Page 6 of 16
1 4 5 6 7 8 16

Más de 18.000 niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital en España

Por: Jessica Mouzo Quintáns

Un tercio de las menores residen en Cataluña, según un estudio de la Fundación Wassu-UAB.

Unas 18.400 niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital femenina (MGF) en España. Son menores de 14 años residentes en territorio español pero originarias de países donde esta práctica está arraigada. La Fundación Wassu UAB, una organización científica que actúa para promover el abandono de la mutilación genital, publicó ayer una actualización del Mapa de la MGF en España con datos de 2016 y constató que el número de niñas en riesgo ha crecido un 63,85% entre 2008 y 2016, aunque ha bajado ligeramente con respecto al mapa de 2012. La organización alerta de la necesidad de aplicar estrategias preventivas y formar a los profesionales de la salud para concienciar a las familias de que abandonen esta práctica, con importantes consecuencias para la salud.

Según el estudio de Wassu UAB, en España hay cerca de 70.000 mujeres que proceden de países donde se practica la mutilación genital femenina. Se trata de un 5,2% más que en 2012. Esta práctica está extendida por 28 países del África subsahariana, Oriente Próximo y Asia. Según Unicef, 200 millones de mujeres en el mundo han sido mutiladas y tres millones de niñas están en riesgo de ser sometidas a esta intervención, considerada en muchas culturas como un ritual de pureza e iniciación a la vida adulta.

TIPOS DE MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación genital femenina (MGF) son todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos. La OMS diferencia cuatro tipos:

Tipo I (Clitoridectomía).Eliminación del prepucio del clítoris, con o sin amputación parcial o total del clítoris. En el mundo islámico se equipara a la circuncisión masculina.

Tipo II (Escisión). Resercción parcial o total del clítoris y los labios menores y, a veces, también los mayores.

Tipo III (Infibulación). Ablación del clitoris, labios menores y mayores, con sutura o estrechamiento de los lados de la vulva. Es la intervención más agresiva anatómicamente.

Tipo IV. La OMS recoge aquí todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, desde piercing, cauterizaciones, raspados, etc.

Cataluña es la comunidad donde residen más niñas en riesgo: 6.295, el 34% del total de España. Esta cifra, no obstante, es inferior a la registrada en 2012 (6.699). Madrid ocupa el segundo lugar con 2.128 menores y Andalucía, con 1.741, está en tercer lugar. La mayoría de estas menores proceden de Nigeria, Senegal, Gambia y Malí.

Entre 2012 y 2016, el número de menores en riesgo dentro del territorio español se ha reducido ligeramente (0,35%). Pero este dato no necesariamente es una buena noticia, apuntan desde Wassu UAB. Adriana Kaplan, artífice del mapa y directora de la fundación, sostiene que la crisis económica ha derivado en que “vengan menos mujeres por reagrupación familiar, por lo que la tasa de fecundidad, baja”. Además, agrega, se ha perdido información de muchas niñas que, aunque sus padres sean originarios de alguno de los países donde se practica la MGF, ellas ya han nacido en España. Como el estudio se ha hecho a partir del padrón municipal, si las menores nacen en España, no se puede saber el origen familiar con este registro.

Pero la investigadora advierte de que hay otro elemento a tener en cuenta: “Nos consta que hay muchas niñas que han regresado a su país”. Solo en Cataluña, detalla Kaplan, han retornado a su país de origen unas 400 menores gambianas. La investigadora lo achaca, en buena medida, a la acción “coercitiva y punitiva” de los Mossos d’Esquadra.

Mal uso del protocolo

Pese a que Cataluña cuenta con un protocolo de atención y prevención de la MGF, la investigadora alerta de que “no se está aplicando bien”. El documento prioriza una formación y seguimiento de los profesionales de la salud para abordar las situaciones en riesgo y, en último caso, si fallan todas las otras medidas preventivas, la intervención policial. Sin embargo, agrega, los mossosestán actuando como primer eslabón de la cadena. “Retiran pasaportes antes de viajar, hacen actuaciones punitivas… Sospechamos que las niñas han sido enviadas a África de nuevo para evitar la retirada del pasaporte”, apunta. Según la fundación, se han realizado 357 intervenciones policiales preventivas (retirada de pasaportes antes de un viaje a sus países de origen) en Cataluña desde 2008. En el resto de España, dice Kaplan, ninguna. “No hay voluntad política. Hay una voluntad represora y se están cometiendo delitos uniformados”, denuncia.

Wassu UAB dispone de un observatorio transnacional a medio camino entre Barcelona y Gambia (donde la prevalencia de la mutilación es del 76%) y ha desarrollado una metodología para abordar la lucha contra esta práctica en los países de origen a través de la llamada “cascada de conocimiento”, haciendo llegar la evidencia científica a todos los estratos sociales, desde gobernantes hasta parteras tradicionales y líderes culturales. “Hicimos estudios en los que demostramos que esta práctica tiene consecuencias para la salud a corto plazo (infecciones, sangrados) y a largo plazo, en cuanto a morbilidad y mortalidad maternoinfantil. Las mujeres mutiladas tienen cuatro veces más posibilidades de sufrir complicaciones en el parto”, avisa Kaplan.

Fuente: https://elpais.com/ccaa/2017/11/22/catalunya/1511359078_457060.html

Comparte este contenido:

El horror de la mutilación genital en Kenia

Kenia/30 octubre 2017/Fuente: Página Siete

«Cuando tenía 5 años me llevaron a casa de mi abuela, en Kenia. Era el día de purificación. Yo era una niña feliz y creí que algo importante iba a pasar en mi vida. La noche de antes estaba nerviosa, no podía dormir. Mi madre me levantó temprano, me bañó, me puso un vestido muy corto y me dijo que cuando abrieran la tienda fuese a comprar una cuchilla». Al volver, la madre de Asha Ismail, su abuela y una señora desconocida estaban esperándola alrededor de un agujero cavado en el suelo. «Me entró pánico. Me quitaron la ropa interior, mi abuela me agarró y separó mis piernas». Lo recuerda la mujer keniana durante una entrevista en el documental La manzana de Eva, del director José Manuel Colón, ganador de varios premios y candidato al Goya, que pronto podrá verse en la plataforma Netflix.

Normalmente, la mutiladora practica un corte a lo largo del labio menor y luego elimina, raspando, la carne del interior del labio mayor. La operación se repite al otro lado de la vulva. La madre, así como las otras mujeres, verifican el trabajo, algunas veces introduciendo los dedos. La cantidad de carne raspada depende de la habilidad de la cortadora. En ocasiones, como le ocurrió a Fátima Djarra en Guinea Bissau, la operación ha de realizarse rápido, «porque éramos 300 niñas en el bosque, 25 de mi propia familia. Mientras seis mujeres me sujetaban, otras bailaban y cantaban alrededor. Yo gritaba, llamaba a mi papá». Dos niñas fallecieron «y las escondieron para que no nos enterásemos. Yo, que era muy curiosa, las vi. Los mayores me dijeron que lo que pasaba en el bosque no salía del bosque, que si las niñas habían muerto era porque Dios así lo había querido».

Según un informe de Amnistía Internacional hay 120 millones de mujeres mutiladas en el mundo, y tres millones de niñas cada año son sometidas a esta práctica. Los motivos son peregrinos, pero fielmente seguidos por miles de tribus no solo en África. La movilidad humana ha logrado exportar esta tortura y ya en España hay 57.000 mujeres sometidas a la ablación genital. «La creencia firme es que si tiene clítoris, tiene placer, querrá estar con más hombres y terminará siendo una prostituta. Además, es una ceremonia de paso para que la niña sea casadera, porque un hombre –normalmente 40 o 50 años mayor– no quiere casarse con una chica que no está cortada, y por consiguiente, esa familia no tendrá la dote de una vaca o una cabra, algo que supone en muchas ocasiones la diferencia entre dar o no de comer a los hijos», explica desde Kenia Mónica Batán, de la ONG Mundo Cooperante, en el documental.

«La primera vez que tuve que atender a una niña mutilada vino en un estado irreversible. Tenía 3 añitos y lo que vi fue tan terrible que me asusté. Le hicieron un corte increíble, no se veía nada del órgano genital, tan solo había un hueco», recuerda Gelson Reyes, ginecólogo cubano que trabaja en Gambia. No pudieron salvarla. «Ejecutan los cortes con elementos muchas veces infectados, no suturan con aguja estéril e hilo, sino que utilizan espinas de matas y luego aplican una pasta hecha con hojas de plantas», añade Yamisel Mejías, médico y profesora universitaria.

Las niñas que sobreviven a las infecciones no tienen un horizonte muy halagüeño. «Durante mucho tiempo intentar orinar era terrible. Me hacía pis encima porque no quería pasar por aquel dolor», explica Asha Ismail. «Pero la noche de bodas fue, sin duda, el recuerdo más aterrador. A los 20 años me casaron con un señor que no había visto nunca. Tras la ceremonia tenía que cumplir como marido, pero como mi cicatriz era muy cerrada, no podía hacer nada. Las familias habían preparado a una señora, que esperaba fuera, por si él no podía consumar. La señora entró y me cortó, y él terminó su labor. Había escuchado historias de chicas que se habían quemado vivas con bidones de gasolina durante la noche de bodas, nunca había entendido el porqué hasta entonces. Y mientras todo el mundo bailando fuera, feliz».

Hace escasos años que en Gambia son conscientes de que las muertes durante el parto y los problemas de infertilidad por los que pasan muchas mujeres están relacionados con la mutilación genital femenina. Las infecciones afectan en muchas ocasiones al aparato reproductor; además, «las mujeres no logran retener el semen porque aquello es un orificio abierto. Y aquí, si la mujer no pare, es discriminada y el hombre se busca otra», recalca el ginecólogo Gelson Reyes.

Fátima Djarra estuvo 15 años sin poder tener hijos. «Me decían que era como una calabaza seca; otros, que era mala y por eso no quería quedarme embarazada. Yo amaba a mi marido, y mientras estaba en Bélgica estudiando una beca, él falleció en un accidente de coche. No pude ir a despedirme de mi amor, no me esperaron para el funeral. Su familia dijo que no teníamos hijos, así que yo no podía estar allí». Fátima nunca relacionó su infertilidad con la mutilación. Hasta que llegó a España. «Mi principal objetivo ahora es que ninguna niña esté desinformada sobre la ablación, que ninguna más muera», cuenta en la película.

Las estadísticas señalan que en 2030 podría haber 90 millones de niñas en riesgo de sufrir esta mutilación. Aunque en diciembre de 2012 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución unánime sobre su eliminación, algo que supone «un tremendo avance que ha logrado que haya una caída importante en varios países», como reconoce en el documental Michelle Bachelet, presidenta de Chile y primera directora de la ONU Mujeres, «es una lacra que aún persiste. Se necesita a mucha gente que escudriñe la raíz cultural de cada pueblo y vea cuáles son las medidas y argumentos que generen el cambio».

Guinea Conakri fue el primer país que prohibió la mutilación genital femenina en 1984. Pero «han pasado 33 años y todavía hay un 92 % de mujeres mutiladas. Solo ha descendido un 4 %. Para llegar a cero mutilaciones tendrían que pasar 1.000 años», afirma José Manuel Colón, director del documental. «En Kenia, por ejemplo, hay una pena de diez años para los mutiladores, pero ¿cuántos son encarcelados? Hay prohibiciones que están escritas, pero no se aplican».

La unanimidad de la Unión Africana contra esta práctica, desde 2016, ha supuesto un antes y un después. Omar Sey, ministro de Sanidad de Gambia, reconoce ante las cámaras que «con conocimientos, hemos aprobado la ley contra la mutilación; ahora hay que ejecutarla». Esta ley, añade Adriana Kaplan, de la Fundación Wassu, «no va a cambiar la realidad, pero es un marco jurídico importantísimo».

El ministro gambiano ha dado en el clavo. La formación que se imparte en el país a enfermeras, médicos y comadronas ha supuesto un cambio. La educación es el motor del desarrollo. Lo saben las 40 de Tasaru, un centro keniano donde estas 40 niñas, que huyeron de noche, corriendo solas por la sabana para no ser mutiladas, reciben educación. «Voy a probar que no es cierto lo que dicen, que las chicas podemos hacer cosas importantes, que somos fuertes», sostiene Silvia. Su padre la amenazó de muerte y la echó de casa cuando se negó a ser cortada.

Fuente: http://paginasiete.bo/miradas/2017/10/27/horror-mutilacion-genital-kenia-157313.html

Comparte este contenido:

Afganistán: Niñas luchan por su educación

Kabul / 18 de octubre de 2017 / Fuente: https://www.hrw.org

Los esfuerzos del gobierno afgano y de donantes internacionales a favor de la educación de las niñas aportados desde 2001, han mermado significativamente en los últimos años, señaló Human Rights Watch en un nuevo informe difundido hoy. A 16 años de que la intervención militar encabezada por Estados Unidos expulsó a los talibanes de Afganistán, se estima que dos tercios de las niñas afganas no asisten a la escuela.

“El gobierno afgano y los donantes hicieron grandes promesas en 2001 de incorporar a todas las niñas a la educación, pero actualmente la inseguridad, la pobreza y el desplazamiento están dejando a numerosas niñas fuera de las escuelas”, observó Liesl Gerntholtz, directora de derechos de la mujer de Human Rights Watch. “El gobierno debe renovar su estrategia para asegurar que todas las niñas tengan una escuela a la cual asistir; de lo contrario, existe el riesgo de que estos logros se desperdicien”.

El informe de 132 páginas, “No seré médica y algún día te enfermarás: El acceso de las niñas a la educación en Afganistán”, describe cómo, a medida que se deteriora la seguridad en el país y los donantes internacionales se desvinculan de su compromiso con Afganistán, los avances para escolarizar a las niñas se han estancado. El informe se elaboró a partir de 249 entrevistas realizadas en las provincias de Kabul, Kandahar, Balkh y Nangarhar, principalmente a niñas de entre 11 y 18 años que no pudieron completar su educación.

Los donantes internacionales y el gobierno afgano han destacado la educación de las niñas como un ejemplo exitoso, y hoy asisten a la escuela varios millones de niñas más que durante el régimen talibán. Pero el objetivo explícito de escolarizar a todas las niñas está lejos de concretarse, y la proporción de alumnas mujeres ahora está descendiendo en algunas partes del país. Según el gobierno, 3,5 millones de niños no asisten a la escuela, y de esta cifra el 85% son niñas. Solo el 37% de las adolescentes están alfabetizadas, en comparación con el 66% de los varones adolescentes.

El gobierno de Afganistán ofrece una cantidad menor de escuelas para niñas que para niños, tanto en el nivel primario como en el secundario. En la mitad de las provincias del país, menos del 20% de los docentes son mujeres, un obstáculo importante para la gran cantidad de niñas cuyas familias no aceptan que un hombre les imparta educación, sobre todo en la adolescencia. Muchos niños y niñas viven demasiado lejos de la escuela más próxima, y esto afecta en especial a las niñas. Alrededor del 41% de las escuelas no tienen edificios, y muchas carecen de muros de separación, agua y baños, lo cual afecta a las niñas de manera desproporcionada.

Khatera, una niña de 15 años que se crió en la provincia rural de Samangan, dijo a Human Rights Watch: “La escuela para niñas más cercana quedaba muy lejos, en otra aldea… En burro o a caballo, habría que viajar desde la mañana hasta el mediodía para llegar”.

Las niñas suelen permanecer en la casa debido a actitudes discriminatorias que no valoran ni permiten su educación. Un tercio de las niñas contrae matrimonio antes de los 18 años, y una vez que están comprometidas o casadas, muchas son obligadas a abandonar la escuela.

Pero muchas familias también hacen enormes esfuerzos por educar a sus hijas superando obstáculos colosales, y merecen contar con apoyo. Human Rights Watch dialogó con familias que se han trasladado a otras ciudades e incluso han cruzado el país con el fin de encontrar una escuela para sus hijas, que se han separado para permitir que sus hijas estudien, y que hacen que hermanos mayores realicen viajes peligrosos para trabajar en forma ilegal en Irán y, con sus ingresos, solventar los estudios de sus hermanas menores en su país.

Las leyes de Afganistán establecen la obligatoriedad de la educación hasta el noveno nivel, cuando los niños tienen por lo general alrededor de 14 años, aunque en realidad muchos niños no acceden hasta este nivel de educación —ni, a veces, a ningún otro. Los obstáculos administrativos y la corrupción crean escollos adicionales, sobre todo para las familias desplazadas y pobres. Aunque la matrícula es gratuita, enviar a los niños a la escuela genera costos, y muchas familias sencillamente no pueden permitirse enviar a ninguno de sus hijos a la escuela o, ante las limitaciones financieras, optan por favorecer la educación de los hijos varones. Alrededor de una cuarta parte de los niños afganos trabajan para ayudar a sus familias a subsistir en la pobreza acuciante, y muchas niñas tejen, bordan, mendigan o recogen basura en lugar de estudiar.

En la actualidad, los talibanes y otros grupos insurgentes controlan o se disputan más del 40% de los distritos de Afganistán. Los combates entre talibanes y fuerzas gubernamentales han obligado a miles de familias a abandonar sus casas, y hay en el país más de un millón de desplazados internos. En áreas controladas por los talibanes, estos suelen imponer a las niñas un tope de solo algunos años de escolarización, o directamente les prohíben toda posibilidad de educación. En áreas disputadas, las niñas que intentan asistir a la escuela enfrentan cada vez más amenazas a su seguridad. Durante el conflicto ha reinado el caos, las milicias y las bandas criminales han proliferado, y las niñas enfrentan amenazas como acoso sexual, secuestro y ataques con ácido, así como ataques y amenazas lanzados específicamente contra la educación de las niñas. En este contexto, la educación está cada vez más afectada, y el perjuicio causado a las niñas es desproporcionadamente mayor.

Los donantes han trabajado con el gobierno de Afganistán para desarrollar modelos innovadores que permitan que las niñas estudien incluso en medio de la escalada del conflicto, observó Human Rights Watch. La “educación comunitaria” consiste en una red de clases, a menudo organizadas en los hogares, que permite a los niños —en especial a las niñas— acceder a la educación en comunidades que están alejadas de una escuela pública. Sin embargo, dado que estas clases especializadas son financiadas exclusivamente por donantes e implementadas por organizaciones no gubernamentales, no tienen una relación estable con el sistema de escuelas públicas y se dictan de manera intermitente debido a los ciclos poco constantes del financiamiento a organizaciones no gubernamentales.

“Integrar estas escuelas comunitarias en el sistema de educación pública con financiamiento sostenible y controles de calidad sería vital para gran cantidad de niñas”, comentó Gerntholtz.

Según los estándares internacionales establecidos por la UNESCO, el gobierno debería destinar a educación al menos entre el 15% y el 20% del total del presupuesto nacional, y entre el 4% y el 6% del PBI. Las Naciones Unidas instan a los países menos desarrollados, entre ellos Afganistán, a alcanzar o superar el extremo superior de estos parámetros de referencia. Hasta 2016, el 13% del gasto público afgano y el 4% del PBI, se destinaba a educación.

El gobierno de Afganistán, junto con sus donantes internacionales, debería incrementar el acceso de las niñas a la educación brindado mejor protección a las escuelas y los estudiantes; institucionalizando y ampliando los modelos educativos que ayudan a las niñas a estudiar; y tomando medidas concretas para cumplir con la obligación internacional del gobierno de brindar educación primaria gratuita y obligatoria y hacer que la educación secundaria sea también gratuita y esté disponible para todos. También deben fomentar e intensificar la “educación fundamental” para las personas que no han recibido o completado el ciclo de educación primaria (o básica) entero.

“Incluso ante las grandes dificultades que enfrenta Afganistán, el gobierno puede y debería trabajar para garantizar que las niñas y los niños tengan iguales oportunidades de acceso a la educación y para integrar la educación comunitaria de niñas en el sistema escolar nacional”, señaló Gerntholtz. “Los donantes deberían comprometerse a aportar financiamiento a largo plazo para la educación de las niñas y deben hacer más preguntas incisivas para saber a qué se destinan sus fondos”.

Selección de testimonios

“Para cuando llegáramos a la escuela caminando, la jornada escolar ya habría terminado”. – Najiba, de 15 años, explica por qué ella y sus ocho hermanos no iban a la escuela en Daikundi, Mazar-i Sharif, julio de 2016

“Los talibanes están cerca de nuestra casa. Si vamos a la escuela, nos matan. Si el gobierno pudiera brindar seguridad, estaríamos muy interesados en ir a la escuela”. – Paimanah, una niña de 12 años que estudiaba en un centro de educación comunitaria oculto en una casa de familia cerca de su propia vivienda, Kandahar, julio de 2016

“En el camino hasta la escuela pública hay muchos ladrones y jóvenes malvados”. – Hakim, de 13 años, estudiante de nivel 3 en la educación comunitaria, Kandahar, julio de 2016

“Lo más importante es convencer a los padres de que permitan a sus hijas ir a la escuela”. – Manija, de 17 años, estudiante de nivel tres en un programa de educación comunitaria, Kandahar, julio de 2016

“Los hombres molestan y amenazan a las niñas pequeñas. Los hombres nos tocaban y nos hacían otras cosas, y por eso dejamos la escuela. Eran hombres de la localidad que vivían cerca. Nadie hizo nada por detenerlos, nos pasó a muchas de nosotras. Muchas niñas dejaron la escuela por esto, más de cien abandonaron los estudios. La población de Kandahar no permite que sus niñas vayan a la escuela”. – Chehrah, una niña de 16 años que vivía a solo 100 metros de una escuela en Kandahar. Debido al acoso, le pidió a su padre si podía ir a otra escuela cercana en un área que ella considera más segura, pero en lugar de ello la sacó de la escuela en forma permanente, a la edad de 12 años.

“Pasaba en la calle justo frente a la escuela… Algunas estudiantes perdieron los ojos, les quemaban el rostro…La familia entera decidió que ninguna niña de nuestra familia irá a la escuela…Pero durante años los enfrenté y seguí los estudios”. – Maliha, de 17 años, estaba en el nivel cinco en una escuela pública cuando sus compañeras de clase fueron víctimas de un ataque con ácido. Quince estudiantes resultaron heridas, cuatro de gravedad.

“Tenemos 395 escuelas sin edificios. Esta es una enorme dificultad para las estudiantes mujeres porque son escuelas sin un muro perimetral, están abiertas. En estas áreas, en la mayoría de los distritos, las personas no envían a las niñas a la escuela si no hay un edificio y un muro perimetral”. – Funcionario de educación provincial, Jalalabad, julio de 2016

“En muchas áreas no hay maestras mujeres”. – Director de educación provincial, julio de 2016

“Vendemos fruta por 20 a 30 afganis [29-43 centavos de dólar estadounidense]. Los niños aquí corren por el mercado y comen cáscaras que recogen del suelo. Somos indigentes. Todos los niños son analfabetos… ¿Deberían ocuparse de la comida o de la educación? … Si tienes el estómago vacío, no puedes ir a la escuela.” – Un líder comunitario de un asentamiento informal en Kabul del pueblo Kuchi, que anteriormente fueron nómadas, explicó por qué en su comunidad pocos niños y niñas van a la escuela. Él tiene cinco o seis nietos que viven en el asentamiento, y ninguno de ellos va a la escuela.

“No tengo dinero para comprarle un lápiz a mi hijo, mucho menos a mi hija”. – Un trabajador del programa de educación comunitaria cuenta lo que responden habitualmente los padres cuando se les pregunta por qué sus hijas no van a la escuela.

“Necesitamos paz y necesitamos escuelas que sean iguales para niños y niñas e igualdad de educación para niños y niñas. Me parece que los niños [ahora] tienen más derecho de acceder a la educación”. – Qasima, una estudiante de 13 años del programa de educación comunitaria, Mazar-i Sharif, julio de 2016.

Fuente noticia: https://www.hrw.org/es/news/2017/10/17/afganistan-ninas-luchan-por-su-educacion

Comparte este contenido:

Mujeres y Educación en Venezuela, logros con tareas pendientes

Venezuela/16 octubre 2017/Fuente: Correo del Orinoco

No quisiera que pensaran que en Venezuela no hemos avanzado en la incorporación de la mujer a la educación y en particular a las universidades, ni que estamos todavía en los tiempos en que Hipatia de Alejandría murió lapidada por atreverse a enseñar filosofía en el androcéntrico del mundo griego. No existen tampoco reglamentos que limiten a las mujeres al estudio como el de la Universidad de Bolonia (1377) que señalaba expresamente que la mujer por ser “…la razón primera del pecado, el arma del demonio, la causa de la expulsión del hombre del paraíso…prohibimos expresamente que alguien se permita introducir alguna mujer, sea cual fuere ésta, incluso la más honrada, en dicha universidad…”.Desde entonces la realidad educativa de las mujeres ha cambiado y ha sido gracias a sus luchas por el derecho a la educación.

No podemos negar que la situación educativa de las mujeres venezolanas mejoró apreciablemente en las últimas décadas tanto en términos generales como en relación a los varones y pareciera que se rompe, en cierta medida, con las exclusiones, desigualdades y discriminaciones, pues siempre se ha creído que la educación formal (los títulos) tienden a prepararnos para asumir roles fuera del hogar.

Aquí valdría la pena preguntarse ¿para cuáles roles? ¿en cuáles profesiones? ¿en cuáles carreras?, ¿en cuáles ramas economía? ¿en cuáles ocupaciones? Si nos atenemos a las cifras solamente, pareciera que todas las barreras han ido desapareciendo, que los roles sociales y las representaciones colectivas sobre las mujeres han cambiado sustancialmente. Pero en realidad, el balance de los espacios conquistados (laborales, políticos, etc.), gracias la educación formal nos hablan que existen realidades socioculturales presentes que deben abordase mas allá de las cifras alentadoras.

Las mujeres venezolanas hemos mantenido por décadas avances constantes en la educación formal, las cifras disponibles hablan de la mayor prosecución de las niñas y las jóvenes en general frente a los varones de su misma edad. Conocemos también que hoy en día ostentamos un mayor número de años de escolaridad universitaria con respecto a los varones. A lo anterior hay que agregar los logros de las Misiones educativas (Robinson, Rivas y Sucre) que ha incorporado a un contingente de mujeres que en el siglo pasado fueron excluidas del sistema educativo.

No obstante cuando revisamos las historias recientes de las carreras y profesiones universitarias se constata la feminización de la matrícula es un hecho y que no malo pues significa que asientos de las aulas de las facultades y escuelas están ocupados por mujeres, solo que la presencia femenina se da en determinadas áreas y especialidades del conocimiento.

Esta realidad se hace común en casi todo el continente incluida Venezuela (un poco mas de 60%). Para nosotras, en los tiempos presentes, la feminización de ciertas carreras es un tema que cobra y cobrará importancia porque mas que una realidad cuantitativa (que también lo es) es una realidad sociocultural que supera las cifras.

Desde esta tribuna las y los invitamos a debatir si ¿la presencia mayoritaria de mujeres tanto como estudiantes como profesionales ha dislocado o ha trastocado las creencias y prejuicios sobre los papeles socioculturales asignados y que presuponen cualidades innatas sobre las mujeres (y los hombres) no cuestionadas por la educación incluida la universitaria?

Igualmente es importante preguntar/preguntarnos ¿Por qué no se feminizan ciertas carreras cómo las ingenierías eléctrica, materiales, civil, petrolera, minera, veterinaria, agronomía?

Algunos dirían, mujeres y hombres tenemos las mismas “oportunidades” a la hora de elegir la carrera universitaria que queremos cursar. Sin embargo, desde acá decimos que no tenemos las mismas condiciones de partida porque todavía al día de hoy se mantienen ciertas tendencias a concebir a algunas carreras como masculinas y a otras como femeninas y estas ideas estereotipadas se siguen repitiendo.

La fuerza de los estereotipos sexistas (machistas) siguen manifestándose y han sido una de las limitantes de la profesionalización y trabajo femenino en otras especialidades, condicionando la baja autoestima y la “reticencia” femenina aprendida en su proceso de socialización que comienza en la familia, lo repiten los medios y continua en todos los niveles educativos respecto a las opciones científico-técnicas básicas que se asocian más con lo masculino.

No podemos conformarnos con avances cuantitativos solamente: hay que replantearse los contenidos de los currículos para superar esta tendencia que prepara, en general, a las mujeres para realizar mejor las tareas tradicionales, a los empleos típicamente femeninos.

Por ello las mujeres estamos exigiendo en tiempos de Constituyente que “…el Estado garantice que las y los venezolanos reciban una educación no sexista, sin estereotipos ni elementos de discriminación por razones de género, raza y condición social, a lo largo de todas las etapas y modalidades de la educación, desde la educación inicial hasta la educación universitaria”.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/mujeres-y-educacion-en-venezuela-logros-con-tareas-pendientes/

Comparte este contenido:

Presidente Evo Morales felicita a la mujer boliviana en su día

Bolivia/12 octubre 2017/Fuente: Telesur

Bolivia celebra cada 11 de octubre el día de la mujer boliviana, en honor a la poeta Adela Zamudio.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, honró este miércoles a las mujeres en su día y destacó la labor de la poeta Adela Zamudio, quien luchaba por la igualdad.

A través de su cuenta de Twitter, Morales invitó a las mujeres a seguir acompañándolo en las transformaciones estructurales y sociales.

Con Revolución Democrática y Cultural, la mujer boliviana es protagonista de la historia. Toma decisiones de Estado en condición de igualdad pic.twitter.com/VAj9mtf1C9

n día de la mujer, con cariño, respeto y admiración las felicito. Que sigan acompañándonos en las transformaciones estructurales y sociales pic.twitter.com/Qepg1Bkr5S

Cada 11 de octubre, se celebra el Día de la mujer boliviana desde hace 37 años, fecha en la que se le rinde homenaje a las féminas en honor a la poetisa Adela Zamudio, a quien saludó en otro mensaje y destacó su labor de lucha.

El jefe de Estado destacó a la mujer boliviana en la historia nacional, al tomar decisiones en pro de la igualdad, “con revolución Democrática y Cultural”.

Saludamos a la mujer boliviana, hermana, compañera, madre y a Adela Zamudio, poetisa que vivió amenazada con excomunión por pedir igualdad

 

Para la Organización de las Naciones Unidas, Bolivia es impulsor en la igualdad de género en materia política, en las que se han hecho avances para hacer valer los derechos de la mujer.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/Evo-Morales-felicita-a-la-mujer-boliviana-en-su-dia-20171011-0020.html

Comparte este contenido:

Concluye foro de la CEPAL sobre la mujer de América Latina y el Caribe

El agradecimiento a Cuba por su gestión a favor del empoderamiento de la mujer en el continente, prevaleció en la 56 Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que culminó ayer en La Habana.

En el acto de clausura del foro, convocado con regularidad desde 1977 por  la Cepal –y al que también asistió José Ramón Balaguer, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido– la Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, dijo que «ya no podemos continuar con la idea de que cocinar y cuidar  es una obligación biológica de las mujeres». Habló en nombre de miles de ellas, anónimas que todos los días aportan experiencias con su trabajo.

Más tarde, en presencia de la directora de Asuntos de Género de la Cepal,  María Nieves Rico, y las representantes de cada país miembro de la Mesa Directiva, su presidenta, la uruguaya Mariella Mazzotti, expuso los acuerdos de esta.

Como parte de lo convenido, se reconoció la labor y el liderazgo asumido por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y se hizo especial referencia a la rápida recuperación de Cuba tras el huracán Irma, a pesar del bloqueo económico comercial y financiero impuesto a la Isla por Estados Unidos.

Asimismo se reiteró como tema central en el foro la autonomía de las mujeres en escenarios económicamente cambiantes  y fue valorado como avance la creación del Instituto Nacional de las Mujeres de Argentina. También se abogó por promover la resiliencia ante desastres con una perspectiva de género y la Mesa Directiva expresó su solidaridad con las mujeres y niñas de México y Guatemala, víctimas del reciente terremoto; así como las de las islas del Caribe afectadas por los huracanes.

En un segundo momento, representantes de agencias de la ONU y organismos internacionales, resaltaron la necesidad de incluir el tema del cambio climático como un asunto permanente en la agenda de este foro.

La representante de ONU-Mujeres, Lara Blanco, reiteró el compromiso de su organización con la agenda de género regional y con la implementación de la Estrategia de Montevideo, en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 20-30.

Comparte este contenido:

Donde mandan las niñas

Por: Susana Zamora

Una aldea de la India rompe con la tradición e impone una sociedad matriarcal. Ellas poseen la tierra y heredan el apellido de la madre. Y no les va mal.

En un país donde las vacas gozan de más respeto que las mujeres y en donde hacer justicia para una víctima de violación cuesta más que proteger a un animal considerado sagrado, encontrar un lugar donde nacer niña no represente una desgracia o una vergüenza para la familia resulta realmente excepcional.

Según denuncia la Fundación Vicente Ferrer, la educación en la India es prioritaria para los varones, pero no para ellas, que quedan relegadas a las tareas domésticas. Ellas son simples monedas de cambio en matrimonios amañados por sus padres; ellas están peor alimentadas que los niños y ellas enferman más. «Las mujeres en la India pueden sufrir muchos tipos de maltrato en todas las etapas de su vida, que van desde el infanticidio femenino al acoso sexual u otras prácticas tradicionales dañinas, como la dote o los matrimonios precoces», denuncia la fundación. Cada 22 minutos, una mujer denuncia una violación en la India y en el 94% de los casos, la víctima conocía a su agresor.

El libro. Karolin Klüppel

La fotógrafa alemana Karolin Klüppel convivió nueve meses, entre 2013 y 2015, con varias familias de la tribu de los Kashi con el fin de fotografiar a sus mujeres y aspectos de aquella sociedad matriarcal. La experiencia quedó plasmada en el libro ‘Kingdom of Girls’ (’Reino de las niñas’). «La familia donde yo vivía tenía dos niñas. Observándolas logré muchas ideas», confiesa la artista.

La serie de retratos que tomó Klüppel fue reconocida con el Premio Felix Schoeller Photo de 2015. El proyecto no iba a ser ese, sino permanecer seis meses en la India y continuar hacia China para fotografiar una sociedad matriarcal en el Himalaya.

Y en este contexto de desigualdad y violencia de género continuada en la familia, la comunidad y el propio Estado, hay una pequeña población en el país que rompe con la inquebrantable inercia de la tradición. En las colinas Khasi, al noreste de la India, está Mawlynnong, un pueblo agrícola de unos 500 habitantes. Son sólo 80 familias que hablan su propio idioma y donde el sistema es totalmente matriarcal. Es uno de los pocos que quedan en el mundo. Aquí las mujeres son las propietarias de la tierra; los hijos siempre heredan el apellido de la madre y la hija menor es quien recibe la herencia familiar. Desde muy pequeñas comienzan a asumir las responsabilidades de sus progenitoras y con tan sólo ocho años ya realizan las tareas domésticas y cuidan de sus hermanos menores.

Aquí no conocen los matrimonios concertados ni el despiadado sistema de dotes, que es el pago que la familia de la novia debe realizar a la del futuro esposo y que hace que en muchas ocasiones, si no puede afrontarlo, la mujer sea repudiada y agredida sistemáticamente por su marido y toda su familia. La Fundación Vicente Ferrer estima que anualmente entre 25.000 y 100.000 son asesinadas por esta razón, pese a que es una práctica prohibida por ley desde 1961. Pero en Mawlynnong, las cosas funcionan de otra forma: las jóvenes se casan cuando quieren y con quien quieren; los divorcios y nuevos matrimonios son aceptados, y hasta irse a vivir juntos antes de casarse es respetado por el resto de la comunidad. Su lema es ‘Ámate a ti mismo y respeta a los demás’, por eso tampoco ven con malos ojos y hasta causa cierta admiración que ellas decidan vivir solas. En esta aldea todos los niños estudian. Acuden a la escuela hasta los 12 años y después continúan sus estudios fuera de su pueblo. Acabada esta etapa, deciden si asisten a la universidad o regresan a la aldea. Una oportunidad que tienen ellos, pero también ellas. Sin discriminación.

Hombres resignados

Los hombres han asumido este papel de actores secundarios con cierta resignación. No se consideran ceros a la izquierda, pero alguno ha confesado que se siente «extraño» viviendo en la casa de la mujer y con toda su familia. Otros claman por una igualdad de género, ya. Pese a todo, las mujeres no suelen tomar decisiones sin haber hecho una consulta previa al hombre.

Mawlynnong ha sido reconocido como el pueblo más limpio de Asia por varias publicaciones

La tribu de los Kashi, a la que pertenece esta sociedad matriarcal, convive con otras dos (los Jaintia y los Garo) en Meghalaya. Es la región ‘por encima de las nubes’, que divide el valle de Assam de las llanuras de Bangladesh, y cuyas lluvias incesantes entre junio y octubre dejan una paisaje frondoso y un ambiente húmedo y sofocante. Allí, Mawlynnong emerge con impolutos caminos y casas resplandecientes, que le han valido el sobrenombre del ‘Jardín del mismo Dios’. Este afán por la limpieza, iniciada por los más ancianos del pueblo e imitada después por el resto de la población, fue destacada por la revista de viajes ‘Discover India’, que declaró a Mawlynnong el pueblo más limpio de Asia en 2003 y cuyo título fue avalado después por la BBC, National Geographic y la misma Unesco. Sólo un año después, se desató la locura turística y el silencio dejó paso al gentío y el trasiego de extraños. Para entonces, el amor por la limpieza y el reciclaje corría por las venas de cuatro generaciones. Las normas fueron claras: prohibido tirar basura y un uso limitado de las papeleras a «pieles de frutas y envoltorios de refrigerios». El infractor se las vería con la Policía.

Fuente: http://www.diariosur.es/sociedad/mandan-ninas-20170914180724-nt.html

Comparte este contenido:
Page 6 of 16
1 4 5 6 7 8 16