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La vida no está organizada en disciplinas

Carlos Magro

Si el dentro es el espacio de la estructura, el afuera lo es del acontecimiento”, dice Manuel Delgado en Elogio del afuera (Sociedades movedizas. p. 29. Anagrama, 2007). Frente al dentro, entendido como el espacio de la seguridad y la estabilidad (entrar es ponerse a salvo) y donde casi siempre tenemos claro nuestro rol (madre-hija, profesor-alumno, ciudadano-estado), Delgado nos invita a abrir las puertas y activar la posibilidades del cambio, a devenir otra cosa y establecer otras relaciones. “Si el adentro constituye la regla (lo que somos); el afuera es lo excepcional (lo que podemos ser). Expandirnos hacia el afuera es negociar el conflicto entre lo que somos y lo que podemos ser.” (Rubén Díaz. Zemos98). Frente al espacio concreto, previsible y acotado que encarna el interior, el exterior se extiende en todas direcciones y representa la incertidumbre, la ambivalencia y la extrañeza. Es el territorio de lo excluido, de lo que se ha dejado fuera, de lo que ha sido rechazado o no ha sido considerado como algo relevante. De todo aquello que ha sido expulsado de la seguridad del recinto cerrado.

Pero el afuera representa también la promesa de la desorganización. Es el reino de las sensaciones y las experiencias. De lo desconocido. De los encuentros fortuitos y la serendipia. Es “el imperio infinito de las escapatorias y las deserciones, de los encuentros casuales y de las posibilidades de emancipación” (Manuel Delgado. Sociedades movedizas. p. 29. Anagrama. 2007). Es el territorio de la automotivación, del interés personal, de la curiosidad y la experimentación. De los aprendizajes no planeados y autodirigidos (Cristóbal Cobo. La innovación pendiente). Es el espacio sin normas y sin forma. Es el terreno de lo informal.

Uno de los grandes retos de la educación escolar siempre ha sido la necesidad de incorporar el contexto, lo que queda fuera de las aulas, lo que sucede más allá del reciento escolar, lo que no está ordenado ni entra en el curriculum, lo informal. A la escuela siempre la hemos reclamado más relación con la vida y la hemos criticado por ser demasiado abstracta y superficial en relación con la educación extraescolar mucho más vital, profunda y real. Mucho más vinculada con los intereses de los alumnos.

Abrir la escuela y salir al barrio, al museo, al campo, expandir, en definitiva, la educación ha sido una constante de todos los movimientos reformistas del siglo XX. Para Dewey, la escuela no debía ser una preparación para la vida sino un espacio de vida. “Exageramos el valor de la instrucción escolar, comparada con la que se gana en el curso ordinario de la vida. Debemos, sin embargo, rectificar esta exageración, no despreciando la instrucción escolar, sino examinando aquella extensa y más eficiente educación provista por el curso ordinario de los sucesos, para iluminar los mejores procedimientos de enseñanza dentro de las paredes de la escuela”. “Todos hemos aprendido la mayor parte de lo que sabemos fuera de la escuela,” decía Ivan Illich. Freinet, por su parte, criticó insistentemente la separación entre escuela y vida y pidió recuperar los “métodos naturales”, el aprendizaje por “ensayo y error”, el “tanteo experimental”.

La disparidad entre los sistemas educativos y la sociedad, la separación entre la escuela y la vida alcanzó un punto crítico a finales de la década de los 60, precisamente cuando se acuñaron varios términos hoy muy populares (Sociedad del aprendizaje, Sociedad de la información, Sociedad del conocimiento) que hacían referencia a un nuevo tipo de sociedad caracterizada por la información y el conocimiento y en la que la adquisición de éste ya no estaría confinada al interior de las instituciones educativas, donde el aprendizaje no estaría limitado a un espacio concreto, ni limitado en el tiempo. Una sociedad en la que el aprendizaje debería ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento y donde el conocimiento sería ubicuo y abundante (The received wisdom).

En 1968, P. H. Coombs conceptualizó esta separación entre el aprendizaje que sucedía dentro de las aulas y el que tenía lugar fuera recurriendo a los términos de educación formal, no-formal e informal. Una conceptualización que a pesar de cariz negativo -lo formal, lo que no es formal y lo que directamente no tiene forma (informal)- tuvo tanto éxito que, aún hoy, seguimos utilizando.

Para Coombs, la educación no-formal y la informal nos permitían dar cuenta del amplísimo y heterogéneo abanico de procesos educativos no escolares o situados al margen del sistema de enseñanza reglada que ese momento, con la expansión de los medios de comunicación, se estaban generalizando. Es de sobra conocido aquello que escribió McLuhan en 1960: “Hoy en nuestras ciudades, la mayor parte de la enseñanza tiene lugar fuera de la escuela. La cantidad de información comunicada por la prensa, las revistas, las películas, la televisión y la radio, exceden en gran medida a la cantidad de información comunicada por la instrucción y los textos en la escuela”.

Desde entonces, casi paradójicamente, hemos vivido un proceso imparable de expansión de la institución escolar (también de las llamadas educación no formal e informal). En las últimas décadas, la escuela no ha hecho más que expandirse. Hemos creído que responder a las demandas de la sociedad consistía en introducir más contenidos, prolongar las jornadas escolares, alargar los tiempos de escolarización. Hemos visto como un conjunto significativo de asuntos relacionados tradicionalmente con la acción de Estado (el desempleo, la salud,…) o con otras estructuras sociales como la familia han sido considerados como problemas de aprendizaje y por tanto incorporados a la escuela, normalmente en forma de asignaturas y contenidos. Hemos creído que aprender era progresar dentro de un currículum determinado, durante un periodo de tiempo establecido y un solo lugar, equiparando así, casi sin cuestionamiento, aprendizaje con educación y educación con escolarización. Y hemos creído que la calidad de este sistema pasaba por aumentar el control sobre las escuelas y los maestros, homogeneizar los curriculums y estandarizar los aprendizajes. El resultado ha sido una escuela hiperregulada, presionada, sobrecargada, sobrerresponsabilizada y altamente desmotivada.

Al mismo tiempo, hemos experimentado un proceso de escolarización de todos los ámbitos de la vida. O como algunos han denominado un proceso de pedagogización de la sociedad (Beillerot. La sociedad pedagógica. 1982) o de educacionalización de la vida, situando la educación como solución de los principales problemas referentes a la justicia social, la convivencia cultural y el orden político (Jon Igelmo sobre Marc Depaepe).

El resultado es que no solo no hemos resuelto la tradicional desvinculación entre escuela y vida sino que, en cierta manera, la hemos agravado al escolarizar ámbitos del aprendizaje y de la vida como el juego, los hobbies, el ocio, la familia, el trabajo o los deportes, que tradicionalmente habían estado separados de la escuela. Lejos de explorar y experimentar nuevas formas de hacer, la educación informal y en mayor medida aún la no-formal han replicado e imitado, en gran parte, las formas de hacer y de organización de la “escuela tradicional”. Hemos estandarizado y burocratizado también lo que sucede fuera de la escuela. Hemos tratado de dar forma a lo informal y disciplinar la vida.

Pero la vida no está organizada por disciplinas. La vida encaja difícilmente dentro de un curriculum, más aún si éste es rígido y está muy compartimentado. No parece que la solución pase por disciplinar lo que sucede más allá de la Escuela para incorporarlo al aula. Si realmente creemos que es necesario tener un curriculum trabajemos entonces para que éste sea más flexible y multidisciplinar, reconozca la multiplicidad de los saberes y promueva la mezcla.

Podemos tratar de disminuir la presión sobre la escuela (y, por tanto, sobre la educación) aumentando su volumen pero a la larga se volverá a llenar y aumentará de nuevo la presión. Parece mejor idea, sin duda, abrir ventanas y puertas y sustituir las rígidas paredes que delimitan las aulas o los centros escolares por membranas móviles y porosas (muy en la línea de las Open Schools de los años 60).

No se trata, como sostiene César Coll, “de cargar la educación formal con una nueva responsabilidad, sino de ubicar su acción en el marco más amplio de las trayectorias individuales de aprendizaje de los alumnos, es decir, de tomar estas trayectorias como punto de partida y como objeto de la acción educativa.Necesitamos ampliar el sistema educativo, hacerlo más poroso, más sensible. No podemos seguir asumiendo que lo que ocurre dentro y fuera del aula sean dos entornos diferentes, separados y aislados entre sí. Necesitamos más educación, pero una educación expandida y abierta.

Necesitamos una escuela sin tabiques. Una educación que “no fabrique fronteras estrictas entre el dentro y el afuera, entre lo formal y lo informal o entre los expertos acreditados y los expertos en experiencia” (Antonio Lafuente y Tíscar Lara). Necesitamos asumir “la ubicuidad del aprendizaje y la falta de demarcación nítida entre los diferentes espacios físicos e institucionales en los que tiene lugar el aprendizaje” (César Coll). Aceptar que el aprendizaje no tiene costuras (seamless learning), que las personas experimentamos una continuidad en nuestro aprendizaje al margen de los lugares, situaciones, tiempos y contextos institucionales en los que aprendemos. Necesitamos aceptar que el aprendizaje se produce, y se producirá cada vez más, a lo largo y a lo ancho de la vida.

No nos sobra educación y no nos sobran escuelas. Necesitamos más educación y más escuela  pero desde la comprensión de que no es lo mismo educación que escolarización, como no es lo mismo aprendizaje que educación. Reconociendo que hay mucho aprendizaje y educación fuera de la escuela. Como también hay mucha vida dentro de la escuela. Necesitamos nuevos “espacios donde abrir preguntas que realmente importen y compartir saberes que verdaderamente nos afecten” (Marina Garcés). Tampoco nos sobran maestros (al contrario) sino que nos faltan muchos actores (Lafuente y Lara). Necesitamos una educación expandida.

La educación expandida “es expectorante y está conformada por todas esas actividades que tratan de aprovechar los recursos del entorno para hacer la educación más divertida, más artesanal, más abierta, más informal y más participativa” (Antonio Lafuente y Tíscar Lara). “Educación expandida, es, por tanto, educación abierta y educación colaborativa.” (Marina Garcés)

Expandir la educación no es lo mismo que educacionalizar la vida. Expandimos la educación cada vez que salimos fuera del centro escolar pero también cuando dejamos entrar a otros actores. Expandimos la educación cuando el alumno es el centro y motor del aprendizaje. Expandimos la educación cada vez que trabajamos por proyectos, atravesando y mezclando las disciplinas, las aulas, los niveles, los alumnos. Más aún sin esos proyectos sirven a la comunidad (aprendizaje servicio) y resuelven problemas o necesidades reales de nuestra comunidad. Expandimos la educación cuando conseguimos que responda al interés personal, la curiosidad, la experimentación y el deseo de actualización permanente. También, porque no, cuando aprovechamos las oportunidades, recursos e instrumentos que nos ofrecen las tecnologías para aprender. Ya hay muchos maestros/as y profesores/as expandiendo la educación.

Una educación expandida es una educación abierta pero con raíces, vinculada al territorio y vinculante. Ocupada y preocupada no solo por lo que pasa sino también por lo que nos pasa. En una educación expandida aprendemos que “vivir es aprender a vivir colectivamente” (Marina Garcés). En una educación expandida aprendemos no solo cómo vivir mejor sino también de la misma manera que vivimos. En una educación expandida aprendemos como vivimos.

Fuente del articulo: https://carlosmagro.wordpress.com/2017/01/30/la-vida-no-esta-organizada-en-disciplinas/

Fuente de la imagen:https://carlosmagro.files.wordpress.com/2017/01/tomasz-gudzowaty_1.jpg?w=610&h=40

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La suspensión de estudiantes de la escuela: ¿Funciona?

08 de febrero de 2017 / Fuente: https://revistaeducacionvirtual.com

Por: Claudia García

Los maestros son responsables de crear un ambiente seguro, estable a sus estudiantes a través de diversas tácticas disciplinarias. La suspensión de los estudiantes de la escuela es una de las formas más comunes de la disciplina.

La historia de la disciplina escolar

Una de las primeras formas de disciplina de la escuela era el castigo corporal (azotes, palmadas, etc.), aunque se ha vuelto cada vez más eliminado debido a la evidencia que confirma su daño.

Los cambios importantes en la disciplina escolar surgieron en la década de 1990 con el advenimiento de las políticas de “tolerancia cero”. La creciente prevalencia del consumo de drogas entre los jóvenes y la violencia en la década de 1980 llevó a la mayoría de las escuelas empezaron a adoptar la política de suspensión automático para las infracciones tales como drogas y alcohol posesión, la lucha, la posesión de armas, y la actividad relacionada con pandillas. Algunas escuelas han ampliado sus políticas de “tolerancia cero” para incluir suspensiones para otros delitos, incluyendo toma de posesión, la falta de respeto verbal, y que viola el código de vestimenta de la escuela.

Suspender los niños como castigo

Como se mencionó anteriormente, la eficacia de las políticas de “tolerancia cero” OSS ha sido ampliamente debatido en la historia reciente. Muchos estudios se han publicado en los últimos años que demuestran los efectos peligrosos de los OSS en todo el ecosistema educativo. Primero y ante todo, el OSS elimina los estudiantes de la clase y con frecuencia no presenta otra alternativa de la educación, lo que resulta en problemas de aprendizaje que pueden afectar el éxito continuo del estudiante en la vida.

El estudiante suspendido no es el único afectado significativamente por el OSS. Los educadores, los padres y otros estudiantes también se ven afectados. Los padres de los niños que están suspendidos de forma inesperada de la escuela pueden verse obligados a ir al trabajo o encontrar otras opciones de cuidado de niños, lo que resulta en una pérdida imprevista de ingresos.

El impacto en los padres y los estudiantes pueden agravar el impacto negativo sobre los educadores que deben tomar las decisiones difíciles de retirar a un estudiante de la escuela y obstaculizar su capacidad para aprender y socializar. Un estudio realizado en 2009 por el Centro Nacional de Estadísticas de Educación encontró que el 12% de los maestros dejó la profesión debido a problemas con la disciplina dentro de su último año de enseñanza.

Alternativas a la suspensión en la escuela tradicional

Las escuelas están tratando de eliminar algunos aspectos negativos de sus políticas, por enfoques basados en enfoques basados en pro actividad, que abordan las causas subyacentes de la mala conducta y proporcionan un refuerzo positivo para los comportamientos que aumentan la participación y el logro académico. Este cambio ha ya mostrado ser prometedor en algunas escuelas, donde ha mejorado el clima escolar y el rendimiento académico, y la reducción de referencias disciplinarias. En general, la interrupción de la OSS y la aplicación de protocolos de disciplina positivas se está convirtiendo en el método preferido para la manipulación de los estudiantes que pueden ser de otra manera perjudicial para el ambiente de aprendizaje.

Fuente artículo: https://revistaeducacionvirtual.com/archives/2886

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Procrastinación, “el problema más grave en la educación” (y cómo vencerlo)

15 Enero 2017/Fuente y Autor: BBC Mundo

¿Tenemos que hablar de esto ahora? Quizás más tarde… Pues no. Dejar las cosas para después es algo que muchos hacemos mucho y un equipo de expertos que ha estudiado el tema durante dos décadas advirtió que es un asunto muy serio, particularmente en algunas áreas.

Este año nuevo, como de costumbre, muchas personas se propusieron hacer cambios fundamentales en 2017 que, a estas alturas, ya pospusieron para 2018.

¿Por qué nos la pasamos aplazando lo que debemos -y a veces hasta queremos- hacer?

¿Por qué la procrastinación es un problema tan común y uno que, según expertos, afecta particularmente a los estudiantes y académicos?

No sólo común, sino muy serio, según el psicólogo Tim Pychlyl, de la Universidad de Carleton en Canadá, quien es parte de un grupo de investigación sobre la procrastinación, que asegura que «en la actualidad es el problema más grave en la educación».

El grupo de expertos ha estado enfocado en estudiar esta acción volitiva durante 20 años, con datos de todo el mundo, para «tratar de entender por qué a veces nos convertimos en nuestro peor enemigo con retrasos innecesarios y voluntarios» de nuestras tareas.

Mañana lo hago

En una charla por Youtube que recientemente superó 170.000 visitas, en la que Pychlyl imparte consejos a estudiantes sobre cómo dejar de procrastinar, señala que dejar algo para después afecta las calificaciones, la salud mental y física y aumenta el índice de abandono escolar.

¿Por qué dejamos las cosas para después incluso cuando sabemos que nos causará problemas?

Los profesores sufren del mismo mal, como atestigua la cantidad de entradas en Twitter hablando de la batalla entre calificar exámenes y ver series de televisión, y sobre lo que se conoce como la «culpa del escritor»: la sensación de que eres egoísta, idealista e irresponsable por ponerte a escribir cuando podrías estar haciendo algo más rentable y práctico con tu tiempo.

Y con más gente estudiando online, el problema es más grande que antes.

Ahora, con sólo un clic, puedes reemplazar el ensayo que estás escribiendo con un video de un gato estornudando o el álbum de fotos de tu exnovia y su nueva pareja en vacaciones.

Para Pychyl, procrastinación es tomar la decisión de no hacer algo a pesar de que sabes que a largo plazo será peor.

Aclara que no es lo mismo que atrasar intencionalmente algo, y que no es un asunto de manejo de tiempo, sino una incapacidad de controlar nuestras emociones e impulsos.

«Cuando procrastinamos, estamos tratando de mejorar nuestro estado de ánimo evitando hacer algo que nos parece desagradable», señala.

«Es parecido a emborracharse o comer para consolarse: es una estrategia que nos hace sentir mejor al distraernos con un placer de corto plazo y olvidándonos del problema».

¿Qué podemos hacer?

La procrastinación es más común entre la gente más impulsiva, propensa al perfeccionismo, abrumada por las expectativas que tienen los otros de ella y temerosa del fracaso.

Afecta más a los jóvenes, pues las personas solemos controlar mejor nuestras emociones a medida que el cerebro se desarrolla.

Pero hay esperanzas para los jóvenes -y los ya no tan jóvenes- que dejamos todo para mañana.

Basándose en su investigación con la psicóloga Fuschia Sirois de la Universidad de Sheffield, Pychyl asegura que todos podemos reducir la procrastinación siguiendo los pasos a continuación:

1) Practica técnicas de mindfulness y meditación para controlar tus pensamientos negativos

«Usando las técnicas de mindfulness o conciencia plena podemos reconocer que no tenemos ganas de hacer algo sin juzgar ese sentimiento, y luego nos ayuda a acordarnos por qué es importante realizar la tarea y comprometerse a empezarla», explica el psicólogo.

«Después, cuando hemos progresado en la tarea, nos sentimos mejor y eso hace que sea más fácil continuar».

Por ejemplo, sir Anthony Seldon, vicerector de la Universidad de Buckingham, Inglaterra, introdujo sesiones de mindfulness para profesores y estudiantes para combatir la procrastinación.

2) Divide la tarea en pasos claros y manejables

Una de las razones por las que aplazamos lo que debemos hacer es que las metas que nos proponemos a menudo son muy grandes y vagas, lo que las hace intimidantes y desagradables.

Así, en vez de proponerte «ponerme en forma» o «escribir una novela» prométete «ponerme el atuendo de trotar» o «decidir el nombre del personaje principal».

En la Universidad de Warwick, Paul Roberts conduce talleres de mapeo mental para estudiantes y la técnica les enseña a dividir tareas difíciles en los pasos necesarios para completar sus proyectos.

Roberts dice que les ayuda a superar la inercia y por ello dejan de procrastinar.

3) No te castigues por procrastinar

La investigación de Pychyl muestra que los estudiantes que se perdonan por procrastinar tienden a no volverlo a hacer en su próxima tarea.

Entre más culpa y rabia sientas por privar al mundo de tu fabulosa novela este año, menos posibilidad tienes de escribirla en 2018.

4) Apóyate en las buenas costumbres con las que ya cuentas

Pychyl dice que él logró finalmente obedecer las órdenes de su dentista de limpiarse los dientes con seda dental al combinarla con el hábito de cepillarse los dientes.

Se comprometió a poner la seda dental en frente cada vez que se cepillaba los dientes y en poco tiempo empezó a usarla sin siquiera pensarlo.

5) Conéctate con tu «yo futuro»

Cuando le mostraron a un grupo de personas sus retratos digitalmente envejecidos, y les pidieron que asignaran dinero para cuando se retiraran, muchos tendieron a dar sumas más altas que antes de que les mostraran las imágenes, pues sentían un lazo más fuerte con sus «yo futuros».

Poner un retrato tuyo digitalmente envejecido en tu escritorio quizás no sea muy conveniente, pero si tienes que entregar un trabajo a las 9 a.m., imaginarte a ti mismo a las 2 a.m. tratando desesperadamente de terminarlo, podría impulsarte a empezar más temprano.

6) Entiende por qué te importa lo que vas a hacer

Pychyl dice que la procrastinación a menudo refleja un problema existencial más profundo de falta de identidad o dirección en la vida.

Procrastinamos cuando la tarea nos parece aburridora o menos significativa, así que no olvides la razón por la que estás haciendo algo y cómo encaja con tus ambiciones.

Es tan sencillo como recordar que escribir un buen ensayo ayudará para conseguir un diploma, que es indispensable para realizar tu sueño de ser doctor.

Pensando de esa manera, el beneficio a largo plazo de hacer el trabajo puede reducir el placer a corto plazo de distraerse.

Lecciones contra la procrastinación

Si estos pasos basados en la investigación son tan efectivos, ¿no deberían enseñarse en todas las escuelas, universidades y lugares de trabajo?

Muchas universidades ya producen guías sobre la procrastinación para estudiantes.

Sin embargo, Pychyl critica que muchas siguen enfocándose en la habilidad para manejar el tiempo, más que en atacar las razones de fondo.

«Los profesores deben evaluar cómo se están sintiendo los estudiantes y ayudarlos a entender por qué están dejando las cosas para después», opina.

«Si pueden aprender a manejar sus emociones, será una gran ayuda en todas las áreas de sus vidas».

Fuente de la noticia: http://www.24horas.cl/noticiasbbc/procrastinacion-el-problema-mas-grave-en-la-educacion-y-como-vencerlo-2257292

Fuente de la imagen:http://www.24horas.cl/incoming/_93545415_thinkstockphotos-76762297jpg-2257314/ALTERNATES/w620h350/_93545415_thinkstockphotos-76762297.jpg

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Miami: Experto advierte que falta de disciplina en niños latinos, afecta su educación

Miami/Agosto de 2016/EFE

Los niños y adolescentes latinoamericanos están cortos de disciplina y sobrados de afecto, lo que hace que su «edificio educativo» se tambalee, según un especialista mexicano que defiende la necesidad de cambiar radicalmente la manera de aprender.

El psicólogo clínico y educativo Isauro Blanco, creador de métodos de enseñanza que tienen en cuenta los avances logrados en el conocimiento del cerebro humano, dijo a Efe en Miami que «no es natural» la manera en que la mayoría de los niños sigue aprendiendo.

Entre otras cosas Blanco, autor del Programa de Habilidades de Pensamiento HábilMente, defiende que el aprendizaje de la lectura debe dejarse para después de los 7 años y que hasta los 12 o 13 años hay que dosificar estrictamente el acceso a la tecnología.

Premiado en España por sus innovaciones en materia educativa y fundador de la empresa de tecnología aplicada al aprendizaje Habilmind, Blanco asesora a instituciones y gobiernos y ha recorrido el mundo para tener un panorama general de la educación.

Sus métodos de aprendizaje se han puesto en práctica en España y en México, donde unos 300 centros educativos particulares lo aplican actualmente.

No es casualidad -dice- que los estudiantes de algunos países, entre los que menciona a Finlandia, Suiza, Nueva Zelanda y Singapur, salgan tan bien parados en pruebas internacionales como PISA, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), ni que la mayoría de los latinoamericanos tengan malos resultados.

La primera impresión al visitar escuelas en América Latina es que las aulas son «muy ruidosas», «indisciplinadas» y en la que se «pierde mucho tiempo en callar y sentar a los niños».

Pero las deficiencias y problemas son mucho mayores si uno mira más allá de la superficie, dice.

La comprensión lectora, que para él es la actividad central para el desarrollo cognitivo, es sumamente deficiente, los alumnos no saben seguir instrucciones, la disciplina brilla por su ausencia y el nivel de atención es muy bajo, señala en la entrevista.

La disciplina tiene para Blanco una importancia capital. Junto con el cariño es el pilar del «edificio educativo» y si uno de los dos es muy débil, el conjunto se viene abajo, señala.

Los niños latinoamericanos o hispanos tienen en general mucho afecto, pero son poco o nada disciplinados.

Blanco no solo responsabiliza a un sistema educativo que no ha cambiado sus paradigmas de las deficiencias en el desarrollo cognitivo de los niños, también los padres y las familias tienen su parte de culpa.

«La familia latina es sobreprotectora, los padres hacen funciones que el niño puede hacer. En el aspecto de la disciplina tienen un fallo muy grande», dice el especialista, quien resalta que no saben establecer normas, les falta sacrificio y persistencia, se compadecen ante unas «lágrimas estratégicas» y «negocian mucho».

«La disciplina no funciona con castigos y premios tiene que ver con una actitud de los padres», agrega.

También cree que el «ego» de los padres tiene que ver en el hecho de que todavía muchos niños aprendan a leer «prematuramente».

Blanco opina que todos «los aprendizajes abstractos», entre los cuales están la lectura y la aritmética, deben dejarse para después de los siete años.

Hasta esa edad, el niño debe desarrollar su psicomotricidad, aprender a controlar no solo el cuerpo sino las emociones y el pensamiento, desarrollar la atención y la memoria y aprender a socializar, entre otras muchas cosas.

Antes de los siete años, «el niño piensa con el cuerpo», dice este experto, quien defiende que aprender a leer a edad demasiado temprana es hacerlo de una manera mecánica que más adelante impide afrontar «con solidez» la comprensión lectora, que es lo verdaderamente importante de leer.

También cree que permitir que los niños estén muchas horas volcados a las «diversiones de pantalla», en muchos casos por «comodidad» de los adultos, está «atrofiando su capacidad de pensamiento», además de hacer que «no se muevan», por lo que hasta la secundaria (12 o 13 años) el acceso debe ser «ocasional».

«En un principio la inteligencia es movimiento», subraya.

En la reforma educativa que propugna Blanco está un cambio radical de los libros de texto y también el de las funciones del maestro, entre las cuales ya no tiene importancia la de transmitir información, ya que está al alcance de cualquiera en internet.

Ahora la función de un profesor debe ser enseñar a sus alumnos a entender la información y a utilizar los datos que brindan los buscadores como Google, que «hoy en día es la memoria humana», dice Blanco, cuyo lema es «escuelas que enseñan, país que aprende».

Para Blanco, más que cambiar los planes educativos o las materias que se enseñan, que son más o menos similares en todo el mundo, lo que hay que cambiar en América Latina para tener una educación de primer mundo es la metodología del aprendizaje.

«La educación debe cambiar porque los niños han cambiado», dice Blanco, quien plantea una «vuelta a las raíces», lo que no significa al pasado, sino a «cómo está diseñado el cerebro»

Fuente: http://www.tvn-2.com/tecnologia/ciencia/Experto-advierte-disciplina-latinos-educacion_0_4555044518.html

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Kenia: Elders suggest reintroduction of caning in schools

Kenia / 30 de julio de 2016 / Por: KALUME KAZUNGU / Fuente: http://www.nation.co.ke
So far, about 127 schools across the country have had unrests.

The Lamu Council of Elders has called on the national government to bring back caning in schools in order to restore discipline and contain hooliganism.

Addressing journalists in their Lamu office on Thursday, the chairman Hussein Sudi – who is a former Lamu Boys Secondary School principal – said that the ban on corporal punishment has exacerbated cases of indiscipline.

Mr Sudi lamented that lack of proper punishment measures and too much freedom accorded to students facilitate burning of schools.

He argued that with the reintroduction of the cane, students will be more afraid of engaging in criminal acts and that constant riots in schools will also be a thing of the past.

He, however, advised parents to be at the forefront in disciplining their children so that they may become good citizens.

At the same time, the former principal called on teachers to cultivate a good working relationship with students, which is one of the ways of curbing the recent spate of arson.

“The lifting of the corporal punishment has destroyed everything and I blame the government for the move. The now infamous arson in schools across the country were enough proof that discipline and responsibility among learners has been thrown out of the window and to the dogs,» he said.

«We need the cane to be re-introduced with immediate effect. Teachers should also be close and engage students in dialogue so that grievances among students can be aired and addressed.”

Additionally, Mr Sharif Kambaa, also an elder, said it was unfortunate that students have not only lacked respect for teachers and their places of learning, but also their parents and guardians.

He said without immediate and effective interventions, the society will be raising a hopeless generation that does not see the value of education and Rule of Law.

“As a member of the council here in Lamu, we feel that the government should bring back the cane as soon as possible. Even the holy books advice us to cane our children in order to save them from evil but if that isn’t happening then we are losing it,” he said.

Meanwhile, the Council of Imams and Preachers of Kenya (CIPK) Lamu branch chair Abubakar Shekuwe has asked the State to ensure a functional guidance and counselling programme is included in school curriculum to ensure sanity amongst students.

So far, about 127 schools across the country have had unrests.

Editing by Philip Momanyi

Fuente noticia: http://www.nation.co.ke/counties/Elders-suggest-reintroduction-of-caning-in-schools/1107872-3322102-ieegbl/index.html

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Argentina: Poner límites y cumplirlos, la dificultad familiar más común

América del Sur/Argentina/29 Mayo 2016/Fuente:La Voz/Autora: Laura Gonzalez

El 84% de los adolescentes cordobeses en conflicto con la ley penal reconocieron que no aceptan los límites, y para el 86% de sus padres es un problema aplicarlos. Especialistas advierten que se trata de un tema que atraviesa a todas las familias.

La dificultad que muestran los adultos para poner límites y la que presentan los chicos para acatarlos surgieron como grandes emergentes en un trabajo que recopiló el Centro de Estudios y Proyectos Judiciales del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba.

El 86 por ciento de las familias entrevistadas – en su mayoría, adultos con hijos en conflicto con la ley penal– reconocieron problemas para poner límites, en un universo de 567 entrevistas realizadas durante 2015.

Los chicos entrevistados se expresaron de igual modo: el 84 por ciento reconoció no aceptar los límites y un 88 por ciento fue etiquetado con “dificultades de expresión”. “Con esto, nos referimos a los chicos que no se sienten con confianza para plantear sus dudas, sus malestares; comparten una familia en lo formal, pero adentro no tienen respuestas y las buscan afuera”, describe Martha Ray, coordinadora del grupo que buscó sistematizar las prácticas realizadas por el Equipo Técnico de las Asesorías de Niñez, Juventud y Violencia Familiar a partir del cambio de la ley, en agosto de 2011.

En 2015, las asesorías recibieron 3.643 casos: el 57 por ciento correspondió a casos de violencia familiar; 32 por ciento, a chicos en conflicto con la ley penal; y 6,6 por ciento, a niños privados de su círculo familiar, entre otros. Pero el trabajo de las entrevistas se focalizó, en el 90 por ciento de los casos, en los chicos en conflicto y en sus familias.

Allí aparecieron otras problemáticas. El 56 por ciento de las familias dijeron enfrentarse a criterios dispares a la hora de criar a los hijos; 28 por ciento, estar ante actitudes abandónicas o expulsivas; 23 por ciento, ante una falta de compromiso con los menores; y 21 por ciento, con paternidades sin reconocimiento legal, entre otras.

Entre los chicos de 14 a 18 años, además de la dificultad para expresarse y acatar límites, 84 por ciento dijo asumir conductas de riesgo; 76 por ciento, haber abandonado la escuela; 70 por ciento, tener padres separados; 67 por ciento, consumir sustancias adictivas; 62 por ciento, haberse fugado o ser expulsado del hogar; y 52 por ciento, atravesar conflictos familiares violentos, entre otros.

“Advertimos una relación más de horizontalidad que de verticalidad respecto de los progenitores, a los que les cuesta marcar la autoridad”, dice la coordinadora Ray. Asegura que ha encontrado las dos cosas: por un lado, padres y madres que no tienen interés por acercarse a sus hijos; y por el otro, otros que muestran la imposibilidad de poner esos límites, pese a que lo intenten. Y si bien no adjudica una relación directa entre falta de límites y comisión de delitos, reconocen que el delito “tiene que ver con no acatar una norma, y eso es un límite social”, agrega.

“Relación entre falta de límites y delito hay, pero no es lo único. Detrás hay un problema social, económico y cultural muy grave; muchas veces los chicos ven que a sus familias les cuesta conseguir un plato de comida”, apunta Ibarra. La psicóloga reconoce que la mayoría de los adultos consultados “tienen cultura de trabajo”, pero saben que por falta de educación han tenido malos empleos.

A todos por igual

Pero la ausencia de límites es una problemática que atraviesa de manera transversal a todas las familias, sin importar condiciones educativas, sociales o económicas.

“El límite es una forma de decirle al hijo ‘estoy presente, te quiero, me preocupo por vos, te estoy cuidando’. El niño que no los tiene, se siente desprotegido”, dice Gloria Álvarez, coordinadora del Taller para Padres que se dicta en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf). Su hipótesis es directa: “Un chico que no ha tenido límites tiene una autoestima débil y por eso deja la escuela, entra en la droga y delinque. Y hace todo eso porque es su forma de llamar la atención”, dice.

Remarca que el comportamiento es la forma que tiene el niño de expresarse. “Los chicos hablan desde el comportamiento, no hablan por la palabra; si en la escuela manifiesta mal comportamiento, hay que prestarle atención”, advierte.

Los especialistas remarcan que los límites tienen que estar siempre, desde la primera infancia, aunque aseguran que nunca es tarde para aplicarlos.

“Los niños pequeños tienen que irse a dormir a determinada hora y saber que hay momentos para cada cosa: comer, dormir, hacer la tarea”, ejemplifica Diana Ibarra, una de las psicólogas del equipo que participó en el trabajo. Ya más grandes, la responsabilidad de ir a la escuela, estudiar y respetar a los padres. “El límite más difícil se tiene con los horarios de las denominadas ‘juntas’, como se les dice a los amigos”, agrega.

Ibarra cree que el abandono escolar –llamativamente masivo en el segundo año del secundario– es el gran síntoma que indica que una familia abandonó la lucha. “Detrás de eso, hay una familia que claudicó, por una razón u otra”, dice.

Para la educadora Eva Rotenberg, limitar no es decir no. “No hay recetas, y para hacerlo hay que formarse, pero no se hace castigando, ni poniendo penitencias, ni sacando la plata. Hay que escucharlos y ayudarlos a que desarrollen potencialidades internas para enfrentar la situación que les toque vivir”, dice. “Muchos padres creen que escuchan a sus hijos, pero cuando participan de los talleres se dan cuenta de que no estaban escuchando”, ejemplifica. Rotenberg critica la compra de cosas materiales en reemplazo del vínculo: “No está mal comprar, está mal si es para tapar una ausencia”. Y relata que lo mejor es hablar. “Los padres no hablan con sus hijos”, cierra.

Talleres para padres

Abiertos. Los talleres para padres y tutores de jóvenes en conflicto con la ley penal son dictados por la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), dependiente del Ministerio de Justicia de la Provincia de Córdoba. Se llevan adelante desde 2010 y son dictados por profesionales de la psicología y la pedagogía, entre otras disciplinas. Están abiertos al público en general, en especial, para padres o familiares de adolescentes y jóvenes.

Gratuitos. Los talleres se dictan los días miércoles y viernes, a las 15.30, en Tránsito Cáceres y Corrientes, frente a la Terminal de Ómnibus. Trabajan en grupos de aproximadamente 25 personas. Se comparten experiencias, y los profesionales ofrecen alternativas de abordaje para situaciones conflictivas, métodos de prevención de las relaciones violentas y consejos para evitar adicciones. Los talleres no tienen costo alguno, pero es necesario inscribirse.

Fuente de la noticia: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/poner-limites-y-cumplirlos-la-dificultad-familiar-mas-comun
Fuente de la imagen:
http://staticd71.lavozdelinterior.com.ar/sites/default/files/styles/landscape_642_366/public/nota_periodistica/Poner-limites-.jpg
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La tarea, una costumbre antipedagógica

15 de Mayo de 2016

Por:  Tere Quezada

La responsabilidad es un proceso que tiene sus inicios, ciertamente, en la infancia, pero la responsabilidad per se es el final del camino, no el principio. A quienes les preocupa la educación y la realización de los jóvenes de una sociedad saben (sabemos) que la conformación psicológica del pensamiento en la infancia es fundamental para el desarrollo óptimo de un ser, pero dados los resultados estadísticos del fracaso escolar que presenta nuestro país me permitiré explicar por qué la tarea es OTRO factor de este fracaso.

La infancia (de los cinco a los once años) es la época ideal para aprender (en la primaria) el desarrollo de todas las habilidades que en el futuro servirán para que los niños, a partir de los doce años, puedan con la carga de información académica que el sistema escolar les imponga.

Todos deseamos que nuestros hijos tengan una vida exitosa y que puedan —a través de su felicidad emocional, física y mental— sentirse realizados en todos los ámbitos de la vida, y, curiosamente, la tarea se percibe en el niño como la primera situación frustrante, cansada y aburrida de lo ya visto en la escuela.

La tarea no ayuda a desarrollar ninguna habilidad, no fortalece o incrementa el conocimiento, al menos la cantidad de conocimiento que se aprendió en ese día; no ayuda a memorizar tal información y mucho menos los hace personas responsables. La frustración que muchos niños sienten al hacer la tarea reforzará el aborrecimiento por ella; pocos niños expresan este sentimiento a los padres, y la gran mayoría lo acepta con resignación. ¿Qué puede hacer un niño ante el poder del adulto? Nada. Un niño agotado mentalmente se rebelará en la secundaria o preparatoria.

El actual sistema educativo, los padres, y los maestros en conjunto, son los primeros en enseñar el sentimiento de frustración escolar, sin mencionar a los que padecen dislexia o déficit de atención, otro grupo vulnerable y víctima del sistema. Así, la tarea es la continuación de un mal sistema educativo que ya viven y padecen todos los niños de México.

La responsabilidad se aprende con pequeños hábitos hasta lograr hábitos bien fundados; desde ir al baño con limpieza hasta respetar un determinado horario de juego con sus amigos por la tarde. El niño puede ver las caricaturas mientras ordena su mochila y sus útiles o su ropa y zapatos. Atender sus clases de deporte o de actividad artística de manera habitual sin acostumbrarse a la deserción. Hablar por la tarde a un familiar para saludarle (abuelito, tíos, primos) para aprender a crear lazos afectivos y sociales. Ayudar a mamá en alguna labor de la casa para generar actitudes de cooperación. Hacer alguna buena acción de servicio y comentar al día siguiente en su escuela con quién la realizó; puede y debe contar puntos para la escuela aprender a vivir en comunidad. El altruismo se aprende desde el hogar o desde la iglesia.

El niño tiene derecho a disfrutar de los juegos sin ninguna presión bajo la mal llamada “responsabilidad”. Son pocos los años que el ser humano es niño, entonces ¿por qué hay que obligarlo a sentir y conocer la presión del adulto cuando no lo es? México es uno de los países con más recomendaciones de la ONU con respecto a los niños, y la UNICEF ha hecho serias recomendaciones que no se han puesto en práctica. Muchas sociedades no entienden aún el significado y la importancia de “ser niño”.

Así pues, los buenos hábitos son la base del proceso hacia la disciplina, y la disciplina a su vez fortalece el ejercicio de la voluntad, una a la otra se retroalimentan y poco a poco van creando a un ser humano preparado para sostener la carga de responsabilidad que pueda sostener de acuerdo con la cantidad de esfuerzo que sea capaz de tolerar en su juventud y adultez.

La tarea debe aplicarse a partir de los doce años y debe ser exclusivamente de investigación, matemáticas o lengua natal, aplicarla durante la secundaria y preparatoria, utilizando las bases del método científico para crear una mentalidad de orden antes de su formación profesional.

Por lo pronto, usted puede negociar con el maestro o la escuela para que indulten la tarea. Habrá quienes estén de acuerdo y quiénes no. Que no le importe si le bajan la calificación a su hijo por no hacer la tarea, usted se dará cuenta de que sin esta presión irán a la escuela con mayor gusto, serán más participativos en clases y verán que la escuela es una fuente de conocimiento y alegría y no de tortura al hacer la…tarea. ®

Fuente: http://www.sdpnoticias.com/nacional/2016/05/15/la-tarea-una-costumbre-antipedagogica

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