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España: “Si puedes verlo, puedes llegar a serlo”, el lema para construir sueños femeninos

Europa/España/Noviembre 2020/elpais.com

Chus Gutiérrez es jurado del Festival Cine por Mujeres y reflexiona en un documental sobre el papel que cultura y medios de comunicación desempeñan en la desigualdad de género

“Las directoras de cine ruedan con la mitad de presupuesto del que disponen los hombres. Eso, además de una falta de confianza en el talento femenino, es una falta de respeto”, opina Chus Gutiérrez (Granada, 1962), que lleva casi tres décadas haciendo películas. Ella, junto Icíar BollaínGracia Querejeta e Isabel Coixet, lograron que los nombres de mujer dejaran de ser una rareza en la cartelera del cine español de los años noventa. Y no solo lo lograron en el apartado dedicado a la dirección, también nutrieron a la industria de mujeres protagonistas que desempeñaban sólidos y complejos personajes femeninos.

Para Gutiérrez, la mayor presencia de mujeres dirigiendo películas en los últimos años puede arrojar un dato engañoso. “Si solo lo hacen en el género documental o en ficciones independientes de bajo presupuesto, su presencia en las salas sigue siendo muy minoritaria”, advierte.

La directora y guionista de Sublet (1992), Alma gitana (1996), El calentito (2005) y Retorno a Hansala (2008) es durante estos días jurado de la tercera edición del Festival Cine por Mujeres, que se celebra en distintas sedes madrileñas hasta el 15 de noviembre. Se trata de una vuelta al mundo por el talento femenino. Este año compiten países como Chile (Maite Alberdi), Afganistán (Shahrbanoo Sadat), México (Fernanda Valadez) y Corea del Sur (Yoon Ga-eun). El certamen, además de recordar que las directoras hacen todo tipo de películas, y no solo dramas pensados para el público femenino, cuestiona el papel de la mujer que las pantallas y los medios de comunicación muestran al espectador. Esa es precisamente la propuesta de Rol & Rol, el documental de Gutiérrez que se proyecta este jueves en la Sala Berlanga como parte de la programación paralela del festival.

“Si puedes verlo, puedes llegar a serlo”, el lema para construir sueños femeninos

Chus Gutiérrez, jurado del Festival de Cine por Mujeres y directora del documental Rol & Rol, en la Fundación Telefónica de Madrid. / Kike Para

“Si puedes verlo, puedes llegar a serlo”, es el mensaje que lanza Gutiérrez a las mujeres (y a los hombres) a través de su nueva película. En otras palabras, si la sociedad prestara más y mejor atención a los logros femeninos, alumbraría nuevas aspiraciones entre las más jóvenes. Para ello, ha recogido los testimonios de la artista Yolanda Domínguez, la presidenta de la Asociación de Mujeres emprendedoras de Marruecos, Asmâa Morine Azzouzi, y su compañera y amiga Icíar Bollaín, entre otras.

Mientras recopilaba información para defender esta tesis, la cineasta se enfrentó a varios datos que, a pesar de su propia experiencia, no esperaba encontrar en 2020. “Uno de ellos es que la presencia de las mujeres en la prensa mundial apenas ha aumentado en los últimos años”, dice en referencia a un estudio de The Global Media Monitoring Project. “Por eso son importantes proyectos como el Festival Internacional de Cine hecho por Mujeres, que nos abre la mirada a la diversidad”, defiende.

El otro dato que sorprendió a Gutiérrez fue la presencia de alumnas universitarias estudiando carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología, consideradas la cantera de las profesiones del futuro. Según la Unesco, las mujeres solo ocupan el 35% de las plazas en las facultades de todo el mundo dedicadas a estas disciplinas. La cifra ha descendido en algunos países con respecto a décadas anteriores. “Eso ocurre por la percepción negativa que las mujeres y niñas tenemos de nuestras propias habilidades”, apunta la directora.

Pero su documental Rol & Rol no busca una guerra de sexos, sino apelar a la responsabilidad de la industria cultural a la hora de proyectar una imagen adecuada de la mujer: “Creo que la mayor parte de la sociedad desea la igualdad, pero si casi todas las grandes historias las narran hombres, esos relatos casi siempre los van a protagonizar hombres y van a contar con un punto de vista masculino. Es una cuestión incluso de lógica, sin que haya una mala intención por parte de esos autores”.

Cuando esos personajes femeninos ideados por hombres, además de ser secundarios, están desdibujados o representados con estereotipos negativos, es cuando el problema se agrava. “Los carteles de películas, series u obras de teatro son la primera información que recibimos de un producto cultural. Si los analizamos, encontramos a menudo esos papeles despectivos que se dedican a las mujeres. Y el reflejo que recibimos de nosotras mismas a través de ellos es que somos seres secundarios o unidimensionales”, lamenta la cineasta.

“Si puedes verlo, puedes llegar a serlo”, el lema para construir sueños femeninos

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/cultura/2020/11/10/doc_and_roll/1605024595_320078.html

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La violencia prohibicionista contra las mujeres

Por: Andrés Kogan Valderrama

Día a día somos testigos de noticias referentes a mujeres asociadas a delitos relacionados con drogas. Bajo estos delitos, se encuentra una problemática de grandes proporciones, marcada por los estigmas y las brechas ocasionadas por el impacto de la desigualdad de género y machismo que se reproduce en el mundo de las drogas, en la cual las políticas antidrogas no hacen más que perpetuar una realidad donde las mujeres son las más perjudicadas.

Según el documento “Mujeres, políticas de drogas y encarcelamiento”, elaborado por la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y el Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC), el número de mujeres encarceladas ha aumentado entre el 2000 y el 2015 un 51, 6%, mientras que en los hombres ha aumentado un 20% (1).

Con respecto a mujeres encarceladas por delitos relacionados con drogas, las cifras son alarmantes en países como Costa Rica (75,46%), Argentina (65%), Brasil (60,63%), Perú (60,6%) y Chile (57,2%), lo que evidencia cómo la violencia patriarcal se reproduce también dentro del sistema penitenciario.

Una violencia patriarcal con respecto a las drogas, que comenzó  con el período prohibicionista, al comienzo del siglo XX en Estados Unidos, a través de políticas punitivas sobre distintas sustancias desde los diferentes Estados, las cuales sirvieron para estigmatizar y perseguir a distintos grupos de personas. Uno de esos grupos fue el de las mujeres, las cuales al ser inferiorizadas históricamente, han tenido que sufrir la violencia policial y de organizaciones criminales, quienes han usado la amenaza y el terror como medios para imponerse al otro.

Es por ello que las mujeres han pasado a ser un botín de guerra o una propiedad para grandes carteles de drogas, en donde sus líderes han buscado mostrar su hombría a través del uso de los cuerpos de las mujeres como recurso disponible.

Asimismo, las mujeres han sido puestas por esas mismas organizaciones criminales, en roles inferiores (como el de transporte de drogas), exponiéndolas a riesgos y consecuencias dramáticas, que van desde el abuso, violación, encarcelamiento y la propia muerte.

En consecuencia, la llamada guerra contra las drogas, ha generado que millones de mujeres sean víctimas de un proceso de disputa por el control territorial, entre grandes traficantes y brigadas antinarcóticos, que al centrarse en las drogas, han descuidado completamente la vida de las mujeres.

Por otra parte, las mujeres consumidoras de drogas, han tenido que soportar grandes estigmas. La idea machista de que las mujeres por naturaleza no debieran asumir riesgos y que son los hombres por tanto quienes debieran hacerlo, ha hecho que las consumidoras sean mucho más castigadas, discriminadas y aisladas de la sociedad.

Es por eso, que en el momento de buscar tratamiento por uso problemático de drogas, las mujeres sientan más culpa y vergüenza que los hombres, ante el rol reproductivo y doméstico que se las ha impuesto por siglos, en donde el ser madres y serviles al hombre se volvió una obligación.

No es casualidad por tanto, que las mujeres tiendan a consumir más drogas legales que ilegales, ya que se presupone, desde el discurso patriarcal, que las mujeres son por esencia más obedientes y menos rebeldes.

Por todo lo señalado, la violencia prohibicionista existente, de más de 100 años de historia, se traduce en una violencia encubierta contra las mujeres.

(1) Descarga el informe: https://www.oas.org/es/cim/docs/womendrugsincarceration-es.pdf

Fuente: https://rebelion.org/la-violencia-prohibicionista-contra-las-mujeres/

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La pandemia a través de los ojos de las adolescentes (IV): más desigualdad, más mutilación genital

Noticia/África/elpais.com

En muchos países la ablación es norma social con origen en la desigualdad de género. Unos 200 millones de mujeres la han sufrido y, sin campañas de prevención por la covid-19, su práctica aumenta. Esta serie documental recoge, de la mano de Unicef, el testimonio de 16 jóvenes sobre el impacto en sus vidas. La ofrecemos en castellano en exclusiva

En esta cuarta entrega de nuestro documental, han transcurrido cuatro semanas desde que las chicas nos permitieron echar un vistazo a su mundo, pero con el paso del tiempo, la situación de la covid-19 ha evolucionado. Con el aumento de los contagios, en muchos países el impacto del virus empieza a golpear más cerca de casa y se sienten los efectos.

Antes de la pandemia, la desigualdad de género ya limitaba la capacidad de muchas niñas para acceder a la educación. Ahora, a medida que algunas escuelas reabren después de los confinamientos, la covid-19 añade una nueva serie de complicaciones que reducen aún más su acceso a la educación y algunas chicas lo sufren más que otras. Aunque la pandemia está dificultando que estas niñas se mantengan al día con los estudios, y a pesar del confinamiento en Nepal, Madhu sigue haciendo todo lo posible para aprender desde casa. “Por culpa del coronavirus, a mi padre y a mi madre les preocupa nuestra educación y que podamos olvidar lo que hemos aprendido hasta ahora […] Uno de los problemas a los que se enfrenta mi familia es que no hay dinero para comprarnos libros y otro material. Por eso cogí el dinero que ahorré con mis hermanos y compramos libros y bolígrafos para estudiar”, explica esta joven.

Para muchas niñas, acceder a la educación antes de la crisis sanitaria mundial ya era un problema. Ahora hay una amenaza muy real de que el virus empeore aún más la discriminación y la desigualdad, y cree una barrera más para las niñas. Pero más allá de la falta de acceso a la educación, hay otras prácticas dañinas que las discriminan. En muchos países, la práctica de la mutilación genital femenina es una norma social profundamente arraigada que tiene su origen en la desigualdad de género. En todo el mundo, hay al menos 200 millones de niñas y mujeres que han sido sometidas a este ritual, que consiste en realizar una escisión total o parcial de los órganos genitales femeninos o cualquier otra lesión de los mismos por motivos no médicos. En Malí, se calcula que casi nueve de cada 10 niñas y mujeres la han sufrido. “Me dan lástima las niñas cuyos padres las envían a que les hagan esto. No creo que sea bueno porque complica la vida de sus hijas. Actualmente, las autoridades no castigan con dureza a los padres, de modo que hacen lo que quieren con sus hijas”, se lamenta Laetititia, desde Chad.

Mientras que las familias en países como Chad mantienen la práctica en secreto, las familias de otros países no lo hacen. En Indonesia, a pesar de que la práctica es ilegal, casi una de cada dos niñas ha sufrido la ablación, que suele aceptarse más abiertamente desde el punto de vista cultural. “En mi zona también se circuncida a las niñas, por lo general cuando tienen alrededor de cinco, seis o incluso siete años. Normalmente, las niñas que son circuncidadas llevan un vestido bodo de siete capas. Es la ropa tradicional de Bugis. Cuando es circuncidada, sus padres celebran una fiesta”, explica Zulfa, desde Indonesia.

Muchos de los países con altas tasas de mutilación genital femenina han ilegalizado el ritual, pero en la mayoría de ellos, la práctica continúa, aunque se hable menos de ello. Ahora, con los confinamientos y las medidas de distanciamiento social en todo el mundo, es más importante que nunca seguir prestándole atención y seguir hablando de ello. Si queremos que la situación cambie, tenemos que asegurarnos de que vemos y escuchamos los problemas de estas chicas.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/10/06/planeta_futuro/1601994688_299254.html

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La mitad de las mujeres brasileñas comenzaron a cuidar a alguien durante la pandemia

Fuente: Brasil de Fato/Traducción: Pilar Troya


Estudio muestra los efectos de la cuarentena sobre el trabajo, el ingreso y las tareas de cuidado de las mujeres.

“Estoy haciendo aislamiento y trabajando en casa, sin embargo, mi ingreso se desplomó”, afirmó una de las 2,6 mil mujeres que respondieron al cuestionario – Divulgação.

La mitad de las mujeres brasileñas pasaron a cuidar de alguien durante la pandemia de covid-19. Cuando se desglosa por raza y región, por ejemplo, los números cambian. En el ambiente rural, 62% de las mujeres pasaron a tener ese tipo de responsabilidad. Respecto al apoyo en las tareas de cuidado, las mujeres negras son las más desasistidas.

La información es del estudio “Sin parar: el trabajo y la vida de las mujeres en la pandemia”, realizado por las organizaciones Género y Número y Sempreviva Organización Feminista (SOF) y divulgado este jueves (30).

Además, según la investigación, 41% de las mujeres están trabajando más durante la pandemia, y la mayor parte son mujeres blancas, “evidenciando que la ausencia de las trabajadoras del hogar o de espacios como la guardería y la escuela pesó más para ese grupo”, afirman las organizaciones en el documento. Las mujeres que están en casa sin recibir ingresos o con ingresos reducidos, son el 39% de las que respondieron al cuestionario.

De acuerdo con las organizaciones, el objetivo del estudio, realizado con 2.600 mil mujeres brasileñas entre abril y mayo, fue identificar los efectos de la pandemia sobre el trabajo, el ingreso las mujeres y la sustentación financiera de la casa, tomando en cuenta las tareas de cuidado.

“Estoy haciendo aislamiento y trabajando en casa, pero mi ingreso se desplomó”, afirmó una mujer en el cuestionario. Otra dijo que “la empresa redujo el pago a apenas el 50% sin reducir la jornada (mi situación es informal) y eso me obliga a reorganizar mi vida financiera, porque acabo con más gastos de mercado, energía, etc.”.

Según las organizaciones, “entender la situación del cuidado durante la pandemia es fundamental para el diseño de acciones capaces de transformar esas dinámicas de desigualdad que imbrican género, raza y clase”, toda vez que esta es la parte de la población sobre la cual las condiciones precarias de sobrevivencia recaen más significativamente.


Edición: Rodrigo Chagas

Fuente e imagen: https://www.brasildefato.com.br/2020/07/31/la-mitad-de-las-mujeres-brasilenas-comenzaron-a-cuidar-a-alguien-durante-la-pandemia

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Lo que el arte enseña sobre la desigualdad de género

Reseñas/Autora: Laura Luque Rodrigo/elpais.com

Las mujeres han aparecido en los cuadros a lo largo de la historia enmarcadas en determinados tipos: el ángel del hogar, la ‘fem fatal’ o las mujeres ociosas de las clases altas

Las representaciones de las mujeres en la pintura, desde la Antigüedad, han tenido que ver con su papel en la sociedad. A lo largo de la historia, las mujeres han aparecido en los cuadros enmarcadas en determinados tipos: el ángel del hogar (buena madre y esposa), la fem fatal (mujer seductora y malvada), las mujeres ociosas (de clase alta), la mujer moderna (en los albores del siglo XX, conduciendo o fumando como algo anecdótico), etc.

Esas imágenes de las mujeres se han perpetuado hasta llegar a nuestros días. Ahora, vemos esos prototipos en la publicidad, las series, el cine o los videoclips. No lo sabemos, pero no inventamos nada nuevo en ellos, sino que arrastramos el peso de una historia visual y literaria milenaria.

La historia del arte estudia esta transmisión de las imágenes a través del “método iconográfico”, que varios expertos desarrollaron desde finales del siglo XIX.

Este método analiza las obras de arte desde los símbolos que aparecen en las obras, qué significados se les otorga en cada época y lugar, y cómo evolucionan. Aplicar el método nos permite entender cómo se han ido construyendo los estereotipos en torno al género. Una de las muchas cuestiones que pueden estudiarse son las imágenes relacionadas con la sensualidad y el erotismo.

'Diana y Acteón', Tiziano entre 1556 y 1559.
‘Diana y Acteón’, Tiziano entre 1556 y 1559. WIKIMEDIA COMMONS

Es difícil saber desde qué momento el ser humano comenzó a representar la sensualidad en el arte. Lo cierto es que encontramos escenas de sexo explícito en todas las culturas desde la Antigüedad.

El baño, provocación o intimidad violentada

Un caso interesante es el de la mujer que está tomando un baño y es violentada. Lo encontramos en un mito de la antigüedad como es el de Artemisa (la diosa Diana en la mitología romana) y Acteón, muy representado durante la Edad Moderna por pintores como Tiziano, Clerck y Alsloot o Heintz, entre otros.

El mito, narrado por Ovidio, cuenta que Artemisa, mientras tomaba un baño en el río, sorprendió al cazador Acteón observándola. Como castigo, la diosa lo convirtió en un venado para que fuera apresado por sus propios perros. Sin embargo, el momento que eligen los pintores no es ese, sino el instante en el que el hombre observa a la diosa. Esta escena se repite en la obra literaria Los siete infantes de Lara, aunque sin apenas representaciones plásticas.

'Susana y los viejos', de Tintoretto.
‘Susana y los viejos’, de Tintoretto. WIKIMEDIA COMMONS

Encontramos un episodio de la Biblia muy similar: Susana y los viejos, historia muy representada en la pintura. Susana, una mujer casada, es observada por dos viejos jueces mientras toma un baño. Al rechazar sus proposiciones, es acusada de adulterio falsamente.

Gracias a la intercesión de Dios, los viejos terminan siendo castigados. Con todo, de nuevo el instante que plasma tradicionalmente la pintura es cuando ella es observada, no la del castigo ejemplarizante. La imagen de Susana aparece como prototipo de lo erótico y no como la encarnación de una violación.

Solo en la obra de Artemisia Gentileschi, una pintora barroca italiana, la situación parece más violenta que sensual. La restauradora y artista estadounidense contemporánea Kathleen Gilje, aprovechó esta visión de Gentileschi para realizar una de sus “lecturas alternativas”: su copia del cuadro incluía una primera versión, recuperada con una radiografía, en la que Susana aparece sujetando un cuchillo para defenderse y con el rostro contorsionado por el horror. Con su propuesta, Gilje simulaba una primera versión de Gentileschi que en realidad nunca existió. Además, en la radiografía el personaje violado no es Susana, sino la propia Gentileschi, violada en la vida real por Agostino Tassi.

'Ablutions', performance en el Guy Dill’s studio, con Judy Chicago, Suzanne Lacy, Sandra Orgel, y Aviva Rahmani (Patrocinado por Feminist Art Program at CalArts), 1972.
‘Ablutions’, performance en el Guy Dill’s studio, con Judy Chicago, Suzanne Lacy, Sandra Orgel, y Aviva Rahmani (Patrocinado por Feminist Art Program at CalArts), 1972.

En la misma línea, varias artistas encabezadas por Judy Chicago realizaron en 1972 la performance Ablutions, para resarcir a todas esas mujeres representadas como sensuales cuando sufrían un acto violento.

Fotograma de la serie 'Juego de Tronos'. Daenerys entrando al baño. Capítulo 1x01.
Fotograma de la serie ‘Juego de Tronos’. Daenerys entrando al baño. Capítulo 1×01.

Sin embargo, esta imagen se sigue repitiendo. Por ejemplo, en la primera escena en que aparece Daenerys, protagonista de la serie Juego de Tronos, en la que ella se dispone a tomar un baño bajo la mirada incestuosa de su hermano.

La mujer, la manzana y el mal

Otros casos los encontramos a través de la cuentística tradicional. Por ejemplo, la historia mitológica de Eros y Psique que cuenta Apuleyo, inspiró el conocido cuento de La Bella y la Bestia, cuya influencia llega a Pedro Almodóvar, que relacionó Átame con la versión del cuento de Disney.

También pervive a través de la historia la manzana como símbolo del mal asociado a la mujer. Una manzana está en el origen de la Guerra de Troya, desencadenada por una disputa entre Afrodita, Atenea y Hera. Paris elige a Afrodita como la más bella y la diosa le da a cambio el amor de Helena, lo que provoca la batalla.

La manzana vuelve a estar presente en la Biblia. El demonio consigue que Eva y Adán coman del fruto prohibido, una manzana. También aparece en el cuento de Blancanieves. Cómo no, de nuevo una disputa entre dos mujeres por ser la más bella.

Retos en nuestra sociedad

Todas estas representaciones de lo sensual están retratadas desde el punto de vista masculino. Llama la atención cómo en muchos episodios lo erótico se muestra a través de mujeres que son atacadas. Pero ¿y ahora? ¿Sigue siendo la sexualidad femenina un tabú en las artes? ¿Sigue predominando la violencia?

Algunos estudios recientes indican cómo la pornografía que consumen nuestros jóvenes está plagada de actos violentos sobre las mujeres, violaciones, incluso en grupo. Esto podría ser una de las causas de que este tipo de acciones se den cada vez con más frecuencia en la realidad. Por este motivo debemos educar en valores como la igualdad de género también a través del arte.

Es un reto que una sociedad que se comunica a través de imágenes, como son los emoticonos, adquiera más cultura visual. Esto podría conseguirse a través de una mayor formación en historia del arte, trabajando en el análisis visual de imágenes que nos rodean y son consumidas por la juventud, al igual que lo hacemos con los textos. De esta manera, seríamos más reflexivos y críticos con respecto a lo visual y más conscientes de qué percibimos a través de la vista.

Como dijo en los años setenta el escritor y crítico de arte John Berger:

“Los hombres miran a las mujeres. Las mujeres se miran a sí mismas a través de cómo son miradas. Esto determina no solo la mayoría de las relaciones entre hombres y mujeres, sino también la relación de las mujeres consigo mismas”.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/04/mujeres/1593848715_483357.html

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Se debe abordar el efecto desproporcionado de Covid-19 en las mujeres

Pero auditar tales esfuerzos será difícil, mientras que las consecuencias no deseadas siempre son un riesgo, advierte Athene Donald

Dondequiera que uno mira, uno ve evidencia de diferencias en los resultados de la vida para hombres y mujeres, y para la población blanca en comparación con sus contrapartes BAME.

Mire los datos recientes sobre salarios de recién graduados por género. O considere la brecha salarial de género en casi todas las organizaciones (UK Research and Innovation, por ejemplo, acaba de anunciar un ligero aumento en su propia brecha salarial de género). Y para las personas blancas y BAME hay tasas de mortalidad muy diferentes en la pandemia actual. Parece que nuestra sociedad aún exhibe ventajas significativas para el hombre blanco, a pesar de los intentos a lo largo de los años de avanzar hacia la equidad. Todavía se necesita una acción social más radical y amplia para erradicar estas diferencias. El cambio es desesperadamente lento.

La pandemia debería ofrecernos una oportunidad para reflexionar y un momento para introducir un cambio radical, ya que nuestras vidas necesariamente cambian. Un área de la academia donde las diferencias se manifiestan en las condiciones actuales, como muestran muchas anécdotas, es el impacto en la productividad de los cuidadores. Y, por supuesto, «cuidadores» con frecuencia, pero ciertamente no exclusivamente, significa mujeres. Los editores (vea este editorial de Nature ) han estado comentando durante algunas semanas que las presentaciones de autoras han disminuido y se está acumulando una anécdota adicional en blogs y redes sociales de todo el mundo.

La recopilación de datos de Digital Science confirma este triste hecho. En los últimos cinco años, la proporción de envíos de mujeres ha aumentado progresivamente, desde poco menos de un tercio del total de envíos, hasta un poco más. Sin embargo, en mayo de este año, no solo se ha desplomado el número total de envíos, sino también la proporción de mujeres: ahora se ha reducido a poco más de una cuarta parte. Podemos esperar que esta brecha de presentación se mantenga, si no empeora, ya que las consecuencias del cierre global persisten en los meses, posiblemente en los años venideros. El tiempo perdido ahora para la productividad no se recuperará fácilmente.

¿Esto importa? Claro que lo hace. Todos sabemos que, en cada etapa de una carrera, las publicaciones se pesan en el balance para citas, promociones y, aunque sea un poco más indirectamente, también para financiamiento. ¿Cómo considerará alguno de los paneles que juzgan y comparan a las personas las experiencias de pandemia, buenas o malas para la productividad, en la toma de decisiones? Después de todo, para aquellas personas que simplemente se mostraron despreocupadas, literalmente sin responsabilidades de cuidado, durante estas semanas extraordinarias, la productividad puede haberse disparado (suponiendo que sus estados mentales lo hayan permitido). Intentar introducir políticas neutrales de género a medida que avanzamos requiere una cuidadosa reflexión. Sin embargo, debemos tener cuidado para evitar consecuencias no deseadas.

Para dar un ejemplo específico que fracasó, considere la evidencia con respecto a los economistas estadounidenses a los que se les otorgó un año adicional para su seguimiento de tenencia debido al nacimiento de un hijo. Los autores de un estudio que examinó los efectos de la disposición afirman que «después de la implementación de una política de detención del reloj neutral en cuanto al género, la probabilidad de que una profesora asistente obtenga la tenencia en esa universidad disminuye en 22 puntos porcentuales, mientras que las tasas de tenencia masculina aumentan en 19 puntos porcentuales ”, posiblemente porque“ los hombres tienen más probabilidades de ser productivos mientras se detiene su reloj de tenencia y las mujeres son mucho menos capaces de hacerlo ”.

Por lo tanto, es necesario tener precaución en la forma en que las instituciones (y los financiadores) abordan los problemas que enfrentan las personas como resultado de esta pandemia, pero es vital que se tenga en cuenta. Pedirle a cada solicitante que explique, digamos en 100 palabras o menos, cuáles eran las condiciones de su hogar, podría ser un buen lugar para comenzar, pero podría ser imposible auditar. Alternativamente, se introduce un requisito para completar una lista de verificación de posibles perjuicios, que abarca factores tales como: el número y la edad de los niños que realmente tuvo que ir a la escuela (en lugar de que alguien más en el hogar realice el trabajo) y por cuántos días semana en promedio; la cantidad de miembros vulnerables de la familia que estaba cuidando; y cualquier semana de mala salud (incluidos problemas de salud mental) para usted y otros miembros de la familia.Esto permitiría que los factores de ponderación sobre las publicaciones producidas durante el (los) año (s) siguiente (s) sean renormalizados, aunque nuevamente con problemas de auditoría. ¿Debería una puntuación de cero en esa lista de verificación conducir a una ponderación negativa?

Las responsabilidades más allá del hogar familiar también deben considerarse y son igualmente difíciles de convertir en cualquier tipo de métrica. Dado que las mujeres generalmente han estado cargadas con más atención pastoral en un departamento, es difícil imaginar que sus deberes hayan disminuido durante la pandemia. Es comprensible que los estudiantes ansiosos hayan estado llenando las bandejas de entrada con preguntas sobre evaluaciones y pidiendo apoyo. Tampoco estoy convencido de que los requisitos para producir conferencias en línea con poca antelación hayan sido neutrales en cuanto a género.

En todos estos temas relacionados con el género, a medida que las universidades vuelven a algo similar a la normalidad anterior, los líderes de alto nivel deben reflexionar sobre las consecuencias y cómo manejarlas de manera justa en los próximos años: el impacto no será de corta duración. La revisión independiente del proceso Athena Swan (del cual yo era miembro del grupo directivo) ha recomendado que se piense mucho más en la cultura institucional en las aplicaciones. Partes importantes de esto incluyen cómo se consideran las promociones y se evalúan las cargas de trabajo. El informe, que apareció justo antes del cierre, obviamente no podría tener en cuenta las consecuencias de la pandemia, pero es esencial que, si se cumplen los objetivos de Athena Swan, se tengan en cuenta los puntos que planteo. Las aplicaciones futuras deben incluir evidencia clara de cómo se ha hecho esto. Espero sinceramente que AdvanceHE, que administra los premios, adopte plenamente nuestras recomendaciones.

En muchos frentes se está reconociendo cómo la pandemia está exacerbando las desigualdades ya presentes en nuestra sociedad. Estos incluyen los resultados de salud preocupantemente más pobres para las personas BAME a las que aludí anteriormente. También es probable que la diferencia en el progreso educativo (e incluso nutricional) entre los niños favorecidos y desfavorecidos haga eco de los años en detrimento colectivo de la sociedad, así como del individuo. En comparación, tratar las diferencias de género en publicaciones académicas puede parecer relativamente pequeño, pero, igualmente, debería ser posible tratarlo más fácilmente. Altos líderes sectoriales, espero que estén tomando nota.

Dame Athene Donald es maestra de Churchill College en el Universidad de Cambridge .

Fuente: https://www.timeshighereducation.com/opinion/disproportionate-effect-covid-19-women-must-be-addressed

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El coronavirus no discrimina a las mujeres, las normas patriarcales de género sí

Noticia Global/ONUNOTICIAS

Más de uno de cada cuatro hogares de América Latina están a cargo de mujeres, la tasa más alta del mundo. Las mujeres y las niñas de la región se ven afectadas por la pandemia de manera desproporcionada, tanto por el riesgo a contraer la enfermedad como por las medidas de salud pública para contenerla. Las tareas de cuidado atribuidas a las mujeres y su mayor exposición a la precariedad del empleo están entre las causas que las exponen más al COVID-19.

La pandemia de coronavirus amenaza con empeorar los profundos niveles de desigualdad en la región de América Latina y el Caribe empujando a casi 16 millones de personas más a la pobreza extrema. Con esa cifra el número de personas pobres en la región alcanzaría los 214 millones, o el equivalente al 34% de toda la población de América Latina y el Caribe.

Un informe conjunto de la agencia humanitaria internacional CARE y ONU Mujeres concluye que, aparte de la persistente y omnipresente desigualdad entre los géneros en la región, uno de los grupos poblacionales más perjudicados por la enfermedad es el compuesto por las mujeres, las niñas y las personas LGBTIQ+.

Las altas tasas de participación en la fuerza de trabajo informal y la precariedad laboral propician que las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por las medidas de contención.

Pese a que los principales afectados por la COVID-19 son los hombres, los ancianos y las personas con enfermedades crónicas y sistemas inmunológicos débiles, las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada tanto por el riesgo a contraer la enfermedad como por las medidas de salud pública para contenerla.

«Las normas patriarcales de género colocan la carga del trabajo de cuidado directamente sobre los hombros de las mujeres y las niñas, exponiéndolas a un riesgo adicional tanto en la esfera profesional como en la doméstica» destaca el informe.

La precariedad laboral afecta a las mujeres desproporcionadamente

Además, las altas tasas de participación en la fuerza de trabajo informal y la precariedad laboral propician que las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por las medidas de contención política, económica y social, ya que sus sectores de trabajo son los más afectados.

Más de uno de cada cuatro hogares de la región están a cargo de mujeres, la tasa más alta del mundo. Esta situación ahonda aún más la feminización de la pobreza y la vulnerabilidad de las mujeres a los efectos sanitarios y económicos de COVID-19, ya que muchas dependen del trabajo informal y precario para sus ingresos.

En comparación con el 93% de los hombres, sólo el 67% de las mujeres de América Latina y el Caribe participan en la fuerza de trabajo formal y más de 126 millones trabajan en el sector informal. Asimismo, sufren más complicaciones para acceder a las opciones de teletrabajo o generar ingresos a través del trabajo fuera de sus hogares.

Así, el escenario de interrupción laboral debido a la covid-19 provoca que las mujeres y niñas tengan más probabilidades de perder su fuente de ingresos que sus contrapartes masculinas y menos acceso a los mecanismos de protección social.

En especial, preocupa la situación de vulnerabilidad de las trabajadoras domésticas que se enfrentan a una mayor exposición al riesgo en los hogares de sus empleadores, así como a una mayor carga de cuidados.

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Trabajo en el hogar y desigual reparto de tareas

OPS
Una mujer y su hija en un hospital de Colombia durante la pandemia de COVID-19.

El cierre de escuelas, espacios públicos o guarderías como medida de respuesta a la pandemia agrava aún más las tareas no remuneradas de las mujeres en el hogar y la división de éstas. Antes de la aparición de la enfermedad, las mujeres latinoamericanas ya dedicaban casi 3 veces más tiempo al trabajo de cuidado no remunerado que los hombres.

«Esta carga de trabajo invisible es lo que ha sostenido a los hogares, los sistemas de salud y la economía a lo largo de la respuesta a la pandemia y ha sido esencial para respaldar las estrategias nacionales de salud pública a lo largo de COVID-19», indica el estudio.

Otra fuente importante de ingresos para los hogares de América Latina y el Caribe son las remesas y la interrupción de esta fuente de ingresos debido al coronavirus se prevé que «tendrá un impacto desproporcionado en las mujeres y sus familias, que dependen de estos recursos, afectando sobre todo a quienes viven en la pobreza y la extrema pobreza».

El sector sanitario es mayoritariamente femenino

Las mujeres representan un 74% de la fuerza de trabajo en el ámbito sanitario y social por lo que muchas de ellas entrarán en contacto directo con los pacientes de COVID-19 y corren un mayor riesgo de contraer el virus.

«Aunque las mujeres constituyen más que la mayoría de este sector, ocupan pocos puestos de liderazgo y de toma de decisiones, y los hombres ocupan el 75% de todos los puestos de liderazgo en el sector de la salud», añade el informe.

Recomendaciones clave del estudio

  • Las distintas organizaciones deberían seguir invirtiendo en el análisis de género e intersectorial, especialmente a medida que evolucionan las respuestas de los gobiernos
  • Además, deberían asegurarse de que todos los nuevos informes se compartan ampliamente y de que la programación y las políticas se adapten a las necesidades continuas y cambiantes a medida que se modifican las respuestas a la pandemia
  • A medida que los gobiernos comiencen a levantar los cierres de salud pública y otras medidas de COVID-19, será esencial que los actores humanitarios y los responsables de la formulación de políticas se aseguren de que se incluya una perspectiva de género en todo el proceso de respuesta y recuperación

Otras recomendaciones

  • Realizar análisis de género e intersectoriales específicos por país con recomendaciones de respuesta contextualizadas para diversos grupos de mujeres, hombres, niños, niñas y personas LGBTIQ+; especialmente aquellos que actualmente están subrepresentados en los datos.
  • Recopilar sistemáticamente datos desglosados por sexo y edad (como mínimo) en todas las esferas pertinentes para la respuesta de COVID-19 en materia de salud, social, económica y política.
  • Asociarse con diversas mujeres y organizaciones de LGBTIQ+ y apoyar su participación y liderazgo como piedra angular de una respuesta y recuperación eficaces de COVID-19
  • Garantizar que todas las actividades de respuesta y recuperación de la COVID-19 proporcionen entornos laborales bien informados sobre el padecimiento, favorables a las mujeres e inclusivos.
  • Identificar y abordar la división desigual del trabajo relacionado con los cuidados de personas, y el trabajo doméstico no remunerado, como elemento esencial de la respuesta económica y de salud pública de emergencia.
  • Ofrecer el apoyo socioeconómico adecuado a las mujeres y niñas que prestan servicios de cuidado como piedra angular de todo el diseño de programas humanitarios y de todas las políticas de recuperación, desde la definición de «trabajadores esenciales» hasta los programas de transferencia de efectivo y/u otros apoyos humanitarios sectoriales.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/06/1475492

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