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Estudiar en Holanda ya no es lo que era: hasta 50.000 euros de deuda universitaria

Europa/Holanda/02 Septiembre 2017/Fuente: El confidencial

El anterior Gobierno de gran coalición modificó el sistema de becas e impulsó los préstamos. Muchos jóvenes empiezan su carrera profesional con la obligación de devolver miles de euros

Mirte es holandesa, pero cuando conversa parece española. No sólo porque habla el idioma de Cervantes a la perfección, sino porque gesticula cada diez segundos para reforzar el sentido de sus palabras. Su vida de estudiante la llevó tanto a una facultad de Ingeniería de la Universidad de Rotterdam como al conservatorio de esa misma ciudad. Tiene otros tres hermanos y la situación económica en su casa nunca ha sido estable.

“A diferencia de muchos de mis amigos, en mi familia no habíamos ahorrado nada. Mi padre me dijo que pidiera el dinero prestado, que no habría problema”, dice mientras toma un sorbo de cerveza. Nunca supo si darle prioridad a la ingeniería o a la música e incluso intentó trabajar como profesora, así que sus estudios se alargaron más de lo habitual. Recibió becas, pero también pidió préstamos al Ministerio de Educación y el monto de su deuda subió año tras año hasta llegar a los 60.000 euros. Al preguntarle cómo piensa devolverlos, se encoge de hombros y abre los brazos: “Quizás trabaje como prostituta”, dice a El Confidencial. Ante la sorpresa de su interlocutor, asegura que habla en serio. “¿Por qué no? Soy una chica mona, podría hacerlo”, responde.

El caso de Mirte es sólo uno más de los aproximadamente 15.000 jóvenes cuya deuda supera los 50.000 euros, según han publicado varios medios holandeses citando cifras del Ministerio de Educación. “Les afecta no tanto durante su época como estudiantes, sino cuando empiezan a trabajar”, asegura a El Confidencial Kai Heijneman, portavoz de la asociación juvenil FNV Jong. “Por ejemplo, tienen más difícil adquirir una hipoteca porque no pueden esconderle esa deuda al banco, ya que va a afectar al pago de las letras”, añade.

A pesar de esas cifras, tanto Mirte como la gran mayoría de los estudiantes con préstamos pueden sentirse afortunados: una parte de su deuda se cancelará si aprueban todas las asignaturas debido a que pertenecen al viejo sistema de financiación estudiantil. No corren la misma suerte los que empezaron la carrera en el curso 2014/15, cuyas condiciones son diferentes. Vamos por partes.

La subvención de la educación en Holanda se basa en un sistema dual que combina becas y préstamos. Antes, los jóvenes recibían 100 euros al mes por el simple hecho de seguir con sus estudios más allá de la enseñanza obligatoria, sin importar el nivel económico de sus progenitores o si elegían Formación Profesional o universidad. Esa cantidad aumentaba a 280 euros si se iban del nido familiar, lo que impulsaba su emancipación. “No cubría todos los gastos, pero era una ayuda muy alentadora”, comenta a El Confidencial Jarmo Berkhout, portavoz del sindicato de estudiantes LSVb. Sólo había una condición: que aprobaran todo en un máximo de diez años. Si no lo hacían, debían devolver la beca.

También recibían una tarjeta de transporte gratuita que les permitía viajar en los transportes públicos de todo el país, o de lunes a viernes o en fin de semana según la preferencia del joven. Además, los chicos de familias con menos recursos podían optar a otra beca extra de hasta 260 euros. En caso de que alguien necesitara más dinero, como ocurría en el caso de Mirte, podían pedirlo prestado al Estado en unos términos más favorables que los de un crédito bancario. “Las condiciones no son tan duras como las de una hipoteca o un coche. Nadie me va a quitar la mitad del sueldo para saldar esa deuda”, explica la joven holandesa.

Mark Rutte, el primer ministro de Holanda y líder del partido VVD. (Reuters)
Mark Rutte, el primer ministro de Holanda y líder del partido VVD. (Reuters)

Ese generoso sistema se topó hace cinco años con una crisis económica que se llevó por delante un Gobierno y puso en duda el fuerte estado del bienestar holandés. Tras las elecciones de 2012, los liberales del primer ministro Mark Rutte (VVD) llegaron a un acuerdo con los socialdemócratas holandeses (PvdA). Ambos partidos aprobaron subir la edad de jubilación -de 65 a 67 años-, flexibilizar el mercado laboral y disminuir las partidas para ayudas sociales. Era cuestión de tiempo que los recortes llegaran a los estudiantes. Dicho y hecho. La entonces ministra de Educación, Jet Bussemaker, dijo durante un debate en el Parlamento

que la beca universal se había vuelto “extremadamente cara” y que ya no era necesaria porque su objetivo inicial, estimular en los años 80 que un mayor número de jóvenes se formaran en estudios superiores, ya se había cumplido.

La financiación de las becas sufrió una enorme modificación en el curso 2015/16. La ayuda universal, esa que aumentaba si el joven se iba de casa, desapareció. De 280 euros al mes a 0, de un día para otro. Las consecuencias fueron inmediatas. El porcentaje de universitarios menores de 19 años que vivía fuera del hogar paterno se desplomó ese año de un 28% a un 13% según la asociación Kenzes, que ayuda a los estudiantes a buscar alojamiento. Las protestas de los jóvenes, que incluyeron una gran manifestación en La Haya, tuvieron algunos resultados. Forzaron a los partidos a negociar y consiguieron mantener la tarjeta de transporte gratuita y parte de la ayuda extra para los jóvenes con pocos recursos, pero les fue imposible convencerles para que recuperaran la beca universal.

Tras dos cursos escolares con el nuevo sistema, a las asociaciones de estudiantes no les salen las cuentas. Se quejan de que el precio de la matrícula universitaria no ha dejado de aumentar y ya alcanza los 2.000 euros a año, una de las más caras del viejo continente según un informe del Consejo Europeo. Casi el doble que en la vecina Bélgica y mucho más que en Francia, unos 200 euros, o en Alemania, donde es casi gratis. Para colmo, si un estudiante finaliza una carrera y decide apuntarse en otra la matrícula se cuadriplica, llegando a los 8.000 euros al año. A eso hay que añadirle la continua subida en el precio de los pisos. “Alquilar una habitación de seis metros cuadrados en una ciudad como Ámsterdam cuesta entre 600 y 700 euros al mes”, añade Berkhout.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2017-08-03/holanda-subvenciones-educativas-declive-crisis-nuevo-gobierno_1423818/

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EEUU: Trump admin considers shifting student debt from Education to Treasury: report

EEUU/30 may 2017/

The Trump administration is considering shifting oversight for more than $1 trillion in student debt to the Treasury Department from the Education Department, according to a new report.
The New York Times reported Thursday that the possible change was revealed in a memo sent by the former head of the Education Department’s federal student aid program.
James Runcie abruptly resigned Tuesday night after Education Secretary Betsy DeVos asked him to testify in front of the House Oversight Committee about improper payment rates for federal student aid programs, saying he was the wrong person to speak on the matter.

“This is just another example of a project that may provide some value but will certainly divert critical resources and increase operational risk in an increasingly challenging environment,” Runcie wrote about moving the aid program.

Shrinking the size of the Education Department has been a priority for Republicans in the past — Rep. Thomas Massie (R-Ky.) proposed a bill that would eliminate the entire department in February. Seven other Republican lawmakers signed on to the legislation.
President Trump’s proposed budget, unveiled this month, also recommends cutting nearly $5 billion in funding from the Education Department, or nearly 50 percent of the department’s budget.
Source:
http://thehill.com/homenews/administration/335247-trump-admin-considers-shifting-student-debt-from-education-to
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La difícil vida de los estudiantes con deudas de cientos de miles de dólares para pagar la universidad en EE.UU

América del Norte/ EE.UU/18 de agosto de 2016/Fuente: bbc

Licenciada y con dos postgrados en dos de las mejores universidades de Estados Unidos, Carolyn Chimeri imaginaba que tendría una vida más cómoda que la de sus padres, que nunca fueron a la universidad.

Pero terminó su educación con una deuda de US$238.000 y hoy, a los 29 años, lucha para pagar los plazos de esa deuda con un salario de profesora.

«Mi marido y yo discutimos todo el rato por el dinero, pensando en cómo sobrevivir, pagar las cuentas y vivir como gente normal en Nueva York», le explica Chimeri a la BBC.

Y deudas de seis dígitos como la de Chimeri no son raras en Estados Unidos, un país en el que hay pocas universidades gratis y donde cerca del 70% de los estudiantes recurren a préstamos para pagarse la universidad, según el gobierno.

Universidad de Columbia, en Nueva YorkImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionEstudiar en una universidad de prestigio puede terminar costando una fortuna.

Los datos oficiales indican que la deuda estudiantil en el país alcanzó los US$1,3 billones este año.

Es la deuda total de 43,3 millones de personas, según la Reserva Federal de Estados Unidos.

Todas de pago

Chimeri se endeudó por primera vez para estudiar Historia y Ciencia Política en Penn State, una universidad pública del estado de Pensilvania.

Y es que en Estados Unidos, incluso las universidades públicas suelen ser de pago, y algunas cuestan hasta US$40.000 al año.

El coste de las universidades privadas, por otro lado, puede llegar a los US$70.000

«Mi marido y yo discutimos todo el rato por el dinero»

Carolyn Chimeri

Tras terminar el grado, la joven tomó otro crédito para hacer una maestría en la Universidad de Columbia, en Nueva York, pensando que el título le garantizaría poder acceder a un mejor trabajo y deshacerse de la deuda más rápidamente.

Chimeri explica que sus padres se habían ofrecido para pagar el primer préstamo, pero la crisis económica global complicó la situación de la familia y la llevó a ella a tener que asumirla.

Fue contratada como profesora en una escuela pública de Nueva York pero, incluso pagando la cuota mensual del crédito, la deuda casi no disminuyó debido a los elevados intereses, del 8% anual.

Para reducir gastos, se mudó a vivir con su marido a la casa del abuelo de él y, en el mejor de los casos, espera haber pagado las deudas alrededor del 2030.

«No puedo comprar una casa ni empezar una familia. Siento que estoy detenida en mis 20 y pocos años», lamenta.

Ansiedad y depresión

La ONG Student Debt Crisis, que intenta reformar el sistema de financiación estudiantil en Estados Unidos, recopiló varios testimonios de ex alumnos con deudas alrededor de los seis dígitos.

Una abogada recién licenciada y desempleada en California, con una deuda cercana a los US$400.000, explicó sentirse «ansiosa y deprimida» ante la perspectiva de no lograr jamás pagar la deuda.

Otra ex estudiante de Montana explicó que debido a los intereses, el préstamo de US$30.000 que tomó para acabar la facultad en 1993 hoy alcanza los US$300.000, a pesar de que ella nunca dejó de hacer frente a los pagos.

 «No puedo comprar una casa ni empezar una familia. Siento que estoy detenida en mis 20 y pocos años»
Carolyn Chimeri
 Natalia Abrams, directora de Student Debt Crisis, le dijo a BBC Brasil que algunas personas con grandes deudas quedan debiendo para el resto de su vida.

Según ella, el 20% de los estadounidenses con más de 50 años tienen deudas relacionadas con su educación.

Abrams afirma que los más vulnerables no son necesariamente los que más deben, sino los que no consiguen terminar la universidad.

Muchos abandonan los estudios para trabajar y atender a alguna necesidad más urgente, como los costes de un tratamiento médico o de un hijo recién nacido.

Sin el título universitario, no pueden optar a mejores salarios y dejan de pagar la deuda, lo que les impide pedir otros préstamos.

Abrams explica que los alumnos de las mejores universidades de Estados Unidos, como Harvard, Stanford y Yale, no suelen tener deudas muy grandes, puesto que estas universidades son frecuentadas por miembros de la élite del país y además conceden becas a los estudiantes más pobres.

Los más endeudados, según ella, estudian en universidades con ánimo de lucro.

Estas instituciones son minoritarias en Estados Unidos, pero cada vez hay más, ysuelen estar peor valoradas que las públicas o sin ánimo de lucro.

Para Abrams el gobierno federal, responsable de la mayor parte del crédito estudiantil, no debería cobrar intereses sobre esos préstamos.

En la actualidad los intereses, definidos por el Congreso, varían entre el 3,76% y el 6,31% anual.

Abrams pide que se amplíen los programas de perdón de deudas, y que todos los estadounidenses puedan cursar los dos primeros años de facultad de forma gratuita en universidades públicas.

La propuesta estaba incluida en el programa del candidato presidencial retirado Bernie Sanders y fue parcialmente incorporada por Hillary Clinton.

Su programa contempla la oferta de enseñanza superior gratis para los estudiantes con una renta familiar de hasta los US$125.000 al año.

Deudas manejables

El sistema estadounidenses de financiamiento estudiantil, sin embargo, tiene defensores.

En un estudio para la Brookings Institution, un centro de investigación en Washington, la profesora de economía de la Universidad de Michigan, Susan Dynarski, dice que la deuda estudiantil ha aumentado en Estados Unidos porque también ha aumentado el número de estudiantes en las universidades del país.

Dynarski afirma que la mayor parte de las deudas son manejables y que muchos deben menos de US$10.000.

Para Dynarski, el crédito estudiantil corrige un fallo del mercado financiero, ya que los bancos privados no concederían préstamos garantizados solo con los salarios futuros del deudor.

Pero sí cree que las reglas actuales son duras con los recién licenciados, obligados a pagar cuotas altas nada más salir de la universidad y cuando sus salarios todavía son bajos.

Según la profesora, el 28% de los deudores con menos de 21 años dejan de pagar algunas cuotas.

Dynarski defiende que Estados Unidos adopte un modelo parecido al de Reino Unido, donde los pagos se definen según el salario del deudor y las deudas desaparecen a los 30 años de ser contraídas si no se han pagado.

Para Carolyn Chimeri, la profesora que debe US$156.000, los estudiantes deberían recibir una mejor orientación antes de contraer préstamos que afectarán a buena parte de sus vidas.

Chimeri explica que, si hubiera sabido el impacto que la deuda iba a tener en su día a día, probablemente habría estudiado en universidades más baratas.

«Es doloroso pensar en cómo mi generación podría estar contribuyendo a la sociedad si no fuera por esa carga enorme», afirma.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-37119829

Imagen: http://ichef.bbci.co.uk/news/660/cpsprodpb/D18F/production/_90774635_034671586-1.jpg

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