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UNICEF: Aprendizaje de los niños indígenas peruanos ha mejorado

América del Sur/Perú/18 Septiembre 2016/Fuente: peru21/Autor: Unicef

Presupuesto asignado para la educación intercultural bilingüe creció diez veces en los últimos cinco años.

El aprendizaje de los niños indígenas peruano ha mejorado. Así lo reconoció el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), al señalar que los niveles de comprensión lectora en lenguas originarias y también en español han mostrado una tendencia creciente durante los últimos años.

Según un estudio del Ministerio de Educación, los estudiantes awajún del cuarto grado de primaria lograron entre 2012 y 2014 un avance de 13 puntos porcentuales en comprensión lectora, pues pasaron de 5.1% a 18%. En tanto, los niños de la lengua quechua collao mejoraron en la misma área, al pasar de 11% a 21.9% en el mismo periodo.

María Luisa Fornara, representante de Unicef en el Perú, felicitó a nuestro país por los avances en ese campo y, aunque dijo que aún hay desafíos pendientes, destacó la creciente asignación presupuestaria estatal a la educación intercultural bilingüe, queaumento 10 veces en los últimos cinco años.

Asimismo, subrayó los avances del Perú en la normalización de las lenguas originarias y su esfuerzo por capacitar a los docentes en educación intercultural bilingüe.

“La reciente aprobación de la Política Nacional de Educación Intercultural y de Educación Intercutural Bilingüe permiten pensar en una educación inclusiva y de calidad”, refirió.

Fornara indicó que Unicef ha acompañado al Perú en esta tarea brindándole asistencia técnica, gracias al apoyo del Gobierno de Canadá, que ha invertido en los últimos siete años 19 millones de dólares.

De otro lado, destacó las políticas públicas peruanas orientadas a promover el desarrollo infantil temprano, que han permitido una mejora de los menores de tres años en el acceso a la atención primaria, especialmente en las zonas rurales.

Unicef, junto con el Gobierno de Canadá, presentaron dos videos que cuentan los avances logrados en estas áreas, con los cuales se busca sensibilizar a las autoridades y a la opinión pública en la importancia de seguir trabajando en esta tarea.

Fuente de la noticia:  http://peru21.pe/actualidad/unicef-aprendizaje-ninos-indigenas-peruanos-ha-mejorado-2257239

Fuente de la imagen:http://cde.peru21.pe/ima/0/0/4/0/2/402179.jpg

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Michuakani: el derecho testamentario a la educación superior

Pluma Invitada

Bertha Dimas Huacuz*

El Día Internacional de los Pueblos Indígenas, celebrado cada 9 de agosto por iniciativa de las Naciones Unidas desde 1994, estuvo dedicado este año al tema distintivo del derecho de los pueblos indígenas a la educación, resguardado por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

A pesar de los preceptos de este instrumento internacional cardinal, y de la propia Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, el “derecho a la educación” no ha favorecido totalmente –como debería–, a los habitantes de los pueblos y comunidades indígenas de nuestro país. Esto es innegable, lamentablemente, por la existencia de amplias brechas en el acceso a las escuelas, en todos los niveles, aunado a la escasa calidad de la educación que reciben los niños y jóvenes indígenas.

Además de que el analfabetismo entre la población indígena no ha sido eliminado, severa es en sí misma la secuela de rezago educativo que se presenta entre el total de los indígenas que acceden al sistema educativo nacional. Mientras que en México un joven, hablante de alguna lengua indígena, alcanza solamente 5.7 años de escolaridad (en promedio), la educación de un joven no indígena es de 9.4 años.

En este mismo sentido, el 60 por ciento de la población de hablantes indígenas de México, en general, no terminó su educación primaria, en tanto que apenas 33 por ciento cuenta con la primaria completa. Por su parte, sólo el 5 por ciento de este mismo universo poblacional terminó la secundaria; y, aproximadamente, sólo el 2 por ciento alcanzó estudios completos de educación superior.

Esta situación no es nada alentadora, especialmente si se piensa que la educación debería ser el detonador del desarrollo del país en general; y de nuestras comunidades indígenas y rurales, en particular.

Rezago social en Michoacán

Una característica socioeconómica que hace resaltar a Michoacán en el ámbito nacional e internacional, es el elevado número de personas que año con año emigran a los Estados Unidos de América en busca del mínimo sustento y bienestar familiar. Este fenómeno afecta directamente a los habitantes de las diversas regiones indígenas de nuestro estado, a consecuencia de las precarias condiciones en que se encuentran nuestras comunidades, incluyendo la falta de fuentes de empleo y de oportunidades de acceso a la salud, educación y vivienda.

Otra característica de Michoacán es el alto porcentaje de jóvenes rurales e indígenas que por múltiples razones –incluyendo principalmente carencia de recursos económicos y los elementos educativos fundamentales–, no fueron aceptados en alguna escuela, y se quedaron sin acceder a la educación preparatoria. Este porcentaje es también muy alto para los jóvenes que se quedan sin ingreso a cualquier carrera o institución de educación superior, aun contando con la intención, motivación, inteligencia y capacidad.

Muchos de estos jóvenes, recurrentemente, ni siquiera alcanzan “ficha” para presentar examen de admisión a las diversas carreras universitarias, en tanto que la proporción de mujeres rurales e indígenas que tienen acceso a las aulas universitarias, es todavía mucho menor como consecuencia de las desfavorables barreras sociales y culturales existentes.

De la misma manera, apenas una proporción muy baja de jóvenes indígenas y de origen humilde y campesino que tienen acceso a la educación preparatoria y universitaria, finalmente completan una educación de nivel superior en Michoacán.

En resumen, muchos de nuestros jóvenes indígenas inician el ciclo vital de adolescentes como rezagados escolares, lo continúan como rechazados universitarios y, en consecuencia, engrosan forzadamente las filas del desempleo y la emigración.

Educación superior y el Colegio de San Nicolás

Por lo que corresponde específicamente a Michoacán, la cobertura estatal de educación superior es del orden del 24 por ciento, mientras que ésta alcanza aproximadamente al 34 por ciento de los jóvenes a nivel nacional. Y se debe enfatizar que sólo entre el 1 y el 2 por ciento de los indígenas de la entidad llegan a estudiar una carrera profesional.

Esta situación no debería de ser así. No en el pasado, menos ahora. La educación superior en Michoacán fue concebida a través de la semilla intelectual plantada en el Colegio original de San Nicolás Obispo, creado por Vasco de Quiroga en Pátzcuaro en 1540; colegio construido, físicamente, con la mano de obra de nuestros antecesores de las comunidades de la región.

Está escrito y enunciado claramente en el testamento del Obispo Vasco de Quiroga, que los indígenas del lago de Pátzcuaro, y los hijos de sus hijos, podrían ser educados gratuitamente en dicho colegio perpetuamente, como recompensa y satisfacción en tanto “dichos indios”…“trabajaron en los edificios del colegio y aposentos y capillas”. Para esto, Tata Vasco hace entrega de una gran parte de sus bienes al Colegio de San Nicolás, institución pilar fundamental sobre la que se edifica institucionalmente, a partir de 1917, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).

El testamento de Don Vasco literalmente expresa:

“…con cargo que en recompensa y satisfacción de lo que allí los indios de esta dicha ciudad de Michoacán y barrios de la laguna trabajaron, pues ellos lo hicieron y a su costa, sean perpetuamente en él gratis enseñados todos los hijos de los indios vecinos y moradores de esta dicha ciudad de Michoacán y de los dichos barrios de la laguna, que también ayudaron en los dichos edificios, que quisieren y sus padres enviaren allí a estudiar y ser allí enseñados en todo lo que allí se enseñare y leyere, y esto gratis, como es dicho, sin que para ello den ni paguen ni se les pida ni lleve cosa alguna, mayormente en la dicha doctrina cristiana y moral que le dejo impresa para ello en el dicho colegio, en que han de ser así enseñados gratis, como es dicho, en satisfacción y recompensa de lo que allí y en otra cualquier parte y obras hubieren trabajado los dichos indios, pues otra mejor ni mayor satisfacción al presente no se les puede hacer, atenta su manera, calidad y condición, porque ésta es y ha sido la intención del fundador que nos habemos sido…”

Legado Quiroguiano

Las dimensiones sociales, económicas, y sobre todo ideológicas y de gobernabilidad del “modelo quiroguiano” de acción social comunitaria están reflejadas en las Ordenanzas que elaboró Vasco de Quiroga para los Indios de Santa Fe de México, y en las prácticas de trabajo, educación y cooperación establecidas por él mismo en los hospitales-pueblo de Santa Fe de México y de Santa Fe de la Laguna (Michoacán).

Don Vasco anhelaba que el trabajo comunal solidario de hombres y mujeres, jóvenes y mayores, así como la utilización de los recursos productivos de los territorios de la comunidad cubrieran ampliamente las necesidades para el cuidado de la salud, la alimentación además de la atención respetuosa –digna–, de los enfermos, los pobres, los necesitados, los indios que habitaban en los montes huyendo de los españoles, los visitantes de otros pueblos y comarcas, la gente con capacidades diferentes (“tullidos”, “ciegos”), los niños con malformaciones, los huérfanos, los viudos, las mujeres solas, los damnificados, y los ancianos.

Don Vasco sabía que tenía que existir planeación (sin olvidar la tranquilidad social) para que su deseo se convirtiera en realidad, tanto en las épocas de buena cosecha como en aquellos años de crisis productiva o catástrofe natural. Y se procuraba la limpieza e higiene; y que los edificios destinados a cumplir funciones de hospitalidad fueran amplios y debidamente organizados (“para los enfermos de males contagiosos y para los de enfermedades no contagiosas”); y mantenidos y reparados con oportunidad y bajo una racionalidad económica práctica.

Las Ordenanzas fomentaban, para que esto ocurriera, que los jóvenes fueran educados y prestaran servicios a la sociedad, dentro y fuera de las comunidades de origen; y que los médicos fueran debidamente remunerados.

Aunque las Ordenanzas se enmarcan históricamente en un contexto de conquista benevolente y conversión religiosa forzada, dichos preceptos constituyeron una cabal y congruente legislación para la convivencia, el trabajo comunal, la salud, la seguridad social, la moral y la educación además del bien de toda la comunidad. Si bien es cierto que los resultados no fueron extensos y que la viabilidad de la expansión física y material del modelo estaba constreñida por el sistema dominante español, este experimento social merece tomarse en cuenta, sobre todo si lo revisamos de manera crítica y creativa ante nuestra situación actual.

Este legado quiroguiano es parte de nuestros activos tangibles e intangibles, como capital histórico-cultural. Este patrimonio heredado es dual: (a.) es material —i.e., el Colegio de San Nicolás de Pátzcuaro; los Hospitales-Pueblo de Santa Fe; y (b.) es del pensamiento —i.e., el modelo humanista reflejado prácticamente en las Ordenanzas de Santa Fe.

La herencia de Vasco de Quiroga, aunada a los elementos de capital social y humano con los que contamos –incluyendo nuestra organización social comunal; las prácticas y saberes tradicionales sobre la naturaleza; y los activos materiales (tierras, bosques, aguas) del entorno territorial medioambiental–, constituyen los componentes físicos y principios normativos que han sustentado los sistemas organizacionales, propios de nuestra sociedad hasta nuestros días.

Educación intercultural en Michoacán

Es así que bajo los principios fundamentales de equidad social, autodeterminación, y respeto de los derechos humanos colectivos de los pueblos indígenas, la educación intercultural, bilingüe, debe expandirse  –en todos los niveles– y consolidarse en nuestro país tanto para el provecho intelectual como la realización profesional de los jóvenes indígenas, hombres y mujeres de México y Michoacán. Ésta es una condición necesaria, irrenunciable, para el ejercicio de su derecho, igualmente consagrado, de acceso igualitario a los nuevos conocimientos, científicos y tecnológicos del siglo XXI.

Concretamente, se debe materializar, en la práctica, el derecho a una educación básica, media-superior y superior de calidad, enteramente gratuita, dotada con la infraestructura y el equipamiento necesarios, que sea además cultural y lingüísticamente relevante. Consideración se hace, por lo tanto, de que la educación media-superior es el eslabón más débil de la cadena escolar y educativa en el estado de Michoacán. Esto por lo que corresponde a la calidad y relevancia educativa y la eficiencia terminal. Los “telebachilleratos”, intrínsecamente de baja calidad pedagógica, no podrán responder efectivamente a la reducción del rezago y la deserción al no contar con el abanico de instrumentos potenciales de la educación presencial.

En este contexto, la educación superior intercultural debe valorarse, ante todo, como lo que es: un instrumento de integración social, multicultural, reconquista (recuperación) de los pueblos indígenas; elemento cardinal de equidad étnica, de género e intergeneracional. No se trata de un gueto colorido o un “subsistema” más, burocrático-educativo de segunda clase, orientado a la simple expansión rural de cobertura.

Los enfoques distintivos de esta educación indígena intercultural bilingüe –entre los que se encuentran el fomento activo de la riqueza biocultural del país, la promoción del desarrollo comunitario, y la conservación de la biodiversidad– son determinantes, en su conjunto, tanto para el mantenimiento de la seguridad y soberanía agroalimentarias como para la eliminación de la discriminación, la violencia y la injusticia en todos los aspectos y ámbitos de nuestra sociedad nacional.

Finalmente, se debe garantizar el respeto a la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán (UIIM), institución que debe ser entendida como un “bien comunal”, antes que un “bien público”, en el contexto de una economía solidaria y los procesos autonómicos fundamentales de acción-investigación, enseñanza-aprendizaje, creación-difusión de la cultura y libre discusión de las ideas. La UIIM, entidad que debe ahora renovarse de manera integral, en sus aspectos académicos y de gestión orgánica interna, no puede seguir siendo considerada como una “unidad administrativa” adicional de la estructura gubernamental, como se ha manejado, discrecionalmente, por el Ejecutivo estatal.

En su carácter universitario y escolástico superior, la UIIM debe consolidarse como una institución autónoma del pensar y del hacer; generadora de nuevo conocimiento y de la mayor relevancia para nuestra sociedad. Auténtica impulsora de la movilidad social comprometida, el avance profesional responsable y la realización ciudadana comunal de los jóvenes indígenas de la entidad, en beneficio del desarrollo de nuestros pueblos y comunidades.

(Ponencia presentada en el acto de celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, bajo el título “El derecho testamentario de los jóvenes de Michuakani a la educación superior”. Morelia, 9 de agosto de 2016. Este trabajo es componente del estudioTransformación estructural incluyente en México: El papel estratégico de la educación superior indígena intercultural).

*Médica purhépecha por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; estudió salud pública en la Universidad de Harvard (MPH); directora fundadora de la Escuela Preparatoria Indígena Intercultural de Santa Fe de la Laguna; integrante del Consejo Estatal de Ecología y del Primer Consejo Económico y Social de Michoacán

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/michuakani-el-derecho-testamentario-a-la-educacion-superior/

Fuente de la imagen: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/wp-content/uploads/2016/08/educacion-indigena-600.jp

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Venezuela: Fue presentada primera cartilla del abecedario de los pueblos indígenas.

América del Sur/Venezuela/09.08.2016/Autor y Fuente:http://www.avn.info.ve/

La primera cartilla pedagógica bilingüe del abecedario de los pueblos indígenas fue presentada este martes por el Instituto Nacional de Idiomas Indígenas (INII), informó el Ministerio de Educación mediante nota de prensa.

La presentación se hizo durante la entrega de certificaciones por la culminación del diplomado de Antropolingüística, dictado por el INII y su contenido fue generado por los 56 participantes de este diplomado.

El viceministro de Educación Básica, Humberto González, destacó que actualmente se encuentran en elaboración «nueve cartillas bilingües del abecedario, numérico y partes del cuerpo en los idiomas yukpa, kariña, añú, pemón, warao, chalma y wayúu, que serán distribuidos en los centros educativos de los 53 pueblos aborígenes existentes en el país».

Agregó que los cursos y diplomados ofertados por el INI «serán recocidos como parte de las cargas de créditos para los postgrados, maestrías y los doctorados de las áreas de especialización de educación intercultural bilingüe».

Karin Herrera, presidenta del INII, anunció la creación de nuevos cursos básicos de los idiomas de los pueblos indígenas wayuunaiki kariña, además del diplomado de espiritualidad, chamanismo y religiosidad indígena, dirigidos de forma gratuita a todo público.

Se conoció además que para agosto este instituto ofrecerá a niños de comunidades indígenas que residan en Caracas una serie de talleres y manualidades originarias, como una forma de mantener vivas sus raíces.

Fuente: http://www.avn.info.ve/contenido/fue-presentada-primera-cartilla-del-abecedario-pueblos-ind%C3%ADgenas

Imagen: http://www.avn.info.ve/sites/default/files/imagecache/index4-nodos-noticia-arriba/fotografia/201607/img_77511469564410.jpg

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Dirigentes comunitarios nicaragüenses llaman a actuar ante el cambio climático.

Centro América/Nicaragua/02.08.2016/Autor y Fuente:http://www.nodal.am/

Dirigentes comunitarios de algunos departamentos del país llamaron para que se actúe con urgencia ante los embates de los fenómenos climáticos, pero sobre todo, pidieron priorizar la elaboración de un Plan Nacional de Adaptación con lineamientos y financiamientos que contribuyan a su implementación.

Según la Alianza Nicaragüense ante el Cambio Climático, la gravedad climática y ambiental está afectando con mayor fuerza la costa Caribe, Pacífico y Centro Norte de la nación.

“Se deben definir estrategias de financiamiento público y privado. Esto deberá garantizar que las políticas, estrategias y planes tengan asegurado el presupuesto para las acciones climáticas nacionales, principalmente para los territorios con más niveles de vulnerabilidad”, expresó Denis Meléndez, secretario ejecutivo de la Mesa de Gestión de Riesgo (MNGR).

A criterio de Silver Borgede Bluefields, y de Sergio Sánz de Matagalpa se deben adoptar mecanismos transparentes y efectivos de participación ciudadana en la implementación de políticas públicas para la gestión de los recursos hídricos.

“Los pueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades, por su conocimiento ancestral, cosmovisión y espiritualidad, tienen un papel fundamental para incorporar estos saberes en la gestión de alternativas ante los efectos del cambio climático”, acotó Silver Borge.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/07/dirigentes-comunitarios-nicaraguenses-llaman-a-actuar-ante-el-cambio-climatico/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/07/cambio_climatico-1-600×350.jpg

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Shapono taamamotima nohi hatukëmamotima ayahi

LA CASA DONDE TODOS VAMOS A RECORDAR LO QUE SE NOS ESTÁ OLVIDANDO

IMG_20160724_234204 (2)El Shapono taamamotima nohi hatukëmamotima ayahi, fue un hermoso proyecto que viví desde la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y en los pueblos indígenas “Yanomami” en Pori Pori, Platanal, en el estado Amazonas, en compañía de Sheroanawe Hakihiwe (Yanomami), su familia y su comunidad. Además, Álvaro González, María Elena Ghersi, Prudencio Chacón, Miguel Mora, Alan Miyadi, entre otros (Napë del IDEA, así nos llaman los yanonami).

 El Shapono taamamotima nohi hatukëmamotima ayahi, para nosotros y nosotras los Napë es la escuela, para ellos también es un espacio de formación, un espacio de enseñanza y aprendizaje, pero de su sabiduría y costumbres ancestrales. Es por ello, que en la casa donde vamos todos a recordar lo que se nos está olvidando o la escuela, la formación que  da el capitán, el shaman, las abuelas, los abuelos, las madres y padres, son de sus tradiciones, ritos y mitos, es decir, a su imaginario ancestral y su cultura.

Asimismo, sus aulas de aprendizajes, sin paredes, eran destinadas principalmente a la cestería, tejidos, cerámica, tintes, medicina ancestral, producción de alimento, arte del fuego y el espacio del silencio, el cual  se  concibe  como  un  ambiente  de  encuentro  consigo  mismo,  con  la  naturaleza,  con  los  recuerdos,  con  los  espíritus  y  con  los  ruidos que cotidianamente han dejado de escuchar.

En ese sentido, el fuego o Iwariwë es un mito esencial. Para Hakihiiwë (2010) Iwariwë es un amo que robó el fuego desde la garganta de un caimán para que el pueblo pudiera cocinar sus alimentos. El fuego debe estar presente en todas las actividades cotidianas de los Yanomami, es sinónimo de vida, éste no se debe apagar nunca. También se destacan los rituales en las fiestas, en la que es se pintan para mostrar su alegría y “… para oír bien el canto del shaman cuando nos llama…El Shaman canta para ahuyentar los malos espíritus pero no puede hacerlo solo, por eso nos llama” (Hakihiiwë, 2010). Razón que explica porque todo lo que hacen es desde el colectivo y desde éste nace y se desarrolla el Shapono.

Por otro lado, el Wayumi, se trata de una estrategia colectiva del pueblo yanomami para la alimentación y para sanear el ambiente donde habitan con mayor frecuencia. Cada cierto tiempo, entre los meses de julio y noviembre, las comunidades yanomami dejan sus Shaponos y marchan a otro lugar. En eso meses hay lluvia y muchos frutales de la selva florecen, hay lugares que abundan en frutas, hay más alimento, al menos hay más alimento que en los conucos de la comunidad. Es necesario ir hacia esos lugares por varios meses, allí se encontrará comida y al regreso el sol y la lluvia habrán limpiado los shaponos, habrá desaparecido cualquier suciedad o desperdicio. Si esa tradición se pierde se afecta la vida de los yanomami, se simplifica el patrón alimentario, se evita la dispersión de semillas, se acumulan problemas sanitarios en las comunidades. (Mora, 2010). Cada familia se preocupa de la producción, de la cacería. Nadie pide, el trueque es una estrategia económica de alto reconocimiento. En los pueblos indígenas “Yanomami”, deben en el shapono aprender y conservar esta estrategia alimentaria para mantener su vida.

Valoración del saber: “El saber, es algo muy importante para nosotros, lo reconocemos como una virtud, así dijo Sheroanawe, que su tía quien ahora hace el papel de su madre desde la muerte de esta sabe más que yo, conoce mucho sobre el conuco, siembra y comparte la cosecha entre todos. Mientras más se sabe cómo mis padres y abuelos, somos menos egoístas. En esos procesos formativos en la informalidad de la vida comunitaria se aprende mucho” (Hakihiiwë, 2010, recopilación por Mora) Así, la vida en la selva amazónica se desarrolla en tal sabiduría que las comunidades se dan su tiempo para que la lluvia y el sol las purifique en tanto que la naturaleza provee el alimento, frutas, animales, miel y agua fresca.

El espacio del Silencio, es de suma importancia para las comunidades intervenidas, ya que es un lugar para escuchar sus pensamientos, los espíritus, los recuerdos y lo vivido. Así como, escuchar a la naturaleza, sus bondades y peligros, para reconocer los sonidos de los pájaros, animales, del río y de todo lo que los rodea, ya que, con la llegada de la tecnología a éstos pueblos, ese saber ancestral, como otros, se han estado perdiendo. Existe una preocupación de los abuelos, abuelas, capitanes y shamanes, es decir, los más sabios en su comunidad, porque se debe recordar lo que se está olvidando.

Sheroanawe Hakihiwe, ha sido el líder principal del proyecto Shapono taamamotima nohi hatukëmamotima ayahi, está en lucha permanente por el rescate del patrimonio intangible de su etnia, es por ello que he querido traer éste hermoso proyecto a éste espacio de aula abierta, para que pueda impulsarse su concreción y consolidación con la compañía de todos nosotros y nosotras.

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Además, quisiera presentarle parte de la vida de mi amigo Sheroanawe, desde la voz de otro gran amigo Miguel Mora.

 Un ciudadano yanomami

  Mi vida selva adentro

 Sherowana es un lugar sagrado de la selva amazónica venezolana rico en frutas selváticas y plantas medicinales que está ubicado relativamente cerca de Platanal; según la forma como los indígenas yanomami miden ahora las distancias a dos horas de navegación a motor sobre una lancha y luego tres horas de caminata hasta divisar en la espesura un cerro cubierto de una vegetación densa y exuberante. Cuando no se dispone de esos medios, una larga caminata a paso seguro y sin escalas toma cerca de diez horas, se parte de mañana y con el atardecer se logra el regocijo de los reencuentros familiares. En el pasado Sherowana fue un espacio de selva poblado por yanomami guerreros que avanzaban sobre otras comunidades reduciéndolas e imponiendo su fuerza. Esto ha cambiado y lo apacible del paisaje combinado con el ardor de la naturaleza y los nuevos liderazgos indígenas han hecho de la zona un espacio de paz y espiritualidad.

En ese lugar Nijorama una bella indígena yanomami llevó el embarazo con la compañía permanente de su amado Juawe, y una tarde comenzaron los dolores de parto hasta alumbrar a un niño que parecía trascender en la inmensidad de la selva. Jacinto, un joven tío del recién nacido, con dominio perfecto de la escritura yanomami y castellana, tomó un cuaderno de anotaciones y escribió: hijo hombre de Nijorama y Juawe, mi sobrino nació en Sherowama una tarde de mayo de 1971 y anotó luego, hoy es 23 de mayo. Jacinto era maestro formado por los curas católicos y apegado a esos sistemas de información que la Iglesia ha impuesto en la amazonía informó del nacimiento al cura Bartoli quien le asignó el nombre bautismal de Juan Bosco.

Juan Bosco creció en un mundo familiar envidiable entre el cuido celoso de sus padres y el amor inmenso de sus abuelos maternos y paternos. Nunca le llamaron Juan Bosco, sino Sheroanawe por su lugar de nacimiento y Hakihiwe por el paraíso selvático donde nació su abuela paterna. Le gustaba mucho su nombre indígena y evitaba que le llamaran con el nombre que le asignaron los curas. Recordando su pasado infantil Sheroanawe revive sus sueños de niño en la selva espesa y anhela las partidas tempranas a cacería acompañando a su abuelo. Con apenas siete años le permitían llevar los machetes para despostar y limpiar las presas de caza, pero todavía no estaba preparado para portar arco y flechas. Eso sí, estaba muy atento a la caza de monos y osos porque de allí provenía la vejiga urinaria que curada e inflada con la boca se convertía en un balón con el cual jugaba con sus amigos de infancia, esos mismos que ahora hacen de la cacería un oficio significativo para llevar alimento a sus familias, pero otros, piensa Sheroanawe partieron con la muerte temprana y hoy son espíritus. Y continúa pensando sobre su niñez: Me gustaba salir con papá y abuelo, ellos me enseñaron mucho, me fueron preparando hasta llegar a tener mi arco, flechas y puntas que primeramente las manos artesanas de su padre construyeron con elementos vegetales de la selva. Juawe, mi recordado padre me enseñaba con dedicación y paciencia; cuando fallaba un tiro me decía que no desesperara, que solo llamando la calma le vendría el día de salir por sus propios medios a la cacería. Y así, entre el amor familiar, la abundante selva y la cacería necesaria pasó su infancia que ha debido ser tan hermosa que Sheroanawe deja escapar sus lágrimas como testimonio del encanto y la felicidad.

Recuerdo ahora a mi madre enseñándome las vocales cuando tenía dos o tres años: ara (guacamaya), etebeshi (moriche), iwa (caimán), oru (culebra) y ûkushi (zancudo). Con mucha paciencia me enseñó hasta el momento de ir a la escuela.

La escuela regentada por la Iglesia Católica la recuerda como un choque cultural significativo. Su tío Jacinto (Serowe Yakiraiiwe) quien anotó su fecha de nacimiento aquella tarde de mayo convenció a sus padres para que lo enviaran a la escuela. Tenía nueve años y lo primero que le enseñaron fue los números en yanomami. Caminaba  cada día casi una hora hasta llegar a una casa construida con paredes de barro y techo de palma, en su interior muebles elaborados con manaca estaban alineados y arreglados con un orden que no existe en la selva; pero yo no sabía a qué iba allí, lo que me enseñaban mis abuelos y padres era suficiente. Al llegar a la escuela, me detenía, no quería entrar y mi tío que era maestro me hacía entrar, me entregaba el lápiz y una piedra con la cual afinaba la punta. La comida de la escuela la vomitaba, se me retorcía el estómago. La leche olía horrible y entraba en añoranza de la carne de paují, úquira y opo (cachicamo) que servían en el Sahapono. Una monja que trabajaba como enfermera me decía que debo comer poco hasta acostumbrarme, pero cuando vomitaba me amenazaba con golpearme si repetía. Durante el recreo muchas veces sustituía lo que me ofrecían en la escuela, refresco sintético de color rojizo, arepa, carne de buey enlatada por lo que traía humildemente de mi casa. Me comía con ansia el plátano asado que mi madre Nijorama había preparado. También llevaba lechosa del conuco porque esos alimentos que daban en la escuela no me hacían bien. Finalmente me acostumbré, me dijo Sheroanawe.  Varias veces su propio tío lo amenazó de no permitirle venir a la escuela a lo que Sheroanawe respondía que sería bueno para él, ya que la comida napë o comida de criollos no le agradaba.

En su trayectoria de vida fue construyendo y asimilando las leyes de la selva y de la vida comunitaria y familiar. Nada de esto se escribe, se lleva en la mente, en la espiritualidad, en el corazón. En ese proceso de aprendizaje y todavía bajo la protección de sus padres, a los diecinueve años fue de cacería solo. Se adentró en la selva espesa, recogió unas guamas que estaban bajas y las comió con un gusto indescriptible y se mantuvo en alerta de una presa que estuviese a tiro de flecha. Su sorpresa fue mayor cuando su agudo oído pudo detectar los pasos suaves y peligrosos de un tigre robusto que le miraba con recelo, parecía que venía de hartarse pero aun así era preferible dejar el arco, la flecha y las puntas, y dejar también la valentía para correr sin detenerse hasta llegar al Shapono y contarle a los padres sobre el temor ante ese tigre gigante que le apareció en la espesura. Sheroanawe conocía historias de tigres contadas por el chamán en su infancia; sabía que una mujer y un niño fueron devorados en Sherowana, esa información deben guardarla los niños para toda su vida: la selva da comida, pero los descuidos pueden convertirnos en comida de animales feroces, les decía el Chamán. En esa construcción educativa para la vida en la selva su abuelo Torunu fue imprescindible, tenía mucha experiencia, tenía más palabras para explicarme, para hablarme de la unidad familiar, para informar sobre la casa comunal, como se construye y como prepararnos para tener una mujer, me dijo Sheroanawe una mañana fría cuando conversamos sobre la vida y la selva. El saber, es algo muy importante para nosotros, lo reconocemos como una virtud, así dijo que su tía quien ahora hace el papel de su madre desde la muerte de esta sabe más que yo, conoce mucho sobre el conuco, siembra y comparte la cosecha entre todos. Mientras más se sabe cómo mis padres y abuelos, somos menos egoístas.

En esos procesos formativos en la informalidad de la vida comunitaria se aprende mucho, los Capitanes tienen una gran experiencia y liman asperezas. Si un hombre pretende a una mujer casada el Capitán advertido le convence de abandonar el galanteo. Cada familia se preocupa de la producción, de la cacería. Nadie pide, el trueque es una estrategia económica de alto reconocimiento.

Y así con estas normas no escritas pero valiosas para la vida en comunidad, Sheroanawe comenzó tempranamente a llevar comida a la familia de una pequeña que su madre había consentido como su prometida. Era su prima hermana, hija de una hermana de su madre. Cuenta que esperó pacientemente a que llegara la tercera menstruación y la hizo su mujer.

En mi vida, quise ser Chamán y me inicié, dijo Sheroanawe. Al ser chamán el mundo cambia, todo es bello, todo se ve bonito, se sueña, se ven espíritus, se oyen cantos. Colecté el yopo necesario e inicié mis aprendizajes sobre las plantas medicinales, porque lo primero que se requiere para ser chamán es la vocación de curar. También debe hablar bien y tratar bien a los demás porque es la forma de que lleguen los espíritus. Debe comer sano especialmente plátano asado, batata, ocumo y pescados pequeños. Creí tener todas esas cualidades pero enfermé de mi vista. Lamento no haber podido por esta dificultad continuar con mi formación. Chamanear fue mi gran anhelo. Mi madre me dijo que es bueno ayudar a la gente que siguiera ese camino pero no pude. Cuando dejé el yopo dejé también de soñar con los espíritus, lo que veía antes ahora no lo veo; el tema de los espíritus pertenece a mi pasado, a mis recuerdos.

¿Quién soy, me preguntas?, dijo Sheroanawe, soy un yanomami, provengo y soy parte de la historia de mi pueblo. Te cuento, me dijo y comenzó a tejer una leyenda: “Cuando todavía no éramos yanomami, existían dos hombre, hermano mayor y hermano menor, estos dos nacieron de mamá rana, su abuelo fue el curare. Cuando nació el menor, el tigre mató a su madre rana y su abuelo los cuidó y crecieron, esperando siempre vengar la muerte de su madre y finalmente dieron muerte al tigre que mató a la mama rana. Su abuelo se convirtió en el bejuco del cual sacamos hoy día el veneno. Cuando hermano mayor y hermano menor fueron hombres grandes se mudaron lejos. Ellos hacían sus arcos, flechas y puntas para cazar. Uno de los hermanos era muy bonito y se llamaba Omawë, el otro hermano era feo, era torpe, todo lo hacía feo y se llamaba Yoawë. Las flechas y las artesanías que Yoawë hacía no eran agradables a la vista.

Omawë y Yoawë no tenían mujer. Decidieron caminar por la selva hasta encontrar un lugar donde existían muchas frutas. Se detuvieron y comenzaron a chamanear. Omawë habló con su hermano y le dijo que debían hacer fiesta con frutos de la selva, con momo. Sacudieron la rama del árbol, recogieron muchos frutos, los asaron y ahumaron e hicieron una fiesta para los dos, bailaron y gozaron. Al final hicieron una canasta, metieron frutos que se convirtieron en piedra, los dejaron en el sitio y partieron a otro lugar.

Llegaron a un caño muy bonito donde permanecieron por tres días. Decidieron pescar en el caño utilizando termitas para cazar los peces cuando salieran a comer, y sucedió también que una bella mujer salió del agua y nuevamente se hundió. Los hermanos se miraron con asombro y buscaron más comején y lo echaron en el agua para atraerla. Brotaron muchos peces y salió la mujer bonita. Yoawë agarró la mujer, pero esta se le resbalaba entre los brazos, se soltó finalmente y no logró capturarla.  Nuevamente buscaron comején y lo vertieron al agua… la mujer salió cantando y el hombre bonito Omawë la agarró bien duro y con ayuda de su hermano la sacaron fuera del agua, le quitaron la grasa de su cuerpo y se prepararon para quitarle los bagres y peces que la bella tenía en su vagina, algunos muy peligrosos como las pirañas.

Un mono blanco quería hacer el amor con la bella mujer y los dos hermanos no se opusieron lo llevaron con la mujer y comenzaron a hacer el amor. El mono gritaba de dolor por la amputación parcial del pene y le quedaron para siempre las cicatrices de los mordiscos de los peces. Salió huyendo y los hermanos limpiaron la vagina, llevaron la mujer a un lugar bonito y decidieron que Yoawë fuese el primero en copular. Cuando lo hacía, de la vagina salía un ruido extraño, que ahora es el canto de un pájaro de la selva. Esto era una mala señal reproductiva, ese ruido no es agradable, el amor debe hacerse suave y sin ruidos. Entonces Omawë el hermano bonito se acomodó sobre la mujer y de allí, de esa unión nació un niño y cinco años más tarde nació una niña…de allí vengo, somos los yanomami”.

Mi vida en la ciudad

¿Cuándo salí de la selva? Recuerdo que tenía unos 19 años cuando conocí a un antropólogo alemán que llegó primero a Platanal y luego a Sherowana donde construyó una casa de una sola agua hecha en barro y techo de palma. Allí habitaba con su mujer, una rubia agradable que le ayudaba a tomar notas. Se hizo mi amigo, me hablaba en un lenguaje que entendía poco, era castellano pero extraño. Creo que ambos hablábamos mal el castellano. Cierto día me dijo que le gustaría que le acompañara a Puerto Ayacucho a conocer una ciudad y por mis propios medios me enterara los hábitos de la gente, sus comidas, su vida. Me convenció y partimos a Platanal. Salí vestido con una franela azul y un pantalón deportivo que una monja de la Misión me regaló

Tomamos una avioneta y en mi nerviosismo extremo me hacía del antropólogo y su mujer hasta que finalmente aterrizamos en Puerto Ayacucho. Fue la primera vez que vi un carro y tanta gente extraña, eran criollos que me miraban con recelo, no sé si a mí solo o a los tres. Casi de inmediato comencé a sentir la falta de mi familia, y un poco más tarde la falta de los alimentos a los que estaba acostumbrado. Repetí la sensación que me provocaban los alimentos de la escuela cuando era niño. El alemán había contactado con unas personas que le alquilaron un cuarto con camas y fue la primera vez que dormí en esas circunstancias. Al día siguiente parecía que había pasado la noche sobre una roca, tenía dolor en el cuerpo, no soportaba la espalda y me fui a un patio de la casa y lloré, no tanto por el dolor sino por la falta que me hacía la familia. ¿Por qué lloras? Me dijo la esposa del alemán y le contesté que por la ausencia de mi madre y padre. Es la primera vez que estoy lejos de mis padres, le dije y la mujer sonrió a lo cual le solicité no reír de mis sentimientos, porque así somos los yanomami, dije.

El antropólogo y la mujer soportaron solo dos días de llanto mío y contrataron un vuelo a Platanal para llevarme de regreso. Inmediatamente llegamos a me quité la ropa y me puse el guayuco y me fui a jugar pelota con amigos de la comunidad. Los alemanes partieron a Sherowana. Dos años más tarde los visité y me invitaron a Alemania: No voy a un lugar que no entiendo ni me entienden, además mi madre me dijo que no fuera y ella sabe mucho. Los alemanes permanecieron dos años más en Sherowana y luego el antropólogo quedó solo pues su mujer lo abandonó.

Una mujer de la comunidad le ofreció su hija como esposa y el alemán se sintió nuevamente acompañado. Sucedió que también le gustaba una yanomami casada, estaba orgulloso de tener dos mujeres, pero esta última no lo quería, ella amaba a un yanomami del cual fue prometida desde niña, pero le atendía porque el antropólogo llevaba a su casa comida y herramientas para trabajar el conuco. Ella lo rechazaba y una noche el alemán se emborrachó tomó su escopeta pajiza y se acostó en su hamaca, percutó la escopeta bajo el mentón y se voló la cabeza de un disparo.  Lo enterraron en su casa hoy destruida por el tiempo. Esa muerte evitó la tentación latente de ir a Alemania.

Dos años después llegó la esposa del alemán fallecido, visitó el lugar donde estaban los restos de su esposo, sepultado con las normas de los curas católicos, lloró mucho y partió de regreso. Nunca se enteró que este hombre murió por amor a una yanomami.

Después de eso hubo una segunda vez en que salí de mi comunidad. Éramos cinco yanomami que partimos con tres hombres y dos mujeres de Puerto Ayacucho. Salimos en lancha. Esa vez estuvimos varios meses pero llevamos hamacas y advertí tempranamente a quienes nos invitaron que no queríamos comer napë. Esta vez yo no lloré la ausencia, pero mis amigos de la comunidad si lo hacían y retornamos al calor de mi pueblo.

Pero de todas mis salidas recuerdo la más importante. Aprobada la Constitución en 1999, entendí que los yanomami somos ciudadanos con derechos y decidí ir a Puerto Ayacucho a cambiar mi nombre cristiano Juan Bosco por mi verdadero y auténtico Sheroanawe Hakihiwe. El Padre Bartoli se preocupó por esta iniciativa pero fui tajante, un yanomami debe ser leal a su pueblo, a su familia y mi nombre viene de dos lugares hermosos del estado Amazonas.

Sheroanawe es un activo miembro de la comunidad yanomami que ahora, después de haber aprendido de la vida entre dos culturas, trabaja en el rescate del patrimonio intangible de su etnia. Tiene una fábrica de papel donde se graban las historias, mitos y dibujos de su cultura.

Referencias:

Hakihiiwë, S. (2010). El cuerpo como lienzo. En: http://www.elclarin.cl/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=20918

Mora, M. (2010). Un ciudadano Yanomami. Sartenejas: Mimeo IDEA.

________ (2010). Wayumi. Sartenejas: Mimeo IDEA.

Fuente de las Fotos: Álvaro González (Investigador IDEA)

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Colombia: Proyecto llevará tecnología y educación a niños de diversas zonas del país

América del Sur/Colombia/24 Julio 2016/Fuente y Autor: Dinero- País

Llegó a Colombia un nuevo proyecto que tiene el objetivo de brindar a los niños de diferentes zonas del país la oportunidad de incluir la tecnología dentro de sus procesos de aprendizaje y formación.

El proyecto tecnológico está inspirado en las culturas indígenas colombianas y hace parte de una innovación social que espera replicarse en otros países de la región latinoamericana.

De esta forma, la firma Samsung Colombia presentó Smart School Nómada, ambientes de aprendizaje portátiles que ofrece a los niños colombianos nuevas formas de interacción e innovación en diferentes zonas del país, por medio de la apropiación de tecnologías en sus procesos de aprendizaje.

La firma aclaró que la idea es trasladar el espacio Smart School a diferentes lugares y zonas del país tanto rurales como urbanas. La ‘Maloca Portátil’ cuenta con una pantalla de 32”, tablets, mesas, tapetes y cojines.

Según la firma, también “cuenta con un set de realidad virtual que permite sacar a los jóvenes del espacio geográfico y llevarlos a vivir otras experiencias. Tiene una cámara 360º que permite registrar la experiencia en cada uno de los sitios visitados y luego ese mismo Nómada al viajar a otros lugares, comparte las experiencias anteriores con los niños de la nueva locación”.

Para el Gerente de Ciudadanía Corporativa de Samsung Colombia, César Muñoz, es una “actividad complementaria a la propia escuela, un ambiente diferente para desarrollar otro tipo de habilidades y competencias transversales como la innovación, creatividad, comunicación o trabajo colaborativo en los niños”.

 

Fuente de la noticia: http://www.dinero.com/pais/articulo/smart-school-nomada-lleva-tecnologia-y-educacion-a-ninos-de-diversas-zonas-del-pais/225670

Fuente de la imagen:http://static.iris.net.co/dinero/upload/images/2016/7/13/225681_1.jpg

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Canadá: Educación para la reconciliación. El ejercicio de la manta indígena

Canadá/28 Junio 2016/Autor: Rufo Valencia/Fuente: Radio Canadá Internacional

En la provincia de Ontario, el organismo no gubernamental KAIROS llevará a cabo en la primera semana de julio una actividad educativa singular. Se trata de una iniciativa ecuménica de justicia social llamado el ejercicio de la manta indígena.

Esta será la cuarta edición de un ejercicio pedagógico cuyo objetivo es de explorar y entender las relaciones históricas y contemporáneas entre los pueblos indígenas y la población canadiense en general.

Para saber más sobre este ejercicio intercultural, Radio Canadá Internacional pudo conversar con Alfredo Barahona, quien se encuentra en Toronto. Él es responsable de relaciones con indígenas e inmigrantes en el organismo KAIROS, dedicado a las iniciativas ecuménicas canadienses para la justicia.

Fuente:

Educación para la reconciliación: el ejercicio de la manta indígena

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