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Argentina: Un escritor inventó «la máquina expendedora de literatura»

América del Sur/Argentina/30 Octubre 2016/Fuente y Autor:girabsas

Con la intención de hacer más soportable la espera en bancos, consultorios u otros organismos y de tender un puente entre las personas y los autores de cuentos criollos, el escritor y tecnólogo Roni Bandini creó el «Expendedor de Literatura»

Con la doble intención de hacer más soportables los tiempos de espera en bancos, consultorios u otros organismos y de tender un puente entre las personas y los autores de cuentos argentinos, el escritor y tecnólogo Roni Bandini creó el «Expendedor de Literatura», una pequeña máquina que imprime a demanda del interesado textos cortos de ficción en papel de ticket.

«La idea llegó por un descubrimiento terrible que hace cualquier escritor argentino: en un punto se da cuenta de que sus lectores son otros escritores, y esto presenta alguna problemática. A mí me pareció algo interesante para buscarle alguna solución a esto y así surgió la idea de hacer el expendedor», relató Bandini la génesis de su invento en diálogo con Radio Télam.

La máquina, explicó su creador, tiene una pantalla que permite navegar por una lista de autores y cuentos, un listado que «obviamente, es configurable, incluso lo puedo conectar a Internet y permitir que esos cuentos sean enviados por la gente, llegado el caso».

El dispositivo cuenta con una minicomputadora Raspberry Pi, un monitor LCD y una impresora térmica, como la que utilizan las cajas registradoras o los cajeros bancarios, y está controlado por aplicación para el sistema operativo Linux.

El escritor relató que cuando la idea surgió, lo habló con colegas y «todo eran negativas», porque le decían «que era imposible o que una expendedora es algo que se fabrica en todo país, algo caro que no tiene sentido». «Pero bueno, al final sí se puede hacer y se puede hacer sin demasiada inversión», destacó.

Por el momento ningún organismo, consultorio, banco o línea de subterráneo se contactó con el autor para contar con su invento, básicamente porque «esto no surgió de un requerimiento previo». En el prototipo que Bandini fabricó hay cargados «más o menos 10 textos famosos».

La expendedora de literatura es el último de los inventos de Bandini, que ya cuenta en su haber con «la máquina para leer Rayuela», basada en la novela de Julio Cortázar y en las múltiples formas de lectura que propone.

Fuente de la noticia: http://www.girabsas.com/nota/2016-10-25-un-escritor-argentino-invento-la-maquina-expendedora-de-literatura

Fuente de la imagen: http://us3.cdn.girabsas.com/102016/1477364378033.png

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Proyecto literario intenta mejorar la comprensión entre los panameños

Centroamérica/Panamá,  (PL)

Loqueleo, novel proyecto de literatura infantil y juvenil de la editorial Santillana, apuesta hoy por mejorar la capacidad de comprensión a través de la lectura entre las nuevas generaciones de panameños.

Sobre el tema, la escritora Gloria Melania Rodríguez aseguró que tras la invasión de Estados Unidos en 1989, el país se enfocó solo en la reconstrucción de la infraestructura, no así de la educación, en tanto no existe la cultura de mantener y preservar las cosas.

‘Mucho de lo que se consume en los colegios no es contemporáneo ni local. Podemos crear afinidad con los niños y jóvenes, ofreciéndoles literatura actual y panameña’, precisó.

Resaltó Rodríguez la necesidad de ‘inyectarle’ a los jóvenes y niños ‘de que la literatura es la que te abre puertas, la que te da conocimiento, la que te permite viajar. Con la que puedes hacer muchas cosas, no nada más para la materia de español’.

Mientras, para el escritor Gonzalo Menéndez, la literatura no es solo una herramienta de recreación, sino una vía ideal para despertar curiosidad sobre ciertos temas, de ahí el deber de rescatar las historias de tradición oral, en riesgo hoy de perderse.

Para Carlos Fong, encargado de la unidad de promoción de lectura del Instituto Nacional de Cultura, la influencia de los cuentos desde la primera infancia permite la creación de conexiones éticas y cívicas, nociones de pertenencia, solidaridad e identidad.

Durante la prueba internacional de aprendizajes Pisa 2009, Panamá ocupó la penúltima posición a nivel global, y la 62 entre los 65 países de la región que fueron objeto de esta evaluación, enfocada en la lectura.

Resultado que está en sintonía con un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo, el cual refleja que el 50 por ciento de los estudiantes panameños no alcanzó ni siquiera el nivel dos, el mínimo necesario en ese acápite.

‘Los estudiantes que no alcanzan el nivel dos tienen dificultades para realizar la mayoría de las tareas cotidianas de lectura y constituye el umbral que marca las habilidades esenciales para participar efectiva y productivamente en la sociedad’, refiere el documento de ese organismo internacional.

Tal situación se evidenció en los resultados de las pruebas de ingreso a la educación superior, en la que de los siete mil 273 estudiantes de escuelas públicas que el pasado año se presentaron al examen de admisión a la Universidad Tecnológica de Panamá, solo aprobó el 44,6 por ciento.

oda/npg

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=33091&SEO=proyecto-literario-intenta-mejorar-la-comprension-entre-los-panamenos

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Entrevistas Sacheri, un profesor “optimista” de las redes sociales

El escritor argentino Eduardo Sacheri también es profesor de historia y sigue dando clases en secundaria. Se define como un “optimista” de las redes y dice que ahora los jóvenes leen y escriben mucho más. “Tenemos un poquito de terreno ganado”, asegura.

Entrevista realizada por Emiliano Zecca y Nadia Piedra Cueva en No Toquen Nada

 Eduardo Sacheri era un profesor que escribía en las noches para poder dormir. Hasta que la película argentina “El secreto de sus ojos”, basada en su libro “La pregunta de sus ojos”, ganó un Oscar a mejor película extranjera en 2010.

Las cosas cambiaron aquel día. Sacheri se transformó en un escritor que cuando puede da clases en el liceo, aunque aclara que para los alumnos sigue siendo el profesor y no el escritor que ganó un Oscar o el premio Alfaguara hace unos meses.

En el salón usa la misma simpleza que tienen sus textos y también recurre al humor. Sus alumnos tienen 16 o 17 años. “Alumnitos, no quiero interrumpir su disfrute de esta soleada tarde de jueves, pero… ESTUDIEN PARA MAÑANA. Y si ya estudiaron… REPASEN”, les escribió hace poco en Twitter.

Sacheri es un optimista de las redes, dice que ahora los jóvenes leen y escriben mucho más.

Siempre, desde que doy clases en el secundario, entro y escribo en el pizarrón: Eduardo Sacheri, historia. Y lo sigo haciendo. Claro, ahora los pibes te ponen cara de ‘ya sé que sos Sacheri’, pero a la segunda o tercera clase eso es lo único que termina siendo importante, porque lo de afuera del aula termina siendo hojarasca. Capaz que alguno te dice ‘lo vi en la tele, profe’. Y si vos pasas rápido por ahí, lo que al final importa es lo que pasa ahí adentro. Si estudian o no, si escriben o no, si se portan bien o mal. No me gusta la cosa típica que veo a veces de ‘historia: cuestionario simple y laburen con el libro’, porque copian y vos les decís ‘¿entendiste lo que pusiste?’ y te dicen que no.

¿Armás un relato para explicar?

Claro. Explico y la explicación siempre es un relato, una narración, inevitablemente, con una alta dosis de coloquialidad. Eso a los pibes los aproxima mucho. Por supuesto, te pasas una hora y media explicando, pero desde el año pasado estoy metiendo mucho uso de los telefonitos. No uso más el pizarrón, les armo cuadritos y los pibes lo manejan por Whatsapp. Vamos más rápido, si necesitamos ver un mapa lo googleamos. Estamos hablando de una escuela donde todos tienen telefonitos e internet.

¿Y cómo ves la relación de estos jóvenes con la lectura y la literatura?, ¿te preguntan?

Tenés de todo. Pibes más comprometidos, menos u otros que no tienen ni idea. Chicos que solo leen lo que le dan en la escuela y otros que leen cosas en paralelo. Si tengo que comparar con los alumnos que tenía hace 15 años, con todo este tema de las redes y las nuevas tecnologías, estos pibes leen y escriben más. Antes era todo tele y una cosa más pasiva. Yo siempre aclaro que no son lo mismo esas prácticas de lecto-escritura que lo que uno espera que un pibe haga con un libro, pero me parece que tenemos un poquito de terreno ganado que antes, que no escribían ni leían. Entonces, me parece que hay de todo, pero estamos mejor parados que un tiempo atrás. Es una mirada quizás optimista, ingenuamente optimista, no sé.

Cuando Sacheri empezó a escribir lo hacía de noche. Tenía dificultades para dormir y usaba la escritura para serenarse. Así fue como publicó su primer libro de cuentos, “Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol” en el 2000.

Luego vino otra etapa en la que escribía en bares, entre clase y clase. Pero ahora ya no lo hace más. La docencia ocupaba la mayor parte de su tiempo trabajaba en el liceo y la universidad. Después tuvo que elegir y se quedó con el liceo por dos razones. Por pudor y porque cree que es más necesario.

Tenía pudor académico. Hubo un momento que dejé mi trabajo de investigación, dejé de asistir a congresos de investigación, de presentar papers para mis colegas. Entonces, empecé a sentir que para ese nivel de exigencia me iba a terminar desactualizando y no quería terminar robando. Y por otro lado, me parece que es más necesario. Yo entiendo al docente que huye del secundario hacia la universidad por esto de sentir la demanda, la interpelación de exigirse un poco más, porque es cierto que en Secundaria lo académico está atado a otras cosas que son afectivas, comunicacionales y emocionales. Yo las entiendo, pero como tengo otros estímulos intelectuales interesantes en mi otro trabajo, bueno, me gustó esto de que hace más falta acá y creo que me completa más.

La política y el “refugio de inocencia pelotuda”

Sacheri es un escritor muy leído. Su primer libro “Esperándolo a Tito” llegó a la decimotercera edición en 2007 editado por Galerna y el año pasado fue reeditado por PRH.

Su última novela, “La noche de la usina” es una historia de revancha que recuerda la Argentina de la crisis del 2001 y ganó el premio Alfaguara en abril de este año. Uno de los personajes es un anarquista que defiende al ex presidente Ricardo Alfonsín y los demás se burlan de él.

La política está presente en la vida de Sacheri. Viene de una casa donde se hablaba de las contradicciones que hay entorno al tema y las preguntas estaban presentes.

Yo me crié pudiendo preguntar de todo y se me contestaba. Es un tema que me interesa mucho. Soy bastante escéptico en mis adhesiones políticas, adhiero a un sistema si querés, soy un liberal de izquierda. Me siento liberal en materia civil y a lo mejor un poco más a la izquierda en el manejo de la cosa pública, en el manejo del Estado y del rol económico del Estado. Pero, suponete, yo amo a Independiente de manera inocente y absoluta, y sé que estoy idealizando un club. En política no lo hago y en los últimos años de la Argentina pasó mucho eso, con los amores y los odios. Me parece que en eso le están errando porque perdés perspectiva. Mi club es mi refugio de inocencia pelotuda, entonces, cuando juega Independiente se acaba el mundo, pero en el resto de la vida tratemos de que no.

¿Y cómo es tu relación con el peronismo?

Es mucho menos crítica que la de mis viejos. Yo puedo ver elementos positivos en el peronismo, lo puedo entender. Para el anti-peronista el peronista es inentendible, no puede entender que alguien sea peronista. Yo lo puedo entender perfectamente. Ahora, hay cosas del peronismo que no me gustan. Sobre todo a nivel de la relación del individuo con el mundo político y como desde el Estado se maneja la disidencia. Para mí ahí el peronismo ha estado flojito de papeles. Pero es al mismo tiempo contradictorio, porque se pone al Estado al servicio de un montón de cosas que a mi me gustan, pero está hecho más desde la derecha que de la izquierda.

 El fútbol y el lugar en un grupo

El fútbol ocupa un lugar muy importante en la vida de Sacheri. Tanto que alguna vez dijo que si tiene que renunciar a escribir o jugar al fútbol, renuncia a escribir.

Es mi juego ¿A qué juego yo? A escribir, leer y al fútbol. Me imagino que dentro de poco tiempo voy a tener que optar, pero no quiero. Para mí es muy importante jugar al fútbol porque es un juego. Mucha gente no tiene un juego. Una de las grandes pérdidas cuando se abandona la niñez es eso, la gente que juega a algo tiene un tesoro para toda la vida. Al tipo que juega al golf y se fanatiza, está horas con la pelotita, yo lo entiendo. No me gusta el golf, pero a lo mejor cuando no pueda jugar al fútbol piense en otra cosa.

¿Cuántas cosas se pueden contar a través del fútbol?

Creo que muchas, siempre y cuando tomés la precaución de usar al fútbol como un hilo donde la tela sea otra cosa. Si no es un relato de fútbol y no literatura, pero es complicado encontrar ese límite. El fútbol se cruza mucho con nuestras vidas, acá. En Canadá capaz es el hockey, pero allá donde vivo yo es el fútbol. Jugás al fútbol y encontrás tu lugar en un grupo jugando al fútbol. Si jugás bien tenés un lugar diferente del que juega mal y otro muy diferente del que no juega. Eso vos lo podés usar literariamente mientras te sirva para algunas preguntas básicas de la vida. Ahora, si vos te quedás en si la pelotita entró o no, es un relato de fútbol, pero dejás de lado toda pretensión literaria.

Vos como ex arquero y actual cinco “raspador”, ¿qué lugar encontraste?

Ser arquero siendo un tímido me permitió entrar a un grupo sin embarullarme y perderme en el caos de tener gente pasando por todo lados. Necesité madurar para salir de cinco y tuve que estar un par de años de defensor central antes de animarme a ir al medio de la cosa. Para mí fue un cambio muy grande en la veintena de mi vida decir ‘esto que sé hacer no lo hago más, me cansé, ya no voy a jugar profesionalmente, me duelen las rodillas, tengo una manera de atajar demasiado salvaje, que me permitió suplir la falta de talento’. Era un kamikaze, servía. Pero una cosa es serlo a los 20 y otra a los 45. Entonces dije ‘empecemos a aprender esto, vamos a escribir’.

Fuente: http://www.180.com.uy/articulo/64525_sacheri-un-profesor-optimista-de-las-redes-sociales

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Entrevista a Luiz Ruffato: «Lo que yo hago es realismo capitalista»

04 Septiembre 2016/Fuente: laizquierdadiario/Autor: Laura Vilches

En el marco del pasado Festival Internacional de Literatura de Córdoba, visitó la provincia mediterránea el escritor brasilero contemporáneo Luiz Ruffato. Luego de una distendida charla que brindara junto a la escritora cordobesa Eugenia Almeida, La Izquierda Diario aprovechó la oportunidad para conversar con él.

Nacido en el seno de una familia obrera de inmigrantes italianos, Luiz fue el primero en obtener estudios universitarios. Trabajaba en ventas al tiempo que estudiaba periodismo por la noche en la Universidad de Juiz de Fora en Minas Gerais. Trabajó como periodista en San Pablo hasta que finalmente se inclinó por la literatura. Su origen inmigrante y de clase trabajadora se ve reflejado en sus obras. En su ciclo de cinco novelas titulado Inferno Provisório (Infierno provisorio) (2005-2011), retrata la historia de la industrialización de Brasil a partir de los años 50. En Eles eran muitos cavalos (Eran muchos caballos) (2001), una historia narrada en 69 fragmentos, toma las contradicciones de la vida cotidiana en San Pablo, la ciudad más poblada del vecino país. Con este trabajo obtuvo el Troféu APCA (entregado por la Asociación Paulista de Críticos de Arte) y el premio Machado de Assis como mejor novela del 2001, entre tantos otros obtenidos a lo largo de su carrera.

La charla estuvo plagada de humor…
(Risas) Sí, los escritores suelen mantener toda una postura de seriedad. Pero no es necesario ser serio para decir cosas serias.

Dijiste allí que te considerás un obrero de la palabra, contanos un poco.
Bueno, yo fui periodista hasta el 2003, ahí decidí abandonar el periodismo para dedicarme a la literatura, pero vivir de las letras es imposible en Brasil. Entonces yo tengo una especie de nido con huevos. Un huevo son los derechos autorales, otro los festivales literarios, las ferias, las charlas en universidades, trabajo mucho. Por eso digo que soy un obrero que hoy tiene otra actividad, que es intelectual, pero soy un trabajador.

También declaraste que no hacías realismo socialista, sino más bien un realismo capitalista. ¿Cómo sería ese realismo?
Es que, el universo del que tratan mis libros, que es un universo habitado por obreros y obreras humildes, trabajadores de clase media baja urbana, es un universo muy particular. En Brasil casi ningún autor trata esa temática. Entonces, para contrarrestar la idea de que para tratar ese material uno tiene que hacer realismo socialista -que a mí no me gusta nada, porque el realismo socialista tiene la intención de crear una novela colectiva en detrimento de los individuos, donde los personajes no tienen individualidad- yo trato de construir alrevés, una novela colectiva donde lo más importantes son las personas, los individuos que constituyen un colectivo. Por eso digo que hago un realismo capitalista.

¿Por qué nadie toma la clase obrera como temática? ¿A qué se debe esta separación tan grande entre la literatura y los trabajadores?
La literatura es un arte que exige una educación, allá los obreros están educados sólo para trabajar con máquinas, no para realizar un trabajo intelectual. En Brasil la educación formal de calidad es sólo para la clase media y clase media alta. Por eso, la representación o la auto-representación obrera en la literatura son casi imposibles. Porque uno tiene que salir de la clase media baja y conseguir una educación para poder representar eso, y es muy difícil. Muchos de los que lo logran, la primera cosa que quieren es apagar el pasado, para ser absorbidos, no se habla sobre ese pasado.

Señalaste que para vos en la literatura son más importantes el ritmo y el lenguaje que la historia. ¿Esto lo extendés a todos los géneros?
Sí, yo creo que la literatura no tiene que tener una bandera, la bandera la tienen los lectores y en todo caso los escritores. La literatura tiene que representar la realidad de la mejor manera posible, y la realidad es demasiado compleja, allí el autor no tiene que hacer nada. Por eso el escritor tiene su hacer en el lenguaje, que representa esa realidad. Y el ritmo, sin ritmo no hay nada, el corazón tiene un ritmo, sin eso no hay nada. La historia es relativamente importante, pero no fundamental. Lo mismo el escritor, un escrito que no es leído no existe, entonces el lector es aún más importante.

Hasta hace algunos años en la Facultad de Letras la materia Literatura Latinoamericana se llamaba Hispanoamericana. ¿Por qué crees que cuesta tanto la inserción de la Literatura Brasilera en Latinoamérica, es quizás por la barrera que implica la lengua?
La lengua es importante, pero más importante es que en Brasil no se tiene la idea de “latinoamericanos”, de “patria grande”, no existe esa idea geopolítica. No hay un pensamiento de que somos hermanos de Argentina, Ecuador o Colombia. No somos hermanos de nadie. Somos egoístas y desinteresados con el resto de América Latina, porque deseamos ser europeos, africanos, norteamericanos y no lo somos.
Además, la historia política de Brasil es muy distinta de la historia de Latinoamérica. Mientras aquí se conformaban repúblicas y nacían naciones modernas, nosotros éramos un imperio, mientras en casi todo el mundo la esclavitud ya pertenecía al pasado, en Brasil había esclavitud.
No es sólo la lengua, es importante, sí, pero hay miedo en la relación entre Latinoamérica y Brasil. Y es lógico, porque Brasil siempre fue imperialista.

Cuando te referiste a los distintos escenarios de la Literatura Brasilera, cuando nombraste a la denominada “Literatura Marginal” mencionaste que le faltaba calidad estética. ¿Podés ampliar esa visión?
Es una cuestión para mi muy importante. Al mercado editorial le interesa esta literatura marginal, pero como un fenómeno antropológico y sociológico. Esto es una trampa, porque los escritores creen que hacen literatura.
El mercado apoya, pero no hay un desarrollo de esa literatura más allá de lo comercial, porque se agota en sí misma. El paso siguiente sería cambiar este deseo y esta potencia, en verdadera literatura. Trabajar el ritmo y el lenguaje, sino se queda en la historia.
Entonces es un documento político, antropológico y sociológico, pero no es literatura. Desde mi punto de vista, por supuesto, puedo estar equivocado.

Fuente de la entrevista: http://laizquierdadiario.com/Luiz-Ruffato-Lo-que-yo-hago-es-realismo-capitalista

Fuente de la imagen:http://laizquierdadiario.com/IMG/arton52340.jpg

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Escritores bolivianos estarán presentes en feria del libro peruana

Perú/19 julio 2016/Fuente: Prensa Latina.

Los escritores bolivianos Adhemar Manjón, Saúl Montaño, Edmundo Paz, Magela Baudoin y Verónica Ormachea presentarán desde mañana sus obras en la XXI Feria Internacional del Libro de Lima,Perú, informaron hoy aquí noticiarios culturales.

Manjón dará a conocer su novela Génesis 4:12 y Montaño el libro de cuentos Desvelo, ambos títulos publicados bajo el sello La Perra Gráfica.

Los dos autores participarán en un conversatorio sobre narrativa boliviana y latinoamericana.

Magela Baudoin llevará a Lima su obra La composición de la sal, con la que ganó el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez. Será parte también de una charla sobre este género literario.

En tanto, su colega Edmundo Paz presentará su más reciente libro de cuentos Las visiones, y la periodista Verónica Ormachea, dará a conocer su novela Los infames, la cual narra la historia de los judíos que llegaron a Bolivia.

Esta obra de Ormachea -publicada por Gisbert Editores- fue uno de los títulos más vendidos en la versión número XX de la Feria Internacional del Libro de La Paz, que se realizó en agosto de 2015.

Fuente de la Noticia:

http://prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=5074181&Itemid=1

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Biblioterapia: el poder de un libro sobre tu cerebro.

Europa/España/Fuente:http://www.agenciasinc.es/

Por: Jesús Mendez.

“La vida es demasiado corta como para leer un mal libro”. “Pero teniendo en cuenta que se publica un nuevo libro cada treinta segundos, puede hacerse difícil saber por dónde empezar”.

La primera frase la dijo, al parecer, James Joyce. La segunda es la forma de completarla que tienen en The School of Life, una iniciativa creada en Inglaterra por el filósofo Alain de Botton y que, bajo la apariencia de una librería, ofrece toda una batería de servicios (cursos, talleres, charlas) para educar en lo que “no se tiene en cuenta en la escuela o en la universidad”, esto es: “Cómo deberíamos vivir bien”.

Uno de esos servicios se ha hecho particularmente famoso, y su nombre es ya de por sí explicativo. Lo llamanbiblioterapia. La idea es simple: usar los libros para ayudar a la gente.

De libros y cataplasmas:

El término biblioterapia parece estrenarse en 1916 en un artículo publicado en la revista The Atlantic Monthly. En él se habla de un tal doctor Bangster, que receta libros a quien los pudiera necesitar. Esto era lo que decía sobre ellos: “Un libro puede ser un estimulante, un tranquilizante, un irritante o un soporífero. La cuestión es que debe hacerte algo, y tú tienes que saber qué es. Un libro puede ser de la naturaleza de un jarabe calmante o puede ser una cataplasma de mostaza irritante”.

La biblioterapia se extendió tras la I Guerra Mundial, cuando se recomendaban libros a los soldados con estrés postraumático
El uso de la biblioterapia empezó a extenderse después de la I Guerra Mundial, sobre todo en los Estados Unidos. Allí, varias iniciativas empezaron a recomendar libros a los soldados que retornaban, muchos de ellos con estrés postraumático, en un intento por mejorar su convalecencia.

Hoy día, guías clínicas como las desarrolladas en el Reino Unido por el National Institute and Care Excellence (NICE) recomiendan la biblioterapia en casos de depresión o trastornos de ansiedad. Lo definen como un tipo de terapia cognitiva de baja intensidad que puede ayudar en casos leves, pero no es exactamente lo mismo a lo que se refería Bangster.

Estas recomendaciones se basan en libros de autoayuda convenientemente seleccionados a través de iniciativas para prescribir solo aquellos considerados de “alta calidad”. Lo que Bangster proponía, y lo que en The School of Life hacen, es extender y enriquecer la prescripción: sus recomendaciones se basan en libros de ficción.

Novelas que levantan el ánimo:

La sección de biblioterapia de The School of Life depende de Susan Elderkin y Ella Berthoud, dos licenciadas en Literatura inglesa por la Universidad de Cambridge. Según comenta Elderkin a Sinc, así surgió la idea: “Ella y yo empezamos a pasarnos libros con un propósito terapéutico cuando éramos estudiantes en la universidad y vivíamos en habitaciones contiguas. A veces llegábamos a casa y nos encontrábamos una novela en la puerta: una novela pensada para subirnos el ánimo cuando lo teníamos bajo o, muchas veces, para espabilarnos y echarnos un rapapolvo”.

“En 2008 empezamos la misma idea como servicio en The School of Life y más tarde publicamos el libro The Novel Cure. Surgió de ver la literatura como un recurso, algo que puede abrir puertas cuando nos sentimos atascados y ayudar a cambiar de perspectiva. Creo que mucha gente ha experimentado este poder, pero normalmente es algo que sucede por casualidad, tropezando con el libro adecuado en el momento adecuado casi por accidente. Nosotros quisimos organizar la literatura para que no dependiera del azar, para que cualquiera que necesitara un recordatorio de que no estaba solo pudiera encontrarlo cuando lo necesitara”.

Susan Elderkin y Ella Berthoud comenzaron en 2008 a prestar servicios de biblioterapia en The Schoolof Life. Más tarde publicaron el libro ‘The Novel Cure’, en el que hablan de la literatura como estímulo para afrontar los problemas.
Susan Elderkin y Ella Berthoud comenzaron en 2008 a prestar servicios de biblioterapia en The Schoolof Life. Más tarde publicaron el libro ‘The Novel Cure’, en el que hablan de la literatura como estímulo para afrontar los problemas.

El funcionamiento es sencillo. Consiste en rellenar un cuestionario con preguntas sobre hábitos y preferencias de lectura junto con otras más personales, como el tipo de vida, las principales preocupaciones e ilusiones o lo que uno espera estar haciendo dentro de diez años. Después se fija una entrevista que puede ser incluso por teléfono o Skype y al final uno recibe una lista con seis o siete libros recomendados. La biblioterapia funciona como una suerte de librero emocional, que alguno podría ver como un escalafón superior, o simplemente diferente al del librero tradicional.

La web The School of Life funciona como un librero emocial: rellenas un cuestionario, haces una entrevista y te prescribe libros de ficción
También se recomiendan libros de no ficción, pero según Elderkin “preferimos prescribir novelas”. Algunas que suelen recomendar, según la persona y la situación, son El Evangelio según Jesucristo, de José Saramago; Henderson, el Rey de la Lluvia, de Saul Bellow; Siddharta, de Herman Hesse o Un hombre afortunado, de John Berger.

Para Elderkin, “después de todo, hay pocas cosas que puedas experimentar por las que no haya pasado ya un personaje de ficción. En mi opinión, Matar a un Ruiseñor es un maravilloso estímulo para hacer lo que uno de los mejores libros de autoayuda nos habría dicho: sentir el miedo y hacerlo de todas maneras”.

Por el momento no existen buenos estudios que prueben el valor de este tipo de biblioterapia en la salud, pero cada vez hay más evidencias de lo que sí puede provocar la lectura en nuestro interior.

Qué le pasa al cerebro cuando lee:

Si al leer nos transportamos y entramos en lo que el libro nos cuenta, si nos imaginamos y de alguna manera vivimos la historia de sus personajes aun encerrados en nuestra habitación, algo debe suceder en nuestros cerebros que lo permita. La mejor manera de saber qué es lo que tiene lugar es mediante pruebas de neuroimagen, técnicas que discriminan las áreas cerebrales que se activan cuando leemos lo que leemos. Desde hace unos años se han sucedido los experimentos desde lo aparentemente más simple a procesos más complejos. Esto es algo de lo que han observado.

En el año 2006, investigadores españoles en la universidad Jaume I de Castellón dieron a leer diversas palabras a una serie de voluntarios mientras les practicaban una resonancia cerebral. Algunas de esas palabras evocaban olores intensos, eran palabras como ajo, canela o jazmín. Otras eran palabras neutras, sin ningún tipo de olor asociado. Lo que vieron fue que, al leer, todas ellas activaban las áreas cerebrales responsables del lenguaje, pero las primeras hacían trabajar además a las áreas olfativas, las responsables de oler en la realidad.

Si al leer nos transportamos a la historia que el libro nos cuenta, algo debe suceder en nuestro cerebro que lo permita
Investigaciones similares parecían certificar algo que por otra parte parece concluirse de forma intuitiva: al leer, de alguna (cerebral) manera, reproducimos lo que las palabras evocan del mundo real. Por ejemplo, cuando leemos palabras como chupar, agarrar o pegar una patada, se activan respectivamente las áreas de la corteza premotora relacionadas con la cara, los brazos y las piernas.

En cierta forma es lo que hacen los saltadores de altura, que cierran los ojos e incluso ladean la cabeza antes de cada salto visualizando cada uno de sus movimientos. Esa visualización activa algunas de las áreas que luego les permitirán elevarse y las entrena, aumenta su eficacia.

De ahí la siguiente suposición: si al leer reproducimos lo que sería la historia en la realidad, y si son tantas las variantes a las que podemos acceder, ¿podría de alguna manera la lectura entrenarnos para la vida real?

Historias y personajes que entrenan la empatía :

La empatía puede definirse como la capacidad para captar las emociones y ponerse en el lugar de otro. Es un concepto amplio que engloba lo que se conoce como teoría de la mente, y es una de las bases que permiten la vida en sociedad. Algunos experimentos ya habían mostrado que, al menos de forma temporal, leer pasajes de un libro de Chejov alteraban los rasgos de personalidad de los lectores respecto a si se leía la misma historia pero de forma neutra, en estilo documental.

David Comer Kidd y Emanuele Castano, investigadores en la New School for Social Research en Nueva York, fueron un paso más allá. En un artículo en Science mostraron que leer la considerada como alta literatura (sus ejemplos eran Don DeLillo o Alice Munro, entre otros) mejoraba de forma ligera pero evidente las puntuaciones de los participantes cuando se sometían a tests de empatía, algo que no sucedía con la considerada baja literatura, como las novelas románticas de Danielle Steel, o con los libros de no ficción.

Un estudio de investigadores de Inglaterra e Italia afirmaba que leer novelas de Harry Potter ayuda a superar prejuicios hacia grupos discriminados. Imagen: Alonis, Flickr
Un estudio de investigadores de Inglaterra e Italia afirmaba que leer novelas de Harry Potter ayuda a superar prejuicios hacia grupos discriminados. Imagen: Alonis, Flickr

Aunque el estudio recibió algunas críticas, son ya varios los trabajos que apuntan en la misma dirección. “Nosotros creemos –explica Castano– que la complejidad de los personajes, que se rebelan a ser estereotipados, obligan al lector a hacer un esfuerzo para entenderlos como individuos únicos, y eso es probablemente la causa de los resultados que encontramos”.

Recientes estudios aseguran que la buena literatura mejora la capacidad de sentir empatía porque es un simulador de la realidad
De alguna manera la literatura (la buena literatura) funcionaría como un simulador de la realidad: un campo de pruebas sin riesgo donde pueden darse y practicarse condiciones particulares y extremas a las que normalmente no accedemos con asiduidad.

Incluso un estudio de 2014 sostenía que leer las novelas de Harry Potter hacía que los estudiantes mejoraran su actitud respecto a grupos estigmatizados como inmigrantes o refugiados.

Algunas conclusiones periodísticas de estas investigaciones afirmaron, extrapolando estos efectos, que leer ficción puede hacernos mejores personas. Parece una extensión exagerada, pero Castano no la rechaza: “Yo creo que la empatía es un componente clave del comportamiento social y de la moralidad en general. Para mí sí, la empatía te hace una mejor persona”.

Los beneficios de la no ficción :

La mayoría de los estudios previos se basaban en novelas o cuentos, pero la literatura de no ficción también encierra la promesa de múltiples beneficios. El principal de ellos parece ser –aparte del propio bagaje cultural que aporten– el aumento de la reserva cognitiva, una especie de colchón neuronal que protege de desarrollar síntomas como los asociados a las demencias.

Por ejemplo, en enfermos de esclerosis múltiple cuanto mayor era el hábito de lectura a la edad de veinte años –tanto de ficción como de revistas, periódicos o ensayos–, mayor es el tamaño del hipocampo aun con el avance de la enfermedad, lo cual se relaciona también con una mejor memoria. Curiosamente, esta asociación no aparecía con otros hobbies como tocar un instrumento, ni siquiera con el nivel de educación.

La literatura de no ficción aumenta la reserva cognitiva, un colchón neuronal que protege de síntomas asociados a las demencias
En otro trabajo, el llamado estudio de las monjas, se tuvo acceso a los diarios de juventud de 678 religiosas que habían donado su cuerpo a la ciencia. Tras los estudios patológicos se observó que aquellas con un lenguaje más rico a los veinte años –muy probablemente obtenido a través de mayores y mejores lecturas de todo tipo– mostraban muchos menos signos de demencia.

Estos datos están lejos aún de ser definitivos y concluyentes, pero psicólogos como Castano se muestran convencidos: “Leer no ficción tiene montones de beneficios, tanto en términos del desarrollo cognitivo como de su mantenimiento, ¡así como por lo que aprendes al leer!”

La terapia y el placer :

Entonces, ¿tiene sentido la biblioterapia? ¿Puede desempeñar un papel en el cerebro? “Sí, creo que puede”, sostiene Castano. “Son beneficios diferentes a los que mis investigaciones estudian, pero al fin y al cabo leer ficción es una parte de lo que nos hace humanos”.

Y si no, e independientemente, siempre nos quedará la experiencia de la lectura. “¿Dónde salvo en la ficción podemos experimentar lo que es ser alguien de otro género, o vivir en otra época, o haber nacido en algún país lejano?”, se pregunta Elderkin. Luego añade lo siguiente: “Las novelas ofrecen una narrativa ampliada, con múltiples capas; requieren tiempo y atención sostenida para leer y entender y disfrutar. Entrar en una historia de esta forma es tremendamente relajante para nuestros cerebros fragmentados”. Eso ya parece bastante.

Fuente: http://www.agenciasinc.es/Reportajes/Biblioterapia-el-poder-de-un-libro-sobre-tu-cerebro

Imagen: http://www.agenciasinc.es/var/ezwebin_site/storage/images/reportajes/biblioterapia-el-poder-de-un-libro-sobre-tu-cerebro/5733700-20-esl-MX/Biblioterapia-el-poder-de-un-libro-sobre-tu-cerebro_image_380.jpg

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España: La Feria del Libro de Madrid cierra con un incremento de ventas del 3,5%

España/14 de junio de 2016/Autor: EUROPA PRESS/ Fuente: http://www.rtve.es/

La Feria del Libro de Madrid cierra su septuagésima edición con unas ventas en torno a los 8,2 millones de euros, lo que supondría un incremento del 3,5% respecto a las cifras del año pasado.

Según ha informado la organización en un comunicado, este domingo de Feria Régis Debray ha presentado, en un diálogo con Alfonso Guerra, su libro Elogio de las fronteras. La conversación entre ambos destacados políticos clausura el programa de actividades desarrollado por Francia, país invitado de la Feria, durante la presente edición.

Amin Maalouf fue el encargado de inaugurar esta 75 edición el pasado 27 de mayo, que contaba con Francia como país invitado. El escritor libanés de lengua francesa dedicó su intervención a describir la desorientación del hombre contemporáneo, instalado en un «mundo globalizado que llega sin libro de instrucciones». El acto estuvo organizado por la Embajada de Francia, Alianza Editorial, que este año celebra su 50 aniversario, y Feria del Libro de Madrid.

La sesión inaugural a cargo del autor de Un sillón que mira al Sena fue también el primero de los actos del programa desarrollado por el Institut Français y la Embajada de Francia. Un programa que ha incluido una cincuentena de actividades alrededor de la literatura, el pensamiento, la ciencia y la trágica actualidad del conflicto sirio.

Conferencias literarias como la Jean Canavaggio sobre Cervantes y la de Jean NoÙl Jeanneney alrededor de Víctor Hugo o las presentaciones de las novedades de los novelistas Marc Lévy, Maylis de Kerangal o Virginie Despentes han redondeado un programa armado sobre figuras como el filósofo e historiador de la ciencia, Michel Serres; el astrofísico Jean-Pierre Luminet o el arabista Jean-Pierre Filiu.

También relacionada con la actualidad, la exposición ‘Caminos de exilio’, situada en el Paseo de Venezuela y que podrá visitarse hasta el 31 de agosto. Reflejo de los acontecimientos en el Mediterráneo, esta muestra fotográfica, inédita, colectiva e itinerante, dedicada a aquellos que se han visto en la necesidad y la obligación de abandonar sus hogares, reúne obras de cinco fotógrafos de reconocimiento internacional: Manu Brabo, Sima Diab, Olivier Jobard, Pierre Marsaut y Giorgos Moutafis, quienes mantuvieron durante su presentación un diálogo con el periodista Juan Cruz.

Otro de los ejes ha estado centrado en la difusión del francés con actividades orientadas tanto a niños como a adultos. Actividades infantiles de introducción al idioma a través del juego y talleres de diferentes niveles y para distintas edades de lengua francesa. El Pabellón Infantil de la Feria se ha convertido, asimismo, en una gran biblioteca de autores e ilustradores franceses, tanto clásicos como contemporáneos.

Dirigidos a profesionales del libro se han celebrado los encuentros El libro en España y Francia. Una lectura del sector del libro en ambos países en el que se han analizado, entre otras cuestiones, las políticas del libro, las ayudas a la edición y la traducción y la situación del libro infantil y juvenil.

La coincidencia de esta 75 edición de la Feria con la conmemoración del IV Centenario de la muerte del autor de El Quijote, ha hecho de la efeméride uno de los ejes centrales dentro y fuera del recinto de la Feria: una conferencia del hispanista Jean Canavaggio, la presentación de la obra poética de Cervantes a cargo de, entre otros, Luis Alberto de Cuenca, la proyección del documental sobre la búsqueda de los huesos realizado por Javier Balaguer, la obra teatral Cervantes en el Parnaso o la lectura continuada de textos cervantinos.

En esta Feria, que aspira a aunar «novedad y tradición», y a la que cada año se incorporan nuevas librerías y editoriales, lectores y escritores se han dado cita de nuevo. Más de 4.500 firmas anunciadas a lo largo de los diecisiete días y una de excepción: la de Rafael Sánchez Ferlosio. El veterano escritor, Premio Cervantes 2004, acudía este sábado, por primera vez, a firmar ejemplares de su obra.

La Feria, que se inauguró el pasado día 27 de mayo, ha contado con 367 casetas y 479 expositores (26 organismos oficiales, 10 distribuidores, 63 libreros especializados, 56 libreros generales, 177 editores de Madrid y 147 editores de fuera de Madrid).

Fuente de la Noticia:

http://www.rtve.es/noticias/20160612/feria-del-libro-madrid-cierra-incremento-ventas-del-35/1357656.shtml

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