África: Mi país es rico, pero yo no puedo ir al cole

África / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Lola Hierro / Fuente: El País

Hay 264 millones de menores sin escolarizar en el mundo y dos tercios viven en países de abundantes recursos naturales. Su explotación genera conflictos que afectan a la educación. Un informe lo analiza

A primeros de septiembre, ciudades y pueblos se llenan desde bien temprano de niños somnolientos y nerviosos que se enfrentan a su primer día de curso. Una imagen tan habitual para algunos no lo es en absoluto para muchos, muchísimos otros. En los últimos años se ha avanzado en la escolarización de los menores —entre 2000 y 2015 el acceso a la escuela primaria llegó al 90% de los niños— pero todavía quedan 264 millones sin escolarizar en todo el mundo. Y dos tercios de ellos viven en países ricos en recursos naturales, pero que paradójicamente ocupan los últimos puestos de desarrollo y tienen presupuestos en educación inferiores al 3% de su PIB.

Para llamar la atención sobre esta realidad tan chirriante, la ONG Entreculturas ha lanzado la campaña Escuelas en peligro de extinción y, con ella, un informe titulado Educación en zona de conflicto que analiza minuciosamente las relaciones entre el derecho a la educación, la explotación de recursos naturales, la paz y el desarrollo sostenible.

«La fuerte presión sobre los recursos minerales, fósiles, pesqueros, forestales, agrícolas o hídricos y la lucha por su control generan, además de degradación ambiental, tensión, conflictos, violencia y desplazamientos forzosos», resume el estudio, que describe cómo los civiles que viven en estas áreas explotadas ven vulnerados sus derechos. Sobre todo, el de la educación. Los datos hablan por sí solos: el 87% de las personas desplazadas en el mundo en la última década proceden de zonas de explotación minera y petrolera.

Mi país es rico, pero yo no puedo ir al cole

Y de eso sabe Hombeline Bahati, coordinadora de un proyecto de mejora de medios de vida con el Servicio Jesuita al Refugiado. Trabaja en Masisi, en la castigada región de Kivu norte, en la República Democrática del Congo (RDC). Un país con abundantes recursos minerales que lleva 20 años sumido en un conflicto sin visos de acabar. Oro, el tantalio que hace funcionar los teléfonos móviles… RDC es una mina y todos quieren beneficiarse de ella.

«Existen problemas tribales por el acceso a la tierra, porque con la crisis de los noventa de Ruanda, los hutus se desplazaron a Masisi y siguen ahí, y no hay sitio para todos», explica Bahati, en Madrid para dar visibilidad a su trabajo. Luego, desde que llegaron los blancos a ayudar y descubrieron la riqueza de nuestras montañas; empezaron a explotar la tierra y entonces ya no fue solo para cultivarla, sino para obtener mayores beneficios. Ahí entraron el Gobierno, las milicias, las grandes empresas extractivas… ya fue una lucha de todos contra todos», describe.

Solo en Masisi se aglutinan 11 campos de refugiados y Bahati trabaja en siete. Se estima que en ellos viven —o malviven— unas 36.000 personas. «A través de la formación en diferentes oficios, estas personas pueden ser autónomas. Son familias que tuvieron que irse a otros pueblos o a campos de refugiados para estar más tranquilos porque sufrían los enfrentamientos entre guerrillas o entre estas y el ejército regular».

Es un círculo vicioso: a menor educación, más conflictos, y a más conflictos, menor educación. Y la particularidad de que la contienda tenga que ver directa o indirectamente con la explotación de los recursos de un país solo empeora las cosas. Según el informe, es un agravante para los niños y niñas en edad escolar: «Diez de los países con indicadores educativos más bajos son ricos en recursos naturales. Ocho de ellos están siendo o han sido asolados por conflictos. De los 40 conflictos que se han producido entre el año 1999 y el año 2013 han conllevado ataques recurrentes a la educación, más de la mitad han estado vinculados directa o indirectamente con los recursos naturales», enumera. Y además, durante los últimos 60 años, entre cuatro y seis de cada 10 conflictos armados tuvieron un vínculo con la explotación de recursos naturales. La mayoría fueron en África subsahariana, pero también en América Latina y Asia.

La razón fundamental es que estas contiendas se prolongan más tiempo, llevan asociados mayores niveles de violencia, especialmente contra las mujeres, y son más difíciles de superar. El riesgo de resurgimiento es mucho más alto, en parte porque los procesos de paz y reconciliación no suelen abordar la gobernanza y gestión de los recursos naturales.

El 87% de las personas desplazadas en el mundo en la última década proceden de zonas de explotación minera y petrolera

En Masisi, Bahati es testigo a diario de cómo esto afecta a la educación de los niños: «Cuando hay un conflicto no funciona nada, y tampoco los colegios. Llegan familias desplazadas con sus hijos a una nueva comunidad y las escuelas de la zona no tienen plazas para todos, se desbordan, así que los menores no pueden acceder a la educación o acceden a una de muy mala calidad», describe.

Otras guerras menos visibles

Hay conflictos armados más violentos a primera vista, como por ejemplo el de RD Congo. En ellos se atacan escuelas, se asesina, se producen desplazamientos forzados de comunidades enteras y una importante degradación medioambiental. Pero existen otros de menor escala que afectan a millones de personas de pequeñas comunidades locales y tienen su origen en el acaparamiento de tierras que luego explotarán grandes empresas (cultivos intensivos de soja, por ejemplo, en América Latina) o en la lucha por recursos decrecientes (agua, tierras, pastos, pesca…).

Se calcula que hay activos más de 2.000 conflictos medioambientales, una cifra que ha aumentado en los últimos años en paralelo a los asesinatos de ecologistas, que a menudo ejercen también el liderazgo educativo en sus comunidades. Uno de los más sonados fue el de Berta Cáceres, pero no el único. Estos crímenes aumentaron un 59% entre 2004 y 2015, con 185 asesinatos en 16 países, según el último informe de Global Witness.

En los conflictos armados relacionados con los recursos naturales son frecuentes los ataques a la educación. Desde los ataques a escuelas y a profesores, la destrucción de aulas, el reclutamiento de niñas y niñas como soldados, hasta la violencia contra mujeres y niñas, estudiantes y docentes. En el caso de la República Democrática del Congo, por ejemplo, desde 2013 han sido destruidas más de 500 escuelas y más de 200.000 escolares se han visto afectados.

En los conflictos medioambientales, los impactos no son tan visibles, en parte porque los ataques directos a escuelas, profesores y estudiantes son menos frecuentes, pero también son muy dañinos y vulneran el derecho a la educación de milones de menores. La apropiación de tierras por parte de empresas desplaza a la población que las habitaba o trabajaba, con la consiguiente pérdida de oportunidades educativas para los afectados. En Kenia hay 30.000 escuelas en riesgo de desaparición por este fenómeno. El 83% no cuenta con un título jurídico de propiedad, por lo que sus efectivos propietarios no pueden defenderse.

Una cuestión de género

De entre todos los perjudicados por este tipo de contiendas, las mujeres y niñas tienen un problema añadido. La educación las empodera para enfrentarse a diversas discriminaciones. Pero si no tienen la oportunidad de formarse, serán más proclives a sufrir otros abusos. Es el caso del matrimonio infantil o el acceso a la salud o al empleo. Sin olvidar a que en los lugares donde existen conflictos por los recursos naturales se producen a menudo violaciones masivas de mujeres como arma de guerra. Además de las secuelas físicas y psicológicas, estas quedan estigmatizadas de por vida y marginadas, por lo que acaban por destruir el tejido social de las comunidades.

Bahati lo describe desde su experiencia. Explica que los desplazados pierden el acceso a la tierra, ya no tienen donde cultivar y por tanto dejan de ganar dinero. «Como mucho pueden realizar alguna actividad económica informal, y si les sobra algo del poco dinero que ganan para destinarlo a la educación, van a privilegiar a los niños varones», cuenta Bahati. «El que las niñas estén en los campos sin hacer nada las lleva a la esclavitud sexual: en mis campos sucede mucho», asegura la congoleña. «Por menos de medio dólar, los padres las prostituyen».

En República Democrática del Congo, desde 2013 han sido destruidas más de 500 escuelas y se han visto afectados más de 200.000 escolares

Más guerra, peor alimentación y peor educación

Como se mencionaba antes, una buena parte de las personas más pobres del mundo vive en países ricos en recursos naturales. Y también de los hambrientos. Esa combinación de pobreza y hambre dificulta el acceso a la educación y al aprendizaje efectivo: un niño con hambre o con carencias nutricionales no va a rendir adecuadamente en el colegio. Y, sin embargo, la educación es fundamental para salir del círculo de la pobreza.

Igual ocurre con los problemas de salud: afectan al derecho a la educación porque favorecen el absentismo, el abandono o las dificultades de aprendizaje. Otras consecuencias sobre la salud son la contaminación generada por las industrias mineras o de hidrocarburos, la destrucción de infraestructuras sanitarias y la propagación de enfermedades.

Medidas realistas

Dos niñas hacen los deberes en el campo, en Etiopía.
Dos niñas hacen los deberes en el campo, en Etiopía. 

Con esta campaña, Entreculturas hace un llamamiento a los Gobiernos de países donde existen conflictos relacionados con los recursos naturales. Les exhortan a que recaben el consentimiento libre, previo e informado de las poblaciones locales y que respeten sus derechos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida, a la alimentación adecuada, a la salud y a la educación. Sobre esta última, el informe recalca que es imprescindible que se refuercen los medios y la financiación actuales para paliar los déficits existentes. Un ejemplo positivo, en opinión de los investigadores, es el de Etiopía, donde la pobreza se ha reducido a la mitad desde 1995, cuando empezó a aplicar programas educativos más eficaces.

En el caso de las comunidades indígenas, se hace especial hincapié en la inversión en una educación bilingüe, en un refuerzo del enfoque multicultural y de la orientación de la educación hacia el empoderamiento para la defensa de los derechos referidos a su estilo de vida, a la propiedad de la tierra y a la gestión de sus recursos.

Por otra parte, los autores consideran necesario incorporar la cuestión de la gobernanza de los recursos naturales en los procesos de paz y reconciliación por parte de los Gobiernos en los países en conflicto, de los actores que desempeñan un papel de mediación y de las organizaciones sociales que contribuyen a la restauración de la paz.

Pese a todo, Hombeline Bahati sabe que ni Masisi ni Kivu serán una tierra pacífica a corto plazo. Por eso pide adoptar medidas realistas para conseguir que la población sobreviva de la manera más digna posible y con acceso a los mejores recursos, también dentro de las circunstancias. No se puede acabar la guerra de un día para otro, pero sí se puede sensibilizar a las comunidades locales sobre la importancia de la educación. Ella, nacida en esa tierra indómita, va notando cambios. «La sensibilización es muy importante, cada vez más padres entienden que es fundamental que sus hijos e hijas se formen. El aumento de la demanda se observa en que también hay cada vez más universidades y centros de formación profesional. Antes eran para unos pocos privilegiados, pero en los últimos años se ha normalizado el acceso», asegura.

Fuente del Artículo:

https://elpais.com/elpais/2017/09/11/planeta_futuro/1505131269_476429.html

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Niños obesos, con menor esperanza de vida: UNAM

Por: Erick Juárez Pineda

Comúnmente la obesidad comienza en la infancia, entre los cinco y los seis años, o durante la adolescencia. Estudios han demostrado que quien padece esta condición entre los 10 y 13 años tiene un 80 por ciento de probabilidad de convertirse en un adulto obeso, señaló Gilda Gómez Peresmitré, profesora de posgrado de la Facultad de Psicología de la UNAM.

En los últimos años, esta condición ha aumentado de forma alarmante en México, a tal grado que la UNICEF establece que actualmente ocupamos el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en adultos, precedidos sólo por Estados Unidos, refirió.

Algunos especialistas afirman que la morbilidad (proporción de personas que enferman en un lugar y tiempo determinado) temprana por obesidad afecta el desarrollo normal de los niños, a tal grado que se ha pronosticado que la actual generación de infantes será la primera en la historia moderna que verá una esperanza de vida más corta (reducida hasta en siete años) que la de sus padres, apuntó.

Epidemia del siglo XXI

La también responsable del Laboratorio de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria de la FP indicó que en la antigüedad estar obeso se relacionaba con el atractivo físico, la fuerza y la fertilidad. Pero hoy esta condición es vista como la epidemia del siglo XXI.

Las personas obesas no sólo se exponen a una larga lista de enfermedades como cardiopatías, hipertensión arterial y diabetes, sino también a psicopatías como depresión y ansiedad, que en estos casos están asociadas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) o distorsión de la imagen corporal.

Además, tienen dificultades para identificar sus propias sensaciones y no pueden distinguir entre el hambre y la saciedad, u otras emociones cotidianas, así que la respuesta es comer.

Aunado a ello están las consecuencias psicopatológicas, como el nerviosismo, debilidad e irritabilidad, resultado del seguimiento de dietas hipocalóricas estrictas y de los ciclos de pérdida–recuperación de peso, que los hace sentir culpabilidad y vergüenza al ser criticados por su fracaso.

Lo anterior deriva en el desarrollo de nuevas patologías, como la depresión, ansiedad, angustia y hasta el trastorno alimentario compulsivo, convirtiendo la situación en un círculo vicioso que impide la prevención y contribuye al mantenimiento de la obesidad, pues buscan calmar cualquier reclamo con una ingesta inadecuada.

La obesidad es una enfermedad multifactorial, en la que interactúan múltiples variables predisponentes como las genéticas, metabólicas, fisiológicas, psicológicas, sociales y culturales.

Por ello, el tratamiento debe ser multidisciplinario (médico, nutricional y psicológico) y estar conformado por diversos tipos de intervenciones dirigidas al incremento de la actividad física y a mejorar la conducta alimentaria, concluyó.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/ninos-obesos-con-menor-eperanza-de-vida-unam/

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España: Arranca el proyecto Aldeha para combatir el sobrepeso infantil desde los colegios

Europa/España, 17 de junio de 2017. Fuente: heraldo.es

El proyecto va de la mano de visitas de nutricionistas y de profesionales de la actividad física y del deporte, una vez cada treinta días.

El proyecto Aldeha, que busca combatir el sobrepeso infantil desde los colegios, echa a rodar en Aragón, donde los centros interesados ya pueden apuntarse. El programa está diseñado con una duración de cinco meses para Primaria y de tres meses, para Educación Infantil.

El objetivo de su creador, Álex Lamata, es «la concienciación sobre la importancia de tener unos hábitos de vida saludables», por lo que este proyecto va de la mano de visitas de nutricionistas y de profesionales de la actividad física y del deporte, una vez cada treinta días.

Los impulsores de esta novedosa campaña quieren que este objetivo no se quede en las escuelas, sino que se amplíe hasta las familias, por lo que recibirán unas pequeñas tareas para realizarlas en casa e invitar a la reflexión de niños y adultos.

Se trata de un proyecto que busca complementar el buen trabajo de los profesores de las áreas de Ciencias Naturales y Educación Física y ampliarlo con la ayuda de otros profesionales, especialistas en la materia.

Además de las charlas dentro del aula, Aldeha impartirá también formación para el personal docente de los centros educativos que así lo deseen, para promover la mejora en la alimentación, así como la importancia del deporte y de unos hábitos saludables diariamente.

Encuentro entre colegios

Y, como gran colofón, tendrá lugar un encuentro intercolegial con más de 1500 niños en el Aldeha Challenge, con el que todos los niños que han participado en esta iniciativa tan sana, puedan compartir sus experiencias y disfruten realizando una carrera no competitiva.

Todo centro educativo que quiera vivir esta experiencia, puede apuntarse en https://www.facebook.com/aldehasalud/ o en info@aldeha.es. Ya son numerosos los colegios que se han inscrito para un proyecto que se desarrollará de septiembre a enero.

Fuente noticia: http://www.heraldo.es/noticias/aragon/2017/06/16/arranca-proyecto-aldeha-para-combatir-sobrepeso-infantil-desde-los-colegios-1182132-300.html

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España: Educar en nutrición desde el comedor escolar

Europa/España/05 Febrero 2017/Fuente:El país/Autor: Adrián Cordellat

Según el pediatra Carlos Casabona, autor del libro Tú eliges lo que comes, “es importante” que los niños “se lo pasen bien en el comedor escolar, disfruten, coman sano y aprendan”, pero deja claro que “nunca, por pura matemática”, las comidas en los colegios han tenido relación con el tema del sobrepeso o la obesidad infantil, ya que grosso modo, según cálculos de Casabona, apenas representan el 9% de todas las comidas que realiza un niño durante un año.

Sin embargo, por su vertiente educativa, y a pesar de que la familia es el principal agente educador a nivel nutricional, cada vez son más las voces y los proyectos que intentan aprovechar el comedor escolar para integrar la comida como un proceso de aprendizaje que vaya más allá del hecho fisiológico de comer. “El comedor escolar forma parte del proyecto educativo de la escuela y por lo tanto no solo tiene una finalidad fisiológica o cultural sino que tiene una carga educativa relevante”, afirma Silvia Gutiérrez, dietista-nutricionista especialista en restauración colectiva y alimentación infantil en Silviadiets.

De esa idea bebe el proyecto del Comedor Ecológico de la Escuela Bergantí, en el municipio barcelonés de El Masnou, gestionado por la cooperativa L’Esberla SCCL. Según explican en la propia web del proyecto, el acto de la nutrición es una de las funciones vitales de todo organismo, por lo que consideran “de una vital importancia acompañar este acto desde una perspectiva global y respetuosa, teniendo el máximo cuidado de todos los elementos que participan de él y partiendo siempre desde la visión del niño”. Pero, ¿qué puede aprender un niño en un comedor escolar? ¿Cómo enseñarle a valorar y adquirir una dieta sana y equilibrada?

Respetar la comida

Para Silvia Gutiérrez, lo primero que deberían saber los niños es “qué implica un menú saludable y todos los tipos de alimentos e ingredientes que lo pueden componer”. A su vez, considera “importante” que los alumnos sepan diferenciar entre alimentos saludables y no saludables “para que tengan una percepción más realista de lo que están comiendo”. A partir de aquí, según la dietista-nutricionista, «todas aquellas iniciativas que fomenten la motivación hacia una alimentación saludable con diferentes estrategias son bienvenidas”. Entre ellas, la experta en alimentación infantil destaca los proyectos de huertos urbanos escolares, ya que a partir de ellos se pueden programar actividades: “plantar las semillas, regarlas, estudiar su crecimiento, qué quiere decir la fruta o verdura de temporada, recolectarlas una vez hayan crecido, limpiarlas, cortarlas, cocinarlas o aliñarlas en el caso de lechuga y comerlas en el mismo comedor escolar”.

Otro ejemplo de iniciativa es la del Comedor de la Escuela Bergantí, por ejemplo, donde parten de una premisa básica, tal y como explica Víctor Jambert Jiménez, coordinador del área de comedores: “Para que un niño respete, agradezca y valore lo que le llega al plato hay que asegurar en primer lugar que los procesos que han seguido los alimentos desde que salen de la granja o del campo hasta que llegan al plato son también respetuosos”. Para ello, en el colegio fomentan que los niños conozcan de primera mano y por experiencia propia cómo han sido esos procesos: “Queremos que sepan de dónde sale, que conozcan el huerto, vean el producto que se van a comer en un mes, que vean al agricultor cómo trabaja. Y lo mismo con el equipo de cocina, para que los niños sean conscientes de todo el proceso que hay detrás del plato que se comen cada día”, añade.

Partiendo de esa base, en el comedor escolar del colegio catalán se llevan a cabo distintas actividades con relación a los alimentos, como presentárselos a los alumnos cuando llega su temporada (en el caso de las frutas y las verduras), o dar cada día información sobre los ingredientes que se han utilizado en el menú. “Queremos introducir una nueva manera de pensar el plato que no sea desde la típica pirámide nutricional. Más que explicarles cuánto tienen que comer de cada tipo de alimento, que sepan qué les aporta cada uno de ellos, para de esa forma relacionar los alimentos con las necesidades”. En ese sentido, y para corroborar los aprendizajes del proyecto, en la Escuela Bergantí se han puesto un objetivo, que la última semana de curso el menú lo compongan los niños. “Creamos grupos en la hora de patio del comedor para que los niños de 5º y 6º de primaria entiendan la normativa, los mínimos con relación a qué se puede poner en un menú, y que sean ellos mismos quienes decidan el menú de esa última semana en función de esa normativa y esos mínimos”, explica.

Además de este tipo de acciones, que comparte en su totalidad, Carlos Casabona afirma que insistiría también en los aspectos más relacionados con la salud, como “dar a conocer a los niños cómo funciona el sistema digestivo, qué es el páncreas, qué es el metabolismo, qué son los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas, amén de muchísimos otros conceptos de fisiología de la digestión, de anatomía del cuerpo humano, de química, de física y de neurología (¿dónde están los reguladores del apetito, de la sed…?)”. También, según el pediatra, en aquellos relacionados con el marketing y las técnicas publicitarias que usan las grandes marcas para atraerlos hacia su producto: “En mis charlas en colegios e institutos se quedan literalmente pasmados cuando les explicas estos conceptos: no pueden entender que las marcas sean tan descaradas y tan poco éticas, siempre en el límite de la mentira pura y dura, por el simple hecho de querer vender más y más, sin importarles la salud. Siempre me lo dicen: ¿por qué les dejan hacer lo que hacen?”.

Mejorar la experiencia

Al margen de las distintas iniciativas explicadas, hay otros factores que inciden en la visión que los niños tienen de lo que comen. Casabona hace referencia a cuatro de ellos que son los que suelen generar quejas de manera más frecuente: el ruido ambiental (“los comedores suelen ser salas grandes con acústica dura sin cuadros ni cortinas ni maderas en la decoración, locales en la que resuenan platos, vasos y cubiertos, junto con un elevado tono de voz de los escolares); el poco tiempo del que disponen para comer con tranquilidad los escolares; la presión que ejerce el personal de apoyo sobre los niños para que se coman lo que hay en el plato, (“aunque no sea una presión ejercida de manera violenta, sí suele consistir en una fuerte insistencia”); y la temperatura y presentación de la comida (“Comer un arroz frío, grumoso, y en un hueco de una bandeja de plástico no es la manera más adecuada para tener éxito en un público exigente acostumbrado a comer con platos bonitos y alimentos recién hechos. El valor nutricional será el mismo, pero las ganas de comerlo no”).

En colegios como el Bergantí ya están tomando medidas para mejorar todos esos aspectos. Así, asesorados por una psicóloga, estudiaron con detalle el espacio del comedor para instaurar mejoras. “Nos dimos cuenta de cosas muy obvias y muy funcionales, como la forma de colocar las mesas en el espacio, la luz, los materiales de las paredes”, menciona Jambert, que pone como ejemplos la reorganización de las mesas “de forma inteligente para hacer que los recorridos que hacen los alumnos y los monitores por el comedor sean mucho más cortos y menos ruidosos”. Ese ruido ambiente lo están atenuando, además, sustituyendo progresivamente materiales fungibles como plástico y papel colgados en las paredes por corchos y maderas. Por último, han educado a los monitores para que ellos sean los primeros en no subir la voz: “Vivimos en una sociedad en la que para hacer silencio parece que antes hace falta chillar”, argumenta.

También llevan tiempo trabajando para que los platos sean más apetecibles a los sentidos antes de llegar a la boca. Explica Víctor Jambert que desde la cocina se cuida mucho la presentación de los platos, potenciando la diversidad de colores para intentar “que sean platos alegres, que entren por la vista”, tal y como lo hacen por el olfato, “ya que al ser verduras frescas tienen una experiencia olfativa muy grande”.

Fuente de la noticia: http://elpais.com/elpais/2017/01/30/mamas_papas/1485764305_708625.html?id_externo_rsoc=FB_CC

Fuente de la imagen: http://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2017/01/30/mamas_papas/1485764305_708625_1485765417_noticia_normal_r

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Argentina: Promueven la educación nutricional en las escuelas entrerrianas

América del Sur / Argentina / 25 de septiembre de 2016 /Por: El Día de Gualeguaychú

El Diputado provincial Joaquín La Madrid presentó un proyecto de ley pensando en la salud alimentaria de la población joven entrerriana.

La propuesta del legislador de Cambiemos pretende garantizar la impartición de la educación alimentaria nutricional en todas las escuelas del territorio entrerriano.

La Madrid expresó que “ocupado en la salud y calidad de vida de los niños y jóvenes de nuestra provincia, presenté un proyecto de Ley con el que busco generar el aprendizaje, la adecuación y aceptación de hábitos alimentarios saludables, de acuerdo con la propia cultura alimentaria y con los conocimientos científicos en materia de nutrición, según lo establecen los organismos internacionales como la OMS”.

En este sentido habrá de incorporarse la asignatura “Educación Nutricional” a la currícula escolar correspondiente a los niveles primario y secundario de las escuelas públicas y privadas. El contenido de esta asignatura implicará la enseñanza de hábitos alimentarios saludables, con el objetivo de prevenir problemas nutricionales. La Norma legal también establece que “habrán de coordinarse acciones educativas formales e informales para la promoción de la construcción de una cultura de la alimentación sana”.

Los resultados de la primera y última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (2004/2005) llevadas a cabo en nuestro país evidenciaron que todos los sectores sociales se ven afectados por algún grado de carencia nutricional. Como consecuencia de ello, se perciben alarmantes tasas de desnutrición, como así también de obesidad y sobrepeso.

Fuente: http://www.eldiaonline.com/promueven-la-educacion-nutricional-las-escuelas-entrerrianas/

 

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