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Desmontando mitos sobre la educación pública, la libertad de elección de las familias, y otros

Por: Natalio González

Leo en redes sociales algunas reacciones del PP ante mociones que se presentan en ayuntamientos para conseguir un pacto por la educación consensuado con la comunidad educativa, y así evitar los vaivenes que nuestro sistema educativo sufre cada vez que se produce un cambio de gobierno en nuestro país al propiciar, también, una modificación de las leyes educativas, con el consiguiente perjuicio para el propio sistema, para los sectores de la comunidad educativa y para la ciudadanía en general.

Lo que más me sorprende de los comentarios que se vierten no es la falta de apoyo de los concejales del PP a estas mociones, pues su ideología neoliberal de “más mercado y menos Estado” se articula en que todo se puede comprar y vender, también la educación, sino las afirmaciones que manifiestan sobre aspectos de la educación sin ningún rigor, basadas en ocurrencias, prejuicios retrógrados, o el desconocimiento teórico y práctico del ámbito educativo.

Da igual, hay que generar “opinión” sobre la educación, aunque sea sin argumentos contrastados y constatados, desde la más absoluta ignorancia sobre los temas a comentar.

El discurso que generan estos “opinadores” es confuso, pues mezclan temas distintos como “la pluralidad de la educación en España”, “la libertad de los padres para la elección de centro”, “la necesidad de un pacto educativo”, “la enseñanza privada concertada” o “el coste del puesto escolar en la enseñanza privada concertada y en la enseñanza pública”. Y esta práctica del PP no es nueva, se trata de tergiversar el debate con el objetivo de construir “mitos educativos” que conviene aclarar y desgranar.

Acerca de la pluralidad de la educación en España, imagino que las aseveraciones de los “expertos” del PP se refieren a la coexistencia de los tres tipos de enseñanzas de nuestro país, en relación a la titularidad de los centros en las que se imparten, a saber: enseñanza pública, enseñanza privada (ambas desde la dictadura franquista) y enseñanza privada concertada (a partir de la “transición democrática”). Sobre estas enseñanzas, solamente una aclaración: cuando se haga referencia a la “enseñanza concertada” no hay que olvidar añadir el concepto “privada”, es decir, se denomina “enseñanza privada concertada”. Porque es preciso matizar que se trata de empresas de titularidad privada que reciben fondos públicos, empresas que se dedican, como otras tantas, a obtener beneficios, en este caso mercadeando con la educación.

Al hablar de la enseñanza privada concertada no hay que olvidar que su origen fue un proceso de financiación pública de las escuelas privadas, consolidado por el gobierno de Felipe González (PSOE). Hasta entonces, los “conciertos educativos” tenían un carácter transitorio y subsidiario, pues su objetivo era cubrir la demanda educativa allí donde la red pública no la podía satisfacer, debido al retraso de inversión educativa heredada de la dictadura franquista y al fuerte crecimiento demográfico de los años 60. Y desde esta consolidación, el proceso de desvío de fondos públicos a la enseñanza privada ha aumentado de forma exponencial, sobre todo en los últimos años, con la consiguiente disminución de la inversión en la enseñanza pública. (Datos de España sobre la financiación de la educación: indicador internacional, 7% del PIB; año 2006, 5% del PIB; año 2009, 4,9 del PIB; año 2012, 4,7% del PIB; año 2015, 4,2% del PIB; año 2016, 3,9% del PIB; año 2018, 3,7% del PIB).

La privatización de nuestro modelo educativo se debe a una connivencia entre quienes gestionan lo público y quienes defienden sus interese privados. “Y los últimos datos en España indican que no es un mal negocio. Según el Instituto Nacional de Estadística (curso 2009-2010), plena época de crisis, la enseñanza privada generó unos beneficios corrientes de 674 millones de euros, un 13,1% más que en el curso 2004-2005. La enseñanza privada no universitaria incrementó sus beneficios en un 7,4%, mientras que la educación privada universitaria lo hizo en un 32,1%”. (Fuente: “Qué hacemos con la Educación”. Agustín Moreno y otros. Madrid-2012).

En cuanto a la libertad de elección de las familias, los partidarios de la privatización de la enseñanza se escudan en la “libertad de elección” como derecho de las familias a elegir el centro que quieran, argumento razonable que deja de serlo cuando se equipara la preferencia de elección del centro con el derecho fundamental a la educación. La Constitución no recoge que el Estado esté obligado a dar la gratuidad en centros privados por el mero hecho de que las familias elijan centros distintos de los creados por los poderes públicos (sentencias del Tribunal Constitucional avalan que “los recursos públicos no han de ir, incondicionalmente, donde vayan las preferencias individuales”).

Por tanto, el principio constitucional del derecho a la educación y a la libertad de enseñanza no se refiere en ningún momento a la preferencia de elección del centro educativo, sino que hace referencia a la capacidad de creación de centros o a la libertad de cátedra. La libre elección de centro escolar es una manifestación de preferencia particular y de renuncia expresa a una plaza pública de las familias, y no un derecho que el Estado debe garantizar mediante fondos públicos. Según esto último, la libertad de elección es un privilegio y no un derecho de todas/os, además de una estrategia para situar la educación dentro del proceso de privatización del mercado para extender la enseñanza privada concertada.

Sobre los datos que se ofrecen del coste del puesto escolar en la privada concertada y en la pública, sencillamente decir que son falsos. ¿Cuáles son las fuentes o estudios que los avalan? ¿Los informes que presenta la patronal de la enseñanza privada y concertada?

En este debate, y según distintos informes y estudios, es evidente que los partidarios de la privatización de la enseñanza defienden la educación como mercancía, no como derecho universal. Y es evidente que han fabricado un mito interesado sobre la creencia infundada de que en educación, lo privado es más rentable que lo público.

Los centros concertados son bastantes más caros para las familias. Encuestas sobre el gasto de los hogares en educación (INE-2009; INE-2012 …) señalan “que las familias que escolarizaron a sus hijas e hijos en centros privados concertados tuvieron un gasto muy superior a las que llevaron a sus hijos e hijas a centros públicos, del mismo modo que el coste anual por alumno en la enseñanza privada concertada es superior al de la educación pública. O que el gasto anual medio de las familias en centros concertados fue en 2007 de 1.433 euros, mientras que en la enseñanza pública ascendió a menos de la mitad. Además del coste de clases lectivas, que en los centros privados concertados fue de 247 euros en Primaria y de 220 en Secundaria, y en los centros públicos este concepto es cero”.

La educación pública requiere una inversión por puesto escolar para atender a todo el alumnado de todos los lugares de nuestro país, ofertar todas las modalidades educativas, compensar las desigualdades sociales y tratar de garantizar la cohesión social. Sin embargo, la enseñanza privada concertada no escolariza el mismo número ni “tipología” de alumnado que la escuela pública, segrega a “cierto” alumnado y solo se ubica en zonas rentables para sus intereses económicos.

La manipulación y el mito del “ahorro público de la enseñanza privada concertada” provienen de los informes de su patronal. Y si no es así, ¿por qué en estos informes no se recogen conceptos que son cuantías económicas que pagan las familias en los centros concertados como “servicio de actividad extraescolar, aportación voluntaria, donativo, cuota complementaria, cuota APA, gabinete médico, material escolar (excepto libros), gabinete psicopedagógico, seguro escolar, uniforme, matrícula, donativo de verano”?

Y por último, acerca del pacto educativo. Es evidente la necesidad de un pacto educativo. Pero este acuerdo para la educación no puede basarse solo en pactos políticos de despacho que dejen fuera a la comunidad educativa, colectivos y organizaciones educativas, si queremos lograr una ley con estabilidad para nuestro sistema educativo. El pacto ha de hacerse “desde abajo”, con participación ciudadana, ya que la política educativa no puede ser sino política pública, es decir, aquella discutida, decidida y gestionada por la ciudadanía. Y cuando se recurre a “expertos”, lo que se pretende es disfrazar la ideología del grupo de “elegidos” y de quienes los han designado. Este procedimiento representa una externalización hacia el ámbito de lo privado de la función de diseñar el sistema educativo.

Los partidos que asumen y tratan de imponer la Estrategia Europea 2020 como base de la discusión del pacto cometen un error. Esta Estrategia Europea de Formación y Educación que el PP, Cs y PSOE utilizan como instrumento para alcanzar el acuerdo solo responde a los intereses de Bruselas, de la Troika, del FMI, de los mercados que utilizan la crisis como oportunidad de reformas, también en la educación.

Y esta estrategia tiene una larga historia. En el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, los servicios públicos como la educación se llaman Servicios Económicos de Interés General, donde se dispone que su gestión está sujeta a las normas de competencia, es decir, de compra-venta. Y en el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS), se consagra este modelo neoliberal porque se establece que los servicios educativos deben ser considerados un producto como los demás, por tanto para el mercado.

El pacto solo será posible si se piensa en el bien común, no en el mercado. No se puede pactar renunciar a la igualdad y la equidad, cediendo frente a quienes prefieren una determinada excelencia para unos pocos. No se puede pactar renunciar a la libertad de conciencia, frente a la imposición del dogma y la religión en la escuela. No se puede renunciar en ningún pacto a una escuela pública, democrática, participativa, para conseguir la equidad para todos y todas, en la que el alumnado desarrolle el pensamiento con libertad y de una forma crítica, y la educación sea un derecho universal.

Como “epitafio”, releo con asombro que los “representantes” del PP llaman la atención sobre las “alianzas hipócritas e injustificadas” de otras formaciones políticas para oponerse a sus “intereses educativos”, y lo argumentan, sin rubor, porque las/os votantes de todos los partidos políticos prefieren la escuela “privada concertada”, en lugar de la pública, “como opción para educar a sus hijos e hijas”. ¡¡Jóder, que mal me siento, cuarenta y cinco años equivocado!!

Pero ya nos lo dijo Debug: “Si la educación les parece cara, prueben ustedes con la ignorancia”. Y lo peor es que el PP está de acuerdo. Espero que se quede solo.

Fuente: http://www.lacerca.com/noticias/articulos_opinion/desmontando-mitos-educacion-publica-libertad-eleccion-familias-369839-1.html

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Perú: Profesores disputarán 27 mil plazas de ascenso en setiembre

América del Sur/Perú/17 Junio 2017/Fuente: La República

Nuevo examen. Lima, Cajamarca, Puno, Loreto, Áncash y Piura tienen el mayor número de vacantes. Se estima que participen alrededor de 180 mil docentes.

Por un mejor sueldo. Los profesores nombrados que laboran en los colegios públicos del país deberán competir, el 10 de setiembre, en el nuevo concurso que ha dispuesto el Ministerio de Educación (Minedu) para alcanzar las más de 27 mil plazas de ascenso en la Carrera Pública Magisterial.

Para este proceso que se realizará a nivel nacional, el Minedu –según documentos a los que tuvo acceso La República– ha destinado mayores vacantes en las regiones de Lima Metropolitana (3.168 plazas), Cajamarca (2.229), Puno (1.780), Loreto (1.703), Áncash (1.589), Piura (1.385), San Martín (1.150) y Ayacucho (1.103) (ver infografía).

Hasta el momento no se conoce la cifra exacta de maestros inscritos, pero se estima que participarán unos 180 mil.

Esta evaluación de ascenso 2017 tiene dos etapas: una nacional, en la que los postulantes rendirán la Prueba Única Nacional, y otra descentralizada, en la que se evaluará la trayectoria profesional de estos, a cargo de los comités de evaluación descentralizados en las UGEL.

Voceros del Ministerio de Educación han señalado que por primera vez en este proceso podrán participar los docentes de todas las escalas (se podrá alcanzar incluso la sétima escala).

Según el sector, esto es posible gracias a la modificación de la Ley de Reforma Magisterial que se oficializó en febrero pasado, la cual reduce el tiempo de permanencia de un profesor en cada escala.

Menos años

En la actualidad, para que un docente pueda ascender necesita un tiempo de permanencia de dos años en la primera y segunda escala, y de tres de la tercera a la sexta.

Antes, el tiempo en la primera era de tres años y en la segunda de cuatro. La idea, según las modificaciones, es que se culmine la Carrera Pública Magisterial en 20 años y no en 30 como ocurría antes.

Para el ascenso a la sétima escala, los docentes deben contar con una maestría y para aquellos que trabajan en escuelas de zonas consideradas rurales o de frontera, se reduce en un año el tiempo requerido para postular de la cuarta a la sétima escala.

El especialista en legislación magisterial, Manuel Paiba, señala que la Carrera Pública se acabará en 20 años solo si es que cada año el Ministerio de Educación dispone plazas suficientes en cada escala. “Si no sucede eso, los docentes que no alcancen vacante van a seguir esperando el próximo año y así se pasarán más de 30 años en la Ley de Reforma Magisterial”, explicó.

El especialista también precisó que la mayoría de profesores nombrados se ubican en la primera y segunda escala, por lo que el Minedu debe disponer más plazas para ascender al segundo y tercer nivel.

Precisamente, de acuerdo con el número de plazas, la mayoría de estas son para la segunda y la tercera escala.

Al respecto, el secretario general del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep), Alfredo Velásquez, dijo que la cifra total de vacantes podría incrementarse. Dijo también que son contadas las plazas para el ascenso a la sexta y sétima escala.

Nuevos salarios

Después del examen, el docente que logre ascender a la segunda escala percibirá S/ 1.958 y el que alcance la tercera o la cuarta ganará S/ 2.136 y S/ 2.314, respectivamente.

En tanto, quien logre posicionarse en la quinta escala percibirá S/ 2.670 y el que llegue a la sexta o sétima ganará entre S/ 3.115 y S/ 3.382.

Hay que señalar que estos montos sufrirán una variación, pues el Ministerio de Educación ha anunciado que para el 2018 el piso salarial de los docentes (S/ 1.780) se incrementará a S/ 2.000.

El objetivo del Minedu es que cada año se realicen evaluaciones de ascenso docente en todas las escalas, entre los años 2017 y 2021.

Fuente: http://larepublica.pe/impresa/sociedad/886059-profesores-disputaran-27-mil-plazas-de-ascenso-en-setiembre

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La guerra abierta contra la educación pública

Por: Julián de Zubiría

“Un país que destruye la escuela pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la educación, las artes o las culturas está ya gobernado por aquellos que sólo tienen algo que perder con la difusión del saber”. Con estas palabras, la filósofa italiana Gabriella Giudici caracteriza la guerra que, de tiempo atrás, se libra en algunos países del mundo contra la educación pública.

En Estados Unidos esta batalla va contra todo el legado de Obama en materia social. Recientemente echaron para atrás sus logros en salud y ahora van por el derecho a la educación. Para lograrlo, Donald Trump nombró como secretaria de la cartera educativa a Betsy Devos, quien afirma que la educación pública es «un sistema hermético, una industria resistente al cambio, un mercado cerrado […] un monopolio, un callejón sin salida». Por ello, propone tomar los recursos que se destinan a este fin y trasladarlos a entidades religiosas y con ánimo de lucro para la prestación del servicio.

En Colombia no hemos llegado tan lejos, aunque vamos en la misma dirección. Una y otra vez se dice que las universidades públicas son centros de formación de guerrilleros y desadaptados. Aunque a quienes quieren descalificarlas los contradicen los resultados en SABER Pro, en las evaluaciones internacionales y los estudios de valor agregado y en investigación, ellos no paran de reiterar que son costosas, de baja calidad y que sus profesores ganan demasiado y trabajan poco. La educación pública está sujeta a una guerra mediática de desprestigio y a una guerra económica que la estrangula financieramente.

Recientemente, Rodrigo Lloreda, ex ministro de Educación, declaraba que “el deber del Estado no es sostener universidades sino garantizarles a los colombianos, en razón al mérito, acceso a la mejor educación oficial o privada”. Al decirlo, desconoce que la educación es un derecho y que el deber del Estado es garantizarlo no sólo a los que tienen “más mérito”. Como puede verse, algunos ven la educación como un servicio o una mercancía. Por el contrario, en las democracias verdaderas, la educación es un derecho que el Estado debe garantizar.

El problema financiero de las universidades públicas es estructural y creciente porque sus ingresos crecen a un ritmo menor que sus gastos. Esto es así porque la Ley 30 de 1992 estableció transferencias anuales incrementadas con bases en el IPC, en tanto sus gastos lo hacen a un ritmo superior: los estudiantes se multiplican, los docentes tienen cada vez más títulos e investigaciones y la población en posgrados viene en aumento. La Nacional, por ejemplo, tiene un 18 % de estudiantes en maestría, lo que cuesta, en promedio, tres veces más que un joven matriculado en pregrado. También tiene el 91 % de sus profesores con maestría y doctorado, lo que le genera pagos mayores por su salario.

En el 2012 se trató de incluir como política de Estado el ánimo de lucro en la educación superior colombiana, supuestamente para mejorar cobertura y calidad. La MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil) la derrotó en las calles. ¿Se quedará quieta ahora que retorna la privatización disfrazada con el programa Ser Pilo?

El programa SPP es la expresión en Colombia del subsidio a la demandacreado por Milton Friedman como estrategia para pasar el sistema educativo a manos privadas. Aun así, somos el único país del mundo en el que la cofinanciación en los programas de subsidio a la demanda es nula. Es decir, el Estado paga el 100 % del valor de la matrícula de los “pilos” y las universidades más costosas apenas asumen unos pocos almuerzos. En este contexto, de los recursos públicos, el 98 % en el 2015 y el 94 % en 2016 y 2017, han ido a parar a manos de las instituciones de educación superior más costosas para atender a los 30.500 “pilos” seleccionados hasta el momento.

A esto hay que añadir que los recursos del impuesto a la renta para la equidad, conocidos como CREE, y los dineros recaudados en la reciente reforma tributaria adquiridos con el incremento en el IVA se están destinando a financiar el programa SPP, el cual el gobierno quiere convertir en política pública. Si se hace sin reestructuración, cerca de un billón de pesos del Estado se comenzarán a trasladar anualmente, a partir de 2018, hacia las universidades privadas más costosas del país.

Lo que está en juego no es un programa particular, sino la manera como el país garantizará el derecho a la educación de las próximas generaciones. En Chile, Bachelet se comprometió a la gratuidad en la educación universitaria para el 50 % de los jóvenes de familias de menores recursos. Ahora que ya lo cumplió, va por el 60 % en el 2018. En Argentina, la educación superior pública es gratuita desde hace tiempo. En Colombia hemos armado la más grande campaña publicitaria para un pequeño y costoso programa que atiende al 2 % de los graduados anualmente de la educación media.

Con muy pocas excepciones, la mejor educación en el mundo la tienen los colegios y universidades públicas. Pública es la educación de los países que acaparan los mejores resultados en las pruebas PISA como Finlandia, China, Canadá o Corea. Los países del norte de Europa saben que una educación pública de calidad es la mejor inversión posible para consolidar la democracia y el desarrollo de una sociedad.

De otro lado, y como todos hemos visto nuevamente en días recientes, en múltiples ocasiones Fecode ha salido a las calles para protestar por las pésimas condiciones salariales y de salud del magisterio. Tienen toda la razón. El trabajo educativo es agotador física y emocionalmente y las condiciones laborales siguen siendo muy precarias para compensar el esfuerzo. Por eso, el país y la sociedad entera deben apoyar su lucha, sin reservas. Sin embargo, pocas veces los docentes han salido a la calle en defensa de las transformaciones pedagógicas y curriculares necesarias que nos conduzcan a mejoras en la calidad. Pocas veces han reconocido la necesidad de replantear por completo los programas de formación inicial y permanente de los docentes para que, por fin, logremos transformar las prácticas pedagógicas. Muchos extrañamos el liderazgo que tuvo este sindicato en el Movimiento Pedagógico de los años noventa, el cual se diluyó por completo en las últimas dos décadas. Ahora la lucha por la reivindicación gremial, profundamente justa, pero es sólo una parte del problema.

¿Qué futuro le espera a un país si en el Ministerio de Educación Nacional (MEN) comienza a tomar fuerza la tesis de que es mejor debilitar la educación pública y desplazar los escasos recursos hacia subsidios en las universidades privadas? ¿Qué futuro nos depara como sociedad si el movimiento sindical del magisterio levanta exclusivamente sus reivindicaciones gremiales, dejando de lado los aspectos propiamente pedagógicos? ¿Qué perderían quienes hoy gobiernan si las nuevas generaciones alcanzaran la tolerancia, lectura y el pensamiento crítico, gracias a que fueron formados en una educación pública robusta y de muy alta calidad?

La educación pública mejoraría significativamente si los principales dirigentes del MEN, de las Secretarías de Educación y de Fecode matricularan a sus hijos en las instituciones de educación oficial, algo que la gran mayoría actualmente no hace. Ese día, todos ellos trabajarían conjuntamente para garantizar recursos, calidad e innovación para la educación pública. Como esto no se está logrando, tendremos que construir, entre todos, un amplio movimiento social y cívico en defensa de una educación pública de muy alta calidad.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/la-crisis-de-las-universidades-publicas/528359

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Exigen estudiantes de Universidad de Puerto Rico firma de preacuerdos

Centro América/Puerto Rico/17 Junio 2017/Fuente: Prensa Latina

Los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) reclamaron a la junta de gobierno de la institución que firme los preacuerdos alcanzados durante la huelga de 71 días que terminó la semana pasada.
Los alumnos del campus de Río Piedras, que reanudaron la docencia el lunes, aprovecharon el receso del mediodía para marchar por distintas facultades y dependencias de la UPR.

‘Luchar, luchar, luchar hasta vencer’, gritaban los manifestantes que reclaman también que se audite la deuda pública del país, ascendente a más de 73 mil millones de dólares.

El portavoz estudiantil Juan Collazo afirmó que realizarán diversas actividades para demandar la aprobación de los acuerdos alcanzados durante la huelga, que en su momento más álgido incluyó los once recintos de la UPR, la Escuela de Artes Plásticas y el Conservatorio de Música en defensa de la educación pública.

Entre los reclamos se hallan evitar un alza en el coste de la matrícula para el próximo año y la devolución de un vagón que es utilizado de Comedor Universitario para los estudiantes que carecen de dinero para costear su alimentación.

También repudian que se imponga un recorte escalonado de 512 millones de dólares al presupuesto de la UPR, tal como exige la junta de control fiscal impuesta por Washington al gobierno puertorriqueño.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=93389&SEO=exigen-estudiantes-de-universidad-de-puerto-rico-firma-de-preacuerdos
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País Vasco: Los sindicatos anuncian dos nuevas jornadas de huelga en la enseñanza pública en otoño

País Vasco/15 junio 2017/Fuente: El Mundo

Llaman a los trabajadores del sector a realizar concentraciones y encierros en los centros y delegaciones

Los sindicatos ELA, LAB y Steilas han anunciado hoy la convocatoria de dos jornadas de huelga para los próximos meses de noviembre y diciembre en la enseñanza pública, al considerar que el Gobierno vasco no quiere negociar tras las recientes movilizaciones.

Estas tres centrales convocaron a unos 30.000 trabajadores entre profesores, personal de apoyo educativo, trabajadores de las escuelas para niños de 0 a 2 años «haurreskolas» y empleados de cocina y de limpieza de la enseñanza pública no universitaria a tres jornadas de paro, la última el 23 mayo pasado.

Representantes de los tres sindicatos han comparecido hoy ante los medios de comunicación en Vitoria y han leído un comunicado en el que recuerdan el seguimiento por parte de miles de trabajadores y de ciudadanos en general de las reivindicaciones planteadas y que pese a ello el Gobierno vasco «no ha dado muestras de querer abordar una verdadera negociación».

Por ello, han anunciado que mantendrán «vivas las dinámicas de movilización en junio, y huelga y más movilizaciones a partir de septiembre«.

Este mes de junio se llevarán a cabo concentraciones y movilizaciones en los centros y en las delegaciones de educación y a partir del inicio del próximo curso se convocarán concentraciones en los centros.

A lo largo del mes de octubre se harán encierros en distintos centros, y ya en noviembre y diciembre estas tres centrales convocarán dos jornadas de huelga.

En opinión de los sindicatos resulta «imprescindible cambiar de raíz la política educativa y los recortes que el Gobierno vasco ha ido imponiendo a lo largo de los últimos años y revertir la situación que ello está provocando en la educación publica y en las haurreskolas».

Advierten de que en el caso de que el Departamento de Educación siga haciendo caso omiso a sus reivindicaciones, «básicas para la mejora de las condiciones de trabajo y garantizar el quehacer más fundamental del sistema educativo», darán continuidad «a la dinámica de movilizaciones y huelga».

Han recordado sus planteamientos como incrementar las plantillas en al menos 2.000 personas, aumentar la inversión en educación y «sacar» la Lomce de las aulas y derogar «Heziberri que, han concluido, es una «mera adaptación de la primera» a la Comunidad Autónoma Vasca.

Fuente: http://www.elmundo.es/pais-vasco/2017/06/13/593fd1efe5fdeab6148b4618.html

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Paraguay destina más de G. 8 billones a educación.

América del Sur/Paraguay/13.06.2017/Autor y Fuente: http://www.lanacion.com.py

Paraguay destina un alto porcentaje del Presupuesto General de la Nación a educación pública, superando ampliamente los recursos económicos que son asignados a cuestiones de seguridad en el país. De acuerdo a los datos proveídos por el Poder Ejecutivo, el sector educativo tiene un presupuesto global de 8 billones 625 mil 67 millones, frente a seguridad, que se lleva 3 billones 815 mil 671 millones. Es decir, educación tiene más del doble de presupuesto, un 126% más que seguridad en el presupuesto de la nación del presente año.

El diario «5 días» publicó recientemente cifras inexactas en lo que afirmaba que en el país se gasta casi cinco mil millones de dólares para tratar de controlar la violencia, significando el 8% del Producto Interno Bruto (PIB) y que en educación ni siquiera se invierte 4% del PIB. El periódico de la capital de país cita como fuente al Instituto de Economía y Paz.

«En el caso paraguayo se cumple exactamente esta premisa, ya que según el último Índice Global de Paz presentado por el Instituto de Economía y Paz, se observa que el país destina un valor aproximado al 8% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir unos US$ 4.917 millones en el año 2016, en cambio el gasto en educación alcanza apenas un 3%, esto lo deja a Paraguay en la ubicación 68 a nivel mundial en lo que se refiere a la paz que existe dentro del territorio nacional, subiendo 11 posiciones con relación a la edición anterior», señala la publicación.

El Poder Ejecutivo aclara que del total de su presupuesto que son 37.465.768 millones (37 billones 465 mil 768 millones) al Ministerio del Interior se destina 2.282.673 millones (dos billones 282 mil 673 millones), 6% del presupuesto del Poder Ejecutivo, al Ministerio de Defensa 1.532.998 millones (1 billón 532 mil 998 millones) 4%; mientras que al Ministerio de Educación: 6.941.896 millones (6 billones 941 mil 896 millones), 18,52% del presupuesto del Poder Ejecutivo a las universidades nacionales: 1.683.171 millones (1 billón 683 mil 171 millones).

Fuente: http://www.lanacion.com.py/politica_edicion_impresa/2017/06/06/paraguay-destina-mas-de-g-8-billones-a-educacion/

Imagen: http://cdn-www.lanacionpy.arcpublishing.com/resizer/xTqXSz8oVCivgh08Ps5odZZoqR8=/999×666/s3.amazonaws.com/arc-wordpress-client-uploads/lanacionpy/wp-content/uploads/2017/06/05203111/05-MA-01-REEEEE-CP-copia.jpg?token=bar

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Mitomanías sobre educación.

Por: Miguel Ángel Santos Guerra.

Mi amigo Marcelo David Sosa, ex ministro de educación de la provincia de San Luis (Argentina), me regaló hace unas semanas un interesante libro de Alejandro Grimson y Emilio Tenti Fanfani, antropólogo el primero y sociólogo el segundo, que se titula “Mitomanías de la educación argentina” (Editorial Siglo XXI). Creo que hubiera sido preferible utilizar en el título la preposición “sobre” que la preposición “de”. He leído el libro de un tirón. Abordan en él los autores un tema del que ya me había ocupado hace algunos años, en un escrito titulado “Mitos y errores sobre la profesión docente”.

Comenzaré haciendo una sencilla y espero que clara distinción entre mito y mitomanía porque, como es obvio, no son lo mismo. Un mito es “un relato compartido por un significativo número de personas que explica una dimensión del mundo pero de forma errónea o poco fundamentada”. Mitomanía es la tendencia o inclinación a fabular o transformar la realidad al explicar o narrar un hecho.

Los mitos son muy perjudiciales para comprender un fenómeno complejo porque simplifican, distorsionan, falsean y enturbian el conocimiento. Y, desde esas perspectivas erróneas, se pervierte también la actitud y la acción.

El libro de Grimson y Tanti Fanfani está estructurado en diversos bloques temáticos. En cada uno de ellos analizan, con tino y claridad, los mitos más usados y dañinos. En total, 63, agrupados sobre estos ejes temáticos: 1. La decadencia educativa (6 mitos). 2. Los alumnos (3 mitos). 3. Los docentes (11 mitos). 4. Lo que la escuela debe enseñar (8 mitos). 5. La autoridad, el orden, la disciplina y la violencia escolar (9 mitos). 6. La escuela pública y la privada (3 mitos). 7. La educación y la igualdad (4 mitos). 8. Las soluciones mágicas para la educación (7 mitos). 9. El presupuesto y el federalismo (4 mitos). 10. Las universidades (8 mitos).

Dicen los autores en la introducción: “Circulan de boca en boca frases que construyen estereotipos, sin matices, sobre los docentes, los alumnos, los padres, la escuela, la nación, la pedagogía. Son fórmulas que implicas profundas simplificaciones y no dejan lugar para los grises y las relativizaciones”.

Me ha sorprendido comprobar que la inmensa mayoría de los mitos, por no decir todos, tiene plena vigencia entre nosotros y, sospecho que, en mayor o menor medida, en todos los países del mundo. ¿Quién no ha oído alguna vez decir: “La LOGSE fue un fracaso”, “estamos en el tren de cola de PISA”, “el nivel educativo ha bajado”, “ha desaparecido el esfuerzo de las aulas”, “los alumnos no se interesan por nada”, “los profesores solo quieren muchas vacaciones y poco trabajo”, “antes había más orden y disciplina”, “las familias de hoy no colaboran con la escuela”, “todo se resuelve con la educación”, “se mejora si se invierte más”…?

Esas frases hechas empobrecen el debate y lo acaban cerrando. Se dan por indiscutibles esas supuestas verdades y, como consecuencia, no se considera necesario estudiar con más profundidad la cuestión.

Las creencias versan sobre dos dimensiones diferentes, aunque complementarias,. Por una parte describen como está la realidad educativa y por otra dicen qué se debería hacer para mejorarla. Se centran en los problemas y en las soluciones. Siempre con falta de rigor. Siempre de forma simplista.

Muchas de esas frases hechas se contradicen entre sí como sucede con los refranes. Alguien decía: “A ver si se aclaran de una vez porque con eso de “a quien madruga Dios le ayuda” y “por mucho madrugar no amanece más temprano”, estoy hecho un lío y no sé a qué hora levantarme”.

Las mitomanías educativas tienden a desentenderse de la complejidad. “No es posible una sociedad sin mitos, dicen los autores de esta obra. El problema son las mitomanías, es decir, la incapacidad de reflexionar y tomar distancia respecto de esas creencias que se convierten en verdades absolutas”.

Si se profundiza un poquito, se descubre que responden a una mera conjetura, a una suposición o a la repetición de un tópico sin fundamento alguno. Se repiten en las tertulias, en las conversaciones de café, en los diálogos de amigos, en las reuniones de padres, en los pasillos de las escuelas, en las sobremesas familiares… Y pocos se atreven a contestarlas o a ponerlas en entredicho.

Es importante manejar la duda como un mecanismo protector contra las verdades absolutas que acechan en todos los dogmas, en todas las mitologías.

El estado de opinión se construye sobre frases hechas, sobre eslóganes, sobre estereotipos. En definitiva, sobre falsedades y simplificaciones. Se hacen unas generalizaciones (me sorprende que los autores no trabajen más con esta idea de la generalización) que desvirtúan la realidad. Y, además, con frecuencia, conducen a un estado de ánimo negativo y pesimista sobre la realidad.

Voy a elegir tres mitos para que lector se haga una idea del planteamiento de los autores y, sobre todo, de la necesidad de desmontar esas falsedades que hacen tanto daño.

Primer mito: Las escuelas privadas son mejores que las públicas. Pues si, un mito. Cuando los alumnos de las escuelas privadas obtienen mejores resultados en pruebas estandarizadas no es porque estas escuelas tengan una mayor calidad de la enseñanza sino porque han seleccionado previamente a los mejores alumnos, a los hijos de familias más cultas, con más medios, con más expectativas. “La evidencia empírica disponible, dicen los autores de la obra citada, indica que no se aprende más en las escuelas privadas”.

Segundo mito: La docencia es un oficio para mujeres. A primera vista esta afirmación no parece un mito sino un hecho. Otra cosa es la idea de que así debería ser. Este mito recoge la idea de que la escuela es una extensión del hogar y de que las mujeres tienen cualidades naturales para hacerse cargo de la primera educación. Según este mito no sería de hombres ejercer el oficio de la enseñanza. “Sobra decir que, cuando en una sociedad machista determinado oficio u ocupación se define como “para mujeres”, eso quiere decir que es un oficio subordinado, menos importante que las ocupaciones de los varones”, dicen Grimson y Tenti Fanfani. A medida que se asciende en el nivel educativo la feminización disminuye o incluso llega a revertirse.

Tercer mito: A los alumnos de hoy no les interesa nada. Este mito que manejan interesadamente muchos docentes no responde a la realidad. Cuando un docente lo da por bueno dirigirá su enseñanza hacia aquellos que muestras interés. Por lo tanto si los chicos no aprenden lo que deben, dicen Grimson y Tantoi Fanfani, es porque no estudian, y si no estudian es porque no tienen interés por aprender. En términos generales el argumento es correcto. Pero el nudo del problema radica en saber si el maestro y la escuela sólo tienen el deber de enseñar o bien deben contribuir a suscitar el interés y la curiosidad de los jóvenes alumnos por la cultura y el conocimiento”.

Detrás de esos estereotipos se esconden la pereza mental, los intereses egoístas y la actitud servil hacia a las ideologías. Algunos confunden pereza de pensamiento con firmes convicciones. ¿Cómo se desmontan los mitos? Con más estudio, con más investigación, con más rigor en el análisis, con más honestidad, con más exigencia en la búsqueda de la verdad. Así sea.

Fuente: http://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2017/06/10/mitomanias-sobre-educacion/

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