Page 2 of 3
1 2 3

La Okupa Feminista en México: refugio de colectividad y esperanza

Merarit Viera Alcazar*/La tinta

Cuando me enteré de que un grupo de mujeres feministas habían tomado las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la Ciudad de México, no pude dejar de pensar en su valentía. Pensé de inmediato que, en estos tiempos de incertidumbre -por lo menos, en 2020 y lo desatado por la pandemia de la COVID-19-, un acto político colectivo como este nos recuerda que el Estado sigue teniendo muchas deudas que no han sido saldadas. Por ello, las feministas, las madres de desaparecidxs, las mujeres y personas disidentes, conscientes de un sistema patriarcal que mata y violenta, no toleraremos más no ser escuchadxs. El detonante que da como resultado la Okupa Feminista sucedió entre el 2 y 6 de septiembre pasados.

El 2 de septiembre, distintxs familiares provenientes del estado de San Luis Potosí llegaron a la Comisión para solicitar el seguimiento de casos no resueltos de violencia y desaparición de personas -principalmente, mujeres e infantes-. Entre estxs familiares, estaba Marcela Alemán, madre de una niña que fue víctima de agresión sexual, en 2017, dentro del espacio escolar. El caso de la hija de Marcela ha tenido una serie de quejas en distintas dependencias del gobierno y, a pesar de que incluso la niña ha identificado a sus agresorxs, no ha habido una resolución. Al no recibir una respuesta satisfactoria, Marcela decidió no irse de la CNDH, sentarse en una silla y quedarse ahí hasta no solamente ser escuchada, sino atendida de manera digna, en un camino que diera luz a resolver el caso de violencia que vivió su hija. Junto con ella, Silvia Castillo, madre de un niño asesinado en 2013 en San Luis Potosí, también decidió quedarse con Marcela.

Los siguientes días, colectivas feministas -a quienes las madres habían contactado-, así como más familiares de personas desparecidas, asesinadas o violentadas de alguna manera, llegaron a la CNDH con el fin de exponer, apoyar, acompañar y exigir, de manera colectiva, la resolución de sus denuncias. El domingo 6 de septiembre, las colectivas feministas dijeron que no obtuvieron respuesta ni solución de las demandas y, durante ese día, cambiaron el nombre del edificio a “Okupa Casa Refugio Ni Una Menos México”. Como parte del proceso de ocupación de este órgano público, encargado de proteger los derechos humanos, las chicas efectuaron pintadas en el inmueble, sobre todo, a imágenes de hombres considerados “héroes de la patria”, y declararon al lugar un refugio para otrxs familiares y víctimas de violencia.

Entre sus demandas y la búsqueda de resolución de sus denuncias -que significan vidas, experiencias y personas a las que se les han violado sus derechos como seres humanos-, lxs familiares y feministas han solicitado la renuncia de la titular de la CNDH, la cual se niega a hacerlo, ya que argumenta que ella está “haciendo su trabajo”.

Mexico Okupa feminista protesta la-tinta
Imagen: Quetzalli Nicte Ha González

Hasta el 15 de septiembre, no se había llegado a ningún acuerdo; por el contrario, las declaraciones efectuadas por las autoridades del Estado, sobre todo, por Andrés Manuel López Obrador, fueron reduccionistas. El presidente mexicano reconoció que la okupa es resultado de “una demanda justa” y “un asunto político”, sin embargo, con la incapacidad de resolver que lo ha caracterizado, declaró: “Yo no me equivoco: abrazado por el conservadurismo”. Nuevamente, esta declaración demuestra que la jefatura del país, en vez de atender, se justifica y, desde el complejo de sabotaje a su gobierno, no asume ni atiende las injusticias que lxs familiares y víctimas de violencia han vivido.


Además de la okupa efectuada en la CNDH en la capital mexicana, otras colectivas feministas de diversos estados se han sumado. Han habido otras tomas del mismo organismo público (a nivel estatal), en Chiapas, Guerrero, Sinaloa, Chihuahua, el Estado de México, entre otros. Uno de los casos más sonados fue la toma de la CODHEM (Comisión de Derechos Humanos del Estado de México) por distintos grupos de feministas en Ecatepec, donde fueron desalojadas de manera violenta en la madrugada el 11 de septiembre. Distintas formas de represión se han dejado ver. ¿Quién nos cuida de la policía? ¿Quién nos cuida del poder del Estado? Los actos de represión ante las protestas feministas, ante las okupas y tomas de dichos organismos nos recuerdan que, para el sistema patriarcal del Estado-nación mexicano, nosotras y nosotrxs no somos personas.


Ante todos estos eventos, llegó el AntiGrito Feminista organizado y convocado el 14 de septiembre por las colectivas y familiares que habitan la Okupa Casa del Refugio Ni Una Menos, en el mismo lugar. Este acto obedeció a una acción política que cuestiona, de alguna manera, los símbolos nacionales de México. El grito de guerra que desató la independencia un 16 de septiembre, ese grito que da origen a un país “libre y soberano”, a una nación que, como muchas veces Mónica Cejas me ha comentado, nos recuerda que las mujeres no somos parte de ella, no somos ciudadanas. Ese AntiGrito estuvo protagonizado por la participación de artistas feministas, que festejaron la okupa, y la lucha de las madres y familiares.

Mexico Okupa feminista mujeres la-tinta
Imagen: Quetzalli Nicte Ha González

A pesar de las críticas efectuadas a las acciones feministas, las tomas y okupas feministas han recibido víveres, ropa y medicinas para sostener su lucha. La ayuda viene de personas que comprenden la importancia de su acto para el futuro de nuestro país y quienes le habitamos. Desde que la pandemia apareció en nuestro contexto como una amenaza vital, he tenido la sensación de que la vida ha sido congelada por el miedo. Esta okupa nos recuerda que no podemos paralizarnos ante el miedo; además, recupera las luchas, tomas del espacio público y rabia que distintas colectivas feministas hemos vivido en los últimos años. No puedo más que agradecer a todas esas mujeres, madres y familiares que están ahí poniendo el cuerpo: me devuelve la esperanza de que juntas, juntxs, podemos hacer un refugio donde los deseos de un mundo distinto pueden existir.

*Por Merarit Viera Alcazar (Feminista, bruja y música. Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana -Xochimilco), Área Mujer, Identidad y Poder. Colabora en el Seminario de Investigación en Juventud (SIJ-UNAM). / Foto de portada: Quetzalli Nicte Ha González.

Fuente:  La tinta

Comparte este contenido:

Como un enorme elefante blanco

 Por: Ilka Oliva Corado

 

Lleva apareciendo en mi televisor varias semanas, pero me hago la desentendida y busco películas por otro lugar, es un documental sobre la violencia que vivieron las comunidades indígenas en Guatemala en el tiempo de dictadura. Qué fácil poder cambiar de canal o fingir que una imagen no está en la pantalla de un televisor. Más de 200 mil desaparecidos, dice en letras grandes, pero yo no lo quiero ver, no ahora que estoy relajándome viendo documentales sobre cultura, gastronomía y cualquier otra cosa menos sobre lo que duele. Qué fácil, insisto, poder cambiar de canal y fingir que esa imagen no existe, por lo menos momentáneamente.

Decir, hoy no quiero ver tal cosa, poder elegir. Pero esas miles de familias que vivieron la violencia por parte del Estado en Guatemala no tuvieron opción de nada, fueron masacradas, torturadas, desaparecidas. ¿Cuántos fueron en realidad? Oficialmente acaso 200 mil, pero  cuántos fueron.  ¿A cuántas niñas, adolescentes y mujeres violaron?, ¿cuántas quedaron embarazadas de esa violación?, ¿qué fue de ellas?, ¿qué fue de todas esas familias que salieron al exilio, huyendo? Dejaron en el camino todo, muchas dejaron hijos, cónyuges, padres, hermanos desaparecidos, asesinados. Muchas nunca lograron el retorno y estas personas murieron en el exilio, no solamente lejos de su tierra, pero lejos de la justicia, una justicia que aún no llega.

200 mil, en letras grandes y yo cambio de canal. ¿Cómo le hicieron para sobrevivir todos estos años? Me refiero al dolor, al estigma, a la pérdida, con el delirio, con las ganas de gritar en una sociedad racista, clasista y haragana que se niega  a pronunciar  siquiera la palabra genocidio mucho menos a reconocerlo. A reconocer que en Guatemala hubo crímenes de lesa humanidad. Y el tiempo sigue pasando y la memoria histórica se empolva cada día más, abandonada, solitaria, despojada en el olvido colectivo. Porque nos empeñamos en hablar del presente sin atrevernos a pronunciar los nombres de los desaparecidos, sin hablar de justicia, sin leer de historia, sin devolver lo robado. Sí, sin hacer como sociedad que los que se robaron devuelvan lo que les quitaron a tantas comunidades que hasta el día de hoy siguen peregrinando porque las arrancaron de sus tierras. Tierras que hoy tienen las grandes franquicias de la estafa en contubernio con un Estado opresor, con la misma tiranía de siempre.

Cómo fue la vida de aquellos jóvenes que hoy son abuelos, el hilo emocional que traspasaron a las generaciones de hijos y nietos. Es fácil olvidar lo que nos cuestiona y encara como sociedad, tan fácil como cambiar de canal en un televisor. Pretender es lo más común, fingir que nada pasó, que otros fueron los culpables y que lo mejor será borrón y cuenta nueva. ¿Y los niños que desapareció el Estado en los tiempos de dictadura? ¿Cómo han vivido todos estos años, qué fue de ellos, de sus familias de sangre? La ausencia, el vacío, la búsqueda, la frustración, el dolor, la insistencia o la resignación. 200 mil, por decir un número pero, ¿y las fosas clandestinas? ¿Los que andan hoy en los 40 años viviendo en algún lugar del mundo con un apellido distinto, en otras familias, tendrán pesadillas o les habla el inconsciente acerca de un pasado en otro lugar, con otras personas? ¿Y los padres que perdieron a sus hijos?, ¿cómo vivieron todos estos años? ¿Los que sobrevivieron a las torturas? 200 mil, y cambio de canal.

Y la justicia ausente y la impunidad perversa. Retrocedemos en cada elección presidencial, siempre le apostamos al más ruin porque nos representa a cabalidad, al más machista, al más racista, al más clasista, al más pedante, al más estafador y lo aplaudimos porque es un espejo donde nos reflejamos. Porque no nos importa lo que les pasó a los otros, lo que viven los otros: los ultrajados, empobrecidos, excluidos que obligamos a emigrar. 200 mil hace 40 años pero vemos que hoy en día, grupos armados  que son enviados por las oligarquías se roban las tierras de poblaciones completas, entran a comunidades y les queman sus casas, sus siembras y los sacan de sus tierras como en los tiempos de aquella otra dictadura y no miramos pero ni soslayo para allá. Mejor cambiamos de canal, de página, de red social. Porque es mejor fingir, no ver, no saber, que hacer algo al respecto.

Por eso hundimos cada día más a Guatemala, porque permitimos con nuestra pasividad y desmemoria que los ruines hagan y deshagan con los más vulnerados. Podremos cambiar de canal, no ver documentales, no leer los libros que cuentan los testimonios o verlos, leerlos y ya cambiar de hoja, ignorar a los sobrevivientes aunque vivan en la casa siguiente, o limpien nuestras casas,  encerrarnos en nuestra pequeña y mísera burbuja de comodidad pero eso no elimina la realidad ni el pasado; estamos caminando sobre huesos de masacrados en las innumerables fosas clandestinas que hay a lo largo y ancho del país. Y esos huesos hablan, son la memoria histórica que aunque nos neguemos a ocultar está ahí como un enorme elefante blanco.

Y muy a pesar nuestro, de nuestra desidia, de cuando en cuando se producen encuentros entre familiares que la dictadura separó, muchos cuando apenas eran unos niños. Cada abrazo entre hermanos, entre padres e hijos, entre abuelos y nietos que tenían 40 años de no verse, de darse por muertos, es un triunfo de la vida ante la opresión, ante la injusticia, ante la desmemoria colectiva. Cada encuentro es  un botón  de la esperanza que nos dice que no importa qué tan poderosa sea la impunidad, siempre la honra de la vida florecerá.

Así nos lo mostró el reciente reencuentro entre las hermanas Teresa Pérez Ramos  y Teresa Pérez Rodríguez que después de 38 años separadas se volvieron a ver. La señora Teresa Pérez Rodríguez desapareció durante la dictadura cuando apenas tenía 9 años. El reencuentro se produjo en el departamento del Quiché, en el municipio de Chajul el 5 de agosto de 2020. El departamento de Quiché fue uno con los que más se ensañó el Estado en tiempos de dictadura, la mayor parte de su población es indígena. Este reencuentro debería tener a Guatemala entera brincando de felicidad.

Fuente e imagen: https://cronicasdeunainquilina.com

Comparte este contenido:

México: Autoridades “tienen una enorme deuda con las familias de los desaparecidos”: colectivos en Michoacán

“Las autoridades de varios estados del país tienen una enorme deuda con las familias de los desaparecidos porque hemos vivido décadas de simulación y humillaciones”, aseguró Mercedes Ruiz, integrante de Familiares Caminando por Justicia, al denunciar la falta de voluntad política para atender las desapariciones en Michoacán.

Ruiz denunció que ni los familiares de las víctimas ni las organizaciones defensoras de los derechos en Michoacán participaron en la elaboración del registro histórico de desaparecidos, a pesar de que el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, haya informado lo contrario.

Explicó que desde hace más de un año las familias y organizaciones de Michoacán han solicitado un acercamiento con Alejando Encinas y con la Comisión Nación de Derechos Humanos (CNDH), pero no los han recibido. “Incluso pedimos su participación en la caravana de búsqueda de mayo de 2019 y no se presentaron. Falta más atención y darnos oportunidad de participar, porque nadie más que nosotros sabemos lo que significa perder un hijo, un hermano o un padre”, agregó Ruiz.

“Lo único que han sabido decir es que no hay nada nuevo sobre el caso, cuando sabían perfectamente que no habían hecho nada”, denunció la activista.

Señaló que en Michoacán hay documentados al menos 300 casos de desaparición, en los que estuvieron involucradas autoridades de las tres órdenes de gobierno y el crimen organizado.

Finalmente, indicó que es necesario que la CNDH y la Secretaría de Gobernación transparenten la metodología que utilizaron en el registro histórico para asegurar que hay 73 mil 201 personas desaparecidas, casi todas a partir de 2006.

 

Fuente e imagen:   https://desinformemonos.org/autoridades-tienen-una-enorme-deuda-con-las-familias-de-los-desaparecidos-colectivos-en-michoacan/

Comparte este contenido:

México: Evo Morales se suma a exigencia de justicia para Victor Yodo, luchador social desaparecido por el Ejército

América/México/15/07/2020/Fuente: istmopress.com.mx

 

Evo Morales, exiliado presidente de Bolivia, se sumó a la campaña “Los desaparecidos nos faltan a todos” con la fotografía de Víctor “Yodo” Pineda Henestrosa, líder social del Istmo detenido-desaparecido hace 42 años a manos del Ejército mexicano. Familiares y amigos recordaron que el 11 de julio de 1978, a pleno día y con testigos, elementos del 11 Batallón del ejército mexicano detuvieron y desaparecieron al profesor Victor Yodo. La familia Pineda Santiago realiza anualmente actos conmemorativos, pero este año por la emergencia sanitaria no convocó al acto político-cultural y realizó acciones conmemorativas de forma virtual. “Lo anterior, no significa que no mantengamos viva la memoria, y este año Evo Morales se suma a la exigencia por la presentación con vida de las y los desaparecidos políticos”. El caso sigue en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Cabe recordar que en 1978, después de la desaparición forzada del entonces promotor agrario Víctor “Yodo” Pineda Henestrosa, una demanda de amparo impidió que se eligieran autoridades agrarias en Juchitán y sus anexos. Cuarenta años después se resolvió que los que interpusieron el amparo no tenían la razón y se les negó el amparo y protección de la Justicia federal. Mientras, las empresas eólicas acapararon gran parte de los Bienes Comunales de Juchitán.

Mensaje de Irma Pineda. Más información: Se cumplen 42 años de la desaparición forzada del luchador social Víctor Yodo en Juchitán

Fuente e imagen: http://www.istmopress.com.mx/istmo/se-cumplen-42-anos-de-la-desaparicion-forzada-del-luchador-social-victor-yodo-en-juchitan/

Comparte este contenido:

México: Brutal represión a estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá

América del Norte/México/01-11-2019/Autor(a) y Fuente: Colaboradores de OVE

Por: Otras Voces en Educación

Desde el 26 de Octubre las y los estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá de la  ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, han salido a las calles a compartir volantes informativos en una importante vía de la Ciudad en protesta al incumplimiento del gobierno en turno a las necesidades básicas que presentan ellos y su institución educativa, “[…] hemos venido atravesando diferentes problemáticas desde tiempo atrás y ante tales exigencias no vemos ninguna solución por parte de la llamada 4ª T en Chiapas”, argumentan.

Fotos de Prensa y Propaganda Mactumactzá

“Abrazos y no balazos”, es el lema del Presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, aunque en Chiapas gobernado por Rutilio Escandón Cadenas, ha omitido esta consigna y ha mando desde el 27 de octubre a disparar con gases lacrimógenos a los y las estudiantes de esta institución formadoras de maestros, convirtiendo estos hechos en balazos y no abrazos, represión y no solución.

Fotos de Prensa y Propaganda Mactumactzá

Los y las estudiantes normalistas rurales exigen “el mejoramiento de las Escuelas Normales Rurales” que mencionó el Presidente de la República “en sus campañas políticas” añadiendo que “cae en una contradicción porque ha recortado recursos a las mismas instituciones y se sigue golpeando de diferentes maneras a cada una de las Escuelas Normales Rurales, de igual forma a sus estudiantes”, argumentan.

Fotos de Prensa y Propaganda Mactumactzá

Asimismo exigen al gobierno Federal y Estatal “una audiencia de carácter resolutivo con las representatividades correspondientes para darle una pronta solución a nuestras necesidades”, afirma. Asimismo si hacen caso omiso, seguirán en su lucha y movilizaciones pacíficas con la pretensión de “no dañar a la sociedad”.

Sus exigencias:

  • “Cese a las represiones estudiantiles,
  • Audiencia de carácter resolutivo a nuestras demandas,
  • Reapertura al sistema de Internado,
  • Respeto a la organización estudiantil de Mactumactzá,
  • No al cierre o transformación de las Normales Rurales,
  • Cumplimiento a nuestras minutas de acuerdos,
  • Solución inmediata a nuestro Pliego Petitorio,
  • Aparición con vida de nuestros 43 Compañeros de Ayotzinapa, Guerrero.

La brutal represión a cargo de la Policía Estatal siguió los días subsecuentes, 29, 30 y 31 de Octubre disparando gases lacrimógenos afectando no solo a los y las estudiantes que se resguardaban dentro de las instalaciones de su escuela, sino que también a las familias y mascotas que viven aledañas a la Institución.

Fotos de Prensa y Propaganda Mactumactzá

Este 31 de Octubre, los policías intentaron entrar por la fuerza a la Escuela formadora de maestros disparando gases lacrimógenos hacía dentro de las instalaciones replegando a los y las estudiantes normalistas rurales, al entrar, los Policías Estatales incendiaron un autobús que se encontraba dentro de la escuela con el fin de culpar a los y las estudiantes, que desde hace décadas han sido tachados por la prensa local como “vándalos” y, a su escuela, como un nido donde se forman “guerrilleros y guerrilleras” y no maestros y maestras, este estigma se ha normalizado por las distintas sociedades de la ciudad y del Estado, pero en realidad, forman a maestros y maestras con conciencias por la lucha de clases, por las injusticias, exclusiones, desigualdades, entre otros fenómenos sociales causados por el sistema hegemónico.

Fotos de Prensa y Propaganda Mactumactzá

Nos comentan que existen estudiantes heridos, descalabrados y con ojos muy afectados por los gases, asimismo compañeros y compañeras estudiantes desaparecidos que han sido “levantados” por los policías y temen por la integridad de éstos y éstas.

Fotos de Prensa y Propaganda Mactumactzá

A continuación mostramos vídeos que nos hicieron llegar, desde el lugar de los hechos, a la redacción del portal de maestros y maestras, Otras Voces en Educación.

 

 

 

 

 

Vídeos de Prensa y Propaganda Mactumactzá

Comparte este contenido:

Panamá: Hay reticencia en el Meduca para escribir de los desaparecidos, Sanjur

Panamá/12 de Junio de 2017/La Estrella de Panamá

Para  integrantes del Comité de Familiares de los Asesinados y Desaparecidos de Panamá – Héctor Gallego (Cofadepa-HG) existe un vacío en varios puntos de la historia panameña, como es el periodo de 21 años de la dictadura militar (1968-1989).

De acuerdo con el sacerdote Conrado Sanjur, vocero de Cofadepa, es vital que se incluya el tema de los desaparecidos en los libros de texto de premedia y media, ya que «es importante mantener un registro de los hechos históricos de nuestro país».

Sanjur indicó a La Estrella de Panamá que «existe una especie de reticencia de parte de las autoridades educativas respecto a este tema».

Otro punto que destaca el sacerdote es que se ha trabajado en un borrador de una propuesta de ley, para que se declare el día 9 de junio como «Día Nacional del Asesinado y Desaparecido de la Dictadura Militar», en memoria del padre Gallego, el cual desapareció la noche del 9 de junio de 1971, en Santa Fe de Veraguas.

«Con esta ley se mantendría viva la memoria de los acontecimientos», apuntó Sanjur.

Los miembros de Cofadepa-HG consideran que a pesar de que han pasado 28 años de la desaparición de la dictadura militar, aún no se han esclarecido el asesinato ni las desapariciones de los opositores al gobierno militar.

El Cofadepa-HG reclama saber qué sucedió con Rita Wald (27 de marzo de 1977), cuando cursaba sexto año en el Colegio José Remón Cantera; Teodoro Hurtado, asesinado frente a sus familiares en 1969; Félix Serrano, asesinado el 15 de abril de 1983,: Manuel Alexis Guerra, escolta de Guillermo Ford, asesinado el 10 de mayo de 1989, entre otros casos.

Los dolientes manifiestan que los militares Omar Torrijos y Manuel Antonio Noriega y sus subalternos tienen algún grado de responsabilidad en los crímenes cometidos durante los 21 años del gobierno militar.

Caso Gallego

Héctor Gallego fue un sacerdote colombiano que llegó a Panamá en 1966 y desde entonces se dedicó a trabajar con los campesinos de la región de Santa Fe de Veraguas.

Organizó a los campesinos veragüenses en cooperativas de consumo, como medio de subsistencia.

También fue un fuerte crítico de los golpistas, cosa que no fue del agrado de los militares. Fue arrestado en varias ocasiones, acusado de agitador.

El 9 de junio de 1971, tres hombres señalados por testigos de ser agentes de la Guardia Nacional, indicaron a Gallego que los acompañara al cuartel militar, ya que por órdenes superiores se requería su presencia. Esa fue la última vez que se vio al sacerdote.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/nacional/reticencia-meduca-para-escribir-desaparecidos-sanjur/24006267

Comparte este contenido:
Page 2 of 3
1 2 3