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India: Incendios dejan a miles sin escuela en Cachemira

Asia/ India/ 6 Diciembre 2016/ Autora: Stella Paul/ Fuente: IPS.

Shugufta Barkat y su hermano Rasikh Barkat, exmaestra y alumno, respectivamente, en la escuela secundaria pública de Kulgam, uno de los centros de enseñanza de Cachemira que fueron incendiados recientemente. Crédito: Stella Paul / IP

Mariya Sareer, de 12 años, intenta leer lo más posible antes que oscurezca. Ya pasaron casi cinco meses desde que la alumna de séptimo grado de Shurat, un pueblo 70 kilómetros al sur de la ciudad de Srinagar, fue a la escuela por última vez debido al violento conflicto político que azota al norteño estado de Jammu y Cachemira, en India.

“Estudiar así es difícil. No sé en qué concentrarme. Mis resultados no serán tan buenos como antes”, comentó la joven, que siempre ha sido la mejor de su clase. Sus hermanos Arjumand, de nueve años, y Fazl, de seis, que asisten a la misma escuela, asienten con la cabeza.

Mariya sigue siendo más afortunada que muchos de sus amigos. Aunque su escuela -el Instituto Taleem-Ul-Islam Ahmadiyya- está cerrada desde hace más de cuatro meses, el edificio sigue en pie. Pero miles más ya no tienen aulas a las que volver porque las mismas fueron destruidas por incendios intencionales.

Quemando el futuro de una generación

Las escuelas de Cachemira cerraron el 6 de julio para Eid ul Fitr, un día festivo musulmán, pero estaba previsto que reabrieran poco después. Pero la violencia estalló en todo el valle cuando Burhan Wani, un joven guerrillero, fuera abatido por las fuerzas de seguridad el 8 de ese mes. En medio de manifestaciones multitudinarias, lanzamiento de piedras y pedidos de “liberación” del dominio de India, los partidos separatistas reclamaron la huelga general de la región.

Esta impidió que los 1,4 millones de estudiantes de la zona regresaran a las aulas.

Unas semanas más tarde, el 6 de septiembre, se reportó el primer incendio escolar, en la localidad de Mirhama, en el distrito de Kulgam. Pronto se conocieron denuncias similares por todo el valle. Hasta el momento el fuego destruyó a más de 30 escuelas, públicas y privadas, la mayoría en Cachemira del Sur, donde murió Burhan Wani.

Una de ellas es la secundaria pública Nasirabad, en Kulgam, que se incendió el 16 de octubre. Aunque la población local y la policía intentaron apagar las llamas, estas destruyeron la biblioteca, el gimnasio, las computadoras, el laboratorio y los escritorios. Los habitantes de la zona afirman que los incendiarios querían impedir la reapertura de la escuela, por eso quemaron el piso superior y no la planta baja, que tenía pocos equipos.

La profesora Shugufta Barkat sostiene que la escuela era de las mejores del distrito. “Están quemando el futuro de los niños”, dijo a IPS, visiblemente emocionada.

A diferencia de otros ataques extremistas, los incendios siguen siendo un misterio, sin que nadie haya asumido la responsabilidad.

Los separatistas y el gobierno se culpan mutuamente, y algunos dicen que son obra de “elementos marginales” de la sociedad que solo quieren causar trastornos. La policía realizó algunos arrestos, pero en cada caso el acusado ha sido identificado como un “separatista” sin vínculos claros con grupos guerrilleros.

Con el aumento de casos de incendios, el gobierno pidió a los maestros que protejan sus escuelas durante las horas nocturnas, para lo cual las instituciones adoptaron “turnos nocturnos” que los docentes deben cumplir.

Malestar en una comunidad minoritaria

Basharat Ahmed Dar es el jefe de Asnoor, una aldea de la minoritaria comunidad musulmana  ahmadiyya, en Kulgam. En un estado de turbulencia política, violencia, asesinatos y torturas, esta comunidad defiende el amor, la paz y la armonía. Sus principios les han ganado el respeto mundial, así como el desprecio de muchos, especialmente de los radicales.

La comunidad fomenta la educación como un camino sano para el progreso y también dirige cinco escuelas en Cachemira del Sur. Las escuelas – que admiten a todo tipo de alumnos, no solo a ahmadiyyas, – son conocidas por su alto nivel educativo y superior infraestructura.

Desde que comenzó la huelga general, los jóvenes ahmadiyyas, incluidos algunos de los maestros, hacen guardia frente a sus escuelas para repeler posibles ataques e incendios. El patrullaje continuará hasta que empiece a nevar, dice Dar.

“No llueve desde hace meses, así que todo está muy seco y propenso a tomar fuego. Pero una vez que empiece la nevada, no será tan fácil que el fuego se propague”, explicó.

Promociones masivas e incertidumbre constante

El año lectivo comienza en abril y termina en noviembre en Cachemira, justo antes de que empiecen los tres meses de vacaciones de invierno. Los exámenes anuales se llevan a cabo a finales de octubre. Sin embargo, este año ninguna de las escuelas pudo realizar sus pruebas finales. Ante la situación, el gobierno declaró la promoción de todos los estudiantes del primer al noveno grado.

Las escuelas privadas decidieron tomar exámenes, aunque solo completaron alrededor de 40 por ciento del programa de estudios.

Farooq Ahmed Nengroo, profesor de una escuela privada, califica las promociones colectivas de “error peligroso”.

“También en 2014, después de una inundación en el valle, los estudiantes tuvieron una promoción masiva aunque solamente fueron afectadas de dos a tres por ciento de las escuelas. En el futuro, definitivamente habrá un vacío de conocimientos y habilidades en la fuerza de trabajo del estado “, advirtió.

Mientras tanto, la joven Mariya Sareer reza para que cesen la huelga general y los incendios y así pueda recuperar su vida.  “Solo quiero volver a la escuela, estudiar y jugar al cricket”, explica.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/11/incendios-dejan-a-miles-sin-escuela-en-cachemira/

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El Salvador: Inseguridad causa baja matrícula en las escuelas

Centroamérica/ El Salvador/ 5 Diciembre 2016/ Autora: Evelia Hernández/ Fuente: El Salvador.com

El periodo de matrícula para el año escolar 2017 ha iniciado en las escuelas públicas. En el Centro Escolar de la Colonia San Ramón, en Mejicanos los docentes temen que los alumnos no lleguen y que algunos  turnos de clases por la tarde desaparezcan.

La mayoría de padres de familia desean que sus hijos estudien durante la mañana porque a pesar de los diferentes programas de seguridad en los centros escolares, hay zonas catalogadas de inseguras y vulnerables por el acoso de pandillas o los límites de territorialidad que estos grupos mantienen.

El Centro Escolar de la Colonia San Ramón, en Mejicanos también conocido como “escuela Metropolitana”, está entre el bulevar Constitución y la calle al volcán;  ambas arterias se han convertido, en los últimos meses, en escenarios de asesinatos.

Solamente del 1 de septiembre al 6 de octubre pasado, la Fiscalía reportó 19 homicidios en ese municipio.

El subdirector de la escuela San Ramón,  Antonio Vásquez,  comentó que la comunidad estudiantil comenzó a disminuir a partir de 2010. Ese año la escuela tuvo mil 800 alumnos.

En este año escolar la cantidad de educandos inscritos fue de 1,065;  sin embargo, la deserción sigue golpeando.

Al finalizar este año escolar la cifra se redujo en 62 estudiantes.  El ministro de Educación, Carlos Canjura,  en declaraciones hechas el 11 de noviembre pasado, expuso que, a nivel nacional,  “la deserción (escolar) anda como el año anterior, unos 39 mil, 40 mil estudiantes; 15 mil tenemos identificados como estudiantes que dejaron el sistema producto de la violencia”, explicó el funcionario.

En 2015 la cifra de deserción escolar también rondo los 39 mil estudiantes.

De los 62 estudiantes que desertaron, 43 son varones y 19  niñas, en niveles desde parvularia hasta noveno, según datos de la escuela.

El abandono de las aulas golpeó más al nivel de tercer ciclo.  En séptimo grado desertaron nueve alumnos, en octavo grado fueron siete y  en noveno la cifra fue de ocho, según los registros de población estudiantil.

En un estudio presentado por El Proyecto SolucionES, respaldado por la Agencia de Los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) titulado “Factores de Riesgo y Protección para la Prevención de la Violencia en Jóvenes Escolares de El Salvador”, determinó que los alumnos de noveno y sexto grado son los más propensos a estar asociados a pandillas.

Indica el informe que el porcentaje de jóvenes que se pueden clasificar como asociados, no necesariamente miembros, de una pandilla varían entre 22% y 31%.

“Se observa que los varones y los de noveno grado tienen a estar más relacionados con pandillas. No obstante el fenómeno también es notorio entre los estudiantes de sexto grado y las niñas”, detalla el estudio.

Según,  Francisco Zelada, secretario de Simeduco, hasta la fecha se contabilizan la muerte de  42 estudiantes  y nueve docentes asesinados, por lo tanto, los maestros de los diferentes centros educativos se sienten preocupados por la inseguridad de los educadores que se exponen trabajar en zonas vulnerables.

“Nos sentimos insatisfechos  con el nivel de importancia que se les da  a las comunidades educativas,  están perdiendo la confianza en las instituciones encargadas de proteger a los ciudadanos”, detallo Zelada.

Simeduco estima  que para el año 2016 la deserción escolar  habría aumentado a unos 60 mil alumnos a nivel nacional, 20 mil más que el año anterior.

Fuente: http://www.elsalvador.com/articulo/comunidades/inseguridad-causa-baja-matricula-las-escuelas-133277

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Bolivia: Morales pedirá incorporar al currículo educativo la asignatura de no violencia contra las mujeres

América del Sur/Bolivia/27 Noviembre 2016/Fuente:elpaisonline /Autor: ABI

El presidente Evo Morales anunció el viernes que solicitará al Ministerio de Educación la incorporación de una asignatura sobre la no violencia a las mujeres en el currículo educativo, para que las nuevas generaciones respeten y cuiden a ese género desde el seno familiar.

Morales realizó ese anunció a propósito del «Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer», en un acto en el que entregó un hospital en la localidad de Capinota, en Cochabamba.

«Voy a pedir al Ministro de Educación que entre como asignatura en los colegios y escuelas que la mujer es algo sagrado en la familia y que se enseñe desde abajo para que nunca más nuestras hermanas y mamas sean ofendidas y agredidas físicamente y psicológicamente», dijo el Jefe de Estado.

Morales lamentó que las normas bolivianas que protegen a las mujeres en el país no hayan sido tan efectivas; sin embargo, recordó a la población que es una obligación cumplirlas para evitar que más mujeres sean maltratadas o asesinadas.

«A veces aprobamos leyes y no implementamos, no aplicamos, pero también es obligación de los movimientos sociales, de hombres y mujeres, cómo explicar esta ley a los pueblos, especialmente a las compañeras», sostuvo.

Asimismo, el Presidente pidió a las autoridades departamentales y municipales ejecutar los recursos destinados para proteger a las mujeres de cualquier tipo de agresiones, tal como establece el reglamento de la Ley 348, para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia.

Según ese reglamento, los gobiernos departamentales utilizarán el 30% del total de recursos provenientes del IDH para seguridad ciudadana en la construcción y equipamiento de las casas de acogida y refugios temporales para mujeres en situación de violencia y sus dependientes.

Además, el 10% de esos mismos recursos serán invertidos en potenciar la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV).

«Esta ley tiene que aplicar no solamente el alcalde, gobernadores y el gobierno nacional, sino también la Policía la fiscalía y la justicia tiene que aplicar la ley para que no haya esta violencia contra la mujer», indicó el Presidente.

Fuente de la noticia: http://www.elpaisonline.com/index.php/2013-01-15-14-16-26/nacional/item/236944-morales-pedira-incorporar-al-curriculo-educativo-la-asignatura-de-no-violencia-contra-las-mujeres

Fuente de la imagen: http://www.elpaisonline.com/media/k2/items/cache/d5c8d628b7dd272673e490b452995610_XL.jpg

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Violencia en El Salvador como un atentado al derecho a la educación.

Centro América/El Salvador/Fuente: http://www.educacionfutura.org/

  Por:Carolina Bodewig

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

El informe de estadísticas educativas del Ministerio de Educación (MINED) de El Salvador correspondiente al año 2014, reportó una deserción de un poco más de 86 mil estudiantes de educación básica, con causas muy variadas. De ese total, 9 mil 451 de esos estudiantes que abandonaron la escuela tienen como razones la delincuencia, la violencia o las amenazas de pandillas. De la misma forma, la Oficina de Información y Respuesta (OIR) de la misma entidad gubernamental reportó que para el 2015 el total de estudiantes que abandonaron fue de 114,617 de todos los niveles educativos. De este total, un poco más de 15 mil estudiantes manifestaban que las razones de abandono escolar estaban relacionadas con la delincuencia, la violencia o amenazas.

Para el 2014, la deserción escolar vinculada con pandillas y violencia, manifestada explícitamente así por los estudiantes o sus padres o madres, aparecía entre las primeras cuatro causas más recurrentes de abandono escolar, sobrepasada por causas como cambio domiciliar o abandono del país, las cuales sumaban 38, 431 estudiantes; sin embargo muchas veces presentadas así por los estudiantes y sus familias a los directores de sus escuelas para disfrazar la razón real por la cual dejan su barrio, colonia o comunidad.

Y para traducir un poco estos números a historias reales, quiero mostrar que en El Salvador sucede que las niñas y jovencitas son amenazadas de muerte por sus propias compañeras de clase y ofrecidas por sus propias compañeras a otros pandilleros. En este país sucede que hay niños que, de un día para otro, abandonan su casa y su comunidad porque es la única forma en que pueden evitar que los persigan o que los maten. En El Salvador también sucede que jóvenes deciden no estudiar más allá de noveno grado (último nivel de educación básica y de secundaria) porque acudir a la escuela más cercana que ofrece bachillerato (equivalente a la preparatoria) representa un riesgo para su vida. En El Salvador, niños y jóvenes, si tienen suerte, caminan hasta la escuela acompañados de su mamá, abuela, tío o hermano mayor porque de lo contrario no llegarían vivos. Hay estudiantes que deben cambiar su ruta hacia su escuela cada día para no ser acosados o amenazados. En El Salvador los niños, niñas y jóvenes abandonan su escuela porque sus aulas, sus baños, el patio de recreo o la cancha de fútbol ya no son lugares seguros, ya no son para jugar, para reír, ni para aprender.

Estos datos son realmente alarmantes, y así fueran dos, tres niños o niñas los que han abandonado la escuela por esta causa, es algo que en El Salvador no debería estar sucediendo, por la razón que ellos y ellas, como cualquier otro salvadoreño, tienen derecho a la educación para desarrollarse, para crecer, para tener oportunidades y tener una vida más plena y libre en su país.

Además de los niños, niñas y jóvenes que están siendo afectados por el acoso, amenazas y violencia, las escuelas y los docentes salvadoreños están enfrentando serios problemas para poder trabajar, para poder propiciar ambientes seguros y cómodos para el aprendizaje de cada uno de sus estudiantes. Tanto por el entorno externo que rodea a la escuela y las rutas que caminan sus estudiantes, como por el ambiente y los factores al interior de las propias escuelas.

Muchos docentes y directores de centros educativos públicos manifiestan que han sido víctimas de acoso y amenazas de pandillas, por ejemplo, para poner calificaciones a gusto de los estudiantes, también han recibido amenazas de pandillas por haber llamado la atención a sus propios estudiantes, al punto tal que en ocasiones estas amenazas desembocan en que los docentes presentan su renuncia al centro educativo. Otros docentes manifiestan que han sido extorsionados para poder caminar por las calles que llevan a su escuela o para poder permanecer trabajando ahí.

Según el reporte “Observatorio MINED 2015 sobre los Centros Educativos público de El Salvador “[1], de 5,132 centros educativos, alrededor de 3,327 reportaron que son afectados por actividad de pandilleros externa al centro y 1,220 reportaron que son afectados por actividad pandilleril interna, es decir, extorsiones, amenazas, acoso a estudiantes y docentes al interior del centro educativo. Ese mismo reporte también muestra que mil 630 docentes manifiestan haber recibido amenazas de pandillas, 348 docentes entrevistados manifestaron haber sido extorsionados por estudiantes pandilleros al interior del centro educativo.pandilleros-presos

Es claro y está de más decir que la inseguridad, la violencia, las amenazas a la comunidad educativa son un problema complejo y frente al cual debemos demandar y señalar que está violentando el derecho a la educación de los niños, niños y jóvenes salvadoreños. Esta situación que tiene tantos factores que la originan y que la fortalecen, también necesita no solo de acciones y respuestas múltiples, sino también articuladas y congruentes, desde diferentes entidades del Estado, desde la sociedad civil, desde el sector privado, desde el acompañamiento a los directores y docentes de los centros educativos sobre el manejo de estos conflictos y riesgos sociales.

Considero también que es urgente pensar en lo que esta limitación y, en muchos casos expulsión del sistema educativo, significa para el futuro de los niños, niñas y jóvenes salvadoreños, para la estabilidad, la convivencia y el desarrollo del país entero. Las preguntas que suscita este escenario son ¿qué significa que estos niños y niñas abandonen su escuela? ¿Qué significa que tengan miedo de ir a su escuela y de convivir con sus propios compañeros? ¿Qué implica para El Salvador, social, cultural y económicamente, que tantos niños y niñas estén abandonando su escuela por esta causa?

Este escenario apunta a que hay una generación en El Salvador que no terminará de estudiar y no tendrá acceso a  la educación más allá del nivel básico o, con suerte, el bachillerato, una generación a la que además de violentarle su derecho a educación, que de por sí es gravísimo, le están arrebatando su presente y sus posibilidades de aprender, de relacionarse y convivir, de imaginar y caminar hacia una vida personal más plena, de contribuir social, cultural y económicamente al país. Esta también será una generación llena de miedos, odios y frustraciones las cuales, definitivamente, se verán reflejadas en el futuro. Este escenario que tantos niños, niñas, jóvenes, docentes y directores están atravesando nos debería bastar para generar en nosotros un sentido grande de indignación, de urgencia y exigencia por algo diferente.

Fuente: 

Reformas educativas en Latinoamérica: Violencia en El Salvador como un atentado al derecho a la educación

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Reformas Educativas en AL: Violencia en El Salvador como un atentado al derecho a la educación

Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

Carolina Bodewig / Universidad Iberoamericana

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

El informe de estadísticas educativas del Ministerio de Educación (MINED) de El Salvador correspondiente al año 2014, reportó una deserción de un poco más de 86 mil estudiantes de educación básica, con causas muy variadas. De ese total, 9 mil 451 de esos estudiantes que abandonaron la escuela tienen como razones la delincuencia, la violencia o las amenazas de pandillas. De la misma forma, la Oficina de Información y Respuesta (OIR)[i] de la misma entidad gubernamental reportó que para el 2015 el total de estudiantes que abandonaron fue de 114,617 de todos los niveles educativos. De este total, un poco más de 15 mil estudiantes manifestaban que las razones de abandono escolar estaban relacionadas con la delincuencia, la violencia o amenazas.

Para el 2014, la deserción escolar vinculada con pandillas y violencia, manifestada explícitamente así por los estudiantes o sus padres o madres, aparecía entre las primeras cuatro causas más recurrentes de abandono escolar, sobrepasada por causas como cambio domiciliar o abandono del país, las cuales sumaban 38, 431 estudiantes; sin embargo muchas veces presentadas así por los estudiantes y sus familias a los directores de sus escuelas para disfrazar la razón real por la cual dejan su barrio, colonia o comunidad.

Y para traducir un poco estos números a historias reales, quiero mostrar que en El Salvador sucede que las niñas y jovencitas son amenazadas de muerte por sus propias compañeras de clase y ofrecidas por sus propias compañeras a otros pandilleros. En este país sucede que hay niños que, de un día para otro, abandonan su casa y su comunidad porque es la unica forma en que pueden evitar que los persigan o que los maten. En El Salvador también sucede que jóvenes deciden no estudiar más allá de noveno grado (último nivel de educación básica y de secundaria) porque acudir a la escuela más cercana que ofrece bachillerato (equivalente a la preparatoria) representa un riesgo para su vida. En El Salvador, niños y jóvenes, si tienen suerte, caminan hasta la escuela acompañados de su mamá, abuela, tío o hermano mayor porque de lo contrario no llegarían vivos. Hay estudiantes que deben cambiar su ruta hacia su escuela cada día para no ser acosados o amenazados. En El Salvador los niños, niñas y jóvenes abandonan su escuela porque sus aulas, sus baños, el patio de recreo o la cancha de fútbol ya no son lugares seguros, ya no son para jugar, para reír, ni para aprender.

Estos datos son realmente alarmantes, y así fueran dos, tres niños o niñas los que han abandonado la escuela por esta causa, es algo que en El Salvador no debería estar sucediendo, por la razón que ellos y ellas, como cualquier otro salvadoreño, tienen derecho a la educación para desarrollarse, para crecer, para tener oportunidades y tener una vida más plena y libre en su país.

Además de los niños, niñas y jóvenes que están siendo afectados por el acoso, amenazas y violencia, las escuelas y los docentes salvadoreños están enfrentando serios problemas para poder trabajar, para poder propiciar ambientes seguros y cómodos para el aprendizaje de cada uno de sus estudiantes. Tanto por el entorno externo que rodea a la escuela y las rutas que caminan sus estudiantes, como por el ambiente y los factores al interior de las propias escuelas.

Muchos docentes y directores de centros educativos públicos manifiestan que han sido víctimas de acoso y amenazas de pandillas, por ejemplo, para poner calificaciones a gusto de los estudiantes, también han recibido amenazas de pandillas por haber llamado la atención a sus propios estudiantes, al punto tal que en ocasiones estas amenazas desembocan en que los docentes presentan su renuncia al centro educativo. Otros docentes manifiestan que han sido extorsionados para poder caminar por las calles que llevan a su escuela o para poder permanecer trabajando ahí.

Según el reporte “Observatorio MINED 2015 sobre los Centros Educativos público de El Salvador “[1], de 5,132 centros educativos, alrededor de 3,327 reportaron que son afectados por actividad de pandilleros externa al centro y 1,220 reportaron que son afectados por actividad pandilleril interna, es decir, extorsiones, amenazas, acoso a estudiantes y docentes al interior del centro educativo. Ese mismo reporte también muestra que mil 630 docentes manifiestan haber recibido amenazas de pandillas, 348 docentes entrevistados manifestaron haber sido extorsionados por estudiantes pandilleros al interior del centro educativo.

Es claro y está de más decir que la inseguridad, la violencia, las amenazas a la comunidad educativa son un problema complejo y frente al cual debemos demandar y señalar que está violentando el derecho a la educación de los niños, niños y jóvenes salvadoreños. Esta situación que tiene tantos factores que la originan y que la fortalecen, también necesita no solo de acciones y respuestas múltiples, sino también articuladas y congruentes, desde diferentes entidades del Estado, desde la sociedad civil, desde el sector privado, desde el acompañamiento a los directores y docentes de los centros educativos sobre el manejo de estos conflictos y riesgos sociales.

Considero también que es urgente pensar en lo que esta limitación y, en muchos casos expulsión del sistema educativo, significa para el futuro de los niños, niñas y jóvenes salvadoreños, para la estabilidad, la convivencia y el desarrollo del país entero. Las preguntas que suscita este escenario son ¿qué significa que estos niños y niñas abandonen su escuela? ¿Qué significa que tengan miedo de ir a su escuela y de convivir con sus propios compañeros? ¿Qué implica para El Salvador, social, cultural y económicamente, que tantos niños y niñas estén abandonando su escuela por esta causa?

Este escenario apunta a que hay una generación en El Salvador que no terminará de estudiar y no tendrá acceso a  la educación más allá del nivel básico o, con suerte, el bachillerato, una generación a la que además de violentarle su derecho a educación, que de por sí es gravísimo, le están arrebatando su presente y sus posibilidades de aprender, de relacionarse y convivir, de imaginar y caminar hacia una vida personal más plena, de contribuir social, cultural y económicamente al país. Esta también será una generación llena de miedos, odios y frustraciones las cuales, definitivamente, se verán reflejadas en el futuro. Este escenario que tantos niños, niñas, jóvenes, docentes y directores están atravesando nos debería bastar para generar en nosotros un sentido grande de indignación, de urgencia y exigencia por algo diferente.

Referencias:

–http://www.laprensagrafica.com/2016/04/01/pandillas-aumentan-acoso-para-controlar-escuelas

–http://www.elsalvador.com/articulo/nacional/docentes-dejan-aula-para-morir-por-estar-subutilizados-111908

 http://www.laprensagrafica.com/2016/04/25/desercion-de-estudiantespor-violencia-persiste

-OBSERVATORIO MINED 2015 SOBRE LOS CENTROS EDUCATIVOS PÚBLICOS DE EL SALVADOR. Elaborado con los resultados del Proyecto “Monitoreo a los Programas del MINED en Centros Educativos de El Salvador y Asistencia Técnica al Programa de Alimentación y Salud Escolar, PASE 2,015”

– Informe de Estadísticas Educativas, MINED, 2014. Disponibles en:http://www.mined.gob.sv/index.php/estadisticas-educativas

[1] Se revisaron 5,132 centros educativos y se consultaron 45,871 docentes

[i] Información obtenida gracias a un artículo publicado en el periódico salvadoreño La Prensa Gráfica el 25 de abril por el periodista Ricardo Flores

Fuente del articulo:http://www.educacionfutura.org/reformas-educativas-en-latinoamerica-violencia-en-el-salvador-como-un-atentado-al-derecho-a-la-educacion/

Fuente de imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/08/pandilleros-presos-768×433.jpg

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Embestida contra la docencia

Por Pablo Gentili

Secretario Ejecutivo de Clacso.

Profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro

La salida más común de los gobiernos pasa por reprimir y criminalizar a los docentes que luchan por la educación pública

Una vez más, México ha sido escenario de una brutal represión a la protesta social. En este caso, protagonizada por los docentes, agrupados en la CNTE, que se movilizan contra una reforma educativa que creen injusta, discriminatoria y que, en su afán meritocrático, pretende evaluar a los maestros, jerarquizándolos y precarizando aún más sus ya pésimas condiciones de trabajo. La reacción de las autoridades de Chiapas y Guerrero no se hizo esperar. Aunque sostuvieron que las fuerzas públicas de seguridad no portaban armas, varios docentes fueron asesinados en una criminal acción represiva que fue condenada mundialmente.

Pero México no es una excepción. En Colombia, el mismo día en que el gobierno y las FARC sellaban una paz histórica, la federación docente, FECODE, rompió relaciones con el Ministerio de Educación y declaró la realización de un paro nacional por tiempo indefinido. Sostienen que más allá de las promesas, el gobierno implementa una reforma educativa neoliberal que consolida la privatización del sistema escolar.

La Federación Uruguaya del Magisterio, el viernes pasado, pidió la renuncia de la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz. Lo mismo que exigen los docentes brasileños, agrupados en la poderosa Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación, movilizados ahora contra la injusta la destitución de Dilma Rousseff y la aplicación de un conjunto de medidas recesivas que desmontan buena parte de las reformas democráticas del sistema educativo brasileño, implementadas durante la última década.

El 20 de junio, sectores del magisterio se sumaron a la huelga general que la Central Obrera Boliviana le realizó al gobierno de Evo Morales. En la Argentina, la CTERA se moviliza activamente por el aumento del presupuesto educativo nacional, contra el grave deterioro salarial en algunas jurisdicciones y en defensa del sistema previsional docente.

En toda América Latina, el magisterio se encuentra en pie de lucha, exigiendo, demandando y reivindicando condiciones de trabajo que permitan garantizar más y mejor educación para todos. Los conflictos no se limitan a los países con administraciones que se han mantenido alejadas de la ola de reformas progresistas de los últimos años, como es el caso de México, Colombia o Perú, sino también a países como Ecuador, Bolivia, Venezuela y, naturalmente, a aquellos en los que las fuerzas populares han sufrido un revés político profundo, como la Argentina y Brasil.

Qué ocurre hoy

¿Qué está ocurriendo? Durante la última década, los sistemas educativos latinoamericanos se han expandido de forma significativa. Más niños, niñas y jóvenes acceden y permanecen en el sistema escolar. Aunque la falta de recursos sigue siendo una de las principales carencias para la gestión de la educación, en muchos países ha habido un significativo aumento del presupuesto educativo y, además, de las remuneraciones docentes. Aunque aún falta mucho en materia curricular y en el acceso a nuevas tecnologías y nuevas formas de aprender, las escuelas se han modernizado a un ritmo sin precedentes. Los maestros y las maestras han ampliado muchísimo sus niveles de formación y han multiplicado su acceso a la capacitación, ya sea gracias a la oferta pública o a la enorme oferta privada disponible en este campo.

Los sistemas educativos latinoamericanos no están hoy peor que 15 años atrás. Están mejor y, en algunos casos, como en el caso argentino, muchísimo mejor.

El problema reside en que, a pesar de esto, se ha vuelto cada vez más evidente que la educación no puede cumplir una promesa que siempre se ha depositado sobre sus espaldas como un destino redentor inapelable: la ampliación de la escolaridad vuelve más igualitarias y justas nuestras sociedades.

Los sistemas educativos latinoamericanos, como nuestras propias naciones, dejaron de ser tan pobres como lo eran antes. Pero, más allá de este importantísimo avance, nuestros sistemas educativos, al igual que nuestras propias naciones, no dejaron de ser tan injustos ni tan desiguales como casi siempre lo fueron. La pobreza ha disminuido, pero la desigualdad no. Y es a la educación a la que generalmente se le reprocha la causa de las principales evidencias de la extrema desigualdad en vivimos: las inequidades del mercado de trabajo; las carencias que viven los sectores con menos ingresos (aunque muchos de ellos hoy formen parte de las llamadas «clases medias»); la violencia; la discriminación racial, de género y generacional; la fragilidad de la ley y del Estado de derecho democrático, etc.

Lo de siempre: todo depende de la educación. Una coartada discursiva de raíz conservadora, que exime al modelo de desarrollo y a las relaciones sociales que lo sustentan de toda responsabilidad política ante la desigualdad y la injusticia galopante, y se la transfiere a los que ejercen (a las que ejercen) ese oficio al que se le atribuye una invencible capacidad de purificar almas y mentes: la docencia.

Y si las cosas no andan tan bien como deberían estar, la culpa entonces la tienen los maestros.

Función redentora

Los gobiernos latinoamericanos, de izquierda y de derecha, siempre han tenido una enorme dificultad para entender que atribuir al sistema educativo una función redentora acaba ocultando más que poniendo en evidencia el verdadero sentido democrático y emancipador de la educación. Del mismo modo, no siempre han entendido que cuando una reforma escolar se plantea sin el debate y sin la participación amplia de la comunidad educativa, en general, acaba siendo una reforma contra la comunidad educativa. Menos aún han reconocido que los maestros y maestras, esos que todos los días trabajan en la única institución pública que aún persiste en nuestras sociedades, deben ser aliados y protagonistas activos de todo proceso de mejoramiento efectivo de las instituciones escolares, no sus enemigos.

Pero no hay caso. La situación se repite y se repite sin solución de continuidad. Embestir contra la docencia y particularmente atacar, reprimir, criminalizar a los docentes que se movilizan y luchan en la defensa de la educación pública, parece ser la única y poco imaginativa solución que encuentran los gobiernos latinoamericanos para mostrar empeño y dedicación en enfrentar una crisis educativa que casi siempre está mal contada.

Las perspectivas latinoamericanas no son las mejores: aumenta la recesión económica, la inflación y el desempleo, en un contexto de crisis política y fragilidad democrática. La complejidad del momento nos señala una multiplicidad de desafíos. Los gobiernos parece que sólo alcanzan a ver el dedo. Mientras tanto, reprimen, embisten y humillan a sus docentes.

Fuente del Artículo:

http://www.lacapital.com.ar/embestida-contra-la-docencia-n1132574

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En Europa, EU, Canadá y Latinoamérica alzan la voz por los maestros mexicanos

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Cientos de voces se han levantado en Europa, Estados Unidos, Canadá y países de América Latina para apoyar la lucha de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), pero en México las autoridades han preferido hacer oídos sordos.

Inclusive, este viernes el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, advirtió a los docentes que en breve “se estarán tomando las decisiones necesarias” para acabar con los bloqueos, porque para el gobierno “no hay opción”.

No cederán en nada que tenga que ver con la reforma educativa, han dicho los funcionarios del gobierno de Peña Nieto.

En Chile, al menos siete personas fueron detenidas por Carabineros en Valparaíso durante una protesta realizada por estudiantes, indígenas mapuches y pescadores afuera de las instalaciones donde se celebra la Cumbre Alianza del Pacífico, donde participa el presidente Enrique Peña Nieto.

En ese lugar, uno de los muchachos repudió la visita de Peña por el asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la muerte de ocho personas en Nochixtlán, Oaxaca, el pasado 19 de junio.

En Estados Unidos, la Federación Americana de Maestros (AFT, por sus siglas en inglés) pidió hace una semana al gobierno de México que pusiera fin a la violencia contra los maestros que se manifiestan en todo el país contra la reforma educativa.

“La respuesta violenta del gobierno mexicano a las protestas de los profesores mexicanos de Oaxaca, México, es reprobable, trágica, y una violación de los derechos de libertad de expresión y el estado de derecho. Las diferencias de opinión nunca, nunca deben dar lugar a un gobierno de utilizar cualquier tipo de fuerza, menos letal, que ha cobrado al menos ocho vidas y dio lugar a otras víctimas. Hacemos un llamado a un cese inmediato de la violencia y el inicio de conversaciones serias y productivas en los niveles más altos de todas las partes implicadas en el conflicto. Es un triste comentario sobre derechos humanos cuando un gobierno responde a las preocupaciones sindicales con fuerza letal. El diálogo, no la fuerza; colaboración, no de forma aislada, son los medios para una resolución”, dijo Randi Weingarten, presidente de la AFT.

A su vez, el presidente de la Federación de Maestros de Columbia Británica (BCTF por sus siglas en ingles), Jim Iker, subió un video en YouTube para manifestar su apoyo y solidaridad con los maestros de México. Aseguró que la organización que él preside ha tenido relación con los profesores que “decidieron levantar la voz” y aseguró que tienen su apoyo.

En Canadá, antes de que se realizara la Cumbre de Líderes de Norteamérica en la que participó Peña Nieto, la presidenta de la Canadian Teacher´s Federation Heather Smith envió una carta al primer ministro Justin Trudeau para que tocara las “violaciones a los derechos humanos”, en las reuniones con el Ejecutivo mexicano.

“Canadá tiene experiencia con los desacuerdos entre los profesores y los responsables de las políticas del gobierno sobre cuestiones muy similares. Estos, incluso, en ocasiones dieron lugar a protestas. Creemos que estos desacuerdos no deben conducir a la violencia y normalmente pueden ser resueltos a través del diálogo o si es necesario los tribunales.

“Como maestro, usted entiende la frustración creada cuando los individuos bien intencionados tratan de controlar nuestra profesión sin consulta. Si bien se puede acordar que ambas partes en la presente diferencia creen que están actuando en el mejor interés del sistema educativo mexicano, las lecciones que se enseñan en las últimas semanas no son fáciles de corregir.

“Como se ha demostrado tan claramente, los gobiernos deben estar abiertos a la consulta y el compromiso. Es sólo a través de esta apertura que los ciudadanos van a experimentar la justicia que es su derecho”, decía la carta que envió la representante canadiense previo a la vista del presidente Enrique Peña Nieto.

Y, mientras, en la plataforma Change.org se subió una petición dirigida al secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, para exigir que ejerza “presión al gobierno de México para garantizar que los inconformes puedan manifestarse de manera pacífica en las protestas contra el actual sistema educativo de México, sin el riesgo de que resulten heridos o muertos durante las mismas”.

En Nueva Zelanda se convocó a una protesta para el próximo domingo 3 en la Plaza Aotea. “Por favor, únete a la protesta para pedir un alto a las injusticias que el corrupto gobierno mexicano está permitiendo. Ven y muestra tu apoyo a los maestros en Oaxaca, quienes valientemente siguen reclamando por sus derechos”, se lee en la invitación a la marcha.

El pasado miércoles varias personas se manifestaron afuera de la Embajada de México en Maryland. Cuatro días antes, un contingente se manifestó afuera del Consulado de México en Milwaukee.

En Barcelona, la tarde de ayer un grupo de activistas se manifestó en la Plaza de la Universidad. Y ese mismo día en Grecia un grupo de 14 personas, autodenominados miembros del grupo anarquista Rouvikonas, irrumpieron en la Embajada de México en Atenas para protestar por las violaciones de los derechos humanos que se cometen en el país.

En un comunicado, el grupo denunció “desapariciones forzosas” en México, un país en el que, según ellos, “la impunidad se ha convertido en institución, la falta de tolerancia es la forma de gobierno y la corrupción una forma de vida”.

También en Chile, pero el día martes en la Plaza Victoria de Valparaíso, se realizó una concentración en solidaridad con los maestros mexicanos, convocada por la Facultad de Humanidades de la Universidad de Playa Ancha, en la que participaron estudiantes y miembros de otras organizaciones sociales.

En Argentina, la tradicional marcha de las Madres de Plaza de Mayo en Buenos Aires se solidarizó el jueves de la semana pasada con los maestros mexicanos.

“Aguante” y “Hasta la victoria CNTE”, se leía en las pancartas que portaban ciudadanos que se sumaron a la movilización de las mujeres.

Fuente: http://www.proceso.com.mx/446008/en-europa-eu-canada-latinoamerica-alzan-la-voz-los-maestros

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