Educación ética y ciudadanía crítica

Por: Leonardo Díaz

La educación ética no puede ser suplantada por una instrucción confesional, cuya naturaleza es dogmática, jerárquica y excluyente.

 

Algunos problemas acuciantes de la sociedad dominicana, como el de las tres causales, la hipercorrupción o las distintas expresiones de la violencia subrayan la necesidad del debate ético en nuestro espacio público.

Este debate se hace difícil si no existe una cultura de la discusión democrática. Ella permite el cuestionamiento de los principios filosóficos, religiosos y morales que han orientado la sociedad y reorientarla en función de las nuevas sensibilidades.

¿Cómo puede prosperar el debate ético sabiendo que las concepciones sobre el bien y el mal son diversas y, en muchos casos, incompatibles?

Se requiere una actitud de apertura y disposición para encontrar unos principios éticos que sirvan de base a la convivencia común. Como señala la filósofa Amelia Valcácer (entrevista en Ethic, 29-7-2021), la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 es un claro ejemplo de como un debate racional puede generar principios rectores para la construcción de una sociedad democrática moderna.

En la sociedad dominicana todavía no hemos asumido la disposición a realizar este debate sobre temas éticos cruciales, porque la discusión parte de verdades establecidas incuestionables.

Un auténtico debate ético presupone la existencia de una ciudadanía crítica para poder participar con discernimiento y claridad en el análisis de los problemas. Al mismo tiempo, implica responsabilidad, porque el ciudadano de una sociedad democrática moderna es un sujeto que no solo disfruta de derechos, sino que también tiene unos deberes con respecto al resto de sus conciudadanos.

Una de las funciones más importantes de un sistema educativo es fomentar ese debate y la construcción de una ciudadanía crítica desde la educación ética. Por su naturaleza, esta formación es escéptica, secular y dialógica. Por ello, la educación ética no puede ser suplantada por una instrucción confesional, cuya naturaleza es dogmática, jerárquica y excluyente.

Si seguimos postergando este problema, las futuras discusiones morales adquirirán un marcado matiz de confrontaciones sociales radicalizadas en vez de debates democráticos con vistas al bien común.

Fuente de la información: Acento

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Opinión: La necesidad patente de la educación política

Por: Sofía García Bullé

La educación media superior no cuenta con un capítulo de transición entre la educación cívica de los niveles básicos y una formación profesional en ciencias políticas.

En artículos anteriores hemos hablado sobre el derecho básico de una educación cívica que ayude a entender cómo funciona el gobierno bajo el cual vivimos. Pero el presente año ha presentado nuevas situaciones que señalan un área de oportunidad en términos de educación para el ejercicio de la democracia. Las elecciones en Estados Unidos fueron un proceso extenuante para los ciudadanos de uno de los países más poderosos del mundo. El resto del planeta también estuvo atento de los resultados de uno de los procesos electorales más críticos en la historia estadounidense.

Tomando en cuenta lo dramático que fue el evento y su seguimiento, es importante puntualizar que en este caso, y muchos otros a nivel mundial, los aspectos sociales de los votantes influyeron igual o más que sus inclinaciones políticas. La conversación pública en torno al voto americano no se centraba en cuestiones como querer un gobierno de izquierda o de derecha, querer un paquete fiscal de impuestos, o un plan de educación específico o de salud. En Estados Unidos la gente votó con base en su postura de un plan económico frente a la presente crisis, si creían o no en la necesidad de un movimiento como Black Lives Matter, si estaban de acuerdo con la libertad de derechos reproductivos, si deseaban opciones para mitigar o cancelar la deuda estudiantil, un servicio médico universal proporcionado por el Estado, o si buscaban defender su derecho a portar armas.

En muchas ocasiones, durante la conversación circundante a las elecciones estadounidenses, el sentimiento general era que la gente votaba para elegir candidatos que defendieran sus intereses en asuntos de vida o muerte. Constantemente, la prensa y los contenidos en redes se refirieron a las elecciones como “Una batalla por el alma de Estados Unidos”, ¿cómo un proceso electoral puede volverse tan crítico?

Sin transición de educación cívica a educación política

La educación cívica de los niveles básicos va de la mano con la formación ética. A los niños se les enseñan las bases para entender de dónde vienen las leyes y reglas no escritas de la convivencia social, así como una idea fundamental de cómo funciona su sistema de gobierno. Después de esta fase, en la que aprenden sobre sus obligaciones, atribuciones y derechos como ciudadanos de sus respectivas naciones, las instancias de educación en este rubro se agotan.

Para fines de aprender y ejercer su rol en un gobierno democrático los jóvenes se enteran sobre cómo, cuándo y porqué votar de sus familias, de la prensa y de los propios candidatos a través de su publicidad y propaganda, con poca o nula formación académica en el tema.

No existe un nivel intermedio entre la educación cívica básica de primaria a secundaria y una carrera en las ciencias políticas que habilite a los alumnos para comprender los aspectos de la inclinación política, los planes de gobierno de candidatos en todos los niveles. Ante este vacío de conocimiento, jóvenes y adultos con el derecho a votar se basan en otros criterios para emitir sus votos.

La complejidad real del voto americano

Las recientes elecciones en Estados Unidos son un mapa para comprender cómo funciona el voto de un ciudadano promedio en un sistema democrático. En 2016, año en que Donald Trump consiguió su primer y último periodo presidencial, el show de variedades Jimmy Kimmel Live! realizó una dinámica en la que uno de sus corresponsales preguntó casualmente a transeúntes qué se necesitaría para que el magnate republicano perdiera su voto.

Las respuestas de los votantes republicanos dejaron una idea clara acerca de cómo se aproxima el público general a las cuestiones políticas. De acuerdo a un artículo de American Political Science Review solo el 3.5 % de los votantes americanos cambiarían su voto si el candidato que favorece hiciera o dijera algo que perjudicara la base de un sistema democrático.

Esto pudiera parecer inconcebible para ciudadanos de país con un gobierno basado en la democracia, pero el caso de Estados Unidos es muy especial. Si habláramos de México, en comparación, todos los ciudadanos de 18 años en adelante solo tienen que tramitar la credencial del Instituto Nacional Electoral para que se les dé de alta en el padrón y votar en todas las elecciones concernientes a la zona donde viven. En Estados Unidos no todos los mayores de edad con identificación tienen acceso al voto. La identificación oficial más básica del ciudadano americano, que sería la licencia de conducir, no les habilita a votar, requieren de un registro específico para poder hacerlo. Este proceso es complicado y en muchos casos no cuenta con los recursos para incluir a personas de minorías sociales y económicas.

Como resultado, solo el 64 % de los ciudadanos americanos pudieron registrarse para votar en las elecciones de 2016, y en las del presente año, el número de personas registradas y elegibles para votar fue sólo del 67 %. Esto significa que más de la cuarta parte de la población estadounidense no tiene la facultad de elegir a sus servidores públicos.

Existen otras complejidades características de la democracia estadounidense, como el colegio electoral y el voto por estado que, a diferencia de otros países, el voto que cuenta en Estados Unidos no es propiamente el individual. En las elecciones presidenciales, los estados se manejan de forma independiente y cada uno tiene una cantidad de votos diferente dentro del colegio electoral. Son estos votos los que deciden un puesto de presidencia. Por ejemplo, California tiene 55 votos, Texas 38, Florida 29; mientras que otros estados como Montana, Dakota del Norte y Wyoming solo tienen 3.

Mapa Electoral de Estados Unidos. Fuente: 11Alive

Mapa Electoral de Estados Unidos. Fuente: 11Alive

Sumado a esto, la práctica del Gerrymandering, ha sido históricamente una de las fuerzas más caóticas en tiempo de elecciones. El término se refiere a la manipulación de las circunscripciones electorales de un territorio, para favorecer o desfavorecer a un partido. A lo largo de la historia de las elecciones estadounidenses ha sido instrumental para definir elecciones presidenciales para los demócratas y republicanos en distintas ocasiones. Sin embargo, uno de los aspectos más dramáticos que pudieron verse en las elecciones americanas del presente años fueron los tiempos de votación. En Georgia, los votantes esperaron en fila aproximadamente once horas para ejercer su derecho al sufragio, Texas registró un máximo de ocho. En comparación, países como Inglaterra, Estonia, India, Nueva Zelanda y Australia promedian un rango de 1 a 10 minutos para que sus ciudadanos emitan un voto.

No todas las democracias tienen un grado de complejidad tan profundo como el del sistema americano pero mecanismo electorales como los que vemos en su sistema ponen de manifiesto la necesidad de la continuación de una educación ética hacia una educación política. Aspectos como el hecho de una exclusión de votantes que afecta desproporcionadamente a un sector social o económico, la facultad de servidores públicos de manipular límites estatales a placer para su beneficio, la dificultad extrema de muchos votantes para ejercer su sufragio, todos estos son asuntos de ética, que replican en la política y afectan directamente cómo, cuándo, por qué y en qué capacidad la gente vota. Y aún si estos problemas no se reproducen de manera idéntica en las democracias de otros países, cada sistema tiene sus situaciones endémicas a tratar.

Es por eso que una educación política que complemente la cívica es de crucial importancia para la obtención de una ciudadanía completa y un sistema democrático que funcione tanto en teoría como en la práctica. ¿Piensas que las instancias de educación política son necesarias para que los ciudadanos ejerzan sus derechos más plenamente y tengan un mejor equilibrio democrático? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-politica-opinion

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La ética, una tarea de todos y de todas

Por: Dinorah García Romero

La educación ética no sobra en este país en ninguno de los sectores ni en ninguno de los actores. Las diferentes instituciones y cada ciudadano hemos de hacer un esfuerzo para  analizar qué tanto estamos contribuyendo para que este país avance en materia de ética.

Diversos países del mundo atraviesan situaciones difíciles, provocadas por múltiples causas. Uno de estos factores causales está vinculado al comportamiento ético. Si miramos más allá de nuestras fronteras, nos encontramos con el caso de Perú, de Israel, de Líbano, de Brasil y otros. En España, Italia, Bielorrusia y Polonia también se viven momentos complejos, provocados por actuaciones apartadas de los requerimientos de la ética.  Al fijar la vista en el ámbito local, nos damos cuenta de que el debate está en un momento de ebullición, particularmente con respecto al comportamiento de instituciones y de funcionarios del gobierno que ha concluido su trabajo. La sociedad dominicana fortalece su sensibilidad con respecto a las acciones y a los discursos que marginan la ética. Han adquirido fuerza los grupos y las acciones orientadas a restablecer una ciencia tan importante como la ética, tanto en las instituciones del país como en las personas que prestan servicio en el sector público. Las manifestaciones de la sociedad dan señales del interés y de los medios que se han de disponer para mejorar significativamente el funcionamiento ético en las instituciones del Estado y en los servidores públicos. Es necesario que el foco de atención tenga una perspectiva integral. La ética en el sector privado es tan urgente e importante como en el sector público.

El sector privado ha mostrado más capacidad  de control y de creatividad para gestionar en silencio sus problemas éticos. Esta gestión inteligente pone en acción un sistema de control que crea dificultades para que se conozca y se analice a fondo cómo opera en el sector privado el rigor ético. En ambos sectores hay instituciones y personas que actúan con apego a la ética. En sendos sectores, hay instituciones y personas que se separan de esta ciencia. Pero es necesario indicar que el comportamiento ético no solo ha de afectar la dimensión institucional en cualquiera de los sectores, público y privado; también ha de tenerse en cuenta en la práctica individual y colectiva. Especialmente, ha de construirse una cultura ética desde la vida cotidiana. Es en el día a día cuando debemos tener en cuenta cuánto nos acercamos o nos alejamos de una actuación ética que evidencie respeto a la propia dignidad y a la de los demás. Es en los hechos más comunes y sencillos donde debemos tratar de identificar qué capacidad tenemos para forjar transparencia y respeto a los bienes individuales y colectivos. Los desafueros éticos se están convirtiendo en hechos naturales; y esta situación afecta profundamente el desarrollo de las personas y de la sociedad.

La educación ética no sobra en este país en ninguno de los sectores ni en ninguno de los actores. Las diferentes instituciones y cada ciudadano hemos de hacer un esfuerzo para  analizar qué tanto estamos contribuyendo para que este país avance en materia de ética. Esta realidad obliga a pasar del análisis a la identificación de prácticas concretas que están bloqueando un funcionamiento social y personal digno y nítido. En este campo no vamos a progresar si solo esperamos que los otros cambien sus actitudes y prácticas ante la confrontación ética que viven.

En las raíces de la constante violación a los principios éticos que norman la sociedad, las instituciones y la práctica de las personas, están la carencia de educación social y ética; la crisis de corresponsabilidad institucional y ciudadana, así como la debilidad del sentido de pertenencia a una nación que requiere de nuestro empeño para fraguar una institucionalidad sólida, justa y al servicio de todos. La actuación ética no es coyuntural; obliga en la vida cotidiana a todos los ciudadanos, grupos e instituciones. Desde esta perspectiva, no es posible exigirle a otro lo que estoy violentando en la vida diaria, aunque sea un detalle. En esto la coherencia tiene un rol protagónico. El país espera nuestra contribución personal, institucional y como colectivo, para avanzar en el campo de la ética política, económica, cultural y social. La ética ha de ser una tarea de todos y de todas en la vida diaria.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-etica-una-tarea-de-todos-y-de-todas-8860500.html

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Quiéreme y así querré cambiar el mundo

Por: Jaume Funes

La educación ética de las personas adolescentes pasa porque puedan experimentar las normas, vivirlas y hacerlas suyas. También porque adquieran interés por lo que ocurre a su alrededor y tengan autonomía.

Los primeros días del mes de mayo llega a las librerías mi último libro sobre los mundos adolescentes (Quiéreme cuando menos lo merezca… porque es cuando más lo necesito, Columna Edicions). Más allá de que lo considere un tipo de testamento adolescente (tengo miedo de no estar al día en una realidad aceleradamente cambiante que necesitas nuevas voces), se trata de un libro que sistematiza las miradas y las atenciones que los niños y las niñas adolescentes necesitan (el resumen de cuatro décadas de estar con ellas y ellos).

Entre ellas, están las miradas y las respuestas éticas. De una manera específica, he dedicado dos capítulos singulares a reflexionar sobre la ética adolescente y sobre su necesidad de buscar explicaciones al mundo en el que viven.

Educar adolescentes no es tan solo hacer una larga gimcana dominando un conjunto e habilidades educativas. Es, fundamentalmente, un reto permanente de educación en valores. No, no podemos dejar la ética a un laco, como si fuese un tema momentos tranquilos, perdidos. Forma una parte central de la posibilidad de devenir adultos últiles en sus vidas.

Los y las niñas en edades adolescentes están inmersos en procesos de construcción personal, no asumen o aceptan lo que viene de arriba, si no que experimentan, han de escoger y decidir, se mueven alternativamente entre polos contradictorios, les invade el malestar o la falicidada indefinida. En este recorrido, unas u otras opciones suponen más o menos sufrimientos propios y ajenos, formas de ser y de convivir con más o menos compatibilidad con su entorno, salidas de la adolescencia o resultados finales hacia diferentes tipo de ciudadanos y ciudadanas jóvenes. En la mayoría de sus cruces, de sus dilemas y dificultades, no es posible ayudarlos sin utilizar los valores. Cuando las familias o los educadores pensamos en estar a su lado y ser útiles en sus vidas, nos preguntan no sobre cómo podemos hacerlo, sino con qué sentido, con qué pretensión, nos interrogan (deberían hacerlo) sobre la hipotética bondad o maldad de nuestros consejos y orientaciones.

No vale, por tanto, cualquier propueta. Hemos de pensar en una “ética evolutiva”. Un conjunto de valores, regllas y lógicas culturales que son especialmente válidas para un tiempo de la vida, que permiten probar respuestas a los dilemas de un ciclo vital. Habrá de tener cinco características:

  1. Una ética adolescente no puede ser normativa. Es decir, no podemos intentar simplemente transmitirles nuestras normas. Siempre estarán hablando de ética vital, de formas de ser, actuar y comportarse que han de conectar con su vida.
  2. No pude ser simplemente transmitida. Los adolescentes no aceptarán la ética como una cosa inevitable para vivir en sociedad. Ha de ser activamente descubierta y construida, ensayada, convertida activamente en algo propio.
  3. No puede ser racional, obedecer a principios y postulados sistematizados a partir de la razón. Hemos de pensar en la ética emocional, porque son sujetos inmersos en olas de emociones y sentimientos.
  4. No puede ser una propuesta para la seguridad, sino una aportación a la educación para la gestión de los riesgos. La ética ha de servirles para tomar decisiones, no para crear un entorno artificial de “pecado” a su alrededor.
  5. Finalmente, no puede ser una propuesta étia de la individualidad. Cualesquiera valores de referencia que propongamos han de tener que ver con alguna comunidad. Todavía son personas que pueden y han de educarse en relación con otros.

Desde otra perspectiva, cuando aplican esta ética a la comprensión del mundo, lo hacen don dos pretensiones:

  • Evitar que falta de criterior los conviertan en ciudadanos que acepten pronto vivir según los dictados del percado;
  • evita que se conviertan en personas frágiles de pensamiento, que con mucha facilidad formen parte de los fanatismos más diversos.

En el libro trato de insistir en que, de la misma manera que se define al buen adolescente como un buen escolar, también pensemos que lo es el adolescente que no cuestiona mucho la realidad que le envuelve. Se espera que el buen adolescente ha de tener buenas notas y ser socialmente conformista. Los otros, no se consideran buenos adolescentes, pero lo suelen ser bastante más y devienen en mejores jóvenes y ciudadanos.

Destino el último capítulo del libro a sugerir cómo algunos días nuestra preocupación adulta debería de cambiar de signo. Si la mayor parte del tiempo nuestra preocupación se centra en los líos en los que se meten, en algún momento deberíamos estar preocupados por si los hijos no se meten en líos. Las familias más angustiadas deberían de ser aquellas con hijos conformistas que hacen nada, en ningún momento, si solos ni acompañados, por cambiar alguna cosa del mundo en el que viven, aunque sea el de su amigo o sus compañeros de clase.

No educamos éticamente, no hacemos posibles otros jóvenes si nuestros adolescentes pueden llegar a convivir con la injusticia y no mueven un dedo por reducirla.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2018/07/04/quiereme-y-asi-querre-cambiar-el-mundo/

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Ética socialista.

Por: Vicente Blanco.

“Sin embargo, para que esto sea posible necesariamente debemos poner en práctica  la Ética Socialista, la cual nos ayudará a desarrollar los principios del Socialismo, o sea la Democracia, la Justicia, la Equidad, la Solidaridad entre otros, y de allí también desarrollar formas organizativas mediante las cuales el pueblo genere capacidad para decidir y transformar la realidad en beneficio colectivo”.   LENIN

          Considero un tema bastante importante a tratar en este proceso de transformación social, pues el mismo juega un papel determinante en las actitudes  de actuación que deben asumir los revolucionarios que se encuentran cotidianamente abocados al logro del sueño de Bolívar  planteado y que se debe consolidar para el fortalecimiento de la soberanía y autodeterminación que como pueblo libre tenemos que mantener como una conquista legada por nuestros antepasados.

         Básicamente, se puede decir que La palabra Ética proviene del griego ethos cuyo significado es costumbre, pero una costumbre ceñida a la moral  y también reguladora del desempeño laboral de las diversas profesiones, para que se enmarquen en unas características que deben poseer para evitar un mal desempeño, de allí los Códigos de Ética de los egresados universitarios para cumplir con su trabajo como por ejemplo el del Contador Público, el Médico Cirujano y el del Periodista por mencionar algunos, pero también en necesario afirmar que debe estar como un componente fundamental, esencial, primordial  e inseparable en el accionar político de todo militante debido a que dentro de una realización de tareas revolucionarias deben aflorar los principios y valores que posee el o la camarada, por la sensibilidad y conciencia social con la que realiza su trabajo buscando con ello el alcance de aspiraciones colectivas.

         Asimismo, es obligante en este caso mencionar el legado ideológico y moral  que nos dejó nuestro Padre Libertador cuando mencionó el 15 de febrero de 1819, en lo que se conoce como una de sus mejores piezas  discursivas “Moral y Luces son los polos de una República” aspectos que sustentan filosóficamente hablando a la Revolución Bolivariana, pues basta con observar los ejemplos de integridad y dignidad que Bolívar nos dejo a los cuales también con mucho respeto hacia el genio de América podemos incorporar los suministrados por otros pensadores latinoamericanos para estar claros en el compromiso histórico que existe.

         Ahora Bien, según  Gramsci “La ética socialista procede de la historia de la emancipación humana, de la lucha de clases y las leyes objetivas del desarrollo continuo de la sociedad, y del impulso creador, transformador de los seres humanos; esto es, de los procesos dinámicos complejos de las relaciones humanas en el desarrollo de la producción de su vida material y espiritual, hacia la satisfacción de sus necesidades materiales, hacia la plena expansión y expresión de sus potencialidades creadoras, hacia la realización de su condición humana integral, solidaria y libre de la vida para la vida.”

         Por ello, en un gobierno socialista, interpretando a ese filósofo italiano, se debe buscar el pleno bienestar para los pobladores hasta alcanzar la suprema felicidad, eso si con un ciudadano plenamente transformado en un ser social, capaz de apropiarse de un pensamiento colectivo de accionar para impulsar de esa manera los valores que se requieren para vivir en sociedad, donde como dijo  Fidel al referirse al  che “el ejemplo” sea la base fundamental que motorice el desempeño de los servidores públicos, para que ellos con su desempeño sean esencia del modelo de hombre y mujer a seguir, en función de las características que debe poseer el individuo  para sentirse realizado en sus aspiraciones fundamentales.

         Ahora bien, ese desempeño  deseado está aun lejos de la conciencia de mucho “revolucionario” que todavía  carece de compromiso con la obra colectiva, con los preceptos y principios éticos  y lo más importante,  la reafirmación de su dignidad como militante de la vida para el alcance de las aspiraciones de la obra colectiva  para identificarse plenamente con los ideales del socialismo y su Ética como un componente primordial, necesario, fundamental, importante, ineludible, inquebrantable  e inmediato de la acción política que debe acompañarlo para la reconstrucción de la patria de Bolívar como compromiso impostergable de la de Revolución Bolivariana y el Sur a seguirse en  el marco que debe acompañar la actuación de cada militante de la lucha por un mundo mejor, máximo cuando se ejercen funciones de gobierno a cualquier nivel, pues son el centro de atención del común de la población por ello el decoro, altruismo, desprendimiento y la entrega deben ser una condición en cada hombre y en cada mujer que acompañen con mística y convicción de militante las gestiones que se realicen como accionar para brindar a los venezolanos un mejor país con una profunda creencia en sus dirigentes políticos revolucionarios.

Imagen: http://1.bp.blogspot.com/-_RHqwnStx20/UJhnrvck9CI/AAAAAAAABrQ/bz-BahvPn_8/s1600/gramsci2cm6.jpg

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Todo bien

Por: Graziella Pogolotti

Según dicen, no soy fácil. Tengo malas pulgas que se alteran ocasionalmente en el curso de las modestísimas tareas de dirección asumidas por sentido del deber. En verdad, nunca me han resultado gratas. Un análisis autocrítico me induce a reconocer, entre los factores que desencadenan una cólera similar al erizamiento del lomo de Electra, mi mascota, está la complacencia acomodaticia de quienes, a la hora de despachar asuntos de trabajo afirman, con amplia sonrisa a lo Pangloss, el célebre personaje de Voltaire: «Todo bien». Mientras tanto, como en una canción francesa muy conocida décadas atrás, el incendio ha devorado los graneros, los ladrones se hicieron de las joyas de la familia y las lluvias produjeron el derrumbe del techo de la vivienda.

Sin llegar a tan dramáticos extremos, el Feliciano «todo bien» es expresión de conformismo autocomplaciente y, lo más grave desde el punto de vista ético, consiste en mantener al dirigente satisfecho, marginado de los problemas reales, ignorante de las graves fisuras enmascaradas tras el maquillaje de la pintura fresca. Es conducta que revela uno de los aspectos más corrosivos de una mentalidad burocrática atrincherada en la rutina y la preservación de algún privilegio mezquino. Las consecuencias de tales comportamientos, agravadas por la tendencia a multiplicarse como un marabú infecundo, siquiera para producir carbón vegetal, son económicas y políticas. Favorecen el despilfarro y bordean la frontera del delito. Contribuyen también a la pérdida de confianza en la capacidad de las instituciones públicas para ofrecer respuestas adecuadas a las demandas del momento. Factor de primera importancia  en una etapa histórica requerida de poder de convocatoria para aunar esfuerzos en la superación de deficiencias, comprometer a la participación ciudadana en la búsqueda efectiva de soluciones concretas en la acción y en el ejercicio de la crítica oportuna y certera.

La acomodaticia visión del «todo bien», asumida como actitud natural en nuestra cotidianidad en cada una de las células que conforman el edificio social tiene consecuencias nefastas en la práctica de la vida familiar, de la escuela, la comunidad y del ámbito laboral. Oculta malignos gérmenes, fáciles de destruir en el instante de su nacimiento. De no atajarse entonces, invadirá todo el organismo, socavado por la desidia y peligrosamente vulnerable a la corrupción y al soborno. Por la puerta trasera de las pequeñas concesiones penetra el aire inficionado por la pérdida de valores, que permiten la contaminación de las ideas matrices de nuestra historia y de nuestra Revolución.

Creo firmemente que, ante la proliferación de estas tendencias, mi percepción no es desmesurada. Los riachuelos proveen agua a los grandes ríos, porque lo grande se va haciendo con la contribución de pequeños esfuerzos articulados en un propósito común. Cada uno de nosotros, desde la tarea modesta que le concierne (maestro, médico, campesino, albañil, camarero) constituye uno de los tantos riachuelos que, a través del tiempo, han alimentado y fertilizado una isla, entorno físico de la patria hasta alcanzar el destacado desempeño de una cultura y de una presencia singular en el concierto de las naciones.

El «todo bien» es refugio seguro para la chapucería y «el mata y sala». En la batalla de ideas de nuestros días, subestimar el peso y el sentido de las palabras favorece actitudes suicidas. El «todo bien» trasluce un modo de pensar y una filosofía de la vida incompatibles con el proyecto emancipador latente en el proceso histórico cubano. El ser humano y la sociedad, así lo pensaron Martí y Fidel, son perfectibles.

La confianza en el mejoramiento humano animó la lucha por la independencia y forma parte del pensamiento de los intelectuales que contribuyeron, soñando en grande, a diseñar los paradigmas fundamentales que han alentado a nuestros mejores esfuerzos.

Modelar el alma, el espíritu y los valores éticos subyace en la apuesta en favor de una educación a la que hemos dedicado tantos desvelos. Enfrentar la explotación inicua del ser humano y rescatar la infancia campesina de tanta muerte prematura inspiró a quienes entregaron sus vidas en un combate ininterrumpido. Por eso, en Santa Ifigenia reverenciamos la síntesis de tan hermosa tradición. Ahí están Mariana y Martí, los caídos en el Moncada y Fidel. Los constructores de las altísimas naves de las catedrales góticas desafiaron las leyes de la física. Para contrarrestar la fuerza expansiva de los muros y evitar el derrumbe, crearon un sistema de arbotantes, arcos que sugieren una hermosa osamenta pétrea situada al exterior de la nave. Las razones de la necesidad promovieron soluciones prácticas que, con el andar de los siglos, se asocian a la cristalización integral de una imagen de indiscutible valor estético. Para nosotros, en el campo del obrar concreto de cada día, el ejercicio de la crítica cumple función similar a la de aquellos arbotantes inventados por los artesanos del Medioevo.

El abordaje del tema ha tropezado con obstáculos de orden subjetivo y objetivo. Heredera de un batallar contra el poder colonial y neocolonial, nuestra cultura ha generado mecanismos que inducen a colocarnos a la defensiva ante el comentario crítico. Paradójicamente, no somos reacios a la imitación de modelos. Los años de implacable confrontación ideológica han llevado el debate en torno al ejercicio del criterio a formulaciones abstractas y a una manifiesta politización. Para eludir trampas paralizantes, se impone establecer normas básicas en términos de rigor y de necesarios deslindes. El ámbito del arte y la literatura tiene sus propias normas y tiene sus propios referentes teóricos. Así sucede también  cuando nos situamos en el campo de las ciencias políticas y sociales. No quiere decir con ello que debamos soslayar asuntos que conciernen en algún grado a nuestro modo de vivir y de entender la realidad. En esta ocasión, quisiera llamar la atención acerca de la urgencia de rescatar y salvaguardar la crítica social. Su debilidad lleva a la reiteración de errores y lacera el compromiso ciudadano con prácticas que favorezcan, desde las células primordiales de la sociedad, al logro de la indispensable eficiencia económica, de recuperación de la disciplina social, de la conquista de un bienestar no solo material, que procure un amable vivir cotidiano, al rescate del actuar colectivo contra lo mal hecho. Podría decir mucho más. El espacio no me alcanza. Prometo volver pronto. (Tomado de Juventud Rebelde)

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-02-12/todo-bien-12-02-2017-23-02-59

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Ecuador: Entrevista a René Ramírez, Secretario Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de Ecuador

Publicada Originalmente en El Telegrafo

Para el académico, 2016 “puede ser leído como el año del fin del largo siglo XX en términos históricos”. Agrega que el Brexit, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y la muerte de Fidel Castro simbólicamente marcan un parteaguas en la correlación de fuerzas a nivel mundial, tanto política como económica.

¿Cómo se llama su nuevo libro?

“La gran transición: en busca de nuevos sentidos comunes”.

¿Por qué la gran transición?

En referencia al libro Karl Polanyi  “La gran transformación”, ubico lo sucedido Ecuador en esta década en el marco de la disputa política, en el marco de los antecedentes neoliberales que marcaron dos décadas perdidas para el país y América Latina. Existe un absurdo histórico de querer señalar que 10 años es suficiente para hacer una transformación estructural, como han mencionado ciertos políticos como María Paula Romo o Guillermo Lasso. Eso es no tener idea de la historia ni ecuatoriana ni mundial. Aquello es imposible, más aún cuando se tuvo que desmotar toda una institucionalidad creada para generar una sociedad oligárquica, y luego de destruirla volver a edificar otra que busque el bien común de las grandes mayorías. Si alguien está siendo arrastrado por la corriente en dirección a una cascada, lo primero que tiene que hacer es re-enrumbar el barco para que tome otra dirección. Estos diez años, han permitido re-direccionar el barco, navegando a contracorriente de las relaciones de poder mundial, y generar la energía social suficiente para dirigirse hacia aguas pacíficas y poder anclar en buen puerto. Parte de la gran transición implica haber redireccionado el barco, al mismo tiempo que se mejoraba el bienestar de sus pasajeros.

¿Esto quiere decir que no existe una década ganada?

Claro que existe una década ganada; y tenemos frente a nosotros otra década por ganar, pero es primero una década por disputar. No obstante, debemos hacer una lectura histórica de la década ganada. Más allá de los resultados sociales, que son a todas luces positivos (se ha reducido la pobreza, han mejorado los niveles de consumo, de ingreso, acceso universal a educación y salud, etc.),existe una década ganada en términos políticos justamente porque está viva la posibilidad de seguir disputando una transformación de las estructuras sociales para edificar un nuevo orden social: la construcción de una democracia humana sostenible; es decir, la sociedad del buen vivir.

¿Cuáles son las condiciones históricas que identifica en esta gran transición que viabilizan la gran transformación?

Que haya existido un momento destituyente/constituyente, donde la ciudadanía manifiestela necesidad de firmar un nuevo pacto social de convivencia que genere un nuevo orden social; que el nuevo pacto social viabilice una transformación estructural; y que las decisiones políticas que acompañan al nuevo pacto hayan sido acciones estructurantes que permiten configurar las condiciones de posibilidad de poder disputar la gran transformación.

Está claro el momento destituyente/constituyente, ¿pero el nuevo pacto social viabiliza un nuevo orden social?

No me cabe la menor duda. El horizonte de sentido está plasmado en el nuevo texto constitucional. Los tránsitos para la transformación son algunos. Por ejemplo, debemos pasar: 1) del antropocentrismo al biocentrismo; 2) del colonialismo y patriarcalismo a la sociedad pluridiversa (plurinacional e intercultural); 3) de la democracia exclusivamente representativa (que es consustancial al capitalismo) a la democracia humana sostenible, basada en la participación y deliberación social; 4) del capitalismo de mercado (desmercantilización social) a la economía social y solidaria; y, 5) del Estado corporativo mercantilista al Estado soberano popular garantizador de derechos.

Europa planteó la construcción del Estado de Bienestar y esa ha sido la última propuesta de construcción de un nuevo orden social (luego del fracaso de los ofrecimientos de sociedad realizados por el bloque soviético). Ahora parece que la derecha empieza a desmantelarlo. En este marco, el camino se basaba, entre otras aristas, en reconocer la igualdad de los ciudadanos frente a los derechos sociales basados en la democracia representativa. Sin lugar a dudas, las propuestas constitucionales de Suramérica avanzan en esa dirección y los gobiernos progresistas han avanzado rápidamente en reducción de pobreza, desigualdad y democratización de derechos. Pero en el mundo que vivimos aquello es insuficiente. La “nueva modernidad”, si cabe el término, pasa por la construcción de sociedades plurinacionales. Eso plantean las Constituciones de Ecuador y Bolivia, que sin lugar a dudas están en la vanguardia en estos términos. Mientras esto planteamos en el Sur, en Europa la semana pasada en dos días murieron 340 migrantes tratando de llegar a sus tierras. De hecho, en el 2016 se llegó a la cifra record de 4300 muertos en el mediterráneo con 3 veces menos llegadas de migrantes por el mar que en el 2015. Europa ahora es sinónimo de oscurantismo y barbarie. La igualdad tiene que convivir con la diversidad y reconocer la diversidad de identidades que hay en el mundo. En este marco, la vanguardia está en reconocer la ciudadanía universal y el reconocimiento de que se puede construir Estados Plurinacionales unitarios respetando la pluriculturalidad de identidades y de naciones que conviven en cada territorio.

En su diagnóstico del surgimiento del fascismo a mediados del s. XX, Polanyi muestra cómo el nacionalismo xenófobo fue una reacción contra la enorme desigualdad provocada por el libre mercado, un mecanismo de defensa social. En nuestros días, salvando las distancias de la analogía, parece ser que la historia se repite.

¿Y, en el ámbito económico qué implicanlas transiciones que viabilizan la transformación?

A nivel mundial, podría pensar que el 2016 puede ser leído como el año del fin del largo siglo XX en términos históricos. El Brexit, la victoria de Trump y la muerte de Fidel simbólicamente marcan un parteaguas en la correlación de fuerzas a nivel mundial, tanto política como económica. Solo el rechazo de los tratados transatlántico y transpacífico, y la salida de la UE de Gran Bretaña configuran otro escenario en el panorama mundial. García Linera señala que es el fin de la globalización. Personalmente creo que es el comienzo de otra globalización. Ecuador debe pensarse en ese marco.

En estos 10 años se ha podido caminar disputando el sentido de la barbarie de lo que es el capitalismo pero obviamente dentro del capitalismo. La izquierda autista cree que era viable hacerlo desde otro sistema. ¡Imposible! A veces siento que esta izquierda no entiende nada de lo que significa el poder, en tanto que la derecha tiene un gran entendimiento no solo de su significado sino también de cómo ejercerlo.

En términos resumidos puedo señalar que en el libro planteo que en esta década se han realizado tres acciones (a diferentes velocidades) que son indispensables para seguir disputando una gran transformación: 1) una gran desconcentración del capital; 2) una nueva acumulación socio-ecológica originaria; 3) una gran acumulación de capital físico. Queda pendiente buscar edificar una forma de organización productiva en donde se redistribuya produciendo y se produzca distribuyendo.Planteamos la construcción de una economía social de los conocimientos construida desde una lógica colaborativa.

En estos procesos se tiene que configurar otros sentidos comunes que rompan la hegemonía del valor de cambio y se edifique una nueva apropiación social valórica basada en la vida y en el valor de uso.Debemos romper con la sociedad que sabe el precio de todo, pero conoce el valor de muy pocas cosas. La construcción y apropiación de tales sentidos es tarea pendiente de la segunda transición que se encuentra en disputa.

¿La izquierda que Usted llama autista señala que los grandes ganadores son los capitalistas? ¿Qué opina frente a tal afirmación? 

La década es ganada porque ha ganado toda la sociedad. La diferencia es que en comparación con el período precedente a estos diez años hubo una prioridad deliberada: los pobres y los trabajadores. En el libro demuestro que el crecimiento de estos 10 años fue pro-pobre y pro-trabajador. La participación en el pastel (que, dicho sea de paso, se duplicó) disminuyó 10% para los capitalistas y se distribuyó en los trabajadores y en aquella economía denominada mixta (por ejemplo, economía popular, cooperativas, etc.). En estos diez años se tomaron decisiones que disputaron una desacumulación de la lógica capitalista; es decir, que pase de manos —ya sea en stock o en flujos futuros— de los capitalistas hacia la sociedad, ya sea directamente o indirectamente a través del Estado. Para muestra unos botones:el resarcimiento de los dos mayores atracos sociales en la historia del país, con la auditoría de la deuda externa y el cobro del salvataje bancario de 2000; la recuperación social de las rentas petroleras; el financiamiento de la duplicación del bono de desarrollo humano destinado a los más pobres financiados con las utilidades de los bancos privados son ejemplos de esta desconcentración de capital. En términos estructurales, debemos estar vigilantes que el acuerdo comercial no conlleve una reconcentración de la acumulación en el capital transnacional y que aquella acumulación originaria producida en esta década no sirva para generar otra acumulación, sino que produzca reconcentración de la riqueza en donde se perpetúe el patrón de especialización del país.

Asimismo, se ha dado una nueva acumulación socio-ecológica originaria, sobre todo al democratizar capacidades humanas: acceso a educación, salud, seguridad social, o al evitar la emisión de 6,3 toneladas/año de CO2 como consecuencia del cambio en la matriz energética, etc. No es fortuito que el promedio de vida de los ecuatorianos haya aumentado 5.5 años.

En esta transición, así no le guste escuchar a la izquierda autista, siempre será necesario una acumulación importante de capital físico no especulativo que viabilice otra acumulación: carreteras, hidroeléctricas, puertos, aeropuertos, etc.

Lo que debemos tener claro es que en este escenario se ha producido una acumulación que no existía antes y que la derecha se está frotando las manos para servirse la mesa puesta. Luego que se creó una riqueza que no existía, la derecha busca concentrar los beneficios en pocas manos en capitalistas nacionales y/o transnacionales. Congelar el aumento del gasto social por 20 años, imponer eliminar la obligación de garantizar la educación inicial y media que sea pública y gratuita realizada por Temer; o la reducción de la inversión en Ciencia y Tecnología que realizó Macri o la propuesta de Lasso de privatizar la seguridad social para que cada “uno elija” su proveedor a nombre de la libertad (léase el que tiene plata elija y para los demás nada) es clara evidencia de una nueva acumulación que pretende hacer o ya lo está haciendo los grandes capitales en nuestro continente luego de la década social ganada por los gobiernos progresistas. La propuesta de la derecha: la apropiación de las capacidades humanas y las instituciones de interés común. Debemos darnos cuenta que en Argentina, Brasil –por ejemplo- la disputa por la transformación se ha vuelto muy opaca.

¿Cuál debería ser la estrategia?

En la disputa de constitucionalizar a la sociedad ecuatoriana se debe tener claro el sentido de la historia que vivimos actualmente. La inserción en el mundo ya no pasa por permitir un libre flujo de bienes y servicios. Como señalé, parece ser que el 2017 será el inicio del siglo XXI. Esa estrategia es del siglo pasado y nos sumiría en la peor de las dependencias de la historia. Cuando en el libro hablo de la gran transición también señalo que no se trata de una sola transición sino de dos: la que firmamos los ecuatorianos y que está plasmada en el texto constitucional y la que sucede a escala mundial: el transito del capitalismo industrial al capitalismo cognitivo basados ambos en procesos de financiarizaciónespeculativa de la economía. La nueva política comercial pasará por el manejo de la propiedad intelectual, y la estrategia debe estar vinculada a una inserción inteligente en los grandes circuitos de generación de conocimiento, tecnología e innovación en el marco de las necesidades y potencialidades de nuestros pueblos. Lamentablemente, veo muy poco debate sobre cuál es el papel de la ciencia en la trasformación socialy cuál es la estrategia de desarrollo tecnológico para las próximas décadas en Ecuador. Ecuador no saldrá de las trampas de desarrollo sino plantea una estrategia clara de cómo romper la dependencia tecnológica y cognitiva; pero tampoco saldrá adelante sino sabe defender y conocer la biodiversidad que tiene. No es fortuito que en los tratados mundiales se obligue a los países a poner en los códigos orgánicos penales sanciones hasta con prisión cuando se atenta a los derechos de autor o de propiedad, en tanto que no se diga nada cuando se roba la biodiversidad de nuestros territorios (biopiratería). En el libro se plantea que la nueva geopolítica ya pasa por la disputa de la relación conocimiento-biodiversidad; es por eso, que la estrategia planteada es el bio-conocimiento para el buen vivir de nuestros pueblos y nacionalidades.  Gracias a dios tenemos petróleo pero debemos tener claro que únicamente gracias a una acción colectiva social deliberada podremos ser un país terciario exportador de conocimiento y tecnología.  Gracias a dios tenemos Galápagos, pero gracias a la voluntad de los ecuatorianos nos construiremos como  innopolis.

¿A qué se refiere cuando señala el poco debate que se da sobre estos temas en el proceso electoral?

Es muy triste ver cómo hemos caído en la democracia de la ‘encuestología’, que para el caso de la oposición del gobierno consiste simplemente en oponerse a todo lo que el gobierno ha hecho según sus encuestas. No existe ninguna propuesta. No solo eso. Si uno analiza lo que dicen los candidatos, el país quebraría en más temprano que tarde. Ecuador no tiene política monetaria por tener el dólar, la política comercial podrá verse  cercenada por obvias razones y a su vez se escucha en las propuesta de los candidatos que van a bajar impuestos, van a quitar el impuesto a la salida de divisas o el del anticipo del impuesto a la renta, etc. Cuando el gobierno puso las salvaguardias, entre otras razones, para defender la dolarización,la derecha inmediatamente salió a atacarlo.  Se quiere garantizar derechos de calidad como en el “primer mundo”, con sistema de impuestos del cuarto mundo: ¡inviable! De concretarse tales acciones, en poco tiempo el Ecuador tendría que salir de la dolarización (sino varía el precio del barril del petróleo radicalmente hacia arriba). Creo que estamos en un debate poco serio en el campo económico en el proceso electoral.

 Un punto más: se está disputando el pasado reprimido. La derecha dice: se gastó demasiado, ahora hay que enmendar a través del sacrificio. Es la moral punitiva, que busca inducir el temor y resolverlo señalando a un chivo expiatorio. En todos los discursos de oposición se anuncia un mesías negativo y se escucha el tono lastimero de miércoles de ceniza del carnaval revolucionario.La izquierda debe seguir disputando el futuro: la esperanza, inyectar la convicción de que es posible que todos vivamos bien, aquí, hoy y en esta tierra llamada Ecuador. ¡Dejemos que la esperanza venza al miedo!

¿Qué papel juegan los medios de comunicación en esta disputa?

Los medios de comunicación son la principal herramienta de poder usada por la derecha para producir desencanto y desesperanza. Los noticieros, los diarios intentan construir la sociedad del miedo, de la sospecha, de la desconfianza. Los noticieros que más crecen en audiencia son los que más sangre presentan. A esto se suma, las redes sociales, esta nueva esfera pública que permite a través del anonimato (trolls) difamar sin ninguna responsabilidad pública. Las estrategias de piramidación cuando se intenta generar la noticia de la semana son claras: se usan los grandes medios masivos y los grandes “influenciadores” que tienen muchos seguidores en sus cuentas de redes sociales y que no azarosamente suelen ser periodistas de medios privados. Por eso, hoy en día uno de los principales principios que hay que disputar en la democracia es la verdad y su defensa en la esfera pública.

Como ciudadano esperaría que cualquier candidato a la Presidencia de mi país siempre esté apegado a la verdad y tenga la valentía, en caso de haberse equivocado, de aclarar y pedir disculpas públicas por el error cometido. No que se utilice la mentira como estrategia deliberada de ganar votos. Ese es la estrategia de una derecha que no tiene moral. Debemos tener claro que no habrá democracia de calidad mientras no existe ética en la política y mientras no reine la verdad en la esfera pública.

Existe una izquierda que señala que ha sido una década desperdiciada. ¿Qué opina?

Comparto lo señalado por Emir Sader:para quienes ha sido una década desperdiciada es para la misma izquierda que realiza tal afirmación. La pregunta que hace el sociólogo brasileño es pertinente: si gobiernos como el de la Revolución Ciudadana serían responsables por el retorno de la derechacomo suelen afirmar estos grupos, entonces, ¿por qué esta “ultra izquierda” no se ha fortalecido, no ha aprovechado el debilitamiento de los gobiernos progresistas y hanocupado su lugar? Simple, porque no tiene ningunabase popular y porque sus argumentos no han penetrado en ningún sector de la población. Esta izquierda debería aprender que también son responsables de sus acciones o no actuaciones. Lamentablemente, la derecha ha sido mucho más astuta y eficiente en términos políticos que esta izquierda. No es casualidad que esta izquierda en las próximas elecciones no tenga ningún vocero directo como candidato presidencial.Una izquierda sin pueblo, no es izquierda. En este sentido, parece que les quedó grande el sustantivo izquierda. ¡Sí que han desperdiciado esta década!

¿Cuál es el papel de la política en este sentido?

Quizá tan importante como viabilizar la disputa es que la misma transición descrita ha sido realizada en el marco de una historia democrática y pacífica. El proceso de reconfiguración social, al tener estas características, ha permitido recuperar la confianza en el otro y sobre todo la capacidad de asombro ciudadano frente a la injusticia social, lo cual ha permitido transitar de la ira de los indignados a la esperanza ciudadana. La derecha tiene claro que la confianza, la esperanza ciudadana y la recuperación de la política son la principal arma que tienen los procesos progresistas para seguir avanzando. En este marco, es vital para la derecha desencantar, desesperanzar a la ciudadanía y desmantelar la imagen de la política como espacio para crear un orden social justo.

En este marco, es necesario entender la acción política como medio pero también como fin del proceso de cambio.De esa manera, la acción política debe crear un círculo virtuoso, basado en actores que apoyen y empujen el cambio, y que el cambio que sostienen y auspician los fortalezca. Frente a la sociedad de la desconfianza y el miedo que busca instaurar como sentido común la derecha, uno de los principales retos que tienen Lenin Moreno es re-seducir a la ciudadanía –como lo está haciendo- para continuar con el espíritu esperanzador que hemos tenido en estos 10 años, lo cual implica generar otra estética en la política.

Imagen tomada de: http://www.telesurtv.net/__export/1481236145687/sites/telesur/img/news/2016/12/08/23d2c83774490370ff0d8bf2ac9ecaa7_xl.jpg_1718483347.jpg

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