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Reconoce gobierno de Uruguay desigualdades en educación

Prensa Latina 

El presidente del Consejo directivo central del Educación de Uruguay, Robert Silva, reconoció hoy desigualdades en accesos y deserción en la enseñanza secundaria.

Silva indicó que “mientras el 82 por ciento del 20 por ciento de la población de mayores recursos culmina la educación secundaria, solo lo hace el 18 por ciento del quintil de menores ingresos”.

A ello añadió que Uruguay comparte con un grupo de países en los que menos del 50 por ciento culmina la educación formal obligatoria, entre los que mencionó a Honduras, Guatemala y el Salvador.

El alto funcionario participó en la presentación del proyecto “Transformación Educativa” de la Administración Nacional de Educación Primaria (Anep), para señalar la obligación de tener mejores resultados y generar las estrategias pedagógicas correspondientes.

“Este país no puede seguir con la realidad que tiene, tenemos que implementar un marco curricular, planes que permita atender las diferentes realidades del país», declaró.

A su entrada al recinto del foro, el presidente de la nación; Luis Lacalle Pou, se topó con manifestante del sindicato de la Universidad Técnica de Uruguay (UTU) que reclamaron “están destrozando la educación”.

Una de las participantes le señaló que “la gente más necesitada se queda sin grupos, los alumnos sin clases, por favor, la educación es una inversión, no es un gasto”, en alusión a protestados recortes presupuestarios.

Reconoce gobierno de Uruguay desigualdades en educación

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Líbano: 1,2 millones de niños han dejado de ir a la escuela

Desde el comienzo de la crisis, 1,2 millones de niños libaneses han dejado de ir a la escuela. Las escuelas cristianas tienen cada vez más dificultades

Lisa Zengarini – Ciudad del Vaticano

El número de escuelas católicas en Líbano, que junto con las confesionales corren el riesgo de cerrar debido a la inestabilidad económica y social que vive el país desde 2019, sigue aumentando. Las escuelas no estatales están cada vez más endeudadas, mientras que las familias empobrecidas por la crisis ya no pueden pagar las cuotas.

Como confirmó a la agencia Cath.ch el padre Raymond Abdo, provincial de los carmelitas descalzos del Líbano, la situación financiera de muchas escuelas católicas había comenzado a deteriorarse antes de la convulsión de 2019, sobre todo tras el aumento de los salarios de los profesores del sector privado impuesto por el gobierno en 2017, que supuso una carga adicional para las escuelas no estatales.  Desde entonces, la situación se ha vuelto cada vez más insostenible, especialmente para las instituciones educativas que operan en las zonas menos ricas del país.  «La crisis económica – explica el padre Abdo – ha completado el desastre». Una crisis que también está comprometiendo el derecho a la educación de cientos de miles de niños libaneses.

Desde las protestas populares de otoño de 2019 contra la corrupción y la ineptitud de la clase política libanesa, agravadas entretanto por la pandemia de Covid-19 y la explosión del puerto de Beirut, más de 1,2 millones de niños no han ido a la escuela. Si no se hace nada, advierte la ONG Save the Children, es posible que muchos de ellos no vuelvan nunca a clase, ya sea porque han olvidado lo aprendido o porque sus familias no pueden permitírselo. Sólo un tercio de las escuelas libanesas son estatales, mientras que las escuelas públicas – católicas, ortodoxas, protestantes y musulmanas – acogen al 70% de la población escolar total, es decir, 1,1 millones de alumnos, de los cuales 200.000 pertenecen a la secretaría general de las escuelas católicas.

La crisis social y económica del Líbano se ha convertido también en una catástrofe educativa, señala el padre Michel Abboud, presidente de Cáritas-Líbano: «El aumento de las desigualdades ha ampliado la brecha en el acceso a la educación de calidad en detrimento de los más pobres. La pobreza es uno de los principales obstáculos para el acceso de los niños a la educación», explica. Ante esta situación de emergencia, la organización caritativa que también coordina la ayuda a la red de escuelas católicas del Líbano ha establecido recientemente una colaboración con l’Œuvre d’Orient, una asociación católica francesa comprometida con la ayuda a los cristianos de Oriente Medio, para garantizar la vuelta a la escuela de 120.000 niños libaneses. El proyecto, al que la nunciatura apostólica en Beirut ha asegurado una contribución de la Santa Sede, implica a 235 escuelas cristianas y a las seis universidades católicas del Líbano.

https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2021-08/libano-1-2-millones-ninos-han-dejado-de-ir-a-la-escuela.html

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México: Deserta un millón de alumnos por la pandemia SEP

La Jornada 

Ciudad de México. Por la pandemia de Covid-19, un millón de estudiantes de todos los niveles educativos abandonaron las aulas en México, reconoció la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, quien estimó que la deserción afectó entre 2.5 y 3 por ciento de los 36 millones de alumnos que integran la matrícula nacional. Ayer, también se confirmó el segundo caso positivo de Covid-19 en una secundaria pública de la capital del país.

Afirmó que se trata, en su mayoría, de estudiantes de escuelas particulares de educación media superior y superior, aunque destacó que en planteles de prescolar, primaria y secundaria la deserción fue por motivos económicos, fallecimiento de los padres o por temor a un contagio en las escuelas.

En entrevista previa a su visita al prescolar Celic, ubicado en la alcaldía de Tlalpan, al que en promedio regresaron 22 alumnos, insistió en el llamado al retorno a clases presenciales, pese a que ayer se confirmó el segundo caso positivo de Covid-19 a menos de una semana del reinicio de clases presenciales el 7 de junio.

La Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México (AEFCM), que encabeza Luis Humberto Fernández Fuentes, informó que una alumna de primer grado de la Secundaria Diurna número 241 Emma Godoy, en la alcaldía Gustavo A. Madero, dio positivo al virus, tras aplicarle una prueba, luego de que su madre alertara de posibles síntomas de la enfermedad.

A la fecha, indicó la AEFCM, se han confirmado dos casos positivos, ambos en secundarias públicas, una en Tláhuac y otra en Gustavo A. Madero, mientras uno de los dos casos sospechosos del Colegio Williams se confirmó negativo y otro está a la espera de que se realice la prueba. En la secundaria Emma Godoy se determinó volver a clases a distancia.

Por la mañana, Gómez Álvarez, quien agradeció el esfuerzo de maestros y padres de familia que aceptaron volver a las actividades presenciales, reconoció que “todavía el reto es grande, las cifras son cerca de un millón de alumnos que se están presentando (a la escuela), y efectivamente nos falta”, indicó.

Agregó que se logró vacunar a 2.7 de los 3.1 millones de trabajadores del sector educativo que se tenía como población objetivo, y afirmó que es mínimo el número de maestros que no aceptó inmunizarse, por lo que indicó que se buscará una estrategia para que quienes no recibieron el biológico anti-Covid puedan seguir trabajando a distancia, pero no directamente con los alumnos.

“Somos muy respetuosos, no vamos a obligar a nadie, nos vamos a ir por una situación de convencimiento, pero también tenemos la obligación de cuidar las medidas de precaución para nuestros niños”, aseguró.

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‘No estoy aprendiendo nada’: América Latina enfrenta una crisis de educación pandémica

Por: www.nytimes.com/

Mientras las economías se tambalean y millones de niños y jóvenes están fuera de las aulas, los expertos advierten que los estudiantes latinoamericanos están abandonando las escuelas en cifras alarmantes.

SOACHA, Colombia — Dos de los hijos de Gloria Vásquez ya habían abandonado la escuela durante la pandemia, incluida su hija de 8 años, Ximena, que se había quedado tan rezagada que tenía problemas con la aritmética más básica.

“¿Uno más uno?”, preguntó Vásquez a su hija una tarde.

“¿Cuatro?”, aventuró la niña.

Ahora, Vásquez, una madre soltera de 33 años y ama de llaves de un motel que no pasó de quinto grado, se decía a sí misma que no podía dejar que su tercer hijo dejara la escuela.

“¿Dónde está Maicol?”, preguntó a sus hijos, al llamar a casa una noche durante otro largo turno fregando pisos. “¿Está estudiando?”.

Maicol, de 13 años, ciertamente no estaba estudiando. Frustrado por las hojas de tareas que sus profesores le enviaban por mensaje de texto —lo más parecido a la enseñanza que su escuela había podido darle en más de un año—, Maicol había acompañado a su tío al trabajo. Juntos arrastraban una carretilla gigantesca por las calles, rebuscando entre la basura, recogiendo botellas y latas para venderlas por unos centavos el kilo.

“No estoy aprendiendo nada”, dijo, mientras su madre lo volvía a regañar por ir a trabajar en vez de estudiar.

Ya avanzado el segundo año de la pandemia, América Latina enfrenta a una crisis educativa. Ha sufrido el cierre de escuelas más largo de cualquier región del mundo, según Unicef, casi 16 meses en algunas zonas. Mientras que muchos estudiantes de los países más prósperos han regresado a las aulas, 100 millones de niños de América Latina siguen estudiando total o parcialmente a distancia, o, como en el caso de Maicol, en una aproximación lejana a eso.

Los funcionarios y expertos en educación dicen que las consecuencias son alarmantes: con las economías de la región afectadas por la pandemia y las conexiones con las aulas tan desgastadas, los niños de primaria y secundaria están abandonando la escuela en gran número, a veces para trabajar donde puedan.

Según estimaciones del Banco Mundial, es posible que millones de niños en América Latina ya hayan abandonado el sistema escolar. En México, 1,8 millones de niños y jóvenes no retomaron sus estudios este año, lo que equivale a cerca del cinco por ciento de la población en edad escolar, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía del país.

Se calcula que Ecuador perdió 90.000 alumnos de primaria y secundaria. Perú dice que ahora hay 170.000 menos. Y a las autoridades les preocupa que las pérdidas reales sean mucho mayores porque innumerables niños, como Maicol, siguen técnicamente matriculados, pero tienen dificultades para continuar sus estudios. Más de cinco millones de niños en Brasil no han tenido acceso a la educación durante la pandemia, un nivel no visto en más de 20 años, dice Unicef.

El aumento del acceso a la educación ha sido uno de los grandes logros del último medio siglo en América Latina, con un incremento de la matriculación de niñas, estudiantes pobres y miembros de las minorías étnicas y raciales, que llevó a muchos a la clase media. Ahora, una avalancha de abandonos escolares amenaza con hacer retroceder años de progreso duramente conseguido, agudizando la desigualdad y posiblemente configurando a la región para las próximas décadas.

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Perú: Fracaso de estrategia de educación a distancia genera profunda crisis de la educación peruana

América del Sur/Perú/30-04-2021/Autor(a) y Fuente:

  • Más del 32% de estudiantes de secundaria no tuvo resultados satisfactorios en 2020.

  • A estos se suma la deserción de más de 100 mil estudiantes, equivalente al 4% de toda secundaria.

  • Debido a abandono y olvido de la educación por parte de los gobiernos neoliberales y por pandemia de Covid-19 enfrentamos una de las peores crisis de la historia republicana.

La Contraloría General de la República llevó a cabo una veeduría (inspección) para conocer los resultados a nivel de secundaria de la estrategia de aprendizaje a distancia “Aprendo en Casa”, aplicada por el Ministerio de Educación para ofrecer el servicio educativo durante la emergencia sanitaria producto de la pandemia de coronavirus.

Según dicho informe, 32% de los estudiantes de nivel secundario no alcanzaron resultados satisfactorios. La veeduría se realizó con la participación de cerca de 110 mil estudiantes, así como docentes y padres de familia de todo el Perú.

Según la Contraloría, el 72% de los estudiantes enfrentaron fallas en el servicio de Internet. Por otro lado, el 59% manifestó tener que compartir el equipo de comunicación, ya sea una computadora, radio o TV. El 59% de los estudiantes manifestó haberse quedado sin datos para el celular y el 52% señaló no contar con servicio de Internet. El 48% sostuvo que no tuvo un celular para acceder a las clases remotas.

Es así, que de las 25 regiones en las que llevó a cabo el estudio, solo aprobaron el 43% de estudiantes de secundaria, mientras que el 32% no logró obtener la nota mínima satisfactoria y tendrán una promoción guiada con la finalidad de asegurar que alcancen las competencias requeridas.

Las regiones que tienen el mayor porcentaje de alumnos con promoción guiada son seis: Tacna (47%), Madre de Dios (44%), Áncash (42%), Ucayali (39%), Ayacucho (38%) y La Libertad (38%). Por su parte, en once regiones también se encuentran estudiantes con promoción guiada por encima del promedio nacional (32%) como: Huánuco (38%) Huancavelica (37%), San Martín (36%), Moquegua (36%), Tumbes (35%), Lambayeque (35%), Amazonas (35%), Junín (34%), Cusco (33%), Puno (33%) y Pasco (33%).

Otro aspecto preocupante es que el 48% de los estudiantes afirmaron que recibieron por lo menos 2 horas de clase, mientras que el 35% recibió de 2 a 4 horas y solo el 18% habría recibido clases por más de 4 horas.

Asimismo, el 59% de docentes manifestó que no recibió ninguna capacitación desde el inicio del estado de emergencia y gran parte de las situaciones adversas sufridas por los docentes se debió a carencias para poder ofrecer las clases remotas.

Por si fuera poco, a estas terribles cifras tenemos que sumar que el 4% de los estudiantes de secundaria (es decir, más de 100 mil estudiantes) abanaron sus estudios, la mayor parte por problemas económicos ante la desatención y la falta de apoyo del gobierno para enfrentar la crisis sanitaria y el incremento del desempleo a nivel nacional.

Se advirtió con tiempo de esta crisis educativa

El Sutep advirtió al Minedu que no era viable comenzar las clases semipresenciales en zonas rurales, primero porque la situación sanitaria en todo el país es extremadamente grave y se pone en riesgo la vida y la salud de la comunidad escolar, tal como también lo señaló recientemente la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales. Segundo, porque muchos directivos y funcionarios interpretaban la RVM No 121-2021-MINEDU, que regula el retorno a la presencialidad de manera antojadiza, coaccionando y obligando a los docentes y auxiliares a acudir a los centros educativos, contraviniendo el principio 4 de voluntariedad.

Del mismo modo, manifestamos que si bien el millón de tablets para los estudiantes de las zonas más alejadas era un importante avance, la situación requería de dispositivos y conectividad para todos los alumnos, así como laptops para los docentes y auxiliares, con la finalidad de cumplir con las labores que la educación remota demanda como dictar clases virtuales, preparar clases y producir contenido pedagógico digital, administrar aulas virtuales, hacer seguimiento a los avances de los estudiantes, así como la tutoría, el apoyo socioafectivo y la coordinación con los padres de familia.

Desde el comienzo de la pandemia, hemos exigido datos para docentes y estudiantes. El Minedu otorgo paquetes de datos inadecuados a docentes y estudiantes siguen esperando.

Hemos visto que el celular es el medio más empleado, pero somos conscientes de que no es el más idóneo. Al respecto nuestro sindicato recomendó al Minedu llevar a cabo alianzas estratégicas con los operadores de telefonía para que brinden un plan de datos educativo gratuito, pensando en la tan afectada economía de los padres de familia y de este modo reducir la brecha digital en el sector.

Al parecer las clases por radio y TV no llegaron a tantos estudiantes como se esperaba, por eso el Sutep también recomendó al ministerio, que solicite a los canales de televisión de señal abierta disponer de una hora diaria de su programación para difundir el contenido educativo y de este modo ampliar las horas lectivas por este importante medio de comunicación.

Los medios privados de señal abierta han demostrado que no tienen interés en apoyar a la educación.

Como parte de las actividades de un sindicato serio que lucha por los derechos y la profesionalización de su gremio, ofrecimos dos cursos online de formación en TIC y competencias digitales para Aprendo en Casa, en los que participaron más de 12 mil docentes que aprendieron a usar herramientas como Google Drive, Zoom, Classroom, Formularios, entre otras, para el dictado y preparación de clases virtuales y la evaluación formativa.

Fuente e Imagen: https://sutep.org/articulos/fracaso-de-estrategia-de-educacion-a-distancia-genera-profunda-crisis-de-la-educacion-peruana/

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La nueva Crisis Educativa en México

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

México en una nueva “crisis educativa”

La declaratoria, tácita, de que hoy México se encuentra empantanado en una nueva “crisis educativa”, junto con las crisis sanitaria y económica, tiene su primera referencia oficial en la encuesta recientemente publicada por el INEGI (2021), sobre los efectos o el impacto de la pandemia en la educación (1).

Llama la atención que esta declaratoria no provenga, lamentablemente, de las instituciones nacionales responsables de la conducción de las políticas nacionales en la materia: la SEP y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MejorEdu), esta última creada en el marco de la reforma constitucional de 2019. Todo lo contrario, pues la SEP de Esteban Moctezuma se condujo siempre con cuentas alegres.

Aunque ya había advertido en algunos de mis textos, a finales de 2020 y durante lo que va de 2021, sobre la configuración de una crisis educativa en nuestro país, considero oportuno entrar a la caracterización de esa “crisis educativa” ¿Cómo surge? ¿Quiénes son responsables de su estallamiento? ¿Cuánto durará? ¿Cómo se podrían evaluar sus etapas de inicio, desarrollo o auge y decadencia? ¿De qué manera superarla?

Ciertamente, en toda crisis hay contradicciones, situaciones de emergencia, cambios radicales en contra, confrontaciones de ideas, ambigüedad y carencias de diferentes calibres, trátese del ámbito de la salud, de la política, la economía o la educación, entre otros sectores claves de la vida pública y social de una nación.

Pero cuando hablamos o nos referimos a una crisis, preferentemente nos encontramos ante el umbral de un proceso de agotamiento de un modelo, un paradigma o un núcleo discursivo para generar alternativas o nuevos derroteros.

Como dirían los clásicos (Bertolt Brecht entre ellos) una crisis es como una transición entre lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer.

Según los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto Covid 19 en la Educación, (Ecovid-Ed 2020), de la población y porcentaje de población de 3 a 29 años de edad inscrita en el ciclo escolar 2019–2020 (antes de la pandemia), para grupos de edad, destaca el 3.6 por ciento que representan las y los estudiantes de 3 años de edad matriculados en el sistema educativo mexicano. Ese porcentaje se registra sobre el total de estudiantes inscritos durante el ciclo 2019-2020, de 3 a 29 años de edad, es decir, de 33.6 millones de personas inscritas.

Sobre ese mismo universo, el bloque de estudiantes entre los 4 y los 5 años de edad, representa el 64.4%, que se encontraban inscritos en el sistema. En pocas palabras, estos datos revelan el incumplimiento, establecido en la ley, de la universalidad de la educación preescolar en México.

Situación similar, de incumplimiento, se registra en la población de estudiantes inscritos, antes de la pandemia, entre los 16 a 18 años (75.5% matriculados o afiliados en educación media superior) y en el grupo de edad de 19 a 24 años (38.4% matriculados en educación superior, aunque ésta no es obligatoria), del universo de estudiantes entre los 3 a los 29 años de edad. En estos grupos, sin embargo, hay un ligero avance en cobertura, si lo comparamos con los datos registrados durante el ciclo escolar 2009-2010.

Estadísticas de estudiantes que tienen dispositivos electrónicos

Acerca del porcentaje de la población de 3 a 29 años inscritos en el ciclo escolar 2019–2020, según los principales aparatos o dispositivos electrónicos usados para sus actividades escolares o clases a distancia, INEGI encontró que 67.5% de los estudiantes usa teléfono inteligente; 18.2% computadora portátil (laptop); 7.2% computadora de escritorio o PC; 5.3% TV digital y 3.6% tablet. Datos que, en gran medida, dan cuenta de la inequidad y la precariedad en el acceso al equipamiento y la conectividad utilizados cotidianamente por la población estudiantil en México.

Con respecto al uso de dichos equipos por nivel de escolaridad, cabe destacar que el 72% de estudiantes de Primaria y el 71% de estudiantes de Secundaria, utilizan el teléfono inteligente para conectarse a clases o a asesorías mediadas por las nuevas tecnologías.

Del total de los 2.3 millones de no inscritos por COVID-19 en el actual ciclo escolar 2020-2021: 615 mil personas mencionaron que eso se debió porque las clases son poco funcionales; 584 mil porque alguno de los padres se quedaron sin empleo, y 581 mil por carecer de computadora u otros dispositivos.

Tanto en los análisis cualitativos como cuantitativos, una cosa son los datos y otra, diferente, es la interpretación que se hace de los mismos. De hecho, y no es cosa menor, en el reporte de los resultados de la encuesta, el INEGI no menciona la palabra “crisis”.

Al respecto, tiene razón Pedro Flores Crespo cuando afirma que la crisis educativa tiene rasgos específicos y se torna en un reto social: “…más allá del número o de las proporciones está el razonamiento humano… Si ya había evidencia —gracias a la investigación educativa— de que la vida escolar podía aburrir por ser poco pertinente para los sujetos, imagínense estar todo el tiempo en casa y sentados frente a una pantalla. La mala pedagogía también genera exclusión y para esto no sirve ni el dinero repartido en becas ni el otorgado a las empresas de medios.” (2)

738 mil estudiantes no concluyeron el ciclo escolar pasado

“Tristemente, un poco más de 738 mil estudiantes no concluyeron el ciclo escolar pasado y de éstos, 435 mil (59%) declararon un motivo relacionado con Covid. Según INEGI, 29 por ciento de éstos perdió contacto con sus maestros o no pudo hacer las tareas. ¿Quién asumirá la responsabilidad de esto? ¿Debe el Estado asumir la acreditación de todos los excluidos del Sistema Educativo Nacional?”, señaló Flores Crespo en una columna publicada esta semana.

Acerca de lo anterior, INEGI reportó que: “Adicional a los 435 mil alumnas y alumnos que no concluyeron el ciclo escolar pasado por COVID-19: 66 mil no concluyó por falta de recursos y 49 mil no concluyó porque tenía que trabajar.”

Esos datos, proporcionados por un organismo público, autónomo, (el INEGI), ofrecen un panorama general sobre las dificultades que ha enfrentado el sistema educativo mexicano ante la crisis de salubridad (generada por la pandemia de la Covid durante el año 2020-2021), misma que se relaciona, a su vez, con las dificultades económicas (sobre todo la pérdida de empleos y el cierre de miles de negocios medianos y pequeños).

Es necesario señalar, así mismo, que el sistema educativo no es un concepto abstracto, sino que está compuesto de personas que se organizan en instituciones, en las cuales y sobre las cuales se construyen y establecen marcos legislativos, reglas, procedimientos, infraestructuras, financiamientos y programas, etc. En ese contexto, las autoridades federales y estatales (Poderes Ejecutivos) son las responsables de la adecuada conducción del sistema educativo del país.

Por ello, la crisis educativa que vivimos en este 2021 y años próximos, al analizar sus causas y efectos, tiene que ver, con las decisiones que toman las y los funcionarios públicos del más alto nivel de este sector.

Y aunque es de tal modo complejo el “sistema” educativo (como lo son otros sectores de la vida pública nacional), los gobernantes habrán de trabajar para producir los equilibrios, las concertaciones y los consensos necesarios o suficientes con los diferentes actores involucrados, esto con el propósito de cumplir con lo establecido en el programa rector nacional (en este caso, el Programa Sectorial de Educación 2018-2024).

Como se puede observar, tales equilibrios, concertaciones y consensos, en la práctica y en la marcha adecuada de las instituciones educativas en México, cuelga de un alfiler. Por el momento, los datos oficiales así lo demuestran. La crisis educativa en México es un hecho, no un pronóstico.

Las preguntas están sobre la mesa: ¿Cuánto durará esta nueva crisis? ¿Cómo y quién evaluará sus etapas de inicio, auge y decadencia? ¿Cuáles serán sus efectos a mediano y largo plazos en las nuevas generaciones de niñas, niños, jóvenes y adultos? ¿De qué manera, como nación, podremos confrontarla? ¿Con qué capacidades humanas, técnicas y financieras contamos para contrarrestarla? ¿Hay voluntad política para hacerle frente o, una vez más, se transitará por el camino de la simulación?

Fuentes consultadas:

(1) https://www.inegi.org.mx/contenidos/investigacion/ecovided/2020/doc/ecovid_ed_2020_presentacion_resultados.pdf

(2) Pedro Flores Crespo. Crisis educativa: Un reto social. El Universal Querétaro, 29 de marzo, 2021.


Publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/la-nueva-crisis-educativa-en-mexico/

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Las medidas en la mayoría de países son iguales, por ejemplo Bosnia y Serbia determinaron reducir los estudiantes por curso. Foto: AP

La pandemia como oportundiad para la educación superior

Por: Dinorah García Romero 

Ya es tiempo de que valoremos la crisis pandémica con una mirada más integral.

El tema que abordamos en este artículo puede sorprender a muchos. Lo normal es que diariamente analicemos los estragos que la pandemia provoca en los humanos, las instituciones, los sistemas políticos, económicos, sociales y en los ecosistemas. Estos análisis son necesarios e importantes. Pero ya es tiempo de que valoremos la crisis pandémica con una mirada más integral.  Esto exige que no solo subrayemos los males que nos afectan desde que inició la hegemonía de la COVID-19. La mirada unidireccional de la pandemia provoca dificultades en nuestra capacidad de análisis; estos presentan sesgos, que, a su vez, les restan validez y objetividad. Con lo expresado anteriormente, no justifico la exaltación de bondades sin sentido y hasta contradictorias. Lo que sostengo es que en la dura situación que vive la Educación Superior a partir de la llegada de la enfermedad, además de provocar serios problemas, cada día y cada hora, encontramos oportunidades en los diferentes escenarios en los que se mueven y actúan las instituciones de ese ámbito.

En el campo de la Educación Superior dominicana, se afrontan problemas múltiples y agudos: deserción estudiantil, dificultades económicas moderadas para unas instituciones; para otras, severas; asimismo, problemas de carácter tecnológicos. Hay instituciones de Educación Superior que cuentan con plataformas tecnológicas propias; otras no cuentan con los medios necesarios para tenerlas. La salud del personal y de los estudiantes está siendo afectada por el virus; y este panorama influye en el desarrollo académico y en los procesos de aprendizaje. Más del 75 % de los docentes del ámbito de la educación superior ha tenido dificultades de carácter tecnológico; por lo que se ha visto impulsado a reorientar su forma de trabajar para adaptarse a la virtualidad. Hay dificultades también de empleabilidad. Ha habido que suspender empleados, reorganizar los servicios y aplicar planes de austeridad integrales.

En este contexto, la pandemia se presenta como una oportunidad importante. Habrá que ver si las instituciones de Educación Superior están descubriendo y aprovechando estas oportunidades que son cada vez más evidentes. Algunas de las más relevantes han influido significativamente en la cultura de los educadores, de los estudiantes y de las instituciones universitarias. Otras, han provocado la irrupción de nuevas prácticas y formas distintas de pensar y actuar en las instituciones de Educación Superior. De otra parte, hay oportunidades que invitan a gestores y docentes a desarrollar una mentalidad más abierta para ponderar los desafíos del futuro y para desasirse de apegos irracionales a lo que hicieron y pensaron ayer. El pasado cuenta y no se puede obviar, pero ha de asumirse con apertura reflexivo-crítica para no frenar la capacidad de recreación e innovación de la práctica. Las oportunidades también aportan en la dirección de desplegar esfuerzos para aprender continuamente; para fortalecer la desprivatización del conocimiento y de los talentos.

En este tiempo de pandemia, se refuerza la construcción de relaciones más horizontales y solidarias, orientadas a la construcción compartida, al trabajo en equipo. La investigación adquiere centralidad, por la necesidad de una Educación Superior con un fundamento científico más acabado. La COVID-19 es un desafío constante en este campo, pues la virtualidad le está demandando concepciones y metodologías más innovadoras. Los docentes y gestores han de apropiarse de la gestión de los programas que facilitan el trabajo docente y la comunicación con los estudiantes. Otra oportunidad relevante se vincula con la posibilidad de conocer la Educación Superior más allá de las fronteras de la República Dominicana. Se ha de aprender de otras instituciones homólogas, pues estos aprendizajes contribuyen a una formación y a una gestión más contextualizadas. El interés es que los actores de la Educación Superior del país no se encierren en su propio mundo; y que redescubran nuevas formas de docencia y de gestión universitarias en contexto complejo y difícil.  Más de lo mismo en Educación Superior hastía a los estudiantes, atrasa a los docentes y fosiliza a los gestores. La COVID-19 ha de mirarse y asumirse desde la diversidad de perspectivas que posee. Focalizar una sola es un error que tiene consecuencias directas en la calidad, en el desarrollo y en la efectividad de la Educación Superior en el país. Para avanzar en esta dirección, se ha de priorizar una acción más interdependiente fundada en alianzas inteligentes y estratégicas.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-pandemia-como-oportundiad-para-la-educacion-superior-8923222.html

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