Page 2 of 23
1 2 3 4 23

La educación emocional, a debate: ¿debe la escuela priorizarla sobre los conocimientos?

Por: Marta Aguirre Gomez Corta

  • Los expertos aseguran que una buena educación emocional puede contribuir a mejorar el clima escolar, el bienestar de los alumnos y, por ende, su capacidad de concentración, pero, ¿tiene la escuela que priorizar la educación emocional sobre los conocimientos?

  • Los contenidos de educación emocional se imparten de manera transversal en todas las materias del currículo de infantil a secundaria

  • Gregorio Luri: “No se puede dar buena educación emocional a personas que tienen un vocabulario básico de 600 palabras”

Como las matemáticas, la lengua o las ciencias sociales, también la inteligencia emocional se aprende, según muchos. A tener empatía, resiliencia o gestionar las emociones. Lo cierto es que no hay una asignatura específica de educación emocional en sí. Se imparte de manera transversal en todas las materias. En los reales decretos de la Lomloe de cada nivel escolar aparecen las competencias que tienen que adquirir los alumnos al acabar su ciclo, ya sea infantil, primaria o secundaria, pero, en la práctica, depende mucho del centro e, incluso, de cada profesor de cómo aborde esta parte del currículo.

Los expertos aseguran que una buena educación emocional puede contribuir a mejorar el clima escolar, el bienestar de los alumnos y, por ende, su capacidad de concentración, pero, ¿tiene la escuela que priorizar la educación emocional sobre los conocimientos? Y, sobre todo, ¿cómo debe enseñarse?

La fundación británica Education Endowment Foundation, que recoge todos los artículos sobre educación que presentan evidencias rigurosas de cada una de las medidas educativas que se llevan a cabo, concluye que la educación emocional tiene un efecto positivo sobre el estado emocional de los alumnos, pero también sobre su aprendizaje.

Con todo, incide en la necesidad de evaluar este tipo de educación, ya que no todos los programas educativos novedosos tienen resultados positivos. “Los enfoques de aprendizaje social y emocional tienen un impacto positivo, en promedio, de cuatro meses de progreso adicional en los resultados académicos en el transcurso de un año académico. Este hallazgo, sin embargo, tiene muy poca seguridad, por lo que las escuelas deben ser especialmente cuidadosas para monitorear la eficacia de los enfoques de educación emocional en sus entornos”, señala el informe de esta fundación ‘Aprendizaje social y emocional. Impacto moderado a muy bajo costo basado en evidencia muy limitada’.

“No todos los programas educativos tienen el mismo impacto, por lo que hay que evaluarlos. Puede darse que estés quitando tiempo a clases más académicas sin que se dé ese efecto positivo de educar emocionalmente”,explica el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos Ismael Sanz. “Y esto a quien más perjudica es a los alumnos más desfavorecidos, porque lo que estos estudiantes no aprenden en clase, no lo adquieren tampoco en su entorno. Por lo tanto, si estos programas de educación emocional no tienen un efecto positivo, pueden resultar más perjudiciales que otra cosa”, señala Sanz.

Menos arrestos en las escuelas

Un artículo de American Economic Association sobre una investigación a cerca de la educación socioemocional impartida en las escuelas públicas de Chicago (Estados Unidos) concluye que esta contribuye en el noveno grado (alumnos de 14 a 15 años) a reducir los arrestos en las escuelas, a aumentar la finalización de la educación secundaria y la asistencia a la Universidad. También en este trabajo se demuestra cómo una buena educación emocional puede tener mayores efectos positivos entre el alumnado más desfavorecido. Pero cuando no es buena, los que más lo sufren también son estos estudiantes.

En España, en los últimos años, ha habido un esfuerzo por dar mayor cabida a la educación emocional en las aulas. Bien en tutorías o por parte de los departamentos de orientación. El debate sobre estos contenidos va más allá y cuestiona si los jóvenes deben ser, sobre todo, felices cuando van a los colegios. “Pero ser feliz no es incompatible con aprender. ¿Desde cuándo saber hacer integrales o derivadas te hace infeliz?”, se pregunta Sanz. “Esa dicotomía de eres feliz o aprendes no la comparto. Se habla mucho de Corea y Japón, donde los alumnos sacan muy buenos resultados a base de muchas dificultades y sufrimiento, que no compensa, pero se habla poco en cambio de países como Holanda, donde sus estudiantes sacan uno de los mejores resultados de PISA y donde sus jóvenes son más felices que en España. Holanda demuestra cómo no es incompatible tener buenos resultados académicos en matemáticas y ciencia y estar satisfecho con tu vida”.

«Estabulación emocional»

El filósofo, pedagogo y ensayista Gregorio Luri da una vuelta de tuerca más al asunto. “No se puede dar buena educación emocional a personas que tienen un vocabulario básico de 600 palabras”, defiende. “Porque lo único que hacemos, en todo caso, es algo que me da pánico que es lo que yo llamo la estabulación emocional. Las emociones son ricas, son variadas y están llenas de tonalidades. Y, si de verdad quisiéramos educación emocional con todo lo que tiene, lo que haríamos sería hablar menos de educación emocional y leer más a los grandes novelistas rusos. Ahí te encuentras los perfiles del alma”.

Y añade: “No vale hablar de cuatro o cinco emociones, lo que importa son las tonalidades específicas de mis emociones, y para poder nombrar esas tonalidades necesito vocabulario. Y dialogar conmigo mismo sobre ellas, y para eso necesito saber razonar. Y si no tienes lenguaje, no sabes razonar ni pensar. El 20% de nuestros adolescentes terminan la ESO con problemas serios para entender un texto mínimamente complejo. Así que menos educación emocional y más enseñar a leer”.

Luri asegura, además, que renunciar a los contenidos a cambio de emociones es “engañar vilmente a la gente”. “El conocimiento riguroso también es educador emocional. El aceptar que hay verdades compartidas y que la razón es común es un buen antídoto contra el narcisismo de defender mi opinión porque es mía. El conocimiento riguroso nos proporciona experiencias de orden y, por lo tanto, creo en el poder educador del conocimiento”, sostiene.

Luri, autor de ‘En busca del tiempo en el que vivimos. Fragmentos del hombre moderno’ (Deusto), insiste en que hay “una inflación creciente del yo”. “Porque las emociones son mis emociones, son mis sentimientos, es mi manera de ver, es mi manera de entenderme, es mi manera de sentir… frente a esta inflación del yo, el aceptar que las matemáticas nos ofrecen verdades que no son construidas, sino que son eternas, y que se adquieren con un lenguaje que es común y cuya resolución es compartida me parece un antídoto fenomenal”, señala.

https://www.niusdiario.es/sociedad/educacion/20230419/educacion-emocional-debate-escuela-priorizarla-sobre-conocimientos-expertos-gregorio-luri-ismael-sanz_18_09289645.html

Comparte este contenido:

Los adultos, modelos de los niños: ¿quién dijo que todo está perdido?

Por Lic. en Psicología Luz Farto

La educación empieza por la casa. Las personas más cercanas al niño son las responsables de su cuidado y educación.

Comparte este contenido:

España activistas de la salud mental: «No hay educación emocional en la escuela»

Falta educación emocional en las escuelas. «Enseñan a hacer raíces cuadradas. pero no a hablar de las emociones, a ponerle nombre a eso que sentimos». Es el testimonio de dos activistas de la salud mental que han participado esta tarde en ‘Parlem de depressió’, el primer gran encuentro de salud mental después de la pandemia que ha reunido a personas que han sufrido una depresión, a entidades y personalidades políticas, como la concejala de Salut, Envelliment i Cures del Ayuntamiento de Barcelona, Gemma Tarafa, o la directora del Pacte Nacional de Salut Mental, Magda Casamitjana. El debate ha estado conducido por el periodista de EL PERIÓDICO Fidel Masreal.

«A mí en la escuela me han enseñado a resolverproblemas de matemáticas pero, cuando llegué a la psicóloga y me preguntó qué sentía, no supe qué responder», ha explicado Noa, una joven que superó una depresión. Para ella «saber de historia» es tan importante como «saber gestionar un ataque de ansiedad o un momento de nervios». Ha dicho lo mismo Carmen, una mujer que ha pasado cuatro depresiones y que ahora es activista. «Es tan importante, cuando no estás bien, ser valiente y decir: ‘No estoy bien’… Pero hay un gran estigma de la sociedad», ha opinado.

En este sentido, Casamitjana ha reconocido la falta de recursos y que los centros de salud mental infanto-juveniles (CSMIJ) difícilmente pueden ayudar a las escuelas porque las listas de espera son «tremendas».

Por su parte, Tarafa ha destacado que hablar de la depresión es algo «clave», y no solo con expertos, sino también con personas que la hayan sufrido o la sufran. La concejala del ayuntamiento ha recordado que, en los últimos tres años, la depresión y la ansiedad han aumentado un 27% en la Unión Europea (UE). «La salud mental tiene un sesgo de clase y género. Las mujeres tienen 10 puntos más de riesgo que los hombres», ha puntualizado.

Peor en las últimas décadas

Según el director de Salut Mental i Adiccions del Institut d’Assistència Sanitària, Claudi Camps, la pandemia ha puesto «en evidencia» la «vulnerabilidad» de la sociedad, sobre todo en las últimas décadas. «Vivimos en continuos cambios, pero somos analfabetos emocionales», ha dicho Camps, quien ha subrayado que lo más importante, en el fondo, son los «vínculos sociales».

La directora de Salut Mental Catalunya, Marta Poll, ha señalado que el empeoramiento de la salud mental de la población general tiene que ver con los «estilos de vida». «En 2015 ya comenzamos a poner sobre la mesa que este estilo de vida los jóvenes no lo aguantaban, que estaban comenzando a aparecer problemáticas de carácter emocional», ha dicho Poll. Por eso ha pedido «generar espacios» en los que hablar de estas problemáticas. En este sentido, la pandemia «ha ayudado» a que se hable de otra manera.

Poll también ha llamado a dejar de poner el foco de la salud mental únicamente en la sanidad. «Es verdad que faltan psicólogos y psiquiatras, pero falta hacer otras cosas. Falta poner el foco en la dimensión social y comunitaria», ha valorado.

Más presencia en los medios

Otra de las entidades que ha estado presente en el encuentro es Obertament Catalunya, que ha constado una «mejora» en los últimos años del tratamiento de la salud mental por parte de los medios de comunicación. «Hay más interés y comienzan a entender que hay que dar voz a la persona con experiencia propia», ha dicho Ariadna Rogero, de Obertament Catalunya.

La vicepresidenta del Consell Nacional de la Joventut de Catalunya, Júlia Rossana, ha lamentado el «estigma» y la «criminalización» que recae en los jóvenes cuando se habla de ellos, también cuando se analizan sus problemas de salud mental. «El 80% de los titulares cuando se habla de los jóvenes son negativos», ha apuntado. La precariedad que sufre este colectivo no facilita las cosas, pero, ha asegurado Rossana, los jóvenes también quieren participar en debates de salud mental y de vivienda, por ejemplo. «Queremos participar, pero se nos debe creer, queremos ser escuchados», ha remachado.

https://www.elperiodico.com/es/sanidad/20221213/salud-mental-educacion-emocional-escuelas-79917445

Comparte este contenido:

Argentina: Qué es la Educación Emocional y por qué buscan impulsarla en las aulas santafesinas

educacion emocionalJuan Ignacio Maggioni y Analía Romero explicaron en qué consisten los proyectos de ley redactados por el psicólogo sanjuanino Lucas Malaisi. Foto: Luis Cetraro


Comparte este contenido:

La influencia del capitalismo en la educación emocional

Por: Irvin Rodolfo Tapia Bernabé

 

«La educación debería promover un pensamiento más consciente y con la capacidad de analizar críticamente los fenómenos sistémicos que influyen en él; en lugar de someterse al cambio impuesto por una economía capitalista.»

En las últimas décadas la educación emocional ha representado la panacea de los sistemas educativos, en la formación de ciudadanos para una sociedad cada día más compleja. Sin embargo, a pesar de promoverse en la mayoría de las escuelas de los países desarrollados, la salud mental de la población mundial parece empeorar ante los efectos de una economía capitalista. Ante este fenómeno resulta importante replantear la epistemología de la educación emocional para mejorar la calidad de la salud mental.

El interés por desarrollar la inteligencia emocional en las personas surge con las investigaciones del psicólogo David Goleman, quien experimentó con niños de tres y cinco años, al ofrecer comer un malvavisco a cada uno, pero con la condición de recibir dos malvaviscos en caso de esperar cinco minutos. Después de buscar a cada individuo en su edad adolescente, Goleman identificó que aquellos niños que habían esperado cinco minutos para obtener dos golosinas tenían mayores expectativas de éxito en la vida. A partir de este descubrimiento se identificaron una serie de habilidades no cognitivas que, a partir de su reconocimiento y gestión en las personas, estás generan efectos positivos en la vida social y laboral.

El resultado de educar a personas con habilidades emocionales beneficia, sin lugar a duda, a las grandes empresas, ya que les permite contar con personas más resilientes a los cambios impredecibles de un mundo globalizado. Sin embargo, el efecto en lo individual podría no ser el esperado. De acuerdo con el Psicólogo James Davies, el capitalismo moderno ha generado una crisis de salud mental. En su libro «Sedados», Davies asegura que el consumo de medicamentos psiquiátricos en Reino Unido se ha incrementado desproporcionadamente (500%) desde la década de los 80’s; no por razones biológicas, si no por las dolorosas consecuencias de las dificultades vitales como rupturas familiares, baja autoestima, problemas en el trabajo e infelicidad de relaciones en pareja. Frente a este tipo de problemas, a las personas se le pide resistir el dolor a pesar de que esto los coloque al borde del colapso psicológico.

Ante esta epidemia de salud mental, Davies, asegura que el problema de salud mental en la sociedad se ha tratado de manera errónea, ya que se ha puesto como foco del problema al individuo y no a los efectos sistémicos promovidos por una economía capitalista; tal como lo define, la Organización Mundial de la Salud (OMS), «una persona mentalmente saludable es aquella que puede afrontar de forma resiliente las tensiones de la vida y trabajar de forma productiva y fructífera». No olvidemos al Psicólogo Viktor Frankl, precursor de la resiliencia, quién la definió como «la capacidad para transformar el dolor en fuerza motora para salir fortalecido». Pero, estas nuevas espiritualidades resilientes nos invitan a aceptar el dolor, pero no a cuestionar su origen.

En este contexto es importante analizar el papel que ha tenido la escuela en la promoción del desarrollo de las habilidades socioemocionales. Al respecto, es importante recordar el pensamiento de Carlos Marx, quien manifestó que, desde el surgimiento de la escuela formal, esta ha contribuido con la capitalización del ser humano, bajo la influencia del sistema económico capitalista. Es decir, la escuela ha sido la principal formadora de personas para atender las necesidades cambiantes de capital humano requeridas por los sectores productivos; en un principio, formando personas técnicamente hábiles; posteriormente, con capacidad cognitivas superiores; y en la actualidad, personas inteligentes social y emocionalmente.

La anterior afirmación, la podemos observar en las políticas educativas promovidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), quien en su informe «Más allá del aprendizaje académico» realizado en el año 2021, establece que el desarrollo socioemocional en los individuos, trae consigo beneficios tan importantes como el desarrollo cognitivo y académico; permitiendo impulsar la adaptabilidad, ingenio, respeto, trabajo colaborativo, responsabilidad, etcétera, habilidades imprescindibles para el mundo laboral.

Así mismo, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), ha considerado que las brechas entre formación y las demandas del mercado laboral se debe, en parte, a la falta de formación en habilidades socioemocionales; concluyendo, que el conocimiento técnico y las habilidades cognitivas avanzadas ya no son suficientes para ser competitivo en el mercado laboral actual. De hecho, un estudio del Instituto de Investigación Capgemini realizado en el 2019, demuestra que la demanda de la inteligencia emocional, la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de relaciones, aumentará seis veces en los próximos tres a cinco años, debido a la incorporación de la inteligencia artificial y la automatización de los procesos productivos. Ante este planteamiento que realiza una de las organizaciones más importantes que regulan la política educativa mundial e instituciones internacionales de inversión en capital humano, demuestran que la ganancia de la incorporación de las habilidades socioemocionales en las escuelas atiende mayormente a un interés político-económico, dada la creciente exigencia del mercado laboral.

Con la anterior premisa, podemos decir que, durante muchos años la escuela, ha promovido que los individuos sean tratados como pequeñas empresas, de las que hay que extraer todo el rédito posible en cualquier ámbito de la vida, desde las relaciones interpersonales hasta el ámbito laboral. De manera contraria, se le ha restado relevancia a la Filosofía, área del conocimiento que busca respuestas racionales de los principios que rigen al ser humano y la sociedad, aportándole a las personas herramientas cognitivas para reflexionar y analizar de manera objetiva el mundo que le rodea.

En síntesis, la educación social y emocional ha puesto al individuo como punto central del problema; generando consigo una cultura de resiliencia ante las exigencias del mundo laboral. La resiliencia carga al individuo con la culpa y es él quien debe cambiar su visión del mundo y reinterpretar sus sufrimientos para ser adaptativo y funcional. En este sentido, la educación debería promover un pensamiento más consciente y con la capacidad de analizar críticamente los fenómenos sistémicos que influyen en él; en lugar de someterse al cambio impuesto por una economía capitalista.

Bibliografía

https://ethic.es/2022/09/dejenme-vivir-en-mi-zona-de-confort/https://www.caf.com/es/conocimiento/visiones/2019/04/habilidades-socioemocionales-y-mercado-laboral-sinergia-necesaria/https://www.educaweb.com/noticia/2013/12/02/capitalismo-cognitivo-capitalismo-cognitivo-emocional-7934/https://www.oecd-ilibrary.org/education/beyond-academic-learning_92a11084-enhttps://www.who.int/es/news/item/03-06-2022-why-mental-health-is-a-priority-for-action-on-climate-change#:~:text=La%20OMS%20define%20la%20salud,aportar%20algo%20a%20su%20comunidad%C2%BB.https://ethic.es/2022/04/contra-la-resiliencia-a-favor-de-la-lucidez/https://www.google.com/amp/s/www.capgemini.com/mx-es/news/inteligencia-emocional/amp/

Fuente de la información: https://profelandia.com

Comparte este contenido:

Educación emocional o la conversión de los sujetos en ‘empresas de sí’

Por: Teresa García Gómez

Las prácticas mayoritarias que se están incorporando cada vez más en las aulas: cursos de educación emocional, de inteligencia emocional, coachingmindfulness, autoayuda, etc., contribuyen, de hecho, a una mayor psicologización de los problemas educativos y a su individualización, encubriendo las desigualdades y buscando soluciones individuales ante problemas que son contextuales y estructurales y obviando el papel que tiene en ellos la cultura escolar.

Las políticas educativas (leyes, planes de formación del profesorado, etc.) incorporaron hace ya algunos años la “gestión emocional” como principio pedagógico. Las emociones, como si de una empresa se tratara, se dirigen, se organizan, se manejan, se administran, se orientan y con las que se realizan las diligencias oportunas para el logro de un proyecto. Este proyecto es el bienestar propio para el logro de la felicidad. Así nos lo hacen ver las propuestas y las prácticas mayoritarias que se están incorporando cada vez más en las aulas de los diferentes niveles educativos: cursos de educación emocional, de inteligencia emocional, coachingmindfulness, autoayuda, etc. y que están siendo muy bien acogidas tanto por el alumnado como por el profesorado y por quienes se ven implicados indirectamente en ellas, como las familias y la comunidad educativa. Esta buena acogida, en gran parte, se debe: a) al empleo de un lenguaje fácilmente comprensible y de un discurso que apela al sentido común —quién no desea el bienestar de las personas o quién duda de que las técnicas de concentración y relajación ayudan a centrarse en la tarea en una sociedad acelerada y sobre-estimulada—; b) a la introducción de actividades y juegos divertidos que rompen con la rutina del trabajo escolar y relajan el clima de las aulas; y c) al ofrecimiento de una serie de técnicas que se convierten en recetas fácilmente aplicables. Son prácticas amables que parten de la idea de que el bienestar propio está en el interior de cada persona, por ello invitan a mirarse, escucharse, sentirse, indagarse y encontrarse para conocer el verdadero yo, puesto que lograr el bienestar propio es una cuestión individual, depende de uno mismo, de nuestra actitud y voluntad.

Dichas prácticas proporcionan una serie de herramientas para gestionar y controlar las emociones, clasificándolas y considerándolas en sí mismas como positivas y negativas no para atender a los hechos que las provocan y analizarlos críticamente en los contextos en los que se producen, sino para potenciar las primeras y evitar las segundas, que en el caso de no conseguirlo se diagnosticará con algún trastorno y, por tanto, tratable. Hecho que explicaría el aumento de síndromes y el número de personas diagnosticadas con alguno de ellos en estos últimos años.

Por otra parte, el conjunto de prácticas que vienen realizándose en educación emocional, inteligencia emocional, coaching y mindfulness van dirigidas al autocontrol, a la autorregulación, al autoconocimiento, al autodescubrimiento, a la autodeterminación, a la autosuficiencia, al autocultivo, a la autoconciencia y a la autorresponsabilización para el logro de los deseos y objetivos propios, convirtiendo al sujeto en empresa de sí, él es su propio proyecto, invirtiendo tiempo y esfuerzo en el desarrollo de una serie de habilidades, a través del entrenamiento constante, que formarán el capital humano para el futuro desempeño laboral. Es el entrenamiento en la institución educativa del gobierno de sí, del autogobierno, ajustando así, voluntariamente, la conducta y las expectativas a las prácticas y demandas de esta y en un futuro a las del mercado laboral sin que sea necesaria la imposición o la coacción. Es la formación de la subjetividad neoliberal, alimentando el yo, que está íntimamente ligada a la competencia del espíritu emprendedor. Es aprender a ser, un ser sujeto neoliberal o neosujeto, como lo denominan Laval y Dardot en su libro La nueva razón del mundo.

Colocan al sujeto como responsable de su estado y éxito académico, y, por ello, la mirada y la acción siempre recaen sobre él, obviando los contextos escolar, familiar, socioeconómico, político y cultural.

Prácticas que, además y como consecuencia de todo lo anterior, tal y como declaran sus defensores, tienen también como finalidad resolver problemas en el aula, previniendo o tratando estados de ansiedad, depresión y estrés, etc., y mejorar el aprendizaje y el rendimiento académico. Estos objetivos evidencian la idea de la que parten: dichos estados y el éxito escolar se deben a factores psicológicos e individuales. De ahí que coloquen al sujeto como responsable de los mismos, y, por ello, la mirada y la acción siempre recaen sobre él, obviando los contextos escolar, familiar, socioeconómico, político y cultural; en definitiva, desconsiderando las condiciones materiales de existencia de los individuos. Sirva de ejemplo las declaraciones, recogidas en un vídeo, que alumnado y profesorado de educación secundaria realizan para promocionar los supuestos beneficios del mindfulness en el aula en una conferencia dirigida a futuros y futuras docentes. Una profesora manifiesta que es muy estresante trabajar con treinta estudiantes en una clase con la competitividad que existe entre ellos y la ansiedad y el estrés que les genera los exámenes. Por otro lado, una alumna expresa haber sentido tristeza, mucha presión y estrés por las calificaciones al depender de estas su futuro. Ante los síntomas que se manifiestan en el sujeto, donde claramente la causa está en los requerimientos de las políticas educativas, en las prácticas realizadas en los centros escolares, en las expectativas familiares, etc., se recurre a la enseñanza de una serie de técnicas para la gestión del mundo afectivo y emocional con el objeto de que cada uno florezca y crezca para una mayor eficacia y rendimiento. Solo es cuestión de ejercitar una serie de habilidades para el bienestar propio, que cada persona trabaje “su interior”, sin un cuestionamiento de las circunstancias y situaciones que están produciendo dichos síntomas, como es un sistema de evaluación segregador y competitivo no centrado en la valoración de los aprendizajes sino más en la clasificación, diferenciación y jerarquización del alumnado, o para el establecimiento de rankings, o un currículum sobrecargado de contenidos que se tienen que memorizar. Y si el propio bienestar no se consigue, la responsabilidad siempre será del sujeto, pues es este quien no está gestionado bien sus sentimientos y emociones o no ha ejercitado lo suficiente ni de manera continuada; entrenamiento que, por otra parte, nunca tendrá fin porque no actúa sobre el origen de los problemas, los cuales son estructurales y no personales.

Estas acciones están contribuyendo a una mayor psicologización de los problemas educativos y a una individualización de estos, encubriendo las desigualdades y promoviendo el conformismo y la adaptación de los sujetos a las circunstancias y situaciones, buscando soluciones individuales ante problemas que son contextuales y estructurales y obviando el papel que tiene en ellos la cultura escolar.

La expansión de esta psicología para la gestión emocional en los contextos educativos tiene otras consecuencias. Entre ellas, genera una falsa conciencia al dirigir la mirada al interior ante los distintos problemas, al yo, y los problemas educativos no son de carácter psicológico, sino políticos, socioeconómicos y pedagógicos, tales como el escaso presupuesto destinado a la educación pública; la condiciones laborales del profesorado; el currículum academicista; las prácticas organizativas y de enseñanza excluyentes y reproductoras de las desigualdades sociales en relación a los géneros, la clase social y la cultura; etc.

Asimismo, refuerza y mantiene la separación de lo emocional y lo intelectual, la falsa idea de que sentimos con el corazón y pensamos con la cabeza, de ahí que prioricen las emociones. Estas en sí mismas no permitirán al alumnado entender las problemáticas de nuestro tiempo y a las que se deben enfrentar y cómo les afecta según el grupo social de origen al que pertenece si no se realizan procesos de reflexión y análisis que nos conduzcan a comprender y a buscar los modos de cómo las instituciones escolares deben abordarlas en el desarrollo de un trabajo educativo y no psicológico.

Por otra parte, implica que las instituciones educativas renuncien al desarrollo de una verdadera función educativa, una educación crítica, al apostar por una educación terapéutica y abandonar el campo de la pedagogía y de la didáctica para dar más espacio a este tipo de psicología en la educación, lo que implica renunciar a un proyecto común, no solo de escuela sino como sociedad.

Es necesario salir de uno mismo para comprender el malestar docente y el malestar del alumnado y actuar sobre las causas que los originan. Solo así se podrá contribuir a los cambios que se necesitan emprender en lo propios contextos escolares para que sus prácticas favorezcan a la democracia y a la justicia, haciendo efectivo el derecho real a la educación, no solo como acceso a las instituciones formativas sino en los mismos procesos de enseñanza-aprendizaje que en ellas se desarrollan, garantizando la equidad educativa.

Fuente de la información e imagen:  https://eldiariodelaeducacion.com

Comparte este contenido:

España: Educación reforzará la lucha contra el ciberacoso ante el aumento de casos

Europa/España/03-06-2022/Autora: OLGA ESTEBAN/Fuente: www.elcomercio.es

Ha evitado la consejera de Educación dar datos, aunque sí ha admitido que «el acoso está presente en nuestros centros educativos». No solo eso, sino que desde 2018 hubo un «aumento exponencial, luego bajó y este curso ha habido otro ligero aumento».

Las últimas cifras oficiales que se tienen son las del curso 2017-18, con 129 denuncias pero 85 expedientes abiertos y solo 6 casos reconocidos. Y las del curso 2018-19, con 179 denuncias y 20 casos admitidos. Porque Lydia Espina explicó que «siete de cada diez denuncias no pueden llegar a considerarse acoso», ya que no cumplen con las características propias de lo que está considerado como acoso, como la intencionalidad, la repetición. Aún así, «son situaciones indeseables que debemos evitar». Ha hablado la consejera de amenazas físicas y verbaleshumillaciones y cibercaso, entre otros.

Y es este último el tema en el que la consejería va a hacer un mayor esfuerzo, ya que en una de cada diez denuncias se menciona esta circusntancia, que hasta hace unos pocos años era «anecdótica». Por eso, ha anunciado Lydia Espina, la consejería va a actualizar el protocolo de prevención y actuación contra el acoso escolar y va a ofrecer formación a los docentes sobre este tema.

La consejera ha explicado estas cuestiones en la Junta General del Principado en respuesta a una pregunta planteada por la diputada de IU, Ángela Vallina, que considera que habría que estudiar la relación «entre el aumento de casos de acoso escolar y el de problemas de salud mental entre los jóvenes».

Por otro lado, Espina ha aunciado que en el próximo curso se van a aumentar las Aulas Abiertas o Aulas TEA. En estos momentos hay 16 aulas de este tipo en centros ordianrios, a las que acuden niños y niñas con Trastorno de Espectro Autista. Ha sido la diputada del PP Gloria García la que ha llevado el tema a la Junta, lamentando que las cifras no son suficientes. Ahora hay 80 alumnos en las Aulas Abiertas, con 32 docentes, especialistas en Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje. La idea para el próximo curso es abrir al menos cinco aulas más, para 25 niños y con 10 docentes. Se estudia sumar otras dos más.

Finalmente, el diputado de Foro Adrián Pumares ha pedido a la consejera que ponga en marcha un Plan de Educación Emocional y Bienestar, un ámbito en el que, aseguró, «existen grandes lagunas», especialmente después de la pandemia. Lydia Espina ha asgurado que el bienestar emocional del alumnado «es una prioridad» y que la nueva ley educativa le concede mucha importancia.

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/asturias/educacion-reforzara-lucha-ciberacoso-aumento-casos-20220531124702-nt.html

Comparte este contenido:
Page 2 of 23
1 2 3 4 23