Alicia Barcena CEPAL – PPT Impacto COVID-19 en ALC – 3-Abr-2020.pdf

Reseña:

Mensajes principales
1. La crisis de COVID-19 llega en momento de lento dinamismo económico
a nivel mundial
2. Respuestas internacionales: políticas monetarias, fiscales y fondos de
garantía
3. Efectos económicos en América Latina y el Caribe
 Efectos directos: la capacidad de reacción de los sistemas de salud
 Efectos indirectos: la contracción de la demanda global y las cadenas de suministro
 Efectos internos: medidas de contención e impactos en el empleo
4. Respuestas iniciales en la región: medidas de salud, sociales, fiscales y
monetarias
5. La crisis de la COVID-19 pone en riesgo la integralidad de la Agenda 2030
6. Enfrentar la crisis: acciones de corto plazo y prioridades de largo plazo

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Alicia Barcena CEPAL – PPT Impacto COVID-19 en ALC – 3-Abr-2020 (1)

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Los niveles de pobreza en América Latina: Mapas de El Orden Mundial – EOM

Redacción: El Orden Mundial

DESCRIPCIÓN DEL GRÁFICO

América Latina continúa siendo una de las regiones con mayor desigualdad del mundo, y la pobreza juega un papel principal en esta situación. Mientras que en algunos países la mayoría o una minoría muy amplia de la población vive en algún nivel de pobreza, en otros esta se encuentra prácticamente erradicada o en unas cifras muy limitadas.

No obstante, conviene relativizar primero lo que entendemos como pobreza. Cuando se menciona este fenómeno, implícitamente se limita a la pobreza extrema, que es la parte más grave de esta situación. Sin embargo, el Banco Mundial considera que también existen otros niveles de pobreza menos graves que vivir con menos de 1,90 dólares al día: una pobreza grave, que supone vivir con menos de 3,20 dólares cada día y otra pobreza más leve, que abarca menos de los 5,50 dólares.

A nivel geográfico, los datos también ayudan a establecer ciertos patrones en determinadas zonas que se relacionan con unas causas específicas. Por ejemplo, la dualidad en Centroamérica: las repúblicas del norte —HondurasGuatemalaNicaragua y El Salvador— se caracterizan por unos niveles muy elevados de pobreza; por el contrario, Costa Rica y Panamá mantienen unas cifras contenidas. Los primeros mantienen modelos económicos poco industrializados, además de índices de corrupción y violencia elevados, lo que dificulta el desarrollo de políticas para reducir esta situación. Sin embargo, el estado costarricense y panameño han encontrado vías de desarrollo estables y con economías terciarizadas, lo que les ha dotado de mayores recursos para hacer frente a las bolsas depauperadas.

También entre las grandes potencias latinoamericanas existen disparidades. Países como México mantienen elevados niveles de población empobrecida, al igual que Venezuela, aunque en este caso se debe al rápido aumento durante los últimos años por la grave crisis que vive el país; Colombia y Brasil se encuentran en niveles medios de la región, y quienes más han conseguido reducir la pobreza son los países del Cono Sur —ArgentinaChile y Uruguay—, que son a su vez los que mayor dinamismo económico a nivel histórico han mostrado en la región latinoamericana.

Fuente: https://elordenmundial.com/mapas/pobreza-en-america-latina/

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Entrevista: “No solo en lo social se juega lo social”.

La igualdad y la desigualdad, tanto de activos como de derechos, se ven fuertemente condicionadas por la estructura productiva, el desarrollo tecnológico, las brechas en el mundo laboral, el manejo macroeconómico de los ciclos, la organización territorial, el desarrollo de capacidades, la protección social y la participación política.

En ese marco, la CEPAL lanzará su nuevo documento de posición titulado Cambio estructural para la igualdad:Una visión integrada del desarrollo, que da continuidad a las propuestas difundidas en 2010 durante el anterior período de sesiones realizado en Brasilia, Brasil.

En esta entrevista, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, adelanta algunos de los conceptos que orientan la nueva hoja de ruta de la Comisión para los próximos años.

En el anterior período de sesiones realizado en Brasilia en 2010, la CEPAL instaló el tema de la igualdad como valor central de las agendas de desarrollo. ¿Cómo evalúa la acogida que tuvo este mensaje entre los países de la región?

Creemos, con humildad pero con mucha convicción, que las reflexiones recogidas en La hora de la igualdad: Brechas por cerrar, caminos por abrir han permeado profundamente la agenda pública en nuestro continente. La igualdad, tal como expusimos entonces, supone difundir, a lo ancho de la estructura productiva y el tejido social, el desarrollo de capacidades, el progreso técnico, las oportunidades laborales y el acceso universal a prestaciones y redes de protección social.

La igualdad también supone la instauración de un orden democrático deliberativo, con plena concurrencia y voz de los más diversos actores sociales, y con un rol central del Estado como garante de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, lo cual implica responsabilidades en materia de promoción, redistribución, regulación y fiscalización.

Situar la igualdad en el centro implicó una ruptura con el paradigma económico que ha prevalecido en la región durante al menos tres décadas. Hoy vemos multiplicarse a lo largo y ancho de la región políticas públicas que recogen esta inspiración.

Pero cuidado. Las propuestas consagradas en Brasilia y aquellas que llevamos a San Salvador no son impulsos iluminados de un puñado de expertos. Son, en cambio, una mirada sistematizada sobre las demandas que han cristalizado en nuestra América. Emergen desde nuestras sociedades como necesidades que dan cuenta de una ciudadanía consciente, exigente, comprometida y disconforme con el statu quo. El empeño de la CEPAL ha sido escuchar, estudiar y sintonizar con las aspiraciones que tienen presencia y legitimidad en nuestros pueblos.

¿De qué forma el nuevo documento que presentará la CEPAL en El Salvador, llamado Cambio estructural para la igualdad. Una visión integrada del desarrollo, da continuidad a las propuestas lanzadas en 2010?

Hay un paso de continuidad y profundización. Creemos que hoy hay que explicitar más nítidamente que “no solo en lo social se juega lo social”. Por el contrario, la igualdad y la desigualdad, tanto de activos como de derechos, se ven fuertemente condicionadas por asuntos en los que ahora buscamos poner más énfasis: la estructura productiva, el desarrollo tecnológico, las brechas en el mundo laboral, el manejo macroeconómico de los ciclos, la organización territorial, el desarrollo de capacidades, la protección social y la participación política.

Para la CEPAL, la igualdad social y un dinamismo económico que transforme la estructura productiva no están reñidos entre sí; son complementarios y el gran desafío es encontrar las sinergias entre ambos. En una visión integrada del desarrollo, como la que planteamos ahora, la igualdad se va fraguando en una dinámica virtuosa de crecimiento económico y aumento sostenido de la productividad con inclusión social.

Sugerimos hacer converger la política macroeconómica con la industrial, convencidos de que las políticas fiscales, monetarias y cambiarias no solo deben actuar en el sentido de promover la estabilidad nominal y suavizar el ciclo económico. Creemos que son también instrumentos para incentivar la inversión de largo plazo, para diversificar la estructura productiva.

Concretamente proponemos que la política industrial juegue un papel protagónico en dos direcciones. Que permita, por un lado, dotar de mayores capacidades y competitividad a sectores existentes con claro potencial de crecimiento e incorporación de progreso técnico, y que paralelamente ayude a diversificar la estructura productiva mediante la creación de nuevos sectores de alta productividad y mayor sostenibilidad y eficiencia ambiental, apuntando a una mayor convergencia en niveles de productividad del conjunto de la economía.

Esta política industrial debe insertarse en plena interacción con la frontera científico-técnica, un imperativo en un mundo que vive una revolución que abarca a las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, la biotecnología y la nanotecnología, y donde nuevas formas de conocer y producir adoptan un ritmo vertiginoso.

En este sentido, creemos que resulta indispensable la decisión política de las sociedades de encauzar la producción y la tecnología por rumbos que consideren a las generaciones futuras y al largo plazo.

¿Cómo pueden los países de la región combinar los desafíos inmediatos que les presenta el actual escenario de incertidumbre económica internacional con una mirada estratégica de largo plazo como la que propone la CEPAL?

Si como región no abordamos los rezagos en materia de conocimiento, tecnologías y sustentabilidad, una vez que amainen las incertidumbres que han aletargado el crecimiento estadounidense y precarizado la situación de Europa las distancias se van a ensanchar insalvablemente. Seguimos padeciendo los efectos estructurales de la crisis de deuda que encaramos hace tres décadas y no hemos podido aún restablecer los niveles de inversión indispensables.

Si hoy no logramos que nuestra resiliencia frente a las adversidades económicas globales se transforme en una apuesta audaz, activa y práctica por subir al tren mundial del progreso técnico asociado a los nuevos paradigmas tecnológicos, puede que luego sea muy difícil tomarlo. Eso sí, complementariamente, creemos que es necesario reconfigurar los patrones de producción y crecimiento de manera que sean sostenibles desde el punto de vista ambiental.

Fuente: http://www.cepal.org/notas/73/Titulares1.html

Imagen: http://www.cepal.org/notas/73/imagenes/Titular1_AliciaBarcena_250.jpg

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La educación superior en la equidad de género

Por: Jaime Valls Esponda

La conmemoración del Día Internacional de la Mujer el pasado 8 de marzo, fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reconocer la necesidad de avanzar en la igualdad de derechos de mujeres y hombres, es una ocasión propicia para analizar cómo se ha comportado ese fenómeno en la educación superior.

Diversos estudios publicados por la ANUIES han coincidido en la contribución que la educación superior tiene en la movilidad social y en la generación de los denominados “grupos emergentes” integrados por profesionistas con gran dinamismo económico y participación política y social. Esa movilidad se caracteriza por una participación creciente de la mujer en las tareas de la educación superior, la ciencia, la tecnología y la cultura, así como en la economía.

La estadística de las Universidades Públicas Estatales describe a organizaciones con menor inequidad de género entre sus integrantes, pues la participación de mujeres es cada vez más relevante. En esas instituciones las mujeres representan 39% de la planta de profesores de carrera; por otra parte, la cobertura educativa y la matrícula total es prácticamente la misma para ambos géneros.

Es de destacar que las estudiantes presentan mejores indicadores de desempeño que los varones; por ejemplo, la tasa de deserción de las mujeres es menor que la de los varones y 54.1% del total de quienes terminan sus estudios son mujeres. No obstante, el Informe de la Unesco sobre la Ciencia. Hacia 2030 indica que sólo 28% de las mujeres obtiene su profesionalización, y de ese porcentaje, menos de la mitad alcanza un lugar en la agenda científica. Del mismo modo, las funciones de dirección universitaria son en su mayoría ocupadas por varones y la llegada de más mujeres a las rectorías, es aún tarea pendiente. En el mundo laboral, los varones continúan ocupando mejores niveles profesionales.

Esto último puede deberse a tres cosas; primeramente, que la matrícula femenina en la educación superior se encuentra concentrada en carreras de las ciencias de la salud, sociales y administrativas, mientras que los varones se inclinan más por las carreras del área de las ingenierías y las tecnologías. En segundo término, el mercado laboral presenta mayores niveles de competencia en el sector terciario, justo en las áreas disciplinarias en donde la matrícula es superior y, tercero, por cuestiones culturales y por la imposibilidad de que las instituciones vean por el bienestar de su familia mientras ella labora, la mujer siempre se ha responsabilizado más de las tareas del hogar que el varón. De ahí que la mujer labore mayoritariamente en el sector informal o en actividades que no exigen una larga jornada, pues le permite atender simultáneamente sus responsabilidades, económicas como familiares.

No obstante, la mujer profesional exitosa, integrante de los grupos emergentes de alta competencia, tiene que hacer un esfuerzo extraordinario para cubrir su doble o triple jornada; todas ellas son un ejemplo a seguir y una razón para continuar avanzando en la equidad. Precisamente ante esa situación, la ONU eligió como tema central para conmemorar este Día en 2017 el de “Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030”, con la finalidad de que en ese horizonte se logre la igualdad laboral. Se trata de una desigualdad estructural que no debe continuar. Ello demanda de un cambio necesario en la dinámica social y familiar.

En México, la educación superior está llamada a ser el verdadero factor de cambio y que el relevante papel que cada vez más juegan las mujeres en este sector, permita impulsar las transformaciones del mercado laboral y en el ámbito familiar, diversificando las fuentes de empleo, intensificando el uso de las TICs, favoreciendo el trabajo en casa femenino, y garantizando el respaldo de las instituciones a las mujeres en la atención de la familia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-superior-en-la-equidad-de-genero/

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