Page 3 of 7
1 2 3 4 5 7

Promueven derechos de la mujer a través de murales en Brasil

Brasil/Marzo de 2017/Autora: Yesica Fish/Fuente: La Hora

Antes de salir de su casa para dictar clases de arte a los niños, Mariluce María de Souza debe tomar en cuenta el tiempo que pierde esquivando tiroteos y otros estallidos de violencia que ocurren a diario en Alemao, una de las favelas más grandes de Río de Janeiro.

Esta mujer de 35 años, con un hijo, a veces debe suspender las clases de pintura porque el trayecto a la escuela es demasiado peligroso. A partir del proyecto llamado Arte de las Favelas, esta artista autodidacta exige a sus alumnos que asistan a las clases y estudien mucho.

De Souza es un ejemplo de lo que son capaces de hacer las niñas y las mujeres de la favela, que a menudo enfrentan violencia doméstica y discriminación en sus trabajos.

“A veces las madres, que son madre y padre a la vez, no tienen tiempo de darle la atención que se merecen cinco, seis o siete hijos”, dijo de Souza.

Igual que muchos otros países de América Latina, abunda la violencia de género en Brasil. La agrupación sin fines de lucro Mapa da Violencia dice que casi cinco de cada 100 mil mujeres son asesinadas todos los años, lo que representa una de las tasas de homicidios de mujeres más altas del mundo.

Las cosas son peores todavía para las mujeres de raza negra, muchas de las cuales viven en las favelas. Entre el 2003 y el 2013, la cantidad anual de homicidios de mujeres negras subió un 54%, según Mapa da Violencia.

“Usamos grafitis para exigir el fin de la violencia contra las mujeres”, expresó Maiara Viana Rodriguez, de 25 años, quien dijo que de adolescente fue violada por un hombre en su barrio.

Miembro de Afrograffitteiras, una agrupación que promueve los derechos de las mujeres negras, Rodriguez pintó recientemente en un muro un grafiti que dice “¡Viva! Tú, mujer”.

Además de rechazar la violencia física, las mujeres artistas dicen que quieren destacar el abuso psicológico, el desigual acceso a la educación y la atención médica y la menor paga que los hombres por hacer los mismos trabajos.

Lya Alves, quien recientemente pintó un mural de una mujer negra en una pared del puerto recién renovado de Río, dice que el feminismo perdió fuerza desde los años 70, en que las mujeres lucharon por no ser consideradas objetos sexuales.

“Hoy la prensa promueve” a la mujer como objeto sexual, sostuvo. “¿Eso ayuda a conseguir mejor educación, mejores sueldos?”.

Fuente: https://lahora.gt/promueven-derechos-la-mujer-traves-murales-brasil/

Comparte este contenido:

#8M. Silvia Federicci: El paro como momento de comprensión y transformación

Tercera Información
Desde que la conocemos, las conversaciones con Silvia han sido siempre muy fértiles. No solo por su lucidez y agudeza teórico-política, sino también por su generosidad infinita en el relato de su experiencia, en esa búsqueda de coherencia entre lo que se hace y se piensa. En la previa del 8 de marzo, conversamos con ella sobre el paro internacional de mujeres y la actualidad de la lucha feminista.

Elegimos volver a escucharla hoy, en este contexto tan intenso donde la lucha de las mujeres se despliega con una fuerza por momentos inesperada. Donde cada una desde su comunidad de mujeres pone empeño en organizar, difundir y participar del 8 de marzo y del paro histórico que sucederá en más de treinta países alrededor del mundo.

En lo vertiginoso de estos acontecimientos nos venimos diciendo unas a otras: no aceptemos más la violencia, potenciemos nuestra fuerza para multiplicar nuestro ya basta, organicemos encuentros, espacios y marchas que hagan temblar la tierra. Pero también nos repetimos una y otra vez: hagamos más denso el tejido del entre mujeres; potenciemos nuestra ayuda mutua, nuestro autocuidado y reciprocidad; estemos cada vez más movilizadas pero también robemos tiempo para sentir y pensar cómo seguimos, cómo nos auto organizamos cada vez más y qué desafíos está alumbrando la lucha.

Dicho de otro modo, al desplegar la lucha ésta ilumina nuevos problemas políticos. De nada sirve hacer sin pensar. Pensemos a partir de lo que estamos experimentando y abramos los espacios para construir los cómo seguir. Nuestras compañeras y hermanas nacidas en las luchas que nos antecedieron portan experiencias que es preciso recuperar para no empezar de cero, para nutrirnos y cambiar. Por eso esta conversación busca ser un espacio-momento para que Silvia nos comparta palabras que nos ayuden a pensar lo que está sucediendo.

¿Qué está sucediendo con la lucha de las mujeres? ¿Qué has reflexionado sobre las últimas manifestaciones en Estados Unidos?

Aquí es un momento en el que se está dando una movilización muy fuerte de todos los movimiento sociales, y sobre todo del movimiento de las mujeres. Hemos visto estas marchas en Washington, en Nueva York, en varias ciudades. Mujeres de todo tipo, de todas las edades se están movilizando, sintieron la necesidad de salir a la calle. Y pienso que no es solamente una necesidad de responder a Trump, es la expresión de un gran descontento que se ha acumulado en estos años, porque las situación de las mujeres en todos los niveles, con excepción de una minoría, se ha deteriorado desde hace mucho tiempo, enfrentando una crisis en su vida cotidiana.

Esta es una crisis de trabajo, una crisis de falta de tiempo para sí mismas, una crisis de la relación con los otros, es el no tener recursos, no tener tiempo ni acceso a los servicios más fundamentales. Además de enfrentarse continuamente a la violencia, que es violencia individual pero también del estado, de la policía, en las cárceles, es la militarización de la vida que aquí es cada vez más fuerte. Creo que ahora estos son los elementos que unifican y pueden unificar al movimiento feminista. Es un movimiento contra la violencia y los abusos institucionales, pero también es una manifestación de deseo, de voluntad de construir una sociedad diferente. En estas marchas, en Nueva York por ejemplo, se podía ver una gran creatividad, mucha fuerza y energía, por eso se puede comparar con lo que sucedió en los años setenta.

Es un movimiento que ha crecido mucho en los últimos años, sobre todo a partir de la desilusión que tantas mujeres han experimentado. Se pensó que trabajar fuera de la casa posibilitaba conseguir autonomía. Y no nos dio autonomía porque el trabajo es precario, no da seguridad. Lo que vemos es un gran número de mujeres, y hombres también, cargadas de deudas. Han luchado por entrar a las universidades, como se luchaba en los años setenta, y ahora con la privatización de la educación deben un montón de dinero para poder estudiar. Muchas jóvenes con veinte años no pueden ver cuál va a ser su futuro.

¿De qué luchas previas se nutren estas manifestaciones? Porque al mirar las imágenes -no podíamos dejar de mirar lo que pasaba, la cantidad de personas- desde el sur nos preguntamos ¿de dónde se están nutriendo? ¿de dónde nació ese desborde? ¿qué había previamente organizado?

Creo que la decisión de una parte del establishment americano de apoyar a Trump ha sido una respuesta a las luchas que ya se estaban dando. Por ejemplo, la lucha por el aumento del salario mínimo ha involucrado a muchas mujeres muy fuertemente, y siempre se cruzaba con la lucha de los migrantes. Porque son sobre todo las mujeres y las personas migrantes las que tienen salarios muy bajos. También ha crecido un movimiento estudiantil contra la deuda generada por la falta de gratuidad. Por otro lado, muchos han apoyado a Trump pensando que sería el presidente que cortaría las deudas e implementaría una educación gratuita. Es también creciente la movilización contra el control del cuerpo. Por ejemplo, en muchos estados se redujo drásticamente el acceso al aborto. Hoy las mujeres se enfrentan con dificultades en todos los lugares donde están, con cortes en servicios como la educación y la precariedad de la vida, ninguna sabe si tendrá o no trabajo. Sobre todo entre jóvenes y mujeres no se ve qué tipo de futuro se tendrá. También la rabia y la indignación contra estos abusos, la violencia institucional continua, la matanza de la policía sobre los y las jóvenes de color, migrantes, latinos. La conciencia de que vivimos en un régimen muy brutal, que no es una novedad, pero que ahora ya no se puede no ver. En los últimos años casi todos los días un joven negro fue asesinado con una impunidad absoluta. Entonces, hay un descontento muy fuerte, económico y no económico, porque los dos están conectados. Porque está claro que esta violencia se justifica y se sostiene en la represión y en la precariedad económica.

¿Cómo estás viviendo estos mismos movimientos en el plano internacional, por ejemplo lo que está siendo en este momento la organización del paro internacional de mujeres? 

Es una idea muy excitante, sobre todo esta dimensión internacional de las luchas es muy importante. En las últimas semanas ha sido muy importante ver tantas movilizaciones en todas las ciudades al mismo tiempo, el sentimiento de ser parte de algo que se está moviendo en muchas partes del país y del mundo. Así como la respuesta al llamamiento de paro de las compañeras en Argentina en octubre pasado que fue muy fuerte. También aquí muchas compañeras salieron a la calle. Todavía es difícil saber, pero es claro que solamente algunas podrán hacer el paro porque hay tantas dificultades prácticas para organizar un paro de las mujeres, sobre todo en un país como Estados Unidos, donde existen realidades tan diferentes y hay grupos de mujeres tan diversas, en una situación donde faltan los servicios sociales, donde muchas mujeres son solteras y no tienen un marido que pueda sustituirla. Pero se envía una señal importante, es una posibilidad de compromiso con las nuevas formas de lucha y de organización. Ojalá sea un compromiso para crear redes de comunicación entre mujeres de diverso tipo. Crear un tejido social más fuerte, capaz de resistir a lo que está sucediendo y también empezar a construir nuevas relaciones. Empezar a implementar lo que se viene hablando sobre formas de auto gobernarnos, reclamar el control de nuestra vida, empezar el proceso de no solamente ponernos en contra sino ir definiendo qué tipo de sociedad queremos, cómo vamos a construirla, qué precisamos de inmediato y cuáles son los objetivos del futuro.

Yo creo que es importante hoy abrir una visión estratégica, no solamente salir a la calle, sino salir a la calle con una visión de lo que deseamos e intentamos construir. Sería una pena si vamos a la calle todas contentas y después regresamos a casa y no se une este momento con la construcción de algo distinto. Por eso es importante no solo demandar a un estado que no responde, sino comprender contra qué luchamos, que no son personajes. Estos personajes son la expresión de un mal que es el sistema. Comprender lo que está sucediendo a nivel económico, político, ecológico y empezar a hacer las conexiones. Es verdaderamente la misma lucha: luchar contra la contaminación, contra el capitalismo, la precarización de la vida y el despojo y luchar contra el patriarcado son momentos diferentes de una misma lucha. Pienso que esta movilización puede ayudar a crear conciencia sobre la interconexión de estas luchas. Ojalá tengamos la capacidad crear un terreno de unificación entre mujeres distintas.

Nosotras sentimos que nos entusiasma el paro y la movilización porque es un mensaje, es una disputa en varios planos, también simbólica. Acá en el sur, sobre todo la idea de la doble jornada, el trabajo doméstico, ha tomado mucha fuerza porque al discutir el paro hubo que intercambiar sobre qué precisábamos para parar. Eso dio lugar a un montón de discusión entre mujeres. Muchas han planteado que no pueden parar porque están solas con sus hijos e hijas, entonces vemos formas diversas de parar y participar. No nos proponemos hacer un paro en el que si no podés parar las veinticuatro horas no formás parte de la jornada y de la lucha, sino hacer un paro que diversifique las opciones y todas podamos participar.

Justamente, yo pienso que a partir de las dificultades de hacer este paro, de las dificultades de las mujeres que no pueden dejar a sus hijos, es importante comprender cuál es el paso próximo. Porque, ¿qué pasa con estas mujeres que están encarceladas por el trabajo doméstico todos los días y que no tienen a nadie que las pueda ayudar? El paro es un momento de comprensión y de transformación, porque mirando estas dificultades organizativas se puede ver qué necesitamos, qué se puede hacer como cosa urgente. Ver que existen tantas mujeres que no pueden ir a una reunión, al cine, porque son prisioneras de ese trabajo. Cuando estuve en Bruselas unos meses vi que allá las compañeras han impulsado la iniciativa de describir su jornada de trabajo y luego han recogido esos testimonios. Han dicho también al estado “todo esto es lo que las mujeres hacen”, están intentado decir “esta es la cuenta por todo lo que hemos realizado”. Este tipo de acciones pueden incrementar la conciencia y permiten pensar nuevas prácticas. Porque si estamos encarceladas en el hogar entonces ¿qué estructura necesitamos en lo urbano, en el barrio, para dar respuesta?, ¿cuáles son las necesidades inmediatas y urgentes?

En esa clave, al pensar el paro lo estábamos concibiendo como un momento pedagógico para nosotras y para todas las mujeres, por tanto para señalar los desafíos en todos los sentidos que vos nombras, para pensar qué movimiento tenemos que construir, bien atado a la vida y la cotidianidad. Pero también señalar los límites de la izquierda, los límites de ciertas formas de hacer política, lo que sucede con el sindicalismo. El paro iluminó muchas cosas, no solo para el propio movimiento de mujeres sino para muchas más personas.

Así es. Antes existieron sindicatos que se ocupaban de la vida, del barrio, que luchaban tomando en cuenta toda la vida de las trabajadoras y trabajadores, no solo sobre las ocho o nueve horas. Ahora es una forma burocrática que ya no funciona más, que no puede dar respuestas. He estado hablando con una compañera que organizó en Islandia el paro de 1975, desde allí las mujeres se han organizado en espacios urbanos donde se conversa, se circula información, en todas las ciudades están estos espacios que son experiencias colectivas para las mujeres. Estos lugares han facilitado mucho la organización, porque cada uno ha sido un punto de expansión de la información, de la táctica. Me gusta mucho pensar que se pueden crear estos lugares, espacios de las mujeres. Crear, desde donde una vive, espacios donde cuidarnos y dar discusiones entre mujeres. Insistir en la capacidad de crear, reclamar el espacio, el derecho a la ciudad. Es importante pensar este momento como un momento histórico, lo que está pasando con el Encuentro de Mujeres en Argentina, que se organice algo internacionalmente de forma autónoma sin los recursos y la intervención de la ONU. Se han hecho acciones todos los 8 de marzo, pero este año está la dimensión internacional. Esta jornada está reviviendo el sentido del 8 de marzo y dando lugar a un nuevo internacionalismo.

Pero es importante pensar estratégicamente qué es lo que queremos. Claro que no podemos saber muchas cosas, pero sí qué precisamos saber. Necesitamos una visión estratégica más allá de la manifestación. También la memoria histórica es importante para crear resistencia, la memoria sobre lo que ha significado este día para la lucha de la mujeres, sobre el internacionalismo feminista y el  significado de eso en la actualidad. Creo que hoy las mujeres debemos estar más presentes en las luchas contra la guerra. En estas manifestaciones en Estados Unidos no se le ha dado suficiente atención a la problemática de la guerra.

Este punto es importante desde la perspectiva latinoamericana y también nos preguntamos por esto que nombras. La gente se moviliza cuando puede, cuando hay conciencia y voluntad, pero ¿qué piensa sobre las invasiones y la guerra el pueblo estadounidense?

Ahora se ven límites que no se veían y se empieza a insistir en la necesidad de la lucha contra la guerra. Han estado y están bombardeando con drones Yemen, han destruido Medio Oriente. Existe una relación fuerte entre la guerra permanente y la militarización de la vida aquí, por eso es importante esta temática. ¿De qué internacionalismo hablamos si no? Es importante que todos digamos que no se puede excluir a las personas de ningún país, pero también que no se debe bombardear ni destruir la vida en ningún país. Pienso que en los materiales que se van a preparar y escribir es importante tener esta visión histórica del internacionalismo feminista.

Con respecto a la memoria histórica, al crecer bastante la auto organización de las mujeres en varias ciudades de Uruguay, las compañeras plantean una sensación de ser huérfanas, de empezar una lucha sin saber que otras mujeres lucharon antes, desconociendo qué problemas tuvieron y cómo se organizaron. ¿Tuvieron esta sensación en los años setenta cuando el movimiento desbordaba las calles?

Para nosotras fue muy importante el trabajo de comenzar a reconstruir la historia de otras mujeres, de comprender de dónde venimos, cuales fueron nuestras madres, reconstruir y pensar en el feminismo liberal, en el feminismo socialista -del que nace el 8 de marzo-, saber lo que planteaban sobre la liberación de la mujer. De la historia del feminismo en América Latina he descubierto dos años atrás la lucha de las mujeres en Argentina, a Virginia Bolten y su consigna “ni patrón ni marido” y su periódico La Voz de la Mujer.

Las historias locales, en el Río de la Plata, también son muy potentes. Por ejemplo, la consigna de las mujeres en Uruguay en los años ochenta era “nosotras queremos cambiar la vida”. Es hermoso reconectar con esas luchas.

Es imprescindible conversar con estas mujeres que son libros vivientes, libros de la historia de las luchas. Esta concepción que planteas es importante para construir una memoria larga. Tú te sientes parte de algo, no puedes mirar el futuro sin mirar el pasado. Solamente cuando ves toda la historia de lucha, los límites, los problemas de las experiencias organizativas pasadas, intentas no repetir las mismas cosas. No puedes identificar lo que estás haciendo si no miras que se ha hecho antes y cuáles son las diferencias, aprender de esa experiencia, no pensar que has inventado todo.

Fuente del articulo:http://tercerainformacion.es/opinion/entrevistas/2017/02/27/8m-silvia-federicci-el-paro-como-momento-de-comprension-y-transformacion

Fuente de la imagen: http://tercerainformacion.es/sites/default/files/silvia-federici-feminismo-la-tinta.jpg

Comparte este contenido:

Entrevista a Stella Calloni, autora de «Mujeres de fuego» “La mujer es el sostén fuerte de cualquier sociedad”

Entrevista a Stella Calloni, autora de «Mujeres de fuego»
“La mujer es el sostén fuerte de cualquier sociedad”
Silvina Friera
Stella Calloni habla de su libro «Mujeres de fuego». Entre las entrevistadas para su flamante libro, la escritora y periodista eligió a “mujeres que fueron fundamentales pero estuvieron en las sombras” como Gloria Gaitán, Fanny Edelman, Danielle Mitterrand, Nélida Piñon, Nidia Díaz, Rigoberta Menchú y Olga Orozco, entre otras.

“Necesito un día de 48 horas. Si no logro escribir todo lo que tengo, voy a andar por ahí diciendo: ‘no me dieron tiempo’”. A los 81 años, Stella Calloni dice que vive como “una vieja adolescente, una vieja dama indigna” que alza su voz como escritora, periodista, investigadora y especialista en política internacional. Apenas volvió de La Habana, Cuba –-donde participó como jurado del 58° premio literario Casa de las Américas–, retomó la escritura de una novela sobre Francisco “Pancho” Ramírez que empezó en 1993. Y tiene tanto material pendiente, entrevistas a muchas mujeres olvidadas, que se queja que le falta tiempo con una dulzura acentuada por una tonada entrerriana aquerenciada en su lengua. En la primera parte de Mujeres de fuego. Historias de amor, arte y militancia (Peña Lillo, Ediciones Continente), reedición corregida que incluye ilustraciones de Nora Patrich, Calloni dialoga con la colombiana Gloria Gaitán –hija del revolucionario Jorge Eliécer Gaitán–, la militante comunista argentina Fanny Edelman (1911-2011), la militante comunista chilena Gladys Marín (1938-2005), la dirigente francesa Danielle Mitterrand (1924-2011), la escritora brasileña Nélida Piñon, la salvadoreña Nidia Díaz, fundadora del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); con la líder guatemalteca Rigoberta Menchú, con la ex detenida desaparecida uruguaya Sara Méndez y con la poeta Olga Orozco (1920-1999). En la segunda parte del libro, traza el perfil de tres mujeres que dejaron llamas a su paso: la ecuatoriana Manuela Sáenz (1795-1856), las mexicanas Frida Kahlo (1907-1954) y Rosario Castellanos (1925-1974).

“A Fanny Edelman le tenía un enorme respeto porque fue una de las figuras más importantes y más desconocidas; tuvo una vida inquietante y maravillosa con todo lo que le tocó vivir, como la Guerra Civil Española. Fui eligiendo mujeres que fueron fundamentales, aunque estuvieron en las sombras”, cuenta Calloni en la entrevista con PáginaI12. “Creo que Gladys Marín fue unas de las mejores dirigentes comunistas que conocí; era muy valiente, se jugaba mucho, tenía una simpatía arrolladora, y ella sí entendía el marxismo latinoamericano, que debemos entender de una vez por todas. Fui a la ‘Fiesta de los abrazos’ y me parecía fascinante que mucha gente la paraba a Gladys y le decía: ‘Señora, yo no pienso como usted, pero la respeto mucho’”.

–Una de las coincidencias entre estas mujeres es que varias fueron militantes del partido comunista, como Frida Kahlo.

–Han banalizado tanto a Frida Kahlo que quería mostrar esta otra cara, porque yo nunca me olvido que cuando fue la invasión a Guatemala, Frida, que estaba en sillas de rueda, pidió que la llevaran a la manifestación contra la invasión en julio del ‘54, poco antes de morir. De ella quería contar también la mexicanidad de su vida, porque como digo en el libro eran mexicanos sus peines, sus flores, su estilo, sus polleras, todo. Frida rescató el proceso revolucionario mexicano, que tan dormido está en el continente porque no se habla nunca de la Revolución Mexicana. Rosario Castellanos vio a Chiapas antes de que nadie la descubriera. Las historias ocultas de este continente están un poco en estas mujeres, como cuando Fanny Edelman me contó que el Partido Comunista tenía escondido el sudario de Evita, algo que yo no sabía.

–¿Encuentra algún hilo que conecte la vida o la militancia de estas mujeres?

–Lo que me encanta de la historia de estas mujeres es que siempre encontré un anti dogmatismo que es muy importante. Así como digo que viví tantas vidas, las mujeres en sí vivimos tantas vidas: la vida de los hijos, la vida de los compañeros; la mujer es el sostén fuerte de cualquier sociedad. En este período histórico estamos viendo lamentablemente el trabajo brutal de los entretenimientos televisivos. Después de que la mujer había ganado sus lugares, la violencia contra la mujer volvió a partir del momento en que filman en una playa a las mujeres y lo único que muestran es la cola. No muestran los rostros; son objetos. Entonces salimos a las calles miles de mujeres a decir “ni una menos” y volvemos a casa a mirar la televisión, y sabemos que habrá una más cada día, si no nos damos cuenta de cómo se vehiculiza este proceso de volverla a convertir en objetos. Las mujeres tuvieron un papel fundamental en las rebeliones anti neoliberales en América latina.

–¿Cómo aprendió a entrevistar?

–La entrevista es un género maravilloso, que aprendí a manejar haciéndolo a golpes, como aprendíamos los de nuestra generación. Para mí fue fundamental elegir a estas mujeres, pero también tengo muchas entrevistas a mujeres que lucharon en las guerrillas centroamericanas. Tengo muchísimo material, lo que pasa es que me falta tiempo para conjugar una vida de periodista hoy en día con una vida de escritora. Estuve en zonas de conflicto y guerra, y pude ver el papel impresionante de las madres de las víctimas en toda América latina. Acá hay mujeres muy valiosas como Marta Dillon y tantas otras, que están luchando para que nuestra Latinoamérica vuelva a ser lo que debimos ser, lo que nunca nos dejaron ser. Estamos en el siglo XXI, y tenemos que una mujer por ser mujer y tener el valor de hacer algunas cosas, como Milagro Sala, está en una cárcel. La forma en que la presentan a Milagro Sala es la misma en que presentaban a las brujas que iban a quemar en la Edad Media. Hemos vuelto a la Edad Media o, mejor dicho, algunos se han quedado en la Edad Media.

Después de leer Mujeres de fuego queda claro que en los años ‘70 tanto los hombres como las mujeres querían cambiar el mundo, pero la impresión hoy es que sólo las mujeres quieren cambiar el mundo. ¿Coincide?

–Sí, me parece que esa percepción es correcta, porque estamos viendo el regreso de un machismo talibán que debilita a los hombres. Los hombres se debilitan cuando los ponen a jugar ese papel, cuando son los que siempre deciden las guerras. Y estamos un poco cansadas de que no existamos las que vamos a perder muchísimo en las guerras, porque mujeres y niños son las víctimas más desoladas de toda esta situación. Las mujeres nos animamos a decir que no es cierto que estas son guerras humanitarias y democráticas; son guerras coloniales, son invasiones. Si la OTAN inventó un ejército secreto allá en los tiempos de su nacimiento y puso andar operaciones como la Operación Gladio, imaginate hoy en día ser invadido por estos mercenarios contratados. Tengo el cable en que Arabia Saudita llama a mercenarios de todo el mundo y les ofrece tanta paga por su trabajo. La mayoría de las organizaciones anti guerra que han surgido en Europa están dirigidas por mujeres. Y es evidente que se ha profundizado un odio contra las mujeres en el poder, que es un odio de género. Y yo lo viví con Evita.

–¿En qué sentido vivió ese odio?

–Una de mis tías, María Inés, que fue una maestra rural, era peronista. Y con mi tía fui a ver a Evita cuando estuvo en Paraná. Evita era bellísima, como una figura de cera, pero además la amé porque iba todos los domingos a misa con mis tías a las seis de la mañana, porque para sufrir teníamos que sufrir temprano (risas). Y llevaban a las niñas de los asilos y yo me sentía tan mal con mi guantecito, un sombrerito y un tapadito, porque entraban las niñas del asilo con sus cabezas rapadas y unos delantales grises. Todos los domingos, después de misa, tenía fiebre porque siempre fui muy sensible y muy rebelde, y había visto la desolación de los peones rurales que iban de un lugar a otro. Evita puso un hogar de niños y terminó con los asilos. Las señoras de la beneficencia tenían estos asilos con chicas del campo, ya sean huérfanas o no huérfanas, y las preparaban para llevarlas a servir a su casa. Todas terminaban sirviendo como criadas. El término criada significa que no les daban un salario ni nada. Les daban una piecita, la comida, y en general tenían que soportar ser las mujeres con las que se podían iniciar los hijos de las señoras. Antes que ninguna otra cosa, diría que fui evitista. La alegría que me dio cuando a esas niñas les hicieron vestidos bonitos, les dejaron crecer el pelo… Y sabía por mi tía que Evita se presentaba a cualquier hora en la noche para ver cómo las estaban cuidando. Qué percepción tenía Evita del dolor de los otros y cómo devolvió la bronca que arrastraba de su niñez haciendo justicia. Cuando vine a Buenos Aires en el ‘56, tenía a Evita en mi cabeza.

El azul intenso de los ojos de Calloni parece un océano de emociones que emergen a la superficie. “Después viví en la casa de Ana María Pedroni, la hija del poeta José Pedroni, que era comunista, y en ese momento tuve mucha relación con la gente del Partido Comunista. Nunca hay que olvidar que el Partido Comunista tuvo un papel fundamental en la cultura, porque casi todos los pintores y escritores de esos tiempos salieron de ahí -recuerda la escritora y periodista-. Al peronismo todavía no se lo ha mirado desprejuiciadamente, verdaderamente. Se lo mira desde un lugar de prejuicio ‘pro’ y de prejuicio ‘contra’. Pero al peronismo hay que estudiarlo por el efecto que produjo a nivel de masas. Me acuerdo de que mi mamá le escribió una carta a Evita. En la escuela tenía un solo libro que se llamaba Paso a paso, porque nunca le mandaban libros. Mi mamá buscaba ese papel gris donde se envolvían el arroz o los fideos en los almacenes del campo, y le pedía que le dieran una cantidad. Los cortaba como en hojas y a la noche los cosía. Esos eran los cuadernos que tenían los chicos del campo”. La mamá de Calloni era “más bien radical”, pero le escribió a Evita y al poco tiempo llegó a La Paz un camión con zapatos, ropa, libros, cuadernos, lápices. “Mi mamá me educó viendo la injusticia y no dejándola pasar de largo. Yo admiraba a Evita y, como me decía Fanny Edelman, es una figura que tenemos que reconstruir de otra manera, porque fue inolvidable a nivel de masas –plantea–. Siempre respeté mucho al Partido Comunista, porque capacitó a mucha gente, lo que pasa es que faltaba que surgiéramos a partir en nuestro mundo latinoamericano. Nada puede surgir si no conocés tu realidad. Ese tejido rumoroso que hay debajo de la sociedad es un mundo de mujeres. Las mujeres tejen y destejen constantemente. Y, de alguna manera, con Mujeres de fuego quise hacer un pequeño homenaje a algunas mujeres que para mí son símbolos”.

–¿Por qué está escribiendo una novela sobre “Pancho” Ramírez hace varios años?

–Mi familia era ramirista y artiguista; aunque Ramírez se peleó con Artigas, eso era posible. Ramírez fue la principal retaguardia que tuvo Artigas. No me gusta cómo los historiadores encierran en una cajita la historia de los caudillos. Busqué un personaje muy especial que se llama Vinicio Terza, hijo de un italiano que estaba en el ejército portugués –esto es ficción–, que en una parte dice: “yo no quiero ser el juez, sino el amante de aquellos días”. Yo no los estoy juzgando, los muestro como eran, con sus altibajos, sus momentos heroicos y sus momentos de debilidad, porque no hay nadie perfecto, por suerte. El narrador es un niño que pierde a sus padres en Uruguay, lo adoptan unos franciscanos y lo educan. Cuando Aimé Bonpland estuvo en la Argentina, Ramírez lo invitó a Entre Ríos; pero la ficción en mi novela está en que hay un botánico que conoce al niño, que quiere salir del convento y se escapa a Entre Ríos con el botánico. Y como el chico escribe, queda como escribiente de Ramírez. La novela descontractura la historia y la cuenta desde otra mirada. Ramírez y Artigas se enfrentaron al final, pero Artigas no quiso volver a Uruguay no por Ramírez, sino porque muchos lo habían traicionado. Si nosotros seguimos ocultando la verdadera historia, que tiene tantos recovecos, tantos laberintos, nunca vamos a poder asumirnos como lo que somos.

–¿Cuándo terminará la novela?

–En unos meses prometo que la termino (risas). Lo que me divierte mucho es que soy víctima de percepciones equivocadas. A mí me han puesto como “una militante desorbitada de la izquierda”, sin saber que a los 16 años había leído a (Franz) Kafka. Que eso es lo que servía para el periodismo que se hacía antes: el periodista tenía que ser un tipo culto. En los años ‘60 o ‘70, para conquistar a alguien necesitabas tener un libro en la mano. Soy una mujer con todas sus imperfecciones, pero muy divertida, porque si hay algo que me ha mantenido en este mundo horroroso es un humor que no me puedo sacar de encima nunca. Tengo 81 años y ahora que estuve de jurado en Cuba en el premio Casa de las Américas con varios jóvenes, me decían: “Estela, estamos hablando todos como si fuéramos de la misma edad”. Como vivo como una vieja adolescente, como una vieja dama indigna, nunca voy a dejar de tener buen humor. Nunca me lo van a sacar porque también creo, como (Arturo) Jauretche, que la revolución no la hacen los pueblos tristes.

La ficha
Stella Calloni nació en Pueblo Leguizamón (La Paz, Entre Ríos) en 1935. Cuando llegó a Buenos Aires, se relacionó con poetas como Olga Orozco, Héctor Negro y Alfredo Carlino, y entabló relación con varios miembros del Partido Comunista Argentino, y con peronistas de la resistencia y trabajadores. En los años ‘60 participó en el proyecto del Movimiento de Unidad Latinoamericana junto con Gregorio Selser, uno de sus grandes maestros. Trabajó en diversos medios de prensa de América latina y colaboró en revistas de Estados Unidos, Francia e Italia. Fue corresponsal en zonas de conflicto y de guerra; es corresponsal de La Jornada de México en América del Sur. Durante la dictadura cívico-militar se exilió en México y Panamá, donde trabajó como editora de la revista Formato 16 y como guionista del Grupo Experimental de Cine Universitario de la Universidad de Panamá. Como corresponsal del periódico mexicano Unomásuno, cubrió la Revolución Sandinista desde Nicaragua. Publicó los libros de poesía Los Subverdes (1975), Carta a Leroi Jones y otros poemas (1983) y Poemas de Trashumante (1998). El libro de relatos El hombre que fue yacaré, finalista en Casa de las Américas en 1992, fue publicado en la Argentina en 1998 y en Cuba en 2014. Es autora de Nicaragua: el tercer día (1992), Operación Cóndor (1999), que reeditará de manera ampliada y con nuevo título: Operación Cóndor: pacto criminal (2001); La invasión a Irak: guerra imperial y resistencia (2003), Recolonización o independencia: América latina en el siglo XXI (2005), junto con Víctor Ego Ducrot; y Evo en la mira. CIA y DEA en Bolivia (2009), entre otros. Ha recibido numerosos premios y distinciones como el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, (Cuba, 1986), el Premio Rubén Darío (Nicaragua, 2008), el Premio de la Escuela de Periodismo TEA (2003) y el Premio Rodolfo Walsh de la Universidad de La Plata (2012), entre otros.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=222665
Comparte este contenido:

Vietnam y ONU Mujeres colaboran por impulso de igualdad de género

Asia/Vietnam/18 Diciembre 2016/Fuente: vietnamplus/Autor:DƯƠNG QUANG

El Ministerio vietnamita de Trabajos, Inválidos de Guerra y Asuntos Sociales (MTIGAS) y la ONU Mujeres reiteraron hoy sus compromisos del respaldo mutuo en el impulso de la igualdad de género, en contribución a la construcción de una sociedad equitativa, justa y esencial.

Al revisar hoy en Hanoi su proyecto conjunto del mejoramiento de capacidad nacional de Vietnam sobre la igualdad de género, realizado desde el noviembre del 2012 hasta el enero de este año, reconocieron que el programa obtuvo logros alentadores.

A pesar de numerosas dificultades, el plan logró ayudar al gobierno vietnamita en la búsqueda de mejores mecanismos para elevar la capacidad nacional sobre la igualdad de género, el empoderamiento de la mujer y las actividades concernientes.

Observaron que el mencionado proyecto también contribuyeron al despliegue de la Estrategia Nacional sobre la Igualdad de Género para el período 2011-2020 y el Programa Nacional al respecto para el lapso 2011-2015.

Participantes en el evento sugirieron que el gobierno debe incrementar asistencias financieras para actividades relacionadas.

En la ocasión, el MTIGAS también publicó un informe sobre el estado y los datos de géneros en Vietnam en el quinquenio 2010-2015.

El reporte, producto del mencionado proyecto, se centra en los temas de población, familia, educación, salud, trabajo, liderazgo y gestión. – VNA

Fuente de la noticia: http://es.vietnamplus.vn/vietnam-y-onu-mujeres-colaboran-por-impulso-de-igualdad-de-genero/68847.vnp

Fuente de la imagen:http://img.es.vietnamplus.vn/t660/Uploaded/wbxx/2016_12_16/anh.JPG

Comparte este contenido:

Sierra Leona: Persistir en la prohibición de que niñas embarazadas asistan a la escuela y en la desprotección de sus derechos amenaza el futuro de todas las adolescentes

10 de noviembre de 2016 / Fuente: https://www.amnesty.org/

Sierra Leona debe levantar la prohibición profundamente discriminatoria de que las niñas claramente embarazadas asistan a la escuela y se presenten a pruebas académicas, una prohibición que continúa afianzando la desigualdad de género en el país y que pone en peligro el futuro de miles de adolescentes, ha afirmado hoy Amnistía Internacional, cuando se cumple un año de su informe sobre este asunto.

“La prohibición de que las niñas claramente embarazadas asistan a escuelas públicas y se presenten a pruebas académicas es profundamente desacertada y no contribuye a que se aborden las causas profundas del alto índice de embarazos adolescentes en Sierra Leona, que aumentó durante la devastadora crisis del ébola y que sigue siendo elevado pese a la prohibición”, ha declarado Alioune Tine, director regional de Amnistía Internacional para África Occidental y Central.

En vez de humillar y excluir a las adolescentes, las autoridades de Sierra Leona deberían centrarse en aumentar la información sobre salud sexual y reproductiva en las escuelas.

“En vez de humillar y excluir a las adolescentes, las autoridades de Sierra Leona deberían centrarse en aumentar la información sobre salud sexual y reproductiva en las escuelas y proteger a las niñas de la violencia sexual y las relaciones abusivas. Si no se abordan estos problemas, el ciclo de embarazos precoces no deseados persistirá durante generaciones.”

La prohibición fue declarada política oficial del gobierno en abril de 2015, poco antes de la reapertura de los centros escolares tras la crisis del ébola. Más de un año y medio después, Amnistía Internacional siente honda preocupación por que la prohibición sigue vigente a pesar de las críticas nacionales e internacionales.

Amnistía Internacional ha hablado con 68 niñas de entre 15 y 20 años embarazadas o que habían dado a luz recientemente en zonas urbanas y rurales del oeste de Sierra Leona. También ha hablado con 26 agentes nacionales e internacionales de la sociedad civil, profesores y profesoras y autoridades gubernamentales para evaluar el impacto de la prohibición.

La mayoría de las niñas entrevistadas quedaron encintas durante el brote de ébola, momento en el que hubo un aumento de los embarazos adolescentes junto con un incremento de la violencia sexual. El impacto económico negativo de la crisis del ébola dio lugar a un aumento de las relaciones de explotación y de abuso.

La mayoría de las niñas afirmó que esta política les hizo sentirse abandonadas y desanimadas por no poder ir a la escuela. Describieron su frustración por no poder presentarse a pruebas académicas para las que se habían preparado.

Una niña contó a nuestro equipo de investigación: “Podría haber hecho el examen. Estudié bastante. Aunque estés embarazada, si has estudiado, deberías poder examinarte.”

Las niñas también hablaron de su frustración al tener que repetir curso después de dar a luz, por haber perdido la oportunidad de hacer el examen cuando estaban embarazadas:

“Tengo que repetir curso. Me siento mal porque veo que mis amistades pasarán de curso el año que viene”, contó una niña de 17 años a Amnistía Internacional.

La estigmatización que existe en torno al embarazo adolescente en Sierra Leona conlleva que se haga sentir vergüenza a las niñas por estar embarazadas y que a veces sufran el ostracismo o incluso abusos por parte de sus familias y profesores.

Una niña con la que habló Amnistía Internacional afirmó que había abandonado voluntariamente la escuela tras ver el trato que habían recibido sus compañeras en el pasado: “Un profesor anunció […] que la niña estaba embarazada delante de toda la escuela, le quitó la mochila (con la que la niña se estaba protegiendo el vientre) y la golpeó con una vara”.

Tengo que repetir curso. Me siento mal porque veo que mis amistades pasarán de curso el año que viene.

En mayo de 2015, ante la presión internacional y nacional, el presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, anunció el establecimiento de un sistema educativo “puente” alternativo que permitiría a las niñas embarazadas seguir acudiendo a la escuela, pero en locales u horarios diferentes los de sus iguales.

A pesar de que este sistema paralelo ofrece a las niñas acceso a una forma limitada de educación, el presidente Koroma, en su discurso del Día de la Mujer de marzo de 2016, pareció confirmar que, en parte, se fundamentaba en estereotipos negativos de las niñas embarazadas cuando afirmó: “Continuarán recibiendo una educación formal pero no se les permitirá estar en la misma clase con otras niñas que también van a la escuela. Volvamos a lo básico y protejamos nuestros valores y nuestra cultura.”

Autoridades del ministerio de Educación contaron a Amnistía Internacional que, inicialmente, 14.500 niñas se inscribieron en el plan y que alrededor de 5.000 habían regresado al sistema público ordinario tras dar a luz. Las clases se impartían tres veces por semana, entre dos y tres horas al día. El plan de estudios era distinto al de las escuelas regulares y sólo se impartían asignaturas troncales. También se ofrecía a las niñas información y servicios de salud, tales como planificación familiar.

La mayoría de las niñas con las que habló Amnistía Internacional hicieron comentarios positivos sobre el sistema puente. Algunas niñas afirmaron preferirlo al de su escuela regular por la estigmatización a la que allí se enfrentaban.

Una niña dijo a Amnistía Internacional: “Me sentía avergonzada, en la escuela regular todo el mundo se reía de mí.”

Sin embargo, varias niñas afirmaron que, de haber podido elegir, hubieran preferido permanecer en el sistema escolar ordinario.

“Sólo nos enseñaban matemáticas e inglés, pero yo estudiaba comercio en la escuela, y eso no nos lo enseñan”, contó una niña a Amnistía Internacional.

Otra niña dijo: “Yo preferiría ir a mi escuela, porque allí me dan resultados [calificaciones de los exámenes]. Cuando dé a luz, seguiré estudiando en mi escuela; el centro de aprendizaje es sólo para cuando estoy embarazada.”

El plan puente concluyó en agosto de 2016, pero las clases alternativas para niñas embarazadas continuarán con el nuevo plan —gestionado por el ministerio de Educación, con el apoyo de UNICEF y del gobierno del Reino Unido—, que se centrará también en las niñas que hayan abandonado la escuela por diferentes motivos así como en intervenciones para ayudar a las niñas a que sigan yendo a la escuela. El nuevo plan tendrá una duración de 17 meses y empezará a aplicarse en noviembre de 2016.

Amnistía Internacional y expertos nacionales han aplaudido la atención permanente a la educación de las niñas a través de este programa. Con todo, sigue suscitando preocupación la falta de opciones para las niñas embarazadas debida a la prohibición y a que no pueden presentarse a pruebas académicas, lo que supone un incumplimiento de las obligaciones de Sierra Leona de proporcionar igualdad de acceso a una educación de calidad para todos los niños y todas las niñas.

Las escuelas especiales para niñas embarazadas no son la solución para abordar el elevado índice de embarazos adolescentes de Sierra Leona. A pesar de las recomendaciones formuladas por Amnistía Internacional, el Comité de los Derechos del Niño y organizaciones nacionales, la información sobre salud sexual y reproductiva todavía no forma parte del plan de estudios oficial. La mayoría de las niñas contaron a Amnistía Internacional que antes de quedar embarazadas no tenían conocimientos sobre planificación familiar y que habían recibido muy poca o ninguna educación sexual.

La mayoría de las niñas contaron que antes de quedar embarazadas no tenían conocimientos sobre planificación familiar y que habían recibido muy poca o ninguna educación sexual.
La mayoría de las niñas contaron que antes de quedar embarazadas no tenían conocimientos sobre planificación familiar y que habían recibido muy poca o ninguna educación sexual.

Una de la niñas dijo a nuestro equipo de investigación: “En la escuela, realmente no nos enseñan planificación familiar. Creen que somos demasiado pequeñas, o que es malo, o que nos animará a tener relaciones sexuales.”

Las niñas también tenían mucho miedo y recibían información errónea sobre la planificación familiar.

Una niña de 19 años que estaba embarazada de cuatro meses afirmó:

“Me puse la inyección durante uno o dos años, pero no me llegaba el periodo. Alguien nos dijo que la inyección mató una niña porque evita que tengas el periodo. Pensé que debía dejar de ponerme la inyección hasta que me llegara el periodo. No sabía dónde preguntar sobre este tema. Luego quedé embarazada.”

Las niñas que quedan embarazadas pueden enfrentar obstáculos complejos y entrecruzados para proseguir con su educación. Además de la prohibición del embarazo, los gastos escolares también preocupaban enormemente a la mayoría de las niñas con las que habló Amnistía Internacional.

En un país en el que el 72 por ciento de la población vive en una situación de pobreza extrema, esos gastos y el costo de tener un hijo o una hija pueden ser abrumadores. Además, la estigmatización relacionada con el embarazo adolescente implica que muchas familias les retiren su apoyo económico, lo que dificulta aún más a muchas niñas poder regresar a la educación regular, incluso después del nacimiento de sus hijos.

Como una niña dijo a Amnistía Internacional:

“No puedo volver a mi escuela porque no puedo pagar los gastos. Intento buscarme la vida e ir a clases particulares. Nadie me ayuda.”

“A no ser que se eliminen los obstáculos a la educación, el gobierno de Sierra Leona está dejando en la estacada a sus niñas y poniendo en peligro su futuro. De conformidad con sus obligaciones internacionales, el gobierno debe dar pasos concretos para garantizar progresivamente el acceso de todas las niñas a la educación —incluso con subvenciones para aquellas que las necesiten— como parte de su estrategia educativa”, ha declarado Alioune Tine.

A no ser que se eliminen los obstáculos a la educación, el gobierno de Sierra Leona está dejando en la estacada a sus niñas y poniendo en peligro su futuro.

“También es fundamental erradicar la estigmatización que existe en torno a las niñas embarazadas. Sierra Leona ha hecho grandes esfuerzos para abordar la estigmatización de las personas supervivientes de ébola, y debe garantizar que las adolescentes en situaciones de gran vulnerabilidad reciban la protección y el apoyo de sus profesores, familias y comunidades; en vez de que las avergüencen y las culpabilicen.”

Información complementaria

En noviembre de 2015, un informe de Amnistía Internacional estimó que hasta 10.000 niñas resultaron afectadas por la prohibición de que las niñas claramente embarazadas asistieran a la escuela y se presentaran a pruebas académicas. Diversos estudios han concluido que durante el brote de ébola se produjo un incremento de los embarazos adolescentes. Un estudio realizado en 2016 por Secure Livelihoods Consortium afirmó que las encuestas del Fondo de Población de las Naciones Unidas indicaban que 18.119 adolescentes quedaron embarazadas durante el brote de ébola.

Incluso antes de que se produjera el brote, a finales de 2013, Sierra Leona tenía uno de los índices de embarazos adolescentes más elevados del mundo, con un 28 por ciento de las niñas de entre 15 y 19 años embarazadas o habiendo dado a luz al menos una vez.

El Comité de los Derechos del Niño, en su reciente examen de octubre de 2016, instó a Sierra Leona a levantar inmediatamente la discriminatoria prohibición de que las niñas embarazadas asistan a la escuela y se presenten a pruebas académicas, y a garantizar que tanto ellas como las madres adolescentes reciben apoyo y ayuda para proseguir con su educación en escuelas regulares. Muchos otros países formularon recomendaciones similares durante el examen periódico universal llevado a cabo por el Consejo de Derechos Humanos en enero de 2016, pero Sierra Leona no las aceptó. La Comisión de Derechos Humanos de Sierra Leona, la coalición Educación para Todos, el Colectivo de la Sociedad Civil sobre Matrimonio Precoz y Embarazo Adolescente y el equipo de las Naciones Unidas en Sierra Leona emitieron declaraciones en 2015 en contra de la prohibición.

Excluir a las niñas embarazadas de la educación regular y de las pruebas académicas ha sido práctica habitual en Sierra Leona durante más de un decenio; no obstante, la declaración oficial de la prohibición en abril de 2015 convirtió una práctica informal y esporádica en una política gubernamental que formalizó y exacerbó el problema. Hace más de 10 años, tras el final de la guerra civil, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación formuló una recomendación imperativa, afirmando que la práctica de expulsar a las niñas embarazadas de las instituciones educativas era discriminatoria y retrograda.

Fuente noticia: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2016/11/sierra-leone-continued-pregnancy-ban-in-schools-and-failure-to-protect-rights-is-threatening-teenage-girls-futures/

Comparte este contenido:

Se vive mejor sin religiones del amor

Por Coral Gomez

En el trabajo que llevo a cabo con mujeres de toda España y América Latina en el Laboratorio del Amor, trabajamos mucho el tema de las nuevas formas de querernos, y en concreto hablamos mucho de las relaciones abiertas, el anarquismo relacional, la agamia,y el poliamor. Algunas lo están disfrutando mucho, especialmente las que ya eran poliamorosas antes de leer sobre el tema, las que nunca disfrutaron  en relaciones cerradas con pactos de fidelidad rígidos, las que se han atrevido por fin a relacionarse como siempre habían soñado: sin miedos, sin culpas, sin normas ajenas.

Sin embargo, muchas otras están llevando a cabo un esfuerzo titánico para convertirse en poliamorosas, y se preguntan si este esfuerzo merece la pena. Unas han llegado a la poliamoría de la mano de sus parejas masculinas, y otras han  llegado leyendo y debatiendo con amigas o en asambleas o foros virtuales. Sin darnos cuenta, casi todo el mundo mitifica la poliamoría como la práctica amorosa ideal que acabará con el sufrimiento, las mentiras, las peleas, las luchas de poder, la infidelidad, la violencia romántica.. y sin embargo al vivirlo nos damos cuenta de que las nuevas religiones del amor pueden ser tan tiranizantes como las antiguas. 

Casi todas coincidimos en que la fase teórica es lo mejor: hablar sobre relaciones abiertas es liberador y transgresor, y no es difícil entusiasmarse con esta forma de amar que nos liberará del patriarcado para siempre. Lo difícil es llevar la teoría a la práctica, porque la mayor parte de nosotras carecemos de herramientas para gestionar nuestras emociones: no nos han enseñado a manejarlas, y no podemos obligar al cuerpo a no sentir. Se  requiere de mucho tiempo y entrenamiento para cambiar nuestras estructuras emocionales: no se pueden borrar siglos de patriarcado de un plumazo.

Lo ideal sería encontrar la fórmula mágica para convertirnos en poliamorosas de la noche a la mañana, pero eso se les da mejor a los chicos, que llevan siglos simultaneando relaciones y ahora pueden hacerlo a la luz del día, sin mentir, sin sentirse culpables y sin miedo a que les descubran.

En nuestro análisis colectivo hemos descubierto que la poliamoría puede ser tan patriarcal (o más) que la monogamia, y que por lo tanto la poliamoría tiene que ser feminista para que sea revolucionaria, y para que podamos disfrutarla nosotras también. Durante siglos y siglos hemos tenido que reprimirnos, mentir y jugarnos la vida para poder tener varios amores. Cuando nos han descubierto, los castigos han sido, y siguen siendo en muchos países del mundo, extremadamente crueles: se nos etiqueta como adúlteras, y luego se nos dilapida, se nos quema vivas o se nos tortura hasta la muerte.

En el mundo desarrollado, sin embargo, ahora la imposición viene del lado contrario: lo que mola y lo que se lleva ahora es ser poliamorosa, y si no lo eres puedes ser etiquetada como una antigua, una conservadora o aún peor, una mujer machista que no se abre a las tendencias más «transgresoras».

Como la mayoría quiere evitar estas etiquetas, nos adaptamos a las modas del amor y muchas veces nos machacamos tratando de seguir con fidelidad los nuevos esquemas y modelos amorosos. Lo hacemos para que la manada y la tribu nos acepten, pero también para que nos quieran y nos elijan como pareja.

Sin embargo, someternos a las nuevas normas duele, porque no es nada fácil hacer la transición desde el romanticismo tradicional y monógamo al romanticismo poliamoroso y abierto. De hecho, puede llegar a ser una tortura que nos machaca la autoestima y la salud emocional, porque no toda la gente que practica el poliamor sigue una ética poliamorosa. Hay mucha gente cruel que miente, que no cuida a sus compañerxs, que hace daño para alimentar su Ego, que jerarquiza y minusvalora a sus amantes para reafirmarse y demostrar su poder y su capacidad de seducción.

Pensando sobre todo esto, nos dimos cuenta de que entonces es fundamental cuidarse a una misma, no permitir que nadie nos haga daño, no traspasar los límites propios, no tener miedo al «qué dirán». Es importante, pactar con una misma, respetar los acuerdos, conocerse bien, saber qué es lo que nos hace bien y lo que no, y querernos tanto como queremos a las personas con las que nos relacionamos. Es importante, también, tener la libertad para cambiar de opinión, para atrevernos o para quedarnos donde estamos: el poliamor no es la salvación, ni es la solución a todos los problemas del amor patriarcal. 

Otra conclusión a la que hemos llegado juntas es que la monogamia es una forma de relacionarse como otra cualquiera y que forma parte de la diversidad sexual y amorosa. Es decir, la monogamia ha de ser una opción libre que cualquiera de nosotrxs pueda elegir. Finalmente, sucede lo mismo que con la poliamoría: la monogamia ha de ser igualitaria, feminista y diversa.

Todos los modelos amorosos se pueden desmitificar y despatriarcalizar.  En el Laboratorio vamos viendo que no merece la pena sufrir ni sacrificarse para alcanzar el paraíso del poliamor. Al mundo de las relaciones abiertas se ha de llegar disfrutando, sin imposiciones externas o internas, sin mitos ni normas que nos obliguen a adaptarnos al modelo hegemónico poliamoroso. 

Lo bueno de la poliamoría es que podría llamarse de otra manera, y puede vivirse y practicarse como a una le apetezca, de la manera en que a una le convenga, customizando o personalizando la experiencia como deseemos. Esto es practicar el feminismo desde una misma: sentirse libre para elegir, para entrar o salir, y para construir nuestros vínculos desde donde queramos.  

Hemos descubierto que no hay que culpabilizarse si una no es tan poliamorosa como las demás, que no pasa nada si no podemos tener varias relaciones a la vez, que no tenemos porqué torturarnos reprimiendo las emociones o tratando de disimularlas pensando en que nos van a juzgar y a etiquetar con los términos más abyectos (antiguas, mojigatas, estrechas, conservadoras, reaccionarias, patriarcales).

Hay que ser valienta y no tener miedo a las opiniones de la gente. Lo que de verdad es transgresor es disfrutar de tu vida sin pensar en los demás, sin seguir las modas, sin someterse a normas ajenas. Para las chicas del Labo, al final lo importante es sufrir menos, y disfrutar más del amor. 

Si sufres tratando de adaptarte a un nuevo esquema, no merece la pena hacer tanto esfuerzo: es legítimo intentarlo y abandonar, es legítimo probar otras formas de quererse, y es válido negarse a someterse a las nuevas o a las antiguas religiones del amor.

Es importante reivindicar nuestro derecho a ser poliamorosas y a dejar de serlo cuando nos apetezca, pues nunca somos las mismas, cada pareja es un mundo, cada etapa de nuestras vidas es diferente, y lo que te apetece en un momento puede no apetecerte en otro.

Por eso la etiqueta «poliamorosa»  debería ser como una prenda de vestir: me la pongo o me la quito cuando me apetezca, y no soy mejor o peor persona. Sigo siendo estupenda amando de una manera o de otra: lo importante es sentirnos completamente libres a la hora de relacionarnos y de construir nuestros vínculos con lxs demás.

Lo mismo sucede con la heterosexualidad: si es lo que me sale del coño y del corazón, no me hace menos feminista el amar y follar con hombres deliciosos. Si no es impuesta, la heterosexualidad es una opción tan transgresora como otra cualquiera: las lesbianas no son más feministas que las heteros. 

Quien esté libre de patriarcado, que tire la primera piedra. El patriarcado afecta lo mismo a gays, trans, lesbianas y heteros, por eso es tan importante hacer autocrítica amorosa continua, y por eso es tan importante cuestionar cualquier estructura amorosa, emocional, sexual y sentimental.

Todas las religiones y modas del amor pueden ser analizadas, repensadas, desmitificadas, despatriarcalizadas y desmontadas. La poliamoría es una liberación y un espacio de gozo para la gente poliamorosa, pero puede ser un infierno para la gente que no lo es. Por eso hay que probar y ver cómo nos sentimos, si es o no para nosotras, si nos apetece quedarnos un tiempo o para siempre, si nos sentimos nosotras mismas, si estamos a gusto, si tenemos la suerte de encontrarnos con gente linda en el proceso.

Lo esencial para amar con alegría es poder ir más allá de las etiquetas, no arrodillarnos frente a las religiones del amor (las tradicionales o las nuevas), y sentirnos libres a la hora de elegir con quién y cómo queremos amar. Esto es el feminismo diverso: poder construir la estructura amorosa que queremos cada una, porque todas las formas de quererse son igual de válidas. Lo importante es vivirlas libremente y poder disfrutarlas.

Fuente: http://haikita.blogspot.com/2016/09/se-vive-mejor-sin-religiones-del-amor.html

Comparte este contenido:

Honduras: 640,000 mujeres ni trabajan ni estudian

Centro América/Honduras/23 Octubre 2016/Fuente: elnuevodiario /Autor:Acan-Efe

El Fondo de la Población de la Naciones Unidas (Unfpa), presentó ayer un informe en el que alertó que 640,000 mujeres adolescentes ni estudian ni trabajan (ninis) en Honduras, mientras 5,160 niñas de 10 años no asisten a las aulas de clases.

La representante del Unfpa en Honduras, Cecilia Maurente, detalló en un encuentro con periodistas, las principales conclusiones del informe Estado de Población Mundial 2016, centrado en las niñas de 10 años, que advierte que el 6% (5,160) de las 86,000 niñas de 10 años en Honduras están fuera de la escuela.

«El futuro que le espera a una niña que no tiene acceso a educación y salud realmente es un futuro en el cual los objetivos de desarrollo sostenible, no solo de esas niñas, sino del mundo entero, no van a ser alcanzados», subrayó Maurente en declaraciones a Aca-Efe.

Según el informe del Unfpa, el no realizar una «inversión eficaz» en las niñas de 10 años puede «afectar significativamente al crecimiento económico y, quizá, retrasar años, incluso generaciones, el progreso de los países».

Por ello, Maurente afirmó que las políticas públicas deben estar encaminadas a proporcionar más inversión en las niñas de 10 años, una edad que el organismo considera «decisiva», dado que es un momento en que entran a la pubertad y en el que, en algunas regiones, comienzan a enfrentar situaciones que pueden condicionar el resto de su vida.

«Una de las cuestiones fundamentales que tienen los países como reto, es invertir en la población joven para romper el círculo intergeneracional de la pobreza», subrayó.

Informalidad

Enfatizó que el 67% de las mujeres adolescentes trabajan actualmente de manera informal en Honduras, debido a que «no se ha invertido en esas niñas» y por «diferentes situaciones no han podido completar su educación».

De los 60 millones de niñas de diez años que hay a nivel mundial, 5.3 millones están en América Latina y Caribe, de ellas 86,000 están en Honduras.

En declaraciones a Acan-Efe, el oficial del Programa en Población y Desarrollo del Unfpa, Marcos Carías, señaló que una de cada cuatro adolescentes entre los 14 y 19 años en Honduras ha estado embarazada al menos una vez, mientras siete de cada diez son víctimas de violencia de género.

Alertó además que de los 800,000 jóvenes que ni estudian ni trabajan en Honduras, especialmente en el área rural, el 80 % (640,000) son mujeres.

El especialista del Unfpa dijo que la mayoría de las mujeres «ninis», como se denomina a este grupo, enfrentan muchas barreras que les impiden acceder a la educación, entre ellas el embarazo temprano, el no ser inscritas en la escuela para que ayuden en el hogar y la discriminación por género, entre otras.

Fuente de la noticia: http://www.elnuevodiario.com.ni/economia/407944-640-000-mujeres-ni-trabajan-ni-estudian-honduras/

Fuente de la imagen: http://endimages.s3.amazonaws.com/cache/15/2d/152d4d35a9c0db7047f6dac33ccae8b2.jpg

Comparte este contenido:
Page 3 of 7
1 2 3 4 5 7