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Chile: Cultura de pueblos originarios busca ser una asignatura escolar obligatoria desde el 2020

Chile / 26 de septiembre de 2018 / Autor: Guido Focacci  / Fuente: BiobioChile

“Lengua y Cultura de los Pueblos Originarios” sería el nombre de una nueva asignatura que el Gobierno espera impartir, de Primero a Sexto año básico, desde el año 2020.

Para ello, el Ministerio de Educación se encuentra realizando difusión de información en línea para recoger ideas, invitando además a una Consulta Indígena a organizaciones, asociaciones, comunidades y personas naturales pertenecientes a pueblos indígenas reconocidos por la Ley N° 19.253.

“Esta propuesta ha sido construida participativamente con actores vinculados al ámbito educativo de los nueve pueblos indígenas, conocedores de su lengua y de su cultura”, asegura el Mineduc en el citado sitio web.

Gerardo Varela, jefe de la cartera, aseguró que las escuelas deben a puntar a ser espacios de interculturalidad. “La escuela es un espacio de encuentro entre diversas identidades y culturas; y nuestro trabajo hoy, apunta a que esas diversidades sean reconocidas, valoradas y respetadas (…) La base de esta asignatura ha sido elaborada en conjunto con educadores tradicionales, profesores de Educación Intercultural Bilingüe y sabios indígenas”, dijo el ministro al diario La Cuarta.

El proceso de consultas, que espera recibir propuestas para dar formato al nuevo ramo, estará abierto hasta diciembre donde se espera definir los temas específicos a enseñar. Una vez finalizado este proceso, la asignatura debería ser aprobada en 2019 y comenzar a ser impartida desde 2020.

Fuente de la Noticia:

https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2018/07/09/cultura-de-pueblos-originarios-podria-ser-una-asignatura-escolar-obligatoria-desde-el-2020.shtml

ove/mahv

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Sueños y desafíos de la infancia trans

Autora: Violeta Gorodischer

«Yo soy, yo soy, yo soy», repetían las voces infantiles en el salón angosto con pisos de madera. Dos ventanas dejaban entrar la luz tibia del sol. La ronda giraba y el mantra iba subiendo el tono mientras los pies golpeaban el piso. «Más fuerte», arengaba Victoria Lagos, profesora de expresión corporal de la asociación Infancias Libres. Y las vocecitas agudas seguían, «yo soy, yo soy, yo soy», se potenciaban, subían cada vez más para que ese «yo soy» latiera, como rezaba la consigna, «al ritmo del corazón». El final del ejercicio fue un grito colectivo con muchos nombres superpuestos. Identidades secretas que salían, por fin, a la luz. Ese día, Guadalupe gritó bien fuerte Guadalupe y se empezó a reír. Seis años, el pelo rubio por los hombros, el short celeste y la remera de volados. Volvió a su casa feliz. Cuando su papá le regaló un diario íntimo de Soy Luna, se dibujó sin ropa, con el pelo muy largo y los genitales de varón. «Soy Lupe y soy trans», escribió.

Hubo una época en que Guadalupe tuvo otro nombre; uno que ahora ni ella, ni sus padres, Silvia y Sebastián, quieren recordar. De los berrinches, en cambio, sí se acuerdan. Y de la dermatitis que ardía y picaba y no se iba pese a las cremas y la ropa de algodón. Sebastián y Silvia cuentan que su hijo estaba siempre callado, tenía broncoespasmos, dormía mal, comía lo mínimo. Un día le regalaron un disfraz de Superman, pero solo usó la capa de pollera. Con cada torta de cumpleaños, un llanto distinto: no quería Cars, ni jugadores de fútbol, ni siquiera a los Minions. «Apenas sabía hablar cuando me contó que había soñado que era una nena», dice Sebastián, médico traumatólogo. «Me contó que en el sueño había usado un vestido y, cuando me lo contaba, tenía una sonrisa tan grande que yo no sabía qué hacer». Junto con su mujer, también médica, consultaron a las maestras del jardín de infantes a ver si habían conocido algún caso parecido. «Pensé que teníamos un nene gay. No entendíamos la diferencia entre género y sexualidad», se reprocha Sebastián. En la casa nadie dormía, todo era un caos. Más tarde llegaron los psicólogos, la terapia de pareja, la terapia familiar. Angustiado, Sebastián habló con el área de salud mental del hospital donde trabaja, pero como su hijo tenía 4 años, las respuestas era siempre las mismas: «Es muy chico, esperen, esto no quiere decir nada».

MAURO «Mi marido cambió el ‘reina’ por el ‘facha’, fue lo que pudo aceptar en ese primer momento y después le quedó como apodo», cuenta Bárbara, la mamá de Mauro Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

Pero sí quería decir. Al menos eso le explicaron un tiempo después los médicos del equipo interdisciplinario del hospital Durand, solo con ver los dibujos en los que Guadalupe se autorrepresentaba. «Lxs niñxs trans son niñxs en lxs que la identidad de género (es decir, la forma en que se autoperciben) no coincide con el sexo asignado al nacer», explica el doctor Adrián Helien, coordinador del Grupo de Atención a Personas Transgénero Gapet (adultxs, adolescentes y niñxs) y autor del libro Cuerpxs equivocadxs. El doctor pide expresamente que su discurso se escriba así, con la x que engloba un plural fuera de cualquier división binaria. Y agrega: «Al nacer se nos asigna un sexo y una identidad basada en la biología. En lxs niñxs trans, esa asignación no coincide con la identidad de género. Pero es importante aclarar que lo expresan de manera persistente, coherente e insistente a través del tiempo. En los seres humanos, el género define la identidad por sobre la biología. Entonces, si nació biológicamente varón, pero se autopercibe mujer: ¡es mujer! Lo mismo sucede con las mujeres biológicas: si se sienten varones, son varones. La ley de identidad viene a apoyar esta realidad. Esto es un aspecto humano normal, pero llama la atención porque solo una minoría de niñxs lo presenta y por la enorme ignorancia que tenemos al respecto». ¿Qué les aconsejaron a Silvia y Sebastián estos médicos? Algo más simple de lo que ellos se habían imaginado: que le dijeran (a su hijo) que lo iban a amar más allá de la ropa o el largo de pelo que quisiera tener. Y entonces ellos, que hasta entonces no se habían animado, que no querían cometer errores o incitar a algo que no sabían si era correcto, lo sentaron a la mesa y le dijeron una frase que fue el principio del cambio, mejor dicho, de la transición: «Te vamos a respetar siempre».

El caso de Guadalupe se parece al de los otros 35 niños y niñas que hoy se nuclean en la asociación Infancias Libres, creada por Gabriela Mansilla, madre de Luana, la primera niña trans que obtuvo su DNI en la ciudad de Buenos Aires a los 6 años de edad. En 2013, su caso fue pionero y recorrió el mundo. Gabriela tuvo mellizos varones, pero antes de cumplir el primer año de vida uno de ellos empezó a dar señales de que no estaba bien. Lloraba mucho. Se le caía el pelo. Se golpeaba la cabeza contra la pared cuando lo obligaban a vestirse como nene o cuando no lo dejaban bailar como Bella frente a la película de Disney. Terminaba robándole remeras a Gabriela y usándolas como vestido. Entre las primeras palabras que dijo, hubo cuatro que su mamá nunca olvidará: «Yo nena, yo princesa», le dijo. Tenía dos años.

DIFERENCIA «Pensé que teníamos un nene gay. No entendíamos la diferencia entre género y sexualidad», se reprocha Sebastián, papá de Guadalupe Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

En esa época, Gabriela no era activista ni experta en cuestiones de género; era un ama de casa del conurbano profundo que vendía pizzas y que solo quería que su criatura se dejara de lastimar. Así que aguantó que su marido la abandonara, que en el barrio los vecinos de toda la vida le quitaran el saludo, que no le quisieran vender ropa de nena, que los médicos pediatras de los hospitales públicos las humillaran (a ambas) en cada visita. Aguantó todo para que Luana fuera Luana. Y logró, con el asesoramiento de Valeria Pavan, coordinadora del área de salud de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), que su hija hiciera su propio camino de transición y tuviera un DNI con su nueva identidad.

Con la llegada de Luana, en 2011, la CHA inauguró un universo nuevo de acompañamiento, porque hasta ese momento solo trabajaba con jóvenes y adultos. «Habíamos escuchado recuerdos infantiles, pero no habíamos trabajado directamente con niños -cuenta Pavan-. Lo que me llamó la atención es que por primera vez encontré una madre que escuchaba lo que su hija le decía sin responder con violencia. Gabriela se comprometió a acompañar a su hija, y se puso al hombro el objetivo de que los derechos fueran para todos los niños y niñas». Hoy, la asociación Infancias Libres, que hace menos de un año Gabriela fundó con sus padres y hermanos para ayudar a quienes vivan algo similar, pasó de nuclear ocho familias a 35. Y no son los únicos. Según datos de la Secretaría de Infancias y Adolescencias Trans y sus Familias de la Federación Argentina GLBT, creada en 2016, en el lapso de dos años se acercaron 80 familias, entre las cuales hay niños y niñas trans de entre 2 y 5 años.

En conjunto con Casa Trans y el hospital Pedro de Elizalde les ofrecen acompañamiento psicológico y encuentros de diálogo para intercambiar experiencias. Desde el hospital Durand, en tanto, aseguran que la edad de la primera consulta actualmente descendió por debajo de los 18 años y que por esa razón el año pasado crearon el equipo que atiende niños, niñas y adolescentes. Desde entonces, es la consulta que más creció y hoy acompañan a 50 pacientes en este rango de edad. ¿Por qué hasta hace poco nada de esto existía? ¿Es la infancia trans un fenómeno reciente? «Nosotros tenemos una encuesta del Grupo de Atención a Personas Transgénero que indica que la gran mayoría se descubrió trans en la primera infancia: el 88% antes de los 10 años y el 67% antes de los 5», detalla el doctor Helien. Pero nadie estuvo ahí para escucharlos.

Armar red

Hoy, a Gabriela Mansilla su casa de Merlo le quedó chica como sede de la fundación y busca nuevo lugar. Allí tienen encuentros de diálogo, clases de expresión corporal, acompañamiento terapéutico. Cada día le escriben de diferentes provincias; de otros países, también. «Los padres llegan a mí muy angustiados. Algunos sienten alivio cuando hablan conmigo; otros en cambio se enojan, no me quieren escuchar», cuenta desde el living de su casa, el mismo donde días atrás escuchó durante cuatro horas a una madre de la localidad de Mercedes que no dejaba de llorar por lo que acababa de confirmar, por todo lo que se venía a partir de ese momento. «Llegan acá con miedo, con vergüenza, con culpa y con muchos prejuicios. Yo abrazo a los padres, pero no les abrazo sus prejuicios. Les digo la verdad. ¿Qué preferís? ¿Acompañar desde ahora a tu hijo o hija o abandonarlo y que se te suicide antes de llegar a los 35?», dice con tono firme, la convicción de alguien que ya lleva peleando demasiado tiempo. Sobre la mesa hay dibujos que dejaron Luana y su hermano mellizo, Elías. No tocar, reza el cartel escrito con marcadores de colores y caligrafía infantil sobre una cajita cerrada. Desde el cuarto llegan sus risas. «No te puedo mostrar, son unos tesoros que trajeron del patio», bromea Gabriela.

Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

«Ante la situación de un hijx trans, la aceptación es la mejor opción -plantea el doctor Helien-. Primero, porque todos necesitamos ser validados en nuestra identidad, luego porque no es una enfermedad, y porque la aceptación salva vidas en esta temática. Hay trabajos científicos que nos dicen que el rechazo familiar multiplica por ocho el riesgo de suicidio en personas trans y por seis el riesgo de depresión. Lxs niñxs son muy vulnerables en su primera infancia, necesitan de la aceptación y del amor de sus padres, tanto como del alimento. Muchas veces, los familiares que los tienen que proteger son los que los niegan, discriminan o ejercen violencia. Cuando hay un niñx trans, los que tienen que salir del closet son los padres».

Silvia y Sebastián tuvieron reacciones distintas con respecto a la aceptación. Silvia sintió alivio. Por fin podía darle una muñeca a su hijo; podía dejarlo vestirse como quisiera y verlo sonreír sin sentirse culpable. Sebastián, en cambio, se debatía con él mismo. «Yo quería una explicación científica, hacerle un estudio genético, que hubiera un protocolo a seguir… Primero, pensé: ¿por qué me pasa a mí? Yo, la víctima. Pero nunca fui yo la víctima de nada, era Lupe, que no la podíamos escuchar ni entender». Con ayuda de Silvia salió de ese lugar y empezó a asumir, a aceptar. En la transición de Guadalupe, sin embargo, tuvo un período de depresión. Un duelo, en realidad. Porque él sabía que iba a pasar, pero pensó que iba a ser más tarde, en el paso al secundario. «Sucedió antes», dice con voz calma. Por eso el duelo, porque de un día para el otro el hijo con el que él se proyectaba jugando al fútbol desde que estaba en la panza de Silvia ya no estaba más. «Lo que pasa es que los proyectos son de la persona, no míos, y esa persona sigue existiendo. Se trata de entender que cambian las proyecciones o los proyectos, y entonces el duelo es más corto, más simple, por eso ahora estoy en otra etapa».

Bárbara Magarelli, coordinadora de la Secretaría de Infancias y Adolescencias Trans y sus Familias, es la madre de Mauro, el primer varón trans en haber obtenido el DNI en la ciudad. Ella asegura que los hijos siempre dan señales, pero los padres tienen que poder escuchar. En su caso fue una frase muy concreta, algo que le dijo su hija antes de llegar a los 9: «Mamá, voy a cagar a palos a la cigüeña. Me trajo nena y soy varón». Bárbara recuerda el abrazo y el silencio posterior a esa charla. Quería decir algo, pero no sabía qué. Estaba shockeada. Primero vio un documental de infancias trans; después se puso a buscar en internet y así conoció a otra madre de un niño trans en Japón, de la que se hizo amiga y con quien todavía habla por WhatsApp. «Lo único que sabía era que lo iba a acompañar. No sabía cómo, pero no lo iba a dejar solo». Cuando su marido se enteró, llegó un nuevo problema: por más que quisiera aceptar el camino de la transición, no podía llamar en masculino a quien, hasta entonces, había sido su «nena», su «reina», su «beba». Quería, pero no podía. Entonces le empezó a decir Facha. «Mi marido cambió el ‘reina’ por el ‘facha’, fue lo que pudo aceptar en ese primer momento y después le quedó como apodo», cuenta Bárbara. «El nombre Mauro era el de mi papá. Lo elegimos juntos. Parece simple, pero es tan complejo… Yo por nueve años la llamé como nena, cuesta de un día para el otro cambiar el nombre, por eso digo que hay que tenerles paciencia a los padres. Permitirles que se equivoquen. Siempre les aconsejo lo mismo cuando vienen a Casa Trans en busca de ayuda: busquen un sobrenombre, un apodo, algo que para empezar les resulte más fácil. Está bueno que los padres se involucren en la elección del nombre, vuelve a nacer un hijo para vos, con su verdadera identidad».

Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

Tal vez, uno de los principales objetivos de Infancias Libres sea enseñarles a los niños y niñas trans (y a sus padres) a querer sus cuerpos como son. Un objetivo complejo que obliga a salir de la lógica binaria (hombre/mujer) y busca que, desde pequeños, entiendan la diferencia que existe entre nociones como género, genitalidad y orientación sexual sin recurrir necesariamente a tratamientos de hormonización u operaciones de reasignación de sexo. «Ese es uno de mis grandes miedos con Luana, que ya está cerca de la adolescencia. Nosotros apuntamos a la aceptación, ese es el trabajo que queremos hacer desde acá», dice Gabriela, que nunca olvidará la tarde en que se desesperó porque vio que Luana se quería arrancar el pene. Ese día decidió explicarle que podía ser una nena y tener genitales masculinos; decirle, en sus propias palabras, aquello que teóricos como Judith Butler llevan años tratando de difundir: que el género, el «ser hombre» o «ser mujer» es una construcción cultural. La decisión final, en última instancia, siempre será de Luana.

Hay una diferencia fundamental, clave a la hora de abordar esta temática: la identidad de género no es lo mismo que la orientación sexual. Según Valeria Pavan, la identidad de género incumbe a nuestro ser en el mundo porque es algo propio. La orientación sexual, en cambio, acontece a partir de nuestro deseo respecto de terceras personas, afectiva y eróticamente. «La orientación sexual tiene que ver con el afuera; la identidad es algo propio, ligada a la pregunta quién soy, cómo me paro en el mundo. El gran obstáculo es el prejuicio ligado a representaciones tradicionales respecto del sexo y el género. Concluyen en una mirada binaria a partir de un dato biológico: el genital que porte ese niño o niña mientras lo están gestando. Manejamos una concepción muy biologicista».

Identidades flexibles

Claro que dejar que los niños y niñas transiten y expresen identidades flexibles no es una propuesta fácil y genera contradicciones incluso en los mismos padres. «Hacé pis sentada», le decían hasta hace poco Sebastián y Silvia a Guadalupe, hasta que se dieron cuenta de que la estaban obligando a comportarse como una nena repitiendo los esquemas de los que precisamente querían escapar. También está el caso de Martín, un nene trans de 5 años que hoy es Martín, pero mañana no saben porque se cambia el nombre todos los días y seguirá fluctuando hasta que elija uno definitivo. Tal vez entonces hagan el cambio de DNI, «que es un derecho y no una obligación», cuentan Martín y Florencia, sus papás, remisero y empleada doméstica, respectivamente. En un camino muy similar al de los otros, estos padres se informaron, se comprometieron, se volvieron prácticamente defensores de una causa: la de su hijo trans. De alguna manera, todos los padres que apoyan a sus hijos en este camino se vuelven militantes. Su voz es la de los chicos, que todavía no pueden hablar o no tienen las herramientas para hacerlo. Son los mismos padres los que, entre el amor y la actitud defensiva, asumen la responsabilidad de educarse, incorporar nuevos conceptos, explicar todas las veces que sea necesario, darles pelea al mundo y a un discurso heteronormativo que se expande como un pulpo por todos los frentes. «Yo decidí dejarme el pelo largo y ponerme aritos para que mi hijo vea que no hay un único modelo de masculinidad, que no hay una sola manera de ser varón», dice Martín padre, con su voz grave y sus casi dos metros de altura. Además, quiere que cuando su hijo llegue a la pubertad, él mismo pueda explicarle cómo usar toallitas femeninas.

Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

Para Bárbara, el bloqueamiento hormonal de Mauro fue una opción desde el primer momento, para evitar en el futuro una masectomía. «A él le gusta estar en cuero desde que nació y así puede hacerlo. Es un tratamiento inocuo, cuando se deja de aplicar, las hormonas reaparecen. Se utiliza desde hace 30 años con niñas que tienen pubertad precoz. No tiene contraindicaciones. Es un trabajo con endocrinólogas y estudios que se hacen cada seis meses en el hospital Pedro de Elizalde», explica.

Para que estas nuevas identidades se respeten en todos los ámbitos, tanto en Infancias Libres como en Casa Trans aseguran que el trabajo en la escuela resulta fundamental. Al fin y al cabo, ahí es donde los chicos y las chicas pasan la mayor parte del día, de sus vidas. El problema es que al no haber, todavía, políticas públicas, la única opción que queda es apuntar a la buena voluntad de la institución y a planes personalizados de integración. «Antes esto era invisibilizado, pero hoy estos niños son cada vez más y eso es lo que intentamos trabajar con las escuelas para organizar estas situaciones en las instituciones -dice Valeria Pavan-. Yo en cada escuela tengo que armar un proyecto de acompañamiento que depende de lo que la escuela esté dispuesta a hacer». Su intervención más reciente fue en una escuela religiosa, donde hay dos niñas trans en el mismo grado. Valeria se juntó con todos los padres y escuchó con respeto a los que estaban enojados, los que tenían bronca ante lo diferente. Después les habló. E invitó a las familias de las niñas trans a contar lo que les estaba pasando en la casa. Cómo había sido el proceso y qué significó para ellos poder escuchar y validar a sus hijas. «Al final terminaron todos llorando abrazados. La verdad es que es más la gente que entiende que la que no, al menos en nuestra experiencia», dice Valeria. Con la ley de identidad de género de su lado, padres y especialistas coinciden en que el mayor límite lo encuentran hoy en la Educación Sexual Integral (ESI). «En los materiales, los cuerpos de los niños trans no están representados. En ese sentido es el cambio cultural que necesitamos que se empiece a organizar en todos lados, haya o no haya niños trans en esa institución», plantean.

Que va a llevar tiempo no hay dudas. Se trata de una apuesta titánica: escribir de otra manera las leyes de la cultura, el mandato social, el familiar. Aun así, hay brazos, discursos y personas que trabajan para que estos niños y niñas puedan tener una infancia como la de cualquiera. Y quizá, con el tiempo, los paradigmas y las representaciones que nos moldean sean otros. Más flexibles. Más tolerantes. Más humanxs.

Más información:

  • Según datos de la Secretaría de Infancias y Adolescencias Trans y sus Familias de la Federación Argentina GLBT, creada en 2016, en el lapso de dos años se acercaron 80 familias, entre las cuales hay niños y niñas trans de entre 2 y 5 años.
  • Son 35 los niños y niñas que hoy se nuclean en la asociación Infancias Libres, creada por Gabriela Mansilla, madre de Luana, hace menos de un año. «Los padres llegan a mí muy angustiados».
  • «Tenemos una encuesta que indica que la gran mayoría se descubrió trans en la primera infancia: el 88% antes de los 10 años y el 67% antes de los 5», detalla el doctor Adrián Helien, coordinador del Grupo de Atención a Personas Transgénero y autor del libro Cuerpxs equivocadxs.
  • «Muchas veces, los familiares que los tienen que proteger son los que los niegan, discriminan o ejercen violencia. Cuando hay un niñx trans, los que tienen que salir del closet son los padres».
  • Tanto en Infancias Libres como en Casa Trans aseguran que el trabajo en la escuela resulta fundamental.
  • Una diferencia clave a la hora de abordar esta temática: la identidad de género no es lo mismo que la orientación sexual.

Fuente: https://www.laprensagrafica.com/tendencias/Suenos-y-desafios-de-la-infancia-trans-20180805-0051.html

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Pueblo nativo ka’apor crea su propio sistema educativo en Brasil

América del sur/Brasil/19 julio 2018/Fuente: Sputniknews

Los indígenas brasileños ka’apor están impulsando desde hace cinco años un sistema educativo propio para recuperar su cultura y no depender del «karaí» (hombre blanco), lo que desconcertó a las autoridades del Gobierno.

«Aquí ya no quedaba nada de la cultura ka’apor, solo la lengua, el resto se perdió, pero con mi generación está volviendo (…) Ahora todos los niños conocen los cánticos tradicionales, y hemos creado un sistema educativo propio, formando a nuestros propios maestros», explicó a esta agencia Itahú Ka’apor, uno de los líderes de esta comunidad de 1.700 integrantes.

Los ka’apor viven distribuidos en 11 aldeas en el interior del estado de Maranhão (noreste de Brasil), en una zona de la selva amazónica muy deforestada y con intenso contacto con la cultura y el modo de vida de la población occidental, lo que según Itahú acabó perjudicándolos.

Itahú asegura que pasaron muchos años soportando el choque con las instituciones del Estado brasileño, que mandaban a las aldeas a profesores que no hablaban su idioma y que no tenían interés en su cultura, o a técnicos que en lugar de ayudarlos a preservar su territorio se involucraban en esquemas corruptos con los madereros ilegales que talan sus bosques.

Los ka’apor tienen fama de ser un pueblo combativo y en el pasado libraron varias «guerras» contra los colonos para no someterse al Estado; actualmente tan solo 20% de ellos tienen nociones de portugués.

El mal de los caciques

En la vida comunitaria siguen una jerarquía horizontal.

Sin embargo, cuando la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai) empezó a trabajar con ellos impuso la figura del cacique para establecer interlocutores, algo ajeno a la cultura de este pueblo que empezó a dar problemas enseguida, relata Itahú.

Algunos ancianos «traicionaron» a su comunidad permitiendo la entrada de colonos en la reserva, y con ellos llegaron no solo la deforestación ilegal, también el alcoholismo y enfermedades del «karaí» que hasta entonces eran prácticamente desconocidas, como la hipertensión o la diabetes.

En 2013 los indígenas crearon el Consejo Ka’apor y expulsaron a todos los foráneos; se organizaron para luchar contra los madereros invasores, pero también entendieron que la educación es un puntal básico en su proceso hacia más autonomía, explica a Sputnik el antropólogo José Mendes, que trabaja con ellos desde hace años.

La esencia es la lengua

«El idioma es una de las pocas cosas que les quedan, así que decidieron que los niños no aprenderían portugués hasta los 10 años», comenta, recalcando que el nuevo sistema educativo ka’apor ha sido diseñado en función de sus necesidades; el programa académico, por ejemplo, está guiado por el ciclo productivo de la tierra.

La mayoría de los ka’apor son analfabetos y ninguno de ellos llegó siquiera a un instituto de educación secundaria; las barreras culturales son inmensas, así que su sistema propio ofrece conocimientos básicos y después la posibilidad de especializarse en cuatro profesiones: técnico agricultor, gestor político, enfermero o profesor.

En un principio, el Gobierno de Maranhão (que ejerce las competencias del Estado en materia educativa) no vio con buenos ojos la propuesta, pero últimamente está dando pasos para homologar este sistema en la legislación brasileña, aunque los ka’apor desconfían y temen que las autoridades quieran, de nuevo, apropiarse de lo que es suyo para colgarse una medalla.

Desde la creación del Consejo Ka’apor hace cinco años se han recuperado tradiciones y rituales que estaban en desuso, pero los propios indígenas saben que su realidad es interdependiente de la de la población occidental.

Muchos de sus alimentos ya no provienen de la caza, sino de los supermercados de Santa Luzia de Paruá, a 40 kilómetros de distancia.

Muchos visten camisetas de algodón y algunos usan celulares y motocicletas, pero la intención de los ka’apor no es renunciar a eso para volver al aislamiento de la selva, resalta Itahú, sino aprovechar las herramientas de la civilización occidental para defender sus intereses.

«Ante todo somos indígenas, pero luego muchas veces tenemos que luchar contra el Gobierno, y eso se hace con papel, con documentos, y esas cosas tenemos que aprenderlas con el hombre blanco», explica.

Por ello, dentro de su programa pedagógico hay un módulo dedicado a «la cultura de contacto».

«Me pinto la cara como ellos»

Si en el ámbito educativo se produjeron algunos avances, la situación es más crítica en lo que respecta a la salud: los indígenas se quejan de que en los hospitales de la región no hay traductores ni personal especializado en medicina indígena, por lo que muchos temen salir de la aldea y acaban muriendo.

En apenas dos años 38 indígenas murieron por enfermedades como leishmaniasis, neumonía y tuberculosis, infección que se ceba especialmente con los niños, según explica Odete Oliveira, quien trabaja en la aldea de Ximborendá como técnica de enfermería y tiene que lidiar cada día con la falta de medicamentos.

«Aquí entramos como enfermeros y nos convertimos en defensores de su causa (…) cada vez que salgo de la aldea y voy a la ciudad me pinto la cara como ellos, así cuando entro en un órgano público me preguntan ¿ah, eres india?, y pasó por lo que ellos tienen que pasar cada día», dice Oliveira, remarcando que son víctimas de muchos prejuicios.

Los Ka’apor mantienen algunos saberes tradicionales y usan raíces y plantas medicinales para tratar algunas dolencias, pero después de años de contacto con el mundo occidental se volvieron dependientes y necesitan el apoyo del Estado del que tanto desconfían.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/americalatina/201807181080502881-pueblo-nativo-kaapor-crea-su-propio-sistema-educativo-brasil/

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Libro: Pedagogía de la Esperanza

Por Patricia Amaya

 

 

Freire reescribe la pedagogía del oprimido, reflexiona sobre ella, sus ideas, el contexto donde éstas se desarrollaron y tomaron forma, tanto político-social como personal. Aclarando que no sólo era válido entonces sino que lo sigue siendo.

Freire pone de manifiesto la necesidad de la utopía y de la esperanza, a pesar de que el mundo en el que vivimos no se las considera útiles. Defiende que la educación debe tratar de desocultar la verdad, la educación es política y se defiende de los ataques recibidos por su politización, poniendo al descubierto la falsa neutralidad de sus críticos.

Habla de la esperanza como una necesidad ontológica, lo que nos mueve, lo que nos marca una dirección. Sin embargo, dice que aunque necesaria no es suficiente para transformar la realidad. La desesperanza nos anula y para vencerla hay que analizar el por qué de esa desesperanza. Para ello pone un ejemplo, sobre cómo los días lluviosos estaba más deprimido. Dice que no basta sólo comprender para transformar, igual que no basta sólo con la esperanza. Es como cuando un obrero hace un objeto, sabe cómo será, lo tiene en su cabeza, pero hasta que no lo hace no toma verdadera forma.

A lo largo del texto, va intercalando recuerdos de momentos divididos con sus reflexiones sobre la educación. Empieza reflexionando sobre cómo empezó a ser educador, tras dejar su trabajo como abogado y rescatar lo que vivió en su infancia y adolescencia aquello que ha hecho que piense y sienta de una manera (la pobreza, los libros leídos, etc.), para reflexionar sobre todo el proceso, sobre todo lo vivido, que le llevó a la pedagogía del oprimido. Destacando su paso por el SESI (Servicio Social de la Industria), en su división de Educación y Cultura, donde trabajó con familias, sobre los castigos a sus hijos, que le hizo plantearse las consecuencias que podría tener llevándolo al plano político-social (democracia-libertad o dictadura-autoridad). Se dio cuenta de que al explicar a los padres, partía de su mundo y no el de ellos, cuando uno de los padres le dijo que ellos, si castigaban a sus hijos no era porque no les amasen, poniendo sobre la mesa las condiciones en las que vivía él y las del educador.

Resalta la importancia de que no se trata de educar AL pueblo, sino de educarse CON él, idea a la que vuelve a menudo, por su relevancia en la forma de entender la educación desde una perspectiva libertadora y no bancaria. No se trata de leerles tu mundo sino de favorecer el que ellos puedan leer el suyo para transformarlo. Para esta transformación no basta sólo con la educación, aunque ésta sea necesaria, como la esperanza.

Freire habla sobre la complejidad de la personas, de la cantidad de cosas que cargamos y a veces nos hacen perder la confianza en nosotros mismos. Relaciona esto con su exilio, con ese sentimiento de desesperanza. Nos habla sobre la pérdida de identidad que se sufre en él, de la dificultad de no dejarte atrapar por el pasado, la necesidad de educar esa nostalgia, de superar una visión de la realidad ideal (en su ejemplo, de la situación anterior al exilio) que podría no corresponderse con la realidad real.

Sigue avanzando en sus recuerdos, nos habla de Chile, del momento que vivía entonces. Señala la diferencia entre tener el gobierno y tener el poder, lo que hizo caer el gobierno de Allende (…). Lo pone como un ejemplo vivo de la lucha de clases. Habla de la división de la izquierda. Defiende la unión frente a la división (diferentes pero no antagónicos). Destaca la importancia que en ese momento adquiere la Educación Popular, reconocida por el MIR.

Nos habla sobre el poder de la imaginación: soñar otra realidad la hace posible, aunque sin llegar al idealismo. Hay que tener paciencia, atender a las condiciones históricas. Estas condiciones harán que se lleguen a acuerdos entre las clases sociales, sin que esto, según dice, suponga que la lucha de clase acaba. Aclara que él nunca negó la lucha de clases en la pedagogía del oprimido (de hecho, se le reconoce casi por lo contrario) pero que la lucha de clases no es EL motor de la historia, sino uno de ellos.

Se detiene en el poder del lenguaje, cuando éste no está vacío. Dice que la lectura del mundo precede a la de la palabra, que es otra de sus ideas más importantes. Como también la necesidad del respeto al contexto, a las diferencias y el evitar la invasión cultural. Recuerda un momento con un grupo de campesinos en el que tras un rato en el que ellos estuvieron hablando, dijeron que ya se callaban, que tenía que hablar él que era el que sabía, ante esa situación Freire reacciona haciendo una “lista de goles”, poniendo de manifiesto que él y ellos saben cosas que el otro no sabe, que de callarse nada. Ante otras situaciones parecida, planteaba que reflexionaran sobre el por qué de esa situación (porque algunos sí tienen la oportunidad de estudiar y otros no).
Reflexiona sobre unas críticas que le hicieran por machista, por el lenguaje que utilizaba en su texto, que reconoce y señala la relación dialéctica entre lenguaje-mundo-pensamiento.

El método de Freire consiste en un distanciamiento de la realidad, se les presenta su realidad de manera que pueda ser analizada desde fuera, a través de una fototgrafía de una de sus calles, por ejemplo. Entiende la educación como un psicoanálisis histórico, sociocultural y político. Cuenta como cuesta reconcerse en esa realidad, nos habla de que en la mente de todo oprimido hay un opresor, es decir, que se tiene totalmente interizados una serie de concepciones que, por ejemplo, nos hacen sentir culpables de la situación en la que vivimos. Pone también un ejemplo, de Brasil, cuando surgió Lula para presidente, había muchos que noquerían votarle porque decían era igual que ellos, preocupándose por lo que fueran a decir fuera.

Para es escribir pedagogía del oprimido se llevó bastante tiempo anotando todo aquello que le ocurría, llevando papel siempre encima. Además, nos cuenta que fue antes un libro hablado que escrito, que estuvo discutiendo con amigos todas esas ideas antes y que en esa reflexiones fue el libro tomando forma.

Una de las ideas que destacan del pensamiento de Freire es el partir de del aquí de los educandos, y no del educador. Pero que partir de ahí no es quedarse en ese punto, respetar al otro no significa limitar sus posibilidades. Se trata de no negar su experiencia vivida, de recogerla y a partir de ella empezar a construir.

Nos habla también de la neutralidad de los textos, la cual cuestiona bastante, puesto que éstos tienen un significado, en todo su conjunto, y no otro. Leer requiere estudio, abrirse al mundo del autor y al tuyo propio.

Dice también que el educador debe ser un modelo de coherencia, debe reconocer su posición enseñando la necesidad de defender tus propias ideas y también de respetar las de los que tienes en frente.

Habla también de aquellos que se dicen seguir su pensamiento (freirianos) recordando que Marx dijo de él mismo que no era marxista. Reflexiona sobre el socialismo y el desencanto producido por la URSS, ante lo que concluye que por mucho que digan que el socialismo no sirve pero la realidad habla, el capitalismo es un desastre y que soñar, la utopía, forma parte de nosotros, la no adaptación. Implica denuncia y anuncia, porque sino caemos en el adoctrinamiento y no en la educación. Igual que se rescata el marco de la URSS, en el sistema actual no es el capital lo que se rescata sino el marco democrático (es gracias a él que podemos …). Para transformar el mundo hace falta comprenderlo y se comprende viviendo y no sólo existiendo; no es a priori, se construye en la historia.. Nos liberamos en tanto que nos percibimos como seres humanos y ahí es donde entra la educación, como acto de comocimiento, para lograr esa conciencia, que sea a la vez transformadora (no sólo 1, ambas, o caemos en el idealismo). El mundo es dinámico y no mecanicista, es dialéctico. la conciencia no es sólo el resultado de cambios de condiciones materiales sino como factor de ellos. Si no tienes conciencia es por las condiciones materiales, por lo que habrá que analizarlas. No se educa sólo una dimensión sino todas, que están interrelacionadas requiere la participación de todos y recuerda su paso por . El que exista diálogo no nos hace iguales, debe estar basado en el respeto y dado que no somos iguales debemos reflexionar sobre las relaciones que se establecen. La educación no es bancaria porque el profesor exponga sino porque niega al individuo al convertirlo en un recipiente que llenar. Hay que entender que el conocimiento no sólo consiste en un sujeto conociendo un objeto, sino que para conocerlo necesita de los demás sujetos. Se trataría de que al educando no se lo trague la máquina, como a Chaplin en Tiempos modernos.

Recuerda también a algunos profesores de universidad que decían saber lo que sus estudiantes debían saber, cosa que cayó cuando habló con estudiantes en uno de sus viajes para dar charlas sobre el libro, discutir sobre él, etc. No sólo fueron las charlas con otros lo que le permitió “escribir” sus ideas sino que ya publicado el libro, que fue “absorbido” por el contexto, siguió reflexionando con otros sobre él.

En esos viajes descubrió el tercer mundo en el primero (inmigrantes). Como si lo que son de ese país fueran superiores a los que llegan. Habla del cansancio existencial, que hace que ya sólo tengan esperanza en el otro país y no en cambiar el de origen. reflexiona sobre el miedo a perder lo poco que se tiene, que nos anula, dice que antes de de luchar, o para ello, es necesario convencerse de la fragilidad del otro, de su miedo.

En sus viajes también confirma sus ideas y sus experiencias en las de otros, por ejemplo el caso del español en Alemania, que cuenta de su práctica: el fracaso total de un curso que les lleva a hacer una encuesta antes para conocerles y ya sí éxito, cuando les conocen, cuando entran en su juego. Al partir de su mundo. Claro que educador tiene objetivos, metas, sueños pero no todo se reduce a su verdad. Se trataría de que al educando no se lo trague la máquina, como a Chaplin en tiempo modernos. Es importante, por ejemplo, que los campesinos sepan que en la universidad se confirma lo que ellos saben, que tienen algo que aportar a este mundo, es una tarea indispensable para que ganen confianza en ellos mismos.

Aparece también un caso de un niño de infantil al que le rompen un dibujo por no ser como tenía que ser o un texto en el que un niño, movido por su curiosidad, descubre, eso sí, por sí mismo, que es mejor adaptarse y callar y dejar la curiosidad para luego.

Habla de la necesaria unidad en la diversidad, de no creernos minorías aisladas sino darnos cuenta de que SOMOS mayoría y de que sólo hay una minoría que nos oprime, y también de que el cambio no es espontáneo sino que se construye.

Recorre distintos momentos históricos vividos, la Revolución de los claveles, Vietnam, Grenada, Chile, Argentina, El Salvador, etc.

Reconoce haber recibido homenajes, lo destacable es que haya sido reconocido tanto por intelectuales académicos y por intelectuales de campos y fábricas.

Reflexiones personales acerca de la relación del libro con Pedagogía Laboral

Además de la relevancia que tienen las ideas de Freire para quien se dedique a la Educación, en relación a Pedagogía Laboral vemos una clara similtud en la forma de abordar las salidas profesionales del pedagogo, en la que se apuesta por una educación para transformar. También, el hecho de que los contenidos tratados en clase intenten hacernos comprender la realidad que nos rodea, de leer nuestro mundo, para así poder construir un pensamiento crítico y una conciencia que nos permite actuar sobre él y cambiarlo. También, destacaría que se reconozca a la persona, que se busque un mayor conocimiento de nosotros mismos, casi inseparable del conocimiento de la realidad que nos rodea y de los demás, y el hincapié hecho en “creernos que podemos” que tal vez tenga algo que ver con esa liberación de la que nos habla Freire. Por último, terminar con esa idea de la necesaria esperanza, de la utopía, de los sueños, de no acomodarnos, de dar rienda a nuestra imaginación y nuestras iniciativas.

Llama la atención también el uso de ejemplo reales, vividos, con los que podemos entenderlo mejor y reconocer en ellos situaciones que vivimos ahora. Por ejemplo, casi podríamos decir que hay un cansancio generalizado, que hace que muchos sólo tengan la esperanza de conseguir cualquier empleo, para poder pagar una vivienda (la hipoteca), sin cuestionarse qué hay detrás de todo eso y qué puede hacer él, con otros, para cambiarlo.

Link para descargarlo: http://www.cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.11.pdf

Fuente de la reseña: http://praxisdelapedagogialaboral.blogspot.com/2008/09/resumen-de-pedagoga-de-la-esperanza-de.html

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México: Urgente reforzar educación artística

América del Norte / México / 05.03.2018 / Fuente: www.elsoldetoluca.com.mx.

Julián Bernal Zarza, docente de la Escuela Primaria “Cuauhtémoc” de Metepec, consideró “pseudo artísticas” a los ritmos pegajosos como el reggaetón.

Esta situación, dijo, puede ser consecuencia de varios factores, como la limitada o nulificada educación artística impartida en las escuelas.

“La triste realidad es que los planes de estudio le dan un mínimo porcentaje a la educación artística, se trabaja una hora u hora y media a la semana, a veces no se labora por realizar otras actividades que lo imposibilita, o los maestros no están tan preparados o no tienen el gusto por esa asignatura”, afirmó.

No obstante, dicha materia es necesaria para el desarrollo integral de los menores, al alentar una formación que despierte su sensibilidad y la expresión artística.

Comentó que en los festivales del Día del Niño, de la Madre o del Maestro, los colegiales proponen cantar o montar una coreografía de reggaetón, la cual al momento de presentarla la dominan perfectamente.

“Desde los niños de primero a los de sexto lo hacen, es sorprendente, ni el Himno Nacional lo interpretan así”.

Recalcó la urgencia para apoyar a las instituciones de educación y a los maestros, pues también se ha demeritado la figura del docente.

La poeta y crítica literaria Dolores Castro Varela, cuestionó la proliferación de este tipo de canciones que ven a la mujer como un objeto sexual.

“Todos debemos contribuir a que la educación sea para todos, la lectura sea para todos, la sabiduría para todos”.

Fuente de la noticia: https://www.elsoldetoluca.com.mx/local/urgente-reforzar-educacion-artistica-1037965.html

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Antonio Muñoz Molina: «El Estado tiene cero interés en la educación y la cultura»

España / 4 de marzo de 2018 / Autor: Guillermo Rodríguez / Fuente: Huffpost

El escritor publica su nueva novela, ‘Un andar solitario entre la gente’.

Levantar la vista del móvil. Caminar, ver, observar, escuchar. Mirar. Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956) se arma en Un andar solitario entre la gente de lápiz, libreta, ojos, nariz y olfato. Y cuenta lo que ve: unas veces la contemplación le sirve para celebrar la vida y otras para denunciar los males que nos aquejan.

El escritor camina por Madrid y Nueva York y crea un mosaico narrativo de una sociedad enfebrecida en la caza de Pokémons, consumida por el consumismo y adicta a la pantalla del teléfono móvil. Premio Príncipe de Asturias de las Letras, pide cinco minutos de descanso antes de empezar la entrevista para, paradójicamente, consultar su teléfono móvil y hacer una llamada.

Aboga por la mirada pero está con el móvil.

[Ríe] Todo es lo mismo, no podemos no vivir en el mundo en el que vivimos. En el libro también está muy presente el iPhone que tengo, en el que tengo grabadas todas las conversaciones que he espiado en el autobús, con el que he hecho fotos de gente, carteles y anuncios.

El móvil como una evolución de la libreta…

Todo es lo mismo, una cosa no quita la otra. A mí me gusta mucho ir en bicicleta, pero también caminar. Uno tiene muchas posibilidades. La cuestión no está en elegir una cosa o la otra, sino en tener la capacidad de disfrutarlo todo.

¿Qué nos está pasando como sociedad para tener que escribir un libro en el que se interpele a mirar, a caminar, a escuchar y a observar?

Hemos vivido una fascinación, una hipnotización hacia las nuevas tecnologías que, por una parte, es comprensible porque te permite cosas muy interesantes; pero, por otra, es una fascinación exagerada y religiosa. Todo tiene que estar subordinado a la tecnología y todo aquel que diga cualquier cosa negativa hacia ella es una especie de hereje. La tecnología se ha convertido en una religión. Yo he visto a gente en Nueva York en una noche a 15 bajo cero cómo hacía cola para comprarse un iPhone que es exactamente igual al anterior. Eso es religión, como los que están esperando que se licúe la sangre de San Genaro en Nápoles, ¿no?

«La tecnología se ha convertido en una religión»

Ahora ya hay una actitud de decir que cada cosa debe ponerse en su sitio. Es como cuando llegaron los coches y todo se tenía que sacrificar al coche. Puede haber un sitio para los coches, pero las ciudades no pueden ser destruidas a base de ensanchamientos para que pasen más coches. Ha llegado un momento en el que la gente está redescubriendo y reivindicando nuevas cosas. Hace diez años los periódicos publicaban artículos hablando del éxito del libro electrónico y de la desaparición del papel. Los mismos que en las secciones de Cultura escribían artículos así ahora los escriben sobre cómo el libro de papel ha resistido. Una tecnología no tiene por qué anular otra. No son movimientos geológicos.

Usted lee en papel y en kindle.

Hombre, claro.

De hecho, fue uno de los primeros escritores españoles que reivindicó el libro electrónico.

Sí. Tengo la suerte de tener hijos muy lectores y muy de su tiempo y tienen una relación con el libro de papel que es tan poderosa como la que tienen con sus elementos tecnológicos. El problema es el papanatismo y las enormes fuerzas económicas que quieren llevarte en una dirección.

¿Pero qué parte de responsabilidad recae sobre la sociedad y qué parte sobre unas fuerzas económicas que nos están inoculando el virus de compra, consume…?

El nivel de propaganda que recibimos a diario es muy superior al que recibía un súbdito de la Alemania nazi o de la China de Mao. Hablo de la fuerza de la propaganda, de la propaganda como una forma de vida. Desde el momento en el que nos levantamos estamos sometidos a cosas hechas con una sofisticación y una categoría estética y de persuasión que es muy poderosa porque hay mucho talento detrás. De siempre, los artistas trabajaban para el que pagaba más: Miguel Ángel estaba a sueldo del Papa, no era un artista solitario. Ahora mucha gente de mucho talento narrativo, plástico o visual, trabaja para las empresas de publicidad que hacen las campañas de todas estas compañías.

«El nivel de propaganda que recibimos a diario es muy superior al que recibía un súbdito de la Alemania nazi o de la China de Mao»

Habla de estar a sueldo de alguien. En su momento se le criticó mucho por publicar una novela, El dueño del secreto, por encargo de la Fnac.

Cuando ya tienes cierta experiencia has visto tantas cosas… Un librero me dijo entonces que iba a quitar todos mis libros de su tienda y yo le respondí que podía perfeccionar la cosa quemándolos. Por cierto, la persona que más agitó la campaña en mi contra entonces, que fue un momento muy amargo para mí, me pidió perdón al cabo del tiempo.

¿Quién fue?

Bueno, eso ya da igual.

¿Y qué le dijo?

Que me habían utilizado, que se habían equivocado al creer que la Fnac los iba a arruinar, cosa que no pasó, y que me habían tomado a mí como chivo expiatorio.

«Soy una persona que dice lo que quiere decir»

Esa polémica coincidió con una serie de artículos de opinión que escribió sobre los nacionalismos que generaron otra aún mayor.

Yo era, y lo sigo siendo, una persona que dice lo que quiere decir.

Pero ahora parece que está más tranquilo, ¿el exilio en Nueva York y la distancia respecto a España ha contribuido a ello?

No, no es eso, es que era otra época, ahora todo es más cruel.

¿Más cruel?

Sí, porque los medios son más crueles. Pero bueno, yo he escrito siempre lo que he pensado y a veces lo que piensas va en contra de lo que toca pensar. Hay una cosa que tengo muy clara: yo nací en una dictadura y viví con ella hasta los 20 años. Sé lo que es vivir sin libertad de expresión y lo que es tenerla. Por eso no estoy dispuesto a renunciar a la libertad de expresión, por nada del mundo.

IVÁN GIMÉNEZ

Aun así no utiliza canales como Twitter, donde tanta opinión se da.

Twitter en sí propicia lo peor. Es un medio que no me gusta, no me gusta nada. Por eso intento mantenerme al margen.

Parece que Muñoz Molina es más de Wikipedia que de Twitter, de bucear en la información más que lanzar el mensaje rápido. Es lo que se planeta en el Un andar solitario entre la gente, pasear, mirar, ver… Es un libro que transmite nostalgia de un pasado.

No es nostalgia, es la condición humana.

Nostalgia porque muchas de las cosas que reivindica, como mirar o escuchar, parece que han dejado de hacerse.

Pero es que tiene que hacerse. Si no lo haces, no vives. No puedes formar parte del mundo, disfrutar de la vida o tomar decisiones racionales si no miras.

Ya, pero ahora la gente prefiere que le miren a mirar.

Es que es una época en la que cuanto menos importancia tienen las personas más se halaga y alimenta el narcisismo. Todo el mundo está viviendo constantemente momentos memorables. Qué le vamos a hacer. Es el narcisismo, pensar que el mundo gira en torno a ti. Y eso no es verdad.

No es verdad, por mucho que nos duela a veces.

No es que te duela, es que el narcisista, el que vive sin control, enloquece sin la respuesta del otro. El ser humano necesita la realidad física, tangible, la necesita mucho.

«España no es un mal sitio para vivir»

El germen de Un andar solitario entre la gente tenía más de mil páginas y ha utilizado 17 cuadernos para escribir el libro.

O más.

A la hora de cribar, ¿qué ha eliminado y por qué?

Es una tarea de depuración. Para conseguir un cierto efecto tienes que controlar los materiales que usas. Vas adquiriendo una idea de cómo debe ser el libro y procuras darle la forma más adecuada. Es verdad que este es un libro abierto, que podría haber sido más corto o largo. Hay materiales que creo que me podrán servir para otros libros. Y hay libros completos en esos cuadernos. Pero se trataba de encontrar el equilibro entre esa sensación de desorden y la forma, porque el desorden sin más carece de interés. Pero si se encuentra la forma de dar una idea de desorden y fluidez e improvisación, y al mismo tiempo tener una forma sostenida, ahí está el truco, es a lo que uno aspira: a retratar lo inmediato y a que eso quede en una forma hecha, igual que un fotógrafo.

¿Dónde ha quedado el Muñoz Molina autor de ficción?

Está aquí. Aquí hay elementos de ficción muy contenidos y calculados. No se trata tanto de la ficción o no ficción, sino de contar historias. En este caso la ficción te da una organización del materiales, unos personajes y un argumento. No necesitaba un argumento, porque era la vida que iba pasando, como de diario. El libro empieza un día antes del atentado de Niza y termina en primavera del año pasado, eso ya le da una cierta unidad. Entonces llega Pokemon Go, Alepo, la elección de Trump… Y luego las historias no son las que yo me invento, sino las que me va contando la gente o que voy encontrando por ahí. Es la voz de ese chico que cuenta cómo su madre se ahogó en la playa o la voz del científico que me relata historia de la ballena que apareció varada con 30 kilos de cocaína en el estómago. O el pintor amigo mío que tiene 80 años y se levanta a las cuatro de la mañana para pintar… Son historias que se van hilando en el tiempo.

«‘The New York Times’ también tiene lo suyo, ha escrito tonterías sobre Cataluña»

Muñoz Molina mira. ¿Qué ve cuando observa a la sociedad española?

Todavía tiene valores muy poderosos comparada con otras sociedades, como la americana. Pero es una sociedad que tiene un grave problema con la educación y la cultura, en la que no hay la menor consideración social ni pública hacia el conocimiento, el saber, ni hacia la ciencia ni nada… Es un precio muy alto el que se paga. Es una sociedad, como sabemos por desgracia, con mucha corrupción, y no sólo en lo político sino en muchos otros ámbitos de la vida. Pero un sistema democrático que funciona puede ser autocorrectivo. Se trata de que el Sistema sea lo suficientemente fuerte como para que no lo corrompa el dinero o el fascismo político.

Visto en el contexto del mundo, España no es un mal sitio para vivir, dentro de que hay injusticias terribles y sobre todo un avance de la desigualdad que puede acabar con el sistema democrático. La falta de oportunidad para que la gente desarrolle sus mejores capacidades, el despilfarro de talento, de creatividad y de fuerza vital que está permitiéndose esta sociedad me parece… Hay una gran diferencia entre los que se han formado bien y los que no han podido hacerlo, y esa diferencia viene marcada por el dinero. Y luego el problema de que no sólo es difícil que la gente se forme bien, es que el que se forma bien en el campo que sea tiene muy pocas posibilidades de desarrollar esas capacidades.

¿Su mirada sobre la izquierda?

Eso es muy complicado. Sinceramente no tengo una opinión autorizada. Me parece que la izquierda no ha encontrado la manera de mantener el núcleo fundamental de su mensaje, que es la búsqueda de la libertad y la igualdad universal. Eso es la izquierda, que todas las personas tienen los mismos derechos y las mismas libertades. No se ha conseguido poner eso en práctica en un sistema democrático.

«En muchos hombres hay como un desconcierto ante la presencia creciente de las mujeres

¿Y sobre el feminismo?

En muchos hombres hay como un desconcierto, un desasosiego, ante la presencia creciente de las mujeres. Eso lo creo. Yo tengo la suerte de estar casado con una mujer muy feminista, muy lúcida y nada dogmática y aprendo mucho de ella.

¿Cómo ve el sector cultural?

El principal problema es que el Estado, incluyendo autonomías y ayuntamientos, no tiene el menor interés por la educación y la cultura. Cero. Sólo les interesa aquello que tenga que ver con el adoctrinamiento, con el tráfico de intereses o con el nacionalismo de cualquier tipo. Los poderes públicos y los partidos no tienen el menor interés, el menor, en favorecer el conocimiento, la cultura, la escuela. Cero.

¿Por qué?

Porque venimos de una sociedad en la que el saber no tiene ningún prestigio. Fíjate el modo en el que son tratados los profesores por los padres de los alumnos, no te digo ya por las autoridades educativas, que procuran hacerle todo el daño que pueden. Es una sociedad en la que no se valora el conocimiento, el saber, la delicadeza. Sin embargo hay mucha gente que lee, que llena los museos y las bibliotecas. Hay una necesidad y un ansia de disfrute de la cultura que es saboteada por los poderes públicos. Mira, el actual ministro de Educación y Cultura, que dicen que es una persona que lee y que va a conciertos, para hablar del nombramiento del director de un museo del Festival de Música y Danza de Granada dijo que fichar a ese director era como fichar a Messi… Es una tragedia. A pesar de todo eso hay conciertos, se pintan cuadros. En este país hay que moverse contracorriente. Y algunos nos movemos.

«Venimos de una sociedad en la que el saber no tiene ningún prestigio»

¿Su mirada sobre los medios de comunicación? Cuando estaba en Nueva York parecía que mantenía algo de esperanza hacia The New York Times.

Bueno, The New York Times también tiene lo suyo, porque las tonterías que ha escrito de Cataluña… El caso es que ha conseguido salvarse porque hacer algo que hay que hacer: cobrar.

Pero no todos son The New York Times.

Hombre ya, pero hay que hacer el esfuerzo. Si tú conviertes tu periódico en una versión de pago de un diario gratuito, para eso te coges el gratuito. A veces leo algunos titulares en periódicos serios que recojo en el libro y pienso, Dios mío. Nunca imaginé que leyendo la prensa seria me podía enterar de la vida de Isabel Pantoja. En el libro recojo un titular que me fascinó de no sé qué periódico: Scarlett Johannson abre una tienda de palomitas gourmet en París.

En el libro también lanza la mirada más personal al hablar de la depresión.

Todos tenemos que vivir la vida, todos nos tenemos que levantar por la mañana, hacer frente a las enfermedades, a las desgracias, al paso del tiempo… Todos somos muy vulnerables, tengamos más éxito o menos.

Fuente de la Entrevista:

http://www.huffingtonpost.es/2018/02/22/antonio-munoz-molina-el-estado-tiene-cero-interes-en-la-educacion-y-la-cultura_a_23368611/

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