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Renuncia ministra de Educación chilena Marcela Cubillos

América del Sur/ Chile/ 01.03.2020/ Fuente: www.telesurtv.net.

Según el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, la ahora exfuncionaria representó un obstáculo durante su periodo como titular del ramo, más que un aporte para avanzar.

La ministra de Educación de ChileMarcela Cubillosrenunció a su cargo este viernes a dos días para el inicio del curso escolar, cargo que será asumido por el subsecretario de esa cartera, Raúl Figueroa.

Según el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, esto coincide con una fuerte demanda levantada por esa institución, un acuerdo de la Asamblea Nacional que consistía precisamente en la renuncia de Cubillos.

Aguilar asegura que la ahora exfuncionaria representó un obstáculo durante su periodo como titular del ramo, más que un aporte para avanzar en materia educativa.

El profesor también se refirió a los serios problemas no resueltos en la actual coyuntura, cuando hay una amenaza de epidemia con por el coronavirus, pues a pocos días de empezar las clases no existen protocolos, medidas ni planes de contingencias para abordar esa problemática en los colegios.

“La ministra Cubillos deja un triste recuerdo a su paso por el ministerio de educación, una ministra autoritaria, prepotente, sin capacidad de diálogo, que en todos los meses que estuvo en el cargo no impulsó un solo proyecto para mejorar la educación chilena», dijo Aguilar.

Además, aseveró que la ahora exfuncionaria solo habría impulsado «proyectos represivos y tenía una ausencia total en cada uno de los temas, por lo tanto nosotros creemos que es una buena noticia y vamos a ver cual es la forma en que va a abordar el nuevo ministro”, refirió.

Por su parte, sobree la renuncia de Cubillos, el mandatario chileno comentó que Cubillos “defendió lo esencial, porque la educación tiene que ser una educación de calidad, universal y con principios. Entregó lo mejor de sí misma”.

Fuente de la noticia: https://www.telesurtv.net/news/chile-renuncia-ministra-educacion-marcela-cubillos-20200228-0036.html

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El STEM y la investigación en la escuela: un ‘render educativo’

Las autoridades educativas crean sus “renders” que no son más que posibles realidades construidas a punta de imágenes. Imágenes que –como lo menciona Duperly (2019) en su crítica a las ciudades contemporáneas– – son “el equivalente a los menús translúcidos en los restaurantes de comida rápida, que ofrecen hamburguesas que uno jamás se va a comer”(1). La educación de “calidad” se exhibe en los muros de la ciudad, en las páginas de los periódicos, en los sitios web gubernamentales de las ciudades latinoamericanas, y sale eufórica por las bocas de sus gobernantes, mientras, de manera paralela, arrollan el saber pedagógico del profesorado y deslegitiman su profesión.

Este “render educativo” modela la educación desde discursos –que crean imágenes de lo que debe ser la educación– bastante atractivos: calidad educativa, mejoramiento continuo, excelencia, prácticas innovadoras, investigación. La educación, como aquel menú translúcido, es configurada artificialmente por proyectos quebradizos con promesas de progreso y de cambio social. Palabras que, como relatos de ficción, crean escenarios impactantes y también –esa es la idea– creíbles y alcanzables.

Hoy calidad y STEM (2) se plasman con fuerza y nitidez en el render. La calidad, un término ciego que lo ve todo, aparece entroncada con el añejo modelo STEM que ahora resurge como quintaesencia para reformar la “retrógrada” escuela. Aquel modelo de los años ochenta, de raíces gringas, es hoy adoptado sin mucho debate por muchas ciudades latinoamericanas que perciben en este la posibilidad de “desarrollo” (un ejemplo de ello es Medellín).

De la mano del STEM se inocula una suerte de investigación que despoja la dimensión pedagógica de la escuela. Esta investigación sofistica los discursos para acrisolar el quehacer educativo que, según las cuentas de los tecnócratas, se ha contaminado y envilecido y, por lo tanto, también el oficio del profesor(a), lo que supone, a su vez, un fuerte desplazamiento de la enseñanza. La calidad de la educación hoy llega emparentada con esa visión reducida de la investigación. Escuela que no investigue no es de calidad, y aquella que lo hace es innovadora. Un juego de palabras que guarda una lógica bastante compleja, pues su dinámica posibilita la producción de una desigualdad legitimada.

Para el profesor Sebastián Plá (3), la calidad en general y las políticas de la calidad educativa en particular, tienen la finalidad de producir esta desigualdad. Desde esa lógica van a existir unas escuelas buenas, otras mediocres y otras malas, en donde estas últimas nunca se acercarán a las primeras, pues la calidad es una meta inalcanzable. Es decir, mientras las escuelas allanan caminos para llegar a un punto determinado sucede que cuando creen llegar a él, entonces, tal punto ya no existe. Por tanto deben redirigir sus energías para tratar de llegar a uno nuevo (inexistente). La calidad hace de la educación un render que convierte la escuela en una selva de indicadores.

Menciona Plá que “para que la calidad educativa sea universal, debe ser al mismo tiempo un imposible de alcanzar. Esto implica, por supuesto, que de hecho no sea universal, pero lo que importa aquí es la ilusión de totalidad o universalidad, no que efectivamente se logre”. El render educativo crea esa ilusión que debemos –como profesores, como sujetos críticos– no ignorar y, por el contrario, fundar realidades que dignifiquen a los seres humanos y posibiliten cambiar sus contextos.

Discuto la denominación que pretende ubicar al profesor como investigador, y que configura nuevos atributos e identidades a los sujetos de la educación, establecidos desde un modelo de investigación que suprime el espíritu de esta, tanto que legitima el borramiento del profesor, y por lo tanto de la enseñanza. Investigar, así, desde esa orilla del STEM, se convierte más en obstáculo que en posibilidad y conduce a una pérdida del sentido crítico de la escuela. Voy a esto: la investigación escolar (atravesada por la pedagogía) hoy está sometida a juicio. Como el sentido de la escuela está en juego, entonces la pregunta por la misma es inaplazable. No es casual que el STEM esté de vuelta luego casi de cuarenta años. No es casual.

No olvidemos, y acudo a Freire, que “la de enseñar es una tarea profesional que exige amorosidad, creatividad, competencia científica, pero que rechaza la estrechez cientificista, que exige la capacidad de luchar por la libertad sin la cual la propia tarea perece”. La investigación del STEM, la que nos proponen los renders, insisto, borra la pedagogía y al profesorado e impone una mirada occidental de la constitución del saber (estrechez científica) que limita la comprensión del mundo. Así, se pone de manifiesto, que no es el profesorado el encargado de pensar la escuela ni la educación, sino los expertos de matemáticas, ingenieria y tecnología.

Queda, entonces, abierto el debate –que es también lucha– y que obliga al profesorado a pensarse en esta relación incomoda con las fuerzas economicistas del poder. Un interrogante asoma, cuya respuesta no puede ser débil ¿Cuál debe ser el sentido de la investigación en la escuela? Que sean las escuelas las que respondan, no las autoridades “educativas”.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/02/27/el-stem-y-la-investigacion-en-la-escuela-un-render-educativo/

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Educación circular para acercar el mundo a la justicia social. ODS Núm. 4, III

Por: Carmelo Marcén Albero

Se trataría de dar valor para el futuro a cada contenido que se aprende, a cada idea que se construye. Habría que reconocer qué se debe aprender, cómo hacerlo para que el constructo sea consistente; cómo reutilizar una y otra vez los saberes para no desperdiciarlos en residuos inútiles.

Se ha puesto de moda hablar de la economía circular, esa que busca un sistema más sostenible y humano. Imaginemos por un momento que, como propaga en su página el Parlamento Europeo, la economía del mundo se basa en un modelo de producción y consumo cuyo lema es usar los ajustados recursos materiales o energéticos para hacerlo lo mejor posible. Necesariamente, habrá que compartir usos, reutilizar máquinas y materiales, reparar utensilios y destrozos, renovar procesos para usar menos y reciclar una y otra vez materiales y productos existentes, de tal forma que se logre darles un valor casi infinito; en algunos casos se puede. Si así se obra, el ciclo de vida de los productos se extiende; incluso los beneficios llegarán a las personas, más baratos y mejores, y al medio ambiente.

Repasemos en la escuela estas ideas. Comparémoslas con el modelo económico que domina en este momento: “usar y tirar”, referido no solo a lo material sino a lo aprendido, cuya mayor parte se desvanece una vez ha perdido el estímulo, o se ha pasado con éxito el examen.

Se podría hablar mucho de este asunto en la escuela, del derecho a tener y compartir, a reutilizar lo que se tiene, a que el beneficio de los recursos convierta las relaciones económicas en convivencia entre iguales, a que impere la justicia social. Por eso, vamos a intentar emerger el poder no aprovechado de la educación circular.

Más o menos, se trataría de dar valor para el futuro a cada contenido que se aprende, a cada idea que se construye. Habría que reconocer qué se debe aprender, cómo hacerlo para que el constructo sea consistente; cómo reutilizar una y otra vez los saberes para no desperdiciarlos en residuos inútiles. Serviría también para aprovechar el poder transformador de la educación, pocas veces reutilizado tanto para entender lo próximo como para acercarse al escenario universal.

Reparemos en esa corona, logo, que es el pin de la sostenibilidad. El pin representaría, en un mundo más ecosocial, la no existencia de fronteras por su circularidad. El espacio reservado a la educación resplandece en su color rojo que, en una interpretación personal, podría significar atracción, fuerza, vida, valentía, vigor, pero también el deseo, la energía, el calor y el placer. ¿Acaso no servirían esas cualidades para la educación? Más o menos eso queremos expresar en este artículo, desde la escuela.

Ese rojo debe circular a lo largo de la corona que es el pin, hacia la derecha o la izquierda; tanto da, después volverá a su lugar enriquecida y con la satisfacción de haber servido al resto de los ODS. Si se educa en aprendizajes reutilizables, se entiende mejor la igualdad de género, está justo al lado, se sabe lo que significa agua limpia y saneamiento y se lucha porque siempre sea así; se le asigna valor a una energía sostenible y asequible para todos; se adquirirá y valorará lo que supone un trabajo digno en el marco de un crecimiento económico que no deje fallas sociales; se podrá encontrar el camino de investigaciones de producción e infraestructura compartidas. Quién duda que esto no supone la reducción de las desigualdades, ¡bendita educación!, que se apoyan en ciudades más habitables y menos excluyentes, aunque por ahora tienen sus relaciones totalmente condicionadas a la producción y consumos responsables. La educación circulante, bien reciclada, posibilita la acción ante la emergencia climática y la participación de los jóvenes, que también se preocupan de la vida submarina y de los ecosistemas terrestres, que demandan paz y justicia social y son críticos con la acción de sus gobiernos. Todo en el marco, ¡bendita educación!, de un proyecto de alianzas que pongan fin a la pobreza, acaben con el hambre y aprovechen el recorrido educativo para encontrar la salud y el bienestar de las personas. El pin es el símbolo de una utopía deseable, la educación de calidad puede hacerla realidad.

¿Quién se atreve a trabajar en las aulas este pin de la sostenibilidad y darle valor al deseo y las posibilidades de aprender? En anteriores entradas en este blog hacíamos alusión a la reciente publicación del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo por parte de la UNESCO. ODS Núm 4. Educación de calidad. Nos falta hablar de calidad y financiación. Para que la educación sea circular, se recicle una y otra vez, necesita impulsores: energía y recursos permanentes. Queremos llamar la atención de quienes tienen competencias en los departamentos o ministerios de Educación, aquí y en Latinoamérica, para que se impliquen activamente en la mejora de los ámbitos que les correspondan inyectando recursos humanos y materiales.

Dice el informe que para que la educación circule y se reutilice hace falta que cuente con buenos docentes, preparados. Hay países como Mali en donde los poseedores de formación específica apenas pasan del 5 %, en Bolivia no llegan al 60 %, mientras que son casi el 95 % en Costa Rica y Colombia; en Uruguay todos. Como siempre, el África subsahariana se lleva la peor parte: la masiva llegada de escolares desde hace 30 años no ha sido acompañada de la necesaria preparación de docentes. ¡Qué decir del número de alumnos por docente! (indicador 4.c.2. de los ODS). En Europa y América del Norte la ratio es de unos 15 alumnos, en América Latina y el Caribe 17, mientras que en el África subsahariana son 44.

Las infraestructuras escolares condicionan mucho la calidad de la educación. Solo un par de datos para que sirvan de motivo de diálogo en nuestros claustros de profesores o con el alumnado de los cursos superiores en materias relacionadas con las Ciencias Sociales:

  • En los países más pobres, la mayoría de las escuelas primarias no cuenta con instalaciones de saneamiento separadas por sexo (o a veces con ninguna instalación).
  • La disponibilidad de Internet en las escuelas suele quedarse muy por detrás de la electrificación.

Habría que acabar trayendo lo último que dice el informe con respecto a los entornos favorables para el aprendizaje: “Contar con instalaciones educativas que tengan en cuenta las necesidades de los niños y las personas con discapacidad y las diferencias de género y que ofrezcan entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y eficaces para todos es problemático en numerosos países”, tal como demuestra en parte la serie de artículos sobre el ODS Núm. 4 que recogemos en este blog. Al mismo tiempo, resulta difícil medir el progreso referente a esta cuestión, porque el indicador mundial pertinente no es una sola medida, sino un conjunto de varias interacciones.

Invitemos a nuestros alumnos a que dialoguen, a que trabajen en equipo y rellenen los huecos de la rueda/corona del pin de la sostenibilidad, que salten de un color a otro, que encuentren cómo en su caso concreto una educación circular les puede ayudar a comprender mejor cada uno del resto de los ODS. Cabe hacerlo en todos los niveles educativos. Y, por supuesto, el profesorado y el resto de la comunidad educativa deben ponerlo como prioridad en sus encuentros pedagógicos.

Preguntémonos todos, alguna vez, qué le falta a la educación para acercar el mundo a la justicia social. Por cierto, qué sería lo primero que le daríamos cada uno, incluso en forma de compromiso personal.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/02/21/educacion-circular-para-acercar-el-mundo-a-la-justicia-social-ods-num-4-iii/

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La educación de calidad como camino hacia un futuro compartido, más justo. ODS Núm. 4, II

Por: Carmelo Marcén Albero

La escuela de los ricos tiene que mirar fuera de sus estrechos contornos y darse una vuelta por el mundo, para ver si palpita o no, para verse reflejada en los otros.

La lectura del mundo actual tiene que ser forzosamente ecosocial para entender lo que en él acontece. Las múltiples interacciones entre las personas y el lugar donde viven es lo que constituye el medioambiente: un espacio sin fronteras espaciales ni temporales, multidimensional, por donde circulan afectos y compromisos, encuentros y competencias, desidias y acciones positivas.

Ese medioambiente sin fronteras es también emocional, pues transfiere y aporta llamadas a los sentidos que empujan a la gente a ser y actuar de una u otra manera, en cualquier lugar del mundo. Por eso, cómo los grupos sociales gestionan sus intereses, sus deseos e incertidumbres, supone un argumento principal. En este artículo, dedicado a mirar la educación de calidad en el mundo, intentamos llamar la atención sobre el hecho de que esa forma parte indisoluble del medioambiente del futuro. Con ese mismo sentido se concreta en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un sueño que necesita mucho de todos para servir de algo a casi todos. Por eso, le abrimos aquí la puerta de la escuela de par en par.

En la anterior entrada hacíamos alusión a la reciente publicación del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo  por parte de la UNESCO. ODS núm 4. Educación de calidad. Decíamos que se detiene de forma especial en cinco escenarios fundamentales para conocer qué debemos hacer en nuestro ámbito si queremos mantener la esperanza educativa global: acceso, equidad, aprendizaje, calidad y financiación. Habíamos abordado la lectura de lo que dice con respecto al acceso y la equidad. Recomendábamos su reposado análisis a quienes tienen competencias en los departamentos o ministerios de Educación, aquí y en Latinoamérica, para estudiar la forma de mejorar resultados en los ámbitos que les correspondan. Añadíamos que desde estas páginas íbamos a realizar un resumen de lo que a nosotros nos parece más importante.

Subrayábamos lo fundamental que era hablar de los ODS en estos momentos tan convulsos a escala planetaria que cuestionan casi todo en al ámbito social, económico y ambiental. Proponíamos hacerlo tanto en los cursos de formación del profesorado como dentro de los equipos educativos o consejos escolares de cada comunidad educativa. Animábamos a llevar a cabo una lectura comparada entre lo que en el informe se dice de España y la Unión Europea y el resto de los países; hay que leer con atención los datos de América latina y el Caribe. Otro de los capítulos del informe se dedica al aprendizaje. Recogeremos de él simplemente algunos detalles para no hacer prolija la entrada. Dice el informe que en uno de cada cuatro países del África Subsahariana, la mitad de los alumnos que terminan la primaria no supera el nivel medio de competencia lectora. La meta 4.1.4. de los ODS para el año 2030 apostaba porque el 100 % de los niños y niñas del mundo alcanzase un nivel mínimo de competencia en los primeros grados.

Sonroja leer que en Zambia o Mali apenas se llega al 2 %, mientras que en Letonia, Países Bajos o Noruega se alcanza el 99 %; en España el 97, como en Portugal, Chequia o Singapur. Merece la pena revisar los gráficos sobre este asunto que incluye el informe y relacionarlos con otros ODS como la justicia social, el derecho a un trabajo digno, la eliminación de la pobreza, la potenciación de las alianzas, etc. En América Latina y el Caribe en torno al 75 % sí aprenderán; hay que fijarse en las diferencias entre las distintas repúblicas. Escalofriante esta afirmación del informe: “En algunos países, muchos niños no pueden leer ni una sola palabra después de varios años de escolaridad”. Seguro que nos preguntaremos de qué mundo estamos hablando cuando ni siquiera seis años de escolaridad garantizan la alfabetización. ¿Sorprende que haya tantos jóvenes dispuestos a jugarse la vida y gastar la economía de sus familias en cruzar África o América exponiéndose a perder a múltiples vejaciones y peligros para llegar al mundo rico para buscar educación para sus hijos en donde se dan tasas cercanas al 100 %? Se debe hablar de estas desigualdades, y más de una vez, en nuestras aulas.

Pero claro, en esto de educación hay que fijarse también en los adultos; así lo hace el informe (meta 4.6.2. de los ODS). Copiamos textualmente algunos párrafos para que sean aprovechados en el debate escolar y social:

  • Entre 2000 y 2018, el porcentaje de adultos alfabetizados aumentó del 81% al 86%, mientras que el de jóvenes alfabetizados pasó del 87% al 91%.
  • A pesar de estas mejoras, el analfabetismo sigue estando generalizado en muchos países, especialmente entre las mujeres. En América Latina y el Caribe, el estancamiento de los progresos a niveles relativamente altos es un indicio de que existen grupos profundamente desfavorecidos «difíciles de alcanzar».
  • En 37 países de África Subsahariana, más de la mitad de las mujeres no sabe leer.

El futuro del mundo se escribe de muchas formas; una de las más importantes es situar la igualdad educativa a todos sus habitantes. Esta “quimera” reduciría considerablemente una parte de las pulsiones demográficas, sociales, bélicas y económicas; acercaría mucho más a la paz social que tantas veces se nombra. Era el año 1996 cuando Jacques Delors coordinaba un equipo que escribía el informe “La educación encierra un tesoro”. Muchas cosas han sucedido desde entonces. Un buen tema de diálogo para los cursos superiores en nuestros colegios, institutos y facultades; también para las Asociaciones de Madres y Padres, para esas jornadas culturales en las que no se sabe qué hacer. La escuela de los ricos tiene que mirar fuera de sus estrechos contornos y darse una vuelta por el mundo, para ver si palpita o no, para verse reflejada en los otros.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/02/07/la-educacion-de-calidad-como-camino-hacia-un-futuro-compartido-mas-justo-ods-num-4-ii/

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Educación de calidad en el ODS 4: sus progresos van por países I

Por: Carmelo Marcén

Nuestra escuela, a un lado y otro del Atlántico, debe proporcionar una visión crítica del mundo, sujeto a múltiples interacciones entre ricos y pobres, presente y futuro. Los escolares de hoy, de cualquier país deberán utilizar criterios de lectura diferentes para entender el complejo y cambiante mundo que se les presenta.

Las escuelas de todo el mundo acogieron con expectación disimulada, dada la experiencia previa tan llena de olvidos, la formulación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), esos que buscan que ninguna persona se quede atrás en el camino hacia una vida digna en relación amistosa con el medioambiente que es el planeta y sus moradores. Algunos actores del mundo educativo, de forma interesada las escuelas que desde Latinoamérica nos siguen, mirarían con más detalle lo que venía a decir el ODS. Núm. 4; en general suelen tener más carencias a la vez que esperanzas. Su mismo enunciado “Educación de calidad” ya dice algo, pero cada una de sus metas merece la lectura e interpretación reposada; diríamos que sacude un poco las adormecidas ilusiones de cambiar el paso errático del mundo a través de la educación. Los ODS están pensados para las personas; la educación también. Este axioma se olvida a menudo. La educación lo es cuando mejora el pensamiento y la vida de las personas, hoy y mañana, cerca y lejos; poca trascendencia adquiere para sí misma como no sea su cordura.

Ahora acaba de conocerse el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, publicado por la UNESCO. Se detiene de forma especial en cinco escenarios fundamentales para conocer qué debemos hacer en nuestro ámbito si queremos mantener la ilusión educativa global: acceso, equidad, aprendizaje, calidad y financiación. Convendría que los departamentos o ministerios de Educación y quienes tienen competencias para mejorar los derechos de la infancia y adolescencia en cada país se lo estudiasen con detalle y pusiesen en marcha lo que falta para conseguir en cada una de las metas del ODS 4. También los equipos directivos de nuestras escuelas, las comunidades escolares de un lado y otro del Atlántico, deberían llevar a cabo un análisis comparado de lo que en él se dice. De todas formas, por si el quehacer diario impide encontrar ahora mismo el tiempo de su consideración, nos permitimos hacer una breve interpretación de algunos aspectos básicos, que continuaremos en el siguiente artículo de esta ecoescuela abierta.

En estos momentos de efervescente opinión educativa, muchas veces contaminante, hay que ocuparse de lo interesante. Hay que hablar de los ODS en los cursos de formación permanente del profesorado, no estaría de más que se dialogase con sentido crítico y reflexión no limitada a lo personal sobre estas metas que acordó la ONU y firmaron muchos países. Pero no porque sea una moda sino porque es una urgente necesidad. Es aventurado decir que los ODS van a cambiar totalmente la vida de las personas en todo el mundo, pero hay que conservar la utopía que supone la satisfacción personal, en este caso del profesorado, por la lucha hacia la mejora social. En primer lugar, hay que tener una idea fundada y compartida, una perspectiva global, del estado de la educación en el mundo, de los progresos habidos en algunos países, de la posible incidencia en la sociedad del futuro, de la influencia en las economías locales y en las dinámicas políticas y sociales, de las repercusiones que puede tener en los movimientos sociales y las migraciones, de si se puede hacer algo para retener el desastre social que se nos anuncia, etc. Pero también, para analizar la situación en la Unión Europea y en España.

Empezamos por el acceso a la educación de calidad. La meta para 2030 decía que el 100 % de los niños y niñas del mundo debería superar el primer ciclo de educación secundaria. Hoy apenas llega al 72 %: lo cual sale de que alcance el 95 % en los países de ingresos altos y el 33 % en los de ingresos bajos. Tres curiosidades: en Guinea-Bissau el 13 %, en España el 87 %; en el mundo, alrededor de 1 de cada 60 niños, más probabilidades si son niñas, nunca irá a la escuela; casi todas-os viven en países de ingresos bajos.

Más cosas de las que hablar en relación con los ODS en su conjunto. Hay una máxima que se repite a menudo: no dejar a nadie atrás, en particular a las niñas y adolescentes. Digamos, de entrada, que se han producido avances, que lo dice el informe, pero también recalca lo mucho que queda por conseguir: “Aunque en la educación preescolar la paridad mujeres/hombres es casi de 1 hasta en los países con ingresos bajos, en el mundo solo dos de cada tres países han logrado la paridad de género en la educación primaria, uno de cada dos en el primer ciclo de secundaria y uno de cada cuatro en el segundo ciclo de secundaria”. Hay que señalar que en este tramo educativo se han dado progresiones importantes, entre 1990 y 2018, que merecen ser analizadas: en los países de ingresos altos la paridad era de 1,02 y ahora es 1; en los de ingresos medios altos (0,95 a 1,05); ingresos medios bajos (0,59 a 0,96); ingresos bajos (0,52 a 0,80). Por regiones, hay que destacar que el Asia central y Meridional ha pasado del 0,44 al 0,96.
Se puede analizar mucho más, como el hecho de ver el porcentaje de escolares en edad superior al curso que les correspondería (Indicador 4.1.6 de los ODS). O que las tasas de no escolarización están estancadas en muchos países de ingresos bajos (Indicador 4.1.5). Así, quienes por circunstancias diversas no están en el curso que les correspondería por su edad a escala mundial suponen el 8,2 % en primaria, el 15,6 % en primer ciclo de secundaria y el 35,25 % en el segundo ciclo de secundaria (datos de 2017). Una afirmación del informe para tener en cuenta: aunque la tasa de niños sin escolarizar se ha reducido en más de la mitad durante este período, su número apenas ha cambiado, especialmente en el África subsahariana; aumentaron mucho los nacimientos.

Otra afirmación que incluye el informe y puede estar detrás de muchas de las rémoras sociales, económicas y de todo tipo que sufren los habitantes de algunos países: “Los más pobres no tienen prácticamente ninguna oportunidad de recibir educación terciaria en los países de ingresos bajos y medianos” (Indicador 4.5.1. de los ODS).

¿Acaso alguien se opone a que se hable de esto en la comunidad educativa? ¿Por qué? Las escuelas no deberían encerrase en sí mismas; mucho menos las de los países con ingresos altos que disfrutan de privilegios lejanos a las de los países con ingresos bajos. Son unos convenientes espejos donde mirarse. Hay que saber cómo están las de fuera; ayuda a conocerse a sí mismas. Esto de las diferencias educativas por países o regiones del mundo también debería trabajarse de forma especial en algunas materias de los currículos de secundaria y bachillerato; para nosotros es mucho más importante que buena parte de lo que mandan los currículos. Nos preguntamos si no serían estos unos buenos temas de diálogo para el profesorado que quiere transitar hacia la Educación Ambiental o para la Sostenibilidad, o que tienen en marcha ya proyectos de este tipo.

A modo de conclusión, copia textual del informe: “Existen niveles inaceptables de desigualdad en la educación entre países y entre grupos dentro de un mismo país. Es indispensable contar con datos desglosados de alta calidad para formular estrategias apropiadas que permitan reducir estas desigualdades y, en última instancia, no dejar a nadie atrás en el empeño por alcanzar el ODS 4”. Nuestra escuela, a un lado y otro del Atlántico, debe proporcionar una visión crítica del mundo, sujeto a múltiples interacciones entre ricos y pobres, presente y futuro. Los escolares de hoy, de cualquier país deberán utilizar criterios de lectura diferentes para entender el complejo y cambiante mundo que se les presenta.

Y hasta ahora solamente hemos anotado cuatro cosas de lo que en el Informe se dice con respecto al acceso a la educación, que por lo que parece todavía no es un derecho humano universal. Hay mucho más en el Informe. No dejen de leerlo detenidamente.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/01/31/educacion-de-calidad-en-el-ods-4-sus-progresos-van-por-paises-i/

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Bangladesh: Rohingya children get access to education

Bangladesh: Rohingya children get access to education

Amnesty International and other human rights organizations have been campaigning for the nearly half a million Rohingya children in Bangladesh’s refugee camps to be allowed to enjoy their right to quality education, warning of the costs of a ‘lost generation’.

“This is an important and very positive commitment by the Bangladeshi government, allowing children to access schooling and chase their dreams for the future. They have lost two academic years already and cannot afford to lose any more time outside a classroom,” said Saad Hammadi, South Asia Campaigner at Amnesty International.

“It is important that access to appropriate, accredited and quality education be extended to all children in the Cox’s Bazar area, including Rohingya refugees and the host community. The international community has a key role to play here in ensuring the Bangladesh government has the resources it needs to realize this goal.”

Up to now, the Bangladesh government had resisted calls to grant Rohingya refugee children access to education, limiting learning opportunities to a few provisional learning centres that offer playtime and early primary school lessons scattered across the refugee camps in the Cox’s Bazar district. A few children who managed to gain access to local secondary schools were expelled on the government’s instructions.

Amid fears of either being forcibly returned to Myanmar or relocated offshore to the uninhabited silt isle of Bashan Char, these children have faced an uncertain future. Many were on the verge of completing their schooling when the Myanmar military attacked their villages, forcing them to flee to Bangladesh and throwing their lives into limbo.

Bangladesh’s Foreign Secretary, Masud bin Momen, told journalists today: “The government has felt the need to keep Rohingya childrens’ hope for the future alive with extending education and skills training to them.”

Under the government’s plans, Rohingya refugee children will get school education up to the age of 14, through the provision of the Myanmar curriculum, and children older than 14 will get skills training. The schools will need adequately trained teachers who can use the Myanmar curriculum and teach in Burmese.

A pilot project led by UNICEF and the Bangladesh government will start off with the involvement of 10,000 children. The scheme will then be extended to other children, including those from the host community, who will be taught separately according to Bangladesh’s national curriculum.

The Convention on the Rights of the Child, a binding treaty which Bangladesh has ratified, makes clear that education can and should ensure the development of the child’s personality, talents, mental and physical abilities to their fullest potential while enhancing respect for human rights and preparing them for a responsible life in a free society.

“The benefits of educating children cannot be underestimated, with the positive effects rippling through their communities and broader society. They can speak up for themselves, claim their rights, and lift themselves and others out of a difficult situation. But the costs of denying children education can be severe, including leaving them vulnerable to poverty and exploitation. We welcome this significant breakthrough and look forward to the government delivering on its commitments,” said Saad Hammadi.

Amnesty International’s campaign for the right to education

  • On World Refugee Day last year, Amnesty International held an ‘art camp’ for children in the refugee camps of Cox’s Bazar. Working with a group of Bangladeshi artists, they spent two days drawing sketches depicting their aspirations for the future – some of whom wanted to become teachers, doctors, pilots and nurses. In collaboration with UNICEF, the works of art were exhibited in Dhaka and later made their way to Washington DC, London and other major world cities.
  • In August 2019, Amnesty International published a briefing, “I don’t know what my future will be”: Rohingya refugees in Bangladesh, detailing conditions in the camps, particularly for children who had not seen the inside of a class room since arriving in the camps in 2017.

We’re stronger when we stand together

Our members make change possible. They’re the people we call on whenever and wherever human rights are under attack. Join 7 million activists around the world and help us protect human rights.

Fuente de la Información: https://www.amnesty.org/en/latest/news/2020/01/bangladesh-rohingya-children-get-access-to-education/

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Colombia: Son muchos los motivos para iniciar las protestas de este año

América del Sur/ Cololombia/ 21.01.2020/ Fuente: www.cronicadelquindio.com.

“La educación es nuestro pasaporte para el futuro, porque el mañana pertenece a la gente que se prepara para el hoy”: Malcolm X.

Iniciándose el ciclo escolar de 2020 vuelven a anunciarse las marchas como la del 21 de enero, en las que los estudiantes y profesores de educación básica y las universidades van a tener protagonismo, como en las de 2018 y 2019. La ciudadanía debe tener claro los motivos de la protesta y sumarse a las manifestaciones.

Lo que pasa en Colombia genera indignación en amplios sectores sociales. ¿Acaso no amerita rechazo el asesinato de líderes sociales, defensores de derechos humanos y dirigentes sindicales? La corrupción en las instituciones del Estado es alarmante. La educación, por mucho que manejen cifras engañosas, sigue muy mal y la inversión en investigación es deprimente. 

Sumemos a lo anterior el problema de la desigualdad social, las pretensiones de privatizar a Ecopetrol, el colapso de la atención a la salud, el desempleo, el cambio climático, las chuzadas de hoy – como ayer lo hizo el DAS-, la pauperización del campo y el abandono de la producción agropecuaria, etc.  Colombia urge de cambios de verdad porque los problemas seguirán exacerbando a vastos sectores de la población.

La educación de calidad es parte de la solución

Como varios de los puntos citados están correlacionados con la educación, me limitaré a este tema, porque la formación académica —de calidad— de la niñez, la adolescencia y la juventud, es la fórmula mágica que dará solución a muchos de los problemas citados. Así lo dicen muchos estudios, hasta de premios Nobel. 

Que la educación es clave para que una sociedad conviva en armonía y que exige recursos económicos se puede expresar con dos frases: “Si usted cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”, afirmó Derek C. Bok, quien fue rector de la universidad de Harvard desde 1971 hasta 1991. Asimismo, el escritor francés Víctor Hugo (1802-1885) manifestó que “cada vez que se abre una escuela se cierra una cárcel”.

Así que, la educación como necesidad social debe ser pública, de calidad y gratuita. Este último aspecto está contemplado en el artículo 67 de nuestra Constitución: “La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social ‘con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, y a los demás bienes y valores de la cultura (…)”.

Si usted cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”

Si la educación es gratuita y obligatoria, ¿por qué hay tanto niño y adolescente en las calles y en el campo con dificultad para terminar la primaria? ¿Por qué abundan las instituciones privadas y en algunas de ellas la matrícula es costosa y estar allí un año es más caro que el semestre de una universidad privada? Retomando al paro nacional y a una de sus exigencias: educación sin costos, por qué no se preguntan: ¿Qué tan ‘saludable’ será la educación gratuita a nivel universitario? 

Como sé que lo que voy a escribir no les gusta a muchos, me arriesgo a formular que la educación superior de carácter oficial no puede plantearse que sea gratuita para todos quienes ingresen. Planteo que la universidad será ‘regalada’ para quienes económicamente no puedan acceder a ella. Además, si necesita el apoyo de su alimentación, transporte, hospedaje, vestido, textos escolares, que todo sea asumido por el sistema educativo.

Obvio que tendrá derecho a ese respaldo si se dan dos condiciones:

  1. El estudio de su situación económica lo amerita.
  2. Ha mostrado calidad académica en la primaria y bachillerato, así como durante el desarrollo del pregrado. Y para que se entere de que las cosas cuestan, hará algunas tareas en el claustro académico. Estará prohibido el ‘rebusque’ y en vacaciones sí podrá hacer actividades que le permitan unos ingresos.

El resto de los admitidos deberá pagar de acuerdo con las condiciones económicas de la familia. Así está actualmente, pero hay estudiantes que pagan la matrícula mínima, y entiendo que es la mayoría, pero a algunos les es difícil, o cubren muy poco de acuerdo con lo que podrían costear. Un sistema de matrículas así planteado, exige mucho compromiso con la universidad pública, por parte de la familia, e infortunadamente, mucha vigilancia para evitar fraudes. 

Protesta sí, pero estudio también

También hay que señalar que, bajo estas condiciones, la universidad pública gratuita solo saldría beneficiando a estudiantes con recursos medios y altos, quienes vienen de instituciones privadas, algunos con mejor preparación que aquellos que proceden de instituciones oficiales. Ellos ingresan con más facilidad y terminan el pregrado, que quienes llegan de instituciones oficiales. 

Finalmente, los establecimientos de educación básica y las universidades deberían estar abiertas, pues el conocimiento y el derecho a asimilarlo, no se deben castigar, pero igualmente, la protesta no puede detenerse en un país tan mal administrado y donde la corrupción está calculada en unos 50 billones de pesos el año, según un informe de la Contraloría General de la Nación del 2018. Impedir ese atraco a las necesidades de la población, son “algunas de las cosas que podría hacer el Esmad”, si de verdad están para defender la sociedad, como alegremente lo dice el gobierno.  

Fuente de la noticia: https://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-son-muchos-los-motivos-para-iniciar-las-protestas-de-este-ano-nota-135978

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