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Lanzan el concurso “Libros” por el Bicentenario de la Independencia

Argentina/25 mayo 2016/ Fuente: Diario El Argentino

La Dirección de Educación Popular de la Municipalidad invita a participar a las instituciones de educación primaria y secundaria locales del concurso “Libros”, una propuesta que busca conmemorar y reflexionar sobre la Independencia de nuestra Argentina, a través de distintas actividades educativas y de interés de acuerdo al nivel educativo.

“Desde Educación popular buscamos que los niños y jóvenes se adueñen de la historia, esto es, que la integren a su vida, a su visión. Que no les resulte extraña ni un mero acto tradicional, sino que les den sentido para nuestro presente” afirmó Ariel Cruz, responsable de dicha dirección.

¿Cómo participar?

Nivel Primario

Se trata de un concurso de preguntas y respuestas dirigido a los estudiantes del 5° y 6° año. Se conformarán equipos de cuatro (4) estudiantes por curso, respetando proporcionalidad de género y propiciando la inclusión de chicos/as integradas o discapacitados.

Para la preparación la Dirección de Educación Popular proveerá una guía de preguntas y referencias bibliográficas y videos para consultar. El límite es de cuatro (4) equipos por institución educativa, incluyendo escuelas primarias de jóvenes y adultos.

Las inscripciones serán desde el 19 de mayo hasta el 3 de junio de 2016, y deberá presentarse una nota con los estudiantes integrantes del equipo, detallando año de pertenencia y el docente asesor. Resulta importante registrar un número telefónico de referencia para contactos permanentes y de consulta en la oficina de la Dirección de Educación Popular (Irigoyen 75, de lunes a viernes en el horario de 8 a 12 horas)

El encuentro para el concursos será el 5 de julio a las 9 horas en el Gimnasio del Club Pueblo Nuevo, sito en Avenida Eva Perón intersección con José Ingenieros. Todos los participantes recibirán su reconocimiento y los tres equipos ganadores menciones especiales con obsequios para la escuela.

Nivel secundario

Para el nivel secundario el concurso consistirá en la producción de videos educativos de hasta seis (6) minutos de duración. A partir de un trabajo de investigación bibliográfica sobre el proceso histórico que derivó en la Declaración de la Independencia, se propone crear un breve relato pasible de ser guionado para la posterior elaboración de un corto educativo referido a tal tema.

El equipo debe estar integrado por al menos cinco (5) miembros y hasta un máximo de quince (15), con la participación de estudiantes discapacitados y/o integrados, y al menos un docente asesor.

Se realizará un encuentro de cierre donde se presentarán los cortos educativos referidos al Bicentenario de la Declaración de la Independencia en el Congreso de Tucumán, se prevé la proyección de los trabajos y la charla – debate con especialistas en el tema. Este panel será el encargado de evaluar las producciones y determinar las premiaciones.

La Municipalidad de Gualeguaychú compilará todo el material producido en un solo DVD, el cual será enviado a las instituciones educativas para ser incorporado en el material de indagación histórica disponible en sus bibliotecas.

Cronograma: inscripciones desde el 19 de mayo hasta el 3 de junio de 2016, presentando una nota con los estudiantes integrantes del equipo, detallando año de pertenencia y el docente asesor (puede ser más de uno). Importante registrar un número telefónico de referencia para contactos permanentes y de consulta en la oficina de la Dirección de Educación Popular en Irigoyen 75, en el horario de 8 a 12 horas, de lunes a viernes.

Fuente noticias:
http://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/163566/Lanzan-el-concurso-%E2%80%9CLibros%E2%80%9D-por-el-bicentenario-de-la-Independencia
Fuente imagen:
http://mitucuman.blogspot.com/2016/03/concursos-bincentenario-de-la.html
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La Educación Popular en clave de debate

Claudia Korol

La educación popular nació en Nuestramérica como pedagogía de “los oprimidos”, que comprendiendo las razones de su opresión se organizan para enfrentar a la explotación capitalista e imperialista. Al caminar se volvió también pedagogía de “las oprimidas” y de quienes, sintiéndose vulneradxs por el patriarcado, enfrentan su dominación; y se entrelazó como pedagogía de la descolonización cultural, con las experiencias diversas de más de cinco siglos de resistencia indígena, negra y popular.

En la marcha, frente a los intentos de disolución de su sentido subversivo, tuvo que aprender a ser –una y otra vez- pedagogía de los y las de abajo, e insubordinación frente a las instituciones que ponen chaleco de fuerza a los procesos transformadores.

En Argentina, una parte significativa de la energía desatada en el 2001, parece acorralada actualmente en discursos en los cuales un recorte de las superganancias de los sectores oligárquicos es presentado como la “reforma agraria”; o los planes asistencialistas como “redistribución de la riqueza”. Los gestos simbólicos –después de décadas de oscuridad- tienen una luz enceguecedora, que dificulta el análisis de los cambios reales en las relaciones de fuerzas, de los reagrupamientos en el poder, o de los desafíos a las políticas capitalistas y patriarcales hegemónicas. La división y cooptación de los movimientos populares se acompaña del secuestro del lenguaje, de las palabras, e incluso de los sueños. Sin embargo, seguimos soñando un mundo diferente, humanizado por nuestras acciones. Pero como no nos gusta soñar sin actuar para ver el sueño realizado, revisamos una y otra vez críticamente nuestras prácticas y creencias sobre las mismas, volvemos sobre nuestros propios pasos.

El siglo 21 desde América Latina

El sistema capitalista en nuestro continente es –como el patriarcado y el racismo- producto de siglos de colonialismo y neocolonialismo. En este momento en que su crisis se agrava en todas las dimensiones (es crisis económica, financiera, alimentaria, energética, política, cultural) a nivel mundial, se refuerzan los mecanismos de salvataje de su “prestigio” y sobre todo, de sus desmedidas ganancias. Al mismo tiempo, se multiplican los discursos fundamentalistas religiosos y políticos que tienden a legitimar la dominación a través de la imposición de una cultura que justifica la exclusión y estigmatización del “otro”, del “diferente”.
El continente es pensado desde una voz principal, a partir de un sujeto hegemónico: blanco, burgués, masculino, urbano, heterosexual. El resto -la mayoría- es el otro: bárbaro, primitivo, negro, indio, mujer, homosexual, pobre, extranjero; y como tal es subalterno, es negado, es desvalorizado. La cultura de los violentos vencedores se vuelve dominación, pero también sentido común entre los vencidos y vencidas. Esto explica la colonización no sólo como ideología del poder, sino como legitimación del mismo en los cuerpos, ideas, sentimientos, sentidos y acciones de los colonizados y colonizadas.

La formación de militantes, en este contexto, se encuentra obligada a desafiar a la cultura hegemónica que atraviesa y modela -a través de los grandes medios de comunicación, las religiones, las prácticas políticas clientelares, la escuela pública en liquidación-, la subjetividad y los imaginarios populares, especialmente de los sectores más vulnerables.

Pero también es necesario cuestionar a las culturas que se proponen ser contrahegemónicas, discutiendo su eficacia. La posmodernidad progresista, acentuando las dimensiones fragmentarias de la creación popular, proponiendo la lógica del acontecimiento, de la situación, de los micropoderes… debilita los esfuerzos para la articulación de un pensamiento y una práctica que puedan derrotar a un enemigo globalizado y poderoso. Por otra parte, las formaciones dogmáticas de las izquierdas, que intentan encerrar en unas pocas categorías predominantemente económicas la riqueza de la existencia social y de las posibilidades de lucha cultural, favorecen la fragmentación. Unos y otros, posmodernxs y dogmáticxs, resultan altamente funcionales a los mecanismos culturales de la hegemonía dominante.

Desde las corrientes dogmáticas, el diálogo con culturas originarias o con las corrientes feministas, son consideradas como parte de las lógicas “posmodernas”. Se acusa a quienes sostenemos la necesidad de este diálogo, de complicidad con los procesos de fragmentación del sujeto popular promovidos por la cultura posmoderna. Sin embargo, en nuestra experiencia, las posiciones dogmáticas lejos de contribuir a superar esa fragmentación, la estimulan, al dejar fuera del proceso de articulación del sujeto a un conjunto de experiencias que consideran “secundarias”.

Es imprescindible reconocer las múltiples dinámicas de la dominación, para aportar al proceso complejo de creación de un bloque popular contrahegemónico, y para debatir el carácter y la metodología de las propuestas de formación política que actúen como dimensión pedagógica de esa creación. Los actuales momentos de fragmentación social tienen en su base material la desarticulación de las clases y sectores sociales, como resultado de la flexibilización y precarización laboral, la desindustrialización, el despoblamiento del campo, y por el retroceso en los niveles de conciencia social producido por la dictadura primero, así como por el fuerte impacto de la cultura neoliberal, patriarcal, heteronormativa, en los movimientos populares.

Las urgencias de la sobrevivencia generan formas de militancia basadas en el pragmatismo y en el cortoplacismo, que estimulan la manera efímera de constitución y desarticulación sucesiva de los agrupamientos de hombres y mujeres agredidos por el sistema, que no alcanzan a volverse sujetos políticos en la vivencia cotidiana de la inmediatez. Estas concepciones llevan al desprecio por la teoría, a la acentuación de la ruptura entre teorías y prácticas, a la limitación a procesos acotados de “capacitación” pero no de formación, a la subordinación ideológica a las diversas “modas” que se van renovando desde las usinas de la producción cultural hegemónica.

¿Qué pasa con la Educación Popular?

En la última década se ha producido una multiplicación de experiencias que se reconocen como de educación popular. Desde aquellas que pretenden -aun con dificultades- seguir siendo pedagogía de los oprimidos y oprimidas, pedagogía revolucionaria, y aquellas que han disociado las dinámicas y algunas técnicas participativas de la propuesta liberadora, y tienden a utilizarlas para instituir en su nombre un espacio de contención social con una fuerte marca de asistencialismo, gobernabilidad, y de inclusión subordinada en la dominación.

En la experiencia colectiva que venimos realizando desde Pañuelos en Rebeldía, intentamos recrear cotidianamente una pedagogía emancipatoria, a la que concebimos como una dimensión específica de los procesos organizativos y de lucha de las fuerzas populares y revolucionarias.

Intentamos que sea una pedagogía de la rebeldía, de la esperanza, de la libertad. Una pedagogía que tiene en su horizonte el socialismo –no como calco ni copia, sino como creación heroica de los pueblos (tal como lo concebía José Carlos Mariátegui)-. La entendemos por lo tanto en clave de revolución permanente, de desafío a las opresiones, de proceso y de proyecto libertario de los y las de abajo.

Desde Pañuelos en Rebeldía participamos en experiencias de recuperación del trabajo –con la modalidad de fábricas sin patrones, de cooperativas, de emprendimientos sociales-, en experiencias de salud comunitaria –que se realizan simultáneamente con la socialización de saberes ancestrales-, en propuestas de recreación y comunicación popular que se alejan del pasatismo promovido por los grandes medios de comunicación. También somos parte de las batallas de defensa de los bienes comunes, de los territorios, del medio ambiente, frente a las políticas depredadoras y expropiatorias del capital. Junto a las mujeres y a los colectivos de la diversidad sexual desafiamos el avasallamiento de nuestros cuerpos, de nuestras subjetividades, de nuestra sexualidad realizado sistemáticamente por el machismo y por la heteronormatividad impuestos violentamente por la cultura patriarcal.

Trataremos ahora de explicitar un poco más algunos elementos de nuestra propuesta y de nuestra experiencia:

– Concebimos a la Educación Popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, y no como pedagogía para los oprimidos y oprimidas. A nuestro entender, el sujeto de la educación popular está constituido fundamentalmente por los movimientos populares que se organizan en procesos de resistencia, y que conciben a la educación como una de sus dimensiones organizativas. El sujeto no son lxs educadorxs que pretenden “iluminar” con sus teorías revolucionarias a lxs sectores populares, ni siquiera lxs educandxs de manera aislada, sino los sectores populares que –con o sin ayuda de educadorxs externos al movimiento- se preparan en diferentes terrenos para hacer sus luchas más eficaces. Entender la Educación Popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, significa afirmar el protagonismo del sujeto popular en la creación histórica revolucionaria.

– Es pedagogía de la rebeldía frente al sistema y no de la adaptación al mismo. Esta posición está en polémica con quienes realizan prácticas que tienen fuertes componentes de asistencialismo y clientelismo, promovidas fundamentalmente desde algunos espacios gubernamentales, ONGs e Iglesias, con el objetivo de “contener” y de “adaptar” a los sectores sociales excluidos, en una inclusión subordinada. Es una contención que funciona en clave de disciplinamiento: se trata de “contener” en el corralito de las políticas de sobrevivencia, reduciéndose la formación -por lo general- a propuestas de “entrenamiento” en algunos saberes necesarios para no morir. Estas “capacitaciones” en proyectos productivos del circuito asistencial, no sólo van dando legitimidad a ese circuito; también son mecanismos de multiplicación de la explotación, de la extracción de plusvalía, e incluso de “autoexplotación”.

En la mayoría de los casos, los mismos educadores y educadoras están precarizados, con lo que se va creando un “acostumbramiento” a la idea de sobrevivir de cualquier manera, perdiendo los derechos sociales conquistados por los trabajadores y trabajadoras, y se legitima una concepción de la educación en la que se fragmentan los saberes hasta el punto de decidirse de manera pragmática cuáles deben ser “transmitidos” y cuáles “no son necesarios”, en procesos que más de formación vienen a resultar de “adiestramiento” para algunas labores.

Rechazar estas propuestas nos coloca muchas veces en los límites testimoniales del ejercicio crítico… pero aceptar la subordinación a las lógicas ideológicas y simbólicas del poder nos arrastra a un terreno abonado por el cortoplacismo y la mediocridad (cuando no como socios/as subordinados de corruptelas escandalosas).

De esta manera, el objetivo de la educación popular no es la adaptación ni la inclusión en el sistema de dominación, sino el combate al mismo con el objetivo de su destrucción. Y en el “mientras tanto”, el objetivo es crear las fuerzas populares con capacidad para dar esa batalla.

– Es pedagogía de la organización popular. Se realiza prioritariamente desde las organizaciones en lucha, tendiendo a fortalecer a su militancia en los distintos ámbitos que tienen de análisis crítico de la realidad y de transformación de la misma. En este marco, polemizamos con los criterios que establecen fuertes diferencias jerárquicas entre los procesos educativos “de base”, y los destinados a “los cuadros”. Pensamos a la Educación Popular como teoría del conocimiento, que sustenta todos los procesos de estudio y de reflexión sobre la práctica, o de debate teórico. La división en “base” y “cuadros”, establece una jerarquía en las organizaciones que en gran medida ha sido desmentida por el proceso histórico. Son muchos los “cuadros” revolucionarios que rápidamente se han vuelto “cuadros” del sistema. Y son muchos los y las “militantes de base” que se han mantenido fieles al ideario y a las necesidades populares. El reconocimiento de diferentes tipos de experiencias –hecho real, que constituye una riqueza de los movimientos- no debiera derivar en una construcción jerárquica, sino en la oportunidad de un intercambio de saberes enriquecido por las mismas.

Tampoco creemos que se deba establecer una jerarquía entre los diferentes tipos de opresiones y de luchas contra las mismas. Concebimos a la educación popular como una pedagogía de los sujetos organizados o que tienden a organizarse para luchar contra todas las formas de alienación, de negación de nuestro ser social, de enajenación de nuestra fuerza y capacidad creativa. La dimensión organizativa es una parte esencial de esta teoría del conocimiento, basada en el trabajo grupal, y en la convicción de que la única manera de transformación del mundo es a partir de la lucha colectiva de los oprimidos y oprimidas.

– Es una pedagogía del conflicto social, que se desenvuelve al calor de las movilizaciones sociales y políticas, y de la creación de experiencia de poder popular. Sus contenidos, métodos, propuestas, no se deciden por fuera del grupo social que forma parte del proceso educativo, sino que se va realizando junto y como decisión del grupo. En este sentido, se aleja de aquellas concepciones de algunas izquierdas que se consideran poseedoras de verdades que deben “enseñar” a “la clase”; posición que Paulo Freire caracterizó como “educación bancaria”, porque sigue suponiendo que en un lugar elitista está el dominio del saber y en otro está la ignorancia, y considera que el acto educativo se limita a “transferir” o “depositar” ese saber, para “iluminar” a los que no lo tienen. La Educación Popular estimula, por el contrario, procesos de creación colectiva de conocimientos, de descubrimiento del mundo, de diálogo de saberes.

– Es una pedagogía de la descolonización, del develamiento de las marcas eurocéntricas y occidentales de la cultura dominante. En nuestro continente, marcado a fuego por los genocidios propiciados por la cultura capitalista, patriarcal, racista, impuesta por la conquista, la colonización y la recolonización, es imprescindible pensar en una mirada profundamente crítica del eurocentrismo y de sus lógicas racionalistas, basadas en ideales como el “desarrollo”, el “progreso”, la “civilización”. Es necesario plantearnos -en el contexto de la crisis del capitalismo “desarrollado” y de llamado “socialismo real”-, la necesidad de dar una vuelta radical en las maneras de pensar y pensarnos, de sentir, de crear, haciendo del reconocimiento de la multiculturalidad una oportunidad de crecer en la diversidad, y de encuentro de pistas que permitan detener la destrucción del planeta.

Esto nos obliga a cuestionar nuestras propias ideas sobre las formas de vida deseables, tanto en su dimensión colectiva como individual, los modelos pensados de socialismo, los proyectos populares en los que nos involucramos.

Esta concepción propone un debate tanto al modelo hegemónico de educación –esencialmente colonial-, como a las propuestas de algunas corrientes de izquierda que han hecho del paradigma occidental de desarrollo su principal fuente de inspiración.

Sin renunciar a los aportes que puedan provenir de todos los saberes existentes en el mundo, es necesario pensar la realidad desde América Latina, desde nuestra historia, desde los sujetos que la constituyen, desde nuestra identidad indoamericana, desde nuestros saberes, desde nuestros sueños, desde nuestros cuerpos sometidos, y desde nuestros cuerpos rebeldes.

Polemizamos con algunas construcciones sostenidas desde la izquierda, que llevan a negar las raíces culturales y políticas de los movimientos populares del continente, reduciendo el conjunto de contradicciones de una sociedad a la contradicción clasista (jerarquizada como contradicción principal, y considerada en muchos casos como única y prioritaria).

Fundamentamos nuestro pensamiento en el marxismo, e intentamos despojar al mismo de las connotaciones que provienen de interpretaciones sectarias, dogmáticas, que esterilizan su mayor potencia: la capacidad crítica, la dialéctica revolucionaria, la metodología de análisis de la realidad con el objetivo de su transformación. Esto significa al menos dos desafíos inmediatos: una reflexión profunda sobre nuestra historia, y sobre la manera en la que se enseña en escuelas y universidades, y la crítica de las bases epistemológicas de todas las ciencias, que han convertido a las universidades en dependencias de las grandes empresas.

La colonización de los saberes es especialmente visible en las prácticas académicas, que -con valiosas excepciones- cada vez más se han colocado al servicio de los intereses de las corporaciones transnacionales, como se expresa en la aceptación de fondos por parte de muchas universidades de las mineras como La Alumbrera, o de “donaciones” de transnacionales del agronegocio como Monsanto. La reacción que una parte de la comunidad universitaria viene realizando frente a estos fondos, inaugura nuevos debates en el campo académico, y promueve puentes con el mundo de las víctimas de las políticas de las transnacionales.
Desde nuestra experiencia, interactuamos con aquellas franjas del movimiento universitario que tejen sus compromisos con los movimientos populares, contribuyendo con seriedad y profundidad al develamiento de los intereses que están hoy en juego en aquellas disputas.

También tejemos redes con las educadoras y educadores que en los diferentes niveles del sistema de educación pública intentan abrir paso a una pedagogía crítica, cuestionadora del statu quo, transformadora y desafiante de las lógicas que esperan de este espacio la mera reproducción de los saberes de la dominación.

Descolonizar nuestras maneras de estar y de sentir, de pensar y de vivir, exige un enorme esfuerzo grupal que tenga signos claros de cambio, de crítica, de re-educación; que desafíe lo “aprendido” en la “socialización” en la que nos hemos de-formado. Es un esfuerzo que sólo puede concretarse en la lucha, en la praxis transformadora, en la fuerza que se reúne en el gesto colectivo. Es un proceso fundante de nuevas identidades, de nuevas prácticas, de proyectos de creación de poder popular, de soberanía, de independencia, de libertad, de socialismo, que seguramente no podrán realizarse tan sólo en términos de un grupo –por más amplio que éste fuera-, ni siquiera de un pueblo-nación; sino que tendrán que ir forjándose en una perspectiva continental, indoamericana, desde nuestra América mestiza.

Se trata de la posibilidad de ir proyectando la integralidad de la lucha, superando los mecanismos de fragmentación y dispersión de los esfuerzos populares. No hablamos de la suma caótica de fragmentos, sino de la posibilidad de inventar y realizar un proyecto popular, con un horizonte que se proyecte desde las luchas anticoloniales hacia prácticas alternativas originales, comunitarias, sociales, nacionales, continentales, internacionalistas, en las que el diálogo de saberes, de haceres, de sentires, de sueños, permitan que nuestros colores y olores, gustos y palabras, cuerpos y gestos, avancen hacia una manera de encuentro basada en la alegría del descubrimiento, en la continuidad terca y rebelde de más de cinco siglos de resistencia indígena, negra, feminista y popular.

– Es una pedagogía de la dialéctica práctica-teoría-práctica, que intenta superar las dicotomías trabajo manual-trabajo intelectual. Creemos firmemente que las experiencias históricas de los pueblos son una fuente ineludible de conocimiento, que la teoría debe integrar, a partir del esfuerzo colectivo por leer y reescribir el mundo. Desde esta perspectiva, los procesos de conocimiento no se agotan en las búsquedas académicas. Es imprescindible el diálogo de los saberes académicos y de los diversos saberes populares.
La educación liberal y su pedagogía han ido creando sucesivas disociaciones. Una de ellas es la dicotomía entre trabajo manual y trabajo intelectual, en la cual queda desvalorizado el trabajo manual. Esta experiencia conduce a la distancia entre “los que hacen” y “los que piensan”, entre los “intelectuales” y “los trabajadores”. Estas dicotomías, al tiempo que privilegian el pensar sobre el hacer, también priorizan el pensar sobre el sentir, y la “mente” sobre “el cuerpo”. Este sistema dicotómico escinde no sólo a los grupos, sino también a las personas, siendo un factor de alienación de los seres humanos.

En los grupos populares, cuando se traslada esa dicotomía, queda de un lado la teoría y del otro la práctica. De ahí surge una concepción elitista de la elaboración teórica, que deposita en los intelectuales o en los “cuadros políticos” esta tarea, como supuestos portadores del saber. La teoría queda fuera del movimiento, y debe ser “transmitida” al mismo, perdiéndose la capacidad de que el movimiento popular en sí se constituya como intelectual colectivo, en el cual los “intelectuales orgánicos”, al decir de Gramsci, sean parte –y no aparte- del mismo.

En nuestra concepción de Educación Popular, la clave del proceso educativo es la batalla contra la alienación que escinde a las personas, y la constitución de los movimientos populares como intelectuales colectivos. En ellos aportan de manera destacada los intelectuales “orgánicos”, tanto los que provienen de la academia, como los que se han formado en las organizaciones populares. La integración en la praxis cotidiana, permite a los intelectuales y a los movimientos –intelectuales colectivos- ganar capacidad de comprensión de la realidad que quieren transformar.

La sistematización de los procesos de lucha, de debate, la relación práctica –teoría – práctica, enriquece los análisis y es en sí mismo un momento educativo por excelencia.

Aporta a esta reflexión el concepto de “hombre nuevo” del Che, quien creía en el trabajo voluntario como camino para su formación en la lucha revolucionaria. El Che analizaba que en la educación anticapitalista, era imprescindible librar una batalla cotidiana contra la enajenación que produce el trabajo convertido en mercancía. Veía al trabajo voluntario como una de las posibles expresiones de un tipo de trabajo liberado de la coacción del capital y del mercado.

Otro debate necesario, vinculado con la relación teoría-práctica, es el tema de la dogmatización de la teoría. Muchas veces, los compañeros y compañeras considerados “intelectuales” por el movimiento revolucionario, comparten muy poco de las vivencias de este movimiento, salvo en momentos en que actúan como “docentes”, “enseñando” de manera directa o a través de sus libros, lo que “el pueblo debería saber para luchar mejor”. Es una reproducción de las concepciones iluministas, en la que se perjudican fuertemente tanto la teoría como las prácticas.

Es importante a la hora de repensar los horizontes de la formación política, someter a crítica no sólo la cultura capitalista, sino también aquellos modelos que en nombre del socialismo cimentaron diferentes corrientes de dogmatismo, una de cuyas características comunes es la negación de la dialéctica marxista, que permite establecer el carácter cambiante, las fuentes del movimiento, la historicidad de los procesos. Los enfoques dogmáticos, simplifican el análisis de la realidad en unas pocas contradicciones antagónicas –retrato en blanco y negro-. Desde esa lógica, se reacciona ante los procesos de despolitización y desideologización de los movimientos, regresando a los enfoques tradicionales de homogeneización política que no favorecen el análisis del complejo mundo en el que estamos insertos, quienes aspiramos a revolucionarlo. Se reproducen modelos de enajenación de los sujetos, al reforzar la vivencia de un saber que desvaloriza el conocimiento construido por los colectivos populares.
La necesidad de colocar en el centro de la acción política la tarea de formar un bloque político social contrahegemónico, no puede resolverse pretendiendo instalar una lógica falsamente homogeneizadora de las diferencias

– Es una pedagogía de la autonomía. Entendemos la autonomía como la capacidad de las organizaciones populares para determinar por sí mismas sus rumbos, sus proyectos, las maneras de realizarlos, sin volverse instrumentos de políticas que se resuelven sin su protagonismo. Aun aceptando las posibilidades que ofrece el Estado nacional como trinchera de disputa de las políticas de soberanía nacional y popular, es necesario cuestionar las concepciones que niegan la autonomía de los movimientos populares, y pretenden manipularlos desde la gestión estatal, atravesada como está la misma por fuertes lógicas de burocracia, clientelismo y corrupción. La autonomía de los movimientos populares, en esta perspectiva, no significa la reclusión en un lugar testimonial de crítica o de oposición a uno u otro gobierno, sino la capacidad de los mismos para actuar desde sus intereses y necesidades, en diálogo con otros movimientos, y si es conveniente, interpelar o apoyar a los diferentes niveles de los gobiernos que pueden favorecer una resolución positiva de sus demandas.

– Es una pedagogía anticapitalista, antiimperialista, de liberación nacional e internacionalista. Frente al ascenso de las movilizaciones populares que se enfrentan a las políticas de saqueo y destrucción de nuestras sociedades, estimuladas por el deterioro en el imaginario social del mito publicitario de los años 90 sobre los supuestos beneficios de las políticas neoliberales, la respuesta desde las fracciones del poder es el resurgimiento y fortalecimiento de tendencias militaristas, guerreristas, con las que se disponen a defender, reproducir y ampliar la explotación de los pueblos oprimidos. En esta dinámica se ponen a la orden del día nuevas invasiones, golpes de estado, intervenciones, bases militares, aumento de la carrera armamentista, políticas de desestabilización de los regímenes democrático populares. Se plantea un escenario internacional en el que cobran un fuerte protagonismo las propuestas antiimperialistas, que enfrentan el nuevo reparto del mundo que promueven las corporaciones transnacionales, y los grandes bloques imperialistas.

La Educación Popular tiene el desafío de asumir un aporte concreto en las batallas de liberación nacional, de defensa de la soberanía, en los procesos antiimperialistas locales, regionales y continentales, en la gestación de alternativas frente a los bloques de poder mundial.

La batalla antiimperialista, como dimensión específica de la lucha anticapitalista, implica conocer mejor las modalidades que asume hoy esta dominación, y en particular sus mecanismos de generación de consenso y de cooptación de las fuerzas sociales, y de los centros de producción de conocimiento. El poder mundial disputa e intenta apropiarse de todo el campo de los saberes, desde los saberes académicos, generados en los centros propios de investigación, hasta los saberes populares, a los que no sólo aspira a “conocer”, sino también a “poseer” y “patentar”

Desde la Educación Popular realizamos una revalorización del saber popular en la lucha contrahegemónica, que tiende a resguardar los conocimientos acumulados por los pueblos originarios, las comunidades campesinas, las mujeres de los sectores populares, como parte de las “armas” de la resistencia, de su capacidad de sobrevivencia y de gestión de alternativas.

El internacionalismo, en las condiciones de globalización del capitalismo, es una exigencia de nuestro proyecto político pedagógico. Comprender las relaciones existentes en el mundo hegemónico, ha vuelto más complejas las luchas reivindicativas y políticas. En tal sentido se trata no sólo de asumir, como lo hace la Vía Campesina, la consigna de “Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza”, pensadas estas “globalizaciones” en una perspectiva contrahegemónica. Es fundamental también hacer del internacionalismo práctico, de la solidaridad con los que luchan en cualquier parte del mundo, una manera de autoeducarnos, de formar nuestra sensibilidad ante los sufrimientos y dolores, sueños y esperanzas en cualquier rincón del planeta. Estas vivencias internacionalistas amplían al mismo tiempo nuestros horizontes de análisis, y nos permiten aprender de las múltiples experiencias de lucha que se desarrollan en nuestro tiempo.

– Es una pedagogía feminista, socialista, libertaria, del “buen vivir”. Nuestra meta es crear colectivamente, en un diálogo fraternal con los diferentes colectivos de lucha, un proyecto que permita el encuentro de las propuestas emancipatorias, libertarias, que los pueblos han ido inventando en su marcha. No se trata de la suma de demandas, sino de la ampliación del horizonte de nuestros sueños. Es por ello una pedagogía de cuerpos en movimiento, de sujetos colectivos, de socialización de los saberes y de las esperanzas, de creación de nuevas relaciones entre los diversos géneros, y de los seres humanos con la naturaleza.

El paradigma libertario anima nuestras iniciativas, cada vez que pensamos a la educación “como práctica de la libertad” –de acuerdo con las primeras búsquedas “humanistas” de Paulo Freire-. Y es desde esa libertad que imaginamos la posibilidad de que la humanidad vuelva a plantearse como meta el proyecto socialista. Un proyecto que necesariamente tendrá que enamorar la lucha anticapitalista con la lucha antipatriarcal y anticolonial. Que requiere de la mirada crítica de todas las experiencias realizadas hasta el momento, en nombre del socialismo.

Con esta concepción de Educación Popular intentamos trabajar. Nuestra propuesta es inacabada, y no pretende ser más que un aporte al diálogo que puede realizarse en cualquier ámbito donde haya sujetos con disposición a la lucha y al diálogo creativo.

Nos resulta sumamente auspiciosa la multiplicación de experiencias de Educación Popular que vienen promoviendo diferentes movimientos sociales. También valoramos la gran batalla que están dando los educadores y educadoras que defienden la educación pública, como espacio fundamental de lucha política y pedagógica. No creemos que haya que optar obligatoriamente por un lugar u otro de construcción de la propuesta, sino que las posibilidades que tenemos en este momento, nos permiten trabajar críticamente en los más diversos campos de acción

Entendemos que sería sumamente productiva la creación de espacios comunes en los que podamos problematizar las experiencias en las que participamos, de manera de aprender colectivamente de las mismas, y fortalecerlas, identificando sus debilidades, y sumando fuerzas para superarlas.

La Educación Popular está en una encrucijada. Si se conforma con ser una metodología “democrática” de intervención social, con fines de inclusión de los marginados y marginadas, quedará atrapada en las redes fuertes y resistentes del poder, que se rehacen a cada paso.

Quisiéramos pensar que en sus diferentes expresiones, tenderemos a multiplicar la experiencia desde el lugar de la rebeldía, de la insubordinación frente a todas las dominaciones. A hacer de la Educación Popular el lugar donde la indignación, la rabia, el deseo, y las esperanzas de cambiar la vida encuentren no sólo su lugar, sino también un camino posible.

Fuente: la-educacion-popular-en-clave-de-debate-por-claudia-korol

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En EEUU: Salvan los centros para jornaleros de Los Ángeles por un año más

Cada año, desde 2014, tienen que acudir al Concejo a cabildear para que les asignen fondos que les permitan seguir en operaciones, ayudando a los jornaleros a conseguir empleo

 Por: Araceli Martínez Ortega

Al menos por un año más, los siete centros para jornaleros de la Ciudad de Los Ángeles pueden respirar tranquilos ya que el Concilio Municipal acordó darles el mismo presupuesto del año pasado – 750,000 dólares.

“Es una victoria temporal porque nos asegura que por otro año vamos a estar abiertos”, dijo Maegan Ortiz del Instituto de Educación Popular del Sur de California (IDEPSCA) que administra cuatro centros de jornaleros en la Ciudad.

“Estamos agradecidos con los concejales, pero vamos a seguir en la lucha porque no queremos cada año pelear porque nos asignen fondos. Los centros para jornaleros deben ser una prioridad en el presupuesto de la Ciudad porque es un programa de empleo. Generamos miles (de trabajos) y lo hemos probado”, indicó Ortiz.

Añadió que los centros para jornaleros de Los Ángeles han servido como un modelo para el país y sería una pena que los demás estados y ciudades vieran que se ha dejado de apoyarlos.

Jornaleros hablan ante el Concejo angelino para pedir fondos para los centros de asistencia.
Cada año, los jornaleros han tenido que ir al Concejo Angelino a abogar porque les den presupuesto para no tener que cerrar. (Aurelia Ventura/La Opinión)

El dinero que la Ciudad asignaba a los centros provenía de un fondo para la creación de empleos del Departamento Federal de Vivienda (HUD). Ese organismo le daba oportunidad a la Ciudad de emplear el 15% para otros programas como el de los jornaleros. Al excederse en el porcentaje, HUD le notificó que ya no tenían libertad para utilizar dichos fondos en otros programas.

Como consecuencia, los administradores de los centros para jornaleros han batallado cada año para que la Ciudad les asigne fondos. El presupuesto 2016-17 que inicia en julio, anunciado por el alcalde Eric Garcetti, no contemplaba ni un dólar para apoyarlos. Pero el Concilio ya les asignó fondos.

Desde hace dos años, los concejales deben presentar mociones de emergencia para evitar el cierre de los centros para jornaleros.

“Ese tiempo que dedicamos en cabildear para que nos destinen recursos, bien podríamos usarlo para trabajar en los centros”, criticó Ortiz.

Los centros jornaleros ayudan a evitar el robo de salarios y el desamparo en Los Ángeles, aseguran activistas. /Archivo
Los centros para jornaleros protegen a los jornaleros de robo de salario y los ayudan a evitar que se conviertan en desamparados. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Los 750,000 dólares que les ha dado anualmente la Ciudad desde 2014 se dividen entre los siete centros.

“Apenas nos alcanza para pagar las cuentas básicas, servicios y pago de sueldos al personal”, expuso Ortiz.

De los siete centros para jornaleros que hay en Los Ángeles, cuatro son manejados por IDEPSCA, uno por CARECEN y dos por el Youth Policy Institute (YPI). Martha Arévalo, directora de CARECEN, dijo que sienten muy frustrados de tener cada año que pasar por la misma incertidumbre y lucha para seguir abiertos.

El concejal Gil Cedillo, uno de los que más apoyó que se asignarán fondos a los centros para jornaleros, dijo que le da mucho gusto que sus colegas en el Concilio noten la importancia de estos al apropiarles fondos que les permitan apoyar sus servicios.

Para mi los centros son una prioridad y cada año los seguiré protegiendo”, indicó.

Este miércoles en el Cabildo se planea llevar a votación el presupuesto de la Ciudad de Los Ángeles que incluye los 750,000 dólares para los centros para jornaleros. El voto a favor se da como un hecho, según se informó en la Oficina del concejal Cedillo pues ya es un acuerdo alcanzado con los líderes.

Fuente de la noticia: http://www.laopinion.com/2016/05/18/salvan-centros-para-jornaleros-de-los-angeles-por-un-ano-mas/

Foto: Aurelia Ventura

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En Argentina: La Escuela de Educación Popular llega a la ciudad

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Brasil: “No hemos formado conciencia ciudadana, sino consumista”, aseguró Frei Betto

“La equivocación de gobiernos progresistas es no prestarle atención a Paulo Freire”, afirmó.

SOCIEDAD / 11/05/2016

Frei Betto, teólogo, fraile dominico y Premio Jabuti (1985 y 2005), el premio literario más importante de Brasil y elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores (1986) visitó nuestra provincia, con el propósito de disertar en el “Foro Internacional Horizontes de la Educación en Nuestra América”, organizado por la Cátedra Abierta “Pensar Nuestra América” y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).

Junto con el politólogo y sociólogo argentino Atilio Borón, se refirieron a esta construcción de la “nueva educación”, ante unas 2.000 personas que se dieron cita en el Fórum, Centro de Convenciones.

En este contexto, Betto afirmó que “una de las equivocaciones de los gobiernos progresistas es no prestar más atención a Paulo Freire, y no formar gente de base. No hemos formado en la Nación la conciencia ciudadana, hemos formado conciencia consumista”.

Según sus palabras, en estos últimos años “la gente ha mejorado de vida. Los pobres tuvieron acceso a bienes personales, como celulares, computadoras, hasta coches pero no tuvieron acceso a bienes sociales como educación, salud, vivienda digna, saneamiento, transporte… y ahí está el problema”. Indicó que “la gente se queja porque ahora con la crisis y la inflación hay 11 millones de personas desempleadas ya no se puede tener el mismo acceso, viajar y esas cosas. Por eso insisto en que ese es un detalle que tenemos que reflexionar, porque si un país tiene un gobierno progresista solo hay dos maneras de la gente de incorporarse, o por la educación o por la represión. Y no podemos celebrar las represiones del antiguo socialismo de Europa”.

Para Betto, es necesario y urgente “hacer un trabajo de reflexión, ya que no son (gobiernos) socialistas, pero son progresistas y sin educación política no podemos llegar a la igualdad que queremos”.

Humanismo

Consultado acerca del humanismo como la “estrella polar” de la educación, Betto sostuvo: “El humanismo no es solamente la solidaridad y la generosidad sino que se trata de estructuras que garantizan a la gente el acceso a los derechos humanos plenos, de la democracia y a la felicidad”. Y ahondó sobre esta idea: “No se trata de hacer consignas solamente. Hay que crear una institucionalidad en el país de manera que estén garantizados todos los derechos humanos fundamentales como pasa en Cuba. Allí por ejemplo, los tres derechos humanos fundamentales son la alimentación, la salud y la educación, en ese orden y está estructuralmente garantizado esto”.

“Por eso si queremos crear un humanismo, no basta —como pasó en la Revolución Francesa— una bandera con bellas palabras sino que hay que dar pasos concretos para crear estructuras que efectivamente garanticen la libertad, la igualdad y la solidaridad”.

Para Betto, el país que está más cerca de esto es Cuba “por eso a veces crea enemigos, porque ahí no hay millonarios, y miserables. Hay desigualdad pero todos tienen acceso a los mismos derechos fundamentales, por eso nunca hubo una reacción popular en contra del gobierno”.

Brasil

Betto también explicó la experiencia de Brasil, donde atravesaron 21 años de dictadura. Tras eso “hubo un fuerte trabajo de educación popular, y eso explica que un metalúrgico como Lula (Da Silva) haya llegado a la presidencia”. “Si me preguntan el nombre de una persona responsable del éxito de Lula como líder político, se llama Paulo Freire, sin él no habría un Lula”, remarcó.

Hacia el final de la jornada, el intelectual brasileño manifestó: “Me ha llamado la atención la interculturalidad. Han participado en el foro indígenas, campesinos, obreros, religiosos, gente de distintos sectores de la población y todos enfocados en los mismos temas. Temas de fe y política, de identidad cultural, de los medios de comunicación, de la educación. Me ha impresionado mucho cómo la gente quiere comprender mejor el sistema en que vivimos. El neoliberalismo, el capitalismo”.

“Las contradicciones, las causas de la desigualdad social, de la pobreza, de la miseria. Es muy interesante. Hay un sector de la juventud que no quiere saber nada. Son consumistas, tienen la cabeza hecha por el sistema capitalista. Pero felizmente es una minoría. La mayoría pasa por un despertar político y social, y la conciencia de un protagonismo social que es muy positivo”, concluyó.

Fuente: http://www.nuevodiarioweb.com.ar/noticias/2016/05/11/24179-no-hemos-formado-conciencia-ciudadana-sino-consumista-aseguro-frei-betto

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El fin imposible de la educación popular

Buenos Aires, Argentina / Mayo 2016 /Autor: Adriana Puiggrós ./ Fuente: www.pagina12.com.ar

Quienes determinan las reglas del mercado pretenden ordenar hasta el ritmo cardíaco de las personas, apropiarse de los cuerpos, las percepciones, los sentimientos y las voluntades. Pero no nos ahoguemos en una supuesta imposibilidad de oposición a un Dios mercado que invade todo, ni afirmemos que el poder el pulpo mediático sin identidad dominó infinita e indefectiblemente la producción de subjetividades. Son personas de carne y hueso los sujetos del capitalismo salvaje, los opresores y los oprimidos, por lo cual es saludable recordar “la abigarrada variedad del mundo humano”, como escribió Freud, y valorar la inevitabilidad de la política. El horizonte es brumoso hoy en la Argentina, pero entre quienes nos gobiernan podemos distinguir sentimientos que son más antiguos que el neoliberalismo, los mismos del amo hacia el esclavo, el señor hacia su siervo, del patrón de estancia para con el peón, del rey de la manada hacia los otros géneros. Los sentimientos de la antigua oligarquía argentina han encajado perfectamente en el programa pedagógico del posmoderno mercado, que no se entiende si se lo enfoca solamente como efecto de la ortodoxia económica. Los empresarios de las corporaciones que nos gobiernan son reactivos al sentido social del gasto educativo y lo ingresan en sus contabilidades como un bien transable más, empero, los números no alcanzan para explicar la pasión contra la educación pública que comparten los CEO con los clásicos detractores del derecho universal a la educación. Una de las frases más célebres de estos meses, “la grasa sobrante”, incluye las justificaciones de un sistema educativo restringido, capaz de excretar a quienes pretenden lograr movilidad social trepando por el sistema escolar. En el correspondiente discurso opera fuertemente la categoría “desertor”, que facilita inculpar a la víctima de un orden educativo que sólo acredita ciclos extensos, que registra únicamente las respuestas previstas por protocolos destinados a formar al “meritócrata” que, como dice la publicidad de Chevrolet, “pertenece a una minoría que no para de avanzar y que nunca fue reconocida hasta ahora”, que desconoce los saberes adquiridos en diversas circunstancias de la vida, que reprueba la diferencia y reafirma la desigualdad. Si por un instante imagináramos un sistema basado en la acreditación en lugar de la desacreditación, los “fracasados”, “desertores”, en algún tramo del recorrido oficial deberían ser mencionados por los saberes que adquirieron y no por aquellos que no transitaron. Ello molestaría a los cultores de las evaluaciones discriminatorias, de la imposición de aranceles en los colegios y universidades, de la reducción de la planta docente, del rechazo a los programas socio-educativos que superen el asistencialismo. Pondría en evidencia su manera elegante de disimular el simple odio de clase y un viejo temor: ¡cuántas veces en nuestra historia han propuesto el voto calificado para excluir de los derechos políticos a los que antes excluyeron de la escuela!

El gobierno de Macri acaba de dar de baja al Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios –FinES– 2016 a través del Decreto 178/16, especialmente los que se impartían en las universidades nacionales. Dio de baja a quienes están cursando, a miles de jóvenes y adultos que habían optado por una nueva oportunidad en sus vidas. Dio de baja a su inclusión en un lugar distinto en el orden socio cultural, aquel donde reside lo colectivo, porque la oferta neoliberal se dirige al individuo, ese sujeto del enunciado yanqui “soy alguien” que se construye aludiendo a la supuesta incapacidad de los otros. No estamos ante una opción financiera, no es una cuestión de costos, es una postura ideológica. Es también una advertencia para que entendamos que los socios de este gobierno son los empresarios transnacionales de la educación, las corporaciones financieras que se adueñan de los campus informáticos y están introduciendo en la educación pública contenidos escolares y capacitación docente generados por empresas comerciales y ONG estadounidenses.

El apresuramiento del gobierno por dar de baja, achicar o tercerizar programas como el FiNes, Conectar Igualdad, Progresar y las restricciones al presupuesto universitario, demuestran temor a un pueblo aprendiendo fuera de su control. Como saben por experiencia que es imposible lograr que su discurso pedagógico se deposite en las mentes y los cuerpos de los educandos sin ningún error, sin ninguna falta, optan por restringirles el acceso a la educación. Porque, afortunadamente, existen fallas en el proceso de transmisión en todas las culturas y no hay razón –salvo que creamos en el fin de la historia, esa ilusión de omnipotencia de los poderosos– para que la educación neoliberal alcance la perfección. En la antigüedad millones de humanos se constituyeron como sujetos de la esclavitud, pero una vez algunos aprendieron algo distinto y gestaron la alternativa. Va a ser muy difícil impedir que las multitudes populares, que se manifestaron contra el gobierno en las últimas semanas, enseñen y aprendan.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-298484-2016-05-04.HTML

Fuente de la imagen: http://3.bp.blogspot.com/_gncWiw0fBPQ/TCFfiNJTAnI/AAAAAAAAAYs/nL_H5EVvNuA/s1600/educacion_publica_popular.jpg

Autora: Adriana Puiggrós. Doctora en pedagogía (UNAM), profesora de la Universidad de Buenos Aires, parlamentaria argentina. @apuiggros http://www.adrianapuiggros.com.ar/

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La Carta nº 559 CEAAL

– Asamblea General del CEAAL 20 al 24 de junio /Guadalajara, México.Clic aquí.
– Perú. Diálogo “La educación como un derecho: del dicho al hecho”. Clic aquí.
– Perú. Presentación del libro “El sistema que esperaba Juan García”. Sistema Nacional de EPJA en América Latina. Clic aquí.
– Chile. CEAAL. Nuevo enlace nacional. Clic aquí.
– Guatemala. CEAAL. Nueva coordinadora de la Red Mesoamericana Alforja, Verónica del CID. Clic aquí.
– Argentina. Córdoba. Educación Popular. Los desafíos para nuestra acción política, pedagógica y cultural. Clic aquí.
– Brasilia: Seminario Internacional a lo largo de la vida. Confintea Brasil +6. Clic aquí.
– República Dominicana. CEAAL. ¡Magaly Pineda Tejada, presente!. Clic aquí.
– República Dominicana. CIPAF (CEAAL). Fallecimiento de Magaly Pineda, fundadora del CIPAF. Clic aquí.
– Brasil. Instituto Paulo Freire (CEAAL). livro “Conscientização”, de Paulo Freire, é lançado pela Cortez Editora. Clic aquí.
– México. Altepetl AC (CEAAL). 4ta Escuela de promotoras/es sociales por los derechos humanos, la igualdad, la ciudadanía y la construcción de paz. Clic aquí.
– Colombia. El IPC (CEAAL) y Unaula, unidos por la restitución de tierras en Urabá. Clicaquí.
– Brasil. Instituto Pólis (CEAAL). Novos Paradigmas de Produção e Consumo: experiências innovadoras. Clic aquí.
– Argentina. CePaDeHu (CEAAL). Taller de Parto Respetado. Clic aquí.
– Perú. PDTG (CEAAL). Taller de Educación Popular Feminista.
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– Brasil. CONTAG (CEAAL). Encontro Nacional de Reforma Agrária e Crédito Fundiário termina hoje defendendo a necessidade de forte mobilização. Clic aquí.
– Sudáfrica. Premio de Educación Popular. Clic aquí.
– Honduras. Encuentro Internacional de los Pueblos “Berta Cáceres vive”. Clic aquí.

– Argentina. Convocatoria a las Jornadas “Educación y trabajo de jóvenes y adultos a lo largo de la vida. Investigaciones y estudios acerca de las políticas, los sujetos y las experiencias en la educación de jóvenes y adultos”. Clic aquí.
– Argentina. Dossier: “A 40 años del Golpe: trazar puentes entre pasado y futuro”. Clic aquí.
– Semana de Acción Mundial por la Educación 2016. Clic aquí.
– Guatemala. Organizaciones presionan al gobierno a cumplir compromisos con las minorías. Clic aquí.
– Chile. Nueva Educación Pública, cuidado con las mesas cojas.
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– Último libro de Eduardo Galeano se presentará en México.
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– Publicación “Nuevas oportunidades educativas. Política y gestión en la Educación Básica Alternativa” de Manuel Iguiñiz y Luis Salazar.
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– CLACSO. Publicación “Actores, redes y desafíos. Juventudes e infancias en América Latina”. Clic aquí.
– UNESCO. Liderazgo escolar en América Latina y el Caribe. Experiencias innovadoras de formación de directivos escolares en la región. Clic aquí.

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