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México: La academia reacciona ante el tercer debate presidencial

México / 17 de junio de 2018 / Autor: Nelly Toche / Fuente: El Economista

El sentimiento generalizado de los académicos ante el último encuentro entre candidatos es de decepción.

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Cuba: Resaltan quehacer científico de la Universidad de Cienfuegos

Cuba / 21 de enero de 2018 / Autor: Yudith Madrazo Sosa / Fuente: 5 de Septiembre

Con motivo de la celebración, este 15 de enero, del Día de la Ciencia Cubana, la Universidad de Cienfuegos (UC) reconoció la labor de los hombres y mujeres dedicados a la investigación científica y la innovación tecnológica en dicha institución.

Según se dio a conocer en el acto, el 2017 resultó un año significativo en lo concerniente a la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación para la formación de profesionales y el desarrollo de la comunidad científica de esa Casa de Altos Estudios. En esa etapa se presentaron nuevas propuestas de proyectos asociados a programas que dan respuestas a prioridades nacionales, así como otras orientadas a las Ciencias Básicas.

Durante la ceremonia recibieron la Distinción Especial del Ministerio de Educación Superior (MES) profesores destacados en la actividad de posgrado, investigación e innovación tecnológica y por su contribución a solucionar problemáticas de la sociedad cubana actual.

La cita permitió la entrega, por parte del Consejo de Dirección de dicha Universidad,  de los Premios al Mérito Científico, con los cuales agasajaron a los resultados ya aplicados de mayor impacto económico, trascendencia y originalidad, aporte al desarrollo social y a la defensa, el más útil a la Educación Superior, de mayor contribución a la protección del medio ambiente, entre otras categorías.

Además, se reconoció la actividad del Fórum de Ciencia y Técnica del centro y sirvió de contexto para el otorgamiento a varios jóvenes del Sello Forjadores del Futuro, principal distinción de la Unión de Jóvenes Comunistas y las Brigadas Técnicas Juveniles a muchachos y muchas destacados en la creación científica.

Al decir de Marianela Morales Calatayud, directora de Ciencia e Innovación Tecnológica de la UC, 2017 fue un año de importantes resultados, con impactos significativos en la esfera económica, sobre todo en la contribución al ahorro energético en entidades del territorio que son grandes. De ese quehacer, deriva el premio merecido por el Centro de Estudios de Energía y Medio Ambiente de la UC.

“Se palpa un particular desarrollo de las ciencias sociales y económicas. También tenemos resultados interesantes en las ciencias pedagógicas y es digno de subrayar la contribución de la Universidad a la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (Padit), que ha acompañado a los procesos de gestión de proyectos de desarrollo en varios municipios”, señaló Morales Calatayud.

Como galardón a su intensa actividad científica y a la gestión del conocimiento, este centro de estudios superiores de Cienfuegos recibió cinco premios nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba y 37 provinciales del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

Fuente de la Noticia:

http://www.5septiembre.cu/resaltan-quehacer-cientifico-de-la-universidad-de-cienfuegos/

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México: La iniciativa, de la sección 22 de la CNTE Oaxaca: acercan la ciencia a escolares en su entorno natural

México / 2 de enero de 2018 / Autor: La Jornada / Fuente: NSS Oaxaca

La Casa de las Ciencias, un proyecto surgido oficialmente en 2007 mediante el cual un grupo de profesores de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), ha logrado que los alumnos de primaria, secundaria y bachillerato se acerquen a las ciencias mediante el conocimiento de su entorno natural.

El proyecto, ideado en 2000, ha sobrevivido gracias a la entereza de sus fundadores y los padres de familia, pues los apoyos gubernamentales han sido mínimos.

Flor de María Ramos Navarro, una de las fundadoras del proyecto, quien funge como coordinadora pedagógica de la Casa de las Ciencias, explicó que ese esquema se ha trabajado desde 2000, resultado de una idea surgida en secundarias técnicas, conoci- da como la ciencia en la escuela; de ahí se le dio forma a la Casas de las Ciencias con la participación de alumnos y profesores que realizaron congresos y otras actividades educativas.

Así, en 2007 con las experiencias y conocimientos adquiridos se dio paso a la forma actual del proyecto, que busca fortalecer el conocimiento de los alumnos en el área científica aplicada en su comunidad.

Sobre todo, destacó Ramos Navarro, porque en Oaxaca existe una biodiversidad enorme, hay ríos, lagos, mar, zonas áridas, arqueológicas, lo que permite a los estudiantes adentrarse de forma práctica en la ciencia; además, ayuda para que exista un mayor arraigo de los menores con su medio ambiente y se promueva la defensa del territorio.

Agregó que con la Casa de las Ciencias se comenzaron a desarrollar distintas actividades: una de las preferidas son los campamentos científicos en áreas naturales, esto fortaleció el conocimiento de los jóvenes con respecto del legado natural. También se han llevado a cabo noches astronómicas, campamentos, visitas a la Casa de las Ciencias y proyectos didácticos, detalló Ramos Navarro.

“La idea –dijo– es que las nuevas generaciones tengan un acercamiento a la ciencia desde pequeños, de forma práctica y que se haga más ameno el aprendizaje para que no lo rechacen y en un futuro surjan grandes científicos oaxaqueños o arqueólogos, especialistas que ayuden a preservar las riquezas de la entidad.”

La fundadora manifestó que lamentablemente, los recursos son limitados, pues el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (Ieepo), sólo se limita a pagar la renta del espacio y los servicios de telefonía, Internet, luz y agua, así como los sueldos a los profesores, y todo el trabajo de contenidos, campamentos y demás actividades sale del bolsillo de los profesores y padres de familia.

Refirió que han encontrado apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), que aprobó el proyecto y en los últimos meses se logró realizar cinco campamentos.

Mencionó que este trabajo se ha hecho en las regiones Mixteca y Costa, aunque también hay proyectos con alumnos del pueblo ikoots en el istmo de Tehuantepec, en los cuales han participado cientos de escuelas de toda la entidad y han capacitado a miles de profesores.

Juan Luis Hidalgo Guzmán, asesor científico de la Casa de las Ciencias, detalló que el trabajo ha sido complicado, pues ha habido resistencia tanto del gobierno como de los profesores, quienes deben capacitarse bien para asistir a sus alumnos.

“Por fortuna –expresó– la gran mayoría de los mentores han comprendido la importancia de su capacitación. Tenemos niños que han aprendido a investigar y a explicar las cosas frente a sus compañeros, que es lo que se conoce como la evaluación pública”.

Fuente de la Noticia:

La iniciativa, de la sección 22 de la CNTE Oaxaca: acercan la ciencia a escolares en su entorno natural

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Francia: Vulgarisation “Infiltrée chez les physiciens”, Héloïse Chochois www.chezlesphysiciens.fr Dix idées fausses que se font les scientifiques de la vulgarisation

Europa /Francia/Diciembre del 2017/Noticias/  https://theconversation.com/

 

Quand je demande à mes collègues physiciens ce qu’ils pensent de la vulgarisation, tous s’accordent sur sa nécessité. Mais quand il s’agit de savoir qui devrait vulgariser, comment s’y prendre, et pour quelles raisons, les opinions divergent : « il faut re-motiver les jeunes pour les carrières scientifiques », « le plus important, c’est la pédagogie », « il faut éviter la quantique »… J’avais moi-même des idées arrêtées sur le sujet quand, il y a 12 ans, j’ai commencé à participer à des actions de vulgarisation. Après des années de conférences grand public, d’interventions scolaires, de fêtes des sciences, et de collaborations avec des musées, je dois l’avouer : mes certitudes sur le sujet se sont peu à peu effritées. Voici dix idées dont j’étais assez convaincu, mais qui ne résistent pas à l’épreuve du terrain et des chiffres.

Pour résumer mon propos : la vulgarisation met en jeu des ressorts et des relations au public plus complexes qu’il n’y paraît, et les scientifiques qui s’y intéressent doivent en prendre conscience, sans pour autant abandonner leurs ambitions et leurs idéaux !

1. « Le public s’intéresse de moins en moins aux sciences ».

Voilà une des idées que j’entends le plus souvent parmi les chercheurs : le grand public n’a pas assez de culture scientifique. En effet, à des questions de base, les français ne savent souvent pas bien répondre, par exemple moins de 20 % identifient les gaz et le CO2 comme origine de l’effet de Serre. Un tiers des européens ne savent pas que la Terre tourne autour du Soleil.

Mais ces mauvaises réponses sont-elles le symptôme d’un désintérêt pour les sciences ou juste d’une formation de départ insuffisante ? Car contrairement aux idées reçues, le grand public s’intéresse aux sciences et en a une bonne image. À la question : « la science et la technologie apportent-elles des solutions aux problèmes que nous rencontrons aujourd’hui ? », le oui remporte près de 84 % (Le Monde, 2016). Mieux, 93 % de la population exprime un désir de développer ses connaissances dans au moins un domaine scientifique (Credoc, 2013). Et chez les 15-25 ans, 76 % éprouvent de l’intérêt pour la science, et 95 % ont une opinion positive des chercheurs (CSA, 2014).

Enfin, quand on demande aux Français quelle activité fait partie de la culture, la science arrive en second avec 77 % des suffrages, seconde juste derrière la visite des musées et devant les voyages, le théâtre, la musique ou la lecture !. Près d’un Français sur deux a déjà visité un muséum d’histoire naturelle ou un centre de culture scientifique et le succès croissant des chaînes scientifiques sur YouTube confirme le constat.

1/2Infiltrée chez les physiciens1/2, Héloïse Chochois, www.ChezLesPhysiciens.fr.

2. « Les jeunes ne veulent plus aller vers les carrières scientifiques ».

Autre idée répandue, en particulier chez les universitaires : nous avons subi une forte désaffection ces dernières années dans les filières scientifiques, et la vulgarisation pourrait nous aider à y remédier. Pourtant, entre 2006 et 2016, le nombre d’étudiants a augmenté de 23 %dans les formations scientifiques contre 16 % pour les autres formations. Les sciences fondamentales à l’Université affichent un gain de 17,7 %, plus élevé là encore que la moyenne nationale. Plus près de la recherche, les effectifs augmentent également en Master 2, de près de 20 %. Du côté des thèses, le nombre de doctorats délivrés est à peu près constant pour les étudiants français et en constante hausse pour les étrangers.

Même si l’on oublie un instant ces bons chiffres, je me méfie de cette mission prosélyte qu’on voudrait confier aux vulgarisateurs. Une intervention ponctuelle lors d’une conférence ou d’une visite de labo peut-elle convaincre des élèves de changer d’avis sur leur avenir professionnel ? L’image qu’ont les jeunes de la science, c’est d’abord celle qui leur est enseignée. Et de ce point de vue, le constat est cruel pour ma propre discipline, la physique : quand on leur demande leurs trois matières préférées durant leurs études, les Français répondent français (42 %), histoire (38 %), maths (34 %), et la physique arrive seulement dixième du classement (10 %) (Credoc 2012). C’est là, à mon avis, que doivent porter les efforts.

3.« La vulgarisation, c’est d’abord savoir bien expliquer ».

La priorité du scientifique qui vulgarise, c’est la qualité et la précision de ses explications. Ne va-t-il pas trop approximer au risque de manquer de rigueur scientifique ? Mais la vulgarisation, ce n’est pas l’enseignement, et c’est un enseignant universitaire qui vous parle. Il est impossible d’être parfaitement rigoureux du début à la fin, et ce n’est pas grave, tant qu’on l’annonce clairement. Pour avoir fait de nombreuses conférences sur la physique quantique, je sais bien les approximations « impardonnables » que je suis obligé de faire quand j’évoque la dualité onde-particule ou l’intrication. Mais à y réfléchir, c’est plus l’opinion du collègue ou du prof de physique caché dans l’audience qui me fait peur quand je fais des approximations.

Surtout, ce qui va vraiment toucher le public se joue souvent ailleurs que dans la qualité de l’explication scientifique : c’est le look du chercheur, c’est sa personnalité, c’est la tête du PowerPoint et le choix des couleurs, bref, le style. Il suffit de lire les résultats des enquêtes après nos passages en lycée : « le chercheur portait un jean ! », « un physicien, ça peut être une femme », « moi qui pensais que la physique c’était mort », etc. Très rares sont les commentaires sur l’explication elle-même !

1/2Infiltrée chez les physiciens1/2, Héloïse Chochois, www.ChezLesPhysiciens.fr.

4.« Dans un débat grand public, il suffit de montrer les preuves scientifiques pour convaincre ».

J’irai vite sur cette idée là : de nombreuses études ont fait la liste des biais cognitifs qui affectent les opposants dans un débat : biais de confirmation, de familiarité, modèle du déficit, retour de flamme, etc. Un raisonnement scientifique clair se basant sur des preuves objectives ne suffit pas à convaincre, au contraire ! Pour avoir été souvent confronté à des débats sur les pseudo-sciences – médecine quantique, magnétiseurs ou médecine par les cristaux – j’ai moi-même tendance à ne plus m’opposer fermement aux défenseurs de ces pratiques comme je le faisais au début, mais plutôt à tenter une pédagogie sur la démarche scientifique, en visant en fait le reste de l’auditoire.

5.« Certains sujets sont trop compliqués pour être vulgarisés ».

Souvent, j’entends qu’il n’est pas possible d’expliquer certains sujets, par exemple la physique quantique : trop compliqué, trop abstrait, trop mathématique. Je suis assez d’accord, si il s’agit d’expliquer « proprement ». Mais, si l’on accepte de faire son deuil d’une certaine rigueur mathématique, il est possible de donner quelques éléments et intuitions, quel que soit le sujet. La preuve : le boson de Higgs ou les ondes gravitationnelles, deux sujets « terribles », ont pourtant été non seulement médiatisés mais aussi vulgarisés de façon remarquable lors de leur découverte récente. Les Nobels de Physique, attribués chaque année aux sujets les plus ardus, font l’objet d’excellentes vulgarisation sur le site même du Nobel. Une enquête auprès d’experts de la vulgarisation indique que tous considèrent qu’il n’existe pas de problème assez complexe pour qu’on ne puisse en faire comprendre les grandes idées.

1/2Infiltrée chez les physiciens1/2, Héloïse Chochois, www.ChezLesPhysiciens.fr.

6.« Il faut privilégier les sujets avec des applications concrètes ».

Combien de fois m’a-t-on dit qu’il fallait, pour impliquer le public, démarrer une conférence de vulgarisation sur la supraconductivité plutôt par ses applications, l’imagerie médicale ou le train à lévitation. Ici, je n’ai pas d’étude à citer, juste une impression : le public n’aime pas toujours être ramené à son quotidien, et reste fasciné par les grands mystères et les questions fondamentales que pose la science. Il suffit de voir les succès d’édition scientifique : théorie des cordes, relativité générale, astronomie, physique quantique, cosmos… Aucun livre dans les premières ventes sur la physique pour le médical ou sur ses applications dans l’électronique !

7.« Certains sujets seront toujours plus vendeurs parce qu’ils font rêver ».

Au vu de l’idée précédente, on pourrait conclure que les sujets les plus fascinants, l’origine de l’Univers, les paradoxes quantiques ou relativistes, seront toujours plus fascinants que les sujets plus concrets. Par exemple, en physique, l’astronomie ou même la théorie des cordes semblent plus « vendeuses » que la matière condensée vu le territoire qu’elles occupent dans les médias. Un tel déséquilibre n’a pas seulement à voir avec l’attrait du sujet, mais aussi avec la mobilisation des scientifiques. Les théoriciens des cordes ont développé un véritable « lobbying » pour leur discipline à travers des formidables représentants médiatiques. Les astrophysiciens, de même, s’impliquent plus et mieux que d’autres. Au CNRS, ils sont cinq fois plus actifs en vulgarisation que les physiciens de la matière condensée. La taille des structures de recherche aide aussi : le CERN pour la physique des particules ou l’ESA et la NASA pour le spatial ont une force de frappe formidable en comparaison des autres communautés éclatées en micro-équipes. Une source d’inspiration pour les autres disciplines !

1/2Infiltrée chez les physiciens1/2, Héloïse Chochois, www.ChezLesPhysiciens.fr.

8. « Pas besoin que les chercheurs vulgarisent, laissons cela aux professionnels ».

Les chercheurs ont beaucoup de bonnes raisons pour ne pas participer aux actions de vulgarisation : manque de temps, manque de compétences, manque de reconnaissance. Pourquoi ne pas laisser les médiateurs des musées et associations de science faire le travail ? Là encore, notre expérience montre que la présence des chercheurs est irremplaçable, non pas pour la clarté de leurs explications, mais pour deux autres raisons : d’abord ils peuvent parler des recherches récentes et ancrer la science dans sa modernité.

Mais surtout, ils sont les acteurs de la recherche, et peuvent témoigner de cette pratique, de leur vécu, de leurs questionnements. Il suffit de voir le nombre de questions qu’on a sur le métier et les pratiques de la recherche pour se convaincre de la pertinence de leur présence. Je plaide pour une complémentarité et une collaboration entre professionnels de la médiation et scientifiques, que j’ai moi-même pu pratiquer par exemple avec les médiateurs de la Cité des Sciences.

9. « Vulgariser prend trop de temps ».

C’est vrai, si on part de zéro et qu’on vise d’écrire un article ou de faire une conférence grand public. Mais des « micro-actions » sont possibles, utiles et rapides : répondre à quelques questions sur Internet, contribuer à Wikipédia, ou à Twitter, répondre aux questions d’un groupe de lycéens pour un TPE, participer à un stand dans une fête de la science, écrire un petit « highlight » sur son dernier article scientifique, les occasions ne manquent pas, qui prennent au plus une ou deux heures.

1/2Infiltrée chez les physiciens1/2, Héloïse Chochois, www.ChezLesPhysiciens.fr.

10. « La vulgarisation nuit à la carrière des chercheurs ».

Là, je l’avoue, ce n’est pas une idée complètement fausse. La vulgarisation n’aide pas particulièrement les carrières dans le monde de la recherche publique en France. Il manque des outils d’évaluation sérieux et une vraie volonté politique pour en tenir compte dans les promotions. Mais elle ne nuit pas forcément non plus et présente plusieurs bénéfices auxquels on ne pense pas assez. Un bon vulgarisateur, et je parle d’expérience, recrutera plus facilement des doctorants car il présentera mieux son sujet de recherche. Il parlera mieux en conférence pour présenter ses résultats aux collègues. Il rédigera mieux les introductions de ses articles, les « highlights » associés, et surtout, ses demandes de financements, le nerf de la guerre !

Enfin, et surtout : la vulgarisation, c’est un formidable bol d’air, une façon de sortir de son laboratoire, de prendre du recul sur son propre travail, et d’aller à la rencontre d’un public rafraîchissant, enthousiaste et curieux !

Fuente:https://theconversation.com/dix-idees-fausses-que-se-font-les-scientifiques-de-la-vulgarisation-89191

Imagen: https://lh3.googleusercontent.com/6k5h181FuXwOOLoACMJmjb_WiFaiueUVtzme8f_mHOD5GAIWbxKQKC6ux_Q_IrykiNjQ7Jc=s88

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Indigenous languages must feature more in science communication

Diciembre del 2017/Noticias/ https://theconversation.com

There is no denying that English is one of the world’s major languages. It’s the mother tongue of nearly 370 million people. English is also very frequently used by scientists in academic journals and book chapters, along with other common languages like French, Spanish and Portuguese.

But what about the billions of people who speak very little English, or none at all? How can we improve their access to scientific information and knowledge?

In a bid to tackle this issue, along with other factors of marginalisation such as distance from urban areas and ethnic exclusion, we and our colleagues created the Imagine Project at the Federal University of Santa Catarina in Brazil. According to a UNESCO report, people living in remote areas and those belonging to ethnic and linguistic minorities are the most vulnerable in terms of access to education. Rural children are four times less likely to ever attend school than their urban counterparts from similar economic backgrounds.

Giving these groups the opportunity to learn and to hear about science is an essential way of including them as citizens.

Imagine Project is an initiative that aims to take scientific knowledge out of the laboratory and share it particularly with rural and indigenous communities. As part of a competition linked to our work we recently translated four winner scientific videos, about different topics such as astronomy and pharmacology, into a number of languages. These feature in the videos as subtitles.

The languages include Tsonga (also known as Changana and spoken in Mozambique, South Africa, Swaziland and Zimbabwe) and Guarani, an indigenous language from Brazil, Paraguay, Bolivia and Argentina.

Science made accessible – thanks to translation into a variety of languages.

This and similar initiatives are crucial if scientists are to properly communicate the knowledge they’ve produced; sometimes with the very communities they study or which are affected, in their own languages.

The combination of knowledge and communication – along with a few other fundamental conditions such as liberty and respect – leads to social, cultural and technological development. That is why it is so important for people whose job is to generate knowledge to share their findings with ordinary people.

Opening up science

Open communication has long been seen as a fundamental condition for scientific development. The advent of the internet made even greater, more open communication possible. A scientist can write an article that is available in an online journal or record a video that’s uploaded to YouTube. But what about scientists who don’t speak English, or users who might be interested in what’s being shared but don’t speak English?

It is a general rule of the so-called “hard sciences” that all widely read, high impact scientific journals are in English. For research to be considered internationally, it needs to be in English. Yet, science cannot be properly communicated or popularised unless language barriers are tackled. We knew this when we launched the Imagine Project in 2013. Initially, the project focused on creating a series of hands-on scientific activities to be carried out in rural communities. These involved working scientists, high school students and teachers.

Then our team generated open educational resources in Portuguese that were translated and published online in English, Spanish and French. We are continuously producing new material, including PDF protocols and documentary videos showing our field experiences.

In 2017 we scaled up our ambitions and created Imagine-PanGea, a multilingual science popularisation competition. We were supported by three major organisations that work to popularise science: African Gong, which is pan-African; RedPop, which works in Latin America and the Caribbean; and SBPC, the Brazilian Society for the Advancement of Science.

There have been similar competitions elsewhere in the world that required entrants to work in either English or French. We created a video competition for African and Latin American graduate students across scientific disciplines, asking that their research be presented in a three minute video in either English, French, Portuguese or Spanish. There were 55 entrants.

The three overall winners and the best presentation from each continent had their videos translated into a range of languages. The videos were then widely publicised through the organisations that supported the competition.

Tough translation

A network of institutions and people representing different regions of Africa and Latin America were involved in this initiative. Their home languages and those of the people they worked decided what languages we’d translate videos into. We also relied on them to be our translators – and they didn’t always find this an easy task.

Many of the scientific terms used in the videos did not exist in the indigenous languages we’d chosen. In these instances, we kept words in French, English, Portuguese or Spanish. For example, Portuguese words can be found in the middle of the Guarani subtitles.

Further translations are underway into, among others, Yoruba from Nigeria and Umbundo and Kimbundo from Angola.

The competition was based entirely on voluntary work. We had practically no funding. For the next edition, we’re hoping to find some kind of sponsorship, particularly to offer winners material prizes like goods, money or travel expenses to attend an international scientific meeting.

We are trying to find new translators for Quechua (an Andean language), Berber (from North Africa), Chinese and as many indigenous languages we can get. For this to happen, we’ll need to find more volunteer translators.

This is a new way of thinking about science communication: it’s the kind of people we reach, not the number, that matters. And it’s worked. When the Imagine project was launched, we were told that indigenous Brazilian people would be not interested in learning basic science such as genetics and molecular biology. The critics have been proved wrong.

The Guarani people we’ve worked with have flourished, conducting experiments with DNA and telling the team they want to learn more. In parallel with the Imagine Project, our university has introduced undergraduate degrees specifically to attract people from indigenous nations. In addition, a certain number of places are reserved across all degrees for indigenous Brazilians.

Our long term goal is to get more indigenous and rural people to become real scientists. This is already happening in Brazil: one of our collaborators, Joana Mongelo, is the first Guarani science master’s graduate in the south of the country.

Fuente :https://theconversation.com/indigenous-languages-must-feature-more-in-science-communication-88596

Imagen:https://lh3.googleusercontent.com/SzJLi4cJCYJdisF3JOystdR4tR4oCe_S7jAmOGQk5naWYzTVsj0BzhUT5qPDORCCMBruZTI=s128

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Ciencia para las aulas cubanas

Cuba / 3 de diciembre de 2017 / Autor: Margarita Barrios / Fuente: Juventud Rebelde

Un equipo de investigadores de alta calificación académica lidera el perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación desde el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas

El Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, ICCP, cumplió este 30 de noviembre el aniversario 41 de su fundación, con la altísima responsabilidad de conducir científica y metodológicamente el III Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación.

Además, este centro, único de su tipo en Cuba, lleva adelante otros trabajos, como son los tradicionales Estudios de la Calidad de la Educación, comparativos con los resultados del país y con los del resto del mundo.

Hace aproximadamente un año, y con motivo del reordenamiento del sistema de la ciencia en el país, el ICCP sumó a otras instituciones que realizaban labores investigativas vinculadas a la enseñanza, entre ellos los centros de Referencia Latinoamericanos de Educación Especial y de Educación Inicial y Preescolar; así como el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño.

Esa unión permitió tener una mayor plantilla de investigadores y un capital humano de alta calificación –todos son máster o doctores- además de que estén representados todos los niveles de enseñanza.

Además, trabaja en alianza con otros centros de investigación y con organismos y organizaciones, así como con la familia de los estudiantes, porque ninguna investigación pedagógica es viable si no se establecen nexos.

La doctora Silvia Navarro, directora del ICCP, en una reciente entrevista concedida a JR, expresó que el principal valor de los resultados del centro los reporta aquel científico que trabaja de conjunto con el docente, a partir de las necesidades del Ministerio de Educación, en los escenarios naturales de la pedagogía, que son el aula, la escuela, la comunidad.

«Y juntos vamos probando y construyendo las transformaciones que den respuesta a la razón de ser del sistema educativo cubano: una escuela inclusiva, flexible y que responda a las necesidades de formación de nuestros niños y jóvenes».

Fuente de la Noticia:

http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2017-12-01/ciencia-para-las-aulas-cubanas

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