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Deserción escolar: ¿descripción o acción?

Por: Gloria Esther Trigos Reynoso

Durante el proceso de cierre de un estudio sobre becarios, invité a unos estudiantes a escuchar parte de las conclusiones a que había llegado. Me hicieron varios comentarios muy enriquecedores entre los que destaca especialmente la participación de una alumna. Ella me dijo: “Ya conoce el porcentaje de deserción de los becarios pero ahora,  ¿qué sigue? No creo que lo vaya a dejar así, ¿verdad? Seguiría todo igual”.
Este par de preguntas encierran en sí mismas esperanza y estímulo; esperanza de cambio y estímulo para trabajar en pos de ese cambio, aunque sea poco a poco. De hecho, las recibí como un imperativo de “no te detengas… el camino no termina ahí… apenas estás empezando”. Por mi parte, estoy convencida de que es necesario perseverar para darle claridad y voz a las ideas que van emergiendo como producto del ejercicio profesional; sin embargo, lo interesante en este caso, es que estas preguntas surgieron de una estudiante becaria, preocupada por algunos de sus compañeros que a esas alturas ya habían abandonado sus estudios universitarios, pero que deseaba que se pudiera hacer algo por evitar esos casos.

En el transcurso de esta conversación llegaron a mi recuerdo las palabras del Apóstol Santiago (2:14-17) cuando dijo que una fe sin obras ¿de qué sirve?
Y es así, porque realmente no tiene sentido investigar a profundidad un tema y quedarnos con los resultados de manera contemplativa. Por ello, al desentrañar de manera muy sencilla los conceptos involucrados en el título de este trabajo, podemos decir que el término deserción nos traslada de inmediato a un escenario de abandono, de alejamiento, en este caso de los estudios en cualquier nivel educativo; asimismo, la descripción hace referencia a informar de manera objetiva sobre una realidad, mientras que la acción tiene que ver con la postura voluntaria y convencida que una institución toma ante un hecho, para incidir en él.

Bajo este enfoque es que se hace necesario pasar de la descripción del comportamiento de la deserción en un lapso determinado, a la acción. Si desde hace muchos años se da información institucional basada en indicadores nacionales, vale la pena modificar esa tendencia para hablar de realidades particulares. El fenómeno de la deserción se entiende igual en todas las instituciones, sin embargo, las causas y manifestaciones pueden variar, orillando a identificar soluciones ad hoc para cada una de ellas. Máxime si logramos reconocer la diversidad tan maravillosa que existe entre nuestros alumnos, diversidad que permite poner en juego nuestra creatividad y voluntad para contribuir a la solución de distintas problemáticas.

Pero ¿qué tipo de acciones son las que se podrían derivar para intentar retener a los estudiantes en sus estudios? Considero que, en principio, sería ocuparnos de conocerlos como personas, eso implica llamarlos por su nombre; después, identificar situaciones comunes, en el número y diversidad que se presenten, para posteriormente, proponer alternativas apropiadas para cada una de ellas. Las situaciones comunes pueden ir desde procedencia geográfica, falta de orientación vocacional, traslado, cambio de carrera, grupo de edad (tradicional o no tradicional), estado civil, formas de aprender o estilos de aprendizaje, violencia intrafamiliar, inseguridad social, interculturalidad, reprobación de una o varias materias, carecer de recursos económicos para cubrir la inscripción de cada semestre o bien para el trámite de titulación, expectativas respecto de los estudios superiores, temor ante la proximidad del egreso y por tanto a la inserción laboral, entre otras. Cada una de estas condiciones reclama un trato distinto, pero brindado de manera oportuna.

En este momento es necesario, además de urgente, reconocer como desafío la necesidad de definir en conjunto, sociedad e instituciones, cuáles son las cuestiones más importantes que puedan generar o propiciar el desarrollo de la investigación educativa. Indudablemente que entre ellas surgirá como bastión, el conocer y acompañar a nuestros alumnos a lo largo de sus estudios universitarios.

La disyuntiva es muy clara: seguir informando cómo va evolucionando la deserción con el paso de los años o bien, en función del conocimiento de las causas que la originan, informar a la sociedad cuántos alumnos en riesgo se ha logrado apoyar para que concluyan sus estudios universitarios, así como también los programas de intervención educativa desarrollados para tal efecto. Definir una postura institucional respecto a este dilema, da pie a que fluyan acciones coherentes que fortalezcan esa visión.

En este contexto resulta oportuno recordar el refrán “el mundo está lleno de buenas intenciones y el cielo, de buenas obras”, ya que nos invita a deliberar en torno a que si en las instituciones logramos concretar alguna o algunas acciones para reducir los casos de deserción, habremos avanzado mucho. Y, particularmente en este tema, el beneficio sería mayúsculo porque sería una forma de dar cumplimiento a la gran responsabilidad que tienen las instituciones de educación superior de contribuir, con calidad y compromiso, al relevo generacional.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=4638:desercion-escolar-descripcion-o-accion&Itemid=140

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Uruguay: Nuevo plan para evitar la fuga de estudiantes

Uruguay/Diciembre de 2016/Autor: Carlos Tapia/Fuente: El País

Primaria, Secundaria y UTU pondrán en práctica a partir de 2017 un proyecto que busca incrementar la vinculación entre el último año de escuela y el primero del Ciclo Básico. El plan consiste en que una institución esté contigua a la otra, compartiendo el patio de recreo y también el comedor. Uno de los principales objetivos es evitar la desvinculación de los alumnos en el pasaje que va de un ciclo al otro.

El proyecto «Centros de continuidad educativa y contigüidad territorial» se inaugurará en marzo del año que viene en 25 instituciones de diferentes departamentos del país, nueve de ellas de la capital.

La fuga de estudiantes entre ciclos es un dolor de cabeza para la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).

Hubo 1.600 niños que terminaron la escuela en 2015 y que ni siquiera se anotaron en el liceo en 2016. En tanto, el Banco de Previsión Social (BPS) amenazó este año con cortarle las asignaciones familiares a 15.900 niños y jóvenes que no estaban en ningún centro educativo.

De éstos, la ANEP logró reinsertar solo a 4.000.

Entre los sustentos de la propuesta enumerados en un documento suscrito por Primaria, Secundaria y UTU se destaca la necesidad de «asegurar la continuidad educativa» y «favorecer mejores aprendizajes» en el primer ciclo de Enseñanza Media.

Tiempo completo.

Pero el proyecto tiene en cuenta otras cuestiones, como «contemplar necesidades específicas de la población destinataria» de estos planes, «extendiendo beneficios que sostienen los formatos de escuelas de Tiempo Completo y Aprender». El proyecto, de hecho, incluye que los alumnos que estén cursando en primer año de Secundaria o UTU vayan a estas instituciones en una modalidad de doble horario, lo que implica que almorzarán dentro de los centros educativos.

La propuesta pedagógica también incluye «proyectos colectivos» que «pondrán énfasis especialmente en cuatro transversales que hacen a la formación de sujetos críticos y autónomos», sostiene el documento del plan al que accedió El País. Y enumera: «Lectura y escritura, razonamiento lógico-matemático y cálculo, uso de tecnologías digitales y Derechos Humanos y construcción de ciudadanía».

Para estos proyectos se tomarán temáticas macro que serán «medio ambiente, arte, lectura y escrituras, ciencias (lo que incluye robótica, laboratorios digitales y clubes de ciencia) y corporeidad, sexualidad y adicciones».

«También se comparte el colectivo docente. Cada 15 días van a tener una reunión de dos horas los profesores con los maestros para ver cómo viene funcionando todo. Además se pretende que los escolares vayan al laboratorio del centro de Educación Media», explicó a El País la directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Irupé Buzzetti.

Infraestructura.

La jerarca de Primaria añadió que de las 25 instituciones que se utilizarán para este plan hay siete, que pertenecen al Ciclo Básico Tecnológico, es decir a UTU, que son edificaciones nuevas. Estas estarán en el Cerro, Maroñas, Carrasco Norte, Barros Blancos y Manga.

«Estas son construcciones livianas que tienen dos aulas para dos primeros, un aula para un laboratorio, un aula para coordinación y un aula para sala de reuniones. En el año 2018 se le sumarán dos aulas para segundo y en 2019 dos aulas para tercero», precisó.

Buzzetti añadió que se trata de «locales para 270 alumnos como máximo, es decir 90 por tres años, con cursos de hasta treinta estudiantes. Porque para que esto funcione no pueden ser espacios muy grandes».

En los otros casos se trata de instituciones ya existentes, que «están todas pegadas a las escuelas menos una», que es la UTU de Gregorio Aznares, en Maldonado, que está a una cuadra del centro de primaria.

Las Escuelas ya prestan espacios.

En 2016 se hizo un proyecto de coordinación entre Primaria y Secundaria que implicó que las escuelas prestaran a los liceos el comedor, para que estos pudieran llevar adelante una modalidad de tiempo completo en los centros. Esto se hizo en cinco instituciones. Sin embargo, Buzzetti explicó que «aunque se albergaba a los alumnos en el comedor, no se estaba trabajando juntos», como se hará a partir del nuevo plan acordado para 2017.

Padres se quejan por la falta de cupos.

La directora general de Primaria, Irupé Buzzetti, dijo a El País que se han generado problemas con algunos padres porque la mayoría eligen las mismas escuelas.

«Esto es finito. Los gurises no pueden ir todos a la misma escuela. Las escuelas con buen director son buenas escuelas. Y el boca a boca entra a correr y todos quieren ir a esas», señaló Buzzetti.

«Además, la gente ahora se da cuenta. Los padres ven las pruebas PISA, que dan los mismos resultados en los mismos barrios sin importar si los chiquilines van a una escuela privada o pública, entonces eligen la pública. Esto es lógico que pase, porque los profesores son los mismos. La gente se da cuenta que no tiene por qué pagar 20 palos», añadió la jerarca.

Las inscripciones ahora se hacen de manera automática a través del programa informático Gurí. Este, a través de una serie de variantes, es el que asigna la institución a la que tiene que ir cada alumno. Por ejemplo, si un niño ya tiene un hermano cursando en una escuela, el programa le da prioridad. Lo mismo en caso de que esté asistiendo a un Caif de la zona.

«Esto está informatizado, no hay forma de cambiarlo. La gente llama acá o a otros lados tratando de que algún conocido ponga a su hijo en la escuela que ellos quieren, pero esto no se puede cambiar, y está bien que sea así», dijo Buzzetti.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/informacion/nuevo-plan-evitar-fuga-estudiantes.html

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Absentismo escolar: ¿solo aquellos estudiantes que no asisten al establecimiento?

Por: María Loreto Serra Rodríguez

Abordar el absentismo escolar en Chile es una tarea compleja. En primer lugar, debido a que en nuestro país dicho fenómeno no ha sido considerado un objeto de estudio relevante, lo que se evidencia tanto en las escasas referencias sobre este tema en la literatura científica; como también en la inexistencia de un indicador que dé cuenta de dicha realidad en los establecimientos educacionales del país. No contamos, tampoco, con fórmulas oficiales para calcular, por ejemplo, lo que sería la tasa de absentismo; aunque sí las hay para medir asistencia media, retiro o deserción escolar. En segundo lugar, no existe consenso en la literatura internacional respecto a lo que es, precisamente, el absentismo escolar, llegando a transformarse en lo que Rué (2005) ha categorizado como un “concepto-saco”, es decir, una categoría que da cuenta de un fenómeno originado en causas, factores, hechos y experiencias diversas. El reto es, por tanto, hacerse cargo de un fenómeno que, tanto para los índices oficiales del gobierno como para la investigación educativa en Chile, se encuentra invisibilizado.

Lo anterior no deja de ser paradojal, toda vez que constatamos a través de la literatura que se trata de un fenómeno relevante, pues constituye el proceso que antecede la deserción y abandono escolar (De la Fuente, 2009; Espinoza et al, 2014; Fernández et al., 2010; García, 2001; González, 2006; Ribaya, 2004; Rué, 2005). Sobre esto último, en el caso chileno, de acuerdo a los datos estadísticos entregados por el Ministerio de Educación (2013), el abandono escolar corresponde en términos generales (tasa de prevalencia año 2011) a un 9,5% entre los 15 y 19 años, y 16% entre 20 a 24 años; con una mayor concentración de jóvenes desertores en los quintiles más pobres de la población (I y II).

Quienes nos dedicamos a la docencia en el sistema escolar municipalizado y trabajamos con estudiantes pertenecientes a los quintiles más pobres, no solo observamos y vivimos en lo cotidiano el fenómeno del absentismo escolar, sino también entendemos que en él subyacen, de modo latente y dinámico, una multiplicidad de factores (sociales, culturales, familiares, económicos, etc.), como experiencias de vida y relaciones intersubjetivas que viven las y los jóvenes. Las problemáticas de la escuela, significan para nosotros los/as docentes, la visibilidad de rostros concretos, con nombres y apellidos, sus familias, sus vivencias e historias personales; pues conocemos, nos relacionamos y convivimos a diario con ellos/as.

La experiencia como docente de un liceo técnico municipal en la ciudad de Valparaíso y el diálogo cotidiano con mis colegas más cercanos, me hizo ver la necesidad de buscar comprender este fenómeno. Y es que si bien, las y los profesores estamos dispuestos a enfrentar numerosos desafíos, el no contar con la presencia de los propios educandos es algo que escapa a toda planificación. Podemos ser muy buenos profesionales, trabajar de manera cohesionada y en equipo, implementar diversas estrategias de enseñanza, etc., pero si no contamos con los actores claves del proceso educativo, la educación misma pierde su sentido. ¿Por qué la ausencia de jóvenes en las salas de clases? He ahí una interrogante clave.

Ubicado en una de las principales arterias de la ciudad y con 113 años de historia, el establecimiento en el que trabajo posee una matrícula de 1300 estudiantes y un índice de vulnerabilidad por sobre el 80%. En relación a la asistencia, según los datos del último Plan Anual de Desarrollo de la Educación Municipal (Padem), el establecimiento presentó una asistencia media del 85%, cifra que se encuentra justo en el límite del promedio requerido por la normativa vigente para promover de curso. Cabe señalar que esta cifra representa una tendencia a la baja que se da en el establecimiento desde hace un par de años atrás.

Asimismo, de manera más particular, al interior del establecimiento, las mayores tasas de inasistencia, repitencia y retiro se encuentran en primero medio. Solo en este nivel, dentro del primer semestre 2016, contabilizamos 89 estudiantes con una asistencia bajo el 85% requerido. Tales jóvenes hoy tienen el doble desafío de obtener las calificaciones necesarias para promover de curso y remontar su porcentaje de asistencia para aprobar en diciembre. Pero, ¿el absentismo se refiere solo a aquellos/as estudiantes que no asisten al establecimiento? El fenómeno me pareció mucho más complejo, puesto que el problema de fondo es que los o las jóvenes en cuestión no estaban presentes en las clases en el momento en que estas se realizaban. Lo anterior me llevó a desarrollar una mirada distinta acerca del fenómeno.

De este modo, considerando dichos antecedentes, en el marco de la tesis de magíster en educación que desarrollo y con el apoyo de la dirección y el equipo técnico del establecimiento, inicié un proceso investigativo a fines del año pasado, cuyo objetivo principal consiste en comprender cómo se configuran y desarrollan los procesos de absentismo escolar en estudiantes del Instituto Superior de Comercio Francisco Araya Bennett de Valparaíso. En concreto, me pregunto: ¿cómo y por qué se inician los procesos absentistas?, ¿cómo y qué factores familiares, socioculturales y escolares inciden en el desarrollo de los procesos absentistas?, y ¿qué sentidos atribuyen los estudiantes a la escuela y al proceso educativo? Esta investigación, concebida como estudio de caso instrumental, no solo nos permitiría comprender mejor el fenómeno en nuestro establecimiento, sino también contribuir con una perspectiva nueva para su comprensión desde la política nacional, agregando además un nuevo énfasis: los sentidos que tienen la educación en general y la escuela en particular para estos/as estudiantes. ¿Cuánta responsabilidad les cabe hoy a las instituciones educativas al respecto? Esa sería una reflexión ineludible al concluir la investigación.

Para hablar del absentismo: diversas acepciones para un mismo concepto

Distintas acepciones han sido utilizadas para referirse a las características del proceso absentista. Por una parte, Costa-Lascoux (2002) ha enfatizado los aspectos emotivos imbricados en la escolarización y señala que este es parte de un proceso de desencanto del estudiante hacia la escuela; un proceso lento, progresivo y acumulativo. En una línea similar, investigaciones utilizan el concepto de desafección (García, 2001; Rué, 2005) para destacar una cara del absentismo, referida al distanciamiento afectivo del individuo con la escuela o a su inhibición al interior de ella. Por último, también se emplea el concepto de desenganche (Fernández et al., 2010; González, 2006; Pallarés, 2014), utilizados mayoritariamente en investigaciones españolas desde una perspectiva más amplia, que tratan de abarcar lo polifacético del fenómeno. Por otra parte, encontramos autores que se diferencian no solo por lo que consideran como absentismo, propiamente tal, sino también por los tipos de absentismo que reconocen y las variables que consideran para explicar el fenómeno.

¿Solo es ausencia física?

No existe acuerdo respecto a si por absentismo escolar se debe entender únicamente la inasistencia a clases por parte del alumno o si también deben incluirse y considerarse aquellos casos en los que existe una presencia “física” del estudiante, aunque no una implicación de este en los procesos de enseñanza y aprendizaje (Pallarés, 2014), sobre todo, aquellos que transcurren al interior del aula.

Entre quienes reconocen distintas formas de absentismo, encontramos un número importante de tipologías.

García (2001) introduce el concepto de absentismo virtual para referirse a aquellas situaciones donde los alumnos se inhiben dentro de la sala de clases y están allí, sin estar.

García (2001) introduce el concepto de absentismo virtual para referirse a aquellas situaciones donde los alumnos se inhiben dentro de la sala de clases y están allí, sin estar. Por otra parte, Blaya (2003) establece una distinción de cinco tipos de absentismo: de retraso (aquellos estudiantes que de manera sistemática llegan tarde a la primera hora de clases); del interior (estudiantes que, estando presentes en las clases, tratan de pasar desapercibidos e inadvertidos, esperando que el tiempo pase; estos estudiantes estarían en la escuela únicamente por la amistad que desarrollan con sus compañeros, mientras van acumulando dificultades escolares); elegido (a estudiantes que evitan ciertos aspectos puntuales de la experiencia escolar, y por ello no asisten en determinados momentos a clases); crónico (las reiteradas ausencias físicas de los estudiantes al establecimiento, con una alta frecuencia); y cubierto por los padres (aquellos estudiantes que se ausentan de clases por diversos motivos, pero que cuentan con la venia de sus padres, es decir, excusan sus faltas). Finalmente, Costa-Lascoux (2002) incorpora tres situaciones y realidades particulares: absentismo de los presentes ausentes, es decir, estudiantes que se encuentran en el aula, pero se descuelgan de la actividad escolar, en tanto no se involucran y evaden a los docentes; el absentismo esporádico, referido a los alumnos que se ausentan ocasionalmente, privilegiando otras actividades; y el absentismo dirigido o selectivo, que se origina cuando ciertos estudiantes, ya sea por creencias filosóficas o religiosas (sean suyas o de sus padres), no asisten a clases.

Un intento de síntesis y reagrupación de estas últimas categorías nos permitió identificar distintos perfiles absentistas en nuestro establecimiento (ver Cuadro 1).

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El absentismo en nuestro liceo

Con estos perfiles iniciamos una investigación cualitativa, sustentada en el desarrollo de entrevistas individuales a estudiantes que presentaran las características indicadas. Comenzamos hablando con quienes tenían porcentajes de inasistencia elevada al establecimiento, pero luego fuimos identificando perfiles de jóvenes que, si bien estaban dentro del liceo, llegaban atrasados/as prácticamente todos los días de la semana, así como también algunos que deambulaban por los patios mientras sus clases se desarrollaban, evitando ser vistos por inspectores y paradocentes de su nivel. Algunos de ellos evadían pruebas y trabajos, mientras que otros, simplemente, no querían ingresar a clases, pero sí estar junto a sus amigos y compañeros.

Al momento de escribir estas líneas, la investigación aún se encuentra en desarrollo; no obstante, el adentrarnos en las distintas tramas biográficas de los/as jóvenes que desarrollan trayectorias absentistas, nos ha permitido identificar algunas ideas clave para avanzar en la comprensión del fenómeno.

El abandono biográfico: jóvenes sin residencia fija, abandonados/as por sus padres cuando pequeños, entre otras, son experiencias que anteceden y acompañan el proceso mismo de desenganche con la escuela.

En primer lugar, si bien no tienen un carácter determinista, las desigualdades socioeconómicas y culturales son condicionantes relevantes de estos procesos: las experiencias de pobreza, drogadicción, conflicto y violencia (familiar, entre pares, etc.) aparecen con un importante significado en los relatos de vida. Asimismo, el abandono biográfico: jóvenes sin residencia fija, abandonados/as por sus padres cuando pequeños, entre otras, son experiencias que anteceden y acompañan el proceso mismo de desenganche con la escuela.

En segundo lugar, si bien el absentismo se manifiesta como una respuesta biográfica connotada sociocultural y económicamente, depende de dinámicas interactivas y se desarrolla de manera distinta dependiendo del funcionamiento escolar. En el establecimiento donde se desarrolla la investigación se pueden apreciar las distintas valoraciones por parte de los/as estudiantes que existen hacia la política interna del establecimiento (ya sea relativa a las sanciones por faltas a la disciplina, así como también, por las mismas ausencias reiteradas) en los cuatro niveles de enseñanza, pues si bien hay un reglamento interno único, se observan diferencias en la forma de aplicar las sanciones en cada nivel. En una misma línea, en relación a los factores intraescuela, se reconoce una pérdida de sentido curricular, ¿para qué entrar a la clase?, ¿para qué llegar a la hora?, ¿por qué aprender tal o cual cosa? En fin, una significativa y variada gama de cuestionamientos que aluden a un currículum que ha perdido sentido para el proceso de los estudiantes y que no logra arraigar en sus vidas como algo que merezca alguna importancia. Del mismo modo, la existencia del ausentismo virtual, nos da a conocer una invisibilidad de los/as estudiantes, quienes no solo pasan inadvertidos para los/as docentes, sino que también en algunos casos son ignorados por sus propios/as compañeros/as de curso.

En las entrevistas vemos distintas circunstancias y motivos por los que los estudiantes se ausentan. Así, por ejemplo, hay algunas ausencias que cuentan con el consentimiento de los padres y se relacionan con tener tiempo de disfrute fuera del liceo:“mi mamá es muy liberá… y mi papá también es muy liberao. Los dos son […] [mi mamá] me decía que hagara la cimarra cuando quisiera, pero no tantos días seguidos […] Sípo, yo le avisaba, le decía ‘mamá estoy aquí en el centro… dame plata porque estoy sin plata…’, con las amigas. Y mi mamá me daba plata po […] íbamos a las dunas, llevábamos igual un pack de cervezas […] pero poco… más que comíamos cosas… así… Y la pasábamos súper bien. […]descansábamos y pasábamos el tiempo… porque ¡había que disfrutar la juventud po! Hubo como tres días que hice la cimarra, pero fueron mis tres días de momento de felicidad” (Entrevistado 1).

En otros casos, aluden al cansancio que les produce el tener otras responsabilidades fuera de la escuela: “a veces yo tengo que cuidar a mi sobrino, o sale por aquí o por allá un trabajo que hacer o algo, de repente no alcanza la hora porque hay que cuidar al sobrino y aparte hay que hacer los trabajos del liceo. Entonces levantarse de nuevo temprano en la mañana es como un cansancio de todas formas…” (Entrevistado 2).

Así también algunos expresan su descontento por el control de una disciplina a la que no encuentran sentido: “El inspector me retó por estar con gorro y me dijo que me quedo suspendida por dos días… O sea, sabe por qué tampoco me gustaba venir… porque los inspectores me agarraban mucho… me gusta estudiar, me gusta venir a aprender, pero no me gusta que estén ellos así criticándome, porque… cuando uso este polerón… sé que está mal el polerón, pero realmente el otro polerón lo tengo todavía mojado… o lo tengo sucio. Y como no he ido donde mi abuela, no lo puedo lavar. Entonces vine con este y… igual me retan… me retan porque estoy con gorro…” (Entrevistado 3).

Hay quienes también hacen ver que a ciertos profesores no les importa si faltan o no al liceo:“Me iba de la casa y me juntaba acá afuera… aquí mismo en el liceo. No me decían nada. ¡En la puerta! Nunca nadie se dio cuenta. Y de repente ahí nos juntábamos con mi amiga…íbamos a Concón, a las dunas… Sí, con la Juani… Una vez íbamos caminando y encontramos a una profesora trotando por ahí y nos miró ¡y se reía la profesora po!” (Entrevistado 4).

Las largas jornadas o el exceso de carga de trabajo es otra causa esgrimida por los estudiantes para ausentarse:“igual encuentro que el liceo tenga sus cosas, pero a veces igual nos explotan demasiado, los horarios, más que nada, que a veces salimos muy tarde” (Entrevistado 5).

Por otra parte, la indiferencia de los docentes y las/os propios compañeros, contribuyen a la configuración de un absentismo que no solo se expresa en la ausencia física, sino también virtual: “entonces igual me quedaba sola en los recreos y lloraba todos los días porque no quería ir al liceo. No tenía ni amigos ni eso po. […] y me sentaba al último porque nadie quería sentarse conmigo po. Y un día que te hagan eso, te lo van a hacer siempre. Entonces yo sabía que eso no iba a cambiar po, entonces… yo me sentaba atrás”.

Estas primeras aproximaciones muestran que, al cuestionar el absentismo, es clave que podamos ampliar la mirada, reconociendo que estamos, ante todo, frente a un fenómeno de carácter variable y heterogéneo, que se manifiesta de distintas formas. El absentismo no es solo la ausencia física, es más que eso. Pero, además, las causas que subyacen a sus distintas expresiones, son al mismo tiempo diversas. ¿Servirá por tanto una única política preventiva o de “retención”, como llamamos hoy a los fondos destinados a promover la asistencia a clases? Creo que no. Las políticas públicas educativas debieran abrirse desde la comprensión de estas diversas realidades, pues no se trata únicamente de inyectar dinero, sino también y fundamentalmente, de proveer los medios y recursos para atender las variadas necesidades de nuestros estudiantes (que no son pocas) y, asimismo, repensar la escuela de manera local, contextualizada y arraigada al territorio. Lo anterior implica, en primera instancia, volver la mirada sobre la educación pública.

Referencias

Blaya, C. (2003). Absentéisme des éleves: Recherchesinternationales et politiques de prévention. Recuperado de: http://www.recherche.gouv.fr/recherche/fns/blaya.pdf

Costa-Lascoux, J. (2002). Absentéismscolaire. Intervention de Jacqueline Costa-Lacoux. Recuperado de: http://lamaisondesenseignants.com/index.php?action=afficher&rub=37&id=1#top

De la Fuente Fernández, M. A. (2009). Derecho a la educación, deber de prevenir y reducir el absentismo y abandono escolar. Revista de Investigación en Educación, 6, 173-181. Recuperado de: http://webs.uvigo.es/reined/

Espinoza, O., Castillo, D., González, L., Loyola, J., Santa Cruz, E. (2014). Deserción escolar en Chile: un estudio de caso en relación con factores intraescolares. Educación y Educadores, 17(1), 32-50.

Fernández Enguita, M., Mena Martínez, L., Rievere Gómez, J. (2010). Fracaso y abandono escolar en España, Colección de Estudios Sociales N° 29. Barcelona: Fundación La Caixa.

García Gracia, Maribel (2001). L`Absentisme Escolar en zonessocialmentdesfavorides. El cas de la ciutat de Barcelona. Tesi Doctoral, UniversitatAutònoma de Barcelona. http://www.tdx.cesca.es/TESIS_UAB/AVAILABLE/TDX-0114102-162443/mgg01de16.pdf

González González, M. T. (2006). Absentismo y abandono escolar: una situación singular de la exclusión educativa. Reice, 4(1), 1-15.

Ministerio de Educación. (marzo, 2013). Medición de la deserción escolar en Chile, Serie Evidencias. Centro de estudios Mineduc, 2(15), 1-11. Recuperado de: http://centroestudios.mineduc.cl/tp_enlaces/portales/tp5996f8b7cm96/uploadImg/File/A15N2_Desercion.pdf

PallarésPirquer, M. (2014). El absentismo en la educación secundaria: detección, seguimiento y respuesta de los centros educativos y de los servicios sociales. Revista Electrónica de Investigación y Docencia (REID), 11, 49-68. Recuperado en: http://www.revistareid.net/revista/n11/REID11art3.pdf

Ribaya Mallada, F. J. (2004). El absentismo escolar en España. Saberes, 2.

Rué Domingo, J. (2005). El absentismo escolar como reto para la calidad educativa. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia.

Fuente: http://www.revistadocencia.cl/absentismo-escolar-solo-aquellos-estudiantes-que-no-asisten-al-establecimiento/

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Colombia: Exigen planes contra la deserción escolar en Cali

América del Sur/Colombia/10 Diciembre 2016/Fuente: El tiempo

Jhon Jairo Caicedo, Presidente de la Federación Nacional de Personeros Estudiantiles, asegura que al finalizar el año escolar 6.000 estudiantes estaban por fuera de las instituciones educativas de Cali “y nadie sabe dónde están”.

Al terminar el periodo, el Sistema Integral de Matricula (Simat) oficial lanza la alerta de 6.000 estudiantes por fuera de las instituciones, no se conoce el paradero de estos, se les perdió la pista y consideramos que es una problemática porque no sabemos si pueden estar en temas de trabajo infantil, prostitución o violencia”, añadió Caicedo.

El joven indicó que en las diferentes comunas realizan mesas de democracia escolares, donde se encuentran con los personeros estudiantiles y discuten estas situaciones.

Según Caicedo, una parte de los estudiantes que han desertado son los que debían ser reubicados en instituciones educativas públicas, luego de que los colegios privados donde tenían cobertura, quedaran por fuera del banco de oferentes.

«Se ha venido trabajando volanteo y perifoneo pero eso no garantizar el reintegro de los estudiantes. Necesitamos que se inicie de manera inmediata planes de acción que sean más integrales, que lleguen hasta las comunas”, añadió Caicedo.

Al respecto, la secretaria de Educación Luz Elena Azcárate, aseguró que la dependencia a su cargo alertó sobre la situación desde julio pasado y se iniciaron campañas masivas invitando a matricular a los 5.570 niños, que según ellos son los que no accedieron a la reubicación. También anunció que se iniciará un plan con apoyo de Personería e Icbf

La secretaria de Educación anunció un plan con Icbf y Personería. “La Personería acudirá a los colegios para saber qué ha pasado con esos estudiantes y a través de Bienestar Familiar podremos iniciar una búsqueda de sus padres de familia para hacerles una reconvención pedagógica y entiendan que a sus hijos se les vulnera el derecho a la educación y procedan a matricularlos”, dijo Azcárate.

‘Estrategias deben ser conjuntas’

Para Agustin Valencia, presidente de la Confederación de Colegios Privados de Cali, en la ciudad hay más de 30 mil niños desescolarizados. “El Municipio terminó el año pasado con 275 mil alumnos pagados por el Estado y este año se va a terminar con 232 mil… son más de 30 mil muchachos de un año a otro desescolarizados”, dijo Valencia y anotó que este año los niños de cobertura no tuvieron desayunos escolares y eso contribuye a la deserción.

La secretaria de Educación, Luz Elena Azcárate, indicó que sí ha habido un bajón en la matrícula pero es una situación “en todo el país, que se debe analizar”. “Por ejemplo, de cobertura se asignaron 75 mil cupos y solo subieron al Simat 64.800 niños”.

Arleison Arcos, rector de la institución educativa Santa Fe, aseguró que desde el sector público se trabajan acciones contra la deserción pero el tema involucra aspectos como la familia y la situación económica, “por lo tanto el trabajo es conjunto”.

A su vez, el licenciado Ramón Atehortúa, experto en temas de pedagogía, añadió que las jornadas únicas son estrategias que pueden estimular la permanencia escolar.

Fuente: http://www.eltiempo.com/colombia/cali/exigen-planes-contra-la-desercian-escolar/16768665

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El Salvador: Inseguridad causa baja matrícula en las escuelas

Centroamérica/ El Salvador/ 5 Diciembre 2016/ Autora: Evelia Hernández/ Fuente: El Salvador.com

El periodo de matrícula para el año escolar 2017 ha iniciado en las escuelas públicas. En el Centro Escolar de la Colonia San Ramón, en Mejicanos los docentes temen que los alumnos no lleguen y que algunos  turnos de clases por la tarde desaparezcan.

La mayoría de padres de familia desean que sus hijos estudien durante la mañana porque a pesar de los diferentes programas de seguridad en los centros escolares, hay zonas catalogadas de inseguras y vulnerables por el acoso de pandillas o los límites de territorialidad que estos grupos mantienen.

El Centro Escolar de la Colonia San Ramón, en Mejicanos también conocido como “escuela Metropolitana”, está entre el bulevar Constitución y la calle al volcán;  ambas arterias se han convertido, en los últimos meses, en escenarios de asesinatos.

Solamente del 1 de septiembre al 6 de octubre pasado, la Fiscalía reportó 19 homicidios en ese municipio.

El subdirector de la escuela San Ramón,  Antonio Vásquez,  comentó que la comunidad estudiantil comenzó a disminuir a partir de 2010. Ese año la escuela tuvo mil 800 alumnos.

En este año escolar la cantidad de educandos inscritos fue de 1,065;  sin embargo, la deserción sigue golpeando.

Al finalizar este año escolar la cifra se redujo en 62 estudiantes.  El ministro de Educación, Carlos Canjura,  en declaraciones hechas el 11 de noviembre pasado, expuso que, a nivel nacional,  “la deserción (escolar) anda como el año anterior, unos 39 mil, 40 mil estudiantes; 15 mil tenemos identificados como estudiantes que dejaron el sistema producto de la violencia”, explicó el funcionario.

En 2015 la cifra de deserción escolar también rondo los 39 mil estudiantes.

De los 62 estudiantes que desertaron, 43 son varones y 19  niñas, en niveles desde parvularia hasta noveno, según datos de la escuela.

El abandono de las aulas golpeó más al nivel de tercer ciclo.  En séptimo grado desertaron nueve alumnos, en octavo grado fueron siete y  en noveno la cifra fue de ocho, según los registros de población estudiantil.

En un estudio presentado por El Proyecto SolucionES, respaldado por la Agencia de Los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) titulado “Factores de Riesgo y Protección para la Prevención de la Violencia en Jóvenes Escolares de El Salvador”, determinó que los alumnos de noveno y sexto grado son los más propensos a estar asociados a pandillas.

Indica el informe que el porcentaje de jóvenes que se pueden clasificar como asociados, no necesariamente miembros, de una pandilla varían entre 22% y 31%.

“Se observa que los varones y los de noveno grado tienen a estar más relacionados con pandillas. No obstante el fenómeno también es notorio entre los estudiantes de sexto grado y las niñas”, detalla el estudio.

Según,  Francisco Zelada, secretario de Simeduco, hasta la fecha se contabilizan la muerte de  42 estudiantes  y nueve docentes asesinados, por lo tanto, los maestros de los diferentes centros educativos se sienten preocupados por la inseguridad de los educadores que se exponen trabajar en zonas vulnerables.

“Nos sentimos insatisfechos  con el nivel de importancia que se les da  a las comunidades educativas,  están perdiendo la confianza en las instituciones encargadas de proteger a los ciudadanos”, detallo Zelada.

Simeduco estima  que para el año 2016 la deserción escolar  habría aumentado a unos 60 mil alumnos a nivel nacional, 20 mil más que el año anterior.

Fuente: http://www.elsalvador.com/articulo/comunidades/inseguridad-causa-baja-matricula-las-escuelas-133277

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México: Evita Edomex deserción escolar con 30 mil becas educativas

México/05 de Diciembre de 2016/El Sol de México

El Gobierno estatal, a través de su  Secretaría de Educación, repartió alrededor de 30 mil becas para que jóvenes con ceguera y autismo logren terminar sus estudios y erradicar la deserción escolar en alumnos de secundaria, preparatoria y nivel superior, afirmó ayer la titular de la dependencia, Ana Lilia Herrera Anzaldo.

A la fecha han recibido en nivel preparatoria y licenciatura más 16 mil 250 estudiantes, cantidades de dos mil 500 pesos y de cuatro mil pesos los de nivel superior, a fin de evitar la deserción escolar, que representa tres de cada 10.

 La funcionaria añadió que el Gobierno del Estado de México, a través de la Secretaría de Educación Pública de la entidad, implementó un programa denominado “El Valor de Seguir Estudiando”

Dijo que las becas de permanencia que otorga la dependencia es para 13 mil alumnos de secundaria de escasos recursos, que estén en peligro de dejar la escuela por falta de recursos económicos.

Explicó que esos programas son con el fin de apoyar a los jóvenes, el cual va avanzando poco a poco; a tal grado que se hizo un convenio que sirve de modelo a nivel nacional, para que todas las instituciones educativas que ofrecen nivel de bachillerato puedan ser incluidas y ofertadas como una opción a los jóvenes, que hacen su examen para ingresar a la Universidad Autónoma del Estado de México.

El Programa de Becas de Permanencia para tercero de secundaria son nuevas, encaminadas al reconocimiento, esfuerzo, desempeño, pero pretenden ser un estímulo para que los jóvenes permanezcan en la escuela, pues no se requiere un promedio alto, sino que sigan estudiando.

En este caso, dijo la secretaria de Educación, los maestros son los que definen quién necesita esa beca, no va en función del promedio, sino que son los maestros o los alumnos los que hacen la selección.

Además, ya por ley en el Estado de México a todos los estudiantes que tienen una discapacidad se les dan becas anuales de 10 mil pesos, las cuales permanecerán aunque el gobernador Eruviel deje el cargo. Sobre todo a los que tienen debilidad visual. Los de autismo son de cinco mil pesos.

Para este ciclo escolar que concluyó se entregaron 256 becas anuales para estudiantes ciegos o debilidad visual, y a lo largo de la administración se han entregado mil 243 becas a estudiantes, los cuales ya tienen garantizado su beca y se irá ampliando conforme se tengan más estudiantes con estos problema.

En lo que va de la administración son 78 mil 571 estudiantes que han recibido este estímulo y se inició con las becas de permanencia escolar de educación media y superior desde el 2012; al año siguiente que inicio esta administración.

Dijo que para la dependencia es muy importante que estos apoyos lleguen con mucha transparencia, por lo que se evita que intervengan terceros para que no se desvíe su finalidad de apoyo a los estudiantes.

Finalmente comentó que el índice de deserción en la universidad es entre el ocho y 12 por ciento los que abandonan en forma definitiva y varía el tipo de región. Del 100 por ciento de alumnos solo llegan a la universidad el 26 por ciento y de absorción de las escuelas es del 78.1 por ciento, por lo que el reto a nivel superior todavía es mayúsculo.

Fuente: https://www.elsoldemexico.com.mx/metropoli/534816-evita-edomex-desercion-escolar-con-30-mil-becas-educativas

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Niñas canjean sexo por pescado y monedas en Kenia

Kenia/01 diciembre 2016/Fuente: IPS Noticias

Hafsa Juma es una de las muchas adolescentes que venden sus cuerpos por un poco de pescado y unas pocas monedas en la playa de Gasi, sobre el océano Índico, en Kenia. Es la mayor de tres hermanos y el sostén de la familia.

Vestida con el tradicional dera, un vestido en swahili, y un pañuelo en la cabeza, Hafsa, de 15 años, está sentada fuera del caserío donde vive en este condado de Kwale, sobre un tapete llamado mkeka, bajo un sol abrasador.

Hace más de una semana que tiene fiebre y dolor de cabeza y espera que el sol le alivie los escalofríos, ya que sus padres están desempleados y son demasiado pobres para pagar un médico.

«Por más que no me guste lo que hago, tengo que hacerlo porque tenemos que sobrevivir»: Asumpta, 14 años.

Hafsa contó cómo ellos, y en especial su madre, la obligan a conseguir alimentos ofreciendo favores sexuales a los pescadores.

“Mis padres no están bien y por eso no hay comida en casa. Tengo que buscar algo pequeño para llevar a casa. Salgo a eso de las ocho de la noche y regreso a las 12. Tengo un cliente por noche. Cuando acepta mis condiciones, me da 200 chelines (unos dos dólares) y medio kilogramo de pescado”, relata, evitando el contacto visual, la adolescente que apenas terminó el último año de la escuela primaria en 2014.

“Por lo general voy a la playa de Gasi todos los días”, indicó Hafsa, quien contó que comenzó con el trabajo sexual hace dos años. “En un mes, si trabajo bien, hago 5.000 chelines keniatas (unos 50 dólares) y no tengo problema con eso”, apuntó.

La conversación de IPS con la joven se interrumpió cuando llegó una barcaza verde con los pescadores que traen la captura de la noche, y mujeres, hombres y niños se acercan con canastas para comprar pescado fresco.

La mayoría de los clientes de Hafsa son pescadores de la vecina Tanzania, quienes llegan a Gasi una vez al año durante la temporada de los monzones y se quedan tres meses, de diciembre a marzo, para pescar y vender la captura.

Cuando ellos se van, sus clientes cambian y suelen ser motociclistas que llevan pasajeros, conocidos aquí como bodaboda.

“Cuando quiero alejarme de casa a cualquier lugar, me subo a una motocicleta. Cuando estoy por llegar a mi destino, el conductor accede a tener sexo por dinero. Me da 100 chelines, y hago lo mismo con diferentes bodaboda para regresar”, relata Hafsa.

Al respecto, el vicepresidente de la Unidad de Gestión de la Playa Gasi, Iddi Abdulrahman Juma, comentó: “Hemos visto unas 10 niñas que vienen a la playa a comprar pescado, lo que también es peligroso. Algunas de ellas ya están embarazadas y otras infectadas con enfermedades mortales”.

Juma, además, responsabilizó a los padres por encargarles esa tarea y poner a las niñas en situaciones de vulnerabilidad.

“La edad de las niñas involucradas en la explotación sexual comercial es de entre 12 y 17 años”, acotó el funcionario que realiza una capacitación con la organización no gubernamental SCOPE (acrónimo inglés de Fortaleciendo el Empoderamiento y la Asociación Comunitaria), abocada a luchar contra este problema social.

A 20 kilómetros de allí, en la zona de Karanja, en este mismo condado de Kwale, Asumpta Pendo, de 14 años, barre una choza, que es un mangwe, según contó, un lugar donde se vende un tradicional vino de palma, conocido como mnazi.

Ella también es trabajadora sexual para llevar comida a la mesa familiar y debe soportar clientes que a menudo están borrachos. Su madre también la obliga a vender mnazi.

“Dejé la escuela en séptimo grado porque mi madre no podía mandarme y éramos pobres. La vida es dura”, confesó a IPS.

“La mayoría de mis clientes son tomadores de vino de palma. En un día, suelo tener uno o dos. Algunos prefieren usar condón, pero otros se niegan. Me suelen dar entre un dólar y 12 dólares la noche”, relató.

“Si no quiero vender vino de palma a los clientes aquí en casa, mi madre me pega y hasta llega a negarme la comida. Por más que no me guste lo que hago, tengo que hacerlo porque tenemos que sobrevivir”, se resignó Assumpta.

Un estudio realizado en 2009 por la red End Child Prostitution (terminar con la prostitución infantil), que reúne a varias organizaciones de la sociedad civil, concluyó que entre 10.000 y 15.000 niñas en las zonas costeras de Kenia participaban en el turismo sexual.

Además, SCOPE se asoció con la organización holandesa Terre des Hommes (TDH) para implementar un programa que termine con la explotación sexual infantil en tres áreas Matunga, Msambweni y Lunga Lunga.

La iniciativa contempla crear conciencia en la comunidad y llamar a la población local a alzar sus voces contra este abuso.

El problema es grave en este condado, popular por sus playas limpias y arenosas, puntualizó Emanuel Kahaso, coordinador del programa de SCOPE para terminar con el comercio sexual.

“En 2006, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia encontró que en Kenia habían 50.000 menores víctimas de explotación sexual y 30.000 que venden sus cuerpos en las zonas costeras”, indicó.

“Nuestra organización encontró que más de 15.000 niñas en la franja costera del sur de Kenia participan en el turismo sexual”, apuntó.

“Debido a las tradiciones y los tabúes, los padres no hablan abiertamente con sus hijos sobre salud reproductiva y, por esos mismos tabúes, los responsables no son arrestados”, acotó Kahaso.

Algunos lugares especiales, donde se consumen drogas, clubes nocturnos y discotecas, así como los bodaboda, atraen a las menores hacia el trabajo sexual. Numerosas fuentes coinciden en que los padres inician a sus hijas en el turismo sexual y la prostitución, además de obligarlas a contraer matrimonio de forma precoz.

“El problema se exacerba por cuestiones culturales, tradicionales y tribales impregnadas de prejuicios de género, que favorecen la explotación sexual de menores. El analfabetismo es elevado, abundan los problemas económicos y rara vez se cumplen las leyes que protegen a la infancia”, se lamentó Kahaso.

En el hospital de referencia de Msambweni, Saumu Ramwendo, de SCOPE, ayuda e informa a las niñas y adolescentes sobre cuestiones de salud sexual y sobre la explotación sexual. La organización trabaja con unas 360 víctimas y con unas 500 que están en riesgo.

Fuente:http://www.ipsnoticias.net/2016/11/ninas-canjean-sexo-por-pescado-y-monedas-en-kenia/

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