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Los incendios que la ONU busca apagar: Racismo, discriminación y discurso del odio

Un libreto que se repite una y otra vez: un acto de agresión policial en Estados Unidos contra un afroamericano que enardeció a todo un país y desencadenó múltiples protestas. Sucedió el 25 de mayo del 2020, cuando murió George Floyd; pero también pasó seis años antes, cuando el adolescente afroamericano Michael Brown murió en circunstancias similares; se repitió en el 2001 y otra vez en 1992; y así la lista continúa.

Curiosamente, Estados Unidos, junto a Reino Unido fueron los dos primeros países con más ataques racistas y xenófobos en el 2018, según el último reporte de crímenes del odio de OSCE Office for Democratic Institutions and Human Rights (ODIHR).

Aunque los reportes oficiales consideramos por OSCE, muestran que las agresiones racistas se desarrollan más en algunos lugares que otros, lo cierto es que es un problema mundial que azota a todo el planeta en diversas medidas, con violencia racista o episodios de microracismo; y desde varios frentes, en el mundo físico y online.

En ese sentido, amerita una respuesta global y la acción de organismos mundiales que fomenten una acción más efectiva de parte de las respectivas naciones. Vale, entonces, conocer de qué forma están enfrentado entidades como la Organización de Naciones Unidas (ONU) para combatir este flagelo.

La ONU, fundada en 1945 para fomentar la paz y seguridad entre las naciones, por medio del compromiso de sus 193 Estados Miembros, ha abordado el tema del racismo como parte de sus acciones matrices de derechos humanos, asuntos humanitarios y desarrollo desde 1948 en adelante.

A raíz del devenir tecnológico, según este organismo, la violencia racista registró un crecimiento que representaba nuevos retos para la comunidad internacional; por lo que se requerían acciones más fuertes en este ámbito. Así, en el 2001, la ONU organizó la “Conferencia Mundial de las Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia” en Durban, Sudáfrica con la meta de coordinar un mecanismo de seguimiento de las políticas emprendidas por sus Estados miembros para erradicar todas las formas de racismo.

La ONU realizó en el 2011 la conmemoración de la primera década de esta iniciativa, manteniendo el mismo objetivo y alzando un mayor compromiso, de parte de los líderes mundiales de ese momento para prevenir el racismo y otras formas de discriminación, lo que se reflejó en el documento Declaración de Durban y Programa de Acción.

A partir de ese momento, se sentaron las bases de la declaratoria del “Decenio Internacional para los Afrodescendientes”, que inició en el 2015, enfocándose en la concreción de tres objetivos generales: promover el respeto, la protección y la realización de todos los derechos humanos y libertades de los afrodescendientes acorde la Declaración Universal de Derechos Humanos; impulsar el conocimiento y el respeto de la diversidad cultural de este grupo y su contribución a la sociedad; y el trabajo sobre los marcos jurídicos nacionales, regionales e internacionales a fin de incluir las políticas dictadas en sus programas precedentes, como la Declaración de Durban y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.

Se espera para el 2024, cuando acaba este período que la ONU evalúe los avances de los países en este ámbito, pero por ahora, el organismo ha adelantado algunos de los primeros resultados. Por ejemplo, los primeros países en implementar alguna medida legislativa para combatir cualquier tipo de discriminación racista o intolerante fueron: Bolivia, Chile, Ecuador, Grecia, Lituania, Serbia, Kazajstán, Uruguay, España, Argentina, Colombia, Irlanda, México y Sudáfrica, Inglaterra y Gales, Reino Unido y los Países Bajos.

A nivel de planes de acción u otras políticas encaminadas al mismo objetivo, la ONU registra a los países de Costa Rica, Honduras, Italia, México Perú, Serbia, Portugal; además de Argentina, Lituania, Uruguay, Kazajstán, Ecuador y Países Bajos que también trabajaron su marco legal.

Por su lado, otros países han desarrollado órganos de vigilancia y mecanismos de denuncia de actos racistas o discriminatorios: Australia (a través de la Comisión Australiana de Derechos Humanos), Sudáfrica, Estados Unidos de América, Bolivia, Grecia, Países Bajos, Lituania, Costa Rica, Portugal, Colombia y el Reino Unido. Esto, además de algunas acciones o campañas sobre este campo.

El negacionismo del Holocausto y la campaña para recordarlo

Además de este programa, paralelamente, la ONU ha implementado otros programas para combatir la discriminación, como el “Programa de divulgación del Holocausto de las Naciones Unidas”, a fin de luchar contra la corriente del negacionismo sobre este hecho histórico que ha empezado a circular desde hace algunos años.

A raíz de esto, el organismo mundial viene impulsando diversas actividades conmemorativas y de formación encaminadas a preservar en la memoria de los Estados Miembros la recordación del Holocausto con el objetivo de movilizar a la sociedad civil y prevenir futuros actos de genocidio.

Entre las principales destacan: la designación del 27 de enero (aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz) como “Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto” y la aprobación de la resolución 61/255, que condena toda negación de este evento y se invoca a todos los Estados Miembros a que rechacen cualquier acto de negación de este.

Una de las nuevas corrientes discriminatorias que no ha dejado de ser abordada por las Naciones Unidas es el discurso del odio. El denominado “incendio arrasador”, según palabras de Antonio Guterres, Secretario General del organismo, el que gracias al impacto de las nuevas tecnologías se ha esparcido a una velocidad inusitada y con un alcance nunca previsto.

El discurso del odio, la nueva brega

El racismo, la xenofobia y cualquier actitud intolerante, que se expresan en las redes sociales y se agravan con el poder de los algoritmos, está generando una ola discriminatoria orquestada por movimientos neonazis y a favor de la supremacía blanca. El análisis de la ONU reafirma que dichos grupos de poder emplean una retórica incendiaria enfocada en estigmatizar a las minorías o migrantes para capitalizar réditos políticos, ya sea en democracias liberales o sistemas autoritarios.

A fin de combatir este problema, en junio del 2019, el organismo lanzó la “Estrategia y el Plan de Acción contra el discurso del odio”, que parte de dos objetivos clave: 1) abordar las causas fundamentales de la incitación al odio, como la violencia, marginación, discriminación, pobreza, exclusión, desigualdad, falta de educación básica e instituciones estatales débiles; 2) la acción de las Naciones por medio de la convocatoria de individuos y grupos opuestos, el trabajo con plataformas de medios mainstream y redes sociales, la difusión y orientación comunicacional para combatir los movimientos y campañas de odio.

Al igual que en las demás acciones centradas en prevenir y luchar contra al racismo y la discriminación, emprendidos por la ONU, el plan de acción contra el discurso del odio se apoya en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en este caso, para evitar conflictos con otra conquista del hombre: la Libertad de Expresión.

De igual forma, el papel de la educación es uno de los factores importantes considerados para este plan, junto a la supervisión y acompañamiento de parte del organismo a los Estados Miembros en la implementación del mismo.

Fuente: http://www.aikaeducacion.com/actualidad/los-incendios-que-la-onu-busca-apagar-racismo-discriminacion-y-discurso-del-odio/

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Reportaje: Confinadas al olvido. Ecuador

Las nacionalidades y pueblos indígenas del Ecuador viven una doble pandemia: la del coronavirus y la del abandono.

La crisis sanitaria ha evidenciado las difíciles condiciones en las que viven los indígenas. Sus reclamos siguen siendo los mismos que los de hace años: educación digna para sus hijos, salud y alimentación —con la llegada del coronavirus, se han agravado aún más.

Muchas de las nacionalidades indígenas no conocen con exactitud o desconocen por completo el número de casos positivos para coronavirus. Algunos de ellos cuentan que el Ministerio de Salud va a sus territorios, les hace las pruebas pero no les comparte los resultados, y en otros casos como el de los waorani solo se limita a realizarles pruebas rápidas sin comunicarles los resultados. El Ministerio de Salud no clasifica por etnias a los contagiados por eso es imposible saber cuántos son.  Pero según la Confederación de Nacionalidades Indigenas de la Amazonía (Confeniae), en las once nacionalidades amazónicas se han hecho 2.673 pruebas de detección. “Más de un 60% corresponde a pruebas PCR”, dice Andrés Tapia, uno de sus dirigentes. 1.276 han dado positivo y 37 personas han muerto, dice Tapia.

En Ecuador hay 15 nacionalidades indígenas y 18 pueblos. Una nacionalidad es un conjunto de pueblos milenarios, anteriores y constitutivos del pueblo ecuatoriano. Tienen una identidad histórica, idioma, cultura común y viven en un territorio con sus propias formas de organización social, económica, jurídica,  política y ejercicio de autoridad. Los pueblos están conformados por comunidades regidas por sus propios sistemas de organización social, económica, política y legal.

De las 15 nacionalidades, 11 viven en la Amazonía. Siete —Shuar, Achuar, Shiwiar, Andwa, Secoya, Sapara y Kichwa— son transfronterizas. Todas viven en zonas donde el extractivismo minero y petrolero pone en riesgo sus formas de vida y los ecosistemas locales. Todas han sido históricamente abandonadas por el Estado. A esos peligros se suma ahora el covid-19.

Kichwa: la más golpeada por el coronavirus

La nacionalidad kichwa amazónica es una de las más numerosas del Ecuador, pero también es una de las que más estragos ha sufrido por el contacto con el mundo no indígena. En la pandemia del coronavirus, no ha sido distinto: es la que más contagios registra. La Confeniae estima que son cerca de 699 casos positivos en toda la nacionalidad. Carlos Antonio Vargas, dirigente del consejo de coordinación de la nacionalidad, cuenta que “el covid-19 está en todas las comunidades”. Tampoco tiene cifra exacta de cuántas comunidades son pero calcula que poco más de 500. Vargas dice que el verdadero problema es que el Estado se ha dedicado a atender más a la ciudad que al campo. “Estamos aislados, las comunidades están enfermas, han pasado la enfermedad y para la recuperación hay que darles vitaminas, y estamos aislados”, dice el dirigente.

La asistencia del Ministerio de Salud es una realidad lejana para muchas comunidades kichwa. “Solo nos han dicho que no hay recursos económicos para comprar medicamentos y no sabemos qué hacer”, dice Vargas. La única solución que han encontrado las comunidades kichwa es la medicina ancestral. Vargas dice que las personas contagiadas han pasado hasta un mes recuperándose con plantas medicinales: lianas, cortezas, hojas, raíces de plantas medicinales para hervir y hacer una infusión concentrada. “Eso están tomando y sí ha ayudado, sobre todo a la gente más joven, a salir más rápido, pero hay complicaciones en las personas mayores”, dice Vargas. [/fusion_text]

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador.

Fotografía de Heriberto Gualinga.

Patricia Gualinga, lideresa del pueblo kichwa de Sarayaku, dice que las personas de su comunidad suponían que era una gripe común. “Pensaban que aquí en Sarayaku no había nada, pero nosotros sospechamos que algo estaba pasando porque esta era una gripe muy extraña”, dice la lideresa.

En ese momento comenzaron a gestionar pruebas rápidas para covid-19 con ayuda de organizaciones no gubernamentales. El Ministerio de Salud “no ha hecho mayor presencia”, dice Gualinga. Cuando hicieron las primeras pruebas rápidas, 25 de las 80 muestras tomadas, dieron positivo.

Después de conocer los resultados, llamaron al Ministerio de Salud para informarse de los protocolos que debían seguir. Sin embargo, recuerda Gualinga, la respuesta no fue la esperada. Dice que les dijeron que se laven bien las manos, que se abastezcan de jabón y que se mantengan distantes. Estas recomendaciones resultan complicadas de aplicar en comunidades que viven en medio de la selva.

La emergencia sanitaria no es la única que se vive en Sarayaku. Gualinga dice que también han tenido que pasar por inundaciones muy severas, que han arrasado con viviendas y con más del 80% de los cultivos. Con los caminos cerrados por la crisis sanitaria, esto ha hecho que mucha gente pase hambre por la falta de alimentos cosechados en el territorio y la imposibilidad de traerlo desde fuera. Se estima que cerca de 20 kichwa han fallecido por coronavirus.

Achuar: el coronavirus llega por la carretera

Los achuar, que viven en la Amazonía centro sur del Ecuador, registran cerca de 500 casos confirmados de covid-19. Domingo Peas dice que la cifra es mayor solo que la falta de recursos económicos para poder trasladarse en avionetas a comunidades más alejadas les ha impedido a las autoridades tanto del Ministerio de Salud como de las organizaciones indígenas ir a hacer más pruebas.

Peas dice que una de las comunidades más afectadas es Popataza, por su cercanía a la carretera y porque iban comerciantes de Guayaquil a comprar balsa. Cuando aparecieron los primeros síntomas, dice Peas, la gente pensaba que “era un trancazo y casi no decían nada”. Después de realizarse los primeros exámenes se dieron cuenta que se trataba del nuevo coronavirus.

Otra de las posibles causas de la llegada de la pandemia a la nacionalidad achuar, dice Domingo Peas, fue la necesidad de los más jóvenes de salir en busca de Internet. “Usted sabrá que todos los estudiantes ya no reciben clases y para poder cumplir su rol de deber tenían que ir de diferentes comunidades, como Popatazam porque ahí había internet. Esa fue otra de las razones por las que algunas comunidades ya están infectadas”, dice Peas.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Un grupo de achuar recibe una dosis de vitamina C y complejo B. Fotografía de Tiyua Yunkar, presidente de la nacionalidad achuar.

“Los indígenas están prácticamente abandonados”, dice Peas con resignación. Están preocupados por la falta de apoyo y atención.  Las pruebas para detectar el coronavirus se han hecho gracias al apoyo de la Universidad San Francisco y la de las Américas y por la gestión  de la Nacionalidad Achuar del Ecuador (NAE) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae). Lo único que el Ministerio de Salud ha puesto ha sido el personal que las ha hecho. Peas dice que para contrarrestar la enfermedad, han recurrido a su medicina natural.

Para los achuar, la alimentación también fue crítica. Muchos viven de la caza y pesca, pero los síntomas de coronavirus ha hecho que muchos no puedan salir a hacerlo. Si a esto se le suma lo difícil que se vuelve enviar kits alimenticios a las comunidades más alejadas,  la emergencia se duplica. “Lo único que yo he sugerido es que haya solidaridad entre las familias de los que están contagiados y los que no están contagiados porque así lo hicimos aquí en mi casa”, dice Peas.

Siona: sin pruebas hechas pero con casos sospechosos

En la nacionalidad Siona, cuyo territorio traspasa la frontera colombo ecuatoriana, no hay casos confirmados. Pero, en realidad no es una buena noticia. Lo que pasa es que aún no se han realizado testeos PCR ni pruebas rápidas. Lo que se conoce, según la experta María Espinoza, es que hay “casos sospechosos con sintomatología asociada”.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Fundación Alianza Ceibo.

Hay también entre los Siona otro problema muy grave: un brote de dengue, una enfermedad tropical que tiene una sintomatología muy similar al covid-19, como fiebre y dolor corporal. Podría ser cualquiera de las dos enfermedades. Para Espinoza es necesario que los “Estados ecuatoriano y colombiano, porque los Siona son un pueblo transfronterizo, realicen procesos de diagnóstico urgentemente”. Hasta ahora, han tratado esos síntomas con medicina tradicional.

Como en otras nacionalidades, la ausencia de la autoridad sanitaria estatal es una constante. Eso no es todo: la falta de alimentos en las comunidades sionas es otro grave problema. Ser una nacionalidad transfronteriza no es una ventaja —es más, parece que  esa condición los deja aún más relegados. Las cerca de 42 familias sionas que están en territorio ecuatoriano han recibido apenas en dos ocasiones raciones alimenticias. La primera fue entregada por el gobierno, duró solo tres días. y una segunda ocasión fue un kit de Alianza Ceibo, una organización que trabaja por las comunidades amazónicas.  Hasta el momento, los siona no cuentan fallecidos entre su gente.

Waorani: el miedo de perder a sus mayores 

El 14 de mayo de 2020, la nacionalidad waorani confirmó su primer caso de coronavirus, en la comunidad Miguaguno de la provincia de Orellana. Ha pasado poco más de un mes y los contagios han aumentado exponencialmente en sus comunidades. La presidenta del  Consejo de Coordinación de la Nacionalidad Waorani de Ecuador en Pastaza (Conconawep), Nemonte Nenquimo, dice que “hay bastantes contagios” en las provincias de Pastaza, Napo y Orellana donde vive la nacionalidad.

Según Nenquimo, el contagio ya está dentro en el Yasuní. En la comunidad de Teweno hay 39 casos positivos, en Tiwino 27, Diapare 29, Toñampari 72, Quenahueno 20, Nemonpare 26 y Damoitaro 3. Nenquimo dice que el  primer contagio fue en un lugar donde los pueblos waorani tienen más cercanía con la carretera y petroleras.

Cuando alertaron que había síntomas sospechosos, según la lideresa, las autoridades “fueron a las comunidades, fueron a medir con termómetro y dijeron “ahh, está resfriado, no pasa nada”. Al no haber una alerta, los waorani pensaron que era una simple gripe “y empezaron a jugar, a hacer mingas, a comer, ir de cacería juntos y visitarse entre comunidades”, dice Nenquimo. Así se habría propagado el virus.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Líderes waorani se alistan para llevar a cabo una rueda de prensa virtual el 21 de mayo 2020, para informar sobre la emergencia covid-19 en territorio y las acciones legales que están tomando, Shell, Pastaza, Amazonía ecuatoriana. Fotografía de Mitch Anderson / Amazon Frontlines.

A pesar de que el 17 de junio, se aceptó la solicitud de medidas cautelares contra el Estado planteada por la nacionalidad Waorani por la falta de atención para controlar la pandemia en territorio waorani, no se ha hecho nada. Nenquimo dice que el  “Ministerio de Salud Pública no ha respondido”. Dice que hace poco más de dos semanas, el personal médico del Ministerio ingresó al territorio waorani a hacer pruebas rápidas. Pero no informaron cuántos contagios había: “para poder ayudar y comunicar a nuestras comunidades para decir que cuántos hay positivos, cuánto no, para que puedan prevenir eso”, dice Nenquimo.

La falta de ayuda ha hecho que los waorani impongan su propia cuarentena. Nadie entra, nadie sale. Para tratar a los contagiados, los waorani han usado su medicina ancestral. Nenquimo dice que gracias al conocimiento de los abuelos de las comunidades han podido aliviar los síntomas. Para eso han usado bejuco, con raíces, con ortiga, con muchas cosas que hay dentro de la selva.

Su pedido es uno solo: que los traten como personas. “Nosotros como pueblo waorani ¿qué somos? ¿Somos animales o qué? Nosotros waorani somos humanos también y necesitamos que nos respeten nuestro derecho de la vida”, dice la lideresa. Su mayor temor es que los abuelos mueran por covid-19, pues son los guardianes de la cultura waorani.

Sápara: un contagio podría acabar con toda una nacionalidad

Los sápara son una de nacionalidad indígena en riesgo de desaparecer. Para Belén Páez, directora de la fundación Pachamama, como son tan pocos, “les ha hecho que tomen medidas bastante estrictas” para que la gente se quede en el territorio. Otras de las razones por las que no ha entrado el virus del covid- 19, dice Páez, es porque no hay una conexión del territorio con vías terrestres: hay que usar aviones para salir. Los sápara que están en el Puyo, la ciudad más cercana al territorio, sí se han contagiado.

Según Páez, quienes se quedaron en la ciudad se contagiaron y no recibieron asistencia inmediata en los hospitales urbanos. Quienes están contagiados, que son dos o tres personas, se están recuperando con plantas medicinales, dice Páez.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Diego Ayala para GK.

A pesar de que en territorio sápara no hay contagios confirmados, el Ministerio de Salud no lo ha visitado. Belén Páez dice que las pruebas que se han hecho son “más un proceso de autogestión y de trabajo interno”. Su llamado es el mismo que otras nacionalidades: ayuda urgente para lugares que son muy lejanos y que solo se puede entrar en avioneta. Para Páez, ahí hay gente que por no contar con un respirador o atención básica están en riesgo de morir. Y como solo quedan cerca de 559 sápara en todo el mundo, esas muertes podrían ser el fin de una cultura entera.

Shuar: sobrevivir sin recursos, una misión casi imposible

Federico Katán, el presidente de la Federación de la Nacionalidad Shuar de Pastaza (Fenaship), dice que no conoce de una cifra exacta de contagiados en su nacionalidad. Estima que cerca del 70% de los shuar ya están contagiados.

Sobrevivir durante la pandemia sin recursos ha sido una misión casi imposible. “Estamos prácticamente abandonados por el Ministerio de Salud. Tampoco ha llegado apoyo de los gobiernos seccionales”, dice Katan resignado. Muchas de las personas de las comunidades se las han ingeniado para conseguir ayuda de organizaciones de la sociedad civil.

La única ocasión que llegó el Ministerio de Salud fue cuando las personas de la comunidad les pidieron que realicen pruebas rápidas, meses atrás. “Desde ahí no hemos visto el ingreso de una brigada médica por parte del Ministerio de Salud”. Con ayuda de organizaciones no gubernamentales y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae) han logrado comprar pruebas rápidas. Lo único que hizo el Ministerio de Salud, según Katán, fue poner el personal médico para realizarlas.

Fotografía de Federico Katán, presidente de la Federación de la Nacionalidad Shuar de Pastaza.

Combatir la enfermedad sin recursos es la historia de las comunidades indígenas. Los pocos subcentros de salud que hay en la región están desabastecidos. La razón que les dan a las personas de la comunidad es que no ingresan los medicamentos por las restricciones de movilidad que hay en el país.

Lo que han podido hacer es recolectar plantas y preparar medicinas naturales para los enfermos. Katán explica que las preparaciones que han hecho las han compartido a través de la radio. “Les decimos, tal planta es buena para esto, tal planta mezclarla y apliquen”, dice. Aunque el conocimiento ancestral les ha ayudado, reconoce que la “medicina occidental” es también necesaria y pide apoyo para llevarla hasta sus territorios.

Hasta el momento, hay cuatro shuar muertos por covid-19. Uno de ellos fue llevado a un hospital, donde murió a la espera de ser atendido. Katan dice que a ninguno de los fallecidos les hicieron pruebas PCR o pruebas rápidas para poder confirmar la enfermedad.

Cofán: sin contagios pero sobreviviendo a la falta de alimentos 

Hasta el momento, las comunidades cofán no registran casos confirmados de coronavirus. Nixon Narváez, parte de la nacionalidad, dice que ha sido muy importante que las familias “no tengan que salir, evitando que se puedan contagiar”.  Lo han logrado gracias al trabajo de todos los cofán, dice.

Las visitas del Ministerio de Salud han sido pocas. Apenas dos veces fueron sus brigadas a las comunidades cofán. al inicio de la pandemia. Desde ese momento, como es de costumbre, ha sido más notoria su ausencia.

Para los cofán es una buena noticia que no haya contagios, pero Narváez reconoce que lo más duro ha sido sobrevivir durante la pandemia. “Ha sido difícil el acceso a la alimentación”, dice. Pero con el apoyo de organizaciones y fundaciones han podido conseguir raciones alimenticias.

Shiwiar: agobiados por la incertidumbre

La nacionalidad shiwiar registra 15 personas con coronavirus. Los principales síntomas que presentaron fueron dolor de cabeza, fiebre, tos y dolor corporal. Edison Gualinga, presidente de la nacionalidad, dice que no tienen atención médica para poder ayudar a las personas contagiadas a recuperarse.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Edison Gualinga.

La incertidumbre es una constante. Gualinga dice que el Ministerio de Salud fue dos veces a las comunidades shiwiar. Una de ellas fue a Juyuintza, donde hicieron pruebas rápidas. Todas salieron negativas. Según Gualinga, hay varias personas que tuvieron un resultado negativo en las pruebas pero tienen síntomas asociados al covid-19. Como muchas otras nacionalidades, los shiwiar han coordinado con organizaciones indígenas como la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae) para realizar exámenes.

Awá: los más afectados en la Costa

La nacionalidad awá sospecha que hay posibles casos de coronavirus entre sus comunidades. No tienen ninguna certeza porque todavía no les han realizado prueba alguna para confirmarlo. “No puedo indicarle un número de contagios, porque primero que no hemos tenido ninguna prueba realizada, entonces por el momento en la Nacionalidad Awá, no podríamos indicarle si es que hay contagios”, dice Jairo Cantincuz, presidente de la Federación de los Centros Awá del Ecuador. Además, cree que en el centro Awá del Baboso en Carchi hubo una familia de la comunidad que estuvo contagiada, pero ya se recuperó.  “No es confirmado que tengan covid-19 porque no hay pruebas pero por los síntomas lo pensamos”, explica Cantincuz.

Las comunidades Awá en la costa han sido las más afectadas. Una de ellas es la comunidad de Mataje, en San Lorenzo, en la provincia de Esmeraldas. Ahí, cerca de 40 personas han tenido síntomas propios del covid-19. Los ruegos para que llegue el Ministerio de Salud han sido infructuosos “si les dicen que visiten ellos te dicen que no tienen autorización, entonces es un protocolo tenaz”, dice Cantincuz.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Jairo Cantincuz.

Insistir ha sido lo único que han podido hacer frente a los contagios. Cantincuz dice que están coordinando con el Ministerio de Salud para que se haga una visita a todas las comunidades Awá.

El acceso a la alimentación y educación son problemas sin resolver. A pesar de que varias instituciones han entregando raciones alimenticias, no alcanzó para todos. La comunicación dentro del territorio es muy complicada porque no tienen señal de teléfono o Internet. “Es una situación compleja”, dice Cantincuz.

Quijos: el principal desafío ha sido económico

Sin ayuda y sin dinero, la nacionalidad Quijos hace cuentas propias estimadas. Marcos Tanguila, Presidente de la nacionalidad, dice que no cuentan con cifras oficiales exactas, pero que los contagiados “no pasarán de más de 40”. Al no haberse realizado pruebas, Tanguila dice han tratado los síntomas asociados al covid-19 con saberes ancestrales.

Se han curado con plantas medicinales. Dicen que en su tierra están tranquilos y que se han curado por sus autodefensas. Pero el Estado no ha llegado hasta allá. “Las autoridades nos han tomado en cuenta, ni se han acercado a las comunidades” dice Tanguila.

El principal desafío para los quijos ha sido económico. Ministerios y gobiernos locales han ofrecido kits alimentación. “Se la han dado a ciertas personas políticamente conocidas o que han trabajado políticamente”, dice Tanguila. “De ahí a otras personas casi nada. Tienen hambre pero no duramente porque nuestra gente tiene yuca, tiene plátano, tienen chonta entonces estamos tranquilos y no ha pasado casi nada”, dice el dirigente.

Tanguila dice que los que están tranquilos son los que viven aún en el campo. “Pero nuestros hermanos que viven en la parte urbana, sí han tenido problemas de alimentación y económicos”, dice el dirigente.

Tsáchila: A falta de medicamento, medicina natural

El primer caso de coronavirus en la nacionalidad Tsáchila ocurrió en la comuna Colorados del Búa. Después del primer brote, la comuna registra alrededor de 40 casos positivos y un fallecido. Las comunidades de Otongo Mapalí, Los Naranjos y El Poste no tienen contagiados. Según Javier Aguavil, presidente de la Confederación de Nacionalidades y Pueblos Indígenas de la Costa Ecuatoriana (Conaice), hasta el momento hay entre 50 y 60 casos confirmados de covid-19 en cuatro comunidades Tsáchila.

En el caso de la nacionalidad Tsáchila, el Ministerio de Salud sí ha ido a realizar pruebas. Aguavil dice que hubo falencias, sobre todo porque al inicio de la pandemia no se hicieron pruebas rápidas. Pero gracias a la presión de las personas se ha logrado una intervención en de las comunidades. Aguavil cuenta que además de la ayuda del Ministerio, han gestionado más pruebas y ayuda a través de universidades y fundaciones.

A falta de medicamentos, los tsáchilas que tienen coronavirus han sobrellevado la enfermedad con medicina natural. Aguavil explicó que ha notado mejoría de las personas gracias a bebidas y vaporizaciones con plantas amargas.

La parte económica es la más difícil para las comunidades Tsáchila. Para Aguavil, las personas que viven de la venta de sus productos han pasado momentos muy duros porque no han tenido dinero para comprar implementos de aseo. Gracias a las parcelas que tienen han podido sobrevivir durante la pandemia.

También les preocupa el dengue  y los problemas psicológicos que están comenzando a aparecer. Aguavil dice que hay “ciertas personas que estando sanas sienten que tienen el covid sin tenerlo, esos son los problemas y ese es el miedo que está atacando”.

Kichwa de la Sierra: sin cifras exactas

Nayra Chalán, Vicepresidenta de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), dice que no tienen una estadística exacta de cuántos casos confirmados hay entre los kichwa de la Sierra. En el caso del pueblo kichwa de Saraguro, hasta el momento no se ha reportado ningún caso de covid-19. Chalán explica que una de las razones de la ausencia de contagios son las estrictas medidas de aislamiento que han tomado y, además, apunta a su economía como un factor de prevención. “Nosotros no somos grandes productores. Eso nos ha permitido mantenernos en casa, sin tener que salir”. Otras comunidades indígenas de la Sierra viven de su producción agraria,  por lo que han tenido que moverse desde sus comunidades, volviendo el contagio más posible.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Nayra Chalán.

Para Chalán, la situación de los kichwa de la Sierra no es la mejor, pero dice que la de los kichwa de la Amazonía es peor. “Si de alguna manera nosotros tenemos aquí un hospital básico, en los cantones amazónicos en serio es bastante penoso el sistema de salud que se tiene”, dice.

Al igual que el resto de nacionalidades han logrado afrontar el virus con medicina ancestral, aunque reconoce que hay un límite en el que se necesita de tratamientos específicos e incluso cuidados intensivos.

Épera: reglas propias

La nacionalidad épera no ha registrado contagios en ninguna de sus cuatro comunidades––Santa Rosa, Bella Aurora, Borbón y Las Palmas. Oscar Chiripua es un profesor épera que dice que el Ministerio de Salud sí ha ido a las comunidades a realizarles pruebas para detectar el coronavirus. Hasta el momento, no hay resultados positivos. Sin embargo, no descartan que en el caso de existir casos positivos los traten con medicina casera o ancestral.

Los épera han puesto sus propias reglas para evitar los contagios. “Nosotros en la nacionalidad tenemos una resolución que nosotros no podemos estar permanentemente viajando”, dice Chiripua. Las personas de la comunidad no pueden ir diariamente a otras comunidades, explica, por lo que hay días estipulados para que hagan compras.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Óscar Chiripua. 

Si bien los problemas relacionados al coronavirus no están presentes en la nacionalidad, hay otras dificultades. Uno de ellos es la educación: la falta de acceso a Internet para muchos niños ha hecho que no puedan seguir sus estudios y la guía impresa del Ministerio de Educación sobre xxx que están utilizando tiene sus limitaciones. Sin buena conectividad en línea, los adultos que trabajan no lo han podido hacer remotamente.

Pueblo Manta: podrían ser cerca de 600 contagiados

Cirilo Macías es Presidente del Pueblo Manta, ubicado en la provincia de Manabí en el cantón Puerto López. Está conformado por cuatro comunas: Salango y Las Tunas en la parroquia de Salango, el Pital en la parroquia Daniel López y Agua Blanca en la parroquia Machalilla.

La historia se repite al igual que en otros pueblos indígenas. Dice que los contagiados son cerca de 600 personas en toda la nacionalidad, pero no están confirmados por el Ministerio de Salud porque no ha ido a realizarles exámenes. Macías dice que a pesar de no tener pruebas que confirmen, las “personas tienen los síntomas del coronavirus y se les está tratando con medicina ancestral”.

El covid-19 ha matado a más de 30 personas del Pueblo Manta. Las comunas más afectadas son Las Tunas y Salango. Macías dice que han muerto adultos de edad avanzada y “personas con otras enfermedades que por no salir a hacerse atender han fallecido en sus casas”, dice. Hasta ahora, no han fallecido niños, solo ancianos.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Cirilo Macías.

La presencia del Ministerio de Salud “no ha sido visible”, dice Macías. En una ocasión, la comuna de Las Tunas recibió la visita de brigadas médicas de la Prefectura de Manabí y con ellas llegó una del Ministerio de Salud. Pero, según Macías, solo aparecieron tras la presión de las personas. “El Pueblo Manta es uno de los más vulnerables porque estamos en las zonas rurales y estamos en un cantón que no tiene un subcentro que abastezca nuestras necesidades”, dice Macías. Por el momento se hacen pruebas rápidas en el centro de salud de Puerto López pero, dice Macías, son pruebas donadas por el municipio local y no aportadas por el Ministerio de Salud.

El pueblo Manta se enfrenta a la pandemia sin recursos. No les han entregado insumos de protección. El Ministerio de Salud no ha ido para realizarles pruebas rápidas. Lo que es peor, cada vez hay menos alimentos. “Del Estado, no hemos recibido coordinación para la dotación de algún beneficio en nuestras comunidades”, dice Macías.

Además de la alimentación, una de sus principales preocupaciones es la educación de los más jóvenes. “Los niños no saben cómo recibir clases, algunos tienen que subir a las lomas pero el saldo se les acaba, no tienen cobertura normal, adecuada de internet entonces se les complica el acceso a la educación”. Al encontrarse en zonas rurales, muchas veces no tienen Internet por lo que los niños no pueden recibir clases.

Pueblo Huancavilca: apegados a sus tradiciones

Las últimas semanas de los meses de marzo y abril de 2020 fueron las más difíciles para el pueblo Huancavilca ubicado en las provincias de Guayas y Santa Elena. Más de la mitad de las familias del pueblo tenían contagiados de coronavirus. La comuna de San Rafael en la parroquia de Chanduy fue donde hubo más contagios.

Durante el pico de pandemia, la presencia del Ministerio de Salud fue nula. Vicente Quimi, dirigente Wankavilka de Santa Elena, dice que “no se pudo ver la intervención del Ministerio y es por eso que la comunidad se apegó a sus propias tradiciones y costumbres”. Recién en la tercera semana de abril recibieron ayuda, dice Quimi. El Municipio de Santa Elena comenzó a atender a las personas que tenían los síntomas del covid-19 con el programa Amigo Doctor.

coronavirus en las nacionalidades indígenas de Ecuador

Fotografía de Vicente Quimi.

Mientras duró la ausencia estatal, las familias huancavilca usaron su medicina tradicional: vaporizaciones de eucalipto, gárgaras de sal, té caliente y baños con plantas del sector. “Otros se resignaron a morir en casa porque por lo menos en nuestras comunidades cada comuna  tiene sus propios cementerios”, dice Quimi. La decisión, dice, era no morir en los hospitales por el riesgo de que los cuerpos no regresen.

Chachi: sin servicios básicos

Santiago Cruz, presidente de la Federación del Centro Chachi en Esmeraldas, dice que registraron 36 casos positivos para coronavirus en 10 de las 40 comunidades chachi en las que se realizaron pruebas. Sin embargo, por la falta de pruebas PCR no conocen de más casos en el resto de comunidades. Aunque piensan que por los síntomas presentados se trata de coronavirus. Cruz dice que los síntomas están relacionados porque “todos presentan dolor de cabeza, fiebre alta, malestar en la garganta, dolor corporal. En raras ocasiones aparece que es dengue, en la mayoría de los casos ha sido covid-19”.

La educación es un derecho pero durante la pandemia se ha demostrado que solo es un derecho por alcanzar y aún más para los pueblos y nacionalidades indígenas. En el caso de los chachi, tienen problemas para aplicar la modalidad virtual porque la población no tiene computadoras en sus casas y en las escuelas de la comunidad no hay Internet. Según Cruz, tampoco hay electricidad en un 30% de las comunidades. “Realmente nuestro caso es muy deprimente en cuanto el acceso de esto”, dice Cruz

Pero la falta de educación y servicios no son sus únicos problemas. Las actividades extractivas como la minería no han parado en sus territorios. Cruz dice que las personas que trabajan en minería han aprovecharon para continuar con sus actividades y seguir contaminando los ríos. Incluso, dice, “algunos están invadiendo de manera irrespetuosa el territorio Chachi porque por esto del covid no hemos podido monitorear adecuadamente”.

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El pedido sigue siendo el mismo de hace años: atención de las autoridades. Solo que ahora es mucho más urgente. Los chachi, como otras nacionalidades y pueblos indígenas del Ecuador, necesitan que el Ministerio de Salud vaya a las comunidades. “Sobre todo, para determinar con un diagnóstico si es que es covid, si es dengue, malaria o tifoidea. Para que se pueda generar el examen y tratamiento correspondiente”, dice Cruz.

Fuente: https://rebelion.org/confinadas-al-olvido/

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Opinión: Las Guerras De La Historia, Los Monumentos Y La Enseñanza

Por: Sofía García Bullé

 

Existe una diferencia entre la memoria cultural, el registro histórico y la necesaria discusión sobre cómo los eventos del pasado forjan una realidad social que falla en ser equitativa.

Para las personas que han estado al tanto de los sucesos durante el último mes, temas como la justicia social, la revisión de la historia, además del culto a los monumentos, son conversaciones muy presentes en los espacios virtuales hoy en día.

Bajo este contexto, el caso de George Floyd no solamente activó un repudio generalizado hacia la violencia racial, además de protestas alrededor de todo el mundo y una vez más abrió el debate sobre la conservación de monumentos que podrían estar glorificando un pasado histórico racista en Estados Unidos.

El país norteamericano no ha sido el primer participante en este conjunto de conversaciones que pretenden reevaluar cómo se lleva el registro histórico en un país, de hecho, existe un término específicamente acuñado para definir este tipo de debate, denominado Guerras de Historia.

El origen de las Guerras de Historia

El término guerras de historia fue acuñado en Australia para designar una serie de debates públicos sobre la interpretación de la historia de la colonización británica en este país, así como el desarrollo de la sociedad australiana contemporánea, concerniente al impacto sobre los aborígenes australianos y los isleños de Torres Strait.

El punto más importante sobre estos debates es cómo se retrató la historia del proceso de colonización además de una serie de preguntas fundamentales: ¿quién escribe la historia?, ¿quiénes son las figuras históricas y porqué?, ¿cuáles son los eventos que se resaltan?, ¿estos eventos ayudan a formar una identidad nacional?, ¿esa identidad nacional sienta las bases para un sistema social que discrimine o excluya a determinados grupos o etnias?

Estas preguntas son fundamentales al momento de analizar por qué la historia es contada de cierta forma y por qué determinados elementos de ese pasado histórico siguen vigentes en nuestro presente, ya sea en forma de algo intangible como alguna costumbre, ley o tradición, así como un monumento o una estatua.

Lo anterior es crítico para comprender la conversación en Estados Unidos sobre por qué se deberían (o no)  conservar monumentos que conmemoran la vida y obra de figuras históricas que se pronunciaron a favor del esclavismo o de la violencia racial.

¿Los monumentos son parte integral de la historia?

La conmemoración, referencia y culto a la historia, está profundamente engravada en la cultura global. Las calles tienen nombres de figuras o eventos históricos, también algunas escuelas y parques;  podemos encontrar estatuas en plazas, museos y espacios públicos.

Estas instancias tangibles nos ayudan a rememorar y a crear una relación personal con nuestra historia e identidad cultural, pero tener un objeto histórico tangible con el que podamos conectarnos no es lo mismo que aprender historia. La pregunta clave cuando hablamos de monumentos históricos y su diferencia con la historia real es: ¿Que importa más? ¿El culto a personas y eventos del pasado, o el estudio crítico de estos?

En el caso de los monumentos estadounidenses que están ligados a un pasado histórico racista, el punto de discusión no son los hechos históricos, ni siquiera cómo están registrados, sino cómo perciben las personas estos hechos y cómo los idealizan.

Una estatua de Cristóbal Colón por ejemplo, serviría para conmemorar y quizás iniciar conversación sobre un suceso tan importante como el descubrimiento y colonización de América, pero fallaría en abarcar el complicado legado del explorador genovés, o porqué es necesario reevaluar y reenmarcar las narrativas que circundan su vida y obra.

Imagen: Istock/mcdustelroy

Imagen: Istock/mcdustelroy

Robert E. Lee,  comandante del Ejército Confederado de Virginia del Norte durante la Guerra Civil Estadounidense puntualizó la razón exacta por la que los monumentos que conmemoran eventos históricos como guerras, conquistas o instancias de regímenes políticos pueden abrir brechas sociales atemporales, aún cuando el conflicto que rememoran ha terminado.

“Creo que es más sabio no mantener abiertas las heridas de la guerra, sino más bien seguir el ejemplo de las naciones que  hicieron campaña para erradicar toda marca de pugna civil, dejar en el olvido los sentimientos que engendró”. Comentó Lee desde el retiro ante la posibilidad de que se erigiera un memorial para recordar la batalla de Gettysburg. A través de letras del general Lee se puede apreciar una profunda máxima que traza una clara línea entre el recuerdo que evoca un monumento y el registro histórico que le da contexto.

Bajo esta línea de pensamiento, la remembranza es un acto personal ligado a la percepción y emociones de un individuo. Bien puede ser valioso para una persona, una familia o una comunidad, pero no tiene cabida en espacios públicos y no es un sustituto o equivalente para el registro histórico. Como lo explica Annette Gordon Reed, para Harvard Gazette. La historiadora de esclavitud estadounidense, académica del ámbito jurídico y miembro de la Iniciativa Presidencial en Harvard sobre el Legado de la Esclavitud, explicó por qué el retiro de monumentos no representaba un peligro para la historia.

“La historia seguirá siendo enseñada en las aulas. Sabremos quién fue Robert E. Lee, quién fue Jefferson Davis, Frederick Douglas, Abraham Lincoln. Hay peligros mucho mayores para la historia. El desfinanciamiento de las humanidades, recortar las clases y los departamentos de historia. Esas son amenazas reales para historia”.

La declaración de Gordon Reed es clara y terminante, pero también sugiere cuál es el espacio correcto para hablar de historia: el salón de clases. Es en este espacio donde puede darse una conversación abierta y crítica con fines didácticos sobre el registro histórico y cuál es su rol en la realidad que tenemos hoy en día.

Hay valor en la idea de rememorar la historia, de honrar eventos que importantes, personas cuyo trabajo ayudó a formar la realidad del presente, pero esto no nos ayuda ni a formar un entendimiento del pasado histórico ni de las lecciones que deberíamos aprender del mismo, para esto es necesario un registro histórico fidedigno y profesor que facilite su lectura crítica.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/monumentos-historia-educacion

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Cómo explicar a un niño la pandemia de coronavirus

Por: news.un.org.

 

La epidemia de coronavirus COVID-19 ha provocado que millones de niños no puedan asistir a la escuela, practicar deporte o realizar cualquier tipo de actividad extraescolar comunitaria. Al pasar más tiempo del habitual en sus hogares, los menores también se ven expuestos a un vertiginoso aumento de estímulos audiovisuales relacionados con la pandemia.

Esta situación les puede ocasionar dificultades para comprender lo que ven en Internet o en las pantallas de televisión, escuchar las conversaciones de otras personas, y pueden ser especialmente vulnerables a los sentimientos de ansiedad, estrés y tristeza.

Por esa razón, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ha publicado una serie de consejos sobre cómo hablar a sus hijos sobre el coronavirus y poder tener una conversación franca que les ayude a comprender y enfrentarse a esta delicada situación.

UNICEF recomienda empezar la conversación preguntando a sus hijos qué saben sobre la enfermedad. Si son muy jóvenes y todavía no son conscientes de la aparición del brote puede que no sea necesario plantear el tema, pero es un buen momento para recordarles medidas básicas de higiene.

Es de suma importancia no minimizar o evitar las posibles preocupaciones que puedan tener. Comprenda sus sentimientos y tranquilíceles explicando que es natural sentirse asustado ante este tipo de situaciones. Aparte de prestarles la máxima atención, también es necesario que comprendan que pueden hablar sobre el tema con usted o con sus profesores cuando quieran.

Los dibujos, los cuentos u otras actividades pueden ayudar a iniciar una discusión.

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OPS
La Organización Panamericana de la Salud vacuna niños y adolescentes contra el sarampión y la difteria en América del Sur.

Honestidad, ante todo

Los niños tienen derecho a saber la realidad y estar informados, mientras que los adultos tienen la responsabilidad de protegerlos de las aflicciones. Habrá que usar un lenguaje apropiado a la edad del niño, observar cómo reacciona y ser conscientes de su nivel de ansiedad.

Si se desconocen las respuestas, no hay que inventárselas. Una de las opciones más recomendable es buscar las soluciones en las páginas de internet de organizaciones especializadas como la Organización Mundial de la Salud o UNICEF junto a sus hijos. A su vez, es importante explicarles que no todas las informaciones en el ciberespacio son correctas y que hay que acudir a fuentes expertas en la materia

Aprender a protegerse puede ser divertido

Una de las mejores maneras de mantener a los niños a salvo del coronavirus y otras enfermedades consiste simplemente en lavarse las manos de forma regular. En internet, existen recursos como videos con canciones bailes para aprender estas simples tareas de forma divertida.

También es recomendable enseñarles cómo cubrirse con el codo al toser o estornudar, explicarles que es mejor no acercarse demasiado a las personas que tienen esos síntomas y pedirles que nos cuenten si sienten que tienen fiebre, tos o dificultades para respirar.

Ante todo, seguridad

En nuestro entorno cotidiano, los niños están expuestos a una gran cantidad de imágenes y puede ser confuso distinguir entre ficción y realidad, creando una falsa situación de peligro inminente.

Un modo de afrontar el estrés es jugar con ellos y tranquilizarlos. Es importante mantener las mismas rutinas y horarios tanto como sea posible, especialmente antes de ir a dormir, o crear otras nuevas en un espacio diferente.

Si hay un brote de coronavirus en nuestro entorno, se les ha de recordar que probablemente no se contagiarán, que un alto número de personas no sufren síntomas graves y que hay muchas personas trabajando para mantenerlos a salvo.

Combatir la discriminación racial

El brote de coronavirus ha diseminado muchas noticias de discriminación racial a nivel global, por lo que es importante comprobar que sus hijos ni sufren ni colaboran con esta amenaza.

Es importante explicar que el coronavirus no está relacionado con el aspecto de una persona, su procedencia o el idioma que habla. Si se les ha insultado o acosado en la escuela, deben sentirse seguros y contárselo a un adulto en quien confían.

Hay que recordarles que la escuela ha de ser un espacio seguro, que el acoso es una conducta incorrecta y que todos debemos contribuir a fomentar la amabilidad y el apoyo mutuo.

Ayuda externa

Asimismo, se destaca la importancia de enseñar a los niños que la gente se ayuda mutuamente con actos de bondad y generosidad.

Para ello, se pueden compartir las experiencias de los profesionales de la salud, científicos y jóvenes que trabajan para detener el brote y mantener segura a la población.

Cuídate

La ayuda a los hijos comienza con uno mismo. Si usted está tranquilo y en control de la situación ante las noticias sobre la enfermedad, los niños percibirán este tipo de respuesta.

En caso de estar nervioso o preocupado, tómese un tiempo para usted mismo y acérquese a otros familiares, amigos o personas de confianza en su comunidad. Dedique tiempo a hacer cosas que le ayuden a relajarse y recuperarse.

Prudencia con las conversaciones personales

Es importante no dejar a los niños angustiados. Al finalizar una conversación, intente medir su nivel de ansiedad observando su lenguaje corporal, estudie si usa su tono de voz habitual y vigile su respiración.

Recuerde a sus hijos que pueden tener otras conversaciones difíciles con usted en cualquier momento. Recuérdeles que usted se preocupa, que está escuchando y que está disponible siempre que se sientan preocupados.

Fuente de la reseña: https://news.un.org/es/story/2020/03/1471422

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Colombia: Indignación en la Universidad del Cauca por grafitis racistas

América del sur/Colombia/27 Febrero 2020/semana.com

La comunidad universitaria rechaza los actos violentos y exige que las autoridades investiguen. “Tenemos derecho a recorrer estas calles a cualquier hora del día, sin temor a que ‘mata a todos los negros’ se convierta en realidad”, afirma el estudiante Marlon Paredes.

El Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 del Departamento Nacional de Estadística (Dane) indica que 2,98 millones de personas en Colombia se identifican como población negra, afrocolombiana, raizal o palenquera. Esa medición también afirma que Cauca es el quinto departamento con más habitantes pertenecientes a ese grupo étnico (245.362 personas), luego del Valle del Cauca (647.526), Chocó (337.696), Bolívar (319.396) y Antioquia (312.112).

Sin embargo, en los últimos días se han registrado actos de racismo que causan conmoción y rechazo en Popayán, capital del departamento que, por primera vez en su historia, eligió para el periodo 2020-2023 a Elías Larrahondo Carabalí como su primer gobernador afrodescendiente.

Se trata de grafitis hechos en el barrio Guillermo León Valencia, el centro comercial Plaza Colonial y en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Cauca. Están pintados con color negro y dicen “Kill all the niggers”(“mata a todos los negros”) o “No more niggers”(“no más negros”). 

Valentina Cardona Carvajal@CardoCarvajal

En Popayán se vienen presentando una serie de actos racistas que no vamos a tolerar.
Colombia debe respetar la diversidad y la multiculturalidad, ayudenme a twittear el hashtag para que toda la comunidad afro y negra del país sienta nuestro apoyo.

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“Estos mensajes alimentan el odio hacia las comunidades afrodescendientes que han llegado hace años a Popayán desde el Pacífico. Nos preocupa la seguridad de nuestras comunidades”, comentó Mateo Vidal, estudiante de antropología e integrante del Palenque Universitario.

Así como Mateo, son varios los estudiantes y miembros de la comunidad educativa de Unicauca los que han manifestado su inconformidad. En días pasados, los jóvenes salieron a marchar por las calles de la llamada ‘ciudad blanca’ con la consigna “de aquí no nos vamos”.

En esa manifestación, Marlon Paredes fue uno de los líderes estudiantiles que tomó la vocería para recordar los esfuerzos históricos de las comunidades negras en contra de la discriminación. 

El mensaje del estudiante fue claro: “Que no tengamos duda de que tenemos derecho a recorrer estas calles a cualquier hora del día, sin temor a que ‘mata a todos los negros’ se convierta en realidad. Tenemos derecho a dirigirnos a nuestra universidad con la ilusión de convertirnos en profesionales. Y este es solo uno de los tantos problemas con los que tenemos que lidiar, estamos cansados de que nuestras hermanas sean sexualizadas, estamos cansados de que nos llamen “negritos” o “mi negro” como si fuéramos de su propiedad”, dijo Paredes.

Por su parte, José Antonio Caicedo, coordinador de la maestría en estudios interculturales de la Universidad del Cauca, considera que el racismo debe ser entendido en los contextos local, nacional y global. De acuerdo con el docente, “son fenómenos que han venido escalando contra la población migrante y negra”, por lo que la academia tiene la responsabilidad de sensibilizar mediante sus ejercicios pedagógicos, analizando las repercusiones que tiene en la vida cotidiana y entendiendo que ser afro o indígena “reivindica nuestra identidad étnica y cultural”.

José Luis Diago Franco, rector de la Universidad del Cauca, también expresó su indignación por los mensajes en contra de las comunidades afrodescendientes. Los calificó como una “situación que preocupa por la falta de valores como la convivencia y la tolerancia que deben propender en una sociedad como la nuestra, caracterizada por la diversidad étnica y multicultural”.

En ese sentido, el rector también invitó a “reflexionar sobre las consecuencias que pueden traer estas posturas extremas, las cuales nos alejan del diálogo y la construcción de una sociedad justa y equitativa” e hizo énfasis en “el valioso aporte que los integrantes de las comunidades afrodescendientes realizan como estudiantes, como docentes, como empresarios, como artesanos, como padres de familia y líderes en la construcción de región y nación”.

Cabe recordar que el término “nigger” hace referencia a la manera en que la población blanca estadounidense llamaba a los esclavos.  Hoy en día es un insulto racista, que incluso es reemplazado con el eufemismo “the n-word” (“la palabra con n).

En Colombia, la ley 1482 de 2011 señala que, quien incurra en actos de racismo o discriminación podría recibir hasta tres años de prisión y multas de $11,7 millones. Estos actos son concebidos como aquellos que agreden a una persona por su raza, nacionalidad, sexo, orientación sexual o color de piel.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/indignacion-por-grafitis-racistas-en-universidad-del-cauca-popayan/653391

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Día de la Conciencia Negra: camino hacia una política de equidad

Redacción: TeleSUR

El 20 de noviembre fue escogido por ser la fecha de la muerte del líder afrobrasileño, Zumbi dos Palmares, y recuerda la conquista de los movimientos sociales negros que a lo largo de la historia han luchado por la valorización de su cultura.

El Día de la Conciencia Negra en América Latina es celebrado desde la segunda mitad de los años 1970 en rechazo al genocidio, la desigualdad y el racismo que sufren las poblaciones afrodescendientes de la región, situación que no culminó con la definitiva abolición de la esclavitud en el continente.

El 20 de noviembre fue escogido por ser la fecha de la muerte del líder afrobrasileño, Zumbi dos Palmares, y recuerda la conquista de los movimientos sociales negros que a lo largo de la historia han luchado por la valorización de su cultura, sobre todo en Brasil por ser el país con la mayor representación de la raza negra luego de África.

Pero mucho antes de los 70 existieron movimientos étnicos–raciales en América Latina que fueron impulsos para  declarar de forma oficial un día para legitimar las luchas de los afrodescendientes. Ejemplos que se destacan son el Partido Independiente de Color en Cuba, fundado en 1908, y el Frente Negra Brasileira, que surgió a comienzos de la década de 1930.

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Representación de la comunidad negra en la política de América Latina

No obstante, fueron las décadas de 1970 y 1980 donde comenzó a visibilizarse la fecunda participación política afrolatinoamericana. Durante este período sobresalieron los tres Congresos de la Cultura Negra de las Américas que se iniciaron en Cali, Colombia, en 1977, seguido por Brasil, en 1982, y Panamá, en 1987.

Dichas reuniones dieron como resultado que se consolidaran organizaciones y redes nacionales en muchos de los países latinoamericanos, como es el caso del nacimiento de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas y Afrocaribeñas en una conferencia en la República Dominicana.

Por otra parte, la Constitución brasileña de 1988 aprobó la Ley de Derechos de las Comunidades Quilombolas que reconocía derechos de titulación colectiva de la tierra a comunidades con claras conexiones históricas con los asentamientos de antiguos esclavos.

La Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora http://goo.gl/ve40gX

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Mientras, en Colombia la ley 70 de 1993 reconoció y promovió derechos colectivos de propiedad de la tierra, representación cultural y política, junto con la necesidad de reformas educativas para la inclusión de las historias y culturas de los pueblos negros afrocolombianos.

Igualmente, el mito de la ausencia de afrodescendientes en Argentina, donde la Asociación Caboverdiana había sido organizada desde 1867, fue roto por el liderato de la agrupación uruguaya Mundo Afro que, junto con las redes afrobrasileñas y afrocolombianas, llevaron la voz cantante de organización del movimiento afrodescendiente.

Camino a Durban: la mejor tradición del panafricanismo radical

Ya para 1993 surgían redes regionales de movimientos negros en América Latina tales como la conferencia Afroamérica XXI y la Organización Negra Centroamericana (ONECA) que nació un año más tarde.

Asimismo, de acuerdo al investigador Agustín Laó – Montes, dos referente claves en la última década del siglo XX en la política afrolatinoamericana fueron la Campaña continental de quinientos años de resistencia indígena, negra y popular, y los procesos que llevaron a la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, organizada por la Organización de Naciones Unidas en Durban, Sudáfrica, en 2001.

➡️El 31 de agosto de 2001, se inicia en Durban, la Conferencia Mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y demás formas de intolerancia.

➡️Durban, constituye el hito político que dio paso a un nuevo impulso de medidas para el combate

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En la conferencia realizada en Santiago de Chile en el 2000, se redactó el Documento de Santiago, que articuló un programa crítico para combatir el racismo junto a otras formas de discriminación; además, se consolidó la Alianza Estratégica Afrodescendiente de América Latina y el Caribe.

“La lucidez política y el carácter profundamente democrático de la Declaración de Santiago ubicó a los movimientos afrodescendientes al frente de las propuestas de transformación histórica en la región, proveyó un proyecto de alianza estratégica con el movimiento indígena, y sirvió de base para el carácter descolonial de la Declaración de Durban”, subrayó Laó – Montes en su artículo Cartografías del campo político afrodescendiente en América Latina y el Caribe.

La Declaración y Plan de Acción de Durban promovió las afroreparaciones, al calificar la esclavitud como crimen de lesa humanidad, y reconoció al sionismo como una forma de racismo, razón por loa cual Estados Unidos (EE.UU.) abandonaron la conferencia y luego boicotearon la agenda.

Latinoamérica y sus nuevas políticas de cambio

Actualmente, varias naciones latinoamericanas tienen legislaciones especiales para los afrodescendientes, medidas contra el racismo, y políticas públicas específicas destinadas a las poblaciones negras.

@SEPPIR: Ministério celebra Semana da Consciência Negra com atividades de valorização da cultura afrodescendente https://bit.ly/2NZsGcG

Ministério celebra Semana da Consciência Negra com atividades de valorização da cultura afrodesce…

mdh.gov.br

En Colombia, el Observatorio sobre la Discriminación Racial, un esfuerzo conjunto entre la Universidad de los Andes y el Proceso de Comunidades Negras(PCN), ha promovido la legislación contra el racismo y ha aportado jurisprudencia para facilitar litigios en casos de discriminación racial en establecimientos públicos.

Pero, es en el gigante sudamericano donde se han obtenido mayores logros, puesto que es el único país que instauró una Secretaría para la Equidad Racial (SEPPIR), que estuvo en vigencia desde su fundación en el 2003, con el primer gobierno del presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, hasta el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, en 2016.

También, la necesidad de tener una representación política formal sirvió de base para la organización de un Parlamento Negro regional, conformado por aquellos congresistas de raza negra electos en forma en sus respectivas naciones entre los que han sobresalido la primera vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, la exsenadora de Colombia, Piedad Córdoba, y la politíca ecuatoriana Alexandra Ocles.

Sin embargo, hoy día el racismo continúa como un problema estructural en toda América Latina, que se evidencia en las severas desigualdades sociales y la falta de representación política en los altos escenarios de decisión.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/dia-conciencia-negra-america-latina-20191119-0027.html

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Estados Unidos: El hombre detrás de las escuelas que han acabado con el clasismo eligiendo a sus alumnos por sorteo

Redacción: El País

El estadounidense Larry Rosenstock gana un premio a la innovación educativa en Qatar, dotado con 500.000 dólares, por crear una red de colegios contra la segregación.

El trabajo de Larry Rosenstock (1948, Nueva York) parte de una premisa. Detrás de la decisión de qué estudiante irá a la universidad en Estados Unidos, hay un factor que pesa más que la intención de la familia; lo que él llama predictor de la educación, o lo que es lo mismo, el nivel socioeconómico de los padres. Una de las realidades que más le dolió a Rosenstock, graduado en Derecho y dedicado a la educación durante más de 40 años, fue darse cuenta de que el origen de esa desigualdad comienza cuando los niños tienen cinco años. En su país, las escuelas segregan, separan a los alumnos en diferentes centros según su perfil socioeconómico y su raza. Por eso, hace 20 años lanzó en San Diego (California) una red de escuelas que luchan contra la segregación, y que ahora le ha hecho valedor del premio a la educación de WISE (cumbre mundial de la innovación educativa, en sus siglas en inglés, organizado por la Fundación Qatar), dotado con 500.000 dólares (454.500 euros).

La fórmula que rige la selección de alumnos en esos centros es lo que ellos llaman la lotería, un sorteo que realizan mediante un algoritmo que mezcla los distintos códigos postales de la ciudad (siempre entre barrios limítrofes) y escoge a alumnos de diferentes perfiles socioeconómicos. Eso sí, hay algunas normas impuestas que escapan al control del algoritmo: tiene que haber un 50% de niños de familias con pocos recursos y todos aquellos que ya tienen hermanos en los centros tienen prioridad en el acceso. “Con ese sorteo nos aseguramos que habrá una representación diversa, que no acudirán únicamente los que viven cerca, porque en Estados Unidos el barrio en el que vives determina muchas veces la capacidad económica y el capital cultural de las familias”, añade Rosenstock, que también dio clases en la facultad de Educación de Harvard y en Berkeley (California).

Desde el primer momento tuvo claro que quería evitar otros métodos empleados en el país como el llamado busing, la práctica impulsada en diferentes Estados para transportar en autobús a niños a escuelas lejos de sus barrios para rectificar la segregación. “Es demasiado duro, algunos niños están obligados a pasar horas en el bus escolar, tiene que ser menos forzado”.

Los 16 centros de la red High Tech High, que abarcan desde educación infantil hasta bachillerato, no son 100% públicos, ya que la gestión es privada, pero están sometidos a las mismas normas que los públicos: los estudiantes deben pasar cada año los exámenes estandarizados (diseñados por el Estado de California) y deben superar el SAT, la prueba de acceso a la Universidad. “La máxima preocupación de las familias es que sus hijos sean admitidos en universidades de calidad, y en eso nos hemos enfocado, pero en lugar de usar la pedagogía convencional hemos empleado una ruta diferente, con currículos basados en el aprendizaje por proyectos”, explica Rosenstock.

Con la tasa de acceso a la Universidad del 98% es con lo que han convencido a las familias de clase media para que compartan aula con alumnos que durante muchos años han sido estigmatizados. Cada uno de los centros tiene un orientador académico, todos ellos exempleados del servicio de admisiones de universidades. «Conocen muy bien cómo funciona y qué se busca en los estudiantes», aclara Rosenstock. Entre los méritos que los alumnos presentan figura un libro que editan a final de curso sobre algunas de sus investigaciones y su trabajo constante en equipo, ya que la filosofía de los centros es evitar el trabajo de forma aislada. El propio Larry y su esposa, responsable de programas académicos de la red, matricularon a su hijo en uno de los colegios. «Hemos cambiado el mapa escolar: en este país, si eres negro tu realidad va a ser ir un colegio público donde el 90% son como tú, no hay muchos ejemplos de escuelas con diversidad».

Otro de los grandes logros de Rosenstock es que consiguió persuadir al Estado de California para que modificase la regulación que afecta a la acreditación y contratación de profesores. Ahora ellos forman a profesionales en activo (físicos, matemáticos, ingenieros…) en una escuela de magisterio que fundaron en 2008. Muchos de ellos son después contratados. «Anualmente recibimos unas 1.800 solicitudes de profesores interesados en trabajar con nosotros», asegura. «Traen vida real, no libros de texto, y eso es lo que buscamos, huir de la pedagogía tradicional».

¿A qué dedicará los 500.000 dólares de premio? La intención de Rosenstock es abrir un centro de investigación que analice y documente las nuevas pedagogías puestas en marcha en estos últimos 20 años para después crear guías de aprendizaje y exportar su modelo al resto del mundo de forma gratuita. «La revolución empieza por lo material: acabar con las sillas en las aulas, la parte metodológica es más compleja y depende en un 90% del perfil de profesores que eliges», zanja.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/11/14/actualidad/1573732199_604907.html

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