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Ser indígena y no hablar español, es sinónimo de pobreza en México

Redacción: El Semanario

La discriminación ha sido una de las batallas más crueles que han tenido que librar los descendientes de los pueblos originarios, pero además de esto, ser indígena y no hablar español es sinónimo de pobreza en México.

De acuerdo al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred),  “la población indígena tiene un Índice de Desarrollo Humano 11.3 por ciento menor que el de la población mexicana no indígena”, pero el “aspecto más vulnerable es el ingreso, en donde la brecha de desigualdad es del 17 por ciento”.

Esto ha ocasionado que las comunidades indígenas no tengan acceso a los servicios que marcan los derechos sociales, como educación, salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos y alimentación, lo que ocasiona que al 93.9 por ciento de la población indígena está privada al menos de uno de estos derechos, dice la Conapred.

Por lo tanto, los niveles de pobreza son mucho mayores entre la población indígena que con el resto de los mexicanos.

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Más pobres y olvidados

Cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), afirman que en México hay 7.4 millones de población indígena, de los cuales 5.2 millones son pobres.

Además, 3 de cada 10 integrantes de una comunidad indígena presentan rezago educativo, incapacidad de alimentarse y baja calidad de sus viviendas; mientras que  2 de cada 10 no tienen acceso a instituciones para la salud.

Pero de acuerdo a la Estadísticas a propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las cosas empeoran cuando no hablan español y sobre todo, cuando son mujeres.

Así, 13 de cada 100 indígenas no habla español, pero cuando se trata de una cuestión de género, se recalcan las complicaciones las féminas, ya que por cada 9 hombres “monolingües” hay 15 mujeres que solo hablan su lengua materna.

Esto genera que todas aquellas personas que sólo hablan una lengua indígena, “presentan mayor posibilidad de no tener educación ni acceso a servicios de salud y justicia”, dice el informe y además, esto también limita las posibilidades para que puedan acceder a oportunidades laborales y educativas que reviertan esta situación.

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La educación y el sexo

Y además, está el componente reproductivo y de educación sexual, ya que se ha convertido en otra limitante que abre aún más la brecha que existe entre los pueblos indígenas y el resto de la población en México.

Según cifras del Inegi, la edad promedio de unión en pareja de las mujeres indígenas es de 18 años que contrasta contra la cifra nacional que es de 20 años; mientras el promedio de hijos nacidos es de 2.5 mientras y el del total para la población mexicana es sólo de 1.6 hijos.

Además, “las mujeres que hablan lenguas indígenas son las que presentan un mayor número de embarazos desarrollados entre los 35 y los 49 años, situación que implica mayores riesgos durante la gestación de los hijos”, según cifras que retoma El Economista.

Y en cuanto a la educación académica, la población indígena tiene muchas carencias, ya que a 2 de cada 10 personas que hablan alguna lengua natal son analfabetas y esta proporción aumenta con las mujeres, ya que “son las más afectadas siendo el grupo con más baja escolaridad y mayor analfabetismo”.

Finalmente, tal como lo señala la Conapred, “en pleno siglo veintiuno, una gran parte de las mexicanas y mexicanos indígenas, no deja de verse expuesta, aún hoy, a vivir circunstancias de discriminación y exclusión en los ámbitos de la educación, la salud, la alimentación, el trabajo, la seguridad social, la vivienda y los servicios básicos”.

Fuente: https://elsemanario.com/economia/284840/ser-indigena-no-hablar-espanol-sinonimo-pobreza-mexico/

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En Europa, Brecha salarial: Los hombres 1 euro, las mujeres 0,89

Redacción; La Marea

Un dato: por cada euro que ganan los hombres en la Unión Europea, las mujeres reciben 0,84. Es decir, las mujeres deberían trabajar 59 días más de media al año para obtener el mismo salario que los hombres. Otro dato: en España, las mujeres deberían trabajar casi 52 días más al año de media para obtener el mismo salario que los hombres y casi el 70% de personas trabajadoras a tiempo parcial no deseado son mujeres. Y un dato más: en Europa, cerca del 50% de las mujeres que trabajan a tiempo parcial lo hacen para atender tareas de cuidados mientras que en el caso de los hombres solo el 13% lo hacen por estos motivos.

Son algunos puntos recogidos en el informe Voces contra la precariedad: mujeres y pobreza laboral en Europa , presentado este jueves por Oxfam Intermón. Según el documento, la discriminación y las dañinas normas sociales de género continúan infravalorando las habilidades y contribución de las mujeres, y limitan sus decisiones a la hora de elegir una profesión. “El perfil que se dibuja de estas mujeres precarizadas en Europa y en España está muy claro: mujeres migrantes, jóvenes y familias monomarentales son las que afrontan el riesgo más alto de precariedad y pobreza laboral”, sostiene el director de Oxfam Intermón, Chema Vera.

En 2014, el 20% de las mujeres obtuvo baja remuneración, en comparación con el 10% de los hombres. Respecto a las remuneraciones más elevadas, las mujeres representaron solo el 20% de entre el 10% de población trabajadora con mayores ingresos. De 609 consejeros delegados existentes en Europa dentro de las grandes empresas, solo 36 son mujeres. Según la organización, la “pobreza laboral” de las mujeres “queda en parte invisibilizada” estadísticamente “porque los datos de pobreza laboral se calculan por hogares y no reflejan la discriminación de género dentro del hogar”.

Puedes leer el informe completo aquí .

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=247063

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Banco Mundial: Eliminar exclusión de afrodescendientes en América Latina, vital para el desarrollo Banco Mundial: Eliminar exclusión de afrodescendientes en América Latina, vital para el desarrollo

Redacción: Finanzas Digital

Los afrodescendientes en América Latina han logrado importantes avances en términos de reducción de la pobreza y en el reconocimiento de su agenda, pero aún queda mucho por hacer para eliminar las barreras estructurales que impiden su inclusión social y económica plena, de acuerdo con un nuevo informe del Banco Mundial.

Uno de cada cuatro latinoamericanos se identifica como afrodescendientes, lo cual equivale a unos 133 millones de personas. Una amplia mayoría vive en Brasil y el resto está distribuido de manera heterogénea en los demás países. Asimismo, constituyen una parte desproporcionadamente alta de los pobres, según el informe Afrodescendientes en América Latina: Hacia un marco de inclusión, presentado en San José el miércoles.

“Este informe es un paso importante hacia una mejor comprensión de la situación en la que viven los afrodescendientes, ayudar a impulsar su inclusión social y mejorar su situación económica en América Latina”, dijo la Vicepresidenta y Canciller de Costa Rica, Epsy Campbell.

Los afrodescendientes tienen 2,5 más probabilidades de vivir en pobreza crónica que los blancos o mestizos. Tomando a Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay en conjunto, los afrodescendientes representan el 38 por ciento de la población total, pero la mitad de quienes viven en pobreza extrema. Además, tienen menos años de escolarización, experimentan más desempleo y están poco representados en cargos de toma de decisiones, tanto públicos como privados.

“Afrontar las causas de la discriminación estructural es fundamental para combatir la injusticia y crear oportunidades para todos”, dijo Jorge Familiar, Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “Eliminar las condiciones que limitan la inclusión plena de los afrodescendientes promoverá una sociedad latinoamericana más justa, próspera e igualitaria”.

A pesar de los desafíos, en los últimos años se han hecho grandes avances. La década pasada fue testigo de una mejora notable en las condiciones de vida de muchos afrodescendientes, que se beneficiaron de una amplia reducción en la tasa de pobreza regional. Por ejemplo, más del 50 por ciento de los hogares afrodescendientes salieron de la pobreza en Brasil y Uruguay, y más del 20 por ciento en Ecuador y Perú. Los afrodescendientes también experimentaron un mayor acceso a la educación en Latinoamérica, aunque la brecha con la población blanca y mestiza aún persiste.

La aparición de una clase política afrodescendiente y el crecimiento de sus organizaciones empujaron a varios países a incorporar cambios constitucionales respecto a la discriminación, derechos de propiedad y el reconocimiento étnico-racial de su población. Otros países aprobaron instrumentos legales para salvaguardar los derechos de los afrodescendientes, tales como acciones afirmativas, campañas de concientización y leyes antidiscriminación, al igual que su inclusión en el censo.

Pero de acuerdo con el informe, aún queda mucho por hacer para solucionar el complejo problema de la exclusión, que está en el centro de los esfuerzos del Banco Mundial por tener un terreno más parejo. La meta es mejorar las oportunidades y el acceso a mercados y servicios para los grupos excluidos, respetando su visión y aspiraciones. Teniendo en cuenta que los afrodescendientes son una población heterogénea, las políticas deben diseñarse teniendo en cuenta las condiciones específicas de cada país, subregión y, muchas veces, de cada situación.

Para ello se requieren más y mejores datos, más allá de los censos, que fueron un primer paso importante. Las políticas deben tener objetivos claros y medibles, en áreas clave como educación, oportunidades de empleo y salarios equitativos. Además, hay que afrontar y eliminar los estereotipos raciales, y las organizaciones de afrodescendientes deben empoderarse para aumentar su voz, participación y poder de negociación, aprovechando los avances logrados en los últimos años por sus líderes.

Según el informe, el creciente reconocimiento de los afrodescendientes representa una largamente esperada ruptura con un pasado que dio comienzo a uno de los capítulos más oscuros de la historia latinoamericana: la esclavitud y su terrible legado de exclusión social.

Fuente: http://www.finanzasdigital.com/2018/08/banco-mundial-eliminar-exclusion-de-afrodescendientes-en-america-latina-vital-para-el-desarrollo/

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Afrodescendientes y Discriminación

Redacción: Fedora Carbajal

Si bien hay evidencia de que la discriminación existe, sus mecanismos de transmisión no necesariamente se alinean con las explicaciones que provienen de la economía

La integración de la población afrodescendiente a la sociedad uruguaya se ha dado históricamente en base a desigualdades. La discriminación existe y es un problema sistémico en los países latinoamericanos. La desigualdad de oportunidades se relaciona con desigualdades no aceptables y con características que no están bajo el control de un individuo (como la etnia, el lugar de nacimiento, el sexo de una persona, etc.) y su importancia en parte se fundamenta en su alta relación con la desigualdad de ingresos cuando los individuos llegan a la vida adulta. La existencia de igualdad de oportunidades en una sociedad, solo es posible si se eliminan las desventajas existentes por la existencia de discriminación. Existe discriminación cuando ante circunstancias idénticas los miembros de un grupo minoritario son tratados de forma menos favorable respecto a aquellos de un grupo mayoritario, aún cuando comparten características similares.
Si bien hay evidencia de que la discriminación existe, los mecanismos por los cuales esta se transmite no necesariamente se alinean con las explicaciones tradicionales que provienen de la economía (la discriminación basada en preferencias y la que se fundamenta en estadística). Sin embargo, en los últimos años, trabajos desde el campo de la psicología y de la evaluación experimental han avanzado en la comprensión de cómo se construye el prejuicio.
En este sentido, uno de los estudios experimentales pioneros y que se ha difundido en diferentes países para detectar si existe discriminación en el mercado laboral consiste en repartir Currículums Vitae (CVs) ficticios para cubrir vacantes laborales en llamados que efectivamente existen en la realidad (los que son publicados en los clasificados de un periódico de referencia, por ejemplo). Para ello se envían para cada vacante de forma aleatoria un conjunto de CVs idénticos respecto al nivel educativo alcanzado y la experiencia laboral, entre otras características relevantes, y se diferencian únicamente en algún elemento distintivo de la etnia o rasgo fenotípico del individuo (por ejemplo, a través de incluir una foto diferente en cada CV o un nombre o apellido identitario de una etnia específica). Estudios en Perú y Colombia, por mencionar algunos países latinoamericanos donde se aplicó este diseño, muestran evidencia de que los afrodescendientes reciben menos llamadas para entrevistas de empleo que los no afrodescendientes. Esto muestra mecanismos de discriminación explícitos o implícitos.
En Uruguay desde que se cuenta con información sobre ascendencia racial en la principal fuente de datos para estudios relativos a condiciones socioeconómicas, la Encuesta Continua de Hogares (ECH) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), se han encontrado diferencias sistemáticas en términos de las remuneraciones que perciben trabajadores afrodescendientes respecto a los de ascendencia blanca, implicando que los primeros perciben ingresos alrededor de un 25% a 35% menores. Esto en parte se explica por diferencias en ocupaciones, ramas de actividad donde se emplean y tipo de empresas o instituciones donde están ocupados y por características propias de los trabajadores como es la educación y la experiencia laboral. Sin embargo, hasta un 32% de la brecha de ingresos laborales la explicaría lo que podría estar asociado a la discriminación. Asimismo, al desagregar empleos según sean de baja o alta remuneración, se ha encontrado que la discriminación se reduce en empleos de baja calificación lo cual implica que los afrodescendientes son segregados a este tipo de ocupaciones.
Adicionalmente, los afrodescendientes presentan mayores niveles de informalidad, subempleo y concentración en tipos de ocupación con menor calificación; mayor carga de trabajo no remunerado (principalmente las mujeres afro); mayor proporción de embarazo adolescente, resultados educativos menos favorables en términos de menos años de escolaridad promedio (los jóvenes afro alcanzan alrededor de dos años menos de educación), menor acceso a los niveles educativos más altos, mayor rezago educativo y deserción; mayores tasas de pobreza monetaria y de incidencia de pobreza multidimensional, hogares con mayor proporción relativa de niños y jóvenes y con necesidades básicas insatisfechas; mayor cobertura en la salud pública y peor percepción del estado de salud en general; se concentran (a excepción de Montevideo) como se observa en la Figura 1 en departamentos del país con menor Índice de Desarrollo Departamental de CINVE (Artigas, Cerro Largo, Rivera y Tacuarembó).
Fuente: elaboración propia en base a Censo de Población y Vivienda 2011 (INE) y CINVE (2018).
Nota: el Índice de Desarrollo Territorial (IDT) se elabora en función de las dimensiones: 1) seguridad ciudadana y sistema de derecho, 2) Sociedad incluyente, preparada y sana, 3) Mercados de factores eficientes y dinámicos, 4) Infraestructura física y tecnológica.
Sin embargo, estos antecedentes no son suficientes para determinar cuáles son los mecanismos donde mayormente opera la discriminación hacia la población afrodescendiente y en qué grado efectivamente existe discriminación en el mercado laboral uruguayo. Uruguay tiene que tomar muy seriamente la tarea de generar información y evidencia fuerte que permita dirigir las políticas públicas a eliminar la desigualdad de oportunidades que sufre la población afrodescendiente y diagnosticar la magnitud de la discriminación.
Para esto es necesario una serie de medidas. En primer lugar, se deben medir mejor las características étnicas de las personas, ya que la aproximación utilizada en la actualidad a través de la autoidentificación étnica es imperfecta. Esto es clave para la discusión y evaluación de políticas públicas ya que serán utilizadas como criterio de selección e identificación en acciones afirmativas, como por ejemplo por la Ley 19.122 que establece como obligatoria la contratación de personas afrodescendientes en un 8% de los puestos de trabajo en empleos. En segundo lugar, se debe recabar información de forma representativa, sistemática y periódica, en cada uno de los sectores de actividad y el sector público, que permita tener un mejor diagnóstico y por lo tanto, ofrecer políticas focalizadas para mejorar la condición de vida de la población afro más vulnerable. Finalmente, es necesario generar evaluaciones experimentales de la existencia de discriminación que ofrecen evidencia directa contundente sobre el fenómeno en Uruguay.
Afrodescendientes y Discriminación
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/afrodescendientes-y-discriminacion-n1265785
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Nepal: El infierno de menstruar

Redacción:

En países como India o Nepal, las mujeres que menstrúan son discriminadas por ser consideradas “impuras” o fuente de desgracias.

Las mujeres menstruamos una vez por mes y durante al menos tres décadas de nuestras vidas: es un hecho natural e inevitable. Desde que tenemos la primera menstruación hasta la menopausia, se estima que producimos aproximadamente 20 litros de sangre, repartidos en un promedio de 1.872 días. Es un proceso fisiológico que puede afectar físicamente –con dolores pélvicos, sensibilidad en los senos, hinchazón, dolor de cabeza– y también puede provocar cambios en el estado de ánimo. Ninguna mujer puede escaparle al período menstrual, no importa su origen, religión, cultura o nivel socioeconómico.

Según ONU Mujeres, 26% de la población mundial está en edad reproductiva. Eso significa que, mientras estás leyendo esto, cerca de 1,8 millones de mujeres están menstruando, acaban de terminar el período o están a días de empezarlo.

Por todas los alteraciones que provoca en los cuerpos de las mujeres, menstruar puede ser una molestia en cualquier parte del mundo. Sin embargo, según el país, puede convertirse en una incomodidad, un obstáculo o, directamente, en un infierno.

En Nepal, por ejemplo, esos días de sangrado son motivo de destierro. En este país del sur asiático, obligan a las mujeres que están menstruando a vivir en una choza apartada de la casa, para evitar que mantengan contacto físico con familiares, animales e incluso plantas, ya que existe la creencia de que contagian su “impureza”. Bajo ese argumento, los nepalíes responsabilizan a las mujeres de posibles desastres naturales, desgracias o enfermedades que sucedan en sus comunidades.

Por eso, mientras están en la etapa de sangrado del período menstrual, son obligadas a dormir en refugios que no tienen las condiciones mínimas para vivir de manera digna. Esto suele generar problemas de salud derivados del frío del Himalaya y de la mala alimentación. También es un riesgo para la seguridad, ya que las mujeres allí suelen ser atacadas por animales salvajes o por hombres. Esta tradición se conoce como chhaupadi, una palabra que en hindi significa “intocable”.

En enero de este año, en un pueblo de Nepal, una mujer que dormía en una choza mientras estaba menstruando falleció tras inhalar el humo de una fogata que había encendido para soportar el frío. Tenía 23 años. Se llamaba Gauri Bayak. Es la cuarta muerte en estas condiciones que ha salido a la luz en el último año: otras dos mujeres murieron por hipotermia y una por la mordedura de una serpiente.

El chhaupadi se sigue realizando en varias regiones del país, especialmente en pueblos del oeste, a pesar de que la Corte Suprema de Justicia nepalí prohibió la práctica en 2005. Consciente de que esa prohibición no cambió la realidad, el Parlamento aprobó en agosto de 2017 una ley que castiga a quienes lleven adelante esta práctica.

La nueva ley, que entra en vigor a partir de hoy, establece que las mujeres que estén menstruando no deben ser “confinadas en chhaupadi o tratadas con ningún tipo de discriminación similar o comportamiento inhumano”. Quienes lo hagan, se enfrentan a tres meses de cárcel y a una multa de 29 dólares. Habrá que esperar para ver cómo se regula.

Para Clara García Ortés, fundadora de Be Artsy –una organización que imparte educación e higiene menstrual en aldeas de Nepal a través de proyectos creativos–, la realidad es complicada. “El gobierno nepalí y las activistas intentan luchar contra el chhaupadi, pero no se llega a nada por la corrupción y por la falta de recursos. Los profesores no saben cómo abordar este tema y nadie quiere hacer nada contra algo que está tan arraigado a las creencias”, afirmó al diario digital español El Mundo.

Los programas de Be Artsy involucran a niñas, madres, padres y docentes. La activista, que centra su actividad en la promoción del uso de copas menstruales, asegura que las niñas que participan en sus proyectos “cada vez se involucran más, no se sienten sucias y no ven motivos para hacer el chhaupadi”. Es un comienzo.

La menstruación, ese gran tabú

Si bien no existe la tradición de enviar a las mujeres a dormir afuera de sus casas, la situación en India no es muy diferente a la de su vecino Nepal. En este país, mujeres y niñas también son a menudo consideradas “impuras” y son objeto de discriminación mientras tienen su período menstrual. Por ejemplo, no se les permite ir al templo a rezar y no pueden cocinar ni tocar alimentos. Esto último es porque se cree que “una mujer con la regla puede agriar la comida”, según explicó Ina Jurga, integrante de la organización especializada en higiene Wash United, al diario madrileño El País.

A estas restricciones se le suman las burlas, comentarios peyorativos y señalamientos, que afectan especialmente a las niñas y a las adolescentes. La situación les avergüenza y genera que durante esos días eviten ir al colegio, salir de compras o, en general, relacionarse con gente.

En agosto de 2017, una niña de 12 años se suicidó en el estado de Tamil Nadu, al sur de India, como consecuencia de esa discriminación. La niña dejó una nota en la que explicaba que estaba triste porque una profesora la había “maltratado”. Unos días después, sus padres se enteraron de que la docente la había humillado en frente de toda la clase porque tenía el uniforme manchado con sangre.

La cultura del silencio en torno a la menstruación también se traduce en una falta de conocimiento sobre el tema, que no siempre es fácil de combatir, especialmente en las zonas rurales. Las cifras son impactantes: 50% de las niñas y adolescentes indias desconocía qué era la menstruación cuando les llegó por primera vez, de acuerdo con un informe elaborado en 2016 por la publicación británica especializada en salud BMJ Open. En tanto, 10% de la población femenina de la India rural cree que es una enfermedad.

Encuestas recientes muestran que, además, 20% de las niñas abandonan la escuela cuando empiezan a menstruar, lo que las condena a la dependencia económica o a los matrimonios forzados.

La mejor herramienta para revertir el tabú es la educación, y no sólo para las niñas y adolescentes. La educación sexual y reproductiva, que incluye el tema de la menstruación, debe incluir también a los varones, que son generalmente quienes discriminan, y a los padres, quienes transmiten las ideas y creencias a sus hijos. De hecho, según datos de la organización Water Aid en India, 70% de los padres considera que la menstruación es “sucia” y “contaminante”.

La joven Nikita Azad se hartó de que las indias tengan que arrastrar ese estigma social y en 2016 decidió convertir un proceso tan natural como la menstruación en un arma de reivindicación. Por eso, lanzó en internet la campaña #HappyToBleed” (“feliz de sangrar”). Su lema se convirtió rápidamente en símbolo de orgullo para cientos de jóvenes indias que en las redes compartieron sus fotos y sus experiencias. Las imágenes de las mujeres sosteniendo las toallitas con la frase “Happy to bleed” escrita en rojo recorrieron el mundo.

La lucha contra el “impuesto de sangre”

En India, como en otros países, las mujeres no sólo luchan contra el estigma en torno a la menstruación. Otro de los principales obstáculos que enfrentan es el acceso a los productos de gestión menstrual que, lejos de ser considerados artículos de primera necesidad, parecen ser más bien artículos de lujo.

A un año de que aumentaran 12% los impuestos a los productos de gestión menstrual, la semana pasada, las indias ganaron la primera batalla en este sentido cuando el gobierno decidió eliminar este impuesto a las toallitas y a los tampones. La medida había despertado una ola de protestas en un país en el que estos artículos son tan caros que las mujeres se ven obligadas a usar trapos o retazos de tela –lo que acarrea infecciones o enfermedades– o bien faltar al trabajo y a la escuela, lugares donde tampoco disponen de las instalaciones sanitarias básicas.

En relación a este último punto, el aumento del impuesto había sido interpretado por muchas mujeres como una barrera más para acceder a la educación. En India, los problemas de salud son la principal fuente de ausentismo escolar femenino.

“Este era el paso más esperado y necesario para ayudar a que niñas y mujeres permanezcan en las escuelas y en sus trabajos”, celebró Surbhi Singh, fundadora de Sachhi Saheli, organización nacional dedicada a generar conciencia sobre la higiene menstrual. “Esto las ayudará a crecer para mostrar su verdadero potencial”, agregó Singh, en declaraciones a la agencia de noticias Reuters.

Según la abogada y diputada india Sushmita Dev, el precio de las toallitas es tan alto que 70% de las mujeres del país no podía comprarlas. Incluso antes de que los precios aumentaran. Ni hablar de los tampones, que se convirtieron en productos a los que solamente tienen acceso las mujeres de clases más acaudaladas, y sólo cuando están disponibles en el mercado. Por eso, muchas mujeres acuden a soluciones caseras insalubres.

Aunque la decisión del gobierno fue aplaudida por la mayoría de los sectores que exigían eliminar el impuesto, muchas activistas y empresarias piensan que el problema no se ha erradicado. Es que el gobierno eliminó el impuesto sobre la comercialización de toallitas y tampones, pero su producción sigue sujeta a un fuerte gravamen de hasta 28%. “No sólo defendemos la exención de impuestos sobre el producto final, sino sobre las materias primas y la maquinaria usada en su manufactura. Estos suponen una carga insuperable para empresas como la nuestra, que trabajan para mujeres desfavorecidas y sin formación”, explicó a medios locales Jaydeep Mandal, directora de Aakar Social Ventures, una empresa india premiada por sus estudios pioneros en la producción de toallitas ecológicas y económicamente accesibles.

No es fácil tirar abajo una creencia que está profundamente arraigada a la cultura. Pero, a pasos lentos, la cosa empieza a cambiar. El rechazo masivo que provocó el “impuesto a la sangre” sacudió a la sociedad y plantó dudas y cuestionamientos. En la capital es donde más se ven los esfuerzos. La sociedad civil impulsa distintas iniciativas, como la campaña “Romper el tabú ensangrentado”, con la que la organización Sacchi Saheli visitó 70 colegios de Nueva Delhi para hablar con las estudiantes, compartir sus experiencias, resolver sus dudas y generar en las niñas la conciencia de que la menstruación no es una enfermedad ni nada por lo que deban avergonzarse. La organización también impulsa intercambios con las madres y los padres para que no inculquen en sus hijas las supersticiones, el estigma y la vergüenza que rodean a la menstruación.

Por su parte, el gobierno de la capital reparte toallitas gratuitas a más de 700.000 estudiantes de escuelas públicas. El desafío es llegar a las áreas rurales, que tienen los índices más altos de desinformación, infecciones y ausentismo escolar femenino. Estas zonas son abordadas especialmente por la sociedad civil.

Una creencia extendida

India y Nepal no son los únicos países de la región donde la menstruación viene acompañada por un kit de supersticiones. En Japón, por ejemplo, muchos creen todavía que la menstruación –también tabú en este país asiático– influye en la preparación de alimentos. Por eso, casi la totalidad de los itamae (cocineros de sushi) son hombres.

El reconocido chef japonés Yoshikazu Ono lo explicó en una entrevista concedida en 2011 a The Wall Street Journal: “Ser profesional significa tener un sabor constante en la comida, pero debido al ciclo menstrual, las mujeres tienen un desequilibrio en su gusto, y es por eso que no pueden ser chefs de sushi”. A pesar de este mito, cada vez son más las mujeres que desafían estas creencias y se dedican a la cocina.

Más al oeste del continente, en Afganistán, se cree que higienizar la vagina durante la menstruación puede causar infertilidad. Un informe de UNICEF y el Ministerio de Educación afgano reveló que ese mito lleva a que más de 70% de las adolescentes afganas no se bañen cuando está menstruando. El documento señala, además, que el tabú es tan fuerte que las adolescentes ni siquiera se animan a pedir medicamentos para paliar los dolores menstruales.

Al lado, en Irán, todavía hay tanta desinformación ligada a la menstruación que 48% de las chicas del país piensa que se trata de una enfermedad, según un estudio realizado en 2015 por UNICEF.

En este país también existe el mito de que lavarse puede provocar infertilidad. Sin embargo, las intervenciones educativas han demostrado ser eficaces. Un estudio publicado por el Centro Nacional de Información sobre Biotecnología de Estados Unidos reveló que cuando las iraníes recibían educación sobre la menstruación asimilaban activamente la información; 61% de ellas comenzó a ducharse durante los días de sangrado menstrual.

Fuente: https://feminismos.ladiaria.com.uy/articulo/2018/8/el-infierno-de-menstruar/

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ONU: Un compromiso para acabar con los prejuicios sobre los discapacitados

ONU / 29 de julio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Noticias ONU

Muchas personas con discapacidad, sin importar donde viven, todavía se enfrentan a la discriminación. Cerca de la mitad de los niños con discapacidad no va a la escuela, a causa de los prejuicios, el estigma o la falta de accesibilidad. Este martes más de 700 delegados de países de todo el mundo firmaron una carta para prevenir que esto siga sucediendo.

«Los compromisos de los gobiernos para promover los derechos de las personas con discapacidad están bien establecidos, pero con mucha frecuencia ese compromiso político no se traduce en mejoras significativas en la vida de los 1500 millones de personas con discapacidad en el mundo”, declaró la vicesecretaria general de la ONU durante la primera Cumbre Mundial sobre Discapacidad que se celebró este martes en Londres.
El encuentro reunió a más de 700 delegados de todo el planeta que renovaron los compromisos de la Convención de los Derechos de las personas con discapacidad, y fue organizado por el Reino Unido, Kenia y la Alianza Internacional sobre Discapacidad.

«Demasiadas personas con discapacidad, no importa donde estén viviendo y cuales sean sus capacidades, todavía se enfrentan a la discriminación«, aseguró Amina Mohammed durante la reunión ministerial.

Añadió que las personas con discapacidad en los países en desarrollo, así como las mujeres y las niñas con necesidades especiales, enfrentan “un sufrimiento increíble”.

Demasiadas personas con discapacidad, no importa donde estén viviendo y cuales sean sus capacidades, todavía se enfrentan a la discriminación.

Hasta la fecha, hay 1500 millones de personas con discapacidad en el mundo, el 15% de la población total. Muchos de ellos se enfrentan al estigma, la discriminación y el aislamiento.

Mohammed recalcó que el Secretario General ha lanzado una revisión del enfoque de las Naciones Unidas sobre la discapacidad y publicará próximamente un informe sobre esta y el desarrollo.

Al final del encuentro, se firmó la llamada Carta para el Cambio. La vicesecretaria cree que el documento «será una línea de referencia muy necesaria sobre la situación de las personas con discapacidad en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible«.

UNICEF/Philip Hazou
Hasta la fecha, hay 1500 millones de personas con discapacidad en el mundo, el 15% de la población total.

Los obstáculos son grandes

También en la Cumbre, el coordinador de la ONU para Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, pidió la inclusión de personas con discapacidad y sus organizaciones en la respuesta a las crisis humanitarias.

Según él, al menos el 15% de los más de 130 millones de personas en todo el mundo que necesitan ayuda humanitaria tienen alguna discapacidad.

Por su parte, la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, Henrietta Fore, resaltó la importancia de la educación inclusiva y el papel que la tecnología puede tener para alcanzar estas metas.

Fore recordó que cerca de la mitad de los niños con discapacidad no va a la escuela, a causa de los prejuicios, el estigma o la falta de accesibilidad. Entre los niños que estudian, la mitad no recibe una educación de calidad por falta de profesores capacitados, instalaciones accesibles y herramientas de enseñanza especializada.

La jefa de UNICEF considera que se trata de «una pérdida trágica de potencial para estos niños, sus sociedades y sus economías». Excluir a los niños con discapacidad de la educación puede costar a un país entre el 1% y el 5% de su Producto Interno Bruto, PIB, recalcó.

“UNICEF trabaja en 142 países, ayudando a crear sistemas educativos más accesibles para los discapacitados. Además, se están haciendo todos los esfuerzos posibles para proporcionar a los niños con discapacidades sillas de ruedas modernas y otras herramientas que les permitan moverse, leer, escribir y comunicarse con el mundo exterior”, dijo.

Los dispositivos auxiliares, tales como sillas de ruedas, prótesis dentales, audífonos y gafas, dan a las personas la oportunidad de superar las barreras existentes, sin embargo, no todos tienen la oportunidad de comprarlos.

“Hasta la fecha, en los países menos desarrollados, solo del 5% al 15% de las personas con discapacidad que necesitan asistencia especial pueden comprarlos”, aseguró Fore.

Discapacidad y desarrollo

Para el jefe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner, «aunque se ha recorrido un largo camino para la realización de los derechos de las personas con discapacidades, todos sabemos que hay algo más que hacer».

«A veces puede parecer imposible llegar al destino, pero, con los esfuerzos de todos, un mundo libre de discriminación y de la marginación de personas con discapacidad, es posible», dijo.

El jefe del PNUD recordó que en 2006 la Asamblea General aprobó la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Recalcó que este documento fue ratificado en muy poco tiempo por casi todos los países del mundo, lo que demuestra que las naciones están preparadas para abordar los problemas de las personas con discapacidad.

La Convención, adoptada en diciembre de 2006, entró en vigor en mayo de 2008. Fue ratificada por unos 160 países de todo el mundo y se trata del primer acuerdo internacional legalmente vinculante para proteger a esta población vulnerable. El documento contiene 50 artículos que establecen medidas destinadas a proteger y promover los derechos de las personas con discapacidad, eliminar la discriminación contra ellos, garantizar su derecho al trabajo, atención médica, educación, participación plena en la sociedad, acceso a la justicia, integridad personal, libertad de la explotación y el abuso, la libertad de circulación, la movilidad individual, etc. La Convención indica formas de implementar los derechos humanos existentes universalmente reconocidos con respecto a las personas con discapacidad.

http://webtv.un.org/watch/player/5746645622001

 

Fuente de la Noticia:

https://news.un.org/es/story/2018/07/1438432

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Película: Pequeño Gran Hombre

Reseña: Al hilo del libro de Alce Negro, recuperamos una película que puso el foco en la persperctiva del indio nativo y denunció el genocidio norteamericano.

Sin ninguna duda se trata de un producto de su época, en pleno conflicto de Vietnam. Arthur Penn ya había revolucionado el mundo del cine dando el pistoletazo de salida al nuevo Hollywood con Bonnie & Clyde. No era novato en el tema western, ya había retorcido sus estereotipos con El Zurdo, western de corte psicológico en el que reviertía el mito de Billy El Niño. No contento con eso se propone un ejercicio desmitificador del género en conjunto, Pequeño Gran Hombre, y de paso reivindicar la figura del indio nativo ante el imperialismo que da significado y origen al pueblo americano. Si las distintas películas de Penn ilustran las etapas de la evolución de los USA a Pequeño Gran Hombre le corresponde el genocidio como reflejo de un pueblo, tema de rabiosa actualidad allá en 1970. Nos enfrentamos a un film ambicioso y atrevido que cuestiona el universo del viejo western.

 El film relata de forma retrospectiva (valiéndose de un largo flash-back), las múltiples aventuras y peripecias  de Jack Crabb, que comienzan cuando él era un niño adoptado por los Cheyennes (los seres humanos, como ellos se autodenominan) después de que asesinaran a sus padres en la caravana donde viajan y que terminan justo después de la batalla de Little Big Horn. Durante ese periodo, el joven Crabb vive todo tipo de aventuras y desventuras, pivotando unas veces hacia el lado de los indios y otras tantas hacia el lado de los blancos, en una época convulsa y violenta pero apasionante al mismo tiempo. Es una historia de mundos que desaparecen, no solamente el de los indios de las Grandes Praderas, sino también el del salvaje Oeste en general, el de los pioneros, los cazadores de bisontes o los pistoleros. Y Jack Crabb se encuentra inmerso de lleno en ese proceso de extinción, al que suele llegar por medio de cómicas casualidades, viviéndolo además desde ambas orillas y sintiéndose un ser desarraigado y perdido. No es que los indios lo rechacen por ser blanco ni que los blancos le rechacen por ser medio indio. Más bien es él mismo el que no encuentra su lugar en el mundo.

La primera parte de la película trata de la educación de Jack en los dos mundos, con los indios y con los blancos. Mientras que con los indios la instrucción es dichosa, al aire libre y con libertad, la educación que le otorga el hombre blanco es restrictiva, castradora e hipócrita. No es casualidad que esta parte de la película sea rodada en interiores opresivos.

La segunda parte deja en parte atrás el tono humorístico y trata la toma de conciencia del adulto, que sigue sin encajar en un mundo donde prima el engaño (papelazo del charlatán Martin Balsam) y la violencia (representada en Will Bill Hickock). Se casa y monta un negocio, pero pronto lo pierde todo; el negocio a manos de su socio y su esposa secuestrada por los indios; aquí es donde por primera vez toma la determinación de actuar e inicia la búsqueda de su mujer; precisamente en este punto del film se inicia el tono sombrío. Se une al ejército de Custer como mozo de mulas pero deserta horrorizado ante la masacre de Washita. Vuelve a convivir con los indios después de casarse con una Cheyenne, tener un hijo  y adoptar a sus hermanas viudas (en los últimos coletazos de humor de la película) pero una nueva matanza de Custer (la masacre de Sand Creek) acaba con esta paz doméstica. Determinado a matar al general se une a su destacamento; después de un intento fallido en el que se revela su incapacidad para matar a sangre fría, logra finalmente, y mediante un retorcido juego de psicología inversa, arrastrar a Custer a Big Horn, donde se termina de desmitificar a un paranoico y narcisista Custer en el momento de su caída.

Técnicamente es uno de los westerns mejor rodados de la época; la estructura episódica dota de dinamismo a una historia que nunca decae. La combinación de comedia- tragedia, o interiores-exteriores cuando Jack se encuentra con indios o blancos no es casual. Se ha acusado a Penn de desviar el habitual trato hacia los indios haciendo parecer al hombre blanco un salvaje inhumano, incluso de racismo, pero, entonces, ¿por qué el protagonista nunca se puede desprender de su condición de hombre blanco?

El equilibrio se consigue gracias a la raza de Jack Crabb, no es blanco, no es indio, es las dos caras de la moneda, como lo es América, el país. En efecto, el hecho de que sea Jack el que nos cuenta la historia en un flash back refuerza esta teoría, él es América, lo ha visto todo, el sufrimiento, la sangre, el progreso, y aún está ahí para contarlo.

Fuente: https://www.eldiario.es/carnecruda/elplanazo/Pequeno-Gran-Hombre_6_796230400.html

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