El complejo trabajo de guiar adolescentes hacia la vida adulta

Por: Saray Marqués

Acompañar adolescentes frente al fracaso y el abandono temprano, guiar en el tránsito a la vida adulta y ser espejo de lo bueno que hay en cada uno, en el instituto y en el barrio es la labor del Plan Integral de Convivencia (PIC) de Villaverde (Madrid).

Víctor Ávila, sociólogo de 39 años, y uno de los socios de la cooperativa Acais, recaló en Villaverde allá por 2007, de la mano del Plan Integral de Convivencia (PIC). Este llevaba en marcha desde 2004, y había surgido como una iniciativa de la sección de educación del distrito, ante la alarma de sus técnicos porque la mayor parte de los titulares que copaba entonces Villaverde hablaban de “bandas”, “peleas” o “apuñalamientos”, en el peor de los casos.

En 2007 se inauguraba también el metro a Villaverde, lo que contribuyó un poco más a la apertura de un territorio que, en palabras de Ávila, “viene muy condicionado por sus fronteras naturales, sobre todo en el caso de barrios como San Cristóbal de los Ángeles, que tiene a un lado las vías del tren; a otro, la Avenida de Andalucía; a otro, unos terrenos del Ejército; a otro, la M-40”.

Esto supone un sentimiento de pertenencia, un orgullo de barrio importante, y que, aunque Villaverde sea Madrid (su distrito más al sur), muchas veces a sus vecinos les salga un “me voy a Madrid”, para referirse a su desplazamiento a barrios más céntricos. También, que al edificio de la junta de distrito se le llame popularmente “el ayuntamiento”.

Algo similar les pasa a algunos adolescentes. A veces les faltan herramientas para moverse en según qué ámbitos (el académico, el laboral, el de las relaciones…) que determinan su tránsito a la vida adulta.

Y ahí están Víctor, hoy coordinador del PIC, y los otros nueve educadores del plan, que trabajan, eso sí, en coordinación con los equipos educativos de varios institutos del distrito (Celestino Mutis, San Cristóbal, El Espinillo), un centro concertado, el Addis, y, desde este año, de dos colegios, el San Roque y el Navas de Tolosa. No están solos y, según los casos, requieren de la cooperación del Centro Madrid Salud (CMS), el Centro de Atención a las Adicciones (CAD), de las asociaciones de vecinos, de los dinamizadores culturales, los educadores de familia y de las distintas entidades de la Red de Recursos de Infancia y Juventud.

El PIC fue premiado en 2012 por Unicef, lo que convirtió al distrito de Villaverde en Ciudad Amiga de la Infancia, y volvía a ser reconocido el curso pasado, como una de las Buenas Prácticas Municipales para la prevención del abandono escolar y la prevención y atención del acoso destacadas por el Ministerio de Educación y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

Por la mañana, en el insti

Los educadores del PIC trabajan en los centros por las mañanas, por parejas (salvo en el Addis, donde solo hay una educadora, por sus reducidas dimensiones). Lo hacen en el aula abierta, con el alumnado expulsado o derivado por jefatura de estudios u orientación. Se practica un acompañamiento y un seguimiento, bien en el centro, bien en un espacio habilitado, por ejemplo, en centros culturales, y se analiza qué ha pasado, la responsabilidad del alumno, y se incide en su vuelta, su reincorporación, dotándole de herramientas y habilidades, recordándole las normas que hay que cumplir para evitar lo sucedido y lograr una buena convivencia. Se está con ellos una o dos horas, en un número variable de sesiones (en función de la duración de la expulsión, que puede abarcar los 28 días).

Uno de los mayores riesgos de la expulsión es que derive en expulsiones crónicas, absentismo y abandono. Desde el PIC trabajan para intentar paliarlo: “Se busca que no pierdan el vínculo con el centro, a ti te asocian con él, y les ayuda el hecho de seguir viéndote, de que revises con ellos las tareas que les han asignado, pero que también les hagas conscientes de las consecuencias de la expulsión. Muchas veces te reconocen que se aburren, y ahí es donde les muestras que el centro es importante entre otras cosas porque en él están sus compañeros, sus amigos, tratas de generar un sentimiento de pertenencia”, señala Ávila.

“Si su postura es la de ‘no aprendo nada en el insti’ les enseñamos que siempre hay algo bueno, les motivamos para titular, les explicamos que, aunque quieran hacer ‘algo de Sonido’, van a necesitar Matemáticas, les orientamos”, añade Eduardo Izquierdo, uno de los educadores PIC del IES El Espinillo.

Les ayudan en la transición a secundaria, lo que en muchos casos supone pasar de centros de línea 1 a centros de línea 9, 10 u 11. Al menos en 1º y 2º de ESO, pues los grupos se reducen mucho a partir de 3º, un filtrado que pone de manifiesto una de las grandes fallas del sistema: “Vienen del cole y de repente se les pide un trabajo más autónomo, cuando no dejan de tener 11 años, lo que en ocasiones se traduce en conflictividad en las aulas”, asevera Ávila.

La mayoría de los alumnos del aula abierta son de 1º y 2º, pero también los hay de 3º y 4º. Izquierdo lo ilustra con la diferencia en los pasillos del instituto según se va aumentando de curso. A partir de 3º, aparte del considerable descenso del número de alumnado, se percibe una sensación incluso de calma, frente a los espacios de los primeros cursos de ESO.

Con los alumnos que han sido apercibidos con partes se aborda una reflexión alternativa, a la que también deriva jefatura de estudios, el equipo de orientación o el PTSC del centro. “El caso paradigmático es el del chico o chica que no ha tenido ni un parte en todo el curso y de repente acumula tres en una mañana. En el recreo o a séptima hora se intenta ver qué está fallando y qué puede hacer”, resume Ávila. A veces se escapa el típico ‘Tú no eres así…’ porque, en realidad, el adolescente está pasando una mala racha, se ha llevado el problema puesto de casa o de la calle, y eso está repercutiendo en su situación en el instituto.

En los centros en los que operan se han convertido en una figura muy visible, de referencia, tanto para los alumnos como para los tutores. El plan de acción tutorial, por ejemplo, se elabora mano a mano, con temáticas que son recurrentes (prevención de consumos y presión grupal, en colaboración con el CAD, afectivo-sexual, con el CMS) y otros que se incorporan a demanda del tutor u orientador o de los propios educadores del PIC. Desde 2004 se ha abordado la prevención de la violencia, el buen trato, la orientación y diversidad sexual, la autoimagen, el buen uso de las redes sociales o las nuevas masculinidades. Los educadores colaboran, asimismo, con el plan de convivencia del centro, sea cual sea la fórmula elegida (alumnos ayudantes, mediación, grupos interactivos…) y desarrollan un programa de educación emocional en horas de tutoría.

Este se incorporó en 2006. Incide, de modo transversal, en la motivación para el logro académico, personal y social, pero además se centra en la prevención del acoso. A través de 12 sesiones a lo largo del curso se hace primero un diagnóstico del grupo aula para detectar sus necesidades, que se trabajarán después desde el enfoque de la inteligencia emocional.

“Se funciona en los dos niveles, el individual y el grupal, y hay una secuencia: conectar con el mundo emocional, identificar las emociones, lograr la capacidad para expresarlas y para gestionarlas”, relata Elena Segura, coordinadora del programa. “Si hay un autoconocimiento, si me doy permiso para la rabia, o para llorar, no me costará tanto darte permiso a ti para la rabia, o seré capaz de tolerar mejor tu tristeza”, sostiene.

Se busca el empoderamiento del grupo, empezando por el autoconocimiento y por la autoestima, que acaban desembocando en la empatía y el respeto: “Si yo empatizo, no tengo por qué aceptar todo lo que hace el otro, pero entiendo que le pasan cosas, lo tengo en cuenta”.  “Se trata de transmitir que todas las emociones son positivas, aunque unas nos resulten agradables y otras, desagradables”, prosigue, “y tras la fase de alfabetización emocional nos volcamos bastante con la gestión del enfado y la ira, una emoción muy presente en los conflictos, para introducir los distintos estilos de regulación (inhibido, agresivo, asertivo y no violento…)”.

Aunque en un principio trabajaban solo con 1º y 2º de ESO pronto se vio la necesidad de extenderlo a 5º y 6º, de crear un itinerario de cuatro niveles en que se va dotando a los niños de una serie de habilidades y herramientas para mejorar su gestión emocional y la vida en su grupo. Además, el equipo de psicólogos y educadores sociales trabaja también en red, con los profesores, con asesorías individuales, y las familias, a través de talleres.

Por la tarde, en la calle

Pero, además, los educadores del PIC trabajan en entornos informales, también por parejas, de lunes a jueves, en rutas por las calles. Es allí donde se resuelve “lo pendiente”. Lo hacen con grupos conformados de chicos y chicas, con actividades vehiculares (baile, arte urbano, fotografía…) y con los grupos naturales (los del parquecito, los de la Rosaleda, los de Palomares…). No son agentes tutores, ni mucho menos –los chicos les saludan como a uno más del grupo, y saben que no les van a juzgar o criticar–, pero su presencia resulta disuasoria. “Al final se crea un vínculo, y les da vergüenza que les veas en una conducta poco honrosa, cuando has hablado de eso con ellos mil veces”, asegura Ávila.

“Somos como un goteo constante, gota, gota, gota… Somos muy pesados”, sonríe. En la persistencia basan su éxito. De un modo natural, en conversaciones espontáneas, los educadores extraen información de los chicos y chicas, ven cómo les va en los estudios, en casa, en sus relaciones… “Analizamos los factores de riesgo y proponemos factores de protección”, explica Ávila. Y lo hacen sin que los adolescentes lo perciban como una intromisión, de un modo sutil, y sin adoptar la pose de hermano mayor. No se rinden ante el primer “me da pereza” de los chicos, ni ante el segundo, ni ante el tercero. No les ríen las gracias cuando no hay que reírlas, o incluso les ponen en evidencia, haciéndoles cuestionar actitudes que normalmente el grupo aplaude.

En emergencias de fin de semana, no es extraño que recurran a ellos (prácticas sexuales de riesgo, consumo de sustancias) como lo hacen ante acontecimientos que les hacen sentirse inseguros (admisión en centros educativos, preparación de entrevistas de trabajo, etc.). “Nosotros no les damos la solución, ejercemos como espejo. Es una especie de “Párate, piensa”, y ellos mismos descubren cuál es el problema concreto y cómo pueden mejorar”, expone Ávila.

“Tienen un radar”, asegura una alumna, acerca de los educadores del PIC. De hecho, una de sus funciones dentro de los centros, en el apartado de mediación, es adelantarse, actuar antes de que se haya llegado a las manos e intentar lograr a un acuerdo entre las partes, con los educadores presentes. También en este caso ejercen como facilitadores, conscientes de que “si los compromisos han partido de ellos tienen más validez”.

En los márgenes del sistema

Quizá la clave de la permanencia en el tiempo del PIC (con sus altibajos, con la crisis también ellos perdieron un educador y pasaron de 30 a 25 horas semanales) es que trabaja en los márgenes del sistema, donde este no puede llegar, pero en colaboración con él. En los “te espero a la salida”, en esas expulsiones en que los chicos, de no ser por ellos, matarían el tiempo fumando porros en un banco, en las tardes entre semana, cuando hay poco qué hacer, y de repente el educador propone montar un taller de baile. Ahí está el equipo del PIC con su espejo, en el que mostrar a los chicos lo que son y lo que pueden llegar a ser. “Puede que al principio, en ese taller, no les saques del twerking, pero incluso eso lo puedes utilizar para estudiar la imagen que transmiten, lo que representan, para hablar del género, para avanzar hacia otros tipos de baile”, explica Ávila.

En el colegio Addis, su orientadora, Rosa García, trabaja en el despacho con Lexuri Martínez, educadora del PIC. Para García, es clave este trabajo en los márgenes, donde el sistema no puede (en unos casos) y no debe (en otros) llegar. El centro se transformó en 2009 en una cooperativa de 31 profesores y fue entonces cuando se abrió, entre otras cosas, a la colaboración con los educadores del PIC. “La filosofía cambió, pues para nosotros un colegio cerrado a su entorno no tiene sentido, y el tiempo nos ha dado la razón: El nivel de conflictividad es mucho menor”. El Addis cuenta con unos 400 alumnos de secundaria, y en su aula de enlace conviven unas 14 nacionalidades distintas. “El trabajo del PIC se nota con los alumnos más permeables, pero también con aquellos que no lo son tanto, a los que les ayudan en la integración en el barrio y en la adquisición de hábitos más saludables”, apunta García.

La configuración del sistema educativo tiene para esta orientadora variadas “armas de doble filo” en secundaria, como lo son el hecho, por ejemplo, de que se pueda acceder a FPB desde los 15 años, y que se otorgue al final el título de ESO. De no ser porque es necesario un informe del equipo educativo, muchos alumnos huirían en desbandada, lo que, según García, no les beneficiaría. También se muestra crítica con los PEMAR, “bien concebidos sobre el papel, pero que acaban siendo un cajón de sastre”. Muchos alumnos terminan en ellos por falta de trabajo personal, cuando la Lomce insiste en que se dirigen “a alumnado que presenta dificultades relevantes de aprendizaje que no se puedan imputar a falta de estudio o esfuerzo”.

Su mayor enemigo en estos cursos, insiste García, es “la desidia”, “la dificultad para demorar la recompensa” de una gran parte del alumnado. Les apoyan agentes externos, como educadores del PIC, pero en muchos casos, la pata fundamental, la de la familia, cojea, “cuando es clave, y ha sido la que ha tirado de muchos de nosotros para llegar donde estamos”.

Historias de éxito

Quizá por eso, a veces los chicos y chicas a los que les han ayudado desde el PIC sueltan a un educador al que ven por la calle: “Tú fuiste casi como mi padre” o “¿Qué hubiera sido de mí sin vosotros?”. Mariam es una de ellas. Nos la encontramos a la salida del centro EHASE, donde cursa 2º de FPB en Servicios Administrativos. Se levanta cada mañana a las 7.00, come a la carrera, y por las tardes trabaja de 15.00 a 21.00 como secretaria en una empresa de mudanzas de Fuenlabrada.

Nada que ver con la Mariam que hace tres años repetía 1º de ESO en el IES Celestino Mutis, como ella misma reconoce: “Si estoy aquí es por ellos (los educadores del PIC, a los que cita: Víctor, Elena, Edu, Isa, Bea), aun hoy guardo su teléfono, por si los necesito. Yo en 1º llegué del cole al insti y me creía la mejor, no estudiaba, tonteaba con bandas, andaba con gente que no vale… Todos los días la liaba, contestaba a los profesores, les gritaba… Me ponían partes, me expulsaban, y me pasaba el día dando vueltas por ahí. Hasta que empezaron a ayudarme con sus consejos, me apunté al grupo de baile en el parque los martes y los jueves, me convertí en alumna ayudante en el insti, y fui saliendo de todo eso, motivándome para seguir estudiando y trabajar”.

Víctor Ávila, a quien, junto con su equipo, Mariam le acaba de espetar este “ha sido por vosotros”, revisa las estadísticas, en busca de alguna cifra que resuma su actuación: “586 intervenciones con alumnos el último curso en el IES Celestino Mutis (aunque algunos de los alumnos pueden repetirse, por ser objeto de distintas acciones)…”, ojea. Sin embargo, las cifras se quedan cortas, no hablan de las historias de Mariam, de Silviu, de Omar, de Rosemary, de Samuel… historias de éxito del plan, historias de chicos y chicas vulnerables al fracaso que un día descubrieron que la meta máxima no era ser reponedor del Alcampo y fardar de coche a la salida del instituto, con la música a todo volumen, que la buena vida no era levantarse a las once cada mañana y liarse un porro. Que su barrio, que recibe su nombre del gran número de huertas que lo poblaban en su día, no tiene por qué ser un vivero de parados, que ellos no tienen por qué engrosar irremediablemente esa estadística. Y que Villaverde, su barrio, atesora belleza, talento, potencial.

Trabajo en red

Ávila insiste en que su trabajo es en red, y en que con él les gustaría darle una vuelta al estigma que pesa sobre Villaverde. Defiende, por ejemplo, el trabajo que se está llevando a cabo por parte de distintas asociaciones, como Educación, Cultura y Solidaridad, la Liga de la Educación y OMC Radio, o el tejido vecinal. Villaverde bulle, no dejan de surgir iniciativas, también para los chicos y chicas (taller de radio, de arte urbano, grupos de barras…).

Un paseo por sus calles hace que no suenen a ironía sus nombres (Avenida de la Felicidad…), permite disfrutar del colorido del mercadillo de los jueves en Ciudad de los Ángeles, deleitarse con el crisol de suculentos aromas que, cercana ya la hora de la comida, se mezclan en el ambiente, admirar la imponente biblioteca María Moliner o hacer un alto en la camino en la apacible plaza vieja.

Hay problemas, como la elevada tasa de paro, la más alta de la capital, las dificultades en el acceso a la vivienda, con mafias proliferando en determinados puntos de San Cristóbal, o tendencias incidentes y preocupantes, aunque marginales, como el consumo de opiáceos entre la población adulta, pero también hay esperanza y, ahí es donde incide el PIC: Lla hay, y la hay de la mano de los adolescentes, un mensaje que tratan de transmitir también a los vecinos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/07/el-complejo-trabajo-de-guiar-adolescentes-hacia-la-vida-adulta/

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Venezuela: LOPNA dictó taller sobre el derecho que tienen niños a la educación

Venezuela/29 junio 2017/Fuente: Diario La Región

Ya para el cierre del año escolar, desde el Consejo de Derecho del Niño, Niña y Adolescente de Carrizal vienen realizando una serie de charlas y talleres en distintos planteles de la jurisdicción, donde han hablado sobre los valores, deberes y derechos del niño y adolescentes.

Así lo informó Carolina Martínez, Presidenta del Consejo de Derecho, quien señaló que  ya cerraron actividades con la U.E. Simón Bolívar donde se les impartieron charlas a los alumnos de 4to., 5to y 6to grado, así como a los padres y representantes.

“Es importante mencionar que se  abordó el tema sobre la responsabilidad que tienen son padres sobre el derecho a la educación y la responsabilidad de apoyar a sus hijos  en las actividades escolares”.

Martínez resaltó que también se les impartieron las charlas a los estudiantes del liceo Manuel María Villalobos, donde también se habló con los representantes sobre los artículos 54 y 55 de la Ley Orgánica de Protección sobre el derecho que tienen los niños y niñas de participar activamente en el proceso educativo.

Fuente: http://www.diariolaregion.net/2017/06/28/lopna-dicto-taller-sobre-el-derecho-que-tienen-ninos-a-la-educacion/

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Germany’s youth – stuck in endless adolescence?

Alemania/Junio de 2017/Fuente: Made for Minds

Resumen: En su libro best-seller «The Vanishing American Adult» del New York Times, el senador Ben Sasse de Nebraska advirtió sobre un joven en crisis, cada vez menos dispuesto y capaz de asumir la responsabilidad de sus vidas. Alemania ha estado viendo un desarrollo similar. La Asociación de Cámaras Alemanas de Comercio e Industria (DIHK) informó que los jóvenes aprendices son menos disciplinados y capaces de trabajar bajo presión. Josef Kraus, presidente de larga data de la Federación Alemana de Docentes (DL), ha señalado en repetidas ocasiones que los alemanes están criando una «generación incapaz», inmadura, carente de perseverancia. El psicólogo alemán, experto en educación y autor del libro Albert Wunsch, que tiene dos hijos y tres nietos, también ha estado observando esta tendencia con creciente preocupación.

In his New York Times bestselling book «The Vanishing American Adult,» Nebraska Senator Ben Sasse warned of a youth in crisis, increasingly less willing and able to take on responsibility for their lives.

Germany has been seeing a similar development. The Association of German Chambers of Commerce and Industry (DIHK) reported that young trainees are less disciplined and able to work under pressure. Josef Kraus, longtime president of the German Teachers Federation (DL), has repeatedly pointed out that Germans are raising an immature, «incapable generation» lacking in perseverance.

German psychologist, education expert and book author Albert Wunsch – who has two sons and three grandchildren – has also been watching this trend with growing concern.

DW: In your book «The Pampering Trap,» you pointed out years ago that Germany’s youngsters were increasingly immature, increasingly unable to manage stressful situations – and spoiled. What has changed since then?

Dr. Albert Wunsch (Private photo)Young people are confronted with fewer and fewer of life’s realities

Albert Wunsch: For the past 20 years, we have been observing that children are increasingly not confronted with life’s realities. Children and adolescents are still, for the most part, spared, which then leads to the problem that one day, when real life does inevitably set in, they don’t know how to deal with it.

The parents are to blame, then – what is their main mistake?

The parents shy away from conflict. They appear to have factored out their duty of being the people their children must chafe against, must confront, and of guiding them into reality. Parents wanted to avoid conflicts and not take a stand because they were so worried they might come across as taking an authoritarian position. Many worry that if they act as authorities – which we, the adults, should do – that could be taken to mean authoritarian, and that in turn is equated with the far-right and Nazi ideology, so it is something to be avoided.

Today’s parents orient themselves much more strongly to their children than vice versa, they want to be their sons’ and daughters’ friends, which defeats the purpose.

What are children, teenagers and even young adults often incapable of that should be self-evident?

They don’t know how to persevere, and they want to have a lot of fun. They give up if they don’t see instant success: in tests at school and college, in math, science or music class, and in the field of sports. Children are increasingly pampered, hurdles are cleared out of the way all the time to make their lives easy. But when they reach a point where they have to face a challenge, they lack the ability and strength to deal with it. If people are underchallenged for a long time, they later feel objectively and subjectively overwhelmed.

«I made it:» The feeling when you have actually succeeded, you feel exhausted but happy – this is something they miss out on.

A teenage girl stand in the foreground while a group of four other girls is in the background - all have their arms crossed over their chests (picture alliance/blickwinkel/M. Begsteiger)Girls tend to study harder than boys, Wunsch said

Is this true for boys and girls alike?

Perhaps a bit more for boys. Girls’ social behavior differs, and they tend to study harder.

When young adults finally leave home – and many still live at home, more than their parent’s generation did – they must be truly overwhelmed?

When they do leave home, they often despair. My students tell me there are three major problems: the fridge doesn’t stock itself, the garbage doesn’t empty itself – and clothes don’t wash themselves. They have no idea about what things cost. People drop out of college, they get depressed: it can be really tough. Studies have shown that in Germany, 25 to 33 percent of college students drop out.

Isn’t the older generation always critical of the younger folks?

Sure, and that is an essential process. If the older and the younger generations are in conflict, the former must ask itself: are we doing this because we are older, and want to hang on to our ways, or can we actually «sell» what we think is important? A society has a good chance at survival if that skirmish works out well.

But many young people are permanently oriented mainly to their peers, so this debate between young and old and vice versa is no longer happening, there is no longer a transfer of values, which in turn leads to a widening gap between old and young.

That sounds like the threat of eternal adolescence.

Two adults help a kid cross over stones in a stream while hiking in the Alps (picture-alliance/blickwinkel/P. Royer)Parents shouldn’t aim to be their kids’ friends, Wunsch said

Yes, there is that tendency. Another thing: young people today don’t like to make decisions, firm commitments. When invited, a youngster is likely to hedge and say, I’ll see whether I can make it – because something better might crop up. They won’t commit, because then, they still, supposedly, have every option.

But that is not how life works. If you are constantly keeping open options, you can never do your present job satisfactorily. And despite all that, they feel self-sufficient and well-equipped for life. Self-perception and how others perceive them are worlds apart.

What do parents need to do to raise responsible, mature young men and women who don’t simply feel entitled?

Parents must truly acknowledge that it doesn’t take long to bring a child into this world, but that today, in a pluralistic society that is strongly influenced from the outside, it takes a lot to do a good job as a parent. You must concentrate on it! In order for them to realize what life is all about, children should be made to face the realities of life at a younger age. They must understand that you have to earn money before you can spend it , and that they can’t simply while away the day.

Fuente: http://www.dw.com/en/germanys-youth-stuck-in-endless-adolescence/a-39298497

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UNICEF y ONU Mujeres hacen un llamado a garantizar los derechos de las niñas y adolescentes en México

México/13 octubre 2016/Fuente: cinu

n el marco del Día Internacional de la Niña que se conmemora el 11 de octubre, UNICEF y ONU Mujeres llaman a poner el foco en la situación que viven las niñas y las adolescentes en México para avanzar hacia el cumplimiento de sus derechos, como el acceso a una educación de calidad, vivir sin violencia, sin discriminación, sin matrimonio infantil y sin embarazos, entre otros.

«México ha trazado el camino con sus políticas de igualdad y de infancia, ahora es el tiempo de la implementación para que las niñas vivan libres de violencia y discriminación y puedan desarrollar todo su talento y potencial. Igualdad para las niñas es desarrollo para toda la sociedad», afirmó Ana Güezmes, Representante de ONU Mujeres en México.

Según datos del INEGI, en 2015 había en México 19.4 millones de niñas y adolescentes, cifra que equivale al 16.2% de la población total. De las 747.000 niñas y adolescentes de 5 a 17 años que participan en alguna actividad económica en México, seis de cada 10 (63.5%) cumplen una triple jornada, ya que además de estudiar, trabajan dentro y fuera de casa.

«El tiempo que las niñas y las adolescentes dedican al trabajo no remunerado es un obstáculo para su pleno desarrollo, pues limita tiempo clave para jugar, sociabilizar, estudiar y vivir su infancia. La sobrecarga de tareas comienza en la primera infancia y aumenta conforme las niñas llegan a la adolescencia. El trabajo de las niñas comprueba la persistencia de los estereotipos de género y la desigualdad», indican las agencias de la ONU.

Adicional al trabajo no remunerado, las niñas y las adolescentes pueden verse afectadas por la vulnerabilidad de género ante la violencia. En 2014, alrededor de 23.000 adolescentes de 12-17 años sufrieron algún tipo de agresión sexual, incluyendo acoso, tocamientos y actos sexuales no consentidos. Prácticamente 4 de cada 10 casos de probables violaciones sexuales sucedieron en los entornos más cercanos y cotidianos: el hogar (25%), la escuela (13%) y el lugar de trabajo (6%).

Por su parte, el matrimonio infantil y las uniones tempranas constituyen una violación a sus derechos humanos y son prácticas nocivas que afectan gravemente su vida, su salud, su educación y su integridad.

Según datos del INEGI del 2014, en México al menos 1 de cada 5 mujeres entró en unión conyugal antes de cumplir los 18 años de edad y 3.74% de las mujeres de 20 a 24 años de edad se habían unido o casado antes de los 15 años. Además, 15.4% de las mujeres que hoy tienen entre 20 y 24 años de edad fueron madres antes de los 18 años, mucho antes de tener las condiciones físicas y emocionales para serlo.

«El matrimonio a temprana edad y el embarazo adolescente truncan la educación y, con ello, las posibilidades de un mejor desarrollo presente y futuro», señalan UNICEF y ONU Mujeres.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior de la SEP, en 2011 el 30.7% de las adolescentes embarazadas de menos de 15 años dejaron la escuela. En 2014, las muertes maternas por razón de escolaridad se concentraban en nivel secundaria o equivalente.

«Para garantizar a las niñas y a las adolescentes el acceso a oportunidades de desarrollo igualitarias, es necesario romper con normas sociales y hábitos que perpetúan la desigualdad de género, así como fortalecer mecanismos que las protejan cuando sus derechos sean vulnerados», afirmó Christian Skoog, Representante de UNICEF en México.

«Como sociedad, debemos tomar medidas para empoderarlas y brindarles las herramientas, las oportunidades, los conocimientos y los recursos necesarios para que contribuyan a mejorar sus comunidades, lo que no solo las beneficia a ellas, también potencializa el desarrollo de los países y las comunidades en México y en el mundo», añadió.

Por lo tanto, las agencias llaman a sumar esfuerzos para eliminar el trabajo de las niñas, la violencia, la discriminación, el matrimonio infantil y los embarazos tempranos.

También mencionan que se requieren estadísticas desagregadas por sexo, inversión sin precedentes y políticas de infancia con igualdad para atender las necesidades de las niñas, cumplir con sus derechos e impulsar la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia el 2030.

Fuente:http://www.cinu.mx/noticias/la/unicef-y-onu-mujeres-hacen-un-/

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