Informe del Banco Mundial: Pérdidas millonarias para países que no educan a niñas

América del Norte/México/dineroenimagen.com

CIUDAD DE MÉXICO.- Un estudio del Banco Mundial revela que existe un costo muy alto por acerca la educación a niñas menores de 12 años.

Las datos existentes sobre los niveles educativos de las niñas alrededor del mundo dejan un sabor agridulce en la boca de los expertos: por un lado, la buena noticia es que el 89% completa su educación primaria; por otro, solo el 77% termina la educación secundaria, que en la mayoría los países del mundo abarca nueve años de estudio.

Las oportunidades perdidas y las barreras que tienen que sortear las niñas para completar, al menos, 12 años de educación, cuestan a los países entre 15 y 30 trillones de dólares en productividad desperdiciada y ahorros para las familias, de acuerdo con un estudio publicado por el Banco Mundial.

El reporte, titulado Oportunidades perdidas: el alto costo de no educar a las niñas, también afirma que las mujeres que completan la educación secundaria aumentan considerablemente sus posibilidades de trabajar y ganar hasta el doble de dinero que las mujeres solo con educación primaria.

«Otros efectos positivos de la educación secundaria en niñas incluye un amplio rango de beneficios sociales y económicos para ellas mismas, sus hijos y sus comunidades. Esto incluye la erradicación del matrimonio infantil, disminuir las tasas de infertilidad hasta en un tercio en países con una densa población y reducir la mortalidad infantil y desnutrición«, concluyó el Banco Mundial.

Kristalina Georgieva, CEO del Banco Mundial, afirmó que la desigualdad de género en la educación es un tema tan crucial que lo que está en juego es el progreso global.

«Este problema está costando trillones y trillones de dólares al mundo. Es tiempo de cerrar la brecha de género en la educación y dar a niñas y niños una misma oportunidad para ser exitosos, por el bien de la humanidad«.

Malala Yousafzai, ganadora del Premio Nobel de la Paz 2014, afirmó en la presentación del informe que si los líderes del mundo hablan en serio cuando dicen que quieren construir un mundo mejor, deben hacer grandes inversiones en la educación secundaria de las niñas.

«Cuando más de 130 millones de niñas no pueden ser ingenieras, periodistas o líderes de sus propias compañías porque la educación está fuera de su alcance, nuestro mundo pierde trillones de dólares que podrían fortalecer nuestra economía global, salud pública y estabilidad«, afirmó la también fundadora de la Fundación Malala.

Según el Banco Mundial, cerca de 132 millones de niñas alrededor del mundo, de entre 6 y 17 años, no están en la escuela y 75% de ellas es adolescente.

Fuente: https://www.dineroenimagen.com/economia/perdidas-millonarias-para-paises-que-no-educan-ninas-banco-mundial/106472

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Madrassahs: El eslabón invisible en Bangladesh para lograr la equidad de género en educación

Asia/Bangladesh/thedailystar.net/Syeda Shagufe Hossain
Desde la Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1975, Bangladesh ha estado a la vanguardia entre los países menos adelantados (PMA) para abordar las disparidades de género. Los logros del país en educación y paridad de género en educación, también ha sido notable. Sin embargo, a pesar de su éxito en lograr la paridad de género en muchas áreas, algunos sectores de la población han quedado atrás. Una de estas secciones son las estudiantes de las escuelas madraza.

Se puede argumentar que gran parte del frecuentemente citado aumento de la tasa de matriculación y de la paridad de género en la educación puede explicarse por un aumento y una reciente reforma en la gestión de las madraza. Un estudio realizado por el Dr. Niaz Asadullah, profesor de Economía del Desarrollo en la Facultad de Economía de la Universidad de Malaya, encontró que casi la mitad de la población estudiantil en estas madrazas hoy es femenina. Musammat Badrunnesha, Echidna Global Scholar y Christina Kwauk, becaria postdoctoral – Economía Global y Desarrollo, Centro de Educación Universal, informó en un estudio que las madrazas proporcionan educación a más de 1,5 millones de niñas en Bangladesh. A pesar de contar con un gran porcentaje de la población estudiantil, las alumnas que se gradúan de este medio de educación suelen desaparecer de la fuerza de trabajo. De hecho, cualquier investigación existente indica que la mayoría de las niñas matriculadas en el sistema no pasarán a la universidad o la fuerza de trabajo.

Uno puede ser curioso en cuanto a por qué este sector ha caído en comparación con el resto de la nación.Hay varias razones, algunas de las cuales son históricas. Durante el movimiento lingüístico en 1952, las madrazas fueron colocadas en una posición incómoda debido a un fuerte énfasis en Urdu en el plan de estudios antes de 1971. Después de la liberación del país, algunas madrassas continuaron su currículo en Urdu y otras no. Sin embargo, el sector ha sido visto a menudo como un terreno para la cría de sentimientos anti-nacionalistas y anti-estado entre los estudiantes. La comunidad internacional también ha considerado a las madrassas como el caldo de cultivo del terrorismo, basándose en las ideologías fundamentalistas que se supone que promueven en virtud de su orientación religiosa.

Por otro lado, las madrazas mismas también han resistido intervenciones externas de ONGs. Cuando las ONGs comenzaron a operar en Bangladesh, a menudo se supone que formaban parte de organizaciones misioneras cristianas y realizaban actividades de caridad en áreas subdesarrolladas para convertir a la gente al cristianismo. Por lo tanto, como resultado de ser percibidas como teniendo agendas evangélicas, las ONGs eran vistas por las madrassas como amenazas existenciales.

A pesar de la complicada relación de madraza con el estado y la comunidad internacional, las madrazas han estado lejos de ser irrelevantes. De las dos clases de madrazas, es decir, alia y qawmi, las madrassas se convierten en más relevantes entre los padres que desean que sus hijos obtengan habilidades comercializables, pero al mismo tiempo desarrollan la habilidad del Corán y el Hadiz.

Los padres de diversos estratos socioeconómicos se están volviendo de las escuelas públicas «regulares» a las madrazas para ayudar a preservar los valores sociales de la sociedad, y están eligiendo enviar a sus hijas a las madrazas con la creencia de que las madrazas son más seguras para las niñas. Los estudios sugieren que las motivaciones relacionadas con el matrimonio también influyen en la elección parental de la escolaridad de las niñas, ya que se percibe que la educación madraza enseña valores tradicionales que hacen que sus hijas sean más elegibles en el mercado matrimonial. Bajo estas circunstancias, las madrasas se han convertido en la forma preferida de escolarizar a las comunidades de mentalidad más religiosa en el país, proporcionando oportunidades de educación a más de 1,5 millones de niñas en Bangladesh.

Sin embargo, la Junta de Educación de Madrassah de Bangladesh informa en promedio, un 33 por ciento menos de niñas se sientan para sus exámenes de grado 10 que en los exámenes de grado 8. En el momento en que se sientan para sus exámenes de grado 12, el 79 por ciento de las niñas de la cohorte original han desaparecido de la escuela. Además, sólo un pequeño porcentaje de niñas que asisten a las madrazas entrará en el mercado de trabajo. Si bien puede ser conveniente asumir la postura de que las madrazas deben ser reemplazadas por escuelas seculares, o abandonadas a ellas mismas, las madrazas simplemente se harán irrelevantes como resultado de planes de estudios obsoletos y escuelas de pensamiento; Las tendencias actuales no indican que el medio será reemplazado por la escuela secular pronto. En tal caso, por lo menos explorar, si no acomodar para el sector, que comprende de un número tan grande.

El verdadero progreso en la sociedad sólo se logra mediante la inclusión. La falta de información sobre el sector, aparte de la información politizada, combinada con la naturaleza protegida dentro de la comunidad, genera conceptos erróneos o no conceptos, fomenta la desconfianza y, a su vez, hace que el sector femenino de la población se convierta en una de las comunidades más marginadas de la comunidad. país. Por lo tanto, es necesario que los organismos gubernamentales y no gubernamentales diseñen intervenciones que puedan alcanzar y atender a esta población de manera que se logre la equidad.

Fuente: http://www.thedailystar.net/opinion/society/madrassahs-the-invisible-link-achieving-equity-1423012

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Afganistán: Jamila Afghani ignora amenazas por llevar educación a niñas afganas

Asia/Afganistán, 27 de mayo de 2017. Fuente y autor: NTX/I/MCB/MGT/MUJER17

Jamila Afghani sabe que la amenaza que pesa sobre su vida es más ancha que las espaldas de dos oficiales de seguridad del gobierno, quienes le acompañan a diario para protegerla en su determinación de abrir espacio para la educación de las mujeres en Afganistán, contrariando tradiciones arraigadas.

«Estamos poniendo nuestra vida en riesgo por el bien de otros», admite esta señora de voz baja y dulce, quien habla de sus experiencias en tercera persona del plural, como si incluyera en ella a todo el equipo que apoya su trabajo.

«Ya me han dicho que podrán una bomba en mi coche, que me pegarán 70 balazos en la cabeza. Me envían cartas, llaman a mi casa, a veces me siguen. Muchos tipos de amenaza. Me dicen que pare mi trabajo a través de diversos canales», dijo a Notimex desde Ereván (Armenia), donde participa este sábado en los Diálogos Aurora sobre el trabajo humanitario.

Trabajar contra el «status quo» en Afganistán «no es fácil, porque las personas están acostumbradas con las tradiciones, y desafiarlas es peligroso», explica la mujer, quien dice que no tiene nada a perder: «en 40 años de vida, nunca he visto un buen día».

Para Afghani, finalista al Premio Aurora, que se concederá este domingo en Ereván, hay otros motivos de persecución: su género y su condición de activista humanitaria.

«Sí vale la pena porque este es nuestro país, es nuestra gente. Si no lo hago, ¿quién lo hará? Si no hoy, ¿cuando? Tenemos que hacerlo. Si tuviera otras diez vidas, aún las pondría en riesgo por mi país», asegura.

Afghani empezó su trabajo humanitario en los años 2000 cuando era una estudiante de 20 años viviendo en un campo de refugiados en Pakistán, donde la hambruna le quitó la vida a 36 mujeres y niños.

«Éramos jóvenes y pensamos que era hora de ayudar a las personas que sufrían. Empezamos con la recolección de artículos para los refugiados necesitados», dice con una mirada cándida.

Con el tiempo, la nueva activista se convenció de que «la educación es lo más importante para lograr una solución a largo plazo».

El cambio de gobierno en Afganistán abrió espacio para su regreso al país, en 2002, y para el lanzamiento de su proyecto de educación con mujeres, que pronto se enfrentaría a un primer obstáculo: la oposición de los imanes (guías).

«Para mi, como mujer, era muy chocante que los imanes se opusieran a la educación de las mujeres, que es obligatoria en nuestra religión. Entonces vi necesario hablar con ellos directamente. Nos dimos cuenta de que este es el problema que más precisa ser estratégicamente tratado», dijo.

Con su Organización Noor de Desarrollo Educacional y de Capacidad, diseñó un programa de formación de imanes para prepararlos para aceptar la evolución educacional que persigue y «hacer que sea aceptable para la población».

En un espacio de seis años, la iniciativa se amplió de 35 a seis mil imanes y se extende hoy por 23 provincias afganas, un trabajo que le valió el reconocimiento como «pacificadora religiosa» del Centro Tanembaum para la Comprensión Interreligiosa, de Estados Unidos.

Sin embargo, Afghani todavía lucha para superar la oposición de las propias mujeres afganas, que se pliegan a las tradiciones de una sociedad «muy patriarcal».

Mientras la mayoría de las afganas más jóvenes reclaman cambios, las más viejas se oponen y defienden que las prácticas tradicionales son más importantes, explica.

Hoy su trabajo está motivado también por sus propios hijos, un niño de diez años y dos niñas de seis y siete años.

«Quiero que mis hijas sean líderes, que sean fuertes líderes. Espero que serán líderes de un cambio positivo. Espero que la joven generación de mi país tenga un futuro mejor. Estoy luchando por un futuro mejor para mis hijos y para los hijos de mi país», sonríe.

La finalista al Premio Aurora, un reconocimiento a personalidades que realizan «acciones humanitarias excepcionales», espera que el evento llame la atención del mundo para su causa, que carece de financiación.

«Las ayudas internacionales son dirigidas a otros proyectos específicos y la corrupción en el sistema educacional es un gran problema que hace que los donantes no tengan interés en ayudar proyectos en esa área», afirmó.

Comenta que la mediatización de la joven paquistaní Malala, defensora del derecho de las niñas a la educación, quien fu tiroteada por los talibanes en 2012, y ganó el Premio Nobel de la Paz en 2014, no le ayudó en ese sentido.

«Malala es, sin duda, un buen ejemplo para la región. Pero su caso desvió la atención toda para Pakistán, en detrimento de Afganistán», señala.

De recibir el Premio Aurora, Afghani lo invertirá en proyectos de sensibilización y capacitación en su país, anticipó a Notimex.

Concedido por la Iniciativa Humanitaria Aurora en recuerdo de la masacre de medio millón de armenios por los turcos entre 1915 y 1923.

Fuente noticia: https://www.terra.com/noticias/mundo/jamila-afghani-ignora-amenazas-por-llevar-educacion-a-ninas-afganas,962aa399050ca7a7aa3dcd05a1a393c1ilimrndo.html

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