Entrevista a Ramon Breu: «Ahora ya llevamos la pantalla en el bolsillo y tenemos una mirada solitaria y privatizada»

Entrevista/09 Enero 2019/Autora: Ana Mestre/El diario la educación

Entrevista a Ramon Breu, profesor de secundaria y autor del libro «Desconstruint els mèdia a l’aula» (de momento en¡ditado catalán), una propuesta para trabajar desde la educación mediática como herramienta para enseñar a los niños y jóvenes (y los adultos que los acompañan) a hacer un uso crítico de los medios de comunicación y de las pantallas.

Ramon Breu es historiador y sociólogo, y aunque no viene del mundo del periodismo, ha conjugado desde muy joven la pasión por el cine y la comunicación y su vocación de docente. Gracias a ello ha dedicado gran parte de su trayectoria profesional a la docencia en secundaria, especialmente interesado en la enseñanza y divulgación de la educación mediática.

Asume que ésta, sin embargo, no tiene suficiente espacio ni reconocimiento dentro del aula, una evidencia que no lo ha hecho desistir de sus ganas de aterrizar proyectos sobre comunicación y cine en los centros y de generar lecturas y recursos que acerquen la educación mediática a los niños y jóvenes y faciliten el trabajo de maestros, profesores e incluso, familias.

¿Qué es para ti la educación mediática?

Para definirla me he guiado por tres ejes: el primero es conocer el lenguaje audiovisual y comunicativo; el segundo es la producción escolar creativa, que los alumnos sean capaces de crear, y el tercer eje sería la educación en el sentido crítico, el análisis crítico de todo lo que sale de las pantallas. Los tres combinados darían pie a la educación mediática. Si hoy miramos el currículum, serían muy interdisciplinarios, competenciales, inclusivos y motivadores. Sin embargo, yo he hecho 30 años de educación mediática sin tener un espacio y un tiempo para hacerla, pero como en mi centro les parecía bien, se buscaban unos espacios para poder aplicar, así que también podríamos decir de ella que son unos aprendizajes hipotéticos o clandestinos.

¿Por qué pasa o por qué no es posible que se enseñe en las escuelas?

Sé que si es posible, es porque hay una acción de voluntarismo por parte del profesorado para llevar adelante los proyectos de esta clase. En los centros hay tres tipos o grados de educación mediática: el primero es dedicar una clase o dos a hablar de un tema como, por ejemplo, la publicidad. El segundo sería decir: «Me interesa el tema y quiero tratarlo con más profundidad y hacer alguna práctica». Y, por último, el tercer tipo, que es muy minoritario, consiste en hacer un proyecto con una cierta continuidad. Por ejemplo, la Escuela Sol es una especie de laboratorio de proyectos audiovisuales y comunicativos donde se trata la imagen desde P3. Hacer un proyecto durante un tiempo y dejarlo hasta después de 3 o 4 años sirve de poco. Si no se hace, es porque el Departamento de Educación no lo hace, por un tema burocrático o por miedo, es un panorama muy complicado de por sí. Una alumna me decía que tenía mucho interés en la educación mediática, porque decía que las cosas que hablaban en el patio después eran las que se hablaban en clase, y nos debería interesar lo que se habla en el patio.

Hacer una nueva asignatura suena a algo muy antiguo, ahora se habla de proyectos. Si no se le quieren decir asignaturas que no se haga, pero que se le dé un tiempo y un espacio a este aprendizaje (los móviles, la publicidad, los youtubers, etc.). También se debería poner sobre la mesa el tema de la privatización de las pantallas. Cuando los hermanos Lumière inventaron el cine, este era algo colectivo, la gente reía y aplaudía en grupo.

¿Y con qué nos encontramos ahora?

Ahora la televisión privatiza la mirada, ya llevamos la pantalla en el bolsillo y tenemos una mirada solitaria y privatizada. Esto hace que dependa de los contenidos, lo que sale de la pantalla sea tóxico para la gente que la mira. La educación mediática es todo lo contrario de lo que quieren los operadores, ellos quieren la soledad de la habitación del adolescente, allí a oscuras mirando un videojuego, un vídeo de YouTube, lo que sea. En cambio, cuando lo pones en el aula y tienes un grupo de alumnos hablando de eso, lo desmontas, se descodifica. Esta es la esencia de la educación mediática, a veces da miedo, pero es la esencia: desprivatizar los medios.

¿Cómo se puede esperar de los niños que tengan una mirada crítica cuando todo lo que les rodea induce a todo lo contrario?

El antiescuela es mucho más poderosa que la escuela y cuando sales te desmienten todo y se convierte en una lucha entre David y Goliat. Había una periodista ilustre, Margarita Rivière, que estaba muy interesada con los temas de educación mediática y participó de un manifiesto que se hizo a favor de la educación mediática. Se planteó que en cada centro educativo hubiera un «educomunicador» que coordinase el tema mediático, y pedía a los medios públicos que tuvieran programas de alfabetización y de crítica. El manifiesto tenía 10 puntos y ninguno se ha cumplido, aunque lo firmaron todos los sindicatos y diferentes entidades.

Margarita Rivière decía que había un malentendido, ya que los medios no informan porque necesitarían reflexión sobre la información que dan y no tienen tiempo para hacerlo, por lo tanto, nos dan otra escuela, nos dan ideologías, valores, hábitos culturales, una visión del mundo, y la gente que no sigue aquella realidad es una marginada. Por lo tanto, los medios de comunicación son un elemento de la educación. En cambio, en la educación de verdad, la oficial, no hacemos mucho.

Si la escuela hace este esfuerzo, después quedará en la memoria, será como montar en bicicleta, es el lugar ideal. Hace unos años se decía que no se puede dejar que los niños vean la televisión solos, pero deberían poder ser ellos los que lograran tener una visión crítica de lo que están viendo. Y, al mismo tiempo, no se puede basar la educación cultural únicamente en la pantalla de la televisión, debería pensarse en cómo no centralizarla en una pantalla.

El videojuego se puede vivir solo dentro de una habitación o en familia, con amigos, y hacer que dé pie a la discusión y al debate, y que sea un canal para llegar a otro lugar. Las salas de cine hacen que levantemos la vista, crean una ceremonia colectiva, en cambio, cuando miramos el móvil bajamos la cabeza. Cuando utilizas una pantalla grande en el aula todo el mundo está encantado. Con el cine se puede apreciar el lenguaje audiovisual, lo que no se puede hacer desde la pantalla de casa. Y no olvidemos que la educación mediática no es sólo denunciar la telebasura, sino ofrecer más formación y que la imagen y la historia se disfrute más.

¿Qué hay que hacer para que esto empiece a tener espacio en el aula?

Algo que se podría hacer es la formación del profesorado de base, ya que no hay ninguna asignatura que trate este tema y es siempre una formación voluntaria, y así no vamos a salir. Hay algo que hizo el Departament que se llama Juntos por la Educación, que son unos consejos para las familias. A mí me tocó hacer el apartado de medios de comunicación.

Hay mucha parte del libro dedicada a la representación que se hace del periodismo en el cine, ¿por qué le has dado esta importancia?

Lo que he hecho es utilizar películas sobre periodismo para hacer una panorámica de cómo el cine ha tratado la profesión.

¿Con ello buscabas dibujar la imagen del periodismo?

Primero quería transmitir cuál es la tarea de los periodistas, ya que a veces no queda claro para los alumnos, y luego determinar diferentes mensajes que se pueden ir sacando gracias a las películas. La película Spotlight, por ejemplo, demuestra que el periodismo de investigación es algo que se hace muy poco, que casi no existe.

¿Crees que corremos el peligro de que los niños y jóvenes que ahora empiezan a relacionarse con las pantallas y los medios se acostumbran a una relación poco analítica, superficial y excesiva en su sobreexposición?

Sí. Podríamos decir que se está fomentando la cultura del flash. No es casual, interesa esta dinámica del Twitter, de dos frases y nada más detrás. Esta brevedad y rapidez es algo muy contemporáneo que, a la vez, nos puede ayudar a entender muchos comportamientos electorales. Si esto se transporta a la política, vemos que votamos por una frase que dijo uno de los representantes, sin tener en cuenta el discurso que hay detrás.

Podemos decir que la educación mediática también incluye educación política.

Absolutamente. Creo que una democracia sin educación mediática es una democracia muy pobre, que es la que tenemos ahora, una democracia empobrecida. Ahora no paramos de oír y ver el uso de la palabra «constitucionalista», por ejemplo, pero muy poca gente ha leído la Constitución, y si realmente profundizamos, veremos que esa persona no es «constitucionalista» porque se contradice en muchas cosas. Es la cultura del titular, el fast food cultural y es una pena para la educación, para la comunicación y para la democracia.

Ahora que ya no trabajo con alumnos, no sé si podré hacer más libros porque son producto de ellos, pero me gustaría crear materiales que expliquen la democracia, a veces a través del cine y de los medios de comunicación. Encuentro que sería interesante hacer esto porque este aprendizaje de la democracia no ha funcionado o, tal vez incluso, no se ha hecho, pero democracia y medios es una relación que va de la mano.

¿Qué recursos encontrarán los maestros interesados ​​en el libro?

Hay 16 propuestas y todas siguen el mismo esquema: hay un apartado de lenguaje y técnicas audiovisuales, que son el ABC del lenguaje audiovisual. Hay técnicas más elementales, porque intentaba alentar a los profesores porque esto no es difíci; además aparece un blog donde se pueden consultar más materiales y recursos.

Hay un capítulo, el cuarto, que me lo sugirió Xavier Besalú, y consiste en hacer un poco la demostración de cómo se podría hacer la alfabetización múltiple en medios, la comprensión lectora de imágenes artísticas, etc. Aparece una batería de propuestas que ofrecen mezclar la cultura escrita con el audiovisual porque no son antitéticas, y eso sería una pequeña demostración. En cada propuesta hay lecturas clásicas que amplían lo que dice en la película, para hacer esta mezcla entre la cultura escrita y el audiovisual.

A veces se piensa que pasar una película en clase es no tener ganas de trabajar, pero si hay una intención y un proyecto, y lo preparamos como es debido, veremos que es una herramienta útil, estimulante y muy didáctica.

Asimismo he procurado tratar los aspectos técnicos, porque hay maestros que por desconocimiento no se atreven a trabajarla. Añadí el enlace a un blog que incluye aspectos técnicos con ejemplos de películas: diferentes movimientos de cámara, sonido y luces… Con la voluntad de que los maestros se animen.

Para mirarlo con la importancia que damos a saber hacer la distinción entre el sujeto y el predicado de una oración.

Exactamente lo mismo. Las imágenes tienen un peso importante en sociedad y no podemos obviarlo por miedo o desconocimiento. Y además veremos que no es algo tan difícil, y más si lo hacemos con ayuda y recursos. Es un libro muy práctico, y también incluye lecturas relacionadas, para hacer la mezcla entre cultura literaria o escrita y audiovisual.

Propuestas de lectura sobre educación mediática / cinescola.info

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/rosasensat/2019/12/19/ramon-breu-ahora-ya-llevamos-la-pantalla-en-el-bolsillo-y-tenemos-una-mirada-solitaria-y-privatizada/

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Bruselas: El próximo estudio PISA evaluará la educación mediática a petición de la UE

Redacción:La Vanguardia

El próximo estudio piloto del informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) evaluará a petición de la Unión Europea (UE) la educación mediática de los alumnos ante el fenómeno global de la desinformación.

 Bruselas está trabajando con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, responsable del informe PISA) para que incluya «nuevas preguntas» en su cuestionario piloto para evaluar la capacidad de los adolescentes de diferenciar entre información y bulos, desveló en una entrevista con Efe y Radio Nacional de España (RNE) Manuel Mateo, miembro del gabinete de la comisaria de Economía y Sociedad Digital, Mariya Gabriel.

 

 

Este estudio, llevado a cabo por la OCDE a nivel mundial, mide el rendimiento académico de los alumnos de 15 años en matemáticas, ciencia y lectura, y se realiza cada tres años.

En el intermedio se efectúa otro piloto, más reducido, que sirve para probar nuevas preguntas.

«En el próximo piloto van a integrar preguntas sobre educación mediática y si sale bien lo ampliarán al otro», según Mateo.

Para el alto funcionario de la CE, aunque la desinformación con fines políticos siempre ha existido, cada vez es más «necesaria una alfabetización mediática de la población» debido que las redes sociales elevan exponencialmente su efecto multiplicador.

Por eso considera un cambio «fundamental» en la UE que «sus Estados miembros se hayan decidido imponer la obligación de educar a sus poblaciones a los medios de información».

Se trata, precisó, de «una línea» dentro de la Directiva de servicios de comunicación audiovisual que se que aprobó en diciembre de 2018 y que los países europeos tienen que transponer a sus legislaciones nacionales en un máximo de 21 meses.

En su opinión, aunque Europa carece de competencias en Educación, sí que podría «diseñar un modelo» de cómo integrar esas capacidades mediáticas en el sistema educativo.

«Creemos que hay muchas formas sin necesariamente crear una nueva asignatura. Se puede integrar muy bien a clases de Historia, en clases científicas, de lengua o incluso de Filosofía», enumeró Mateo, al señalar que de lo que se trata es de que los alumnos sean capaces de «ver la diferencia entre bulos, noticias sensacionalistas, opiniones, análisis o hechos» con ejemplos.

 

 

Se trata en definitiva de «incentivar que los ciudadanos tenga un espíritu crítico, de que se lo piensen dos veces antes de creerse todo lo que ven por redes» sociales, concluye.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20190323/461181051727/el-proximo-estudio-pisa-evaluara-la-educacion-mediatica-a-peticion-de-la-ue.html

 

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Educación mediática, la clave para combatir las fake news

Por: Semana Educación

La proliferación de la desinformación llegó a dimensiones insospechadas en la era digital. Hoy más que nunca hay la necesidad de desarrollar nuevas competencias para moverse con criterio y estar a salvo de los engaños malintencionados en Internet.

Hace cerca de dos años se hizo viral el término“noticias falsas” y ahora no deja de aparecer en las noticias de verdad. De repente, estas mentiras disfrazadas de actualidad se volvieron la preocupación del mundo entero, la amenaza más notoria para la democracia. Y, en buena medida, con razón: aunque no está claro cuánto influyeron, sin duda hicieron parte en la consolidación de la opinión pública en las elecciones del Brexit en Reino Unido, de Donald Trump en Estados Unidos y del plebiscito sobre el acuerdo de paz en Colombia.

El interés por el tema es tal que ya varios actores de la sociedad han prendido las alarmas en busca de una estrategia para detenerlas. Entre otras iniciativas, varios medios como la BBC, Vice o Animal Político han liderado campañas dirigidas a promover la verificación de la información y Facebook anunció en enero un nuevo algoritmo que prioriza las noticias de los amigos y disminuye la exposición de los sitios de dudosa reputación. En Reino Unido, el gobierno de Theresa May creó a comienzos de año una Unidad Anti ‘Fake News’ (noticias falsas en inglés) con el único objetivo de combatirlas. Pero pocos se han preocupado por solucionar el problema de raíz: desarrollar el criterio de quienes consumen y reproducen estos mensajes.

Después de todo, las noticias falsas son solo un síntoma de un fenómeno mucho más grande en la que la democratización de los canales de información lleva a menos filtros de veracidad. Hay muchas personas con acceso a información, pero ignorantes de las fuentes de la que esta proviene, de sus intenciones y veracidad. Y, ante eso, difícilmente haya un mejor ‘algoritmo’ que el criterio propio: enseñar a la gente a consumir, producir y reproducir la información responsablemente, igual que se enseña a leer y a escribir. Es solo otro tipo de alfabetización.

Un mundo (más) caótico

Juan Pablo Ortega, profesor del Departamento de Ciencias Sociales en la Universidad Central, tiende a preguntarle a sus alumnos de Enunciación y Análisis del Discurso qué personaje admiran. La interacción sobre los intereses personales de sus estudiantes es algo que, dice, lo ayuda a conectarse más con ellos. Pero, no se esperaba la respuesta de una alumna cuando le contó el suyo:

-Popeye, profe.

-¿El… marino? –, replicó Juan Pablo.

-No, profe, el youtuber.

Popeye, el youtuber, cuyo nombre real es John Jairo Velásquez, fue sicario del Cartel de Medellín y parte del círculo de confianza de Pablo Escobar. Estuvo en la cárcel hasta 2014 cumpliendo una condena de 23 años y ahora se dedica a hacer videos en Youtube, donde promueve la tendencia ultraconservadora y la apología de la vida de Escobar (además de su nueva marca de ropa).

Pero a la estudiante le parecía “muy valiente, no sé, como que se enfrenta a todo”. El profesor tuvo que parar la clase para relatarle a sus alumnos el prontuario de Popeye, autor confeso de cerca de 250 asesinatos, y por qué quizás no es el mejor modelo a seguir. Eventualmente, la estudiante admitió que se encontraba en un error.

Como ella, muchas personas se están informando a través de medios descontextualizados o tendenciosos, fuentes muchas veces de la desinformación. Hoy, todo el conocimiento necesario para informarse a fondo sobre prácticamente cualquier tema (como las atrocidades del Cartel de Medellín) está en la web. Pero, como dijo el periodista de CNN Fareed Zakaria en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (Wise, por sus siglas en inglés) de 2017, “la tecnología ha hecho muy difícil seleccionar los hechos verídicos de una masa basta de información donde no hay ninguna jerarquía, ni diferencia, entre la mentira y la verdad. De hecho, las falsedades tienen cierta ventaja porque son más sensacionalistas, y eso es más popular que la aburrida realidad”.

Por si fuera poco, la gente lee menos críticamente. Gloria Marciales, psicóloga y magíster en Educación de la Universidad Javeriana, explica que “estudios comparativos entre nativos e inmigrantes digitales demuestran que los primeros tienen muchas más habilidades técnicas para navegar por la red, pero menos competencias en la construcción de sentido a partir de lo que encuentran. Ante una desbordada oferta de información, generalmente no pasan del primer pantallazo que les llega. No le invierten mucho tiempo”.

No deja de ser interesante lo que sucedió con la nota “Estudio: 70% de los usuarios de Facebook solo leen el titular de las notas de ciencias antes de comentarlas”, publicada por el Science Post en junio de 2016. Esta fue compartida por 46.000 personas en menos de una semana, pero al darle clic solo abría una caja de texto, “lorem ipsum”, sin ningún contenido, una prueba clara de la lectura fácil y crédula que criticaba el engañoso titular.

Vulnerables

Ante este escenario, no sorprende la vulnerabilidad generalizada de las personas frente a la desinformación. Es difícil probar qué tanto, pero al menos el 75% de los adultos ‘caen’ frente a un titular falso, según una investigación realizada por Ipsos en Estados Unidos.

Incluso los nativos digitales son demasiado crédulos con el contenido que encuentran en Internet. Un estudio de la Universidad de Stanford puso a algunos estudiantes de la reconocida institución a distinguir entre un tuit real de Fox News y uno falso, y solo un cuarto de ellos reconoció el significado del sello azul que certifica en Twitter a una cuenta oficial. A más del 30% le pareció que la cuenta falsa era la original. Lo que es más grave: en una prueba similar, ocho de cada diez pensó que un publirreportaje, identificado con un pequeño texto como “contenido patrocinado”, era una noticia real.

Y si a esas falencias de lecturabilidad se le suman titulares escandalosos hechos para ser virales, como “Hillary Clinton maneja un negocio de tráfico sexual infantil”, «El papa apoya la candidatura de Donald Trump” o “Así intentaron robarse el plebiscito”, es la mezcla perfecta para un boom de noticias falsas y virales.

Como diría Zakaria en Wise 2017, “en este nuevo mundo, la tecnología está jugando un rol pernicioso. Nos lleva a la idea de que no hay hechos comprobables sino realidades relativas, donde nadie, no importa lo que haga, puede ser probado de cometer un error. Eso para mí es el declive de la civilización. Lo único que puede pararlo es que rescatemos la importancia de los hechos y de la educación”.

El papel de la educación

Hay un concepto que no se usa mucho, pero que lleva un buen tiempo rondado el escenario educativo: la alfabetización mediática. Es decir, la capacidad de leer críticamente y expresarse responsablemente en los medios, tanto los tradicionales como en las redes sociales.

En sí, el concepto no es nuevo. Desde los años noventa se empezó a hablar de ella (junto con las otras alfabetizaciones del siglo XXI), principalmente con el fin de instruir a los alumnos en las herramientas manipuladoras de la publicidad que veían en televisión. Aunque su campo de acción se amplió mucho con la llegada de las redes sociales. En 2011, la Unesco publicó un currículo de alfabetización mediática, llamando la atención a nivel internacional sobre la necesidad de desarrollar estas competencias desde la escuela.

Lastimosamente, este poco se había adoptado en los colegios y universidades. Pero ahora, con la creciente popularidad de las noticias falsas en Internet, está tomando un nuevo aliento.

En 2017, la Universidad de Washington introdujo una clase llamada Calling Bullshit in the Digital Age (algo así como: Identificando las mentiras en la era digital). No sorprende que haya sido un éxito entre los alumnos. En solo un minuto de la apertura de las inscripciones, ya había llegado a su cupo máximo con 160 inscritos.

Los pocos afortunados que alcanzaron a entrar aprenden a identificar las noticias falsas en las redes sociales mediante ejemplos, unos que analizan en clase y otros que los propios alumnos encuentran por su cuenta. El ánimo por participar y ‘pescar’ a los mentirosos fue tal que los profesores Carl Bergstrom y Jevin West abrieron una cuenta de Twitter (@callin_bull) en la que ‘cuelgan’ todos los casos. El curso se volvió así una suerte de veeduría social para todo el mundo.

Otras universidades, como la de Michigan, Georgetown, Stanford, Columbia y Oxford, han implementado programas similares. En el College de Brooklyn de la Universidad de Nueva York han tomado una aproximación más lúdica: estudiantes, profesores y funcionarios se reúnen una vez al año en el auditorio para participar en un juego formato concurso de televisión en el que votan cuáles noticias son falsas y cuáles no.

“Lo más interesante es que los estudiantes se vuelven conscientes del gran rol que juegan los medios en sus vidas. Antes de enseñarles a analizar los mensajes, la mayoría ni siquiera sentían cuánto los influían”, asegura Julie Smith, profesora y autora de Master the Media: How Teaching Media Literacy Can Save Our Plugged-In World.

Por eso, dice Smith, es una buena técnica empezar por el conocimiento previo que ya llevan los alumnos de los medios para contrastarlo con la teoría. En la misma dirección, Alfabetización mediática en la era de la información, de Robert Kubey, señala tres etapas del desarrollo de esta competencia: legitimar las experiencias y el conocimiento de los alumnos de los medios, formalizar este saber con teorías y conceptos de los medios y, finalmente, asistir a los estudiantes para que evalúen y critiquen tanto el comportamiento de los medios como el de ellos mismos.

En Colombia es raro encontrar experiencias educativas enfocadas en estos componentes. Muchos colegios los incluyen de alguna manera dentro de la formación en Ciudadanía Digital o en Literatura (como están parcialmente en los DBA). Iniciativas periodísticas, por otra parte, se han enfocado en enseñar a identificar las noticias falsas, como es el caso de No Coma Cuento, una campaña impulsada por un grupo de jóvenes para promover el consumo crítico de información, que ha llevado talleres a la Universidad de Cartagena, la Icesi de Cali, la Sergio Arboleda, la Uniminuto, la Javeriana y la Jorge Tadeo Lozano.

Por su lado, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) cuenta con el proyecto Convivencias en Red, que ofrece herramientas para entender la desinformación existente on line, aprender a contar historias y construir espacios de respeto y de construcción colectiva en las redes. “Empezamos el año pasado, pero ya tenemos conversaciones con algunas Secretarías de Educación para llevarlo a los colegios. Eso es algo que tenemos en mente”, asegura Ricardo Corredor, director del FNPI. Estos recursos digitales se pueden encontrar en la página web del Centro Gabo.

Empezar por los mayores

Silvia Rosenthal, autora del libro Making Thinking Visible, Meaningful, Shareable, and Amplified, siempre le pregunta a los demás profesores si saben cómo leer un tuit, que tiene un hashtag, que los dirige a una conversación de TED, que tiene un ‘meme’ sacado de un blog en su sección de comentarios. “¿No? ¿Ustedes no saben cómo leer y contribuir en ese flujo? Entonces son unos analfabetas digitales, o están en camino de serlo”, dice.

Y es que es muy difícil enseñar a los alumnos a leer y escribir en los nuevos códigos de los medios si el maestro no sabe cómo. Conforme ha venido señalando Semana Educación, que sean nativos digitales no significa que sean expertos en el uso de la red. “Los chicos tienen la facilidad de usar la tecnología para moverse socialmente. No le temen a oprimir un botón y ver qué pasa. Pero no saben cómo usarla para aprender”, señala Rosenthal.

Por eso, el primer reto es que los maestros aprendan, también, el lenguaje de las redes sociales. Que el 45% de los centennials diga que Youtube es su medio preferido para el aprendizaje y el 47% de ellos pase más de tres horas diarias en esta plataforma –como encontró un estudio reciente de Pearson–, es un llamado a que los educadores investiguen cuáles son las herramientas retóricas que lo hacen tan atrayente para los niños (y las sepan incluir en su clase), y que los padres conozcan qué youtubers (y por qué) ve su hijo.

Es un proceso. Hasta ahora, los ejemplos de instituciones educativas en todo el mundo que abordan a fondo este tipo de alfabetización se cuentan casi con las manos. En especial en los colegios, donde el hecho de que sea un componente transversal contribuye a que se difumine o se fusione en otros programas de ciudadanía digital. Pero cada vez cobran más fuerza.

“Yo estoy optimista”, dice Smith, “pienso que el fenómeno de las noticias falsas ha avanzado la discusión sobre la alfabetización mediática en todo el mundo. La desinformación ha rondando siempre, pero ahora viaja a la velocidad de la luz y aparenta ser legítima. La responsabilidad queda sobre nosotros. ¡El mejor filtro ante las noticias falsas lo tenemos nosotros mismos entre oreja y oreja!”.

 Recomendaciones

1. Busque la fuente

Revise que las citas y referencias en una noticias sean reales. Muchas fábricas de noticias falsas usan un URL casi idéntico al de medios conocidos. Por otro lado, páginas como Wikipedia pueden tener contenido valioso siempre y cuando coteje que tenga fuentes suficientes y fiables.

2. Lea más allá

No hay que quedarse solo con el titular. Antes de compartir u opinar sobre una nota, léala completa.

3. Verifique la fecha

Mucha información, especialmente fotos y videos, vuelve a surgir descontextualizada tiempo después en las redes sociales. Por eso, asegúrese de que sea reciente. En páginas como Google Images puede subir una foto y encontrar si ya se ha usado en otros sitios.

4. Acuda al que sabe

Hay páginas de verificación, como el detector de mentiras de La Silla Vacía, y extensiones para el navegador, como Media Bias o B.S. Detector, que ayudan a identificar los sitios de contenido dudoso y el sesgo ideológico de diferentes portales en Internet.

5. Revise quién escribe

¿Es un autor o un medio reconocido? Lo más probable es que un portal con muchas visitas y una trayectoria reconocida cuide más la veracidad de sus fuentes. Las fábricas de noticias tienden a cerrarse y volverse a abrir con regularidad.

6. ¿Solo una?

Si la noticia es real lo más probable es que varios portales hablen de ella. Si lee algo que le llame la atención, búsquelo también en otras partes. Puede que encuentre otros enfoques o que no es verdad.

7. Cuidado con los chistes

¡Pilas! Muchas páginas como Actualidad Panamericana se dedican al contenido humorístico. Si es demasiado extravagante para ser verdad, lo más probable es que no lo sea.

8. Considere su sesgo

Tenga en cuenta que sus creencias pueden alterar su opiniónDespréndanse, busque opiniones, noticias y enfoques que contradigan lo que ya sabe. La confrontación de ideas solo enriquece el debate.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/conozca-como-prevenir-la-desinformacion-mediatica/597870

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En Brasil, la cruzada contra las noticias falsas comienza por las escuelas

Centro América/República Dominicana/17.07.18/Fuente: listindiario.com.

Para Kayo Rodrigues es difícil afirmar que la prensa brasileña es perfecta, pero la considera crucial para combatir noticias falsas «porque no todos tienen internet ni herramientas para verificar fuentes». No es periodista, tiene apenas 14 años y, como es obligatorio en Brasil, estudia análisis de medios en el colegio.

Kayo integra el proyecto «Prensa Joven» iniciado hace seis años en la escuela pública Casa Blanca, en la periferia de Sao Paulo. En Brasil, la «educación mediática» es una asignatura como matemáticas o historia, y con el auge de las noticias falsas, el asunto ganó un espacio en los programas escolares.

«La idea es enseñar a los alumnos a diferenciar noticias falsas, y se vuelve parte obligatoria [del sistema educativo], porque el país decidió que era importante (…). La proliferación de las redes sociales creó una situación de urgencia en este tema», explica Leandro Beguoci, director editorial de la asociación brasileña Nova Escola, especializada en educación.

En su clase semanal, en Casa Blanca, los profesores Lucilene Varandas e Hildenor Gomes do Santos enseñan a sus alumnos de 8 a 14 años el lenguaje de cada género periodístico y a no dar crédito a todo lo que ven o leen.

«Cuando recibo alguna noticia, la busco en internet, me pregunto si es verdad», dice Helena Vital, de 11 años. Hija de profesores no asiduos al noticiero, afirma que el programa le ha enseñado a mirar los medios con otra perspectiva.

«Ahora sé que no todo está tan mal, que el país no se va a derrumbar de golpe», cuenta Helena, quien opina que consumir noticias sin cuestionarlas, de forma automática, «deja a las personas tristes» y que «hay muchas cosas negativas que no son verdaderas».

Los chicos aún no tienen herramientas para una comprobación de datos sistemática, pero «verifican los textos, quién los escribe, quién podría tener interés en la publicación y dónde son publicados, como elementos detalles para cuestionar las noticias», explica la profesora Varandas, que piensa en posibles asociaciones con agencias especializadas en fact-checking para ampliar la formación.

«Basta un clic para compartir noticias falsas, el proyecto me enseñó a repensar mis clics», dice Kayo, hijo de un vendedor y una manicurista que todas las noches ven la emisión estelar de Globo, principal canal de televisión de Brasil.

Los alumnos del proyecto incluso han analizado las informaciones divulgadas en la prensa local sobre su trabajo y, como protagonistas de la historia, encontraron imprecisiones. AFP fue advertida de que este reportaje también pasará por el ojo crítico de «Prensa Joven».

– «Alfabetización mediática» –

Con su dimensión continental (207,7 millones de habitantes), Brasil tiene presencia masiva en las redes sociales (unos 120 millones de usuarios en Whatsapp, más de 100 millones de Facebook y otros 50 millones de Instagram).

«Los niños en el pasado se informaban a través de sus padres, pero ahora lo hacen a través de diversos canales, lo que también cambia el papel de la escuela», subraya Leandro Beguoci, de Nova Escola. «Brasil, de forma muy interesante, asumió que la alfabetización mediática y tecnológica son casi tan importantes como la alfabetización clásica».

Periodista de formación, Beguoci afirma que el análisis de noticias no es una carga adicional en la educación básica y que ofrece «un contexto que puede funcionar para mejorar el aprendizaje».

«Estamos hablando de las cosas que están en el mundo del alumno», subraya.

«La tecnología vino para facilitar la comunicación, pero llegó la hora de cuestionar contenidos. Los niños y los adolescentes, como nativos digitales, tienen la responsabilidad de analizar esos contenidos antes de reproducirlos», sostiene por su parte Verónica Martins Cannatá, coordinadora-asistente de Tecnología de las Comunicaciones del colegio privado Dante Alighieri, en Sao Paulo.

Fuente de la noticia: https://listindiario.com/las-mundiales/2018/07/13/524015/en-brasil-la-cruzada-contra-las-noticias-falsas-comienza-por-las-escuelas

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¿Donde esta la Tropa Educativa?

Por: Aporrea.

En marco de la guerra no convencional en la estrategia de amplio espectro que establece el imperialismo Norteamericano contra la Revolución Bolivariana se desarrolla la guerra mediática y esencialmente en tiempo de la era digital con la manipulación de las redes sociales, estableciendo la Postverdad como paradigma de construcción de hegemonía, es así como todos los días a toda hora se elaboran falsas noticias, se manipulan verdades, se descontexualiza hechos, con la finalidad de generar la subjetividades negativas en torno a los procesos revolucionarios.

Esto nos obliga como militantes de la revolución a formarnos y autoformarnos permanentemente en los procesos tecnológicos y comunicacionales, para asumir este espacio de lucha tal cual como lo asumió el Comandante Chávez con la creación de su cuenta Twitter: @chavezcandanga que se convirtió en una trinchera en la batallas de las ideas en el campo virtual, El Comandante Chávez comprendió el potencial de las redes sociales: «las redes sociales son un arma que también deben ser usadas por la revolución».

En el Sistema Nacional de Investigación y Formación del Magisterio se construye un Plan de formación que define como énfasis inicial la red social twitter, ya que los estudios realizados por el Profesor Carlos Lanz determinan a esta red social como la generadora de contenidos, constructora de opinión pública.

Este plan se desarrollara en los equipos de supervisión , formación y recursos para el aprendizaje como primera iniciativa en las estructura organizativas del Ministerio del Poder Popular para la Educación.

La caracterización que hemos realizado de los nudos presentados en el desarrollo de este trabajo comunicacional en sector educativo presenta 4 planteamientos centrales:

1. Necesidades tecnológicas(equipos , recursos tecnológicos, conexión a internet)

2. Necesidades formativas: comprensión de la guerra mediática , uso de la herramientas tecnológicas, manejo de redes sociales.

3. Acompañamiento y seguimiento del trabajo de la cuentas

4. Necesidad de la creación de la tropa educativa.

Para el primer nudo debemos realizar vinculaciones nacionales y regionales que nos permita fortalecer esta situación técnica , pero a su vez es necesario también desarrollar la capacidad creativa en este aspecto.

El Plan se concentrara en los 3 últimos nudos definiendo los propósitos siguientes:

-Desarrollar un Plan de formación permanente a los equipos de supervisión nacional, regional y circuital, a los equipos de investigación y formación nacional, regional, municipal y parroquial, coordinación de recursos para el aprendizaje nacional y regional

– Realizar el seguimiento y control a las cuentas de los equipos de supervisión y formación, determinando la necesidades formativas.

-Conformar la tropa educativa incluyendo progresivamente en la formación a los directores y directoras , voceros y voceras de investigación y formación, participantes de los PNFA, enlaces CRA de las instituciones educativas.

Trabajaremos los siguientes temas iniciales:

Operaciones psicológicas , Guerra no convencional, estrategia de amplio espectro.

Defensa de la Revolución Bolivariana en la red social twitter

Linea editorial de las cuentas twitter

Sistema de seguimiento y control de las cuentas twitter

Taller de creación y uso de la cuenta twitter

Para que este plan logre sus propósitos, se hace necesario al mayor nivel de compromiso , el mayor nivel de militancia y la mayor disposición a la formación permanente de los equipos de supervisión y formación, de los responsables del seguimiento y control, y del equipo que coordine y dirija este plan.

Ya es tiempo que el sector educativo se una a la batalla mediática en donde miles de comunicadores y comunicadoras digitales( tuiteros y tuiteras) con compromiso y pasión defiende la Revolución Bolivariana.

Fuente: https://www.aporrea.org/imprime/a253634.html

Imagen: http://blogpedagogiadialogante.com/wp-content/uploads/2017/09/22047713_1512058902187206_7626840285137755186_o-960×750.jpg

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