgen de las discusiones en las estructuras de base. La política de partidos debe tener rostros, pero no está hecha de rostros; idealmente, existen mandatos colectivos que permiten la rotación regular de representantes durante la misma legislatura; la transparencia y la rendición de cuentas deben ser completas; el partido es un servicio ciudadano a los ciudadanos y por lo tanto debe ser financiado por ellos y no por empresas interesadas en capturar el Estado y vaciar la democracia.

7. El partido-movimiento es una contracorriente contra dos fundamentalismos.

Los partidos convencionales sufren de un fundamentalismo antimovimiento social. Consideran que tienen el monopolio de la representación política y que este monopolio es legítimo precisamente porque los movimientos sociales no son representativos. A su vez, los movimientos adolecen de un fundamentalismo antipartido. Consideran que cualquier colaboración o articulación con las partes, comprometen su autonomía y diversidad y siempre acaba en un intento de cooptación.

Mientras la democracia representativa esté monopolizada por partidos antimovimiento y la democracia participativa por movimientos o asociaciones sociales antipartidos, no será posible la vinculación entre democracia representativa y participativa, en detrimento de ambas. Es necesario vencer a los dos.

8.El partido-movimiento combina la acción institucional con la acción extrainstitucional

Los partidos tradicionales favorecen la acción institucional, dentro de los marcos legales y con la movilización de instituciones como el Parlamento, los tribunales, la Administración pública. Por el contrario, los movimientos sociales, aunque también utilizan la acción institucional, suelen recurrir a la acción directa, las protestas y manifestaciones en calles y plazas, las sentadas, la difusión de agendas a través del arte (artivismo). En vista de esto, la complementariedad no es fácil y debe construirse con paciencia.

Hay condiciones políticas en las que las clases que están en el poder son demasiado represivas, demasiado monolíticas; hay otras en las que son más abiertas, menos monolíticas y hay mucha competencia entre ellas. A mayor competencia entre las élites, se abren más brechas para que el movimiento popular y la democracia participativa ingresen a través de ellas. Lo importante es identificar las oportunidades y no desperdiciarlas. Con frecuencia se desperdician por razones de sectarismo, dogmatismo, arribismo.

La práctica de los movimientos a menudo tiene que oscilar entre lo legal y lo ilegal. En algunos contextos, la criminalización de la impugnación social está reduciendo la posibilidad tanto de lucha institucional como de lucha legal extrainstitucional. En tales contextos, la acción colectiva pacífica puede tener que enfrentar las consecuencias de la ilegalidad. Sabemos que las clases dominantes siempre han utilizado la legalidad y la ilegalidad a su conveniencia. No ser clase dominante radica precisamente en tener que afrontar las consecuencias de la dialéctica entre legalidad e ilegalidad y protegerse al máximo.

9. La revolución de la información electrónica y las redes sociales no son, en sí mismas, un instrumento incondicionalmente favorable al desarrollo de la democracia participativa.

Por el contrario, pueden contribuir a manipular la opinión pública hasta tal punto que el proceso democrático puede quedar fatalmente desfigurado. El ejercicio de la democracia participativa requiere hoy más que nunca encuentros presenciales y discusiones presenciales. Hay que reinventar la tradición de células partidarias, círculos ciudadanos, círculos culturales, comunidades eclesiásticas de base. No hay democracia participativa sin una estrecha interacción.

10. El movimiento de partidos se basa en la pluralidad no polarizada y el reconocimiento de competencias concretas.

Una pluralidad no polarizada es aquella que permite distinguir entre lo que separa y lo que une a las organizaciones y promueve articulaciones entre ellas a partir de lo que las une, sin perder la identidad de lo que las separa. Lo que las separa solo se suspende por razones pragmáticas.

El partido-movimiento debe saber combinar cuestiones generales con cuestiones sectoriales. Los partidos tienden a homogeneizar sus bases sociales y a enfocarse en temas que abarcan a todos o a grandes sectores. Por el contrario, los movimientos sociales tienden a centrarse en temas más específicos, como el derecho a la vivienda, la inmigración, la violencia policial, la diversidad cultural, la diferencia sexual, el territorio, la economía popular, etc. Trabajan con lenguajes y conceptos distintos a los utilizados por los partidos.

Los partidos pueden sostener una agenda política más permanente que los movimientos. El problema con muchos movimientos sociales radica en la naturaleza de su estallido social y mediático. En un momento tienen una gran actividad, están en la prensa todos los días, y al mes siguiente están ausentes o entran en reflujo y la gente no va a reuniones o asambleas. La sostenibilidad de la movilización es un problema muy grave porque, para lograr una cierta continuidad en la participación política, se necesita una articulación política más amplia que involucre a los partidos. A su vez, los partidos están sujetos a transformar la continuidad de la presencia pública en una condición para la supervivencia de cuadros burocráticos.

11. El partido-movimiento prospera en una lucha constante contra la inercia.

Se pueden generar dos inercias: por un lado, la inercia y reflujo de los movimientos sociales que no logran multiplicar y densificar la lucha y, por otro, los partidos que no modifican en absoluto sus políticas y quedan sujetos al estancamiento burocrático. Superar estas inercias es el mayor desafío para la construcción del partido-movimiento.

Trabajando con experiencias concretas, se advierte que los partidos que tienen vocación de poder suelen afrontar bien el tema de los desequilibrios en el espacio público. Pero como compiten por el poder, no quieren transformarlo, quieren tomarlo. Los movimientos sociales, por el contrario, saben que las formas de opresión provienen tanto del Estado como de actores económicos y sociales muy fuertes. En algunas situaciones, la distinción entre opresión pública y privada no es demasiado importante. Los sindicatos, por ejemplo, tienen una experiencia notable en la lucha contra los actores privados: jefes y empresas. Tanto los movimientos sociales como los sindicatos están hoy marcados por una experiencia muy negativa: los partidos de izquierda nunca dejaron de cumplir sus promesas electorales al llegar al poder tanto como lo han hecho últimamente. Este incumplimiento provoca que la descalificación de partidos sea cada vez mayor en más países. Esta pérdida de control sobre la agenda política solo puede recuperarse a través de los movimientos sociales en la medida en que se articulan con los nuevos partidos-movimiento.

12.La educación política popular es la clave para sostener el partido-movimiento.

Las diferencias entre partidos y movimientos son superables. Para ello es necesario promover el conocimiento mutuo a través de nuevas formas de educación política popular: círculos de conversación, ecologías de saberes, talleres de la Universidad Popular de Movimientos Sociales; discusión de posibles prácticas de articulación entre partidos y movimientos (presupuestos participativos, plebiscitos o consultas populares, consejos sociales o gestión de políticas públicas). Hasta ahora, las experiencias son principalmente a escala local. Debe desarrollarse la complementariedad a escala nacional y mundial.

13.El partido-movimiento va más allá de la articulación entre partido y movimiento social.

Después de más de cuarenta años de capitalismo neoliberal, de colonialismo y de un patriarcado siempre renovado, con una concentración escandalosa de la riqueza y destrucción de la naturaleza, las clases populares, el pueblo trabajador, cuando estalla o irrumpe indignado, tiende a hacerlo fuera de los partidos y los movimientos sociales. Ambos tienden a sorprenderse e ir tras la movilización. Además de los partidos y los movimientos sociales, es necesario contar con los movimientos espontáneos, con su presencia colectiva en las plazas públicas. El partido-movimiento debe ser consciente de estos estallidos y solidarizarse con ellos sin intentar dirigirlos o cooptarlos.

14. Vivimos en un período de luchas defensivas. Corresponde al partido-movimiento ser freno sin perder de vista las luchas ofensivas.

La ideología de que no hay alternativa al capitalismo —que, de hecho, es una tríada: capitalismo, colonialismo (racismo) y patriarcado (sexismo) — acabó siendo interiorizada por gran parte del pensamiento de izquierda. El neoliberalismo logró conjugar el fin supuestamente pacífico de la historia con la idea de crisis permanente (por ejemplo, la crisis financiera). Esta es la razón por la que vivimos hoy en el dominio del corto plazo. Sus demandas deben ser satisfechas porque quienes tienen hambre o son víctimas de violencia de género, no pueden esperar a que llegue el socialismo para comer o ser liberados.

Pero no se puede perder de vista el debate civilizador que plantea la cuestión de las luchas ofensivas y de medio plazo. La pandemia, si bien hizo del corto plazo una máxima urgencia, generó la oportunidad de pensar que hay alternativas de vida y que si no queremos entrar en un período de pandemia intermitente, debemos prestar atención a las advertencias que nos está dando la naturaleza. Si no cambiamos nuestras formas de producir, consumir y vivir, nos dirigiremos hacia un infierno pandémico.

15. Solo el partido-movimiento puede defender la democracia liberal como punto de partida y no como punto final.

En un momento en que los fascistas están cada vez más cerca del poder -cuando no lo han alcanzado ya-, una de las luchas defensivas más importantes es la defensa de la democracia. La democracia liberal es de baja intensidad porque es poca. Acepta ser una isla relativamente democrática en un archipiélago de despotismo social, económico y cultural. Hoy en día, la democracia liberal es un buen punto de partida, pero no un punto de llegada. El punto de llegada debe ser una articulación profunda entre democracia liberal, representativa y democracia participativa, deliberativa. En este momento de luchas defensivas, es importante defender la democracia liberal representativa para neutralizar a los fascistas y radicalizar desde ella la democratización de la sociedad y la política. Solo el partido-movimiento puede librar esta lucha.

Boaventura de Sousa Santos es académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal).

Fuente: http://www.other-news.info/noticias/2021/06/quince-tesis-sobre-el-partido-movimiento/

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Democracia y Educación ¿es posible?

Por: Teresa Galicia

“Recordar que esta relación es bilateral,

 en una sociedad democrática la educación 

florece y la democracia se fortalece si hay 

una calidad de educación bien distribuida “

Sylvia Schmelkes

 

Este 21 de mayo, se realizó nuestro primer Webinar, dentro de las actividades que hemos programado junto con Genera Educación A.C, ya que la situación actual amerita analizar a profundidad que sucede con la relación Democracia y Educación en México y hasta qué punto puede lograrse.

Partimos de  tres propósitos para realizar este trabajo, como parte de   esta iniciativa ciudadana: a)Propiciar un ejercicio democrático en donde se reflexione y analice hasta qué punto la política actual ha logrado concretarse en las diversas realidades educativas del país, en un momento, en el que las trayectorias de vida de las personas, se han visto afectadas por  la  educación  a  la  que  tienen acceso, b) promover con actores educativos de diversos estados del país, una red de participación libre, consciente, crítica y participativa   para debatir la construcción de una posible agenda ciudadana  así como c)  Impulsar una agenda educativa transexenal, que permita proseguir con aquellas políticas y programas educativos que han dado buenos resultados a partir de una evaluación eficiente y contextual.

Las reflexiones y aportes fueron muchos, por lo ahora en este espacio les invito a acercarse de manera muy sintética a algunas de las opiniones vertidas, que, desde mi punto de vista, abonan de manera importante en este escenario complejo y polarizado en el que estamos viviendo:

“Mi experiencia profesional en política publica indica que es  muy importante hacer un diagnóstico y evaluación acerca de las problemáticas existentes para el diseño e implementación de  estrategias con mayores posibilidades de éxito” ( Reyes Tamez);   “La proyección a futuro de la Política Educativa , tendría que tener el planteamiento de aprendizajes relevantes para la vida de las personas, tarea que involucra a todos los ciudadanos, incluyendo las autoridades” ( Leonel Zúñiga);“ Es necesario  que existan instituciones políticas inclusivas, su pluralismo implica que el poder político este ampliamente repartido en la sociedad y que  los espacios públicos en los que se participa en sociedad se realicen  acciones transparente, libres y comprometidas con la justicia y el bien común” (Hernán Medrano);  “Problema grave, el de construir una agenda educativa transexenal, para poder avanzar, hay que situarnos en esta regresión de la que se ha hablado, volver a situar una agenda con la crisis educativa que tenemos ante la crisis de la pandemia, centrarnos en las cosas que valen la pena en nuestro sistema educativo (Flores Crespo);  “En México, sobre las dos partes de la relación  Democracia y Educación tenemos problemas, tenemos apenas una democracia incipiente que no permite que la educación crezca y la democracia no se puede fortalecer porque la inequidad educativa es nuestro principal problema” ( Sylvia Schmelkes ); “Pensar este reto, implica cuestionarnos sobre la viabilidad de conceptos educativos que responde a visiones hegemónicas, invisibilizando lo local y lo contextual, pensar necesariamente  que tipo de colectividades y culturas estamos construyendo y desde que miradas analíticas y críticas podemos generar propuestas  a partir de las realidades sociales históricas concretas ( Magaly  Hernández); “La ciudadanía se construye con la participación activa y no solo lo electoral, en la convivencia de las discrepancias, de las diferencias, de las ideas, que como dijeran los zapatistas, de “construir un mundo donde quepan muchos mundos”, hablar sobre formación ciudadana, educación y democracia no es cualquier cosa porque involucra a casi la mitad de la población, muchos informes nos mencionan que esta ciudadanía ha tenido muchísimos tropiezos y muchísimos retos que se deben de superar” ( Erick Juárez); “¿Cómo le hacemos para transitar del discurso demagógico de todos colores , desde el descolorido derecho a la educación hasta la idea meritocrática de la idea de excelencia educativa que tienen como fundamento el dominio señorial académico sobre los demás y no en una práctica pedagógica precedida por la horizontalidad y la fraternidad?. Ante este escenario vale la pena pensar en que políticas educativas y que estrategias podemos instrumentar para que efectivamente, la democracia pueda surgir en estos ámbitos tan desiguales, donde los caminos no pueden ser muchos, lamentablemente, ni en México ni en el mundo” (Miguel Ángel Rodríguez).

Como puede observarse, la diversidad de experiencias y saberes se conjugaron para mostrar realidades muy complejas y actuales, en donde la relación Democracia y Educación que debería ser bilateral, no existe.

Estamos ahora en un periodo electoral polarizado, donde hay una total ausencia, empezando por los discursos, de la atención prioritaria a la educación, ya no digamos de sus plataformas electorales, que más bien tendrían que llamarse electoreras, sustentadas en la descalificación, en el morbo y en la ausencia de propuestas para el bien común, es inadmisible que se hable de democracia refiriéndose solamente al voto.

Pero algo tenemos que hacer, apostando por el encuentro con quienes como a nosotros, ante una democracia endeble, intentamos impulsar políticas de estado que provengan de las necesidades reales de nuestra sociedad, para que unidos, presionemos para que el gobierno defina y respete aquellas políticas que han mostrado ser sólidas y de impacto social  y para que se   construyan aquellas políticas educativas que tengan que ver   con la equidad en los ámbitos en los que la desigualdad está creciendo.

Fuente: Educación Futura

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El 15M en el laberinto español

Por:  Amador Fernández-Savater

No veo sentido a recordar el 15M si no es para tratar de prolongar su energía, su potencia de escándalo y desorden. ¿Dónde radica a día de hoy? En un punto de vista. El 15M es un corte histórico intempestivo que nos ofrece una perspectiva para pensar la política española. Una perspectiva, un espacio para ver y oír, que se abre con el siguiente grito: “lo llaman democracia y no lo es”. Esa afirmación nos hace en primer lugar una pregunta: si no es democracia, ¿entonces qué es? ¿Y de dónde viene?

La democracia española, configurada en el proceso de transición, es un tablero político cerrado: la capacidad de acción y decisión sobre lo común se restringe a los partidos, los límites de lo posible cristalizan privilegios blindados de oligarquías políticas y económicas, y por encima de todo pesa una amenaza: “es esto o el caos”. Democracia restringida, limitada y disuasiva: el 15M no se queda enroscado en la denuncia o la crítica, ni tampoco imita en espejo aquello que desafía, sino que abre espacios para experimentar otros modos de organización y otras relaciones humanas. Espacios donde vivir una democracia real ya.

Contra la política restringida a los partidos, el 15M propone la activación de la gente común y cualquiera, sin títulos para gobernar. Mientras que la polarización del tablero nos tienta a ver el mundo desde los términos predeterminados del bando de nuestra elección -PP o PSOE, izquierda o derecha, gobierno u oposición-, el 15M inventa un lugar donde sentir, pensar y actuar con autonomía. Un espacio que no vende promesas o soluciones, ni tampoco pide adhesiones, sino que invita a cualquiera a elaborar preguntas y acciones sobre la vida común.

Contra el acaparamiento de la vida pública por oligarquías políticas y económicas, el 15M cuestiona la falta de demos de la democracia restringida. La alienación política sacraliza lo que sólo son momentos y herramientas: Constitución, instituciones, leyes. Niega y reprime la potencia instituyente -nuevos problemas, nuevos usos, nuevas libertades- en nombre de lo instituido. Convierte al pueblo en espectadores y votantes. En la democracia real ya, practicada por el 15M en plazas y mareas, las normas que regulan la vida en común deben poder ser revisadas y modificadas siempre por lo común, por el demos.

Contra la amenaza permanente del caos, el 15M presenta el conflicto como motor democrático. Son los conflictos, cuando están animados por una perspectiva igualitaria (movimientos de trabajadores, mujeres, minorías), los que han traído siempre más justicia al mundo. Pero nuestra democracia los teme como al diablo y asimila cualquier tumulto a la catástrofe. La derecha agita el miedo (separatismo, comunismo bolivariano) y la izquierda el miedo al miedo (fascismo, extrema derecha). Pero ambas conciben la democracia como algo acabado y que sólo cabe preservar. El 15M plantea una democracia en movimiento y siempre por hacer, capaz de responder creadoramente a los conflictos sociales.

“Democracia o fascismo” es una falsa alternativa. El consenso democrático se define desde la transición como la superación del “estado de guerra” entre españoles, pero todo el rato nos amenaza con volver a él si desafiamos lo establecido. Vox no es “lo otro” de la cultura consensual española, sino la radicalización de la amenaza. Un franquismo de retaguardia siempre listo para asegurar los límites cuestionados. Del terror a la disuasión (y vuelta): el miedo sigue en el centro de la vida colectiva. Es el bucle del laberinto español.

La fuerza del 15M -política de cualquiera, potencia instituyente, conflicto igualitario- se perdió en el pasaje posterior a la representación. Con la “traducción institucional” de 15M por parte de Podemos se vuelve al código de la política convencional: la jerarquía de los que saben, la producción de espectáculo y espectadores, el alejamiento de los territorios de la vida, la subordinación al tiempo mediático de la coyuntura, la retorización y verticalización de la política.

Un mal traductor es el que sólo escucha el signo (lo que se dice) y pierde de vista el ritmo (lo que se hace al decir). La traducción institucional retomó algunas de las demandas del 15M pero borró por completo su energía y vibración propias. El 15M se convirtió de ese modo en un objeto de referencia y ya no un modo de hacer y pensar. En un elemento retórico en la “producción de relato” en que consiste hoy la política a izquierda y derecha. ¿Será la salida de Pablo Iglesias una ocasión para repensar la acción política o simplemente para reajustar el relato?

El laberinto de la política española nos reclama alternativamente como “soldados” y como “víctimas”. Soldados: carne de cañón manipulable a voluntad en las disputas de poder entre partidos. Víctimas: masa temerosa que se resigna al estado de cosas o se moviliza desde el odio y el resentimiento. Ni soldados ni víctimas, sino personas capaces de sentir con su propio corazón y pensar con su propia cabeza sin delegar en ningún comité central (político o mediático), capaces de hacerse cargo en común de lo común y de una política afirmativa. Es la propuesta siempre actual del 15M: otro pueblo para otra democracia, no basada en el miedo de la gente ni en el miedo a la gente.

Fuente e imagen: lobosuelto.com

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De la muerte de la política a la política de la muerte

Por: Emir Sader
Los orígenes de la catástrofe humanitaria que vive Brasil se pueden rastrear en nuestra historia. Podríamos buscarlos en la marca más profunda de nuestro tipo de sociedad: las desigualdades sociales, de las que somos campeones en América Latina, a su vez el continente más desigual del mundo.

Podrían buscarse más recientemente, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) emergió en la política brasileña y, más específicamente, cuando las candidaturas de Luiz Inácio Lula da Silva comenzaron a acechar a las élites brasileñas. O, cuando el PT realizó los mejores gobiernos de la historia de Brasil, atacando, por primera vez de manera frontal y prioritaria, las desigualdades sociales en nuestro país.

O, incluso más recientemente, en la reacción de la derecha al éxito de estos gobiernos. Sin poder condenar al PT y a sus gobiernos, aclamados por la mayoría de los brasileños por sucesivas victorias electorales, tendría que atacar furtivamente al PT, tratando de vincularlo a la corrupción y atacar la política, la misma que, a través de la democracia, había permitido que Brasil tuviera los mejores gobiernos de su historia.

Precisamente los vinculados a la peor política –medios de comunicación, grandes empresarios, partidos tradicionales, líderes autoritarios como Jair Bolsonaro, entre otros– se enfocaron en descalificar la política. Un tema que siempre atrae a los más despolitizados, entre ellos, a los jóvenes de clase media, recién llegados a la política, incluso al condenar el aumento de los boletos de autobús.

¿Qué manera más fácil que decir que todos los políticos y todos los partidos son iguales? Quienes protagonizaron esta pantomima fueron los mejores ejemplos de la peor política y los más corruptos. Baste decir que el paso de Bolsonaro de un político despreciable, a líder de esta ola, se hizo a través del mejor ejemplo del peor político y la familia más corrupta.

Esta supuesta sentencia de muerte de la política terminó, por este sinuoso mecanismo, desembocando en un gobierno que practica la política de muerte. La política no sólo no murió, también se desdobló en el peor tipo de política: la que niega la democracia, la que atenta contra los derechos de todos, la que predica la violencia como forma de enfrentar los conflictos, la que hace la apología de la dictadura militar y la tortura, que pide la desaparición de los enemigos.

Se instaló un gobierno que, de diferentes maneras, es un gobierno de política de muerte. Muerte por la absoluta despreocupación por proteger la vida de las personas frente a la pandemia, con su negatividad en relación con el propio virus. Que, por el contrario, se burla de las formas de aislamiento, el uso de máscaras, la restricción del movimiento de personas.

A quien no le importa ni tiene ningún tipo de solidaridad con las víctimas de la violencia policial, a la que alienta, descalificando a las víctimas ensalzando la heroicidad de los verdugos. Predicar el uso de la policía y, si pudiera, de las propias fuerzas armadas, de todos los órganos que basan su acción en la violencia y la falta de respeto a los derechos de las personas.

Un gobierno que personifica la muerte, la lucha contra la vida, fue el resultado de la lucha contra la política, por la muerte de la política. De tal manera que la lucha por la vida es la lucha contra el gobierno de Bolsonaro. Y la lucha contra el gobierno de Bolsonaro es la lucha por la vida.

La democracia requiere el rescate de la política, como actividad de defensa de los intereses públicos, desde la convivencia de diferentes posiciones y puntos de vista. El final de la política es la dictadura, es la victoria del pensamiento único, es la ausencia total de la diversidad, del debate, de la convivencia de todos. La lucha contra la política resultó en la catástrofe que vivimos hoy en Brasil.

https://www.jornada.com.mx/2021/05/26/opinion/020a2pol

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Chile: Magisterio llama a votar por las candidatas y candidatos del profesorado a la convención constitucional

América del Sur/Chile/14-05-2021/Autor(a) y Fuente: www.colegiodeprofesores.cl

El Colegio de Profesoras y Profesores de Chile llama a toda la ciudadanía a participar de las elecciones de este sábado y domingo y, en particular, llama a votar por las candidatas y candidatos de la organización docente en todo el país, como una forma de apoyar las demandas de los movimientos sociales y conseguir una Nueva Constitución que permita un país más democrático, justo y con derechos sociales.

Más información en https://www.colegiodeprofesores.cl/constituyentesdelmagisterio/

Fuente e Imagen: https://www.colegiodeprofesores.cl/2021/05/12/magisterio-llama-a-votar-por-las-candidatas-y-candidatos-del-profesorado-a-la-convencion-constitucional/
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