Se buscan docentes innovadores

Revista Semana Educación

Para Richard Culatta, CEO de la Sociedad Internacional para la Tecnología en la Educación (ISTE por sus siglas en inglés), “(l)a tecnología nunca va reemplazar a los maestros, pero los maestros que sí usan la tecnología van a reemplazar a los que no la saben emplear como recurso en sus clases”. Frente a ese panorama revolucionario que impone el desarrollo tecnológico en el mundo y que afecta directamente el sistema educativo, el docente ha comenzado a entender su gran responsabilidad en garantizar a sus estudiantes una formación pertinente y de calidad.

Sin embargo, este cambio de paradigma en América Latina es lento por la falta de recursos y de acompañamiento que se destina al gremio. Según el estudio “Profesores excelentes: cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe”, del Banco Mundial, “la calidad de los docentes de la región se ve comprometida por un pobre manejo de la tecnología en el aula y no siempre logran mantener la atención y la participación de los estudiantes”.

Para transformar esta realidad en las aulas, se creó un proyecto que tiene como fin contribuir a que los docentes adquieran las competencias y habilidades necesarias para desenvolverse en una sociedad digital, y que puedan así formar y ser acompañantes de niñas y niños pertenecientes a diversos entornos educativos.

Se trata de Aulas Fundación Telefónica (AFT), un proyecto que combina la formación virtual, presencial y blended para formar a los docentes en el uso de nuevas tecnologías. La formación que se imparte a los maestros que viven en México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Argentina, Brasil, Costa Rica y Uruguay, cuenta con dos cursos: Ruta TIC y Ruta de Innovación, que sumados dan como resultado un total 90 horas de aprendizaje. En el primer curso se forma a docentes en el uso y la apropiación de las TIC, mientras que el segundo curso se ofrece para enseñar a los docentes a producir e implementar ideas innovadoras con sus estudiantes.

AFT está operado en Colombia desde hace casi 10 años por la compañía Telefónica Educación Digital (TED). De acuerdo con ésta, en 2016, los cursos de AFT impartieron formación bajo las metodologías virtual, presencial y blended a 8.896 maestros en 28 departamentos y 289 municipios del país. “Para 2017, nuestra meta es la formación de 13.900 docentes. A noviembre, ya hemos logrado formar a 15.088 docentes, lo que representa un 111% de cumplimiento. Cabe destacar que también se ha alcanzado un 87% de certificación”, explica Fabián Hernández, Director de Asuntos Públicos y Regulatorios de Telefónica Movistar Colombia.

Para el docente Jair José Alba, de la Institución San Juan Bautista de la Salle en Medellín, este proyecto fortalece los procesos pedagógicos que tienen en su institución a través de la implementación de la tecnología. “Estuve indagando qué hacía la Fundación no solo en Colombia sino en todo América Latina y me di cuenta de opciones que me interesaron mucho como digitalizar y sistematizar muchos de los procesos pedagógicos y administrativos de la institución, una tarea que ya estamos haciendo”, cuenta Jair.

Cada año se abren cuatro convocatorias gratuitas, en las que pueden participar profesores de todo el país. Una vez se culmina este proceso, aquellos docentes certificados que presenten proyectos innovadores en torno a las TIC, optan a una plaza para asistir al “Encuentro Nacional Aulas Fundación Telefónica”, el gran evento en el que se culmina la experiencia. Además, cada año el proyecto otorga incentivos a los docentes que completan exitosamente su formación. Entre otros incentivos, este año algunos docentes tuvieron la oportunidad de asistir al Congreso Internacional de Innovación Educativa en Ciudad de México.

Fuente del articulo: http://www.semana.com/educacion/articulo/se-buscan-docentes-innovadores/550714

Fuente de la imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2017/12/14/550713_

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Didáctica de la innovación

Argentina / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Mario Dehter / Fuente: Mariodehter.com

Los agentes del ecosistema educativo en Iberoamérica padecemos divergencias conceptuales entre “educar para la innovación” y la “innovación educativa” confundidos por la tendencia a sobredimensionar el papel de lo que la tecnología digital puede y debe lograr en las escuelas.

Si bien los estudiantes incapaces de navegar en el paisaje digital no son capaces de participar en nuestra vida social, económica y cultural, tenemos que poner a cada cosa en su lugar. En caso contrario, llenaremos al concepto de la “didáctica para la innovación” en una serie de declaraciones rimbombantes, vacías de sentido e inútiles.

Confieso que yo no comprendo “ni j” a la gran mayoría de los “speakers” cuando en “estado TED-style relatan, en menos de 20 minutos, conceptos “raros” que no funcionan para la instituciones y estudiantes que conozco; aseguro que estoy hablando de decenas de instituciones y de varios miles de estudiantes en Iberoamérica.

En el pasado, la educación consistía en enseñar “algo” a la gente; explicar qué era y mostrar cómo se gestionaba. Eso ha sido operativo mientas que ese “algo” no sufría modificaciones y siempre estaba en un mismo escenario estable. Ahora, se trata de ayudar a los estudiantes a desarrollar competencias para trazar su propio camino a través de escenarios socioeconómicos inciertos, tecnológicamente volátiles y políticamente ambiguos.

Para lograr una didáctica de la innovación que sirva a la gente y enriquezca a la sociedad tenemos que innovar en la educación: crear nuevas metodologías, innovar en los diseños instruccionales y desarrollar nuevos contenidos que resuelvan a las necesidades que sabemos que están por llegar a mediano y largo plazo. Para ello, no es suficiente por sí misma la “tecnología digital”.

En estos días, ya no sabemos exactamente cómo se desarrollarán las cosas, a menudo nos sorprendemos y necesitamos aprender de lo extraordinario, y a veces cometemos errores en el camino. A menudo, serán nuestros errores y fracasos los que permiten entender adecuadamente lo que sucede, los que crean el contexto para aprender y crecer. Esto sería, desde mi punto de vista, la base de la didáctica para la innovación.

El mundo contemporáneo ya no recompensa a las personas sólo por lo que saben, sino que las personas triunfan por lo que pueden hacer con lo que saben y por la velocidad con lo que pueden encontrar dónde y cómo aprender lo que deben saber.

Este es el principal factor diferenciador de la didáctica para la innovación: la educación se está transformando en aplicar el pensamiento crítico, solucionar problemas bien diagnosticados y tomar decisiones en escenarios inciertos o cuando no se dispone de toda la información necesaria para elegir la mejor opción posible.

La didáctica para la innovación no se limita a instruir sobre las formas eficaces de trabajar con eficiencia, sino que, además, incluye el aprendizaje de colaborar y cooperar para diseñar y usar herramientas que se pueden compartir en diferentes trabajos.

El ecosistema educativo en Iberoamérica debe perder el miedo a la irrupción de la tecnología digital que los estudiantes esconden entre los cuadernos y los libros; debemos evitar que nuestros estudiantes se sientan obligados a apagar todo lo que tiene un botón de encendido.

Hay que lograr que la “tecnología digital” sea un instrumento para facilitar a la didáctica para la innovación y abandonar la fantasía que saber usar el Word para copiar información de Wikipedia, o elaborar una planilla de Excel para trazar un poliedro es “educación para la innovación”.

La tecnología digital proporciona excelentes plataformas para la colaboración en la creación de conocimiento donde los profesores pueden compartir y enriquecer los materiales de enseñanza. Y, de hecho, si nos fijamos en los países con los estudiantes más expertos en el uso de la tecnología digital, ellos suelen establecer más conexiones con sus profesores incluso en tiempos y espacios ajenos a las aulas.

El uso de la tecnología digital para apoyar a la educación para la innovación debe facilitar metodologías didácticas basadas en la investigación y espacios de trabajo colaborativos.

La tecnología digital es nuestra mejor apuesta para mejorar el aprendizaje experiencial, fomentar procesos de aprendizaje basados en proyectos y la investigación, facilitar las actividades prácticas y el aprendizaje colaborativo, ofrecer una evaluación formativa en tiempo real y favorecer a la integración de toda la comunidad regional e internacional en los procesos educativos que tienen lugar en la institución educativa.

Tenemos muchísimos buenos ejemplos tales como los laboratorios remotos y virtuales, los cursos online interactivos, software para la experimentación y la simulación, las redes sociales y los “juegos serios”.

Ahora bien, aunque podamos definir de varias maneras qué es la educación para la innovación, para cumplir sus propósitos es necesario desarrollar las competencias didácticas de los instructores y estrategias que aseguren su perfeccionamiento continuo.

Los responsables de la formulación de políticas educativas necesitan mejorar sus propios conocimientos y la manera de apoyar a la “didáctica de la innovación” sin obnubilarse porque simplemente facilitan el acceso a la tecnología digital.

Nada de esto va a funcionar sin que los instructores se conviertan en agentes activos de cambio, no sólo implementando innovaciones tecnológicas, sino también que sean capaces de diseñarlas.

Una cosa es clara: la tecnología digital puede amplificar una gran enseñanza, pero una gran tecnología digital nunca reemplazará la enseñanza deficiente.

Fuente del Artículo:

Didáctica de la innovación

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