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¿Gobernar de forma diferente? Los tres países bombardeados por Biden en su primer mes de mandato

Por: Alberto Rodríguez García

 

Y entonces llegó Biden. El justiciero, el bonachón, ese señor de la guerra que apoyó destruir a Yugoslavia, invadir Irak y bombardear Libia, ahora reconvertido en una especie de ser de luz venido al mundo para repartir paz, sonrisas y cosas bonitas. O al menos eso nos quiere hacer creer la propaganda demócrata; una propaganda destinada a un público con una mentalidad tan infantil, un nivel intelectual tan paupérrimo, que Barrio Sésamo les parecería una reunión de ingenieros planificando viajar a Marte.

La propaganda es tan patética que, aun tras bombardear en Siria a las fuerzas que combaten al Estado Islámico (en pleno auge del Estado Islámico en la zona, por cierto), presenta al presidente más senil del momento como una especie de héroe que retrasó el bombardeo porque en el primer intento le dijeron que había una mujer y dos niños, obviando, eso sí, que si un día normal hay una mujer y dos niños (asumiendo que este guión digno de un film bélico de Clint Eastwood es cierto, lo cual dudo), es que no es una posición militar ajena a los civiles. Un bombardeo justificado en base a pruebas menos sólidas que las de las armas de destrucción masiva en Irak. Pero es que claro, los de Biden son bombardeos con perspectiva de género; y es que debe de sonar muy progresista eso de que hay carta blanca para matar indiscriminadamente a los hombres. Aunque esos hombres también sean hermanos, maridos e hijos. Aunque la muerte de esos hombres también destruya familias. Tal vez, si Rahi Salam Zayed se hubiese identificado como mujer, fluidgender o cualquiera de las tonterías que promueven los lobbistas belicosos que se esconden tras Biden, este no habría muerto, no habría sido asesinado en un atentado más que se suma a la lista.

El hombre que supuestamente iba a acabar con las políticas agresivas de Donald Trump, ha bombardeado un país soberano ignorando lo que tuviese que decir el Consejo de Seguridad de la ONU e incluso el Congreso de su propio país.

Y aunque no haya pasado ni un mes, en el caso de Biden hay que hablar de bombardeos en plural; porque aunque el de Siria haya sido el más sonoro, Biden se ha estrenado en su primer mes con bombardeos en tres países: Irak, Somalia y Siria. Es curioso que en Irak y Somalia sí han atacado a terroristas de al-Qaeda y el Estado Islámico para proteger sus intereses, mientras que en Siria, debilitan las posiciones defensivas del gobierno sirio y aliados contra los yihadistas. Porque esos son los intereses del gobierno más progresista del mundo. Y sí, es cierto que la política de Biden –aunque cada día cuesta más saber si es de Joe o Kamala– no es nada fuera de lo normal entre los inquilinos de la Casa Blanca, pero el hombre que supuestamente iba a acabar con las políticas agresivas de Donald Trump, ha bombardeado un país soberano ignorando lo que tuviese que decir el Consejo de Seguridad de la ONU e incluso el Congreso de su propio país. Ha bombardeado Siria incluso en menos tiempo que Donald Trump. ‘America is back’ dijo Biden, y vaya que si ha vuelto el sheriff del mundo, tanto que vuelve a destruir naciones y asesinar personas, pero con tantos complejos que no lo hacen en nombre de los intereses propios –siendo justos a la verdad y los hechos–, sino en nombre de una insoportable superioridad moral.

Ah, pero no olvidemos lo hipócrita que es la superioridad moral de la Casa Blanca. Porque mientras rompen la camisa al grito de ¡derechos humanos! al hablar de Siria o Irán, Bahrein parece no existir. A pesar de la agresividad contra Rusia por el caso Navalny, evitan tomar medidas fuertes para sancionar al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, aun cuando informes de la CIA aseguran que es el responsable intelectual del asesinato y descuartizamiento del periodista opositor Jamal Khashoggi. Claro, introducen a Hezbollah –el partido más votado del Líbano– en la lista de grupos terroristas, mientras compadrean constantemente con la secta de culto religioso MEK; terroristas que han atentado contra Irán e incluso conspiraron con Saddam Hussein para facilitar la invasión de la República Islámica. Y esto es algo que muy seguramente, no va a cambiar tampoco con Biden.

Tanto Biden como todos los últimos presidentes de EE.UU., sus gabinetes y su élite, han demostrado que prefieren invertir el dinero en matar a miles de kilómetros de casa antes que en mejorar la calidad de vida de sus propios ciudadanos.

Pero es que la agresión de Biden contra Siria, que es el precedente de más agresiones contra Oriente Próximo, más allá de ser una política lógica de acuerdo al proceder histórico de los EE.UU. y del reconocido sionismo del bonachón de Joe, ni siquiera es una política justa para con los ciudadanos estadounidenses, que pagan con su dinero y sus vidas el aventurismo de unos halcones a los que les apasiona la guerra, pero a distancia. En un único bombardeo en Siria, en una posición remota del país, EE.UU. invirtió más de 150.000 dólares. Esto, mientras Joe Biden rechazaba el sueldo mínimo de 15 dólares para los obreros estadounidenses, poco después de una catástrofe climática en Texas en las que muchos ciudadanos no han podido siquiera pagar la calefacción. Porque a razón de los hechos, tanto Joe Biden como todos los últimos presidentes de EE.UU., sus gabinetes y su élite, han demostrado que prefieren invertir el dinero en matar a miles de kilómetros de casa antes que en mejorar la calidad de vida de sus propios ciudadanos.

Porque el capital es limitado, así que hay que decidir entre cuidar a Lockheed Martin o al trabajador del cinturón de óxido. Así es como funciona la maquinaria imperialista de un país que a pesar de arrasar Oriente Próximo, desde su llegada en 2003 no ha logrado establecerse en ningún país conquistado, invadido o atacado, porque en ninguno los quieren, y a pocos los invitan. Tal vez, conociendo las políticas para con sus propios ciudadanos, la paranoia tan extrema de tener que militarizar la capital para una ceremonia de toma de posesión del presidente, ni los discursos, ni los corazones ni toda la propaganda demócrata pueden hacer amigable al país más agresivo del momento.

Fuente e imagen: https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/385475-tres-paises-bombardeados-biden-mes-gobierno

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Estados Unidos y su apoyo a los golpes de Estado y a los dictadores

Por: Renán Vega Cantor 

“Trujillo es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”, palabras de Cordell Hull, Secretario de los Estados Unidos, hablando del dictador de República Dominicana.

El título de este artículo puede parecer de entrada como injurioso y fuera de tono, pero adquiere sentido porque parafrasea lo dicho por altos funcionarios de los Estados Unidos en varias ocasiones cuando se referían en conciliábulos privados a algunos dictadores de América Latina que ellos patrocinaban. Quien originalmente pronunció la palabra “hijo de puta” para referirse a uno de los dictadores apoyados por Washington fue Cordell Hull, en 1938.

Después la repitió el mismísimo presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt para referirse al dictador de Nicaragua Anastasio Somoza a quien también considero como “nuestro hijo de puta”. Esta última referencia es la que más se suele citar, porque apareció en un número de la Revista Time de 1948. La palabra soez se usaba para señalar la verdadera catadura criminal de los dictadores apoyados por Washington, algo que al final poco interesaba en la medida en que ellos fueran sumisos e incondicionales a los Estados Unidos. Que esos dictadores mataran, torturan, desaparecieron a miles de personas en sus respectivos países, poco le interesaba a Estados Unidos, siempre y cuando no fueran a tocar los intereses del capital estadounidense. Traducida la afirmación sobre los dictadores quería decir: sí, son asesinos y criminales, pero nos sirven y los necesitamos, y por eso si hay que matar y torturar para mantener incólumes nuestros intereses, poco importan esos métodos tan poco refinados. Y para camuflarlos un poco, y que no salpicaran sangre hasta el territorio de los Estados Unidos, a esos dictadores se les calificaba por parte de políticos y medios de desinformación en Estados Unidos, como campeones de la libertad y amigos del mundo libre.

El término ofensivo, sobre todo con las pobres madres de los dictadores Rafael Trujillo y Anastasio Somoza, ha vuelto a cobrar actualidad en estos días, pero en un sentido diferente, en términos geográficos y políticos, a raíz de la absolución que se le hizo a Donald Trump en el segundo juicio político, relámpago por lo demás, que se le hizo en el Senado de los Estados Unidos, para juzgarlo por la toma del Capitolio el 6 de enero de este año.

Algunos liberales, admiradores de Estados Unidos y que son ignorantes, ingenuos o cándidos, que tanto han aplaudido la ida de Donald Trump de la Casa Blanca y elogian a su nuevo inquilino, Joe Biden (el “bonachón” que bombardea), se hacen cruces de incredulidad al enterarse del resultado de ese juicio relámpago y comprobar que Trump ha salido indemne, a pesar de que haya sido promotor de un intento de golpe de Estado, para perpetuarse en el poder, y que dejó un saldo fatal de cinco muertos.

Las preguntas más bien son otras: ¿De qué se sorprenden? ¿Acaso creían que a Trump lo iban a acusar de ser golpista, lo iban a sentenciar a cadena perpetua o a la pena capital y de forma inmediata lo iban a encarcelar? Si Estados Unidos nunca ha hecho eso con los dictadores que ha fabricado mientras le son útiles, mucho menos lo iba a hacer con uno de los suyos. Si el Congreso de los Estados Unidos hubiera condenado a un golpista, hubiera roto con la tradición que forma parte de los principios centrales de la política exterior de los Estados Unidos: apoyar a cuanto hijo de puta le sirva al American way of life, un axioma, tanto “teórico” como sobre todo práctico, que ha caracterizado la actuación de los Estados Unidos desde finales del siglo XIX en el mundo y particularmente en América Latina.

Recordemos que en listado interminable de golpes de Estado y de dictadores que Estados Unidos ha patrocinado se encuentran criminales de la talla de los ya nombrados Rafael Leónidas Trujillo y Anastasio Somoza, a los cuales hay que agregar Augusto Pinochet (Chile), Jorge Rafael Videla (Argentina), Efraín Ríos Montt (Guatemala), Maximiliano Hernández Martínez (Salvador), Tiburcio Carias (Honduras), François Duvalier (Haití), Alfredo Stroessner (Paraguay),Ferdinand Marcos (Filipinas), Hahi Moamaed Suharto (Indonesia), Mobuto Sese Seko (Zaire) y una interminable cadena de otros hijos de mala madre del imperio, a lo largo y ancho del mundo, cuya lista es tan larga que se requieren muchas páginas para mencionarlos.

La novedad “politologica” del caso de Donald Trump no es que Estados Unidos tenga hijos malnacidos en casa, porque la casi totalidad de los presidentes y altos funcionarios de ese país lo son, sin duda alguna, sino que ahora uno de ellos se haya atrevido a atentar contra ellos mismos. Es decir, el gran crimen de Trump no radica en los múltiples crímenes que realizó fuera de los Estados Unidos, algo que es perfectamente normal en cualquier presidente de ese país, sino en que se haya realizado en casa lo que se hace y aplaude en el exterior. Al respecto, resulta diciente y cínico que Nancy Pelosi, del Partido Demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, una de las más beligerantes contra Donald Trump por su intento del golpe en el Capitolio, sea la misma que aplaudió a rabiar y recibió personalmente al golpista venezolano Juan Guaidó, otro hijo de puta Made in USA. (Ver fotos).

El juicio inútil a un HP doméstico (Nancy Pelosi firma documentos de juicio contra Donald Trump) y en la otra foto se apoya a uno de nuestros HP en América Latina (Nancy Pelosi recibe al golpista venezolano Juan Guaidó)

Aunque no se le perdone a Donald Trump por lo que hizo el 6 de enero, esto tampoco podía llevar al Parlamento de Estados Unidos ‒una institución criminal, untada de sangre del resto del mundo, hasta los tuétanos‒ al peligroso extremo de condenarlo. Eso sería sentar un precedente funesto y de alguna forma cerrar las puertas a que futuros golpes de Estado, en los que se encuentre la mano asesina de Washington, salieran deslegitimados de antemano y alguien se atreviera a juzgar a los golpistas. No, no se puede abrir la Caja de Pandora, con una condena judicial a un golpista, que ha sido presidente de Estados Unidos. No, ahora hay que proceder en el ámbito doméstico de la política de Estados Unidos, como se ha hecho con los golpistas y dictadores que manufactura Estados Unidos en el exterior (y Juan Guaidó es uno de los últimos), decir en voz bajaque es un malnacido, pero afirmar en publico que es un demócrata, un genuino luchador por la libertad, un combatiente por la justicia y mil mentiras por el estilo.

Por eso, más bien hay que decir en adelante que Donald Trump, como lo deben murmurar políticos, periodistas y académicos del establecimiento en los Estados Unidos, es “un hijo de puta, pero al fin y al cabo es nuestro hijo de puta” y lo hemos tenido en casa, en plena Casa Blanca.

Fuente e imagen:  https://rebelion.org/estados-unidos-y-su-apoyo-a-los-golpes-de-estado-y-a-los-dictadores/

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Qué puede cambiar en Yemen con la retirada de los hutíes de la lista de organizaciones terroristas de EE.UU.

Por: Alberto Rodríguez García

Aunque Yemen ya no ocupa espacio en portadas y ni siquiera en la mayoría de los medios, la guerra no ha cesado, y de hecho, ahora se encuentra en un momento clave; no solo para el futuro de la contienda, sino del país.

Este mes de febrero parece que va a ser la síntesis de casi siete años de violencia desde que en 2014 los hutíes tomasen el control de Saná después de dos años –convulsos– de revolución yemení. Por un lado, si bien Donald Trump quiso abandonar la Casa Blanca con grandes gestos hacia Israel –utilizando a Mike Pompeo como su bocazas particular–, el gabinete Biden ha revertido algunas de sus acciones; la más importante de Oriente Próximo, la de meter a los hutíes en la lista de grupos terroristas. Por otro lado, porque al mismo tiempo que los EE.UU. han retirado todo su apoyo a Arabia Saudí y aliados (aunque no se termina de distanciar de Emiratos Árabes Unidos y sus proxies separatistas del Consejo Transicional del Sur) en la guerra yemení, Ansarolá y los grupos que los apoyan han lanzado la ofensiva definitiva contra Ma’rib, una ciudad que si bien no es estratégica, resulta especialmente simbólica por ser la capital del gobierno de Abd Rabbuh Mansur al Hadi; las fuerzas pro-saudíes en Yemen. Unas fuerzas pro-saudíes donde abundan los salafistas, los wahabitas y que no tienen escrúpulos a la hora de colaborar con al-Qaeda, como se está viendo en la defensa de Ma’rib.

El cambio de política adoptado por el gabinete Biden no responde a un repentino intento de redimir ‘los pecados’ de EE.UU., ni a una política realmente de arrepentimiento. Es puro pragmatismo, pero es un pragmatismo que libera presión sobre los civiles yemeníes.

El cambio radical con Biden de la política exterior estadounidense para con Yemen, además de ser un gesto hacia Irán –en un momento en el que junto a la UE pretenden resucitar el Plan de Acción Integral Conjunto (Acuerdo Nuclear) del que Trump se salió de manera unilateral–, es un respiro para los hutíes, pero sobre todo para la población yemení. Porque si bien las sanciones son una forma de guerra ya establecida y consolidada por las denominadas democracias occidentales, estas provocan más problemas que soluciones, y estos problemas son especialmente dramáticos en países como Yemen, en el que, de acuerdo a la ONU, hay 400.000 niños de menos de cinco años padeciendo desnutrición severa. Dieciséis millones de yemeníes pasan hambre, de los cuales cinco están «a un paso de la hambruna». El 80% de la población en Yemen necesita ayuda humanitaria, y la decisión de Trump-Pompeo de meter a los hutíes en la lista de grupos terroristas, lejos de castigar de algún modo a Ansarolá, solo sirvió para castigar a una grandísima parte de ese 80% de la población; y con 80% hablamos de 24 millones de personas, según el Comité de Amigos de la Legislación Nacional el-Tayyab.

Meter a los hutíes en la lista de grupos terroristas, el grupo que es lo más parecido a un Estado en Yemen, que controla las principales ciudades del país, de Sadah hasta Taiz, de Hudaydah a al-Baidah, pasando por Dahmar y Saná, significaría limitar toda la ayuda que entra al país y complicar aún más la difícil labor de las organizaciones humanitarias en un país que, siendo el más pobre de los árabes y uno de los más pobres del mundo, importa el 90% de los alimentos, la mayoría a través de canales comerciales con compañías a las que no les interesa ser asociadas con designados terroristas. Y que castigar a la población era el objetivo no es ningún secreto. Mike Pompeo se pasó prácticamente todo el 2020 presionando a Naciones Unidas para que dejase de realizar operaciones de ayuda humanitaria en el territorio controlado por los hutíes.

El cambio de política adoptado por el gabinete Biden no responde a un repentino intento de redimir ‘los pecados’ de los Estados Unidos, ni a una política realmente de arrepentimiento por la crisis humanitaria que han provocado en el país (empezando por Obama). No. Es puro pragmatismo, pero es un pragmatismo que libera presión sobre los civiles yemeníes. Joe Biden quiere sentar a Teherán para negociar la vuelta de las partes al Acuerdo Nuclear, y liberar la presión sobre Yemen es un gesto que deja la pelota sobre el tejado iraní. Además, en una guerra que ha provocado la mayor crisis humanitaria en décadas, en la que no se han cumplido los objetivos esperados por los países agresores y en la que Arabia Saudí no es capaz de enfrentarse a pastores tribales.

Con los hutíes otra vez fuera de la lista norteamericana de organizaciones terroristas, las organizaciones humanitarias y las compañías van a poder volver a operar en Yemen sin el temor a represalias por colaborar con terroristas.

Retirarse honrosamente es la mejor salida que le quedaba a Washington. Una retirada que no es total, y es que mantiene las relaciones con Emiratos Árabes Unidos, que cuentan con unos aliados en el sur bastante más moderados que las fuerzas de Hadi y que han demostrado cierta seriedad al controlar de manera efectiva y mantener [relativamente] estable la ciudad de Adén. Tal es así que la misma semana en la que Biden sacaba de la lista de grupos terroristas a Ansarolá, se dedicaba a condenar sus acciones militares, como si no estuviesen en un contexto de guerra enfrentándose a una fuerza apoyada por una coalición invasora con un presidente que aun siendo yemení, pertenece más a Riad que a Saná (Ma’rib en este momento).

Con los hutíes otra vez fuera de la lista norteamericana de organizaciones terroristas, las organizaciones humanitarias y las compañías van a poder volver a operar en Yemen sin el temor a represalias por colaborar con terroristas; algo que no beneficia a Ansarolá, como repiten constantemente los bots y trolls saudíes, sino a los miles y miles de yemeníes que mueren por enfermedades y problemas perfectamente evitables. Y es que a estas alturas es innegable que todas las partes han cometido crímenes horribles, ¡es la guerra! Pero los saudíes, aparentemente tan preocupados porque se respete el derecho a la vida en el territorio de Ansarolá, son los principales responsables de la destrucción y los bombardeos indiscriminados.

El mundo se ha olvidado de Yemen, y los países que intervienen directa o indirectamente en la guerra parece que solo tienen interés a la hora de invertir en la maquinaria bélica. La reconstrucción está lejos, la paz no es fácil y la crisis humanitaria cada día es más grave, pero en estos momentos la guerra está llegando al punto de no retorno en el que uno de los bandos tendrá que claudicar o morir arrasando con todo. Con menos presión internacional y con la posibilidad de conquistar Ma’rib, los hutíes están a punto de consolidarse como la principal fuerza indiscutible de Yemen; algo que ya pasó en 2014 pero ni salafistas ni saudíes fueron capaces de aceptar.

Fuente: https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/384636-yemen-retirada-huties-organizacion-terrorista-eeeuu

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Trump sigue ahí

En su primera intervención pública tras perder la Presidencia de EEUU, el magnate ha dejado claro que quiere el control total del Partido Republicano para dirigirlo a su antojo


LA primera intervención pública de masas de Donald Trump tras su desalojo –a regañadientes– de la Presidencia de los Estados Unidos fue la confirmación de que el histriónico magnate, lejos de abandonar o modular sus aspiraciones, está dispuesto a controlar y condicionar el presente y el futuro del Partido Republicano y, con ello, del país. Muy probablemente, el ignominioso y sangriento asalto al Capitolio que él mismo provocó, alentó y justificó con sus arengas y su absolución en el segundo impeachment impulsado por los demócratas han dado aún más alas al expresidente. Durante su jaleada intervención en la clausura de la Conferencia de Acción Política Conservadora celebrada en Orlando (Florida), Trump insistió, una vez más y de nuevo sin prueba alguna, en sus infundadas acusaciones de fraude electoral, un argumento que le sirve de cohesionador de quienes se sienten frustrados por la pérdida de la Casa Blanca. No en vano, los más de 74 millones de votos obtenidos por Trump son la prueba de la inmensidad de la fractura de la sociedad norteamericana y de la dificultad de coser las heridas. Trump, sin lugar a dudas, quiere venganza. Y para ello necesita disponer a su antojo del Partido Republicano, que también se encuentra fuertemente dividido sobre su figura y su legado. De ahí que se apresurara a negar que tenga intención de crear un nuevo partido. Tampoco quiso aclarar si se presentará de nuevo en las elecciones de 2024 –obviamente, aún es demasiado pronto–, aunque sí lanzó insinuaciones claras al insistir en que «el viaje» que inició hace cuatro años «está lejos de terminar» y que «al final ganaremos». Es la prueba de que Trump está dispuesto a llevar al trumpismo hasta las últimas consecuencias y que las desavenencias de algunos líderes republicanos –fueron varios los que el domingo no acudieron a la cita de Orlando– e incluso una posible ruptura de la formación conservadora no le preocupan lo más mínimo para conseguir sus fines. El peligroso discurso del expresidente –volvió a hacer hincapié, además de en el fraude sistémico, en la inmigración y en el supuesto izquierdismo de Joe Biden– ha calado en parte de una sociedad muy polarizada, defraudada por la política del establisment e indignada. La duda es si el partido estará dispuesto a asumir todos los riesgos, incluida la amenaza de un nuevo mandato de Donald Trump.

Fuente: https://www.noticiasdealava.eus/opinion/editorial/2021/03/02/trump-sigue/1083532.html

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Entrevista al activista saharaui Hassanna Aalia: «Esta es una guerra contra un régimen expansionista, los saharauis no tenemos nada contra el pueblo marroquí»

Por: Daniel Seixo

Teniendo en cuanta que el Sáhara llegó a ser una provincia española, ¿cómo se explica la pasividad de los sucesivos gobiernos de nuestro estado en torno a este conflicto?
 
España es la potencia colonial del Sahara Occidental y sigue siendo la potencia administradora del territorio según las naciones unidas. Esta es una responsabilidad histórica y jurídica que España nunca asumió, pero que no cae con el paso del tiempo, España ha sido parte del problema abandonando el Sahara Occidental y traicionando al pueblo Saharaui abandonándolo a su suerte y en manos de un gobierno reaccionario que anexiono el territorio y lo ocupo militarmente cometiendo crímenes contra la humanidad, asesinando a saharauis y causando el éxodo de miles de personas además de los miles de desaparecidos que se sigue sin conocer su paradero. Los sucesivos gobiernos Españoles no han estado a la altura de corregir este error histórico que viene de la era de la dictadura, y ahora incluso con el “gobierno más progresista de la historia”, con la presencia de fuerzas políticas tradicionalmente afines a las aspiraciones de los saharauis, las cosas no han cambiado y España sigue apostando por una posición muy tímida y que no va en línea con su responsabilidad con el Sahara Occidental. Nos resulta muy decepcionante e incomprensible saber que casi todo el pueblo Español (según las encuestas) apoya a la independencia del Sahara y que esto no se pueda transmitir en una posición política por los que se supone que son los representantes del pueblo.
 
Donald Trump acaba de reconocer al Sáhara como reconocimiento de la soberanía de Rabat sobre el Sáhara Occidental, ¿qué papel juegan la Unión Europea y EE. UU. en este conflicto?
 
Estados unidos es una potencia muy importante a nivel internacional, debido a intereses meramente económicos siempre ha estado alado del país ocupante, todos recordamos que en la marcha verde había banderas americanas, también recordamos que el muro marroquí de la vergüenza fue una idea de EE. UU. e Israel con apoyo de países del golfo. Obviamente EE. UU. nunca nos ha apoyado ni esperábamos mucho de ellos, pero lo que hizo el expresidente al declarar que el Sahara es parte de Marruecos, es algo sin precedentes y daña mucho la imagen de una potencia como EE. UU. que se estableció en valores como democracia, derechos humanos y el respeto a la legalidad internacional. Me atrevería a decir que ha sido incluso contraproducente para Marruecos que se vinculase con un personaje racista, golpista y antidemocrático como Donald Trump. Trump ha dañado mucho la imagen de su país con esta decisión que desafía la ONU y la legalidad internacional, pero creo que sirvió también para mostrar a todo el mundo la realidad de Marruecos y sobre todo la relación ya existente que existía con el estado de Israel que no es más que un país ocupante y que al igual que Marruecos también vulnera la legalidad internacional y viola los derechos humanos del hermano pueblo palestino. Esperamos que la nueva administración de Biden revierta esta decisión lo antes posible, y que al menos apoye la centralidad de la ONU en el conflicto.
 
En lo que concierne a la unión Europea, obviamente las relaciones con Marruecos son encabezadas por estados como Francia y España y todos sabemos las relaciones que existen entre estos dos países y Marruecos. Es realmente muy triste ver como una potencia tan importante como la unión europea se deja llevar por países que ponen sus intereses económicos por encima de los derechos humanos y los nobles valores de la unión europea. De Europa solo esperamos a que respeten su propia justicia, la CJUE ha sentenciado en varias ocasiones que Marruecos no tiene ningún tipo de soberanía sobre el Sahara Occidental y que los acuerdos comerciales no son aplicables en el Sahara Occidental. Resulta bochornoso ver que a pesar de esas claras sentencias la UE guiada por potencias que desafían la legalidad por sus intereses siga en este camino, ya es hora de que esto cambie y que la UE defienda la justicia y los derechos humanos en el Sahara Occidental.
El motivo por el que estallo la guerra el pasado 13 de noviembre es claro, Marruecos vulneró el acuerdo del alto del fuego firmado entre las partes en 1991
¿Cómo definiría las políticas de Marruecos desde la invasión militar del Sahara Occidental?
Como cualquier potencia de ocupación, Marruecos lleva a cabo políticas de represión destinada a intentar silenciar la voz de los saharauis. Desde su invasión al territorio Marruecos viola sistemáticamente los derechos humanos, ha asesinado a miles de Saharauis durante su anexión al territorio, hemos visto como recientemente se han desvelado fosas comunes de saharauis que fueron asesinados entre los años 1975 y 1980, también hasta hoy más de 500 saharauis siguen desaparecidos sin que se sepa nada de ellos. Marruecos asesina, tortura, viola a mujeres, encarcela a activistas y ejerce un bloqueo total sobre el territorio impidiendo la entrada a observadores internacionales. Vemos como cada año miles de periodistas, parlamentarios, políticos.. Etc son expulsados del Sahara Occidental. Esto nos deja claro que Marruecos tiene mucho que esconder y no quiere que nadie sea testigo de las violaciones que comete contra los Saharauis. Y lo más triste es que todo esto queda impune.
 
El pueblo saharaui llevan desde 1991 apostando por la legalidad internacional, la ONU ha reconocido su derecho a un referéndum de autodeterminación (resolución 1514) y establece un cuerpo especial (MINURSO) para organizarlo y velar por el alto el fuego, pese a ello la pasividad internacional parece haber enquistado este conflicto de manera que una solución parece tan lejana como en 1991, ¿qué papel juega en este conflicto la explotación de los recursos naturales del Sáhara? ¿Considera que son estos intereses una parte importante de las circunstancias que promueven esta pasividad internacional?
 
Todos sabemos que Marruecos y antes España no ocuparon el Sahara Occidental por el amor a los saharauis. Todo es cuestión de economía y de buscar lucrarse. Aunque no lo parezca, el Sahara Occidental es un territorio muy rico en recursos naturales, el Sahara es rico en Fosfatos, pesca, energía renovable, arena… Etc estos recursos de alguna manera son la condena de los saharauis, son los que han hecho que el mundo se haga el ciego ante las vulneraciones cometidas contra el pueblo saharaui. Obviamente, estos recursos juegan un papel importante en el conflicto, ya que muchos estados importantes se reparten los recursos naturales del Sahara Occidental. Hay presencia de miles de empresas multinacionales que participan en las operaciones de expolio e incluso instituciones como la unión europea están dentro de este juego sucio, se mantienen en silencio ante lo que pasa en el Sahara Occidental a cambio de que Marruecos les ofrezca una parte de los recursos que expolia de forma ilegal del Sahara Occidental.
 
Desde aquí quiero destacar la importante iniciativa que la sociedad civil saharaui ha lanzado hace justo un mes para denunciar la explotación de sus recursos naturales por parte de Marruecos y terceros, especialmente empresas multinacionales.
 
¿A qué condiciones se enfrenta el pueblo saharaui en los campos de refugiados?
 
Las condiciones en los campamentos son precarias, miles de saharauis siguen estancados en un desierto inhóspito desde hace 45 años. Viven gracias a la ayuda humanitaria y esta ayuda cada vez es menos por los recortes que sufren los programas de cooperación internacional, también por la fatiga de donantes tratándose de una situación de emergencia que ya se ha prolongado más de lo normal. Existe falta de alimentación, medicamentos y hospitales, Además de material para escuelas. Con la pandemia esta situación ha empeorado, ya que desde hace más de un año las fronteras están cerradas y mucho material que llegaba antes ahora no llega, por ello hay un déficit  en presupuesto anual según la media luna roja saharaui. A pesar de todo esto, los saharauis en los campamentos han podido mostrar al mundo que son capaces de desafiar las condiciones y organizarse bien. A lo largo de 45 años los saharauis han podido construir un estado en el exilio con sus instituciones y con una capacidad muy destacada en todos los ámbitos donde la mujer juega un papel muy importante. Hoy se cumplen 45 años de la proclamación de la RASD y es un buen momento para poner en valor todo lo que ha conseguido este estado joven y también para hacer llegar un mensaje claro: el estado saharaui libre y soberano es la única solución, no solo para la cuestión saharaui sino para toda la región de norte de África.
 
¿Se ha llevado al pueblo saharaui a un callejón sin salida? ¿Resulta evitable la guerra?
 
Definitivamente. Después de casi 30 años de apostar por la ONU y la comunidad internacional, hemos llegado a la conclusión de que eran cómplices con Marruecos, solo querían que siga el status quo para normalizar la ocupación. Marruecos viola los derechos humanos, se salta la legalidad internacional, expolia los recursos naturales y todo esto se queda impune. Nadie dice ni mueve nada. Obviamente el pueblo saharaui siempre ha apostado por la paz y es un pueblo naturalmente pacífico, pero después de todo lo que paso durante los últimos 30 años y después de que Marruecos fuese quien violo el acuerdo del alto de fuego firmado entre las dos parte y la ONU, obviamente los saharauis no se iban a quedar con los brazos cruzados. Esta guerra se nos ha impuesto, nunca hubiésemos querido llegar hasta aquí, pero no solo es culpa de Marruecos, es culpa de la comunidad internacional y esto tiene que servir para que despierten y reaccionen antes de que sea muy tarde. ¡Los saharauis hemos aguantado mucho, ahora decimos Basta!
España ha sido parte del problema abandonando el Sahara Occidental y traicionando al pueblo Saharaui
¿Qué mensaje le enviarían a la clase obrera marroquí a la que su monarquía envía a la guerra?
 
Les decimos que dejen esta guerra, que no es su guerra. Esta es una guerra contra un régimen expansionista, los saharauis no tenemos nada contra el pueblo marroquí. Al contrario, les consideramos como hermanos y vecinos, pero le decimos que despierten y que no se dejen engañar por un régimen autoritario que viola sus derechos y por un rey que solo multiplica su fortuna a costa del pueblo Marroqui. Es hora de que los marroquíes sean conscientes de eso.
 
¿Qué le dirían a todos aquellos que acusan a los saharauis de radicales o belicistas por sus últimas actuaciones?
 
Nadie nos puede acusarnos de ser belicistas o de querer la guerra más que la paz, pero solo los saharauis sabemos lo difícil que es darlo todo sin que el mundo te haga caso. Hemos sido pacifistas lo suficiente, nuestra gente en los territorios ocupados lo sigue siendo y ya podéis ver lo que están sufriendo por parte de las fuerzas de ocupación marroquí. Más de 30 años bajo bloqueo militar o en campamentos inhóspitos de refugiados, hemos luchado con todas las vías, ¿qué más quiere el mundo que hagamos para que se nos escuche? Está claro que los saharauis hemos perdido la confianza en el resto del mundo y no se nos puede tachar de nada. Lo que sucede es que decimos ¡BASTA!
 
¿Por qué estallan ahora de nuevo las hostilidades? ¿Existe un claro componente de cambio generacional en el Frente Polisario?
 
El motivo por el que estallo la guerra el pasado 13 de noviembre es claro, Marruecos vulneró el acuerdo del alto del fuego firmado entre las partes en 1991 saliendo con una operación militar contra civiles saharauis que estaban ejerciendo su derecho a la protesta no violenta en la zona del Guerguerat, en el sur del Sahara Occidental. El Polisario ya había advertido tanto a Marruecos como a La ONU y la MINURSO de que no iba a tolerar una violación y respondería de forma rotunda. Eso es lo que pasó al final. También hay que decir que la juventud saharaui lleva presionando para que el Polisario vuelva a las armas desde hace unos años. Obviamente lo hacen por la falta de progreso del plan de paz de la ONU, pero sobre todo porque la ONU y su misión en el terreno MINURSO se han convertido en protectores del estatus quo, solo perjudica al pueblo saharaui. Desafortunadamente este mundo no entiende con el silencio y la paciencia y es la conclusión a la que la mayoría de la juventud saharaui ha llegado. Hemos pagado el precio de ser “buenos” y “pacifistas” y el precio es que el mundo se olvide de nosotros y de nuestra causa. Si el mundo es capaz de olvidarnos después de que hayamos depositado nuestra confianza en él, nosotros no vamos a olvidar a nuestra causa y la defenderemos hasta el final, porque somos nosotros los que estamos pagando el precio de esta situación diariamente y no podemos tolerar que se prolongue más y que las próximas generaciones vivan lo que nosotros hemos vivido y estamos viviendo.
Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/entrevistamos-al-activista-saharaui-hassanna-aalia-esta-es-una-guerra-contra-un-regimen-expansionista-los-saharauis-no-tenemos-nada-contra-el-pueblo-marroqui/
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El legado de Donald Trump

Por: Enrique Arias Vega

Aunque muchos no quieran verlo, a quien peor le va a sentar el legado de Donald Trump es al propio Partido Republicano. Hace cuatro años, Trump se hizo con la candidatura de la formación a pesar de tener en contra a la dirección del partido, que se vio obligado a sumarse a su candidatura y posterior triunfo electoral.

Tras su caótico y atrabiliario final presidencial, ya no cuenta nada de lo bueno que haya podido hacer el inquilino saliente de la Casa Blanca durante su mandato, desde sus iniciales éxitos económicos y de pleno empleo hasta una política exterior en que frenó a China y logró acuerdos en Oriente Medio.

Su falta de respeto a todas las normas democráticas ha dejado un país enfermo —y no sólo de la pandemia—, con una sociedad brutalmente dividida y cantidad de ejemplos de cómo no se debe gobernar un país.

Empezó su presidencia haciendo gala de nepotismo, colocando a familiares y allegados en puestos clave; luego se dedicó a cesar a los discrepantes que el mismo había nombrado; utilizó las redes sociales en vez de los cauces parlamentarios y usó para ello un lenguaje soez y despreciativo de sus rivales políticos, medios de comunicación y adversarios en general. Pero el colmo de todos los colmos ha sido no aceptar los resultados electorales y animar a la disidencia para ocupar el Capitolio.

El Partido Republicano, que se aprovechó de su popularidad —ha tenido más votantes que hace cuatro años—, ahora encuentra en él una rémora que puede despeñarle en sus propios desvaríos. Trump no sólo ha escindido el país en dos, sino que corre el riesgo de hacer lo propio con el partido con que ha gobernado en la Casa Blanca: hay unos republicanos ultramontanos, que buscan el voto de los desquiciados sociales, y otros que quieren volver a las esencias de la democracia parlamentaria. ¿Podrán superar ese abismal desencuentro?

Lo más probable es que el Partido Republicano no levante cabeza en mucho tiempo. Eso no es algo, sin embargo, que deba tranquilizar al nuevo presidente, Joe Biden, porque podría propiciar un movimiento pendular y revanchista de los radicales demócratas, con lo que así no se sanaría un país que, por desgracia, Trump ha dejado irreconocible.

Fuente: https://www.diariocritico.com/opinion/enrique-arias-vega-el-legado-de-donald-trump

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Venezuela denuncia la postura de Donald Trump contra su pueblo

«El pueblo venezolano y su gobierno revolucionario hoy sigue en pie», declara el comunicado oficial

El canciller de Venezuela Jorge Arreaza en su cuenta en Twitter publicó un comunicado oficial de la República Bolivariana de Venezuela denunciando ante la comunidad internacional las posturas injerencistas del presidente saliente Donald Trump.

El documento expresa que “es una nueva agresión desesperada contra el pueblo venezolano”, y que hasta el último día, la agresión supremacista e imperialista de Trump mantuvo su ensañamiento contra el pueblo de Venezuela, lanzando ataques”.

También se denuncia la posición del político estadounidense por la confiscación de propiedades “con el fin de destruir la capacidad del país de comercializar libremente, como es su derecho, sus recursos petroleros para atender las necesidades del pueblo venezolano”.

“A pesar de estos cuatro años de agresiones sostenidas y despiadadas, a pesar de la indolencia y del desprecio por el derecho internacional, el pueblo venezolano y su gobierno revolucionario hoy sigue en pie, con la frente en altiva y la dignidad intacta”, refirió el comunicado oficial.

Asimismo el mensaje precisa que “quienes han gobernado en Estados Unidos durante ese período salen desprestigiados, con el repudio de su propio pueblo al que defraudó con sus excesos supremacistas”.

Espera Venezuela a “que respondan ante la justicia internacional por el daño que le causaron al noble pueblo venezolano”, concluye el documento oficial.

Fuente e imagen: https://www.telesurtv.net/news/venezuela-denuncia-postura-donald-trump-pueblo-20210119-0049.html

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