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La extraordinaria Emmy Noether: un cuento de la vida de una extraordinaria Matemática

Por Mujeres en ciencia

La extraordinaria Emmy Noether es un cuento, un cuento creado por el equipo del Núcleo Milenio Modelos Estocásticos de Sistemas Complejos y Desordenados de la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Los dibujos y los textos son de la ilustradora y autora de libros para niñas y niños Paloma Valdivia.

Pensado para edades comprendidas entre los 8 y los 10 años, La extraordinaria Emmy Noether repasa algunos aspectos de la biografía de esta sobresaliente matemática por medio de un relato ilustrado con preciosas imágenes.

Además de las dificultades en su vida –fundamentalmente por ser mujer y judía en la Alemania de principios del siglo XX– el cuento repasa algunas de las aportaciones matemáticas de Emmy Noether (1882-1935).

Emmy trabajando con Hilbert y Klein.

El cuento alude, por ejemplo, a su colaboración con los matemáticos David Hilbert y Felix Klein en problemas relacionados con la teoría de la relatividad de Albert Einstein o a que sus matemáticas, aunque abstractas, tuvieron repercusiones muy relevantes en fisica.

Al final del cuento se añade un glosario que pretende aclarar los conceptos matemáticos y físicos que se citan en el texto, así como dar algunos datos sobre los científicos aludidos.

Las dieciséis páginas que construyen La extraordinaria Emmy Noether pueden leerse online en este enlace, o descargarse gratuitamente en formato pdf.

Como se comentaba en la presentación del cuento:

El libro responde a una triple dimensión porque busca sensibilizar a la sociedad sobre aspectos relevantes de las matemáticas; reducir los efectos de estereotipos negativos hacia el desempeño de las mujeres en la ciencia y, por último, fomentar la cultura científica y la lectura desde edades tempranas.

Más información

Sobre la autora

Marta Macho Stadler es doctora en matemáticas, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU y colaboradora en ::ZTFNews y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

Fuente: http://mujeresconciencia.com/2017/08/02/la-extraordinaria-emmy-noether/?platform=hootsuite

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La escuela de Murakami. “Lo más importante que aprendimos en ella es que las cosas más importantes no se pueden aprender allí”.

Por Jaume Carbonell

El entrecomillado del título lo escribió hace diez años en De qué hablo cuando hablo de correr (Tusquets, 2007). Los seguidores de este novelista que transita entre un singular realismo -con una clara influencia de Carver- y el surrealismo, y entre Oriente y Occidente, pueden acercarse a su reciente obra De qué hablo cuando hablo de escribir, donde cuenta cómo entró en este oficio y otros pormenores del mismo, mezclando reflexiones y jugosas anécdotas personales. Le dedica un capítulo entero a sus recuerdos escolares.

¿De qué habla en concreto? Primero, del aburrimiento. Reconoce que a menudo estaba en las nubes y que no mostraba ningún entusiasmo en los estudios. “No me interesaban o, mejor dicho, me daba cuenta que en el mundo había cosas mucho más divertidas. Leer, por ejemplo, escuchar música, ir al cine, bañarme en el mar, jugar al béisbol, con el gato,… salir con chicas y cosas por el estilo”.  Sostiene haber tenido algunos profesores excelentes que le enseñaron unas cuantas cosas interesantes pero, como balance general, considera que su aprendizaje fue tan inútil como aburrido. Algo de lo que siempre ha querido desprenderse con éxito desigual: “”Cuando mi vida de estudiante llegó a su fin, estaba tan inmensamente aburrido que lo único que quería era no aburrirme nunca más en toda mi vida. Me lo propuse con todas mis fuerzas, pero en esta vida el aburrimiento parece caer del cielo, brotar de la nada”. Pero para Murakami la lectura fue su gran escuela: ese lugar donde aprendió las cosas importantes de la vida, a su aire, sin competir con nadie para “alcanzar el primer puesto de ningún ranking.

Segundo, de la competitividad, sin duda uno de los rasgos más emblemáticos del sistema educativo nipón, sobre todo en la selección para acceder a la universidad. Cuenta que ni se esforzaba demasiado ni le gustaba competir con otros estudiantes. “No pretendo alardear, pero todos esos números que representan superioridad, como las notas, los rankings, o los valores de desviación de la media (en mi época, por fortuna, aún no se había inventado eso), me dan igual”.

Tercero, la crítica a un sistema educativo utilitarista que ahoga la libertad del individuo. Argumenta que es un fiel reflejo de las contradicciones y del  énfasis supremo que pone la sociedad japonesa en la empresa, y en cualquier otro ámbito social, a las estadísticas, orientada únicamente al logro de efectos inmediatos de utilidad y a la conformación dañina de una masa social homogénea y amorfa. “Como individuos debemos levantar un andamiaje de ideas y pensamientos libres que sirva para oponernos a un sistema de valores nocivo y peligroso basado en conceptos como la rapidez y la eficacia”.

Cuarto, el examen memorístico. “Me parece que el objetivo es meter conocimientos en la cabeza de los niños según lo que dicte el manual de turno y enseñarles una técnica para superar los exámenes y las distintas pruebas de acceso a las que han de enfrentarse a lo largo de todo el período educativo”.  El hecho de que el aprendizaje real y duradero poco tiene que ver con la adquisición del conocimiento más valioso lo ilustra de manera diáfana cuando explica que los profesores de inglés de su instituto valoraban la memorización de palabras complicadas y estructuras gramaticales complejas, al propio tiempo que obviaban la capacidad de leer un libro o de conversar con un extranjero. E insiste en el despropósito y absurdidad del abuso de la memorización mecánica: “No me parecía en absoluto útil memorizar fechas de acontecimientos del pasado, archivar palabras del inglés como si yo fuera una máquina. Los conocimientos aprendidos mecánicamente y no como un todo sistémico acaban por desaparecer y se quedan por ahí enterrados en alguna parte, en un lugar que podríamos considerar la tumba del conocimiento”.

Michelle Maria / Pixabay

Y quinto, el deseo de otra educación, la utopía. Un lugar más cálido y tranquilo, liberado de las presiones de la eficacia. donde tanto el sujeto como el sistema se puedan mover con libertad.  “Mi deseo con relación al sistema educativo es sencillo: que no aplaste la imaginación de los niños que la tienen. Eso me parece suficiente. Me gustaría que les dejasen espacio para que sus personalidades encuentren un camino propio, una forma de sobrevivir. De ser así, las escuelas se convertirían en lugares libres y enriquecedores y, por consiguiente, la sociedad terminaría por transformarse y evolucionar en la misma dirección”.

La música de la experiencia escolar revivida y reflexionada por Murakami nos suena y se repite a lo largo de la historia y de la geografía. Pero dejemos la educación para sumergirnos en otros capítulos de esta obra y otros de sus libros.

Y ya que estamos a las puertas del verano, y a modo de despedida temporal, ahí va otra recomendación bibliográfica para los amantes de la novela negra para que desconecten totalmente de su oficio: Sangre en los estantes, de Paco Camarasa (Destino, 2016), uno de los mayores especialistas en este género. Aquí encontrarán -ordenados alfabéticamente y seleccionados con mucho criterio- los grandes nombres y obras negrocriminales, amén de un rico anecdotario vivencial. Desde los clásicos -S.Holmes, D.Hammett, E.Chandler, G.Simenon, J. le Carré,…- a los contemporáneos: H.Mankell, P.Márkaris, Don Winslow, L.Padura, P.Ignacio Taibo, M.Vázquez Montalbán, L.Silva,…

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/06/21/la-escuela-de-murakami-lo-mas-importante-que-aprendimos-en-ella-es-que-las-cosas-mas-importantes-no-se-pueden-aprender-alli/

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Lección de literatura.

Por: Pilar Galán Rodríguez.

Lo malo de cumplir años no es la pérdida de visión ni de audición, ni tantas otras bajas no computables. Lo peor, sin duda, es la pérdida de la capacidad de sorpresa, esa rutina pegajosa que impregna los días y te hace creer que ya estás de vuelta de todo.

Por eso es maravilloso, como un maná caído del cielo después de un mes de hambruna, cuando la vida te regala otra forma de ver y de mirar lo que llevas contemplando tanto tiempo.

Eso me pasó el sábado en Guadalupe, una joya que ya no valoramos porque la tenemos al lado. Rafael Reig hablaba sobre realidad y ficción, y sus palabras, sensatas, coherentes y lúcidas, me reconciliaron con la profesión que ejerzo.

Cada año, agobiados por un temario que no cesa o un currículum cambiante y sin sentido, los profesores de literatura, al menos yo, vamos perdiendo la esperanza, pero sobre todo, los caminos que nos llevan a dar de beber literatura a unos alumnos que ya no están sedientos.

Pero llega Rafael Reig y nos cuenta la literatura de tal forma que dan ganas no solo de leer, sino de devorar los libros.

Habla de los clásicos, del Cid, del Lazarillo de Tormes, tan moderno en su defensa del poliamor, como él dice entre risas. De la Celestina y Calixto, un loco enamorado que ha leído mal, como Mme Bovary y Don Quijote.

Nos explica la invención del amor, el poder de la lírica popular frente a la culta, la importancia insurrecta de la lectura, los mitos descabezados por todo aquel que se atreve a abrir un libro.

Habla también de la modestia, de formar parte de la historia de la literatura no como escritor sino como lector. Y, escuchándole, vuelvo a tener quince años, y comprendo que no estoy sola, y decido, con la misma convicción de entonces, que no voy a estudiar medicina, caiga quien caiga.

Lástima que la charla acabe, vuelvan a caerme encima los años, y parezca tan difícil mantener la magia que acabo de presenciar ahora.

Fuente: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/leccion-literatura_1007799.html

Imagen:  https://i0.wp.com/comofuncionaque.com/wp-content/uploads/2015/10/literatura1.jpg?fit=1024%2C681

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Cuba: Se descorren la cortina de las letras en Villa Clara.

La fiesta de la literatura está a punto de iniciarse en Villa Clara.  La cortina imaginaria de las letras y el saber  se descorrerán del 28 de marzo al  2 de  abril cuando más de mil títulos sean puestos a disposición de los lectores en esta provincia central cubana. 

Centroamérica/Cuba/28.03.2017/Autor y Fuente: http://www.trabajadores.cu/

Los organizadores de esta  Vigésimo Sexta Feria Internacional del Libro en Villa Clara   pretenden  que la misma sea  de alta participación popular  y de franco intercamnbio  con los autores y en particular con los escritores de la provincia en la carpa diseñada especialmente para las Editoriales Villaclareñas Capiro y Sed de Belleza.

Entre las temáticas de los libros que serán  vendidos y/o presentados se encuentran la  historia, las ciencias sociales, la ciencia y la técnica, la literatura Infantil, libros de dibujar, diccionarios, poesía. Asimismo  un espacio denominado  Programa Caguairán, donde se presentarán varios títulos con escritos del Comandante en Jefe Fidel Castro o sobre su legado y de otros combatientes cubanos.

Un amplio programa colateral  se presentará en las instituciones culturales de Santa Clara que incluye tertulias,  peñas, conciertos, conferencias, mesas redondas,  un área para los jóvenes  en la Galería Pórtico, en el Boullevard  y el escritor Luís Manuel Pérez Boitel, Premio Casa de las Américas, estará en el Café Literario con varios invitados, así como otro momento se realizará en el Preuniversitario Osvaldo Herrera. A su vez otros autores compartirán con los niños  ingresados en el  Hospital Infantil José Luís Miranda como parte del proyecto Para una sonrisa.

El evento, devenido en hecho cultural, tendrá la presencia de jóvenes escritores, en especial los que se agrupan entorno al Taller de creación literaria La Estrella en germen, quienes tendrán el honor de leer las palabras de inauguración de esta edición.

Están invitados otros escritores,  entre ellos  Reinaldo González, Premio Nacional de Literatura, los narradores  Julio Travieso y Rogelio Riverón, los s  poetas Lina de Feria, Sigfredo Ariel, Jorge Ángel Hernández, Israel Domínguez y Reinaldo García Blanco, Premio Casa de las Américas 2016, Esteban Llorach, Premio Nacional de Edición, el Héroe de la República de Cuba Orlando Cardoso Villavicencio, el historiador Félix Julio Alfonso y por supuesto los escritores villaclareños entre ellos Arístides Vega, Ricardo Riverón, Lorenzo Lunar, José Antonio Fulgueiras.

Fuente: http://www.trabajadores.cu/20170325/se-descorren-la-cortina-las-letras-villa-clara/

Imagen: http://www.trabajadores.cu/wp-content/uploads/2017/03/feria-del-libro-en-villa-clara.jpg

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Entrevista a Noé Jitrik. «Si no hay filosofía ni literatura en la sociedad, la ciencia va a ser endeble»

26 Marzo 2017/Fuente: lanacion/Autor:Natalia Gelós

Para el escritor, ensayista e investigador, que acaba de publicar una novela y una autobiografía, escribir es una «experiencia radical», una búsqueda entre palabras «sustantivas y reales». «La lectura siempre ha sido la palanca del cambio», dice

Más tarde, en este café que resiste desde la década del 30, Noé Jitrik pronunciará con desprecio la palabra «tedio». ¿Qué queda si no hay libros, historias, películas, cultura? Eso, y lo dirá arrugando el entrecejo, con una mueca, como se ahuyenta a un fantasma rengo. También dirá: «No me gusta lo ?poetoso’, lo vehemente. Me gusta una prosa contenida y buscar, en esa contención, efectos posibles». Y sus ochenta y nueve años sólo serán, entonces, apenas un número que explica el tiempo necesario para armar una trayectoria como la suya, que comprende ensayos, ficciones e investigaciones, la dirección del Instituto de Literatura Hispanoamericana y de la colosal colección de doce tomos de Historia crítica de la literatura argentina. Días antes dirá que prefiere la tarde para charlar, porque lo encuentra más lúcido y más espeso. Aquí está, entonces, en una tarde de ciudad agitada, en una mesa de café en el barrio de San Nicolás, para hablar de su última novela, Terminal (Voria Stefanovsky Editores), de su autobiografía Fantasmas del saber (Editorial Ampersand) y de la necesidad de la literatura para la sociedad.

¿Cómo nace la historia de Terminal? ¿Cómo ve usted su propia novela?

Sale de un texto anterior, de la novela Destrucción del edificio de la lógica. En ambos casos no es tanto el tema que se va desencadenando, sino ciertas atmósferas que son las que a mí me motivan. Hoy pensaba en eso: hay cierto halo de misterio que tiene el barrio San Cristóbal de Buenos Aires, los hoteles, los cafés. No es que haya vivido en ese barrio pero cuando paso por ahí siento eso. Siempre me pregunto sobre la vida secreta de sus hoteles. Eso desencadena una acción posible, y una acción posible desencadena personajes posibles que son necesarios para un relato, y luego ese relato está sometido a una serie de variables y afluentes que corresponden a mi memoria, a mis fantasías, a mis obsesiones, pero no de persona sino de escritor. Ese tipo de cosas se va intercalando y tiene algo que me importa mucho: la idea de desplazamiento. El ritmo narrativo tiene un momento disperso, desesperado, y un momento de calma. Los momentos de desplazamiento son los hoteles. Los momentos de reposo son los cafés.

La atmósfera, el paisaje: ambas ideas son abordadas en Fantasmas del saber. ¿Cuándo piensa todo esto que explica? ¿Durante la escritura o después?

Ahora. Sólo ahora lo pienso. San Cristóbal también está ligado al Hospital Francés. En otro texto que tengo guardado hay escenas del hospital, que en San Cristóbal es un núcleo de situaciones, un estallido de cosas. Uno llega ahí y empieza a pensar. Los hotelitos que están al lado del hospital, ¿quiénes se alojan ahí? Son los aspectos misteriosos. No es la manera de un Mujica Lainez que habla de Buenos Aires. Tampoco las figuraciones urbanas de Bioy Casares se hacen cargo de esa zona enigmática.

¿ Cómo comienza una historia?

Lo que la desencadena es una primera frase que me parece convincente y me sugiere la posibilidad de seguir. Es la cualidad del lenguaje: uno dice A y enseguida convoca a las otras vocales. Todo comienzo en materia de lenguaje supone narraciones posibles. No tengo temas por anticipado.

¿Se bloquea a veces? ¿Qué hace en esos momentos?

Confío mucho en el sueño. No lo induzco pero me doy cuenta de que cuando estoy con algo, con un nudo que no he resuelto, por la mañana cuando me despierto generalmente tengo la salida.

Terminal, Fantasmas del saber, en el medio la Universidad de Villa María publicó sus trabajos sobre Sarmiento, salió La Nopalera, el sexto libro de notas sobre su paso por México y también están las contratapas de Página/12. ¿Cómo conviven esos géneros?

Tal vez sea yo un bipolar. También hay momentos en los que no se me ocurre nada.

¿Cómo se lleva con esos momentos?

Mal, porque soy un tipo completamente anormal. No tengo más vida que la escritura. En esos días soy un monstruo. Cuando no tengo para escribir, me desespero. Cuando salgo de eso, y empiezo por una punta, me convocan una cantidad de estímulos de diversa naturaleza. Escribo poesía y al mismo tiempo relatos y artículos periodísticos. Las contratapas me interesan porque es una manera de participar desde mi perspectiva en algo. Todo eso viene junto.

¿Cuándo fue la última vez que apareció el ya trillado fantasma de la hoja en blanco?

Ayer, anteayer. Hoy ya estoy saliendo del pozo. Yo intento que mi escritura sea material. Hay que escribir con palabras que sean verdaderas, sustantivas y reales.

¿Cómo se logra eso?

Se siente.

La percepción aparece como idea en Fantasmas del saber, en Terminal es parte del atractivo de la historia. ¿A qué se refiere con sentir una escritura?

Es funcional. Después de ese sentir, empieza una posibilidad de percibir y preguntarse qué fue lo que motivó, y después que uno más o menos entra en ese campo, el de explicarse por medio de la percepción, ahí ya puede entrar en el nivel del conocimiento y la explicación, que es donde entra eso que podría llamarse la crítica.

¿Cómo se para usted frente a los críticos literarios?

No es una profesión la de la crítica, es una actitud en relación con el lenguaje y con las cosas que a uno le pasan. Es un gremio que tiene el poder. Hacen reseñas, escriben notas y califican. Suerte para ellos. Yo no tengo eso. Lo que podría llamar crítica es un nivel de progresión a partir de un sentimiento que se convierte en percepción, luego un conocimiento y la necesidad de transmitirlo. Ahí está lo que yo llamaría la crítica. Ahora estaba leyendo el Borges de Bioy Casares. Esa actitud crítica era permanente. Dos escritores, dos personas que no tienen otra cosa que la percepción y la explicación de eso que han percibido. Yo trato de explicar, de ser razonable y mostrar un aparato. Y ese aparato tiene historia, está impregnado de ciertos saberes que he leído, de otros teóricos de orden lingüístico, filosófico, que me conducen a hacer algo diferente de lo que hacen ellos.

Ahí estaría explicando la fórmula Jitrik.

Sí, y ahí de alguna forma me condeno porque siempre me llaman «crítico» y como socialmente el crítico es un tipo muy limitado, dicen: «Si es crítico, ¿por qué va a hacer poesía o va a escribir una novela?». En Terminal, hay un policía y un presunto escritor y charlan y evocan un poema de Lugones y viene un mozo y los corrige. ¿De dónde sale ese material? Es mi manera de introducir crítica en el orden narrativo. Eso me parece que a esta novela le da cierto carácter vanguardista. Se separa de las prácticas narrativas más frecuentes en la Argentina que siempre cuentan conflictos, separaciones, amores, drogas, sexualidad. Yo intento una cosa en la que la distorsión de los términos dé lugar a un relato.

¿Disfruta la narrativa actual?

Hay cosas que me han interesado. Las he leído con gusto y demás, pero creo que siguen líneas que son aceptables, que las grandes editoriales toman porque les parece que esa lectura más o menos corriente se requiere, acepta y celebra. Mi aspiración es otra. Mi aspiración es que los lectores se detengan en eso, que se pregunten «¿qué está haciendo este tipo?».

Usted escribe que a partir de la lectura de Dostoievski comprende el carácter indispensable de la literatura para la sociedad. ¿La sociedad le da ese valor a la lectura?

Se la rechaza. Ese señor que está ahí no lee. ¿Por qué? Porque la lectura lo cambiaría. Prefiere permanecer en una zona que yo llamo de garantía: si yo estoy tomando un café y tengo un vaso de agua, lo comprendo, y quiero que sea para siempre, que no me molesten con que el vaso de agua tiene que ir acá. Los lectores son una enorme minoría. A mí me parece que la lectura siempre ha sido la palanca del cambio. En esta indiscriminación del libro, en esta industria parece que eso ya no ocurre, es excepcional que algo tenga esa fuerza para cambiar, pero individualmente, sí. Esa escena casi mitológica del Che Guevara contra un árbol leyendo Jack London es casi lo mejor de la historia del Che. El libro le dijo lo que era lo suyo en la vida.

En su autobiografía habla de los libros no leídos. ¿Cuándo decide no leer?

Las opiniones masivas nunca me convencieron. A García Marquez lo descubrí mucho después, por ejemplo, y ahí sí lo fui siguiendo.

¿Cuál sería el mejor García Márquez?

Para mí es el de El coronel no tiene quien le escriba, donde tiene categorías más profundas que la mera anécdota. Ha sido un gran escritor. El tema y el ingenio tienden a predominar y como tiene un aparato narrativo muy sólido, lo hace muy bien. Domina el arte de la narración.

¿Qué diferencia ve entre la escritura y el arte de la narración?

La escritura es una experiencia radical. El arte de la narración es la capacidad de poseer un instrumento que le permite a uno resolver un determinado tipo de discurso.

¿Cómo surgió el proyecto de Historia crítica de la literatura argentina, que está por completarse luego de tantos años?

Me pregunté cómo narrar la literatura argentina: tenía un nacimiento claro y un final, el de la desdicha, que era el de la dictadura militar, donde hubo muchos best sellers, donde la gente quería distraerse, y que significó el gran negocio de las editoriales, mientras la literatura argentina estaba reprimida. ¿Qué había en el medio? Eso fue lo que nos preguntamos y así salieron capítulos. Doce volúmenes eran doce momentos. Cierta concepción de la historia se hacía presente también, pero prevalecía el carácter narrativo que le quisimos dar al conjunto, a cada volumen y a cada trabajo.

¿Por qué salió el primer volumen tanto tiempo después? (El primer volumen publicado fue el 10, y salió al ruedo en 1999.)

Porque era una empresa editorial, no científica o académica, que trabaja con una perspectiva comercial que había que considerar y pesó quiénes podían emprender antes el trabajo. El número uno salió hace dos años. Éste es un trabajo que hemos hecho casi vocacionalmente. Espero que en algún momento se comprenda, porque no ha habido respuesta. Es un libro que para mucha gente es indispensable, es una fuente de recursos, las bibliotecas extranjeras lo tienen, pero como exégesis de esta obra sólo dos o tres colegas muy buenos se ocuparon del asunto.

¿Y cuándo saldrá el último volumen, el doce?

Estamos terminándolo. Faltan detalles, y que entreguen algunos colaboradores. Esperamos que salga en el curso de este año.

En este contexto donde se pone en discusión el lugar que se le da a la investigación científica, ¿qué puede decir sobre la necesidad de las investigaciones que se dan en el Instituto de Literatura Hispanoamericana?

En este momento, el planteo de ciencia aplicada con limitación de ciencia pura afecta también a las ciencias sociales y a las humanidades, porque en ese planteo empieza a predominar un criterio de aplicabilidad del que se habla en la industria. Esto afecta a las ciencias sociales porque no son prácticas. El ministro Barañao preguntó a quién le importaba lo que había pasado en la Edad Media en España, como diciendo «¿Eso con qué se come?». Es un acto de barbarie, porque la cultura se forma desde lo secreto hasta lo explícito. Para que haya buena ciencia es necesario que haya buena literatura. A lo mejor yo soy un poco platónico en esto, pero si no hay filosofía en una sociedad, si no hay literatura, la ciencia va a ser endeble. La ciencia tiene que ser fuerte y la ciencia aplicada tiene que ser una inteligente adaptación como fruto de todo ese entramado, por eso en el Conicet las ciencias sociales poco a poco se abrieron camino. Se supone que pese a las diferencias, en una sociedad hay miradas responsables sobre lo que es la cultura y la ciencia. Esto crea una fisura social muy grande. ¿A quién le importan los delirios de Juan L. Ortiz? Pensar en los delirios de Juan L. Ortiz abre la cabeza, abre mundos. Ya lo decían los filósofos de la Cábala: la palabra abre universos.

Biografía

Noé Jitrik nació en 1928 en Rivera, provincia de Buenos Aires. Autor de cuentos, novelas y ensayos críticos, dirige el Instituto de Literatura Hispanoamericana y, desde 1999, la colección de doce tomos de Historia crítica de la literatura argentina. Sus últimos libros son la novela Terminal y Fantasmas del saber.

¿Por qué lo entrevistamos?

Porque es una de las mentes más lúcidas para pensar la literatura, y la practica con esa misma vocación

La foto

Noé Jitrik elige una foto tomada por su hija, la artista Magdalena Jitrik, pensada como portada de alguno de los libros. «Es una hermosa foto y en ella se ven las arcas que he juntado en algunos viajes.» Los libros de la foto fueron puestos al azar. Jitrik destaca los colores, la belleza de la imagen.

Fuente de la entrevista: http://www.lanacion.com.ar/1994364-noe-jitrik-si-no-hay-filosofia-ni-literatura-en-la-sociedad-la-ciencia-va-a-ser-endeble

Fuente de la imagen: http://bucket3.glanacion.com/anexos/fotos/92/literatura-2383292w620.jpg

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El que inventa, experimenta

Por Rafael Fenoy Rico

Se encontraba un abuelo empeñado en contarle a su nieto de 5 años una de las numerosísimas fábulas que tienen como protagonistas a gatos y ratones, cuando acordándose de poder ilustrar una de ellas recurrió a una imagen del cuadro de PIETER BRUEGHEL (1525 – 1569), que lleva por título «PROVERBIOS FLAMENCOS» (1559). Quien conoce esta pintura se recrea en un abigarrado escenario, lleno de personajes, humanos y animales, así como objetos de todo tipo, con los que Pieter (llamado el viejo) representa no menos de 118 proverbios, sentencias o refranes.

He aquí que el abuelo se percata de la imagen del hombre, armado hasta los dientes y bien enfundado y defendido por su armadura, que pretende poner “el cascabel al gato”. Acción poco menos que imposible si de escapar al arañazo del felino se pretende.

Pues en esto andaba el yayo cuando, sentado junto al crio y abriendo el libro que mostraba el cuadro, comenzó a contar la fábula siguiente: “Dicen que había en una casa un colectivo de ratones al que un gato, muy ladino y sigiloso, no dejaba estar en paz. Hartos estaban, de estar hartos de quejarse, cuando uno de ellos, con gorrilla verde, anunció a sus semejantes, allí reunidos, el invento que se le había ocurrido. –He tenido una gran idea. Todos los roedores quedaron expectantes. –Para quedar prevenidos cuando llegue el felino, pongámosle un cascabel al gato. –¡Bien dicho!, exclamó uno de los roedores asistentes. Otro razonó de esta guisa: –De esta forma podremos comer el queso en la cocina, tranquila y ricamente, ya que el tintineo cascabelino anunciará sin duda la inminente presencia del malvado felino. Dijo otro con entusiasmo -¡Sí! ¡Si!, de esta forma podremos recoger, para nuestros nidos, hilos y telas de los armarios… Iba en aumento el consecuente regocijo de los presentes cuando atemperado fue por el ratón del “pero”. Que, como bien se sabe, siempre existe en todo grupo de roedores. – Pero, aunque el invento es genial, ¿Quién le pondrá el cascabel al gato?

Los presentes, algo serios, comenzaron a mirarse entre ellos buscando a quien esta peligrosa hazaña acometiera. Pues en estos casos, si uno no pretende hacer, mejor encontrar a otro que lo haga. Y todos, después de cierto titubeo, fijaron sus ojos en el ratón de la gorra verde que enunció el invento de poner al gato el cascabel. Pálido quedó el ratoncito gorriverde, al comprender que el grupo le encomendaba la peligrosísima tarea. Intentó esbozar una disculpa, pero inmediatamente, y a coro, el común de los presentes formuló el inapelable designio de la titánica tarea. En esto, y antes de que el abuelo siguiera con el relato, el infante, dando prueba de una innegable inteligencia, exclamó: – Abuelo “el que inventa, experimenta”, está claro que el de la gorra verde “se la queda”.

Quedó el abuelo sorprendido al ver como hasta un niño de 5 años había podido aprender, en su proceso de socialización, un axioma fraguado en una sociedad individualista. En la mente infantil se va instalando, consecuentemente, la idea de que los problemas colectivos no tienen soluciones individuales. Por eso se eternizan.

Fuente: http://www.noticiasdelavilla.net/noticias/133/rafael-fenoy-rico/23028/el-que-inventa-experimenta.aspx#sthash.irnklSOs.dpuf

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España: La Biblioteca para Jóvenes Cubit se vuelca en la educación por la diversidad y contra el racismo

Europa/España/11 de noviembre de 2016/arainfo.org

Hasta el próximo 19 de diciembre se celebran las Jornadas de Cultura, Afrodescendencia y Decolonialidad, organizadas por el Ayuntamiento de Zaragoza en colaboración con la revista digital Afroféminas. Una nueva actividad organizada tras la buena acogida de los talleres sobre ‘micro-racismos’ y ‘micro-machismos’, del pasado mes de marzo.

La iniciativa pretende dar continuidad a la buena acogida que tuvieron los talleres organizados el pasado mes de marzo por Antoinette Torres Soler, directora Afroféminas, en los que se trabajaron los conceptos de ‘micro-racismos’ y ‘micro-machismos’ con estudiantes de Educación Secundaria de Zaragoza. En esta ocasión, se incluyen talleres en los que se abordan temas como la literatura y la empatía, la afrodescendencia desde los medios de comunicación o la descolonización de los cánones estéticos.

Las jornadas, que comenzaron el pasado 28 de octubre y se desarrollarán hasta el 19 de diciembre, tienen una doble vertiente: parte de ellas están concertadas con grupos escolares concretos, y otras son abiertas y dirigidas hacia el público en general. A lo largo de las sesiones se van a tomar imágenes para la realización del documental ‘Zaragoza, cultura e inclusión’, en el que participan Kossi Simeón Atchapka, periodista y refugiado de Togo (África) afincado en Zaragoza, y el documentalista zaragozano Carlos Usón.

Tomado de: http://arainfo.org/la-biblioteca-para-jovenes-cubit-se-vuelca-en-la-educacion-por-la-diversidad-y-contra-el-racismo/

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