De los genes al Talento: un modelo comprensivo sobre el desarrollo del talento

Javier Tourón

Hay pocos modelos en la literatura científica tan reputados como el de Françoys Gagné, del que hablamos aquí en diversas ocasiones, por ejemplo en aquella entrada que titulé: Talento, ¿de qué hablamos? Si no la has leído te la recomiendo. También nos ‘visitó’ este autor en My friend’s corner. Como allí explico, somos amigos desde hace décadas y, por eso, estoy encantado de poder ofreceros aquí una nueva entrada, que es suya realmente, en la que incluyo su último artículo aparecido en la monografía de la Revista de Educación que he co-editado con el también amigo y profesor de la Florida State University Steven Pfeiffer, de la que hablé hace unos días, y en la que os anunciaba mi intención de ir desgranando su contenido en sucesivas entradas.

El trabajo que aquí se presenta es uno de los artículos que Gagné ha escrito, en el que de una forma magistral, recorre todas las dimensiones de su modelo que ya ha aparecido en docenas y docenas de publicaciones, pero no de manera tan global y comprehensiva como en este trabajo. Está escrito, además, de modo que cualquier persona puede entender sin necesidad de ser técnico en la materia.

Es importante, por señalar unas pocas cosas del mismo, entender el concepto de capacidades naturales, o aptitudes, que no son innatas, de aquí la relevancia de entender los fundamentos biológicos del modelo (ver fig 2). Los dones (aptitudes o capacidades naturales) son la materia prima que tras un proceso sistemático de desarrollo se convertirán en Talento, en competencias en los diversos campos que se estén considerando. En este proceso de desarrollo no os perdáis el papel de los catalizadores  intrapersonales y ambientales.

¿Se entiende que la capacidad es la materia prima del talento y que éste no se desarrolla sin intervención específica y adecuada? ¿Se comprende lo absurdo de señalar que unos son y otros no son? ¿Caemos en la cuenta de que sin trabajo y esfuerzo el talento no llegará a emerger ni, si lo hace, se consolidará? Espero que disfrutéis de la lectura y que os ayude a desterrar para siempre la noción de que solo «se es» si tiene un CI de X, en un test Y, porque eso nadie serio en este campo lo admite. Yo, y espero que tú, ¡tampoco!

Fuente del articulo: http://www.javiertouron.es/2015/04/de-los-genes-al-talento-un-modelo.html

Fuente de la imagen: http://2.bp.blogspot.com/-zvH4TUO9t8Q/VSAgfgfO1KI/AAAAAAAAEWA/yj8XYzQFikM/s1600/Fundamentos%2Bbiológicos%2BDMGT_javiertouron.j

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¿Qué escuela hace falta para desarrollar el talento?

Javier Tourón

Hace tiempo tuve la oportunidad de participar en las II Jornadas formativas sobre Altas Capacidades en Marbella.

Mi intervención la titulé: «El desarrollo del talento en la escuela del siglo XXI». Nada nuevo y todo nuevo, según como se mire. No voy a reproducir aquí la conferencia, solo daré algunas pinceladas que me parece pueden tener interés para la reflexión personal de profesores, padres y Administración.

En los primeros compases pasé revista rápida a algunas de las posiciones conceptuales sobre las altas capacidades y el desarrollo del talento desde una visión evolutiva, la que hoy impera en la investigación y los estudios en este campo. Renzulli, Sternberg, Gagné, Subotnik fueron algunos de los autores tratados, de los que ya he hablado aquí ampliamente. Desde ópticas diversas, todos coinciden en entender que las capacidades naturales se desarrollan y se aplican a la adquisición de competencias o capacidades sistemáticamente desarrolladas. Evolucionan de ser mero potencial a convertirse en rendimiento, de ser un novato a un experto, de un principiante a -en el mejor de los casos- una persona eminente.

Todos ellos, sin decirlo ni ponerse de acuerdo, están apuntando a una realidad que es antagónica del ser o no ser. No, no es cierto que unos niños o jóvenes son y otros no son por tener una puntuación de 130 o similar en un test de inteligencia. Ya sabemos que tener un CI de 130 no es suficiente. O como dije en otra ocasión,

«nadie es nada, todos estamos en proceso de ser»

Por otra parte, no dejamos de considerar que, junto con las dimensiones cognitivas, es preciso considerar las variables que Subotnik llama, con razón, psicosociales, que son educables y maleables. Lo que Steven Pfeiffer llama, entre otras, fortalezas del corazón, o Carol Dweck growth mindset o Angela Duckworthtenacidad, perseverancia, determinación…

Pues si la capacidad ha de transformarse en talento, la educación es lo que está en medio. Si se quiere, se puede decir de otro modo equivalente: el proceso de desarrollo es el que hace que las capacidades naturales se conviertan en competencias operativas. Ese es el proceso que se tiene que llevar a cabo en la escuela (aunque no solo).

Pero nos encontramos que la escuela no conoce quienes son sus escolares más capaces. O peor aún, no conoce cuál es el potencial para el aprendizaje de sus escolares: DE TODOS. Porque claro, entre ese todos también están los más capaces. Nunca fue más cierto aquello que decía el filósofo Millán Puelles: «somos libres, luego no todo está hecho; pero somos, luego no todo está por hacer».

Los estudiantes son diversos en sus intereses, capacidades y motivaciones, entre otras diferencias que podrían citarse, lo que lleva a que tengan velocidades de aprendizaje y necesidades de reto y estímulo intelectual diversos, muy diversos. Pero resulta que la escuela agrupa a los alumnos por edad sin importar la competencia de los agrupados. O peor aún, haciendo que cree (todo profesor en su fuero interno sabe que no es así) que todos los niños de la misma edad tiene las mismas necesidades educativas y al mismo tiempo.

Nada más lejos de la realidad. Los conocimientos y velocidades de aprendizaje de los alumnos -en particular de los más capaces- son enormes, lo que lleva a que sin una respuesta educativa personalizada no sea posible responder a las necesidades educativas de cada estudiante. O dicho de otra manera: o la escuela personaliza los itinerarios de aprendizaje de los estudiantes o no cumplirá la función que los alumnos y, ulteriormente la sociedad, necesitan.

Es precisa una escuela centrada en el estudiante, no en el profesor. Centrada en el aprendizaje, no en la enseñanza. No preguntes: ¿qué te han enseñado hoy en la escuela? Mejor pregunta: ¿qué has aprendido hoy en la escuela? Esta es la conquista en la que nadie puede sustituir al alumno: su aprendizaje.

Ya hay en este blog bastantes entradas sobre la personalización del aprendizaje y de cómo la tecnología puede ayudar en este proceso. Puedes repasar varias de ellas desde aquí, y si quieres verlo resumidamente en un vídeo…

En conclusión: si la escuela no cambia de paradigma dejará de ser útil para lo que debe serlo, que no es sino el desarrollo de los aprendices del siglo XXI que, entre otras cosas, habrán de ser formados para que puedan manejar tecnologías que aún no se han descubierto, para que puedan resolver problemas que aún no se han planteado y para que puedan ser eficaces en profesiones que todavía no existen. Y, en cualquier caso, para que desarrollen su potencial de modo óptimo, que dicho sea de paso es el único modo de que sean felices. Lo que no es un objetivo, precisamente, menor.

Me temo que esto no se consigue con clases cerradas, agrupados por edad, recibiendo todos el mismo currículo, con el mismo nivel de dificultad y desarrollado a la misma velocidad, con un profesor en la tarima y un libro de texto analógico que todos han de abrir al mismo tiempo y por la misma página (perdona la exageración).

No, esta no es la escuela que necesitan ni los más capaces ni los demás. Tú, ¿cómo lo ves?

Fuente del articulo: http://www.javiertouron.es/2016/05/que-escuela-hace-falta-para-desarrollar.html
Fuente de la imagen: https://1.bp.blogspot.com/-vHgEL9VNuro/VyeN1HEItKI/AAAAAAAAFhc/TxcUDjyU-_MW4BYRIqvLfiQAOhslzXnLQCLcB/s16
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Entrevista a Javier Tourón: “Tratar a todos los alumnos del mismo modo es una tragedia”

03 Julio 2016/Fuente:Educaciontrespuntocero /Autora: Ana Ayala

Este experto en innovación opina sobre los alumnos con altas capacidades y el desarrollo del talento. También sobre cómo ‘matar’ la motivación puede conducir al fracaso, la importancia de la evaluación o cómo compaginar las diferentes velocidades de aprendizaje en el aula.

Vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo en la Universidad Internacional de La Rioja-UNIR, Javier Tourón es uno de los principales expertos en innovación y desarrollo educativo. Ha publicado más de 150 trabajos de investigación y es autor/coautor de unos 30 libros, muchos de ellos dedicados al desarrollo del talento, así como a la evaluación de sistemas educativos.

Es habitual utilizar indistintamente los términos ‘alta capacidad’ o ‘superdotado’, pero no son sinónimos, ¿cuál es la diferencia?

El término ‘superdotado’ es una mala traducción del inglés Gifted, que significa dotado y ni siquiera existe super-gifted, pero todavía hay más inconvenientes en esta traducción. Se trata de una voz pasiva, lo que significa que unos ‘son’ y otros ‘no son’ siguiendo las posturas sobre inteligencia de principios del siglo pasado. Cuando hablamos de dotación nos referimos a capacidad en algún ámbito: intelectual, afectivo, social, artístico… y casi de modo inmediato nos preguntamos ¿cuánta?, pero no hay ningún modo científico para establecer un punto de corte que indique a partir de dónde se es o no. Más bien diría que todos estamos en proceso de ser, de desplegar —si se dan las oportunas condiciones— nuestras aptitudes. Por tanto,prefiero usar el término capacidad, porque ¿alguien ha visto alguna vez un cambio de estado o condición en alguna persona por tener un cociente intelectual de 125, 130 o 150, como si se tratase del punto de ebullición de una sustancia?

¿Qué es el talento?

Siguiendo al profesor Françoys Gagné, es la aplicación de la capacidad en determinado ámbito de forma que nuestras potencialidades se transforman en competencias, es decir, en conocimientos y destrezas. El talento está después de la educación, ya que nadie nace concertista de piano o ganador de un grand slam, nadie nace matemático o literato. Pero hay personas que en un ambiente adecuado, con unas medidas educativas oportunas, quizá puedan llegar a logros extraordinarios que a otros, menos capaces, nos están vedados.
Esto no debería llevarnos a ver la alta capacidad y su atención educativa como un proceso que segrega o beneficia a unos en detrimento de otros. El objetivo es que los sistemas educativos logren que los alumnos desarrollen óptimamente su potencial y, es obvio, no todos tenemos el mismo, ni todos estarán dispuestos a poner la energía necesaria en desarrollarlo.

Afirma que el talento que no se cultiva, se pierde. ¿Lo propician las escuelas españolas o lo marginan?

Es evidente que sin trabajo no hay éxito. El que quiera ser concertista sabe lo que cuesta, lo mismo bailarina o investigador. Vladimir Horowitz, uno de los pianistas más eminentes de todos los tiempos, decía: “Cuando no ensayo un día lo noto; cuando no ensayo dos días, lo nota mi mujer; cuando no ensayo tres días, lo nota el público”. Esto es bien expresivo de las distancias que hay entre las capacidades y el talento. Éste, y su desarrollo hasta el nivel que sea posible en cada caso, depende del trabajo duro, la práctica, el esfuerzo, la tenacidad… que ahora se llaman soft skills y que representan la dimensión psicosocial y maleable del talento.

Lamentablemente, una escuela centrada en el alumno medio, ‘obsesionada’ por la igualdad o que niega de manera práctica las diferencias entre las personas no favorece el desarrollo del talento de los escolares.

Fuente de la entrevista: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/javier-touron-tratar-todos-los-alumnos-del-modo-una-tragedia/37320.html

Fuente de la imagen: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-content/uploads/2016/06/JavierTouron-287×500.jpg

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Entrevista: «La escuela parece servir para detectar déficits, en vez de desarrollar el talento»

Sally Reis: Defiende el trabajo de cada alumno a partir de sus intereses personales, un sistema que aplica desde hace 30 años

SARA CARREIRA redacción

Sally Reis es doctora en Psicología de la Educación para estudiantes superdotados y vicerectora de Gestión Académica de la Universidad de Connecticut. Pero ella ha estado en Galicia como alma máter del programa SEM (Modelo de Enriquecimiento Escolar, por sus siglas en inglés, que de forma sucinta consiste en fomentar la creatividad del alumno), que lleva aplicando desde hace treinta años junto a su compañero Joseph Renzulli. Gracias a la Fundación Barrié y su programa Talento 3.0 -ahora mejorado y ampliado a toda Galicia a través del proyecto Piteas- los profesores gallegos pueden aprender de primera mano cómo aprovechar al máximo el talento de sus alumnos gracias a SEM.

-Llevan años viajando a Galicia para formar profesores. ¿Cómo ve su evolución? ¿Cómo estamos?

-Es un momento muy interesante, porque los profesores tienen mucho interés. La Fundación Barrié y el departamento de Altas Capacidades de la USC -promotoras de Talento 3.0 y Piteas- han sido capaces de identificar a los profesores líderes para que se formen en estos programas y que a su vez enseñarán a otros. El resultado de haber elegido bien a estos líderes es que los profesores han progresado a una mayor velocidad de lo esperado.

-Recorre el mundo compartiendo su sistema. ¿Ve algo que diferencie al profesorado gallego?

-Saben adaptar muy bien el currículo a las necesidades educativas de la parte más débil de la clase, pero también evoluciona más rápidamente el aprendizaje en los que van avanzados. Algunos creen que este tipo de enseñanza es bueno para lo que están abajo y nada más. Pero al contrario, sube el nivel de todos los alumnos, porque estimula también a los que están arriba. Que solo funciona con los desmotivados es un mito, nada más.

-¿Cómo se consigue esa estimulación general?

-Dando más oportunidades para elegir actividades, con preguntas abiertas, animándolos a que sean más creativos, haciendo mentorización de grupos… Además, hemos descubierto por diferentes estudios que cuando en una clase separas a los tres que van mejor, que destacan, para hacer alguna cosa por su cuenta, enseguida otros tres ocupan su lugar. Son alumnos que hasta entonces se conformaban con ser notables, pero cuando los sobresalientes dejan el sitio, lo aprovechan y mejoran muchísimo para ocupar ese lugar.

-Desde su experiencia, ¿cuál es el principal problema con que se encuentran los profesores para desarrollar SEM?

-A veces los alumnos muy brillantes necesitan poco esfuerzo para terminar su trabajo y hacerlo muy bien. Lo que a uno le lleva veinte minutos a otro le cuesta dos días. Y ese poco esfuerzo con buen resultado puede ser negativo a la larga. Nuestra idea es que seenganchen con la creatividad, que mantengan su capacidad de trabajo, porque es muy importante. La brillantez les puede llegar no solo por el talento, que también, sino por la persistencia en la tarea.

-«Que la inspiración te pille trabajando», decía Picasso.

-¡Exacto! Y queremos inculcarles ese afán de trabajo lo más pronto posible.

-¿Qué edad es crítica?

-Creo que de sexto de primaria a primero de ESO. Ese es el punto de inflexión. Seguramente muchos padres entenderán lo que digo: gente increíblemente talentosa en primaria que después no hace nada. Pensamos que eso pasa porque son unos vagos, pero no es verdad. Es que el sistema no les estimula. Tenemos que provocar el efecto dominó, el de las ondas en el agua, ese efecto multiplicador del talento y la creatividad.

-Esa es la diferencia de las escuelas que aplican estos métodos.

-Si te centras en lo que te gusta, cada vez estudias más. A veces parece que la escuela sea un lugar para detectar déficits, y no para desarrollar el talento. Y es más fácil de lo que parece. Hace diez años empezamos a hacer una feria de talento en Connecticut y al principio solo era para dos escuelas. Ahora participan 20 centros y hay 17.000 estudiantes implicados en la Invention Convention. Es algo que lleva tiempo, no se consigue en un día, pero me gustaría que en Galicia se mantuviese el pulso y seguro que otras comunidades, al ver los resultados, querrán hacer lo mismo; es un efecto multiplicador.

-Da trabajo y ¿realmente el resultado vale la pena?

-Los profesores tienen menos problemas, hay un mejor comportamiento general. Nosotros teníamos escuelas con un absentismo de 10 o 15 % y ahora ronda el 0 % cuando se aplican las clases SEM. Es muy motivador.

-¿Hasta qué punto es importante la creatividad?

-Hace poco estuvimos un par de semanas en China y Corea del Sur, llamados por sus gobiernos. Allí tienen un problema y es que sus estudiantes son muy buenos en los test, pero con escasa creatividad. Son buenos por presión, no por pasión. Las autoridades se dan cuenta que eso es muy negativo de cara a su futuro como país.

-Ahora mismo, ¿cuál es el principal problema para extender programas como Piteas?

-Encontrar profesores adecuados. Para los maestros es difícil hacer un diseño curricular que acoja los diferentes niveles del aula y los diferentes intereses de los alumnos. Antes de empezar, el profesor tiene que ver dónde está cada alumno y qué necesita. En paralelo, también tiene que tener el coraje de soltar las riendas, no intentar tenerlo todo bajo control, cada minuto organizado. Enseñar a todos por igual solo beneficia al 20 % de la clase; un 40 % está por encima y un 40 %, por debajo. Hicimos durante varios años un experimento sobre la lectura. En una clase se daban 4 días SEM y uno para estudiar; en otra clase, todos los días se estudiaba. El resultado era mejor con SEM.

-Piteas quiere extender SEM de una forma homologada para poder comparar resultados, pero ¿qué pasa con Talento 3.0?

-Eso no se pierde. De hecho, los colegios de Piteas ya participaron en Talento 3.0.

Fuente:http://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2016/06/27/escuela-parece-servir-detectar-deficits-vez-desarrollar-talento/0003_201606G27P47991.htm

Imagen: https://aacclarebeliondeltalento.files.wordpress.com/2016/02/nincc83os-motivados.jpg

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