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Entrevista a Enrique Javier Díez Gutiérrez “Pocos manuales de secundaria explican que la represión franquista fue sistemática, orquestada legalmente y con carácter retroactivo”

Enrique Javier Díez Gutiérrez es profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León, doctor en Ciencias de la Educación, licenciado en Filosofía y Diplomado en Trabajo Social y Educación Social.

Ha trabajado como educador social, maestro de primaria, profesor de secundaria, orientador en institutos y responsable de atención a la diversidad en la administración educativa.

Especialista en organización educativa, desarrolla actualmente su labor docente e investigadora en el campo de la educación intercultural, el género y la política educativa.

Es vicepresidente del Foro por la Memoria de León.

Entre sus últimas publicaciones, cabe citar Neoliberalismo educativo (Octaedro, 2018), La revuelta educativa necon (Trea, 2019), La educación en venta (Octaedro, 2020) y La asignatura pendiente (Plaza y Valdés, 2020). En este último ensayo, centramos nuestra conversación.

¿Cuál es nuestra asignatura pendiente? ¿De quién, de quiénes?

La memoria histórica sigue siendo una asignatura pendiente en el currículum escolar. La memoria histórica democrática de las y los vencidos, de las y los fusilados, de las y los torturados y humillados por el fascismo civil y militar, que auspició un golpe de estado y una dictadura consentida y auspiciada por los países supuestamente democráticos que habían derrotado al fascismo en Europa.

El subtítulo: “La memoria histórica democrática en los libros de textos escolares”. ¿Qué debemos entender por memoria histórica democrática?

La memoria de quienes lucharon y defendieron los valores democráticos de la II República, de quienes fueron derrotados y cuya memoria se ha tratado de olvidar y silenciar con el pacto de la transición y la ignominiosa ley de amnistía, con la excusa del miedo al ruido de sables que siempre ha existido y siempre existirá mientras haya ejércitos y armamento para la guerra.

Cuando hablas de libros de textos escolares, ¿de qué libros hablas? ¿De qué etapas educativas?

De los libros de texto que utilizan todas las generaciones durante su etapa de escolarización y en torno a los cuales se centra la mayor parte del tiempo de trabajo escolar. Estos libros de texto, controlados por unas pocas grandes editoriales, muchas de ellas vinculadas a la jerarquía católica, son los que determinan los contenidos que se estudian durante la única etapa de la vida en la que muchos de los estudiantes tienen contacto con la historia académica, la educación obligatoria, hasta los 16 años.

¿En qué cursos de la formación preuniversitaria se estudia la asignatura de Historia? ¿Cuántas horas?

En concreto, 4º de la Educación Secundaria Obligatoria y, quienes continúan estudiando, 2º de Bachillerato, que son los dos cursos escolares donde se estudia o se debería estudiar esta etapa de la historia contemporánea de España. Muchos estudiantes confiesan (y algunos profesores y profesoras también) que a este tema no se llega o, si se llega, se trata de “pasar de puntillas” porque, como decía una jefa de estudios, “es que en este pueblo hay de los dos bandos”. Para el profesorado de Historia es prácticamente imposible dar todos los contenidos que se pretende en tan poco tiempo y, menos en 2º de Bachillerato, que está centrado y presionado por la prueba de acceso a la Universidad.

Señalas en la Introducción que desde tu punto de vista el alumnado, como sujeto de ciudadanía, debería vincularse en y desde la escuela con el ejercicio de la democracia y con el compromiso activo por la justicia social y la igualdad entre los seres humanos, tanto en la perspectiva de clase como de género. ¿Y cómo se consigue una finalidad así? ¿No hay riesgo de adoctrinamiento aunque sea en finalidades y valores que tú y yo podamos compartir?

En absoluto. La educación persigue formar a las personas para el bien común y para implicarse de forma activa en la construcción de un mundo más justo y mejor, de acuerdo con lo que hemos convenido colectivamente como valores mínimos esenciales comunes: los derechos humanos. Este es el objetivo irrenunciable de la educación. Si no sirve para esto, no tiene sentido la educación. Enseñamos lengua para convivir, comunicarnos y dialogar, no para mentir, engañar y difundir fake news, por ejemplo.

Esto es aplicable a todas las materias y asignaturas, aunque la derecha siempre asegura demagógicamente que en la escuela se adoctrina cuando no es su “ideología” la que se imparte. Véase, la religión católica, que según ellos no es adoctrinamiento, mientras que los derechos humanos, sí que son adoctrinamiento o la ciencia con la que no están de acuerdo desde sus prejuicios, sea la evolución o la diversidad sexual, ante lo cual promueven “vetos parentales”.

Comentas, críticamente, que el mito de la neutralidad y la objetividad de las ciencias sociales aún parece pervivir en el ámbito escolar. ¿Por qué es un mito la pretensión de objetividad en esas disciplinas? En general, el intento de objetividad es un ideal deseado en el ámbito de las ciencias físicas o naturales.

No hay objetividad ni neutralidad en las ciencias. Pero se sigue utilizando este mito para asegurar que es neutral y objetivo lo que está establecido por el establishment, por el poder, por el status quo. Y a fuerza de repetirlo se convierte en algo que se normaliza. El neoliberalismo promueve esta falsa neutralidad y objetividad para asegurar que se necesitan gobiernos de “técnicos”, como si estos no tuvieran una ideología.

Además, en los libros de texto escolares, como reconocen los expertos, cada editorial conserva una línea ideológica. Los contenidos escolares, como toda elaboración social, se ven influenciados por los intereses y perspectivas de quien participa en su diseño y confección. Pero, además, en el caso de las editoriales, cada una de ellas tienen dueño, que es quien marca e influye en su línea ideológica y en las prioridades y enfoques que le interesa resaltar o consolidar.

Sostienes que lo que habitualmente se plasma en los contenidos de los libros de texto es la “historia de los vencedores” y que otros muchos acontecimientos y visiones permanecen ocultos, silenciados o, cuanto menos, minimizados. ¿Sigue pasando? ¿No son historiadores/as o científicos/as sociales los que elaboran esos manuales? ¿Escriben al dictado de la ideología de las editoriales?

No hace falta que se escriba al dictado de las editoriales. Las editoriales tienden a contratar a quienes están dentro de sus parámetros ideológicos. Como los medios de comunicación (se lo decía Guillermo Toledo en una entrevista a Risto Mejide: “no hace falta que te digan lo que tienes que decir, si estás ahí es justamente por eso”) o cualquier empresa (que se lo digan a los sindicatos).

No olvidemos que es una industria que vende 46 millones de libros a ocho millones de alumnas y alumnos no universitarios, con unos ingresos, según la OCU, de una media de 201 euros por alumno/a y curso.

Un grupo de investigadores de la Universidad de León, tú entre ellos, habéis analizado los contenidos de los libros de texto correspondientes a la historia que se ocupa de la posguerra, especialmente de la represión de la dictadura franquista y la lucha antifranquista que se prolongó hasta bien entrado los años sesenta. ¿Quiénes habéis compuesto ese equipo de investigadores? ¿Cuántos libros habéis analizado? ¿Editoriales? ¿Cuánto tiempo os ha llevado la investigación? ¿Está concluida? Muchas preguntas de una sola tacada.

Hemos participado un equipo de tres personas, especialistas en Historia y Educación, que durante tres años hemos analizado los libros de texto más utilizados en las diferentes comunidades autónomas, pues las competencias educativas están transferidas. Se hizo una revisión exhaustiva de los libros de texto de las editoriales con más venta y difusión en el ámbito educativo (Oxford, McGraw Hill, Santillana, Vicens Vives, ECIR, Anaya, Laberinto, Bruño, Edelvives, SM, Akal) desde el último ciclo de primaria, pasando por la ESO, hasta bachillerato. De estas editoriales se han examinado 21 libros de texto: 12 correspondientes a 2º de Bachillerato y 9 a 4º de la ESO.

¿Algún hilo conductor común en los libros analizados? ¿Existen temas tabú que nunca se tocan por ‘falta de tiempo’ o porque no están en los programas?

Parece que algunos libros de texto todavía siguen encubriendo, silenciando u ocultando de forma significativa esta parte de la historia y que la represión tras el golpe de estado franquista y la posterior lucha antifranquista, es decir, la memoria histórica de aquel período permanece invisibilizada e incluso tergiversada en buena parte del material curricular que utiliza el alumnado en ESO y Bachillerato.

No obstante, recientemente, alguna editorial sí que empieza a mencionar la represión, incluso incluye dentro de sus actividades alguna referencia a la lucha antifranquista y a las víctimas españolas de los campos de concentración nazis.

Existen lo que hemos denominado “temas tabú”, es decir, aquellos que ni siquiera se nombran, que se podrían condensar en 5 claves: 1. La incautación de bienes y el origen de grandes fortunas del IBEX 35. 2. El papel legitimador de la Iglesia dentro del aparato represor del franquismo. 3. No se nombra a los responsables y partícipes directos en la represión, muchos de los cuales siguieron en puestos clave de responsabilidad pública posteriormente. 4. La colaboración de parte de la sociedad civil que se sentía vencedora en la represión. 5. El reconocimiento, resarcimiento y reparación de las víctimas del franquismo y de la lucha antifranquista.

¿Y cuáles han sido vuestras principales conclusiones tras vuestra investigación? Por ejemplo, ¿se enfoca de forma históricamente documentada la etapa de la II República?

Las conclusiones más significativas se podrían sintetizar en las siguientes:

Extensión: Los contenidos se centran excesivamente sobre la Guerra Civil, mientras que la posguerra sigue en la sombra. Además, ¡los 44 años, el período que transcurre entre la II República, la guerra civil y el franquismo, que deberían ocupar cerca del 50% de los contenidos del siglo XX por estricto tiempo cronológico sólo ocupa el 9%!

Ocultamientos: Se presenta esta parte de la historia desde una visión supuestamente “neutral y aséptica”, pero encubre graves silencios y ocultamientos deliberados. Formas genéricas que, apenas dicen nada o que ocultan, más que aclarar, lo que parece no quererse abordar de forma clara y decidida.

Invisibilidad y minimización de la represión sistemática: donde el afán de venganza fue orquestado legalmente y con carácter retroactivo, prolongándose durante 40 años. Ni la mitad de los libros de 4º ESO y pocos más en 2º explican cómo hacían leyes a su medida para llevar a cabo fusilamientos, coacciones, expolios… de quienes se les oponían o contra quienes no mostraban la suficiente simpatía. No sólo la violencia física de los “paseos” o las torturas o los fusilamientos, el exilio interior de los topos, o los experimentos con las prisioneras para descubrir y erradicar el “gen rojo”, secuestrando y robando a sus hijos para traficarlos a manos de “familias adeptas al régimen” para que no les transmitieran el fanatismo marxista, sino también formas de represión específicas a las mujeres, como el rapado del pelo, la ingesta del aceite de ricino, las humillaciones públicas o la violencia sexual y las violaciones. O la depuración laboral… La represión se queda en un cuadro de detalle (se dedica a los “paseos” el mismo espacio que el dedicado a Mariquita Pérez “el juguete más ansiado en los cincuenta), sin explicar quién, cómo, ni por qué se fusilaba.

Tergiversación: Incluso se falsean las causas de la guerra civil. Según un texto de una de las editoriales más vendidas, la guerra civil fue un “conflicto entre hermanos”, “originado por el caos que produjo la segunda república”.

Lenguaje: Se utilizan términos que disminuyen la gravedad y, en cierta medida, siguen blanqueando el fascismo del golpe de estado y la dictadura: en alguna ocasión todavía se habla de “alzamiento” (no de golpe de estado), o se dice que se instauró una dictadura, explicando que una dictadura simplemente es “un gobierno no democrático” y donde parece que el único problema es que “no hubo libertad de expresión” durante su transcurso …

Equiparación: Se busca en muchas ocasiones hacer un paralelismo entre golpistas y defensores de la democracia, afirmando en algunos manuales que “uno y otro lado provocaron las mismas víctimas”, cuando los golpistas ejercieron durante cuarenta años una represión sistemática.

La misma pregunta te hago sobre el golpe militar fascista del 36 y la guerra civil.

El desarrollo sobre la Segunda República en los libros de texto suele concluir de forma generalizada con los acontecimientos de la primavera de 1936, presentada habitualmente como antesala de la Guerra Civil. Lo cual tiende a generar una visión en los manuales de texto de relación directa entre el período de la república y la guerra civil como fin inexorable de la misma. Idea que se plasma de hecho en el modelo curricular establecido por la Administración que junta ambos temas en una misma unidad, cuando lo lógico sería que la unidad o el bloque de contenidos fuera guerra civil y dictadura, pues ésta sí que fue una consecuencia de la guerra civil. En cuanto a la guerra civil los contenidos de los libros de texto tienden a centrarse más en el relato de las “batallas”, sobre todo en bachillerato.

Vuelvo a preguntarte lo mismo sobre el franquismo y la lucha antifranquista.

Se sigue evitando las alusiones a las fosas comunes, a los miles de desaparecidos sin identificar en España o a los Movimientos de Recuperación de la Memoria Histórica.

Sorprende que libros de texto de la ESO dedican a la represión franquista mayor porcentaje de páginas que los de Bachillerato. Aunque todos, de una forma u otra, hacen alusión a la represión fascista, solo una minoría en la ESO, la mitad en bachillerato, explican que la represión franquista fue sistemática, orquestada legalmente y con carácter retroactivo.

En cuanto a la lucha antifranquista, cada vez son más los libros de texto que dedican algunas líneas de texto a describir esa lucha, sobre todo en Bachillerato, aunque resaltando sobre todo los movimientos y organizaciones de resistencia de corte más moderado.

Pero es en el apartado de la mujer donde se muestran las mayores carencias a la hora de analizar la represión y la lucha antifranquista. Mujeres que fueron reprimidas triplemente: torturadas y fusiladas como “rojas”, agredidas sexualmente y violadas como campo de batalla en el que humillar y vencer al enemigo, a los parientes masculinos ausentes, y sometidas a humillación pública (rapar el pelo, ingesta de aceite de ricino que les provocaba diarreas constantes), al tiempo que eran paseadas por las principales calles de las ciudades, como castigo ejemplarizante de quienes habían roto moldes, normas y estereotipos del modelo de mujer tradicional durante la República y había que volverlas a “colocar en su lugar”. Y que ahora sufren también el olvido por gran parte de la historiografía oficial.

En cuanto a la transición política.

La transición se edificó sobre una “amnesia inducida”, con el resultado de una desmemoria que establecía una falsa equidistancia de responsabilidades entre vencedores y vencidos. La Ley de Amnistía de 1977 se amplió a crímenes cometidos por la dictadura de Franco, convirtiéndose en una auténtica “ley de punto final” que renunció a juzgar los crímenes contra la humanidad del régimen franquista de represores, del ejército o de la policía. Esta transición sin ruptura, que hizo surgir la ‘legalidad democrática’ directamente del aparato legal franquista, no permitía una condena de éste sin poner en cuestión los cimientos de la actual monarquía parlamentaria. Es decir, en este memoricidio, la falsa memoria del franquismo no se vio contrarrestada institucionalmente con una nueva política de la memoria sustentada en referentes democráticos pasados y presentes.

De esta forma los valores de los perdedores y las perdedoras de la guerra fueron excluidos del imaginario colectivo y de la representación social del pasado, quedando su memoria proscrita al ámbito individual. Mientras que otras democracias, como la italiana o la francesa, se fundaron sobre el paradigma del antifascismo, la española lo hizo sobre el de la “superación” del pasado.

¿Se explica adecuadamente el papel de la Iglesia nacional-católica en estos procesos históricos?

El papel de la iglesia católica, especialmente de la jerarquía eclesiástica, tampoco aparece claramente analizado y valorado en los libros de texto. No podemos olvidar que del mismo modo que ocurrió en Alemania, por parte de las dos Iglesias mayoritarias en la época nazi, la Iglesia en España animaba a una “rebelión en forma de cruzada patriótica y religiosa contra la república atea”, incluso años antes de que triunfara el Frente Popular.

Sí que aparece en buena parte de los libros de texto que la Iglesia fue uno de los apoyos legitimadores del régimen franquista, pero no se menciona explícitamente ni se analiza su participación en la represión sistemática y organizada legalmente por el régimen dictatorial franquista. No solo algunos obispos dieron apoyo material o una adhesión moral a los sublevados, entregando dinero y joyas o legitimando de palabra la sublevación, sino que la institución eclesiástica utilizó su ascendiente sobre la población y su influencia en la vida cotidiana, especialmente en las zonas rurales, al servicio del golpe de estado y posteriormente de la dictadura.

Las investigaciones reflejan que la postura de los obispos españoles a lo largo de la Guerra Civil y la represión franquista, fue “no proteger o delatar a izquierdistas o afiliados a sociedades marxistas”, colaborar con las autoridades golpistas y “darles informes sobre sus parroquianos”, así como la “participar en consejos de guerra”.

De las 60 diócesis españolas que había en 1936, 23 obispos apoyaron clara y abiertamente esta postura y el resto optó por el silencio, confiando, eso sí, en que sus sacerdotes colaborarían igualmente como confidentes de las autoridades militares. La Iglesia Católica nunca ha pedido perdón por sus numerosas implicaciones en los crímenes del franquismo, ni de indemnizar –aunque sólo fuera moralmente- a sus víctimas. De hecho, lo más habitual ha sido la postura contraria.

¿Habéis analizado los manuales de historia de las comunidades vasca y catalana? ¿Veis en ellos, si fuera el caso, alguna característica diferenciadora?

No hemos abordado este tema en nuestra investigación.

Aquí, en .Cat, algunas voces críticas han hablado (lo siguen haciendo) de adoctrinamiento nacionalista (del tipo: guerra de España contra Cataluña para hablar de la guerra civil, por ejemplo), tanto en lo que respecta a los manuales usados como a la forma de impartir la asignatura por parte del sector del profesorado más afín al nacional-secesionismo. ¿Vuestra investigación permite decir algo al respecto?

Tampoco hemos abordado este tema. Nada puedo decir sobre ello.

Señalas que el profesorado de Historia, buena parte de él, tienen una visión crítica respecto al trato de la memoria histórica en los libros de texto. ¿Elaboran entonces sus propios materiales? ¿Dónde se centran sus críticas?

Buena parte del profesorado de Historia, efectivamente, genera su propio material didáctico y utiliza fuentes originales para desarrollar su docencia. Por eso muchos nos piden continuamente que les facilitemos las Unidades para la Recuperación de la Memoria Histórica, que realizamos y que tratan de recuperar esa parte de nuestra historia que ha quedado relativamente olvidada o silenciada en el curriculum escolar. Aunque se han agotado en su edición en papel, y los hemos puesto en la red de acceso libre y con actividades interactivas para hacer con el alumnado, la Editorial Plaza y Valdés las editará en breve, pues cada vez recibimos más peticiones.

Pero el profesorado cuestiona especialmente la reducción del horario de historia establecida por la anterior ley educativa LOMCE en el último curso de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), algo que “choca” directamente con la amplitud del temario a tratar durante el curso, que abarca desde el siglo XVIII hasta hoy en día, resultando realmente complicado poder abordar la totalidad del temario de manera correcta.

Hablas en un capítulo de la teoría de la equidistancia. ¿Equidistancia entre qué posiciones y sobre qué?

Los defensores de la teoría de la equidistancia insisten reiteradamente en afirmar que hubo un “enfrentamiento fratricida”, como si dos partes se hubieran enfrentado en las mismas condiciones o legitimidad. La concepción de que “todos fuimos culpables” plantea que hubo un enfrentamiento entre dos bandos, una lucha fratricida entre hermanos, donde la “culpabilidad” se reparte por igual a las dos partes enfrentadas. Pero una democracia nunca es culpable de un golpe de estado y un gobierno democrático nunca es un bando. No se puede equiparar a las víctimas y a los victimarios. No se puede defender una visión equidistante entre el torturador y el torturado. Es indefendible esta teoría que acaba reproduciendo los tópicos de ‘olvidar el pasado y no repetir la barbarie’, como si todos hubieran sido responsables de la barbarie, ocultando y blanqueando a los militares golpistas responsables y a sus secuaces civiles y religiosos que los sostuvieron, alentaron y justificaron.

“La reconstrucción crítica de la memoria histórica” es el título de uno de los capítulos del libro. ¿Qué reconstrucción es esa? ¿En qué consiste? ¿No es eso precisamente lo que hace todo historiador que se precie?

La historiografía crítica no ha llegado a los libros de texto. Solo reproducen la “historia oficial” o “políticamente correcta” cuyas bases se asentaron en la transición. De ahí que sea un imperativo ético reconstruir un currículum escolar contra-hegemónico que garantice la justicia curricular y permita la emergencia de la memoria silenciada de las personas olvidadas y represaliadas. Un currículum que invierta la hegemonía. No para “dar la vuelta a la tortilla”, sino para proporcionar experiencias e informaciones desconocidas y olvidadas, para hacer un currículum más comprensivo, más representativo. Esto supone replantear la historia desde la perspectiva de los perdedores, de los grupos oprimidos, de los represaliados, de los olvidados. No podemos permitir que, como nos recuerda el escritor argentino y víctima de su dictadura militar, Juan Gelman: “Desaparecen los dictadores y aparecen inmediatamente los organizadores del olvido».

Hablas en el libro del deber de recordar. ¿Por qué crees que recordar es un deber? ¿Quiénes tenemos ese deber?

Llevamos más de 40 años esperando que, por fin, se repare con verdad y justicia la barbarie cometida. El olvido, minimización o relegación de la memoria histórica en la escuela ha supuesto que las generaciones que han llegado todos estos años a su etapa adulta carezcan de una formación con una mínima solvencia sobre lo que supuso la dictadura franquista y la lucha antifranquista que se mantuvo frente a ella. De este modo se ha configurado una sociedad bastante desconocedora de un pasado que cambió violenta y radicalmente el desarrollo del país, lo que facilita su manipulación mediática y política, con la vigencia de una mitología llena de lugares comunes como «reabrir viejas heridas», «revancha», «rencor», etc. Todo ello está generando el efecto que parece que se pretendía: insensibilidad, cierto hartazgo y falta de compromiso político por recuperar, dignificar y hacer justicia a esa memoria dolorida y ocultada, pese a las reiteradas advertencias de los más altos organismos internacionales sobre derechos humanos.

Por eso, probablemente, nuestros estudiantes y la sociedad adulta educada en esta “historia” sabe más del nazismo que del fascismo patrio. Ahora que el Gobierno ha manifestado la intención de llevar a los colegios el conocimiento de la represión franquista y la lucha antifranquista, a través de la nueva Ley de Memoria Histórica que reformará la norma impulsada por Zapatero en 2007, es crucial tener datos precisos de los límites y las tergiversaciones y ocultaciones que sobre esto se mantienen en los contenidos escolares y los libros de texto de las editoriales comerciales que los controlan.

¿Quieres añadir algo más?

El hecho chocante es que, en otros países, de Alemania a Inglaterra, de Italia a Francia, de Argentina a Polonia, esta temática se aborda de forma sistemática en las clases de Historia y se visitan regularmente los lugares de la memoria, de tal forma que en investigaciones similares lo que muestra el alumnado, justamente al contrario de lo que pasa en España, es que tienen una sensación de “saturación” por la constancia con la que aparece en los contenidos escolares en sus países.

No olvidemos que las dictaduras utilizan el olvido para imponer su visión de la historia. Es la democracia la garante y responsable del recuerdo y la memoria que se lega a las futuras generaciones.

Si un solo alumno o una alumna acaba el período de educación obligatoria sin conocer lo que supuso la represión franquista para varias generaciones, entre las cuales estuvieron sus padres, madres, abuelos y abuelas, o la historia de tantos jóvenes como ellos, que lucharon contra la dictadura y perdieron su vida por defender sus ideales, es una tragedia en pleno siglo XXI. Si además han hecho bachillerato y no saben que una generación de nietos y nietas está luchando denodadamente por recuperar la memoria y la dignidad de todas esas generaciones de represaliados y represaliadas, de guerrilleras y guerrilleros antifranquistas, reclamando verdad, justicia, reparación y no repetición, es que algo estamos haciendo mal en el sistema educativo. El derecho a saber debe ser desarrollado por todos los centros educativos y todos los libros de texto escolares.

Hay quienes dicen que no hay que remover el pasado, que no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están equivocados. El deber de memoria ha sido plasmado en el Derecho Internacional y en los Derechos Humanos. Las heridas no están cerradas. Su único tratamiento es la verdad, la justicia y la reparación. Sospecho, como decía Juan Gelman, el renombrado poeta argentino, que no pocos de quienes preconizan el olvido del pasado, en realidad quieren el olvido de su pasado en particular.

Como advierten los historiadores «La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado». No se puede construir un futuro con un pasado basado en la impunidad. Para ser demócrata hay que ser antifascista.

Fuente: https://rebelion.org/pocos-manuales-de-secundaria-explican-que-la-represion-franquista-fue-sistematica-orquestada-legalmente-y-con-caracter-retroactivo/

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José Durán Rodríguez: “El gran público lector está muy dirigido por editoriales, departamentos de marketing y suplementos culturales”

Redacción: Rebelión

Con La parte recordada, Rodrigo Fresán finiquita una trilogía en la que ha pretendido bucear en obsesiones, narrar historias superpuestas y acumular numerosas referencias literarias para tratar de describir los mecanismos por los que una persona se dedica a escribir y cómo lo hace.

 

La escritora estadounidense Siri Hustvedt, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, ha abundado en entrevistas, conferencias y en alguna de sus novelas —por ejemplo, en la reciente Recuerdos del futuro (Seix Barral, 2019)— en torno a la idea de que escribir ficción es recordar lo que nunca pasó. También lo hizo en el discurso que pronunció el 18 de octubre en la ceremonia de entrega en el Teatro Campoamor de Oviedo.

La memoria, la escritura y la imaginación son precisamente los tres ejes sobre los que ha trabajado en la última década el escritor argentino afincado en Barcelona Rodrigo Fresán, que acaba de clausurar su trilogía La parte contada con la publicación de La parte recordada (Random House, 2019). Este tercer volumen finiquita una obra con la que el autor ha pretendido bucear en obsesiones, narrar historias superpuestas y acumular numerosas referencias literarias para tratar de describir los mecanismos por los que una persona se dedica a escribir y cómo lo hace. “Nunca se ha escrito tanto sobre no poder escribir”, dice un tanto socarronamente en el encuentro con El Salto.

Fresán, quien ha declarado en alguna ocasión que el máximo halago que se le puede hacer a la realidad es convertirla en una ficción, reconoce que pergeñar novelas es lo único que hace bien “o relativamente bien” y también asegura que nunca tuvo un plan b, que siempre se quiso dedicar a la escritura y que lo tenía claro incluso antes de aprender a leer y escribir. Él achaca esta insólita circunstancia a otra poco habitual: el hecho de haber nacido clínicamente muerto.

 

No resulta fácil leer La parte recordada. ¿Tomas esto como un halago o un desprecio? 

[Duda] Es lo que es, no es un libro para consumo masivo ni una narración clásica, ágil y puro acontecer. Pero yo siempre recuerdo lo que dijeron en su momento escritores que me gustan mucho, como William Gaddis o Nabokov, en el sentido de que una cierta dificultad en la lectura puede ser muy placentero también, no tiene por qué ser un problema. En todo caso, sería un problema a resolver. Y cuando resuelves un problema también accedes a una cierta satisfacción. En mi caso personal, como lector, las lecturas cada vez más complejas y que me exigen más son las más interesantes. No hago más que responder un poco a mi experiencia como lector.

¿Esa dificultad es responsabilidad de quien escribe o de quien lee? 

Me cuesta pensar en responsabilidad. Me parece que cada libro tiene su lector y que cada lector encuentra su libro. Si vamos a hablar de responsabilidad, como toda responsabilidad debería ser compartida y además consensuada.

“La mitad de un libro la pone el autor, la otra mitad el lector”, dijo Javier Cercas el martes 15 de octubre en la ceremonia de entrega del premio Planeta. 

Nunca lo he pensado en esos términos. Hay determinados libros donde eso puede llegar a ocurrir y determinados libros en los que no. No sé cuánto pone el lector cuando lee En busca del tiempo perdido en relación a todo lo que puso Proust. Pero también es cierto que el autor aporta un porcentaje x de trabajo y el lector puede aportar también un porcentaje x de trabajo y de placer, y el autor sentir ese placer. Pero siempre fui muy malo para las matemáticas, la exactitud no es lo mío en ningún sentido.

¿Qué es este premio, y todos los demás, más allá de una parte del engranaje promocional? En este caso, además, parece que es la cláusula de rescisión que esta editorial paga por fichar a las estrellas de la otra. 

No soy responsable del premio Planeta pero sí te puedo decir que cuando vi la foto pensé que es la primera vez en 25 años que voy a leer un premio Planeta y un finalista. Los hubiera leído aun si hubieran salido sin el premio. Yo nunca me he presentado a ningún premio, los pocos que tengo son premios que han caído del cielo, en los que no te presentas y se juzga un libro ya editado, una obra desarrollada. No me parece mal que libros como los de Javier o Manuel ganen premios.

¿Cómo se salva la distancia entre lo que quien escribe imagina que será su obra y lo que acaba impreso? 

En el caso de este libro hay un elemento paradójico entre la hechura del libro y el volumen contundente de los tres libros y su propia temática: siempre digo que nunca se ha escrito tanto sobre no poder escribir. Pero al mismo tiempo, cuando me preguntan de qué tratan estos libros, una pregunta muy sencilla pero muy incómoda y difícil de responder, me gusta decir que tratan del tema más transgresor posible hoy en día, el escribir. De nuevo paradójicamente, vivimos en la época en la que más se lee y escribe en toda la historia de la humanidad, pero hay que ver lo que se escribe y lo que se lee, y si lo lees en un teléfono.

Es un libro crepuscular, en el sentido de que es romántico y apela tal vez a un ideal ya no tan vigente de lo que es la literatura y la escritura. Pero además de crepuscular me gusta pensar que es un poco encandilador, juega con la idea de anochecer y amanecer.

¿Por qué escribir novelas? 

En mi caso, es lo único que hago bien o relativamente bien. Siempre quise ser escritor, nunca hubo un plan b desde que tengo memoria. Desde antes de saber leer y escribir ya quería ser escritor, tenía esa especie de certeza absoluta. De hecho, una de las dificultades que tuve con el primer libro es que tenía que inventarme un momento en el que el personaje descubría que quería ser escritor y no podía apelar a nada autobiográfico porque no lo tuve, entonces me inventé ese momento.

Cuando nací fue un parto muy difícil, fui declarado clínicamente muerto y volví, y a veces pienso que ahí se despertó la vocación, por la idea de volver y contar el cuento. Tal vez de ahí mi necesidad de escribir. Nunca quise jugar en la selección de fútbol, ni ser barman ni bombero ni mucho menos presidente o jefe de gobierno.

Esa especie de enorme avalancha, alud, de cuestiones literarias con la que el libro a veces puede parecer que arrastra al lector o lo sepulta no es más que la materia acumulada desde que tengo memoria, lo que me interesa. No me interesa otra cosa. Siempre me interesó mucho la idea del escritor como personaje.

¿Cómo recuerda un escritor? 

Igual que cualquier persona, pero de manera profesional. Todos somos recordadores amateur y todos hacemos lo mismo que puede llegar a hacer un escritor: revisar, corregir, cambiar, que tus recuerdos entren en conflicto con los de otra persona que estaba viviendo el mismo acontecimiento, como el día que conociste a tu novia. Si coincidieran exactamente sería un poco preocupante. Solo que el escritor lo profesionaliza.

La misión de un escritor es contar historias pero es imposible hacerlo si no pones a funcionar la maquinaria de la invención, el recuerdo y el sueño

¿Es esa su misión? 

La misión de un escritor es contar historias pero es imposible hacerlo si no pones a funcionar la maquinaria de la invención, el recuerdo y el sueño. Son los tres motores.

¿Qué herramienta es más importante: la imaginación, la memoria o el sueño? 

Son los tres ingredientes para una misma receta que tú puedes alterar las cantidades o proporciones de acuerdo a tus necesidades, es como cuando ecualizas el sonido de una canción a voluntad. Tienen que estar los tres aunque para contar algún determinado episodio te sirve más el recuerdo o el sueño. En el libro funciona como una diatriba contra esta moda de la literatura testimonial, autoficción, literatura del yo en la que aparentemente lo único que funciona es el recuerdo, que de los tres es el menos confiable en términos de certificación absoluta.

Es una moda que se está imponiendo en los últimos años. 

Siempre existió: Henry Miller, Philip Roth, Jack London… El gran público lector está muy dirigido por editoriales, departamentos de marketing y suplementos culturales. Y luego pasará esta y llegará la siguiente moda.

¿La trilogía que concluye con La parte recordada podría haber sido escrita de una vez?, ¿cómo ha sido el proceso?

No, escribí el primer libro pensando que iba a ser solo uno, en principio no estaba la idea de una trilogía. Cuando vi que no me podía sacudir al personaje de encima, o a la voz con la que trataba al personaje, hablé con mi editor, Claudio López Lamadrid, y le pedí un salvoconducto para poder seguir por ese camino. Y así fue. El primer libro tardé seis años en escribirlo, el segundo tres y el tercero dos.

Tres para mí es un número que estructuralmente me funciona, ligado a cosas muy puntuales de mi infancia que me influenciaron mucho, como 2001: Odisea del espacio o “A day in the life” de los Beatles. Todas las cosas de a tres me ayudan bastante.  

Hace un par de años, Belén Gopegui me dijo en una entrevista que “escribir consiste de algún modo en apartar el ruido que corrompe la señal, buscar en la precisión el valor verdadero del mundo”. 

Sí, Belén es muy buena escritora. Estoy de acuerdo.

En una entrevista en El País en 1981, Italo Calvino también decía que “la primera palabra que se nos ocurre no es nunca la verdadera, y a mí solo me satisface el lenguaje cuando llego a su centro, a lo preciso”. ¿Por qué esa obsesión por lo preciso? 

Si ser preciso significa ser minimal y muy puntual, yo tiendo a lo expansivo. Pero si ser preciso es que la palabra acabe configurando un estilo, estoy de acuerdo en que el estilo es lo importante, sin lugar a dudas.

Gopegui decía en la entrevista que hacer eso es el “único camino que conocemos para que un texto pueda hacer lo que hace el tacto o cierta clase de música rota y poderosa: importunar, reírse de sí mismo y tomar bastante en serio a quien lo está leyendo”. 

Sí, Foster Wallace decía que la función de la literatura era traer calma a los que sufrían y sufrimiento a los que están calmos. Estoy parafraseando, no recuerdo la cita exacta. Pero yo no tengo una conciencia muy grande más allá del libro. No estoy realizando una tarea sanitario-evangélica, si bien eso puede ser un efecto del libro si las cosas salieron bien. Si te soy completamente sincero, cuando escribo lo que busco es divertirme, pasarlo bien. Y, además, con el convencimiento de que, si yo lo paso bien, quiero pensar que el lector lo pasará bien también.

Quienes dan más importancia al canon son las personas que no leen. Me parece bien que exista pero el canon es como una guía de turismo

El 14 de octubre falleció Harold Bloom. ¿Es necesario un canon? 

Paradójicamente, quienes dan más importancia al canon son las personas que no leen. Me parece bien que exista pero el canon es como una guía de turismo, te dice que si vas a París tienes que ir a la torre Eiffel, pero para mí lo interesante es la callecita que te lleva a la torre Eiffel que tal vez la guía de turismo no te dice que vayas por ahí y la descubres viendo la torre Eiffel, de otro modo no la hubieras descubierto. Me parece bien que haya libros totémicos que te sirvan como maquinaria que irradia rayos en todas las direcciones y que tú acabes configurando tu propio canon. Me parecería muy triste que haya lectores que solo lean a Homero, Shakespeare, Joyce, Kafka o Proust y se quedaran en eso, y me parecería igual de triste que haya gente que no los haya leído nunca.

¿Cómo debería ser el canon literario en el siglo XXI? 

No lo sé, no tengo ni idea. Me parece un poco tonto fechar libros. Para mí, en el canon literario del siglo XXI puede estar perfectamente En busca del tiempo perdido de Proust leído desde el siglo XXI. Los grandes libros no tienen fecha de vencimiento y se acomodan en cualquier momento y en cualquier época. Seguimos leyendo La odisea, por qué vamos a pensar que nos es ajena temporalmente si lo estamos leyendo ahora.

¿Cuánto tiene la escritura de acción personal y cuánto de acción colectiva? 

Es personal toda. Cuando leo de tanto en tanto esto de que hay escritores que, cuando están en un problema, socializan su problema y escuchan lo que les dicen los lectores, como pasaba en Perdidos,… Qué sé yo, yo no lo haría, qué quieres que te diga.

¿Es escribir una manera de estar en soledad o de no estarlo? 

Escribir es estar muy bien acompañado, y leer mucho más aún. Pero yo no hago muchos distingos entre escribir y leer, me parece que es parte de una misma acción física, como inspirar y espirar.

¿Y un modo de revelar secretos propios? 

[Duda] Supongo que sí, pero no soy un escritor confesional en el sentido de que me interese que la gente diga “mira lo que está contando de su vida”.

¿Cómo ha afectado la existencia de Google a tu literatura? 

Como todo, usado en su justa proporción es muy útil. Del mismo modo, te digo que tengo una edad como para que mi primer libro fuese escrito en una máquina de escribir mecánica y estos libros de ahora sería imposible escribirlos sin cut and paste e insert, son libros muy inclusivos y abiertos en ese sentido. Son mejorables y se les puede añadir algo. Sin embargo, mi primer libro está como esculpido en mármol, no se me ocurre nada que ponerle.

Cuando escribía sin ordenador era más figurativo, de entrada, y ahora es como un expresionismo abstracto, como un Pollock, tiras todo a la pantalla y ves cómo funciona.

¿Puede competir la literatura con las redes sociales? 

Son dos cosas completamente diferentes, me parece un peligro confundirlas. Desde la misma terminología, hablar de redes sociales ya enreda. Ese nombre es como un acto fallido, mientras que la literatura te desenreda.

El 21 de abril de 2017 Soraya Sáenz de Santamaría, entonces vicepresidenta y ministra de la Presidencia del Gobierno, regaló a Oriol Junqueras, entonces vicepresidente de la Generalitat de Catalunya, un ejemplar de La parte inventada con motivo de Sant Jordi. 

Estaba cocinando y llegó mi hijo y me lo dijo. A mí me vino muy bien para este libro, de hecho Soraya está en los agradecimientos, porque estaba en un momento en el que necesitaba algo por lo cual el protagonista fuera expulsado de Barcelona de muy mala manera, incluso con antorchas y hogueras, y ha probado ser bastante profético.

Pero fue raro, ¿no? 

Sí, pero a mí me pasan cosas raras todo el tiempo. Otra raya para el tigre, aunque no fuese muy espectacular.

“No hay democracia fuera del Estado de Derecho”, se lee en la sentencia sobre el Procès conocida el lunes 14 de octubre. ¿Cuáles son los márgenes que delimitan la literatura en la actualidad? 

A medida que van pasando los años voy alcanzando cierta sencillez. Todo se limita a que esté bien escrito o mal escrito. Tal vez haya un Estado de Derecho en la literatura, pero no cambia nada mi percepción, voy a si me gusta o no me gusta. Si no hay un cierto estilo, no me interesa. Los discursos de los políticos, por regla general, no suelen estar bien escritos.

Algo que atraviesa tu obra es el interés por la música popular y por la cultura popular. 

A veces se apunta esto como algo novedoso pero ya estaba en los beatniks con el jazz, en Jane Austen con el minué y la música cortesana… Las influencias no tienen por qué ser estrictamente literarias, si bien para mí Bob Dylan está dentro de la literatura. Kubrick me parece un gran escritor con cámara.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261850

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El gobierno de Turquía ordena destruir más de 300 mil libros

Asia/Turquía/08 Agosto 2019/Prensa Latina

Más de 300 mil libros han sido retirados de las escuelas y bibliotecas turcas y destruidos tras el intento de golpe de estado de 2016.

Más de 300 mil libros han sido retirados de las escuelas y bibliotecas turcas y destruidos desde el intento de golpe de estado de 2016, según el ministerio de educación de Turquía.

La ministra de educación de Turquía, Ziya Selçuk, anunció la semana pasada que 301,878 libros habían sido destruidos después de que el gobierno tomara medidas enérgicas contra cualquier cosa relacionada con Fethullah Gülen, el clérigo musulmán con sede en Estados Unidos acusado por Turquía de instigar el fallido golpe militar de 2016. Gülen ha negado su participación.

La cifra fue reportada por primera vez por el popular periódico Hürriyet, con imágenes de libros incautados y quemados publicados por el medio de noticias en línea Kronos27.

Según el sitio web Turkey Purge, que se describe a sí mismo como “un pequeño grupo de jóvenes periodistas que intentan ser la voz de los turcos que sufren bajo un régimen opresivo”, en 2016 se prohibió un libro de matemáticas por presentar las iniciales de Gülen en una pregunta leyendo “del punto F al punto G”. En diciembre de 2016, el periódico turco BirGün informó que 1,8 millones de libros de texto habían sido destruidos y reimpresos por contener la palabra “objetable” de Pensilvania, que es donde Gülen vive en un complejo vigilado. Las calles llamadas Gülen en Ankara también han sido renombradas, según los informes.

Las organizaciones de libertad de expresión dijeron que estaban alarmadas por los comentarios del ministro de educación de Turquía. “En solo tres años, el panorama editorial en Turquía ha sido casi diezmado, con 29 editoriales cerradas por decreto de emergencia por” difundir propaganda terrorista “”, dijeron PEN International y English PEN en un comunicado conjunto.

Un informe de 2018 de English PEN encontró que, luego del estado de emergencia decretado después del intento de golpe de estado, se cerraron 200 medios de comunicación y organizaciones editoriales, 80 escritores sometidos a investigaciones y enjuiciamientos y 5,822 académicos despedidos de 118 universidades públicas. El informe señalaba una “crisis de libertad de expresión” en Turquía.

“El gobierno ha aumentado dramáticamente su influencia en los medios y el panorama editorial, silenciando así las voces críticas”, dijo PEN. “Pedimos a las autoridades turcas que permitan la reapertura y el funcionamiento independiente de las editoriales, y que pongan fin urgentemente a su represión de gran alcance contra la libertad de expresión, que continúa sin cesar”.

Fuente: https://psn.si/turquia-destruye-libros/2019/08/

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Las editoriales universitarias

Por: Ignacio Mantilla

Con la celebración de la trigésima versión de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en las últimas semanas volvimos a respirar el plácido aire que nos entregó la agrupación de miles de libros abiertos y listos para ser leídos.

Esta reunión de lectores de todas las edades, autores y editores en torno al libro fue una oportunidad más para que las instituciones de educación superior presentaran al público en general el trabajo juicioso y consolidado de sus profesores y estudiantes. Un trabajo soportado fuertemente por las editoriales universitarias o secciones de publicaciones de cada institución.

Desde hace más de seis siglos, son las oficinas de publicación universitaria las encargadas de la difusión y consolidación del conocimiento que se produce en las universidades de todo el mundo. Desde la fundación de la universidad en Occidente estas unidades empezaron la producción de libros, manuales y compendios con el fin de fortalecer el quehacer académico de las universidades. Sin embargo, solo hasta 1478 se organizó una verdadera editorial universitaria. La prensa académica se estructuró como una dependencia de la Universidad de Oxford en Inglaterra y su primer libro publicado fue la Exopisitio in symbolum opositorum de Tiriano Rufino Aquilea.

La Universidad de Cambridge también cuenta con una de las más antiguas editoriales universitarias y gracias a ella hemos podido conocer los trabajos de intelectuales de la talla del filósofo Francis Bacon, el físico Isaac Newton, el clérigo y economista Thomas Malthus, el naturalista Charles Darwin y en épocas recientes hemos conocido a través de esta editorial uno de los mayores descubrimientos del siglo XX, la descripción de la doble hélice del ADN por Watson y Crick. Este es solo un pequeño ejemplo de lo que las editoriales universitarias han aportado en la difusión y apropiación del conocimiento producido en todas las épocas por nuestras universidades. Ya lo estipulan muy bien los primeros estatutos de la Universidad de Padua redactados en 1264: “Sin ejemplares no habrá universidad”.

Hoy por hoy, las editoriales universitarias en el mundo anglosajón son fuertes empresas que aportan recursos a sus universidades y que han conformado diversos proyectos complementarios a la publicación de libros, como la organización de exámenes certificados o la consolidación de programas de formación editorial en nuevas tecnologías. Aunque la mayoría de editoriales universitarias siguen siendo dependencias que hacen parte de las universidades, existen otras como las de Harvad o Princeton que son sociedades independientes, pero que apoyan, principalmente, la producción académica de las universidades.

En términos generales las editoriales universitarias tienen la importante función de presentar en forma definitiva los textos e impresos producidos por las universidades, teniendo en cuenta muy cuidadosamente el público lector al que quieren llegar. Años y abundantes recursos invertidos en el desarrollo de una investigación pueden perderse si dicha investigación no se presenta de la manera más adecuada a través de una publicación u otro medio académico. Saber cómo “destilar” este conocimiento en una publicación, como bien lo dicen los editores de la Universidad de Cambridge, es una labor compleja, profesional y de gran responsabilidad que asumen los integrantes de nuestras editoriales universitarias. Por tanto, a ellos también hay que reconocer y agradecer el éxito de nuestras instituciones en el mundo de las ciencias, la cultura, las artes y las humanidades.

En Colombia esta labor ha venido profesionalizándose en los últimos años. Hoy contamos con la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia (ASEUC), que reúne a más de 60 editoriales de universidades de todo el país. Y Colciencias, hace un par de años, emprendió un esfuerzo (lamentablemente no continuado) para certificar los procesos editoriales de calidad para la investigación. En el marco de este programa se organizaron cerca de cuatro convocatorias para el reconocimiento de las editoriales universitarias, que efectivamente arrojaron excelentes resultados para las universidades y sus dependencias editoras.

En esta última versión de la FILBO se batieron marcas en asistencia de público al pabellón de las universidades. Como siempre, la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos, se presentó de la mejor manera. Con el estand más grande del pabellón y cerca de 500 títulos en todas las áreas del conocimiento. De ellos 106 fueron novedades publicadas especialmente para ser presentadas en la feria. Como muy pocos lo saben, nuestros libros en todos los casos están subsidiados por la institución, pues creemos férreamente que la responsabilidad de la universidad es la de hacer todo lo posible para que el conocimiento se difunda y expanda en todas las direcciones.

Así, el público que asistió a nuestro estand pudo adquirir libros de gran calidad desde 5000 pesos en adelante. En esta ocasión entregamos al público 6026 libros de la gran producción universitaria. Es importante resaltar que varios de nuestros libros se agotaron en la feria. Uno de los más vendidos fue Campesino de los Andes y otros escritos antológicos de nuestro gran maestro Orlando Fals Borda, publicado en la colección de la Rectoría, Obras Escogidas. Adicionalmente, en el marco de la feria, se realizaron algunos lanzamientos de nuestras novedades editoriales, para eso se organizaron 27 eventos académicos en el estand de nuestra institución que se vistió con los símbolos conmemorativos del sesquicentenario de nuestra fundación.

Al estand de la universidad concurrieron aproximadamente 30 mil visitantes en las dos semanas de feria. Allí no solamente se encontraba nuestra producción editorial, también hizo presencia la emisora UN Radio, con programación especial, y la novedosa Tienda Universitaria, que se convirtió en un nuevo canal de interacción con nuestros egresados y estudiantes.

La Universidad Nacional de Colombia es consciente de la gran importancia que tiene la producción editorial de nuestra comunidad académica, no solamente para los fines mismos de la Universidad, sino, también, para las necesidades y retos de nuestro país. Felicitaciones a los autores por su dedicación y compromiso con el conocimiento y, por supuesto, felicitaciones a todas las editoriales universitarias porque una vez más dejaron clara la importancia de un trabajo minucioso, de mucha calidad y de poco protagonismo.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/las-editoriales-universitarias-columna-693609

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Cuba: Casa de las Américas presenta sus libros premiados en 2016.

Centro América/Cuba/24.01.2017/Autor y Fuente: http://prensa-latina.cu/
La Casa de las Américas presentó hoy los textos laureados en su concurso literario del año anterior, en esta ciudad del sur de Cuba, donde mañana concluyen las lecturas del jurado en esta 58 edición del premio.

El mexicano Eduardo Langagne presentó su volumen Verdades posibles, acreedor del Premio José Lezama Lima de poesía, conferido por un comité de lectores de la institución, lo cual -dijo- completa un ciclo creativo, pues el propio autor ganó el Casa en 1980 con su poemario Donde habita el cangrejo.

Los otros dos galardones a textos publicados de 2014 a 2015 también ya están a disposición del público cubano: la novela Las cenizas del cóndor (Premio de Narrativa José María Arguedas), del uruguayo Fernando Butazzoni, y Cuando lo nuevo conquistó América. Prensa, moda y literatura en el siglo XIX (Ezequiel Martínez Estrada de Ensayo), del argentino Víctor Goldgel.

Otro autor distinguido presente en la velada fue el colombiano Miguel Rocha, merecedor del Casa 2016 con su texto Mingas de la palabra, ensayo sobre las culturas originarias, principalmente de América del Sur.

También tuvieron sus primicias editoriales Si esto es una tragedia yo soy una bicicleta, pieza teatral de la cubana Legna Rodríguez; Ni una sola vez en el cielo, cuento del argentino Ariel Urquiza; y la novela El batallón criollo, del martiniqués Rafhael Confiant, triunfadora en el apartado de literatura caribeña escrita en francés.

Completan la colección galardonada hace un año por el Premio Casa el ensayo De las cenizas al texto. Literaturas andinas de las disidencias sexuales en el siglo XX, obra del ecuatoriano Diego Falconi, y el ensayo Devotos y libertinos, de Cristian Santos, que recibió el beneplácito del jurado en literartura brasileña.

También se realizó la presentación de las revistas Conjuntos (número 181, dedicado a festivales teatrales organizados el año pasado en Panamá, Santo Domingo y Santiago de Chile) y Casa en su edición 285, ambas a cargo de Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de la institución habanera fundada en 1959.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=58507&SEO=casa-de-las-americas-presenta-sus-libros-premiados-en-2016

Imagen: http://prensa-latina.cu/images/2017/enero/21/ariel-urquiza.jpg

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Editoriales cubanas presentes en feria uruguaya del libro

 América del Sur/ 01 Octubre 2016/Fuente: Prensa Latina

Las editoriales cubanas Citmatel y Acuario, de la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos Avanzados y el Centro Félix Varela, respectivamente, participan hoy aquí en la XXXIX Feria Internacional del Libro de Uruguay (FIL).
Marlén Oliva, especialista comercial de la primera entidad, perteneciente al Ministerio de Ciencia y Tecnología, dijo a Prensa Latina que por segunda vez asisten a la FIL de Montevideo con una variada gama de títulos en soporte digital de ‘productos y autores cubanos.

Esta institución posee una experiencia de más de 15 años en el desarrollo de multimedia, ebooks, audiolibros, software educativos y audiovisuales, y su catálogo incluye títulos traducidos al inglés, francés, italiano y portugués.

‘Siempre participamos en muchas ferias internacionales en América Latina y volvimos a Uruguay con todos los productos que hace nuestra editorial’, señaló Oliva.

Explicó que a la FIL de este año -que concluye el venidero 10 de octubre y tiene a Perú como país invitado de honor- trajeron como novedad que la mayoría de los productos están en formatos de audiolibros, pero en soporte de memoria flash.

La especialista de la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos Avanzados (Citmatel) precisó que tienen una variedad de temáticas enormes, que pasa por productos educativos para los diferentes niveles de enseñanza.

También, agregó, literatura infantil y cubana con autores como José Martí, Nicolás Guillen y Carilda Oliver, además de otros títulos, científicos, de medicina y salud, y la televisión.

Destacó que, además, trajeron a la feria muchos videos relacionados con el medioambiente y otros materiales de carácter político como documentales de los realizadores Estela Bravo y Roberto Chile.

Oliva comentó que a pesar de estar el stand en un lugar ‘no muy privilegiado’, todas las personas se acercan, la acogida ha sido muy buena y se interesan por los materiales expuestos.

‘Pienso que vamos a tener éxito en este feria’, aseguró.

Por su parte, Carlos Melián, de Publicaciones Acuario, del Centro Félix Varela, declaró a Prensa Latina que acuden por vez primera a esta Feria Internacional, y su propuesta, a diferencia de Citmatel, son todos textos en formato de papel elaborados en Cuba por esa editorial.

Entre los libros que trajeron mencionó un ensayo ético filosófico de fácil lectura sobre la idiosincrasia del cubano a partir de sus raíces y la historia, que fue mención en el concurso Elena Gil.

Otro texto, expresó, se refiere a una metodología sobre mediación de conflictos de pequeños grupos, la cual aplica en la isla la Federación de Mujeres Cubanas en los Centros de orientación de la mujer y la familia.

Melián destacó que el Centro desarrolla la línea de educación ambiental y el público uruguayo podrá encontrar en el stand libros sobre ese tema y las resiliencias (capacidad de los seres humanos para superar períodos de dolor emocional y situaciones adversas) de las comunidades ante el cambio climático.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=30284&SEO=editoriales-cubanas-presentes-en-feria-uruguaya-del-libro
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