Educación Vs. formación

01 de marzo de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

Cuando se piensa en formación, los horizontes y las exigencias son muy diferentes de lo que se piensa en la educación escolarizante

No hace falta un cúmulo de investigaciones y estudios para saber que el sistema  de educación actual es un fracaso en todo sentido. Las evidencias que se suelen apreciar todos los días, muestran un sistema cansado y agotado que ya no produce los efectos que todos esperan con gran ilusión. La muerte de un niño por causa de los golpes de sus compañeros de colegio fue la gota que derramo el vaso. Ya es el signo más evidente de la enfermedad del sistema. De ahí para abajo los signos y evidencia en muchas de las escuelas, colegios, universidades  y comunidades, es de tal magnitud que seguir tapando el sol con un dedo, es simplemente la mayor de las demencias.

Pensando en formación

Muchas de las cosas del pasado aun son válidas, no se puede negar, pero afirmar que ese sistema educativo, basado en inercias y prácticas obsoletas con agentes formados en otro siglo que ya no existe, pueda hacer algo por las nuevas generaciones y lo peor de todo, legalizar y fortalecer tales enfoques y prácticas por medio de legislaciones coyunturales, y presiones sindicales, es del todo un despropósito que a todas luces ha puesto a la Nación en un grave peligro de inestabilidad  y de inseguridad creciente.

Ante este oscuro y bien deprimente panorama educativo, es preciso que las nuevas generaciones de docentes  y agentes educativos inteligentes, puedan convertirse en NUEVOS maestros formadores y que las acciones pertinentes de reflexión y acción, logren cambiar realmente las viejas estructuras educativas por otras, las formativas, que correspondan a las dinámicas del presente y del futuro.

Una de las oportunidades que se presentan en este horizonte cambiante, tiene que ver con la idea de estructurar la educación por ciclos (mal denominada, pues corresponde mas a un sistema en espiral que de ciclos), en donde si bien es cierto se hace referencia a una serie de cambios, el criterio mas importante es concebirla como un proceso. CICLO ES PROCESO.

La categoría que debe subyacer a este nuevo enfoque es el de OPORTUNIDAD EDUCATIVA, entendida esta como proceso formativo, en donde se logra evidentemente y con claridad, éxito real de logro de habilidades que aseguran y garantizan la secuencia de posibilidades formativas y que  su finalidad es la categoría axiológica de la  AUTONOMIA.

Cuando se piensa en formación, los horizontes y las exigencias son muy diferentes de lo que se piensa en la educación escolarizante. Así mismo son muy distintos conceptos tales como: aprendizaje, ciencia, conocimiento, pues para el futuro los conceptos que se necesitan son: ciencia modo dos, personalización, evaluación, habilidad, competencia etc… todo cambia cuando el contexto es otro y en este caso el contexto es el futuro  y el tipo de generación de niños y jóvenes.[1]

La posibilidad de un proceso de formación estructurado en ciclos ( que supera la concepción” vulgar” de la educación organizada en ciclos) transforma, no solo el concepto mismo de conocimiento, sino la manera de abordarlo, aprenderlo y sobre todo de convertirlo en algo útil. Se trata de entender la secuencia de  pasar del dato, a la información, al conocimiento y al saber. Pasar de las viejas concepciones de aulas, en donde el tiempo escolar es transformado en tiempo formativo y en donde de profesor se pasa a maestro formador. Es una transformación total y esto se puede lograr cuando se supera el viejo paradigma de la educación escolarizante por  el paradigma formativo.

Entre uno y otro existen una serie de consecuencias muy importantes que hacen ver este enfoque, el de la educación estructurada en ciclos, como una de las mejores alternativas, que sin ser la mas revolucionaria o de punta, si representa un paso interesante hacia la  transformación paradigmática.

Este nuevo enfoque, que para Bogotá es ya una política, necesita de entrada, una transformación de actitud en el antiguo docente para aprender  y pensar  y actuar de otra manera  muy  diferente. Sin este componente básico, no es posible que este enfoque se consolide. Son varias las exigencias que resultan  y son muchos los conocimientos de otro tipo, que se necesitan para abordar una política de tal magnitud. No es imposible, pero si es preciso que esto ocurra. De ahí la necesidad de que los  viejos profesores y docentes, entren en un serio y continuado proceso de formación, para que lleguen  a ser maestros formadores y para ello es preciso que vivan y experimenten los mismos procesos que van a desarrollar con sus futuros estudiantes a los cuales educan hoy  de manera tradicional.

El futuro de las transformaciones en educación esta pues, ceñida al cambio de paradigma que se centra ahora en la supracategoría FORMACIÓN, que necesariamente obliga a  los actuales profesores y demás agentes educativos a transformar sus creencias, sus visiones, sus conocimientos y obviamente sus actitudes y formas de hacer y ser profesional de futuro. Pero, y aquí viene lo complicado de este tipo de avances, la necesidad de contar con una legislación inteligente generada por funcionarios inteligentes y también con visión de futuro. Es mi concepto, y así lo puede afirmar la historia, si la educación no ha dado el salto hacia su pertinencia con visión de futuro, ha sido por el  tipo de legislación que se ha producido en cada coyuntura y en la forma como se han formado los docentes y profesores en las viejas y caducas facultades de educación.

[1] Hoy la generación Z, es la que existe y se contrasta o se enfrenta con generaciones anteriores ya bastantes caducas.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/educacion-vs-formacion

Comparte este contenido: