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Gandhi, el personaje del siglo XX

Por: Ignacio Mantilla

Por estos días, más exactamente el 30 de enero, se conmemoran 70 años de un hecho que conmovió al mundo como pocos: el asesinato de Mohandas Karamchad Gandhi, más conocido como Mahatma Gandhi, líder de la no violencia, quien consiguió la independencia de la India después de luchar pacíficamente durante décadas, usando como única arma la verdad y el amor a los demás.

Su asesinato trascendió a todos los continentes y lo convirtió en un mártir de la humanidad. Y no es para menos, pues fue incuestionable el impacto que causó su muerte, pocos meses después de la liberación de la India y a escasos tres años de haberse puesto fin a la Segunda Guerra Mundial.

En el momento de su asesinato, este ideólogo pacifista ya se erigía como líder ejemplar que se anteponía a los métodos violentos usados por otros poderosos líderes. Con la consigna “La verdad te hará libre” y sin derramar ni una gota de sangre, consiguió lo que parecía imposible, mientras otros líderes, tras baños de sangre, no lograron lo que creyeron posible.

Su multitudinario funeral se llevó a cabo al día siguiente de su muerte. Se dice que dos millones de personas se agolparon a lo largo de los ocho kilómetros que recorrió el cortejo fúnebre hasta el lugar donde, siguiendo la tradición india, su cuerpo fue incinerado.

De su muerte fue acusado Nathuram Godse, nacionalista de ultraderecha, quien, indignado ante la separación de Pakistán, planeó su asesinato. Godse fue ejecutado en noviembre de 1949.

Gandhi no sólo era el artífice de la independencia de la India; era también un líder religioso para la población de mayoría hindú, querido y admirado por personas de todas las religiones y castas.

India es hoy el segundo país más poblado del mundo, después de China. Supera los 1.300 millones de habitantes y se afirma que en pocos años ocupará el primer lugar, teniendo en cuenta la tasa de crecimiento actual. En el año de 1800, la India contaba con 150 millones de habitantes y en 1947, año de su independencia, tenía 500 millones de habitantes, sumando la población de entonces de Pakistán y Bangladés, que hoy no forman parte de la India y que son también países muy poblados. Pakistán tiene actualmente cerca de 200 millones de habitantes y Bangladés unos 30 millones menos.

Estoy seguro de que en cualquier clasificación que se realice sobre los grandes personajes del siglo XX, sin importar el criterio que se elija para hacerla, aparecerá Gandhi en los primeros lugares de la lista, aunque es también probable que la sola contabilidad de citaciones de su nombre, por ejemplo, nos dé insospechadas sorpresas y la cifra sea superada por citaciones de líderes condenables.

Lo cierto es que ahora, cuando se cumplen siete décadas de su muerte, su mensaje está más vivo que nunca. Sin duda aún sentimos admiración por su capacidad de resistencia pacífica ante el dominio inglés, así como los métodos pacifistas utilizados para denunciar la situación desigual e injusta que vivía la población india. Su asesinato marcó el fin de una época y el inicio de una nueva, en la que, gracias a su conquista, Nehru pudo conducir una India libre e independiente.

En Colombia, el año de 1948 también traería, dos meses después del asesinato de Gandhi, la fatídica noticia de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, asesinado en el centro de Bogotá, avivando aún más la violencia que combatía Gandhi, la que él definía como el miedo a los ideales de los demás. Y en las últimas décadas nos hemos alimentado de noticias aterradoras de actos violentos que no deben repetirse.

Las enseñanzas de Gandhi son relevantes para nuestro país, para nuestro proceso de paz y en especial para la recomposición social y la reconciliación de los colombianos. Qué bueno fuera entonces que, aprovechando la conmemoración, realicemos en Colombia eventos que nos permitan conocer y reflexionar sobre la filosofía de la verdad y la no violencia, cultivada por Mahatma Gandhi.

La Embajada de la India y el Centro de Estudios sobre India de la Universidad Externado de Colombia han tomado ya esta iniciativa y anuncian un evento con la participación de reconocidos expertos.

Ojalá este 2018, año de grandes decisiones políticas en Colombia, sirva para consolidar la paz, retomando el mensaje de Gandhi: “No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores”.

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/gandhi-el-personaje-del-siglo-xx-columna-735677

Imagen: https://ciudades30.com/historia/quien-fue-mahatma-gandhi/

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Entrevista a Mariana Garcés: «Filosofar siempre ha sido un acto subversivo»

28 de Enero 2018/Fuente: semana/Autor: BBC Mundo

Filosofía es una palabra de origen griego que, literalmente, significa «amor por la sabiduría».

Desde hace al menos 2.600 años, los seres humanos se interrogan sobre sí mismos y sobre el universo, reflexionan sobre las cuestiones existenciales, sobre los problemas que nos atañen.

Sin embargo en los últimos tiempos la filosofía está de capa caída, arrinconada cada vez más en los planes de estudios, tachada injustamente de inservible e improductiva.

Marina Garcés (Barcelona, 1973) es filósofa y, entre otras cosas, defiende que pensar siempre ha sido un acto subversivo, que la filosofía cambia el mundo y que no sólo no es inútil sino algo vital y necesario.

Esas son algunas de las cosas que les dice a sus alumnos en la Universidad de Zaragoza, donde imparte clases de Filosofía.

Garcés habló con BBC Mundo en el marco del Hay Festival Cartagena, que se celebra en Colombia esta semana.

¿Es la filosofía necesaria? ¿Ahora más que nunca?

La filosofía siempre ha sido igualmente necesaria, pero cada contexto histórico y social percibe esta necesidad de formas distintas.

Estamos en un momento de crisis, no sólo económica sino política y civilizatoria, y frente a los abismos que se abren, reaparecen las preguntas radicales.

¿Por qué la filosofía cada vez se ve más relegada en la inmensa mayoría de los planes de estudio?

El poder se protege de la radicalidad del pensamiento como una potencia compartida. Lo convierte en una exquisitez para unas élites pensantes bien integradas en el sistema académico competitivo y expulsa a los demás.

Para el resto, ofrece una educación cada vez más basada en entrenar la adaptabilidad.

¿Filosofar, pensar, es hoy en día un acto subversivo? ¿Puede ese ser el motivo por el que esa disciplina se vea cada vez más arrinconada, más relegada?

Siempre lo ha sido. En occidente partimos de la figura de Sócrates, que murió condenado por las leyes de la ciudad. Y en oriente hay otras figuras, como la de los sabios taoístas, que siempre estuvieron en conflicto con las figuras del poder.

Pensar por uno mismo es poder preguntar acerca de lo que la realidad establecida da por obvio. Tan sencillo y tan peligroso como esto.

«Pensar por uno mismo es poder preguntar acerca de lo que la realidad establecida da por obvio. Tan sencillo y tan peligroso como esto»

La filosofía es concebida por muchos como algo inútil, como un puro ejercicio mental sin capacidad de tener efectos en la realidad o en la propia existencia. ¿Es así?

El utilitarismo ha colonizado la idea de lo útil. La filosofía no sólo es útil sino que es vital y necesaria, si entendemos que la vida en común tiene como condición poder ser transformada colectivamente.

Obviamente, no me estoy refiriendo a determinadas maneras de enseñar filosofía, convertida en una colección de obras y autores muertos. Me refiero a la capacidad de problematizar, argumentar y conceptualizar de forma autónoma.

La filosofía se hace preguntas, pero con frecuencia no ofrece respuestas…

Hacer buenas preguntas es más importante que tener respuestas para todo. Actualmente, la esfera pública está dominada por la opinión rápida (tertulias, columnistas, redes sociales, etc.) y por el solucionismo, esa ideología según la cual sólo se valoran las soluciones rápidas a problemas muy concretos.

Si se pierde la capacidad de elaborar los problemas verdaderos, caemos en manos de los falsos problemas y de los vendedores de recetas.

¿La filosofía puede ser una forma de vida, como usted sostiene?

La filosofía es una forma de vida. No lo tiene que ser para todo el mundo, pero la filosofía sólo está activa bajo la condición de asumir que el pensamiento transforma la vida.

Por eso no hay filosofía sin enseñanza, que no quiere decir dar clases en una escuela o en una universidad, sino la posibilidad de transmitir a otros posibilidades de vida y maneras de estar en el mundo.

«Si se pierde la capacidad de elaborar los problemas verdaderos, caemos en manos de los falsos problemas y de los vendedores de recetas»

¿Puede la filosofía cambiar el mundo? ¿Cómo?

La filosofía cambia el mundo, otra cosa es que esté en sus manos hacer sociedades más justas. La batalla es dura y las fuerzas desproporcionadas.

La filosofía no es la solución, pero creo que sí es parte de la condición para encontrar soluciones políticas, culturales, económicas, ambientales, etc.Foto: Getty Images

Usted afirma que la filosofía nace en la calle. ¿Significa eso que todos somos —o podemos ser— filósofos?

Todos podemos tener relación con la filosofía, lo que no significa que todos deseemos ser filósofos. Igual que todos podemos tener relación con la música y eso no quiere decir que todos nos dediquemos profesionalmente o de manera muy central a ella.

Cuando digo que la filosofía nace en la calle, lo que quiero decir es que las academias y las instituciones del saber, que son imprescindibles, lo son en la medida que recogen el impulso de lo que en la vida que compartimos necesitamos pensar y conocer. No es al revés.

«Hacer buenas preguntas es más importante que tener respuestas para todo»
Marina Garcés, filósofa

¿Cómo definiría, en términos filosóficos, al individuo moderno, al ser humano del siglo XXI? ¿Cuáles son sus principales virtudes, sus grandes defectos, sus mayores miedos?

Somos individuos precarizados. El individuo es una figura del siglo XVIII que se conceptualiza para imaginar la emancipación respecto a órdenes sociales de tipo estamental y comunitario (en torno a la familia, la religión, el vasallaje, etc.).

Su potencialidad liberadora (igualdad, libertad, autonomía…) se convierte también en una potencialidad productiva y consumidora.

Es decir, en la pieza clave del capitalismo. Actualmente, este individuo se ve expuesto a multitud de violencias, entre ellas la propia violencia monetaria que lo obliga a ser deudor o emprendedor, o las dos cosas a la vez.

¿Cuáles son en su opinión los grandes temas de los que se debería de ocupar en estos momentos la filosofía?

Los temas son muchos, porque vivimos en sociedades muy complejas. Pero si tuviera que situar unos ejes, diría que la primera gran cuestión de nuestro tiempo es el paso de la globalización económica a la planetarización de la vida y de los problemas comunes (medio ambiente, recursos, vida en el planeta, etc.).

En segundo lugar, la feminización de las relaciones (más allá del feminismo de la reivindicación de la igualdad, estamos hoy en un conflicto abierto entre visiones del mundo).

Y un tercer gran asunto es la relación de los saberes con la emancipación (sabemos muchas cosas pero podemos hacer muy poco con ellas, hay que repensar este vínculo transformador entre el conocimiento y sus consecuencias liberadoras).

¿Las redes sociales son un medio de distracción o de intercambio intelectual? ¿Se puede hacer filosofía a través de ellas?

Las redes sociales en sí mismas no son nada. Es muy obvio decir que las tecnologías son el uso que hagamos de ellas.

Sin embargo, hay que ir con cuidado porque ninguna tecnología es neutra. En este caso, hablamos de redes construidas por grandes corporaciones y según unos determinados parámetros de espacio/tiempo.

Son rápidas, premian la visibilidad en términos cuantitativos, se basan en relaciones construidas desde la autoafirmación… Pueden servir para entrar en contacto con formas de pensar, pero no sé si como herramientas de pensamiento.

Usted, que es catalana, ¿cree que la filosofía puede ayudar por ejemplo a resolver el conflicto de soberanía entre Cataluña y España?

Lo que está ocurriendo en Cataluña pone sobre la mesa la dificultad para pensar más allá de lo que somos, o de lo que creemos que somos.

Las colectividades son conjuntos vivos de relaciones, que temporalmente se han dado la forma de estados-nación y se han conquistado y colonizado bajo esa forma.

El drama es convertir esta contingencia histórica en esencialidades eternas. No creo en ellas, ni en una esencialidad catalana ni en una española, como en ninguna otra.

La libertad de pensamiento que nos da la filosofía es la de poder preguntarnos sin miedo: cómo hemos llegado hasta aquí y cómo podríamos ser de otra manera.

En un mundo globalizado e hiperconectado, ¿cuál es su concepto de identidad?

Siguiendo con la respuesta anterior, las identidades son elementos y rasgos singulares que nos sirven para reconocer la proximidad con otras personas o colectividades. Son entidades abiertas y vivas, expuestas a su continua recomposición.

Eso no quiere decir que no existan, sino que debemos plantearnos cómo poder hacer una experiencia libre y abierta de las identidades que nos componen y nos atraviesan.

Esto implica desbordar la lógica monolítica y monogámica de la identidad, que nos condena a ser una sola cosa por encima de todas las demás

Hace unos años usted hizo un llamamiento a sus estudiantes a rebelarse, a no asistir a sus propias clases. ¿Contra qué nos deberíamos de rebelar en estos momentos? ¿ Y por qué no lo hacemos?

(Se ríe). No les invitaba a no venir a mis clases, sino a venir solo si verdaderamente lo necesitaban o deseaban. Era una carta en la que les pedía que pensaran qué hacíamos allí, por qué nos convocábamos cada semana para aprender filosofía y si eso se podía convertir en una rutina o en un trámite. Incluso peor: en una obligación.

Rebelarse no es romper con todo porque sí: es interrogarnos acerca del sentido de lo que hacemos y asumir las consecuencias de esa reflexión.

Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 25 y el 28 de enero.

Fuente de la entrevista: http://www.semana.com/educacion/articulo/marina-garces-habla-sobre-la-filosofia/554559

Fuente de la imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2018/1/23/554557_1

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Entrevista al sociólogo James Petras: «Debemos comparar a Martin Luther King con Rosa Luxemburgo: ambos lucharon contra la guerra»

Entrevista al sociólogo James Petras
«Debemos comparar a Martin Luther King con Rosa Luxemburgo: ambos lucharon contra la guerra»

 

Hernán Salina
CX36 Radio Centenario

 

«Martin Luther King también puso distancia con las organizaciones de negros que sólo buscaban terminar con las leyes racistas sin entrar en la lucha por la liberación social»

 

Hernán Salina: Empecemos por lo que está siendo noticia a nivel internacional, un episodio más de Trump, pero para conocer si esto tiene derivaciones políticas importantes, esto de los insultos del presidente de EE.UU. a algunos países latinoamericanos y africanos en una reunión con congresistas, ¿qué ha significado? ¿Hay algún cambio? ¿Esto genera algún movimiento político en la interna estadounidense?

JP: Bueno sí, porque los demócratas están aprovechandolo para debilitar a Trump y como Trump utiliza el lenguaje del imperialismo, han tenido resonancia entre la izquierda. Pero debemos ir al fondo del asunto, Trump es la culminación de una política estadounidense, no es la iniciativa hacia una nueva política.

Por ejemplo, entendemos que en Haití están los gobiernos de Clinton, Bush y Obama, que han destruido la economía de Haití, particularmente con la invasión y el desplazamiento del presidente Aristide. Entonces, lo que Trump está diciendo, acusando a Haití de ser un país de mierda, es una reflexión del debilitamiento, la destrucción de la economía, los fraudes que cometió la Fundación Clinton que robó 300 millones de dólares que debían ser para Haití.

También con El Salvador, debemos recordar que EE.UU. fue el apoyo de los derechistas en ese país que lanzaron las masacres, destruyeran el país y forzaran a cientos de miles de salvadoreños a salir del país. Los insultos de Trump son producto de lo que hicieran los gobernantes anteriores.

Con África tenemos muchos casos del pasado, el colonialismo que hizo tanto daño a África y causó las condiciones deterioradas de lo que ahora Trump llama la basura del mundo. Para citar un hecho, Obama lanzó la invasión de Libia. Libia era un país rico, positivo, con muchos beneficios sociales hasta que Obama y Clinton invadieron el país fomentando la violencia, tirando bombas, destruyendo la economía.

Como consecuencia de todo eso, los migrantes tenían que salir, migrantes de Haití, de El Salvador, de Libia y otros países de África. Entonces, cuando Trump empieza a atacar a los inmigrantes, debe hacer una autocrítica, llamar a EE.UU. el país de mierda. Mierda por los asesinatos de años y el robo de la riqueza de los países.

HS: Petras, ante esta situación, esta posibilidad de que cientos de miles de inmigrantes sean expulsados, ¿puede esperarse algún tipo de reacción del sistema político estadounidense y de las comunidades hispanas?

JP: Bueno, van a denunciar los insultos, van a denunciar la política de Trump, que está bien, que deben denunciarlo, un presidente payaso que ha hecho mucho daño a los pueblos. Entonces, deben denunciarlo.

Pero deben ir al fondo de lo que causa este tipo de insulto. Como decía, los países latinos deben criticar a Macri, deben criticar a Temer, deben criticar a Santos porque son ellos los que están colaborando con Trump ahora. Debemos denunciar los insultos de Trump, pero debemos ir más allá, debemos profundizar y decir, sí, Trump es un payaso, es una persona no potable. ¿Pero de qué trata Trump? Trata lo que hicieron los años anteriores los gobernantes en América Latina y los EE.UU. que facilitaron la destrucción de la economía en estos países y mucho más.

HS: Hemos leído que EE.UU. ha confirmado la creación de una fuerza de 30.000 combatientes, aduce que es para proteger la estabilidad territorial de Siria en la frontera con Turquía. Además tendría influencia en Irak que es vecina. Turquía está rechazando esta noticia como preocupante e inaceptable, el Gobierno sirio ha declarado que condena enérgicamente esta decisión, que es un atentado a la soberanía. ¿Qué cabe esperar de esta decisión de EE.UU.?

JP: Bueno, Washington busca en primera instancia financiar a los terroristas. Una vez que los sirios, con apoyo de Rusia, empezaron a ganar la lucha, Washington aumentó el número de combatientes estadounidenses y kurdos, para ocupar una parte del terreno del norte de Siria. Debemos entender entonces que la política actual de EE.UU. es la colonización de regiones de Siria frente a la oposición de Siria en el sur y Turquía en el norte.

El hecho es que Washington está usando a los kurdos como fuerza de choque, pero detrás de los kurdos hay miles de fuerzas especiales estadounidenses, hay armas estadounidenses, son las mentiras de Washington tratando de decir que ellos están creando un territorio de protección contra el terrorismo cuando ellos mismos son el respaldo del terrorismo. Y Turquía va a meterse en el conflicto ahora, porque los kurdos no quedan simplemente con la idea de ocupar una porción de Siria, quieren también ocupar parte del sur de Turquía, el distrito poblado por kurdos.

Entonces vamos a tener un conflicto muy complicado, Turquía contra los kurdos y contra Siria, Siria contra los kurdos, los estadounidenses y los turcos. Todos están luchando dentro del territorio de Siria y cada cual tiene sus propias ambiciones contra la soberanía de Siria. Incluso hay algunos izquierdistas despistados que están hablando de la lucha de liberación de los kurdos, que ahora mismo son colonia de EE.UU., es una cosa difícil de entender

HS: Pero va a haber un delicado equilibrio ahí ante las acciones militares de Siria con Rusia, con los aliados en esa línea donde va a haber presencia militar estadounidense. Habrá que ver hasta dónde pueden llegar con acciones militares que no generen una mayor tensión directa con EE.UU. ¿no?

JP: Sí, pero creo que los rusos son muy cautos y los sirios no van a atacar las bases de ocupación estadounidense. La otra cosa es que los estadounidenses están mezclados con los kurdos y los kurdos tienen ambiciones más allá de Siria. Entonces, lo más probable, lo vamos a ver en pocos días, es el conflicto turco-kurdo. Yo creo que es muy probable que en los próximos días Turquía lance un ataque fuerte contra los kurdos que sirven de punta de lanza de EE.UU. Hasta qué punto Turquía va a cruzar la frontera y entrar en el territorio ocupado por los kurdos, es algo para ver.

HS: Estamos a 15 de enero y hemos mencionado en la radio que corresponde a un aniversario del nacimiento de Martin Luther King en EE.UU. y del asesinato de la revolucionaria alemana Rosa Luxemburgo.

JP: Martin Luther King representaba una gran movilización de masas de afroamericanos, los progresistas blancos y la izquierda, tenía enorme respaldo en todas las acciones. Y lo más importante de Martin Luther King es que empezó con una lucha contra las leyes segregacionistas, las leyes racistas. Pero con el tiempo empezó a ampliar su lucha contra el guerrerismo estadounidense, las guerras en Indochina, Vietnam y contra la República Dominicana.

Más allá de eso, Martin Luther King empezó a mezclarse con la lucha de clases, los obreros sanitarios en el sur y también empezó a visitar los grandes centros urbanos donde vivían y viven muchos afroamericanos trabajando con salarios bajos, desocupados, sufriendo todas las consecuencias del capitalismo. Entonces, no es la imagen que celebran hoy en la fiesta de Martin Luther King, sólo quieren tratarlo como un luchador contra el racismo y no en la lucha social, la lucha contra las guerras y contra el imperialismo

HS: Por eso fue asesinado, por ese papel creciente que estaba teniendo…

JP: Absolutamente. Y luego del asesinato, la policía federal hizo la investigación con poca profundidad, poco interés, nunca buscaron a los que dirigieron el asesinato. Buscaron a un tipo de bajo nivel, un incapaz, no explican cómo pudo escapar, cómo pudo enfrentar a toda la policía de EE.UU. Después lo encontraron y lo juzgaron anulando de cualquier testimonio que quería dar sobre los autores intelectuales del crimen.

Yo creo que debemos comparar a Martin Luther King con Rosa Luxemburgo, porque ambos lucharon contra la guerra. En el caso de Rosa Luxemburgo, la Primera Guerra. Segundo, como Martin Luther King, Rosa Luxemburgo era muy crítica con los colaboracionistas, los socialdemócratas que hablaban de socialismo y trabajaban con el imperialismo. Y Martin Luther King también puso distancia con las organizaciones de negros que sólo buscaban terminar con las leyes racistas sin querer ir más allá en la lucha por la liberación social y la política antiguerrerista.

Entonces, los dos eran revolucionarios. Más allá de las leyes liberales, querían cambios sociales, económicos, antimilitaristas. Y la gente no quiere hacer esta comparación, tratar de compatibilizar, hablar del socialismo de Rosa Luxemburgo pero sin vincularlo con las luchas por el mundo anticolonial en China, en India y otros países. En este sentido Rosa Luxemburgo era internacionalista.

En este sentido debemos profundizar nuestra visión de los dos, la visión de internacionalismo, justicia social y liberación de los pueblos, no solamente los africanos sino los asiáticos y también los pueblos oprimidos de trabajadores blancos.

HS: Muy bien, para redondear, profesor Petras, lo dejamos con algún tema más que usted quiera mencionar esta semana.

JP: Bueno, dos temas en particular, aquí debemos hablar de las dos Coreas, que están negociando y buscando soluciones inmediatas, como compartir la bandera en los Juegos Olímpicos, pero es un paso, es un puente hacia mejoramientos en Corea denunciando la política de Trump, que busca provocar una guerra.

Hace pocos días en Hawái lanzaron una alarma de misiles por error, pero todo el pueblo en Hawái estaba preocupado, pensaban que ya había empezado la Tercera Guerra Mundial. Escondieron a los niños en los sótanos porque demoraron una hora para reconocer que no había misiles que venían de Corea.

Y ese es un indicio del peligro de la política bélica que existe, cuando un tipo equivocado, loco o lo que sea comete un error precipitando una alarma de que ya empezó la guerra de misiles, es una cosa muy preocupante, cuando todo el mundo podría ser destruido simplemente por el mal cálculo sobre los sistemas de misiles.

Y finalmente quiero señalar una cosa, como estoy en California aquí hay muchos trabajadores mexicanos que están trabajando en todos los niveles, no simplemente como jardineros y agricultores, son técnicos en tecnología estadounidense, especialistas en muchas las actividades. Por eso hay una lucha en inmigración, porque Trump está tratando de jugar el antiinmigrante a favor de los fascistas y los derechistas, pero los capitalistas aquí saben que si expulsan a los inmigrantes van a destruir un tercio de toda la economía. Y los acomodados que buscan de alguien que cuide sus vidas y les facilite sus ganancias, van a sufrir.

El problema inmigrante no es simplemente un acto humanitario, es también un asunto económico. Los inmigrantes sirven en California, el Estado más rico de EE.UU. vive de los inmigrantes.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=236850

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La educación expande formas y respuestas como legado cultural

Autor: Profelandia

La educación como una herramienta de cambio social no se restringe a la formación en las aulas, sino que expande sus formas y respuestas como legado cultural, coincidieron en definir especialistas reunidos en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La doctora Flora Botton Beja, investigadora de El Colegio de México, afirmó que el Confucionismo es una doctrina filosófica basada en el pensamiento de quien a partir de preceptos morales –armonía, altruismo y consideración a los demás– logró sentar las bases que hicieron de China una potencia mundial en materia de enseñanza.

Para Confucio la educación forja la felicidad, ya que de ella dependen el autoperfeccionamiento y el camino hacia el éxito a través de la virtud, que conduce a una política que no busca recompensas materiales ni extraterrenales, sino la satisfacción y la paz de estar bien consigo mismo.

Al intervenir en el Coloquio Internacional El significado de la filosofía en la educación, refirió que Confucio, quien dedicó la mayor parte de su vida a impartir mas de 70 tipos de enseñanza, también defendió un modelo pedagógico al alcance de todos e intentó desaparecer las diferencias de clase para caminar hacia un sistema más justo de vida, asegurando que lo único que diferencia al ser humano es su buen obrar y su capacidad de autosuperación.

Durante la mesa La filosofía en China, India e Iberoamérica, la doctora Botton Beja consideró que la instrucción constituye un instrumento de cambio social y político, que exige crear una política educativa que permita a las personas el desarrollo moral, intelectual y físico para volverse un Junzi, hombre ideal o caballero con conciencia, educación y cultura.

El doctor Benjamín Preciado Solís, también académico de El Colegio de México, abordó el gran legado cultural y filosófico de la India, que entre otros conceptos aportó el de ciencia vitalista; es decir, aquella que se debe a la esfera biológica, racional, espiritual y social, por lo que busca con ahínco el constante autoexamen.

Para los hindúes existen tres fines últimos de la vida que se traducen en tres palabras sanscritas, la primera es el Dharma o conjunto de leyes universales a la vida e inherentes al humano que pretenden en todo momento una vida organizada en torno a valores.

La segunda es el Artha o implementación de la acción para conseguir objetivos y en tercer lugar está el Tharmao grado último de satisfacción, sostuvo el especialista en civilizaciones del sur de Asia.

En esta filosofía se pretende el equilibro y la armonía de diversas fuerzas que confluyen en el individuo y la sociedad, por lo que criticó que en la actualidad la vida se esté privilegiando por el Artha, es decir, por acciones que conducen a la ganancia con beneficios individualistas.

Fuente del Artículo:

La educación expande formas y respuestas como legado cultural

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Entrevista a Lluís Roca Jusmet sobre Ejercicios espirituales para materialistas

Entrevista a Lluís Roca Jusmet sobre Ejercicios espirituales para materialistas (y II)
“Estos ejercicios, estas prácticas que comento en el libro no son exclusivas del filósofo”

 

Salvador López Arnal
El Viejo Topo

 

 Catedrático de secundaria, ha trabajado como profesor asociado en el Institut de Ciències de l’Educació de la UB y en el Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAB. Colabora habitualmente en las revistas El Viejo Topo y Paidea. Es autor de Redes y obstáculos, Ed. Club Universitario, 2010.

Nos habíamos quedado aquí. El capítulo II habla de Hadot y de la «filosofía como forma de vida». El III de Foucault y de la filosofía como cuidado de sí. ¿Es uno y lo mismo? ¿Están hablando de lo mismo con diferentes lenguajes? Te he preguntado antes pero vuelvo a insistir.

Sí y no. Sí, porque los dos se están refiriendo básicamente a las prácticas que plantean las escuelas filosóficas alejandrinas romanas. No, porque lo entienden de diferente manera. Hadot como referido a su ideal de sabio y Foucault a una propuesta concreta de las escuelas alejandrino romanas, en especial el estoicismo.

Has hablado antes de él. ¿Hasta qué punto fue importante la influencia de un filósofo de la ciencia como Canguilhem en la obra de Foucault en tu opinión? ¿En qué se nota, si es el caso, esa influencia?

Georges Canguilhem es un filósofo muy interesante y poco conocido en nuestro país. Precisamente Francisco Vázquez García, autor del prólogo del libro, está haciendo un trabajo impresionante para analizar y difundir su obra. Ha sido él el que me ha enseñando esta importante influencia. Ahora mismo estoy leyendo un libro de Pierre Macherey que apunta esta influencia que se llama «De Canguilhem a Foucault: la fuerza de las normas.»

Se tradujeron cosas suyas en los años setenta. Yo mismo leí algunos de sus libros. Por cierto, cuando hablas de filosofía como conversión (en el apartado de Hadot), ¿a qué te estás refiriendo exactamente?

En realidad es Pierre Hadot y no Michel Foucault el que habla de conversión al señalar esta transformación interna global, casi podríamos decir iluminación, que proporciona la filosofía. Personalmente yo no creo, como tampoco lo creía Foucault, en la filosofía como conversión en sentido fuerte.

En esa línea. ¿No esperamos, a veces, demasiado del filosofar? Aprender a vivir, aprender a dialogar, aprende a leer, etc. ¿Todo eso podemos conseguir con el filosofar, con la filosofía?¿No es mucho, no es soñar, no es utópico?

Efectivamente, es esperar demasiado. Es lo que le ocurre a Pierre Hadot. Espera que el filósofo sea un sabio. Yo discrepo.

¿En qué?

Creo que la sabiduría es un aprendizaje vital que tiene que ver con muchas cosas, alguna de las cuales puede ser la filosofía. Estos ejercicios, estas prácticas que comento en el libro no son exclusivos del filósofo, por supuesto. Pero pienso también, con Foucault, que la filosofía debería ser una caja de herramientas para la transformación, tanto ética como política.

En el capítulo dedicado a Foucault, nos haces una recomendación. Te cito si te parece: «Foucault citará algo que Hadot omite, que es la importancia de los ejercicios corporales. Ejercicios que no son los gimnásticos para fortalecer la musculatura o para embellecer el cuerpo. Son ejercicios respiratorios, suaves, para agilizar y dar fluidez al cuerpo y a través de él al alma. Personalmente este tipo de ejercicios no los asocio con la gimnasia sueca, muy moderna, sino con algo tan milenario como el qigong (chikung). Se trata de unos ejercicios milenarios chinos, muy completos, que buscan justamente la armonía corporal-mental». ¿Nos explicas algo más de ellos? ¿Los practicas?

Por supuesto, Salva. En China se practican desde épocas milenarias un conjunto de ejercicios muy amplio a los que se les da el nombre general de qigong (según la transcripción fonética actual del chino mandarín, peor pronunciado chikung). Qigong (chi kung) quiere decir trabajo de la energía interna. Son ejercicios que implican atención, relajación muscular y mental, movimientos ligados a la respiración. Se utilizan para la salud, artes marciales… llevo muchos años practicándolos, sobre todo una modalidad que es el taijiquan (tai chi).

También mi hermana los practica y enseña a practicarlos. 

En la nota 54 de la página 102, señalas que en una entrevista Hadot usa a Foucault como contraejemplo de lo que él entiende por ética, al desmascarlo de la estética. La ética de Foucautl, según Hadot, es en realidad una estética porque no se centra en el bien sino en la belleza. La admiración de Foucault por Baudelaire, habla Hadot, sería una corroboración de lo que señala. Tres preguntas sobre eso: ¿no es evidente que Hadot tiene razón? ¿Cómo puede equipararse ética y estética?

Por supuesto que una estética sin ética no es presentable. Pero Hadot se equivoca cuando atribuye a Foucault este planteamiento. La idea de Foucault es de una ética que incluye la estética, entendida como un estilo singular de existencia. Bien y Belleza son universales que utiliza Hadot pero no Foucault. Foucault no es un esteta, aunque a veces pueda parecerlo (su fascinación, por ejemplo, por Baudelaire). Hadot tampoco fue a los dos últimos cursos de Foucault ni los conoció. En estos últimos se centra mucho en la parrhêsia o coraje de decir la verdad, que tiene una dimensión más política.

Me ha venido en mente cuando leía este paso la afirmación de José Mª Valverde sobre ética y estética tras la expulsión de Aranguren y otros profesores universitarios. Han pasado más de cincuenta años. ¿La suscribirías?

Sí, por supuesto. Sin ética no hay estética. Pero creo que Foucault también lo haría. Recordemos, justamente, el viaje que hizo con otros intelectuales franceses a Madrid, en pleno franquismo, para protestar por las condenas a pena de muerte de varios presos antifranquistas.

Creo que fue en 1975, antes de los últimos fusilamientos fascistas, el 27 de septiembre de ese año.

También la lucha en defensa de los disidentes de países del Este entre tantas otras. Siempre luchó por dar la voz a muchos colectivos excluidos. No solo homosexuales, sino también enfermos, presos comunes.

Un tema del que también hablas, las relaciones entre ética y política. ¿No parece que alguien tan preocupado por temas éticos, existenciales, como Hadot, apenas apunte reflexiones políticas?

Sí, es cierto. Pero en todo caso para Pierre Hadot la política también era importante. La tolerancia del clero francés con los colaboracionistas de Petain le indignó mucho de joven,y le separó de la Iglesia. También se sindicó y fue delegado del la CFDT y parece que era una persona políticamente de izquierdas. Moderado, claro, como no podía ser de otra forma en alguien de su talante.

La última, que son varias: ¿qué es para ti la ética? ¿Qué para ti la moral? Cuando hablamos de metaética, ¿de qué estamos hablando propiamente? ¿La filosofía moral es equivalente a la ética, a la metaética? ¿Cuál es, desde tu punto de vista, la forma adecuada de ver las relaciones entre ética y política?

Entender la ética como reflexión sobre la moral me parece poco fecundo. Me lo parece porque creo que es productivo diferenciar ética de moral. Como hacen algunos filósofos del siglo XX como Paul Ricoeur o Marcel Conche. O Deleuze (sobre el que no me pronuncio como filósofo porque no le conozco suficiente) cuando habla de esta distinción entre ética y moral en su libro Filosofía práctica, dedicado al estudio de Spinoza. Entiendo que la ética se refiere al proyecto que cada cual traza de su vida. Proyecto que incluye una parte estética (estilo, en el sentido que apuntaba Foucault), una moral y una política. Moral en el sentido kantiano, de unas reglas universales que finalmente pueden reducirse al reconocimiento y respeto del otro.

También, por supuesto, una política, en la medida en que una ética debe estar abierto al compromiso con el otro, con los otros. Y esto no solo en la dimensión moral sino también política. Es decir que la ética debe incluir una política. Hay algo de liberalismo en mi planteamiento, porque partimos del individuo, pero creo que es lo mejor del liberalismo lo que recoge, y que debe complementarse con lo mejor del socialismo.

¿Quieres añadir algo más?

Un par de cosas sobre el libro. No quiero ser pretencioso, por supuesto, pero quisiera señalar modestamente la importancia que tiene. Por una parte llena un vacío, incluso académico, sobre las relaciones entre Pierre Hadot y Michel Foucault. Había poco escrito sobre el tema y ningún libro publicado. Por otra me parece un pequeño ensayo que puede interesar a mucha gente, no solo al colectivo de los llamados filósofos o similares, porque he intentado compartir reflexiones éticas en un lenguaje claro.

Estoy de acuerdo con esto último que señalas: no está prohibido, ni mucho menos, para no filósofos. De lo primero no puedo opinar. No lo sé.

Finalmente, muchas gracias por la entrevista, Salva. Es el tipo de entrevistas que hacen pensar y aclararse al entrevistado y que son interesantes para el lector.

Gracias a ti por supuesto. Salut, estimat amic!

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=236281

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El Plan Bolonia

España / 2 de enero de 2018 / Autor: Marcos Santos Gómez / Fuente: Paideia. Educación y Filosofía

Acabo de leer El Plan Bolonia, de Carlos Fernández Liria y Clara Serrano García, lectura que me ha satisfecho sobremanera por su claridad y por la elocuencia con que se apuntan las cuestiones que llevo años incubando en mi pensamiento en torno a la vorágine que vivimos en la universidad española. Como los autores, pienso que estamos en un momento más que delicado y peligroso en la evolución de esta longeva institución que llamamos “universidad”, que se encuentra no ya en medio de una reformita parcial de aspectos secundarios, sino en una contundente transformación de su esencia que podría tildarse de desaparición de la universidad que veníamos conociendo desde su fundación en el medievo.

Hay que recordar que la universidad consagra un elemento que me parece fundamental en el desarrollo de la ciencia y el pensamiento desde antes de la Edad Media, diría que desde los inicios de la razón helénica, de la filosofía y la reflexión acerca de lo que le constituye a uno y por tanto acerca de la propia civilización. Esta reflexión ha requerido dos cosas sencillas: ocio y desinterés, o mejor dicho, un único interés que se ha perseguido con afán religioso: el de la verdad porque sí, su búsqueda e indagación por amor al arte. La universidad ofreció en el Medievo el marco institucional para que se pudiera dar la investigación, o sea, el contexto posible para una vida dedicada al conocimiento, que proporcionara el “aburrimiento” necesario para que se pensaran las cosas no una, sino mil veces, o millones. Sin esto, y lo prueba la historia, no habríamos descubierto nada, aunque los descubrimiento tecnológicos que han transformado nuestra vida han venido como efecto secundario de esa investigación básica y primaria que un joven físico teórico debía defender, en cierto documental excelente sobre los avances en la Física actual, como requisito necesario para ofrecer en un segundo momento que no debe condicionar al primero, los descubrimientos útiles y lucrativos que busca la sociedad o las empresas desde un punto de vista más práctico.

En el siglo XVIII creo que se da la segunda gran revolución académica que introduce las ciencias en el conocimiento más elevado y que, de la mano de Humboldt y la Bildung alemana, aúna docencia e investigación como un todo en el profesor, y además desarrolla un variado plan de estudios, el de los Gymnasios alemanes, que no renuncia a la formación clásica que hoy llamamos humanística o de letras,  ni tampoco al ejercicio físico ni por supuesto a la ciencia más avanzada, al concienzudo estudio de la Física o las matemáticas, por ejemplo.

Yo, de un modo quizás no bien expresado, relacioné toda esta ingente labor que llamamos conocimiento con los requisitos de una religión (aquí), de una religión del saber, que imita, en la figura del profesor e investigador, en su habitus, al viejo anacoreta o ermitaño. Se trata de la entrega desinteresada y apasionante a lo que uno quiere saber por encima de todo, con ascetismo, en la pobreza y riqueza que Platón asociara por boca de Socrates con el amor (a la sabiduría). Es lo que la universidad medieval institucionalizó, ofreciendo el marco social posible para ello, al modo de los monasterios y como institución eclesiástica que fue, salvo pocas excepciones, en sus primeros momentos y prácticamente hasta el siglo XVIII. Así, la pedagogía universitaria consistía sobre todo en la transmisión del amor por un conocimiento que, en primer lugar y sobre todo, era cultivado y amado, hasta el punto de esculpir su propia alma con el mismo, por el profesor. Es este fuego el que después en el aula ardía, propiciado también, por supuesto, por unos alumnos que habían hecho, pues podían y estaban en el lugar para ello, también sus “votos”. Bien es cierto que en este modelo universitario, en el que sobre todo se conoce más allá de fines prácticos pero que ha propiciado la técnica y los grandes descubrimientos que hoy hacen más cómoda nuestra vida, podía haber, hasta hace apenas diez años, y sigue habiendo, profesores sin amor por la docencia que o por ello, o por puro desconocimiento hondo de la materia que enseñan, fracasaban en sus clases. Pero nunca podía darse un buen pedagogo o didacta que no fuera profundo conocedor y amante de lo que enseñaba. Es decir, era una universidad en la que se requería una cierta dignidad del profesor y su libertad, por encima de todo, para enfocar la enseñanza y que incluso nuestra Constitución Española reconoce bajo la figura de la libertad de cátedra. El espacio universitario era el marco adecuado que, impermeable a lo más práctico, podía propiciar el avance científico, solamente dado cuando existe esta entrega, en el silencio y el ocio productivo.

Esto, en nuestros tiempos, ha sido posible por haberse enmarcado la universidad en el Estado de Bienestar y por la creación, desde tiempos ilustrados, del profesor vitalicio y funcionario (lo que garantiza su libertad por no depender de contrataciones). Pero, en el contexto de ataque a este modelo económico desde posturas neoliberales, en lo que se ha denominado de auténtica revolución de los ricos contra los pobres, ya no tiene cabida algo financiado por dinero público que subsista como si flotara inmune al mercado. En el mundo en el que todo lo decide el mercado, había que reconvertir la vieja universidad pública, lo cual además ofrece un suculento negocio que consiste no tanto en privatizar por completo la misma, como se ha creído, sino en convertirla en mina de dinero público que puede fluir a la empresa privada, que con su participación en la universidad obtiene mano de obra semiesclava e ingentes beneficios, haciéndose con los resultados de las investigaciones, decidiendo su curso y objeto, y además teniendo para sí una sumisa mano de obra de profesores reconvertidos en flexibles empleados (ya no caducos y “vagos” funcionarios) dispuestos a ser despedidos o a no promocionar si sus investigaciones no obtienen fondos privados o pasan las evaluaciones del organismo que en España se ha elevado como cómplice de toda esta revolución mercantilista: la ANECA. Ésta, en función de variables asociadas al mercado, como la evolución laboral de los egresados o la utilización de los resultados de investigaciones por empresas privadas, valora, en definitiva, si una titulación y, a la larga, incluso una Facultad puede tener sentido (o por supuesto la carrera individual de un investigador).

El concepto de estudiante también cambia profundamente. Ya no es el antiguo modelo que disfrutando de un cierto ocio podía conocer durante un tiempo de su vida las virtudes de una vida entregada al conocimiento, a leer, a cultivar libremente idiomas o música, a pintar, a solazarse, a desarrollar una intensa y alegre vida social, amparado por un nicho social institucional que inmune e impermeable al mercado se regía sola y exclusivamente por el conocimiento en sí, sino quien cultiva competencias cuya adquisición habrá de probar no tanto con sus títulos, sino con una atareada y complicada trayectoria a lo largo de estudios cada vez más “prácticos”. No va a tener tiempo ni posibilidades de profundizar en una disciplina para acabar sabiendo más incluso de lo que le hará falta para trabajar, lo que era reflejado por las viejas licenciaturas y títulos, sino que habrá de pasar por una serie de cursos técnicos y superficiales, acostumbrándose al cambio constante y a aprender sólo para satisfacer los requerimientos de las empresas que lo van a contratar.

Con todo esto, estamos ante algo más que una reforma. Se trata, es obvio, de un cambio sustantivo que atañe a los más hondos cimientos de la noble y vieja institución que se dio en llamar “Templo del saber”. Me duele, como pedagogo, que en todo esto se haya utilizado a la pedagogía que siempre ávida de hacerse un hueco entre las más antiguas disciplinas, confundiendo el enseñar con un aprender a aprender vacío de contenidos y que no se relaciona con esa profundización en la propia materia que a mi juicio es la que de verdad enseña a enseñar al profesor. Se ha ido desdibujando el papel del enseñante, del docente, en un cómplice acto de privación de su dignidad, su potencial y libertad para decidir y tirar del alumno hacia el interior del complejo mundo de una materia o disciplina, pretendiéndose con una falsa idea de progresismo, lo que ha convertido el saber en mera adquisición de “competencias”. Así, cierta pedagogía y ciertos pedagogos están actuando de ideólogos y cómplices, con la excusa de una calidad determinada por el mercado (el mismo mercado que mata de hambre y falta de medicinas a dos tercios de la humanidad), de esta destrucción de la universidad. Esto me duele y siento tener que escribir de ello, pero lo grave y perentorio del momento nos obliga.

Escrito después de la lectura de:

Fernández Liria, C. y Serrano, Cl. (2009). El Plan Bolonia. Madrid: Catarata.

Fuente del Artículo:

https://educayfilosofa.blogspot.mx/2017/04/el-plan-bolonia.html

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El orden en la educación. El espíritu de la filosofía jónica en la paideia

España / 30 de diciembre de 2017 / Autor: Marcos Santos Gómez / Fuente: Paideia. Educación y Filosofía

La nueva educación que surge, estrechamente ligada al proceso de racionalización dado en la Grecia clásica, asume el modo legaliforme de organizar el mundo, la ley y el orden que se encuentran en el mismo. Es decir, la educación que consistía en un proceso implícito, en gran medida inconsciente, intuitivo, como aparecía en el mito, a modo de una seducción que plasmaba “homéricamente” un ideal mediante la alabanza del mismo y el elogio del héroe, ahora se va convirtiendo en una labor organizada, programada y medida. En realidad, la paideia va consistiendo también en acoplarse a un ritmo, sólo que el ritmo del mundo “racional” emergente es el de su gramática, el de su estructura y esqueleto que trazan rutas y cadenas causales. Hay, desde luego, un cierto sentir sagrado, una escucha del elocuente silencio del mundo, pero traduciendo método y lenguaje míticos a un plano inmanente, insertando en el mismo el perfil y los trazos abstractos de lo que antes eran causas gloriosas y tremendas.

Todo parece ceder a un arrullo de bellas proporciones, al rumor del número y de la gramática que sostiene y vitaliza desde dentro las otrora imágenes grandiosas de coloridos esplendores. Una razón, pues, que ya estaba implícita e intuida en el propio mito y que surge en la medida que se descarnan las viejas conmociones de las que, quizás, permanece un extraño eco, como un mudo resonar en la materia humillada. Así, ciencia y logos son, en gran medida, una transformación del mito que mantiene sordamente vigente algunas esencias. Los dos extremos y este proceso son descritos por Jaeger de esta manera: “Podríamos decir, parafraseando la afirmación de Kant, que la intuición mítica sin el elemento formador del logos es todavía ‘ciega’, y la conceptuación lógica sin el núcleo viviente de la originaria ‘intuición mítica’ resulta ‘vacía’. Desde este punto de vista debemos considerar la historia de la filosofía griega como el proceso de progresiva racionalización de la concepción religiosa del mundo implícita en los mitos” (p. 151).

Este estrechamiento y vaciamiento de contenidos hecho al mito, supone también una transformación del viejo hombre religioso o el sacerdote en una actitud teorética, en un bios theoretikós contemplativo, descarnado como el propio mito, que ejerce y piensa la realidad como sabio, que la estudia y medita austeramente. No dudamos que esto puede haber alcanzado incluso un ámbito tan cercano como el denominado “templo del saber” de nuestra vieja universidad (anterior al proceso de Bolonia) que siendo lugar también de investigación y estudio (¡y educación, pues la pedagogía sigue estando asociada al estudio y la racionalización del mundo, la razón a una paideia!) es a la vez religión.

Centrándonos en los siglos VII y VI a. C., mucho antes de la universidad medieval que estudiaremos más adelante, lo que entonces podía verse discurrir por los senderos de Grecia eran caminantes cuya actitud espiritual consistía en dotar de ley y organización al mundo natural (estamos en la Jonia de la filosofía natural de los denominados filósofos presocráticos, los primeros filósofos de la historia occidental), seres indiferentes a los valores que movían las vidas corrientes de sus coetáneos, a los que daba igual la riqueza y que cultivaban en este sentido un cierto ascetismo personal semejante al que aplicaban a la materia. Buscaban una profundización del ser por sí mismo, una afanosa persecución de la inmanencia, el logro de una dignidad, aunque austera, para la materia, que consistía en no percibir nada más sagrado que ella misma, causa y principio de sí misma y por tanto explicada desde sí. Ajenos a la sociedad, fueron pioneros en el ejercicio de una nueva libertad que permitía, desde su excentricidad, emitir juicios sobre un mundo que escrutaban con ajena pasión. Esta pasión que podría ser tachada de inhumana o deshumanizadora, era precisamente el precio y la condición para un sobrio análisis crítico de la realidad o, mejor dicho, de las concepciones dominantes sobre la realidad. La crítica del mundo social surge en estrecho vínculo con el distanciamiento existencial vivido por estas nuevas figuras sociales, estos primeros intelectuales, quizás, conocidos por la historia. “El pensamiento racional actúa ya en este primer estadio como materia explosiva. Las más antiguas autoridades pierden su validez. Sólo es verdad lo que ‘yo’ puedo explicar por razones concluyentes, aquello de lo cual ‘mi’ pensamiento puede dar razón” (p. 154). Todo ello producto del desarrollo de la individualidad. Pero la imagen del mundo como cosmos que sostiene sus teorías es, mantiene Jaeger, una persistencia de lo religioso, o sea, ¡constituye una forma de religión! (p. 159). Esto es porque lejos de ser una mera descripción de hechos, la adhesión de una plantilla legaliforme en el mundo y en la materia es una especie de atea sacralización de la misma, como si el esqueleto ferozmente causal de las mitologías se trasplantara ahora al mundo, que se sostiene y crea desde sí.

La doble cara de este proceso de racionalización es la vivencia, por un lado, de la fugacidad y precariedad de la materia, que causa estupor a todos los filósofos griegos hasta Aristóteles y por supuesto a las escuelas helenísticas (pienso en el estoicismo ya tardío de un Séneca o Marco Aurelio) y por otro lado, la logificación, el íntimo ajuste a una legalidad que en medio de los cambios, puede explicarlos y dota de unidad y sentido al mundo erigido, gracias a ello, en cosmos. Un orden que se insertaba en la sociedad también, en la polis, con el derecho, con la escritura, fijación y estructuración de la norma o nomos que, en este sentido, sigue el mismo principio de organización imperante en la physis o naturaleza. Esta íntima legalidad en la forma de proporción y orden causal es expresada por el número que fue antes una esencia cualitativa que cuantitativa, según recuerda Jaeger (p. 162).

Respecto a la paideia, cabe indicar que la educación surge en conexión con este orden y consiste, esta es la principal novedad y gloria de los griegos, inventada por ellos, en una armonía vinculada al número. La puesta en concordancia del individuo con el cosmos que anida en el universo, con su constitutiva legalidad. Desde aquí, se erige una normatividad que regula, pautadamente, cómo hay que conformar al hombre y que se expresó, ya en el siglo VI, en las creencias órficas, tras la efusión disolvente del naturalismo del siglo VII a. C. Su desarrollo del concepto de alma fue un paso fundamental en el surgimiento de la conciencia personal humana (p. 166). El hombre se debe filtrar por el tamiz de la desmitologización y concordarse con el ritmo íntimo, con el logos, que dota de orden a la realidad. Así lo vemos en Jenófanes que desde estas ideas plantea la reedificación de un hombre nuevo, del hombre racional, en un movimiento de la razón jónica que vuelve al interés por los asuntos humanos pero que en lo fundamental sigue la línea de racionalización de la filosofía natural de los demás filósofos jónicos o el pensamiento del ser de Parménides. Esta labor pedagógica y terapéutica de la filosofía suele salir en mis primeras clases de filosofía de la educación, es decir, la poesía de Jenófanes que, como hemos dicho, aplica las nociones desarrolladas en Jonia a la crítica social y a la hermenéutica crítica y disolvente del mito. 

Obra comentada:

Jaeger, W. (1990). Paideia: los ideales de la cultura griega. Madrid: FCE.

Fuente del Artículo:

https://educayfilosofa.blogspot.mx/2017/02/el-orden-en-la-educacion-el-espiritu-de.html

Fuente de la Imagen:

http://mejoramientoacademicolinapallares.blogspot.mx/2011/01/educacion-griega.html

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