Bolivia fortalecerá aspecto técnico y productivo en la educación

América del Sur/Bolivia/Prensa Latina

La Paz, 19 mar (Prensa Latina) Representantes del Gobierno y del Grupo de Socios para el Desarrollo de Bolivia (GRUS) aseguraron hoy en esta ciudad que se debe fortalecer en el país el aspecto técnico, tecnológico y productivo en materia educativa.
De esa forma se trata de vincular el tema de la educación con la producción para generar mejores condiciones de trabajo y empelo de los jóvenes, explicó el ministro de Educación, Roberto Aguilar, quien se reunió en esta jornada con miembros de esa alianza integrada por países que cooperan y acompañan políticas de Estado en diversos rubros.

Aguilar agregó que en esta reunión se determinaron posibles mecanismos de cooperación, por ejemplo, de recursos donados a Bolivia para el desarrollo de algunos programas para la asistencia técnica.

Además recordó que en Bolivia la inversión en el área educativa ayudó a mejorar la cobertura en todos sus niveles.

Según expresó, ‘Bolivia logró construir un referente importante respecto a que la educación es un derecho universal, además el Gobierno invierte recursos económicos e impulsa proyectos como el bono Juancito Pinto para evitar que haya deserción escolar’.

Datos del Ministerio de Educación indican que el presupuesto del Estado pasó de tres mil 500 millones de bolivianos (más de 500 millones de dólares), en 2005, a 23 mil millones de bolivianos (unos tres mil millones de dólares aproximadamente), en 2018.

Especialistas aseguran que ese incremento de la inversión le permitió a la nación sudamericana posicionarse entre los primeros países de la región que más invierte en el tema educativo.

De acuerdo con un informe de la gestión gubernamental de los últimos 12 años, en 2017 el gasto ejecutado en educación alcanzó el nueve por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el segundo más alto en América Latina y el Caribe, después de Cuba (12,8 por ciento).

Asimismo, la tasa de analfabetismo se redujo en el país luego de la aplicación de los programas de alfabetización y postalfabetización. De 2009 a 2017, ambos proyectos beneficiaron a 126 mil 709 personas.

En 12 años se otorgaron seis mil 937 becas en universidades privadas a estudiantes de escasos recursos y pueblos indígenas originarios campesinos, y desde 2014 se entregaron 117 becas a estudiantes para que se formen en las mejores universidades del mundo.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=262502&SEO=bolivia-fortalecera-aspecto-tecnico-y-productivo-en-la-educaion
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Aula de Papel: Educación productiva

Antonio Pérez Esclarín 

Sustituir la cultura rentista por una cultura de la productividad y el emprendimiento, va a suponer profundos cambios en la actual educación que enseña a reproducir más que a producir; a responder, repetir y copiar  más que a preguntar, innovar y crear. Hay que pasar del aprender repitiendo al aprender creando. La escuela actual, raíz y fruto de una sociedad rentista y subsidiada, debe dar paso a una escuela productiva, germen de una sociedad de productores y emprendedores.

Detrás de cada milagro económico de países que lograron  superar la miseria, aparece siempre un pueblo que tomó  en serio su capacitación y formación e hizo del trabajo responsable y bien remunerado el medio fundamental para levantar el país. En Venezuela necesitamos con urgencia una educación que siembre el valor del trabajo, de las cosas bien hechas, de la responsabilidad, de la productividad. Pero no se trata de señalar la importancia del trabajo o proclamar la necesidad de producir. Ni es suficiente poner unos talleres o conucos escolares y pensar que con eso está resuelto el problema. Es algo mucho más complejo y difícil. Se trata de entender que toda actividad educativa debe ser una actividad productiva, lo que va a suponer asumir el trabajo como un valor fundamental y optar por una pedagogía activa, del hacer, y por unos determinados valores como puntualidad,  esfuerzo, creatividad, participación, innovación, responsabilidad, búsqueda de la excelencia en todo. No es cuestión de decirle al alumno que sea curioso, creativo, trabajador, servicial…, o hacerle recitar las características de la curiosidad, la creatividad o el servicio; sino de insertar esos valores en la práctica educativa, de modo que se vivan en la cotidianidad. Si queremos alumnos curiosos, críticos, creativos, trabajadores, emprendedores…, la labor educativa tiene que ejercerse en un ambiente que promueva la curiosidad, la criticidad, la creatividad, el trabajo, el emprendimiento… De ahí que el énfasis tiene que ser no sólo educar para el trabajo, sino educar en y para el trabajo, en y para la productividad, en y para el emprendimiento. De nada sirve predicar la creatividad con una pedagogía penetrada por la rutina, la repetición, las copias. No es congruente proclamar la criticidad con una pedagogía que impone el pensamiento y favorece las respuestas iguales. No sirve alabar el trabajo y luego perder el tiempo, suspender clases por cualquier motivo, o dedicarse a actividades rutinarias e improductivas. Sólo se aprende a trabajar, trabajando, y a producir produciendo.

Una educación en y para el trabajo y la productividad debe enseñar a aprovechar bien el tiempo, a buscar calidad en los productos, a valorar al trabajo y al trabajador, y despreciar a los parásitos que viven sin trabajar, es decir, que viven del trabajo de los demás. Debe premiar a los productores eficientes y combatir la mentalidad limosnera que espera que  se lo regalen todo sin poner como contraparte el esfuerzo y el trabajo. Cuánta falta nos hace tomar en serio el clamor de Simón Rodríguez: “Yo no pido que me den, sino que me ocupen; que me den trabajo. Si estuviera enfermo, pediría ayuda. Sano y fuerte debo trabajar. Sólo permitiré que me carguen a hombros cuando me lleven a enterrar”.

Fuente del articulo: https://diariodelosandes.com/site/aula-papel-educacion-productiva.html

Fuente de la imagen: http://www.elauladepapeloxford.com/wp-content/uploads/20

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Ajedrez en tablero de damas: educación y productividad, las piezas que no encajan

Por: Marcelo Norambuena

La productividad como problema público, y por ende factible de abordar desde lo político, es un tema que se ha instalado en la agenda mediática, siendo utilizado en mayor o menor grado por todos los sectores políticos como elemento programático –a veces más latente que manifiesto- , convirtiéndolo ineludiblemente en un tema país.

Pero ante cualquier intento retórico, si vamos a hablar de productividad, mejor partamos por el dato duro. El Informe 2016 de la Comisión Nacional de la Productividad señala que entre 1990 y 2000 la productividad de la economía chilena creció en promedio un 2,3% por año, mientras que en el período que va desde 2001 hasta 2015 sólo lo hizo en un 0,1%. Es decir, la fuerza laboral chilena no ha logrado aumentar su capacidad de producir más con los mismos recursos. La evidencia indica que la productividad se estancó en los últimos 10 años, mientras que diversos estudios señalan que este fenómeno es el principal factor que incide en la desaceleración de la economía. Esta situación ha generando sospechas de que Chile esté entrando en la llamada “trampa de los ingresos medios”, concepto que alude al fenómeno de estancamiento permanente observado en muchos países en vías de desarrollo, los cuales quedan a medio camino entre la pobreza y la prosperidad.

¿Qué ha ocurrido entonces con la fuerte inversión hecha en educación en los últimos 25 años? ¿Cómo es posible que la productividad se estancara, cuando entre 1990 y 2016 la cantidad de estudiantes en educación superior pasó de casi 250 mil a más de 1,2 millones? ¿No se supone que invirtiendo en capital humano, la productividad se incrementa?

Grandes preguntas, pero para avanzar en éstas, mejor volvamos a los datos. Aquí aprovecho de señalar los resultados del “Segundo estudio de Competencias Básicas de los trabajadores chilenos” elaborado en 2013: un 44% de la población adulta en Chile no entiende lo que lee, un 42% no es capaz de redactar documentos y un 51% no es capaz de realizar todas las operaciones matemáticas básicas. Aún peor, tales cifras son relativamente transversales a todos los niveles de educación. Y como si se tratara de un tiro de gracia, estos datos son prácticamente idénticos a los de la primera medición en 1998.

Estos resultados son un balde de agua fría al paradigma de potenciar la formación terciaria como estrategia para impulsar el desarrollo. En Chile existe una fuerte sobreestimación del impacto de la inversión en Educación Superior en el desarrollo económico del país –muy internalizada por la sociedad, los privados y el Estado-, alimentado por la convicción de que individuos con mayor capital humano serán más productivos, lo que repercutirá en un mejor desempeño global de la economía.

Estos resultados son un balde de agua fría al paradigma de potenciar la formación terciaria como estrategia para impulsar el desarrollo. En Chile existe una fuerte sobreestimación del impacto de la inversión en Educación Superior en el desarrollo económico del país –muy internalizada por la sociedad, los privados y el Estado-, alimentado por la convicción de que individuos con mayor capital humano serán más productivos, lo que repercutirá en un mejor desempeño global de la economía. En otras palabras, se trata de una lógica neoliberal en la que se atribuye al individuo el éxito o fracaso del desarrollo económico, lógica bajo el cual no es infrecuente enjuiciar a amplios sectores sociales respecto al desempeño de la economía. En honor a los resultados, nada perdemos escuchando otras opiniones.

El economista surcoreano Ha-Joon Chang comparte la idea de que el desarrollo de la economía de un país depende esencialmente en hacer que sus ciudadanos mejoren sus habilidades productivas, pero indica además que necesariamente debe existir una matriz productiva que de soporte: elemento minimizado (si no ausente) en el discurso técnico neoliberal chileno. La combinación de ambos factores facilita la mejora de capacidades para organizarse en emprendimientos innovadores con el fin de satisfacer la matriz productiva –que normalmente está dominada por grandes conglomerados-, generando así un proceso de transformación de ésta. Agrega además que la evidencia internacional sindica a la actividad manufacturera como el sector económico que realmente potencia el aprendizaje de los habitantes de un país. Sólo de este modo se producen cambios en la economía, no añadiendo mayor capital humano en función de la matriz productiva ya existente, sobre todo si ésta es de carácter extractivo y enfocado a las materias primas como lo es en Chile.

Complementando lo anterior, el cientista político estadounidense Ben Ross Schneider asocia la baja productividad de los países latinoamericanos –incluyendo a Chile-, a la existencia de grandes conglomerados familiares que monopolizan la economía, en el contexto de lo que denomina “Capitalismo Jerárquico”. Si bien no considera negativa la existencia de grandes conglomerados –es más, tienen una gran y positiva incidencia en la labor de expandir las operaciones productivas-, sí considera dañino el mudus operandi de los grupos latinoamericanos, más propensos a la manipulación del mercado (generalmente mediante prácticas corruptas) y al monopolio, que a la inversión en nuevas tecnologías y la innovación para mejorar su productividad. Esta dinámica provoca que las grandes empresas prefieran dedicarse a la explotación de materias primas (normalmente bajo “reglas del juego” convenientemente “acordadas” con el poder político), en lugar de investigar y desarrollar bienes de mayor valor agregado. Su consecuencia inmediata es la proliferación de puestos laborales de baja cualificación, mal remunerados y con largas e improductivas jornadas para paliar la “improductividad”, como si de un sarcasmo se tratara. Todo en contraste con los reducidos puestos laborales de mayor cualificación, especializados y de mejor paga, cuyos accesos no tienden a caracterizarse por la meritocracia precisamente.

Este fenómeno explicaría la crisis que viven los profesionales recién egresados en nuestro país –incluyendo aquellos que cuentan con postgrados-, dado que existe un “excesivo” número de ellos en un mercado caracterizado por la poca cantidad de plazas laborales que requieren alta cualificación. En otras palabras, el exceso de individuos altamente calificados en una matriz productiva de corte primario, sólo producirá altos niveles de desempleo y precariedad laboral entre éstos, no un mejor desempeño global de la economía.

Si nuestro objetivo es dar forma a una conexión entre la gigantesca inversión en educación ya hecha y el desarrollo real del país, entonces es imperativo cambiar las reglas del juego que dan forma al capitalismo jerárquico chileno. Son nuestros técnicos y profesionales -sobre todo los recién egresados y provenientes de los sectores más vulnerables-, quienes se están convirtiendo en los grandes perdedores de la expansión de la matrícula de educación superior y su desconexión con el sistema económico chileno, haciendo inevitable que vean sus legítimas aspiraciones frustrarse ante la cruda realidad de un país que no los necesita.

Fuente del Artículo:

http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/08/14/ajedrez-en-tablero-de-damas-educacion-y-productividad-las-piezas-que-no-encajan/

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OMPI: «La innovación alimenta al mundo»

24/06/2017.  Fuente: actualidad.rt.com

La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) presenta su informe internacional anual, que en 2017 revela algunas sorpresas.

Cada año la Universidad Cornell, la escuela de negocios INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), elaboran el Índice Mundial de Innovación, que analiza varios indicadores para medir el nivel de innovación en 127 países y economías de todo el planeta.

Entre esos indicadores que se examinan en cada país están el entorno normativo (que puede ser más o menos propicio para la innovación), la educación, las infraestructuras y el grado de desarrollo del tejido empresarial local. Tal como señalan los autores del informe, todos los países tienen potencial para innovar, y lo importante es crear las condiciones óptimas y apostar decididamente por desarrollarlo.

Flickr/ World Intellectual Property Organization

«La innovación es el motor del crecimiento económico en una economía global cada vez más basada en el conocimiento, pero se necesita más inversión para ayudar a impulsar la creatividad humana y la producción económica», dijo el director general de la OMPI, Francis Gurry, que también destacó que «la innovación puede ayudar a transformar el ascenso económico actual en crecimiento a más largo plazo«.

Esta es la lista de los países más innovadores en 2017:

1. Suiza

2. Suecia

3. Países Bajos

4. Estados Unidos

5. Reino Unido

6. Dinamarca

7. Singapur

8. Finlandia

9. Alemania

10. Irlanda

Los líderes de cada región

El informe detalla además qué país lidera cada zona del mundo en la región a la que pertenece. Así, encontramos que en Norteamérica, Estados Unidos está por delante de Canadá.

En la zona del Africa subsahariana, Sudáfrica encabeza la lista de líderes, seguida de Mauricio y Kenia.

Chile es el país más innovador de la región de Latinoamérica y el Caribe, por delante de Costa Rica y México, que ocupan los siguientes puestos.

Flickr/ World Intellectual Property Organization

En la región de Asia Central y Meridional, Israel, Chipre y los Emiratos Árabes son, por ese orden, los países más innovadores.

Singapur es el país más innovador de toda la región de Asia Sudoriental, Asia Oriental y Oceanía, en la que también destaca la República de Corea. Japón, país tradicionalmente puntero en el ámbito de las tecnologías, ocupa este año un discreto tercer lugar en su región, aunque en la lista mundial ocupa el número 14.

¿Cuáles son los 5 países más innovadores de América Latina?

En cuanto a Asia Central y meridional, la India ocupa el primer puesto, seguida por Irán y por Kazajstán.

Por último, los líderes de la innovación en Europa son Suiza, Suecia y los Países Bajos, que son también los tres primeros países de la lista a nivel mundial.

Tal como apuntan la OMPI en su comunicado al respecto, «las principales conclusiones apuntan a que la India está pasando a ser un nuevo polo de innovación en Asia, a los buenos resultados en materia de innovación para el desarrollo en África Subsahariana, y a que existen oportunidades de mejorar la capacidad de innovación en América Latina y el Caribe».

Innovación y alimentación

El tema del Índice Mundial de Innovación 2017 es ‘La innovación alimenta al mundo’, y está centrado en las innovaciones en la agricultura y los sistemas alimentarios. La OMPI advierte que «En los próximos decenios, el sector agrícola y alimentario deberá hacer frente a un auge enorme de la demanda mundial y a una competencia creciente en relación con los limitados recursos naturales. Además, tendrá que adaptarse al cambio climático y contribuir a mitigarlo. La innovación es fundamental para apoyar el crecimiento de la productividad que se exige para responder a esa demanda creciente y contribuir a perfeccionar las redes que integran la producción, el procesamiento, la distribución, el consumo y la gestión de deshechos sostenibles en la alimentación, es decir, los sistemas alimentarios».

Por su parte, uno de los ponentes en la presentación del informe, Barry Jaruzelski, director de la consultoría ‘Strategy&’, quiso llamar la atención sobre una circunstancia amenazante que podría plantear problemas en un futuro no muy lejano: «Se estima que hacia 2050, la tierra tendrá 9.700 millones de habitantes. Eso plantea un complejo desafío al sector mundial de la agricultura. Se reúnen todos los factores para que se produzca una crisis alimentaria mundial si los encargados de la formulación de políticas y otras partes interesadas no introducen las innovaciones agrícolas necesarias para impulsar la productividad de forma considerable».

Fuente noticia: https://actualidad.rt.com/actualidad/242297-paises-mas-innovadores-mundo

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En Venezuela: Expertos presentaron propuestas para un nuevo sistema educativo

América del Sur/ Venezuela/ Panorama

El expresidente del Iesa, el padre Luis Ugalde y Benjamín Sharifker evaluaron y presentaron propuestas para un nuevo sistema educativo en la conferencia “3 voces para el progreso”.

“Mientras más se invierta en la formación de la gente más serán las probabilidades de que se vayan del país. Es una realidad. Pero, más que nunca tenemos que formar ahora a la gente, entre otras cosas porque no todos  se van a ir, y el que se va a quedar tiene que estar muy bien formado”, afirmó Ramón Piñango, expresidente del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa), la noche del jueves 23 de mazo, en la conferencia “3 voces para el progreso”. 

Piñango, junto con el sacerdote jesuita Luis Ugalde, exrector de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), y Benjamín Sharifker, rector de la Universidad Metropolitana y ex rector de la “Simón Bolívar”, todas en Caracas, expusieron sus ideas para la reconstrucción del país, haciendo énfasis en el sistema educativo, en la actividad organizada por la Cámara de Comercio de Maracaibo, en su 123ª asamblea anual. Se realizó en el club Náutico.

Insistió en que se requiere revisar los supuestos sobre los que ha transitado el país y  todo lo construido para comenzar su reconstrucción y en que  “necesitamos ser un país mucho más experimental, mucho más dispuesto a probar sistemas para la educación primaria, y para ello tiene que ser más descentralizado, y tomar lo mejor de los experimentos que hagamos, si no no vamos a llegar a ser un país grande dentro de 15, 20, 30 o 50 años”.

Piñango recalcó la importancia del reto de establecer, verdaderamente y sin falsedades, prioridades en la educación, recordando una propuesta concreta de 200 días hábiles, con jornada completa con almuerzo, que presentó a través de un artículo de opinión que publicó en 1996, y que fue desestimada por el Gobierno de Hugo Chávez.

Por su parte, el padre Luis Ugalde resaltó  la necesidad de una relación entre educación y producción, pasando de la cultura rentista a la productiva, que toca también reconstruir. En ese sentido, advirtió que “no es lo mismo una educación para el reparto, que entrega títulos, que una educación para producir, en la que interesa qué hay detrás del título, y por eso tenemos que provocar un reencuentro entre el hecho productivo y sus actuales deficiencias, y el hecho educativo, desde el comienzo, desde los más pequeños, con estimulación al esfuerzo”.

“No podemos dar una educación de tercera a los pobres, porque entonces perpetuamos la pobreza, que ya se ubica en 82%, que es una barbaridad. Y no se requieren grandes recursos, sino actitud de liderazgo y cierta irreverencia”, adicionó, al tiempo que sentenció la necesidad de rescatar de la  educación pública y de que los jóvenes universitarios salgan de las universidades a contribuir con el refuerzo escolar en los liceos, según la carrera que cursan.

Benjamín Sharifker precisó sobre la necesidad de contar con gente con capacidad para generar el valor que se requiere para no depender de otros, y para lograrlo hacen falta instituciones “con una educación más orientada al aprendizaje que a la enseñanza”.

Prosiguió el rector de la Universidad Metropolitana: “Más que transmitir conocimientos,  tenemos que desarrollar competencias, que las personas sean competentes para ejercer oficios, ejercer funciones en todos los ámbitos del desarrollo humano, y es uno de los granes retos que tenemos en la educación. Y para lograrlo tenemos que tener una educación muchísimo más diversificada, que todo el mundo tenga acceso a los aprendizajes para poder general el valor que requiere para darle sustancia a su vida”.

A su juicio, “en Venezuela tenemos una primaria, una secundaria y una postsecundaria estandarizada. Entonces, ¿dónde quedan los oficios? Tenemos que admitir que necesitamos desarrollarnos dándole a cada joven la oportunidad de crecer donde quiera hacerlo, como electricista, plomero, chofer de autobús, pero en la institución apropiada. No lo estamos haciendo actualmente porque tenemos un sistema muy rígido, centralizado, estandarizado, y no centrado en las necesidad del estudiante”.

“Una vez que existan en Venezuela políticas públicas que atiendan certeramente la seguridad  a personas y empresas volveremos a ser atractivos los dos millones de capacitados que en los últimos 15 o 20 años se han ido de Venezuela (…) Por primera vez, desde 1918 tenemos un flujo negativo de talento, que es por este bache de inseguridad en todos los ámbitos”, señaló, refiriéndose  a la fuga de talentos.

Además de presentar sus diagnósticos y propuestas a aplicarse para la reconstrucción del país, los tres conferencistas coincidieron en manifestar su convencimiento de la exigencia de mayores oportunidades formativas para la juventud por el logro de una Venezuela más productiva, que logre sobreponerse a la necesidad que le afecta en todos los ámbitos, sobre todo en el educativo.

Fuente: http://www.panorama.com.ve/ciudad/Expertos-presentaron-propuestas-para-un-nuevo-sistema-educativo-en-Venezuela-20170326-0010.html

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