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Educación y Pensamiento Matemático Infantil

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

«Es un libro que busca contribuir al desarrollo del pensamiento matemático temprano de las niñas y los niños.»

El título de esta colaboración, es el mismo del libro que en próximos días se dará a conocer: “Educación y Pensamiento Matemático Infantil”, una obra editada por Episistemas Educativos como parte de la serie denominada “Con razón”.

Tengo el honor de compartir los créditos de esta próxima y especial publicación con la Maestra Minerva Ramírez Meza, quien me lleva años luz en la experiencia y práctica docente, con las niñas y los niños de educación preescolar en el vínculo educativo y pedagógico.

Quizá mi aportación se limita al hecho de compartir, en el libro, las experiencias, intercambios, reflexiones y procesos generados al calor de la formación profesional y continua de cientos de docentes de educación básica, en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro, donde hemos jugado el rol de la docencia y la asesoría; así como con docentes de ese nivel educativo, entre otros, con quienes nos hemos vinculado a través de sus procesos de formación permanente en la escuela pública.

A continuación compartimos con ustedes el texto que escribimos para la presentación del libro, como un adelanto de lo que verán impreso en unas semanas.

Presentación del libro “Educación y Pensamiento Matemático Infantil”

“Este libro es el producto de más de 32 años de experiencias profesionales, como docentes, en la educación pública básica y superior. También, es una muestra del trabajo realizado tanto en los ámbitos de la formación profesional de maestras y maestros, así como con directivos escolares y asesores de educación básica, en servicio; y con estudiantes egresados de bachillerato que se incorporan, año con año, a estudiar los programas académicos, a nivel de licenciatura, en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.

Este conjunto de textos es, así mismo, el resultado de dos y media décadas de nutritivas vivencias en la enseñanza y el aprendizaje activos con niñas y niños de Educación Preescolar y Primaria en escuelas tanto públicas como privadas del Estado de Querétaro.

La intención principal de esta obra es, por lo anterior, ofrecer a las y los docentes, asesores técnicos y directivos escolares de ambos niveles educativos de Preescolar y Primaria, entre otros profesionales de la educación, una serie de reflexiones, estrategias, propuestas e ideas teóricas y prácticas, en los planos psicopedagógicos y de planificación e intervención didácticas, para entrar en acción dentro del aula y fuera de ella.

Por fin, con esta obra, tenemos la oportunidad de compartir por escrito lo expresado verbalmente en cursos, talleres y diplomados, tanto presenciales como en línea, dirigidos a las figuras docentes, académicos y demás profesionales de la educación.

Esta labor se ha hecho a efecto de dar variedad, pertinencia, significado y profundidad a las actividades de enseñanza y aprendizaje, que llevan a cabo las y los docentes y estudiantes tanto al interior como fuera de los centros escolares; dentro y afuera de las aulas, dado que el pensamiento matemático no se reduce únicamente a los espacios escolares.

Pero, sobre todo, la intención psicopedagógica de estos textos, es compartir, con las diferentes figuras académicas, nociones y criterios de aplicación profesionales en el campo de saberes o de conocimientos (campo de formación) denominado ‘Pensamiento Matemático’, para llevar a cabo de manera sistemática, las etapas de planificación, intervención y evaluación educativas en las escuelas o en los proyectos educativos no escolarizados que correspondan.

La idea es, en resumen, contribuir al desarrollo del pensamiento matemático temprano de las niñas y los niños, así como de las y los jóvenes, en términos de los aprendizajes significativos y los saberes específicos de nociones, estrategias y procedimientos en este campo de formación y de conocimiento, a partir de criterios basados en el desarrollo psicológico (intelectual) humano.

La organización de los contenidos y actividades sugeridas abarcan los primeros propósitos establecidos en el plan y los programas vigentes de la educación básica en México (SEP, 2017); aunque también recupera algunas ideas y conceptos de los programas anteriores, tanto para la Educación Preescolar como para la Educación Primaria. Específicamente, nos referimos a los propósitos educativos que están concentrados en los aprendizajes de las relaciones cuantitativas y al desarrollo del sentido numérico.

La primera parte del libro lleva por título: ‘Pensar, enseñar y aprender a pensar’, que contiene reflexiones sobre la educación y su relación con el pensamiento matemático infantil. La segunda parte se denomina: ‘Pensar aritméticamente: saber cómo sin saber cuánto”’ que integra la primera sección de la propuesta psicopedagógica. La tercera y última parte se llama: “Pensar aritméticamente: saber cómo, saber cuánto y para qué”, que contiene la segunda sección de la propuesta.

Esperamos que estas reflexiones, análisis y propuestas, que están integradas en este libro de manera organizada, crítica y amigable, sean del interés psicopedagógico de las y los docentes y directivos escolares de educación básica, así como de las y los profesionales de la educación, en general, interesados en la educación y el pensamiento matemático durante los primeros años de la escolaridad.”

Fuente de la información e imagen: https://www.sdpnoticias.com

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Mundo: Jugar a las adivinanzas. Actividades lúdicas para el desarrollo cognitivo.

Jugar a las adivinanzas. Actividades lúdicas para el desarrollo cognitivo.

Adivinanzas ¿jugamos?

Si buscamos actividades lúdicas para el desarrollo cognitivo de nuestros hijos a partir de 4 años debemos considerar los juegos de adivinanzas como una opción muy válida. Y más en épocas como el verano, cuando las clases finalizan dejando un montón de tiempo libre. En estas ocasiones debemos tener preparada toda una serie de actividades para entretener y divertir en cualquier momento y lugar.

Todos habremos jugado en más de una y de dos ocasiones a las adivinanzas, a pensar  y a descubrir qué se esconde tras un acertijo más o menos elaborado. Seguro que también te encanta jugar con tus hijos y ver la cara que se les queda cuando les decimos la respuesta o adivinan qué es.  Hoy hablamos de este tipo de pasatiempos y qué beneficios tiene sobre el desarrollo de nuestros pequeños.

Qué son y para qué sirven

La adivinanzas o acertijos son un tipo de pasatiempo con el objetivo inicial de entretener y divertir a nuestros hijos pero con los que favorecemos:

  • el desarrollo del lenguaje tanto expresivo como comprensivo,
  • la adquisición y ampliación del vocabulario,
  • el desarrollo del pensamiento,
  • la atención y la concentración.

Puedes aprender más sobre su beneficios leyendo este otro post: Beneficios de jugar a las adivinanzas

Las adivinanzas favorecen el desarrollo del lenguaje y el pensamiento infantil.

Cómo jugar

Se trata de realizar preguntas sencillas o descripciones cortas para que el niño adivine de qué se trata. Las hay de clásicas las de toda la vida y juegos más nuevos, los encontramos en forma de juegos en libros y en audiolibros pero siempre serán adivinanzas entretenidas.

Las puedes inventar tú de diferentes formas y maneras, sencillamente pensando en algo y haciendo preguntas, o puedes coger una tarjeta con un dibujo y empezar a jugar a ver si tu hijo adivina qué es, puedes dibujar pistas o escribir alguna de las letras que contiene lo que debe adivinar. Pero si no dispones de tiempo puedes encontrar un montón de libros y recursos que te ayudarán en esta tarea.

Puedes encontrar en internet enlaces a páginas exclusivas de acertijos uy adivinanzas. Cualquier forma es válida, se trata de pasar un momento agradable y entretenido con nuestros hijos mientras estimulamos su pensamiento, imaginación y lenguaje.

Fuente de la Información: https://www.mamapsicologainfantil.com/jugar-a-las-adivinanzas/

 

 

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Mary Luz Acero: “Desarrollar el pensamiento lógico en los niños es el objetivo principal de la pedagogía infantil” (Audio)

Por UNIMINUTORADIO

“Al proyecto Aula Móvil lo podemos definir como un campo de prácticas y de actividades lúdico pedagógicas que se desarrollan con la comunidad del municipio de Soacha”

“El desarrollo lógico del pensamiento de los infantes para que sean personas íntegras y exitosas, en cualquier campo del conocimiento y de manera asertiva, es uno de los pilares en los que se fundamenta la formación que reciben los estudiantes de pedagogía infantil y, sobre ese objetivo, se establece el desarrollo de las prácticas profesionales”, así lo explica la docente Mary Luz Acero, quien es la invitada en esta emisión de La Bitácora, Saberes en Investigación.

La docente investigadora Mary Luz Acero es Licenciada en Educación Preescolar, Especialista en Informática y Multimedios, Magister en Lenguaje y Literatura y estudiante de Doctorado en Ciencias de la Educación.

En UNIMINUTO Centro Regional Soacha, Mary Luz Acero es docente del programa de Licenciatura en Pedagogía Infantil y acompaña, desde el año 2015, el proyecto Aula Móvil Pedagogía al Contexto.

Este proyecto pretende caracterizar y ver como son las infancias de Soacha y sus familias; cómo viven, cuáles son sus necesidades y cómo se pueden diferenciar a partir de aspectos sociales, económicos y culturales.

En ese sentido, “al proyecto Aula Móvil lo podemos definir como un campo de prácticas y de actividades lúdico pedagógicas que se desarrollan con la comunidad del municipio de Soacha”, agrega la profesora Acero.

En esta edición de La Bitácora, Saberes en Investigación, escuche también información sobre la nueva edición de Saberes Uniminuto, evento que contó con la participación de estudiantes de la Universidad Purdue, en donde el dialogo de experiencias de las invitadas fue el eje central de la jornada.

Así mismo, secciones habituales como La Grabadora, Colofón, ¿Sabías qué?, Tesauro y Enrédese.

Escuche La Bitácora, Saberes en Investigación, todos los jueves de 5:00 pm a 6:00 pm en UNIMINUTO Radio Soacha.

Aquí el programa de esta semana:

Parte 1
Parte 2

Pedagogía al contexto Aula Móvil, es un proyecto itinerante liderado por la docente Mary Luz Acero de UNIMINUTO Centro Regional Soacha.
Fuente: https://www.uniminutoradio.com.co/desarrollar-el-pensamiento-logico-en-los-ninos-es-el-objetivo-principal-de-la-pedagogia-infantil/

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Desarrollo del pensamiento crítico

Objetividad y neutralidad son dos de sus elementos. La racionalidad forma parte de su dinámica.

Por · Martín López Calva

“La ética está en conexión necesaria con la racionalidad. Para que algo sea moral tiene que ser, al mismo tiempo, razonable… Si pretende superar los niveles infrahumanos del comportamiento, la persona no puede por menos de obrar con criticidad, es decir, con racionalidad…”

Vivimos en un país marcado por el enojo, la frustración, la desmoralización y la desesperanza por las evidencias cada vez más frecuentes, numerosas y contundentes de actos de corrupción que quedan en la total impunidad, por el cinismo con el que el gobierno y toda la clase política se empeñan en negar esta realidad ofensiva y pretenden incluso hacernos creer que el problema está en nuestra percepción equivocada por empeñarnos en ver las cosas al revés.

Nos encontramos en un momento muy delicado porque los candidatos y los partidos están intentando capitalizar a su favor este enojo para obtener votos para sus respectivas causas y proyectos, en los que más que el bienestar del país parece estar de fondo la mera ambición del poder por el poder.

Las campañas apenas inician pero el período de los neologismos absurdos de nuestra legislación electoral –precampañas, intercampaña- han sido caldo de cultivo para generar un clima de creciente agresión entre las distintas fuerzas políticas que se refleja automáticamente en una escalada de polarización social.

Un simple vistazo a las redes sociales basta para constatar esta creciente ola de agresiones mutuas, insultos y descalificaciones en las que todo el mundo parte de que su candidato y su partido está sujeto a una campaña de noticias falsas –“fake news”- , calumnias y campañas que buscan destruirlos pero comparte al mismo tiempo sus propias fake news asumiéndolas como verdades incuestionables aunque se sustenten en datos evidentemente falsos.

Los graves problemas de nuestro país y la urgencia de enfrentar y empezar a resolver todas las carencias y afrentas que sufre cotidianamente la ciudadanía están pidiendo que todos los ciudadanos dejemos a un lado la apatía, la indiferencia y la inactividad para tomar una postura clara y defender con claridad y fuerza los principios que consideramos deben regir la transformación indispensable de un México que no puede ni debe esperar más.

No son tiempos de neutralidad. Son tiempos de definiciones existenciales y cívicas. Esta toma de posición es una cuestión moral. Nuestra definición personal y ciudadana va a definir la forma en que decidimos y vivimos nuestro día a día y en el tejido de lo que Edgar Morin llama la “Ecología de la acción” irá influyendo en la orientación de nuestra patria en el futuro.

Pero la ética está conectada estructural e inevitablemente con la racionalidad. Como afirma la cita que sirve de epígrafe al artículo de hoy, “para que algo sea moral tiene que ser, al mismo tiempo, razonable.”

Como afirma Vidal, si queremos dejar atrás la actuación infrahumana, debemos actuar con criticidad, es decir, apegados a la racionalidad, sustentados en evidencias y fundamentos más que en meras percepciones o emociones espontáneas, movidos por valores auténticos y no por simples latidos viscerales o reacciones espontáneas de odio y revancha.

Dejar de lado la neutralidad no implica actuar sin criticidad o racionalidad sino por el contrario, apela a un compromiso real con la búsqueda de lo verdadero y la afirmación de lo razonable.

Decir que no son tiempos de neutralidad significa en el fondo decir que son tiempos de criticidad. De criticidad bien entendida en la que debemos trascender la visión simplista y superficial que asume como criticidad la simple oposición o reacción contra todo lo establecido y que lleva consigo el seguimiento ciego –acrítico- de cualquier candidato o partido que vocifere cosas –por más falsas o irracionales que sean- en contra de quienes hoy detentan el poder.

Tristemente estamos hoy muy lejos de este escenario de no neutralidad crítica. Nos encontramos más bien en el México de las descalificaciones mutuas y del cuestionamiento de las vigas de las fake news ajenas combinado con la absoluta ceguera de la viga de las fake news propias.

Los ciudadanos mexicanos deberíamos, si ejercitamos nuestra criticidad, darnos cuenta de que el escenario de las disyuntivas entre “el pueblo bueno contra la mafia en el poder” o entre “el cambio con rumbo frente al peligro de volvernos como Venezuela” constituyen dos visiones igualmente simplificadoras y falsas y que optar por una de ellas es romper la neutralidad desde un nivel que Vidal llamaría infrahumano porque carece de toda racionalidad.

El rompimiento de la neutralidad para adoptar una postura emotiva en el marco de uno de los dos polos de estas dos visiones de falsas disyuntivas no nos va a llevar a una situación de mejoría real ni abonará a la emergencia de condiciones de probabilidad para una transformación real de nuestro país.

La adopción de una postura emotiva y acrítica para impulsar estas alternativas ficticias nos llevará solamente a apoyar el mantenimiento del statu quo que pretendemos cambiar.

Hoy más que nunca requerimos de una ruptura de la neutralidad que sea verdaderamente crítica y razonable y nos lleve a la construcción de una sociedad civil exigente y comprometida con lo que de manera sustentada se muestre como mejor para lograr enfrentar los enormes desafíos del México del siglo veintiuno.

Este escenario actual debería hacernos reflexionar sobre la enorme relevancia del pensamiento crítico en la formación ciudadana de las nuevas generaciones de mexicanos y a capacitarnos para trabajar en esta dimensión fundamental de una educación que esté a la altura de nuestros tiempos.

Imagen de archivo OVE

Fuente: http://www.e-consulta.com/opinion/2018-04-01/desarrollo-del-pensamiento-critico

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Entrevista a María Acaso: “Art Thinking entiende las artes como herramientas para darle la vuelta al sistema”

15 octubre 2017/Fuente y Autor: Educacion 3.0

Socia fundadora del colectivo de Arte + Educación Pedagogías Invisibles, asesora de innovación del Rosan Bosch Studio y profesora titular en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense de Madrid, María Acaso acaba de publicar su nueva obra ‘Art Thinking: Cómo el arte puede transformar la educación (Paidós Educación) en colaboración con Clara Megías.

Con ella hemos hablado sobre su último trabajo y lo que éste aporta a los docentes. También nos muestra lo que el arte proporciona a los estudiantes frente a otras asignaturas. 

¿Qué es ‘Art Thinking’?

Es un marco que pretende posicionar las artes visuales como metodología para cualquier tipo de aprendizaje, es decir, es una macro metodología educativa que introduce las artes visuales, escénicas, digitales, literarias y la arquitectura no como contenidos sino como maneras de hacer en los contextos educativos: la escuela, los museos, la universidad y nuestras casas.

‘Art Thinking’ no es exclusivo para educadores de arte, sino para educadores de cualquier asignatura y condición, incluyendo a profesores, mediadores y, de manera especial, a padres y madres que quieran que sus hijos aprendan de una manera crítica y contemporánea.

En su libro habla de cómo el arte puede transformar la educación. ¿Cómo se consigue dado el momento que vivimos?

Desde mi punto de vista, más que cómo se consigue, lo importante es por qué debemos de conseguirlo. Vivimos en un mundo visual cargado de mensajes que han conseguido que dejemos de vernos como ciudadanos y ciudadanas para que sólo nos veamos como consumidores y consumidoras. La educación modernista, con sus procedimientos tradicionales, opera como una metodología narcótica que anula el pensamiento crítico y la autonomía intelectual. ‘Art Thinking’ es un marco de acción metodológico que entiende las artes como herramientas para darle la vuelta al sistema.

¿Cómo ha sido la experiencia de escribir esta obra?, ¿qué ha supuesto para usted?

Este libro es el fruto de casi cinco años de trabajo experimental en nuestras asignaturas, talleres y charlas, investigando la potencia transformadora de las artes en educación. También es el fruto del trabajo de muchos otros colegas que desarrollan modos de afectar la educación en una dirección similar a la nuestra. Nos interesa especialmente recalcar como estas prácticas y proyectos se están realizando en América Latina y en España, creando alternativas a las experiencias anglosajonas que dominan los procesos de visualización.

Yo defiendo que no hay trabajo más intelectual y más político que el de las maestras de Primaria

¿Y lo que aporta a los docentes?

‘Art Thinking’ pretende empoderar a los educadores como los productores culturales y los intelectuales transformativos que la sociedad se ha olvidado que somos. Socialmente parece que los intelectuales son otros: los filósofos, los antropólogos o los artistas consolidados. Yo defiendo que no hay trabajo más intelectual y más político que el de las maestras de Primaria y, efectivamente, lo defiendo en femenino puesto que es una profesión altamente feminizada.

Ha comentado “emplear las artes como una metodología, como una experiencia aglutinadora desde dónde generar conocimiento sobre cualquier tema”. ¿Qué recomendaciones le daría a los docentes para lograrlo?

Dos cosas, que potencien su creatividad y la de sus estudiantes y que mientan al inspector (seguramente, ya lo hacen) para hacer aquello que les parece honesto y necesario. Donde hay miedo, no hay aprendizaje.

Frente a las asignaturas de ciencias y letras, ¿qué aporta el arte a los estudiantes que otras materias no hagan?

Donde hay miedo, no hay aprendizaje

La experiencia artística incluye cuatro elementos que nosotras defendemos que han de pasar desde las artes a la educación: el pensamiento divergente, crítico y creativo como alternativa a la supremacía del pensamiento lógico positivista que ahoga la escuela; el placer como elemento central (recordemos que la experiencia estética es un elemento clave de las artes); la celebración de la pedagogía como un proceso de generación de conocimiento, y no solo de transmisión y, por último, el trabajo colaborativo y por proyectos. Estos cuatro factores clave están ausentes en los contextos educativos y el Art Thinking puede ser una forma de recuperarlos.

¿Cómo se puede desarrollar el pensamiento crítico y las competencias emocionales en los alumnos?

A través de las artes, puesto que las artes ya incorporan de manera intrínseca estos dos elementos en sus prácticas.

¿Qué le sugieren las siguientes palabras?

  • Arte
  • Pensamiento
  • Trabajo colaborativo
  • Lenguaje visual

Las cuatro me sugieren lo mismo: aprendizaje significativo.

Fuente de la entrevista: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/maria-acaso-art-thinking/53952.html

Fuente de la imagen: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-content/uploads/2017/09/María-Acaso-©-Eva-Carasol-BN-696×480-1.jp

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Por qué es imposible fabricar lectores

Por Juan Domingo Arguelles

La gente, que trata de encontrar definiciones breves y concluyentes, suele preguntarse qué es la lectura. Para decirlo en pocas palabras, la lectura es una extensión de nuestro pensamiento. Por ello, leer no se termina, como una finalidad en sí misma, en el hecho de leer. No leemos simplemente para leer y seguir leyendo un libro tras otro solo para poder decir que leemos muchos libros y que somos campeones de lectura.

Por cierto, en el caso de su complemento, la escritura, no escribimos con el único propósito de escribir y seguir escribiendo. Tal cosa sería, también, necedad patológica. Lectura y escritura forman parte de nuestro ser comunicante, incluso si muchas veces tan solo lo comunicamos a ese yo íntimo con el que conversamos a solas para tratar de entenderlo y de entendernos.

El gran escritor escocés, Robert Louis Stevenson, famoso autor de La isla del tesoro, La flecha negra y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, quien fue un lector apasionado, dijo lo siguiente en relación con la lectura: “En todo aquello susceptible de recibir el nombre de lectura, el proceso tiene que ser absorbente y voluptuoso; tenemos que deleitarnos con el libro, embelesarnos y olvidarnos de nosotros mismos, y acabar la lectura con la cabeza rebosante del más abigarrado y caleidoscópico baile de imágenes, incapaces de dormir o de tener un pensamiento continuado”.

No se puede decir de mejor modo, porque, por principio, la lectura es mucho más que una herramienta, aunque también sea sin duda una herramienta. El buen uso que le demos es lo que puede lograr la consecución de lo que decimos perseguir en nuestro proselitismo cultural que se ha propuesto incorporar a más personas a la lectura.

Los lectores que a la vez somos promotores o fomentadores del libro deseamos que cada vez sean más las personas que participen en este placer, y sabemos que si consiguen hacerlo como una actividad cotidiana y gozosa, este ejercicio contribuirá sin duda a la construcción de su autonomía y de su conciencia ciudadana. Pero si nuestro voluntarismo únicamente tiene como fuerza el afán de cumplir estadísticas, es casi seguro que no conseguiremos más lectores aunque nuestro objetivo sea ése.

No existe nada parecido a una fábrica de lectores. Ojalá pudieran darse cuenta de esto todos los proselitistas del libro. A pesar de lo que creen algunos, ni siquiera existen recetas infalibles para lograr lectores. Deberíamos saberlo y reconocerlo todos. Cada quien hace lo que cree y lo que puede en los ámbitos de sus capacidades y sus talentos y cada quien, si de verdad quiere compartir la lectura con sus semejantes, busca las formas más imaginativas, creativas y cordiales para mostrarles que leer es una fiesta.

Por lo demás, quienes leen lo saben: los lectores se hacen lenta y pacientemente, con esmero y con la conciencia de participar en una afición gozosa y constructiva (para ellos mismos) que los lleva a entregarse, felizmente, en los amorosos brazos de la lectura.

La lectura siempre es algo más. Hay siempre algo más en la lectura. Un algo más que es inasible, incalculable, incuantificable, que escapa a toda estadística. La lectura, a pesar de ser una herramienta y de resolver cosas prácticas de todos los días, también es un instrumento sin un para qué inmediato.

Leemos un libro, un poema, una página, un párrafo, una línea, y su efecto inspirador, educador, sensibilizador, etcétera, tal vez cobre su fuerza más intensa tiempo después; tal vez al día siguiente, o al cabo de una semana; quizá luego de unos meses o de algunos años. Los beneficios de la lectura no son necesariamente inmediatos, sino que pueden aparecer cuando creíamos que los habíamos olvidado. Nos traen entonces el recuerdo de un instante, de una emoción sublime, la resurrección de una experiencia, y es cuando la lectura cobra su sentido más profundo.

Las semillas del libro, entonces, no cayeron en tierra vana, sino que requerían tiempo para germinar con una chispa, como esas semillas de dura y rugosa cubierta que solo están preparadas para germinar después de que el incendio ha arrasado el bosque. Un día, cuando más necesitamos las palabras escritas que leímos hace tanto tiempo llegan a nuestra memoria, o más bien reviven, y nos dan la verdad que necesitamos. Quien piense que la lectura solo es para el momento y para probar que se ha leído, es que solo ve lo epidérmico de los libros.

Cuando uno lee pone todos sus sentidos en las páginas, pero también toda la experiencia acumulada de lector. No lee únicamente el libro que tiene en esos momentos en las manos y ante sus ojos, sino que relee también las pretéritas páginas de otros libros y, entre ellos, por supuesto, las del libro de la vida.

La lectura, y cada vez me convenzo más de esto, no es necesariamente un hábito. Puede serlo, pero sobre todo lo es para los lectores profesionales o para los que han convertido el libro en un vicio. Para los demás puede ser un hobby, una afición, un feliz gusto que no admite horarios ni disciplinas ni imposiciones, mucho menos autoimposiciones. Se lee cuando uno lo desea y se suspende la lectura cuando así se nos antoja.

Conspirar contra el placer

Hacer de la lectura una obligación es comenzar a conspirar contra ella que es, esencialmente, placer. ¡Qué maravilla, en cambio, cuando abrimos los ojos y nos está esperando el libro que suspendimos la noche anterior, y nos morimos de ganas por saber cómo continúa y hacia dónde va a dar! ¡Qué alegría cuando nadie nos fuerza a leer lo que no queremos y cuando el antojo nos lleva hacia una lectura placentera con una fuerza más poderosa que el deber!

Dejemos el deber para los profesionales que tienen que entregar un trabajo y por fuerza han de terminar un libro incluso si no les gusta o si les fastidia o si les harta. No tienen de otra: es su trabajo, es su rutina y, como es precisamente su rutina, tienen que girar y girar para darle vuelta a la rueda, una y otra vez, una y otra vez, como los brutos o los bueyes uncidos a la carreta y las más de las veces con los ojos tapados. Los que leen por placer tendrán, qué duda cabe, otras obligaciones muy distintas que nada tienen que ver con la lectura. Por ello los libros los libran de esos quehaceres poco gratos pero necesarios para su subsistencia.

No hay que confundir las cosas: los libros serían en este caso la mejor manera de escapar de la rutina insatisfactoria, del mismo modo que muchos lectores profesionales nos libramos momentáneamente de nuestra carga bibliográfica caminando sin rumbo y mirando el paisaje, dialogando o escuchando música, pero no hablando necesariamente del peso de los libros que hemos tenido que llevar sobre la espalda todo el día para ganarnos el sustento en la escritura, la edición, la academia, el aula, la redacción, la oficina, etcétera. Incluso Borges, de vez en cuando, dormía.

La lectura tiene que ser siempre un premio y jamás un castigo. El premio que nos damos cuando ya hemos hecho los deberes que por algo se llaman así (el deber nos obliga a hacerlos o tener que hacerlos sin otra alternativa). La lectura es un placer, no es un deber: el placer que nos permitimos, sin tener que entregarle cuentas a nadie, sin estar obligados a contestar interrogatorios molestos o impertinentes.

Cuando castigamos a un niño y su castigo es ponerlo a leer lo que estamos haciendo es mostrarle el lado más terrible de la lectura: ¡Qué tan mala es la lectura que puede servir para atormentarnos! En cambio, cuando compartimos lo que leemos, dotamos de fuerza apasionada un gozo y transmitimos esa pasión y algo queda en el alma, en el espíritu, en la inteligencia de quien nos acompaña en la lectura.

No castigar jamás a nadie con la lectura debería ser el único imperativo en relación con los libros, aunque vengan y nos digan algunos que a ellos los obligaban a leer y por ello son hoy lectores y que incluso los golpeaban si no leían: en realidad, se equivocan, pues se hicieron lectores a pesar de la obligación; pero cuántos que pudieron ser lectores no se habrán perdido en el camino de la obligación a causa de no tener la misma fuerza de voluntad de los que sí se hicieron lectores.

No nos engañemos y no engañemos a los demás: ningún placer se aprende por la fuerza, y si nos fuerzan o nos obligan a dar placer, lo que nos queda realmente, lo que aprendemos en verdad es el rencor, la frustración y el odio. Muchos de los que hoy odian los libros, le deben ese odio a quienes los obligaron a leer aquellos libros que no deseaban leer.

La lectura, conforme vamos adentrándonos en ella, nos va entregando más y más satisfacciones, pero solo si la hacemos libremente. ¿Y cómo puede ser libre?, se preguntan suspicaces, irónicos y muchas veces molestos y mordaces algunos profesores, algunos promotores o muchos padres de familia. ¿Cómo puede hacerse en libertad? Yo les respondo: siendo más creativos y menos severos. Si lo único que tenemos como argumento, para que los demás lean, es la obligación, nuestro argumento es muy flaco y nuestra creatividad ninguna.

He escuchado a tantos apóstoles de la obligación, a tantos convictos del deber que llego a preguntarme si alguna vez han experimentado el placer cuando hacen el amor. Es que la lectura parece un asunto tan grave que tiene que investirse de disciplinas militares y de tormentos medievales. Pero si admitimos que leer es un placer, ¿cómo entonces conciliamos lo placentero con la obligación?, ¿cómo justificar y explicar que, siendo un placer, tengamos que obligar a realizarlo? Sería tanto como decirle a alguien a la hora de hacer el amor: te voy a obligar a que disfrutes este placer que estoy por darte, ¡y ay de ti si te resistes!

Quienes hayan leído al Marqués de Sade saben de lo que estoy hablando, pero si creen que el Marqués de Sade enseñó el placer es que lo han leído muy mal. Sade no es un autor que enseñe placer alguno. Lo que enseña realmente es el dolor. Desde luego si la gente piensa, como en la Antigüedad, que la letra con sangre entra, esta gente está más cerca de Sade que del auténtico placer, y nada hay peor que el mundo sea regido por la obligación y no por la libertad, aunque se haga en nombre del bien y la cultura.

La libertad de leer

La lectura es, ante todo, un ejercicio pleno de libertad y, si queremos sumar a más personas a nuestro banquete, tenemos que echar mano de mecanismos creativos, sutiles, imaginativos, gratos, a fin de conseguir que el verbo leer recupere su sentido lúdico y generador de consecuencias placenteras. No obligar a leer, sino compartir la lectura. No imponer los libros o los textos, sino ofrecer opciones de lectura en un ambiente donde la democracia y el ejercicio de la libertad comiencen, precisamente, con elegir lo que queremos disfrutar. Mientras no entendamos esto seguiremos sin entender por qué mucha gente no lee o se resiste a leer.

Por lo demás, la lectura, aunque quiera medirse, es un bien intangible e inmensurable. Por eso su medida exacta no está en la cantidad de libros, páginas palabras o caracteres leídos, sino en la forma en que enriquecen nuestra vida. Podemos hacer indicadores y diseñar métodos estadísticos para la lectura, pero éstos no revelarán jamás lo más profundo de las consecuencias lectoras.

Lo que podemos medir, de algún modo, con los números, es justamente las consecuencias de la lectura, la cultura y la educación que se traducen en un más amplio desarrollo sociocultural, mejores condiciones de vida y mayores capacidades y oportunidades intelectuales, que favorecen una sociedad con mayor bienestar, más inteligente y, por tanto, menos egoísta, más solidaria, más libre, más justa y más tolerante.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=5865:por-que-es-imposible-fabricar-lectores&Itemid=143

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Una propuesta utópica.

Liceos participativos para el siglo XXI.

América del Sur/Uruguay/Fuente: http://ladiaria.com.uy/

Por : Gabriel Quirici

Voy a imaginar en estas líneas una proyección ideal sobre lo que podría suponer una real incorporación de la participación social al ámbito de la educación secundaria. Como base de esta proyección, es importante reiterar la dimensión pública e institucionalizada del ambiente educativo. Parto de la base de que las diferentes expresiones de los movimientos sociales se expresan en tensión (a veces creadora, otras no tanto) con la superestructura que se ha construido en torno a la enseñanza para nuestros adolescentes a lo largo de décadas. No creo que sea realista imaginar un sistema paralelo, alternativo, que no termine por ser una especie de oasis “sectario”, incluso aunque se tengan las mejores intenciones. Lo que me propongo pensar es cómo podrían articularse diversas formas de movilización social e institucionalización en clave pedagógica, formativa y emancipadora a nivel de sistema en general.

Como un paréntesis entre tanta discusión tormentosa (y a veces estéril), comparto una síntesis en clave de propuestas que pretende articular lo que me ha sido posible percibir como constructivo desde las diferentes demandas que los movimientos sociales vinculados a la educación vienen realizando. Con la intención de imaginar un nuevo tipo de liceo (realmente) participativo, donde las voces de todos los actores pueden tener formas de expresión y articulación creadora.

Los jóvenes: pueden y deben participar más:

Sería deseable que los estudiantes tuvieran instancias de participación más frecuentes y resolutivas sobre el funcionamiento de los liceos. La elección de delegados y profesores consejeros y la participación en la formulación de normas de convivencia deberían ser una actividad de relevancia más destacada en los centros. A esto habría que agregar la posibilidad de que los estudiantes evaluaran a los docentes y las actividades que allí realizan, como forma de ejercicio democrático de control y mejora de los servicios que se brindan.

Que los estudiantes tengan canales de participación no va en desmedro de la autonomía del movimiento estudiantil, sino que, por el contrario, puede revitalizar a un sector clave de la acción educativa. Para los docentes supondría la posibilidad de tener más información sobre qué prácticas resultan positivas, qué cambios hacer y qué transformar. No se trata de un ejercicio de contrapoder de los alumnos (a veces, cuando la evaluación está mal planteada, se teme esta situación), sino de construir, en cada centro, herramientas de evaluación entre el cuerpo docente y los alumnos para afinar la partitura pedagógica en colectivo.

Estimo que las herramientas tecnológicas pueden resultar sumamente adecuadas para realizar más fácilmente esta tarea, ya que, con formularios on line y encuestas por medio de la red Ceibal, se podría dinamizar una experiencia que enriquecería a toda la secundaria.

Las autoridades deberían monitorear y exigir un trabajo alumno-docente responsable y creativo, y al mismo tiempo evitar caer en prácticas burocráticas y repetitivas. Existen numerosas prácticas de evaluación estudiantil -algunas promovidas por los propios docentes, algunas en instituciones privadas y otras también en la educación terciaria- que podrían servir como modelos para traducir y adaptar a las características del nivel medio.

No sería descabellado pensar que un liceo participativo pudiera tener instancias de reunión semanal tripartita en un ámbito que involucrara a los delegados estudiantiles, al equipo de dirección y a los delegados del claustro docente.

Los de afuera no son de palo:

La historia inmediata ha mostrado la gran vitalidad del movimiento estudiantil universitario a partir de la promoción de la extensión. Valiosos ejemplos de diálogo y acciones conjuntas entre el extensionismo de la Universidad de la República y diversos liceos en barrios y localidades del país son prueba de ello. Esta capacidad de movilización educativa no debería perderse en proyectos puntuales (muy valiosos, por cierto, pero que no dejan de ser particulares) y debería potenciarse una vinculación sistemática que inyectaría savia nueva a la dinámica liceal.

Tomando como punto de partida la experiencia de Compromiso Educativo (universitarios que dan apoyo a liceales en diversas materias), pienso que todo liceo participativo debería tener espacios para recibir estudiantes universitarios que promovieran momentos de trabajo interdisciplinario y de revinculación con el entorno económico-social del centro, para desarrollar prácticas innovadoras vinculadas con la producción, las perspectivas de género y familia, la memoria, el medioambiente, las nuevas tecnologías, el deporte y la comunicación.

Por qué no imaginar que todo joven de nivel terciario cumpliera, como parte de su formación, una experiencia de trabajo de extensión en un liceo a lo largo de un año. Pensando siempre en trabajos colectivos, con diálogo e intercambio entre estudiantes de la facultad y jóvenes y docentes del liceo, para proponer actividades comunitarias que potenciaran el rol del centro educativo en su entorno. Este liceo participativo tendría que incluir en su currículo horas de proyecto comunitario para que estudiantes y profesores trabajaran con los embajadores de la extensión, y de esa manera generaran un impacto positivo en las prácticas de enseñanza, los aprendizajes y las calificaciones.

Creo, además, que la experiencia de participación estudiantil se vería potenciada por el intercambio de experiencias y que los jóvenes mayores pueden cumplir el rol de referentes intermedios para que los adolescentes vayan ganando experiencia tanto gremial como de acción transformadora y comprometida.

Y por casa cómo andamos :

Una clave en los resultados de aprendizaje ha sido (más allá de lo que se piense de las pruebas externas) el origen familiar de los estudiantes. Parece imprescindible, entonces, que los liceos prevean otra forma de involucramiento por parte de los padres, que trascienda las comisiones de apoyo. Estas, cuando funcionan, son muy positivas. Pero secundaria deberá generar instancias de mayor acercamiento a las familias, de forma similar a cómo se hizo con el sistema de salud, cuando se creó la representación de los usuarios de la salud.

Entiendo que quizás este sea el “movimiento social” menos visible (quizás inexistente) del entorno liceal. Pero cuando existen problemas en un liceo los padres acuden, y si es difícil movilizarlos, habrá que ser creativos y a la vez exigentes con los responsables de los estudiantes (que son los padres) para que tengan participación.

Crear equipos docentes de acercamiento familiar, en un formato similar al del maestro comunitario, para que equipos pedagógicos visiten las casas de los estudiantes con dificultades y motiven a los padres a participar en las actividades comunitarias es un camino intermedio que puede dar buenos resultados.

Comunidad didáctica :

Para cerrar, comparto una líneas acerca de la participación docente, nudo central de cualquier transformación educativa. Esta participación debe ser en paralelo, y no excluyente de la actividad sindical, y debería enfocarse en dos niveles. Por un lado, la gestión pedagógica del centro. Los docentes (con estabilidad en un liceo y horas de permanencia pagadas sin trabajo de aula) deben formar un claustro por centro, elegir representantes que formen parte del equipo de dirección y tener incidencia directa en la elaboración de los proyectos comunitarios y en los mecanismos de evaluación (tanto para los alumnos como para las instancias de evaluación docente).

Por otro lado, el desarrollo profesional. Es un idea que reitero con profunda convicción: el cambio en la enseñanza se podrá realizar cuando los profesores prolonguemos nuestra experiencia de formación inicial en didáctica (que se da en los institutos de formación docente) a lo largo de nuestro trabajo. Los liceos participativos serán todos “liceos de práctica”, donde los profesores de las diversas materias, tanto los experimentados como los nuevos, trabajen en proyectos, propongan evaluaciones colectivas, visiten las clases, elaboren estrategias para atender la diversidad, redacten artículos sobre innovaciones pedagógicas, aporten lo aprendido en posgrados y tecnicaturas en seminarios con sus colegas. Todo esto de forma coordinada por un claustro que, orientado por áreas, no haga perder a nadie la singularidad de su materia, pero sí lo haga trabajar en forma creativa e inclusiva junto con sus colegas; de esta manera, el docente podría, además, obtener reconocimiento profesional (ascenso de grado por concurso de desempeño y méritos; ¡no más por antigüedad!) en virtud de su compromiso con la participación didáctica.

Bajando a tierra :

El problema que tiene todo esto se resume en dos variables: presupuesto y visión política. Quizás el primero nos falte en ciclos de enlentecimiento económico. Pero lo segundo supone que de una vez por todas las autoridades y el Frente Amplio encaren un gobierno de la educación con docentes que, incorporando los insumos de todas las disciplinas que estudian la educación (la sociología, la economía, la psicología, etcétera), prioricen la mirada pedagógica sobre el tema y salgan de la danza de números (horas de clase, repetición, promociones), ladrillos y demandas ajenas a la valiosa y difícil tarea de enseñar.

Si vamos a encarar una educación con más estudiantes de todos los sectores sociales, en desventaja contracultural con respecto a los medios inmediatistas y proconsumismo, debemos crear las condiciones institucionales para que sea pedagógicamente participativa.

Saber convertir los reclamos docentes en faros que adviertan el camino a seguir, con una propuesta institucional audaz y en diálogo, y evitar el “miedo” a confrontar con los elementos que utiliza el sindicalismo para trancar cualquier cambio es una responsabilidad de las autoridades. Que los reclamos y la forma en que se hacen no sean parte de una minoría activista, justa en sus fines pero alejada del colectivo docente y de la sociedad en general, es responsabilidad de los profesores. Que la política y las aulas no sigan en este diálogo de sordos puede ser una oportunidad para que los estudiantes demanden más participación. Estar a la altura de los desafíos, sin usar consignas demagógicas para la tribuna, debe ser el primer paso de todos los adultos que estamos metidos en este baile y tenemos ganas de cambiar el disk jockey, poner otras luces y que la educación sea una fiesta para todos.

Fuente: http://ladiaria.com.uy/articulo/2016/7/una-propuesta-utopica/

Imagen:  http://ladiaria.com.uy/media/photologue/photos/cache/dinamo-democracia-domar-la-barbarie-ramiro-alonso_home_large.jpg

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