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30 de octubre: Día de la democracia argentina

América del Sur/Argentina/30 Octubre 2016/Fuente y Autor:Saltiociudad

El 30 de Octubre de 1983 fue un día histórico para nuestro país.

Hoy, en Argentina, se celebra el “Día de la Democracia”, una jornada oficial en recuerdo de la recuperación de la misma que consiguió el país en esta fecha, pero del año 1.983.

También es conocida esta jornada como “Día de la Recuperación de la Democracia”.

Ese  día  volvieron a ser las urnas, como medio canalizador de la voluntad popular, las encargadas de elegir a nuestros gobernantes.

Habían pasado siete años desde el último golpe de estado, el que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. Y fue en un contexto muy conflictivo, luego de los problemas provocados por los grupos terroristas que sembraron el caos en la sociedad argentina, a horas de estallar un conflicto armado con Chile y finalmente después de sufrir una derrota en la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas, cuando el gobierno militar convocó a elecciones generales en 1983.

El General Reynaldo Bignone, último Presidente militar, fue el encargado de colocarle la banda presidencial al candidato de la Unión Cívica Radical: el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Al finalizar el acto de traspaso, Alfonsín se asomó al balcón para saludar a la multitud que desbordaba la Plaza de Mayo: «El pueblo, unido, jamás será vencido», dijo en su discurso, y la gente coreó ese estribillo.

Aquel 30 de octubre, Alfonsín se convirtió en el primer candidato radical que pudo vencer al peronismo, y lo hizo por un amplio margen: obtuvo el 51,74 % de los votos (un total de 7.725.173 votos) contra el 40,15 % del Partido Justicialista.

Si bien su presidencia estuvo plagada de problemas, como la inflación, la alta deuda nacional, las constantes disputas laborales y el descontento militar, Alfonsín permitió que la democracia se consolide en la Argentina. Aunque 5 meses antes del tiempo determinado por la Constitución  (debido a los grandes problemas económicos que afectaban al país), Alfonsín traspasó el mando a un nuevo presidente constitucional el 8 de julio de 1989.  

Fuente de la noticia: http://www.saltociudad.com/nota.asp?n=&id=2978

Fuente de la imagen: http://www.saltociudad.com/data/fotos2/760728142_ARGENTINA-Alfonsin1.jpg

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Libro Pensar el Estado y la sociedad: desafíos actuales

Pensar el Estado y la sociedad: desafíos actuales

Boaventura de Sousa Santos. [Coordinador]

CLACSO Coediciones.
ISBN 978-99905-40-54-3
CLACSO. CIDES- UMSA. Muela del diablo. Comuna.
La Paz.
Noviembre de 2008

Las reflexiones contenidas en esta coedición deben contribuir a restablecer la imprescindible relación entre conocimientos y experiencias, entre teoría y práctica, que demandan los procesos emancipatorios nacionales y latinoamericanos en la transición que vivimos. Ésta –como dice Boaventura– deberá moverse en el experimentalismo propio que demandan circunstancias de incertidumbre y de ausencia de “recetas” de futuro, pero cuyo carácter debería ser la multiplicación de formas de deliberación democrática como garantía para remontar el riesgo de su fractura y revisión.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=33&campo=autor&texto=de%20sousa

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Libro: La ciudadanía negada

La ciudadanía negada
Políticas de exclusión en la educación y el trabajo

Pablo Gentili. Gaudêncio Frigotto. [Compiladores]

Pablo Gentili. Gaudêncio Frigotto. Thomas Coutrot. Ricardo Antunes. Vanilda Paiva. Mauro del Pino. Maria da Glória Gohn. Rosalí Salete Caldart. Roberto Leher. Susan Street. Deolidia Martínez. Alejandra Birgin. João dos Reis Silva Júnior. Claudio Almonacid. Miguel Arroyo. [Autores de Capítulo]

Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 950-9231-53-3
CLACSO.
Buenos Aires.
Septiembre de 2000

El presente volumen reúne una serie de estudios que analizan las condiciones de exclusión social producidas en el campo de la educación y el trabajo en el capitalismo contemporáneo. Al afirmar que tales condiciones niegan o interfieren en la realización de derechos inalienables para el ejercicio de una ciudadanía democrática, los autores alertan sobre los efectos excluyentes de las políticas gubernamentales conservadoras actualmente en curso. Síntesis de la Primera Reunión Anual del GT – Educación, Trabajo y Exclusión Social del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), celebrada en Río de Janeiro en diciembre de 1999, los ensayos aquí publicados constituyen un aporte fundamental para avanzar en la comprensión crítica de las desigualdades sociales producidas e intensificadas por los regímenes neoliberales en América Latina.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=271&campo=autor&texto=gentili

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¿El individualismo todavía tiene futuro?

Leonardo Boff

En Estados Unidos hay una crisis más profunda que la económico-financiera.  Es la crisis del estilo de sociedad que se formó desde que fuera constituida por los «padres fundadores». Es una sociedad profundamente individualista, consecuencia directa del tipo de capitalismo que fue implantado allí. La exaltación del individualismo adquirió forma de credo en un monumento delante  del majestuoso Rockfeller Center en Nueva York, en el cual se puede leer el acto de fe de John D. Rockfeller Jr: «Creo en el supremo valor del individuo y en su derecho a la vida, a la libertad y a perseguir su felicidad».  

En un fino análisis contenido en su clásico libro La democracia en América (1835), el magistrado francés Charles de Tocqueville (1805-1859) señaló al individualismo como la marca registrada de la nueva sociedad naciente. El individualismo se mantuvo triunfante, pero tuvo que aceptar límites debido a la conquista de los derechos sociales de los trabajadores y especialmente al surgimiento del socialismo, que contraponía otro credo, el de los valores sociales. Pero con el derrocamiento del socialismo estatal, el individualismo volvió a tener vía libre bajo el presidente Reagan hasta el punto de imponerse en todo el mundo en forma de neoliberalismo político.

Contra Barack Obama, que intenta un proyecto con claras connotaciones sociales, como salud para todos los estadounidenses y medidas colectivas para limitar la emisión de gases de efecto invernadero, el individualismo resurge con furor. Le acusan de socialista y de comunista y, en un facebook de internet, hasta no se excluye su eventual asesinato si llegara a suprimir los planes individuales de salud. Y eso que su plan de salud no es tan radical, pues, tributario todavía del individualismo tradicional, excluye de él a todos los millones de emigrantes.

La palabra «nosotros» es una de las más desprestigiadas de la sociedad estadounidense. Lo denuncia el respetado columnista del New York Times, Thomas L. Friedman en un excelente artículo: «Nuestros líderes, hasta el  presidente, no consiguen pronunciar la palabra ‘nosotros’ sin que les produzca risa. No hay más ‘nosotros’ en la política estadounidense, en una época en que ‘nosotros’ tenemos enormes problemas —la recesión, el sistema de salud, los cambios climáticos y las guerras en Irak y en Afganistán— con los que sólo vamos poder lidiar si la palabra ‘nosotros’ tiene una connotación colectiva» (JB 01/10/09).

Sucede que, por falta de un contrato social mundial, Estados Unidos se presenta como la potencia dominante, que prácticamente decide los destinos de la humanidad. Su arraigado individualismo proyectado al mundo se muestra absolutamente inadecuado para señalar un rumbo al ‘nosotros’ humano.  Ese individualismo no tiene ya futuro.

Se hace cada vez más urgente un gobierno global que sustituya el unilateralismo monocéntrico. O desplazamos el eje del ‘yo’ (mi economía, mi fuerza militar, mi futuro)  hacia ‘nosotros’ (nuestro sistema de producción nuestra política y nuestro futuro común) o difícilmente evitaremos una tragedia, no sólo individual sino colectiva. Independientemente de ser socialistas o no, lo social y lo planetario deben orientar el destino común de la humanidad.

Pero ¿por qué ese individualismo tan arraigado? Porque está fundado en un dato real del proceso evolutivo y antropogénico, pero asumido de forma reduccionista. Los cosmólogos nos aseguran que hay dos tendencias en todos los seres, especialmente en los seres vivos: la de auto-afirmación (yo) y la de integración en un todo mayor (nosotros). Por la autoafirmación cada ser defiende su existencia, si no, desaparece. Pero por otro lado, nunca está sólo, está siempre enredado en un tejido de relaciones que lo integra y le facilita la supervivencia. 

Las dos tendencias coexisten, juntas construyen cada ser y sustentan la biodiversidad. Excluyendo una de ellas surgen patologías. El ‘yo’ sin el ‘nosotros’ lleva al individualismo y al capitalismo como su expresión económica. El ‘nosotros’ sin el ‘yo’ desemboca en el socialismo estatal y en el colectivismo económico. El equilibrio entre el ‘yo’ y el ‘nosotros’ se encuentra en la democracia participativa que articula ambos polos. Ella acoge al individuo (yo) y lo ve siempre insertado en una sociedad mayor (nosotros) como ciudadano. 

Hoy necesitamos una hiperdemocracia que valore cada ser y a cada persona y garantice la sostenibilidad de lo colectivo que es la geosociedad naciente

Fuente del articulo: http://leonardoboff.com/site-esp/lboff.htm

Fuente de la imagen: http://3.bp.blogspot.com/_YR1LGw9ZFJQ/SZNWuM5lQLI/AAAAAAAAABY/iH2A1TpdHGg/s400/20061006105354-egoismo.j

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Entrevista a Boaventura de Sousa Santos: “Los más poderosos son quienes más salen del juego democrático para después imponerlo a los de abajo”

10 Julio 2016/Fuente: Pagina 12 /Autores: Natalia Aruguete y Bárbara Schijman
En medio del actual proceso de transición regresiva en varios países de la región, como Argentina y Brasil, el reconocido jurista y sociólogo propone continuar con la lucha por la igualdad para impulsar un nuevo ciclo constituyente que haga frente a los intentos destituyentes. Los logros alcanzados en los últimos años y sus límites. Los errores de los gobiernos progresistas.Los logros en el nivel de consumo alcanzados en los últimos años en la región no se han podido sostener en el tiempo. La embestida de los sectores de derecha en distintos países de América Latina, asume el investigador portugués Boaventura de Sousa Santos, pone de manifiesto la “fragilidad” de tales conquistas. Frente al actual proceso de transición regresiva en países como Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela, el reconocido jurista y sociólogo propone continuar con la lucha por la igualdad. No una igualdad clásica, sino una agiornada, que define como “igualdad con diferencias”.

–¿Qué nuevas formas cree que toman las luchas por la igualdad en América Latina?

–Las luchas por la igualdad han sido luchas tradicionales en este continente, ya que es un continente muy desigual. Las desigualdades se han profundizado a lo largo de las últimas décadas, excepto quizás en los últimos 12 o 15 años, dependiendo de los países. Algunos gobiernos, salidos muchas veces de movimientos populares, lograron realizar alguna redistribución social aprovechando el boom de los commodities y el alza de precio de los productos primarios; con eso integraron en el consumo –aunque no en términos de ciudadanía, por lo menos en el consumo–, a millones de personas en el continente. Claro. Se está demostrando que estos logros son frágiles y reversibles. De hecho están siendo ya puestos en cuestión en varios países: Argentina es uno de ellos, Brasil puede ser el próximo, Ecuador también, y Venezuela. Dado que no ha sido un proceso sostenible, la lucha por la igualdad debe continuar. No se trata de una lucha clásica por la igualdad entre clases, sino que se trata de una “igualdad con diferencias”.

–¿En qué sentido “igualdad con diferencias”?

–Desde los años 90, pero sobre todo después de 2000, hay una lucha muy fuerte por el reconocimiento a la diversidad protagonizada, sobre todo, por los movimientos indígenas y afrodescendientes. Ya había obviamente una lucha de las mujeres por la diferencia, por la diversidad, pero estos dos movimientos –el afrodescendiente y el indígena–, tuvieron un impacto enorme sobre todo en algunas de las constituciones, como las de Bolivia y de Ecuador, para mostrar que la igualdad para ser incluyente debe tomar en cuenta las diferentes maneras de pertenecer a una cierta comunidad política que es el Estado. Esos fueron logros. Ahora, en este momento, estamos en un proceso de reversión, de transición regresiva.

–¿A qué se refiere cuando habla de que “asistimos a un nuevo ciclo constituyente”?

–Cuando hablo de procesos constituyentes me refiero a procesos que buscan intentar ver de qué manera se puede abrir otro ciclo una vez que éste está agotado o que se presenta como un proceso destituyente, en la medida en que los derechos conquistados se están destituyendo, a veces a través de cambios constitucionales, otras veces sin cambios constitucionales. Por eso también es que las constituciones se están revelando como un papel mojado y con poca eficacia; ellas, que fueron creadas fundamentalmente para crear la idea de seguridad y que podrían aguantarse momentos cíclicos complicados. Pero no es así. Tenemos un tipo de estado de excepción en el que no hay suspensión de las constituciones, no hay dictadura, todo parece hecho dentro de una normalidad democrática pero el hecho es que la democracia se está espaciando. Por eso el apego a un proceso constituyente es a un nuevo proceso que pueda blindarse en relación a las debilidades del proceso anterior.

–¿A qué atribuye el cambio de signo político de algunos gobiernos de la región?

–Creo que es producto de muchos errores por parte de algunos gobiernos, que en su parte final y producto de la degradación del ánimo político, tenían casi actitudes suicidas. Todos sabemos que quizás la presidenta Dilma Rousseff no fue necesariamente la mejor opción para suceder a Lula.

–¿Por qué lo cree?

–Fue una decisión personal suya postular a una persona que nunca se había presentado a elecciones en ninguna parte. Una buena técnica, pero quizás buena para gobernar en períodos de bonanza y no en períodos de turbulencia. Por eso digo que hubo un casi suicidio. Pienso que los gobiernos progresistas no prestaron la atención necesaria para ganar victorias contundentes. Para eso era necesario mantener una lealtad con los grupos sociales con los cuales trabajaron durante años; lealtad que no mantuvieron. Al final de sus mandatos implementaron políticas casi ofensivas.

–¿Por ejemplo? ¿A cuáles se refiere concretamente?

–Por ejemplo, en el caso de Dilma, el hecho de nombrar para ministra de agricultura a Kátia Abreu, la gran mujer representante de los agronegocios. Y así tantas otras cosas ocurrieron en otros países que hicieron parecer que se estaba traicionando todo lo que se había prometido en la campaña electoral. Fueron muchos errores. La gente no es estúpida. La gente quería esta redistribución, ¿quién no? Solamente la clase media puede ser muy crítica por temor a que se le recorte algún beneficio, pero sigue teniendo su salario, su coche… Pero la gente que estaba muy abajo y que finalmente pudo comer, ir al colegio, ir al supermercado… a esa gente le gustaría poder sostener esa política. El caso es que los gobiernos no fueron lo suficientemente elocuentes para que la gente pudiera advertir que lo que la derecha y los medios de comunicación decían era realmente falso.

–Usted atribuye estos cambios de signo político a la fragilidad de los logros alcanzados en los últimos 15 años. Sin embargo, en algunos países los cambios se dieron por la voluntad popular…

–Es una buena pregunta pero complicada de responder. Estos cambios de transformación y de políticas de redistribución social están siendo eliminados a través de procesos democráticos. Por eso puede decirse que es el pueblo el mayor beneficiario de estas políticas, el que se muestra ingrato y vota en contra. En ese sentido habría varias cosas que decir.

–¿Cómo cuáles?

–Primero, es claro que estos gobiernos progresistas cometieron muchos errores; hay quienes no consideran a estos gobiernos progresistas, yo los sigo denominando así en el sentido de que buscaron una redistribución social en un continente marcado por las desigualdades que venían desde la Colonia. Uno de esos errores fue no aprovechar la gran oportunidad que se les dio para transformar políticamente la sociedad: hacer reformas políticas, reformas del sistema fiscal, de los medios de comunicación, de la economía. Y al contrario, de una manera perezosa, aprovecharon el aumento de los commodities y el alza de precios de las materias primas para permitir, a partir de esto, una redistribución social que era dependiente de los precios. Al mismo tiempo, permitieron a las clases oligárquicas, a los sistemas financieros, a los ricos, enriquecerse como nunca. No aprovecharon la gran aceptación, casi hegemónica, que tuvieron en algún tiempo para transformar la política de manera de poder resistir a una situación más adversa. Por eso es que estas formas de inclusión no fueron realmente formas de inclusión democrática y ciudadana.

–¿Qué tipo de inclusión observa en estos procesos?

–Fueron formas de inclusión por el consumo. En ese sentido, estos nuevos sujetos políticos, que en muchos casos por primera vez podían comer tres veces al día, no fueron invitados a ejercer el control sobre las políticas públicas mediante mecanismos de democracia participativa, tampoco fueron invitados a debatir sobre el servicio que se daba en los hospitales y se quedaron, por así decirlo, como pasivos recipientes de un consumo que ahora les era permitido. Por eso esta inclusión es frágil, por eso permite que esta población que fue realmente beneficiada esté sujeta a influencias que pueden de alguna manera disfrazar y pervertir todo lo que se hizo.

–Puntualmente, ¿a qué influencias se refiere?

–Hay influencias sin las cuales no podemos entender qué está pasando. En primer lugar, la presencia de un fascismo mediático. En mi trabajo he distinguido diferentes formas de fascismo: el fascismo del apartheid social, el fascismo territorial, el fascismo paraestatal, el financiero y, obviamente, el fascismo mediático. El fascismo mediático es aquel que permite a los medios, a través de la concentración mediática, manipular de una manera grosera la realidad y las percepciones de la vida cotidiana, de la vida política, de manera que la gente se sienta traicionada por los que apoyó anteriormente y que piense que los que le dieron una nueva vida a través de la inserción en el consumo son los responsables de la crisis. Eso fue lo que ocurrió a través de una manipulación mediática muy inteligente y poderosa que se hizo en todo el continente.

–¿Qué otros elementos coadyuvaron a este tipo de influencias?

–El segundo factor es la presencia del imperialismo norteamericano. No se puede ocultar más que los errores internos que cometieron los gobiernos progresistas no serían tan graves si no hubiera una fuerza internacional muy fuerte proveniente del imperialismo norteamericano que opera por diferentes mecanismos, que por supuesto ahora no son las dictaduras militares pero que son las presiones del sistema financiero internacional y la financiación de organizaciones democráticas en varios países que son democráticos desde la fachada pero que aplican condiciones hostiles a los gobiernos progresistas. Sin ir más lejos, en Brasil está absolutamente documentada la presencia de los hermanos Koch, muy conocidos en Estados Unidos por ser de los más ricos y de los que más promueven políticas de derecha.

–¿En qué consistió el rol de los hermanos Koch en el impeachment llevado a cabo contra Dilma?

–Los Koch Brothers han financiado muchas organizaciones que están hoy en la calle pidiendo el impeachment de Dilma. El imperialismo norteamericano aprovechó los errores cometidos por los gobiernos progresistas para atacar con una violencia sin precedentes. Empezaron por los pequeños países: primero Honduras, luego Paraguay con el golpe parlamentario a Fernando Lugo. Y ahora están intentando con los grandes países: Venezuela, Brasil y Argentina, y debemos decir que lo están haciendo con bastante éxito y que por eso hay que empezar de nuevo.

–¿En qué consiste el “fascismo financiero”?

–Todas las formas de fascismo son formas infra-políticas, no son parte del sistema político, que es democrático, pero condicionan las formas de vida de los que están abajo a través de desigualdades de poder que no son democráticas, que son inmensas y permiten que los grupos que tienen poder casi obtengan un derecho de veto sobre las oportunidades de vida de quienes están más abajo. Si eliminan la escuela pública y la salud pública la gente con bajos recursos podrá enviar a sus hijos a la escuela si es que tiene un amigo o padrino. Ahora, si el padrino no quiere pagar entonces sus hijos ya no irán a la escuela. Es la filantropía: el veto sobre la oportunidad. Es la discrecionalidad, que ocurre de diferentes formas. Por ejemplo, la discrecionalidad de la policía ante los pibes que son negros o que usan gorra. Y que llaman “leyes de convivencia”, pero que no tienen nada de convivencia sino que cuestiona a cualquiera que tenga un comportamiento apenas distinto. Eso es fascismo. Es arbitrariedad. Lo mismo el fascismo del apartheid social. En todas partes hay zonas salvajes de la ciudad y zonas civilizadas, donde existen todos los requisitos de urbanidad, de seguridad y saneamiento básico, y otras zonas donde no hay electricidad, donde el agua está contaminada, etc. Todo esto en un marco de la legalidad. Una discrecionalidad por debajo de los procesos políticos, y por eso digo que vivimos en sociedades que son políticamente democráticas y socialmente fascistas.

–¿Qué rasgos distintivos encuentra en el fascismo financiero?

–El fascismo financiero tiene una característica especial: permite salir del juego democrático para tener más poder sobre el juego democrático. O sea, alguien con muchísimo dinero puede ponerlo en un paraíso fiscal. De este modo sale del juego democrático de los impuestos, pero al salir se queda con más dinero y más poder para poder influenciar el juego democrático y además darles consejos a los ciudadanos de que no deben gastar tanto, que están viviendo por encima de sus posibilidad, que el Estado está gastando más en salud, por supuesto, porque el Estado no está siendo financiado con los impuestos que podría recibir si esta plata estuviera en el país. Se crea una corrupción de la democracia a través de la cual hay dos reglas: los que huyen de las reglas democráticas son los que se quedan con más poder para imponer las reglas democráticas a los otros. Esa es la perversidad del fascismo financiero. Claro que también tiene otras formas como las “agencias de rating” y la especulación.

–¿Qué hay del fascismo político?

–Justamente, el problema radica en ver hasta cuándo se mantiene como fascismo social y cuándo se transforma en fascismo político. Porque hasta ahora, políticamente, las sociedades son democráticas. Hay libertad de expresión, relativa pero existe. Hay elecciones libres, por así decirlo, con toda la manipulación. Hay un mínimo de credibilidad democrática, pero los asuntos de los que depende la vida de la gente están cada vez más sustraídos al juego democrático y los más poderosos son quienes más salen de ese juego democrático para después imponerlo a los que están abajo. Esto a mi juicio es la situación en la que estamos y donde surge la necesidad de un otro proceso constituyente.

–El acceso al saber también es desigual. ¿Se puede hablar de un fascismo del conocimiento?

–Lo que diría es que estamos asistiendo a la mercantilización del conocimiento. Durante mucho tiempo el conocimiento científico valió por su rigor y por la curiosidad de los cientistas que se decidieron a investigar un tema y que llegaban a conclusiones útiles para los países. Hoy ya no es así. El valor del conocimiento es un valor de mercado: el conocimiento contribuye a la innovación, genera patentes. Las universidades están ante una presión enorme por generar recetas propias del conocimiento. Se mercantiliza el conocimiento y por eso las propias universidades están cada vez forzadas a funcionar como corporaciones mercantiles, como empresas, los profesores como proletarios que producen para revistas de impacto, y los estudiantes como consumidores. Hay una mercantilización general del conocimiento y es esto que ha dado impulso al trabajo que me domina hoy sobre las “epistemologías del sur”: intentar llevar a cabo una lucha radical en todo el conocimiento. Por eso trabajo tanto con los movimientos sociales, para mostrar que el conocimiento científico es importante y no se puede demonizar, que la ciencia demuestra que los transgénicos o los insecticidas contaminan el agua y destruyen la vida, que debemos usar esa ciencia, pero tener en cuenta que esa ciencia no es la única válida. En este sentido es necesario descolonizar el saber para poder democratizar la sociedad, despatriarcalizarla y desmercantilizarla.

–¿Es posible aplicar su concepto de “apartheid social” a las políticas segregacionistas hacia los refugiados que se despliegan en varios países europeos?

–Toda la razón en mencionar a Europa, que está bajo la misma presión. Los refugiados son un caso extremo de una política de exclusión, pero lo más significativo es todo el sistema de fascismo financiero, disciplinario, que se aplicó en Grecia, Portugal, España, y que se está aplicando en otros países para intentar exigir que todos los países sigan la misma línea conservadora, de privatización, de liberalización, de destrucción de servicios públicos como salud y educación, de privatización de los servicios que son rentables para el capital. Europa puede hoy con menos arrogancia reconocer y entender mejor lo que pasa en América Latina.

–¿Por qué?

–Porque durante mucho tiempo pensó que ciertas situaciones sólo sucedían en países menos desarrollados, pero hoy Europa está pasando por un proceso de subdesarrollo: algunos países que estaban más desarrollados ahora están siendo subdesarrollados (el caso de Grecia es muy dramático y, desde el año 2000, el caso de Portugal también). Portugal es el único país de la Unión Europea que tiene un gobierno de izquierda que puede ser destruido en cualquier momento por Bruselas porque no está muy interesada en gobiernos de izquierda. Pero es una lucha cada vez más común entre países latinoamericanos y europeos.

–¿Cuál es su mirada hacia los partidos de izquierda?

–Creo que es necesario que redefinamos qué son las izquierdas y cuál es su forma política. Primero, no se puede decir que las izquierdas no aprendan. Voy a dar el ejemplo de la izquierda portuguesa. Durante mucho tiempo los comunistas pensaron que jamás podrían aliarse a los socialistas porque los consideraban de derecha. Ante la posibilidad de que una derecha siguiera gobernando Portugal por cuatro años más decidieron unirse al partido socialista.

–¿Por qué las izquierdas tienden a la fragmentación?

–El problema es que la izquierda partidaria hizo lo que yo llamo “una sociología de ausencias”. Invisibilizó todo lo que no se designaba como izquierda y que no tenía la forma de partido. Por eso lo que falta, a mi juicio, es juntar estas diferentes dinámicas y, para eso, es necesario que las izquierdas abandonen la idea de que los partidos son la única forma de representación política. Los partidos tienen que pasar por una refundación donde la democracia participativa sea constitutiva de la formulación de las políticas, de los partidos, y de las elecciones de los candidatos.

 

Fuente de la entrevista: http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-303326-2016-07-04.html

Fuente de la imagen: http://www.pagina12.com.ar/fotos/20160704/notas/na17fo01.jpg

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“Unidas y Unidos seguro que podemos”

Por Colectivo Puente Madera

Esta semana que dejamos atrás ha sido para enmarcar, con la magnífica noticia del acuerdo por el que la izquierda real de este país se presentará unida en una coalición electoral, el próximo 26 de junio. Hace ya diez meses, nosotros ya nos mojamos abogando por una confluencia de las gentes de izquierdas, donde indicábamos que esta unión no es un camino, es el único camino. Parece ser que algunos han tardado en escuchar el grito desgarrado que estaba en la calle pidiendo otra forma de hacer política, cuyo centro fuera la gente llana y sus aspiraciones de vivir en un país más justo y solidario. Tardó, pero llegó.

manos-enlazadasEstamos tremendamente ilusionados con el paso dado por Izquierda Unida, Podemos, Equo, Compromis y todos aquellos que han querido sumarse a este huracán de cambio, que dejará atrás un gris y tormentoso periodo bipartidista, lleno de privilegios y paraísos para unos pocos y enormes retrocesos en derechos para la mayoría de la ciudadanía. Nuestro convencimiento, de que las próximas elecciones generales darán un vuelco al panorama político, es total. El objetivo de desalojar a Rajoy y a su banda de la Moncloa bien merece esta confluencia, donde sumando esfuerzos lograremos que esto cambie, haciéndolo generosamente, mirando más allá de nuestras propias “tribus”. No podemos esperar más tiempo porque, si la derecha gana las próximas elecciones, dejará toda España como un rastrojo, y eso ni vamos ni debemos permitirlo.

Las cifras hablan muy clarito. Si se  repitieran los resultados del 20D, con la suma de los votos de IU y Podemos se lograrían 14 escaños más, restando  7 diputados al PP,  4 a Ciudadanos, 2 al PSOE y 1 al PNV. Pero la aritmética no será lineal, habrá una grata sorpresa multiplicando estos datos por la ilusión creada por“Unidos Podemos”. Aquí radica el problema, porque la preocupación del bipartito PP-PSOE y sus padrinos del IBEX35 es brutal. Los insultos, descalificaciones y demás improperios ponen de manifiesto el mucho miedo que tienen, sus esfínteres se aflojan viendo que su chollo económico-político puede desaparecer en unas semanas. Los medios de comunicación afines y los tertulianos untados ya se están encargando de propagar nubes de desasosiego, para que la población se abstenga o vote por los de siempre, por el temor a perder las pocas migajas que reparten los depredadores de nuestros derechos. ¿A cuántos incautos engañarán esta vez? Las grietas van apareciendo en el suelo del PP.

El texto consensuado por los integrantes de “Unidos Podemos” refleja 50 puntos que son el punto de partida, lo que los une, coincidencias programáticas que comparten todos. Para empezar no está mal, pero echamos en falta medidas y propuestas encaminadas hacia el pacifismo, la lucha contra la OTAN, abrir paso a la  Tercera República,… pero la confluencia es el principio del camino y no el final. Nos imaginamos que en el segundo capítulo de esta increíble aventura aparecerán las medidas  correctoras derivadas de las luchas populares que llevamos en nuestro devenir y en nuestro corazón.

Las prisas han marcado ciertos errores y disfunciones a la hora de tomar decisiones en la coalición electoral de cambio, lo que debe corregirse en un futuro próximo; la democracia participativa, la horizontalidad y el programa inclusivo hecho por todos y todas, se han aparcado peligrosamente, lo que son asignaturas troncales pendientes que algunos no olvidamos. Anotado queda en nuestro cuaderno rojo y violeta.

También es irrenunciable que los candidatos y candidatas de la confluencia de la izquierda hayan sido avalados por un proceso de primarias en las propias provincias, los que nos conocen saben que los dedazos no son compatibles con nuestros principios de democracia radical.  Sabemos que confluir en esta coalición requiere macrodecisiones, pero también microrrespetos, sobretodo en la elaboración de las listas electorales en cada circunscripción.

Nuestras críticas son para corregir errores -tal vez estemos a tiempo de alguna rectificación de última hora-, pero en el fondo seguimos ilusionados con este proyecto de avance social, una confluencia vital basada en la generosidad y la humildad, donde prime el proyecto heterogéneo, crisol de sensibilidades, por encima de siglas y ombligos.

Hay muchas mujeres y muchos hombres dispuestos a luchar,  a dar lo mejor que tienen para lograr el objetivo de construir un país mejor para tod@s, con una mayoría parlamentaria que adopte medidas que revierta esta maldita estafa en la que malvive la mayoría de la población. Unidas y unidos seguro que podemos.

PD.- En su quinto aniversario, nuestra más cordial felicitación al  movimiento 15M, sin su complicidad mucho de lo que aquí expresamos habría sido imposible. Muchas gracias, 15M 

@CPuenteMaderaAB

*El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.

Tomado de: http://tualbacete.com/unidas-y-unidos-seguro-que-podemos-por-colectivo-puente-madera-cpuentemaderaab/

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Confluyendo que es gerundio

Colectivo Puente Madera

01 Mayo 2016

La desigualdad sigue aumentando en España. En Europa, a este ritmo solamente nos gana Letonia, pero ganamos a todos los demás. Lo dice el coeficiente de Gini y lo puede decir cualquier ciudadano o ciudadana con un mínimo de sensibilidad y con los ojos y oídos abiertos. Hay nuevas elecciones y las expectativas que salieron de las anteriores, se han visto enterradas. ¿Vamos a seguir permitiendo que la desigualdad y los latrocinios sigan campando a sus anchas? El bipartidismo sigue ahí. Y afrontarlo y abrir una brecha no es fácil. Y no es lo mismo enfrentarte a él llegando con más votos y escaños que el otro, que ejercer de menos votado, donde si tragas con el PSOE eres un vendido al peor capitalismo, y si no tragas eres un vil que permites el gobierno de la desvergüenza del PP. En IU lo saben bien y en Podemos lo han aprendido rapidito.

Ahora toca volver a reparar en que el pasado 20-D la falta de confluencia global de las fuerzas a la izquierda del PSOE, impidió ser la segunda fuerza más votada y tener 13 escaños más. Incluso quitando el voto refractario que seguro habría.

Y ahora se generan dos planos: el de la calle, el de los millones de personas que esperan un verdadero cambio, y otro, el de quienes han vivido más de cerca y con intensidad las relaciones de las fuerzas a unir. En la calle, en la mayoría de la gente, la cosa parece clara: que se haga lo necesario para que la cleptocracia desaparezca. Hay quienes siguen disfrutando con que les roben, pero son minoría, aunque eso sí, viajan muy unidos.

Ahora falta que en el otro plano, el de quienes tienen responsabilidad, participan o se toman la molestia de opinar, seamos capaces de poner empeño en lo que nos une y no andar hurgando en lo que nos separa. Poner en valor lo que de bueno, y mucho, tienen muchas formaciones a la izquierda del PSOE.

Una campaña está hecha para evidenciar las diferencias…hay que cambiar el chip, buscar las cosas que nos unen. Cada cual suma sus cosas buenas y seguirá dejando para sí sus cosas menos buenas, sean estas materiales o de actitudes. La lista de agravios es larga y lacerante, pero se acaba manifestando como una prueba de si nos interesa más el ego o lo que la gente nos pide a gritos.

Sí. Cambiar el chip. Confluir desde el respeto, no de cualquier manera que haga saltar chispas en el momento más inoportuno. Las identidades son las que son y no hay por qué perderlas. Se puede y se debe elaborar un programa de consenso que será una bendición para la sociedad. Habrá que aprender a renunciar hacia dentro y a compartir hacia fuera… No es fácil, pero el momento tampoco lo es, y sí histórico. Se requieren medidas de peso y valientes. Como recuerda Pascual Serrano en un interesante artículo, Izquierda Unida se ha presentado a las elecciones europeas en coalición con partidos que luego en Europa tienen grupo diferente. Sin embargo, ahora se encuentran en el mismo grupo europeo que Podemos, y trabajando hombro con hombro a pesar de que fueron en listas distintas.

Igualmente, candidatos y candidatas de confluencia hay. Gente buena y preparada, muy bien considerada por ambas formaciones la hay. Tampoco eso debe ser un obstáculo para consensuar.

Sólo basta ver cómo están reaccionando el resto de fuerzas del bipartidismo o la derecha a esta posible unión: no les gusta a ninguna. Ni un pelo.

Es el momento de acabar con esta pseudodemocracia, es el momento de establecer ¡al fin! una ley justa que haga que el voto de cualquier ciudadana o ciudadano valga igual, el momento de ir acabando con las desigualdades. Pero eso, sólo será posible si nos ponemos a ello…

Fuente: http://colectivopuentemadera.blogspot.com/

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